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Filosofía Def

Este documento presenta resúmenes biográficos y de pensamiento de varios filósofos antiguos y modernos. En la sección de filosofía antigua, describe brevemente a Heráclito, Parménides y Protágoras. Heráclito creía que todo está en constante cambio y que detrás del desorden existe un orden. Parménides afirmó el ser y negó el devenir, defendiendo la razón sobre los sentidos. Protágoras defendió el relativismo y convencionalismo de las normas humanas.

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Este documento presenta resúmenes biográficos y de pensamiento de varios filósofos antiguos y modernos. En la sección de filosofía antigua, describe brevemente a Heráclito, Parménides y Protágoras. Heráclito creía que todo está en constante cambio y que detrás del desorden existe un orden. Parménides afirmó el ser y negó el devenir, defendiendo la razón sobre los sentidos. Protágoras defendió el relativismo y convencionalismo de las normas humanas.

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ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

LOS
FILÓSOFOS

FILOSOFÍA 1º BACHILLERATO “B”. ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN


ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

ÍNDICE: 3. FILOSOFÍA MODERNA:


1. FILOSOFÍA ANTIGUA: 3.1 MAQUIAVELO.
1.1. HERÁCLITO. 3.2. DESCARTES.
1.2. PARMÉNIDES. 3.3. HUME.
1.3. PROTÁGORAS. 3.4 KANT.
1.4. SÓCRATES. 3.5. ROUSSEAU.
1.5. PLATÓN. 3.6. HOBBES.
1.6. ARISTÓTELES. 3.7. LOCKE.
1.7. ZENON DE CITIO. 4. FILOSOFÍA
1.8. EPICURO. CONTEMPORÁNEA:
1.9. PIRRÓN DE ELIS. 4.1. MARX.
2. FILOSOFÍA MEDIEVAL: 4.2. NIETZSCHE.
2.1. SAN AGUSTÍN. 4.3. COMTE
2.2. SANTO TOMÁS DE 4.4. GADAMER.
AQUINO. 4.5. STUART MILL.
2.3. GUILLERMO DE 4.6. DILTHEY.
OCKHAM. 4.7. EMMANUELE
MOUNIER.
4.8. SARTRE.
4.9. FREUD
4.10. M. FOUCAULT.
4.11. HUSSERL.
4.12. HABERMAS.
4.13. SIMONE DE
BEAUVOIR.
4.14. J. DERRIDA
4.15. JOHN DEWEY
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1. FILOSOFÍA ANTIGUA:

1.1. HERÁCLITO DE ÉFESO:

VIDA Y OBRAS:
Nació el 544 antes de Cristo, aproximadamente, y vivió en Éfeso, ciudad
enclavada al norte de Mileto, hasta su muerte, en el 484 antes de Cristo.
Escribió una obra a la que se le da el título común " Sobre la naturaleza"
que se le había dado también a los libros escritos por otros filósofos
anteriores. No es seguro que se tratara realmente de un libro en el que se
desarrollaran realmente temas relacionados con el conocimiento de la
naturaleza, el alma o la cosmología. Es probable que se tratara de un
conjunto de sentencias recopiladas en forma de libro. Esta hipótesis se
apoya en el carácter enigmático y oscuro de los fragmentos que
conservamos, carácter por el que se le dio el sobrenombre de "El oscuro".

PENSAMIENTO:
Respecto a los contenidos esenciales de su interpretación de la naturaleza,
siguiendo la línea de los filósofos de Mileto, podemos destacar la
afirmación de que el mundo siempre está en constante movimiento,
también conocido como devenir. Devenir significa llegar a ser, e implica un
proceso. Al afirmar que la realidad es devenir, da a entender que todo
fluye, nada permanece., es decir, afirma que el cosmos no lo hizo ningún
dios ni ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego eterno, que se
enciende y se extingue según medida. Además afirma que esto se produce
debido a la oposición de elementos contrarios, que es interpretada por
Heráclito como tensión o guerra entre los elementos. La realidad por tanto
no es armonía. Además dice que la guerra es de todos padre y rey, y que
detrás de esta desorden existe un orden en el que el fuego ocupa un lugar
fundamental. Esta "guerra" está sometida a una ley universal, el Logos,
(que podemos interpretar como razón, proporción, etc) que regula todo el
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

movimiento de la realidad conduciéndolo a la armonía, el orden, la justicia y


el destino.
La idea de que el mundo nos ofrece una realidad sometida al cambio no es
original de Heráclito: a todos los pensadores presocráticos les impresionó
dicha observación. Las afirmaciones de que todo fluye y no se puede bañar
uno dos veces en el mismo río se las atribuye Platón libremente en sus
diálogos, sugiriendo la correspondiente consecuencia: nada permanece. Es
probable que Heráclito insistiera en la universalidad del cambio más que
sus predecesores pero, por los fragmentos que conservamos de su obra, lo
hacía aún más en la idea de la medida inherente al cambio, en la estabilidad
subsistente.

Probablemente Platón se dejara influir por las exageraciones sofísticas


del siglo V, y por las de los seguidores de Heráclito, quienes al parecer
afirmaban que ni siquiera era posible bañarse una vez en el mismo río;
pero sus consideraciones transmitieron a la posteridad una imagen
deformada del pensamiento filosófico de Heráclito, en la que abundará
posteriormente Aristóteles, quien acusará a Heráclito de negar el
principio de contradicción (Una cosa no puede ser ella misma y su
contrario, en el mismo aspecto y al mismo tiempo.) al afirmar que los
opuestos son "uno y lo mismo".
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.2. PARMÉNIDES:

VIDA Y OBRAS:

Parménides nació en Elea, hacia el 540 antes de Cristo aproximadamente,


donde residió hasta su muerte el año 470. Se dice que fue pitagórico y que
abandonó dicha escuela para fundar la suya propia, con claros elementos
anti-pitagóricos. Parménides escribió un poema filosófico en hexámetros
en el cual está presente un proemio de carácter religioso, en el que el
autor realiza una serie de invocaciones para conseguir el favor de una
diosa no identificada con el objeto de poder acceder al verdadero
conocimiento.

PENSAMIENTO:

La doctrina de Parménides consiste en: la afirmación del ser y el rechazo


del devenir. Para él, el ser es uno, y la afirmación de la multiplicidad que
implica el devenir son simples ilusiones; por esto, afirma que lo que es, es
único, es una esfera homogénea y maciza, no puede cambiar y no puede
moverse.

Además, Parménides defiende la existencia de dos caminos para alcanzar


el conocimiento: la vía de la verdad, que se funda en la razón y la vía de la
opinión, que transita los sentidos. El primero es un camino transitable,
mientras que el segundo es objeto de continuas contradicciones y
apariencia de conocimiento. La vía de la opinión parte de la aceptación del
no ser, lo cual resulta inaceptable, pues el no ser no es. Para alcanzar el
conocimiento sólo nos queda pues, la vía de la verdad. Esta vía está basada
en la afirmación del ser: el ser es, y en la consecuente negación del no ser:
el no ser no es.

El ser al que se refiere Parménides es material, por lo que difícilmente


puede ser considerado éste el padre del idealismo. El hecho de que Platón,
posteriormente, aceptando los postulados parmenídeos, identificara a ese
ser con la Idea, no debe ser extrapolado históricamente hasta el punto de
llegar a afirmar que Parménides interpretaba el ser como algo no material.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

La afirmación de que el ser es Uno, finito, parece indicar claramente una


concepción material del ser.

Por lo demás, la asociación de la vía de la verdad con el pensamiento


racional y de la vía de la opinión con la sensación parece poder aceptarse,
aunque sin llegar a la claridad de la distinción que encontramos en Platón.
Efectivamente, Parménides afirma en el poema la superioridad del
conocimiento que se atiene a la reflexión de la razón, frente a la vía de la
opinión que parece surgir a partir del conocimiento sensible. Pero el
conocimiento sensible es un conocimiento de la apariencia. Podemos
aceptar pues que Parménides introduce la distinción entre razón y
sensación, entre verdad y apariencia.

Tradicionalmente se ha asociado este poema con la crítica del movimiento,


cuya realidad había sido defendida por el pensamiento de Heráclito. Es
probable que Parménides hubiera conocido el libro de Heráclito, pero
también que hubiera conocido la doctrina del movimiento de los
pitagóricos, contra la que más bien parece dirigirse este poema.
Especialmente si consideramos la insistencia que hace Heráclito en la
unidad subyacente al cambio, y en el papel que juega el Logos en su
interpretación del movimiento. Obviamente, en la medida en que Heráclito
afirma el devenir, las reflexiones de Parménides le afectan muy
particularmente, aunque Heráclito nunca haya afirmado el devenir hasta el
punto de proponer la total exclusión del ser.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.3. PROTÁGORAS:

VIDA Y OBRAS:

Según la mayoría de los autores Protágoras nació en Abdera el año 481,


aunque Burnet y Taylor retrasan su nacimiento hasta el año 500 a. c.;
hacia mediados de siglo se instaló en Atenas, entablando amistad con
Pericles, ciudad en la que alcanzó un elevado protagonismo. Acusado de
impiedad, probablemente de ateísmo y/o blasfemia, por haber afirmado
en su libro "Sobre los dioses" que no es posible saber si los dioses
existen ni cuál es su forma o naturaleza, se vio obligado a abandonar
Atenas refugiándose al parecer en Sicilia.

PENSAMIENTO:

Protágoras defendía el relativismo y el convencionalismo de las normas,


costumbres y creencias del hombre. Es su tesis más conocida y que queda
reflejada en la frase “El hombre es la medida de todas las cosas, de las
que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son”, uno
de los fragmentos que se conserva de su obra. Respecto al relativismo de
Protágoras, es interpretado de dos formas: la primera de ellas se da si
concebimos que el hombre al que se refiere Protágoras es el hombre
particular y concreto, es decir, el individuo, Protágoras estaría afirmando
un relativismo radical, de modo que cada hombre tendría "su verdad".
Platón en el Teeteto así lo interpreta: lo que a mí me parece frío es frío,
aunque no le parezca así a otro. Y la segunda forma de interpretar el
relativismo se da cuando interpretamos que Protágoras entiende
"hombre" como "ser humano", y tendríamos que hablar entonces de un
relativismo social, en el sentido de que aceptamos como verdadero lo que
en nuestra sociedad es aceptado como verdadero. También se ha
discutido si Protágoras aceptaba el relativismo ético o moral. Si
Protágoras afirma que el hombre es la medida de todas las cosas parece
que el relativismo se hacía extensivo a los valores éticos, (aunque Platón
en su diálogo "Protágoras" mantenga que el relativismo no se extendía a
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

los valores éticos). De tal modo, lo bueno será lo bueno "para mí", si
adoptamos la perspectiva del relativismo individual, o lo bueno "para la
sociedad", si adoptamos la perspectiva del relativismo social o cultural.

En relación con la tesis del relativismo se desarrollará la contraposición


entre las leyes sociales y las naturales, oponiendo así la sociedad a la
naturaleza. Las leyes sociales son el resultado del pacto o de la convención
entre los individuos, es decir no tienen carácter natural. Dado que no
existe una ley que por naturaleza obligue a los hombres a organizarse de
esta u otra manera, las leyes de la sociedad quedan sometidas al acuerdo o
a la convención de todos los hombres; en este sentido será el criterio de la
utilidad el que determine qué leyes se adoptarán y, una vez adoptadas,
serán de obligado cumplimiento.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.4. SÓCRATES:

VIDA Y OBRAS:
Sócrates nació en Atenas el año 470 a. c. de una familia, al parecer, de
clase media. Su padre era escultor y su madre comadrona, lo que ha dado
lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y la actividad
filosófica de Sócrates. Los primeros años de la vida de Sócrates
coinciden, pues, con el período de esplendor de la sofística en Atenas. El
interés de la reflexión filosófica se centraba entonces en torno al ser
humano y la sociedad, abandonando el predominio del interés por el estudio
de la naturaleza. Probablemente Sócrates se haya iniciado en la filosofía
estudiando los sistemas de Empédocles, Diógenes de Apolonia y
Anaxágoras, entre otros. Pero pronto orientó sus investigaciones hacia los
temas más propios de la sofística. Sócrates no escribió nada y, a pesar de
haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las
llamadas escuelas socráticas fueron iniciativa de sus seguidores.

PENSAMIENTO

Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios,


contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón,
que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la
auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas. Si
creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba fundamentalmente la
formación de hombres de bien, con lo que su actividad filosófica quedaría
reducida a la de un moralista práctico: el interés por las cuestiones lógicas
o metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates. Poco riguroso se
considera el retrato que hace Aristófanes de Sócrates en "Las nubes",
donde aparece como un sofista jocoso y burlesco, y que no merece mayor
consideración.

Más problemas plantea la interpretación del Sócrates platónico: La


posición tradicional es que Platón puso en boca de Sócrates sus propias
teorías en buena parte de los diálogos llamados de transición y en los de
madurez, aceptándose que los diálogos de juventud reproducen el
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

pensamiento socrático. Esta posición se vería apoyada por los comentarios


de Aristóteles sobre la relación entre Sócrates y Platón, quien afirma
claramente que Sócrates no "separó" las Formas, lo que nos ofrece
bastante credibilidad, dado que Aristóteles permaneció veinte años en la
Academia.

El rechazo del relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda


de la definición universal, que pretendía alcanzar mediante un método
inductivo; probablemente la búsqueda de dicha definición universal no
tenía una intención puramente teórica, sino más bien práctica.

Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates


criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos
encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un
significado. Si decimos de un acto que es "bueno" será porque tenemos
alguna noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera
podríamos decir que es bueno para nosotros ya que no lo podríamos saber.
Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o de cualquier otro
concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de
una definición universal: son el resultado de una convención, lo que hace
que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Sócrates, por el
contrario, está convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las
ciudades, y que su definición ha de valer universalmente. La búsqueda de la
definición universal se presenta, pues, como la solución del problema moral
y la superación del relativismo.

Para llevar a cabo esa búsqueda Sócrates desarrolló un método práctico


basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", en el que a través
del razonamiento inductivo se podría alcanzar la definición universal de los
términos que estuviese investigando. Dicho método constaba de dos fases:
la ironía y la mayéutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a
través del análisis práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra
ignorancia. Sólo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de
buscar la verdad. La segunda fase consistiría propiamente en la búsqueda
de esa verdad, es decir, de esa definición universal. La dialéctica socrática
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

irá progresando desde definiciones más incompletas o menos adecuadas a


definiciones más completas o más adecuadas, hasta alcanzar la definición
universal. Lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón no se llega
nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la
dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como algo
irritante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de
manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa presunta definición
universal que se buscaba.

Esa verdad que buscaba tenía una intención práctica, ya que quería
descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir, es decir, determinar
los verdaderos valores a realizar.

Sócrates ejercerá una influencia directa en el pensamiento de Platón, pero


también en otros filósofos que, en mayor o menor medida, habían sido
discípulos suyos, y que continuarán su pensamiento en direcciones
distintas, y aún contrapuestas. Algunos de ellos fundaron escuelas
filosóficas conocidas como las "escuelas socráticas menores", como
Euclides de Megara (fundador de la escuela de Megara), Fedón de Elis
(escuela de Elis), el ateniense Antístenes (escuela cínica, a la que
perteneció el conocido Diógenes de Sinope) y Aristipo de Cirene (escuela
cirenaica).
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.5. PLATÓN:

VIDA Y OBRAS:
Platón nació en Atenas en el año 428 a.c. de familia perteneciente a la
aristocracia ateniense. Platón recibe una gran influencia por parte de
Sócrates. Cuando lo conoce en el año 407, a la edad de 20 años, queda
admirado por la personalidad y el discurso de Sócrates, admiración que le
acompañará toda la vida y que marcará el devenir filosófico de Platón. En
el año 399, tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se
instala en Megara, donde residía el filósofo Euclides que había fundado
una escuela socrática en dicha ciudad. Una vez en Atenas, en el año 388-
387, fundó la Academia, nombre que recibió por hallarse cerca del
santuario dedicado al héroe Academos, especie de "Universidad" en la que
se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas, la astronomía,
o la física, además de los otros saberes filosóficos y, al parecer, con una
organización similar a la de las escuelas pitagóricas, lo que pudo comportar
un cierto carácter secreto, o mistérico, de algunas de las doctrinas allí
enseñadas. La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo
largo de los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta que
Justiniano decrete su cierre en el año 529 d.c.

PENSAMIENTO:

Respecto a su pensamiento, Platón lleva a cabo diferentes teorías y


reflexiones, una de ellas es la teoría de las Ideas que representa el núcleo
de la filosofía platónica, el eje a través del cual se articula todo su
pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras,
sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de
madurez como "La República", "Fedón" y "Fedro". Así, Platón defiende la
existencia de una auténtica realidad, es decir de la ideas en sí, que eran
formas y realidades objetivas, eternas, únicas, inmutables e
imperecederas. Además, Platón era un autor dualista ya que defendía la
existencia de dos tipos de conocimientos, la episteme o ciencia, que se
correspondía con el mundo inteligible (mundo que cuenta con la influencia
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

de Parmenides), este tipo de conocimiento expresa la realidad de lo


autentico; y la doxa u opinion que se corresponde con el mundo sensible
(influencia de Heráclito), este tipo de conocimiento expresa la apariencia
de lo plural. La relación entre ambos mundos es una mimesis, es decir,
imitaciones de las ideas en sí. En el "Timeo", una de las obras escritas en
el período de vejez, Platón expone su cosmología, inspirada, como el resto
de sus grandes concepciones, en la Teoría de las Ideas. Es a partir de ellas
como el Demiurgo modela la materia y da lugar así a la constitución de
nuestro universo. Las Ideas, que existen eternamente en algún lugar, son
contempladas por el Demiurgo quien, admirado por su perfección y belleza
pretende trasladarlas a la materia, que se halla sumida en el caos y el
desorden, sometida al movimiento. Tomando como modelo esa perfección y
belleza de las Ideas el Demiurgo modela la materia, introduciendo en su
originario caos y desorden, el orden: la belleza y la armonía. El Demiurgo
es presentado por Platón como un ser bondadoso cuya intención es la de
hacer participar a la materia de la bondad y perfección de las Ideas, por
lo que ha de suponerse que el mundo resultante es el mejor de los mundos
posibles. Las imperfecciones del mismo no son atribuibles al Demiurgo,
sino a las características propias de la imperfección de la materia. No
debemos concebir el Demiurgo como un dios creador, puesto que trabaja
sobre materiales ya preexistentes.

La concepción del hombre en Platón está también inspirada en la teoría de


las Ideas. El hombre es el resultado de una unión "accidental" entre el
alma, inmortal, y el cuerpo, material y corruptible, dos realidades distintas
que se encuentran unidas en un solo ser de modo provisional, de tal modo
que lo más propiamente humano que hay en el hombre es su alma, que es
inmortal, transmigra de unos cuerpos otros y es, además, principio de
conocimiento. A esta alma corresponde la función de gobernar y dirigir la
vida humana. Para Platón conocer es recordar, y este conocimiento se
funda en la razón.

Por último, Platón se situaba dentro del naturalismo político y no separaba


ni ética ni política, ya que creía que era lo mismo. Para él, la política era
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

una forma de alcanzar el bien colectivo. Además, creía que la sociedad era
algo natural y que todo aquel que estuviese fuera de la ciudad es un una
bestia o un dios.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.6. ARISTÓTELES:

VIDA Y OBRAS:

Aristóteles nació en Estagira, en Tracia, en el año 384-3 a. C. Poco


sabemos de la educación recibida por Aristóteles en su juventud, aunque
debió ser la propia de los jóvenes griegos de su época. A los diecisiete
años, el 368 a. C., se trasladó a Atenas donde se incorporó a la Academia
de Platón en la que permanecería durante veinte años. A pesar de algunas
anécdotas que se hacen eco de un supuesto enfrentamiento entre Platón
y Aristóteles, antes de la muerte de aquél, es poco probable que tal
enfrentamiento haya podido producirse, dado que todas las referencias
que tenemos de Aristóteles hacia Platón hacen gala de un gran respeto y
admiración hacia el maestro, pese a las discrepancias teóricas que luego
llevaron a su separación doctrinal.

A la muerte de Platón, en el 347, Espeusipo, sobrino de Platón, se hizo


cargo de la dirección de la Academia, bien por designación directa de
éste o bien por decisión de sus condiscípulos, imprimiendo una orientación
de carácter místico-religioso a las actividades de la Academia, lo que no
fue del agrado de Aristóteles, quien la abandonó (ya fuera por esta
razón, ya por sentirse frustrado al no haber sido designado él mismo
como director, como sostienen otros biógrafos).

Aristóteles se dirigió entonces, en compañía de Jenócrates, a Assos,


fundando allí una sección de la Academia que él mismo dirigió durante
tres años. Fue allí probablemente donde comenzó a desarrollar sus
propias opiniones contrarias a la teoría de las Ideas. De esta época es, en
efecto, su obra "Sobre la filosofía", en la que aparecen los primeros
elementos críticos de la teoría de las Ideas.

Una vez en Atenas, en el 335, fundará su propia escuela, el Liceo, una


comunidad filosófica al estilo de la platónica. A lo largo de este período
Alejandro Magno realiza sus campañas militares que tienen como una de
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

sus consecuencias la unificación de la Hélade, con la consiguiente pérdida


de autonomía política de las ciudades estado, entre las que se contaba
Atenas. El hecho de que Aristóteles hubiera sido su preceptor, así como
su amistad y parentesco con Hermias, le irá convirtiendo en un personaje
no grato para muchos atenienses. A la muerte de Alejandro, en el año
323, sintiéndose amenazado por los crecientes sentimientos
antimacedónicos, Aristóteles abandonará Atenas y se retirará a Calcis
("para que los atenienses no vuelvan a pecar contra la filosofía", dicen
que dijo, en clara referencia a la condena de Sócrates) a una propiedad
de su difunta madre, en la isla de Eubea, de donde era originaria. Allí
morirá Aristóteles, el 322 a. C., de una enfermedad del estómago.

PENSAMIENTO:

Para Aristóteles la verdadera realidad son las sustancias, a esa sustancia


le tenemos que atribuir unas características, como por ejemplo, los
accidentes, que están por debajo de las sustancias. Estas sustancias se
definen al determinar su género y su diferencia específica. La sustancia
está hecha de dos elementos: la materia (de lo que está hecho) y la
forma (la organización de la materia). La sustancia además se compone de
potencia y acto. La potencia es aquello que se puede llegar a ser pero que
todavía no es; y el acto es aquello que es en ese momento. Aristóteles
dice esto para explicar que el movimiento o el cambio es la
transformación de la potencia al acto.

En cuanto a su cosmología, la cual data de las primeras fases de


desarrollo de su pensamiento, y se puede observar en ella una clara
influencia platónica. En sus obras "Sobre el cielo" y "Sobre la generación
y la corrupción", así como en algunos libros de la "Física", se exponen sus
ideas fundamentales al respecto. El universo, que es finito y eterno, se
encuentra dividido en dos mundos, el sublunar y el supralunar,
reproduciendo de esta forma en cierto modo el dualismo platónico, cada
uno de ellos con características bien distintas, como veremos a
continuación.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

El mundo sublunar está formado por los cuatro elementos y sometido a la


generación y a la corrupción, es decir al cambio y al movimiento. El mundo
supralunar, por el contrario, está formado por una materia especial,
incorruptible, el éter o quintaesencia, que solamente está sometido a un
tipo de cambio, el movimiento circular, en clara oposición a los cuatro
elementos de los que está formado el mundo sublunar. La Tierra, que es
una esfera inmóvil, se encuentra en el centro del universo y, alrededor de
ella, incrustados en esferas concéntricas transparentes, giran los demás
astros y planetas, arrastrados por el giro de las esferas en que se
encuentran y que están movidas por una serie de motores que deben su
movimiento a un último motor inmóvil, que actúa directamente sobre la
última esfera, más allá de la cual ya no hay nada, la llamada esfera de las
estrellas fijas que es movida directamente por el motor inmóvil, y que
transmite su movimiento a todas las demás esferas y al mundo sublunar.

La teoría de la sustancia mantenida por Aristóteles le apartará también de


la interpretación platónica del hombre. Este concibe al ser humano de
acuerdo con su teoría de la sustancia, es decir, en consonancia con la idea
de que no es posible la existencia de formas separadas: la sustancia es un
compuesto indisoluble de materia y forma. Además, todas las sustancias
del mundo sublunar están sometidas a la generación y a la corrupción. El
hombre, pues, ha de ser una sustancia compuesta de materia y forma: la
materia del hombre es el cuerpo y su forma el alma. Aristóteles acepta,
como era admitido entre los filósofos griegos, la existencia del alma como
principio vital: todos los seres vivos, por el hecho de serlo, están dotados
de alma, tanto los vegetales como los animales. Pero interpreta también
que esa alma es la forma de la sustancia, es decir, el acto del hombre, en
la medida en que la forma representa la actualización o la realización de
una sustancia. Coincide con Platón en la concepción de que el hombre es un
compuesto de alma y cuerpo; pero se separa de Platón al concebir esa
unión no como accidental, sino como sustancial. No existen el alma por un
lado y el cuerpo por otro lado, sino que ambos existen exclusivamente en la
sustancia hombre. La distinción entre alma y cuerpo es real, pero sólo
puede ser pensada. Por lo demás, el alma no puede ser inmortal, como
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

afirmaba Platón, ya que no es posible que subsistan las formas


separadamente de la materia. Cuando el hombre muere se produce un
cambio sustancial y, como hemos visto en la explicación aristotélica del
cambio, eso supone la pérdida de una forma y la adquisición de otra por
parte de la sustancia "hombre": la forma que se pierde es la de ser vivo, y
la forma que se adquiere es la de cadáver.
Para Aristóteles, conocer es abstraer, y afirma que solo hay un tipo de
conocimiento, que es la episteme.
Por último, Aristóteles también pertenece al naturalismo político, al igual
que Platón, y por lo tanto tampoco separa ética ni política, y también ve a
la sociedad como algo natural.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.7. ZENÓN DE CITIO:

VIDA Y OBRAS:
Zenón de Citio nació en el año 336 a. C. en la localidad chipriota de Citio.
Durante muchos años trabajó con su padre, un rico comerciante de la zona,
y su interés por la filosofía no se despertó hasta bien pasada su juventud.
Existen diversas historias que relatan cómo llegó a Atenas y empezó a
estudiar filosofía. La más recurrente es la que cuenta que, viajando en un
barco mercante, un naufragio provocó su hundimiento y le hizo llegar a la
capital griega. Además, ese accidente provocó que perdiera la mayor parte
de su fortuna. Ese mismo naufragio y la llegada consiguiente a Atenas
entronca con la forma en la que se relata que conoció a los filósofos que se
convertirían en sus maestros. Se cuenta que Zenón entró en una tienda de
libros y comenzó a leer la obra titulada Libro II de los comentarios de
Jenofonte. Al parecer, quedó muy impresionado por la lectura y preguntó
por los hombres de los que hablaba el libro. Después de esos años como
discípulo, Zenón no quedó convencido de las enseñanzas de sus maestros.
Por eso, y con el bagaje acumulado, diseño su propio sistema filosófico.
Alrededor del año 300 a. C. empezó a impartir sus doctrinas bajo un
pórtico de la ciudad de Atenas que acabó dando nombre a su corriente
filosófica: el estoicismo. Según dejaron escrito algunos de sus discípulos,
Zenón se distinguía por no ser nada elitista a la hora de enseñar.
Cualquiera era libre de acudir y escucharlo, sin importar su condición
social y cultural. Zenón se dedicó a enseñar filosofía durante más de 30
años. La hipótesis más aceptada sobre su muerte es que se suicidó en el
año 264 a. C., cuando contaba 72 años.

PENSAMIENTO:

Dado que no se han conservado los escritos originales de Zenón de Citio,


todo lo que se conoce sobre su pensamiento proviene de testimonios
posteriores, especialmente de Crisipo. Según estos testimonios, Zenón
afirmaba que «existe un orden a la vez racional y natural de las cosas» y
«el bien consiste en el acuerdo pleno del individuo con ese orden», frases
que forman parte de la base del estoicismo. Igualmente, se le atribuye el
haber dividido la investigación filosófica entre la lógica, la física y la ética.
La escuela estoica fundada por Zenón rechazaba todo tipo de
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

trascendencia y metafísica. Para el autor, el llamado “arte del buen vivir”


debía centrarse en la lógica, la ética y la física.

En su pensamiento, la lógica era la manera de defenderse y filtrar lo que


procede del exterior de la mente humana. Por su parte, la física era la
propia estructura de la filosofía, mientras que la ética era el objetivo de
la existencia. Para Zenón, el objetivo último de la vida era alcanzar la
felicidad, teniendo claro que el hombre forma parte de una comunidad.
Así, la naturaleza lleva al ser humano a amarse a sí mismo y a los demás,
conservándose y conservando al mismo tiempo. Por ese motivo, la escuela
estoica rechaza cualquier diferenciación entre los hombres, ya fuera por
nacimiento o por riqueza. Para ellos, todos estaban capacitados para
alcanzar la virtud, siendo libres por naturaleza y no esclavos. En este
sentido, destacaban la importancia del conocimiento, ya que este otorga
libertad, mientras que la ignorancia crea esclavitud.

Aparte de lo anterior, los estoicos no evitaron entrar en algunos debates,


como la esencia del ser y del mundo exterior. En este aspecto, se
posicionaron entre los que pensaban que todo conocimiento se adquiere a
través de los sentidos. Estas sensaciones que se reciben acaban formando
una representación del objeto percibido. De acuerdo a sus enseñanzas,
esto implica que el ser humano no nace con ideas innatas. Todo llega del
exterior, aunque el hombre debe permitir que la representación se fije en
su interior; es así como se capta intelectualmente la idea del objeto.

De acuerdo con Zenón, la mejor manera de alcanzar la felicidad es evitar


las pasiones, los odios y las contrariedades. Para eso se debe vivir sin
esperar nada especial de la vida, dejándose conducir por el destino.

Frente a la corriente dominante de la época marcada por Epicuro, Zenón


señalaba que todo el conocimiento se adquiere por los sentidos. Sin
embargo, también afirmó que cuando el conocimiento llega al hombre, este
es capaz de percibir los conceptos morales generales. Zenón y sus
seguidores posteriores creían que tampoco los conocimientos lógicos eran
innatos, sino aprendidos y que eran comunes para todos. Además, los
expertos afirman que la física que explicó Zenón recibió una gran
influencia de otros filósofos como Platón o Heráclito. Para él, el logos (en
forma de fuego) era el principio que regía el universo, tanto en lo material
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

como en lo inmaterial. Por eso, nada puede escapar del destino universal ni
de las leyes divinas.

A pesar de que, como se explicaba antes, los seres humanos estarían


sujetos al logos, lo estoicos intentaron dar un sentido de libertad a la
existencia. La manera de hacerlo es aceptando la voluntad de ese fuego
divino y combatiendo los instintos y pasiones. Zenón estableció una serie
de principios comunes y que no podían separarse: la razón, la divinidad, la
naturaleza, la libertad y la felicidad.

La razón era la herramienta para evitar las pasiones y obedecer las leyes
sociales. Gracias a esta llegaba la felicidad y la libertad; de ahí la
importancia del conocimiento para crear hombres libres. El propio Zenón
estableció una analogía entre la escuela y la vida, señalando que los seres
humanos han llegado a esta para aprender. Por este último motivo sus
enseñanzas solían ser muy prácticas, de manera que sus discípulos
pudieran conocer el modo de vivir correctamente y de superar las
adversidades.

La importancia que otorgaba Zenón a la virtud queda bien clara cuando se


leen algunas frases que forman parte de su filosofía. Así, se encuentran
algunas que rezan que “El bien supremo [la virtud] es vivir de modo acorde
a la naturaleza” o que “Zenón el estoico piensa que el fin es vivir conforme
a la virtud”.

Lo único que se conserva de las obras de Zenón son algunos fragmentos


que nos han llegado por citas de algunos de sus seguidores. En cambio, sí
existe un listado de todos sus escritos elaborado por Diógenes Laercio.
Algunas de sus obras fueron La república, Los signos, El discurso, La
naturaleza, La vida según la naturaleza y Las pasiones. A pesar de esta
falta de documentos, la escuela filosófica creada por Zenón sobrevivió a
su fundador. De hecho, llegó a adquirir una gran importancia en la época
romana, aunque con algunas notables modificaciones. Para los estoicos
romanos, la física y la lógica eran mucho menos importantes, centrándose
tan solo en la ética. Estos filósofos, con su elogio a la ética del esfuerzo y
a la disciplinar, contribuyeron a la posterior expansión del cristianismo en
el Imperio.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.8. EPICURO:

VIDA Y OBRAS:
Epicuro nació en la isla de Samos. El padre de Epicuro fue maestro, por lo
que es probable que éste comenzase a interesarse pronto por las
cuestiones intelectuales. Al parecer a los 14 años ya había comenzado a
estudiar filosofía y se había hecho discípulo del filósofo platónico Pánfilo.
Es posible que a partir de este encuentro Epicuro adopte su postura anti-
idealista contra la concepción platónica y sus postulados básicos (la
existencia de dos mundos, sensible e inteligible, la existencia de un alma
inmortal, etc).

En el 306 a.c. Epicuro compra en Atenas una casa y un pequeño terreno


para su escuela, que ha sido tradicionalmente denominada "El jardín",
aunque probablemente se tratase de un simple huerto, retirado del
bullicio de la ciudad, donde tanto Epicuro como sus más allegados
discípulos y amigos podían dedicarse a la reflexión y a la conversación sin
ser molestados. Esta escuela ofrecía un modelo alternativo a la Academia
que había fundado Platón y al Liceo de Aristóteles, en las cuales el tipo
de educación era de un alto nivel científico pero no conllevaba
necesariamente una actitud moral ante la vida, rasgo predominante de la
filosofía epicúrea, así como de prácticamente todas las escuelas
helenísticas (estoicos, cínicos, etc.). El jardín se apartaba también de
otras escuelas al admitir a mujeres y a esclavos entre los alumnos, algo
poco corriente en la época, que dio lugar a críticas y comentarios
despectivos que daban por supuesto que la escuela de Epicuro,
malinterpretando además sus ideas sobre el placer y su hedonismo, era
un lugar para el desenfreno en banquetes y lujos cuando lo cierto es que
la vida de Epicuro fue sencilla, humilde y tranquila, siendo su ejemplo
para sus discípulos su mayor creación.

PENSAMIENTO:

La filosofía de Epicuro puede ser claramente dividida en tres partes, la


Canónica, que se ocupa de los criterios por los cuales llegamos a
distinguir lo verdadero de lo falso, la Física, el estudio de la naturaleza, y
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

la Ética, que supone la culminación del sistema y a la cual se subordinan


las dos primeras partes.

Antes de examinar cada una de estas partes podemos afirmar que la


filosofía de Epicuro, en líneas generales, se caracteriza por situarse en
el lado opuesto a la filosofía platónica: afirma que no hay más que una
realidad, el mundo sensible, niega la inmortalidad del alma y afirma que
ésta, al igual que todo lo demás, está formada por átomos, afirma el
hedonismo en la teoría ética y como modo de vida y rechaza el interés
por la política y, frente a la reestructuración de la sociedad que,
afirmaba Platón, era el objetivo del filósofo, prefiere un estilo de vida
sencillo y autosuficiente encaminado a la felicidad en el que la amistad
juega un papel fundamental. Ahora vamos a centrarnos con mas detalle en
cada una de las partes de su pensamiento:

La canónica es la parte de la filosofía que examina la forma en la que


conocemos y la manera de distinguir lo verdadero de lo falso. Según
Epicuro la sensación es la base de todo el conocimiento y se produce
cuando las imágenes que desprenden los cuerpos llegan hasta nuestros
sentidos. Ante cada sensación el ser humano reacciona con placer o con
dolor, dando lugar a los sentimientos, que son la base de la moral. Cuando
las sensaciones se repiten numerosas veces se graban en la memoria y
forman así lo que Epicuro denomina las ideas generales. Para que las
sensaciones constituyan una base adecuada deben de estar dotadas de la
suficiente claridad, al igual que las ideas, o sino nos conducirán al error.

Ahora vamos a a hablar de la física de Epicuro, que afirma que toda la


realidad está formada por dos elementos fundamentales. Estos son los
átomos, que tienen forma, extensión y peso; y el vacío, que es el espacio
en el cual se mueven esos átomos. Las distintas cosas que hay en el
mundo son fruto de las distintas combinaciones de átomos. El ser
humano, de la misma forma, no es sino un compuesto de átomos. Incluso
el alma está formada por un tipo especial de átomos, más sutiles que los
que forman el cuerpo, pero no por ello deja el alma de ser material.
Debido a ello, cuando el cuerpo muere, el alma muere con él. Con respecto
a la totalidad de la realidad Epicuro afirma que ésta, como los átomos que
la forman, es eterna. No hay un origen a partir del caos o un momento
inicial.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Toda esta concepción atomista procede claramente de Demócrito, pero


Epicuro modifica la filosofía de aquel cuando le conviene, pues no quiere
aceptar el determinismo que el atomismo conllevaba en su forma original.
Por eso introduce un elemento de azar en el movimiento de los átomos,
una desviación de la cadena de las causas y efectos con lo que la libertad
queda asegurada. Este interés por parte de Epicuro en salvaguardar la
libertad es fruto de la consideración de la ética como la culminación de
todo el sistema filosófico al cual se han de subordinar las restantes
partes. Estas son importantes tan sólo en la medida en que son
necesarias para la ética.

Esta ética, como ya he dicho, es la culminación del sistema filosófico de


Epicuro: la filosofía como el modo de lograr la felicidad, basada en la
autonomía o autarkeia y la tranquilidad del ánimo o ataraxia. En la medida
en la que la felicidad es el objetivo de todo ser humano, la filosofía es
una actividad que cualquier persona, independientemente de sus
características (edad, condición social, etc.) puede y debe realizar.

Para exponer la ética de Epicuro podemos fijarnos en dos grandes


bloques. Por un lado todo aquello que su filosofía pretende evitar, que es,
en definitiva, el miedo en sus diversos modos y maneras, y por otro lado,
aquello que se persigue por considerarse bueno y valioso. Empezamos por
eso que debemos evitar:

- El miedo a los dioses.

- El miedo a la muerte, ya que para él, la muerte no es un mal.

- El miedo al dolor.

- El miedo al fracaso.

Ahora vamos a enumerar todo aquello que se debe perseguir:

1. En la búsqueda del placer es necesario distinguir aquellos deseos


que son naturales y necesarios, y también aquellos que no son ni
naturales ni necesarios
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

2. Epicuro exalta la amistad entre los seres humanos como una de las
mayores virtudes y uno de los mejores placeres de los que se puede
gozar. La amistad proporciona un apoyo en un mundo hostil y
extraño.

3. La clave del modo de vida de Epicuro, es: gozar, saber y compartir.


Esos tres factores, como nos muestran las palabras de Epicuro,
están íntimamente relacionados: Gozar el placer de estar vivo,
saber discernir lo que es verdaderamente valioso, y compartir en la
amistad tanto la vida como el conocimiento.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

1.9. PIRRÓN DE ELIS:

VIDA Y OBRAS:

Filósofo griego, vivió en siglo IV a.C. Es considerado fundador del


escepticismo, también llamado pirronismo. No se conoce ningún escrito
suyo, pero su pensamiento nos lo ha transmitido su discípulo Timón de
Fliunte. También se encuentran testimonios sobre su doctrina en Cicerón,
Diógenes Laercio y Eusebio de Cesarea.

PENSAMIENTO:

El pensamiento de Pirrón se centra en el tema de la felicidad y de su


consecución por medio de la filosofía. Pirrón dice que las cosas son
"indiferentes, sin medida e indiscernibles". Es decir que ni las opiniones
ni las sensaciones pueden penetrarlas. Ante esta realidad la consecuencia
para el hombre será suprimir las opiniones, las inclinaciones y los
trastornos. El resultado será, primero la aphasía, no asegurar nada ni
afirmativa ni negativamente, y luego la ataraxia, imperturbabilidad que
es el fin de la investigación filosófica. El pirronismo alcanzó su esplendor
entre los siglos I a.C. y II d.C.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

2. FILOSOFÍA MEDIEVAL:

2.1. SAN AGUSTÍN:

VIDA Y OBRAS:

Agustín nació el año 354 d.c. en Tagaste, ciudad situada en la antigua


provincia romana de Numidia. Sus primeros estudios los realizará en
Tagaste y a partir del año 370 estudiará en Cartago, dedicándose
principalmente a la retórica y a la filosofía, destacando de una manera
especial en retórica, y encontrando dificultades en el aprendizaje de la
lengua griega, que nunca llegó a dominar.

PENSAMIENTO:

En cuanto a su pensamiento filosófico, nos podemos centrar en varios


temas:

Cuando San Agustín comienza la elaboración de su síntesis filosófica parte


ya de una previa adaptación de la filosofía al cristianismo realizada por los
pensadores cristianos de siglo III, fundamentalmente. En su obra
analizará los distintos sistemas filosóficos griegos mostrando una especial
admiración por Platón, recibiendo una fuerte influencia del neoplatonismo
así como del estoicismo, del que aceptó numerosas tesis, aclarándose, de
este modo las influencias recibidas. Por el contrario el epicureísmo, el
escepticismo y el aristotelismo serán objeto de rechazo. La magnitud, la
profundidad y, no obstante, la novedad de su obra le convertirán en el
pensador más relevante del cristianismo, ejerciendo una influencia
continuada a través de los siglos en el ámbito del cristianismo.

Para Agustín no hay una distinción clara entre razón y fe en la obra de


San Agustín, lo que marcará el discurrir de todo su pensamiento. Existe
una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a
conocerla mejor. "Cree para comprender", nos dice, en una clara
expresión de predominio de la fe; sin la creencia en los dogmas de la fe
no podremos llegar a comprender la verdad, Dios y todo lo creado por
Dios. Así se ve a la razón como instrumento de aclaración de la fe: la fe
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente


utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de
ésta.

Por otro lado, y aunque Agustín nunca llegase a elaborar una teoría del
conocimiento, San Agustín se ocupó del problema del conocimiento,
tratando de establecer las condiciones en las que se puede dar el
conocimiento de la verdad, según el ideal cristiano de la búsqueda de
Cristo y la sabiduría.

Ante el desarrollo del escepticismo defendido por la Academia, con cuyas


tesis había simpatizado anteriormente, San Agustín considerará
fundamental la crítica del mismo. Los escépticos niegan la posibilidad de
alcanzar certeza alguna. Ante ello San Agustín replica afirmando la
necesaria certeza de la propia existencia, ya que aun en el caso de que me
engañarse no dejaría de existir; pero la certeza es triple, ya que el
hombre existe, vive y entiende.

Así, San Agustín va a distinguir varios tipos de conocimiento, asegurada su


posibilidad: el conocimiento sensible y el conocimiento racional; el
conocimiento racional, a su vez, podrá ser inferior y superior. El
conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento, ya que este
tipo de conocimiento sólo genera opinión. El conocimiento racional, en su
actividad inferior, se dirige al conocimiento de lo que hay de universal y
necesario en la realidad temporal, y es el tipo de conocimiento que
podemos llamar ciencia. El conocimiento racional, en su actividad superior,
es llamado por San Agustín sabiduría; es el auténtico conocimiento
filosófico: el conocimiento de las verdades universales y necesarias, las
ideas, siguiendo a Platón.

En cuanto a Antropología, San Agustín defiende que el ser humano es un


compuesto de cuerpo y alma. La realidad más importante es el alma,
concibiendo el cuerpo como un mero instrumento del alma. El alma es una
sustancia espiritual, simple e indivisible. El alma es inmortal, pero a
diferencia de lo que ocurría en el platonismo no es eterna.

Ahora voy a hablar del tema que más ocupa a San Agustín, que no es otro
que Dios. Su filosofía es predominantemente una teología, siendo Dios no
sólo la verdad a la que aspira el conocimiento sino el fin al que tiende la
vida del hombre, que encuentra su razón de ser en la beatitud, en la visión
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

beatífica de Dios que alcanzarán los bienaventurados en la otra vida, para


cuya obtención será necesario el concurso de la gracia divina.

San Agustín no se preocupa, sin embargo, de elaborar pruebas


sistemáticas de la existencia de Dios, aunque propone diversos argumentos
que ponen de manifiesto su existencia, haciéndolo con esa estricta
intención. Entre ellos se encuentran los que, a partir del orden observable
en el mundo, concluyen la existencia de un ser supremo ordenador, o los
basados en el consenso, que recalcan la universalidad de la creencia en
dioses por parte de todos los pueblos conocidos.

Y por último hablamos de la ética agustiniana, aunque inspirada


directamente por los ideales morales del cristianismo, aceptará elementos
procedentes del platonismo y del estoicismo, que encontramos también en
otros aspectos de su pensamiento. Así, compartirá con ellos la conquista
de la felicidad como el objetivo o fin último de la conducta humana; este
fin será inalcanzable en esta vida, dado el carácter trascendente de la
naturaleza humana, dotada de un alma inmortal, por lo que sólo podrá ser
alcanzado en la otra vida.

Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo, la solución se


alejará del platonismo, para quien el mal era asimilado a la ignorancia,
tanto como del maniqueísmo, para quien el mal era una cierta forma de ser
que se oponía al bien; para San Agustín el mal no es una forma de ser, sino
su privación; no es algo positivo, sino negativo: carencia de ser, es decir, no
ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifican.

Y En cuanto a la sociedad y la política, San Agustín expone sus reflexiones


en “La ciudad de Dios”, obra escrita a raíz de la caída de Roma en manos
de Alarico y de la desmembración del imperio romano. Los paganos habían
culpado a los cristianos de tal desastre, argumentando que el abandono de
los dioses tradicionales en favor del cristianismo, convertido desde hacía
tiempo en la religión del imperio, había sido la causa de la pérdida del
poder de Roma y de su posterior destrucción. En esa obra San Agustín
ensaya una explicación histórica para tales hechos partiendo de la
concepción de la historia como el resultado de la lucha de dos ciudades, la
del Bien y la del Mal, la de Dios y la terrenal, de la luz y de las tinieblas.

En este caso la ciudad de Dios la componen todos aquellos que siguen su


palabra, los creyentes; la terrenal, los que no creen. Esa lucha continuará
hasta el final de los tiempos, en que la ciudad de Dios triunfará sobre la
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

terrenal, apoyándose San Agustín en los textos sagrados del Apocalipsis


para defender su postura. De hecho, la oposición señalada será utilizada
posteriormente para defender la prioridad de la Iglesia sobre los poderes
políticos, exigiendo su sumisión, lo que ocurrirá en la alta edad media.
Asegurada esa dependencia, San Agustín aceptará que la sociedad es
necesaria al individuo, aunque no sea un bien perfecto; sus instituciones,
como la familia, se derivan de la naturaleza humana, siguiendo la teoría de
la sociabilidad natural de Aristóteles, y el poder de los gobernantes
procede directamente de Dios.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

2.2. SANTO TOMÁS DE AQUINO:

VIDA Y OBRAS:
Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el
año 1225, en el seno de una numerosa y noble familia italiana. Su padre era
descendiente de los condes de Aquino y su madre era hija de los condes de
Taete y Chieti. Tomás recibió su primera educación a los cinco años en la
abadía de Montecasino, permaneciendo en el monasterio hasta 1239. Allí
realizó los estudios ordinarios de gramática, latín, música, moral y religión.

A finales de 1239 se dirigió a la universidad de Nápoles para continuar sus


estudios, permaneciendo en dicha ciudad hasta 1244, año en que ingresó en
la orden como novicio. Cuando Santo Tomás se iba a dirigir a Bolonia para
participar en un capítulo general de la orden, fue raptado por sus
hermanos con la intención de impedir su ingreso definitivo en la orden,
cosa que no consiguieron dejándole, finalmente, cumplir su voluntad. Se
dirigió posteriormente a París, probablemente en el verano de 1245.

En París permaneció hasta 1248, como estudiante. En 1248 se dirigió a


Colonia, con San Alberto Magno, quien iba a fundar una casa de estudios
para la orden.

En Colonia permaneció con él hasta 1252, regresando a París para


continuar sus estudios de Teología. En 1256 fue nombrado Magister,
ocupando su cátedra hasta el 1259.

En 1259 se trasladó a Italia, donde permaneció hasta 1268, con el encargo


de enseñar teología en la Corte pontificia. Luego regresa a Nápoles en el
año 1272, con el encargo de establecer una casa de estudios, donde
abandona totalmente su actividad docente y de autor, encontrándose
frecuentemente arrebatado por experiencias místicas que le absorben por
completo. Permanecerá allí hasta su muerte en 1274.

PENSAMIENTO:
Respecto a su pensamiento, reflexionó sobre diferentes temas:

El primer ámbito sobre el que vamos a hablar es el debate entre la razón y


la fe. La relación del cristianismo con la filosofía viene determinada por la
primacía de la fe sobre la razón. Santo Tomás de Aquino replanteará la
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

relación entre estos dos elementos, dotando a la razón de una mayor


autonomía.

No obstante, también santo Tomás será, en este sentido, deudor de la


tradición filosófica cristiana, aceptando el predominio de lo teológico
sobre cualquier otra cuestión filosófica, así como los elementos de la fe
que deben ser considerados como imprescindibles en la reflexión
filosófica cristiana: el creacionismo, la inmortalidad del alma, las verdades
reveladas de la Biblia y los evangelios, etc. Sin embargo, esa relación de
dependencia de la razón con respecto a la fe será modificada
sustancialmente por santo Tomás de Aquino. Hasta la llegada de este,
siempre se había dado por supuesto que la verdad de la razón puede
coincidir con la verdad de la fe o no, pero que en todo caso, al ser siendo
independientes, no interfieren la una en el terreno de la otra. Santo
Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la existencia de una única
verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe. Aunque sí que
reconoce la particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo
que cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento.
La filosofía se ocupará del conocimiento de las verdades naturales, que
pueden ser alcanzadas por la luz natural de la razón; y la teología se
ocupará del conocimiento de las verdades reveladas, de las verdades que
sólo puede ser conocidas mediante la luz de la revelación divina.

Santo Tomás también habló sobre la metafísica, y al igual que Aristóteles,


para Santo Tomás la metafísica es la ciencia del "ente en cuanto ente" y,
como tal, la ciencia de las primeras causas y principios del ser. Al igual que
Aristóteles aceptará, pues, la teoría de las cuatro causas, la teoría de la
sustancia y la teoría del acto y la potencia. Pero la necesidad de conciliar
el aristotelismo con el cristianismo le llevará a introducir una nueva
estructura metafísica la de la distinción entre esencia y existencia.

- La teoría de las cuatro causas: En el libro I de la Metafísica, luego


de haber identificado el verdadero saber con el conocimiento de las
causas del ser, Aristóteles nos presentaba las cuatro causas de las
que ya nos había hablado en la Física. Santo Tomás de Aquino
aceptará y adoptará la formulación aristotélica de la teoría de las
cuatro causas: la causa material, aquello de que está hecha una cosa;
la causa formal, lo que es una cosa; la causa eficiente, el agente que
la produce; y la causa final, el para qué de una cosa.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

- La teoría de la sustancia: Igualmente la sustancia es identificada con


la entidad concreta y particular, constituida por un compuesto
indisoluble de materia y forma. En cuanto tal, es el modo privilegiado
de ser, el sujeto en el que inhieren los accidentes, las formas de ser
que no son sujeto sino que se dan en un sujeto. Acepta, por lo tanto,
la misma ordenación de las categorías accidentales que Aristóteles:
cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y
pasión.
- La teoría del acto y la potencia: También compartirá con Aristóteles
la distinción entre ser en acto y ser en potencia. Por ser en acto se
refiere a la sustancia tal como en un momento determinado se nos
presenta y la conocemos; por ser en potencia entiende el conjunto
de capacidades o posibilidades de la sustancia para llegar a ser algo
distinto de lo que actualmente es. Un niño tiene la capacidad de ser
hombre: es, por lo tanto, un niño en acto, pero un hombre en
potencia. Es decir, no es un hombre, pero puede llegar a serlo. Junto
con las dos teorías anteriormente citadas dispone santo Tomás de
todas las estructuras metafísicas necesarias para dar cuenta de la
realidad física, del mundo, pero no de Dios, por lo que se verá
forzado a recurrir a una nueva estructura metafísica de procedencia
no aristotélica: la de esencia y existencia. La metafísica aristotélica
conduce a una interpretación del mundo difícilmente conciliable con
el cristianismo: el mundo es eterno y está compuesto de una
multiplicidad de sustancias que, en cuanto tales, tienen la misma
entidad. La distinción que ya había establecido Avicena entre la
esencia y la existencia será la respuesta que buscará santo Tomás:
además de las estructuras anteriormente citadas, y basada
especialmente en la teoría del acto y la potencia, habrá que
distinguir en cada sustancia la esencia de la existencia. La esencia
está respecto a la existencia como la potencia respecto del acto. Lo
que una cosa es, su esencia, puede ser comprendido
independientemente de que esa cosa exista o no; e
independientemente de su existencia o no, la esencia se mantiene
inalterable siendo lo que es. Por ejemplo, comprendemos lo que es un
hombre independientemente de que existan o no hombres, y lo
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

mismo con cualquier otra sustancia. La esencia sería una cierta


forma de ser en potencia: para existir tendría que ser actualizada
por otra entidad que le diese la existencia, ya que nada puede ser
causa de su propia existencia. Por lo tanto, todas las cosas que
existen son un compuesto de esencia y existencia. En ese sentido
son contingentes, es decir no tienen en sí mismas la necesidad de
existir, pueden existir o no existir. Por esto, la existencia tiene que
proceder de otras sustancia que existan eminentemente, es decir,
de una sustancia cuya esencia consista en existir y sea, por lo tanto,
un ser necesario: Dios. Se establece así una distinción o jerarquía
entre los seres: los contingentes, los que recibe su existencia; y el
ser necesario, aquel en que la esencia y la existencia se identifican.

Otro ámbito tratado por Santo Tomás es el teológico, aquí Santo Tomás
se encontrará con un relativamente amplio desarrollo del pensamiento
filosófico y con una nueva explicación de la realidad que se había
desarrollado en Europa recientemente y era conocida como "averroísmo
latino". Hasta entonces la filosofía occidental se había mantenido en el
marco de la tradición platónica, en un intento continuado de fusión del
platonismo con el cristianismo, mediatizado por la versión dada ya por San
Agustín. Santo Tomás romperá parcialmente con dicha tradición adoptando
el aristotelismo como base de su pensamiento filosófico. Por lo que
respecta la existencia de Dios, Santo Tomás afirma taxativamente que no
es una verdad evidente para la naturaleza humana, por lo que, quienes la
afirmen, deberán probarla. La existencia de Dios, nos dice, es evidente
considerada en sí misma, pero no considerada respecto al hombre y su
razón finita y limitada. Tanto es así que ni siquiera las diversas culturas o
civilizaciones tienen la misma idea de Dios (judaísmo, islamismo,
cristianismo, politeísmo...) e, incluso, ni siquiera todos los hombres
pertenecientes a la misma cultura poseen la misma idea de Dios. Y esto es
un hecho ante el que no cabe discusión. Con ello pretende recalcar tanto la
importancia del tema como la legitimidad de solicitar una garantía de la
razón, independientemente de lo que afirme la fe. Si la existencia de Dios
no es una verdad evidente para nosotros es necesario, pues, que sea
demostrada de un modo evidente para la razón, de un modo racional, en el
que no intervengan elementos de la Revelación o de la fe.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Para esa demostración se utiliza el conocimiento que proporciona la


experiencia humana, de los seres que conocemos, tomados como efectos, y
remontarnos, a través de ellos, a su causa, es decir, argumentando " a
posteriori”.

Otro objeto de estudio de Santo Tomás fue la Antropología, que también


está basada en la concepción aristotélica. Pero, al igual que ocurre con los
otros aspectos de su pensamiento, ha de ser conciliada con las creencias
básicas del cristianismo: la inmortalidad del alma y la creación. El ser
humano es un compuesto sustancial de alma y cuerpo, representando el
alma la forma y el cuerpo la materia de dicha sustancia. Aquí, Santo Tomás
afirma la unidad hilemórfica del ser humano, que constituye una unidad en
la que existe una única forma sustancial, el alma racional, que informa
inmediata y directamente a la materia prima constituyendo el compuesto
"hombre".

Del mismo modo que Aristóteles había concebido la existencia de una sola
alma en el ser humano, que engloba las funciones vegetativa y sensitiva,
santo Tomás afirma que esa única alma es la que regula todas las funciones
del "hombre" y determina su corporeidad. Así pues el alma se sigue
concibiendo como principio vital y como principio de conocimiento, pero se
rechaza la interpretación platónica de la relación entre el alma y el cuerpo,
y Santo Tomás atribuirá esas funciones al "hombre": es el ser humano, el
individuo, el que vive y conoce, el que razona y entiende, el que imagina y
siente. Todo ello es imposible sin tener un cuerpo, por lo que éste ha de
pertenecer al "hombre" con el mismo derecho que le pertenece el alma.

La relación del alma y el cuerpo es una relación natural, no una situación


forzada y antinatural, según la cual estaría el alma en el cuerpo como el
prisionero en la celda. No se puede interpretar la interdependencia entre
el alma y el cuerpo como un castigo para el alma, en contra de lo que los
neoplatónicos afirmaban, y que dio pie al desarrollo de algunas herejías
basadas o inspiradas en el gnosticismo, como la de los cátaros.

No obstante, dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, santo


Tomás afirmará que en ella existe ciertas facultades que le pertenecen
como tal, y que no dependen para nada de su relación con el cuerpo,
tenemos, pues, una clasificación similar a la aristotélica. No se trata de
tres tipos de alma, sino de tres facultades o potencias de la misma alma
racional. En sus funciones vegetativas el alma se ocupa de todo lo
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

relacionado con la nutrición y el crecimiento. En sus funciones sensitivas el


alma regula todo lo relacionado con el funcionamiento de los sentidos
externos, así como la imaginación y la memoria, actividades que se
corresponde en las funciones del alma vegetativo de los animales. En sus
funciones racionales santo Tomás distingue como facultades propias del
alma el entendimiento (agente y paciente) y la voluntad, con la que trata de
explicar el deseo intelectual, quedando el sensitivo explicado por las
funciones sensitivas del alma. A pesar de que todas ellas proceden de la
misma alma racional, se pueden distinguir realmente entre sí, dado que
tienden a aplicarse a distintos objetos.

Respecto al conocimiento, Santo Tomás seguirá la explicación ofrecida por


Aristóteles. El objeto propio reconocimiento intelectivo es la forma, lo
universal; pero esa forma sólo puede ser captada en la sustancia. Por lo
tanto, es necesario que la sustancia, la entidad concreta e individual, sea
captada mediante los sentidos, para poder ofrecer al entendimiento su
objeto propio de conocimiento. Esta actividad primaria es realizada por los
sentidos, quienes, en colaboración con la imaginación y la memoria,
producen una imagen sensible de la sustancia, que sigue siendo una imagen
concreta y particular; sobre esa imagen actuará el entendimiento agente,
dirigiéndose a ella para abstraer la forma o lo universal, la “especie
inteligible", produciendo en el entendimiento paciente la "species
impressa" quien, a su vez, como reacción producirá la "species expressa",
que es el concepto universal o "verbum mentis". El proceso de abstracción
consiste, pues, en separar intelectualmente lo universal, que sólo puede
ser conocido de esta manera. La consecuencia es la necesidad de tomar
como punto de partida la experiencia sensible en todo conocimiento.
También en el conocimiento de las cosas divinas, por lo que Santo Tomás
adoptará el método "a posteriori" en su demostración de la existencia de
Dios a través de las cinco vías ya que para Santo Tomás no es posible
tener en esta vida un conocimiento directo de ellas. El conocimiento de
estas sustancias sólo se puede obtener por analogía, en la medida en que
podamos tener un conocimiento de los principios y de las causas del ser.

Respecto a la sociedad, para Santo Tomás es el estado natural de la vida


del hombre. En cuanto tal, el hombre es por naturaleza un ser social nacido
para vivir en comunidad con otros hombres; pero ya sabemos que Santo
Tomás asigna al hombre un fin trascendente, por lo que ha de reconocer un
papel importante a la Iglesia en la organización de la vida del hombre. Del
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

mismo modo que había distinguido entre la razón y la fe y, aun


manteniendo su autonomía, concedía la primacía a la fe sobre la razón, por
lo que respecta a la sociedad, aun aceptando la distinción y la
independencia del Estado y la Iglesia, aquél ha de someterse a ésta, en
virtud de ese fin trascendente del hombre. El Estado ha de procurar el
bien común, para lo cual legislará de acuerdo con la ley natural. Las leyes
contrarias a la ley natural no obligan en conciencia. Las leyes contrarias a
la ley divina deben rechazarse y no es lícito obedecerlas, marcándose
claramente la dependencia de la legislación civil respecto a la legislación
religiosa.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

2.3. GUILLERMO DE OCKHAM:

VIDA Y OBRAS:
Se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Guillermo de Ockham, que
se sitúa, según lo que se puede deducir partiendo de los pocos
acontecimientos que conocemos de su vida, entre los años 1280, como
pronto, y 1300, como muy tarde. Según unos nació en el lugar llamado
Ockham, en el condado de Surrey, al sur de Londres, mientras que otros
consideran que Ockham era simplemente su apellido. Se sabe que ingresó
muy joven en la orden mendicante de los franciscanos, y que realizó sus
estudios en Oxford, debiendo alcanzar el grado de bachiller en los años
1316-20; según unos, alcanzó también el grado de "magister", llegando a
enseñar lógica y teología en las escuelas franciscanas hasta el año 1323.
Otros, sin embargo, afirman que no consiguió el grado de magister y que
jamás se dedicó a la enseñanza, sino que continuó sus estudios en el ámbito
de las preocupaciones filosófico-teológicas de la orden franciscana, de
donde proceden sus primeros escritos polémicos y críticos sobre tales
cuestiones. Se sabe que murió en 1308, lo que implica retrasar casi al
máximo la fecha de nacimiento de Ockham.

PENSAMIENTO:
La presencia de Ockham en Aviñón marca un antes y un después en el
conjunto de su obra que queda así dividida en torno a dos períodos; el
primero, anterior a su estancia en Aviñón, está dominado por
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

preocupaciones filosófico-teológicas; el segundo, que comienza con su


huída de Aviñón, por reflexiones filosófico-políticas. Pertenecen al primer
período los "Comentarios" a las Sentencias de Pedro Lombardo, cuyo
contenido le valió la antipatía y persecución de Luterrell, y el ser acusado
de herejía. También la "Expositio super octo libros physicorum" y la
"Summa totius logicae", sobre filosofía natural el primero y sobre lógica el
segundo. Entre las obras teológicas cabe destacar los "Quodlibeta VII",
con el tratamiento de cuestiones como la unicidad de Dios, la posibilidad o
no, defendida por Santo Tomás, de que el alma sea la forma del cuerpo, la
posibilidad de demostrar la existencia de Dios, etc... en consonancia con
las posiciones mantenidas en los Comentarios.

Al segundo período pertenecen su obras de polémica filosófica-política,


centradas en torno a la discusión de la prevalencia del poder terrenal o
espiritual, entre las que cabe destacar el "Compendium errorum Ioannis
papae XXII" y el "Dialogus inter magistrum et discipulum de imperatorum
et pontificum potestate", a la que se considera la principal obra de este
período escrita por Ockham. En cuanto a los temas que trató, podemos
tratar el ámbito de la razón y la fe, donde la posición que adoptará
Ockham respecto a este tema supondrá no ya la distinción entre ambas y
la concesión a cada una de un espacio particular de aplicación, como había
defendido santo Tomás, sino su radical distinción e independencia. La
razón no está ya al servicio de la fe, ni la fe necesita de la razón para
esclarecer sus propios dictados. La fe depende estrictamente de la
revelación, por lo que la razón no tiene nada que decir, no tiene nada que
añadir ni quitar, nada que aclarar a la palabra divina. La razón, por su
parte, siendo una facultad otorgada por Dios al hombre, para ordenarse en
este mundo, no tiene nada que tomar de la fe: ha de recurrir a las otras
facultades naturales y, exclusivamente con ellas, obtener los
conocimientos necesarios para la vida más perfecta posible del hombre.

La distinción entre la razón y la fe se convierte, por lo tanto, en


separación, y aún en oposición, entre ambas, lo que conducirá a Ockham a
una posición mística y "anti-teológica" en los temas de la fe, y a una
posición radicalmente empirista en lo concerniente a los temas de la razón.

En cuanto al conocimiento Ockham se opondrá a las explicaciones de San


Agustín y Santo Tomás, rechazando la posibilidad de conocer
directamente las esencias tanto como la posibilidad de un conocimiento
abstractivo, ofreciéndonos una explicación basada en la intuición sensible,
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

que nos permite entrar en contacto directamente con la realidad individual


y concreta, postura conocida con el nombre de nominalismo. Así, la
intuición para Ockham no es la captación directa por parte del sujeto de
una esencia, de una idea de tipo platónico, sino la relación directa del
sujeto que conoce con el objeto conocido, con la cosa. En este sentido, el
conocimiento es algo que se ofrece de modo directo e inmediato al
individuo y es algo, por lo tanto, presente, que queda garantizado por la
inmediatez, por la presencia de la cosa que es la causa inmediata de dicho
conocimiento, por el que se afirma en consecuencia la existencia de la cosa
y del que dependen también las relaciones entre las cosas.

El conocimiento abstractivo no es posible, porque lo universal no es real, no


es algo que esté presente. Los conceptos los formamos espontáneamente
en el entendimiento, no a través del proceso abstractivo descrito por
Aristóteles y por santo Tomás. Además, los conceptos no pueden
representar unas esencias que no tienen presencia ni existencia real: no
son más que signos de carácter lingüístico que se forman a partir de la
experiencia, por generalización. Por último, Ockham distingue dos tipos de
signos: los naturales y los convencionales. Son signos naturales los
concebidos por la mente y, en este sentido, pueden ser llamados palabras
mentales. Los signos convencionales puede ser de dos clases: proferidos y
escritos, es decir pertenecientes al lenguaje hablado o al lenguaje escrito.
La función de los signos es hacer las veces de las cosas que significan en el
discurso, sustituirlas. En ningún momento representar esencias
inexistentes.

El rechazo de la explicación tomista del conocimiento va asociado a la


modificación de los presupuestos lógicos que se pueden aceptar en el
discurso filosófico, y a la elaboración de algunas propuestas
metodológicas, entre las que se suele destacar el principio de economía,
también conocido como la "navaja de Ockham", que supone el rechazo de lo
superfluo, de lo que no aparezca de modo inmediato a la intuición sensible,
y la exigencia de simplicidad en la explicación de los sucesos reales, y cuya
formulación tradicional se presenta del modo siguiente: "no hay que
multiplicar los entes sin necesidad".
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

3. FILOSOFÍA MODERNA:

3.1. MAQUIAVELO:

VIDA Y OBRAS:
Maquiavelo nace en Florencia en 1469, de familia noble, y recibe una
educación esmerada. Participa activamente en la vida política hasta los 44
años, dedicándose entonces a la teoría política. Su obra más importante es
"El Príncipe". Murió el 21 de junio de 1527.

PENSAMIENTO:
Maquiavelo se interesó fundamentalmente por presentar la mecánica del
gobierno, prescindiendo de las cuestiones morales, y formulando los
medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido.
En la medida en que el fin del Estado es garantizar la seguridad y el
bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de medios inmorales para
la consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo
está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político
puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes


inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta
se repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia
futura de la humanidad.

En este contexto, le resulta especialmente interesante el análisis de la


personalidad del político. El político ha de ser una persona hábil, capaz de
manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer
destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de
intuición para sortear los obstáculos que se le presente y una carencia
total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios
momentáneos, buscando apoyos o forzando traiciones según las
circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna,
pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone
actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal con absoluto
despotismo.

Respecto a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República


como la mejor forma de gobierno posible, lo que parece difícilmente
conciliable con su doctrina del despotismo político anteriormente
expuesta. No obstante, el despotismo estaría justificado sólo como paso
previo a la ordenación del Estado sobre el que se establecería la República.
El despotismo político sería entonces un mal menor que conllevaría la
posibilidad de establecer un gobierno republicano, es decir, un gobierno de
la mayoría. El gobernante es bueno, es decir, justificable, por su eficacia,
no por sus connotaciones ético-religiosas. No se trata de describir
estados ideales, sino de gobernar estados reales. En definitiva, la
"modernidad" de Maquiavelo parece radicar en el énfasis que puso en el
Estado como un cuerpo soberano que mantiene su vigor y unidad mediante
una política de fuerza, aunque no elaboró ninguna teoría sistemática e ni se
preocupó tampoco nunca de hacerlo.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

3.2. KANT:

VIDA:
Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg, en Prusia. Su
padre era sillero de profesión. A pesar de la afirmación de Kant de que su
familia era de origen escocés ha podido comprobarse la inexactitud de esa
creencia; su bisabuelo, por parte paterna, era originario de Prölkus,
perteneciente actualmente a Lituania, y la familia de su madre era
originaria de Nüremberg, aunque es cierto que dos de sus tías abuelas se
casaron con escoceses, lo que puede estar en el origen de esa creencia.

A los ocho años de edad, en 1732, ingresa en el Collegium Fridericianum,


considerada entonces la mejor escuela de Königsberg, que era amigo y
consejero de la familia de Kant. Allí adquirió Kant sólidos conocimientos de
las lenguas clásicas, así como de matemáticas y lógica.

En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg, que contaba con tres


Facultades "superiores" (Teología, Derecho, Medicina) y una "inferior"
(Filosofía). Kant se matriculó en la Facultad de Filosofía, según era
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

costumbre, sin inscribirse en ninguna de las Facultades "superiores". Allí


asistió a las lecciones de Teología de Schultz, pero centró su interés en la
Filosofía, las Matemáticas y las Ciencias naturales.

La filosofía entonces predominante en Alemania era el racionalismo de


Christian Wolff, quién publicó sus obras en alemán, y no en latín, como era
todavía la costumbre mayoritaria, penetrando su pensamiento
profundamente en todos los círculos culturales de mediados del siglo
XVIII. En la universidad Kant entabló amistad con uno de sus profesores,
M. Knutzen, quien le inició en el estudio de las obras de Newton y Wolff, y
puso a su disposición su biblioteca personal. Pero también se puso al
corriente de las tendencias empiristas que procedían de Inglaterra y de
los ideales de la Ilustración, de Francia.

En 1755 obtendrá en la Universidad de Königsberg el título de Doctor en


Filosofía, con una disertación "Sobre el fuego". Posteriormente defendió
una tesis en latín sobre los primeros principios de la Filosofía. En 1769 las
Universidades de Erlangen y Jena le ofrecieron sendas cátedras que Kant
rechazó, siendo propuesto al año siguiente para la de Lógica y Metafísica
de la Universidad de Königsberg, tomando posesión de ella el año 1770 con
la famosa Disertación "Sobre la forma y principios del mundo sensible e
inteligible", que se considera como el punto de partida del llamado "período
crítico", a lo largo del cual Kant desarrollará su propia filosofía.

Con su nombramiento como Catedrático su labor docente le ocupa menos


tiempo, pudiendo dedicarse más intensamente a ordenar sus pensamientos
y a desarrollar su filosofía. Pero el tiempo que creía suficiente para ello se
fue alargando considerablemente y, pese a haber anunciado repetidamente
la aparición de su obra, ésta no será publicada hasta 11 años después, en
1781, con el título de "Kritik der reinen Vernunft" (Crítica de la razón
pura). A ella le siguieron, con relativa continuidad, los "Prolegómenos para
toda metafísica futura", en 1783, en la que pretendía exponer con mayor
claridad que en la anterior los principios de su filosofía, la
"Fundamentación de la metafísica de las costumbres", en 1785, y, entre
otras, sus dos restante obras "Críticas".

El 12 de febrero de 1804 moría en su ciudad natal. Para entonces la


filosofía de Kant había alcanzado ya gran difusión y aceptación en los
principales círculos culturales de Alemania y un considerable eco en el
resto de Europa.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

PENSAMIENTO:

Ahora pasemos a hablar de filosofía kantiana, en la que culminan las tres


corrientes filosóficas principales de la Edad Moderna, racionalismo,
empirismo e Ilustración: al afirmar que el conocimiento se limita a la
experiencia, Kant se aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el
conocimiento proviene de la experiencia se acerca al racionalismo. Los dos
grandes ilustrados, Newton y Rousseau, también le influyeron: Newton
representó el éxito definitivo que se puede alcanzar si limitamos la ciencia
al conocimiento de los fenómenos; Rousseau reforzó en Kant la convicción
de la autonomía de la moralidad frente a las leyes que rigen el mundo
objetivo y la pertenencia del hombre a dos mundos o reinos, el Reino de la
Naturaleza y el del Espíritu. El problema tratado por Kant fue el de la
posibilidad de lo metafísico, la aclaración de cómo el hombre es ciudadano
de ambos reinos. La filosofía kantiana es una filosofía crítica: se tratará
de investigar la posibilidad y límites de la Razón tanto en su aspecto
teórico como en su dimensión práctica. Su proyecto consiste en establecer
los principios y límites del conocimiento científico de la Naturaleza,
descubrir los principios de la acción y las condiciones de la libertad, y
delinear el destino último del hombre.

Responder a la pregunta ¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y


límites del conocimiento científico. Kant defendió en un primer momento la
metafísica dogmática racionalista, para la que era posible, por pura
deducción racional, alcanzar el conocimiento metafísico de la realidad,
pero la lectura de Hume le despertó de este “sueño dogmático”. Kant
creyó necesario para los intereses y fines últimos del hombre una Crítica o
examen de la propia Razón sobre sí misma y sus límites, y propuso, frente
a la “filosofía dogmática” una “filosofía crítica”. El problema es el de si es
posible la Metafísica como ciencia y para solucionarlo debemos investigar
antes las condiciones que hacen posible la ciencia. En esta tarea distingue
dos tipos de condiciones: empíricas (particulares y contingentes) y a priori
o transcendentales (universales y necesarias). La investigación de estas
últimas dará lugar a la filosofía transcendental. Puesto que la ciencia es un
conjunto de juicios, se preguntará por las condiciones que hacen posibles
los juicios científicos. Lo que exige establecer los tipos fundamentales de
juicios, que clasificará así: tenemos juicios analíticos si el predicado se
incluye en el sujeto (no dan información nueva alguna) y juicios sintéticos
cuando el predicado no se incluye en el sujeto (amplían nuestro
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

conocimiento); y juicios a priori si su verdad puede ser conocida


independientemente de la experiencia, ya que su fundamento no se halla en
ésta (juicios universales y necesarios) y juicios a posteriori si su verdad es
conocida a partir de la experiencia (particulares y contingentes). Los
juicios más importantes son los juicios sintéticos a priori, que por ser
sintéticos amplían nuestro conocimiento, y por ser a priori son universales
y necesarios.

Percibir no es comprender los objetos; comprender los fenómenos es


poder referirlos a un concepto, y esta es la función propia del
Entendimiento (facultad de los conceptos). Kant la estudia en la Analítica
Transcendental, y distingue dos tipos de conceptos, empíricos, que
proceden de la experiencia y son a posteriori, y conceptos puros o
categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori: las categorías
(sustancia, causalidad, unidad...) son nociones que no se refieren a datos
empíricos pero tampoco son construidas empíricamente por el hombre,
pues pertenecen a la estructura del entendimiento.

Para entender la aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la


revolución copernicana: al igual que Copérnico consiguió comprender el
movimiento de los astros modificando las relaciones que se creía que
existían entre ellos y el sol, Kant creerá que es posible comprender el
conocimiento sintético a priori si modificamos las relaciones entre el
sujeto y el objeto: hasta Kant se había considerado que el sujeto era
pasivo en el acto del conocimiento y se tenía que plegar al objeto para
conocerlo; pero de este modo es imposible entender el conocimiento a
priori. El giro copernicano consiste en rechazar la concepción tradicional
del conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las cosas las
que se deben someter a nosotros de cara al conocimiento: sólo podemos
conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas;
podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que conocemos
únicamente los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, tesis
principal del Idealismo Trascendental. El Idealismo Trascendental es la
culminación del pensamiento moderno, que comienza con el planteamiento
cartesiano del problema del conocimiento y que progresivamente va
centrando en el sujeto el fundamento de la experiencia humana. Toda la
filosofía anterior a la modernidad, mantiene una concepción realista del
mundo: los objetos, sus propiedades y relaciones existen
independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos. Pero
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

con Kant aparece la concepción idealista: no sabemos cómo puede ser el


mundo independientemente de nuestra experiencia de él; todo objeto del
que tenemos experiencia ha quedado influido por la estructura de nuestro
aparato cognoscitivo.

El punto de partida de la ética kantiana es que en la experiencia moral hay


algo análogo al dato fundamental del conocimiento, el "factum de la
moralidad", el hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres
tienen conciencia de estar sometidos a prescripciones morales, se sienten
obligados a hacer ciertas cosas y a evitar otras. Esta conciencia del deber
es conciencia de una determinación de la voluntad que posee
características análogas a las de la experiencia de conocimiento: la
universalidad y la necesidad. La ética kantiana es un intento de entender el
factum de la moralidad y sus condiciones de posibilidad, del mismo modo
que la teoría del conocimiento kantiana es la investigación de las
condiciones de posibilidad de la ciencia.

Kant clasifica los principios prácticos del siguiente modo: las máximas
expresan cómo nos comportamos dadas tales o cuales circunstancias; hay
máximas buenas y malas. El hombre no está dirigido necesariamente a
realizar el bien, por ello el deber se le presenta como un mandato. Los
imperativos o mandatos pueden ser hipotéticos o categóricos; los
imperativos hipotéticos mandan una acción porque ésta es un buen medio
para la realización de un fin. Los categóricos mandan la realización de una
acción porque esa acción es buena en sí misma. Un imperativo es hipotético
o categórico dependiendo del fundamento de determinación que el sujeto
ha tenido al realizar la acción: si ha seguido el precepto para la realización
de un fin suyo es un imperativo hipotético. Si lo ha hecho exclusivamente
por la propia acción, entonces el mandato es categórico. Los imperativos
hipotéticos son imperativos de la habilidad cuando el fin para el cual se
prescribe una acción como buena es un fin meramente posible. Los
imperativos hipotéticos son imperativos de la prudencia cuando el fin es un
fin real.

En cuanto a la ética kantiana, la podemos caracterizar a partir de sus tres


rasgos siguientes:

• Es formal: la materia del imperativo es lo mandado, la forma el grado


de universalidad del imperativo. La tesis esencial de la ética kantiana
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

consiste en indicar que una máxima describe propiamente una acción moral
cuando cumple un requisito puramente formal.

• Es autónoma: un sujeto es autónomo cuando tiene la capacidad para


darse a sí mismo sus propias leyes, y es heterónomo cuando las leyes no
descansan en él mismo, cuando le vienen de fuera; la ética kantiana es
autónoma al afirmar que sólo las acciones morales son autónomas. Kant
considera que sólo allí donde encontramos acción moral encontramos
libertad.

• El fundamento de las acciones buenas es el deber, no la inclinación:


para que una acción sea buena no basta que sea conforme al deber, además
ha de hacerse por deber. El rigorismo kantiano implica el deber por el
deber, aunque vaya en contra de mi felicidad y de las personas que quiero,
y el carácter universal de la bondad o maldad de una acción, universalidad
que impide aceptar excepciones en la validez del imperativo categórico.

3.3. DESCARTES:

VIDA Y OBRAS:
Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena
francesa. Hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche,
hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de
Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del
método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le
decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los
saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la
posibilidad de encontrar un verdadero saber.

Esta muestra de escepticismo, que Descartes presenta como un rasgo


personal es, sin embargo, una característica del pensamiento de finales del
siglo XVI y principios del XVII, en los que el pirronismo ejerció una
notable influencia. Terminados sus estudios Descartes comienza un
período de viajes, apartándose de las aulas, convencido de no poder
encontrar en ellas el verdadero saber:

Después de sus estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola
en 1618, en Holanda. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman,
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

para quien escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del
agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un
compendio de música.

La noche del 10 de noviembre de 1619 tiene tres sueños sucesivos que


interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión
filosófica. La importancia que concede Descartes a estos sueños choca con
las características que se le atribuyen ordinariamente a su sistema
(racionalismo), pero según el mismo Descartes nos relata, estarían en la
base de su determinación de dedicarse a la filosofía, y contendrían ya la
idea de la posibilidad de fundamentar con certeza el conocimiento y, con
ello, reconstruir el edificio del saber sobre cimientos firmes y seguros.

En 1628 se retira a Holanda para trabajar en paz. Comienza por componer


un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios del que se dice
satisfecho y que debe servir a la vez de arma contra el ateísmo y de
fundamento de la física. Dicho tratado contendría ya las ideas
fundamentales de lo que serían posteriormente las "Meditaciones
metafísicas".

Interrumpe la elaboración de dicho tratado para escribir en 1629 un


"Tratado del mundo y de la luz" que acaba en 1633 y que contiene su física,
de caracter mecanicista. Pero, habiendo conocido por azar la condena de
Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra (que también
sostenía Descartes), renuncia a publicar su trabajo. Por una parte no
quiere enfrentarse con la Iglesia a la cual está sometido por la fe. Por
otra, piensa que el conflicto entre la ciencia y la religión es un
malentendido. En fin, espera que un día el mundo comprenderá y que podrá
editar su libro. Este "miedo" de Descartes ante la condena de Galileo ha
llevado a algunos estudiosos a buscar en su obra un significado "oculto",
llegando a interpretar la demostración de la existencia de Dios que realiza
en las Meditaciones como un simple ejercico de prudencia, que no se
correspondería con el "auténtico" pensamiento cartesiano sobre la
cuestión. Para difundir su doctrina mientras tanto publica resúmenes de su
física, precedidos por un prefacio. Es el famoso "Discurso del método",
seguido de "La Dióptrica", los "Meteoros" y "La Geometría", que sólo son
ensayos de este método (1637). El éxito le conduce a dedicarse
completamente a la filosofía. Publica en 1641, en latín, la "Meditaciones
sobre la filosofía primera", más conocida como Las Meditaciones
metafísicas, que somete previamente a los grandes espíritus de la época
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

cuyas objeciones seguidas de respuestas serán publicadas al mismo


tiempo. En 1644 publica en latín los "Principios de la filosofía". La
publicación de estas obras le proporciona a Descartes el reconocimiento
público, pero también es la causa de numerosas disputas.

En 1649 publica "Las pasiones del alma", más conocida como el Tratado de
las pasiones, que será la última obra publicada en vida del autor y
supervisada por él.

Descartes muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a


la edad de 53 años.

PENSAMIENTO:
Comenzando a investigar sobre el pensamiento de Descartes, nos
encontramos con las "Meditaciones metafísicas" donde comienza
planteando la situación en la que él personalmente se encuentra respecto
al conocimiento. Habiendo hallado, en el que creía poseer, más motivos de
duda que de certeza, se propone investigar a fondo la cuestión, a fin de
determinar si hay algo verdadero en el mundo y, en caso contrario, al
menos tendrá la certeza de que no hay en absoluto ninguna verdad. El
método que se propone aplicar se basa en la duda, de modo que
considerará falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de
duda; no se trata, pues, de que Descartes se convierta en un escéptico: se
trata de la llamada "duda metódica" que conducirá al dogmatismo.

Correlativamente a la aplicación de la duda como método de investigación


Descartes subraya la búsqueda de la certeza como su objetivo. Considera
que un conocimiento, para ser tomado como verdadero, ha de poseer la
característica de la certeza, que viene a significar una especie de
seguridad en la verdad del conocimiento. Para poner un ejemplo, a todos
nos parece verdadera la proposición 2 + 2 = 4; pues bien, Descartes
exigirá además que estemos seguros de la verdad de esa proposición para
poder considerarla como un conocimiento verdadero. La certeza viene a
significar, pues, la seguridad en la verdad de nuestros conocimientos. Por
consiguiente, la menor sombra de duda hará desaparecer esa certeza y
Descartes considerará necesario asimilar dicho conocimiento a un
conocimiento falso. Habrá que examinar si lo que hemos tomado hasta
ahora por conocimientos verdaderos poseen o no esa característica, y
pueden o no ser sometidos a duda. No será necesario examinarlos todos;
bastará examinar los principios en que se fundan y, del mismo modo que un
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

edificio se derrumba si fallan sus cimientos, el edificio del saber se


derrumbará si los principios en que se funda resultaran ser dudosos.

Descartes dedicará la primera meditación a examinar los principales


motivos de duda que pueden afectar a todos sus conocimientos. Los
sentidos se presentan como la principal fuente de nuestros conocimientos;
ahora bien, muchas veces he constatado que los sentidos me engañaban,
como cuando introduzco un palo en el agua y parece quebrado, o cuando
una torre me parece redonda en la lejanía y al acercarme observo que era
cuadrada, y situaciones semejantes. No es prudente fiarse de quien nos ha
engañado en alguna ocasión, por lo que será necesario someter a duda y,
por lo tanto, poner en suspenso todos los conocimientos que derivan de los
sentidos. Puedo considerar entonces que no hay certeza alguna en esos
conocimientos, y considerar falsos todos los que se deriven de los
sentidos. Sin embargo, podría parecer exagerado dudar de todo lo que
percibo por los sentidos, ya que me parece evidente que estoy aquí y cosas
por el estilo; pero, dice Descartes, esta seguridad en los datos sensibles
inmediatos también puede ser puesta en duda, dado que ni siquiera
podemos distinguir con claridad la vigilia del sueño. Esta incapacidad de
distinguir el sueño de la vigilia, por exagerado que me parezca, ha de
conducirme no sólo a extender la duda a todo lo sensible, sino también al
ámbito de mis pensamientos, comprendiendo las operaciones más
intelectuales, que en absoluto parecen derivar de los sentidos. La
indistinción entre el sueño y la vigilia me lleva a ampliar la duda de lo
sensible a lo inteligible, de modo que todos mis conocimientos me parecen
ahora muy inciertos.

Aun así, parece haber ciertos conocimientos de los que razonablemente no


puedo dudar, como los conocimientos matemáticos. Sin embargo Descartes
plantea la posibilidad de que el mismo Dios que me he creado me haya
podido crear de tal manera que cuando juzgo que 2+2=4 me esté
equivocando; de hecho permite que a veces me equivoque, por lo que podría
permitir que me equivocara siempre, incluso cuando juzgo de verdades tan
"evidentes" como la verdades matemáticas. En ese caso todos mis
conocimientos serían dudosos y, por lo tanto, según el criterio establecido,
deberían ser considerados todos falsos. Sin embargo, dado que la
posibilidad anterior puede parecer ofensiva a los creyentes, Descartes
plantea otra opción: la de que exista un genio malvado que esté
interviniendo siempre en mis operaciones mentales de tal forma que haga
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

que tome constantemente lo falso por verdadero, de modo que siempre me


engañe. En este caso, dado que soy incapaz de eliminar tal posibilidad,
puesto que realmente me engaño a veces, he de considerar que todos mis
conocimientos son dudosos. Así, la duda ha de extenderse también a todos
los conocimientos que no parecen derivar de la experiencia.

La duda progresa de lo sensible a lo inteligible, abarcando la totalidad de


mis conocimientos, a través de los cuatro momentos señalados
anteriormente. No sólo debo dudar de todos los conocimientos que
proceden de los sentidos, sino también de aquellos que no parecen
proceder de los sentidos, ya que soy incapaz de eliminar la incertidumbre
que los rodea.

En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se


encuentra al final de la primera, viéndose obligado a dudar de todo,
Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de
existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo",
("cogito, sum"), ha de ser cierta, al menos mientras está pensando. Esa
proposición supera todos los motivos de duda: incluso en la hipótesis de la
existencia de un genio malvado que haga que siempre me equivoque, cuando
pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me
equivoque, exista. Esta proposición, "pienso, existo" se presenta con total
claridad y distinción, de modo que resiste todos los motivos de duda y
goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la que puedo estar
seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las
características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y
distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las
características que debe reunir toda proposición para ser considerada
verdadera.

Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá


reconstruir sobre ella el edificio del saber y, al modo en que operan los
matemáticos, por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias
que se siguen de ella.

Descartes atribuye al pensamiento los caracteres de una sustancia,


haciendo del yo pienso una "cosa", a la que han de pertenecer ciertos
atributos. La duda sigue vigente con respecto a la existencia de cosas
externas a mí, por lo que el único camino en el que se puede seguir
avanzando deductivamente es el del análisis de ese "yo pienso" al que
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Descartes caracteriza como una sustancia pensante, como una cosa que
piensa. Lo que hay en el pensamiento son contenidos mentales, a los que
Descartes llama "ideas". La única forma de progresar deductivamente es,
pues, analizando dichos contenidos mentales, analizando las ideas.

Distingue Descartes tres tipos de ideas: unas que parecen proceder del
exterior a mí, a las que llama "ideas adventicias"; otras que parecen haber
sido producidas por mí, a las que llamara "ideas facticias"; y otras, por fin,
que no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas por mí, a
las que llamará "ideas innatas". Las ideas adventicias, en la medida en que
parecen proceder de objetos externos a mí, están sometidas a la misma
duda que la existencia de los objetos externos, por lo que no puede ser
utilizadas en el avance del proceso deductivo; y lo mismo ocurre con las
ideas facticias, en la medida en que parece ser producidas por mí,
utilizando ideas adventicias, debiendo quedar por lo tanto también
sometidas a duda. Sólo nos quedan las ideas innatas.

Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido


producidas por mí. Una vez asegurado eso Descartes analiza dos de esas
ideas, la de infinito y la de perfección, y argumentando que no pueden
haber sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto, sólo pueden
haber sido causadas por un ser proporcionado a ellas, por lo que tienen que
haber sido puestas en mi por un ser infinito y perfecto, que sea la causa
de las ideas de infinito y de perfección que hay en mí. A partir de ellas,
demuestra Descartes la existencia de Dios mediante los dos conocidos
argumentos basados en la idea de infinitud y en la de perfección.

Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede ser
imperfecto, se elimina la posibilidad de que me haya creado de tal manera
que siempre me engañe, así como la posibilidad de que permita a un genio
malvado engañarme constantemente, por lo que los motivos aducidos para
dudar tanto de la verdades matemáticas y en general de todo lo inteligible
como de las verdades que parecen derivar de los sentidos, quedan
eliminados. Puedo creer por lo tanto en la existencia del mundo, es decir,
en la existencia de una realidad externa mí, con la misma certeza con la
que se que es verdadera la proposición "pienso, existo", (que me ha
conducido a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la
existencia de la realidad extramental, del mundo).
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Como resultado de la deducción puedo estar seguro de la existencia de


tres sustancias: una sustancia infinita, Dios, que es la causa última de
otras dos sustancias finitas: la "res extensa", es decir, el "mundo", las
realidades corpóreas, cuya característica sería la extensión, por la que
Descartes define esta substancia; y la "res cogitans", la substancia
pensante, de carácter no corpóreo, no extenso, una substancia inmaterial.

3.4. ROUSSEAU:

VIDA Y OBRAS:
Es un autor ginebrino nacido en 1712 y uno de los filósofos más
importantes de la Ilustración. Pero a diferencia del resto de los
ilustrados, Rousseau, anticipándose al romanticismo afirmar que el ser
humano es bueno por naturaleza, pero la sociedad, lo corrompe. De esta
forma, concederá primacía al sentimiento sobre la razón. Entre sus obras
más representativas destacan el “Contrato Social” y “Emilio o De la
Educación”. Murió el 2 de julio de 1778.

PENSAMIENTO:
En cuanto a su pensamiento, Rousseau habla de un estado primigenio del
ser humano en estado de naturaleza. Un ser, sin razón, sin lenguaje, sin
leyes ni guerras, un ser inocente, como un niño, una niña, “un buen salvaje”.
Su único objeto, el amor. Todo es uno. El ser no se opone a la apariencia. El
ser humano convive con la naturaleza, sin intentar dominarla, y no conocer
más hogar que al naturaleza misma. En este estado, el ser humano todavía
es compasivo. Luego vendrá la sociedad, y con ella, la caída. Sin embargo, el
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

ser humano tal y como lo conocemos hoy, es un producto de la historia, y


ya no queda nada de su innata bondad. Ahora, el ser humano es malo, y no
es el amor quien le mueve, sino el odio, la ira. Ha dejado de ser compasivo
para ser egoísta. En definitiva. El ser humano es un ser degenerado, la
sociedad lo ha degenerado. Pero al mismo tiempo, la sociedad, le obliga a
ocultar su maldad aprendida, su miedo y su ira, sus pasiones más oscuras. Y
de esta forma, se comporta tal y como la sociedad impone, ocultando todas
sus miserias tras una máscara de fingida bondad.

En el estado de naturaleza, el ser humano solo encontraba límites a su


libertad en el otro, es decir, imperaba la ley del más fuerte. En cambio, en
el estado histórico, su libertad se encuentra limitada por el conjunto de la
sociedad, que le oprime, y al mismo tiempo, le obliga a la convivencia
pacífica con los demás miembros de la sociedad.

Continuamos para hablar del aspecto social. El contrato social es el pacto


que proponen individuo y sociedad para no matarse entre ellos, ante la
imposibilidad de regresar al estado de naturaleza, este estado ahistórico
en el que el ser humano era bueno y no conocía el mal. Ese tiempo ha
pasado ya, el ser humano se ha corrompido y ahora, es necesario asociarse
y que la voluntad general decida el destino de la historia. El individuo se
disuelve, así, en la sociedad, ahora, no es más que una parte de la misma,
un miembro del organismo que forma el conjunto de la sociedad.
La voluntad general se impone, de esta forma, a la voluntad individual. La
justicia sustituye al instinto y la sociedad a la naturaleza y la libertad, ya
no consiste en obedecer la voluntad natural, porque el ser humano la ha
perdido, y es la voluntad de todos la que se impone, porque son una y la
misma cosa. El individuo natural ha dado paso al ser social, por lo tanto,
obedecer las normas sociales es obedecerse a uno mismo. Individuo y
sociedad se confunden. Pero de esta forma, el ser humano recupera parte
de su libertad, de su felicidad, y en cierta manera, se regenera.
Su teoría sobre al educación la expone Rousseau en su popular obra,
"Emilio o De la Educación", una obra en la que el filósofo, refleja su
particular concepto de la educación a partir de un modelo ideal. Describe
la educación de Emilio y Sofía. Rousseau condena la opresión de la
educación tradicional, acusándola de destruir los instintos naturales del
ser humano, y apostando por una educación natural que favorezca su
desarrollo. El ser humano, ha nacido libre, pero la educación aniquila esa
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

libertad natural propia obligándolo a memorizar datos de manera


antinatural.
La finalidad de la educación ha de ser la libertad y ha de promover los
sentimiento y los instintos, la intuición, ha de primar sobre la razón, y ha
de potenciar el amor entre todos los seres humanos. Pero no es así, y
entonces, nos encontramos con un ser vil, totalmente corrompido por el
ente social.

3.5.
HUME:

VIDA Y OBRAS:
David Hume nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Aunque de familia
acomodada, no lo era lo suficiente como para permitir a Hume el poder
dedicarse exclusivamente a la filosofía, por lo que su padre lo orientó
hacia la carrera de abogado, a la que llegó a dedicarse durante unos meses
en Bristol. No obstante, ya desde muy joven Hume manifestaba, según sus
palabras, "una aversión insuperable hacia todo lo que no fuera la
investigación filosófica y el saber en general", por lo que abandonó su
trabajo y viajó a Francia, donde permaneció entre los años 1734-1737,
dispuesto a dedicarse exclusivamente a la filosofía.

De esos años data la composición de su primera obra, "Tratado sobre la


naturaleza humana", redactada durante su retiro en Francia. Recordemos
que fue precisamente en La Flèche donde había estudiado Descartes, lo
que ha dado motivo a ciertas especulaciones sobre la intencionalidad de
este retiro en el mismo lugar por parte de Hume. En 1737 regresa a
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Londres, dirigiéndose posteriormente a Escocia, donde vivirá unos años


con su madre y hermano. En 1739 publicará los dos primeros volúmenes del
"Tratado", al que seguirá el tercero en 1740. El poco éxito alcanzado
significó un duro golpe para Hume, que llega a decir en su autobiografía
"jamás intento literario alguno fue más desgraciado que mi Tratado de la
naturaleza humana". No obstante, el éxito obtenido posteriormente, en
1742, por los "Ensayos", le hizo olvidar por completo su fracaso anterior,
estimulándole para reescribir el Tratado (obra que será publicada en 1748
con el título: "Ensayos filosóficos sobre el entendimiento humano"). En
1769 regresará a Edimburgo, continuando sus actividades de estudio e
investigación. Allí morirá el 25 de agosto de 1776, habiendo escrito
previamente, el 18 de abril, una breve autobiografía, conocedor ya de su
pronta e inevitable muerte.

PENSAMIENTO:

Durante toda su vida Hume mantendrá que podremos hacer de la filosofía


un saber firme al modo de las ciencias naturales si la fundamentamos en el
conocimiento de la naturaleza humana. La ciencia del hombre debe basarse
en la experiencia y en la observación y no en especulaciones o en meras
deducciones. El hombre es un ser racional por lo que una investigación será
el estudio relativo al entendimiento; pero también es un ser de acción, un
ser práctico, por lo que otro estudio deberá referirse a la moral.

Hume trató el problema del conocimiento, en el cual llama percepciones a


los contenidos de la mente y los divide en impresiones e ideas, o imágenes
débiles de las impresiones. Mediante la imaginación y la memoria podemos
hacer que las impresiones aparezcan de nuevo como ideas. Para Hume la
imaginación es la facultad que más determina nuestro modo de considerar
el mundo y está sometida a las leyes de la asociación, que rigen la aparición
de las ideas en nuestra mente: ley de la semejanza, ley de la contigüidad
(en el tiempo y en el espacio), y ley de la causa y efecto. El conocimiento
humano se divide en dos tipos: el de las relaciones entre ideas; y el de las
cuestiones de hecho. El primero da lugar a la matemática, se basa en la
razón, es independiente de la experiencia y permite alcanzar proposiciones
necesarias. El conocimiento que se refiere a las cuestiones de hecho
depende de la experiencia, no puede trascender los límites de lo percibido
y no es un conocimiento necesario pues siempre cabe que se dé algo
contrario a lo que hasta ahora hemos experimentado. Hume ofrece un
criterio para decidir acerca de la verdad de nuestras ideas: sólo podemos
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

tener conocimiento de aquello que se muestre a la percepción; una idea es


legítima o verdadera si tiene a su base una impresión; nuestras
impresiones son el límite del conocimiento. Con este criterio examinará las
concepciones tradicionales de la filosofía.

- Crítica a la idea de sustancia. Esta idea carece de fundamento pues


no reposa en ninguna impresión: no tenemos ninguna impresión de una
mesa como siendo sustancia, tenemos sólo impresiones de su color,
de su tamaño, de su peso etc., las cosas agotan su ser en las
características sensibles que de ellas experimentamos.
- Crítica a la idea tradicional de causalidad. Para esta concepción, es
posible el conocimiento a priori de vínculos causales; además,
afirmará, si A es causa de B, entonces en A se encuentra cierto
poder, virtud o capacidad para producir B; y si A es causa de B,
entonces necesariamente cuando en el mundo tengamos A
deberemos tener B. Hume negará todo ello: las relaciones causales
entre las cosas no se pueden establecer a priori, mediante la
comprensión de los conceptos de dichas cosas; nuestro conocimiento
de dichas relaciones es sólo un conocimiento empírico, pues se trata
de cuestiones de hecho. Por otro lado, si describimos lo que
experimentamos cuando percibimos una supuesta relación causal, no
encontramos ni el poder ni la necesidad: no encontramos ningún
poder, sólo vemos que a una cosa le sigue otra, encontramos sucesión
de fenómenos, pero nada más; y esa sucesión no garantiza ninguna
tesis relativa a necesidades: sólo podemos hablar de necesidades
para referirnos a aquello cuya negación da lugar a contradicciones,
pero de ningún hecho podemos decir que su contrario sea imposible.
Ello implica que nuestras expectativas respecto de los
acontecimientos futuros no están fundamentadas racionalmente.
Hume encuentra que dicho fundamento reposa más bien en el hábito,
en la costumbre: cuando hemos experimentado repetidamente la
conjunción entre dos cosas entonces dicha costumbre lleva a nuestra
mente a suponer que en el futuro debe ocurrir que si se da "A" debe
darse también "B". El hábito como disposición mental, producto de la
experiencia reiterada, está a la base de nuestras creencias sobre
los hechos futuros.

Nuestras tesis relativas a la existencia de una realidad exterior, distinta


a nuestras impresiones, están basadas en la causalidad: creemos que los
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

objetos exteriores son la causa de nuestras impresiones; pero esta tesis


no tiene fundamento empírico, pues no podemos conocer otra cosa que no
sean nuestras impresiones. Hume defiende el fenomenismo: sólo
conocemos las percepciones; las impresiones son los datos primitivos del
conocimiento; no conocemos una realidad distinta a nuestras percepciones,
de la realidad exterior tenemos simple creencia.

Otro de los temas que trató fue el de la existencia de Dios. Para él, Dios
es incognoscible: no se puede demostrar su existencia, porque sólo es
demostrable aquello que implica contradicción, pero la no-existencia de un
objeto no implica contradicción alguna, luego las demostraciones
tradicionales relativas a Dios no sirven, ni siquiera la que hace mención a la
causalidad en relación al orden del mundo, que de todas las pruebas, es la
mejor.

También reflexionó sobre el yo, es decir, la identidad personal. Hume


niega que el yo pueda entenderse como una substancia: si decimos que
somos una sustancia, esa tesis estaría fundamentada si tuviésemos una
impresión correspondiente a dicho carácter sustancial, una impresión
permanente a lo largo de nuestra vida psíquica, pero eso no es así, más
bien ocurre que a una impresión le sigue otra, y a ésta otra: no
encontramos ninguna impresión constante. No existe el yo como sustancia
distinta de las impresiones e ideas y que sea algo así como un sujeto
permanente de los actos psíquicos. Nuestra conciencia de identidad no
proviene de aquel supuesto carácter sustancial de nuestro yo sino más bien
de la memoria de la sucesión de distintas impresiones. El yo no es otra
cosa que el conjunto de impresiones (de actos psíquicos).

Por último, Hume se pregunta en qué medida la razón o el sentimiento es el


fundamento de la moral. La mayor parte de filósofos anteriores
(particularmente Sócrates y Platón) defendieron el racionalismo moral,
teoría para la que la distinción entre lo bueno y lo malo tiene su origen en
la razón. Hume comienza señalando que ciertamente la alabanza o censura
moral parecen estar relacionadas con la utilidad de la cualidad o de la
acción moralmente valorada, y se premian o se castigan en función de sus
consecuencias (de si nos mejoran o perjudican). Aquí la razón tiene algún
papel pues puede encontrar qué medios debemos utilizar para conseguir lo
beneficioso para la sociedad. Pero Hume afirmará la insuficiencia de la
razón en la experiencia moral y pondrá al sentimiento como fundamento
moral.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Si la razón fuese el fundamento de la moral, entonces lo moral tendría que


ser o bien una cuestión de hecho, o bien una cuestión de relación. Lo moral
no es una cuestión de hecho: si hacemos una descripción exhaustiva de
todos aquellos elementos que forman parte de una acción que despierte en
nosotros una valoración moral, no encontramos el supuesto carácter de
bueno o de malo de dicho acción; los hechos y los elementos que componen
los hechos son todas aquellas cosas que se dan a la percepción; percibimos
los objetos físicos, sus colores, sus características espaciales, pero no
percibimos el carácter de bueno de esa acción, lo moral no es un rasgo
físico de ella. Pero lo moral tampoco es una cuestión de relación: para
examinar el valor moral de una acción o de una cualidad hay que
relacionarlas con otras acciones, objetos o cualidades, pero aunque
logremos captar perfectamente las relaciones que esa acción o esa
cualidad mantiene con otras cosas, de nuevo, el carácter de bueno no
aparece en la descripción de dichas relaciones.

En este caso, la moralidad está determinada por el sentimiento. El


asentimiento (o rechazo) moral no consiste en el descubrimiento de una
nueva relación entre las cosas, sino en la respuesta emotiva ante ellas.
Llamamos virtuosa a cualquier acción o cualidad que da al espectador un
sentimiento placentero de aprobación. Hume encuentra una analogía de la
moral con la experiencia estética: lo bello depende de ciertas relaciones,
pero no es el conjunto de relaciones; la belleza no es un hecho, ni una
parte de un hecho, no es una propiedad del objeto, es sólo el efecto que un
objeto produce en nuestra mente. Además, el sentimiento es el
fundamento de los fines: en tanto que algo es un buen medio para alcanzar
un fin, lo valoramos moralmente, por lo que el fin es esencial en toda
cuestión moral. Sin embargo la razón sólo puede mostrarnos que es un
buen medio para conseguir el fin, pero no puede hacer que algo sea un fin
para nosotros. Hasta que el sentimiento no se despierta en nosotros ante
algo, ese algo no es un fin para nosotros: sentimiento positivo por la
felicidad del género humano, negativo por su miseria.

En conclusión, hay dos esferas de nuestra subjetividad. La esfera de la


razón: dirigida al conocimiento de lo verdadero y lo falso; nos descubre lo
que hay, los medios para alcanzar un fin; es eterna. La esfera del gusto: da
sentimientos de belleza y deformidad, de vicios y de virtudes; embellece y
da más a lo real; es el resorte de la acción (nos da fines); depende de
nuestra constitución animal.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

3.5. HOBBES:

VIDA Y OBRAS:
Thomas Hobbes nació el 5 de abril de 1588 en Malmesbury, en Wiltshire,
en Inglaterra. Hobbes realizará sus primeros estudios en Malmesbury y
posteriormente en Westport, en la escuela privada de Robert Latimer, en
donde mostró sus dotes intelectuales en los estudios clásicos. A los
catorce años, en 1603, financiados sus estudios por su tío Francis, ingresa
en Magdalen Hall, Oxford, donde predominaba entonces la filosofía
escolástica de inspiración aristotélica, por la que no mostrará ningún
entusiasmo.

En 1610 emprendió un viaje por Europa, acompañando a William Cavendish


por Francia, Italia y Alemania, pudiendo observar de primera mano el poco
aprecio del que la escolástica gozaba en esas fechas, ya en clara
decadencia, y los numerosos intentos por abrir otras puertas al desarrollo
del conocimiento, por lo que decide, a su regreso a Inglaterra, profundizar
el estudio de los clásicos.

De 1629 a 1631 emprenderá un nuevo viaje a la Europa continental en el


que descubrirá el valor de la geometría y la posibilidad de aplicar su
método a la defensa de sus ideas sociales y políticas.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

En 1640, a raíz de la guerra civil que estalló en Inglaterra, tras un período


de tensiones entre el rey y el parlamento, Hobbes, temiendo por su vida, al
ser un conocido defensor de la monarquía, viaja de nuevo a París, donde
vuelve a ser bien recibido por el círculo de Mersenne. De esta época son
sus objeciones a las "Meditaciones metafísicas" de Descartes, a solicitud
de este, y publicadas también en su obra De Cive en 1642, de la que
editará una nueva versión en 1647.

En 1651 Hobbes regresa a Inglaterra. De este año, también, es su


publicación del Leviatán, lo que provocará el inicio de sus disputas con
John Bramall, obispo de Derry, al que se dirigen varias de su publicaciones
de los años siguientes.

La publicación del De Corpore en 1665 dará lugar a una polémica con


destacados miembros de la Royal Society, en la que se criticarán sus
aportaciones en matemáticas así como las posiciones defendidas por
Hobbes en el tema de la religión, al entender que defendían el ateísmo.

En 1668 intenta publicar una historia de los años 1640-1660, titulada


Behemoth, pero se le prohíbe su publicación. En 1672 termina su
autobiografía, que trasladará posteriormente a verso, en latín. Tres años
después publicará su traducción de la Ilíada y de la Odisea. Muere el 4 de
diciembre de 1679, en Hardwick may, a la edad de 91 años.

PENSAMIENTO:
Pese al hecho de que Hobbes fue uno de los filósofos relevantes del siglo
XVII, habiéndose relacionado con Bacon, Gassendi, Descartes (a quien
realiza serias objeciones a sus Meditaciones) y habiendo conocido
personalmente a Galileo, es decir, a los más significativos filósofos que
procuran el paso del pensamiento a la modernidad, no goza de gran
consideración su filosofía, lo que no es de extrañar, si tenemos en cuenta
que nos hallamos ante un pensador materialista hasta la médula, muy lejos
de las concepciones metafísicas de Descartes, y resuelto a aplicar al
análisis del ser humano y de la sociedad los mismos presupuestos que al
estudio de la Naturaleza.

En el análisis de la vida social y política Hobbes partirá de la consideración


de que la sociedad está compuesta por una multiplicidad de seres
individuales conducidos por sus pasiones, intentando explicar cómo se
produce la transición de este individualismo atomista a la construcción de
un cuerpo social artificial, o estado, de carácter absolutista.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Tradicionalmente se ha considerado la obra política de Hobbes como la


fundamentación teórica del absolutismo.

En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se


encontraba el ser humano antes de la organización de la vida social, los
seres humanos son iguales por naturaleza en facultades mentales y
corporales, produciéndose, también de una forma natural, la compensación
entre las deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado
a cada cual. Cada ser humano busca su propia conservación, en primer
lugar, lo que da origen a la competición y a la desconfianza entre los seres
humanos. En este estado natural no existen distinciones morales objetivas,
por lo que dicha competición da lugar a un estado permanente de guerra de
todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por la
obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay
más límite para la obtención de nuestros deseos, que la oposición que
podamos encontrar en los demás. No existiendo distinciones morales
objetivas Hobbes considera, pues, que las acciones humanas se desarrollan
al margen de toda consideración moral, como resultado de la fuerza de las
pasiones, únicos elementos por los que se pueden guiar, en dicho estado,
los seres humanos. Dado que no hay lugar para las distinciones morales no
se puede juzgar dichas pasiones como buenas o malas. Podría parecer que
Hobbes, al hacer depender de las pasiones la acción de los seres humanos
en el estado de naturaleza, y al aparecer caracterizado tal estado como
una "guerra permanente de todos contra todos", un estado en el que el ""el
hombre es un lobo para el hombre", sugiere que las pasiones son un
elemento negativo de la conducta humana, que el ser humano es malo por
naturaleza, pero él mismo se encarga de rechazar esta interpretación.

En el estado natural, pues, que es un estado de guerra permanente, el


individuo depende para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no
habiendo más límite para su acción que los que éstas le impongan, ni
pudiendo esperar la colaboración de otros para conseguir sus propios
objetivos. Tal concepción del estado natural es una consecuencia de la
consideración previa negativa sobre la naturaleza del ser humano y de sus
pasiones; es probable que Hobbes hubiera llegado a su formulación
analizando la sociedad de su tiempo pero prescindiendo de aquellas
características "sociales" que parecen imponer límites a nuestras acciones
(las leyes morales y sociales). Este modelo carece de toda validez objetiva
en la actualidad debido a nuestro conocimiento de la evolución del ser
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

humano; pero Hobbes está formulando su hipótesis casi tres siglos antes
del desarrollo y aceptación de las teorías evolucionistas y del desarrollo
de la sociología. Ni su modelo tiene validez objetiva ni se corresponde a un
hecho histórico, pero es una hipótesis que le permite justificar y
fundamentar teóricamente la existencia de un poder absoluto, del estado
absolutista, sin necesidad de recurrir al origen divino del poder (divinidad
en la que no creía).

Hobbes distingue dos aspectos de la naturaleza humana: las pasiones, que


le inclinan hacia la guerra y la paz; y la razón. El hecho de que haya
pasiones que inclinan, de forma natural, al ser humano hacia la paz permite
pensar que hay algunos aspectos en la naturaleza humana que posibilitan el
acuerdo entre los hombres para la consecución de dicha paz; Hobbes cree
que esas pasiones están reguladas por leyes de la naturaleza que pueden
ser descubiertas por la razón, y proveen al ser humano de un conjunto de
normas de egoísta prudencia (no morales, ni metafísicas), que hacen
posible la propia conservación y seguridad.

Tales leyes, además, son eternas y similares a las de la física, y establecen


las formas en que actúan los egoístas, la forma en que su psicología les
hace actuar. La lista de leyes naturales varía en la obra de Hobbes,
llegando a enumerar hasta diecinueve de dichas leyes en el Leviatán; no
obstante, considera que las fundamentales son las siguientes:

- La búsqueda y el seguimiento de la paz mientras pueda obtenerse.


- La capacidad de renunciar a sus propios derechos (lo que abre la
posibilidad de establecer un contrato con otros seres humanos).
- Cumplimiento de los pactos y acepten las consecuencias que de ellos
se siguen (lo que se hace efectivo sólo una vez constituida la
sociedad civil).

Ahora vamos a pasar a hablar de la sociedad, y es que para Hobbes, las


causas que mueven a los seres humanos a unirse constituyendo así un
cuerpo social son de dos tipos: causas remotas y causas próximas (el
contrato). Entre las causas remotas señala la inseguridad a la que se ven
sometidos los seres humanos en estado de naturaleza, y la razón, que
comprende la existencia de leyes pero, al mismo tiempo, observa que
dichas leyes no se cumplirán sin un poder público, respaldado por la fuerza
y capaz de castigar a los infractores. Las leyes de la naturaleza son, por sí
mismas, contrarias a nuestros deseos y pasiones naturales, que conducen a
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

la parcialidad y al orgullo. Podemos, no obstante cumplirlas en estado


natural cuando queremos y cuando ello no suponga un riesgo para nosotros.
En el caso de que tales leyes se cumpliesen por parte de la gran mayoría
de seres humanos, no sería necesaria ninguna forma de gobierno civil ni
necesidad alguna de él. Pero, de hecho, las leyes de la naturaleza no se
cumplen, dada su oposición a nuestras pasiones, a menos que haya un poder
coercitivo con capacidad suficiente para imponernos su cumplimiento.

El motivo final por el que organizarse en sociedad es la preservación de la


propia vida y la garantía de una existencia más dichosa. A diferencia de
algunos animales, como las abejas y las hormigas, que viven de forma
natural socialmente, los seres humanos sólo pueden alcanzar esta
convivencia social por medio de un pacto por el que se genera,
simultáneamente, la sociedad civil y un poder común capaz de obligar a
todos al cumplimiento del pacto suscrito. El pacto tiene lugar, pues, de
cada hombre con cada hombre. Este poder común no puede hallarse
dividido sino que ha de ser ejercido por un hombre o una asamblea de
hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de voces,
a una sola voluntad.

Pero para que exista tal poder los seres humanos han de aceptar, como
hemos visto, una transformación de sus derechos, que consiste en la
renuncia a los mismos, con el fin de aunar todas las voluntades en una sola,
es decir, elegir un representante que será el detentor de todos los
derechos a los que ellos han renunciado, lo que supone la creación de una
persona artificial o ficticia, que, al poseer todos los derechos, no podrá
estar sometida a ninguna restricción. Esta transformación de derechos se
realiza mediante un acuerdo de cada hombre con cada hombre (pacto,
contrato) por el que cada cual renuncia a sus derechos en favor de un
tercero (individuo particular o asamblea). Ese tercero recibirá el nombre
de soberano y los demás sólo los súbditos.

La causa inmediata de la formación de la sociedad civil es, por lo tanto, el


contrato que establecen entre sí las personas individuales. Pero hay que
hacer notar que el soberano no es parte del contrato, es decir, el contrato
no se establece entre los súbditos y el soberano, sino exclusivamente
entre los súbditos. De este modo Hobbes entiende que no hay obligación
ninguna que limite la acción del soberano respecto a los súbditos, ya que
este no ha pactado nada con los súbditos.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Por lo demás, el contrato, la creación de la sociedad civil y del soberano


son simultáneos, pues no podría surgir el contrato sin que surja
simultáneamente un poder capaz de ponerlo en vigor.

Esta explicación de Hobbes está claramente dirigida contra la teoría del


derecho divino de los reyes. La teoría política de Hobbes pretende
fundamentar filosóficamente, no históricamente, el origen de la sociedad
civil y la legitimación del poder, su racionalidad (como forma de control del
individualismo, al que considera inútil y nocivo).

La sociedad, en definitiva, para Hobbes, está fundada sobre el miedo, ya


se trate de una sociedad por institución (mediante un pacto) y o de una
sociedad por adquisición (violencia
del poder).
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

3.6. LOCKE:

VIDA Y OBRAS:
John Locke nació en Wrington, cerca de Bristol, el 29 de agosto de 1632.
Recibió sus primeras enseñanzas en su domicilio hasta 1646 en que, a la
edad de 14 años, ingresara en la escuela de Westminster, en la que
permanecerá 6 años. Finalizados sus estudios en dicha escuela, ingresará
en el Christ Church, el más importante "college" de la Universidad de
Oxford, en el otoño de 1652. La educación en Oxford estaba entonces
bajo el predominio de la escolástica aristotélica, lo que no resultaba del
agrado de Locke, (lo que tampoco había resultado del agrado,
anteriormente, de Hobbes). Allí, además de estudiar filosofía,
(fundamentalmente lógica y metafísica), profundizará sus estudios de las
lenguas clásicas, pero también se interesará por la física y la química,
(entrando en contacto con R. Boyle y su círculo), así como por la medicina,
en la que se iniciará con T. Sydenham, aunque no obtendrá la titulación
hasta 1674.

Una vez finalizados sus estudios permanecerá en Oxford,impartiendo


clases como Lector de griego en el Christ Church desde 1660,y también de
Retórica desde 1663. Durante su refugio en Holanda, donde permanecerá
de 1683 a 1689, finalizará el "Ensayo sobre el entendimiento humano", y
publicará la "Epistola de Tolerentia", en latín, al tiempo que entra en
contacto con los revolucionarios ingleses exiliados en Holanda, en
consonancia con los ideales políticos plasmados en sus "Tratados sobre el
gobierno civil". Tras la Revolución de 1686, que llevó al trono a Guillermo
de Orange, y una vez consolidada su victoria, regresará a Inglaterra,
desempeñando varios cargos en Londres, siendo el de mayor relevancia el
de Comisario de Comercio. En 1691 se retirará a Oates, en Essex. Allí se
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

instalará en la mansión de Sir Francis y Lady Masham, (una de las primeras


mujeres inglesas que publicó obras filosóficas), a la que había conocido de
soltera como Damaris Cudworth, poco antes de su exilio, y con la que
mantuvo una relación afectiva e intelectual hasta su muerte, el 28 de
octubre de 1704.

PENSAMIENTO:
Ahora voy a hablar sobre el pensamiento filosófico de Locke, que en
oposición al absolutismo de la época, afirma que la soberanía nacional
reside en el pueblo, del que emana el poder del estado de forma libre y
recíproca. Por su parte, el estado, estaba obligado a salvaguardar los
derechos del pueblo, siendo los más importantes el derecho a la libertad
personal o a la propiedad privada. Es por esto, vital, para la constitución de
la sociedad, que el individuo sea feliz.

El tipo de gobierno por el que apuesta John Locke, estaría compuesto por
un monarca y un parlamento, expresión de la voluntad popular. Este
gobierno, estaría sometido a los principios de soberanía popular y legalidad
y obligado a respetar los derechos del pueblo. Así mismo, apostaba por una
separación de poderes: legislativo y ejecutivo. Más tarde, esta idea sería
más ampliamente desarrollada por Montesquieu.

Locke es considerado el padre del liberalismo moderno y tuvo una gran


influencia en los filósofos de su tiempo, principalmente en Adam Smith,
David Hume, Condillac y en Montesquieu. Pero es probable que el mayor
logro de Locke, consista en haber ejercido un papel determinante, tanto
en la Constitución Norteamericana, como en la Declaración de los
Derechos del Hombre.

Posiblemente la obra más importante de John Locke sea el “Ensayo sobre


el entendimiento humano, y en ella, el filósofo empirista, niega la
existencia de ideas innatas en la mente humana, frente al racionalismo.
Así, Locke concibe la mente como una tábula rasa, esto es, una página en
blanco, y todo el conocimiento proviene de la experiencia, a partir de los
datos de los sentidos y de la propia actividad mental. Por
lo tanto, todo conocimiento de la realidad solo es posible
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

por medio de la experiencia sensible. A la propia actividad de la mente, le


va a llamar, Locke,“reflexión”. Además de las ideas innatas, Locke, va a
negar la existencia de todo valor absoluto, menos en el caso de las
matemáticas, incluso aquellos relativos al orden moral.

4. FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA:
4.1. MARX:

VIDA Y OBRAS:
Karl Heinrich Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la
Prusia renana (a la que también pertenecían Bonn y Colonia). Aunque su
familia era de origen judío se habían convertido al protestantismo en
1824. Marx terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre
la filosofía de Epicuro. En Berlín entró en contacto con los llamados
"Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de Doctores.

En 1842 comenzó su colaboración con la revista "Rheinische Zeitung",


dedicada a cuestiones de "política, comercio e industria", que destacó por
su carácter crítico, y de la que posteriormente sería redactor jefe, en
Colonia, actividad que le puso en contacto directo con los problemas
políticos y sociales de la época en Alemania. Consecuencia de tal contacto,
y del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en
su pensamiento, que le llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del
Estado de Hegel.

A raíz del cierre de la revista, en 1843, censurada por las autoridades,


Marx se traslada con Jenny a París, donde colaborará con Arnold Ruge en
los "Anales franco-alemanes, revista de la que se llegaría a publicar un sólo
número, en la que publicará su "Crítica de la filosofía hegeliana del
Derecho". En París entrará en contacto con el movimiento socialista
francés, a través de Proudhon y Louis Blanc, dos de sus destacados
líderes, conociendo también al anarquista ruso Bakunin.

En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, a quien había conocido


anteriormente, llegado a París procedente de Inglaterra, iniciándose una
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

colaboración duradera entre ambos, que dará su primer fruto en 1845, con
la publicación de "La sagrada familia", una obra crítica en contra de las
posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores.

En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí


continuará su actividad política e intelectual, plasmada en las conocidas
"Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología alemana", escrita ésta en
colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero que
contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de
la historia.

En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con


Engels, redacta los principios y objetivos de la misma, recogidos en el
conocido "Manifiesto comunista", que sería publicado en Londres en 1848.
Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa. Marx será
expulsado de Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin
contemplaciones, dirigiéndose a Francia, invitado por el gobierno
provisional. Marx y Engels deciden regresar a Alemania, para participar en
la que se producía allí, y que se saldará con un fracaso. Marx editará en
Colonia la "Neue Rheinische Zeitung", por cuyos artículos se le llevará ante
los tribunales de justicia juzgado, pero será absuelto. Tras las derrotas de
las insurrecciones de mayo de 1849 se trasladará de nuevo a París, pero
será nuevamente expulsado de Francia, en 1849, por lo que se dirigirá a
Londres, donde establecerá su residencia, aunque realizará algunos viajes,
relacionados con la salud y visitas familiares, a Francia y a Alemania.

En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual que le llevará a la


realización de su obra cumbre, "El capital", colaborando también en el
"New-York Tribune". En 1859 publica, como fruto de sus trabajos sobre
economía, la "Contribución a la crítica de la Economía política", donde
expone su teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus
estudios sobre el capital. No obstante, Marx no deja completamente al
margen su actividad política en el movimiento comunista internacional, de
la que será una muestra su participación en la creación, en 1864, de la AIT
(Asociación Internacional de Trabajadores), que sería conocida también
como la Iª Internacional. Las divergencias en el seno de la AIT con los
anarquistas, así como con los socialistas franceses y alemanes, sobre todo
respecto a la hegemonía del Consejo General, se saldará con lo que se ha
considerado un fracaso político para Marx, quien no consigue imponer sus
tesis sino formalmente, aunque gracias a la situación de poder de la que
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

sigue gozando, consigue que la sede de la Internacional sea trasladada a


Nueva York.

En 1867 se publicará la primera edición del primer tomo de "El capital".


Los 2 restantes volúmenes serán publicados póstumamente por Engels, en
1885 y 1894. En 1871, tras la revolución que lleva a la Comuna de París,
Marx organiza manifestaciones de apoyo y escribe "La guerra civil en
Francia", que interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la
dictadura del proletariado.

Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio


londinense de Highgate.

PENSAMIENTO:

Respecto a sus reflexiones filosóficas encontramos al materialismo


histórico, que quiere ser una teoría científica sobre la formación y
desarrollo de la sociedad. Mediante una teoría económica, histórica y
filosófica intenta descubrir las leyes que rigen el cambio social y presenta
un método para la interpretación de los conflictos sociales y, en esa
medida, para cambiar la sociedad. Su tesis principal consiste en afirmar
que son las bases económicas y los modos de posesión de los bienes
materiales el fundamento de toda estructura y transformación social. El
motor del cambio y la base de toda estructura social no son las voluntades
individuales de las personas, ni las ideas, ni la voluntad divina, sino lo
material, las necesidades económicas y los intereses económicos de los
distintos grupos sociales. Con esta forma de materialismo, Marx se
enfrentó al “materialismo teórico” de Feuerbach y al idealismo de Hegel,
destacando en ambos casos que para entender al hombre y su historia, es
imprescindible el estudio de las condiciones económicas y sociales en las
que vive.

Para comprender la situación de los oprimidos en toda sociedad de


explotación, Marx emplea el concepto de alienación (enajenación,
extrañamiento). Marx hace una interpretación materialista de dicha
noción puesto que, para él, el sujeto de la alienación no es el Espíritu o
Dios sino el hombre, y la causa de la misma no es teológica sino económica
y política: la alienación es la condición histórica en la que se encuentra el
hombre consecuencia de la propiedad privada de los medios de producción.
La propiedad privada aliena al hombre porque lo transforma de fin en
medio, de persona en simple instrumento para la producción, ignorando sus
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

necesidades, exigencias y dignidad. En el sistema de producción capitalista


el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios
de producción como un simple instrumento más en la cadena de producción
de bienes. En el trabajo, el hombre se enajena, no es dueño, de sus propias
facultades creadoras ni de los objetos de su trabajo, que se convierten en
seres ajenos y llegan a dominarlo. La preocupación esencial de Marx no fue
la desigualdad en la riqueza sino la liberación del hombre de un tipo de
trabajo que lo transforma en cosa y lo convierte en esclavo de las cosas.
Su crítica de la sociedad capitalista se dirigió principalmente a su modo de
producción: Marx suponía que la enajenación del trabajo, aunque existente
a lo largo de toda la historia, alcanza su cima en la sociedad capitalista y
que la clase trabajadora es la más enajenada. Marx no se limitó a
reivindicar la emancipación de la clase trabajadora, sino que buscó la
emancipación general del ser humano, y la creación de un orden social en el
que el hombre, y no la producción de cosas, sea el fin.

Además, el materialismo histórico entiende que el hombre es un "ser de


necesidades", desde las más elementales como la comida, la ropa, la casa,
hasta las más refinadas como las culturales. El “trabajo” o “actividad
productiva” crea los bienes necesarios para la satisfacción de dichas
necesidades, y constituye la actividad principal del hombre y la base de
toda vida social, de su organización y de su historia. La producción de
bienes está condicionada por "las fuerzas productivas". A un determinado
estado de desarrollo de las fuerzas productivas, corresponde un tipo
concreto de "relaciones de producción". Las relaciones de producción son
"relaciones de propiedad", relaciones de trabajo entre propietarios de las
fuerzas productivas y no propietarios, entre "explotadores y explotados"
entre clase dominante y clase dominada. Según el modo de producción y las
relaciones sociales que de él se derivan, así será la estructura social. Las
clases sociales quedan definidas por las relaciones económicas entre las
personas: son la expresión de la propiedad o no de los medios de
producción y de la capacidad adquisitiva.

El motor de la historia, el cambio social, se basa en la existencia de una


sociedad escindida: es el enfrentamiento entre explotadores y explotados,
el afán de dominio de una clase y los intentos de liberación por parte de la
otra. Este enfrentamiento es inevitable e independiente de las voluntades
y conciencias de los individuos. A su vez, la existencia de dichas clases
antagónicas tiene como origen el distinto desarrollo técnico y económico
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

con el que los hombres han intentado resolver los problemas de


supervivencia, y ha dado lugar a las luchas de clase y enfrentamientos
entre explotadores y explotados; pero, según la concepción optimista y
utópica de Marx, esta oposición no es ineludible ni se ha de mantener
hasta el fin de la humanidad: es posible y necesaria la transformación de la
sociedad y ello mediante una acción y proceso revolucionario que elimine la
propiedad privada y suprima las clases sociales. Las etapas de este
proceso serán la "dictadura del proletariado" (el proletariado toma el
poder, quita a la burguesía sus privilegios económicos y políticos, y se hace
con los grandes medios de producción); el socialismo (período de gran
desarrollo de los medios de producción y de la riqueza social, que será
administrada por el Estado, en representación de los intereses de toda la
sociedad) y el comunismo (culminación del proceso revolucionario; época de
abundancia, de plenitud y libertad, en la que habrán desaparecido
definitivamente las clases y también el Estado).

Por último, el marxismo afirma que la base real de la sociedad es la base


económica, los medios y las fuerzas de producción (la infraestructura);
mantendrá también que a consecuencia de la alienación económica las
organizaciones políticas, jurídicas y las concepciones del mundo no
responden a una dinámica propia, independiente, sino a los intereses de
clase de los grupos que las han creado. En un sentido general, se llama
ideología, al sistema de representaciones con el que la sociedad intenta
explicar y describir la realidad. En Marx el término "ideología" tiene un
significado más restringido y preciso: conjunto de "ideas" que dan una
imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad y de las
condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres. Para el marxismo,
lo que piensan los hombres, sus representaciones o ideas (su ideología), es
un producto de la sociedad en la que viven, es "un producto social";
además, la ideología tiene un sentido básicamente negativo, en cuanto
"ideas" falsas y falsificadoras; finalmente, los contenidos ideológicos de la
conciencia (la religión, la filosofía, la moral, la política, etc.) ni tienen
sustantividad propia ni su propia historia y desarrollo.

Puesto que la ideología tiene como función ocultar, deformar o justificar la


situación de alienación que el hombre vive en un momento histórico, la
crítica marxista de las ideologías es una consecuencia de la crítica más
general a la alienación del hombre. Un claro ejemplo de la actitud crítica
de Marx ante las producciones ideológicas lo encontramos en sus ideas
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

relativas a la religión: dado que no existe Dios, afirma, la aparición de la


religión es una consecuencia de la vida humana, y, de acuerdo con sus
planteamientos generales, ligada a la explotación del hombre por el
hombre. Para Marx la crítica a la religión es la premisa o preámbulo de
toda crítica: la religión es alienación al proyectar al hombre fuera del
mundo real finito, único existente, en un mundo ficticio e ideal. Además, la
religión no sólo es alienación de cada hombre individual, sino instrumento
de la clase dominadora para oprimir a los dominados: primero, al justificar
teológicamente la división social que provoca la alienación, la explotación
existente; y, en segundo lugar, al ofrecer “paraísos” ficticios en los que los
hombres pueden realizar su afán de justicia y felicidad, frenan la
posibilidad de rebelión y de su realización en este mundo, el único real y
existente.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.2. NIETZSCHE:

VIDA Y OBRAS:
Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken,
una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana. Realiza sus primeros estudios
en el instituto de Naumburgo, entre 1854 y 1858.

En 1858 ingresa en el internado de Pforta, que había adquirido un gran


renombre en la época, y en el que se observaba un régimen estricto y
tradicional, donde permanecerá hasta 1864. En esta época se desarrolla su
admiración por el genio griego, leyendo sobre todo a Platón y Esquilo, así
como por la música y la poesía, siendo un admirador de Hölderlin,
realizando entonces sus primeros ensayos como poeta y músico, tanto
respecto a la composición, (Allegro para piano, Phantasie for piano,
Miserere, entre otras), como a la interpretación, llegando a ser
considerable su habilidad al piano. Por lo demás, comienzan los problemas
de salud de Nietzsche, sufriendo en numerosas ocasiones intensos dolores
de cabeza que podían llegar a durar varios días.

De 1869 a 1879 Nietzsche permanecerá en Basilea, desarrollando su


actividad como profesor. En 1872 pública "El origen de la tragedia", obra
muy mal recibida en los medios académicos y criticada virulentamente por
algunos especialistas en filología clásica; algunos de sus amigos, no
obstante, salen en su defensa, como Erwin Rhode; y otros, como Wagner,
por ejemplo, la celebran con entusiasmo. Pese a ello, su prestigio entre los
filólogos mermará considerablemente.

Entre los años 1873 y 1876 publica las "Consideraciones intempestivas", en


las que crítica a David Strauss y el historicismo, en las dos primeras, y
alaba a Schopenhauer y Wagner, en las dos últimas. A pesar de ello, en
1876 comenzará su distanciamiento de Wagner, que culminará poco
después en una abierta oposición. Hasta entonces Nietzsche había tomado
como referencia el ideal del artista y el genio creador; en los próximos
años, aunque de forma provisional, orientará su reflexión hacia el papel de
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

la ciencia, interés que se plasmará en obras como "Humano, demasiado


humano", escrita entre los años 1878 y 79.

En 1882 y siguientes residirá en ciudades como Génova, Messina, Roma,


Orta, Basilea, Lucerna, Naumburgo, Leipzig, Santa Margherita, Florencia,
Rapallo y Niza, entre otras, pasando varios veranos en la localidad de Sils-
Maria, especialmente querida por Nietzsche. De este período datan
algunas de sus obras más significativas, como "La genealogía de la moral",
"Así habló Zaratustra" y "Más allá del bien y del mal".

Finalmente y tras graves problemas de salud, muere en agosto de 1900,


habiendo alcanzado una considerable fama y ejerciendo un notable influjo
que se dejará sentir en el desarrollo del pensamiento contemporáneo.

PENSAMIENTO:

La filosofía de Nietzsche supondrá un enfrentamiento radical con buena


parte de la tradición filosófica occidental, oponiéndose a su dogmatismo,
cuya raíz sitúa en Sócrates, Platón y la filosofía cristiana. La distinción y
oposición, realizada en sus primeras obras, entre lo apolíneo y lo
dionisíaco, le llevará a desarrollar una original interpretación de la
historia de la filosofía, según la cual el pensamiento se verá sometido a
un alejamiento de la vida, a partir de la reflexión socrática, que le llevará
a oponerse a ella, negándola mediante la invención de una realidad
trascendente dotada de características de estabilidad e inmutabilidad,
justo las contrarias de las que posee la única realidad que conocemos,
contradictoria y cambiante. Durante toda su trayectoria tocó varios
temas:

A) La crítica de la metafísica

Nietzsche se opone al dualismo ontológico, fiel reflejo del dualismo


platónico, en el que existen dos mundos:

- este mundo, sensible e imperfecto.


- el otro mundo, suprasensible y perfecto, fundamento de aquel.

Según tal concepción, la realidad queda escindida en dos ámbitos: una


realidad suprasensible, estática e imperecedera, frente a una realidad
cambiante, sensible, perecedera... que es el producto residual,
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

"despreciable" de la anterior. Frente a este esquema ontológico


reaccionará Nietzsche rebatiendo tres objeciones.

- La infravaloración de la realidad sensible se debe a su mutabilidad,


mientras que la razón humana opera con categorías inmutables
(conceptos); pero el hecho de que la razón funcione con tales
categorías no demuestra la "imperfección" ni la "dependencia" del
mundo sensible, sino sólo la inadecuación de la razón para conocerlo
- El mundo suprasensible no es más que una ilusión, una ficción, una
fantasía construida como negación del mundo sensible, única
realidad para nosotros.
- Recurrir a un mundo suprasensible lo interpreta, pues, como una
reacción anti-vital, como una negación de la vida, (vida que está
marcada por el sufrimiento tanto como por la alegría), como una
venganza contra la naturaleza, propia de espíritus ruines que odian
la vida, un producto del resentimiento contra la vida. Incapaces de
aceptar un destino trágico, los hombres se rebelan contra esa vida
que les aboca al sufrimiento y la niegan, convirtiéndola en un mero
residuo de otra realidad, perfecta ésta, donde ahogan su
resentimiento.

b) La crítica de la moral

Nietzsche acusa a la moral platónico- cristiana de antinatural por ir en


contra de los instintos vitales. Su centro de gravedad no está en este
mundo, sino en el más allá, en la realidad en sí, o en el mundo
sobrenatural del cristianismo. Se trata de una moral trascendente que
no gira en torno al hombre, sino en torno a Dios y que impone al hombre
un rechazo de su naturaleza, una lucha constante contra sus impulsos
vitales, por lo que significa un rechazo general de la vida, de la
verdadera realidad del hombre, en favor de una ilusión generada por el
resentimiento contra la vida. Tal moral es síntoma y expresión de la
decadencia de la cultura occidental.

c) La crítica del conocimiento

Por lo que respecta a la explicación del conocimiento, la metafísica de


tradición platónico-cristiana hace corresponder a una realidad
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

inmutable un conocimiento y una verdad igualmente inmutables: el


conocimiento conceptual. Pero el concepto, dice Nietzsche, no sirve
para conocer la realidad tal y como es. El concepto tiene un valor
representativo, pero siendo lo real un devenir, un cambio, no puede
dejarse representar por algo como el concepto, cuya naturaleza
consiste en representar la esencia, es decir, aquello que es inmutable,
que no deviene, que no cambia, lo que permanece idéntico a sí mismo,
ajeno al tiempo. El concepto no es más que un modo impropio de
referirse a la realidad, un modo general y abstracto de captar la
realidad y por ello, de alejarnos de lo singular y concreto, de alejarnos
de la realidad. Lejos de ofrecernos el conocimiento de la realidad, el
concepto nos la oculta.

d) La muerte de Dios

El análisis de la trayectoria del pensamiento y la cultura occidentales le


llevará a Nietzsche a constatar la muerte de Dios. Dios había sido la
brújula del hombre occidental. Pero el hombre ha ido matando a Dios sin
darse cuenta, expulsándolo poco a poco de su pensamiento y de su
cultura. Al descubrir la muerte de Dios el hombre queda desorientado,
su vida pierde el sentido.

La muerte de Dios es, en realidad, la muerte del monoteísmo cristiano y


de la metafísica dogmática, para quienes sólo hay un Dios y una verdad.
Y el responsable de ello es el hombre. Al cobrar conciencia de ello el
hombre sustituye a ese Dios y a esa verdad única por múltiples dioses y
múltiples verdades, en un intento desesperado por salvar los valores
asociados a esa imagen de Dios. Pese a ello, con la caída del Dios y de la
metafísica tradicional los valores asociados a ellos no pueden subsistir,
no encuentran justificación trascendental alguna y, carentes de
fundamentación, será el blanco de las críticas más exacerbadas y
negados como valores. El ateísmo conduce, pues, al nihilismo.

e) El nihilismo

El nihilismo es el proceso que sigue la conciencia del hombre occidental


y que quedaría expresado en estos tres momentos:
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

- El nihilismo como resultado de la negación de todos los valores


vigentes: es el resultado de la duda y la desorientación.
- El nihilismo como autoafirmación de esa negación inicial: es el
momento de la reflexión de la razón.
- El nihilismo como punto de partida de una nueva valoración: es el
momento de la intuición, que queda expresada en la voluntad de
poder, en quien se expresa a su vez el valor de la voluntad.

Esta es la base sobre la que ha de construirse, según Nietzsche, la


nueva filosofía. El hombre provoca, en primer lugar, la muerte de Dios,
sin apenas darse cuenta de ello. En segundo lugar, el hombre toma
conciencia plena de la muerte de Dios y se reafirma en ella. En tercer
lugar, y como consecuencia de todo lo anterior, el hombre se descubre a
sí mismo como responsable de la muerte de Dios descubriendo, al mismo
tiempo, el poder de la voluntad, e intuyendo la voluntad como máximo
valor.

4.3. AUGUST COMTE:

VIDA Y OBRAS:
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte nació en Montpellier en


1798. En 1814 ingresa en la elitista Escuela Politécnica, de la que será
expulsado en 1816, acusado de republicanismo e indisciplina. En esta época
comienza a estudiar a los pensadores del siglo XVIII y conoce a Saint-
Simon, para el que trabaja como secretario desde 1818, hecho que le
permitió publicar artículos en diversas revistas: La Politique, L’Industrie,
L’Organisateur. La colaboración entre estos dos autores se irá
deteriorando hasta su definitiva ruptura en 1822, fecha que inicia las dos
etapas fundamentales de su pensamiento:

- La primera (1826-1845) , de un marcado carácter positivista, queda


sintetizada en sus dos grandes obras: Curso de filosofía positiva
(1830-1842) y el Discurso sobre el espíritu positivo (1844), escrito
que apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de
astronomía popular.
- La segunda etapa del pensamiento de Comte viene marcada por un
hecho personal que le afectó hondamente: la muerte en 1846 de
Clotilde de Vaux, a quien conoció en 1845 y de la que estaba
profundamente enamorado. A partir de entonces el pensamiento de
Comte se tiñe de un carácter romántico y místico que derivará hacia
posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en
una religión de la que él se autoproclama Sumo Sacerdote. De esta
época datan sus obras Sistema de política positiva (1851-1854),
Catecismo positivista (1852) y el primer volumen de Síntesis
subjetiva (1856), obra que quedó incompleta debido a su muerte,
acaecida el 5 de septiembre de 1857.

PENSAMIENTO:
La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos
que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie francesa y que consistió,
a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías
de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a
oscurantismos teológicos o metafísicos. La evidente intención de reforma
social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora
y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas
ilustradas de Voltaire y Rousseau. Tomando como trasfondo la Revolución
Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas
irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la
humanidad. Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación


empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el
comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles
de ser utilizadas en provecho de la humanidad. Comte afirma que
únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que
gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social,
entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos
históricos llamados estados sociales. Comte murió en 1857.

La ley de los tres estados tiene gran importancia en Comte, y afirma que la
humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está
determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se
corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado
teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico
o positivo. Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del
progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la
naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado
teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la
naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del
fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de
conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en
las ideas de autoridad y jerarquía. En el estado metafísico se cuestiona la
racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades
abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que
explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas
es propia este estado que es considerado por Comte como una época de
tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al
estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las
cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar
cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando
deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la
naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de
conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por
científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.

Comte se erige como el principal representante de la filosofía positiva, la


cual se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y
Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad
social que caracterizan al período post-revolucionario. El término positivo
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se


opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades
ocultas características de los primeros estados. Lo positivo tiene como
características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no
relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.

La filosofía positiva hace un intento de clasificación de las ciencias,


concebidas unitariamente como ramas de un tronco común que,
evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una
establece las bases de la ciencia siguiente. Comte clasifica las ciencias en
cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o
sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a
las matemáticas más como un método e instrumento previo que como
ciencia teórica. La finalidad de las ciencias es el control y el dominio de la
naturaleza y la sociedad. La búsqueda de relaciones estables entre los
fenómenos deriva en la construcción de leyes que permiten predecir el
futuro: paso previo a todo control.

Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu


positivo, se dedicará al estudio de los fenómenos sociales y de sus leyes
como camino para explicar la evolución de la humanidad y favorecer un
progreso controlado de la sociedad que excluya todo posible cambio o
revolución incontrolada. Es en este punto donde aflora con toda su fuerza
la intención conservadora y reaccionaria de la filosofía de Comte. Su apoyo
a la dictadura de Napoleón III, así como sus ideas de control de la opinión
pública y de defensa a la propiedad privada y de concentración del capital
le han convertido en un adversario de la democracia y en un partidario de
los regímenes autoritarios. La dictadura del mexicano Porfirio Díaz utilizó
el positivismo como justificación teórica de su política. Estos hechos han
producido que la paternidad de Comte respecto a la sociología y el
positivismo haya sido reconocida a regañadientes.

4.4. GADAMER:

VIDA Y OBRAS:

Hans-Georg Gadamer (1900-2002) ha sido uno de los pensadores alemanes


que han protagonizado la escena filosófica de la segunda mitad del siglo
XX. La publicación de su obra cumbre Verdad y método en 1960 puede ser
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

considerada como el momento de inicio de la hermenéutica filosófica.


Gadamer fue influenciado por Husserl y Heidegger, su maestro. Algunas
de sus obras son: Sobre la prehistoria de la metafísica, Estética y
hermenéutica, etc.

PENSAMIENTO

El pensamiento filosófico de Gadamer se enfoca en el desarrollo


ontológico e histórico, en el que busca demostrar “el acontecer de la
verdad y el método son necesarios para llegar a ese acontecer”. En su
propuesta hermenéutica filosófica hizo un gran esfuerzo por combinar la
dialéctica de Hegel y el pensamiento clásico hermenéutico de
Schleiermacher y Dilthey, llegando a superar a estos maestros en lo
referente a la interpretación textual y dando paso al desarrollo de la
filosofía del lenguaje como eje del pensamiento contemporáneo. La
hermenéutica filosófica de Gadamer, toma como punto de partida la
gnoseología, considera que esta gnoseología es necesaria y fundamental
para la existencia humana. Según Gadamer la persona solo desde su propio
horizonte de interpretación, se construye constantemente, puede
comprenderse y comprender su contexto. Para el ser humano cada
conocimiento es una constante interpretación y, ante de todo, un
conocimiento de sí mismo.

El lenguaje no es objeto de la hermenéutica, sino su hilo conductor; no es


algo a comprender e interpretar, sino un acontecimiento cuyo sentido se
trata de alcanzar. Este sentido se da en la forma de un diálogo, a lo largo
del cual ninguno de los interlocutores puede arrogarse primacía cobre el
otro. El diálogo hermenéutico supone una relación con la tradición, lo que
existe aquí no es ni nuestra situación de intérpretes independientemente
de su relación con el acontecer histórico, ni este como mero objeto de
comprensión, sino la mutua relación entre ambos, relación que consiste en
entenderse. La universalidad de la comprensión lingüístico hermenéutica
abarca y constituye a las sociedades en su totalidad. Todo individuo
pertenece a una sociedad y por lo tanto está inmerso dentro de una
tradición, esta tradición a la vez configura en él una serie de prejuicios
que le permiten entenderse en su contexto y su momento histórico, de allí
que el individuo tenga su realidad histórica en sus prejuicios.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.5. STUART MILL:

VIDA Y OBRAS:

John Stuart Mill nació en Londres, el 20 de mayo de 1806 fue un filósofo,


economista y político escocés defensor del utilitarismo enfocado en la
calidad, la libertad, la igualdad de género y la búsqueda de la felicidad
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

para la mayoría de las personas. Entre sus obras que incluyeron ensayos y
teorías sobre la lógica, ña epistemología, la economía, la filosofía social y
política, la ética y la religión, las más importantes fueron “A System of
Logic”, “On Liberty” y “Utilitarianism”.

PENSAMIENTO:

La contribución de Stuart Mill abarca varias áreas de la economía,


filosofía y derecho. Su doctrina, utilitarismo, trata del principio de actuar
con el fin de conseguir la mayor felicidad para el mayor número de
personas posible (dentro de algunos limites como el respeto a minorías).
Mill distinguió su concepto de utilidad basándose en la calidad del
sentimiento de satisfacción (intelectual y moral es superior al físico) en
vez de la cantidad como habían propuesto autores anteriores. Una acción
debe considerarse correcta en función de las consecuencias que tiene, a
diferencia de Aristóteles o Epicuro que consideraban que las
consecuencias debían ser analizadas desde el punto de vista de la gente,
aquí el planteamiento es colectivo, a partir del concepto llamado “principio
de utilidad”. El principio de utilidad es proporcionar el mayor bien posible a
la mayor cantidad de personas. El elemento fundamental es el colectivo ya
que lo que pretendemos crear es el bienestar general. Así pues, la
felicidad será fundamental. Para Mill la felicidad debe ser contemplada
desde un punto de vista en el que lo más importante es el elemento
racional e intelectual.

La satisfacción de los animales o el placer del cuerpo, no es analizado


positivamente por Stuart Mill, ya que lo que él busca es el bienestar
intelectual. Con este análisis, Stuart Mill supera la idea de que todos los
placeres son iguales y, además, considera que existe una visión
fundamental que es la visión colectiva. Defiende que el conocimiento se
obtiene a través de la experiencia, empirismo, por que necesariamente es
limitado (no podemos observar todo, sólo una parte y sacar conclusiones).
Señala la importancia de la libertad, todos debemos ser libres de nuestras
acciones y poder tomar las decisiones que nosotros consideremos, siempre
y cuando no provoque un daño en otros. Stuart Mill destaca, además, la
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

libertad de expresión. La libertad de expresar y discutir ideas es una


condición necesaria para el progreso social. Aunque las ideas de otros no
nos gusten, el debate ayuda a las personas a reconocer los fallos de sus
ideas, abrirse a otros puntos de vista y a reforzar el adecuado
razonamiento. La sociedad debe crear mecanismo que limiten el poder de
los gobernantes que solo buscan su propio beneficio. La sociedad debe ser
democrática, es decir, respetar las ideas de la mayoría pero debe
proteger a los grupos minoritarios. Stuart Mill reniega la justificación de
la esclavitud, las cuales eran: inferioridad genética e intelectual. Apoya el
feminismo, señalando que la humillación y sometimiento de la mujer
constituye un modelo social obsoleto basadp en prejuicios y que afecta
gravemente el progreso social. Defenderá la propiedad pública de los
recursos naturales, el progreso económico no debe ser a costa de la
sobreexplotación y posible extinción de los recursos naturales.

4.6. DILTHEY:

VIDA Y OBRAS:
Wilhelm Dilthey (1833-1911) es el pensador más importante del
historicismo alemán. Su obra más conocida, la Introducción a las ciencias
del espíritu (1883), da inicio a su proyecto de “crítica de la razón
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

histórica”, que tenía como objetivo encontrar un fundamento


epistemológico sólido para las ciencias humanas. La fenomenología
(Husserl, Scheler, Heidegger), el existencialismo (Jaspers) y la
hermenéutica filosófica (Gadamer, Ricoeur) son deudoras de las
reflexiones de este filósofo sobre la psicología y la estructura de la vida
histórica, así como de su teoría de las visiones de mundo. PENSAMIENTO:

El problema central del pensamiento filosófico de Dilthey radica en la


elaboración de una «crítica de la razón histórica», destinada a establecer
posibilidades, límites y modos del conocimiento del mundo espiritual en
línea analógica con los fundamentos kantianos de la ciencia de la
naturaleza, a cuya cuestión dedicó los densos volúmenes de la
«Introducción a las ciencias del espíritu» (1883), donde distingue el mundo
histórico social del mundo natural. Para conseguir rigor y certeza a los
métodos de la ciencia del espíritu es esencial una fundamentación
gnoseológica que no pueden aportar las ciencias del espíritu, ni por la
sociológica. Tal fundamentación de las ciencias del espíritu debe
elaborarse recurriendo a una psicología partiendo de la unidad interna del
sujeto histórico concreto. Afirmaba que el estudio de las ciencias humanas
supone la interacción de la experiencia personal, el entendimiento
reflexivo de la experiencia y una expresión del espíritu en los gestos,
palabras y arte. Para Dilthey, el concepto central era el de espíritu vivo,
que se desarrolla en formas históricas. Dilthey razonó que todo saber
debe analizarse a la luz de la historia; sin esta perspectiva el conocimiento
y el entendimiento sólo pueden ser parciales. Comenzó el estudio de la
hermenéutica inspirado por los trabajos de Fiedrich Schleiermacher,
Ambos formaban parte del movimiento romántico alemán. Dilthey puede
ser considerado como un tipo de empirista, sin embargo, sus trabajos
empíricos no son exactamente iguales a los de los empiristas ingleses en lo
que re specta a los presupuestos epistemológicos. Dilthey jamás dejó de
aspirar a la posibilidad de una interpretación objetiva y universalmente
válida de los textos, esta pretensión fue descartada en las principales
corrientes hermenéuticas tras los estudios de Gadamer. Dilthey estuvo
muy interesado en lo que hoy llamamos sociología, realizó duras objeciones
a los presupuestos evolucionistas de Auguste Comte y Herbert Spencer,
los cuales consideraban que la evolución de la sociedad hacia mejores
estructurasera inevitable, cuestión que Dilthey no compartía. Pese a ello
Dilthey compartía con Comte algunas ideas, por ejemplo, los dos pueden
ser considerados positivistas aunque con algunas diferencias. Dilthey
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

aplicó el método del “círculo hermenéutico” que fue considerado crucial


por él para aportar el fundamento necesario a las “ciencias del espíritu”.
Que el proceso es circular hace referencia a la interdependencia (circula y
no inmediata) de significado entre el todo y sus partes. Dilthey rechazaba
abiertamente el modelo epistemológico de las “ciencias naturales”, esto es,
es el método científico propio de las ciencias naturales. Esto le condujo a
proponer el desarrollo separado de un modelo para las “cienicas humanas”
o “ciencias del espíritu). Su argumento se centraba en torno a la idea de
que las ciencias naturales explican los fenómenos en términos de causa y
efecto; por el contrario, en las ciencias humanas el mecanismo
fundamental para comprender los fenómenos no es el principio de causa y
efecto sino el empleo de la comprensión y penetración humana. En las
ciencias sociales defendía el empleo de dos métodos de conocimiento. Los
principios de las ciencias del espíritu habían de ser empleados
especialmente en la interpretación de textos, tanto textos antiguos,
trabajos religiosos, jurídicos, etc.

4.7. EMMANUEL MOUNIER:

VIDA Y OBRAS:
Emmanuel Mounier vivió durante la primera mitad del siglo pasado (1905-
1950), ha aportado desde un modo de pensar y vivir lo que se denomina
pensamiento personalista comunitario. Algunas de sus obras son
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

“Révolution personnaliste et communautaire”, “De la propriété capitaliste á


la propriété humaine” o “Manifeste au service du personnalisme”.
PENSAMIENTO:
Mounier no toleró la vida indiferente y despersonalizante de la Sorbona,
siempre pensó y actuó coherentemente. Decía que: “La vocación del
hombre es la de ser una persona en situación de comprometerse libre y
responsablemente y capaz de vivir una vida espiritual”. Desde el
Movimiento Esprit que fundara con otros pensadores personalistas
comunitarios escribía: “Nosotros queremos personas suficientemente
concientes de su vocación para que resistan cualquier tentación de
amaestramiento. Queremos personas morales”.
El personalismo de mounier se resume en:
1. La persona, realidad relacional.
a) El encuentro: la relación es entre un yo y un tú.
b) El des-encuentro: es la alteración de esa relación yo-tú, es el desamor,
la incomunicación o su alteración. Sin el tú relacional de la reciprocidad no
queda nada ni nadie, la persona se impersonaliza o despersonaliza. Es la
locura, el desatino, la ausencia de vida.
2. La persona, en la perspectiva de Mounier:
Para Mounier una persona es un ser espiritual constituido como tal por una
forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esa
subsistencia e independencia mediante su adhesión a una jerarquía de
valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso
responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en
libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de actos creadores, la
singularidad de su vocación.
3. Ser espiritual: Mounier dice de la persona que es un ser espiritual, no
reductible a lo material, pues tenemos vocación de eternidad.
4. Subsistente adhiriéndose a una escala de valores: Somos lo que somos
porque existimos y esta existencia es humana y axiológica: adoptamos una
escala de valores en libertad.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

5. Comprometidos con esos valores: Vivimos esos valores en un compromiso


personal y este compromiso es una experiencia comunitaria, es respuesta
(diálogo) y responsable por el otro.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.8. FREUD:

VIDA Y OBRAS:
Freud (1856 – 1939) fue un psiquiatra y fundador del psicoanálisis
pensador austríaco. Freud exploró el continente del inconsciente, aún poco
conocida a finales del siglo XIX y principios del XX. Él diseñó el
inconsciente como un sistema del aparato psíquico, que contiene
representaciones reprimidas. Algunas de sus obras son “La interpretación
de los sueños”, “La psicopatología de la vida cotidiana” o “Totem y tabú”
PENSAMIENTO:
Freud, médico y clínico, fue el primer terapeuta que tuvo la necesidad de
definir el psicoanálisis, así, la definio como un acto que no busca a la
experiencia, sino que quiere cambiar algo y aclarar la dirección de
transferencia, es decir, la proyección en la persona del terapeuta de un
cargo de energía emocional e inicialmente sentimientos experimentados
por los niños contra los padres. Esta transferencia puede ser positiva y
contener elementos favorables para el analisis, pero tambien puede ser
negativa y contener elementos hostiles.
Esta terapia se usa esencialmente para curar las neurosis, afecciones cuyo
origen psíquico y síntomas expresan simbólicamente un conflicto
resultante de la historia del sujeto y de su infancia.

Al definir el psicoanálisis como método psicoterapéutico basado en el


análisis de la transferencia, todavía no hemos llegado a su concepto
central del inconsciente. Y, en efecto, el psicoanálisis es un método de
investigación que debemos detener de forma dinámica, no estática.

Antes de Freud, muchos filósofos han señalado que parte de nuestra


psique escapa a la conciencia. Freud (y esta es la novedad de su enfoque)
considera que el sistema psíquico inconsciente está formado por lo que
sólo puede llegar a la conciencia, ya que es el producto de la represión, es
decir, un proceso psicológico de defensa de rechazo impulsos y deseos.

Esos impulsos Son aquellos que no están de acuerdo con la censura, el


cuerpo inconsciente creado por la educación y la prevención de acceso a la
conciencia.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Al definir el inconsciente de la represión hacemos hincapié en que se trata


de una resistencia (una fuerza significativa del conflicto y ahora el estado
de la enfermedad) que impide que los recuerdos lleguen a la esfera
consciente.

Consciente, inconsciente y preconsciente son aspectos y momentos de un


proceso: al lado de lo consciente y lo inconsciente, Freud admite, en
efecto, el momento de la pre-consciente. Que se da cuando la parte
inconsciente que a veces permanece inconsciente, ahora se hace
consciente, él dice que es capaz de tomar conciencia y le da el nombre del
preconsciente.

Los contenidos reprimidos se manifiestan en la enfermedad y en los


sueños y los pasos en falso. A través de estos diversos eventos, el
contenido inconsciente entra, oculto, consciente y hasta que sea posible, a
través de elementos aparentemente irracionales, la interpretación de lo
que parecía incoherente y detectar la intención y el significado, para
descifrar este que está escondido, dándole una inteligibilidad. Así, Freud
afirma que el proceso por el cual los pensamientos latentes se convierten
en contenido manifiesto se llama el desarrollo del sueño.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.9. SARTRE:

VIDA Y OBRAS:

Jean Paul Sartre nació en París, el 21 de junio de 1905. En 1915 Jean-


Paul inicia sus estudios en el Liceo Henri-IV, de París. En 1938 comenzará
su proyección como literato y filósofo, con la primera edición de "La
náusea", obra con la que alcanzará un gran éxito. Al año siguiente, en
1939, publicará "El muro". En ese mismo año empieza a escribir "La edad
de la razón" y "El ser y la nada". En el mes de mayo asiste a la
"Conferencia antifascista internacional".

En 1943 la primera edición de "Las moscas", que será representada en


París, en plena ocupación, y de "El ser y la nada".

En 1945 participa, junto con Simone de Beauvoir, entre otros, en la


creación de la revista "Les Temps Modernes". También de ese año es la
edición de los dos primeros volúmenos de "Los caminos de la libertad", a
la que seguirán, en los años siguientes, en 1946, la primera edición de:
"Muertos sin sepultar", "Reflexiones sobre la cuestión judía", "La puta
respetuosa", "El existencialismo es un humanismo". En 1947, la primera
edición de "Baudelaire" y del primer volumen de la serie "Situaciones".

En 1947 el existencialismo se encuentra en pleno auge, así como la fama


de Sartre. En 1948 se publica la primera edición de "Las manos sucias".
Su obra es puesta en el Índice por el Vaticano. Colabora con el periódico
"La Gauche". En 1949 publicará la primera edición de "La muerte en el
alma".

En 1964 rechazó el premio Nobel de literatura. Finalmente, muere el 15


de abril de 1980 en el hospital Broussais con un gran reconocimiento por
parte de la población.

PENSAMIENTO:
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

La obra filosófica de Sartre se puede dividir en tres períodos. El


primero, marcado por la influencia de la fenomenología de Husserl. El
segundo, marcado por la adopción de una postura atea y la asimilación de
los presupuestos del existencialismo, siguiendo en este último aspecto las
reflexiones de Heidegger respecto a la ontología de la filosofía de la
existencia. Y el tercero, marcado por el intento de sintetizar el
existencialismo con una visión crítica y alejada de las ortodoxias
dominantes del marxismo.

Vamos a tratar los distintos ambitos de la filosofía de Sartre:

- El periodo fenomenológico: Los primeros escritos de Sartre,


escritos entre los años 1936-1940, tienen una orientación
claramente fenomenológica. Así ocurre, por ejemplo, con su primera
obra, "La trascendencia del Ego", en la que se discute la naturaleza
de la conciencia, distinguiéndose de la posición adoptada por Husserl
pero en clara dependencia con los planteamientos fenomenológicos.
Lo mismo ocurre con sus otras obras, filosóficas o literarias, de la
época, centradas las primeras en el interés por la psicología,
adoptando una postura crítica respecto a las escuelas psicológicas
de su tiempo, y que llevan los significativos títulos de "La
imaginación" y "Lo imaginario". Y respecto a las segundas, baste citar
"La náusea".
- El período existencialista: En los años posteriores, hasta 1952, la
actividad filosófica de Sartre se vuelve hacia el existencialismo que,
a partir de la publicación de "El ser y la nada", le van a convertir en
el principal, o al menos en el más popular y conocido, representante
del existencialismo. El conocimiento de los principales elementos de
su pensamiento existencialista, que se desarrollan posteriormente,
constituyen el objeto de esta exposición, lo que se advierte
explícitamente para dejar constancia de las deliberadas
limitiaciones de este trabajo.
- El período marxista: Sin que se pueda decir que abandona las tesis
más radicales del existencialismo, Sartre, a partir de los años 60 y
hasta el final de su vida, orientará su actividad hacia el marxismo.
No, ciertamente, hacia las formas más ortodoxas de marxismo, pero
mostrará públicamente su interés hacia los países en los que el
marxismo se constituyó en una forma de poder político, aunque sin
escatimar las críticas, especialmente en aquellos aspectos en que un
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

régimen totalitario choca con su concepción existencialista del ser


humano como libertad. De esta época datan obras tan importantes
como la "Crítica de la razón dialéctica", considerada por algunos
como la declaración de su ruptura con el existencialismo, apreciación
probablemente exagerada.

Ahora nos vamos a centrar en el existencialismo, que es un movimiento


filosófico que se desarrolla a partir de 1927, con la publicación de "El ser
y el tiempo", de Martín Heidegger, y que alcanzó su máximo esplendor en
los años 40 del presente siglo, para decaer hacia la década de los 60. Su
fundamental principio filosófico es el análisis de la existencia humana
como punto de partida para cualquier ulterior reflexión sobre lo real. Como
precursores de este movimiento hay que citar a Kierkegaard, quien influye
poderosamente en el ambiente intelectual pre-existencialista, aportando
numerosos temas de reflexión, y a Husserl, no tanto por el contenido de
sus doctrinas como por el uso que harán algunos existencialista (como
Heidegger) de su método fenomenológico. Como lugares comunes del
existencialismo podemos reseñar los siguientes puntos:

- Todas las filosofías de la existencia arrancan de una llamada


"vivencia existencial".
- Su tema principal de investigación es la existencia.
- La existencia es concebida como una actualidad absoluta, no
como algo estático.
- El ser humano es pura subjetividad.
- Pese a su subjetividad el ser humano no queda cerrado en si
mismo, sino que se halla esencial e íntimamente vinculado al
mundo y a los demás seres humanos.
- La distinción entre sujeto y objeto, tal como es planteada por
la metafísica tradicional, es también rechazada por los
existencialistas, entre quienes prevalece la vivencia de la
realidad sobre el conocimiento de la realidad.

La realidad es vivida fundamentalmente mediante la angustia, es decir, por


medio de aquello por lo que el ser humano se da cuenta de su finitud y de
la fragilidad de su posición en el mundo. La angustia se presenta como el
modo en que el ser humano accede al fondo último de la realidad. No
olvidemos las condiciones históricas que acompañan el surgimiento del
existencialismo: entre la primera y la segunda guerra mundial.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

La filosofía de la existencia se presenta como una filosofía pesimista, cuya


conclusión es la de que la existencia humana carece de sentido, es un
absurdo, ya que no hay ninguna esencia, ninguna dirección fija en la que
deba desarrollarse.

Por último, cabe citar la distinción que hace Sartre en el mundo, donde
apunta que hay dos tipos de realidades o entes, los que son "en-sí", y los
que son "para-sí". Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en
cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen, en el sentido
anteriormente señalado. Los demás seres simplemente son. El ser humano,
siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe. Así, el
ser del ser humano es la nada, tomada en su sentido más literal.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.10. HUSSERL:

VIDA Y OBRAS:
Edmund Husserl nació el 8 de abril en Prosznit (Moravia), actualmente
Checoslovaquia. Estudia matemáticas en la Universidad de Berlín y
continúa sus estudios en Viena (1881), lugar en el que es nombrado doctor
con una tesis acerca del cálculo de variaciones.
Continua sus estudios en la Universidad de Halle, recibiendo el doctorado
en 1887 con la tesis Sobre el concepto de número. A partir de este año,
comienza su labor docente en dicha Universidad coincidiendo con el primer
período de su vida intelectual, que se extenderá hasta 1901 y en la que
Husserl va abandonando paulatinamente el psicologismo para abrazar la
reflexión fenomenológica. De este primer período son sus obras: Filosofía
de las matemáticas e Investigaciones lógicas (1900-1901), obra claramente
antipsicologista.
A partir de 1901 Husserl da clases en la Universidad de Gotinga y utiliza la
fenomenología no sólo como método, sino como ciencia, cuyas tesis se
plasman a través de los cursos: Idea de la fenomenología. 5 lecciones y en
las obras: La filosofía como ciencia estricta, Ideas relativas a una
fenomenología pura y Filosofía fenomenológica.
Husserl muere en Friburgo el 27 de abril de 1938, dedicando sus últimos
días al examen de sus escritos y a dar conferencias en Viena y Praga.
PENSAMIENTO:
La crisis de fundamentos a la que habían llegado la filosofía y la ciencia se
debía, al parecer de Husserl, al culto a los hechos, a lo fáctico, empírico y
relativo que habían llevado a cabo tanto el positivismo como el naturalismo,
el historicismo y el psicologismo.
Husserl denuncia que el psicologismo (una versión del positivismo) conduce
necesariamente al relativismo y al escepticismo. Si todo se reduce a
procesos psíquicos, incluso las leyes de la lógica, inevitablemente nuestros
juicios no podrán poseer una validez necesaria y universal (características
de la ciencia), quedándose en el ámbito de la mera probabilidad. Para que la
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

filosofía pueda convertirse en una ciencia estricta, hay que rebatir ciertos
presupuestos del psicologismo, sobre todo los que atañen a las leyes del
conocimiento, de la lógica y su contenido. Aunque las reglas del proceder
de la mente son subjetivas, la lógica trata de las verdades objetivas y
universales, su contenido no es reducible a un acto o fenómeno psíquico.
Como alternativa capaz de otorgar validez universal a la filosofía, Husserl
propone el método fenomenológico o la fenomenología, que más que una
doctrina totalitaria o un sistema filosófico concreto es una actitud crítica
y radical para enfrentarse con las cosas, con la realidad fáctica que la
experiencia nos otorga.
La fenomenología es una actitud y también un método para conocer la
realidad de una manera objetiva, no quedándose en una mera explicación
de los hechos (positivismo), sino adentrándose en su propio núcleo
constituyente: las esencias de las cosas. Hemos de ir a las cosas mismas,
pero éstas no consisten más que en ser un aparecer, un mostrarse, una
manifestación en la que se aparece todo aquello a lo que le atribuimos
"ser". Los fenómenos no se refieren a algo exterior, extramental. No hay
ningún noúmeno (cosa en sí) detrás del fenómeno y éste no es apariencia
de ser, no es imagen o representación de "algo" distinto a su propio
"aparecer". Ahora bien, el aparecer tiene lugar en la conciencia y ésta no
puede ser concebida como un "ente" o substancia determinada ni siquiera
como un ámbito en el cual aparecen las representaciones que concuerdan o
no con las cosas "exteriores". Atenerse a las cosas mismas, a lo que se
muestra ello mismo supone, por un lado, despojar todos los elementos
extraños y añadidos no sólo al fenómeno, sino a la conciencia misma. La
fenomenología es una depuración.
La conciencia de la que habla Husserl, se apoya en ciertos presupuestos ya
postulados por su maestro Franz Brentano (1838-1917) que con
anterioridad había tratado el problema de la intencionalidad. Ésta es
entendida por Husserl como una referencia a, un dirigirse hacia algo (lo
que se aparece) que no es ella misma, sin aparecerse jamás la propia
conciencia.
La conciencia es intencional porque siempre tiende hacia algo,
constituyendo al objeto como objeto y descartando su existencia
"extramental". El objeto no es algo "real", sino "ideal", lo cual no significa
que sea subjetivo.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Husserl distingue entre los actos mediante los cuales la conciencia tiende
hacia su objeto y que tiene distintos modos de ser representados y al
contenido de esos actos o término de la referencia. El primero es la
nóesis, que es un acto subjetivo de la conciencia. El segundo es denominado
nóema, y es un aspecto objetivo de la conciencia.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.11. HABERMAS:

VIDA Y OBRAS:
Jürgen Habermas nació en Düsseldorf el 18 de junio de 1929, y es un
filósofo y sociólogo alemán reconocido en todo el mundo por sus trabajos
en filosofía política, ética y teoría del derecho, así como en filosofía del
lenguaje. Gracias a una actividad regular como profesor en universidades
extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como por la traducción
de sus trabajos más importantes a más de cuarenta idiomas, sus teorías
son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. Habermas es el
miembro más eminente de la segunda generación de la Escuela de
Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría crítica desarrollada en el
Instituto de Investigación Social. Entre sus aportes destacan la
construcción de la teoría de la acción comunicativa, la ética del discurso y
la teoría de la democracia deliberativa.
PENSAMIENTO:
Su pensamiento entronca con la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt,
su obra adopta perfiles propios que le conducen a profundas divergencias
con sus maestros y predecesores. Su trabajo está orientado a poner los
fundamentos de la teoría social con los que busca analizar las sociedades
del capitalismo avanzado.
El pensamiento de Kant tiene un destacado lugar en la obra de Habermas,
y el de Karl Marx desempeña un papel decisivo. El estrecho vínculo entre
una filosofía de la razón muy ambiciosa en términos normativos y una
teoría empírica de la sociedad es una característica del pensamiento de
Marx que Habermas hace suya y que lo distingue de otros contemporáneos.
La integración de filosofía y ciencia social en una teoría crítica de la
sociedad es el rasgo distintivo de la obra habermasiana. Aunque Habermas
se vale del concepto filosófico de razón y lo emplea explícitamente en
términos de filosofía del lenguaje, lo hace para poder desarrollar una
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

teoría social. Se apoya en la idea de una completa transformación de la


crítica del conocimiento en crítica de la sociedad. De ahí que resulte
unilateral entender a Habermas como mero filósofo de la fundamentación
argumentativa y de la ética discursiva.
Su primera gran obra fue su escrito de habilitación (1962), traducido al
español como Historia y crítica de la opinión pública. En este análisis de la
transformación estructural de la esfera pública se aproxima de forma
crítica al concepto de opinión pública y recupera la visión eminentemente
democrática del mismo, con su distinción entre opinión pública manipulada
y opinión pública crítica.
En algunas de sus obras posteriores, Habermas tratará de reconstruir el
materialismo histórico frente a las nuevas problemáticas de las sociedades
del capitalismo tardío. En este sentido, la gran crítica que realizará a Karl
Marx será que éste, en su opinión, reduce la praxis humana a una techné,
en el sentido de que Marx le otorga la importancia fundamental al trabajo
como eje de la sociedad, en demérito del otro componente de la praxis
humana que Habermas rescata como esencial: la interacción mediada por el
lenguaje.
A diferencia de Marx, Habermas entiende que el cambio social debe darse
en un ámbito simbólico, en el ámbito de la comunicación y el entendimiento
entre los sujetos. Después de este momento inicial, Habermas repensará
esta distinción entre trabajo e interacción como dos momentos
irreductibles de la acción y tratará de incluir en la labor productiva (el
trabajo) componentes de la interacción, por lo que dirá que es posible
pensar un cambio social desde el campo del trabajo.
Habermas considera que existen tres crisis: la crisis de las filosofías de
base teológica o metafísica, la crisis de la legitimación del Estado
contemporáneo y la crisis del positivismo jurídico. Para superarlas,
propone la teoría de la acción comunicativa, con base en la filosofía
práctica de Kant, y en la que plantea, no imponer una ley, sino proponer una
teoría con aspiración universal.
A partir de la publicación en 1981 de su obra fundamental, la Teoría de la
acción comunicativa, sus análisis y reflexiones se han orientado hacia la
fundamentación de la ética discursiva, la defensa de la democracia
deliberativa y de los principios del Estado de derecho, así como hacia las
bases normativas requeridas para configurar una esfera pública
trasnacional.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Entre sus obras más importantes figura también "Facticidad y validez", en


la cual de algún modo aplica los principios de su teoría de la acción
comunicativa a la teoría del derecho y la teoría de la democracia,
delineando su propia teoría de la democracia deliberativa -en
contraposición a los modelos de democracia liberal y republicana,
respectivamente.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.12. SIMONE DE BEAUVOIR:

VIDA Y OBRAS:
Simone de Beauvoir nació en el año 1908 en la capital francesa, París.
Durante su juventud estudió filosofía en la Sorbonam primero, y luego en
la École Normale Supérieure. En esta segunda institución conoció a Jean-
Paul Sartre, y en ese momento empezó una relación afectiva que duró toda
la vida. Finalmente, murió en París en el año 1986.
PENSAMIENTO:
Las influencias existencialistas de Sartre se dejan ver en El Segundo
Sexo, la obra más conocida de Beauvoir, si bien la aplicación de esta
perspectiva a los estudios de género fue totalmente original, tal y como
veremos. Por otro lado, además de desarrollar un cuerpo teórico
importante para el feminismo, esta filósofa fue también novelista.
El punto de partida de Beauvoir fue darse cuenta que todas las
producciones culturales de la humanidad, desde el arte hasta el uso del
lenguaje, tienen al hombre como punto central, principal referencia. Por
ejemplo, al expresar la idea de "ser humano" se utiliza por defecto la
figura del hombre, o la del hombre y la mujer, pero nunca la de la mujer.
Otro ejemplo sería que, muchas veces, desarrollar la versión femenina de
algo consiste en añadirle atributos inequívocamente femeninos a modelos
"neutrales". Por ejemplo, existen productos con una versión "para
mujeres" que se distinguen del modelo estándar por ser rosas, señalando
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

así que el modelo estándar es en realidad el masculino. Lo mismo ocurriría


en política: lo normal y esperable es que los políticos sean hombres.
A partir de la idea anterior, Simone de Beauvoir desarrolla la idea de "lo
Otro", o más bien, "la otra". Esta categoría sirve para expresar de un
modo visual el hecho de que el género femenino se mueve por la periferia
de lo humano, es un atributo que no está integrado en el primero, sino más
bien una extensión de este, mientras que lo masculino sí es indesligable de
la idea de lo humano como si fuesen sinónimos. Ligado con los elementos
anteriores aparece la corroboración de que la historia, a todos los
efectos, ha sido escrita por hombres, tanto literal como simbólicamente.
Simone de Beauvoir ve en esto un síntoma de un fenómeno de dominación y
sometimiento de las mujeres, y a su vez el motivo por el que se ha alienado
a la mujer de todos los aspectos de la vida y de la producción simbólica.
Recapitulando, veremos que para Simone de Beauvoir el punto de
referencia de lo humano es el hombre y que lo femenino es, en todo caso,
un atributo específico no equiparable al concepto de lo masculino, ya que
es definido según su proximidad o lejanía de este punto de referencia.
La conclusión que extrae de esto es que lo femenino es, en sí mismo, algo
que ha sido diseñado y definido por el hombre e impuesto sobre las
mujeres. Esto se resume en su famosa frase "no se nace mujer, se llega a
serlo". En definitiva, las mujeres no lo son de un modo ajeno a la historia y
a la política, sino más bien a causa del dominio de la mirada masculina
sobre "lo Otro".
La teoría que Simone de Beauvoir traza en El Segundo Sexo no es
simplemente una descripción de lo que ella consideraba que era la realidad;
adherido a esto estaba una indicación moral, de lo que debía hacerse y es
bueno. En concreto, esta filósofa señaló la necesidad de que las mujeres
definiesen su propia identidad al margen de la mirada masculina, sin verse
coaccionadas por las imposiciones por parte de ese referente moral e
intelectual alimentado a base de siglos y siglos de dominación.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.13. JACQUES DERRIDA:

VIDA Y OBRAS:

Jacques Derrida fue un filósofo Francés nacido el 15 de julio de 1930 en


El-Biar, Argelia. Es conocido por desarrollar un análisis semiótico conocido
como deconstrucción. Es una de las figuras más representativas del
posmodernismo filosófico. En 1964 logró el premio Jean Cavaillès de
Epistemología por su traducción de El origen de la geometría de Edmund
Husserl, con una enorme introducción. Después de su encarcelamiento
estuvo más presente en la sociedad francesa e incluso dejó que parte de
su vida y de su imagen misma, antes oculta, fuesen visibles (como en La
tarjeta postal, de 1986) y diesen motivo incluso a su propia reflexión. En
1995 perteneció al comité de apoyo, con J. P. Vernant, al candidato
socialista Lionel Jospin. Fue un militante a partir de un trabajo riguroso,
ajeno a las coyunturas partidistas, como se percibe bien en sus tardíos
Espectros de Marx (1993) y Cosmopolitas de todos los países, ¡un esfuerzo
más! (1996).

PENSAMIENTO:

Lo más novedoso de su pensamiento es la denominada deconstrucción. La


deconstrucción, es un tipo de pensamiento que critica, analiza y revisa
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

fuertemente las palabras y sus conceptos. El discurso deconstructivista


pone en evidencia la incapacidad de la filosofía para establecer una base
estable, sin dejar de reivindicar su poder analítico. Cabe mencionar que la
mayoría de los estudios de Derrida exponían una fuerte dosis de rebeldía
y de crítica al sistema social imperante.
Como explicó el mismo Derrida en su "Carta a un amigo japonés", la voz
"déconstruction" intentaba traducir y reapropiar para sus propios fines
los términos heideggerianos Destruktion y Abbau, que abordaban
problemas de la estructura y la arquitectura de la metafísica occidental;
pero la palabra francesa, clásica, tiene variados usos, más consistentes
con sus intenciones: en su caso sería un gesto "a favor" y "en contra" del
estructuralismo, esto entra en su problemática y en sus excesos.
Derrida tuvo un impacto significativo en la filosofía continental europea y
en la teoría literaria, en particular mediante su vínculo amistoso y literario
con el crítico Paul de Man, que se traduciría en un libro suyo a la muerte
de éste. Sin embargo, no hay acuerdo sobre hasta qué punto existe
consonancia entre la teoría de Derrida y la deconstrucción que se ha
desarrollado en la crítica literaria. Derrida hizo una continua referencia a
la filosofía analítica en su trabajo, en particular a John Austin, con cierta
distancia crítica.
Su trabajo es frecuentemente asociado con el posmodernismo, aunque
Lyotard es un puente más cercano entre la deconstrucción y el
posmodernismo, al desarrollar sentidos filosóficos del posmodernismo, que
Derrida utilizó en largos diálogos que no admiten una relación clara entre
el trabajo de los dos. Figuras consideradas dentro del mismo campo de la
deconstrucción se han definido de tendencias modernistas más que
posmodernos.
Derrida es un filósofo que suscita adhesiones inquebrantables y
detracciones no menos vigorosas. Pero es que, interesado a la vez por la
filosofía y la literatura, no renunció ni a la una ni a la otra, y de hecho
pensó mediante la misma escritura y no solo en el seno de una reflexión
histórica o teórica, lo que complicaba el resultado de sus reflexiones. De
hecho, como subrayó antes de su muerte, a él le había interesado mucho
"dejar huellas en la historia de la lengua francesa”.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.14. JOHN DEWEY:

VIDA Y OBRAS:

John dewey fue un filósofo, pedagogo y psicólogo norteamericano que


nació en Burlington en 1859. John Dewey nació en ciudadela del
"yanquismo" de Nueva Inglaterra, en el seno de una familia de
colonizadores de humilde origen, el mismo año en que apareció “Sobre el
origen de las especies”, de Darwin. El "yankismo" y el darwinismo fueron
los dos puntos iníciales de una actividad filosófica que, empezada en una
época hoy arcaica, había de terminar en 1952, año en el que murió, y de
una filosofía cuyas repercusiones mundiales se dejan sentir aún en
nuestros días.

PENSAMIENTO:

La estructura racional por él erigida sobre los mencionados fundamentos


derivó, originariamente, de Darwin; en el pensamiento de Dewey, la mente
humana es un producto de la evolución biológica, un "instrumento" que,
como el cuello de la jirafa, se ha ido desarrollando para permitir la
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

adaptación y supervivencia del organismo en el mundo físico. La


inteligencia, pues, debería ser utilizada, juzgada y modificada de acuerdo
con su eficacia práctica de instrumento de subsistencia. El pensamiento
constituye para todos un instrumento destinado a resolver los problemas
de la experiencia y el conocimiento es la acumulación de sabiduría que
genera la resolución de esos problemas. Por desgracia, las conclusiones
teóricas de este funcionalismo tuvieron poco impacto en la pedagogía y en
las escuelas se ignoraba esta identidad entre la experiencia de los niños y
la de los adultos.

Dewey distingue 4 fases o etapas en el pensamiento humano:

- La experiencia: Esta etapa equivale a la necesidad de una situación


empírica real, a un tipo de ensayo y error, en esta etapa
principalmente el conocimiento debe ser fuera de la escuela ya que
así el niño despertara su propio pensamiento y no lo que se le enseñe
- Disponer de datos: Los datos los extrae el alumno de su memoria, de
la observación de la cultura y de la comunicación, el pensador ha de
disponer de recursos y estar habituado a revisar sus experiencias
pasadas para ver que le ofrecen.
- Las ideas: Son la fase creadora, la previsión de los resultados
posibles, la invasión de lo desconocido, un salto hacia lo porvenir, una
incursión en lo nuevo una invención. Las ideas no pueden ser
comunicadas de unas personas a otras; son comunicables los datos,
pero no las ideas, que son anticipaciones de soluciones posibles.
- La aplicación y comprobación: Los pensamientos, precisamente como
pensamientos, son incompletos. En el caso mejor son tentativas, son
sugestiones, son indicaciones. Son puntos de vista para tratar con
situaciones de la experiencia hasta que se aplica a estas situaciones
carecen de pleno sentido y realidad, solo la aplicación los comprueba
y solo la aplicación les confiere pleno significado y un sentido de su
realidad.

La teoría educativa de Dewey está mucho menos centrada en el niño y más


en el maestro de lo que se suele pensar. Su convicción de que la escuela,
tal como la concibe, inculcará en el niño un carácter democrático se basa
menos en la confianza en las “capacidades espontáneas y primitivas del
niño” que en la aptitud de los maestros para crear en clase un entorno
adecuado “para convertirlas en hábitos sociales, fruto de una comprensión
inteligente de su responsabilidad”. Dewey estaba convencido de que
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

muchos problemas de la práctica educativa de su época se debían a que


estaban fundamentados en una epistemología dualista errónea, por lo que
se propuso elaborar una pedagogía basada en su propio funcionalismo e
instrumentalismo. Tras dedicar mucho tiempo a observar el crecimiento de
sus propios hijos, Dewey estaba convencido de que no había ninguna
diferencia en la dinámica de la experiencia de niños y adultos. Unos y otros
son seres activos que aprenden mediante su enfrentamiento con
situaciones problemáticas que surgen en el curso de las actividades que
han merecido su interés.

Dewey afirmaba que los niños no llegaban a la escuela como limpias


pizarras pasivas en las que los maestros pudieran escribir las lecciones de
la civilización. Cuando el niño llega al aula “ya es intensamente activo y el
cometido de la educación consiste en tomar a su cargo esta actividad y
orientarla”. Cuando el niño empieza su escolaridad, lleva en sí cuatro
“impulsos innatos el de comunicar, el de construir, el de indagar y el de
expresarse de forma más precisa” que constituyen “los recursos naturales,
el capital para invertir, de cuyo ejercicio depende el crecimiento activo
del niño”. El niño también lleva consigo intereses y actividades de su hogar
y del entorno en que vive y al maestro le incumbe la tarea de utilizar esta
“materia prima” orientando las actividades hacia “resultados positivos”.

La pedagogía de Dewey requiere que los maestros realicen una tarea


extremadamente difícil, que es reincorporar a los temas de estudio en la
experiencia. Los temas de estudio, al igual que todos los conocimientos
humanos, son el producto de los esfuerzos del hombre por resolver los
problemas que su experiencia le plantea, pero antes de constituir ese
conjunto formal de conocimientos, han sido extraídos de las situaciones en
que se fundaba su elaboración.

La educación para la democracia requiere que la escuela se convierta en


una institución que sea, provisionalmente, un lugar de vida para el niño, en
la que éste sea un miembro de la sociedad, tenga conciencia de su
pertenencia y a la que contribuya.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

4.15. M. FOUCAULT:

VIDA Y OBRAS:
Michel Foucault (1926-1984), filósofo, historiador y psicólogo francés,
posee una concepción crítica del derecho, heredada en gran parte por el
marxismo y la filosofía nietzscheana. Toda esta concepción crítica, sin
duda incide en cuestionamientos sobre la historia penal que abarca el
pensamiento penal europeo y su derecho criminal. Algunas de sus obras
son: La historia de la locura en la época clásica (sobre el saber), Vigilar y
castigar.

PENSAMIENTO

Foucault a lo largo de su carrera filosófica ha estudiado el saber, procesos


de la disciplina, estructuras del poder o la sexualidad. Es un filósofo que
no deja indiferente a nadie.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

Es uno de los filósofos más citados en el ámbito de las humanidades y


ciencias sociales. Foucault defiende que vivimos en una sociedad
disciplinaria, para Foucault la escuela o el hospital son maquinarias de
domesticación que llevamos ancladas en nuestro cuerpo, denominada por
Foucault, anatomopolítica. Hace referencia a uno panóptico (sistema
carcelario en el que desde una torre se puede vigilar a todos, se crea un
efecto psicológico en el que los presos se sienten vigilados en todo
momento, jerarquiza el poder), y lo utiliza como metáfora para hablar del
poder moderno.

La anatomopolítica es una tecnología del poder que crea cuerpos dóciles


y frágiles utilizando la disciplina, el control o la vigilancia. La norma
dentro de la anatomía del cuerpo. Su obra es muy extensa y trata temas
tan raros en filosofía como la clínica, la locura, la infamia, un parricida,
la sexualidad, el fascismo, los anormales, las palabras o el poder del
estado. Foucault afirma que hay momentos en la vida en los que pensar
distinto de cómo se piensa es imprescindible para seguir pensando, es
decir, hay momentos en los que vivir distinto de cómo se vive es
imprescindible para seguir viviendo. Contradecirse es un deber para
Foucault. Al igual que Marx, Foucault considera que todo pensamiento es
histórico y que tal como aparece se borrará en los límites del mar como
un rostro de arena, piensa que todo lo que hay en nuestra sociedad que
parece tan natural es construido, y por tanto puede ser destruido
(identidad, sexualidad, verdad, leyes, lenguaje, enfermedad,...). Foucault
nos invita a hacer filosofía desde la práctica pues cualquier tipo de
especulación sin praxis es inútil. El eje central de la obra de Foucault se
centra básicamente en 3 cosas:

 El saber: Para Foucault el saber es la única libertad de


ser.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

 El poder: EL concepto de verdad es construido y esto no


es ajeno al poder. El poder no puede darse en acto sino
en potencia. No es únicamente negativo sino que también
es positivo (produce, perfecciona,etc). Se mete en el
cuerpo como la anatomopolitica.

 La sexualidad. Aunque él dice que su pensamiento son


círculos concéntricos, no dejo nunca de interesarse por
ningún tema. Foucault estudia la locura en diferentes
etapas: El renacimiento, donde se encontraban los
anormales, la edad clásica, el loco, la contemporánea, la
locura era la enfermedad del alma.

Para Foucault el pensamiento no puede ser ni ideal ni universal. “Actúa


localmente para cambiar globalmente” es uno de los lemas del
pensamiento de Foucault. Foucault nos enseña desde el saber que somos
más libres de lo que pensamos, llegando así a la conclusión de que si
existe el poder es porque somos en algún sentido libres. Foucault
desarrolla teorías sobre el poder Es importante acuñar una noción de
que no haga exclusiva referencia al gubernativo, sino que contenga la
multiplicidad de poderes que se ejercen en la esfera social, los cuales se
pueden definir como poder social. En La verdad y las formas jurídicas,
Foucault es más claro que en otros textos en su definición del poder;
habla del subpoder, de "una trama de poder microscópico, capilar", que
no es el poder político ni los aparatos de Estado ni el de una clase
privilegiada, sino el conjunto de pequeños poderes e instituciones
situadas en un nivel más bajo. No existe un poder; en la sociedad se dan
múltiples relaciones de autoridad situadas en distintos niveles,
apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil. Uno de los
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

grandes problemas que se debe afrontar ante la idea de revolución es el


modo en el que deberían modificarse las dinámicas entre las actuales
relaciones de poder. El llamado de atención de Foucault va en sentido de
analizarlas a niveles microscópicos.
ADRIÁN LÓPEZ CARCELÉN

FIN

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