Eco y Lacan PDF
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Mauricio Gil Q.
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Para lo que sigue, téngase en cuenta que Dasein es el término filosófico
clave de Sein und Zeit (1927), la obra maestra de Martin Heidegger. No es
necesario intentar una definición, basta saber que connota la filosofía del
pensador alemán.
primera vez de Lacan por boca de su editor francés, François Wahl.
En ese momento, en París, Eco discutía con Wahl la traducción de
Opera aperta, a la vez que comenzaba a establecer vínculos con los
grupos semiológicos de esa capital –apenas en formación, con
Barthes a la cabeza. En ese contexto, Wahl le habló de Lacan y de
su intención de convencer al gran psicoanalista de publicar la
colección de sus escritos.
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Los lectores de la traducción española (La estructura ausente, 1972) no
pueden seguir adecuadamente esta historia, pues –como veremos— se trata
de una versión transformada, cuyo rasgo principal es la práctica eliminación
del capítulo dedicado a Lacan.
(como la española), los enemigos del lacanismo la usaron a su favor,
envolviendo a Eco en “una venganza de clan” (Eco 1992: 13). A
resultas de ello perdió varios amigos y dejó de frecuentar Paris –a
los que le quedaron, los veía en Nueva York o en Urbino. Fue
prácticamente una excomunión, o al menos así la vivió Eco.
Notablemente, la historia con el mismo Lacan fue distinta.
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Todas las traducciones, salvo las de los extractos de El péndulo de
Foucault, son nuestras. Agradecemos a Antonella Scarnecchia por la revisión
y corrección.
Eco sostiene que él no dio nada a cambio, que no modificó sus
ideas. Pero si pudo decir eso es porque en realidad ya lo había
hecho, ya las había cambiado, al menos de manera parcial: en
efecto, hacía un mes que circulaba la versión francesa, La structure
absente (1972), que eliminaba prácticamente toda la sección
dedicada a Lacan.4 En lo posterior, las relaciones con Lacan
mantuvieron la misma tesitura: “Nunca hablamos de problemas
serios. Pero si él venía a Milán, yo iba a verlo, y si yo daba una
conferencia en Paris, él estaba en primera fila, dándole prestigio al
evento” (Ibíd.: 13-14).
Autocrítica y corrección
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Como consecuencia de esta eliminación, las reseñas, al menos las sumarias,
no registraron la (desaparecida) polémica con Lacan (cf. Richaudeau 1972).
la semiología con el método estructural, y, sobre todo en Francia, la
de derivar del método estructural una ontología estructuralista. Con
relación a este último punto criticaba sobre todo a Lévi˗Strauss, pero
también a Lacan, aunque en un sentido diverso, esto es, no como
fundador de la nueva filosofía, sino como consumador de sus
contradicciones internas.5
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“En Lacan se consuman las aporías del estructuralismo ontológico porque,
en el momento en que el discurso estructural es conducido a sus últimas
consecuencias, el Otro [el orden simbólico], que se ha logrado capturar, se
escapa a la captura poniéndose como Diferencia y Ausencia; y después
porque, una vez reconocidas, la Diferencia y la Ausencia no son más
estructurables. En el límite de su propia deducción consecuente, el
estructuralismo ontológico muere: y nace una ontología pura y simple, sin
ningún tipo de estructura” (Eco 1968: 5.vi.4).
prudencia argumentativa y no de prudencia ‘política’. Incluso si
no puedo negar el chantaje psicológico: cuando todos te dicen que
estás equivocado, y te sientes aislado, haces unos exámenes de
conciencia tal vez excesivos. Pero en definitiva, todo sumado, el
examen de conciencia fue sereno, por lo menos desde el punto de
vista teórico (Eco 1980).6
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En las reflexiones de 1980, Eco admite que tal vez fue “más severo y
desconfiado de lo que Lévi˗Strauss se mereciese: pero espero que resulte
todavía evidente cuánto fui atraído y nutrido por el pensamiento que
criticaba”; sobre Lacan, si bien reconoce que su lectura había sido “infiel” y
“superficial”, defiende todavía la validez de su argumento en lo que hace al
diagnóstico de las tendencias de pensamiento que derivaban de su enseñanza:
“¿Pero qué quiere decir ‘infiel’ dado que justamente de la lección de Lacan,
no sé decir en qué grado por propia responsabilidad suya, surgieron las
teorías de la deconstrucción del texto, de la libre relación de goce con el
tejido textual, y por lo tanto, del derecho a leer casi teologalmente las nuevas
Escrituras?” (Eco 1980).
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En efecto, no hay registro de ninguna otra conferencia en Milán a
comienzos de los años setenta. En ella, dicho sea de paso, Lacan formuló por
primera y única vez el matema del discurso del capitalista (cf. Lacan 1978) –
de lo cual hay pálidos y distorsionados ecos en la versión novelesca de este
encuentro, como veremos más adelante.
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Cf. http://www.gallimard.fr/Catalogue / MERCURE-DE-FRANCE / Essais
/ La-Structure-absente.
Esta hipótesis permite dar un giro a la propia interpretación de Eco:
si Lacan pudo tener noticia de la publicación francesa y del hecho
de que eliminaba la crítica que se le dirigía previamente, tal vez en
el momento de la improvisada cita de Milán ya no veía en Eco a un
enemigo, sino a un ensayista independiente e inteligente que
despertaba su simpatía, y que, de todos modos, convenía mantener
cerca.9 El propio Eco parece haber sentido esto:
Para probar que esta mutua simpatía no fue una ilusión personal,
Eco aporta el testimonio de algunas dedicatorias: “La que me gusta
más es la que acompañaba el envío en 1974 de un ejemplar de
Télévision: ‘A Umberto Eco, bras˗dessus bras˗dessous’ [agarrados
del brazo]. Quizás también se lo escribió a otros, no pretendo ser su
única aventura adulterina” (Ibid.).
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Entre otras cosas porque, en lo que a política del psicoanálisis se refiere, en
esos momentos Lacan estaba promoviendo el establecimiento de nodos de su
escuela en Italia, en particular en Milán (cf. Lacan 1978).
Una cena memorable
En una cena con Lacan, en una época no precisada por Eco, se
produjo un evento notable. Como solía ocurrir entre ellos, la
conversación versaba sobre frivolidades.
Versión novelada
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Aquí se distorsionan y confunden irónicamente los motivos lacanianos y
los deleuzianos, que en 1972 alcanzaron el punto más alto de su elaboración
polémica con la publicación de El Anti-Edipo –que, como se sabe, subtitula
Capitalismo y esquizofrenia— y la conferencia de Lacan en Milán –donde se
formula el matema del discurso capitalista.
Yo había formulado una objeción, en el debate. Sin duda, aquello
debió de irritar al satánico anciano, pero no lo dejó traslucir. Es
más, respondió como queriendo seducirme.
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Alusión a la escena amorosa entre el barón de Charlus y el chalequero
Jupien al comienzo de En busca del tiempo perdido IV. Sodoma y Gomorra.
Se hablaba de la pareja, del divorcio como ilusión de la Ley.
Preocupado por mis problemas, participaba activamente en la
conversación. Nos dejamos arrastrar a juegos dialécticos, y
hablábamos mientras Wagner callaba, olvidábamos que había un
oráculo entre nosotros. Y fue con aire absorto
[…]
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O, para llevar la metonimia a su literalidad: ¡cómete tu interpretación! El
rechazo de esta interpretación no niega el vínculo de Lacan con Heidegger.
Para una lectura bien orientada de estas relaciones, ver Alemán/Larriera 1996
Bibliografía
Eco, Umberto
1968 La struttura assente, Milano, La nave di Teseo, edición
electrónica, 2016
1972 La estructura ausente, Buenos Aires, DeBolsillo, 2013
1980 “Riflessioni 1980”, en La struttura assente, Milano, La nave di
Teseo, 2016
1988 El péndulo de Foucault, Barcelona, DeBolsillo, 2016
1992 “Histoire d’amour”, L’Ȃne 50, abril-junio, 1992
Lacan, Jacques
1978 Lacan in Italia/Lacan en Italie, Milano, Salamandra
Richaudeau, François
1972 “La Structure absente d'Umberto Eco [compte-rendu]”,
Communication & Langages, Année 1972, No. 15, p. 112
Roudinesco, Elizabeth
1993 Jacques Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de
pensamiento, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 2000
Noviembre de 2018