Cuando-No-Deseo-A-Dios-Cap-6 John Piper PDF

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La batalla por el
gozo como un pecador
justificado
Aprender el secreto de la
culpabilidad audaz

N ada es más fundamental para el gozo de personas indignas que


la cruz de Jesucristo. La batalla por el gozo es la batalla para
llegar a comprender y admirar lo que sucedió en la muerte de Cristo, y
lo que esta revela de nuestro sufriente Salvador. Si no fuera la muerte
de Jesucristo en nuestro lugar, el único gozo posible sería el gozo de la
falsa ilusión; como el gozo del Titanic justo antes de que chocara con
el témpano de hielo. Sin la cruz, el gozo sólo podría sustentarse con la
negación (consciente o inconsciente) de la infalibilidad del juicio divino.
De hecho, este es el tipo de gozo que más mueve al mundo: un gozo
que conserva la intensidad de sus placeres al ser inconsciente del peligro
inminente. Si a los pasajeros se les hubiera alertado de que en cuestión
de horas la mayoría se ahogaría en el helado océano, todo su festejo
habría cesado. Su gozo dependía de su ignorancia.
Sin embargo, si los pasajeros hubieran sabido que el trasatlántico
se hundiría, pero que una gran armada de buques y veleros totalmente
confiables ya estaba en camino y llegarían a salvar a todos los que
siguieran sus instrucciones, algo muy diferente habría ocurrido. Sin
duda, los alegres festejos habrían cesado y un ambiente sombrío
se hubiera dispersado por todo el Titanic; pero allí habría un tipo
diferente de gozo, un profundo sentido de gratitud a los rescatadores,
80 ~ cuando no deseo a Dios

y un profundo sentido de esperanza de que, aunque se perderían


muchas cosas, la vida estada a salvo. Algunos podrían llenarse de
pánico por incredulidad, dudando de la promesa de rescate. Pero otros
se levantarían en la fortaleza de la esperanza y harían grandes actos de
amor en preparación para la inminente destrucción.

TITANIC: ESTAMOS CORROMPIDOS Y ESTAMOS CONDENADOS

Jesucristo vino al mundo como el divino Hijo de Dios para morir por
nuestros pecados y librarnos de la ira de Dios, la carga de nuestra
culpa, la condenación de la justicia, la atadura del pecado, el tormento
del infierno y la pérdida de todo lo que es bueno, especialmente la
pérdida de Dios. Nuestro problema no es sencillamente nuestra propia
corrupción sino, mucho más serio, la condenación de Dios. Sin duda,
estamos corrompidos o, como dijeron los antiguos teólogos, somos
depravados. La manera de Pablo de decirlo es que "todos están bajo
pecado ... No hay justo, ni aun uno" (Ro. 3:9-10).
Esta corrupción es un obstáculo gigantesco para el gozo eterno.
Deseamos las cosas incorrectas, pero también deseamos las cosas
correctas de manera incorrecta. Y ambas cosas son fatales como
ingerir un agradable veneno. Pero nuestra corrupción no es nuestro
principal obstáculo para el gozo. La ira de Dios es mayor. Dios es
alguien de infinito valor, y le hemos ofendido enormemente al valorar
otras cosas por encima de Él. Hemos " [cambiado] la gloria del Dios
incorruptible" (Ro. 1:23). O como dice Pablo en Romanos 3:23,
estamos "destituidos de la gloria de Dios".
Por lo tanto, la santidad y la justicia de Dios lo llevarán a ajustar
cuentas con nosotros en su ira. "El que rehúsa creer en el Hijo no verá
la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Jn. 3:36). "Maldito todo
aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de
la ley, para hacerlas" (Gá. 3:10). La consecuencia de esta maldición
e ira es miseria eterna apartados de la gloria de Dios. Los que no
"obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo ... sufrirán pena de
eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de
su poder" (2 Ts. 1:8-9). El témpano que está muy cerca no es felicidad
eterna, solo miseria.
Estamos en un Titanic condenado, por causa de nuestro pecado,
La batalla por el gozo como un pecador justificado e:----..- 81

todos nosotros sin excepción. "Toda boca se cierre y todo el mundo


quede bajo el juicio de Dios" (Ro. 3:19). El barco pecaminoso de
nuestra vida se encamina a la ruina, a causa de la justicia y la ira
de Dios. Sin un Salvador, esta es la realidad que debemos mantener
alejada de nuestra mente para ser felices en el Titanic de este mundo.

jESUCRISTO ES EL GRAN SALVADOR DE TODO


LO QUE DESTRUYE EL GOZO

Pero no estamos sin un Salvador. Jesucristo ha venido. Y Él es un gran


Salvador. Cada necesidad que tenemos, Él la suple. Y su muerte en la
cruz es el precio que paga cada don que conduce al gozo profundo y
duradero.
¿Se ciernen sobre nosotros ira y maldición?

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros


maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en
un madero) (Gá. 3:13).

¿Hay condenación para nosotros en el tribunal celestial?

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.


¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió (Ro. 8:33-34).

¿Existen innumerables transgresiones acumuladas contra nosotros?

En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados


según las riquezas de su gracia (Ef. 1:7}.

¿Se requiere justicia que no podemos alcanzar?

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que


nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co. 5:21). Así
también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos
justos (Ro. 5:19).

¿Somos excluidos de la vida eterna?

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo


unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna (Jn. 3:16).
82 ~ cuando no deseo a Dios

¿Estamos atrapados bajo el dominio del pecado que arruma


nuestra vida?

Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,


para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia
(1 P. 2:24). Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Co. 5:15).

¿Nuestros desatinos y fracasos del pasado nos arrastrarán con


consecuencias destructivas irrevocables?

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro. 8:28).

¿Hemos perdido todas las cosas buenas que Dios planeó para sus
hijos?

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos


nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro. 8:32).

¿Hay alguna esperanza de que pecadores como nosotros podamos


pasar una eternidad llena de satisfacción con Dios? ¿Podré ir alguna
vez al hogar con Dios?

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos, para llevarnos a Dios (1 P. 3:18).

¡Oh, qué gran salvación logró Jesucristo cuando murió y resucitó!


Todo esto, y más, Cristo compró con su muerte. Por lo tanto, el Cristo
crucificado es el fundamento de todo gozo honesto y duradero. No
necesitamos de autoengaño para disfrutarlo. Antes bien, tiene que
cesar todo engaño para disfrutarlo a plenitud.

EL DELEITE Y LA ESPERANZA DEL GOZO SUSTENTÓ


A CRISTO EN SU SUFRIMIENTO

Cristo mismo asoció el gozo y la cruz en su propia alma. Hebreos


12:2 nos dice: "por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz". Así
que, en su propio corazón, la inconmovible esperanza de gozo con el
La batalla por el gozo como un pecador justificado ~ 83

Padre lo sostuvo al atravesar su sufrimiento final. Cristo conocía por


experiencia el gozo que había tenido con el Padre antes de la creación.
La noche antes de morir oró: "Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con
aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese" (Jn. 17:5).
Pero Jesús sabía también que esta oración dependía de su obediencia
al Padre. Tendría que completar la gran obra de salvación a través de la
muerte previamente determinada. Pablo dijo que Jesús fue "obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta
lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre" (Fil. 2:8-9). La
frase "por lo cual" significa que su obediencia hasta la muerte fue la razón
por la que Dios exaltó a Cristo y le dio la gloria que tuvo con el Padre
antes de la creación. Él había venido a salvar a los pecadores. Cuando se
pagó el precio, la obra estuvo decididamente hecha. "Consumado es",
exclamó (Jn. 19:30). Y Dios lo recompensó con gran gloria.

CRISTO MURIÓ POR SU GOZO Y POR EL NUESTRO

Así que, en un sentido, Cristo murió por su propia vida de eterno


gozo. Él no había cometido pecado, y por eso no necesitaba ser
salvo de la culpa. No tenía culpa. Pero el Padre lo había enviado
a morir, y no hacerlo habría sido desobediencia. Y si hubiera sido
desobediente a Dios, ni su vida eterna ni la nuestra se habría logrado.
Por consiguiente, la muerte de Jesús fue el medio por el cual Él retomó
su lugar de gloria con el padre y recibió la plenitud de su propio
gozo eterno. Su gozo fue comprado con sangre al precio de su propia
obediencia en la muerte.
La razón por la que esto es importante para nosotros es que Jesús
planeó que su gozo fuera nuestro gozo. Él dijo en Juan 15:11: "Estas
cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro
gozo sea cumplido". Cuando Jesús adquirió su propio gozo al precio
de su obediencia en la muerte, Él también adquirió el nuestro. Lo dijo
nuevamente en Juan 17:13: "Pero ahora [Padre] voy a ti; y hablo esto
en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos". Jesús
murió para que tengamos el mismo gozo que Él tendría en la presencia
del Padre.
En la parábola de los talentos, Jesús el maestro dice a su fiel
servidor: "Bien, buen siervo y fiel. .. entra en el gozo de tu señor"
84 ~ cuando no deseo a Dios

(Mt. 25:23). Primero es su gozo. Luego nos invita a participar de él.


Mientras estuvo en la tierra, la inquebrantable confianza en que su
gozo pronto sería cumplido lo sostuvo en su sufrimiento. Y por su
obediencia obtuvo gozo eterno para sí y para nosotros.

LA PLENITUD DE SU GOZO Y DEL NUESTRO FLUYE DE SU GLORIA

El gozo para sí y para nosotros por el cual Él murió es gozo en la


gloria de Dios. Lo sabemos porque, después de orar para que su
gozo fuera cumplido en ellos (Jn. 17:13), oró: "Padre, aquellos que
me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo,
para que vean mi gloria que me has dado" (v. 24). Debido a su
obediencia, Dios ascendió a Jesús, el Dios-hombre, a su diestra y
lo exaltó como Dios y Salvador, el León triunfante y el Cordero
sacrificado, Señor omnipotente y Siervo obediente. De ese modo,
Cristo recuperó la plenitud de la gloria divina que tuvo con Dios
desde el principio. Pero ahora había sido mostrada totalmente
mediante su obediencia y muerte redentora. Esta gloria del Padre
era la causa fundamental del gozo de Jesús.
Y oró para que estuviéramos con Él para ver su gloria. Esto sería
nuestra entrada en "el gozo de tu señor". Esto sería nuestro gozo
cumplido en su gozo. El objetivo y logro de la cruz de Cristo es el
eterno y siempre creciente2 gozo de su pueblo al ver y disfrutar de la
gloria de Cristo. Para eso murió Jesús por nosotros, incluso siendo aún
pecadores. En consecuencia, nada es más fundamental para el gozo de
un pueblo indigno que la cruz de Jesucristo.

EL EVANGELIO ES FUNDAMENTAL EN LA BATALLA POR EL GOZO

Por tanto, en la batalla por el gozo debemos tomar esta verdad y


predicarla a nosotros mismos. El evangelio del Cristo crucificado
y resucitado es para ser predicado al alma; tanto en la adoración
corporativa, donde lo oímos semana tras semana, como hora tras
hora mientras lo predicamos a nosotros mismos en la batalla diaria
por el gozo. El mensaje de la cruz tiene un lugar fundamental y
único en la batalla por el gozo. Pablo puso el evangelio como algo
único en su género cuando dijo: "lejos esté de mí gloriarme, sino en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gá. 6:14) y cuando dijo: "me
La batalla por el gozo como un pecador justificado e----___, 85

propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste


crucificado" (1 Co. 2:2).
Estas son declaraciones arrolladoras. ¡No hay jactancia excepto
en la cruz! Y no hay conocimiento que no sea el conocimiento de
Cristo, ¡y éste crucificado! Cada vez que nos gloriamos en alguna cosa
buena, debemos incluir la gloria de que, sin la cruz, tendríamos el
infierno, y no esta cosa buena. Todo lo que sabemos debe incluir el
reconocimiento de que no lo sabemos correctamente, sino en relación
con el Cristo crucificado.

¿NECESITAN LOS CREYENTES ESCUCHAR LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ?

Así que la cruz debe ser esencial en la batalla por el gozo. Nosotros
mismos debemos ponernos bajo su predicación en el día del Señor,
y debemos predicarla a nosotros mismos todos los días. No deje de
escuchar en grupo la predicación de la palabra de la cruz. Destaco la
predicación, porque creo que Dios ha encomendado que la palabra de
la cruz -y todas las cosas relacionadas con la cruz- sea predicada y
no simplemente enseñada o analizada.
Esto pudiera no significar mucho para algunos de ustedes, ya que
es probable que no hayan tenido muchas experiencias de verdaderos
mensajes. Esta era la experiencia de J. l. Packer, según él dijo, hasta que
escuchó a Martyn Lloyd-Jones en la Abadía de Westminster en el año
escolar de 1948-1949, cuando tenía veintidós años de edad. Packer
escuchaba a Lloyd-Jones predicar cada domingo a la noche. Dijo que
"nunca había escuchado una predicación como esa". Su predicación
llegaba a él "con la fuerza de una descarga eléctrica, llevando al menos
a uno de sus oyentes a una mayor percepción de Dios que ningún otro
hombre". Packer dijo que fue a través de su predicación que aprendió
acerca de "la grandeza de Dios y la grandeza del alma". "Escuchar a
Martyn Lloyd-Jones", dijo, "era como escuchar a toda una orquesta
tocar despues' de un so1o de ptano
. " .3
No quiero decir que usted deba encontrar un Martyn Lloyd-Jones
para escucharlo cada domingo en el culto. Solo hubo un Lloyd-Jones. El
asunto no es la personalidad; el asunto es la profundidad y la seriedad,
y una percepción del peso de la gloria. El asunto es de un rigor sincero
en la revelación de las Escrituras, que son anunciadas (no simplemente
86 ~ cuando no deseo a Dios

analizadas o consideradas) con un sentido de adoración y exaltación


por encima de la belleza de la verdad de Dios.
Cuando Pablo exhorta a Timoteo: "que prediques la palabra" (2 Ti.
4:2), dos cosas me hacen pensar que él nos estaría animando a escuchar
la Palabra predicada en el marco de una adoración corporativa. Una
es que el contexto del pasaje describe a la iglesia siendo "[instruida]
en justicia" (2 Ti. 3:16), no principalmente para la evangelización
entre los incrédulos. En otras palabras, Pablo quiere decir, "Predica
la palabra a los creyentes". El otro punto es que la palabra que aquí
se traduce "prediques" es una palabra griega (keruxon) que significa
"anunciar". Éste era el trabajo del que hacía anuncios públicos para
los oficiales del gobierno antes de que existiera la radio, la televisión o
los medios impresos. Este tipo de alocución está asociado a un espíritu
de júbilo y formalidad. Es parte de la adoración. Cuando se hace en
el poder del Espíritu Santo, es adoración. Se exhibe con júbilo. El
predicador adora por medio de la Palabra que proclama. Existe una
verdad dada por el Espíritu y existe pasión dada por el Espíritu. Y el
efecto sobre el pueblo de Dios es despertar los aspectos del gozo en
Cristo que no pueden venir de ninguna otra manera.
Por favor, no se imagine un templo excelente, bien iluminado,
con bancos de roble y un púlpito blanco. Ni siquiera imagine una
habitación de múltiple uso con alfombra, sillas y un teclado. Imagine
una habitación de paredes de barro con techo de zinc, o una cueva con
antorchas, o un techo de paja sobre unos postes sin paredes algunas,
o una sala de la que se han quitado todos sus muebles sencillos, o un
espacio de césped debajo de un árbol. Y no imagine a miles de oyentes y
la mejor acústica. Imagine ocho, veinte o cuarenta adoradores. Incluso
se puede predicar en ambientes más pequeños con menos personas.
El predicador usará su voz de modo diferente, pero todo lo básico
de la pasión, la formalidad y el júbilo de la exposición pueden estar
allí. Deben estar allí. El mensaje de la cruz es el tipo de noticia -las
buenas nuevas incomparables- que exige este tipo de proclamación,
aun para una docena de creyentes.

¿QUÉ SUCEDE SI NO TENGO ACCESO A LA VERDADERA PREDICACIÓN?

Seguro que surgirá la pregunta: ¿Cómo voy utilizar esta arma en


La batalla por el gozo como un pecador justificado c---..__ 87

la batalla por el gozo si no vivo en un lugar que tenga este tipo


de reuniones de adoración? ¿Qué sucede si los predicadores no
creen la Biblia? O, ¿qué sucede si no predican el mensaje de la cruz,
sino solo experiencias humanas? O, ¿qué sucede si los mensajes
carecen de todo lo importante y substancial, y los líderes parecen
estar decididos a ser más que nada jocosos? O, ¿qué sucede si estoy
confinado en casa y no puedo salir para ir a los cultos de adoración?
En respuesta a estas preguntas, por favor no entienda que he querido
decir que oír el mensaje de la cruz es la única flecha que tiene en su
aljaba. Es bueno. Es importante. Dios establece a las iglesias con la
predicación como uno de sus propósitos. A la larga, nos hace daño
no tenerla.
Pero Dios es misericordioso y puede suplir nuestras necesidades
cuando no tenemos acceso a una iglesia que predica el mensaje de
la cruz. Él se encontrará con usted mientras medita en la Palabra. Se
encontrará con usted en su tiempo de adoración familiar. Se encontrará
con usted en pequeños grupos donde se estudie y practique la Palabra,
aunque no haya nadie llamado y dotado para predicar. Se encontrará
con usted a través de las predicaciones por radio, televisión, Internet,
casetes o discos compactos. Esto no es lo mismo que la voz en vivo en
el caso de la adoración y de la comunión, pero es bueno, y Dios puede
darse a conocer poderosamente a través de todo ello.
No obstante, es una meta bíblica y una norma para los cristianos
ser parte de reuniones de adoración donde se predica el mensaje de la
cruz. Dios ordena esto para nuestro gozo. El estudio de la Palabra es
bueno. La meditación es buena. Los debates son buenos. El análisis
y las explicaciones son algo bueno. Pero predicar también es bueno,
y Dios nos llama a disfrutar la bendición que recibimos cuando el
mensaje de la cruz explota en el corazón de un predicador cristiano y
desborda de júbilo sobre la mente y el corazón del pueblo que adora.
La batalla por el gozo pierde una de sus armas cuando no oye con
regularidad la predicación del evangelio. Dios puede compensarla de
muchas otras maneras, pero la predicación es un regalo precioso de
Dios a la iglesia. Cuando ella se regocija en "la palabra de la cruz",
ésta llega a ser "a los que se salvan, esto es, a nosotros .. . poder de
Dios" (1 Co. 1:18).
88 ~ cuando no deseo a Dios

LA BATALLA POR EL GOZO CON EL PAN Y LA COPA

No pasemos por alto que participar de la Santa Cena con el pueblo


de Dios es una especie de predicación que está también destinada a
alimentar el gozo del pueblo de Cristo. "Así, pues, todas las veces
que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga" (1 Co. 11:26). La muerte y resurrección
de Cristo se proclaman en el acto de servir y participar de la Santa
Cena. Esta proclamación es el medio de nuestro sustento con el pan
y la copa.
Cristo ha determinado que celebremos espiritualmente de los
beneficios de la cruz mientras comemos del pan y bebemos de la copa.
"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la
sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo
de Cristo?" (1 Co. 10:16). Participamos de la copa y del pan al celebrar
lo que la sangre y el cuerpo de Cristo obtuvieron para nosotros cuando
Él murió, especialmente el perdón de pecados, el regalo de la justicia y
la comunión personal eterna con Cristo y su Padre. Esta es la razón por
la que la participación regular de la Santa Cena es un arma importante
en la batalla por el gozo.

PREDICACIÓN PARA EL GOZO Y PREDICACIÓN PARA


LA GLORIA DE DIOS

La predicación de la palabra de la cruz está destinada para nuestro


gozo, porque está destinada para la gloria de Dios. Jonathan Edwards
entendió más que otros que la predicación para la gloria de Dios
tiene implicaciones en la función de la predicación en la batalla por
el gozo. Una de sus grandes ideas fue que "Dios es glorificado no solo
cuando vemos su gloria, sino cuando nos regocijamos en ella" .4 Él
concluyó, por tanto, en que el objetivo de la predicación debe ser el
gozo en la gloria de Dios. De modo que describía su predicación de
esta manera: "Debería pensar en mi responsabilidad de ennoblecer
los sentimientos de mis oyentes todo lo que pueda, siempre y cuando
no sean conmovidos por ninguna otra cosa que la verdad, y con
sentimientos que no sean displicentes a la naturaleza de las cosas que
los conmueven". 5 Verdad y sentimientos. Doctrina y gozo. Ambos son
esenciales. Cuando se predica la palabra de la cruz de esta manera, se
La batalla por el gozo como un pecador justificado ~ 89

asesta un gran golpe contra la melancolía del pueblo de Dios. Y este es


un golpe para la gloria de Dios.

LLEGAR A SER UN PREDICADOR Y PREDICARSE


EL EVANGELIO A SÍ MISMO

Pero ahora debemos regresar a otra predicación que mencioné. No solo


debemos escuchar predicaciones; debemos llegar a ser predicadores y
predicamos la palabra de la cruz a nosotros mismos cada día. No
debemos descansar solo en que se nos predique, sino que debemos
llegar a ser buenos predicadores a nuestra propia alma. El evangelio
es poder de Dios para llevarnos gozosamente a la salvación final, si
nos lo predicamos a nosotros mismos. Martyn Lloyd-Jones (1899-
1981) enfatizó esta verdad. Él fue el ministro principal de la Abadía de
Westminster en Londres, desde 1943 hasta 1968, y predicó una serie de
mensajes que se publicaron en 1964 como uno de sus libros más útiles
y populares, Spiritual Depression: Its Causes and Cures [Depresión
espiritual: Sus causas y su cura]. Lo recomiendo sumamente. Él escribe
de su convicción que:

La mayor necesidad de nuestro tiempo es una iglesia avivada y


gozosa ... Nada es más importante ... que el hecho de que debemos
ser librados de una condición que da a las personas que nos miran,
la impresión de que ser cristiano es una manera de ser infeliz, estar
triste, ser morboso, y que el cristiano es alguien que 'desprecia
los deleites y vive días agobiantes' ... Los cristianos muchas veces
parecen estar perpetuamente faltos de acción y muchas veces dan
esta apariencia de infelicidad, falta de libertad y ausencia de gozo.
No hay duda alguna de que esta es la razón principal por la que
muchas personas han dejado de estar interesadas en el cristianismo. 6

Su libro es una exposición sobre el Salmo 42, especialmente el


versículo 5: "¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de
mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios
mío". Una de las cosas que Lloyd-Jones ve en este versículo es que el
salmista se está predicando a sí mismo. Él aplica eso a nosotros:

¿Se ha dado cuenta de que la mayor parte de su infelicidad en la


vida se debe al hecho de que usted se escucha, en vez de hablarse
90 ~ Cuando no deseo a Dios

a sí mismo? Tome esas ideas que le vienen a la mente cuando


se levanta a la mañana. Usted no las ha originado pero le están
hablando, traen de regreso los problemas de ayer, etc. Alguien está
hablando. ¿Quién le está hablando? Usted mismo se está hablando.
Ahora bien, la terapia de este hombre [en el Salmo 42] era ésta:
en vez de permitir al yo que le hablara, él comenzó a hablarse a sí
mismo. "¿Por qué te abates, oh alma mía?" pregunta. Su alma había
estado desalentándolo, aplastándolo. Así que se levanta y dice: "Yo,
escucha un momento, voy a hablarte" .7

No SE RINDA A LA MENTALIDAD DE VÍCTIMA,


SINO RÉTESE A USTED MISMO

Esta es una lección profunda. Muchísimos cristianos están pasivos en


su batalla por el gozo. Me hablan de su tristeza y les pregunto por la
estrategia que han usado para derrotar a este enemigo. La impresión
que me dan es que son víctimas indefensas: "La tristeza simplemente
está ahí. ¿Qué puedo hacer?" Bueno, Dios no quiere que estemos
pasivos. Él quiere que peleemos la batalla de la fe, la batalla por el
gozo. Y la principal estrategia es predicarse el evangelio a uno mismo.
Esto es una guerra. Seguramente, Satanás está predicando. Si nos
quedamos pasivos, le cedemos terreno.
Así que Lloyd-Jones especifica y habla duramente:

El arte principal en lo relacionado a la vida espiritual es saber


cómo tratar con usted mismo. Tiene que tener el control de usted
mismo, tiene que hablarse, predicarse, hacerse preguntas ... Usted
tiene que despertarse, reprocharse, censurarse, exhortarse y decirse
a sí mismo: "Espera en Dios", en vez de murmurar de esa forma
deprimida e infeliz, y entonces debe proseguir y acordarse de
Dios, de quién es, ... de lo que Dios ha hecho, y de lo que se ha
comprometido a hacer. Después de haber hecho esto, termine con
esta gran observación: rétese a usted mismo, rete a otras personas,
rete al diablo y al mundo entero, y diga junto a este hombre: "aún
he de alabarle, salvación mía y Dios mío". 8

La palabra de la cruz -el "evangelio de la gloria de Cristo"- es


la fuente principal de la verdad acerca de "quién es Dios", "lo quey
Dios ha hecho", y "lo que Dios se ha comprometido a hacer". Estos
La batalla por el gozo como un pecador ;ustificado e---- 91

son los grandes verdugos del desaliento. Están todos en el evangelio.


En el análisis final, solo la cruz de Cristo puede matar a los que matan
el gozo en nuestra vida.
Por supuesto, el "yo" no es el único que habla a nuestra mente.
También lo hace el diablo y otras personas cuando repasamos en
nuestra memoria sus comentarios. Por eso, cuando Lloyd-Jones nos
dice que nos prediquemos a nosotros mismos, él sabe que debemos
tener en cuenta todos estos mensajes destructores del gozo. Es por
esto que él habla de retarnos a nosotros mismos, a Satanás y a otras
personas. Cuando nos predicamos el evangelio, estamos teniendo en
cuenta cada palabra de cada enemigo de cada tipo.

LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN Y LA BATALLA POR EL GOZO

Así que consideremos un gran ejemplo de esta predicación que me


ha ayudado en muchas etapas oscuras. Viene de un lugar distinto: el
profeta Miqueas, que predicó setecientos años antes de Cristo y dio una
de las aplicaciones más prácticas de toda la Biblia, de la gran verdad de
la justificación solo por fe. Esta es una doctrina central del evangelio.
Es la esencia de la palabra de la cruz. Así que antes de considerar
la aplicación de la doctrina de Miqueas a su condición oscura y
miserable, permítame aclarar qué es la justificación. Regresaremos a
Miqueas en breve.
La doctrina de la justificación dice que el remedio para mi
alejamiento de Dios es primeramente legal, y solo entonces moral.
Primero, tengo que ser legalmente absuelto de la culpa y se me
tiene que atribuir una justicia que no tengo. Es decir, tengo que ser
declarado justo en el tribunal del cielo, donde Dios se sienta como
juez, y donde comparezco condenado por su ley. Esto es lo que quiere
decir la palabra justificar: no hacer justo, sino declarar justo. Podemos
ver esto en Lucas 7:29 donde el pueblo y los publicanos ¡"justificaron
a Dios"! Es decir, declararon que Él era justo. No lo hicieron justo.
La diferencia es que somos pecadores y no tenemos justicia propia.
Debiéramos, pero no la tenemos. Es por esto que somos culpables y
destinados al castigo eterno.
Para crear una forma de ser salvos, Dios envió a Cristo a vivir una
vida divina-humana perfecta y a morir una muerte obediente. De esta
92 ~ Cuando no deseo a Dios

forma Cristo vino a ser tanto el castigo sustituto por nuestros pecados
(Mt. 26:28; 1 Co. 15:3; 1 P. 3:18) y la persona sustituta de nuestra
justicia (Ro. 5:19; 10:4; 2 Co. 5:21; Fil. 3:9). Por lo tanto, en el tribunal
de Dios, mi culpa por el pecado es quitada por la sangre de Cristo ("en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados" [Ef.
1:7]); y mi título para el cielo es provisto por la obediencia de Cristo
("por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos" [Ro.
5:19]). Soy declarado justo, libre del castigo del pecado y ahora poseo
un título para el cielo. Esto es lo que queremos decir al hablar de
justificación.

EL GOZO DE VER QUE LA JUSTIFICACIÓN ES SOLO POR LA FE

Y la piedra que sella esta gloria que produce gozo es que la justificación
es solo por la fe sin contar las obras de la ley. Pablo dijo: "concluimos,
pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley" (Ro.
3:28). Después, contrasta dos formas en que los pecadores tratan de
estar bien con Dios. Una es realizando obras para merecer aceptación;
la otra es confiando en la gracia totalmente gratuita que da aceptación
a los que sencillamente la reciben como un regalo precioso. "Pero al
que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es
contada por justicia" (Ro. 4:4-5).
Para "los impíos" -que saben que están viajando en el Titanic
hacia la destrucción-, la mejor noticia en todo el mundo es la noticia
de que Dios, solamente por la fe, los contará como justos por causa
de Cristo. Este es un gran motivo de gozo en la palabra de la cruz: La
justificación es solo por gracia (no combinada con nuestros méritos),
solo por fe (no combinada con nuestras obras), solo según Cristo
(no combinando su justicia con la nuestra), para la gloria de Dios
solamente (no la nuestra).

CONFUNDIR LA JUSTIFI CACIÓN Y LA SAN TIFI CACIÓN


APAGARÁ EL GOZO

Entonces, y solo entonces, según este perdón y esta declaración de


justicia, Dios nos da su Espíritu Santo para transformarnos moral
La batalla por el gozo como un pecador justificado ~ 93

y progresivamente en la imagen de su Hijo. Esta transformación


progresiva no es justificación, sino que está basada en la justificación.
Esta transformación es lo que llamamos santificación. "Ahora que
habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna" (Ro. 6:22).
Primero hay que resolver el asunto legal. ¡En el tribunal del cielo, se
declara justo a un impío pecador solo por fe! La justicia de Cristo le es
imputada. Él no tiene justicia propia cuando Dios lo acepta (Fil. 3:9).
Todo lo recibe por fe. Aún no ha llegado a ser una persona bondadosa.
La vida fiel de amor de Cristo, la cual cumplió perfectamente la ley de
Dios, es imputada al impío. Esto es la justificación. Así queda resuelto
primero el asunto legal.
Cuando esto queda resuelto -y se resuelve en un abrir y cerrar de
ojos- entonces continúa el progreso moral {la santificación). Ambos
son regalos, y ambos son adquiridos por la sangre de Cristo. Son
inseparables, pero diferentes. Ambos son solo por la fe. La justificación
es solo por la fe, porque solo la fe recibe la declaración de que un impío
puede ser considerado justo. La santificación es solo por la fe, porque
solo la fe recibe el poder para dar frutos de amor. Es fundamental en
la batalla por el gozo que no confundamos o combinemos justificación
y santificación. A la larga, confundirlas socavará el evangelio y
convertirá la justificación por fe en una justificación por obras. Si esto
sucede, la poderosa arma del evangelio en la batalla por el gozo se
desprenderá de nuestras manos.

LLEGUE A SER LO QUE USTED ES

Una de las formas en que la Biblia nos habla de nuestra acción en


relación con nuestra posición en Cristo, es ordenándonos a llegar a ser
lo que somos. Por ejemplo, usando el lenguaje ceremonial del Antiguo
Testamento Pablo dice: "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para
que seáis nueva masa, sin levadura como sois" (1 Co. 5:7). En otras
palabras, lleguen a ser lo que son. Ustedes son masa sin levadura (sin
pecado en Cristo); por lo tanto, lleguen a ser masa sin levadura (sin
pecado en la práctica).
La pureza perfecta es algo que no sucede en esta vida, pero nos
movemos en esa dirección. Pablo era claro al respecto: "No que lo
94 ~ cuando no deseo a Dios

haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver
si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús"
(Fil. 3:12). "Yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado" (Ro. 7:25). Pero el principio es claro: Luche
por el gozo, no haciendo cosas que establezcan su identidad con Dios,
sino llegando a ser lo que su identidad ya es con Dios en Cristo. Llegue
a ser lo que usted es.
Somos justificados por gracia, solo por fe, debido a nuestra unión
con Cristo, cuya justicia es contada como nuestra. Debido a esta unión
con Cristo, ya estamos muertos, resucitados, santos y llenos de luz. El
secreto de un gozo inquebrantable en la batalla contra el pecado es
luchar para llegar a ser lo que somos en Cristo. Usted ya ha muerto con
Cristo (Ro. 6:5-6); por eso, "también vosotros consideraos muertos
al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Ro.
6:11). Ya se les ha dado vida juntamente con Cristo (Ef. 2:5); por eso:
"buscad las cosas de arriba" (Col. 3:1). Ya son santos en Cristo (Col.
3:12); por eso, "sed también vosotros santos en toda vuestra manera de
vivir" (1 P. 1:15). Ustedes ya son la luz del mundo en Cristo (Mt. 5:14);
por eso, "así alumbre vuestra luz delante de los hombres" (Mt. 5:16).
Todo esto es otra manera de decir, viva como un pecador
justificado. No haga las paces con el pecado en su vida. Si hace las paces
con el pecado y se resigna a él como un acompañante continuo, usted
muestra que no está unido con Cristo. En unión con Cristo suceden
dos cosas: Su justicia nos es imputada y, debido a esto, se nos da un
nuevo impulso para llegar a ser lo que somos. El arma poderosa del
evangelio en la batalla por el gozo es la sólida realidad de que somos
tenidos por justos en Cristo solo por fe. Esta justicia imputada se debe
solo a la obra de Él, no a nuestras obras. Por nuestro comportamiento
llegamos a ser gradualmente lo que somos en Él y por Él.
Esta arma del evangelio es poderosa siempre y cuando sigamos
manteniendo nuestra justificación libre de nuestras obras. Dios nos
acepta según la justicia de Cristo, no la nuestra. Sin duda, nuestra
santificación progresiva -nuestro crecimiento demasiado lento hacia
la semejanza de Cristo- es algo importante. Es la necesaria evidencia
de que nuestra fe es real. 9 Pero, oh, cómo cambia las cosas estar
seguros, en las desalentadoras tinieblas de nuestra imperfección, de
que tenemos una justicia perfecta, a saber, la de Cristo.
La batalla por el gozo como un pecador justificado ~ 9 5

JUAN BUNYAN: "ENTONCES REGRESÉ


AL HOGAR REGOCIJÁNDOME"

Esta fue la experiencia de Juan Bunyan. Él narra su historia para


motivarnos a gozar de la doctrina de la justificación; una perfecta,
objetiva y externa justicia imputada a nosotros, que no es nuestra,
sino de Cristo. Bunyan es el que escribió El progreso del peregrino,
que ha vendido más ejemplares que ningún otro libro aparte de la
Biblia. Él fue un pastor del siglo XVII, que pasó más de doce años en
prisión por no querer dejar de predicar la palabra de la cruz. El más
grande teólogo puritano y contemporáneo de Bunyan, John Owen,
cuando el rey Carlos 11 le preguntó por qué había ido a escuchar
una predicación inculta y rebuscada, respondió: "Con todo respeto
su majestad, si pudiera tener esa habilidad rebuscada para predicar,
renunciaría gustoso a todo mi conocimiento" .10
Pero Bunyan no siempre fue tan audaz y lleno del poder del
evangelio. Cuando tenía unos veinte años experimentó terribles
batallas.

Todo un diluvio de blasfemias, contra Dios, contra Cristo y contra


las Escrituras brotó de mi espíritu, para mi gran confusión y
aturdimiento ... Mi corazón, a veces, se excedía en su dureza. Si
alguien me hubiera ofrecido mil libras por una lágrima, no habría
podido derramar ni siquiera una ... Oh, la desesperación del corazón
del hombre ... Yo temía que este malvado pecado mío pudiera ser
ese pecado imperdonable ... Oh, nadie sino yo conoce el pavor de
esos días. 11

Entonces, llegó el momento decisivo del triunfo sobre la


desesperanza y la infelicidad. Fue un despertar a la maravillosa verdad
de la imputación de la justicia de Cristo.

Un día, mientras estaba entrando en el campo ... esta frase golpeó


mi alma. Tu justicia está en el cielo. Y ... vi con los ojos de mi
alma a Jesucristo a la diestra de Dios; allí, vi, estaba mi justicia;
así que adondequiera que estaba, o cualquier cosa que estaba
haciendo, Dios no podía decir de mí, este hombre (carece de]
mi justicia, porque ésta estaba delante de Él. He visto también,
además, que no era mi buena constitución del corazón la que
96 ~ Cuando no deseo a Dios

hizo mi justicia mejor, ni tampoco mi mala constitución la que


hizo mi justicia peor, ya que mi justicia era el mismo Jesucristo:
"El mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (He. 13:8). Ahora,
ciertamente, mis cadenas se desprendieron de mis piernas. Fui
librado de mis aflicciones y grilletes; mis tentaciones también
huyeron; así que desde aquel tiempo esas temibles palabras de
Dios [acerca del pecado imperdonable] dejaron de preocuparme;
entonces regresé al hogar regocijándome en la gracia y el amor
de Dios. 12

Él regresó al hogar regocijándose. Este es el efecto de la palabra


de la cruz, cuando alguien ve, con los ojos del corazón, la gloria de la
gracia de Dios en la justificación. Al regresar a la casa desde el campo,
Bunyan respiraba el mismo aire que Martín Lutero, quien hizo el
mismo descubrimiento en un monasterio. Mientras rompía el alba,
Lutero dijo:

Comencé a comprender [que] la justicia de Dios es aquella por


la cual el justo vive por un don de Dios, es decir, por fe. Y este
es el significado: la justicia de Dios se revela por el evangelio,
específicamente, la justicia pasiva con la cual [el] Dios misericordioso
nos justifica por la fe ... Aquí, sentí que había nacido de nuevo por
completo y que había entrado al mismo paraíso por sus puertas
abiertas. 13

CóMO BATALLÓ MIQUEAS POR EL GOZO DESPUÉS DE HABER PECADO

Bunyan y Lutero describen el gozo de descubrir la verdad de la


justificación solo por la fe. Pero el profeta Miqueas nos muestra cómo
una persona, que ya cree la doctrina, puede predicarla ante el enemigo
(ya sea uno mismo, Satanás u otra persona) y usarla para batallar por el
gozo. Así que, finalmente, hemos regresado al ejemplo de Miqueas, que
había prometido anteriormente. Aunque él sólo conoció la doctrina de
la justificación en la forma del Antiguo Testamento, la aplicación que
hace de ella es una poderosa ilustración de cómo podemos predicamos
a nosotros mismos o a cualquier enemigo que trate de sacarnos el gozo
con consejos faltos de esperanza. Este pasaje ha demostrado ser de
gran ayuda para mí en varios tiempos de oscuridad.
He aquí lo que dijo Miqueas:
La batalla por el gozo como un pecador justificado c---.-- 97

Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me


levantaré; aunque more en tinieblas, jehová será mi luz. La ira de
jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa
y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia (Mi. 7:8-9).

Me gusta denominar la actitud de Miqueas culpabilidad audaz.


Por una parte, él es verdaderamente culpable de pecado. En el
versículo 9 dice sencillamente: "pequé contra él". Miqueas lo sabe y
no está tratando de ocultarlo. Está apenado y quebrantado, no está
tratando de barrer algo y ocultarlo bajo la alfombra. "La ira de Jehová
soportaré". Así que, no solo hay verdadera culpabilidad, hay una
verdadera indignación divina. A Dios no le agradó lo que Miqueas
hizo. Está disgustado. Miqueas no protesta diciendo que esto no puede
ser, que Dios no se disgusta con sus hijos. Él no esquiva la disciplina de
su Dios hablando sentimentalmente sobre la misericordia de Dios. La
misericordia muy pronto tendrá su lugar.
Miqueas está avergonzado y acepta la ira de Dios. "Aunque more
en tinieblas". Pone su mano sobre su boca, y acepta el quebranto y
la tristeza que penden sobre él. No hay soluciones rápidas aquí. Hay
muchos momentos como este en la vida cristiana. No es sabio por
nuestra parte pensar que es cosa ligera o trivial, o tratar de negar que
existen. Dios es santo y disciplina a los hijos que ama. Hay una ira
paternal, que no es la ira del juez (He. 12:5-11).

¿CóMO FUE DE AUDAZ LA CULPABILIDAD DE MIQUEAS?


Ya dije que este texto describe una culpabilidad audaz.
Sorprendentemente, en toda su aflicción y tristeza bajo la ira de Dios,
Miqueas se enfrenta a su enemigo y dice: "Tú, enemiga mía, no te
alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré". El enemigo está
exponiéndolo ante su pecado. El enemigo está diciendo que el pecado
de Miqueas lo separa de Dios. El enemigo está mintiendo y tratando de
que Miqueas pierda la esperanza. Esta es una batalla muy importante
contra el gozo de Miqueas en Dios. Y Miqueas lucha bien, predica el
evangelio de la justificación por la fe. Y nos da un ejemplo de cómo
batallar por el gozo con el arma del evangelio.
Él dice: "aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz". Recuerde,
estas tinieblas son la disciplina del Señor. La indignación de Dios
98 ~ cuando no deseo a Dios

quema. Y en medio de las tinieblas impuestas por Dios, Miqueas dice:


"Jehová será mi luz". Él cuenta con la luz de Dios en las tinieblas que
el mismo Dios ha enviado. Esto es audacia. Esto es lo que debemos
aprender a hacer en nuestras tinieblas; incluso las tinieblas que hemos
traído sobre nosotros producto de nuestros pecados. Sí, estoy bajo la
tristeza de haber fallado. Sí, Dios me ha puesto aquí en su ira. Pero
no, no estoy abandonado y Dios no está contra mí. Él está a favor
mío. Incluso en las tinieblas que Él impone, Él me sustentará. No me
dejará ir. Aunque me quite la vida, me salvará. Debemos aprender a
predicamos a nosotros mismos de esta forma en nuestra batalla por
el gozo.
Entonces, aún más asombrado, Miqueas dice: "La ira de Jehová
soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga
mi justicia". En medio de su culpabilidad, y en la tristeza de sus
consecuencias, él sabe que a las tinieblas se les ha puesto un límite.
Dios vendrá. Y cuando venga, lo hará haciéndome justicia. Él será
mi abogado, no el fiscal. El mismo que lo metió en la cárcel de las
tinieblas pagará su fianza, defenderá su caso en la corte y se asegurará
de que quede libre para vivir en gozo nuevamente.
Él va aún más allá, y dice que cuando Dios fuera hasta él en las
tinieblas, Él "[hará] mi justicia". Los enemigos de Miqueas están
diciendo que ha caído, y que esto significa que Dios está contra él.
"¿No está claro, Miqueas? Tú mismo admites que pecaste. Tú mismo
dices que Dios está disgustado. Tú mismo dices que las tinieblas y la
tristeza provienen del Señor. Solo hay una explicación posible: Dios
está haciendo juicio en tu contra. Puede ser que alguna vez lo hayas
llamado Padre, pero ya no más. Ahora Él es el Juez. Tú eres culpable,
y el juicio está cayendo contra ti". Esto es lo que dice el enemigo.
Contra toda esta acusación "razonable" (del yo, de Satanás o
de otros) Miqueas predica la doctrina de la justificación por la fe.
Si él hubiera vivido después de Cristo, habría expuesto de manera
explícita el fundamento de la misericordia de Dios, es decir, la justicia
de Jesucristo. Él dice: "Tengan cuidado todos ustedes que hablan de
esa manera. Mi Dios -mi Dios del pacto, el cual me declara justo
por la fe y no por obras- está a punto de hacer justicia en mi favor.
Esto quiere decir que ustedes, mis enemigos, han de ser los que sean
juzgados. Tengan cuidado, aprendan de mi creciente esperanza y de
La batalla por el gozo como un pecador justificado c---...___ 99

mi culpabilidad audaz, la doctrina de la justificación solo por la fe". Si


usted no aprende esto, su gozo en esta vida siempre estará basado en
una falsa ilusión: que su barco jamás podrá hundirse.
Las palabras de Miqueas son una ilustración totalmente crucial de
cómo predicamos el evangelio a nosotros mismos cuando el desánimo
y las tinieblas amenazan con doblegarnos como cristianos. La manera
de Miqueas -la manera bíblica- es muy diferente a las soluciones
rápidas que tratan de negar la seriedad del pecado y el dolor de la
disciplina de Dios. No debemos pensar que Dios sólo nos manda a esta
dolorosa escuela por pecados evidentes. Pablo aceptaba cada calamidad
de la vida como parte de la disciplina de Dios. Aun aquellas que le
hicieron decir: "fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras
fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la
vida"; incluso éstas él las aceptaba como provenientes de la soberana
mano de Dios. Él explicó que en todas estas cosas el propósito de
Dios era bueno, en particular: "para que no confiásemos en nosotros
mismos, sino en Dios que resucita a los muertos" (2 Co. 1:8-9).

CULPABILIDAD AUDAZ ES LO OPUESTO A GRACIA BARATA

En la batalla por un gozo que sustente la vida y afirme el amor,


debemos aprender a predicamos a nosotros mismos con culpabilidad
audaz. Esto es muy diferente de la "gracia barata". ¿Recuerda usted
a Dietrich Bonhoeffer, el joven teólogo alemán? Fue colgado el 9 de
abril de 1945, por una orden especial de Himmler en el campo de
concentración de Buchenwald. Él escribió un pequeño libro que fue
leído por muchos en los días radicales de finales de los años sesenta,
cuando yo estaba en la universidad. Se tituló The Cost of Discipleship
[El costo del discipulado]. Lo compré en 1967 cuando era estudiante
de último año. Me costó $1.45. Doy gracias a Dios cuando miro las
cosas que tengo subrayadas en este libro como estudiante de veintiún
años en búsqueda de algo digno por lo cual vivir.
Lo que Bonhoeffer ataca en este libro es lo opuesto a lo que hizo
Miqueas. Las personas se niegan a ir con Miqueas a las tinieblas y
soportar el reproche de Dios. Bonhoeffer denomina tal negación
"gracia barata". He aquí la forma en que lo describe. Necesitamos
escuchar esto para que no confundamos la batalla por el gozo con
100 ~ Cuando no deseo a Dios

la gracia barata. La batalla por el gozo no es gracia barata. Es la


culpabilidad audaz de Miqueas. Es el poder de predicar la justificación
por la fe en las tinieblas de la real indignación de Dios.

La gracia barata es la predicación del perdón sin requerir


arrepentimiento, del bautismo sin disciplina de la iglesia, Santa Cena
sin confesión, remisión sin confesión personal. La gracia barata
es gracia sin discipulado, gracia sin la cruz, gracia sin Jesucristo,
viviente y encarnado ... El único hombre que tiene el derecho de
decir que es justificado solamente por la fe es el hombre que ha
dejado todo para seguir a Cristo ... Nosotros ... nos hemos reunido
como águilas que rondan al animal muerto de la gracia barata, y
nos hemos emborrachado con el brebaje que ha matado la vida en
pos de Cristo. 14

Las cosas no han mejorado desde los días de Bonhoeffer en la


iglesia occidental. Hoy, la gracia barata es común entre los evangélicos
en la iglesia no perseguida. Esta es la forma equivocada de apoyarnos
en la gracia en nuestra búsqueda del gozo. Hay otra forma de batallar
por el gozo: la forma de Miqueas, la forma del quebrantamiento
valeroso, la forma de la culpabilidad audaz.
En la batalla por el gozo, la diferencia entre la culpabilidad audaz
de Miqueas y la "gracia barata" es que Miqueas toma el pecado muy
seriamente. Hubo una caída censurable. Existe una real y terrible
indignación de Dios. Hay un tiempo de horribles tinieblas. Hay
quebrantamiento, contrición y remordimientos mientras soportamos
pacientemente la corrección de nuestro Dios. Pero en las cenizas de nuestro
pesar, la llama de la intrepidez nunca se apaga. Puede fluctuar. Pero cuando
el yo o Satanás nos recriminan y nos dicen que estamos acabados, nos
asimos de la fe de Miqueas. Ciertamente nos asimos de Cristo y su justicia,
y decimos: "Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me
levantaré; a~nque more en tinieblas, Jehová será mi luz ... hasta que juzgue
mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz".

EL CENTRO DE LA BATALLA POR EL GOZO

Escuchar la palabra de la cruz y predicarla a sí mismo es la estrategia


fundamental para los pecadores en la batalla por el gozo. Nada
La batalla por el gozo como un pecador justificado <----. 101

funciona sin esto. Es aquí donde empezamos. Y es aquí donde debemos


permanecer. Nunca dejemos atrás el evangelio. Aquí vemos la gloria
de Cristo más claramente que en ningún otro lugar. Ciertamente, el
evangelio es el "evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen
de Dios" (2 Co. 4:4). Si ver a Cristo es la clave para saborear a Cristo
-¡y lo es!- entonces es aquí donde hemos de permanecer. La palabra
de la cruz es la revelación de la gloria de Cristo.
Y aquí en la cruz es donde cada enemigo del gozo es derrotado:
la ira divina, al convertirse Él en maldición por nosotros; la verdadera
culpabilidad, al convertirse Él en perdón para nosotros; la transgresión de
la ley, al convertirse Él en justicia para nosotros; la separación de Dios, al
convertirse Él en reconciliación para nosotros; el cautiverio de Satanás,
al convertirse Él en redención para nosotros; la esclavitud del pecado,
al convertirse Él en liberación para nosotros; los remordimientos de
conciencia, al convertirse Él en purificación para nosotros; la muerte, al
convertirse Él en la resurrección para nosotros; el infierno, al convertirse
Él en vida eterna para nosotros. Y aquí resisto el deseo de continuar con
docenas de formas en que la cruz derrota a los enemigos de nuestro gozo.
En cambio, lo remito a la fuente donde extraje cincuenta de ellas, The
Passion of]esus Christ: Fifty Reasons Why Jesus Carne to Die [La pasión
de Jesucristo: Cincuenta razones por las que Jesús vino a morir]. 15
Mediante la cruz Dios compró y aseguró cada posible bendición
que podría alguna vez hacer falta para hacernos felices para siempre.
"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?"
(Ro. 8:32). La respuesta a esta pregunta no es incierta. Dios nos dará
-firmado con sangre- todas las cosas con Cristo, mediante la muerte
de su Hijo. Es decir, Él nos dará todas las cosas que son realmente
buenas para nosotros. Debemos predicamos esto cada día, porque
Satanás está predicando lo opuesto. Nada puede detener nuestro gozo
si realmente creemos esta verdad: Todo lo que necesitamos para estar
satisfechos en Dios, la cruz lo ha asegurado. Esto no puede fallar.

LA CRUZ, EL GOZO, EL SACRIFI CIO DE AMOR Y LA GLORIA DE DIOS

Jesús, en su muerte obediente, ha venido a ser nuestra justicia con


Dios. Él se ha convertido, pues, en el fundamento de nuestro gozo
102 ~ cuando no deseo a Dios

inquebrantable. Y, por eso, en el fundamento de nuestros actos de amor


más decisivos y arriesgados. Cuando los famosos cinco misioneros en
Ecuador -Jim Elliot, Peter Fleming, Ed McCully, Nate Saint, Roger
Youderian- hicieron su último intento, en 1956, de llevar el amor de
Dios al pueblo de los Huaorani, uno de sus preparativos finales, antes
de ser asesinados a orilla del río, fue cantar el himno de Edith Cherry,
"We Rest on Thee" [Descansamos en ti]. Lo básico en este himno es el
verso que tiene el corazón del evangelio: la justicia imputada de Cristo:

Sí, en tu nombre, Señor de salvación.


En tu amado nombre, de todos superior;
]esúsnuestra justicia y seguro sostén,
Nuestro príncipe de gloria y nuestro Rey de amor.
(TRADUCCIÓN LIBRE)

¿De dónde sacan los misioneros (que son pecadores como todos
nosotros) el valor para enfrentar los lanzazos de aquellos que aman
y no usar las armas de fuego que poseen, sino más bien, morir? Lo
obtienen de la satisfacción superior que tienen en Cristo por encima
de todo lo que este mundo puede ofrecer. "No es necio aquel que da
lo que no puede conservar, para ganar lo que no puede perder" .16 Sí,
especialmente si lo que no podemos perder es la gloria de Cristo que
nos da plena satisfacción.
Y bajo esta satisfacción superior en Cristo está el evangelio
de la justificación solo por fe. Cristo era su justicia. Cristo era su
fundamento seguro. Por eso, el gozo de ellos era invencible. Y su amor
por las personas fue mayor que su amor por la vida. Oh, que podamos
aprender el secreto de la culpabilidad audaz y cómo batallar por el
gozo como pecadores justificados. Cuando el evangelio de Cristo
tenga ese efecto, nuestro gozo será pleno y su gloria brillará.

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