Psicologia Comunitaria

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LA PSICOLOGIA COMUNITARIA COMO PSICOLOGIA DEL CAMBIO SOCIAL

Esta Psicología Comunitaria surge como el esfuerzo coincidente

}' curiosamente paralelo, de diversos grupos de psicólogos latino-

PSICOLOGIA COMUNITARIA

americanos y de otros profesionales de las ciencias sociales, que comienzan a enfrentar una serie de problemas que
surgen en una realidad muy concreta: el subdesarrollo de América Latina, la dependencia de los países que integran la
región. También en Norteamérica como hemos visto, se plantea una Psicología Comunitaria, pero

su orientación es predominantemente la de una psicología para la

Salud Mental Comunitaria, o como una rama de la Psicología Clínica. Ante los problemas concretos, vistos en su relación
contextual

y no como abstracciones de signo negativo, como quistes a extraer

para mantener sistemas aparentemente homoestáticos, las explicaciones, los paradigmas, las teorías psicológicas
vigentes, aparecerían

como inadecuados, como incompletos, como parciales.

y las soluciones de ellos derivadas sólo alcanzan entonces a

tratar el malestar de unos pocos y a ignorar la dolencia de muchos.

Se planteaba, y ese planteamiento sigue vigente, la necesidad de dar

respuesta inmediata a problemas reales, perentorios, cuyos efectos

psicológicos sobre el individuo no sólo lo limitan y trastornan, sino

que además lo degradan, y, aún peor, pasan a ser generadores de

elementos mantenedores de la situación problemática. Tal planteamiento suponía para el psicólogo, el enfrentamiento
de la problemática con una visión distinta: la de diagnosticar en función de

una globalidad, la de tener conciencia de la relación total en que

ella se presenta. Y junto con esa visión, necesariamente unida a la

misma, se plantea una redefinición del sujeto psicológico en la relación. No puede ser visto ya como el sujeto pasivo de
sus males,

ni tampoco como el recipiendiario inerte de la acción externa, que

"hadas madrinas" institucionales derraman sobre él. Se parte de la

idea de que toda transformación debe serlo tanto en el ámbito

social cuanto en el individual, y que las soluciones no serán tales

si no involucran la participación de los individuos. a los que van

dirigidas. Es decir, que debe ser autogestión y no pura manifestación externa.

Una intervención pionera del sociólogo O. Fals Borda (1959),


en Colombia, ejemplificadora a la vez que sustentadora de una cienda social que se quiere crítica y transformadora,
propugna lo que

se ha denominado investigación activa, definida como "el intercambio entre conceptos y hechos, observaciones
adecuadas, acción concreta o práctica pertinente para determinar la validez de lo observado, vuelta a la reflexión según
los resultados de la práctica, y producción de preconceptos o planteamientos ad-hoc a un nuevo nivel, con lo cual
(puede), reiniciarse el ciclo rítmico de la investigación-acción, indefinidamente" (1978, p. 224). Comienza así, lo que

luego se va a manifestar simultáneamente, a mediados de la década

del '70, en diversos países de América Latina (El Salvador, México,

Panamá, Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Venezuela): la

puesta en práctica de una serie de estrategias que empleando técni-

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c.aspsicosociales, generando una metodología basada en la intervención (investigación-acción), redefiniendo el rol del
psicólogo en la

comunidad, generando nuevas vías de estudio, medición e intervención, a la vez que cuestionando y sometiendo a
prueba teorías, intentaban la construcción de explicaciones teóricas acordes con esa nueva visión.

FUENTES TEORICAS DE LA PSICOLOGIA COMUNITARIA

Aparte de esta fuente inicial, la Psicología Comunitaria se ha

alimentado teóricamente de otras que le han proporcionado explicaciones adicionales: En primer lugar tenemos las
teorías de la

Tensión Social o Stress Social, complementadas con elementos provenientes del interaccionismo simbólico y de la
tendencia hacia una

Psicología Ecológica Transaccional, como la propuesta por J. R.

Newbrough y sus asociados. Luego tenemos la integración de postulados provenientes de diversos paradigmas
explicativos de la conducta, de base neoconductista, tales como las nociones de externalidad

e internalidad que llevan a la creación del constructo del foco de

control (Rotter) : el paradigma de la Desesperanza Aprendida o indefensión (Seligman); las explicaciones acerca del
Bienestar Máximo (Foster). Y también las explicaciones de origen neopsicoanalista

como la teoría de la personalidad autoritaria (Adorno y otros). En

el fondo de estas explicaciones hay una noción común: la de control y poder sobre las consecuencias de los propios
actos. En tercer

lugar, las teorías de la alienación, usadas por algunos psicólogos

en sus postulados marxistas y tomados por otros de la versión del

sociólogo Seeman, así como la teoría latinoamericana de la Dependencia, aparecen como explicaciones fundamentales
de base, que

subyacen a toda otra interpretación de la conducta y que dan integración y coherencia a las manifestaciones de esa
conducta descrita por los paradigmas antes mencionados, suministrando una explicación contextual de los mismos,
coherente y global.
Explicaremos brevemente, cada una de estas fuentes teóricas:

l. La noción de tensión social (Social Stress). Esta noción se

encuentra en la base de la explicación teórica que presenta Bárbara

Dohrenwend (1978), en su modelo conceptual para la Psicología

Comunitaria, y está presente también en el movimiento ecológico

transaccional propuesto en el Centro Kennedy para la investigación

en Educación y Desarrollo Humano (EE. UU.). El concepto ceno

tral del modelo, obviamente, es el de tensión, presentado en su versión concreta: vida que genera tensión (Stresstul
lite); definida como aquella que produce cambios y exigencias mayores y más acuciantes, cuando no son deseados por el
individuo. Ese cambio puede

provenir del ambiente o de características psicológicas de la persona

y puede producir una gran diversidad de reacciones fisiológicas que

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son transitorias y autolimitantes (Ej.: respuestas ante situaciones de

desastre), dependiendo nuevamente, de factores situacionales (Ej.:

problemas económicos de la persona sometida a tensión, falta de

apoyo social) y psicológicos (Ej.: valores, capacidades). La reacción

de stress o tensión puede producir entonces los siguientes efectos:

a) Crecimiento psicológico, en el sentido de madurez: cambio

en los valores y aspiraciones; desarrollo de nuevas habilidades; b)

Ningún cambio psicológico visible. Se retorna a la situación anterior, apenas desaparece la tensión. e) "Una reacción
disfuncional

que contrasta con una reacción de tensión transitoria en que es

persistente y parece automantenerse" (Dohrenwend, 197~, p. 5). El

punto crítico aquí, es que se trata de un reacción patológica. Este

último aspecto es clave para esta tendencia, que le otorga la mayor

importancia, considerando que la Psicología Comunitaria debe consistir en la planificación de estrategias para reducir la
tasa de psicopatología en la comunidad. Para ello (Dohrenwend, 1978), por

ejemplo, propone varias áreas: intervención durante crisis; entrenamiento en habilidades individuales; socialización y
educación general; desarrollo de agencias de ayuda social; acción política con grupos de status desventajoso.

Como puede observarse, esta fuente teórica tiende a justificar

una praxis orientada hacia lo que antes hemos ubicado bajo el rubro de Salud Mental en la Comunidad; práctica ésta
que a su vez

se revierte sobre su teoría de base, guiando hacia explicaciones que


hacen hincapié en lo psicopatológico a nivel individual.

El interaccionismo simbólico y la Psicología Ecológica Transacdona} están en la base del enfoque que da a la Psicología
Comunitaria un importante grupo de investigadores universitarios puertorriqueños (Rivera Medina; Serrano García;
Irizarry; Solano; Nieves; entre otros). De la primera corriente teórica se toma la noción

de rol, la de valores, la de actitud y la de ideología, como procesos

mediadores, así como el principio de explicar patrones de pensamiento, emoción y conducta, de acuerdo con las
interpretaciones

subjetivas de los significados y motivos de quienes están presentes

en la situación.

La Psicología Ecológica Transaccional contempla dos áreas fundamentales: la Salud Mental en la Comunidad,
particularmente lo

referente a la depresión y el retardo mental y, el asesoramiento en

materia ambiental para la comunidad. La idea fundamental es que

la primera será mejor servida reajustando el ambiente social, en

lugar de la psiquis individual (Newbrough y Christenfeld, 1974).

Partiendo de este principio, se da orientación a las instituciones locales en la comunidad, se crean programas educativos
y se abren

centros clínicos, procurando que sus usuarios se involucren en los

planes desarrollados, estableciendo objetivos y políticas a seguir

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