Anarquismo: La Conexión Feminista

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 29

ANARQUISMO:

LA CONEXIÓN
FEMINISTA

Ediciones
ANARQUISMO: LA CONEXIÓN FEMINISTA
Peggy Kornegger1

Hace once años, cuando estudiaba en una secundaria de Illinois, no había


escuchado nunca la palabra "anarquismo". Lo más cerca que estuve de ellas
fue entenderla como "caos", así como en mi clase de historia alguien me
transmitió el mensaje de que no había diferencia entre el socialismo, el
comunismo y el fascismo, con toda la connotación que este tiene a Hitler,
campos de concentración y toda clase de cosas horribles que nunca pasarían
en un país libre como el nuestro. Fui sutilmente adiestrada para tragarme las
ideas políticas tradicionales de E.E.U.U.: la moderación, el compromiso, el
1
salto de valla, el considerar a Chuck percy como un chico estupendo. Aprendí
bien la lección: me tomó años reconocer el sesgo y la distorsión que habían
moldeado toda mi "educación". La "historia" de la humanidad (blanca)
significó precisamente eso; como mujer estaba relegada a una existencia
virtual y como anarquista apenas tenía si tenía existencia. Me habían
arrebatado todo un trozo de mi pasado y de sus proyecciones al futuro. Sólo
hace poco descubrí que muchos de mis tendencias e inclinaciones políticas
inconscientes compartían un esquema común, y era la tradición de
pensamiento anarquista o libertario. Por primera vez vi en colores después de
años de ver sólo tonos grises.

1
Peggy Kornegger era editora de la revista feminista norteamericana La segunda ola. Este
texto apareció por primera vez como artículo en 1975
Fue Emma Goldman la que me proporcionó mi primera definición de
anarquismo:

El anarquismo, representa la liberación de la mente humana de la


dominación de la religión; representa la liberación del cuerpo de la
dominación de la propiedad; la liberación de las cadenas y restricciones de
un gobierno. El anarquismo representa un orden social basado en la
conjunción de grupos libres de individuos que producen el bienestar social,
y un orden que le dará la garantía a todo ser humano de tener libre acceso
a la tierra y a la posibilidad de cubrir sus necesidades vitales, de acuerdo a
sus deseos, gustos e inclinaciones individuales. (Lo que representa en
verdad el anarquismo: Emma Goldman)

Comencé muy tempranamente a hacer conexiones entre el anarquismo y el


feminismo radical. Fue muy importante para mí escribir algunas percepciones
sobre este tema con el objetivo de comunicar a otros el estímulo que era el
2 anarco-feminismo. Es crucial que compartamos nuestras visiones con otros
para romper las barreras que las equivocaciones y la disgregación levantaban
entre nosotros. Aunque me declaraba anarco-feminista, esta definición podía
ser fácilmente incluida en el socialismo, el comunismo, el feminismo cultural,
el separatismo lésbico, u otra media docena de calificativos. Como escribió Su
Negri: "Ningún paraguas ideológico puede cubrirme por completo". Podría
resultar que tuviéramos en común mucho más que lo que creemos, ya que
mientras escribo sobre mis reacciones y percepciones, no las veo separadas
de las vidas y pensamientos de otras mujeres. De hecho, una de mis
convicciones más fuertes en el Movimiento de Mujeres es que efectivamente
compartimos una comunidad de visión increíble. Mi propia participación en
esta visión no es para ofrecer postulados o respuestas rígidas sino
posibilidades y relaciones flexibles que espero puedan germinar entre
nosotras y contribuir a un proceso permanente de crecimiento y
evolución/revolución individual y colectivo.
¿Qué significa realmente el anarquismo?
El anarquismo ha sido calumniado y mal interpretado por tanto tiempo que
probablemente lo primero que haya que hacer es dar una explicación de lo
que es y no es. Quizás el estereotipo más difundido del anarquista es auél de
un hombre de aspecto malvado escondiendo una bomba encendida bajo su
capa negra, dispuesto a destruir o asesinar a cualquiera que se le atraviese.
Esta imagen genera temor y repulsión en la mayoría independiente de sus
ideas políticas. Como resultado se descarta el anarquismo como algo feo,
violento y extremista. Otra concepción errada es que el anarquista es un
idealista poco práctico, preocupado en futilidades, en abstracciones utópicas
y sin contacto con la realidad concreta; en este caso el resultado también
descarta el anarquismo por ser "un sueño imposible".
3
Ninguna de estas imágenes es representativa, (aunque haya habido
anarquistas asesinos e idealistas, como en tantos movimientos políticos de
izquierda o de derecha). Qué cosa sea representativa es algo que depende de
nuestro punto de referencia. Hay diferentes tipos de anarquistas, del mismo
modo que hay diferentes tipos de socialistas. Pero de lo que hablaré aquí será
del anarquismo comunista, al que equiparo al socialismo libertario (en tanto
no autoritario). Las etiquetas nos pueden confundir por lo que, con el ánimo
de definir el término, diré que el anarquismo se basa en tres principios
fundamentales (cada uno de los cuales creo que está relacionado, tarde o
temprano, con un análisis feminista radical de la sociedad):

1. Creencia en la supresión de toda autoridad, jerarquía o gobierno.

Los anarquistas llaman a la disolución (más que a la toma) del poder de un


humano sobre otro, de un estado sobre una comunidad. Mientras muchos
socialistas invocan un gobierno de la clase trabajadora y un gradual
"debilitamiento del estado", los anarquistas creen que los medios crean el fin,
que un estado fuerte se autoperpetúa. La única forma de alcanzar el
anarquismo (de acuerdo a la teoría anarquista) es a través de la creación de
cooperativas y formas anti-autoritarias. El separar el proceso de los objetivos
de la revolución es asegurar la perpetuación de una estructura y modelo
opresor.

2. Creencia tanto en el individuo como en la colectividad.

La individualidad no es incompatible con un pensamiento comunista. Sin


embargo debemos hacer una distinción entre el "individualismo basto" que
alienta la competencia y el desprecio de las necesidades de los otros, y el
verdadero individualismo, que implica libertad sin transgredir la libertad de los
otros. Específicamente, en término de organización social y política significa
equilibrar la iniciativa individual con la acción colectiva a través de la creación
de estructuras que posibiliten la toma de decisiones por parte de los
4 individuos organizados en grupos, en comunidades o en fábricas, no por
"representantes" o "líderes". Significa coordinación y acción en una red de
pequeños grupos o comunidades no jerárquicos (en un esquema de círculos
más que de forma piramidal). Finalmente, significa que el triunfo de la
revolución implica individuos y grupos autónomos, sin manipulación,
trabajando juntos para tomar "directamente, sin mediación el control de la
sociedad y de sus propias vidas" (Murray Bookchin: On Spontaneity and
Organization, Liberation).

3. Creencia tanto en lo espontáneo como en la organización.

Los anarquistas siempre han sido acusados de promover el caos. La mayoría


cree que el anarquismo es sinónimo de desorden, de confusión, de violencia.
Esto es una total tergiversación de lo que en realidad representa el
anarquismo. Los anarquistas no niegan la necesidad de la organización ellos
sólo demandan que esta tiene que venir desde abajo, no desde arriba, desde
dentro, más que desde fuera. Las estructuras externas impuestas o las reglas
rígidas que promueven la manipulación y la pasividad son las formas más
peligrosas que una "revolución" socialista puede adoptar. Nadie puede
dictaminar el molde del futuro. La acción espontanea dentro de un contexto
específico es necesaria si vamos a crear una sociedad que responda a las
necesidades cambiantes de los individuos y de los grupos. Los anarquistas
creen en la combinación de las cosas: una democracia de participación a
pequeñas escala en conjunción que una cooperación y coordinación colectiva
a gran escala (sin perder la iniciativa individual).

De este modo el anarquismo cobra un aspecto atractivo, pero ¿puede


funcionar? ¿Tiene algo que ver esa utopía romántica con el mundo real? Por
supuesto. Los anarquistas han tenido éxito (aunque sólo de modo temporal)
en una serie de instancias (ninguna de ellas lo suficientemente conocida).
España y Francia, en particular, tienen una larga tradición de actividad
anarquista, y fue en estos dos países que se dio la materialización más
emocionante del anarquismo teórico.
5

Más allá de la teoría: España 1936-1939; Francia 1968


“La revolución es un asunto de los pueblos, una creación popular; la contra-
revolución es asunto del Estado. Así ha sido siempre y así será siempre, ya sea en
Rusia, en España o China.”
(Federación Anarquista Ibérica- FAI- Tierra y Libertad, 3 de Julio de 1936).

Se cree comúnmente que la llamada Guerra Civil Española, fue simplemente


una lucha entre el fascismo franquista y las fuerzas partidarias de una
democracia liberal. Lo que ha sido pasado por alto, u obviado, es que en
España aconteció algo mucho más importante que una guerra civil. Tuvo lugar
una revolución con una amplia base social que abrazó los principios
anarquistas, de modo concreto en muchas zonas del país. La reducción
gradual y la eventual destrucción del movimiento libertario es menos
importante que discutir aquí qué lograron realmente las mujeres y los
hombres que participaron en ellas. A pesar de inmensos imprevistos ellos
hicieron un trabajo anarquista.

La implementación de la colectivización anarquista y el autogobierno de los


trabajadores durante la Revolución Española nos ejemplifica la organización
más espontánea. Los anarquistas han sido parte de la conciencia popular
española tanto en lo rural como en la industria. En el campo, tenían una larga
tradición de comunalismo; muchos pueblos todavía comparten una propiedad
común o dan partes de su tierra a quienes no tienen. Décadas de colectivismo
rural y cooperación asentaron las bases para el anarquismo teórico que llegó a
España en 1870 (por intermedio de revolucionario italiano Fanelli, amigo de
Bakunin) y le dio auge al anarco-sindicalismo, la aplicación de los principios
anarquistas a los sindicatos. La Confederación Nacional del Trabajo, fundada
en 1910, fue la coalición anarco-sindicalista (junto a la Federación Anarquista
Ibérica) que proporcionó la educación y la preparación a las organizaciones de
trabajadores autogestionadas y a las colectivizaciones. Diez mil libros,
6
periódicos y panfletos provenientes de casi todos los rincones de España para
contribuir al conocimiento general del pensamiento anarquista. Los principios
anarquistas de cooperación no jerárquica y la iniciativa individual combinada
con las tácticas anarco-sindicalistas de sabotaje, boicot y combate, así como la
instrucción en los aspectos productivos y económicos, le dieron a los
trabajadores el substrato para fundar su teoría y su práctica. Esto llevó,
después de julio de 1936, a una apropiación espontánea y exitosa tanto de
fábricas como de los campos.

Cuando el 19 de julio de 1936, la legalidad española responde al triunfo


electoral del Frente Popular, con una intervención militar, el pueblo lo resistió
con una fuerza que contuvo a los militares en 24 horas. A esas alturas las
urnas ganadoras eran una banalidad; había empezado una completa
revolución social. Por un lado los obreros se fueron a la huelga o empezaron a
hacer funcionar las fábricas ellos mismos; los campesinos, por otro lado,
desconocieron a los terratenientes y empezaron a cultivar los campos por su
cuenta. En un tiempo breve más del 60% de los campos españoles se
trabajaban colectivamente, sin terratenientes, jefes, o competencia. La
colectivización de las fábricas se dio sobre todo en la provincia de Cataluña, lo
que no fue un logro menor. De este modo, después de 75 años de lucha y
preparación se había logrado la colectivización, mediante la acción colectiva
espontánea de los individuos inspirados en principios libertarios.

Pero ¿qué representa esta colectivización en la actualidad, y cómo funcionó?


En general los colectivos anarquistas funcionan en dos niveles:

1) En una democracia participativa a pequeña escala y

2) En una coordinación con control desde abajo a gran escala. En cada


nivel objetivo principal era la descentralización y el dar cabida a la
iniciativa individual. En las fábricas y el los pueblos, los representantes
eran elegidos por consejos que operaban como instancias coordinantes
7 o administrativas. Las decisiones siempre venían de las asambleas con
más miembros, a las que todos los trabajadores asistían. Para estar
alerta en contra de los peligros de la representación, los representantes
eran los mismos trabajadores siempre sujetos al inmediato y periódico
reemplazo. Estos consejos o comités eran las bases de la autogestión. A
partir de ahí se podían establecer coordinaciones con federaciones
autónomas que unían trabajadores y acciones de una fábrica o de un
área geográfica. De este modo la distribución y el intercambio de bienes
se podía realizar, así como la implementación de programas de alcance
más amplio como el riego, el transporte y las comunicaciones. Una vez
más el énfasis del proceso era de abajo hacia arriba. Este equilibrio
esquivo entre la individualidad y el colectivo fue logrado de modo más
exitoso por la Federación de Campesinos de Levante, que incluía a 900
colectivos, también se dio esto en la Federación de Colectivos de Aragón
compuesta por 500 colectivos.
El aspecto más importante de la autogestión sea probablemente, la
equiparación de los salarios. Esto se dio de diversas formas, pero
frecuentemente a partir de un sistema de "salario familiar". Los salarios se
pagaban a cada trabajador en dinero o cupones de acuerdo a las necesidades
de él y sus seres dependientes. Se distribuían libremente los bienes en
abundancia, mientras otros se obtenían con "dinero".

Los beneficios que produjo esta equiparación de salarios fue enorme.


Después de que se eliminó el que los beneficios se concentraran en unos
pocos, los ingresos en dinero se emplearon tanto para modernizar la industria
(compra de nuevas maquinaria, y mejores condiciones de trabajo) y para
desarrollar la agricultura (el riego, las represas, la compra de tractores, etc.).
No sólo los mejores productos resultaron más eficientes sino que también los
precios eran más bajos. Esto fue así en fábricas de diversos tipos: las textiles,
las municiones de metal, el gas, el agua, la electricidad, el pan, la pesca, el
transporte municipal, los ferrocarriles, el teléfono, los productos ópticos, las
8
prestaciones de salud, etc. Los trabajadores se beneficiaron con una jornada
de trabajo menor, con mejores condiciones de trabajo, el cuidado libre de la
salud, el pago para los cesantes, y un nuevo orgullo por su trabajo. La
autogestión engendró la creatividad y el espíritu de ayuda mutua; los
trabajadores se comprometieron en producir productos que eran mejores que
los producidos en condiciones de explotación. Querían demostrar que el
trabajo socialista funcionaba, y que la competencia y el lucro eran
innecesarios. En unos meses el nivel de vida había aumentado un 50 a un 100%
en muchas zonas de España.

Los logros de los anarquistas españoles fueron más allá de unos niveles de
vida alta y una igualdad económica; ellos implicaron la realización de los
ideales humanos básicos: la libertad, la creatividad individual y la cooperación
colectiva. Los colectivos anarquistas españoles no fracasaron: se los destruyó
desde afuera. Aquellos que creían en el estado fuerte (de izquierdas y de
derechas) hicieron lo posible por borrarlos fuera de la historia española. El
anarquismo triunfante de aproximadamente ocho millones de españoles se
comienza, recién ahora, a revelar.

Francia 1968
“Es por tu propio bien que haces la revolución”
Daniel y Gabriel Cohn -Bendit

El anarquismo ha jugado un papel importante en la historia francesa, pero


más que sondear en el pasado, lo que quiero es centrarme en los
acontecimientos contemporáneos de mayo y junio de 1968. Estos sucesos de
mayo del 68 tienen particular significado porque han demostrado que la
huelga general y la toma de las industrias por los trabajadores, así como las
universidades por parte de los estudiantes, pueden darse en países
capitalistas de consumo. En específico, los hechos ocasionados por los
estudiantes y trabajadores de Francia fue transversal a los límites de clase y
9 tuvo enormes consecuencia para la posibilidad de un cambio revolucionario
en una sociedad de pos-escasez.

El 22 de marzo de 1968 los estudiantes de la Universidad de Nanterre, y entre


ellos el anarquista Daniel Cohn-Bendit, hicieron ocupación de los edificios
administrativos de sus escuelas reclamando tanto por el fin de la guerra de
Vietnam como por el término de su propia opresión como estudiantes. (Sus
demandas eran muy similares que las que hacían los estudiantes de la
Universidad de Columbia en Berlín). La Universidad había sido clausurada y las
manifestaciones se habían extendido a la Sorbona. La SNESP (Unión de
profesores secundarios y universitarios) llamaron a la huelga y la Unión de
Estudiantes, la UNEF, organizó una manifestación para el 6 de mayo. Ese día,
los estudiantes y la policía se enfrentaron en el Cuarteto en París; los
manifestantes levantaron barricadas en las calles, y muchos de ellos fueron
brutalmente golpeados por las descontroladas fuerzas policiales. El día 7 de
mayo, había crecido el número de manifestantes hasta 20 ó 50 mil personas,
que marchaban hacia el Etoile cantando la Internacional. Durante los días
siguientes, las confrontaciones entre la policía y los estudiantes se volvieron
mucho más violentas y los manifestantes sufrían la furia de la represión
policial. Las conversaciones entre las asociaciones de trabajadores y las de
estudiantes y profesores (como la UNEF y la FEN) dieron origen a un llamado
a huelga indefinida y a manifestaciones. El 13 de mayo alrededor de 600 mil
personas, estudiantes, profesores y trabajadores, marcharon por París
protestando. El mismo día, los trabajadores de la planta de Aviación Sur en
Nantes (la cuidad con la tendencia anarco-sindicalista más fuerte en Francia)
se fueron a huelga. Esto llevó a la huelga general, la más larga de la historia
que en la que participaron 10 millones de trabajadores -"profesionales,
obreros, intelectuales y jugadores de fútbol”- (como señala Murray Bookchin
en su libro El anarquismo en la sociedad post escasez). Los bancos, el correo,
las gasolineras, las tiendas comerciales, todo estaba cerrado; no circulaba el
transporte colectivo ni el metro y la basura se acumulaba ya que los
10 recolectores se sumaron a la huelga. La Sorbona está ocupada por
estudiantes, profesores y todo el que quisiera ir a participar en las discusiones
que ahí tenían lugar, sobre todo aquellos diálogos políticos en los que se
cuestionaban las bases de la sociedad capitalista francesa. Por todo París
aparecieron afiches y rayados en las murallas: Prohibido prohibir. Por una vida
sin horarios. Todo el poder a la imaginación. Más vida y menos consumo.
Mayo y junio se convirtieron en un "asalto al orden establecido" y un "festival
en las calles" (M. Bookchin). Las antiguas separaciones entre clase media y
clase trabajadora se volvieron insignificante en tanto los trabajadores jóvenes
y los estudiantes hicieron demandas similares: liberación de todo sistema
opresivo y autoritario (la universidad y la fábrica) y el derecho a decidir sobre
sus propias vidas.

El pueblo francés estuvo al borde de una revolución total. Una huelga general
había paralizado a todo el país, los estudiantes tenían tomadas las
universidades y los trabajadores las fábricas. Lo que quedaba por hacer es que
los trabajadores hicieran funcionar las fábricas y tomaran acciones y medidas
inmediatas para nada menos que la completa autogestión.
Desafortunadamente esto no aconteció. La política autoritaria y los métodos
burocráticos calaron hondo en la mayoría de las organizaciones de
trabajadores de Francia. Como en España el Partido Comunista trabajo en
contra de la acción directa y espontanea de la gente en las calles: la
Revolución debe ser dirigida desde arriba. Los líderes de la CGT (la
organización de trabajadores comunista) intentaron evitar el contacto entre
los estudiantes y los trabajadores, y una unidad entre la izquierda se volvió
imposible. Como de Gaulle y la policía incrementaron la violencia, muchos
huelguistas aceptaron concesiones limitadas a sus demandas (mejoras
económicas, reducciones en la jornada de trabajo, etc.) y volvieron al trabajo.
Los estudiantes continuaron con confrontaciones cada vez más sangrientas
con la policía, pero el momento ya había pasado. Hacia finales de junio,
Francia había regresado a la "normalidad" bajo el mismo el mismo régimen de
11 De Gualle.

Lo que pasó en Francia en el 68 está conectado esencialmente con la


Revolución Española del 36; en ambos casos los principios anarquistas no solo
se discutieron sino que también se implementaron. El hecho de que los
trabajadores franceses no implementaran la autogestión en las fábricas puede
ser por que el anarco-sindicalismo en Francia no tenía tanta presencia anterior
a 1968 como sí la tuvo en España antes del 36. Por supuesto esta es una
simplificación ya que las explicaciones para las revoluciones frustradas
pueden ser interminables. Lo que es crucial aquí, una vez más, es el hecho que
en verdad ocurrió. Con mayo-junio del 68 se descartó la creencia de que la
revolución era imposible en una sociedad capitalista avanzada. Los hijos de los
trabajadores de clase media franceses, criados con pasividad, comsumismo y
trabajo enajenante, rechazaban mucho más que al capitalismo. Cuestionaron
la misma autoridad, al demandar el derecho a una existencia con sentido. La
razón para la revolución en una sociedad industrial moderna ya no está
limitada al hambre y a la escasez material; ellos incorporaron el deseo de la
liberación humana de todas las formas de dominación, en el fondo un cambio
radical en la "calidad de vida cotidiana" (M. Bookchin). Ellos asumieron la
necesidad de una sociedad libertaria.

El anarquismo no puede seguir siendo considerado un


anacronismo.
“Se dice frecuentemente que los anarquistas viven en un mundo de sueños del
provenir pero que no perciben lo que pasa en el presente. Sin embargo vemos el
presente demasiado bien, en su real apariencia, y eso es lo que nos lleva a portar
el hacha en el bosque de los prejuicios que nos acosan”
Pedro Kropotkin

Hay dos razones importantes que explican el fracaso de la revolución en


Francia:
12

1) una preparación teórica inadecuada en la teoría y práctica del


anarquismo, y

2) el vasto poder del Estado coronado con el autoritarismo y la burocracia,


que cuentan con las potenciales simpatías de los grupos izquierdistas. En
España, la revolución estuvo mucho más esparcida y fue más tenaz a
causa de su extendida preparación y aún así fue aplastada por un estado
fascista y una izquierda autoritaria. Es importante visualizar estos dos
factores para extrapolarlos a la situación presente de los E.E.U.U. No
sólo tenemos el parámetro de un estado cuyas fuerzas armadas, su
policía, y sus armas nucleares pueden destruir instantáneamente a toda
la humanidad, sino que nos vemos enfrentados a una penetrante
reverencia hacia la autoridad y las jerarquías cuya perpetuación se
concreta diariamente a través de una pasividad doméstica cultivada por
la familia, la escuela, la iglesia y la televisión. Además E.E.U.U. es un país
inmenso con solo una pequeña y esporádica historia de acción
anarquista. Puede parecer que no sólo no estamos preparados sino que
además estamos mutilados por un estado mucho más poderoso que el
de Francia y España juntos. Decir que luchamos en contra de una fuerza
superior es una subestimación.

Pero ¿dónde nos conduce el considerar al Enemigo como un gigante


despiadado e invencible? Si evitamos paralizarnos por el fatalismo y la
futilidad, no puede obligar a redefinir la revolución en un sentido que nos
podría centrar en el Anarco feminismo como un dispositivo desde el cual
platear la lucha por la liberación humana. Son las mujeres las que tienen las
claves para los nuevos conceptos de revolución, las mujeres que encarnan esa
revolución no representan la toma del poder o la dominación de un grupo
sobre otro bajo ninguna circunstancia y por ningún lapso de tiempo, ya que es
la dominación misma la que debe ser abolida. La sobrevivencia del planeta
depende de esto. No se le puede seguir permitiendo a los hombres que sólo
13
manipulen el medio ambiente para sus propios intereses, del mismo modo
que no se les puede seguir permitiendo que destruyan sistemáticamente
todas las razas de la especie humana; en tanto la existencia de la jerarquía y la
autoridad amenazan la existencia humana y del planeta. La liberación global y
las prácticas libertarias se han vuelto necesarias, no solo como una
ensoñación. Debemos producir las condiciones de vida para sobrevivir.

El centrarnos en el Anarco feminismo como el dispositivo revolucionario


necesario para nuestra lucha no es negar la inmensa tarea que tenemos
delante. Vemos efectivamente "demasiado bien" las causas de nuestra
opresión y el inmenso poder del Enemigo. Pero también vemos que el camino
para salir de este implacable ciclo histórico de revoluciones incompletas o
frustradas, requiere nuevas definiciones y tácticas de nuestra parte; unas que
apunten al proceso de "vaciamiento" que describiremos en la sección
"Haciendo real la utopía".
Como mujeres estamos bien situadas para participar en este proceso, porque
hemos aprendido a ser sutiles, sigilosas, silenciosas, tenaces, agudamente
sensibles y expertas en habilidades de comunicación, después de años de
trabajo encubierto y clandestino. Por nuestra propia sobrevivencia, hemos
aprendido a configurar redes de rebeldía que eran invisibles a los ojos
"expertos".

Sabemos cómo luce una bota


vista desde abajo
conocemos la Filosofía de las botas
Invadiremos todo
como maleza silenciosa
Las plantas prisioneras se rebelarán
junto a nosotras
derribaremos las cercas
y las murallas caerán.
14
No habrá más botas.
Por el momento consumimos basura
y dormimos, mientras esperamos
debajo de tus pies.
Cuando digamos "al ataque"
no oiréis nada
al principio.

El trabajo anarquista no es inexistente en este país. Existe en la mente y las


acciones de las mujeres que se preparan (a veces inconscientemente) para la
revolución que destruirá la inercia histórica y el proceso mismo de la historia.
El anarquismo y el movimiento de las mujeres.
“La promoción de la solidaridad entre mujeres, es la única amenaza porque se
opone directamente al modelo social y psíquico de jerarquía y dominación…”
(Mary Daly, Más allá del Dios padre).

“En todo el país grupos independientes de mujeres empiezan a funcionar sin las
estructuras de liderazgo y otras omnipotestades de los hombres izquierdistas. Se
están generando espontánea e independientemente organizaciones similares a
las anarquistas de hace años atrás. No es casualidad”
(Cathy Levine, La tiranía de la tiranía).

Aunque no me adentré en el papel de las mujeres en España y Francia este se


puede resumir en una sola palabra: inalterado. Los hombres anarquistas han
15 sido un poco más benévolos que el resto de los hombres en el papel de
someter a la mujer. Por esto la absoluta necesidad de una revolución
anárquica feminista; de otro modo los mismos principios del anarquismo se
volverían una hipocresía.

El movimiento actual de mujeres y el análisis feminista radical de la sociedad


han contribuido mucho al pensamiento libertario. De hecho tengo la idea que
las feministas han sido anarquistas de un modo inconsciente durante años,
tanto en la teoría como en la práctica. Ahora requerimos estar conscientes de
las conexiones entre el anarquismo y el feminismo y usar esta plataforma para
proyectar nuestras ideas y acciones. Necesitamos ser capaces de ver
claramente lo que queremos lograr y cómo hacerlo. Para ser más efectivas y
para hacer posible el futuro que intuimos debemos darnos cuenta que lo que
queremos no es sólo un cambio sino una transformación total.

El feminismo radical es casi puro anarquismo, plantea en sus tesis


fundamentales que la familia nuclear es el pilar de todo sistema autoritario. La
lección que aprenden los niños desde el padre al profesor pasando por el jefe
y Dios es OBEDECER la voz anónima de la Autoridad. Pasar de la niñez a la
adultez representa llegar a ser un autómata incapaz de cuestionar ni de
pensar claramente. Llegamos a ser un norteamericano promedio creyendo
todo lo que se nos han contado y aceptando violentamente la destrucción de
la vida alrededor nuestro.

Las feministas estamos lidiando con un proceso de deterioro mental en el que


la actitud dominante hacia el mundo exterior es lo dicho por los hombres y en
el que sólo se permiten relaciones sujeto-objeto. Los políticos hombres
tradicionales reducen los seres humanos a un plano de meros objetos para
dominarlos y manipularlos en función de "fines" abstractos. Sin embargo las
mujeres estamos intentando desarrollar una conciencia del "otro" en todos
los planos. Vemos las relaciones sujeto a sujeto no sólo como deseables sino
necesarias, (algunas hemos optado por trabajar y amar sólo a mujeres porque
así este tipo de relaciones son más asequibles). Estamos trabajando juntas
16
para expandir nuestra empatía y comprensión hacia otros seres vivos e
indentificárnos con ellos más que objetivarlos y manipularlos. Por eso el
respeto por toda vida es un requisito para nuestra supervivencia. La teoría
feminista radical también critica los patrones de pensamiento jerárquico de
los hombres a través de los cuales la racionalidad domina a la sensualidad, la
mente domina a la intuición, además generando que las continuas divisiones y
polaridades (activo/pasivo, niño/adulto, sano/insano, trabajo/juego,
espontaneidad/organización) nos enajenen de la experiencia mente-cuerpo
como una totalidad y un continuo de la experiencia humanan. Las mujeres
están intentando liberarse de estas dimensiones para vivir en armonía con el
universo como totalidad y para llegar a ser humanos integrales dedicados a la
sanación colectiva de nuestras heridas y escisiones individuales.

En la práctica verdadera dentro del Movimiento de Mujeres las feministas han


tenido éxitos y fracasos en la abolición de la jerarquía y la dominación. Me
parece que las mujeres hablan y actúan, frecuentemente como anarquistas
"intuitivas" al plantear que adherimos o promovemos una negación total de
todas las ideas y organizaciones patriarcales. Sin embargo esta adhesión está
obstaculizada por las formas poderosas y penetrantes en que el patriarcado
se encarna en nuestras mentes y relaciones. Vivir dentro y estar
condicionados por una sociedad autoritaria con frecuencia nos impide hacer
esas importantes relaciones entre feminismo y anarquismo. Cuando decimos
que estamos combatiendo el patriarcado, no está siempre claro que eso
significa combatir toda jerarquía, todo mando, todo gobierno incluso la misma
idea de autoridad. Nuestros impulsos hacia el trabajo colectivo y hacia los
pequeños grupos sin líderes han sido anarquistas pero en la mayoría de los
casos no lo hemos designado con ese nombre. Y esto es importante porque
una comprensión del feminismo como anarquismo nos podría catapultar a las
mujeres desde un reformismo de soluciones provisionales hacia una
confrontación revolucionaria en contra de la esencia de las políticas
autoritarias.
17
Si queremos "hacer caer" el patriarcado, necesitamos hablar de anarquismo
para saber qué significa exactamente y usarlo como plataforma para
transformarnos a nosotras mismas y a las estructuras de nuestra vida
cotidiana. Feminismo no significa poder empresarial femenino ni una mujer
presidenta; significa ausencia de poder empresarial y ausencia de presidentes.
Las Enmiendas para la Igualdad de Derecho, no transforman la sociedad, sólo
le dan a las mujeres el "derecho" de ingresar a una economía jerárquica.
Desafiar el sexismo significa desafiar toda jerarquía económica, política y
personal; en otras palabras significa una revolución anarco-feminista.

Específicamente ¿cuándo han sido anarquistas las feministas y cuando lo


hemos esbozado? Con la segunda oleada del feminismo que surgió en todo el
país a finales de los 60, las formas en que las mujeres se organizaron
reflejaban frecuentemente una conciencia libertaria no declarada. En la
rebelión en contra del juego de poder competitivo de la jerarquía impersonal y
las tácticas de organización de masas de los políticos hombres, las mujeres se
dividieron en pequeños grupos concientizadores sin jefaturas que se
ocupaban de los asuntos personales de la cotidianeidad. Cara a cara
intentamos llegar a la causa de nuestra opresión compartiendo nuestras
experiencias y percepciones desvalorizadas hasta el momento. Hemos
aprendido unas de otras que la política no está "allá afuera" sino en nuestras
mentes y cuerpos y entre los individuos. Las relaciones personales pueden
oprimirnos, y lo hacen efectivamente, en tanto clase política. Nuestra miseria
y las recriminaciones en contra de nosotras mismas eran el resultado directo
de la dominación de los hombres en el hogar, en la calle, en el trabajo y en las
organizaciones políticas. Así en muchas zonas de los E.E.U.U. los grupos C-R
(Counsiousness Raising: Concientizadores, N. de la T.) se desarrollaron como
una (re)acción directa y espontánea en contra del patriarcado. Pero son
anarquistas: el énfasis en los pequeños grupos como la unidad básica de
organización, la opción por lo personal en lo político, la lucha en contra del
autoritarismo y la acción directa espontánea. Pero ¿dónde quedaron los años
18 de preparación que inspiraron las actividades revolucionarias españolas? La
estructura de los grupos de mujeres tenían un parecido sorprendente con los
grupos de afinidad anarquistas dentro de las organizaciones anarco-
sindicalistas en España, Francia y muchos otros países. Aunque no nos
hayamos proclamado anarquistas, ni nos hayamos organizado
conscientemente en torno a los principios anarquistas. En ese tiempo ni
siquiera teníamos una red clandestina de comunicaciones ni una intercambio
de ideas y capacidades. En el pasado el movimiento de mujeres fue sólo algo
más que un puñado de grupos aislados a tientas en busca de respuestas, pero
el anarquismo como ideal no especificado existía en nuestras mentes.

Tengo la creencia de que esto puso a las mujeres en una posición única como
portadoras de un substrato anarquista en la conciencia que articulado y
concretizado puede llevarnos más lejos que cualquier grupo que haya
buscado la revolución total. El anarquismo intuitivo de las mujeres, si se
clarifica y pule es un salto hacia delante (o más allá) en la lucha por la
liberación humana. La teoría feminista radical proclama que al feminismo
como la Revolución Definitiva. Esto es cierto si y sólo si reconocemos y
reivindicamos nuestras raíces anarquistas. En el momento en que dejemos de
ver la conexión del feminismo con el anarquismo no alcanzaremos la
revolución y estaremos entrampadas en la "vieja rutina política de los
hombres". Es el momento de dejar de ir a tientas en la oscuridad y ver qué
hemos hecho, y hacemos, encaminadas hacia el horizonte del lugar dónde
queremos finalmente estar.

Los grupos C-R fueron un buen comienzo, pero a menudo se empantanaron


en conversaciones sobre problemas personales y fracasaron en asumir la
acción directa y la confrontación política. Los grupos que se organizaron
alrededor de asuntos o proyectos específicos a veces encontraron que la
"tiranía de la falta de estructuras" podía ser tan destructiva como la "tiranía
de la tiranía" (Cathy Levine Tiranía de la Tiranía y Jo Freeman: La tiranía de la
falta de estructuras). El fracaso en mezclar la organización con la
19
espontaneidad hizo emerger como líderes a aquellas que tenían más
habilidades o carisma personal. Con lo que se provocó resentimiento y
frustración en aquellas que se dieron cuenta que estaban en medio de
escaramuzas, caza de brujas y luchas de poder. Con demasiada frecuencia
esto terminaba a veces en una total falta de operatividad o bien en asumir la
posición de que "lo único que necesitamos es más estructuras" (en el viejo
sentido masculino del término).

Pienso que una vez más lo que hizo falta fue un análisis anarquista explícito.
La organización no tiene por qué sofocar la espontaneidad ni seguir patrones
jerárquicos. Los grupos o proyectos de mujeres que han tenido más éxito son
los que han experimentado con estructuras flexibles y variadas: la rotación de
tareas y cargos, el compartir todas las habilidades, el acceso igualitario a la
información y a las fuentes, el no monopolizar la toma de decisiones y el darse
tiempo para las discusiones. Este último elemento estructural es importante
porque comprende los esfuerzos continuos de los miembros del grupo para
vigilar las escurridizas fuerzas políticas. Si las mujeres se comprometen
verbalmente en el trabajo colectivo, esto requiere una verdadera lucha para
desaprender la pasividad (para eliminar a las "seguidoras") y para compartir
habilidades y conocimientos (para evitar "líderes"). Esto no significa que no
podamos inspirarnos en las palabras y en la vida de otros; las acciones con un
carácter marcado realizadas por caracteres importantes pueden ser
contagiosas, lo que no deja de ser relevante. Pero debemos evitar caer en
antiguos patrones de conducta. En el lado positivo las estructuras emergentes
del movimiento de mujeres en los últimos años han seguido un patrón
anarquista de grupos orientado por pequeños proyectos construyendo una
red clandestina de comunicaciones y acciones colectivas en torno a temas
concretos. El éxito parcial en evitar líderes/estrellas y la difusión de proyectos
pequeños (Centros para víctimas de violaciones, Colectivos de Salud de
mujeres) en todo el país ha hecho difícil que una sola persona o un grupo
hagan decaer el movimiento de mujeres. El feminismo es un monstruo con
20 muchas cabezas que no se destruye por una decapitación individual. Nos
propagamos y crecemos por vías incomprensibles para una mentalidad
patriarcal.

De cualquier modo esto no significa subestimar el poder del enemigo. El


mayor peligro que esto puede representar es el adoptar una visión limitada y
no anarquista del feminismo como mero "cambio social". El considerar el
sexismo como un mal erradicable con la participación femenina en los
acontecimientos es afianzar la dominación y la opresión, porque el feminismo
capitalista es una contradicción de conceptos. Cuando propiciamos
asociaciones de mujeres, restaurantes, librerías, etc. tenemos que tener claro
que lo hacemos por nuestra propia sobrevivencia, persiguiendo el objetivo de
crear un modo de contrarrestar la competencia, el lucro personal y todas las
formas económicas opresivas. Debemos comprometernos a "vivir en los
límites" (Mary Daly) con valores anti-capitalistas y no-consumistas. No
queremos la integración ni un "bocado del pastel" que significara "traspasar
el poder de un grupo de chicos a otro grupo de chicos" (Robin Morgan,
conferencia en el Boston College, nov. De 1973). Lo que requerimos es nada
menos que la revolución total que invente un futuro limpio de injusticias,
dominación o atropellos a la diversidad individual, en resumen una revolución
anarco-feminista. Creo que las mujeres saben como proyectar su camino hacia
la liberación humana; sólo necesitamos sacudir de nuestros análisis
anarquistas femeninos, los lastres de formas, miradas y conceptos de la
política masculina.

¿Cuál es el camino? Realizando la Utopía?


"Ah, tu visión es basura romántica, religiosidad sensiblera, idealismo
inconsistente". "Haces poesía porque no puedes arreglártelas con la realidad
concreta", esto me dice la vocecita en mi espalda. Pero de frente, si estuviera
cerca, podríamos dialogar. Y en nuestro diálogo se aclararían las descripciones
de lo que puede acontecer y de cómo se pueden resolver las cosas. Lo que de
21
verdad falta en mi visión es lo concreto, los cuerpos humanos reales. Ahí dejaría
de ser una mirada inconsistente para ser una realidad encarnada."
Su Negrin

“En vez de sentirnos desalentadas y aisladas deberíamos estar en nuestros


pequeños grupos de discusión planificando, creando y
problematizando…siempre deberíamos estar comprometiéndonos y generando
activismo feminista, porque de este modo nos desarrollaríamos lentamente. En
ausencia de este trabajo las mujeres consumen tranquilizantes, se enferman y se
suicidan”
(Cathy Levine)

Aquellas que vivíamos con la excitación de las marchas, las huelgas


estudiantiles y las consignas de REVOLUCIÓN, AHORA, de los años 60,
podríamos sentirnos desilusionadas y con una actitud cínica frente a cualquier
cosa que pase en los 70. Rindiéndonos y aceptando aquello que parece más
fácil que encarar las expectativas de décadas de lucha e incluso el fracaso
definitivo. Por ello necesitamos una plataforma que nos permita enmarcar el
proceso de revolución, ya que sin ella estamos condenados al encierro, a la
lucha aislada o a las soluciones individuales. El tipo de plataforma o punto de
consenso que proporciona el anarco-feminismo puede aparecer como un
requisito para sostener cualquier intento de alcanzar horizontes utópicos. Si
miramos a España y Francia vemos que la verdadera revolución no es "ni un
acontecimiento accidental ni una maquinación desde arriba en busca de
cuotas de poder" (Sam Doigoff). Toma años de preparación: intercambiando
ideas e informaciones, realizando cambios en la conciencia y en las acciones y
creando alternativas económicas y políticas a las estructuras jerárquicas del
capitalismo. Requiere que la acción directa espontánea pase de los individuos
autónomos a la confrontación política colectiva. Es importante "liberar la
mente" y la vida personal, pero no es suficiente, la liberación no es una
experiencia solitaria, forma parte de la coordinación con otros seres humanos.
22 No hay una "liberación de mujeres" individual.

Por eso de lo que hablo es de un proceso a largo plazo que implica una serie
de acciones para desaprender la pasividad y aprender a controlar nuestras
propias vidas. Me refiero a un proceso de "vaciamiento" del sistema actual a
través de la creación de alternativas, (concretas) teóricas y prácticas, al
estado actual de cosas. La imagen romántica de un grupo pequeño de
guerrilleros derrocando al gobierno de los E.E.U.U. es algo obsoleto (como lo
es la política masculina) y además irrelevante dentro de nuestra concepción
de la revolución. Seríamos aplastadas si tan solo lo intentáramos. En cambio,
como decía un afiche "No queremos derrocar al gobierno, sino generar una
situación en la que este desaparezca en la confusión". Eso es lo que pasó
(temporalmente) en España y casi pasó en Francia. Es un debate abierto el si
es necesaria la resistencia armada; el principio anarquista de "El medio crea el
fin" pareciera implicar pacifismo, pero el poder del estado es tan grande que
es difícil descartar totalmente la violencia. (La resistencia armada fue crucial
en la Revolución Española y en Francia pudo serlo también). En todo caso el
tema del pacifismo puede llevarnos a otra discusión y lo que me interesa aquí
es enfatizar la necesidad de una preparación para transformar la sociedad,
que incluya una plataforma anarco-feminista, además de paciencia
revolucionaria y una activa confrontación continua con las actitudes
patriarcales enquistadas.

Hemos estado involucradas muchos años en estas tácticas de preparación


pero necesitamos continuar y llevarlas más allá. Las visualizo, básicamente, en
tres niveles: 1. Educacional (intercambio de ideas y experiencias); 2.
Económico/político; 3. Personal/político.

La "Educación" genera aceptación pero no significa "llevar las palabras a las


masas", ni la persecución de los individuos para recetarles formas de ser. Me
refiero a los métodos con los que hemos compartido nuestras vidas con otros
desde la escritura (nuestra red de publicaciones feministas), los grupos de
23 estudio, los programas televisivos y de radio de mujeres, las marchas y el
teatro callejero. Los medios de comunicación podrían ofrecer un espacio
importante para la comunicación y difusión revolucionaria; basta pensar en
cómo nuestras vidas fueron condicionadas por la radio y la T.V.. Vistas
aisladamente estas cosas pueden parecer ineficaces pero la gente cambia,
efectivamente, escribiendo, leyendo, conversando y escuchando a otros, así
como también participando activamente en movimientos políticos. Salir a la
calle juntos destruye la pasividad y genera un espíritu de esfuerzo colectivo y
fuerzas vitales que pueden ayudar a sostenernos y transformarnos. Mi propia
transformación de una niña norteamericana promedio a una anarco-feminista
fue el producto de una década de lectura, discusiones e intercambio con
muchas personas y políticos de todo el país. Puede que mi experiencia sea
única pero en ningún caso es algo extraordinario. En muchos lugares de este
país la gente comienza a cuestionar lentamente los condicionamientos que lo
llevan a aceptar la pasividad. Dios y el gobierno ya no son las autoridades
definitivas que fueron. Esto no quiere decir que minimicemos el poder de la
Iglesia y el Estado sino que enfatizamos los cambios aparentemente
intrascendentes en las ideas y conductas que cuando se traducen en acciones
colectivas constituyen un desafío real al patriarcado.

Las tácticas económico/políticas entran dentro de la acción directa y de la


"resuelta ilegalidad" (término de Daniel Guerin). El anarco-sindicalismo
plantea tres modos de acción directa: el sabotaje, la huelga y el boicot. El
sabotaje es: "La obstrucción al proceso de producción por todos los medios
posibles". Cada vez más el sabotaje es practicado por personas influenciadas
inconscientemente por los valores del cambio social. Por ejemplo el
ausentismo laboral sistemático es practicado tanto por oficinistas como por
obreros. La resistencia a los empresarios se practica de un modo sutil
lentificando la producción o descaradamente con la transgresión. El hacer el
mínimo trabajo y lo más lento posible es una práctica habitual de los
trabajadores como lo es el entorpecer el trabajo (aveces como una táctica de
sindicato durante una huelga). Archivar mal documentos o perder alguno
24
importante es común en las secretarias; o el permanente cambio de
señalizaciones de destino en los trenes durante la huelga de ferrocarriles en
Italia, 1967. Las tácticas de sabotaje pueden usarse para optimizar las huelgas;
aunque la huelga sea el arma más importante de los trabajadores ya que
siempre existe la posibilidad que una huelga particular llegue a paralizar todo
el sistema si se propaga a otras fábricas y se hace general. La revolución social
total es entonces el paso siguiente. Por supuesto que la autogestión de los
trabajadores (con un sentido claro de cómo llegar a ella y mantenerla) es el
objetivo final de la huelga general; de otro modo será una revolución
abortada (como en Francia en 1968).

El boicot también puede ser una estrategia importante en una huelga o


sindicato, además se puede usar para forzar cambios económicos o sociales.
Rehusarse a votar, a pagar impuestos o a participar en la competencia y
consumismo capitalistas, son acciones significativas cuando se acompañan de
alternativas sin fines de lucro (ollas comunes, colectivos de salud y de ayuda
jurídica, ropa reciclada, librerías, escuelas populares, etc.…). El consumismo
es uno de los bastiones del capitalismo; practicar el boicot no comprando
(especialmente aquellos productos no reciclables y los con publicidad
ofensiva) es una táctica que tiene el poder de cambiar el "tono de lo
cotidiano". Oponerse a votar por pasividad o desencanto es más frecuente
que hacerlo por una conciencia política en contra de una pseudodemocracia
en la que el poder y el dinero eligen a una elite. No votar puede ser algo más
que una aceptación silenciosa, si se participa simultáneamente en la creación
de formas verdaderamente democráticas en una red alternativa de grupos de
afinidad anarquista.

Esto nos lleva a la tercera táctica la personal/política que está vitalmente


conectada con las otras dos. Los grupos de afinidad anarquistas han sido
desde hace mucho una estructura orgánica revolucionaria. En los sindicatos
anarco-sindicalistas funcionan cimentando la autogestión. Pueden agruparse
temporalmente para una tarea de corto plazo; otros pueden ser mas
25
"permanentes" (como alternativa a la profesionalización y a las elites) o
incluso pueden ser colectivos orgánicos donde individuos concretos aprenden
a relacionarse con otros sin dominación ni posesión. Los grupos de afinidad
anarquista son la base potencial en la que podemos construir una nueva
sociedad libertaria, no jerárquica. Las formas de vida cambian nuestro
pensamiento y nuestra percepción (y viceversa) y cuando los cambios en la
conciencia se vuelven cambios en las acciones y las conductas, la revolución
ha empezado.

El realizar la Utopía implica muchos niveles de lucha, además de tácticas


específicas que se pueden desarrollar y cambiar constantemente,
necesitamos la tenacidad política: la fuerza y habilidad para ver más allá del
presente un futuro revolucionario y pleno. Para llegar a él necesitamos algo
más que fe, nos exige a cada uno una obligación diaria que lo posibilite y
acción directa.
La transformación del futuro
“La creación de una cultura femenina es un proceso que exige la máxima
compenetración porque es la participación de una imagen que se renueva
continuamente cada vez que conversamos con un amigo, que realizamos un
boicot, que asumimos el manejo de una guardería de niños, que hacemos el
amor con una hermana. No se define de otro modo que como un proceso de
cambio. La cultura de mujeres nos purifica a todas, nombrando, creando desde
una mirada armónica con nosotras mismas, con los otros y con nuestra madre
tierra. En los últimos diez años hemos avanzado más rápido y más cerca que
antes hacia el derrocamiento del patriarcado…lo que nos provoca una
desbordante esperanza - salvaje, contagiosa, rebelde, loca ¡ESPERANZA!…La
esperanza, el triunfo de la vida sobre la muerte, la desesperanza y el sinsentido
que veo a mi alrededor como una sacerdotisa del culto a una IMAGEN DE
MUJER…” (Laurel:
26 Hacia una imagen de mujer).

Antes pensaba que si la revolución no era mañana nos dominaría un sino


catastrófico (o por lo menos catatónico). Ya no creo en un "antes y después
de la revolución" y pienso que de este modo nos hemos librado del fracaso y
la desesperación. Creo realmente que lo que necesitamos absolutamente para
continuar luchando (en contra de la opresión cotidiana) es ESPERANZA, con la
imagen de un futuro hermoso y poderoso que nos impulse firmemente hacia
una creación desde abajo de un mundo interno y externo habitable y
autorealizado (por autorealizado comprendo no sólo necesidades primarias
como el alimento, vestuario, cobijo, etc. sino también necesidades
psicológicas, por ejemplo un ambiente no opresivo que acoja la libre elección
de alternativas posibles, específicas y concretas). Yo creo que la esperanza
existe, asi como está presente en la "imagen de mujer" de Laurel, en la
"valentía existencial" de Mary Daly y en el anarco-feminismo. Voces distintas
que describen el mismo sueño ya que "sólo el sueño puede romper las piedras
que bloquean nuestras bocas" (Marge Piercy: "La provocación del sueño").

Mientras hablamos cambiamos y si cambiamos nos transformamos


simultáneamente a nosotras mismas y al futuro.

Es cierto que no hay solución, individual o de otro tipo, en nuestra sociedad


(Fran Taylor: "Un discurso deprimente sobre el romance, La solución
Individual y Desgracias conectadas). Pero si somos capaces de contrarrestar
esta deprimente verdad con una conciencia de la radical transformación que
hemos experimentado -en nuestra mente y en nuestras vidas- tal vez
tengamos el valor de hacer posible el SUEÑO. Obviamente que no es fácil
enfrentar la opresión cotidiana y mantener la esperanza; pero es nuestra
única opción. Si dejamos la esperanza (la habilidad de hacer las conexiones y
proyectar el futuro) habremos perdido. La esperanza es la herramienta
revolucionaria más poderosa de la mujer; es lo que nos proporcionamos unas
27 a otras cada vez que compartimos nuestras vidas, nuestro trabajo y nuestro
amor. Nos impulsa a salirnos de la autoflagelación, la culpa y el fatalismo que
nos mantiene cautivas en celdas separadas. Si nos rendimos ante la depresión
y la desesperación ahora aceptaremos la inevitabilidad de las políticas
autoritarias y la dominación patriarcal ("La desesperación es la peor traición,
la seducción más fría; es creer que finalmente el enemigo triunfará" Marge
Piercy "Derribando la torre"). No debemos permitir que nuestra pena y rabia
se vuelva desesperanza o miopes "soluciones" a medias. Nada de lo que
hagamos es suficiente, sin embargo esos "pequeños cambios" en nuestras
mentes, nuestras vidas, las vidas de los otros, no son totalmente inútiles y
fútiles. Toma mucho tiempo hacer la revolución: es algo que uno proyecta y a
la vez vive desde ahora. La transformación del futuro no será instantánea,
pero puede ser total una unidad de pensamiento y acción, individualidad y
colectividad, espontaneidad y organización, experimentando desde lo que es
a lo que puede llegar a ser.
El anarquismo proporciona la plataforma de esta transformación. Es una
imagen, un sueño, una posibilidad que se vuelve "real" si la vivenciamos. El
feminismo es la conexión que enlaza al anarquismo con el futuro. Cuando
vemos, de una vez, clara la conexión, cuando nos aferramos a esa imagen,
cuando nos resistimos a que se nos quite la esperanza, estaremos cruzando el
límite, de la nada a aquello que hoy apenas esbozamos. Hemos llevado dentro
de nuestros cuerpos de mujer durante siglos esta imagen de mujer que es el
anarco-feminismo. "Será una lucha continua en cada una de nosotras el parir
esta imagen" (Laurel), pero debemos hacerlo. Debemos "conducir nuestra
rabia como elefantes en batalla":

Somos sonámbulas atormentadas por pesadillas,


encerramos nuestra imagen en cuartos sellados, renunciando,

28 sólo cuando quebremos el espejo y recuperemos nuestra imagen,


sólo cuando seamos el viento que fluye y canta,
sólo en nuestros sueños los huesos pueden ser lanzas,
porque somos reales
y estamos despiertas.

También podría gustarte