A Antropologia de Günther Anders PDF
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ABSTRACT: The following text seeks to show the present-day relevance of Günther
Anders’ philosophy, which includes not only an initial philosophical anthropology, but
a technical philosophy, both of which provide a contrast to Heidegger’s philosophy.
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El siguiente texto forma parte de una investigación inicial sobre la relevancia del pensamiento
de Günther Anders, en la actual época de los medios masivos de la comunicación. A esta indaga-
ción ha de seguirle el inicio de una crítica radical desde esta situación parcial y negativa del hom-
bre en el mundo. El Proyecto de investigación científica fue iniciado el año 2010 para el Fondo
Nacional de Ciencia y Tecnología, en Chile (Fondecyt #1100694, 2010/13).
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1. Introducción
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Cfr. http://www.friedensnews.at/?s=g%C3%BCnther+Anders, jornadas en las que partici-
paran Christian Dries, Stefan Broniowski, Paola Bozzi, y Raimund Bahr, cfr. en: http://www.frie-
densnews.at/2010/05/02/die-welt-als-vernichtungslager/#more-6809; por la reciente biografía cfr:
http://www.editionas.net/sites/buch_andersbio.html (Consultado el 2 de febrero, 2011).
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mente no aceptada por algunos (¿qué más habría de aclarar esa irreducible nota
de la «diferencia específica» para nuestra presunta determinación humana, en
una época en que no es el mundo animal quien se va a configurar como plano
de fondo de nuestra existencia sino un mundo fabricado y lleno de productos y
aparatos? AM1: 327). Pero aquello no fue óbice alguno para que al inicio del
siglo XX, y testimoniado por una fuerte necesidad de una reflexión que afron-
tase aquel sentimiento oscuro y de horror, producido por la Gran Guerra, nacie-
ra una escuela de corte más legítimo, que rescatase lo fáctico y existencial (Wit-
tulski: 1992, 22). Un pensamiento mucho más situado en términos históricos y
sociales, porque reflejaba de una forma no intencionada, y especulativamente, la
situación social efectiva o concreta de la posguerra: donde «la nada» existencial
concreta en la cual se encontraba aquel soldado que fuera derrotado en la gue-
rra y que retornaba a casa, era la de un desocupado o la de un falto de hogar, con-
virtiéndose luego sin una explicación social e histórica satisfactoria (en Heideg-
ger y el existencialismo, al menos) en ese anónimo «uno», y por ello, en una
reflexión más próxima al ser del individuo (que del mundo), peligrosamente des-
vinculado y alejado de lo social (Anders: 2001, 69, 114, 147, 207), pero tam-
bién —como cree Anders— distanciado de la desvanecida y algo desprestigiada
realidad del siglo anterior, no por ello menos relevante: de la naturaleza. El pen-
samiento contemporáneo pareciera no querer abandonar ese itinerario de ruta,
insistiendo en la búsqueda de nuestra adecuación con el mundo, de esa natura-
leza animada del hombre, aunque no definida en su ser más esencial. Y ello no
para evitar su ya evidente o probada barbarie, sino para saber si aún es posible
una digna y cada vez más urgente inserción de su ser en el mundo.
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Une interprétation de l´a posteriori, en: Recherches Philosophiques, vol. IV, Paris 1934/5, 65-
80; y Pathologie de la liberté, en: Recherches Philosophiques, vol VI, Paris 1936/7, 22-54.
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Cfr. Sobre Heidegger: cinco voces judías. Günther Anders, Hannah Arendt, Hans Jonas, Karl
Löwith, Leo Strauss. Introducción de Franco Volpi. Buenos Aires: Manantial, 2008.
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gan una incidencia sobre nuestro ser transformando y suscitando también con
ello secuelas de orden social imprevistas que terminan marcándonos en el trans-
curso del tiempo. Un camino paralelo quizá al de Heidegger pero no idéntico.
Anders viene a desarrollar, entonces, y de esta forma, ante todo, «una antro-
pología filosófica negativa» que se niega de antemano a entregar directrices que
sean deducidas de una definición «a priori» del hombre. Definición que sólo
reflejaría un antropocentrismo que el autor quiere evitar desde el inicio en su
preocupación por el hombre en una época marcada tecnológicamente. Puede
decirse que allí radica su principal rechazo de la analítica existencial de Sein und
Zeit: en su prematura y premeditada separación que hace ésta del mundo de la
naturaleza, y de idéntico modo como lo hiciera Husserl a través de la epoché feno-
menológica, con su radical «apriorismo». Con ello cierra, en efecto, la analítica
existencial heidedeggeriana a una verdadera concreción del ente existente5. Ya
5
Véase, por ejemplo, en la obra de Martin Heidegger, Ser y Tiempo, p.75, nota 1, lo siguien-
te: «El apriorismo es el método de toda filosofía científica que se comprenda a sí misma». Donde
el apriorismo resulta ser, en este punto, la piedra angular de la analítica existencial.
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El inédito manuscrito fue recuperado y reconstruido por Werner Reimann (Wien 1990),
albacea del Archivo de Günther Anders, en Viena; las citas parciales que haremos del manuscri-
to se hallan integradas en la tesis-doctoral de Christian Dries, Technik als Subjekt der Geschichte?
Technik- und Gesellschaftphilosophie bei Günther Anders. Tesis para la obtención del Magíster
Artium, en la Albert-Ludwigs-Universität, Freiburg WS 2003/2004. (citaremos por Ms. cuando
se trate del manuscrito andersiano, o por Dries cuando se trate de la tesis de Mg.) La publicación
del manuscrito está para el texto de Günther Anders, Philosophische Frühschriften. Beck-Verlag,
München.
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Cuando Anders le entrega más peso teórico que Heidegger al carácter natu-
ral del ser del hombre (Naturhaftigkeit des Menschen) y, a la vez, torna crítica la
demanda de libertad del mismo, no vuelve a caer, por ello y de esa forma, otra
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Cfr. Günther Anders, Llámese cobardía a esa esperanza. Entrevistas y declaraciones. Prólogo de
Ma. Elena Rubio. Bilbao 1995,71; AM2:130.
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vez, en el dualismo precedente del siglo 19, sino que mantiene por necesidad esa
doble estrategia, para compensar en cierta forma la desaparición y pérdida de los
fenómenos en cuanto tales. Estos últimos habían sido neutralizados por Hei-
degger al trascender y suprimir la antigua dicotomía entre «naturalismo y supra-
naturalismo». Afirma Anders: «Lo que la filosofía existencial» en su guerra decla-
rada contra el naturalismo no «quiere tener por verdadero, es que el hombre se
halla desprendido (abgeschnitten) efectivamente, pero también, en verdad, como
un pedazo de este mundo» (Anders, 2001: 141). Pues también el animal «vive»
en un mundo — afirma Anders, orientado indistintamente por los experimen-
tos de la psicología animal y las investigaciones de biólogos y zoologos como Karl
von Baer o Jakob von Uexküll, de las que se servirá Heidegger mismo sin gran
problema de «inexactitud» ontológica para su curso de 1929/30 (Heidegger, GA
1929/39: 1983), Die Grundbegriffe der Metaphysik. Welt —Endlichkeit— Ein-
samkeit, y en los que tras realizar una larga investigación fenomenológica del tem-
ple del aburrimiento, hace un decisivo giro en su lección para recoger sin más la
distinción propuesta por el zóologo Jacob von Uexküll entre el «entorno» o «mun-
do subjetivo interno» del animal (Umwelt o Innenwelt) y el «mundo revelado»
del hombre, para distinguir así sin marcada diferencia ontológica, respectiva-
mente, la «pobreza de mundo» que constituye al primero (al animal) frente al ser
«formador de mundo» que hace al segundo (al hombre). Dato que le servirá en
este tiempo, distanciado ya de la propuesta filosófica inicial hecha en «Sein und
Zeit», para situar más «descentradamente» al Dasein frente a lo que pudo haber-
se alcanzado en el descrito modo de ser existencial del ser-en-el-mundo, logran-
do así dejar de manifiesto con el análisis del temple del aburrimiento, y en aque-
lla (aparente) «falta de mundo» constitutiva para/en el Dasein, la efectiva patencia
del ser en el Da-sein humano. Porque -como cree Agamben: «Quizás lo cierto
sea...// que la apertura del mundo humano… sólo pueda alcanzarse mediante
una operación efectuada sobre lo no-abierto del mundo animal. Y el lugar de esta
operación es el aburrimiento».8 Mundo nuevamente como una apertura y tras-
cendencia no del todo alejada de la animalidad allí presente. La «antropología
negativa» depende de esta diferencia ontológica implícita y supuesta respecto al
mundo, no absoluta frente a la del animal (Reimann: 1990, 23s.): diferencia que
declara una discrepancia (diferencia) esencial con el mundo en relación a la con-
gruencia total del animal con su entorno; diferencia que se presenta asimismo
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Giorgio Agamben, Lo abierto. El hombre y el animal. Pre-textos, Barcelona 2005, 82, 86,
89.
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como insuficiente para Anders si se afirma, como lo reitera Scheler, que ella resi-
de en la inteligencia del hombre, o sea, en lo superior suyo frente al instinto de
la especie animal. Lo abierto del hombre hacia otros mundos que el mero entor-
no sería aquello en lo que pretenden coincidir esas miradas antropológicas. La
posición central del hombre en el mundo es la que, en parte, quedaría, resuelta
en aquella lección de Heidegger, toda vez que dejaría claro cómo ha de fundar-
se una verdadera antropología filosófica que fundamente esa posición preemi-
nente del hombre desde la cuestión de fondo de la filosofía, a saber, desde la cues-
tión del ser e indique al Dasein del hombre la forma correcta de proceder desde
el ser, como único responsable y fundador de aquella y las otras ontologías (Hei-
degger: 1929). Sin embargo, lo fundamental para llevar a cabo esa ontología del
hombre, en Anders, está en no olvidar el mundo, que para el trabajo de la analí-
tica existencial sería lo primero en caer y ser absorbido por el Dasein para su modo
de ser, en cuanto ser-en y de ese modo y como ser en el mundo.
Anders sin haber podido asistir a esa lección —biográficamente tenemos que
presumirlo así— observa también que el animal vive «ya siempre en un mun-
do», y quizás mucho más «en» su mundo que el mismo hombre. Sólo que su
«estar-dentro» (Darinnensein), su «interior-categorial» es para este coetáneo pri-
mer detractor de Heidegger igualmente un planteamiento o una determinación
insuficiente. Tanto como el «no-estar-dentro» del «mundo exterior» que supone
la «distancia» frente al mundo. Porque no basta suplir el problema con el «a prio-
ri» del «estar ya dentro de un mundo», ni con el opuesto: del ser «para si» que
luego ha de asumir el mundo y su experiencia. La propuesta de Günther Anders
es la de evitar ambas posiciones: por un lado, tanto la distancia causada por una
separación absoluta de «un ser sí mismo» como de otra parte la postura del «ser-
dentro» (Darinnensein), reflejada en un enfático «ser-con» (Mit-sein), en diálo-
go critico dirigido por cierto a Sein und Zeit. Y tratando, así, de salvar ese abis-
mo, unificando ambas posiciones es que Anders plantea algo que va a describir
como (un) «distanciarse del hombre del mundo en el mundo» («Abstand des Mens-
chen von der Welt in der Welt») o bien «el ser-en como ser con distancia» («Das
Insein als Insein in Distanz»). Una combinación de este tipo es «categorialmente
posible», afirma Anders, si se piensa en el concepto de potencia como lo ha expues-
to Schelling en su investigación dialéctica sobre lo «condicionado e incondicio-
nado» o acerca de «la oscuridad» y de «la luz» en su pensamiento especulativo
(cfr. F. W. Schelling: Sobre la esencia libertad humana, 1809) (Ms.6-7, 9)
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mismo: que el término libertad contiene en sí dos sentidos (los que en Anders se
deben una vez más a la influencia de la filosofía de Schelling, en sus respuestas a
Fichte). Dualidad consistente en que 1) la libertad nos dice de lo libre (de aque-
llo que es libre), su posibilidad de ser. Nos dice algo también de aquello desde
dónde es libre el sujeto. Puesto que se confirma algo desde el ente en su totalidad,
desde el que se desprende o recorta el hombre. Y lo dicho es que este ente no está
subordinado a aquel en su llamado, sino que dispone de un espacio de juego para
su propia vida. O sea: que el problema de la libertad apunta directo a la «extrañe-
za del hombre en el mundo», a su estar separado de él y no a una decisión moral
de un sujeto; apunta a un pararse del ser del hombre sobre sí mismo, y no a una
autodeterminación moral (Ms. 11).
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al animal. Pero ese «material a priori» del animal, la demanda «instintiva» suya
si se quiere, la tiene ya cubierta del todo por el mundo que el animal puede alcan-
zar o al que éste se entrega desde su nacimiento, aunque no siempre lo encuen-
tre a su disposición; de allí dos cosas: la primera, que la naturaleza instintiva man-
tiene (de este modo) un vínculo firme con el mundo (Das Instinktwesen hat feste
Weltbindung,… Ms.6) y, por ello, puede decirse que el animal «no viene al mun-
do» (nicht kommt zur Welt) como nuestra humana existencia, sino que «su mun-
do viene con él» («seine Welt kommt mit ihm») (Ms.2/3), o que está implantado
o inserto (eingepflanzt) en el mundo.
En este punto podemos decir justamente que toda experiencia para el hom-
bre —y cada experiencia representa ya una comunicación del hombre con el
mundo (Ms. 12)— viene a darse desde el comienzo a partir de esta situación
específica del hombre extraño al mundo, situación en la que se encuentra pues-
to de tal forma en el mundo, que sólo «postreramente» ha de venir a éste. Situa-
ción que tomada desde una ontología hecha desde esta única y plena contin-
gencia, nos indica que la comunicación con el mundo, aquella que hace presente
nuestra experiencia con el mundo, debe contar desde un comienzo con el ser-
en-el-mundo, a la vez que con el ser-libre-del mundo (In-der-Welt-sein; Frei-
von-Welt-sein). La razón de ello es que: el hombre precisa de la experiencia por-
que se halla cerrado (abgesperrt) al mundo, abstraído o distanciado del mismo;
pero también, el cierre del hombre es soportable puesto que el hombre puede
revisarlo a éste posteriormente, porque puede tener experiencias. Pero éstas no
le vienen con el mundo posteriormente, sino que: el hombre, es desde sí mismo,
alguien que en el transcurso de su propia vida, puede asumir y asumirá relacio-
nes con el mundo. Pues no está destinado a priori a concebirse desde determi-
nados materiales, de los que ya se halla libre, si bien no puede tocar nada antici-
padamente. Su a priori es formal del todo, pero es el a priori de la aposterioridad
que para él llega conforme a su esencia (Ms12/13).
El mundo en tanto obstáculo, como algo que esta puesto ahí adelante (Gegenü-
berstand) es mucho más que un índice de conocimiento teórico, sino un índice
de posición teórica: esto es, una expresión que refiere la situación del hombre, que
equipara en la misma posición el ser-en con el estar-fuera-de; es una expresión que
denota la libertad humana para con el mundo en el mundo; y ello explica tam-
bién —piensa Anders— que el modelo de experiencia del ser occidental sea el
óptico, por ser el sentido de distanciamiento en que se halla el hombre en el mun-
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do, distancia que él afirma y localiza en el campo exterior aquello que se halla
puesto ahí delante del hombre, destacando un allí de lo visto como un aquí del
que lo ve. Ningún otro sentido puede distinguir esa distancia o separar claramente
su objeto allí a distancia (Ms.13s). Descubrir ese mundo como algo no mío, sólo
es posible si el mundo para el hombre le aparece siendo algo extraño, en tanto sea
libre de él, siendo su relación teórica con él esa distancia relativa al mundo, así
como su relación practica la acción, en donde ambos elementos son de igual prio-
ridad en la constitución de los índices de la libertad humana.
Agradecimientos
Bibliografía
ANDERS, Günther:
— (2011). La obsolescencia del hombre. 2 vols., Pre-textos Valencia.
— (1956/1980). Die Antiquierheit des Menschen. 2 vols., München.
— (2007). Filosofía de la Situación. Edición de César de Vicente Hernando.
Madrid.
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Günther Anders, Filosofía de la Situación. Edición de César de Vicente Hernando. Madrid
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Recibido: 14/03/2011
Aceptado: 7/04/2011
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