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¿Qué es el realismo?

El realismo es una tendencia respecto al hecho artístico (literario, escultórico


y pictórico primordialmente) que valora la semejanza o la correlación entre las
formas de representación estética y la realidad misma que las inspira, es decir,
que valora el parecido de la obra de arte con el mundo real.

En muchos ámbitos esta doctrina se denomina también “naturalismo”, ya que


aspira a la reproducción de la naturaleza del mundo, y suele oponerse en gran
medida al abstraccionismo, al neoclasicismo, al idealismo o, en el caso de la
literatura, a la impronta subjetiva del romanticismo y otras escuelas
semejantes.

El realismo ha predominado en diversas ocasiones a lo largo de la historia del


arte, pudiendo ser aplicado hoy en día a formas de expresión más jóvenes
como el cine o la fotografía. En líneas generales, se asocia el realismo con una
doctrina de pensamiento laica, empírica, cuando no cotidiana.

Características del realismo

1. Centrado en el hombre

El abordaje realista del arte propone una mirada más centrada en el hombre y
su existencia mundana, incluso cotidiana. En líneas generales, los temas
mitológicos, religiosos, fantásticos y oníricos son contrarios a la doctrina
realista, mucho más comprometida con el pensamiento ilustrado y por ende
con la denuncia social y la política.

2. Técnica

Esta misma aspiración de reproducir lo real tiende a exigir niveles de detalle y


exactitud que refuercen el efecto de realidad obtenido por la obra, si bien esta
técnica puede emplearse también en la representación de temas y figuras
fantásticas.

Por ello conviene diferenciar la escuela del realismo con el arte realista. En
este caso, por ejemplo, se podría tratar de una representación pictórica
fantástica (supongamos, un dragón) realizada a través de un método realista
(detalle, efectos de luz, verosimilitud, etc).

3. Realismo en la antigüedad

El realismo puede hallarse en diversas etapas del arte humano, incluso en


formas tan antiguas como las pinturas rupestres de la cuevas de Altamira, en
donde bisontes prehistóricos eran pintados en su máxima complejidad de
detalle, aprovechando incluso la forma de las rocas para brindar al espectador
una sensación tridimensional de realidad.

Esto está presente también en numerosas formas de


escultura griega y romanas antiguas, así como en cierta pintura medieval que,
heredera de esta tradición, procuró representar el sufrimiento de sus santos y
mártires de la manera más realista posible.

El renacimiento, en su afán de centrar su mirada sobre el hombre, impondría


también el realismo como una forma imperante en la escultura y la pintura, a
pesar de que sus motivos serían heróicos y mitológicos.

4. Realismo moderno

La aparición y expansión del romanticismo en el siglo XIX, oponiéndose a la


vertiente ilustrada y racionalista que imperaba en la época, generó a su vez
una escuela artística contraria, que rechazaría los exotismos e historicismos a
veces mitológicos que eran tan comunes a los románticos alemanes e ingleses.

Esta escuela sería conocida como el realismo, y emprendería la búsqueda del


arte en la cotidianidad del hombre, en los conflictos de clase intrínsecos de la
revolución industrial y la naciente sociedad capitalista.

Así nació el realismo socialista, comprometido con la causa política


revolucionaria, la novela social, y el kitchen sink realism, escuelas que
rechazaron la tendencia hacia lo sublime y lo épico del romanticismo y
velaron por indagar en lo más sucio, feo y corriente de la realidad real

La caída de la casa Usher (fragmento)

"En el más verde de nuestros valles, habitado por los ángeles buenos,
antaño un bello y majestuoso palacio -un radiante palacio-alzaba su
frente. En los dominios del rey Pensamiento, allí se elevaba. Jamás un
serafín desplegó el ala sobre un edificio la mitad de bello. Banderas
amarillas, gloriosas doradas sobre su remate flotaban y ondeaban (esto,
todo esto, sucedía hace mucho, muchísimo tiempo); y a cada suave brisa
que retozaba en aquellos gratos días, a lo largo de los muros pálidos y
empenachados se elevaba un aroma alado. Los que vagaban por ese
alegre valle, a través de dos ventanas iluminadas, veían espíritus
moviéndose musicalmente a los sones de un laúd bien templado, en torno
a un trono donde, sentado (porfirogénito) con un fausto digno de su
gloria, aparecía el señor del reino. Y refulgente de perlas y rubíes era la
puerta del bello palacio por la que salía a oleadas, a oleadas, a oleadas y
centelleaba sin cesar, una turba de Ecos cuya grata misión era sólo
cantar, con voces de magnífica belleza, el talento y el saber de su rey.”

Charles Dickens
Oliver Twist (fragmento)

"Un espeso vaho se levantaba perpetuamente de los humeantes cuerpos


del ganado y se mezclaba con la niebla, que parecía descansar sobre los
extremos de las chimeneas, colgando pesadamente sobre
ellas...Campesinos, carniceros, rebaños, mercaderes, muchachos,
desocupados y vagabundos de baja estofa, se mezclaban en una masa
densa. Los silbidos de los que llevaban los rebaños, el ladrido de los
perros, los mugidos de los bueyes, el balido de los corderos, el gruñido y
chirrido de los cerdos, las exclamaciones de los mercachifles, los gritos,
interjecciones y peleas por todos los lados, el tañido de las campanas, un
estruendo de voces que salían de las tabernas; la muchedumbre
empujando, moviéndose y golpeando, insultando y chillando.”

"Juanita la Larga" Gustavo Courbet

“Don Paco (Juanita la Larga) Don Paco, entre tanto, si bien daba ya
menos pretexto a la murmuración, se sentía más enamorado que nunca de
Juanita. Pensaba en sus dulces desdenes, recapacitaba sobre ellos, hacía
doloroso examen de conciencia y miraba y cataba la herida de su corazón,
como un enfermo contempla con amargo deleite la llaga o el cáncer que le
lastima en el que prevé la causa de su muerte.
Toda la vida había Sido don Paco el hombre más positivo y menos
romántico que pueda imaginarse. Aquel imprevisto sentimentalismo que
se le había metido en las entrañas y se las abrasaba, le parecía tan
ridículo que, a par que le afectaba dolorosamente, le hacía reír cuando
estaba a solas, con risa descompuesta y que solía terminar en algo a modo
de ataque de nervios.”

Principales características del Realismo

 Se contrapone al Romanticismo. Pretendía alejarse del egocentrismo y del


idealismo que el Romanticismo había reflejado en sus obras.
 Plasma lo cotidiano de manera objetiva. El Realismo intentaba reproducir
original y exactamente la realidad de su época.
 La vida campesina y la explotación laboral y de los humildes son temas
frecuentes, sobre todo en pintura.
 En la rama literaria, el Realismo se opone directamente a la literatura
fantástica.
 Usa un lenguaje llano, sin rodeos.
 Busca la perfección en la minuciosidad de la descripción, para resaltar la
realidad política, humana y social del momento.
 El Realismo aborda temáticas de interés social y ahonda en el estudio de
la psicología de los personajes.
 Los protagonistas de las novelas son personas comunes, preferentemente
gente de clase media y baja, personajes que hasta entonces estaban
relegados a papeles secundarios.
 Por la razón expuesta en el punto anterior, el lenguaje empleado en las
obras reproduce el habla de la época, sin limitaciones formales y
abarcando diversos registros y niveles.
 El Realismo abre nuevos y diversos caminos de expresión, que terminarán
desembocando en otros movimientos, como el Naturalismo, que no es otra
cosa que un Realismo exagerado o llevado a su último extremo. (Ver más
sobre el Naturalismo).

LORD ILLINGWORTH- Nunca pienso ser viejo. El alma nace vieja y se va


haciendo joven. Ésa es la comedia de la vida.

MISTRESS ALLONBY- Y el cuerpo nace joven y se va haciendo viejo. Ésa es la


tragedia.
LORD ILLINGWORTH- Y la comedia también, a veces…”
“Una mujer sin importancia”- Oscar Wilde.

“…Vasallos de Ruydiaz [...] ¿Qué habéis hecho? ¿Qué hemos hecho? Destruir
una tiranía para levantar otra semejante. El mal se perpetúa... Entre vosotros
siguen reinando la maldad, la corrupción, la injusticia. ¡Llorad, vidas sin alma,
llorad, llorad!...”

“Alma y vida”- Benito Pérez Galdós.

“…EL CONDE.- (Con voz grave, avanzando.) Preciosas niñas, no me tengáis


miedo. ¿Sois Leonor y Dorotea?
NELL.- Sí, señor: así nos llamamos.
EL CONDE.- (Llegándose a ellas.) Pues abrazadme. Soy vuestro abuelo. ¿No
me conocéis? ¡Ay! Han pasado algunos años desde que me visteis por última
vez. Erais entonces chiquitinas, y tan monas... Me volvíais loco con vuestra
gracia, con vuestra donosura angelical... (Las abraza, las besa en la frente.)
DOLLY.- ¡Abuelito!
NELL.- Yo decía: le conozco.
DOLLY.- Por el retrato te conocemos…”

“El abuelo”- B. Pérez Galdós.

“…MIQUIS- Búscate un modo de vivir. Vete con tu tía...


ISIDORA- No hay tu tía, no no...; déjame. ¿Para qué has venido acá? Ni falta...
Aire, aire. No necesito consejos.
MIQUIS- Aborreces a Surupa, y, sin embargo, ¡cuánto se te ha pegado de él!
Cuando recuerdo cómo eras y cómo eres, cómo hablabas y cómo hablas, no sé
qué me da...
ISIDORA- Así es el mundo: unos se quedan y otros se van. Yo me fui, ¿te
enteras? Yo me he muerto. Aquella Isidora ya no existe más que en tu
imaginación. Esta que ves, ya no conserva de aquélla ni siquiera el nombre.
MIQUIS- Pues aquélla era mi buena amiga -dijo Augusto con tesón-; ésta me
repugna…”
“La desheredada”- B. Pérez Galdós.

“… Ana que le había consagrado el alma, una fidelidad de amor sobrehumano,


le engañaba como a un marido idiota, carnal y grosero… Le dejaba para
entregarse a un miserable lechugino, a un fatuo, a un elegante de similor, a un
hombre de yeso…, a una estatua hueca! Y ni siquiera lástima le podía tener el
mundo; ni su madre, que creía adorarle, podía darle un consuelo, el consuelo
de sus brazos y de sus lágrimas… Si él se estuviera muriendo, su madre estaría
a sus pies mesándose el cabello, llorando desesperada; y para aquello, que era
mucho peor que morirse, mucho peor que condenarse…, su madre no podía
adivinar, ni debía… No había más que un deber supremo, el disimulo;
silencio…, ¡ni una queja, ni un movimiento! Quería correr, buscar a los
traidores, matarlos… ¿Sí? Pues silencio… Ni una mano había que mover, ni un
pie fuera de casa…”

“La regenta”- Leopoldo Alas.

“…-Lea, lea.
Con voz alterada y el tonillo maquinal que adoptan los niños cuando leen sin
comprender, recité el siguiente párrafo:
«Nos dicen de Santiago, que aquella Escuela de Medicina cuenta entre sus
alumnos un joven notabilísimo, una esperanza para el país. Este joven hijo de
padres honrados, pero humildes, ha llegado, merced a sus grandes dotes y
profundos estudios, a llamar la atención de un profesor también célebre, que
hace poco vino a Compostela. Se asegura que en breve saldrán juntos ambos a
visitar los establecimientos y adelantos científicos en el extranjero. Felicitamos
al señor don Pascual López, gloria de esta Galicia tan calumniada, ultrajada y
desdeñada por los que no la conocen, etcétera, etcétera».
-¿Hay otro que se llame Pascual López entre los alumnos de Medicina? -
interrogó don Vicente cuando hubo concluido el suelto.
-No señor.
-Pues entonces, bien claro está que es usted el aludido…”
“Pascual López: Autobiografía de un estudiante de medicina”- Emilia
Pardo Bazán.

"...Cuando más que ceñir, romper intento


una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces mujer. Tú eres mi vida,
ésta y la otra ,si hay otra; y sólo ansío..."
''Lujuria''-Joaquin Dicenta.

"...Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;


con puñales y flores hace ramos dorados...
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.

El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;


es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón..."
''Amor'' -Joaquin Dicenta.

"Te voy a dar un consejo,


Que aprendí para mi daño:
Un día que me hice viejo
A causa de un desengaño
Si quieres a una mujer,
Quierela de tal manera
Que la dejes de querer,
Antes de que ella no te quiera.

Porque en esto de amar


Sucede lo que al reñir,
Es necesario matar o
Es necesario morir..."
''Un Consejo'' -Joaquin Dicenta.

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