Análisis Transaccional Berne F PDF

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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ANÁLISIS
TRANSACCIONAL

TACNA – PERÚ
2020

1|Página
EQUIPO DE TRABAJO:
Estudiantes del VIII Ciclo de la carrera de Piscología

 Calizaya Fernández, Johann


 Cruz Vasques, Silvana
 Quica Quispe, Sheyla
 Urure Girón, Claudia

DOCENTE:
Ps. Victor Bravo Alarcón

2|Página
INDICE
ANALISIS TRANSACCIONAL .................................................................................. 5
CAPITULO I ................................................................................................................ 5

INTRODUCCION..................................................................................................... 5

Contextualización histórico-teórica ........................................................................ 5


Filosofía y principios del Análisis Transaccional:................................................... 6

CAMPOS DE APLICACIÓN .................................................................................... 9


LA TEORÍA DE ANÁLISIS TRANSACCIONAL .................................................... 9

El modelo de los estados del yo............................................................................ 10

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE PRIMER ORDEN .............................................. 10


ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE SEGUNDO ORDEN .......................................... 15

Diálogos internos ................................................................................................. 16


El poder ejecutivo ................................................................................................ 18
Contaminación y exclusión. Patología estructural................................................. 20

UN MÉTODO DE PSICOTERAPIA ....................................................................... 24

CAPITULO II ............................................................................................................. 26
Componentes Teóricos y Prácticos del Análisis Transaccional .................................... 26

TRANSACCIONES ................................................................................................ 26

Transacciones Complementarias Cruzadas ........................................................... 26


Transacciones Ulteriores ...................................................................................... 26

Caricias ................................................................................................................... 26

Hambre de reconocimiento .................................................................................. 27


Medios para obtener caricias ................................................................................ 28
Clasificación de las Caricias................................................................................. 29
La economía de caricias ....................................................................................... 31
El miedo a Tocar.................................................................................................. 31

Guion de Vida ......................................................................................................... 32

Formación del Guion ........................................................................................... 32

Juegos Psicológicos ................................................................................................. 35

Formula de los Juegos .......................................................................................... 36

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Ventajas de los Juegos ......................................................................................... 36
El triángulo Dramático ......................................................................................... 37

PLAN DE VIDA ..................................................................................................... 39

Rituales, pasatiempos, juegos, intimidad, trabajo.................................................. 40

PSICOTERAPIA TRANSACCIONALISTA ........................................................... 40

Hipótesis básicas de la psicoterapia transaccional................................................. 41

Contratos Transaccionales ....................................................................................... 41

Elementos de los que consta el contrato: .............................................................. 42


Requisitos generales del Contrato Transaccional .................................................. 42
Los Estados del Yo frente al Contrato .................................................................. 44

CAPITULO III ........................................................................................................... 45


Casos .......................................................................................................................... 45
ANEXO ...................................................................................................................... 47

Cuestionario para un autodiagnóstico estructural de primer orden ........................ 47

BIBLIOGRAFIA ........................................................................................................ 50

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ANALISIS TRANSACCIONAL
CAPITULO I

INTRODUCCION

Contextualización histórico-teórica

Eric Lennard Bernstein, nació en 1910 en Montreal (Canadá) donde en 1935


obtuvo el título de medicina y cirugía. En 19 se formó como Psiquiatra en la Universidad
de Yale, adoptando después la nacionalidad estadounidense y cambiando su nombre a
Eric Berne.
Posteriormente estudió Psicoanálisis bajo la dirección de Erik Erikson (Coles,
1975) en el Instituto Psicoanalítico de San Francisco y más tarde en New York. Interesado
en la psicoterapia de grupos, estableció relaciones con diversos teóricos, entre los que se
puede destacar Nathan Ackerman (1961), quien fue pionero en el campo de la terapia
familiar.
Durante los años cincuenta, Berne configuró un sistema de intervención
psicológica basado en sus observaciones en la psicoterapia de grupos, otorgándole el
nombre de “Análisis Transaccional” (en adelante “AT”), el cual expresaba
contradicciones con el método psicoanalítico, sin lograr evitar, no obstante, la influencia
de éste en la conformación de sus fundamentos teóricos.
De esta manera, en 1958, Berne trabajaba en el seminario de Psiquiatría Social en
San Francisco que posteriormente se convirtió en la Asociación Internacional de Análisis
Transaccional, distinguiéndose desde entonces por implicar en su quehacer un enfoque
terapéutico que no se concentraba dentro del esquema de la enfermedad y de la
psicopatología, sino más bien, en aspectos cognitivo-racionales y conductuales de la
personalidad, orientando todo el proceso hacia la toma de conciencia de las personas en
relación con su capacidad de decisión y con la posibilidad de cambiar de manera
significativa el curso de su vida.
En 1961 publica Análisis Transaccional en Psicoterapia, donde expone su modelo
de personalidad (estados del yo), de acción social (transacciones) y de la imbricación de
ambos aspectos en el modo de organizar la vida en lo inmediato (aislamiento, rituales,
pasatiempos, actividad, juegos psicológicos e intimidad) y a largo plazo (guión de vida).
Los conceptos continúan siendo narrados en un lenguaje accesible cuya relectura y
reflexión facilita descubrir la amplitud de su significado.

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Las influencias del surgimiento del AT tuvieron base inicialmente en las
explicaciones de origen freudiano, complementándose cada vez más y mejorando a la par
de nuevos conocimientos y sucesos que fueron ocurriendo a través del tiempo, como la
crisis del conductismo cercana a los años 60 donde le llegaron sus máximos
cuestionamientos como método eficaz casi universal, el surgimiento de la teoría
computacional de la mente o procesamiento humano de Información aunado a la
aparición de los primeros computadores, así como colocándose la psicología cognoscitiva
como una de las más influyentes e importantes (León et al., 2012).
Uno de los objetivos principales del AT es proporcionar recursos que faciliten la
expresión emocional plena así como la satisfacción de diversas necesidades psicológicas
a través de la concientización del estilo de transacciones que la persona ejecuta,
entendiéndose transacción como: “La unidad base de medida de los intercambios entre
las personas” (Chandezon & Lancestre, 2001, p. 40); dando pie con ello a hacer posible
el estudio de transacciones psicológicas, sociales e incluso internacionales.
Mediante un modelo esencialmente racional, de vínculos y de aprendizajes
nuevos, apoyándose en un lenguaje sencillo, el AT basa su filosofía en premisas
humanísticas que parten del principio de que todos nacemos bien y que después en las
relaciones que establecemos con los demás tomamos decisiones autolimitadoras con las
cuales incorporamos muchas veces de manera inconsciente aprendizajes nocivos (Rogers,
1972), los cuales en su mayoría asimilamos desde la niñez en el seno de nuestra familia
y del contexto socio-cultural, conformando con ello parte de la estructura y el
funcionamiento de nuestra personalidad.
Respecto a ello, este dispositivo tiene su definición de constructos propios -
mensajes, caricias, mandatos, prohibiciones y permisos- con los cuales se pretende
explicar cómo las personas reciben y adquieren conocimientos instructivos sobre quiénes
son y cómo deben ser, adoptando determinadas percepciones sobre si mismos, las otras
personas y la vida.
En 1970, Berne es ingresado en el hospital de Monterrey, después de haber sufrido
un infarto y donde muere el 15 de julio tras haber sufrido un nuevo infarto.

Filosofía y principios del Análisis Transaccional:

La filosofía del Análisis Transaccional, basada en la filosofía humanista, parte del


principio de que “todos nacemos bien”. Berne decía metafóricamente “todos nacemos

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príncipes y princesas”. Después en nuestras relaciones con los demás tomamos decisiones
autolimitadoras con las que nos convertimos en “sapos o ranas encantadas”. Pero
básicamente "Yo soy Guay (OK) - Tú eres Guay (OK)" como persona. Soy una persona
digna de confianza y respeto básico en mi mismo y en el otro.
El segundo principio en que se basa el AT es que todos tenemos un cierto potencial
humano determinado por los condicionamientos genéticos, circunstanciales de salud, y
sociales de origen y procedencia, pero un cierto potencial humano, que podemos
desarrollar. Las limitaciones externas al desarrollo de nuestro potencial humano, y sobre
todo las limitaciones internas decididas tempranamente, producen la infelicidad, la auto-
limitación de las habilidades personales para resolver problemas y enfrentarnos a la vida
y en definitiva la patología. De modo que yo soy responsable de mi vida y decido lo que
es bueno para mí.
El tercer principio en que basa su filosofía el A.T. es que todos podemos cambiar
en post de la autonomía y tenemos los recursos necesarios para hacerlo. Estos recursos
pueden ser personales o relacionales e incluyen la posibilidad de tomar nuevas decisiones
más autopotenciadoras.

Las metas del Análisis Transaccional

La meta del Análisis Transaccional es la autonomía que se define por:


• La consciencia o capacidad de distinguir la realidad de la fantasía interna
proyectada sobrelo que me pasa o lo que sucede.
• La espontaneidad o capacidad de expresar mis propios pensamientos,
sentimientos ynecesidades y de actuar en consecuencia, viviendo para sí.
• La intimidad o capacidad de abrirme al otro, estar próximo, cercano y ser auténtico
con elotro con reciprocidad.
• La ética o capacidad de elegir actuar en cada contexto respetando los propios
valoresasumidos.

El análisis transaccional como modelo decisional

Permite conseguir lo siguiente:


• Comprender como entramos en relación con los otros, lo que buscamos en
nuestras relaciones y cuales son nuestras raíces ocultas que nos hacen reaccionar
de manera repetitiva.

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• Sentir y tomar conciencia de qué es lo que pasa en nosotros y por tanto de que
necesitamos, deseamos y de cuales son nuestras metas.
• Actuar y tomar la iniciativa para poner en marcha los cambios personales,
relacionales u organizacionales.
• Utilizar los Permisos, Protecciones y la Potencia necesarios para alcanzar nuestro
desarrollo y evolución.

Principios de aplicación del Análisis Transaccional

La práctica profesional se basa en dos principios:


• La comunicación profesional - cliente ha de ser clara, directa y oportuna o
pertinente a la situación.

En la terapia ningún nivel está excluido, ni el emocional, ni el racional, ni el de


los valores personales. Tampoco está excluida ningún área del comportamiento del foco
de la terapia, ni la intrapsíquica (lo que pasa dentro de nosotros, en nuestra mente), ni la
corporal (lo que pasa dentro o en nuestro cuerpo), ni la conductual (el comportamiento),
ni la relacional, ni la social. El lenguaje es sencillo, claro, y potente o expresivo, la jerga
es limitada y compartida por el terapeuta y el cliente.
• El Análisis Transaccional es un método contractual.

El contrato orienta y guía el trabajo con análisis transaccional. Supone un objetivo


que el cliente desea alcanzar, una meta de cambio. Implica un análisis cooperativo entre
ambos de la situación a resolver y de las posibles opciones y alternativas. Entraña una
responsabilidad de los dos, terapeuta y cliente, pero diferenciada.
El cliente se responsabiliza de cambiar lo que sea necesario y posible de su
situación tomando nuevas decisiones, poniéndolas en práctica y usando todos sus recursos
disponibles. Por su parte el Analista Transaccional se responsabiliza de cuidar el proceso,
de confrontar al cliente en el momento adecuado, de apoyar cuando sea conveniente, de
dar orientación cuando es oportuno, de señalar lo que observa cuando sea pertinente, etc.
Además el contrato supone un compromiso en las dos direcciones. El cliente se
compromete a poner de su parte toda la energía disponible con el fin de resolver los
problemas para alcanzar su objetivo, y el Analista Transaccional se compromete a
proporcionar al cliente el espacio y el tiempo adecuado para que se realice el cambio,
además pone a disposición del cliente sus conocimientos y habilidades con el fin de que
el cliente las use para resolver sus problemas.

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Todo lo anterior se desarrolla en un marco de respeto mutuo acerca de la propia
valía y del potencial que todo ser humano tiene para enfrentarse a la vida y a las
situaciones. Es decir desde la perspectiva de “Yo soy OK (Guay) - Tú eres OK (Guay)”,
"busco la ayuda que tú me puedes dar, y que tú me ofreces".

CAMPOS DE APLICACIÓN

El Análisis Transaccional se utiliza principalmente en:


• Psicoterapia: individual, de pareja, de familia, en grupo.
• Orientación (Counselling): personal, familiar, relacional, vocacional, etc.
• Empresa y organizaciones: consultoría, desarrollo organizacional, cultura
organizacional, trabajo en equipo, dirección de personas, comunicación, etc.
• Trabajo social: exploración de recursos, apoyo y orientación social, integración
y marginación, reinserción social, etc.
• Relación de ayuda: asistencial, clínica, familiar, voluntariados, etc.
• Pedagogía: educación, reeducación, orientación e integración escolar, desarrollo
humano, etc.
• Formación: de padres, profesores, educadores, profesionales, vendedores,
consumidores, amas de casa, adolescentes, parejas, dirigentes, etc.

LA TEORÍA DE ANÁLISIS TRANSACCIONAL

El Análisis Transaccional proporciona un modelo para comprender la estructura


y la dinámica de la personalidad, es el análisis estructural; un modelo para analizar las
relaciones sociales y la comunicación, es el análisis transaccional propiamente dicho; un
modelo para explicar las motivaciones del comportamiento, en especial el
comportamiento social, son las hambres básicas y concretamente las caricias; un modelo
para analizar las distorsiones de la percepción de la realidad, incluida la propia identidad
y las conductas asociadas, es el guión de vida y el marco de referencia; y un modelo para
entender las estratagemas emocionales y relacionales que perpetúan esta manera de
distorsionada de percibir y relacionarse con los otros y con la realidad, son los juegos
psicológicos y los rackets. Y por supuesto un modelo de abordar el tratamiento dentro de
estas perspectivas orientado a conseguir el control social de la conducta sintomática y a
alcanzar la autonomía.

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El modelo de los estados del yo

El modelo que Eric Berne elaboro a partir de las observaciones clínicas, en


especial de en los grupos de terapia, para comprender la estructura y la dinámica de la
personalidad es el modelo de los estados del yo.
Un Estado del Yo es "un sistema de emociones y pensamientos acompañado de
su conjunto afín de patrones de conducta". (Berne, 1964,1987).
La misma idea de estado hace referencia al hecho, que todos conocemos, de que
una persona no siempre está con las mismas emociones, no siempre piensa lo mismo y
no siempre se comporta externamente (habla y actúa) de la misma manera. Podemos
cambiar de estado de un momento a otro y podemos tener conciencia de esos cambios y
de esos diferentes estados.
Pero son estados de un mismo yo, de una misma concepción de sí mismo más o
menos estable y también más o menos dinámica, es decir cambiante con el tiempo
conforme cambian las circunstancias externas e internas, y conforme vamos creciendo y
vamos teniendo más experiencias en la vida.
Berne observó que los diferentes estados del yo en que nos encontramos las
personas pueden clasificarse en tres grandes grupos que tienen algo en común y que los
distingue entre sí.
Los tres grupos de estados del yo los denominó Padre”, “Adulto” y “Niño” y se
les representa mediante un diagrama como el de la Figura Nº 1.
Pueden considerarse como manifestaciones fenomenológicas de tres partes
distintas de la estructura de nuestro Aparato Psíquico.
Estas partes son lo que Berne llamaba Órganos Psíquicos y suponía que son tres:
La Extereopsique, la Neopsique y la Arqueopsique (Berne, 1961,1976). Se manifiestan
tanto internamente (pensamientos y sentimientos) como externamente (lo que hablamos
y lo que hacemos) de manera distinta.

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE PRIMER ORDEN

Con el modelo de los estados del yo podemos hacer varios tipos de análisis de la
personalidad.
El diagrama de la figura Nº 1 se denomina diagrama estructural de primer orden.
Representa la separación (análisis) de la personalidad en los tres tipos de estados del yo
Padre, Adulto y Niño, haciendo referencia a los contenidos de dichos estados del yo en

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cuanto a pensamientos, sentimientos y comportamientos de distinto origen biológico e
histórico y de distinta vivencia interior.
A) El Niño

Berne definió el estado del yo Niño como "una serie de sentimientos, actitudes y
pautas de conducta que son reliquias de la propia infancia del individuo". (Berne,
1961,1976).
Nuestro Niño representa una forma de pensar, sentir y comportarnos en la que la
experiencia es subjetiva (por contraposición a la posibilidad de "objetivar" la experiencia
desde el Adulto como veremos después), predomina la afectividad, las emociones, la
expresividad y la intuición.
Cuando utilizamos todos estos recursos para hacer frente a las situaciones,
decimos que utilizamos nuestro Niño. Podríamos decir que cada uno llevamos dentro un
niño o una niña. El niño o la niña que fuimos. Berne decía que "el Niño es un estado del
yo que es una reliquia arcaica de un periodo temprano significativo de la vida. El Niño
adaptado está influido por los parámetros parentales. El Niño expresivo es más
autónomo." (Berne, 1973, 1974)
La manifestación del Niño en una situación dada puede tener resultados o
consecuencias saludables y efectivas o no, según los casos. El desarrollo positivo de
nuestro Niño es una gran fuente de energía psíquica. Nuestro Niño está en nosotros, no
para hacerlo callar siempre y para reprenderlo, sino para cuidarlo.
Nuestro Niño es la parte de nuestra personalidad que nos aporta, si lo tratamos
adecuadamente, la espontaneidad, la creatividad, el entusiasmo, la habilidad, el afecto
natural, la vivacidad, de cuando éramos niños. También puede ser una manifestación de
nuestra personalidad atemorizada, vergonzosa, malhumorada, exigente, desconsiderada,
e incluso cruel, como lo éramos de niños a veces. Es la parte más genuina de nosotros
mismos y permanece en nosotros desde el nacimiento hasta la muerte; la parte a partir de
la cual se ha de desarrollar nuestra personalidad Adulta autónoma.
Es mejor aceptarlo y ver la forma de cuidarlo bien para que crezca, que tratarlo
con dureza y con desconsideración creyendo que así desaparecerá. Solo disfrutamos de
la vida si nuestro Niño está implicado y disfruta, y solo disfruta si está bien atendido.

Como distinguir al niño en acción

Cuando se hace cargo de la personalidad el Niño de la persona, esta se comporta


de un modo infantil, como un niño/a de determinada edad, como el/la niño/a que la

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persona fue en determinada época de su vida, como un reflejo de nuestra historia infantil
y de nuestras experiencias primeras. Los indicadores del predominio del estado del yo
Niño son los gestos más que las palabras: movilidad de los ojos, agitación de las manos
y de los pies, posturas, modulación de la voz, utilización de expresiones metafóricas,
sensaciones fisiológicas.
Aunque la expresión del estado del yo Niño es característico de cada persona,
algunos indicadores conductuales que suelen observarse cunado el se hace cargo el estado
del yo Niño son:
Expresiones. ¡Yupi!, ¡Que guay!, ¡Fantástico!, La he fastidiado..., No se qué más
decir, Esto funciona..., ¿Vale...?, ¡Jo!, Que rollo...
Tonos de voz. Variable, o retraído y débil, o brillante y excitado.
Gestos. Bufar, hacer la burla, gesticular, retorcerse las manos, rascarse, mover la
punta del pie, retorcerse un cabello, repiquetear en la mesa, manosear un lápiz,
dibujar durante una reunión, bailar.
Sensaciones. Nerviosismo, bienestar, picor, palpitación del corazón, lágrimas,
risas, rubor o palidez repentina, temblor.
Actitudes corporales. Las piernas recogidas bajo la silla, los pies en la mesa,
desaliñado, desplomado, hombros contraídos, sacar el pecho, agitado, contraído,
caluroso, gracioso, simpático, deprimido.
Miradas. Moviendo los ojos a derecha o a izquierda, los ojos bajados, suplicantes,
sonrientes, cómplices.
B) El Padre

Berne definió el estado del yo Padre como "una serie de sentimientos, actitudes y
pautas de conducta que se asemejan a los de una figura parental ". (Berne, 1964,1987)
El estado del yo Padre es, en nuestra vivencia interna, nuestro banco de datos
interiorizado, nuestra certeza sobre lo que se debe hacer en la vida. En algunos aspectos
funciona como un magnetoscopio donde grabamos, tenemos disponibles y en
determinados momentos reproducimos interna y externamente un repertorio de
“grabaciones” con los tratos recibidos de nuestro entorno, en especial en nuestra infancia;
con lo que se debe hacer, con lo que es válido hacer en cada situación.
Es lo que hemos introyectado de la cultura, de las tradiciones, de las normas, de
los valores, de la nuestra concepción del mundo y de la vida tomado del medio social en
el que hemos crecido.

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Como distinguir el padre en acción

Cuando se hace cargo de la personalidad el Padre de la persona (Padre Activo),


esta se comporta como lo hacía alguna de sus figuras parentales cuando él tenía
determinada edad.
Aunque la expresión del estado del yo Padre tiene un carácter imitativo de otras
personas importantes para nosotros, algunos indicadores conductuales que suelen
observarse cuando se hace cargo el estado del yo Padre son:
Frases estereotipadas. Asimismo el uso de refranes, clisés, da órdenes, usa
adjetivos calificativos, pone etiquetas, hace juicios de valor, como lo hacía alguna
de nuestras figuras parentales. Ejemplos: “El que manda, manda; aunque mande
mal”, “Si no sabes hacer las cosas bien, no las hagas”, “Hazlo así”, “Eso no se
hace”, “Siempre...”, “Jamás...”, “Lo que hace falta es...”, “Porque lo digo yo, y
punto”, “Esto es ridículo”, “¡Tonto!”, “¡Inmaduro!”, “¡Infantil!”, “No haces nunca
nada bien”, etc.
Tono de voz. En general fuerte, como puntualizando o bien envolvente.
Gestos. Apuntar con el índice, sacudir la cabeza de un lado para otro, aprobar con
la cabeza, hacer un guiño, estrechar a alguien en los brazos, dar una palmada en
la espalda.
Actitudes corporales. Manos sobre las caderas, mirar de arriba a bajo, cruzar los
brazos sobre el pecho, meter la barbilla entre la mano, extender los brazos.
Expresiones faciales. Fruncir las cejas, expresión de simpatía o de altivez, apretar
los labios, elevar las cejas, elevar los brazos al cielo.
Las miradas. Son intensas, amenazan o envuelven o apoyan o culpabilizan o miran
desde arriba.
C) El Adulto

Berne definió el estado del yo Adulto como "caracterizado por una serie autónoma
de sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual". (Berne,
1961, 1976). Es el estado del yo desde el que somos más capaces de "fotografiar" u
objetivar la realidad de las cosas, de las personas y de los acontecimientos: los hechos,
las cifras, los datos objetivos. Somos más capaces de escuchar, de auto-escucharnos y de
interrogarnos e interrogar.
Cuando estamos en el estado del yo Adulto tenemos más habilidades para recoger
todas las informaciones necesarias para tomar una decisión, sin ideas preconcebidas ni

13 | P á g i n a
ilusorias. También tenemos más capacidad de estrategia y de negociación para actuar con
competencia y eficacia.
En el tratamiento de la información, desde el estado del yo Adulto, funcionamos
como un sistema lógico y racional, como un ordenador inteligente: Procesamos la
información que recogemos del exterior, por medio de los sentidos corporales, y del
interior, es decir del cuerpo y de los otros estados del yo.
Recogida la información la clasificamos, analizamos, organizamos, sacamos
deducciones lógicas, evaluamos las opciones, estimamos las probabilidades de éxito de
cada una de ellas, tomamos decisiones razonables y convenientes en la situación presente,
ponemos en práctica las decisiones, las revisamos y las ajustamos si es preciso.
El estado del yo Adulto se experimenta como la voz de la razón aquí y ahora.
Desde el estado del yo Adulto cuidamos de nosotros y de los otros con objetividad y de
manera actualizada teniendo en cuenta las circunstancias de la situación, las necesidades
y sentires propios y ajenos y la ética propia.

Como distinguir el adulto en acción

Las manifestaciones del estado del yo Adulto no son tan previsibles como las de
los estados del yo Niño y Padre, dado que es un estado adaptado oportunamente a la
situación presente aquí y ahora, siempre cambiante. No obstante, los comportamientos
bajo el control del Adulto tienen la cualidad de ser más autónomos y menos automáticos
que los de la persona en el estado Padre o Niño..
Cuando estamos en el Adulto usamos palabras y frases que expresan hechos, datos
internos y externos, con preguntas y respuestas con intención directa y clara, con
valoraciones objetivas basadas en datos; con acciones efectivas y pertinentes para
resolver los problemas usando los datos y recursos de la situación; con expresión de
sentires auténticos relacionados con los estímulos y relaciones de la situación presente.
Algunos indicadores de conducta frecuentes cuando una persona está en el estado
del yo Adulto son: la serenidad dentro de la emoción, la escucha atenta, el uso de
preguntas que buscan información, una mirada directa, etc
Se puede usar palabras y frases como. “¿Preparado?... ¡Ahora!”, “Hay
demasiadas cosas para trabajar con comodidad”, “¿Dónde pongo esto?”, “Aquí”,
“¿Quién, qué, dónde, cuándo, cómo, por qué, para qué?”, “¿Has tomado una
decisión?”, “¿Qué esperas de mi?”, “¿Cuáles son los medios de que dispones?”,

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“No estoy de acuerdo”, “Esta es solo mi opinión”, “Estas son las ventajas y los
inconvenientes”, "Me siento triste (contento, enfadado, asustado,…) cuando dices
(haces) eso".
Actitudes corporales. Relajado pero atento, cabeza derecha, mirada discreta, voz
calmada, las piernas puestas en el suelo, los brazos abiertos.

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE SEGUNDO ORDEN

Un análisis más detallado de estos contenidos nos conduce a un diagrama


estructural de segundo orden como el representado en la figura Nº 2.
En este análisis estructural de segundo orden el Padre y el Niño han sido divididos
en partes más pequeñas.
El Niño en el Niño (N1). Podría llamarse también nuestro “Niño Somático”.
Representa las necesidades, los deseos, los impulsos y los sentimientos que derivan de
nuestro cuerpo y sus reacciones al entorno.
Está presente a lo largo de toda la vida y es nuestra principal fuente de motivación
para el comportamiento. Cambia conforme cambia nuestro cuerpo con la edad y nuestras
condiciones físicas. Contiene también registros de nuestras vivencias pasadas en esta
área. A estos registros a veces se les llama grabaciones pues nuestro cerebro almacena
estas vivencias, con las emociones asociadas, en unidades que pueden volverse a
reproducir en cualquier momento.
El Adulto en el Niño (A1) es la primera parte pensante que aparece en el proceso
de desarrollo (el primer Adulto). Funciona cuando usamos la intuición, la curiosidad y la
creatividad. Es una parte muy interesada en sí mismo y en el entorno.
Berne le denominó El Pequeño Profesor porque, ese estilo de pensamiento sin
lenguaje, permite al bebe “conocer” lo que su madre siente y, de mayores, nos
proporciona un método para imaginar e intuir qué hacer para salir de las situaciones de la
vida e ir tirando.
El Padre en el Niño (P1) representa un conjunto de pensamientos, sentimientos y
comportamientos automáticos, decididos en la infancia por El Pequeño Profesor con el
fin de responder a lo que los padres esperan de nosotros y que se han convertido en
creencias y patrones más o menos rígidos de respuesta en situaciones determinadas.
El Adulto (A2). El Adulto es la parte racional de la personalidad, la que puede
tomar conciencia de las cosas, de las personas, de las sensaciones, de los sentimientos, de

15 | P á g i n a
las experiencias, de las situaciones, de los datos de los sentidos y de los datos internos:
de los recuerdos, de las fantasías, de las imágenes internas, de los sueños, etc. ... . Es
también la parte de la personalidad que puede procesar los datos de una manera lógica,
usando las reglas de la lógica y la estimación de probabilidades, y sacar conclusiones en
consecuencia.
El Padre (P2): Es la parte de la personalidad introyectada y grabada de los padres
y de otras figuras parentales cuando utilizaban con nosotros comportamientos y mensajes
dirigidos a cuidar, nutrir, dirigir, orientar y educarnos a nosotros o a los otros y a sí
mismos. Luego la utilizamos de la misma manera con los otros o con nosotros mismos,
dentro de las normas y costumbres sociales aprendidas de los padres, las figuras de
autoridad, la familia, la sociedad, la cultura del grupo o grupos sociales, a los que
pertenece la persona desde su nacimiento e incluso antes de nacer.
Grabaciones influyentes que incluye una ética, unas técnicas, y un carácter o
manera peculiar de expresar las necesidades, los deseos, los impulsos, las emociones, los
sentimientos, propia de nuestra cultura. Representa la colección de grabaciones de lo que
las figuras parentales pensaban, sentían y hacían en relación con nosotros y con el
entorno, tal como fue percibido por nosotros.

Diálogos internos

A la hora de enfrentar una determinada situación, los estímulos de la misma llegan


a los tres estados del yo. Padre, Adulto y Niño se activan, se estimulan frente a la
situación; son los recursos internos de que dispone la persona para responder o reaccionar
y darle salida a la situación.
El Niño Interno se experimenta como nuestra caja de resonancia en la situación,
como nuestros impulsos, nuestras sensaciones, nuestra espontaneidad, pero también como
la timidez, el miedo al otro, la sumisión o la rebeldía, la habilidad y la astucia.
El Niño Interno en la situación lo experimentamos como vivencias del tipo:
• "Lo que necesito es..."
• "Lo que me apetece hacer es..."

El Padre Interno (Influyente) se experimenta frente a la situación como una voz dentro de
la cabeza que nos dice
• "Lo que tienes que hacer es..."
• "Lo que debes hacer es..."

16 | P á g i n a
• “¡Que malo/bueno eres!”
• “Ellos son son buenos/malos — mejores/peores que tú...”

El Padre hace, lo que podríamos llamar, comentarios editoriales internos sobre


todo lo que la persona comprende, hace, piensa, siente en cada situación.
También puede manifestarse interiormente de otra manera: Puede ser cariñoso,
benévolo, nutritivo, como un verdadero padre. Entonces puede experimentarse como una
voz o actitud interna que nos dice cosas como:
• “Eres fenomenal”.
• “No te preocupes, no estás sola” o “¡Pobre chico!”

El Adulto Interno se experimenta como una potencialidad orientada a captar la


situación y tratar la realidad externa e interna de una forma objetiva (como "objetos"),
como datos, como informaciones, sin prejuicios y sin deformaciones ilusorias (probatura
de la realidad).
Se experimenta como la voz de la razón y en la situación se vivencia como ideas
autónomas del tipo:
• "Lo que conviene hacer es..."
• "Lo que quiero hacer es..."

El Padre, el Adulto y el Niño se influyen mutuamente (Figura


Nº3). A veces tenemos conciencia de ello (conciencia Adulta) y
percibimos esa influencia como un auténtico diálogo interno entre
diferentes partes de uno mismo.
Otras veces el diálogo es inconsciente (sin conciencia Adulta),
especialmente cuando es entre Niño y Padre, pero el resultado o el
efecto de ese diálogo puede evidenciarse en forma de pensamientos,
sentimientos, estados de ánimo, o conductas a veces poco conscientes
o incontroladas hasta que el diálogo interno es aclarado y el Adulto
puede ganar control sobre él.
En determinados momentos y situaciones, entre los estados del yo puede haber
armonía, cooperación y, como consecuencia, coherencia y notable fuerza. En otras
ocasiones, por el contrario, puede haber conflicto, oposición y desarmonía, en cuyo caso
habrá diferentes grados de consistencia y de coherencia interna o exterior.

17 | P á g i n a
El poder ejecutivo

Uno de los resultados de la estimulación de los tres estados del yo, ante cualquier
situación, y de ese diálogo interno es que, en cada ocasión, uno de los tres estados del yo
va llevar el control del comportamiento de la persona. Él es el que tiene el control
ejecutivo de la personalidad en ese momento.
Los otros estados del yo pueden estar conformes o no con la forma en que el
ejecutivo está llevando la situación. Si no lo están, con posterioridad, habrá algún tipo de
secuela emocional como culpa, vergüenza, resentimiento, apatía, etc.
• Si el poder ejecutivo lo tiene el Adulto la situación será percibida y manejada de
forma más objetiva, teniendo mejor en cuenta las necesidades, deseos, intuiciones
y sentimientos del Niño, y respetando de la mejor manera posible las normas y
criterios del Padre. De esta manera las secuelas se minimizan o son más positivas.
El comportamiento es autónomo, pertinente y adecuado a la situación aquí y
ahora.
• Si el poder ejecutivo lo tiene el Padre la percepción de la situación será
distorsionada para que encaje en el marco de referencia adoptado de otros; el
comportamiento será automático en vez de autónomo y las conductas
estereotipadas y tradicionales, con poca flexibilidad.
• Si el poder ejecutivo lo tiene el Niño, la percepción de la situación será
distorsionada para que encaje en el marco de referencia ideado en la infancia para
explicarse las situaciones que se asocian con la presente; el comportamiento será
automático o impulsivo, más que espontáneo. Puede ser descontrolado y, en
relación con los otros, dependiente, contra-dependiente, co-dependiente o
independiente - aislado.

Tener un estado del yo el poder ejecutivo, o el control de la personalidad, no es lo


mismo que usar exclusivamente comportamientos de ese estado del yo. El control puede
tenerlo el Adulto y los comportamientos ser una copia de los que hacía una figura parental
(comportamientos de Padre), o similares a los que la persona cuando era niña
(comportamientos de Niño).
El objetivo del tratamiento con Análisis Transaccional en un principio es
conseguir lo que Berne denominaba el control social del comportamiento sintomático,
impulsivo o estereotipado; es decir conseguir que la mayor parte del tiempo sea el Adulto
el que tenga el poder ejecutivo.

18 | P á g i n a
El adulto integrado

Este uso de los tres estados del yo de manera flexible, armónica, adecuadamente
adaptada a las situaciones de la vida, con el poder ejecutivo en el Adulto es una forma
óptima de funcionar que a veces se denomina el Adulto Integrado.
Una persona cuando funciona como Adulto Integrado, se comporta de manera que
tiene en cuenta y cuida adecuadamente sus necesidades y deseos, sus emociones,
sentimientos e ilusiones.
Tiene en cuenta de manera realista los datos y circunstancias de las situaciones,
los efectos y consecuencias de sus decisiones, de sus actos y el impacto que tendrán estos
en su entorno y las personas de él. Se dirige a alcanzar sus propios objetivos y tiene en
cuenta sus propios criterios, valores y su ética y respeta los de los demás.

La calidad del padre interno

Una de las principales funciones del estado del yo Padre Influyente o Interno es
el cuidado automático de uno mismo. Cada persona puede preguntarse:
• ¿Cómo me trato a mi mismo?
• ¿Qué clase de Padre soy conmigo mismo?
• ¿Tengo un Padre Interno criticón o que me apoya?
• ¿Trata mi Padre a mi Niño realmente con amor?

La calidad del Padre Interno de una persona guarda relación con cómo fue tratado
por sus padres y otras personas importantes para él/la cuando era niño/a.
Si ambos se dedicaron a criticarla más que a ayudarla; entonces su Padre Interno
es más probable que se dedique preferentemente a señalar defectos y errores que a darle
ánimo y apoyo ante las situaciones de la vida. Si a sus padres no les gustaba darle muestras
de afecto; probablemente su Padre Interno no tratará a su Niño Interno con cariño.
Si ambos padres o alguna otra persona influyente no tenían hacia ella una actitud
coherente respecto de algún tema de la vida, probablemente sus criterios en relación con
ese tema sean incoherentes.
En cualquiera de estos casos puede que la persona tenga dificultades para orientar
su vida con su Adulto y para poder divertirse con su Niño sin crear problemas para ella o

19 | P á g i n a
para los demás hasta que decida revisar sus grabaciones interiorizadas y las decisiones
con ellas relacionadas.

Contaminación y exclusión. Patología estructural

A la hora de enfrentar una situación o de resolver problemas, otra dificultad


interna es la contaminación, que significa interferencia.
El Padre o el Niño pueden interferir con el Adulto y distorsionar la percepción
objetiva de la realidad, de las situaciones o de los problemas. Entonces la persona basará
su comportamiento en sentimientos y en pensamientos arcaicos tomados de la reacción
del Padre o del Niño a la situación más que en sentimientos y pensamientos autónomos
y relacionados con la percepción objetiva de la situación. (Figura Nº 4).
En las contaminaciones la persona cree estar funcionando con su Adulto pero el
poder ejecutivo no lo tiene el Adulto sino el Padre o el Niño.
Situaciones en las que pensamos que estamos usando el Adulto pero tenemos
prejuicios, será el Padre Interno el que esté actuando sin conciencia Adulta de ello. Por
ejemplo, si mi padre pensaba que los gitanos son de poco fiar, mi Padre Interno dirá lo
mismo. Mi Adulto entonces estará contaminado si toma como un hecho lo que mi padre
pensaba sin investigarlo realmente.
El Adulto también puede estar contaminado por el Niño. Por ejemplo, si tengo la
creencia ilusoria de que la gente está en contra mía cuando en realidad no lo está, puede
ser que el Niño asustado interno esté contaminando mi pensamiento de Adulto.
Otro problema interno común es la exclusión. Ocurre cuando nos permitimos que
uno de los estados del yo actúe o se exprese de forma rígida demasiado tiempo. Entonces
estamos actuando “constantemente como Padre” o “constantemente como Adulto” o
“constantemente como Niño” a costa de no actuar como un ser humano pleno.
A veces es uno solo de los estados del yo el excluido. (Figura Nº 5)

20 | P á g i n a
En todo caso contaminaciones y exclusiones son manifestaciones de lo que se
denomina la patología estructural. Los síntomas psicológicos o psiquiátricos pueden
analizarse desde este modelo topológico.
Estos fenómenos pueden ser más o menos graves o rígidos y tienen un origen
arcaico defensivo, relacionado con experiencias más o menos dolorosas o
emocionalmente intensas del pasado. En todo caso afectan a nuestras habilidades
mentales (percepción, cognición, procesamiento de la información, memoria,
imaginación, etc.) y por tanto a nuestra capacidad de resolver los problemas o situaciones
de la vida. Dependiendo de la gravedad requieren un tratamiento específico u otro.
Muchas veces una simple confrontación de la vida cotidiana o la incorporación de
nuevos datos es suficiente para reducir una contaminación; otras por el contrario
requerirán intervenciones más profundas y sistemáticas dentro de una relación terapéutica
o de un grupo de terapia, situaciones estas que propician la transferencia y
contratransferencia que puede ser utilizada para la exploración de las experiencias
arcaicas en las que se originaron estas fijaciones patológicas.

El proceso de cambio interno

Todo esto puede cambiarse, dentro de ciertos límites, con más o menos trabajo
dependiendo de la flexibilidad y de las circunstancias del medio físico y social en el que
cada persona vive. El cambio puede ser espontáneo o programado; puede realizarlo uno
por sí mismo o con ayuda; puede recibirse ayuda de las personas allegadas y amigos, de
lecturas o de profesionales.
En todo caso si algo no funciona como deseamos, si hay algún problema personal,
emocional o de relación, conviene hacer algo al respecto.
La psicoterapia es un proceso sistemático de cambio orientado a resolver
problemas personales, emocionales o de relación.
El crecimiento personal es un proceso de auto-descubrimiento para desarrollar
algunos aspectos de la personalidad, o para cambiarlos si es necesario.
Tanto la terapia como el crecimiento personal debe ser conducido por un
profesional debidamente preparado para hacerlo.

Análisis funcional

El análisis de las manifestaciones conductuales de los estados del yo tal y como


se observan exteriormente (lo que hacemos y decimos y cómo lo hacemos) se denomina

21 | P á g i n a
análisis funcional o descriptivo de los estados del yo. Es el análisis de cómo funcionamos
como personas en la relación con los demás y nuestro entorno; el análisis de cómo
funcionamos como Padre, como Adulto y como Niño en nuestra relación con los otros.
El funcionamiento como padre
La función de los padres con los niños, y en general de las figuras parentales, es
cuidar, orientar y encauzar a las personas a su cargo para desenvolverse en este mundo
en cada situación. Las maneras de comportarse como Padre en relación con el entorno y
con uno mismo se pueden agrupar en dos modos conductuales típicos:
Uno es funcionar como Padre Controlador con conductas explícitas implícitas con
la intención de controlar, encauzar y ordenar. Es una función estructurante a partir de una
posición de respeto y protección, en sus aspectos más saludables.
A este modo conductual se denomina conducta de Padre Crítico positivo (PC+) o
Protector.
También puede ser criticona, censuradora y limitadora a partir de una posición de
prepotencia o inseguridad, en sus aspectos más inapropiados para el desarrollo de la
persona controlada.
A este modo conductual se denomina conducta de Padre Crítico negativo (PC-) o
Perseguidor.
El otro modo es funcionar como Padre Nutritivo con conductas como amar,
ayudar, apoyar y alentar. Es una función nutritiva desde una posición de respeto,
aceptación y acogida, en sus aspectos más saludables.
A este modo conductual se denomina conducta Padre Nutritivo positivo (PN+) o
Cuidador.
También puede ser sofocante y empalagosa desde una posición de dominancia o
de inseguridad, en sus aspectos más inapropiados para el desarrollo de la persona cuidada.
A este modo conductual se denomina conducta de Padre Nutritivo negativo (PN-
) o Empalagoso.

El funcionamiento como niño

El impulso vital con el que nace un niño le impulsa a de manera natural a vivir,
expresarse, explorar, aprender, crecer y desarrollarse como persona. Para ello necesita el
complemento de la función de un padre o de una persona parental que le acoja, acepte,
respete, oriente y encauce para desarrollarse y ser él o ella misma.

22 | P á g i n a
Existen muchas maneras de comportarse en relación con el entorno
adoptando un posición de Niño, es decir reproduciendo comportamientos
nuestros del pasado, cuando éramos niños o más jóvenes en proceso de
crecimiento, formación y educación. Estas pueden agruparse en dos
grandes modos conductuales también.
Uno es funcionar como Niño Natural mostrándose de manera
ESPONTÁNEA, independiente de las presiones parentales, con arreglo a
su propio temperamento.
Esto puede hacerse de forma apropiada para producir el impacto
adecuado en las personas del entorno de modo que se satisfagan las necesidades, los
deseos y los impulsos propios con respeto a uno mismo y a los otros y contando con la
situación, con la realidad objetiva.
Este modo conductual se denomina conducta de Niño Natural positivo (NN+) o
Expresivo.
También puede hacerse de una manera impulsiva, egoísta y grosera de un modo
que ignora a los otros o la realidad objetiva.
Este modo conductual se denomina conducta de Niño Natural negativo (NN-) o
Inmaduro.
El otro es funcionar como Niño Adaptado con conductas que tienden a adaptarse
a las normas y expectativas procedentes de los otros, del Padre interno o del Padre social
externo.
De nuevo esto puede hacerse de forma apropiada para conseguir satisfacer las
necesidades los deseos o las metas propias con respeto tanto a uno mismo como a los
otros y teniendo en cuenta la situación real objetiva. Este modo conductual se denomina
conducta de Niño Adaptado positivo (NA+) o Cooperativo.
También puede hacerse de una manera inefectiva para satisfacer las necesidades,
los deseos, los impulsos y las metas propias dentro del respeto a si mismo, a los otros.
Este modo conductual se denomina conducta del Niño Adaptado negativo (NA-).
Hay tres modos de adaptarse de modo negativo. Una es una forma sobreadaptada,
irrespetuosa con uno mismo dando preferencia a las supuestas necesidades y expectativas
de los otros, a sus ordenes o a las normas establecidas aunque esto no resuelva el problema
de satisfacer las necesidades propias. Es la conducta de Niño Adaptado Sumiso negativo.
Otra es una forma irrespetuosa de responder o reaccionar a las expectativas y/o a
las ordenes los otros o a las normas sociales sin tener en cuenta la conveniencia de

23 | P á g i n a
adaptarse para la satisfacción de las necesidades, sentimientos, deseos o aspiraciones de
ambos. Es la conducta de Niño Adaptado Rebelde negativo (NAR-). Otra forma de
adaptarse (Oller, 2001) es ignorando a los otros y sus expectativas u otros aspectos
relevantes de la situación real para la satisfacción de las necesidades los deseos, los
impulsos o las metas propias y/o de los otros. Es la conducta de Niño Adaptado Aislado
negativo (NAAis-).
El funcionamiento como adulto
Las conductas orientadas a una toma de conciencia objetiva de la realidad
interna y externa de la persona en las distintas situaciones de la vida, orientadas a una
mejor comprensión de la situación real y a elaborar las opciones con más probabilidad
de éxito para satisfacer las necesidades actuales tanto de uno mismo como de los otros
implicados en las situaciones se denominan conductas de Adulto.
Es un modo conductual responsable, objetivo y autónomo de reaccionar ante las
situaciones de la realidad orientado a la supervivencia de forma práctica, lógica y creativa;
es decir usando todos los recursos propios de la edad de la persona aquí y ahora para
manejar de manera efectiva y conveniente las situaciones de la vida.
En el modelo funcional, el Adulto no se suele subdividir.
Estas son alguna de las conductas típicas como Adulto: pedir información, hacer
preguntas con auténtico deseo de saber y de aprender; informar tanto sobre
acontecimientos externos como sobre los sentires o las opiniones propias; aprender y
comprender en todos los aspectos; estimar probabilidades de éxito de las distintas
opciones; verificar hipótesis; tomar decisiones reflexionadas; resolver problemas, realizar
tareas; negociar con otros etc.

UN MÉTODO DE PSICOTERAPIA

El análisis transaccional en su aplicación terapéutica utiliza el contrato, «un


acuerdo explícito entre el paciente y el terapeuta que establece la meta del tratamiento
durante cada fase»(16) Berne indica que, cuando dos personas lo acuerdan, ha de resultar
comprensible y esto resulta fácil si utilizan palabras cotidianas que resulten claras.
En el modelo de intervención propugnado por Berne, el objetivo es entender y
modificar los aspectos inadecuados de la personalidad: exclusiones y contaminaciones,
aprender a no implicarse en juegos, rackets y colección de cupones, ubicarse en una
posición existencial saludable; de esta manera, cobrará conciencia de su guión para poder

24 | P á g i n a
optar por un estilo de vida con autonomía, resultante de la conciencia, la espontaneidad y
la intimidad. Ésta es la concepción de la llamada Escuela Clásica.
Con posterioridad, Robert y Mary Goulding sostienen que las decisiones
adoptadas en la infancia con una intensa emotividad, son la causa principal de que la
persona no llegue a sitio alguno aún empleando mucha energía. Así es como se produce
un estancamiento, un punto muerto, que se resuelve empleando diversas técnicas, varias
de ellas de estilo gestáltico y psicodramático. Esta es la escuela conocida como de
Redecisión.
Por otro lado, Jackie Schiff, sus hijos Aaron y Shea y Ken Mellor sitúan el origen
de los problemas en los mensajes parentales destructivos, lo cual genera que la persona
se sitúe preferentemente en estados del yo Padre “locos”. La terapia consiste en facilitar
la regresión a la infancia temprana y en establecer un tipo de estado del yo Padre
consistente y saludable por las actuaciones parentales proporcionadas por el terapeuta. El
proceso se llama reparentalización y la Escuela se denomina Catexis.
Carlo Moiso y Michele Novelino centran su labor en quitar la confusión del tipo
de estado del yo Niño, interpretando los procesos inconscientes. Es la llamada Escuela
Psicoanalítica por sus conexiones con los supuestos psicoanalíticos.
Liberar el guión inscrito en el cuerpo con técnicas corporales que enlazan con la
bioenergética es la característica de la Escuela del Cuerpo, mientras que proporcionar una
experiencia de contacto correctiva mediante la implicación es propio de la Escuela
Relacional, ambas propuestas por Richard Erskine. Actualmente, promueve la
psicoterapia integrativa, modelo que incorpora postulados y técnicas de varios otros, entre
ellos el análisis transaccional.
El abordaje de análisis transaccional que proponen James y Barbara Allen y Bruce
Loira se denomina Constructivista y trata de que la persona trace en el presente una vida
distinta desarrollando nuevas narrativas sobre sí misma, su situación y su biografía.

25 | P á g i n a
CAPITULO II
Componentes Teóricos y Prácticos del Análisis Transaccional

TRANSACCIONES

Las transacciones se refieren a la comunicación entre las personas. El análisis


Transaccional enseña a reconocer cual es el estado del ego que está operando en el inicio
de la transacción. Y cual estado del ego del interlocutor responde, de tal modo que se
consigue intervenir interrumpiendo una conversación desgastante, y desarrollando la
calidad y eficacia de la comunicación.

Las transacciones ocurren cuando cualquier persona se relaciona con otra persona.
Cada transacción es hecha de un estímulo y una respuesta y las transacciones pueden
proceder desde el Padre, Adulto o Niño de una persona, hacia el Padre, Adulto o Niño de
la otra persona.

Transacciones Complementarias Cruzadas

Una transacción complementaria involucra un estado del yo en cada persona. En


una transacción cruzada la respuesta transaccional se dirige a un estado del yo diferente
de aquella que inicio el estímulo.

Transacciones Ulteriores

Las transacciones ulteriores ocurren cuando las personas dicen una cosa y quieren
decir otra. Las transacciones ulteriores son la base de los juegos y son especialmente
interesantes porque son engañosas. Tienen un nivel social (abierto) y psicológico
(ulterior).

CARICIAS

Acariciar es el reconocimiento que una persona le da a la otra. Las caricias son


esenciales para la vida de una persona. Se ha visto que un niño necesita caricias reales
para mantenerse vivo. Los adultos pueden sobrevivir con menos caricias físicas conforme
a ellos aprender a intercambiar caricias verbales, por ello el intercambio de caricias es lo
más importante que desarrolla el humano a diario.

Berne definió el término de «CARICIA» como «todo estímulo dirigido por un ser
vivo hacia otro ser vivo intencionalmente, destinado a una persona determinada y con

26 | P á g i n a
posibilidad de respuesta». Era, según él, la unidad de reconocimiento que estimula las
células nerviosas y sin la cual difícilmente se podría sobrevivir, física o psíquicamente.
Esta afirmación, que en principio puede parecer un tanto exagerada, está aceptada por la
Psicología Evolutiva y corroborada por los estudios y las observaciones, entre otros, de
René Spitz (1945).

Spitz observó que muchos de los niños que habían sido separados muy pronto de
sus madres y habían sido ingresados en hospitales o casas-cuna, a pesar de tener cubiertas
sus necesidades de nutrición y aseo, pero carentes de toda atención afectiva, presentaban
una serie de retrasos tanto físicos como psíquicos, que les producían, en muchos casos, la
muerte, y, en otros, lo que Spitz denominó la «depresión anaclítica», que postraba al niño
en una profunda tristeza y le ocasiona una depresión para el resto de su vida. Por otra
parte, observó que, sin variar los tipos y horarios de comida, la frecuencia en el aseo, la
iluminación, la ambientación, etc., la tragedia que esa situación producía, disminuía
notablemente a partir del momento en que los niños empezaron a recibir los cuidados
afectivos necesarios: arrullos, susurros, caricias, contacto personal.

El adulto acusa también esta carencia de reconocimiento, si bien no con efectos


mortales, en cuanto al aspecto biológico se refiere, pero sí con trastornos que dañan
gravemente su personalidad: depresión, perturbaciones. que pueden acarrear resultados
perjudiciales en su organismo.

Hambre de reconocimiento

El «hambre de reconocimiento» es insaciable y asciende a través de una escala sin


peldaño final; es decir, una vez que se haga satisfactoriamente cubierto un determinado
tipo de reconocimiento, inmediatamente surgirá, al igual que sucede en la teoría
motivacional de Maslow (1954), la necesidad de otro nuevo al que, sin desechar los
anteriores, se le dará aún más importancia que al anterior. Esta necesidad de
reconocimiento queda satisfecha con la «respuesta» que se recibe de los demás y que el
AT denomina caricia, que son unidades de reconocimiento interpersonal necesarias para
la sobrevivencia y el desarrollo, constituyen pues la base de una relación social y se
transforman en transacciones cuando se efectúa un intercambio entre ellas. Entender
como las personas dar y reciben caricias cambian sus patrones de reconocimientos, estos
son aspectos fuertes del trabajo en análisis transaccional.

27 | P á g i n a
Medios para obtener caricias

En definitiva, la caricia es una forma de comunicación y, como sucede con ésta,


su importancia radica no sólo en lo que se dice (contenido), sino también, en cómo se dice
(mensaje). Los gestos, la mirada, el tono de voz, pueden corroborar o, por el contrario,
modificar el contenido de lo que se quiere decir

El «hambre de reconocimiento» es tan imperiosa que el individuo que no reciba


de forma normal las caricias que sacien ese apetito se verá obligado a realizar grandes
esfuerzos por conseguirlas, pudiendo, incluso, llegar a utilizar medios drásticos.

Ejemplos:

▪ El niño que no las recibe ni de sus padres ni de la ocasional visita que en esos
momentos éstos atienden, es posible que atraiga hacia él la atención de los
concurrentes y, en definitiva, se sienta reconocido, tirando al suelo el valioso
jarrón de porcelana que adorna el salón. La represión de los padres por tal
comportamiento la aceptará el niño como algo prácticamente sin importancia
al lado del reconocimiento que de todos ha recibido; pues a pesar de haber
logrado, mediante una caricia «que duele», que los demás se hayan dado
cuenta de que él también estaba allí, esto es para él mejor que la indiferencia.

▪ Asimismo, el empleado que no recibe caricias en su trabajo es muy posible


que las provoque mediante actos de sabotaje, bien contra su persona,
accidentándose, bien contra el material de trabajo, averiando la máquina o las
herramientas.

Esto se debe a que toda persona precisa, para poder subsistir, que se la nutra de
caricias, y éstas van dirigidas a uno de los distintos estados del yo (PAN). Cuando la
satisfacción de esta necesidad no llega por medios «pacíficos», el individuo tratará, como
hemos visto, de conseguirlas valiéndose de medios «violentos»; las caricias que obtendrá
entonces serán «dolorosas» e irán dirigidas al N, de esa persona.

El PP (Pequeño Profesor o parte adulta del N) desarrollará para ello un plan


estratégico, valiéndose de la manipulación de los demás. Tal plan se transmite al NA
Rebelde para que éste lo ponga en práctica mediante la acción. La respuesta a dicha acción
será una caricia que se dirigirá al N, que le dolerá y le hará sentirse mal externamente,

28 | P á g i n a
pero, en su fuero interno, se encontrará satisfecho, en cuanto que ha cubierto una
necesidad.

Se pueden diferenciar dos tipos de medios para conseguir las caricias: Medios
«pacíficos»: Son las acciones que una persona realiza, sin intencionalidad maligna, y que
pueden provocar una caricia. Medios «violentos»: Son las acciones que un individuo
ejecuta con la intención de causar un determinado daño y conseguir así una caricia. La
posible respuesta a este hecho será una caricia que, externamente, le producirá dolor, pero
que, internamente, le proporcionará una sensación de bienestar al haber conseguido el
reconocimiento que pretendía.

Clasificación de las Caricias

Desde el Cómo se dan

▪ Físicas: Son aquéllas en las que se usa el contacto directo de los cuerpos. Es la
forma más directa de darlas y, posiblemente, la más elocuente.

▪ Gestuales: Son aquéllas en las que se recurre sólo a una parte del cuerpo, pero sin
que llegue a haber contacto físico: un guiño, fruncir el ceño, un bostezo.

▪ Audiovisuales: Son aquéllas en las que se hace uso del oído o de la vista, sentidos
necesarios, los dos, para prestar una correcta atención a los demás. Un apretón de
manos no transmite el mismo mensaje si se dirige la mirada al rostro de otro, que
cuando se mira al vacío.

▪ Escritas: Son aquéllas en las que se utiliza la escritura. Son más frías que las
anteriores, pero, en ocasiones, son las únicas posibles, a causa de la distancia que
separa a los sujetos.

▪ Simbólicas: Son aquéllas en las que quien desea acariciar se vale de objetos o
símbolos sin intención adulatoria o egoísta; por ejemplo: el regalo que un hijo
ofrece a su madre el día de su cumpleaños.

Intención con que se dan

▪ Caricias sinceras: Son las que provienen de la sinceridad del que las da,
existiendo una conjunción perfecta entre lo que se hace o dice y lo que se pretende
hacer o decir. Pueden ser tanto positivas como negativas.

29 | P á g i n a
▪ Caricias falsas positivas: Son aquéllas que presentan una apariencia positiva, pero
que, sin embargo, contienen un fondo de intencionalidad negativa. Estas pueden
ser a su vez de dos tipos:

— Hostiles: Con ellas se intenta hostigar o agredir al que la recibe. Ejemplo:


El capataz se dirige al empleado que ha derramado un bote de pintura y le
dice: «¡Qué habilidoso eres!». Si la persona que recibe este tipo de caricias
percibe la verdadera intencionalidad se sentirá en una posición negativa.

— Adulatorias: Son las que se emplean con la intención de obtener un


provecho del otro. El individuo que las recibe se siente en un estado
positivo, pero condicionado, y duradero sólo hasta el momento en que
reciba una caricia realmente sincera. Ejemplo: «¡Qué buen compañero
eres! ¿Por qué no me dejas tu coche para este fin de semana?».

Cómo se reciben

▪ Caricias positivas: Son las que proporcionan un estado de bienestar en quien las
recibe y, por tanto, le sitúan en una posición positiva. Son percibidas como dadas
con sinceridad y se considera que tanto el contenido como el mensaje, así como
los canales, guardan consonancia entre sí. Ejemplos: «Cocinas muy bien», «Me
encanta estar contigo».

▪ Caricias negativas: Son las que producen un estado de malestar en el receptor y


le sitúan en una posición negativa. Ejemplo: «¡Cállate, inútil!». Estas pueden ser:

— Lastimeras: Propician la inutilidad, la impotencia, la culpabilidad, el


proteccionismo excesivo, y motivan un crecimiento desajustado y
perjudicial del NA sumiso. La persona que reciba en abundancia esta clase
de caricias tendrá muy abonado el campo para poner en práctica el guion
de «Fracasa» y los juegos de «Estúpido» o «Patéame». Ejemplo: «¡Qué
tonto eres, hijo mío! Siempre que abres la boca es para decir una
estupidez».

— Agresivas: Producen daño, bien sea físico o moral. El que las recibe se
siente no querido (pero se siente). Pueden potenciar en exceso al NA
Rebelde, haciendo posible que surja una «espiral de violencia».

30 | P á g i n a
La mayor o menor necesidad que una persona tenga de recibir o de dar caricias,
positivas o negativas, está en relación directa con el tipo de ellas que obtuvo en su niñez.
De aquí que, en ocasiones, los medios coercitivos no hacen más que aumentar o, cuanto
más, mantener el comportamiento que se desea desterrar.

Por qué se dan

▪ Caricias condicionales: Son las que se otorgan a una persona por su determinada
forma de actuar o de comportarse; esto es, se le acaricia por una conducta o actitud
concreta. Ejemplos: «Me gustas por tu forma de vestir», «Te quiero si... te portas
bien; si... estudias».

▪ Caricias incondicionales: Son las que se ofrecen a una persona por el simple
hecho de ser ella, por existir. Ejemplo: «Te quiero, hagas lo que hagas».

La economía de caricias

El aspecto nocivo del padre crítico es que tiene una serie de reglas que gobiernan
el dar y recibir caricias, el efecto de esto es que las personas son prevenidas de acariciarse
una a la otra. Como consecuencia la mayoría de los humanos vive en un estado de hambre
de caricias.

El miedo a Tocar

El «hambre de reconocimiento» que toda persona tiene comienza por un «hambre


de ser tocado». Todo ser humano necesita «ser tocado», necesidad que llega a ser
imperiosa en etapas concretas de su desarrollo biológico, si se quiere estimular su
crecimiento físico, como han demostrado los estudios de Spitz. El «hambre de ser
tocado», o «hambre de contacto», se sacia mediante caricias físicas; éstas darán paso, más
tarde, a otras formas simbólicas con las que se cubrirá el «hambre de reconocimiento».

Las influencias culturales y parentales, que van perfilando el NA de la persona,


suelen estar cargadas de represiones contra las caricias físicas e imponen una barrera que
impide tocar y ser tocado. La causa de esa falsa concepción puede estar, en muchos casos,
asociada a un equivocado planteamiento de la sexualidad. El temor a ser calificados de
«atrevidos» o «pervertidos» hace que nos retraigamos de realizar caricias táctiles.

31 | P á g i n a
Sucede, pues, que muchas personas tienen miedo a tocar a los demás, de acercarse,
de acariciar físicamente y, sin embargo, estas acciones constituyen las caricias más
directas que una persona puede practicar.

Todas las sociedades tienen sus normas acerca de los contactos físicos permitidos
y, sin embargo, con frecuencia, la gente se resiste a practicarlas a pesar de este
beneplácito, sin tener en cuenta que, cuando el contacto está enmarcado en esta normativa
y se realiza con una intencionalidad sincera, la calidad de las transacciones mejora.

El temor a tocar no sólo se refiere a los demás, sino que también tememos tocarnos
o acariciamos físicamente a nosotros mismos. Esto produce un fuerte anquilosamiento en
el conocimiento de nuestro cuerpo y una gran desconfianza e inseguridad en los actos
motores que puedan realizar (De la Figuera, 1990).

GUION DE VIDA

Berne describió el Guion como un «programa en marcha, desarrollado en la


primera infancia bajo influencia parental, que dirige la conducta del individuo en los
aspectos más importantes de su vida». Por esta razón, las respuestas a determinadas
situaciones o estímulos están ya prefijadas de antemano y su existencia se debe no a la
idea mágica de «destino», sino al concepto científico de Guion. De forma más
esquemática, Berne definió el Guion como «un plan preconsciente de vida», dado que la
formación del mismo se realiza no basándose en las decisiones del A, que suelen ser frías,
elaboradas y, en definitiva, conscientes, sino en el N.

En principio, cuando alguien decide elegir un determinado Guion, éste durará toda
la vida y, precisamente, con esta finalidad se elige; de aquí que la etapa anterior a tal
decisión sea de máxima importancia y transcendencia para el futuro. El Guion no es una
predicción de lo que va a acontecer en el futuro, sino que, se trata de algo afín a una cinta
grabada de una computadora que da respuestas fijas ante determinados estímulos, pero
que, además, dirige al individuo a buscar esos estímulos, cosa que una computadora no
puede hacer.

Formación del Guion

Según Berne, casi toda actividad humana es programada por un Guión continuo
que data de la niñez temprana. Todo niño, al nacer, posee todos los atributos necesarios
para ser un triunfador en la vida y para mostrarse como un ser original y autónomo ante

32 | P á g i n a
sí mismo y ante los demás. Sin embargo, a partir del momento del nacimiento, todo niño
comienza a recibir unos «inputs», principalmente de sus progenitores, que van a originar
que ese niño, aproximadamente a partir del sexto año de vida, decida el camino que le
proporcionará triunfos o fracasos.

Matriz del Guion

Los progenitores, desde el PN, envían mensajes al hijo y que, recogidos a través
del NN, son aceptados por el AN; si estos mensajes son frecuentes, es posible que sean
depositados en el PN, pasando entonces a convertirse en mandatos. De una forma
secuencial, sería:

1º Comportamiento de los progenitores. Éstos, a través de conductas verbales y,


sobre todo, no verbales, y de estímulos altamente relacionados con el tipo y frecuencia de
las Caricias, se manifiestan ante sus hijos.

2ª Captación de tales conductas. Éstas son recibidas por el NN como mensajes

3º Análisis de los mensajes. El AN, procesa dichos mensajes en función de sus


necesidades de subsistencia y de las posibilidades de conseguir otros estímulos. Si estos
mensajes significan la única fuente de vida, el AN, los aceptará, tanto si son constructivos
como destructivos, y, a partir de ese momento, se convertirán en mandatos con un cierto
poder mágico. La mayoría de los mandatos suelen ser prohibiciones que los padres envían
a sus hijos, generalmente a través de hechos y no de palabras.

4º Los mandatos pasan al PN del hijo, que es el «depositario» de los mismos, y


en el que está almacenada la totalidad de las conductas sugeridas por los progenitores de
un modo manifiesto; de aquí que a esta parcela de su personalidad se la denomine también
«Niño Programado» (programado para cumplir su guion).

5º Se toman decisiones básicas sobre cada uno de los mandatos, las cuales están
basadas en éstos.

6º Vinculación de las decisiones básicas a una determinada posición existencial.

«Todo el mundo es encantador»... Yo estoy bien-tú estás bien.


«Todas las mujeres sois unas frívolas»... Yo estoy bien-tú estás mal.
«Qué suerte tienen las mujeres, en cambio los hombres como yo...»... Yo estoy
mal tú estás bien.

33 | P á g i n a
«Si toda va mal me suicidaré»... Yo estoy mal-tú estás mal.

7º Se aprenden los juegos psicológicos, los rebusques y el AN elabora el primer


bosquejo de su Guion de Vida. A partir de este momento, el niño pondrá en
funcionamiento los estados del Yo, las transacciones, las caricias, las formas de
estructurar el tiempo, etc., más apropiados para actuar con ese guion que se ha
programado y que, en definitiva, constituye la respuesta final a lo interiorizado en sus
primeras etapas de vida.

Influencias o Mensajes

Existen tres tipos de influencias que originan la formación de la personalidad ya


que según Berne el guion comprende solo los mandatos. Por eso llamó mensajes de
contra-guion a los deberes y obligaciones.

▪ Las prescripciones y los mensajes permisivos: a) Las prescripciones se expresan


habitualmente en forma verbal, por lo que son fácilmente localizables y
reconocibles. Estos mensajes incluyen deberes y obligaciones. Tienes que...,
debes..., sé... Kahler (1981) incluyó en este grupo los impulsores, cinco mensajes
de contraguión que imponen una conducta repetitiva y compulsiva en el sujeto:
Sé perfecto, Sé fuerte, Date prisa, Complace, Esfuérzate. b) James y Bárbara Allen
establecieron una lista de mensajes permisivos, los cuales, en función de su
importancia, son: Permiso para existir. Permiso para tener uno sus propias
sensaciones y de experimentarlas. Permiso para sentir emociones. Permiso para
pensar. Permiso para estar en contacto, emocional y psíquicamente, con los otros.
Permiso para ser uno mismo. Permiso para tener la edad que se tiene. Permiso
para lograr algo.

▪ Los mandatos y prohibiciones: Este tipo de influencia se caracteriza porque surge


del N, de los progenitores (sobre todo, de las partes negativas del Niño Adaptado
y del Niño Libre) y, según Steiner, provienen concretamente del progenitor del
sexo opuesto. Generalmente, se envían de forma no verbal mediante gestos,
actitudes o simples comportamientos que están en absoluta contradicción con las
«prescripciones» salidas del P. Estos mensajes, por el mero hecho de provenir del
N, adquieren cierto carácter de irracionalidad e inconsciencia, pero poseen una
gran fuerza, lo que hace que el N, del hijo los asuma con facilidad.

34 | P á g i n a
▪ El Programa: Generalmente, proviene del A, del progenitor del mismo sexo y va
dirigido al A, del hijo, y su finalidad es la de indicar cómo cumplir las
prohibiciones y las prescripciones.

Los mandatos son la base del Guion, pero cuando éste es negativo y la persona
comienza a desarrollarlo, los progenitores pretenden contrarrestarlo enviando órdenes y
consejos verbales, esto es, un Contraguión. Sin embargo, el Contraguión es mucho menos
eficaz que el Guion. La mayor parte de las conductas inadecuadas o patológicas tienen su
raíz en el Guion y éste puede analizarse, para su posterior cambio, mediante una
redecisión,

JUEGOS PSICOLÓGICOS

Berne definió ciertos patrones disfuncionales del comportamiento como "juegos".


Los mismos son transacciones repetitivas, instaladas con el objetivo de obtener caricias.
Diríamos que la persona busca resolver necesidades del pasado en el "aquí y ahora". Estas
transacciones repetitivas refuerzan sentimientos y auto conceptos negativos,
enmascarando los sentimientos y los pensamientos. Eric Berne nominó a estos juegos en
forma sencilla, de modo tal que al mencionar cada uno de ellos, ya se conoce el proceso.

Un juego psicológico está formado por una serie de transacciones generalmente


ulteriores que progresan hacia un resultado previsto. Es una manera de accionar
inconsciente, formando estrategias psicológicas de carácter repetitivo que tienen una
doble finalidad:

a) Manipular a los demás, en lugar de establecer con ellos una relación sana y
directa.

b) Demostrarse a sí mismo y a los otros que los «mitos» que le dominan son
ciertos.

Todo juego tiene como premio un ajuste de cuentas y unos «rackets» (malos
sentimientos repetitivos) que experimentan los jugadores. Cuando alguien está
acostumbrado a jugar, lanza cebos para «engancharse» con otras personas, pero si se
ejercita en detectar juegos y no «pica», conseguirá no verse involucrado en una pérdida
de tiempo, malas relaciones o malos sentimientos de fondo.

Cuando el mismo tipo de acción se hace desde el A conscientemente no es un


juego, sino una «maniobra» destinada a manipular deliberadamente.

35 | P á g i n a
Formula de los Juegos

En 1962, Berne pudo representar el proceso del juego mediante una fórmula, ya
que en ellos existe una sistemática que siempre se cumple. La fórmula parte del «cebo»,
jugada o acción que efectúa el primer jugador y se produce una reacción si la otra persona
pica por haberle tocado un punto débil o flaqueza.

CEBO + FLAQUEZA = RESPUESTA k CAMBIO k SORPRESA SALDO o


BENEFICIO FINAL

Elementos del Juego

▪ CEBO: Estímulo que contiene algo oculto, ulterior, dirigido a enganchar la parte
complementaria sensible de otra persona.

▪ FLAQUEZA: Punto débil del interlocutor que se «engancha» en el «cebo».

▪ RESPUESTA El interlocutor responde al juego (por su flaqueza), en estado No


OK.

▪ CAMBIO El primer jugador cambia bruscamente de rol.

▪ SORPRESA Al cambiar un jugador el otro siente confusión y sorpresa ya que no


espera el cambio.

▪ SALDO o BENEFICIO EXISTENCIAL Ambos participantes sienten sus


«rackets». El primer jugador GANA, confirma su «mito» y su «posición
existencial»

Ventajas de los Juegos

Los juegos se llevan a cabo para satisfacer necesidades básicas y vitales del NA
que no está bien. El NA se aferra a estos juegos en busca de recompensas, desconociendo
la manera sana de satisfacerlas

Qué cosas consigue una persona con los juegos y qué ventajas le reportan (Berne,
1979). Se clasifica del modo siguiente:

1. Biológicas: Ayudan a mantener la homeostasia biológica que se promueve por


las caricias. La búsqueda de caricias negativas que recuerdan, por ejemplo, un golpe,
puede ser un modo efectivo de mantener el buen funcionamiento del tejido nervioso. Y,

36 | P á g i n a
así, después de varios juegos de saldo negativo, un ejecutivo, por ejemplo, puede
enfermar, obteniendo con ello el beneficio de reposar unos días.

2. Argumentales: Confirman el Mito y mantienen al sujeto dentro de su guion de


vida. Al final de un juego, se reafirma generalmente la creencia mítica de sí mismo: «A
mí siempre me pasan estas cosas»; con ello las personas se resignan a mantener su guion.

3. Emocionales: Mantienen los «rackets». En su infancia cada niño aprende a


seleccionar sentimientos socialmente aceptables. Experimenta entonces un sentimiento
determinado frente a un hecho; pero este sentimiento debe ir cambiándose una y otra vez,
estableciéndose una cadena, hasta llegar a expresar un «racket» socialmente aceptado.

4. Existenciales: Al final de un juego se confirma la posición existencial.


Situaciones que se repiten y cuyo resultado confirma un «yo soy, o estoy bien o mal; los
otros siempre están (bien/mal)». Por lo tanto, los juegos son una forma de reafirmar lo
que creo de mí mismo y de los demás.

5. Psicológicas: Preservan de expresar sentimientos no aceptados en la niñez y,


por lo tanto, temidos. Constituyen una manera de descargar la tensión. Una persona, en
una situación de trabajo «estresante», al volver a casa puede promover juegos para
descargar su tensión o «viceversa».

6. Conductuales: Evitan situaciones temidas. Los padres pueden criticar ciertas


situaciones y prohibir determinadas conductas. Los juegos evitan tales situaciones que,
en un «aquí y ahora», están vetadas por el P interiorizado.

7. Sociales: Son una manera de estructurar el tiempo. Constituyen una forma de


hacerse con amistades que confirman el «rol». Los juegos se hacen con jugadores que se
«enganchan», que son vencibles y que cada uno ha seleccionado cuidadosamente en sus
relaciones sociales.

8. Motivacionales: Llenan una necesidad de acción social. Pueden practicarse


juegos que llenen determinada necesidad de Reconocimiento, Pertenencia, Autonomía
(Maslow) o necesidades de Logro, Poder y Afiliación (Mc Clelland).

El triángulo Dramático

La investigación que en él se desarrolla consiste en un análisis de tres «roles»


claves que desempeña un héroe dentro de un juego: los de Perseguidor, Salvador o

37 | P á g i n a
Víctima. Se trata de una guía rápida para examinar la posición de la persona en los juegos.
Karpman observa que una persona desarrolla una dinámica dentro del triángulo,
cambiando de posición. El juego confirmará su rol inadecuado.

Los roles que se representan en el Triángulo Dramático son roles falsos. El


auténtico Perseguidor, en efecto, no asume un papel fingido en un drama, sino que
cumple un deber: un policía que persigue a un delincuente, un supervisor que reprende a
un operario por conductas peligrosas en el taller. El genuino Salvador ayuda realmente a
los demás; un jefe que asesora a su secretaria sobre una tarea, un obrero que evita un
accidente de un compañero. La Víctima auténtica sufre, sin provocación por su parte: una
persona perseguida por su origen étnico, su sexo o un defecto físico.

En cambio, las personas que operan desde los roles del Triángulo Dramático
aprendieron a desempeñarlos en su infancia, al observar e interactuar con sus familiares,
y luego de muchas repeticiones, los desempeñan automáticamente y sin intervención
consciente del A. Este actúa contaminado por el P y/o por el N, justificando los
mencionados Roles, que cree auténticos.

Una forma fácil de descubrir si el «rol» es auténtico es verificar la emoción que


se siente. El Perseguidor auténtico no siente rabia ni resentimiento; a lo sumo estará un
poco enojado, con su PC sano, pero más bien usa su A. En cambio, el Perseguidor que
está en el Triángulo Dramático siente mucha ira, indignación, y necesita descargarla y
luego, se siente mejor.

Si una madre castiga a un hijo y luego se siente mejor, estuvo en el Triángulo


Dramático; pero no estuvo en él si después se siente peor, porque quiere a su hijo, pero
vio la necesidad A de reprenderlo, a menos que de Perseguidor pase a Víctima y sienta
culpa, pidiendo perdón a su hijo, por «haber perdido los estribos de nuevo». Entonces, su
hijo, que ha recibido el castigo, debe pasar de Víctima a Salvador de su llorosa madre.
Tras repetirse unas cuantas veces esta situación, el hijo aprende a:

1. Molestar a su madre (comienza él como Perseguidor).


2. Provocar que ella pase a Perseguidora, para que pueda descargar la rabia acumulada
en su hijo.
3. Llorar al ser castigado, para que la madre se sienta culpable, pasando ella a ser
Víctima.
4. Olvidar su propio dolor para asumir el «rol» de Salvador de su pobre madre.

38 | P á g i n a
Con ello, el hijo se siente muy importante, y cuando sea mayor buscará alguna
mujer con la que poder repetir todas estas operaciones, y, seguramente, no tendrá
dificultad en hallarla.

El Salvador del Triángulo Dramático necesita que lo necesiten, mientras que el


Perseguidor necesita que lo teman, y la Víctima que la rebajen. El Salvador no quiere
realmente que la Víctima se salve, pues de ocurrir así, ¿a quién va a salvar después?

Como salir del triángulo dramático

Ante esta pregunta, responderemos que lo mejor es no entrar. Pero si ya se está


dentro, La pregunta implica que se tiene un fuerte programa interno no adecuado, bien
de Salvador o bien de Perseguidor y que el sujeto es susceptible de ser fácilmente invitado
a «engancharse» en el «rol» correspondiente. El mejor sistema para conseguir evadirse
del triángulo creemos que es el siguiente:

Para dejar de desempeñar el rol de Perseguidor... Debe usar el PN sano, porque


es lo más opuesto a la persecución. También puede optarse por el A, por el NL; pero lo
más eficaz, potente e inesperado suele ser el uso del PN natural. Tiene la ventaja de que
invita a la Víctima a sentir y expresar su emoción auténtica

Para dejar de desempeñar el rol de Salvador... Se usará el NL (Niño Natural).


Porque lo que el Salvador menos hace es mostrar su propio N; está muy ocupado salvando
a los NA de los demás, no sea que se desadapten y se liberen de él. El Salvador debe pedir
lo que él necesita, expresar que él también cuenta, y mostrar sus emociones auténticas,
todo con el NN.

Para dejar de desempeñar el rol de Víctima... Usar el A. Esto suele ser lo más
potente, porque la Víctima actúa bajo mandatos que le impiden usar el A: «No te
defiendas», «No crezcas», «No pienses». Usando el A, éste puede decir al Perseguidor:
«No te temo, ya soy mayor», y al Salvador: «Muchas gracias por los servicios prestados;
ya no los necesito. Puedes ahora ocuparte de ti mismo».

A veces, es conveniente usar otros estados del Yo, pero los tres sugeridos son los
más eficaces para cambiarse a sí mismo e invitar a cambiar a los otros.

PLAN DE VIDA

39 | P á g i n a
Cambiar el plan de vida es el objetivo del Análisis Transaccional en trabajos
individuales y grupales. Según Eric Berne el comportamiento disfuncional es el resultado
de decisiones auto limitantes tomadas en la infancia por necesidad, tanto de entender la
situación como de sobrevivir. Tales decisiones culminan en lo que Berne llama
"argumento o plan", que es el plano pre - consciente de vida que gobierna los caminos de
la persona.

Rituales, pasatiempos, juegos, intimidad, trabajo.

Hay 5 formas en que las personas pueden estructurar su tiempo para obtener caricias:

▪ Un ritual es un intercambio de caricias de reconocimiento preestablecido.

▪ Los pasatiempos es una conversación preestablecida alrededor de cierto tema.

▪ Los juegos son una serie de transacciones ulteriores, repetitivas con la intención
de obtener caricias.

▪ La intimidad es un intercambio directo y poderoso de caricias que las personas


añoran, más rara vez obtienen, porque el niño atemorizado se aleja de ellas por
experiencias dolorosas.

▪ El trabajo es una actividad que tiene un producto como resultado, un buen trabajo
da por resultado el intercambio de caricias como efecto colateral.

PSICOTERAPIA TRANSACCIONALISTA

El AT es una terapia contractual y decisional; la persona puede efectuar un


contrato de cambio y redecidir las decisiones tempranas que se hicieron con falta de
información, las alternativas, y reaccionar frente a la incapacidad de gestionar de forma
diferente las necesidades primarias (Llanos, 1981).

Las dificultades emocionales son fruto de decisiones que tomó el niño/a y que
fueron, de alguna manera, las mejores para poder sobrevivir. Estas decisiones
representaban la adaptación a un medio, eran la determinación de lo que debía hacer para
recibir caricias, afecto y cubrir sus necesidades, y también la manera de resolver las
cuestiones ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿cómo son los otros? y ¿qué esperar de la relación
con los otros? Preguntas que encierran la decisión sobre la posición existencial.

40 | P á g i n a
Si las perturbaciones parten de decisiones, es posible, con la información
adecuada, redecidir sobre la manera de cubrir las necesidades y relacionarse con los otros.

Para entablar una relación positiva y con buenos fines, el psicoterapeuta debe
tener sueltos sus conflictos, habiendo pasado por una terapia personal: de esta manera
no se perderán de vista las cuatro hipótesis básicas.

Hipótesis básicas de la psicoterapia transaccional

El AT, se encuadra dentro de la psicoterapia humanista y sus presupuestos


parten de hipótesis diferentes.

▪ Primera: Toda persona es un ser completo e inteligente, capaz de entender sus


molestias, así como también el sistema de liberarse de las mismas.

▪ Segunda: Las dificultades emocionales son solucionables siempre que la persona


se implique profundamente en el proceso curativo, asuma responsabilidades y
use su energía para la solución de sus molestias.

▪ Tercera: Todas las dificultades emocionales son curables mediante un enfoque


adecuado, si se dan los conocimientos e información necesarios para que la
persona supere sus dificultades.

▪ Cuarto: La relación terapeuta-cliente se establece por medio de un contrato,


mediante el cual ambas partes se comprometen a realizar un trabajo, estando, al
menos en un 50%, a cargo del cliente.

CONTRATOS TRANSACCIONALES

Para Gellert y Wilson (1980), el contrato permite establecer la tensión psicológica


indispensable —motivación— para la participación real en el trabajo de modificación del
comportamiento, y ofrece al cliente, paciente o contratante, la posibilidad de experimentar
el éxito. La necesidad o el deseo de una persona engendran en ella un sistema de tensiones
psicológicas que cesan cuando obtiene aquello hacia lo que tiende. Asignándose un
objetivo, la persona origina una tensión que desaparecerá cuando se alcance el fin.

Los contratos serán eficaces si el cliente los siente como un éxito cierto. Serán
ineficaces si los siente como un fracaso altamente probable. El contrato es una de las

41 | P á g i n a
herramientas específicas de los transaccionalistas. El objetivo final ha de ser específico,
observable y unívoco, de modo que el terapeuta y el cliente, lo mismo que otras personas,
puedan saber cuándo ha sido logrado.

Elementos de los que consta el contrato:

a) Reconocimiento de que se tiene un problema de conducta.

b) La decisión de trabajar en ese problema específico y observable de conducta.

c) Una declaración sobre la meta específica que se espera alcanzar, expresada en


un lenguaje lo suficientemente simple y unívoco para que lo comprenda el Niño.

d) Las probabilidades de alcanzar la meta deben ser altas, realizables.

Es importante que el contrato sea concertado por el estado A del Yo, ya que si una
persona tuvo una figura paterna que le falló, haciendo promesas que no cumplía, el P de
esta persona puede estar programado para utilizar las promesas («voy a tratar»; «es
difícil», «tal vez»; «posiblemente»; «creo que sí») como evasivas —el P, puede hacer una
promesa para quitarse de encima al N—; o puede adoptar un «buen propósito» («te lo juro
que ahora sí») desde el N, sin intención de cumplirlo. Las buenas intenciones que no se
ponen en práctica no producen cambios. El A, cumple con rectitud; sabe qué es lo que
necesita cambio y se dispone a hacerlo.

Requisitos generales del Contrato Transaccional

Steiner (1971), desde otro punto de vista, definió cuatro requisitos generales,
comunes a los contratos de cambio transaccionales y a los contratos legales,
imprescindibles para la validez de aquéllos: acuerdo mutuo, retribución, competencia
mutua y licitud.

Acuerdo o consentimiento mutuo:

Se obtiene a través de un tiempo mínimo de intercambio entre los A, del facilitador


y del cliente, llegando a un enunciado, aceptable para ambas partes, de los objetivos y
medios del tratamiento. La enunciación del contrato debe hacerse por escrito. En los
grupos de psicoterapia, o de crecimiento o desarrollo personal, es conveniente anotar
todos los contratos en una hoja y fijarla en la pared para que todos sepan para qué está

42 | P á g i n a
cada uno allí. El paciente tiene que establecer de qué quiere curarse en términos de
conducta.

En el área clínica hay casos en que no existe contrato, porque el paciente no puede
usar por el momento su A. Esto ocurre con individuos psicóticos-esquizofrénicos,
delirante-alcohólicos, etc. En la mayoría de los casos, esto no es posible, por lo menos en
la 1ª sesión, lo que prueba una vez más que la mayoría de las personas no saben lo que
quieren, pero acuden a la consulta para que se les ayude a averiguarlo. Sin embargo,
existen terapeutas que ni aún en ese caso establecen contratos A-A con su paciente,
manteniendo una relación P-N y operando exclusivamente basándose en el «modelo
médico» de enfermedad mental. Cuando el paciente formaliza un contrato con un N
Adaptado o con su P, se experimenta una cierta resistencia al cambio.

Retribución

Es el intercambio de bienes entre las dos partes que celebran el contrato. El


facilitador da su tiempo, conocimiento y, a veces, también afecto. El cliente retribuye
fundamentalmente, en nuestra sociedad, con bienes materiales. Si el contrato inicial no
incluía honorarios por razones justificables y respetables y fue estipulado por el A-A,
puede proseguir, pero es conveniente que el cliente retribuya al facilitador de algún otro
modo. Esto ayuda a evitar el establecimiento de una relación P-N.

Competencia mutua

Se refiere a la competencia del facilitador y cliente. Del facilitador se espera


preparación, capacidad y entrenamiento para cumplir el compromiso establecido con el
cliente, además de «estar OK». El paciente o cliente también debe poseer competencia:
fundamentalmente usar su A, para precisar el contrato, para convenir la retribución y para
trabajar en su cumplimiento. Si es menor de edad, el facilitador debe discutir el contrato
con los padres —o sus sustitutos— del cliente.

Licitud

Ningún contrato debe estar en contradicción con las leyes vigentes ni con la ética
profesional del facilitador. De otro modo, se haría cómplice del cliente y, además,
perdería el respeto de éste. El tiempo de los pacientes y clientes debe ser respetado. Ha
de procurarse que sea el menor posible. Como promedio, en los grupos de psicoterapia

43 | P á g i n a
transaccional se realizan unos cuatro contratos que duran, cada uno, entre dos y cuatro
meses.

Los Estados del Yo frente al Contrato

Es conveniente pasar todos los contratos por el P, el A y el N, lo que permitirá


saber qué dicen, piensan y sienten los Estados del Yo respecto del mismo (Kertesz e
Induni, 1978). Para revisarlo con el P, el cliente debe definir lo que cree que dirían o
harían las figuras parentales de su infancia y niñez frente al contrato. Para hacerlo con el
A, se pregunta: ¿Le conviene el contrato? ¿Por qué? ¿Justifica su inversión de tiempo y
dinero? ¿Puede cumplirlo?

Para pasarlo por el NN, debe distinguirse: si la persona tiene contacto con su Niño
Libre: ¿Qué piensa y siente el Niño Natural sobre el contrato?; si no tiene contacto con
él: ¿Si usted fuera de nuevo muy pequeño, qué sentiría y pensaría del contrato? Aun así,
hay posibilidades de confusión entre la respuesta del NN y la del NA, especialmente si el
sujeto tiene «rackets» no resueltos que cree que son emociones auténticas. Para revisarlo
con el NA: ¿Qué piensa y qué siento el Niño Sumiso? ¿Y el Niño Rebelde? Si no
diferencia entre estados del N: ¿Qué emociones siente ante el contrato?; o si imagina que
ya lo cumplió: ¿Qué siente? Esta es una respuesta global del N sin separación funcional.

44 | P á g i n a
CAPITULO III
Casos
Caso 01

Sra. Bertha, mujer de 48 años Educadora de profesión, 23 años de casada, esposo 51 años,
Ingeniero de Minas de profesión. Tienen 2 hijos un varón de 21 años y una adolescente
de 17 años. La Sra. Bertha asiste a consulta porque sospecha que el esposo tiene una
relación extramarital, pues desde hace un tiempo cuando él regresa de la mina cada mes,
permanece en casa 7 u 8 días, durante los cuales él se va a las 6:00 p.m.

de la casa, pues argumenta que está amenazado por los secuestradores, teme por su vida
y la de su familia y no le queda más que ir a esconderse. Cuando le pregunto a Bertha
sobre esto, ella estuvo en apariencia “convencida” de este argumento del esposo, pero no
se encontraba decidida a ir más allá y desentrañar la verdad. Para esto ella ya había
asistido a una adivina y aun siguiendo una serie de recomendaciones dadas por aquella,
no había conseguido que el esposo cambiara. Cuando tratamos de establecer un contrato
la Sra. Bertha lo desestimó. Le manifesté que no podía hacer nada por que su esposo, el
ser amado por ella regresara a casa, en las condiciones que ella esperaba, pero que la
terapia si podía permitirle alternativas de vida que ella podía elegir para estar mejor, aun
sin la presencia del esposo. La Sra. Bertha no aceptó y no volvió sino un año y medio
después. En esa ocasión me dijo: ¡vengo dispuesta a la terapia que me propuso! Lo que
llevó a la Sra. Bertha a esta decisión fue que un día le tocó la puerta de su casa una mujer
con un niño, que había concebido con el esposo de Bertha. Este hecho sirvió para que ella
evaluara los hechos a partir de un criterio de realidad. En este caso la terapia se orientó
no solo a trabajar la Descontaminación del Adulto sino a la elaboración o negociación de
un contrato. Le invité a ordenar sus ideas con aclaración de qué es lo que ella quería o
traía como idea, qué buscaba ella de la terapia. Esto es de suma importancia, pues permitió
evaluar si su expectativa podía ser lograda o no a través de la terapia. En una segunda
instancia la relación terapéutica se orientó a fortalecer su autoestima trabajando con ella
básicamente lo que en Análisis Transaccional se conoce como Caricias, cómo empezar a
acariciarse positivamente a si misma y así reforzar su capacidad de autoprotección.
Finalmente, invité a la Sra. Bertha para que empezara a desarrollar autonomía, a ser más
responsable de sí misma, sin culpar o responsabilizar a otros por sus sentimientos o
emociones. La empresa actual era arriesgarse a decidir por si misma y hacerse responsable
de sus sentimientos.

45 | P á g i n a
La Sra. Bertha aceptó que su esposo ya no guardaba con ella una relación que antes
mantenía. Lo cual le fue doloroso reconocerlo. Pero finalmente entendió y se decidió
continuar adelante aun sin la presencia del esposo.

Caso 02

Este segundo caso es el de la Sra. Juana de 42 años de edad, casada desde hace 17 años,
tienen dos hijas de 10 y 8 años. En el momento de iniciar la terapia la paciente vive con
sus hijas en una casa aparte y el esposo en un departamento. Él es empresario, dueño de
una fábrica de filtros, ella trabaja como distribuidora de productos industriales. Juana
asiste a consulta sola y manifiesta que su esposo la engaña con su secretaria. Quiere ser
capaz de tomar una decisión, pues no quiere que su vida continúe así. Lloraba
persistentemente durante las sesiones y evidenciaba síntomas propios de la depresión.
Ante esta situación se le recomendó tratamiento farmacológico, al cabo de dos semanas
sus síntomas empezaron a ceder. Y se pudo continuar con la terapia. La historia de la
paciente está plagada por una serie de experiencias extramaritales por parte del esposo.
Los repetidos actos de infidelidad por parte del esposo de Juana la llevaron a experimentar
sentimientos de culpa y vergüenza. Finalmente un incidente ocurrido entre la paciente y
la secretaria de su esposo, determinan su salida de la casa. La familia de Juana se había
involucrado en el problema de ella y su esposo. Juana constantemente les hacia participe
de sus conflictos. Por ello la familia de ella mantiene una actitud de enfrentamiento con
el esposo. El proceso de terapia inicialmente se basó, en identificar a través del análisis
de las transacciones, la manera en que ella acostumbraba a relacionarse con su esposo.
Después se orientó hacia la descontaminación del Adulto (sentía miedo, temores) desde
su Niño y desde su Padre (se criticaba y se descalificaba así misma). Para finalmente, ir
desarrollando conductas que la orientaron a ganar autonomía, a reconocerse y valorarse
por si misma, a autoacariciarse, en términos de Análisis Transaccional.

Juana logró hacer insight respecto del tipo de relación que guardaba con el esposo y que
frecuentemente ella lo perseguía y el jugaba a ser perseguido.

46 | P á g i n a
ANEXO

Cuestionario para un autodiagnóstico estructural de primer orden

Conforme lea las frases que encontrará en las siguientes páginas, trate de valorar hasta
qué punto está de acuerdo con ellas. Si lo está totalmente, ponga una cruz debajo del «SÍ,
SIEMPRE»; si no está en absoluto de acuerdo, póngala debajo del «NO, NUNCA»; en el
caso de que lo esté unas veces sí y otras no, ponga la cruz en una de las casillas de en
medio. NO LO PIENSE DEMASIADO.
No/ Algunas Muchas Sí /
Nunca Veces Veces Siempre
1. Ofendo a la gente sin darme cuenta.
2. No tengo miedo a lo que piensen los demás.
3. Hago lo que dice mi jefe, aunque resulte muy duro.
4. Me gustan los chismes y cuentos.
5. Me gusta examinar los pros y contras de cada
situación.
6. Las cosas o se hacen bien o no se hacen.
7. Creo que todos deberían tener una religión.
8. Pienso mucho antes de decir las cosas.
9. Quiero que me presten atención.
10. Soy muy impulsivo.
11. Cuando me encuentro con un error, mi principal
preocupación es que no se repita.
12. Cuando me encuentro con un error, mi principal
preocupación es dar con el responsable.
13. Quien habla mal de los demás no es de fiar.
14. Pienso bastante antes de decidirme.
15. Cuando me reprenden me avergüenzo mucho.
16. La gente suele tomarla conmigo.
17. Ante los problemas suelo preguntarme qué es lo
más importante.
18. Por lo general, los de derechas son unos carcas y
los de izquierdas unos resentidos.
19. Suelo mover la cabeza con actitud de disgusto
cuando algo me desagrada.
20. Soy partidario de tomarme tiempo, pensar las
cosas y decidir más tarde.
21. Suelo dar largas a los problemas.
22. Me dejo llevar por corazonadas.
23. Mis problemas debo resolverlos yo.
24. Espero que los demás hagan lo que yo digo.
25. Tengo gestos autoritarios.

47 | P á g i n a
26. Soy un individuo tranquilo.
27. A veces me río incontroladamente.
28. Disfruto estando con quien me cae bien.
29. En situaciones tensas conservo la calma.
30. Ayudo a la gente más allá de lo que es mi
obligación.
31. Suelo juzgar precipitadamente a la gente.
32. Suelo pedir opiniones a los demás para contrastar
las mías.
33. Me gustan los animales.
34. Suelo jugar a gusto con los niños.
35. Calculo las posibilidades de éxito antes de
emprender algo.
36. Me comporto de forma autoritaria.
37. Me preocupo por la salud de los demás.
38. Me gusta distinguir entre los hechos y las causas
que los producen.
39. Tengo intuiciones y me dejo llevar por ellas.
40. Soy muy imaginativo.
41. Me intereso por actualizar mis conocimientos.
42. Insisto en que las cosas se hagan a mi manera.
43. Pienso ¿qué haría la gente sin mí?
44. Cuando hablo con alguien que está alterado, me
centro en examinar los hechos.
45. Me influyen mucho los contratiempos.
0 1 2 3

Teniendo en cuenta la equivalencia:


No, Nunca = 0
Algunas veces = 1
Muchas veces = 2
Sí, siempre = 3

48 | P á g i n a
1 : 2 : 3 :
6 : 5 : 4 :
7 : 8 : 9 :
12 : 11 : 10 :
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