Ensayos
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El color es luz, belleza, armonía y delicia de la vista, pero es sobre todo, equilibrio
psíquico, confort y educación.
Podemos imaginar cómo los hombres más antiguos aprendieron por los colores
muchos de los fenómenos naturales. Conocieron el azul del cielo y la oscuridad de
la noche, el verde de los campos, el árido amarrillo de los desiertos, el blanco gélido
de los glaciares y el rojo de la sangre. También estos colores debieron avisarles las
estaciones del año y hasta los cambios de clima según se percibía.
El hogar de nuestros días no solo requiere color para embellecer y animar, sino
color que resuelva las necesidades psicológicas de quienes vivan con él. La
elección del color está basada en factores estadísticos y también en los psíquicos,
culturales, sociales y económicos.
Es así como a través de la historia los colores han influido, en la moda, en los gustos,
en las celebraciones, pero siempre, se han vinculado al estado de ánimo.
Hoy en día se conoce que los colores despiertan sensaciones y sentimientos, así
los hay tranquilizadores como el azul, de limpieza y pureza como el blanco,
pasionales como el rojo, etc.
El color en las artes es el medio más valioso para que una obra transmita las mismas
sensaciones que el artista experimentó frente a la escena o motivo original; usando
el color con buen conocimiento de su naturaleza y efectos y adecuadamente será
posible expresar lo alegre o triste, lo luminoso o sombrío, lo tranquilo o lo exaltado,
etc.
Nada puede decir tanto ni tan bien de la personalidad de un artista, del carácter y
cualidades de su mente creadora como el uso y distribución de sus colores, las
tendencias de estos y sus contrastes y la música que en ellos se contiene.
El color, como cualquier otra técnica, tiene también la suya, y está sometido a ciertas
leyes, que conociéndolas será posible dominar el arte de la armonía, conocer los
medios útiles que sirven para evitar la monotonía en un combinación cromática,
estimular la facultad del gusto selectivo y afirmar la sensibilidad.
Debido a que los colores nos afectan psíquicamente es importante mencionar que
uno de los factores importantes en la aplicación de la psicología del color es la
personalidad, ya que cada color refleja características del comportamiento, carácter,
personalidad y temperamento.
Cada individuo como la palabra lo índica es único y diferente a los demás, podemos
tener características en común, más nunca podremos ser idénticos uno del otro, lo
que marca la diferencia son los rasgos particulares de cada persona, que se forman
por diferentes factores como el sexo, edad, cultura, etcétera, dando pie a la
formación de un carácter, influyendo en este el temperamento, que son las
reacciones innatas que cada persona presenta ante las diferentes situaciones. Los
factores anteriores concluyen en la personalidad, siendo esta irrepetible e
inigualable para cada individuo.
Los colores forman parte de nuestra vida cotidiana desde que nacemos hasta que
morimos, encontrándolos en los edificios y decoraciones de estos, en la naturaleza,
en las cosas que utilizamos, en las personas, la moda e incluso en las expresiones
coloquiales. Es tal la importancia que tienen en nuestra vida que se han dedicado
años de estudio a la explicación coherente y justificada del efecto que tienen sobre
las personas, aprovechándose en ocasiones de estas cualidades del color, para
casos como la publicidad, el diseño y el arte.
“Warhol, su personaje fue su verdadera obra”
Tras una primera etapa en la que trabajó como ilustrador de zapatos y realizando
todo tipo de campañas publicitarias, en los años sesenta Warhol comienza a
hacerse un nombre y también a crear a su propio personaje. Tomando como
referencia a los artistas del movimiento conocido como Pop-Art que había
comenzado en Inglaterra en los años cincuenta, Andy comienza a tomar elementos
propios de la cultura americana, como las famosas latas de sopa o los botellines de
Coca-Cola y los hace aparecer en sus cuadros. Pronto se suman otros elementos
como el billete de dólar o actores y actrices leyendas del momento. Esta es quizás
la imagen más frívola del artista, la que ha quedado en la mente de todos y la que
mejor se le daba representar. Pero también hay otra cara del pintor, la que mostró
en cuadros en los que plasmó peleas callejeras, suicidios y hasta la silla eléctrica,
quizás la unión entre este mundo más duro y oscuro y los iconos pop que lo
encumbraron a la fama.
No son pocos los que creen que esta manera de comportarse por parte de Warhol
es causa directa del rechazo que sufrió en los círculos culturales y artísticos de
Nueva York en sus inicios. Su evidente homosexualidad y su amaneramiento fueron
comentados como motivo de rechazo por parte de esta élite que se negaba a abrirle
las puertas. Warhol no se desanimó y creó su propio círculo en el que incluyó a
todos los excluidos y, gracias a sus grandes conocimientos sobre cómo funcionaban
la fama y los medios, convirtió a muchos de ellos en figuras muy conocidas. El caso
más famoso es el de la Velvet Underground, grupo del fallecido Lou Reed, del cual
fue mánager y productor durante un tiempo.
En los años setenta Warhol deja de ser el artista rompedor y comienza su época
más tranquila y también más comercial. Durante esta década adapta su estilo para
que encaje mejor en las galerías de arte. Aunque muchos pueden decir que fue una
evolución lógica en la carrera de un pintor, lo cierto es que es fácil ver que fue un
movimiento comercial. Warhol se dedicaba a rondar a todo tipo de famosos y los
famosos a él en el famoso Estudio 54. Cualquier personaje conocido del cine, la
música o incluso de la política era un buen objetivo para sus pinceles. Le daba al
público lo que quería ver. En esta época no duda incluso en diseñar pinturas para
coches en lo que muchos consideran un comercialismo extremo. Ya a finales de
esta década casi toda la crítica está de acuerdo: Warhol se ha convertido en un
pintor superficial y comercial que no aporta nada artísticamente hablando.
En los ochenta decide dar un giro a su carrera y comienza a interesarse por los
nuevos artistas y movimientos que surgen en toda Europa. Sin embargo, para
muchos es tan solo otro inteligente movimiento comercial más que una evolución
artística. En lugar de apoyarse en famosos y estrellas, ahora Warhol se une a los
incipientes artistas en otra de sus famosas simbiosis: el aporta su fama y su apoyo
y ellos su credibilidad y sus ideas renovadas. Continúa pintando a celebridades,
pero también realiza sus propias versiones de cuadros clásicos.
Nos encontramos pues con una persona muy religiosa que compaginaba sus visitas
a la iglesia con su participación en las que eran consideradas las fiestas más
salvajes de la época y con la filmación de películas calificadas como de alto voltaje
sexual. Un hombre que al ver frustrados sus intentos de penetrar en los círculos
intelectuales de Nueva York crea su propio círculo underground y sabe venderlo a
los medios como la alternativa cultural. Un artista que se rodea de otros artistas en
relaciones simbióticas en las que unos se alimentaban de los otros.
Paladín del movimiento gay y, sin embargo, capaz de quedar con el mismísimo
Ronald Reagan para charlar y para retratarlo. Un hombre que decía pintar los iconos
populares, pero que no duda en retratar a un jovencísimo Miguel Bosé para la
portada de un disco y aparecer en uno de sus video-clips a pesar de reconocer en
privado que de él solo sabe que es el hijo de un torero, todo ello por una gran
cantidad de dinero.
Contradictorio en sí mismo y más querido por el público en general que por la crítica,
Warhol posiblemente hubiera pasado desapercibido si su obra no hubiera estado
sostenida por su personaje, el cual fue en mi opinión y en la de muchos, el auténtico
soporte de su fama junto con su gran capacidad para ver el talento ajeno y, eso sí,
su generosidad a la hora de apoyar y patrocinar a sus amigos.
La pena de muerte
“Los sucesivos hechos delictivos avanzan sobre la sociedad. Todos registrados por
los medios de comunicación dan lugar al renacer de la opinión pública a favor de la
legislación de la pena de muerte. Esta pena capital existe desde hace varias
décadas en países donde sus comunidades concuerdan en considerar que se trata
de un castigo acorde al daño provocado. Son muchos los sentimientos que afloran
en la sociedad que avanza a favor de la pena capital: la sed de venganza, justicia
por el daño provocado, el enojo y el dolor no les permite darse cuenta que la pena
de muerte posee varios factores negativos y suficientes para pensar que no debería
formar parte de la Constitución. Muchos pueden defenderla, sin embargo es preciso
considerar factores que se contraponen a su aplicación.
El crimen pudo haber sido demostrado y por ello ser juzgado el delincuente. El
delincuente cometió un crimen, la sociedad lo juzga a partir de señores formados
para ello “los jueces”. Si el criminal es ejecutado debido a la aplicación de la pena
de muerte, el tribunal toma una actitud que lo convierte también en un criminal. Sin
dudas es una actitud con contradicciones, ya que el tribunal está sugiriendo
implícitamente que ejecutar al prójimo es un hecho lícito como solución de
problemas sociales, los cuales no se resuelven a partir de la ejecución de personas.
De hecho con esta actitud parecería que regresamos a la prehistoria.