Historia Del Vino en América

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Historia del vino en América

abril 17, 2018

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la historia del cultivo de la vid se


escribe de la mano de la historia del hombre. Un paralelismo fascinante que, a
pesar de tener sus orígenes en Egipto, ha conquistado buena parte del globo. Y es
que, más allá de los países y regiones vitivinícolas de Europa, la presencia de la
vid se da en lugares tan remotos a sus orígenes como Australia.

Por una cuestión histórica, el continente americano también fue colonizado en su


momento por esta singular planta. Una con una increíble capacidad de adaptación
al medio que, transcurridos los siglos, ha sabido encontrar su lugar en latitudes
muy diferentes a las de sus orígenes. Unas que permiten que, incluso, haya un
buen número de referencias de vinos de California, Argentina o Chile.

Pero ¿cómo llegó la vid a América? Hay que tener en cuenta que el continente
americano ya contaba con presencia de vides silvestres, si bien no existen
evidencias históricas de que se utilizaran para la elaboración del vino. Sería
gracias a los viajes españoles, con Cristóbal Colón a la cabeza, como se
introduciría su cultivo en el Nuevo Continente. Sin embargo, no estaría en su
mano el comienzo del cultivo de la vid sino únicamente la llegada del primer vino a
América.

Y es que el aventurero más insigne de nuestra historia viajaba con unas botellas
de vino de Rivadavia. Por entonces, el más caro y afamado de la Península
Ibérica.

LA INTRODUCCIÓN DE LOS PRIMEROS


SARMIENTOS
A pesar de que se le atribuye a Colón este mérito, lo cierto es que no sería él el
responsable de introducir la vid en el continente americano. De hecho, serían
necesarias algunas décadas para que esta planta comenzara a poblar sus tierras.
Lo haría de la mano de Hernán Cortés, el entonces Gobernador de México. Un
hombre que, en 1525, ordenó la plantación de viñedos traídos de España en las
tierras colonizadas.
El cultivo no solo arraigó con facilidad sino que, en un corto plazo de tiempo, se
había extendido a buena parte de las regiones de cultivo del Virreinato de Perú,
que comprendía desde Panamá hasta Chile. Algo que no fue visto con buenos
ojos desde España, ya que esto podía procurar que los territorios colonizados
fueran autosuficientes. Para evitarlo, en 1595 la Corona española vetó la
posibilidad de contar con nuevas plantaciones en cualquier parte de sus
dominios al otro lado del Atlántico. Un decreto real que duró cerca de siglo y
medio.

Sin embargo, el edicto real contaba con una salvedad: el cultivo de la vid por
parte de los jesuitas. Una dispensa sustentada en la imperiosa necesidad de
contar con vino para la celebración de la Eucaristía. Sería así como esta orden
religiosa llevaría, de la mano de su misión evangelizadora, el cultivo de la vid
primero hasta Argentina y, un siglo más tarde, a la Baja California.
Es tal el peso que se le atribuye a los jesuitas en la historia del vino en América
que la variedad de uva recibió, en Norteamérica, el nombre de «uva de la
misión».

REGIONES VINÍCOLAS DE AMÉRICA DEL NORTE


Como herencia de ese pasado colonial, California sigue liderando el grueso de
las hectáreas dedicadas al cultivo del viñedo en Norteamérica. Aunque el país
cuenta con otras regiones vitivinícolas, como Washington, Oregón y Nueva York;
suponen un porcentaje menor con respecto a esa zona sur del Pacífico en la que
los viñedos son protagonistas.

El peso del vino en Norteamérica es tal que supone el cuarto productor a nivel
mundial de vino tras Italia, España y Francia en ese orden. Según los datos
aportados por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la
producción de vino norteamericana en 2017 fue de 23,9 millones de hectolitros.

Una cantidad que supera en un 10% la producción registrada en 2015, y que


es producto de las más de 3.000 bodegas que hay en el país. Un número de las
cuales 1.200 se encuentran en California.

REGIONES VINÍCOLAS DE AMÉRICA DEL SUR


El cultivo de la vid está presente en buena parte de los países de Suramérica. Sin
embargo, tan solo dos son realmente significativos en cuanto a
producción: Argentina y Chile. Dos países que se pelean el liderazgo, si bien ha
sido hasta hace muy poco el país de La Pampa el protagonista. Algo que se
refleja, incluso, en que el vino es la bebida oficial del país.

Y aunque Argentina ha encabezado durante décadas no solo su posición de


productor sino, también, de exportador; Chile ha sabido ganarle la delantera.

A pesar de ellos dos, no son los únicos países que han ido escalando
terreno. Brasil también se sitúa dentro del ranking de los 20 países productores
de vino del mundo, en un modesto 19 puesto; junto con Uruguay, con una
excelente geografía para el cultivo de la vid, y México, con una producción que
sobrepasa las 100.000 toneladas anuales.

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