Anarquismo: La Conexión Feminista
Anarquismo: La Conexión Feminista
Anarquismo: La Conexión Feminista
LA CONEXIÓN
FEMINISTA
Ediciones
ANARQUISMO: LA CONEXIÓN FEMINISTA
Peggy Kornegger1
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Peggy Kornegger era editora de la revista feminista norteamericana La segunda ola. Este
texto apareció por primera vez como artículo en 1975
Fue Emma Goldman la que me proporcionó mi primera definición de
anarquismo:
Los logros de los anarquistas españoles fueron más allá de unos niveles de
vida alta y una igualdad económica; ellos implicaron la realización de los
ideales humanos básicos: la libertad, la creatividad individual y la cooperación
colectiva. Los colectivos anarquistas españoles no fracasaron: se los destruyó
desde afuera. Aquellos que creían en el estado fuerte (de izquierdas y de
derechas) hicieron lo posible por borrarlos fuera de la historia española. El
anarquismo triunfante de aproximadamente ocho millones de españoles se
comienza, recién ahora, a revelar.
Francia 1968
“Es por tu propio bien que haces la revolución”
Daniel y Gabriel Cohn -Bendit
El pueblo francés estuvo al borde de una revolución total. Una huelga general
había paralizado a todo el país, los estudiantes tenían tomadas las
universidades y los trabajadores las fábricas. Lo que quedaba por hacer es que
los trabajadores hicieran funcionar las fábricas y tomaran acciones y medidas
inmediatas para nada menos que la completa autogestión.
Desafortunadamente esto no aconteció. La política autoritaria y los métodos
burocráticos calaron hondo en la mayoría de las organizaciones de
trabajadores de Francia. Como en España el Partido Comunista trabajo en
contra de la acción directa y espontanea de la gente en las calles: la
Revolución debe ser dirigida desde arriba. Los líderes de la CGT (la
organización de trabajadores comunista) intentaron evitar el contacto entre
los estudiantes y los trabajadores, y una unidad entre la izquierda se volvió
imposible. Como de Gaulle y la policía incrementaron la violencia, muchos
huelguistas aceptaron concesiones limitadas a sus demandas (mejoras
económicas, reducciones en la jornada de trabajo, etc.) y volvieron al trabajo.
Los estudiantes continuaron con confrontaciones cada vez más sangrientas
con la policía, pero el momento ya había pasado. Hacia finales de junio,
Francia había regresado a la "normalidad" bajo el mismo el mismo régimen de
11 De Gualle.
“En todo el país grupos independientes de mujeres empiezan a funcionar sin las
estructuras de liderazgo y otras omnipotestades de los hombres izquierdistas. Se
están generando espontánea e independientemente organizaciones similares a
las anarquistas de hace años atrás. No es casualidad”
(Cathy Levine, La tiranía de la tiranía).
Tengo la creencia de que esto puso a las mujeres en una posición única como
portadoras de un substrato anarquista en la conciencia que articulado y
concretizado puede llevarnos más lejos que cualquier grupo que haya
buscado la revolución total. El anarquismo intuitivo de las mujeres, si se
clarifica y pule es un salto hacia delante (o más allá) en la lucha por la
liberación humana. La teoría feminista radical proclama que al feminismo
como la Revolución Definitiva. Esto es cierto si y sólo si reconocemos y
reivindicamos nuestras raíces anarquistas. En el momento en que dejemos de
ver la conexión del feminismo con el anarquismo no alcanzaremos la
revolución y estaremos entrampadas en la "vieja rutina política de los
hombres". Es el momento de dejar de ir a tientas en la oscuridad y ver qué
hemos hecho, y hacemos, encaminadas hacia el horizonte del lugar dónde
queremos finalmente estar.
Pienso que una vez más lo que hizo falta fue un análisis anarquista explícito.
La organización no tiene por qué sofocar la espontaneidad ni seguir patrones
jerárquicos. Los grupos o proyectos de mujeres que han tenido más éxito son
los que han experimentado con estructuras flexibles y variadas: la rotación de
tareas y cargos, el compartir todas las habilidades, el acceso igualitario a la
información y a las fuentes, el no monopolizar la toma de decisiones y el darse
tiempo para las discusiones. Este último elemento estructural es importante
porque comprende los esfuerzos continuos de los miembros del grupo para
vigilar las escurridizas fuerzas políticas. Si las mujeres se comprometen
verbalmente en el trabajo colectivo, esto requiere una verdadera lucha para
desaprender la pasividad (para eliminar a las "seguidoras") y para compartir
habilidades y conocimientos (para evitar "líderes"). Esto no significa que no
podamos inspirarnos en las palabras y en la vida de otros; las acciones con un
carácter marcado realizadas por caracteres importantes pueden ser
contagiosas, lo que no deja de ser relevante. Pero debemos evitar caer en
antiguos patrones de conducta. En el lado positivo las estructuras emergentes
del movimiento de mujeres en los últimos años han seguido un patrón
anarquista de grupos orientado por pequeños proyectos construyendo una
red clandestina de comunicaciones y acciones colectivas en torno a temas
concretos. El éxito parcial en evitar líderes/estrellas y la difusión de proyectos
pequeños (Centros para víctimas de violaciones, Colectivos de Salud de
mujeres) en todo el país ha hecho difícil que una sola persona o un grupo
hagan decaer el movimiento de mujeres. El feminismo es un monstruo con
20 muchas cabezas que no se destruye por una decapitación individual. Nos
propagamos y crecemos por vías incomprensibles para una mentalidad
patriarcal.
Por eso de lo que hablo es de un proceso a largo plazo que implica una serie
de acciones para desaprender la pasividad y aprender a controlar nuestras
propias vidas. Me refiero a un proceso de "vaciamiento" del sistema actual a
través de la creación de alternativas, (concretas) teóricas y prácticas, al
estado actual de cosas. La imagen romántica de un grupo pequeño de
guerrilleros derrocando al gobierno de los E.E.U.U. es algo obsoleto (como lo
es la política masculina) y además irrelevante dentro de nuestra concepción
de la revolución. Seríamos aplastadas si tan solo lo intentáramos. En cambio,
como decía un afiche "No queremos derrocar al gobierno, sino generar una
situación en la que este desaparezca en la confusión". Eso es lo que pasó
(temporalmente) en España y casi pasó en Francia. Es un debate abierto el si
es necesaria la resistencia armada; el principio anarquista de "El medio crea el
fin" pareciera implicar pacifismo, pero el poder del estado es tan grande que
es difícil descartar totalmente la violencia. (La resistencia armada fue crucial
en la Revolución Española y en Francia pudo serlo también). En todo caso el
tema del pacifismo puede llevarnos a otra discusión y lo que me interesa aquí
es enfatizar la necesidad de una preparación para transformar la sociedad,
que incluya una plataforma anarco-feminista, además de paciencia
revolucionaria y una activa confrontación continua con las actitudes
patriarcales enquistadas.