Memorias Granada
Memorias Granada
Memorias Granada
Asovida
Investigación local
COLCIENCIAS
Yaneth Giha
Directora General
CORPORACIÓN REGIÓN
isbn: 978-958-8944-35-7
Diseño y diagramación:
Andrea Leal Villarreal
Leidy Sánchez Jiménez
Georreferenciación:
Julio E. Cortés y Alejandro Vélez Pérez.
Fotografías:
Portada: Granada Territorio de Paz. Marcha de los granadinos el 9 de diciembre de 2000.
Movilización incentivada por el Comité Interinstitucional en contra de la incursión paramilitar el 3 de
noviembre y la toma armada de las FARC el 6 y 7 de diciembre del mismo año. Fuente: Archivo
local de ASOVIDA. Fotografía: © Jesús Abad Colorado López.
Impresión:
Imprenta Nacional de Colombia
Cómo citar:
Centro Nacional de Memoria Histórica (2016), Granada: memorias de guerra, resistencia y
reconstrucción, Bogotá, CNMH − Colciencias − Corporación Región.
Este informe es de carácter público. Puede ser reproducido, copiado, distribuido y divulgado
siempre y cuando no se altere su contenido, se cite la fuente y/o en cualquier caso, se disponga la
autorización del Centro Nacional de Memoria Histórica como titular de los derechos morales y
patrimoniales de esta publicación.
Granada : memorias de guerra, resistencia y reconstrucción /
Centro Nacional de Memoria Histórica y otros ; fotografía Jesús Abad Colorado López. -- Bogotá : Centro
Nacional de Memoria Histórica, 2016.
ISBN 978-958-8944-35-7
1. Violencia - Granada (Antioquia, Colombia) 2. Resistencia civil - Granada (Antioquia, Colombia) 3. Memoria
colectiva - Granada (Antioquia, Colombia) 4. Granada (Antioquia, Colombia) - Historia I. Abad Colorado, Jesús,
1967- , fotógrafo II. Centro Nacional de Memoria Histórica, autor III. Serie.
303.60986126 cd 21 ed.
A1551381
Agradecimientos ....................................................................................................... 13
Introducción .............................................................................................................. 17
3.2. Asesinar: doblegar y dominar a la población para debilitar al enemigo .... 143
3.3. La desaparición forzada... la muerte lenta de los que quedan .................. 179
5.2.1. Estar juntos… “para no dejarse morir de miedo y de soledad” ........... 259
Recomendaciones para reparar los daños físicos o sobre el cuerpo ........... 306
Referencias............................................................................................................. 320
Agradecimientos
Agradecemos sinceramente a la población granadina por habernos permitido
escuchar sus testimonios, compartir con el equipo de investigación sus dolores y
sufrimientos, muchas veces sus secretos, sus miedos e incertidumbres, así como
sus deseos de continuar. En muchos casos, esto significó lágrimas, corazones
arrugados, abrazos; en otros, se tomó la decisión de permanecer en silencio,
permitir que los recuerdos siguieran madurando hasta que las palabras justas
aparecieran… cuando lo hicieron. Nuestras acciones estuvieron guiadas por el
respeto que estos recuerdos y estos silencios se merecen.
Hoy contamos con la convicción de que estos testimonios, más allá del costo
invaluable que representan para cada quien, son un aporte importante para la
comprensión cabal de las honduras de esta guerra. Al mismo tiempo, palpamos
las capacidades que tiene la sociedad para superar este tramo de la historia. Por
tener esta oportunidad y por el valor que se requiere para contar a otros –sin la
certeza de ser escuchados–, muchas gracias.
Las alianzas con Asovida, la Alcaldía de Granada y la Alcaldía de Medellín,
entidades que soportaron este proyecto, fue un acierto enorme. Asovida es una
organización pionera en el país en su valoración de la memoria como pieza
fundamental de la reparación, la justicia y la verdad, y el Salón del Nunca Más se
ha convertido en un referente en la región, no solo para dignificar la memoria de
las víctimas, sino para ayudar a sus familias a hacer el duelo. En el marco de esta
investigación fueron una fuente de información, así como parte activa de la
reconstrucción de los datos y de la construcción de hipótesis e ideas fuerza que
orientaran la elaboración del informe final. Gracias especiales a Gloria Ramírez
Gómez, Jaime Montoya García, Gloria Quintero Giraldo, Francis García Hoyos,
Nohra Ossa y Melissa Robledo Benjumea, quienes actuaron unas veces como
investigadores locales, y otras, apoyaron en la realización de las diferentes
actividades del proceso.
La administración local, en cabeza de su alcalde Freddy Castaño Aristizábal; la
secretaria de Gobierno, Claudia Milena Giraldo Gómez; el personero municipal
Mauricio Correa Arroyave, la inspectora Laura Henao Alcaráz, representaron un
apoyo invaluable para este trabajo. Además de facilitarnos el acceso a los
valiosos archivos institucionales que poseen, no ahorraron esfuerzos en apoyar
la convocatoria a la población y facilitar todo el apoyo logístico que necesitamos.
Según lo relata este Informe, esto hace parte de un aprendizaje, adquirido
durante años, el cual valora el trabajo cooperativo y considera la reconstrucción
de la memoria, más que una amenaza (como ocurre en muchos casos desde
instancias oficiales), una posibilidad para comprender lo que pasó y los grandes
retos que conlleva la reparación colectiva del territorio.
La Alcaldía de Medellín en la administración de Aníbal Gaviria, a través de la
Unidad de Víctimas y del Programa de Retorno, que viene impulsando y
acompañando desde hace varios años el proceso de retorno de personas
desplazadas y asentadas en Medellín fue también un valioso aliado de este
proceso. La financiación de los talleres de memoria estuvo a su cargo, así como
la elaboración de un documento sobre las formas de victimización en el
municipio; además participaron en los diversos espacios que construimos para
socializar avances del proceso. Esto quiere decir que, además de un apoyo
económico, encontramos también un interlocutor calificado y consecuente con
todo aquello que implica el “deber de la Memoria”. A Luz Patricia Correa
Madrigal, directora de la Unidad Municipal de Atención y Reparación a Víctimas
del Conflicto Armado, María Carmenza Posada Acevedo, del programa de
Retorno, y Juan Esteban Lopera Morales, responsable de la elaboración del
documento que aportaron, muchas gracias.
Los borradores finales tuvieron la lectura y revisión juiciosa de María del Socorro
Zuluaga Zuluaga, Mario Gómez Aristizábal, Didier Giraldo Hernández, Claudia
Milena Giraldo Gómez, María Carmenza Posada Acevedo, Laura Henao Alcaráz y
Nohra Ossa; sus comentarios y aportes fueron fundamentales en la realización de
esta versión del Informe. Reconocimiento muy especial a la colega Ana María
Jaramillo por la lectura comprometida y aguda que hizo a la última versión de este
Informe.
Por su parte, la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia
participó con un respaldo muy valioso para este proyecto: el registro fotográfico del
proceso metodológico. Bajo la dirección de la profesora y fotógrafa Natalia Botero
Oliver, los jóvenes estudiantes del Grupo de Investigación Focus Narrativos,
integrado por Sara Castillejo Ditta, Jennifer Martínez y Alejandro Buriticá Alzate,
hicieron un registro paso a paso de los diversos momentos metodológicos del
proceso. La exposición fotográfica y el video Encuentros son una forma maravillosa
de contar con imágenes la riqueza de este proceso.
A Leonor Marina Restrepo Cadavid, psicóloga y conocedora profunda de las
dinámicas de guerra y sus impactos en la población, nuestro agradecimiento por
su asesoría en el diseño de los talleres de memoria y por el apoyo psicosocial
brindado a la población que lo requirió.
A Pilar Riaño, antropóloga e investigadora de la UBC (Canadá), de quien hemos
obtenido gran parte de los aprendizajes metodológicos puestos en práctica en este
proyecto. Este informe está antecedido y se nutre de manera directa de un
proyecto de investigación bajo su dirección sobre el caso de Santa Ana.
Al periódico El Colombiano, que nos permitió acceder a su archivo digital de prensa,
fuente fundamental de la documentación que sustenta este trabajo.
Agradecimientos a Colciencias y al Centro Nacional de Memoria Histórica por
apoyar este tipo de convocatorias, una forma de ir abriendo un espacio necesario
para estas temáticas en la comunidad académica.
Al equipo de investigación, Laura Cartagena Benítez, Ana Fernanda Marulanda
Taborda y Fernando Valencia Rivera por su compromiso y dedicación, por su
disposición intelectual y humana para dejar tocar sus vidas con estos relatos, por el
respeto y el afecto sincero con los que se relacionaron con la población. A Ramiro
Osorio Campuzano, que participó en un trayecto de este trabajo, a Alejandro Vélez
Pérez, joven estudiante quien a través de su práctica de Historia, realizó un trabajo
creativo y sugerente de mapificación del trabajo de campo.
Finalmente, agradecimientos a la Corporación Región por su compromiso y
coherencia al disponer de todos sus recursos institucionales para que estos
trabajos, que siempre demandan más tiempo y recursos que los previstos
inicialmente, culminen satisfactoriamente. En esta oportunidad se logró que tanto
la calidad del trabajo como el cumplimiento de los compromisos adquiridos con las
comunidades fuera su sello institucional.
1 El Registro Único de Víctimas reporta, a junio de 2016, discriminados por hechos victimizantes, 35.782
víctimas directas e indirectas. No obstante, este dato no es preciso dado que, como el mismo sistema afirma
“El reporte muestra el número de personas por hecho victimizante. La suma de los valores de la tabla no refleja
el total de víctimas únicas debido a que una persona puede reportar varios hechos victimizantes” (Ver:
http://rni.unidadvictimas.gov.co/RUV).
hechos victimizantes: el Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto del CNMH
(con fecha de corte de 14 de marzo de 2016) reporta 460 personas víctimas de
asesinato selectivo, 2.992 de desaparición forzada, 59 asesinadas en 10
masacres, 98 víctimas de secuestro y 50 de violencia sexual; en cuanto al
desplazamiento forzado, según el Registro Único de Víctimas (RUV), a junio de
2016, se registraron 33.719 denuncias de personas por este hecho victimizante 2.
Finalmente, como consecuencia del conflicto armado, según el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar, quedaron huérfanos, al menos, 128 niñas y
niños (El Colombiano, 27 de febrero de 2013, página 5A).
Además de estos índices, en Granada los grupos armados fueron artífices de
acciones especialmente siniestras que, sin ser significativas en términos
numéricos, si lo son con respecto a la huella que dejaron en la memoria
colectiva de la población: prepararon “casas bombas” con material explosivo
que se detonaba cuando alguien abría la puerta; emplearon inyecciones letales
(con cianuro, gasolina o agua) para asesinar de manera silenciosa a las
víctimas; utilizaron las personas como “mulas humanas” para transportar de
una vereda a otra a sus propios vecinos o familiares asesinados; asesinaron
personas en situación de discapacidad, madres delante de sus hijos, violaron
mujeres en presencia de sus esposos e hijos; prohibieron bajo amenaza de
muerte, recoger a sus muertos exhibidos como trofeo en lugares públicos;
familias enteras fueron perseguidas y asesinadas; los conductores y ayudantes
de buses fueron obligados a transportar combatientes y material bélico, fueron
además extorsionados y asesinados; el personal médico fue agredido y
amenazado en su principio de neutralidad; las escuelas y centros médicos
fueron convertidos en centro de operaciones, saqueados y minados.
2 Igual que el caso de número total de víctimas, esta cifra de desplazamiento sirve para ilustrar la magnitud del
fenómeno pero no es preciso dado que, según se aclara en la misma fuente. “El reporte muestra el número de
personas por año, lugar de expulsión, recepción y declaración. La suma no refleja el número total de
desplazados, teniendo en cuenta que una sola persona pudo ser desplazada en varios años”. Ver:
http://rni.unidadvictimas.gov.co/RUV). Por otro lado, este número supera el total de la población existente en
Granada que no alcanzó las veintiún mil personas antes del conflicto armado.
De otra parte, los paros armados, las tomas del pueblo, los bloqueos de vías, los
retenes, las detenciones arbitrarias, los hostigamientos, entre otros, generaron no
solo enormes restricciones en la vida cotidiana de la población, en sus
posibilidades de circulación y desarrollo de la vida productiva, sino también, en
varias oportunidades, situaciones de confinamiento y crisis alimentaria.
La propagación y uso del estigma de Granada como “santuario guerrillero” tiene
un enorme peso en las dinámicas de la guerra y en los daños causados a la
población y al territorio. La población de Granada fue perseguida, controlada y
humillada por el solo hecho de ser de allí, asunto que se torna superlativo cuando
se trata de los habitantes de la Cuenca de Santa Ana, lugar de asiento de la
guerrilla, convertido en eje de la disputa y representativo de lo que la población
denominó “la guerra total”. Allí, en razón del conflicto armado, la población bajó de
aproximadamente 3.000 a 320 personas; en el casco urbano del corregimiento
llegó a estar habitado por tan solo nueve personas.
Si bien todos los actores hicieron uso de diversos recursos, no se trata de un
accionar homogéneo: la guerrilla centró su estrategia en los ataques contra la
infraestructura vial y energética, en asesinatos selectivos, en la masificación del
secuestro, siembra de minas antipersonal y el ataque a comandos de Policía; el
paramilitarismo privilegió las masacres, el asesinato selectivo, el bloqueo
alimentario y, especialmente, el uso de múltiples métodos para generar terror y
degradar a la población. A la fuerza pública se la relaciona con ejecuciones
extrajudiciales, bloqueo al ingreso de alimentos y gasolina, saqueos y tortura.
Aunque hubo una alta mortalidad de civiles en las acciones bélicas de predominio
de las guerrillas, las acciones paramilitares y del Ejército tuvieron mayor letalidad y
propagación del terror, como consta a lo largo de este informe.
Si bien en Granada la valoración predominante es la de que todos los actores
hicieron daño y son responsables, la valoración sobre el papel de cada uno de
ellos, no es igual: según sus relatos, la guerrilla atacó y traicionó a una
población que les creyó y acogió; les dejó solos e inermes cuando fueron
atacados por los paramilitares y el Ejército. Los paramilitares se sintonizaron
con el descontento de un sector de la población sometida a la extorsión de las
guerrillas y sobre todo, con el dolor causado por la destrucción del pueblo
debido al ataque cometido por las FARC en el año 2000; pero los engañaron, y
demostraron con sus acciones que no era a la guerrilla, s ino a la población
inerme e indefensa a la que decidieron acabar. Y el Ejército, con su accionar,
reveló la tremenda contradicción entre el deber constitucional de proteger a la
población y convertirla, como lo hicieron, en la personificación del enemigo –
aduciendo que eran base social de la guerrilla– y actuando de manera
evidente al menos un sector de él, de la mano con grupos paramilitares.
Los daños y pérdidas ocasionados en el contexto de esta guerra son
invaluables. La población granadina fue estigmatizada, diezmada, desterrada,
saqueada y humillada. Las acciones bélicas hicieron que se perdieran
propiedades, fincas, cosechas, animales. El empobrecimiento de la población
es evidente. La dinámica social y política también tuvo impactos enormes: el
asesinato o amenaza de líderes y organizaciones, sumados al despoblamiento,
generaron desactivación de muchas organizaciones pero, sobre todo, un
enorme miedo a la participación y al liderazgo. Con la prohibición del desarrollo
de las elecciones a finales de los noventa, la amenaza a los candidatos, el
secuestro de tres de los alcaldes y el asesinato del exalcalde Jorge Alberto
Gómez (el único de los alcaldes elegidos por un movimiento independiente
llamado Unión por Granada), hechos que se atribuyeron a las FARC, fue
afectada gravemente la democracia local. Las vivencias de la guerra han
dejado secuelas a nivel mental y emocional que hoy moldean también la vida
granadina: sentimientos de miedo, pánico, culpa, desconfianza y rabia están
presentes en la población adulta y, de manera preponderante, en quienes
nombran como “los hijos de la guerra”, una generación de jóvenes, niños y
niñas a quienes les fueron asesinados sus padres, que tienen recuerdos
remotos de ataques y persecución, que también han vivido el destierro y sufren
las consecuencias de un proyecto de vida familiar y colectivo interrumpido por
la guerra.
Pero al lado de la magnitud de la guerra, el municipio de Granada también
resalta por la respuesta de la sociedad y de las víctimas. El tejido organizativo
fue el que evitó que el municipio no fuera totalmente devastado. Sobre la
desesperanza de un pueblo en ruinas y una población que cada día se veía
diezmada tanto por el desplazamiento como por los asesinatos selectivos y otros
hechos victimizantes, la población civil echó mano de la fuerza de los
argumentos y de la identidad colectiva, y con el firme propósito de hacer de
Granada un “Territorio de paz”, desarrolló un repertorio de acciones colectivas e
individuales que les permitió sobrevivir, resistir y reconstruir sobre las ruinas
dejadas por la confrontación armada.
Las Juntas de Acción Comunal, las cooperativas, las asociaciones productivas, la
organización de víctimas y de desplazados, las colonias, entre otros, en una
acción colaborativa y solidaria con las instituciones locales, hacen parte del capital
social con el que cuenta hoy Granada y su accionar ocupa un lugar importante en
las memorias de la resistencia y la dignidad de la población. El papel que jugaron,
entre otros, las cooperativas, las colonias y el Comité Interinstitucional en la
reconstrucción física del municipio luego del ataque guerrillero del 6 de diciembre
de 2000, la campaña “Todos Unidos por Granada”, una recolecta para recoger
fondos y pagar la deuda fiscal del municipio y dar cumplimiento a la Ley 617 para
poder acceder a créditos y proyectos del Gobierno nacional, fueron determinantes.
Además, las acciones promovidas desde las organizaciones de víctimas por el
reconocimiento de sus derechos y, de manera particular, las acciones de memoria
como memoriales, marchas y especialmente el Salón del Nunca Más, un espacio
museográfico para la memoria de los pobladores y la dignificación de las víctimas.
Todo esto es demostrativo de la enorme capacidad de resiliencia de este
municipio.
Por último, parte de este tejido social y del proceso de reconstrucción lo aporta la
institucionalidad local. Se destaca el papel del Comité Interinstitucional de
Granada como principal soporte de la población para sortear los desmanes de la
guerra, la respuesta conjunta de las instituciones civiles, eclesiales y públicas, el
acompañamiento de la Diócesis Sonsón-Rionegro, de la Gobernación de Antioquia
y la gestión de los alcaldes en el proceso regional por la humanización del
conflicto.
Granada también ejemplifica los grandes retos de lo que significa la
reconstrucción, la reparación y la reconciliación. A pesar del nivel de
intervención institucional, de la sintonía del Plan de Gobierno Nacional actual
con las demandas de las víctimas, de la importancia de las acciones de
memoria en comparación con otros lugares de Colombia, la reparación
colectiva del municipio que reclaman las organizaciones sociales y la propia
administración, avanza muy poco. Además de medidas que posibiliten no solo
la reparación integral de las víctimas y los territorios, se requieren medidas
que permitan dar a conocer el paradero de las víctimas, avanzar jurídicamente
en establecer los hechos y sus responsables, y establecer medidas de orden
institucional, social y cultural que garanticen la no repetición de los hechos. El
horizonte que hoy se vislumbra en el país con la realización de los diálogos
para la terminación del conflicto armado a través de la negociación, configura
un escenario en el que procesos locales de reparación integral, ofrecen
enormes aprendizajes sobre el sentido y los retos de la paz desde los
territorios. Granada ha sido y puede ser un verdadero laboratorio de paz.
Este informe se estructura en cinco capítulos:
El primer capítulo, El escenario ¿Por qué Granada? presenta el contexto
explicativo, esto es, aquellos factores que permiten entender no solo la
emergencia del conflicto armado sino la manera como las características y
dinámicas locales lo han moldeado.
El segundo capítulo, Memorias de la guerra describe las dinámicas de la guerra a
través del tiempo, las acciones y estrategias bélicas y la manera como se trenzan
los hilos de la confrontación en el territorio.
El tercer capítulo, Y Granada entera se manchó de sangre describe las modalidades y
tipologías de victimización empleadas por los diferentes grupos armados contra la
población civil para controlarla y subyugarla, despejar territorios estratégicos y
debilitar a quien se consideraba el enemigo.
El cuarto capítulo, Un territorio herido. Hace referencia a los daños, las pérdidas y
las transformaciones sufridas por la población y el territorio en razón del conflicto
armado: daños a la dignidad, a los modos y medios de vida, al tejido social, a las
maneras de ser y estar en el territorio.
El quinto capítulo, Memorias de la dignidad describe las respuestas que desde la
población civil y la institucionalidad local se gestaron para sortear y enfrentar la
guerra y para reconstruir. Acciones de cuidado y autoprotección durante la guerra,
acciones de resistencia, de confrontación, de denuncia y rechazo, de colaboración
y uso estratégico de la memoria para la reconstrucción y la reparación.
Las recomendaciones, desde donde retomamos de manera explícita la propuesta de
reparación colectiva que presentó el municipio y la organización de víctimas,
Asovida, a la Unidad Nacional de Víctimas y las propuestas realizadas por la
población participante en las diferentes actividades realizadas en el transcurso de la
investigación. Son la contraparte de las pérdidas y los daños identificados.
¿Quiénes participaron?
Los encuentros de memoria realizados tuvieron la participación de mujeres y
hombres jóvenes, entre los 17 y 26 años de edad, además de adultos y adultos
mayores que viven en el municipio de Granada y de población granadina que se
encuentra en Medellín debido al conflicto armado.
Los talleres de memoria fueron espacios propicios no solo para tener voces y
versiones diversas desde distintos grupos de edad sino también desde los
quehaceres, por ejemplo, quien araba la tierra, quien estaba en un salón de clase
como docente, el personal de salud, los representantes de la administración local,
comerciantes, líderes y lideresas que aunque tienen un relato común como
población, también tienen testimonios diversos según los roles que
desempeñaban durante esa época.
¿Qué hicimos?
Cada una de las acciones implementadas se orientaron alrededor de preguntas
generadoras que buscaban compilar información acerca de qué pasó, por qué
pasó, cuándo y dónde pasó, quiénes fueron los responsables, qué daños
ocasionaron en la población y el territorio, qué hizo la población y qué necesita
ahora para ser reparada; por tanto, lo que se hizo se enmarcó en tres momentos:
1) Aproximación al contexto desde fuentes secundarias:
Se hizo un rastreo a través de unidades documentales y de información
sobre el municipio de Medellín y de la subregión del oriente antioqueño
con el fin de recuperar cómo se nombraba y qué se decía sobre el
municipio de Granada de acuerdo con la delimitación temporal
establecida. La información recogida se resume en la figura 1:
2) Trabajo de campo:
La puesta en escena del “acto de testimoniar” se hizo visible a través del
uso de técnicas como talleres, grupos focales, entrevistas a profundidad
y recorrido territorial.
Los talleres de memoria: el taller como espacio para construir
colectivamente se convirtió en un proceso reflexivo que desde el
encuentro cara a cara promovió “el habla, la escucha, la recuperación de
la memoria y el análisis” y logró hacer visibles “las relaciones, saberes,
comprensiones y la construcción de otros sentidos” (García, Gonzáles,
Quiroz y Velásquez, 2002, página 110). Para ello se contó con una serie
de dispositivos como: colchas de recuerdos, mapas mentales, líneas de
tiempo, río de la vida. Dado el interés de hacer una lectura de las
diferentes dinámicas territoriales, estos talleres se convocaron de
acuerdo con las cinco cuencas definidas3: Calderas y Tafetanes, San
Matías, Santa Ana, Zona urbana y Zona Fría 4, además se hizo un taller
con población residente ahora en Medellín que fue víctima de
desplazamiento forzado.
Grupos focales: se realizaron cinco encuentros cuya intención era tener
una conversación profunda e íntima con grupos pequeños de
personas, además buscaba aprehender las experiencias e impresiones
que se tuvieron a partir del conflicto a nivel sectorial –salud, educación,
comercio, transporte y el Comité Interinstitucional–. En cada uno de
estos se ahondó en especificidades, se generaron controversias y se
construyeron explicaciones ampliadas sobre lo sucedido.
Entrevistas a profundidad: se hicieron entrevistas con personas que
tuvieron un significado relevante en función de su oficio, su rol o su
experiencia5 durante el periodo más álgido del conflicto armado; la
3
El término “cuenca” no debe ser entendido como una cuenca hidrográfica, se refiere a una unidad territorial
conformada por varias veredas y un punto estratégico donde convergen las mismas, representados por la
cabecera municipal, el corregimiento de Santa Ana, y los tres centros poblados (Los Medios, Galilea y La
Quiebra). (Esquema de Ordenamiento Territorial [EOT], 2000).
4 Se contó con la participación de mujeres y hombres que representaron a 35 de las 52 veredas del municipio.
Estas fueron: Bella María, Buenavista, Calderas, El Chuscal, El Jardín, El Libertador, El Oso, El Tablazo, El
Tabor, El Vergel, Galilea, La Aguada, La Arenosa, La Aurora, La Cascada, La Estrella, La Honda, La Linda, La
María, La María, Santa Ana, La Merced, La mesa, La Quiebra, Las Faldas, Las Vegas, Los Medios, Malpaso,
Quebradona Abajo, Quebradona Arriba, San Esteban, San Matías, Tafetanes y Vahitos.
5 Se hicieron entrevistas a exfuncionarios públicos que en su momento se desempeñaban como alcaldes o
secretarios de despacho, representantes de la iglesia católica, representantes de organismos internacionales,
funcionarios durante el periodo 2012- 2015, líderes y comerciantes.
conversación buscaba crear un ambiente tranquilo y de confianza para
abordar temas de la identificación de hechos, situaciones, actores y
acciones, asuntos que develaran desde sus emociones cómo vivieron y
sintieron esos momentos de confrontación armada. Por último, estos
encuentros fueron el escenario perfecto para llenar vacíos que quedaron
luego de los talleres6.
Recorrido territorial: después de tener los insumos de los talleres e
identificar los lugares de memoria que fueron significativos en el marco
de la confrontación armada, se invitó a un grupo amplio de personas
para hacer un reconocimiento de esos espacios: “la particularidad de
este método es que el reconocimiento de estos lugares así como la
construcción de las memorias se hace ‘en movimiento’ dado que el
grupo hace un recorrido y se dirige a estos lugares mientras se
comparten recuerdos y relatos” (CNRR, Grupo de Memoria Histórica,
2009, página 75). Podría decirse que este ejercicio fue un caminar por
la memoria viva que pusieron las emociones de quienes participaron
con su sentimiento.
Registro, organización, categorización y análisis de la información: cada uno
de los momentos anteriores contó con instrumentos de registro que
permitieron transcripciones detalladas para identificar los vacíos en la
información, las relevancias y las narrativas comunes que se usaron en
los Talleres de Memoria, las entrevistas y los grupos focales.
3) Sistematización:
Seguidamente se construyó un sistema categorial o libro de códigos para
clasificar la información de acuerdo con los ejes orientadores del Informe,
para ello se utilizó un software de análisis de datos cualitativos (Atlas.ti)
6 Las entrevistas correspondientes al año 2013 se realizaron en el marco del proyecto de investigación sobre
iniciativas de memoria dirigido por Pilar Riaño (UBC). Uno de los estudios de caso es el de Granada - Santa
Ana y ha sido desarrollado por la Corporación Región.
que permitió la generación de informes por cada temática con el fin de
facilitar el proceso de lectura y análisis de la información.
Esperamos que este Informe, construido desde los relatos y las memorias de la
población, sea una contribución a la comprensión de lo sucedido en Granada y
sirva para la visibilización de los profundos impactos dejados por el conflicto
armado. Se espera que sea una oportunidad para reconocer y celebrar la fuerza y
la fe profunda de la sociedad granadina en las bondades del trabajo colectivo, en
la solidaridad y en el valor de la vida, además de su persistencia en la búsqueda
de la paz desde el territorio.
1 El escenario ¿por qué
Granada?
El municipio de Granada hace parte de la zona de embalses en la subregión de
oriente antioqueño7, ubicado a 77 km de distancia de Medellín; posee pisos
térmicos que van desde los 25 °C hasta los 13 °C con alturas de hasta de 2.600
msnm, lo que propicia el desarrollo de una amplia cultura agropecuaria. Sus
recursos hídricos son abundantes y lo atraviesan los ríos Calderas, Tafetanes y
San Matías, que aportan sus aguas a las hidroeléctricas de Calderas y El Peñol. El
relieve del municipio pertenece al sistema montañoso de la Cordillera Central.
Limita con los municipios de Guatapé, San Carlos y el Peñol al norte; Santuario y
Cocorná al occidente y San Luis al sur.
7 El oriente antioqueño se divide en cuatro subregiones: altiplano, embalses, bosques y páramos, está
conformado por veintitrés municipios. En el altiplano se encuentran los municipios de Carmen de Viboral, El
Retiro, Santuario, Guarne, La Ceja, La Unión, Marinilla, Rionegro, San Vicente. En los embalses están
Alejandría, Concepción, El Peñol, Granada, Guatapé, San Carlos, San Rafael. Al páramo pertenecen Sonsón,
Nariño, Argelia, Abejorral y bosques está conformado por Cocorná, San Francisco, San Luis.
Fuente: elaboración propia con base en información de la página web de la Administración Municipal de Granada.
18.000
16.000
14.000
12.000
Población
10.000
Total
8.000
Rural
6.000
Urbano
4.000
2.000
0
1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009 2012 2014
8 El EOT del municipio de Granada define estos centros poblados rurales con base en la Ley 388 de 1997.
Todos fueron gravemente afectados por el conflicto y reducidos en su funcionalidad y ocupación.
Fuente: elaboración propia con base en información de la página web de la Administración Municipal de Granada.
9 Ver: http://granada-antioquia.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=82&Itemid=70
mantenimiento sigue haciéndose básicamente a través del trabajo colaborativo de
los campesinos.
10 Conformado por la zona de embalses (San Carlos, San Rafael, El Peñol, Guatapé, Granada, Concepción y
Alejandría), zona de páramo (Sonsón, Abejorral, Argelia y Nariño) y zona de bosques (San Francisco, Cocorná
y San Luis).
11 Correspondiente a la zona del altiplano (Marinilla, El Carmen de Viboral, El Retiro, El Santuario, La Ceja,
San Vicente, La Unión y Guarne).
tiempo estuviese alejado geográficamente de las principales rutas comerciales.
Tan solo se benefició de la proximidad con la vía Medellín-Bogotá, que le permitió
mejorar su conexión con la capital de departamento y con la del país y le
representó nuevas opciones de mercado y disminución en los costos de transporte
y, más tarde, convertirse en un centro de comercialización de excedentes
agrícolas (INER, 1990).
La economía municipal basada en el sector agropecuario ha tenido significativos
rezagos generados por prácticas tradicionales y por condiciones del mercado: el
primer factor es la prevalencia del minifundio –entre 0 y 3 hectáreas–, debido a
que las familias parcelan sus tierras como herencia, una condición a la que se
suma la informalidad en la tenencia de los predios ya que algunas veces no se
legalizan las transacciones12; en segundo lugar, la fuerza laboral en el campo es
ejercida esencialmente por el núcleo familiar, incluidos los menores y ancianos; y
por último, la actividad agropecuaria no ha contado con significativos niveles de
tecnificación, lo que genera detrimento en la calidad y cantidad de la producción,
además del encarecimiento y la baja rentabilidad de la misma, que tiene como
principales actividades en el área agrícola, la producción de café, caña de azúcar,
mora de castilla y frijol.
A pesar de su importancia natural, de la productividad agrícola y su participación,
así sea marginal, en las transferencias energéticas 13, Granada posee altos
índices de pobreza. Según estudio del PNUD, para 2002, Granada tenía el 80
por ciento de su población en los niveles 1 y 2 del Sisbén 14, haciendo parte de un
preocupante panorama subregional de pobreza en el que 12 de los 23
12
Pese a que la UAF –Unidades Agrícolas Familiares– en la zona es de 6-8 hectáreas para uso agrícola,
de 15 a 20 para mixto y de 52 a 71 para ganadero, en el municipio solo se registr an ocho predios de
extensión superior a 100 hectáreas, mientras que 3.479 predios, equivalentes al 64,09 por ciento de las
unidades catastrales son inferiores a 3 hectáreas (Anuario Estadístico de Antioquia, 2012).
13 En total el municipio de Granada recibió 2.834 millones de pesos entre 1994 y 2008 por concepto de
transferencias; con incrementos importantes en 1996 y 2006, cuando entra en funcionamiento la central
de Calderas luego de estar fuera de servicio por daños ocasionados por una tormenta y un at entado
guerrillero.
14 El Sisbén es el sistema de información colombiano que permite identificar a la población pobre potencial
beneficiaria de programas sociales. Es un instrumento de focalización individual que identifica los hogares, las
familias o los individuos más pobres y vulnerables, siendo el I y II los de mayor pobreza.
municipios tenían tasas iguales o superiores a esta. En el vecindario de esta
localidad, San Francisco y Cocorná alcanzaban el 90 por ciento al tiempo que
San Carlos y San Luis tenía el 80 por ciento de población en los niveles
inferiores de clasificación socioeconómica (PNUD, 2010, página 24).
En la encuesta Sisbén 2012 se aprecia una mejora en el promedio regional y en
el porcentaje local, aunque puede advertirse que en lo rural el 62,1 por ciento de
los encuestados continúa en los niveles inferiores de pobreza. En Granada este
porcentaje es de 70,1 por ciento en lo rural y 72,9 por ciento a nivel de toda la
población.
%
Total Total Total % Población Rural Rural
Territorio Niveles
población Nivel I Nivel II Niveles rural Nivel l Nivel II
Rural
Fuente: elaboración propia con datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
1988-1990
RODRIGO MEJÍA SALAZAR Conservador Villeguista15
(junio)
1990 – 1992
ARTURO ZULUAGA GIRALDO Conservador Villeguista
(junio)
1992-1993
ÁNGEL GUILLERMO GÓMEZ Conservador Coraje
(19-09)
16 Villeguismo: agrupación que respondía a las orientaciones de Álvaro Villegas Moreno, reconocido dirigente
del Partido Conservador en Antioquia con trayectoria en el desempeño de cargos públicos: gerente del IDEA,
diputado, alcalde y concejal de Medellín, senador y embajador plenipotenciario ante la ONU durante el gobierno
de Julio César Turbay Ayala.
17 Ramiro Valencia Cossio, exgobernador de Antioquia, representante de la corriente conservadora “Fuerza
Progresista del Coraje” presidida por su hermano el jefe político conservador Fabio Valencia Cossio.
Fuente: elaboración propia con datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Los alcaldes que asumieron este cargo a partir de 1997 fueron elegidos con
bajísimos porcentajes de votación; actuaron, como veremos en los capítulos
siguientes, bajo la presión de los diferentes actores armados y desplegaron una
serie de iniciativas para sortear los graves impactos de la guerra en la población.
Fueron partícipes del movimiento de Alcaldes de Oriente que propugnó por la
negociación y la humanización del conflicto armado.
18 Como se verá en el capítulo 4, entidades como el PNUD, La Cruz Roja, la Gobernación de Antioquia, el
Sena, por ejemplo, hicieron parte de este espacio en momentos diferentes.
Granada como epicentro regional de la paz y de la guerra
Dos frentes guerrilleros, el Carlos Alirio Buitrago del ELN y el Noveno de las
FARC-EP, apoyados por otras estructuras militares19, tuvieron fuerte presencia en
el municipio durante dos décadas, en el periodo comprendido entre los años 1988
y 2008, aunque su incursión en el territorio inició a mediados de los ochenta. En
los primeros años su poder fue hegemónico y por tanto de baja intensidad bélica y
de escasas afectaciones directas a la población, pero a partir de 1997, el territorio
se convierte en un escenario de confrontación abierta, cuando las guerrillas
elevaron los ataques armados presionando una negociación de paz con el
Gobierno, entonces inicia la penetración paramilitar y se fortalece la presencia del
Ejército con miras a una derrota militar de los grupos guerrilleros.
Los elementos que se conjugaron en el tiempo y en el espacio de Granada para
posibilitar el asentamiento de los actores armados y el desarrollo de una
confrontación de tan profundo impacto humanitario fueron de carácter variado. Lo
ocurrido en este municipio y en cuya descripción nos detendremos en los
siguientes capítulos, se explica a partir de los siguientes factores:
19 En la zona también operaron el Frente 47 y el Bloque José María Córdoba de las FARC-EP; así como el
Frente Bernardo López Arroyave del ELN.
Desde allí las guerrillas controlaban buena parte de la zona rural de los
municipios de San Carlos, San Luis, Granada y Cocorná; además de
tener la facilidad de llegar a la autopista Medellín-Bogotá, incluso a
través de carreteras terciarias de las tres últimas localidades, su
ubicación facilitó la logística de estos frentes.
El que Granada no fuera zona de paso para las guerrillas sino de
asiento permanente tuvo dos consecuencias sobre las dinámicas del
conflicto: la primera, el incremento de las hostilidades a medida que la
estrategia contrainsurgente se cerraba sobre los campamentos, toda vez
que la guerrilla se concentró en su retaguardia; y la segunda, el recurso
masivo de las minas antipersonal por parte de las FARC y del ELN para
la protección de sus bases militares.
Si bien la penetración paramilitar, orientada desde Urabá con las ACCU,
se inició con la estructura de las Autodefensas Campesinas del
Magdalena Medio (ACMM), la cual propició la “expansión hacia el
oriente desde el Magdalena Medio, con el desplazamiento del grupo
bajo el mando de Ramón Isaza”20 (Jaramillo, 2007, página 115), el
Bloque Metro (BM), que hacía presencia en el nordeste y occidente de
Antioquia así como en Medellín, fue el que tuvo predominio en la zona
hasta 2003, año en que sufrió el extermino por parte del Bloque Cacique
Nutibara.
Estas estructuras paramilitares aplicaron un cerco sobre la zona: las
ACMM desde San Luis y por la autopista, hasta el río Calderas; los
bloques Metro y Cacique Nutibara desde San Carlos, El Santuario,
Cocorná y la autopista, hasta el río Calderas. Una vez instaladas en las
cabeceras de estas localidades, la presión se concentró sobre la zona
rural –sede de los campamentos de la guerrilla– en acción combinada
con los operativos militares ejecutados por la fuerza pública.
20 En los municipios de San Carlos y San Rafael y en la zona del altiplano adelantan acciones de limpieza
contra líderes cívicos y delincuentes comunes.
2) La posición estratégica en relación con la autopista Medellín-Bogotá y las
hidroeléctricas
La construcción de la hidroeléctrica de Calderas y de las líneas de alta
tensión del sistema de interconexión eléctrica que atraviesan el territorio
desde San Carlos, junto con la apertura de la autopista Medellín-Bogotá,
constituyeron un aliciente para que las guerrillas se instalaran justo allí,
donde podían atentar con gran facilidad contra estos servicios y rentarse
de prácticas como el secuestro, la extorsión y el hurto de víveres y
mercancías en tránsito.
Fuente: elaboración propia con base en información de la página web de la Administración Municipal de Granada.
Según el CNMH (2014), en el tramo de la autopista comprendido entre
los municipios de Cocorná y San Luis se perpetraron buena parte de los
ataques a la infraestructura de transporte y vehículos, así como de los
secuestros atribuibles a la guerrilla en la zona durante el periodo 1970-
2010. Muchas de las víctimas fueron conducidas a Santa Ana y sus
alrededores en esta cuenca de Calderas gracias a la compleja red de
caminos y carreteras terciarias que la comunican con la autopista, y
justo allí también se concentraban las gestiones humanitarias o de
negociación para la liberación de personas o la devolución de bienes.
De acuerdo con el mandato de la Octava Conferencia de las FARC,
efectuada en 1993, el Bloque José María Córdoba tenía la tarea de
bloquear las vías de acceso a Medellín (CNMH, 2014), por lo tanto, uno
de sus principales objetivos era el control de la autopista.
21 Guerra de posiciones: término utilizado para caracterizar una fase avanzada de la confrontación armada
basada en un despliegue de fuerza militar en capacidad de realizar operaciones de envergadura destinadas a
infligir una derrota estratégica al enemigo.
6) La presión por resultados en la protección de la infraestructura degeneró en
crímenes contra la población
La presión para garantizar la seguridad de la infraestructura eléctrica
llevó a una estrategia combinada militar-paramilitar de enorme impacto
humanitario. Al tiempo que los bloques ilegales asesinaban a indefensos
pobladores por cada torre derribada, el batallón destacado para esta
zona, el de artillería “Coronel Jorge Eduardo Sánchez” BAJES 4, de la IV
Brigada, terminó siendo uno de los más comprometidos en las
ejecuciones extrajudiciales atribuidas a la fuerza pública en la zona
(HRW, 2015).
Al igual que en otros componentes de la contrainsurgencia, el afán de
protección de la infraestructura hidroeléctrica también coincidió con los
propósitos paramilitares, quienes sentenciaron que “por cada torre de
energía que derribe la guerrilla, serán asesinados diez campesinos en el
oriente antioqueño” (Noche y Niebla, 22 de diciembre de 1999) amenaza
que, como lo narran los pobladores en los ejercicios de memoria
realizados, se concretó con la ejecución de unos jóvenes recicladores de
cable de las torres de energía derribadas y en torno al cual se desarrolló
toda un actividad comercial; y, de ahí en adelante, a través de una serie
de homicidios selectivos asociados con la voladura de torres.
7) La guerrilla acorralada eleva la represión contra los habitantes
La retoma militar-paramilitar del oriente antioqueño empezó en la zona
de altiplano y se fue cerrando sobre las zonas de retaguardia de la
guerrilla, dentro de las cuales estaba Granada. La presión militar sobre
la autopista Medellín-Bogotá posibilitó la penetración paramilitar desde
El Santuario y Cocorná, con retenes fijos que inician en Santuario y se
desplazan por la vía a Granada, en el Alto de El Palmar, El Cebadero,
en las partidas a Cocorná con Granada y, finalmente la cabecera
municipal. Es decir, cuando la guerra llega a Granada ya ha avanzado
en otros municipios y parajes del vecindario, por lo que la combinación
de Fuerzas Militares–paramilitares tiene más capacidad de presión
sobre los campamentos y concentraciones guerrilleras.
Esta situación obliga a los insurgentes a defender sus posiciones, por lo
que se concentran en la imposición de medidas represivas contra la
población, tales como reclutamiento, homicidios y desplazamientos. Esto
marca una sustancial diferencia en las relaciones guerrilla-población y
acentúa la dinámica de afectación generalizada a la vida cotidiana por
parte de todos los actores armados.
22 Entre junio de 1998 y febrero de 2002 el Gobierno nacional y las FARC-EP sostuvieron negociaciones de
paz en San Vicente de El Caguán (Meta).
23 El conocimiento de las experiencias de asambleas constituyentes realizadas en los municipios de Mogotes,
y de Tarso sirvió de referencia para el impulso a un proceso constituyente en el oriente antioqueño. El 14 de
septiembre de 2002, en Marinilla, se llevó a cabo una Asamblea Regional Constituyente. Luego se realizaron
otras ocho asambleas más, en las que congregaron diversas organizaciones sociales, gremiales, de género,
políticas, cívicas y territoriales, a los representantes de la comunidad ante los organismos de concertación, y a
los ciudadanos y ciudadanas independientes pero interesados en la buena marcha de los asuntos públicos del
municipio, a la construcción de un consenso en torno a los acercamientos humanitarios, hacia una cultura de
escenario participativo de amplia representación para la gestión del
desarrollo y la superación del conflicto armado. Esta estructura sirvió de
base al Plan Congruente de Paz y a la Asamblea Constituyente de
Antioquia, del gobernador Guillermo Gaviria Correa, al tiempo que fue un
importante escenario en el tratamiento de algunas situaciones de crisis
humanitaria e institucional. Desde estos espacios se propiciaron
acercamientos con los actores armados y se acompañó a los alcaldes en
su gestión por la humanización.
En parte como resultado de esta iniciativa, se dio un “proceso amplio de
participación ciudadana en favor de la superación del conflicto en el cual
se destacó el papel activo y las respuestas organizadas de sectores
sociales e institucionales para lograr la humanización del mismo y la
configuración de un ‘Laboratorio de paz’ mediante el desarrollo
sostenible” (Prodepaz y otros, 2003). Por ser justamente epicentro del
conflicto armado, Granada fue sede de los principales eventos de
encuentro con el Gobierno central y la comunidad internacional en la
ruta de implementación de esta estrategia de paz.
Lo ocurrido en este municipio no se explica solo desde la acción de los
actores armados sino también desde la organización y la iniciativa de su
población, dispuesta a gestionar la terminación pacífica del conflicto
armado y la superación de los impactos de la guerra. Actuando hacia
afuera, en la perspectiva regional a partir de su liderazgo en la gestión
del Segundo Laboratorio de Paz de la Unión Europea; y hacia adentro,
en la articulación institucional y sectorial de su Comité Interinstitucional,
los líderes y la población de Granada implementaron alternativas
sociales y políticas que contribuyeron a aminorar los impactos de la
crisis humanitaria. Acciones como la reconstrucción después de las
tomas armadas por parte de las FARC, la realización de jornadas por la
paz y convivencia, la planeación participativa y la autonomía de la región como camino para una solución integral
a la guerra que azotaba al oriente (Jaramillo, 2007).
vida y contra la guerra, la asistencia humanitaria a las víctimas de
desplazamientos o masacres, entre otras, fueron un soporte
fundamental para la población durante y después del conflicto armado.
Pero la gestión en favor de la salida negociada no fue aprobada por el
Gobierno nacional y recibió un contundente rechazo por parte de los
paramilitares. Los alcaldes fueron judicializados y sometidos a procesos
disciplinarios; entraron en acción siete batallones y un comando aéreo, y
los paramilitares llegaron a romper toda la dinámica de acercamientos
humanitarios y movimiento por la paz, con amenazas a líderes y
funcionarios, el secuestro de los alcaldes y la negativa a cualquier
acuerdo de distensión o diálogos regionales.
Las guerrillas incrementaron su accionar militar, las FARC para mejorar
sus condiciones en El Caguán y el ELN para demostrar la fuerza que le
haría acreedora a un despeje; con lo que en la zona se instaló la acción
radical de todas las partes en contienda, asfixiando progresivamente los
esfuerzos por la paz que desde la sociedad y algunos sectores de la
institucionalidad pública se hacían en la región, teniendo como epicentro
al municipio de Granada, ya que su corregimiento se había convertido
en el eje para los contactos con las guerrillas y para acuerdos
humanitarios tan importantes como la liberación de uniformados24.
La presión sobre los alcaldes hizo que finalmente desistieran de su gestión
humanitaria y el escenario de guerra se consolidó en este territorio en
2002 con el fin del proceso con las FARC y la llegada de Álvaro Uribe
Vélez a la presidencia, que con su modelo de “seguridad democrática” no
dejaba espacio al movimiento por la paz. La acción alternativa a la guerra
se concentró en el Laboratorio de Paz de la Unión Europea, pero ya no
como acción política por la paz sino como plan humanitario para mitigar
los impactos de la confrontación. Los mandatarios locales siguieron
24 En junio de 2001 la región fue escenario de los acuerdos humanitarios con las FARC, en virtud de los cuales
se devolvió la libertad a 363 uniformados: 26 policías fueron entregados en Santa Ana (El Mundo, 1° de julio de
2001, página 12).
actuando como Consejo Subregional de Alcaldes pero reducidos cada vez
más a la discusión sobre la ejecución de los proyectos del Laboratorio de
Paz bajo el liderazgo de Prodepaz, al tiempo que las asambleas
constituyentes entraron en crisis luego del declive sufrido por el proyecto
departamental de desarrollo ante el secuestro del gobernador Guillermo
Gaviria Correa y su asesor de paz Gilberto Echeverry Mejía, en abril de
2002, por parte de las FARC.
Fuente: elaboración propia con datos del RUV (Registro Único de Víctimas). Actualizado al 1° de junio de 2016 26
26 Como se planteó en la introducción, las cifras de la UARIV no pueden leerse en relación con el total de
personas victimizadas. No obstante, se acude a ellas puesto que permite apreciar las tendencias de hechos
victimizantes en relación con los periodos analizados.
2.1.1. Inserción y consolidación de poder de “Los Elenos”
Los ochenta son los años de mayor expansión del dominio guerrillero en
Colombia27. Las FARC, el ELN, el M-19, el EPL, el Quintín Lame, hacen presencia
bajo diferentes modalidades en diversos territorios y crecen de manera
exponencial tanto en número de frentes como en ocupación de territorios28. La
creación en principio de la CNG (Coordinadora Nacional Guerrillera) (1985), y
luego, la CGSB (Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar) (1987) fueron expresión
de este fortalecimiento.
La ubicación de centrales hidroeléctricas en la subregión de embalses del oriente
antioqueño –como se explicó en el capítulo anterior– subyace al conflicto armado
que se dio en este periodo en esta región, aunque con algunos matices según la
subregión. En las localidades en las que estos megaproyectos se asentaron hubo
un rechazo casi generalizado, primero por la consecuencia inmediata de desalojo
forzado para un sector importante de la población; segundo, por el bajo nivel de
consulta y participación que tuvieron; y tercero, por los pocos beneficios
económicos y sociales que esto representó para las localidades, caracterizadas
por altos niveles de pobreza.
Como consecuencia, en Marinilla, El Peñol, Guatapé, San Carlos y municipios
aledaños, se conformó el Movimiento Cívico del Oriente, una de las principales
expresiones de movilización social y política en el país hasta mediados de los
ochenta (García, 1994; Novoa, 2009). Como lo han señalado otros estudios, este
Movimiento se convirtió en un factor de atracción para las guerrillas que vieron allí
una oportunidad para avanzar en la ocupación de territorios clave en la economía
del país con la meta de capturar los recursos derivados de la explotación de sus
riquezas naturales, así como de canalizar el descontento popular y apropiar
algunas de sus reivindicaciones (Grupo de Memoria Histórica, 2011, página 45).
27 Dicho auge estuvo precedido en el caso de las FARC por una primera fase de expansión que abarca los
años 1977 y 1982 y en la cual se dieron los primeros pasos para el tránsito de una guerrilla partisana y a la
defensiva hacia una guerrilla ofensiva (González, Bolívar y Vásquez, 2002, página 54).
28 Este crecimiento en buena medida se da en relación con las negociaciones propuestas por Belisario
Betancur en 1984. Se calcula que entre 1981 y 1986 los dos frentes del EPL se convirtieron en doce, el ELN
aumentó de tres a diez y las FARC de diez a 31 (Echandía, 2006, citado por González, 2014, página 391;
Pécaut, 2008, páginas 46-50).
Sumado a esto, la quebrada topografía de espesos bosques, la nutrida
disponibilidad de alimentos, la existencia de gran número de organizaciones
sociales activas y afines a reivindicaciones sociales y su ubicación en un corredor
estratégico para los distintos frentes entre el Eje Cafetero, el Magdalena Medio y
el nordeste antioqueño, constituyeron el escenario más propicio para que, a
inicios de los años ochenta, incursionara el ELN y luego las FARC.
El ELN tuvo en el oriente antioqueño uno de sus nichos estratégicos. Su
principal foco de interés estuvo en el corredor formado por la zona de la
autopista Medellín-Bogotá (zona centro-oriental), la zona de los embalses
(nororiente de la región) y los municipios de “frontera” entre estas subregiones
periféricas y el “altiplano” cercano a Medellín, tales como San Vicente, El
Santuario, El Carmen de Viboral y La Unión 29. Con la puesta en marcha de sus
frentes guerrilleros, el Carlos Alirio Buitrago y el Bernardo López Arroyave30, el
ELN logró consolidarse de forma tal que cuando se fundó la Coordinadora
Guerrillera Simón Bolívar, en 1987, sirvió de soporte para la avanzada de las
FARC en la región.
El Frente Carlos Alirio Buitrago del ELN en principio adoptó una presencia discreta
en Granada, en veredas de la cuenca Calderas, pero sobre todo en el
corregimiento de Santa Ana que sirvió como centro de operaciones. Su ubicación
geofísica y boscosa, sumado a una precaria presencia de Fuerzas Militares que se
agudiza con la retirada de la estación de Policía del corregimiento en 1983, más la
existencia de un sistema vial que se había construido durante el proceso de
colonización y expansión que comunicaba el municipio con San Carlos, San Luis y
Cocorná fueron factores que facilitaron este asiento (Arboleda, 2012; Grisales,
2012).
29 La presencia del ELN es también el resultado de la Conferencia nacional “Héroes de Anorí” realizada en
1983 y en la que se declara superada la crisis que casi lleva a la extinción de este grupo hacia finales de los
años ochenta. En esta se propone ampliar y profundizar el trabajo de masas, estrechar las relaciones campo-
ciudad y de manera especial, la guerra de guerrillas como la estrategia que permitiría materializar el modelo de
revolución por el que se optaba: La Guerra Popular Prolongada. Ver: Medina, 2010, páginas 257-358.
30 Sobre la historia de los hermanos Alirio Buitrago y Bernardo López Arroyave que dan origen al nombre de
estos frentes, ver: Gómez, Juan Alberto, 2012, Entre tarde y noche.
La estrategia del ELN estuvo enfocada, en primer lugar, en permear las
dinámicas sociales y políticas. Esto les permitió, como se describe en el
siguiente relato de un campesino de la Cuenca de Calderas, pasar de ser
externos a ser percibidos como parte de la comunidad, de sus dinámicas y vida
cotidiana.
Al comienzo empezó a llegar gente extraña a la vereda, llegaron unos muchachos, decían
que venían de allá abajo de San Carlos y primero llegaron supuestamente a trabajar en
una finca al otro lado del río [Calderas], ellos llegaron y ellos no molestaban a nadie, sino
que al cabo del tiempo ellos empezaron a hacer amigos en la vereda, a entrevistarse con los
jóvenes y a enterarse de todo, ellos iban enterándose de todo lo que pasaba… Vivían
dentro de la comunidad, dialogaban con la gente, pero la gente no imaginaba quiénes eran.
Llegaron supuestamente a trabajar por la vereda, llegaban y ocupaban una casa,
empezaban a trabajar en la finca, eran normales, como jornaleros (CNMH, mujer, Cuenca
de Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
(...) iban a la discoteca y allá nos emparrandábamos con ellos y ellos con uniforme,
pasábamos rico. A ellos se les pedía, por ejemplo, que vamos a hacer una actividad con
la gente, con los jóvenes, nos daban marrano. Campeonatos, una vez hicimos uno de
voleibol relámpago, también los metíamos, ellos se integraban con la comunidad,
participaban de las actividades (CNMH, mujer, entrevista, agosto de 2013).
Los domingos que salían los campesinos al pueblo uno les preguntaba que si era
verdad que se había metido la guerrilla y ellos decían que sí, que estaban muy contentos
porque estaban haciendo perder los ladrones y que no le estaban haciendo daño a nadie.
Los campesinos venían tranquilos para el pueblo porque no les robaban sus cositas,
podían dejar su cafecito, todo lo producido porque no les robaban, no se perdía nada y
anteriormente todo se lo robaban. Antes de que llegara la guerrilla, en todas las veredas
había muchos ladrones y a los campesinos les daba miedo dejar la casa sola porque les
robaban el radiecito, la grabadorcita, todo lo que fuera, café… y cuando comenzaron los
grupos subversivos lo primero que hacían era terminar con los ladrones, les daban un
ultimátum para que se fueran (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 2
de julio de 2014).
En los relatos de la población es claro que la hegemonía guerrillera fue posible
porque no hubo contradictor alguno, se trataba, como algunos dicen de “un
territorio virgen” que aprovechó la débil presencia de las instituciones estatales –
policiales, civiles y judiciales– para copar un espacio de regulación y ordenamiento
social que otorgó legitimidad a su accionar; durante varios años fue un poder real,
sin disputas.
[la guerrilla del ELN entró] como salvador, es decir, el Estado no sabía cumplir con sus
funciones, lo que digo es: en una cuestión tan sencilla como un lindero, violencia
intrafamiliar, todas esas cosas, como el Estado no lo hacía, llegó como salvadora, llegaron
a una tierra virgen donde no tienen contradictores entonces la labor podía ser muy
relajada, tan relajada que tenían tiempo, primero lo militar era tan relajado, ¿cuánto hace
que en Santa Ana no había Policía? muchos años; en Granada la Policía cada vez se fue
recogiendo más en el comando de Policía, entonces ellos llegan donde no hay
contradictor, no hay quien responda desde el punto de vista militar porque el Ejército no
se veía, no hay quien responda desde el punto de vista de la justicia, porque la justicia no
opera[ba] entonces llegan como salvadores porque llegan a organizar desde el problema
de los linderos, hasta el señor que coge las muchachitas, llegan a organizar todo ese tipo
de cosas y la gente empezó a verlo bien, que es la otra parte y la gente no pensaba en
cierto modo que era una forma de meterse al conflicto, ellos llegaban como redentores
(CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de 2014).
Las FARC más militar y beligerante, una línea de mando más radical, más vertical y el
ELN en su estructura era más colegiado, más de concertación, un órgano más consultivo
y más de privilegiar el tema de base, ahí se ven dos proyectos de izquierda totalmente
distintos, el del ELN de hacer un trabajo de acercamiento, de base, de convencimiento
desde los argumentos a la comunidad, frente al proyecto de las FARC que es de
imposición, de autoridad y más de adoctrinamiento desde la fuerza de un fusil o de un
arma más que del argumento (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19
de septiembre de 2014).
Llega el momento en que las diferencias entre estas dos guerrillas eran mucho
más amplias y tenían que ver con la interpretación del tipo de lucha armada, con la
estrategia militar, con la postura frente a los diálogo de paz (Medina, 2010;
González, 2014). No obstante, a la luz de la estrategia de unidad en torno a la
Coordinadora Guerrillera, estas diferencias pasaron a segundo plano. Años más
tarde, sin embargo, llevarán incluso a una abierta confrontación militar.
desde el año 1988 que fue la primera toma o el primer daño que hicieron, hubo una
bomba debajo del Palacio Municipal, esa fue la primera entrada de los subversivos a
nuestro pueblo, de ahí comenzamos el sufrimiento, más aún, de ahí en adelante seguimos
en expectativa, constantemente amenazas, constantemente una cosa y la otra (CNMH,
hombre, Grupo Focal Comerciantes, 4 de septiembre de 2014).
A partir de ese momento, la gente comenzó a saber que “esto era una guerra” y
que lo peor estaba por venir. De aquí en adelante esta sería la relación del ELN y
las FARC con el casco urbano, no de asentamiento, sino de incursión y retaliación.
31 Para el ELN esta era la alternativa que se planteaba ante la profunda crisis que vivía en el país en cabeza
del presidente Samper acusado de recibir dineros del narcotráfico, el ya explícito avance del paramilitarismo y
el narcotráfico (Medina, s.f., página 660).
32 Esta operación estuvo bajo el mando de la IV Brigada y el Batallón contraguerrilla Barbacoas. En la operación
mueren dos guerrilleros, dos personas sin identificar y hay una detención. Según el testimonios del comandante
“El campamento descubierto en Granada tenía área de entrenamiento, cocina y una fábrica rudimentaria para la
producción de uniformes, y una nueva modalidad de minas “quiebrapatas”, con tubos de PVC, que son activadas
mediante una carga eléctrica” (El Tiempo, 8 de junio de 1996). (El tema de los campamentos con conexión a casas
del casco urbano va a ser referido en varios de los testimonios).
33 Según el portal Verdad Abierta, en Marinilla, sacaron a tres campesinos de sus casas y nunca más se supo de
ellos. Tres meses después las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio asesinaban a tres labriegos en San
Luis, otro grupo asesinaba a un estudiante en La Ceja, al que le dejaron un letrero colgado del cuerpo: “Fuera
terroristas de la Universidad de Antioquia responsables de ataques en fincas del oriente”.
constantes en lujosas camionetas, sin control por parte del Ejército, que para esta
época contaba con varias bases militares y realizaba operativos constantes sobre
la autopista, fueron las señales de la presencia de este nuevo actor: las
Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio al mando de Ramón Isaza y
alias McGiver.
Pese a que el ministro de Defensa del gobierno de Ernesto Samper, Juan Carlos
Esguerra, a fines de 1996 puso de presente la decisión de combatir de manera
frontal a los grupos paramilitares que operaban en el país, estos continuaron su
avanzada. En particular, las ACCU manifestaron “jamás abandonaremos la lucha
contrainsurgente mientras que la guerrilla continúe empeñada en la toma del
poder por medio de las armas” (González, Bolívar y Vásquez, 2002, páginas 147-
148) y continuaron su avanzada. En el caso de Granada comenzaron su aparición
en el casco urbano en 1996, cuando con lista en mano asesinaron a dos personas
en el sector de la bomba y generaron el desplazamiento de los comerciantes
conocidos como Los Urreas. Aún la población no tenía plena identificación de este
actor, pero intuía que había disputa, que la guerrilla ya no estaba sola.
Fuente: elaboración propia con datos del RUV (Registro Único de Víctimas). Actualizado al 1° de junio de 2016.
34 Se llamaba así a los secuestros que se hacían en un retén ubicado en una vía pública. Se trata de retenes
donde la guerrilla cogía al que cayera y luego averiguaba quiénes eran y cuánto valían. Esta práctica hizo del
hidroeléctrica; los paramilitares anunciaron su llegada “oficial” y las fuerzas
armadas intensificaron las operaciones militares de confrontación con la
guerrilla. En este panorama sobresalen varios acontecimientos.
Lo único que recuerdo es que el otro niño que yo tengo, él sintió ese helicóptero y él
vivía loco de ganas de montar en avión y me decía: ¡vamos mamá para que me den una
vueltecita! Cuando eso yo vivía en el campo. Para uno miedoso no era, era una cosa que
significaba mucho, eso era muy bonito y muy organizado, a ellos los trajeron en desfile y
todo muy bonito en el atrio, aquí había unos lazos que no dejaban pasar, pero como
estábamos en el balcón veíamos todo y nosotros nos volvimos para el campo, entonces
no nos daba miedo (CNMH, mujer, entrevista, 11 de julio de 2013).
En efecto, la guerrilla del ELN hizo de este un escenario para mostrar su poderío,
presentar su propuesta política de Convención Nacional y sentar las bases para
un diálogo con el Gobierno nacional35. Aun después de este hecho, las elecciones
populares se llevaron a cabo, pero contando con una participación marginal del
potencial electoral de la población. En ese año se registraron los comicios
electorales más atípicos del municipio, se obtuvo la participación electoral más
baja; el nuevo alcalde se escogió con apenas 8,4 por ciento de la votación total,
equivalente a 980 votos, de los cuales tan solo 433 fueron por el candidato
vencedor, Carlos Mario Zuluaga. Algo similar ocurrió en la región en donde apenas
35 Justo en este evento, el ELN establece contacto con el entonces asesor de paz, Víctor G. Ricardo. Las
conversaciones avanzan hasta lograr el traslado a Wurzburg (Alemania), donde se suscribió el Acuerdo de Puerta
del Cielo el 15 de julio de 1998.
se logró un 31 por ciento respecto al censo electoral y municipios como Alejandría
y San Francisco no alcanzaron el 1 por ciento.
1988 66,9 69
1990 41,7 63
1992 36 50
1994 42,1 48
1997 8,4 31
2000 25,7 51
2003 26,1 54
2007 31,1 59
Fuente: elaboración propia con datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil, 2014.
Para ese entonces las FARC empezaron a hablar de presencia paramilitar en el oriente
antioqueño. La condición para liberarnos era que los periódicos nacionales difundieran un
comunicado de prensa que lo mandaron a través de los periodistas que estaban con
nosotros, en ese comunicado denunciaban la presencia paramilitar en el oriente
antioqueño y era la primera vez que denunciaban a Rito Alejo del Río en Urabá, como
propiciador de las autodefensas (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista,
22 de abril de 2015).
“Secuestrados, de nuevo con los suyos”. Fuente: El Colombiano, 20 de diciembre de 1997, página 8A.
Al año siguiente, en 1998, Carlos Mario Zuluaga, ya como alcalde en ejercicio, fue
nuevamente secuestrado y junto con él otros alcaldes del oriente. Este secuestro
hizo parte de la estrategia del ELN para presionar un diálogo regional, la
reubicación de las bases militares en los cascos urbanos y la realización de un
foro energético regional. La reivindicación de la democracia local y el impulso de
diálogos regionales encaminados a humanizar la guerra a través del movimiento
de alcaldes del oriente y del Movimiento Regional de Paz, como vimos en el
capítulo anterior, fueron, en parte, la respuesta a esta situación.
2.2.2. Llegan las ACCU y ponen la mira en Santa Ana
El hallazgo de campamentos guerrilleros en Santa Ana y Calderas, fuertemente
dotados36 y el secuestro en 1997 de los miembros veedores de la OEA reforzaron
a nivel nacional e internacional la mirada de Santa Ana como asiento guerrillero.
Con este acto, el ELN desafió al Estado y este respondió con una fuerte acción
militar.
Desde ese momento, el gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, inició una
campaña de señalamiento sobre localidades, organizaciones y líderes del
territorio, acusándolos públicamente de tener una posición de sometimiento o de
connivencia con la guerrilla. El Gobierno central a la vez que propugnaba por una
salida negociada reforzaba la respuesta militar negando la existencia del
paramilitarismo37.
Desde las Autodefensas Unidas de Colombia se sentenció la recuperación militar
del oriente “a sangre y fuego”, poniendo en la mira a la población de Granada, no
solo por la histórica presencia subversiva, sino básicamente porque su
corregimiento Santa Ana era considerado, como ya se dijo, “un pequeño Caguán”
o “un santuario del ELN”. El anuncio de esta ofensiva se hizo en el marco de una
fase de fortalecimiento y expansión del paramilitarismo evidenciado en la
conformación de cinco bloques de combate: Bloque Occidental que comprendía la
región suroccidental departamentos de Antioquia, Córdoba, Chocó, Caldas y
Risaralda; Bloque Norte que agrupaba los frentes de la costa Caribe; Bloque
Llanero, con los frentes Ariari y Guaviare y del Piedemonte llanero y el Bloque
36 Al respecto, una noticia publicada en el periódico El Tiempo dice: “El batallón de contraguerrillas No. 42
Héroes de Barbacoas dio un golpe a la infraestructura logística del Frente Carlos Alirio Buitrago, al desmantelar
un campamento en Granada, oriente antioqueño, donde operaba una fábrica de uniformes y de minas
‘quiebrapatas’. El campamento descubierto en Granada tenía áreas de entrenamiento, cocina y una fábrica
rudimentaria para la producción de uniformes, y una nueva modalidad de minas quiebrapatas, con tubos de
PVC, que son activadas mediante una carga eléctrica. Según el Ejército, estas personas estaban
comprometidas en tareas proselitistas, secuestro, extorsión e intimidación a la población civil”.
37 Fernán González ha llamado la atención sobre la división del Gobierno nacional presidido por Ernesto
Samper Pizano frente al conflicto armado: mientras un sector abanderado por el ministro de Defensa,
Fernando Botero, abogaba por el fortalecimiento de la acción militar y negaba vínculos del establecimiento
con el paramilitarismo, otro, en cabeza del Comisionado de Paz, Carlos Holmes Trujillo, consideraba que el
cese al fuego no era condición necesaria para iniciar el proceso de paz; el superintendente para la Vigilancia
y Seguridad, se mostraba favorable a las Convivir y negaba la existencia del paramilitarismo (González,
2014, página 422).
Metro que integraba los frentes del sureste, occidente y nordeste de Antioquia
todos bajo la comandancia del Estado Mayor asentado en el Nudo de Paramillo
(González, Bolívar y Vásquez, 2002, página 81).
Fue entonces cuando hombres armados del Bloque Metro y el Bloque José Luis
Zuluaga de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, incursionaron en
los municipios del altiplano, embalses y la autopista Medellín-Bogotá
estableciendo como centro de operaciones el corregimiento San José (La Ceja),
corregimiento La Danta (Sonsón), corregimiento El Jordán (San Carlos) y el
corregimiento El Prodigio (San Luis). Con esta arremetida de los paramilitares en
la región, se desafiaba la presencia guerrillera en la zona de embalses y se
rompían los corredores utilizados por las FARC y el ELN para conectar esta región
con Medellín (García de la Torre y Aramburu, 2011, página 76).
Ese año anunciaron de manera explícita su intento de disputarse el control del
territorio: desde un helicóptero que sobrevoló por cinco municipios del oriente, se
lanzaron volantes en los que se advertía a la guerrilla y a sus colaboradores el
inicio de “una guerra sin cuartel”:
Comunicado de las AUC. Fuente: Archivo documental, Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Granada, 1998.
El interés, según lo explicó el jefe de las AUC, Carlos Castaño en los medios, era
quitarle espacios a la guerrilla en esta zona, donde ejercía un efecto
desestabilizador por las acciones de sabotaje que desarrollaba en la vía Medellín-
Bogotá y los ataques a la infraestructura eléctrica. Explicó que con dicha finalidad
fue enviada una gran cantidad de combatientes procedentes del Urabá y Medellín,
además de los que se reclutaron oriundos de la región38.
Rodrigo García alias Doblecero fue designado por Carlos Castaño como el líder de
esta estrategia y para ello contó con el Bloque Metro BM39 que incialmente trajo
personas de Medellín y Urabá y luego fue nutriéndose con la gente de la región. El
BM tuvo su centro de operaciones en el corregimiento de El Jordán en el municipio
de San Carlos. Sin embargo, Doblecero ubicaba gente en pueblos y en puntos
clave para su organización. Alias Arboleda40 fue su hombre de confianza en
Granada con quien diseñó la estrategia de inserción. Llegar a Santa Ana era
el máximo objetivo.
Posterior a este anuncio, y a raíz de los ataques a torres de energía y a la
Central Hidroeléctrica Calderas, ubicada entre Granada y San Carlos, el
gobernador de Antioquia decidió un aumento considerable en el pie de fuerza
pública en el oriente con el ingreso de más soldados del Batallón Mecanizado
Juan del Corral (El Colombiano, 28 de octubre de 1998, página 2A). Para este
momento, la nueva estrategia ofensiva del Ejército empezaba a dar resultados
38 Según Ricardo López, alias Rober o Marrano, las ACCU de Urabá llegaron con 20 o 30 urbanos, dos meses
después llegó el grupo rural de 40 hombres. Tenían la base de operaciones en La Ceja (Antioquia). Sobre el modus
operandi, dice: los urbanos operaban de civil, la patrulla tenía uniforme militar y fusilería. Uniformes iguales a los
regulares del Ejército. La inteligencia la hacían en motocicletas. Siempre contaron con la colaboración del Ejército
(Colombia, Fiscalía General de la Nación, Fiscalía 47 Dirección Especializada de Justicia Transicional, entrevista a
postulado de Justicia y Paz del 12 de marzo de 2015, Fiscal delegado: Carlos Alberto Camargo Hernández, Técnico
Investigador: Willians Darío Guzmán Osorio (Consecutivo 80005 Entrevista FPJ-14).
39 El Bloque Metro, comandado por alias Doblecero era una estructura que, aunque orgánica de las AUC, no era
autónoma sino que hacía parte del dispositivo en expansión de las ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba
y Urabá). En su composición se combinaba la presencia de personas oriundas de San Carlos, Urabá y Medellín.
Algunos de ellos tenían experiencia en bandas y organizaciones criminales, otros se vincularon a los paramilitares
bajo amenaza de muerte y otros manifestaron que lo hicieron por no tener otras fuentes de ingresos o como una
manera de negociar el no pago de las cuotas que se cobraban a los comerciantes (CNMH, 2011, página 75).
40 Jorge Iván Arboleda Garcés, alias Arboleda, la mayor parte de su accionar militar estuvo centrada en varios
municipios del oriente antioqueño, “tenía instrucción militar pues fue soldado [profesional], y tras su salida del
Ejército ingresó al Bloque Metro de las AUC comandado en ese entonces por alias Doblecero. Cuando se desató
la guerra de varios bloques contra el Bloque Metro, Arboleda se le entregó al Bloque Central Bolívar con unos 100
paramilitares”. Algunas personas desmovilizadas lo señalaban de ser “sanguinario” y de participar en varias
masacres con los paramilitares, una de ellas en Yolombó (El Colombiano, 24 de marzo de 2012). Además se le
acusa de participar en asesinatos selectivos en Granada, Guatapé y San Rafael. Luego de su desmovilización con
el Bloque Central Bolívar se unió a las filas de Los Urabeños desde allí se le imputaron cargos por homicidio,
homicidio agravado y desplazamiento, entre otros múltiples delitos, su muerte se produjo en marzo de 2012 luego
de una operación conjunta entre la Dijín y Comandos Jungla de la Policía Nacional en el municipio de Segovia
(Caracol Radio, 26 de marzo de 2012).
con la incursión en zonas que le conferían una ventaja táctica a las FARC, como
el cañón de La Llorona en la vía Dabeiba-Medellín y el uso de helicópteros y
aviones de combate gracias a los recursos del Plan Colombia (González, Bolívar
y Vásquez, 2002, página 78).
Los operativos militares y los enfrentamientos con la guerrilla empezaron a ser una
escena cotidiana en la zona rural de Granada, según lo relata este campesino de
la Cuenca de San Matías:
41 “Desde octubre de 1998, miembros de la sociedad civil y el COCE (Comando Central del ELN), en un sitio
no identificado de la zona rural del oriente, preparaban la Convención Nacional, pactada en los acuerdos de
Maguncia, Alemania, el pasado julio del mismo año” (El Colombiano, 12 de octubre de 1998, página 2A).
hegemonía guerrillera, la llegada de los paramilitares se interpreta como el intento
de usurpar un territorio que, en todo caso, ya no le pertenecía a la población:
Línea de tiempo corregimiento Santa Ana. Los habitantes de la cuenca Santa Ana identifican en una línea de tiempo los
principales hechos de violencia en su territorio, allí evidencian, entre otros hechos, cómo desde 1997 con la entrega de los
funcionarios de la OEA se hace visible Santa Ana como lugar de terror, a partir de allí inician operativos del Ejército y la
población empieza a desplazarse. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Santa Ana 19 y 20 de julio de 2014.
42Entre 1998 y 2012 las guerrillas perpetraron 854 ataques a poblaciones que dejaron 391 civiles muertos en 417
municipios del país (GMH, Basta Ya, 2013, página 90).
43 Dicha operación comprometió a cuatro batallones adscritos a la IV Brigada con sede en Medellín y obligó a
los frentes Carlos Alirio Buitrago y Bernardo López a un repliegue en más de once municipios de la región del
oriente (González, Bolívar y Vásquez, 2002, página 84).
“Terror en Santa Ana por operación militar”. Fuente: El Colombiano, 8 de mayo de 1999, página 8A.
Estas acciones generaron un relativo repliegue del ELN hacia la zona de bosques.
No obstante, para demostrar que aún tenían el poder, deciden como acto
simbólico, en 1999, izar su bandera roja y negra en la antena repetidora del casco
urbano, minando el lugar para protegerla. Así lo recuerda uno de los pobladores:
yo creo que fue en el 99, no tengo el dato preciso, se puso la bandera de Los Elenos
en la repetidora, roja y negra y minaron eso ahí (CNMH, Taller de Memoria, hombre, zona
urbana, 12 y 13 de julio de 2014).
Cuando empezaron los retenes en el Alto del Palmar, empezaron a entrar los
paramilitares en la zona, fue una manera de hacer presencia, entrando por el Santuario,
empezaron a retener vehículos, a bajar personas, a ajusticiar a las personas, empezó a
sembrarse el terror. Este grupo empezó a arremeter fuertemente hasta que llegó a la zona
urbana del municipio (CNMH, mujer, exfuncionaria de la alcaldía, entrevista, 13 de agosto
de 2014).
En aquella la época, la Defensoría del Pueblo informó que solo en el primer
semestre de 2000 habían muerto más de 50 personas en asesinatos selectivos
entre El Santuario y Granada (El Colombiano, 3 de septiembre de 2000).
MUNICIPIOS Y ENTIDAD
CANTIDAD GRUPOS
SUBREGIONES AFECTADA
ORIENTE 113
3 ELN ISA
8 ELN ISA
Fuente: Programa presidencial de DDHH y DIH. Boletín estadístico, número 7, febrero de 2005.
Hubo un factor que generó mucha desestabilización y mató mucha gente: las voladuras
de torres de energía. La voladura de las torres de energía se terminó volviendo no solo
una presión para las empresas generadoras de energía sino una oportunidad económica
por la venta del cable, en torno a la venta del cable de redes se conformó toda una cadena
comercial. Entonces tumbaban la torre y no solo era presión política sino el cable, es
aluminio, comercialmente muy rentable para ese momento y los campesinos decían”
estoy cortando cable”, todo el mundo lo hacía, se volvió una actividad comercial durante
un tiempo en las zonas rurales de Granada. Había unos que se volvieron expertos en
cortar, otros en transportar y había unos que venían a Medellín y lo vendían, no sé dónde
ni cómo. La primera muerte fueron los tres que comercializaban el cable, los mataron
llegando de Medellín un sábado en el Alto del Palmar. En mi mente todos los que tenían
relación con el cable fueron los primeros que se fueron muriendo (CNMH, hombre,
exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 22 de abril de 2015).
“Una hora de terror por las calles de Granada”. Fuente: El Colombiano, 5 de noviembre de 2000, página 3A.
Aunque ya había anuncios y acciones que constataban la presencia paramilitar,
este hecho ofrece evidencias del tipo de accionar que los caracterizaba y de los
impactos que generaría en la población. Días después de la masacre, en un
comunicado el 11 de noviembre, el Bloque Metro reconoció su autoría según su
versión, “once de las diecinueve víctimas eran su objetivo militar, milicianos,
mientras que el restante eran personas inocentes ajenas al conflicto” (El
Colombiano, 12 de noviembre de 2000, página 9A). La comunidad y las
instituciones expresaron su indignación y rechazo a esta versión y a la difundida
por el comandante de la Policía de Antioquia, coronel Guillermo Aranda Leal
según la cual “los asesinos se disfrazaron de guerrilleros y comenzaron a disparar
contra la gente cuanto esta salió a aplaudirlos” (El Colombiano, 5 de noviembre de
2000, página 3A).
La comunidad granadina rechazó de manera enérgica esta versión la cual
constituía no solo una afrenta contra las víctimas y la población, sino una
justificación de un acto atroz. Pero además, de nuevo, la oficialización de un
estigma que jugó de manera clara en el devenir de la guerra. Según varios
testimonios, por el contrario, tras escuchar las primeras explosiones y disparos,
la gente con miedo, corrió a esconderse a sus casas. El Comité Interinstitucional
emitió un comunicado justamente desmintiendo esta versión y haciendo un
llamado a los medios para que buscaran objetividad en la noticia y no
contribuyeran a la estigmatización de la población.
Comunicado del Comité Interinstitucional de Granada. Fuente: Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Granada, archivo
documental, 2000.
Miembros del Bloque Metro reconocieron que, en efecto, esta masacre fue
ordenada por su máximo comandante Mauricio García Fernández, alias Rodrigo
Doblecero, que en ella habían usado brazaletes del ELN para confundir a la
población y que asesinaron personas consideradas auxiliares de la guerrilla 45.
Un mes después (el 6 y 7 de diciembre del año 2000), los frentes 9°, 34° y 47°
de las FARC, supuestamente como retaliación a la masacre paramilitar,
efectuaron un ataque que dejó parcialmente destruido el casco u rbano de
Granada. La toma armada, comandada por alias Karina y Jhon Darío Jaramillo
alias Santiago, duró 18 horas, tiempo en el cual el municipio fue víctima de
bombardeos, inicialmente con la detonación de un carro bomba, luego el
45 Jader Armando Cuesta alias Medellín fue condenado por esta acción a 27 años de cárcel. Ver: “Condenado
paramilitar por ataque a Granada (Antioquia)” En: http://www.fiscalia.gov.co/colombia/noticias/condenado-
paramilitar-por-ataque-a-granada-antioquia/
enfrentamiento y el lanzamiento de decenas de pipetas, que dejaron destruida
la parte céntrica del pueblo. Esta toma que hizo parte a nivel nacional de una
cadena de acciones violentas en rechazo al Plan Colombia puso en evidencia
la dificultad para seguir negociando en medio de la confrontación y se dio el
debate acerca de la conveniencia de un cese al fuego bilateral.
“Con las uñas los granadinos rescataron a sus muertos”. Fuente: El Colombiano, 8 de diciembre de 2000, página 7A.
Era tan inminente la toma, que días antes los pobladores cercanos al comando
abandonaron sus casas, la Policía Nacional reforzó el comando con 15 hombres
especializados en contraguerrilla, y por más que desde la Policía y las instituciones del
Estado buscamos que el Ejército prestara algún apoyo, algún acompañamiento al
municipio por la situación que se estaba viviendo, nunca se vio (testimonio del exalcalde
Carlos Mario Zuluaga. Video de Conmemoración 10 años, Granada de la alegría al dolor, del
dolor a la esperanza).
En efecto, según un informe judicial, entre el 3 de noviembre y el 6 de diciembre
las amenazas contra la población se incrementaron especialmente por parte de las
FARC; a algunos vecinos del comando les habían llegado panfletos para que
desalojaran el sitio porque las FARC, en lo que llamaban una retaliación contra la
Policía, se iban a tomar el pueblo. Dichas amenazas fueron de conocimiento
público y en particular de las autoridades de Policía y del Ejército. Solicitaron al
ministro de Defensa, Fuerzas Militares y Policía Nacional mantener la presencia
en esa localidad hasta que cesara el peligro, pese a esta advertencia, el ataque se
llevó a cabo, sin que se recibiera el apoyo eficiente, suficiente y oportuno de las
autoridades.
Solo hasta la madrugada del 7 de diciembre los pobladores pudieron salir de sus
casas y sus negocios, y vislumbrar con horror como la parte céntrica del pueblo
quedó destruida. Aquella incursión armada dejó cuatro cuadras del pueblo
completamente destruidas y otras tres más semidestruidas, además de las vidas
cegadas de 23 personas, 18 de ellos civiles y 5 policías:
46 Según carta enviada por Tulio Ávila Villa, alias Alonso, a la Fiscalía, (sin fecha) “Por ese tipo de actuaciones
en toda la región y después de recibir reiteradas peticiones de más de 27 veredas que estaban siendo
afectadas, para que interviniéramos, porque ya había decenas de muertos y desaparecidos y torturados fue
cuando el Estado Mayor del Noveno Frente y otras unidades del Bloque José María Córdova, toma la decisión
político – militar de tomar por asalto las instalaciones del cuartel de Policía y destruirlo. Tarea que nos ocupó
varias horas de combate, que se prolongó al repeler los refuerzos que venían desde el Batallón Mecanizado
Juan del Corral y Fuerzas Especiales de Contra Guerrilla de la IV Brigada, así como el combate con la
aviación que jamás dejó de apoyar a los Policías y paramilitares. Este combate se presentó inicialmente en
el centro del pueblo, en medio de esa población civil que habían puesto como escudo humano para q ue no
los fuéramos a atacar.
Tabla 5. Víctimas mortales de la toma armada por parte de las FARC
Nombres
A mí me pareció eterno ese tiempo del año 2000 que fue lo más fuerte, al 2003, 2004,
porque estábamos solos completamente y uno no sabía quién era quién, por ejemplo, el
trayecto entre Granada y Santuario es muy corto, casi 13 kilómetros y en ocasiones
habían retenes de todos los grupos armados, empezaba ahí en El Cebadero la guerrilla,
en El Ramal; el Che, en el Palmar los paramilitares y la Policía ahí en La Mayoría mejor
dicho, eran cuatro, uno no se explica cómo no se encontraban ellos si a todos nos estaban
haciendo lo que nos estaban haciendo, eso era demasiado duro, uno no sabía quién era
quién (CNMH, mujer, Taller de Memoria Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
“Bloqueo a paso de alimentos no deja respirar a Granada”. Fuente: El Colombiano, 24 de mayo de 2001, página 11A.
Es ilógico, que para evitar que los grupos en conflicto se surtan de víveres, todos
resultemos perjudicados de manera indiscriminada. Esperamos, que para la
normalización de la ya decaída economía y nuestro grave estado de ánimo, se permita la
libre circulación de las mercancías, gas e insumos que requerimos para el normal
desenvolvimiento de nuestras actividades diarias (Comité Interinstitucional de Granada,
2001).
lo cierto es que en el 2001 fue la cosa más brava porque ya los que quedamos en el
pueblo que no nos volamos o nos fuimos, los paracos nos decían guerrilleros y la guerrilla
nos decía paramilitares, yo fui uno que estuvo en esos momentos ya estuve fue sufriendo,
porque ya la guerrilla en El Cebadero y los paracos bregando a meterse en el pueblo, a
bregar a meterse… a meterse hasta que se metieron (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
Los paramilitares pasaban por el frente del Comando, pasaban por todas las calles,
estando en el mismo pueblo, para arriba para abajo y la Policía no hacía nada con ellos
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
Es indiscutible que parte de los actores de la fuerza pública han sido proclives o
condescendientes con el proyecto de [las] autodefensas, parte de la fuerza pública sintió
que las autodefensas eran un apoyo o respaldo a la guerra que ellos libraban, eso no es
un secreto (CNMH, exfuncionario de la alcaldía, hombre, entrevista, 19 de septiembre de
2014).
Los urbanos recibían colaboración del Ejército, entre ellos del mayor Jesús María
Clavijo Clavijo del Batallón Granaderos ubicado en el municipio de la Unión. La
colaboración consistía en patrullaje conjunto lo que implicaba estar unidos en operaciones
militares en contra de la subversión. Además el mayor del Ejército coordinaba en los
pueblos para que el grupo urbano tuviera libertad de ejecutar los homicidios de los
objetivos militares. Los vehículos eran compartidos en algunas operaciones militares con
el Ejército y la Policía para desplazamiento. La Policía y el Ejército también otorgaban
información sobre presencia guerrillera a través de listas de las personas a asesinar, las
cuales eran enviadas directamente a Carlos y Vicente Castaño a través del comandante
Merchán, hombre de confianza de Vicente Castaño47.
47
Colombia, Fiscalía General de la Nación, Fiscalía 47 Dirección Especializada de Justicia Transicional,
entrevista a postulado de Justicia y Paz del 12 de marzo de 2015. Fiscal Delegado: Carlos Alberto Camargo
Hernández. Técnico Investigador: Williams Darío Guzmán Osorio (Consecutivo 80005 Entrevista FPJ-14).
48 Desde 2000 se venía desatando una guerra interna en las AUC debido a las diferencias políticas entre
Doblecero comandante del Bloque Metro y Don Berna del Bloque Cacique Nutibara, que termina en 2002 cuando
es exterminado en buena parte el Bloque Metro, mientras que la otra fue absorbida por el Bloque Cacique
Nutibara. Con este cambio de estructura armada, se potenciaron las estrategias en un empadronamiento en los
territorios, dando la orden de cerrar a horas determinadas los establecimientos de comercio, controlar la entrada
y salida de las personas de los municipios, desaparecer, torturar y asesinar. (Sentencia Edison Giraldo Paniagua
alias Pitufo, Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala de Justicia y Paz, 30 de julio de 2012, páginas
42- 45).
Después de varios años de estar aproximándose y además cercando la población,
hacen su presentación formal:
Cuando ellos ya llegaron (…) ellos se repartieron los diferentes negocios y llegaron y
se presentaron, de civil, todos con una pinta muy similar: blue jean, camisa y gorra y
entraron a cada uno de los negocios y se presentaron: “somos de las autodefensas del
bloque no sé qué y estamos aquí, ya somos vecinos de ustedes, nos vamos a quedar” y
todos quedamos petrificados (…). Pero el caso es que ellos estaban era asentando su
presencia en ese momento, después de que ya habían avanzado palmo a palmo la
carretera desde la autopista hasta aquí y ya estaban dejándolo claro (CNMH, Grupo Focal
Comité Interinstitucional, mujer, 8 de noviembre de 2014).
49 Sentencia Edison Giraldo Paniagua alias Pitufo. Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala de
Justicia y Paz, 30 de julio de 2012, página 46.
guerrillas fueron latentes en relación con la interpretación de las coyunturas del
país y del enfoque político y militar, y en los años ochenta estas se habían
acentuado en relación con la participación en los diálogos de paz propuestos por
Belisario Betancur, estas diferencias se habían logrado tramitar gracias a la
confluencia en la CNG y después en la CNGSB50.
Sin embargo, esta confrontación se había hecho evidente en diciembre de 1999
cuando miembros de los frentes 9 y 47 de las FARC le dieron muerte a cinco
integrantes del Carlos Alirio, lo que motivó un pronunciamiento de los
comandantes anunciando que tomarían medidas contra las comisiones de los
guerrilleros que se movilizaban por sus áreas de injerencia y control (González,
2002, página 87).
Durante el primer quinquenio del 2000 estas diferencias se acentúan hasta llegar a
constituir un factor de confrontación armada entre ellos, con lo que sumaban a la
intensa confrontación que ya se vivía en el territorio. La postura frente a los
diálogos regionales y las autoridades locales, las disputas por el manejo de
recursos que eran producto de extorsiones y secuestros y las diferencias en
relación con el tipo de estrategia militar, eran la base de esta disputa, de la que el
ELN resultó siendo el más afectado: los territorios en los que eran hegemónicos
fueron ocupados primero por las FARC y después, con la ayuda de los grupos
paramilitares, por el Ejército (García de la Torre y Aramburu, 2011; Restrepo,
2011).
Y cuando llegó la invasión paramilitar, la guerrilla apretó a la gente, apretó las medidas
de seguridad entonces pusieron avisos en Galilea, antes de entrar a Santa Ana que la
carretera de seis de la tarde a seis de la mañana estaba minada y no se podía transitar,
entonces pusieron esos avisos en la carretera, uno miraba el papelito siempre ahí y no
dejaban pasar (CNMH, entrevista, mujer, Santa Ana, 2013).
Ahora bien, en medio de la presión que todos los actores ejercieron sobre la
población, lo que ellos no soportaron fue que la mayoría de los habitantes no
tomara partido: prohibieron la neutralidad. Esto fue lo que produjo el mayor éxodo
de granadinos:
los grupos armados dijeron que no iban a permitir a nadie neutral que todos tenían que
comprometerse, entonces la gente por no comprometernos dejamos el pueblo, eso era
toda la semana los carros llenos de gallos, gallinas, perros, a salir la gente del pueblo eso
fue en el 2002 y ya ellos quedaron solos, quedaron desprotegidos (CNMH, Taller de
Memoria, Cuenca Santa Ana, hombre, 19 y 20 de julio de 2014).
Pero como se señala en este relato, no solo la población se desplazó, los propios
grupos armados quedaron solos, lo que de alguna manera también les generó
vulnerabilidad. De otro lado, el asesinato selectivo tomó un ritmo dramático, su
número aumentó de modo considerable en el casco urbano, y a las afueras de
este, principalmente en la cuenca de Santa Ana, Zona Fría, San Matías y
Calderas. Así se reportó en la prensa:
“Granada carga la cruz de los muertos”. Fuente: El Colombiano, 20 de octubre de 2002, página 11A.
Los paramilitares evitaron hacer evidente la connivencia con miembros de la
fuerza pública; por ello, para no involucrar a la Policía y aunque hacían presencia
permanente en el municipio, perpetraron los asesinatos por fuera del casco
urbano, utilizando lugares vecinos como el Alto del Palmar, La María, El Carmelo y
El Cebadero (Cuenca Zona Fría).
51 La subregión del altiplano también es conocida como Valle de San Nicolás o Rionegro, está integrada por
nueve municipios Guarne, El Carmen de Viboral, El Retiro, El Santuario, Marinilla, La Ceja, La Unión, Rionegro
y San Vicente; mientras que los municipios que integran la subregión del páramo son: Abejorral, Argelia, Nariño
y Sonsón.
475 torres de energía en la zona de embalses de Guatapé, San Rafael y San
Carlos, y 30 kilómetros de la autopista Medellín-Bogotá, entre el Puente Calderas
y el río Samaná; además de penetrar las zonas de control guerrillero en el
corregimiento Santa Ana y otras zonas rurales de Granada y San Carlos.
La finalidad del Ejército en esta región estuvo dirigida principalmente a garantizar
el cuidado de la infraestructura energética y vial (autopista Medellín-Bogotá), y
aunque esto se logró a partir del cercamiento y ofensiva a los grupos insurgentes,
el costo más alto lo pagó la población civil. En efecto, estas acciones ofensivas del
Ejército fueron percibidas por la población como un nuevo ataque contra ella; el
señalamiento a través de informantes, las amenazas e incluso saqueos a las
casas de los pobladores y los asesinatos de personas que luego eran reportados
como subversivas, hicieron parte de su repertorio. Las personas de Santa Ana
recuerdan cómo, cuando el Batallón Bajes 4 llegó a la zona dejaron las paredes
con la inscripción: “Dios concede la victoria. Bajes 4”. A partir de allí, cuentan los
pobladores, empieza el régimen de terror de este Batallón con las ejecuciones
extrajudiciales que tendrían su apogeo con el despliegue agresivo de las
operaciones militares a partir de 2002.
En efecto, según informe de Human Rights Watch (2015) sobre ejecuciones
extrajudiciales, el Batallón Bajes tenía como misión “adelantar operaciones
ofensivas de registro y destrucción en el área de Granada, San Carlos, San Luis y
Cocorná. Estaba al mando de la Cuarta Brigada (con sede en el departamento de
Antioquia), cuyos miembros están siendo investigados en relación con por lo menos
412 presuntas ejecuciones extrajudiciales ocurridas entre 2002 y 2008. La Unidad
de Derechos Humanos investiga 95 presuntas ejecuciones extrajudiciales
cometidas por el Batallón Bajes entre 2002 y 2007. Funcionarios judiciales que
investigan estos casos señalaron que la Unidad cometió ejecuciones de falsos
positivos en forma sistemática y que ejecutaba a campesinos de zonas rurales
donde tenían presencia, e informaba que se trataba de guerrilleros muertos en
combate” (Human Rights Watch, 2015, página 53).
A esta fase de la confrontación armada corresponden los constantes combates
entre el Ejército, las guerrillas de las FARC, y en menor medida el ELN, que
debilitado al final, se repliega y apoya a las FARC con pequeños grupos de
guerrilla.
El paramilitarismo entre tanto sufre transformaciones: el Bloque Cacique Nutibara
se desmovilizó en 200352 al mismo tiempo tuvo presencia el Bloque Héroes de
Granada que se conformó en el año 2003. Algunas fuentes atribuyen su nombre
justamente al propósito de derrotar la guerrilla en este municipio considerado un
ícono del poder del guerrillero, particularmente después de la toma llevada a cabo
en el año 200053. Contrario al Bloque Metro y a otras estructuras rurales de
autodefensas, el Bloque Héroes de Granada no desarrolló grandes operaciones
militares en la zona del oriente antioqueño54.
A pesar de la realización de varios paros armados, la reducción de la iniciativa
armada del ELN en la región fue significativa, pues pasó de registrar 69 acciones
en 2000 a 43 en 2001, 33 en 2002 y 3 en 2003, contrario a la fuerza pública, que
fue incrementando los combates: pasó de 25 en 2001, a 30 en 2002 y 52 en 2003
(Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIH, 2010).
Durante el acto de entrega de la reconstrucción física de Granada, en 2003, que
contó con la presencia del entonces presidente de la república Álvaro Uribe Vélez,
hubo un fuerte hostigamiento al casco urbano de Granada55; como respuesta, el
presidente anunció el aumento de la militarización del municipio. Pero a medida
que el pie de fuerza militar aumentaba en la zona, el grado de inseguridad de la
52 El Bloque Cacique Nutibara se desmovilizó a finales de 2003, con 868 excombatientes y 467 armas
entregadas. Este bloque, que era el primer grupo paramilitar que se desmovilizaba en Colombia, se ubicó en el
municipio de La Ceja, su zona de concentración (Área de paz, desarrollo y reconciliación, 2010, página 16).
53 Se calcula que al momento de su fundación su estructura alcanzaba unos 2.200 hombres ubicados en los
municipios del oriente antioqueño. Se conformó en ocho compañías, una de las cuales estaba comandada por
alias King Kong, quien tuvo a su cargo 350 hombres, divididos en seis contraguerrillas que delinquían en El
Santuario, Marinilla, Cocorná, Granada, Guatapé y El Peñol, dirigidas por los cabecillas con los alias de Piolín,
Vicente, Jaime, El Indio, Gurre y El Diablo, este último a cargo del municipio de Granada.
54 En el Sistema de información de Justicia y Paz se registran 3.430 hechos reportados, atribuibles al Bloque
Héroes de Granada de los cuales 1.489 se cometieron en el oriente antioqueño.
55 En medio de un hostigamiento por parte de las FARC, el presidente Uribe arribó a Granada para cumplir
con la entrega de la reconstrucción del casco urbano del municipio (El Colombiano, 18 de agosto de 2003, página
3A).
población también iba en aumento como resultado del tipo de presencia que tuvo
el Ejército:
Cuando llegó el Ejército, nosotros le tuvimos mucho pánico al Ejército y tuvimos que
correrle, apareció a hacer masacres, nos dio miedo porque apareció para empezar a
matar la gente y a los guerrilleros, empezaron también a abusar de las muchachas y a
comerse lo que no se había comido la guerrilla (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca
de Calderas, 22 y 23 de agosto 2014).
Mientras las tropas del Ejército daban partes de victoria por la ejecución de sus
operaciones, la población granadina acompañada por organismos defensores de
derechos humanos, empezó a denunciar los abusos a los que se vieron sometidos
mujeres y hombres campesinos, quienes indefensos fueron retenidos, asesinados
e identificados como guerrilleros muertos en combate; una lista de abusos y
atropellos, a los que se le sumaban además, casos de violación sexual, hurto y
destrucción de bienes y tratos denigrantes por la sola condición de vivir en el área
rural donde hacían presencia los grupos insurgentes.
Con la presión de la guerrilla y los paramilitares, los campesinos simplemente
quedaron en medio del fuego cruzado; todos los bandos se arrogaron el poder de
disponer de las vidas de los habitantes, los asesinatos ocurrían en las mismas
veredas, muchas veces, los sacaban de sus casas y asesinaban a varios miembros
de una misma familia. En la Cuenca Calderas, por ejemplo, recuerdan cómo el
Ejército simuló enfrentamientos para poder justificar el asesinato de civiles y
presentarlos como guerrilleros muertos en combate:
En 2002 comenzaron las muertes violentas en La Estrella que comenzaron con los
hijos de [nombre], los dos estaban juntos esperando el carro el sábado y el Ejército subió
y se los llevó y los mató aquí en la carretera y como a los dos meses, la guerrilla mató al
cuñado mío en la propia vereda, a los otros los sacaron de la vereda, los sacaron de la
molienda estaban trabajando y lo mataron ahí cerquita por ahí a 2 o 3 minutos (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
También hay que hacer claridad que estos soldados campesinos eran quienes
‘sapiaban’ a sus antiguos compañeros de lucha, esos muchachos que estaban en la
guerrilla eran ‘sapiados’ por estos soldados campesinos y por eso la guerra fue tan cruel,
tan cruda; esa fue estrategia de Uribe Vélez para atacar directamente la subversión
(CNMH, Taller de Memoria, hombre, zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
Empecé a oír: —imagínate que se pasó Marulanda, que ya no es del ELN que ya es
del Bloque Metro— Marulanda era un comandante que todo el mundo conocía. —Que
Caliche que era de las FARC ya lo vieron en un retén, ¿usted se imagina lo que es eso
56 Es el caso, por ejemplo, de la destitución que sentenció la Procuraduría General de la Nación en junio de
2002, en pleno auge de operaciones militares contraguerrilla, de un oficial, dos suboficiales y 27 soldados tras
comprobarse su responsabilidad en la retención, tortura y asesinato de dos jóvenes campesinos que fueron
interceptados por una patrulla militar de la IV Brigada en la vía entre Santa Ana y Galilea.
para la gente? y eran muertos, muertos, muertos de todos los grupos. La historia que
siguió de Granada es caos, zozobra (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía,
entrevista, 22 de abril de 2015).
57 Según versión periodística este se desmovilizó por diferencias internas con respecto al manejo del componente
resultados de la acción del Ejército en la búsqueda de desarticulación de las
guerrillas.
En el periodo más intenso y prolongado de la escalada armada en Granada y la
región se produjeron dos picos, uno en 2000 con 184 eventos armados y otro más
alto en 2004, con 214, representando una de las más complejas épocas del
conflicto armado en la región, cuando, al tiempo que disminuyeron las acciones del
ELN y los paramilitares, aumentaron de manera frontal las de las FARC y las del
Ejército. De alguna manera, en este periodo en el que el conflicto entre todos los
actores llegó a su máxima expresión, en la región se produjo un relevo de los
frentes guerrilleros del ELN y los frentes de las FARC, y a su vez, de los
paramilitares –dada la recomposición de sus bloques– y las Fuerzas Armadas
(García de la Torre y Aramburu, 2011). A partir de 2004, en medio de la
confrontación armada, las acciones bélicas propias de la guerrilla como secuestros,
tomas, hostigamientos y ataques a infraestructura vial y energética comenzaron a
disminuir drásticamente. En este contexto, “el ELN se vio seriamente debilitado, solo
las FARC continuaron con algún poder de acción sobre todo en los municipios de
Granada y San Luis –en su mayoría actos de sabotaje– y en proceso de repliegue
hacia las zonas de bosques y páramo” (IPC, 2006).
Para la población, el año 2004, marca el fin de la confrontación y el inicio de una nueva
hegemonía. En este sentido, como dice un profesional que acompañó durante años
los procesos sociales:
Ese cambio para Granada [empezó] por ahí en el 2004, ya estaban no más los
paramilitares allá, incluso en las veredas y el casco urbano, entonces en Granada hay un
cambio, hay lugares donde se demora más, hay cada vez más Ejército, más bases,
entonces empieza a calmarse esa parte del conflicto (CNMH, hombre, funcionario del
PNUD, entrevista, 9 de septiembre de 2014).
militar y después de acciones con alto costo político para esa guerrilla como la masacre de Dos Quebradas en San
Carlos y el asesinato del gobernador Guillermo Gaviria (revista Semana, 11 de diciembre de 2003).
En uno de los últimos esfuerzos de las FARC por hostigar a la fuerza pública y a
los paramilitares, hicieron un atentado con lanzagranadas en el casco urbano58
que causó solo daños materiales. Los paramilitares, en respuesta, decretaron el
bloqueo alimentario asfixiando a la población, restringiendo al máximo el acceso a
los alimentos, así como la comercialización de productos agrícolas entre la zona
rural y urbana del municipio. La amenaza contra mujeres que trataban de hacer
mercado se hizo extensiva a los niños y ancianos. En declaraciones a la prensa,
un líder de Laboratorio de Paz, asegura que en todo el oriente antioqueño, el caso
más crítico del emplazamiento generado con los bloqueos lo vivió la población de
Santa Ana.
En el casco urbano del corregimiento solo hay nueve familias. En las veredas, entre
200 y 300 familias están encerradas por presión de las FARC y las autodefensas. La
guerrilla no les permite salir porque temen que den información sobre sus movimientos
en la zona. Cuando lo hacen, les exigen entregar parte de los alimentos que compran.
Pero la gente decidió pasar necesidades porque cuando salían a mercar, los mataban las
autodefensas, acusándolos de ser guerrilleros. Lo triste de todo esto es que de Santa Ana
ya nadie habla (El Colombiano, 25 de julio de 2004, página 6A, asesor del Laboratorio de
Paz).
58 Detonación de una granada lanzada desde las afueras del Municipio al techo de una casa en el casco
urbano, no causó grandes traumatismos (El Colombiano, 22 de febrero de 2004, página 3A).
2.3. Después de la guerra: 2005 en adelante, entre el
fin de la confrontación y un nuevo comienzo
El periodo 2005-2014 está marcado en un inicio, hasta 2007, por el repliegue de
los frentes guerrilleros del ELN y las FARC ante la arremetida militar del Ejército,
el desmonte de los grupos paramilitares con la desmovilización del Bloque
Cacique Nutibara y la continuidad de operaciones militares contra reductos de la
guerrilla. Todo esto permite hablar del fin del conflicto armado aun cuando
persisten acciones de violencia contra la población y sus impactos comienzan a
ser más visibles y evidentes. La gráfica 5 permite apreciar el descenso radical de
todas las formas de victimización en este periodo:
Fuente: elaboración propia con datos del RUV (Registro Único de Víctimas) actualizado al 1° de marzo de 2016.
De 2008 en adelante se puede hablar entonces del fin del conflicto armado y del
avance en la reconstrucción del municipio.
Después de la desmovilización en 2003 del Bloque Cacique Nutibara, tiene lugar
la del Bloque Héroes de Granada, que se desmovilizó el 1° de agosto de 2005, en
la finca La Mariana, paraje Palo Negro en el corregimiento de Cristales, con 2.033
integrantes y 1.120 armas. Para el municipio de Granada, esta desmovilización
hace más visible el accionar de las fuerzas militares, comprometidas, entre otras,
con las ejecuciones extrajudiciales.
Las Fuerzas Militares que habían aumentado de manera considerable su
presencia en el territorio realizan en 2005 la última operación militar, Operación
Ejemplar, con la que logran la captura de algunos jefes guerrilleros, el
desmantelamiento de caletas de armas, explosivos y campamentos. Estas
acciones tienen continuidad hasta 2007 cuando logran reducir a su mínima
expresión a las guerrillas: desmantelan 9 caletas de las FARC en Santa Ana (El
Colombiano, 30 de marzo de 2007, página 5D) y capturan en Medellín a alias
Familia, que fuera el jefe político del Frente 9° de las FARC y el responsable del
abastecimiento de la guerrilla en el corregimiento de Santa Ana (El Colombiano, 6
de mayo de 2007, página 3A), además de alias Nodier, quien también fue
responsable de la toma guerrillera el 6 de diciembre de 2000 (El Colombiano, 23
de agosto de 2007, página 6B).
No obstante, igual que en el periodo anterior, persisten las acciones de presión
contra la población, ya que se le sigue estigmatizando como simpatizante de la
guerrilla, al igual que las ejecuciones extrajudiciales. Para 2007 se reportan al
menos tres casos de ejecuciones extrajudiciales en el Morro, La Gaviota y La
Linda (veredas de la Cuenca Calderas) atribuidas al Batallón Bajes 4.
En este contexto las FARC realiza sus últimas acciones militares: en 2006, el
ataque a un bus de la empresa Cotransoriente que se dirigía hacia San Carlos,
causando la muerte de la líder de la Junta de Acción Comunal de la vereda La
Quiebra, Celina Naranjo y su hija Berenice, además de dejar heridas a tres
personas más. Y en 2007, la detonación de dos cargas explosivas en el casco
urbano, una seguida de la otra, la primera en la discoteca El Saturno y otra en el
depósito de materiales El Diamante, las cuales no dejaron víctimas fatales.
Un hecho relevante en diciembre de 2007 fue la apertura de la autopista
Medellín-Bogotá las 24 horas, cerrada por varios años para el tránsito vehicular
nocturno como respuesta al constante accionar de la guerrilla en este eje vial.
Esta medida rápidamente reactivó la dinámica social y económica de los
municipios del altiplano, bosques y embalses e instala una “sensación de
seguridad” entre los habitantes. La población desplazada que en algunos
lugares ya había comenzado a retornar de manera individual, silenciosa, y sin
apoyo institucional, comienza a hacerse más visible y a demandar
acompañamiento institucional 59. Así, a pesar de que las acciones armadas
continuaban en el territorio hacia finales de 2005, concentradas en la zona de
Calderas y Santa Ana, en los inicios de 2006, eran las veredas ubicadas en la
parte baja de estas cuencas las que registraban importantes retornos de su
población, especialmente en veredas como Las Palmas, San Francisco, el
Roblal y Los Medios, en donde para febrero de ese año, fueron 296 personas
las que habían regresado (OPROA, 2006b).
Como respuesta a ello, en años posteriores, territorios del oriente antiqueño que
también estaban viviendo retornos como el de Granada, el Gobierno nacional y
departamental implementaron una serie de proyectos y programas para atender a
la población que estaba regresando, considerando a estos municipios como
ejemplo en materia de retorno a nivel nacional60.
59 Desde el año 2003 cuando en el casco urbano se concentraba un importante número de campesinos
que habían tenido que desplazarse al casco urbano, el municipio desarrolló el primer proyecto de retorno
y apoyo a la población desplazada denominado Tierra Viva. Esta fue una finca comprada por la
administración municipal en las inmediaciones del casco urbano que tuvo como objetivo la promoción del
retorno al municipio a través de la generación de condiciones favorables de empleo, alimentación,
educación, salud, el trabajo en la parcela para el autoconsumo y para comercializar (Alcaldía de Granada,
2012).
60 Uno de los primeros programas por parte de la institucionalidad nacional fue el de “Retornar es vivir”, una
estrategia de acompañamiento a las familias que habían retornado voluntariamente a sus territorios, pero bajo
condiciones poco sostenibles para enfrentar el mismo, por tanto se buscaba el fortalecimiento de las condiciones
económicas de las familias y el afianzamiento de estos procesos de retorno para lograr su sostenibilidad (Acción
Social, 2010).
”Granada vive un nuevo amanecer”. Fuente: El Colombiano, 22 de enero de 2007, página 1D.
61 Los procesos de reubicación son una medida de reparación en la ruta integral de atención, asistencia y
reparación a las víctimas de desplazamiento forzado en Colombia, hacen referencia al traslado y asentamiento
de población en municipios distintos al de origen del desplazamiento, cuando no sea posible su retorno.
De ahí el privilegio que en este relato ha tenido la descripción de las dinámicas de
la guerra desde la voz de la población, porque como se ha visto, esta no solo vive
y cuenta lo que pasó sino que interpreta el porqué.
La degradación del conflicto armado en una localidad que hace parte de una
región cuya historia ha estado relacionada con la expansión del proyecto
hegemónico de la antioqueñidad agenciado por partidos políticos tradicionales, en
particular, el Partido Conservador y la Iglesia Católica, aunque con notorias
falencias en la presencia del Estado, pone en evidencia el modo como esto
favoreció la inserción de las guerrilla y su reconocimiento como un referente de
autoridad y de orden.
De acuerdo con los relatos de la población, la guerra no se inicia por la presencia
o el dominio de un actor armado, sino por la disputa entre varios de ellos, esto es,
en palabras de Kalyvas, cuando existe una soberanía escindida (2001, página 6).
La población lo tiene claro: cuando solo había guerrilla había violencia pero no
guerra; la guerra se da cuando ese poder hegemónico que ostentaba fue
disputado por los paramilitares y el Ejército, y con ellos, el ejercicio de múltiples
violencias; luego, cuando el Estado logra diezmar las guerrillas y los paramilitares
se desmovilizan, queda si se quiere un poder soberano (el Ejército) pero la
violencia no desaparece, se transforma y concentra en manos del Estado. El alto
número de ejecuciones extrajudiciales y de saqueos son expresión de este
cambio.
En medio de esta dinámica, otra de las características de una guerra irregular, la
mayor afectación de la población civil no combatiente, es evidente. ¿Qué pasó a la
población?, ¿Cómo fue sometida y victimizada? A esto nos referiremos en el
siguiente capítulo.
3 Granada entera se manchó de
sangre Modalidades de violencia
y tipologías de victimización
La magnitud y el impacto devastador del conflicto armado en Granada puede
leerse a través del amplio repertorio de modalidades de violencia, algunas de ellas
desafortunadamente comunes a otros territorios de Colombia, como el
desplazamiento forzado, los asesinatos, la violencia sexual, las masacres, las
amenazas, el secuestro, la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales, el
reclutamiento forzado62 y otras menos usuales, muy propias de las dinámicas del
conflicto en este municipio del oriente antioqueño entre las que encontramos el
saqueo, la detonación de casas bombas, el empleo de personas como “mulas
humanas” y el uso de inyecciones letales. En principio, la confluencia de todas
ellas permite constatar una hipótesis planteada por el Centro Nacional de Memoria
Histórica (2012, página 108) según la cual la guerra colombiana no es una guerra
de combatientes, en tanto afecta principalmente a la población civil y tampoco es
una guerra regulada. Esta afectación y esta desregulación es captada por la
población cuando dicen “Esto fue la guerra total”, “Aquí nadie se salvó”, o
“Granada entera se manchó de sangre” para señalar el nivel de impacto y
afectación que esta generó.
¿De cuáles hechos? Como puede leerse en la tabla 6 correspondiente a la
caracterización de víctimas en el municipio de Granada,63 estos hechos son en
orden de magnitud: desplazamiento forzado, homicidio, pérdida de bienes,
62 Estas modalidades han sido ampliamente documentadas en los diversos informes del Grupo de
Memoria Histórica y, de manera particular a la fecha, en el informe general: Colombia Basta Ya. Memorias
de la guerra y la dignidad (GMH, 2013).
63 Esta ofrece el dato de las personas cuya ubicación que en febrero de 2016, se encuentran en el municipio
de Granada que son: 12.539 (RUV, 2016).
desaparición forzada, amenazas, acto terrorista, secuestro, minas antipersonal,
delitos contra la libertad y la integridad, tortura y vinculación de niños y niñas al
conflicto armado.
1985 30 0 0
1986 35 1 0
1987 61 2 0
1988 148 12 0
1989 286 5 0
1990 271 21 0
1991 221 7 0
1992 297 16 0
1993 290 3 0
1994 272 19 0
1995 399 13 0
1996 407 32 0
1997 488 41 0
2009 82 50 1.293
2010 20 76 469
2011 26 51 301
2012 41 63 431
2013 17 34 940
2014 34 66 7.125
2015 14 22 1.965
2016 0 0 3
Municipio y N° N°
Municipio I [Individual]
Fecha veredas Personas Familias
receptor /M [Masivo]
expulsoras desplazadas desplazadas
2000 M 927
Total familias
Diferentes
expulsadas en el Granada M 2693 586
municipios
2001
Veredas del
Total familias
municipio y
recibidas en el Granada 9 3
demás
2001
municipios
Total familias
Diferentes
expulsadas en el Granada I/M 2166 529
municipio
2002
Veredas del
Total familias
municipio y
recibidas en el Granada I/M 151 38
demás
2001
municipios
Total familias
Diferentes
expulsadas en el Granada I/M 1467 356
municipios
2003
Colcha de recuerdos, Taller de memoria Santa Ana. En esta imagen una asistente al Taller de memoria dibuja el momento en
que se tuvo que desplazar desde su hogar en el corregimiento de Santa Ana hasta el río Calderas, un trayecto que hizo con su
familia a pie buscando resguardar sus vidas de las amenazas de reclutamiento de las FARC. Fuente: CNMH, Taller de Memoria,
Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014.
“Nos llevaban para la curva de Rodas, pero quedamos en el Coliseo como gallinas”.
Responsable: FARC (1998)
El primer gran desplazamiento masivo tuvo lugar en la Cuenca de Santa Ana en
1998. Para algunas personas este fue un desplazamiento preventivo ante las
amenazas y los rumores que en ese entonces comenzaron a escucharse sobre
una posible incursión paramilitar en el corregimiento de Santa Ana. Fue entonces
cuando acciones de la guerrilla como el secuestro de alcaldes o de miembros de
la OEA y el impedimento de las elecciones locales trascendieron las fronteras del
municipio. El anuncio de la inminente llegada paramilitar, sobre lo que ya se tenía
evidencias en la región, fue para algunos lo que motivó este desplazamiento
masivo. Así lo recuerda este hombre, funcionario en ese entonces de la Alcaldía y
a quien le tocó atender esta situación:
Había una amenaza por presencia paramilitar, les dijeron: vamos a manifestarnos para
que nos paren bolas, para que venga Derechos Humanos; y la población estuvo casi ocho
días en el municipio. Fue difícil porque uno decía ¿qué hago con la gente?, fueron casi
3000 personas que llegaron de un momento a otro de Santa Ana, pero no fue un
desplazamiento por un hecho puntual de guerra, no fue por una masacre o porque a la gente
la amenazaron de un grupo y otro como cuando en la autopista Medellín-Bogotá que las
autodefensas dijeron “todo el mundo se va de la vía”, no, allá fue un desplazamiento, desde
mi percepción, por un llamado de alerta: mírennos que la cosa es en serio, eso fue lo que yo
conocí. Tanto es que cuando la gente retornó no buscaban garantías de seguridad, la
gente retornó con unas condiciones mínimas con una búsqueda de apoyo internacional,
de la Defensoría del Pueblo, en ese momento estaba la doctora Girlesa, que nos
acompañó mucho (CNMH, hombre, exfuncionario de la Alcaldía, entrevista, 22 de abril de
2015).
Otros relatos ponen su acento en que fue un desplazamiento presionado por las
FARC. El plan era desplazarse hacia la Curva de Rodas, un lugar ubicado en la
autopista Medellín-Bogotá, en el que en ese momento se realizaba una protesta
de parte de los desplazados que vivían en la ciudad de Medellín, los cuales
exigían que se les garantizara sus derechos como desplazados.
Después de haber sido advertidos por la guerrilla sobre la obligatoriedad de la
movilización, salieron de las veredas en buses escaleras y se dirigieron hacia el
casco urbano por la vía de Galilea; sin embargo, la fuerza pública impidió su paso
hacia la Curva de Rodas que era su destino final y esta se vio obligada a regresar
y permanecer por varios días en el Coliseo municipal, tiempo durante el cual
recibieron asistencia humanitaria por parte de la administración local de los
mismos vecinos que se movilizaron para llevarles alimentos y frazadas. Aun así,
estuvieron en condiciones de hacinamiento, padecieron hambre, frío y
comenzaron algunos brotes de enfermedades. En estas condiciones, los
campesinos conformaron un comité y establecieron un diálogo con las autoridades
locales para intentar poner fin a este desplazamiento. Estas fueron sus peticiones:
Señores:
Miembros de la Iglesia
Medios de comunicación
Respetados(as) Señores(as):
1. Que los actores armados en conflicto respeten las normas del Derecho
Internacional Humanitario:
5. Que se garantice respeto por nuestro derecho a la vida y se nos deje trabajar
con la tranquilidad que ha caracterizado a nuestra comunidad campesina.
Atentamente,
COMITÉ COMUNITARIO.
Comunicado del Comité Comunitario. Fuente: Archivo documental, Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Granada, 2014.
[Hombre 1] pero entonces yo digo una cosa: ¿por qué no fueron al coliseo e hicieron
lo mismo que en El Cebadero?, ¿Por qué nos dejaron montar al carro así?, ¿Por qué no
prestaron atención las autoridades?
[Mujer 2] la respuesta es: porque nosotros estábamos solos... (Con la voz quebrada
por el llanto)… porque nunca la Policía, el Ejército hacía nada (CNMH, Taller de memoria,
mujer, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
Este sentimiento de soledad y desprotección es reiterativo y dejará una de las
heridas más profundas en las vivencias de la guerra por parte de la población. En
efecto, nadie evitó el desplazamiento.
Debido a la situación que se está presentando en Santa Ana y nuestras veredas, que
se está viniendo la gente porque el Ejército los está obligando a salir de ahí. Las familias
se están viniendo y sufriendo en las veredas o donde quieran recibirlos y sufriendo el
flagelo del terror con los niños y demás. Pedimos por favor una pronta solución ya que no
sabemos qué ira a pasar con nosotros. Es urgente la solución a esto (Archivo documental,
64El comandante de la IV Brigada, general Eduardo Herrera Verbel, dirige personalmente las operaciones
que le han permitido desmantelar cinco campamentos provisionales con capacidad para unos 150 hombres
cada uno. Allí se encontró material de guerra, documentos y panfletos publicitarios. Se trata de tropas del
Batallón de Contraguerrilla Granaderos y de la Operación Lusitania (El Tiempo, 1999, 14 de mayo), “Ejército
destruyó ayer cinco campamentos del ELN y FARC”.
65 “Un menor de 13 años murió al manipular un artefacto explosivo que encontró en un cafetal ubicado en la
vereda Las Faldas, corregimiento Santa Ana. El hecho ocurrió luego de que la zona fuera bombardeada y
ametrallada de manera indiscriminada por tropas del Ejército nacional, en el marco de la Operación Lusitania,
lo que ha ocasionado el desplazamiento de 80 familias y daño a cultivos de los campesinos, quienes están
atemorizados porque en la zona hay una serie de artefactos explosivos que no han detonado y permanecen
activados en áreas donde están asentadas numerosas personas de la comunidad. Las víctimas han denunciado
que: “en algunas veredas los soldados se han metido a las casas sin ningún permiso y han violentado a quienes
las habitan, acusándolos de auxiliar a los guerrilleros”, igualmente que: “los mismos soldados vienen usando
pasamontañas en las veredas lo que ha ocasionado temor entre los moradores” (Noche y Niebla, No. 12, abril-
junio 1999, página 82).
Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Granada, 2014).
Llegaron a la escuela más de 40 paracos, entraron por todos los lados de la escuela,
nos pusieron escopetas en la frente, estábamos sentados en pleno descanso, nos dijeron
–al piso, boca abajo con las manos atrás’… Él [maestro] se tiró al piso y cuando yo me iba a
tirar alguien atrás dijo, —La profesora no—. Yo asustada porque no había forma de escapar, y me
dijo: —Se me abre de aquí pero ya, ¡la vi, la vi!— ...Yo cogí… y me fui despacio y le dije: —gracias—
y me entré al salón con los muchachos y me dijeron —Y cierra esa puerta y no la abre hasta nueva
orden—, cerramos y esos muchachos me decían `—Profe: ¿eso es la guerrilla?, ¿Son las
autodefensas?—, nadie sabía quién era. Cuando a Lucho [el maestro] se lo llevaron, lo amarraron,
lo amordazaron, yo creí que lo habían matado ahí con silenciador. Antes de haber cogido a Lucho
la gente de la vereda ya sabía que eso estaba invadido de paracos, pero no sabían por quién iban.
Cuando se lo llevaron, pelaos que encontraban por el camino los mataban, porque creían que eran
compañeros de él y no era así; la vereda más afectada del municipio era Minitas y no tenían nada
que ver, solo porque él trabajaba allá... La gente de la vereda creyó que nos habían matado a
todos juntos porque el silencio era… —éramos encerrados y agachados, no había forma de abrir
la puerta porque yo sentía que ahí había una bomba, además la casita que había enseguida la
tumbaron, le dieron pata, con las escopetas porque iban a matar a todos los de esa casa, después
de lo que pasó con Lucho mataron a cuatro de esa casa, eran veinte y punta de niños. Los de la
vereda creyeron que nos habían matado, como a la 1 p.m. se decidieron y tocaron la puerta, —
Profe, somos los papás—, cuando abrimos esa puerta, ¡qué almuerzo ni qué nada!, eso fue una
desolación… Cuando yo abrí la puerta para salir ya iba la gente bajando, fue la primera
vereda de Granada desplazada, desde el 25 de octubre de 2000 comenzó la violencia
crítica y todo comenzó ese día. Todo en Granada, todo proviene de ese día, ese es el
punto clave de todo lo que ha pasado (CNMH, mujer, Grupo Focal Educación, 26 de septiembre
de 2014) [Resaltado nuestro].
Y cuando llegó la invasión paramilitar la guerrilla apretó a la gente. Y a los campesinos les
decían que tenían que turnarse, que no podían acostarse todos a dormir sino que alguien
tenía que vigilar, y que el que quisiera lo hacía voluntariamente y el que no, se fuera.
Mucha gente se fue, el que tenía modo de irse se fue, porque la gente no quería
comprometerse con esa vaina. En esos momentos es cuando el desplazamiento se hace más
intenso porque al campesino lo obligan a cuidar y eso es contraproducente para ellos porque
los dejaron solos, la gente se salió, los dejaron solos en la zona, sin base social, esos son
errores de cálculo político y eso les costó que el Gobierno los acabara de esa manera.
Porque ahí sí que los paramilitares los acosaron, pero ellos acosaban era a la sociedad civil, al
campesino, a la base social, entonces ellos decían “o colaboran o se van” entonces se fueron.
Por eso toda la gente que tenía posibilidad de irse o aunque no tuvieran, se fueron
(CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 14 de agosto de 2014).
[Resaltado nuestro].
Para mí hubo muchos momentos difíciles pero uno que me marcó mucho fue cuando
en el 2002 (creo), se dio un desplazamiento de las veredas ya que la situación era que si no se
unían a un grupo se tenían que ir, entonces hubo un momento en el que ver las escaleras
en las que llegaban llenas de gente sin saber qué hacer, pobres, angustiados y uno sabía
que tenían que quedarse allí, era complicado y verlos y entonces para uno era muy duro
ver esa gente y no tener como una respuesta para ellos, una tristeza (…) Yo trataba de
reunirlos por veredas como para no perder el contacto con ellos ya que veníamos
visitándolos en las veredas semanalmente y que ellos tampoco perdieran el contacto;
hacíamos encuentros, convivencias para irlos motivando. Pero ese momento para mí fue
uno de los más duros, más duros, porque me sentía como impotente para dar respuesta
a la situación y problemática que estaban viviendo, y yo trataba de animarlos, motivarlos
pero uno sabía internamente que no era fácil, que para ellos no era fácil (…) (CNMH,
hombre, expárroco de la iglesia de Granada, entrevista, 19 de septiembre de 2014).
[Resaltado nuestro].
El Ejército nos la montó a nosotros, que nosotros teníamos que saber todo, que el marido
mío era guerrillero, porque él tenía una finquita por ahí abajo donde atacaron con pipeta,
él caminaba por ahí todos los días, iba a dar vuelta, a desyerbar un rato, a distraerse
entonces le achacaron que era él. Eso fue un jueves que atacaron a Santa Ana a la 1:00
a.m. eso fue en el 2005, nosotros nos desplazamos el 9. A él lo cogieron al sábado, yo
me vine para Granada con las dos niñas y lo dejamos a él solo, él se fue como a las 7:00
a.m. a hacer aseo en el quiosco y lo cogieron, lo encerraron por allá donde era la Casa
de la Cultura y lo tuvieron todo el día secuestrado, hasta las 4:00 p.m. que calcularon que
yo volvía a bajar, lo golpearon, lo rompieron por acá, mejor dicho y le dieron 24 horas para
que desocupara. Eso fue muy duro, tener que dejar todo tirado de la noche a la mañana,
fue algo muy drástico (CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Santa Ana, mujer, 19 y 20 de
julio de 2014). [Resaltado nuestro].
Salimos del trabajadero y nos fuimos a mi casa, cuando llegamos a este filo salieron
gente de la maleza, esos hombres armados, nos hicieron detener y nos dijeron que para
dónde íbamos, les dijimos que íbamos a almorzar y nos trataron que cuáles, que íbamos
a sapiar, a informar a la guerrilla, nos hicieron quitar la ropa, tirar al suelo. Nosotros nos
tratábamos de defender diciendo que por qué nos hacían eso y nos respondían con
patadas o con las cachas de los fusiles nos daban donde cayera, y el que tenía el radio
se comunicaba y decía que tenían dos guerrilleros, que si les daban de baja, y les dijeron
que los bajaran para el pueblo. Ahí nos retuvieron alrededor de 40 minutos. Entonces
donde el vecino se fue un gato a avisarle a mi papá, y fueron donde las señoras de
nosotros y ellas hablaron por nosotros para que nos dejaran libres y de aquí nos dejaron
poner el pantalón y ya, nos amarraron como animales y nos llevaron al pueblo y éramos
dos y por aquí tenían otros dos y ahí nos separaron unos para arriba y otros para abajo
(…) nos llevaron a un sótano donde había gasolina y nos amenazaban con prendernos
sino cantábamos y nosotros decíamos nosotros no tenemos nada que decir. Y ahí en el
sótano nos dijeron que describiéramos a la mujer y a las familias y nos dijeron: —Se
salvaron por esta vez, lárguense que no los queremos ver—. A los 20 días nos desplazamos
(CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Santa Ana, hombre, 19 y 20 de julio de 2014).
[Resaltado nuestro].
Fue una situación muy dura porque había momentos en que los que tenían que recoger
los muertos, se sentían tan amedrentados que eran incapaces de salir. Fue muy duro,
todavía tengo las imágenes de los muertos que recogí, como dice la Escritura, sin rostro,
desfigurados. A mí no se me borra el rostro de la niña, de Liliana, no se me borra el rostro
del exalcalde, no se me borra el rostro de esta Aristizábal, o sea, yo tengo en mente el
rostro de mucha gente y he tenido que elaborar mucho el duelo para no entrar en shock,
ha sido muy duro porque yo ir a recoger y saber que yo había sido amenazada por muchachos
que eduqué y que los tuve en el grupo juvenil y que eran tan llaves míos, que estos
muchachos estén en esto, a veces obligados por las dificultades económicas, a veces por
la situación social, porque no veían otra salida como proyecto de vida; y ver también todas
esas políticas nacionales con los falsos positivos, que muchos caían inocentes y los vestían
como guerrilleros o paramilitares y por eso tienen que morir, y mucha gente inocente cayó
aquí, sangre derramada con gente inocente, simplemente porque había que dar resultados
y había que poner los muertos. Fue una guerra fría, dura, inhumana (CNMH, Grupo Focal
de Educación, mujer, 26 de septiembre de 2014). [Resaltado nuestro].
Colcha de recuerdos taller cuenca San Matías. Una joven, asistente al Taller de memoria, ilustró el momento en que un par de
encapuchados le exigieron el documento de identidad a su padre, que no lo portaba y su hija fue la que dijo el número de identidad;
los encapuchados luego de insultos y maltratos los dejaron ir bajo la sentencia “por hoy se salvó”. Fuente: CNMH, Taller de Memoria,
Cuenca San Matías, 1 y 2 de agosto de 2014.
En Granada todos los actores armados utilizaron los asesinatos como modalidad
de violencia. A través de diversas prácticas, guerrillas, paramilitares y Ejército
segaron la vida de cientos de personas; las guerrillas cometieron asesinatos
selectivos; las masacres fueron una modalidad característica de los grupos
paramilitares y con ellas, estos actores buscaron expandir el terror; las
ejecuciones judiciales se atribuyen directamente al Ejército, a la necesidad de
mostrar resultados de su accionar. Cada una de estas modalidades de violencia
tuvo expresión en momentos específicos del conflicto en Granada y se llevaron a
cabo en territorios particulares.
3.2.1. Asesinatos selectivos e indiscriminados
Después del desplazamiento, el asesinato ocupa el segundo lugar en modalidades de
violencia con mayor impacto en la población. Según el Observatorio Nacional de Memoria y
Conflicto del CNMH al menos 460 personas fueron víctimas directas de asesinato selectivo 66.
Fuente: CNMH, Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto. Fecha de corte: 14 de marzo de 2016.
Como puede observarse en la gráfica, los asesinatos inician desde antes de 1985,
pero el número más alto de asesinatos en la historia del municipio se registró en el
2002. Desde el 2003 la tendencia fue a disminuir, evidenciándose así, el
desescalamiento del conflicto armado en el territorio.
Por otra parte, según información de prensa y la obtenida en el trabajo de campo,
si bien estos asesinatos ocurren en todo el territorio de Granada, hay algunos
lugares de mayor concentración: el casco urbano y la Cuenca de Calderas.
66 Según el RUV (reporte de febrero de 2016) el número de víctimas de asesinato es de 1.322, siendo que en
este reporte aparecen todas las víctimas. En el reporte del Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto
Armado se tienen en cuenta solo a las víctimas directas, es decir, a las personas sobre las que recae el hecho.
Mapa 4. Ubicación de asesinatos por cuencas
Fuente: elaboración propia con base en El Colombiano, El Tiempo, El Espectador, Semana, El Mundo, Noche y Niebla y Verdad
Abierta. Talleres: Río de la Vida, línea de tiempo y mapa mental -Paicma.
67 Por este hecho el municipio de Granada fue demandado por alrededor de 300 millones pesos. En 2012 el
Consejo de Estado profirió una sentencia a favor de la demanda de reparación directa a unas de las víctimas del
hecho. Ver: Colombia, Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia
20.230 del 23 de febrero de 2012. Consejera Ponente: Ruth Stella Correa Palacio.
murieron las personas que no estaban muy de acuerdo con ellos, eran
contradictores de ellos, no era como después, que era porque los sapiaban o
desconfiaban” (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de
julio de 2014). Se trataba entonces de asesinatos selectivos, poco visibles, pero
sistemáticos y permanentes, y sobre todo, ligados a un propósito: eliminar a
quienes consideraban “enemigos de la causa”.
No se notaba mucho porque los muertos eran… por ejemplo, en una noche mataban
tres, es decir, pasaron de vereda a vereda entonces no se nota tanto como usted coger y
hacer una masacre de cuatro personas juntas sino que en la misma noche ellos mataron
una señora tempranito, más tarde otro por otro lado y más tarde, otro por otro lado (CNMH,
hombre, exfuncionario de la Alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de 2014).
Sin embargo, tanto en el marco del enfrentamiento que libraron el ELN y las FARC
durante los años noventa por el control del territorio, como el posterior
enfrentamiento de estos con los grupos paramilitares y el Ejército; se fue
ampliando no solo el espectro de quienes consideraban peligrosos sino los
métodos y la intención de hacerlas “muertes ejemplificantes”. En este caso, lo que
interesaba ya no era que fueran muertes silenciosas, por el contrario, la exhibición
de las personas amenazadas primero y de los cuerpos asesinados después,
hacían parte de la estrategia. Como plantea Blair (1998, página 47), las diferentes
formas de matar, las diferentes armas, la eficacia o la sevicia de los crímenes,
tienen distintos significados. Los asesinatos cometidos especialmente por la
guerrilla de la FARC contaron, según los relatos, con un alto componente
divulgativo que va desde el escarnio público hasta el asesinato de varias personas
de una misma familia, lo cual aumenta su impacto:
Caliche68 sacó amarrada la hermana de él, estaba en la misa y fue donde un señor a
una tienda y estaba comprando las cositas y la sacaron de ahí amarrada y la llevaron por
todas partes de la calle y la llevaron por allá y la mataron. Una señora que no hacía sino servir
68Caliche fue una de las figuras más emblemáticas de las FARC en Santa Ana. La gente lo recuerda de manera
especial por su maldad, por el maltrato, por la sevicia de sus acciones. Posteriormente, hizo parte de los grupos
paramilitares.
a la gente; y el hermano de ella venía en una escalera de Granada, ese mismo día, a ella
la mataron por arriba y a él lo bajaron de esa escalera y lo mataron también por allá. Y el
cuñado vino a Santa Ana el lunes por la mañanita a averiguar qué había pasado con ellos,
porque habían comentado que los habían amarrado y él pensaba que los tenían por ahí
detenidos. Cuando llegó a Santa Ana le comentaron que los habían matado y él se fue para
misa y después salió y lo cogió Caliche y lo mató también (CNMH, mujer, entrevista, julio
de 2013). [Resaltado nuestro].
69 En el caso de San Carlos, apoyado en las consideraciones realizadas por la Fiscalía 20 de la Unidad de Justicia
y Paz que documentó el caso del Bloque Héroes de Granada en San Carlos, se desarrolla ampliamente la hipótesis
de las listas como estrategia de guerra para sojuzgar a la población civil. Ver: CNMH, 2011, páginas 170-180.
grupos es una pieza fundamental de esta estrategia: ellos fueron la principal
fuente de información para su elaboración.
El asesinato de líderes, hombres y mujeres o personas representativas de la
comunidad ocupa un lugar importante en la memoria de la población y ejemplifica
el sentido de esta selectividad. En todos los talleres de memoria salieron a relucir
los nombres de personas que fueron asesinadas de manera premeditada por el
alto impacto en la comunidad.
Colcha de recuerdos. Taller de Memoria Cuenca San Matías. Un líder de la JAC (Junta de Acción Comunal) cuenta que la
guerrilla los citaba a reuniones, su inasistencia los convertía en objetivo militar. Un día, luego de una de esas reuniones, el
Ejército llegó al lugar y se inició un enfrentamiento: los líderes lograron salir ilesos. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, cuenca
San Matías 1 y 2 de agosto de 2014.
Según uno de los testimonios, uno de los factores que influyó especialmente en el
asesinato de presidentes de JAC fue su oposición a que las organizaciones fueran
usadas por los grupos armados: “que hayan empezado a asesinar líderes de las
JAC, a lo que se dieron cuenta que eran líderes que no veían muy bien que ellos
(la guerrilla) fueran a las JAC a hacer reuniones” (CNMH, Taller de Memoria,
hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Yo sé que ellas iban en un bus de Granada, iban como a las tres de la tarde y antecitos,
por ahí a unos quince minutos antes de llegar a la casa cogieron a bala el bus y ahí mismo
mataron a doña Celina y entonces la hija quedó ahí también agonizando, ahí mismo
pararon y los bajaron, el bus también quedo ahí, un montón de gente herida y eso siempre
se demoró bastante ahí, tuvieron la vía cerrada como tres horas… Doña Celina era la
presidenta de la Junta de Acción Comunal. Nos duele todavía porque ella era una líder,
era muy buena gente y esa señora no se metía nunca con nadie (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Calderas 22 y 23 de agosto de 2014).
El asesinato del exalcalde Jorge Alberto Gómez presuntamente por parte de las
FARC, constituye un hito en la memoria colectiva. Jorge Alberto fue alcalde de
Granada entre 1995 y 1997 y gracias a su gestión obtuvo el premio de mejor
alcalde de Colombia durante el periodo. La gente lo recuerda como un hombre
cercano, afable, comprometido con los intereses de la comunidad. Después de
dejar la alcaldía llegó a liderar el proyecto de reconstrucción del pueblo luego del
ataque de las FARC en diciembre de 2000, estando en este cargo lo asesinaron el
13 de julio de 2001, en plena plaza principal. Su asesinato fue un duro golpe para
la comunidad granadina y para el movimiento político, Unión por Granada, que
avaló su alcaldía. Su muerte no era una más: Jorge Alberto representaba para
muchos un nuevo sentido de la política y la esperanza de que desde lo
institucional era posible beneficiar el desarrollo social y comunitario, su asesinato
fue, de algún modo, el cegamiento de esta esperanza.
Con el aumento de la confrontación armada, la percepción de la población es que
la práctica del asesinato se hizo más frecuente y presente en todo el territorio:
“Este se convirtió en pan de cada día”. La razón parecía simple: desde el punto de
vista de paramilitares y el Ejército, la población granadina en general y de algunos
territorios en particular eran claramente base de la guerrilla. Eso justificó, desde
ellos, una acción dirigida contra la población: “Ellos llegaron fue a combatir a la
guerrilla y habían muchos combates, pero para ellos todos éramos guerrilleros”
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
Desde la perspectiva de las guerrillas, el asedio y la presión del Ejército lo llevó a
desconfiar de todos. Luego de que los paramilitares tomaron el control sobre el
territorio, cooptando adeptos e informantes y reclutando guerrilleros para sus filas,
tuvieron una información más específica aunque más extensa también sobre la
presunta base de apoyo a la guerrilla. Las listas se hicieron cada vez más largas.
De este modo, la selectividad se combinó con la generalización de la amenaza y
percepción de vulnerabilidad extrema de toda la población.
Asesinato de mujeres
Aquí en El Cebadero, mataban muchas muchachas, las muchachas que miraban los
soldados, que miraban los policías, las muchachas que eran novias de los guerrilleros,
eran sacrificadas aquí; aquí mataron a doña Stella, una señora que le lavaba la ropa a los
soldados y le mocharon las manos, aquí mataron a Eliana, era del pueblo, una profesora
embarazada de un policía y a Lucelly que la mató las autodefensas porque tenía una
tiendecita donde como que iba la guerrilla a tomar fresco. Entonces la mujer en este
conflicto puso una cuota muy alta de sangre, la mujer granadina (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
A Eliana sí la mató la guerrilla, porque aquí en Granada ninguna muchacha podía mirar
un policía o un soldado, la muchacha que miraba esos uniformes tenía la lápida pegada al
rabo (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014)
[Resaltado nuestro].
La situación era muy delicada porque si veían una mujer hablando con un policía o
un soldado decían que le estaba dando información. Un Domingo Salcedo mató cuatro
mujeres porque estaban haciendo contrainteligencia. Ese sábado yo vi que un soldado
saludó a la pelaita le dijo —Mi amor usted está muy linda— y ya los milicianos la hicieron
matar porque dizque le estaba dando información y mataron esas cuatro mujeres y a
los meses dijeron que había sido un error. Ellos buscaban una justificación para matar
a alguien por mera desconfianza (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa
Ana, 19 y 20 de julio de 2014). [Resaltado nuestro].
El asesinato de mujeres embarazadas también se hace parte de los relatos y
acentúan la mirada sobre el sentido de esta práctica: ya no era solo asesinar las
personas sino elevar el mensaje de que eran dueños de las vidas que estaban por
venir:
La tiraron al río, la pelada tenía dos meses de embarazo, entonces contaban los que
fueron a buscarla, que los sacaron a los dos de la casa y como la ramada quedaba en
una falda a ella la arrastraron, a ellos los sacaron miércoles, a los tres días los encontraron
y se fueron por las señales, en toda mata de caña había… como ella era monita, de pelo
largo, en las matas de caña había manojos de pelo, y se fueron yendo por los rastros y
donde la encontraron ya estaba desfigurada. Al esposo lo encontraron al domingo y fueron
como tres entierros: ella, el esposo y al papá que le dio un [paro] cardiaco. Ella se llamaba
Lady Quiceno (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Santa Ana 19 y 20 de julio de
2014).
Otra cuota de sangre muy triste que puso la mujer, aquí en plena entrada a Granada,
mataron a Eliana Vergara, una profesora que estaba embarazada, era compañera de un
cabo, el cabo la voltió por todas partes, la exhibió, apenas la embarazó lo trasladaron y la
dejaron sola y la guerrilla vino y la mató estando embarazada, eso fue una tragedia
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
Como plantea Elizabeth Wood (2012, página 115), la guerra transforma los roles
de género mediante una variedad de mecanismos. En el caso de Granada,
durante la guerra, las mujeres fueron en determinados momentos el soporte de la
familia y el cuidado de los hombres, lo cual confronta el imaginario predominante
sobre los hombres como la única fuente de protección. Por eso, cuando
comenzaron a asesinarlas esto significó un punto de quiebre: con esto la guerra
había llegado a su nivel máximo de degradación y la población, al máximo de
vulnerabilidad.
Cuando la violencia fue muy dura, uno pensaba mucho en los hombres, que en los
jóvenes, pero cuando empezaron a matar mujeres ya decíamos: no hay escapatoria.
Hubo un domingo que mataron cinco mujeres, yo dije: mejor dicho, no sabemos qué
vamos a hacer porque si primero éramos las que dábamos la cara, la salvación era que
uno era mujer pero cuando comenzó la violencia contra las mujeres ahí si no. Las únicas
que dábamos la cara y estábamos pendientes del hogar y de los hombres porque uno
tenía que vivir pendiente que no se los fueran a llevar, no soltarlos porque si usted los
dejaba eran como lobos hambrientos a ver qué agarraban, entonces cuando comenzaron
con mujeres ¡bendito sea mi Dios! (CNMH, Taller de memoria, mujer, Cuenca Santa Ana,
19 y 20 de julio de 2014).
Esta imagen nos sirve para introducir la siguiente hipótesis: como se describió en
el primer capítulo, una buena parte de la estrategia guerrillera estuvo basada en la
cooptación y reclutamiento de población oriunda del territorio, debido a ello, la
base miliciana de los frentes guerrilleros se alimentaron de personas de la propia
población. Como consecuencia, la estrategia de golpear la base guerrillera por
parte del Ejército y paramilitares apuntó a su unidad más básica: las familias. Esto
explica la relevancia que en la memoria de la población tiene la descripción de
cómo, en el transcurso de la guerra, familias enteras fueron diezmadas. Y así
mismo, el significado que determinados apellidos tenían, el estigma que
soportaban, al punto que, como dicen algunos, “parecía que cargaban de una vez
con la lápida”.
Colcha de recuerdos, Taller de memoria casco urbano. Una joven ilustra el asesinato de su padre y sus dos hermanos en la
vereda El Roble; pocas veces los pobladores lograron identificar al victimario. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, casco urbano,
12 y 13 de junio de 2014.
Yo soy casada, tuve cinco hijos y de los cinco ya tengo dos porque los otros tres en la
violencia me los mataron, dos matados y uno desaparecido y ese es el motivo por el que
me tocó irme para Medellín (…). Yo nací aquí en Santa Ana y mis papás también eran de
aquí. Nací aquí, me casé, me fui a vivir a la vereda La Estrella parte baja, y el motivo de
desplazamiento mío es por tanta violencia; cuando mataron a mi familia, me fui. Un hijo
mayor de veintiún años, el otro de dieciocho años y el otro de quince años, el
desaparecido se llamaba Diego Elías, el segundo hijo, de dieciocho años se llamaba
Andrés Fabio y el niño de quince años se llamaba Juan Fernando (CNMH, mujer,
entrevista, julio de 2013).
El carro subía por ahí a las siete de la noche, más arribita de donde yo me subí, bajaron
los ayudantes del carro y ahí en presencia de todo el mundo, ese carro venía así,
llenísimo, los cogieron y los mataron... (Llanto)… después le dijeron al chofer que era
hermano de uno de los ayudantes, recoja esos hijueputas y llévelos para el pueblo y
dígales que los que los mataron fueron los de las FARC. El primero que mataron, lo
mataron los paramilitares y ya en la noche a los ayudantes los mató las FARC (CNMH,
Taller de Memoria, mujer, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
Por enésima vez e invocando la asistencia Divina, rogamos a los actores del conflicto
armado que se respete a la población civil y su autonomía, pues acciones tan crueles y
reprochables como las matanzas de: El Ramal, Minitas, El Vergel y del educador Frank
Elías Pérez Martínez; solo crean desánimo, tristeza y generan desplazamientos, pobreza
y miseria en estas comunidades tan queridas, en una palabra, frustran las esperanzas de
quienes aún creemos en Granada y en las posibilidades de resurgir de las tragedias.
Comunicado Interinstitucional de Granada. Fuente: comunicado del Comité Interinstitucional, 28 de abril de 2001.
Carta del Comité Interinstitucional a la Defensoría del Pueblo. Fuente: carta del Comité Interinstitucional a la Defensoría del
Pueblo, 22 de enero de 2003.
Paramilitares/AUC/
3/11/2000 Cabecera municipal 17**
Bloque Metro
5/04/2001 Minitas Paramilitares 4
Paramilitares / AUC /
4/06/2002 El Edén 5
Bloque Metro
Grupo Armado No
--/ 11/ 2002 Santa Ana 4
identificado
TOTAL 13 Masacres 71
Fuente: CNMH, Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto. Fecha de corte: 14 de marzo de 2016 y trabajo de campo de la
presente investigación.
*Tanto en los relatos de la población como en el Banco de datos de Cinep señalan al ELN como autor.
** El CNMH reporta 17 víctimas; sin embargo la prensa local reporta 19 (periódico Granada, diciembre de 2000, página 2).
Un grupo se bajó por La María y mataron el muchacho que cuidaba las zanahorias, la
mamá, la señora de apellido Sora que la mataron en la esquina, el que estaba recogiendo
reciclaje enseguida. Después el otro que bajó por la planta de tratamiento de aguas
residuales, que mató un mono ahí cerca cogiendo papa, el otro que estaba con él, bajaron
y mataron a Jesús María y más abajo [me contaba una muchacha que estaba en el
balcón], vio que venían dos camuflados y pensó que era el Ejército (…) había unas bancas
que se llamaban las Bancas de Pablito, son unas banquitas del viejito Pablito que uno las
veía y tenían su sello sabía que las había hecho Pablito, y el uno le dijo al otro, —Ve dale
a ese viejito— y el tipo sacó el fusil y le dio al viejito sin pensarlo dos veces. La esposa
salió a mirar y la mataron a ella, una Herminia Noreña; habían matado a Jesús María
arriba, es el segundo bloque que había llegado casi hasta el comando; y el tercer grupo
se bajó por el lado de La Cruz que llegó a la bomba, que fue el que mató a Juan Hoyos,
a Ratón, a otro muchacho que estaba en la Defensa Civil, a otro muchacho que tenía
cierta discapacidad mental, Wilder, son tres grupos muy definidos, ellos hicieron ese daño
y se fueron (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de
2014). [Resaltado nuestro].
70 Estas modalidades de masacre son descritas bajo estas tipologías en el Informe de Memoria Histórica de
San Carlos. Ver: CNMH, 2011, página 115.
Las masacres cometidas con sevicia ocurren, como dice Suárez, cuando las
coordenadas de tiempo y espacio son propicias: “El espacio debe ser aislado o
bloqueado para que no haya conocimiento de la anomalía y que el enemigo no
pueda interrumpir el desarrollo del acontecimiento” (2008, página 67). Con estas
condiciones contó el grupo de paramilitares que la ejecutaron, y esto es lo que,
justamente recuerda la población; que no tuvieron ningún impedimento para
actuar: “Ellos llegaron, hicieron lo que hicieron, no hubo quien los enfrentara y se
fueron, a ellos no hubo quien les hiciera un solo disparo, la Policía haría unos tiros
al aire pero para que no llegaran donde ellos, pero no” (CNMH, hombre,
exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de 2014).
Los testimonios alrededor de esta masacre abundan, en ellos, se resalta el perfil
de las víctimas, la relación que tenían con los sobrevivientes y de manera
especial, el carácter imprevisto, la imposibilidad de encontrar una lógica a lo
sucedido; en otras palabras, el que fueran cosas del azar las que hicieron que
fueran estas y no otras las personas asesinadas: “Ellos dentraron y ya cuando
estaban llegando al pueblo lo que se veía mover lo mataban” (CNMH, Taller de
Memoria, hombre, Medellín, 7 de septiembre de 2014).
2. Juan Manuel Hoyos García: hijo de Luis Arturo y María Lucía, 42 años, casado
4. Francisco Javier García Builes: hijo de Víctor Hernán y Alba, 24 años, soltero
8. María Leonor Noreña Aristizábal: hija de Valerio y Mercedes, esposa de Pablo Emilio, 60
años, casada
9. Andrés Arturo Jaramillo Villegas: hijo de Óscar y Martha Elena, 21 años, soltero
12. Óscar Aníbal López Naranjo: hijo de Marco Emilio y Rosa Oliva, 15 años
13. John Ferney Hoyos Giraldo: hijo José Iván y Gloria Amparo, 15 años
14. Mario de Jesús Giraldo López: hijo de Luis Enrique y Cándida Rosa,
51 años, casado
16. Luis Fernando Alzate Arias: sacristán, 19 años hijo de policía jubilado, residente en el
municipio
17. Jenaro de Jesús Galeano Quintero: hijo de Juan de Dios y Blanca, 31 años, casado
En esta masacre fueron usadas armas de fuego y armas blancas con las cuales
varias de las víctimas fueron degolladas. Las imágenes y el sentimiento que
perdura en la memoria tienen que ver entonces no solo con la magnitud de la
masacre sino con la manera como las personas fueron asesinadas:
Mi dibujo es este, eso fue cuando la primera toma de las autodefensas en Granada,
muy triste, yo venía de la vereda La Aurora (…) entonces yo seguí caminando hasta que
llegué al pueblo, cuando encontraba estos regueros de sangre por todas las calles de lo
que ellos habían dejado, de las muertes que habían producido y yo sentía esa melancolía,
esa tristeza, ese dolor (…) terrible, de ver —porque no había ninguno de mi familia ahí—
, pero eran mis vecinos, era mi gente, ¿cierto?; esos regueros de sangre, ese olor que yo
sentía como a degolladura de novillos y esa tristeza que uno siente (CNMH, Taller de
Memoria, hombre, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014). [Resaltado nuestro].
Me pareció horrible porque eran las 9 p.m. y nosotros recogiendo cuerpos y como la
gente era tan religiosa eran los cuerpos tapados, con las cuatro velas en la calle y los
chorros de sangre y la gente en la calle yendo a rezarle a este, a aquel, eso fue todo el
día, —Dígame el ambiente de un pueblo cómo puede ser—. Se recogen esos cuerpos y
la gente desesperada —Entréguenme el mío—, eso fue una cosa muy espantosa. Al otro
día los cuerpos se organizan, a algunos se los traen [para Medellín], otros los velamos
allá y los velamos todos enseguida de la iglesia en un salón parroquial. La tensión era tan
tremenda y la cosa tan aterradora que era la gente sentada y casi uno ni rezaba, alguien
llegaba y la gente era así porque para nosotros eran las 7 de la noche y era como si fueran
las 2 de la mañana, con esa tensión de toda esa situación. La única que nos acompañó
en todo fue la Iglesia. Al otro día fue la misa y cuando estaban en la misa llegó el Ejército
y bajó por esa calle súper pendiente que llega a la iglesia arriba, cuando estaban en la
misa se regó el rumor que eran otra vez los paramilitares, esa iglesia se volvió una cosa,
todo el mundo tiró para el altar donde el obispo, para que el obispo los cuidara, una señora
se fracturó, una fractura abierta, la tensión misma que traíamos y siguió después de esa toma,
usted si veía una persona en la calle, es decir, yo salía de la oficina a las 6 p.m. y subía
por las calles principales, eso era como si fueran las 3:00 a.m. uno solo veía los policías
(CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de 2014).
[Resaltado nuestro].
El anuncio de la llegada de los paramilitares desde por lo menos dos años antes,
las muertes selectivas, y de manera especial, la estigmatización que había recaído
sobre Granada fue una de las explicaciones que la gente encuentra a esta
masacre. Con ella, los paramilitares cumplieron la promesa de ingresar a Granada
y demostraron la existencia de un nuevo poder.
Representación masacre del Vergel. Una mujer ilustra la masacre en la vereda El Vergel, según describe ese hecho se le quedara
“grabaito”; el terror generado por esta acción que llevó al desplazamiento de toda la población de la vereda. Fuente: CNMH,
Taller de Memoria, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014.
Yo soy del Vergel. Allá el 20 de abril de 2001 hubo una masacre de siete personas
buenas, buenas; porque mi vereda era una belleza. Llegaron los paramilitares, yo vivía
más retiradito de ahí, pero ni mis hermanitos ni mi papá cayeron ahí, como la vereda es
muy grande y limita con El Santuario (…) fue un día viernes de Pascua a las 10:00 a.m.,
llegaron por ese lado, a las mujeres que estaban trabajando que ayudan mucho con los
esposos en el arado y a los que eran de Santuario, los mandaron que se fueran a
esconder, los pobrecitos de Granada a todos los mataron (…) y en una forma que no, es
que eso no tiene palabra. Lo único que les dejaron fue la carita bien, de resto los volvieron
nada, con pura arma blanca, los volvieron nada, hubo que amarrarlos para que no se
volvieran a desintegrar (…) y les echaron sal (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca
Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
Humberto Ramírez
Vicente Giraldo
Mujer [1]: uno diría que muerto es muerto sin importar como fue el deceso, pero esta
fue a arma blanca, a machete, no es lo mismo a machete que con un tiro, entonces eso
duele en esta vereda. O sea, de pronto el dolor de la muerte no (…) pero es que fue a
machete, eso es importante, si hubiera sido bala pues los cuerpos no hubieran quedado así
tan horribles y la población no tan marcada, aunque el dolor es el mismo.
Hombre [1]: uno los encontraba muertos y les levantaba la camisa y los veía llenos
de puñaladas y con un muchacho fue muy duro pues le abrieron el estómago como a
un cerdo, eso traumatiza mucho ver esos muertos así (CNMH, Taller de Memoria,
Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014) [Resaltado nuestro].
En estos casos, el uso de este tipo de armas hace que el sufrimiento sea
intencional y sustentado con representaciones “deshumanizantes”, como lo
manifiesta Eric Lair (2003) “Lo que abre la puerta a las sevicias corporales-
psicológicas y a la tortura en una relación de frente a frente (…) No se trata
únicamente de eliminarlo, sino de posesionar y destruirlo moralmente”.
Esta masacre fue atribuida a los grupos paramilitares de las AUC. Después del
evento en El Vergel, donde ejecutaron siete personas, entre ellas a cuatro
hermanos, se dirigieron a la vereda El Tablazo, donde nuevamente este grupo
se llevó por la fuerza a una mujer, cuyo cadáver fue hallado posteriormente en
la vereda El Vergel, y por último, en la vereda La Aurora ejecutaron a un
campesino (Noche y Niebla-CINEP 2000, N° 20, página 69; El Colombiano, 21 de
abril de 2001, página 12A). A pesar de que ya había pasado la incursión en el
casco urbano, esta nueva masacre parecía dejar en su población un mensaje
claro: “ya estamos aquí, somos extremadamente malos” (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
La masacre que desplaza: “Los muertos se quedaron solos”. Minitas, 4 de abril de 2001
El 4 de abril de 2001, en una nueva incursión paramilitar son asesinadas cuatro
personas que se encontraban en la Inspección de Policía: Juan Rafael Ramírez
Clavijo, Alberto Ramírez Ocampo, Henry Alfredo Giraldo Cano y Argemiro de
Jesús Arias Murillo (Noche y Niebla-CINEP, No. 20, página 46).
Los relatos obtenidos dan relevancia a un factor que constituye un elemento
esencial: la soledad y el abandono en la que quedaron las personas asesinadas.
Los cuerpos inermes fueron los últimos habitantes de la localidad. El inspector de
Policía y el cura párroco fueron los únicos que se atrevieron a ir al lugar a
recoger los cadáveres:
Yo recuerdo cuando fui a recoger los muertos de la masacre de Minitas, que nadie iba
a recogerlos y le dije al padre, —Acompáñeme—porque a todo mundo le daba terror irse
porque los que se fueron los mataron, cuatro y los mataron e hicieron desplazar toda la
gente entonces los muertos quedaron solos. Yo nunca había escuchado un silencio tan
ensordecedor como ese, como uno escuchaba en el campo los radios estaban prendidos
y todo eso, nosotros fuimos a esa zona y yo lo que siento es que mataron el primero y él
cayó al piso, mataron el segundo y cayó encima y el otro así y el otro así, esa noche llovió
mucho y los cuerpos estaban llenos de arenita, entonces le dije al padre ayúdeme a
recoger estos cuerpos, un curita que me ayudaba mucho. Yo tengo una cosa clara: ellos
cometieron el acto y se fueron, por allá no hay nadie, fuera de los muertos no hay nadie.
Recuerdo que yo dije: - voy a recoger los muertos y la gente me decía vaya a mi casa y
mire cómo está la vaca, las gallinas, cómo está todo eso (CNMH, hombre, exfuncionario
de la alcaldía, entrevista, 24 de septiembre de 2014). [Resaltado nuestro].
71
Al respecto dice el informe de la CCEEU: la mayoría de las denuncias sobre ejecuciones extrajudiciales en
el oriente antioqueño son atribuidas al Batallón de Artillería n° 4 “Jorge Eduardo Sánchez” (Batallón Bajes 4).
Durante el año 2003, el Batallón fue comandado por el teniente coronel Iván Darío Pineda; durante el 2004, por
el teniente coronel Juan Carlos Barrera, y durante el 2005, por el teniente coronel Luis Javier Pérez Orellanos.
El 62 por ciento del total de los casos reportados en el oriente antioqueño fueron atribuidos a esa unidad militar
(41 víctimas). Le sigue el Batallón de Caballería Mecanizada n° 4 “Juan del Corral” (GMJCO) con 21 casos
reportados. A la Unidad Bombarda 1 al mando del subteniente Andrés Mauricio Rosero Bravo se le imputan 4
de los 35 casos judicializados por la justicia ordinaria y la justicia castrense. Estos batallones realizan operativos
en la zona de Granada, San Luis y Cocorná, lo que explica el alto nivel de violaciones al derecho a la vida en
esos municipios (página 33).
se prepara para entrar al proceso de paz y no tiene presencia permanente en esta
localidad.
El Libertador Bajes 4
30/08/2002 Bajes 4
14/03/2003 El Tablazo
2/05/2003 La Arenosa
7/08/2003 La Gaviota
31/12/2003 La María
31/12/2003 La Quiebra
20/10/2004 La Linda
14/05/2005 La Linda
Fuente: Banco Derechos Humanos Noche y Niebla, CINEP. Coordinación CEEU (Colombia-Europa-Estados Unidos) (2007).
En el transcurso de esta investigación documentamos 19 casos de ejecuciones
extrajudiciales con un marcado acento territorial: ocurren fundamentalmente en las
cuencas de Santa Ana y Calderas, lugares en los que a su vez, se desarrollaron
de manera importante las grandes operaciones militares a partir de 2000 y, de
manera significativa, en el 2002.
En los relatos de la población, la llegada del Ejército estuvo de la mano con las
recompensas, ese fue el principal incentivo para atacar a la población.
Entonces ellos entraron y mejor dicho y eso mataban, como el dicho, todo el mundo era
su enemigo y el que se moviera, para el suelo y ya, camuflado y listo. Ellos recibían sus
recompensas, supuestamente sus vacaciones, era lo que decían y uno ¿qué recibía? la
pérdida del ser querido, el hijo, lo que fuera, quedaba con el dolor para toda la vida
(CNMH, hombre, entrevista, julio de 2013). [Resaltado nuestro].
En la escuela de para abajo mataron el esposo de una hermana mía, salió corriendo y
no alcanzó a llegar, y venía un combo en la escuela y otro por el otro lado y a él lo cogieron
en la escuela y lo mataron… Orlando Idarraga. Lo enterraron con machete, botas, estaba
envuelto en cobijas, que para que no reconocieran que era un campesino (CNMH, Taller
de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana 19 y 20 de julio de 2014).
De acuerdo con el reporte del RUV (Registro Único de Víctimas), más del 85 por
ciento de los casos de desaparición forzada documentados en el país no
identifican actor o responsable (CNMH, 2012, página 64). Sin embargo, estudios
de caso permiten identificar que se trata de una práctica empleada principalmente
por miembros de la fuerza pública y grupos paramilitares pero, como se
documenta en el caso de Granada, también incurrió la guerrilla.
La Personería municipal, por su parte, dice tener conocimiento de fosas comunes
en las veredas La Quiebra, parte alta de Los Medios y la vereda San Francisco
(PIU, 2012, página 39). En el marco de esta investigación, se mencionan
especialmente desapariciones en el casco urbano y Santa Ana y en los corredores
viales en los que los diferentes grupos hacían retenes, bajaban a la población, los
retenían y jamás volvían a aparecer tal y como se relata en el siguiente testimonio:
Los campesinos que subían de la zona de influencia de la guerrilla eran tildados como
tales y luego llevados a las veredas donde tenían su dominio, concretamente las veredas
de Minitas, Vahitos y San Matías; mientras que las FARC abordaban a sus víctimas en el
trayecto entre las veredas La Quiebra, La Aguada y los Medios de Granada y Calderas,
La Hondita y el Chocó del municipio de San Carlos; detenían los vehículos, bajaban sus
ocupantes y las personas desaparecían. Las FARC argumentaban que eran paramilitares
haciendo inteligencia en su zona (PIU, 2012, página 39).
En el casco urbano, la calle del Zacatín, frecuentemente referida como “el camino
de la muerte”, es recordada como el lugar donde por última vez se vieron
personas que eran después asesinadas y desaparecidas, en este caso por el
Ejército y los paramilitares:
Ahí en ese punto, o sea en esa entradita como para subir para el Zacatín para tierra
fría, ese era el corredor, yo trabajaba en la esquina donde es hoy día don Nelson
Regueros, ahí era el almacén de la reconstrucción, yo era la almacenista y me tocaba ver
cuando el Ejército traía los encapuchados y los encapuchados señalaban gente de las
escaleras y ya los paramilitares a los que señalaban los recogían, entonces para mí era
muy traumático la gente como dando el último adiós… hagan algo ¡sálvenme! esa… y era
en medio de cada uno… y muchos de esos quedaban desaparecidos y los llevaban a
tierra Fría porque allá había mucha zona boscosa (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
El Salón del Nunca Más se ha convertido en un espacio para darle un lugar y un reconocimiento a
“la gente que se pierde”. De las 277 bitácoras que se albergan allí, al menos 61 corresponden a
personas dadas por desaparecidas. De este modo, además de visibilizar este delito se propicia un
espacio para el ritual que justamente queda suspendido cuando hay desaparición. Quienes acuden
al Salón del Nunca Más establecen una relación con la víctima, construyen un relato en este caso
referido a la experiencia de la desaparición, a la eterna espera, a la nostalgia y a la manera como
la vida sigue transcurriendo.
Don Antonio López: soy su primo Mauricio López y [debo] escribir algo en este cuaderno
sin saber si estás vivo o muerto. Lo único que puedo decir es que me estremeció al ver su
foto y pido paz y tranquilidad donde quiera que estés.
Hermanito querido no sabes las tristezas que sentimos al no saber nada de ti, el no
saber si te encuentras con vida o no. Aunque yo me resisto a creer que no estás con vida,
siempre te llevo en mi corazón y en mi alma, también en mis pensamientos. No me he
olvidado de ti ni un minuto, siempre sueño que tu estas vivo. Cuando me dieron la noticia
de tu desaparición me resistí a creerlo, algo en mi me dice que tu estas en este mundo,
solo necesitamos que si es así des una señal de vida. Tus hijos te han buscado
constantemente pero sin obtener ninguna señal. Cada uno tiene su hijo: Harvey tiene dos
hermosas niñas de las cuales alcanzaste a conocer una. Daniel tiene una niña que se
llama Daniela. Isaías tiene un niño que se llama Santiago. Ruego a dios por ti para que
estés vivo y aparezcas, sino es así te dé descanso para tu alma. Te quiero mucho. Tu
hermana Claudia López.
Hermanito cuanto diera por saber si estás vivo. Te extraño mucho (Bitácora, Salón del
Nunca Más, Granada-Antioquia).
A mí papá muchas veces lo buscaron para matarlo, sino es por la misma gente que lo
ayudó a muchas veces a refugiarse, otros a hablar por él, porque digamos a la oficina de
él iba todo tipo de personas, entonces muchas veces lo buscaron paramilitares para
matarlo que porque él era guerrillero y muchos guerrilleros que porque él era paramilitar,
entonces mi papá dijo: “¿entonces yo que voy a hacer?, yo soy servidor público a mi
oficina llega todo tipo de personas, yo no le voy a preguntar usted: ¿qué es guerrillero,
paramilitar o ninguno de los dos?, llega una persona y yo simplemente lo tengo que
atender que necesita y ya” (CNMH, hombre, Taller de Memoria, Medellín, 7 de septiembre
de 2014).
72 Sevicia se define como la causación de daño más allá del necesario para matar (Suárez, 2008, página 61).
Hombre: también hay otro caso el de Gloria Guarín que la guerrilla la amarró, la tuvo
en un camión en la plaza, como tres horas e iba el papá a arrimarse a echarle la bendición
y no le permitían que se le arrimara y al otro día la encontraron por la vía San Carlos
muerta. Mujer: lo impactante es por lo humillante, que la tenían amarrada, como tener una
bestia en un camión. Eso fue en el dos mil y pico (CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Santa
Ana, 19 y 20 de junio de 2014) [Resaltado nuestro].
A una sobrina mía también la mataron allá, la sacaron esposada a la plaza, estaba en
el atrio, estaba cargando una niña, de pronto una monita le dijo Lucía présteme la monita,
porque la quería mucho, era muy bonita, “deje, yo la cargo” y en ese momento, se
arrimaron tres guerrilleros y le dijeron ¿usted se llama Lucía?, ella dijo “sí” y le dijeron
“síganos” y la torturaron, le arrancaron el cabello, parece que fueron Los Elenos, entiendo
yo. La guerra es horrible (CNMH, mujer, entrevista, julio 2013).
Caliche mató la mamá, la mató delante de los tres, él tenía seis añitos, él recuerda que
Caliche la mató, él dice que quiere ver a Caliche y preguntarle por qué la mató, él tiene ese
dolor en el alma, quedaron huérfanos y están en Bienestar Familiar. Él ya tiene como
dieciséis años, está trabajando en no sé qué entidad y que le están ayudando. Una mujer
que realmente no era normal, era medio atravesadita, una mujer así, ¡qué va a trabajar
con los paramilitares! y matarla delante de sus hijos. Al papá lo mataron antes y a ella
después (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana 19 y 20 de julio de 2014)
[Resaltado nuestro].
La pregunta que este joven se hace (¿por qué la mató?) es parte del drama que
viven las víctimas. Porque la mayoría de las veces no hay una respuesta que,
desde el punto de vista de la población, justifique ni el asesinato ni los métodos
que fueron empleados. Esto es lo que sucede también con las inyecciones letales,
un método empleado por la guerrilla de las FARC en esta población y del que se
habló en los talleres de memoria para ejemplificar los niveles de degradación a los
que había llegado la guerrilla:
A mi papá lo esperaron que iba de una molienda y lo esperaron tres señores y le dijeron
que lo iban a matar y él sacó el machete para no dejarse y le dijeron —lo vamos a matar
de manera que usted no sufra— y lo amarraron a un guayabo y le inyectaron un veneno
en las venas, dizque cianuro, cuando fuimos a buscarlo a lo que no llegó a la casa, fuimos
a buscarlo a las 4:00 a.m. lo encontramos sentado en una piedra, normalito, con su
sombrerito, con la linterna en la mano y a un lado dos pares de panela y al otro el perro,
no se encontró una gota de sangre, ni signos de tortura, en ese tiempo los muertos los
recogía uno mismo y cuando mandamos la información a Santa Ana, había paro, no se
podía ir a Granada por ataúdes, no había, entonces nosotros lo recogimos y lo llevamos
a la casa, con los vecinos y lo acostamos en una banquita que para organizarlo. Cuando
empezamos a descubrirlo, a quitarle la ropa, le estiramos la manos para recortarle las
uñas, nos encontramos que se le vieron acá unos moretones muy grandes, como entre
morado y la mano magullada, entonces dije: —a mi papá lo mataron— y me recosté sobre
él a llorar, entonces un señor (…) me dijo: —No se ponga a contar que a su papá lo
mataron, que su mamá se pone a hacer escándalo y le pasa algo a ella o a ustedes—
entonces en el momento los que nos dimos cuenta nos quedamos callados, cuando llegó
un señor y nos dijo: —es que a su papá lo mataron envenenado—. Nosotros después
escuchamos decir por los mismos que lo mataron que le habían inyectado cianuro y que
casi no se muere y que cogieron un poquito de veneno que les quedó y le echaron agua
y le inyectaron en el otro lado, entonces por eso los dos morados (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Estas personas atribuyen este hecho a integrantes del 9° Frente de las FARC. Así
se lo confirmó uno de sus comandantes a la hija de la víctima: “Su papá tuvo una
muerte muy bonita porque no murió desangrado” (CNMH, Taller de Memoria,
mujer, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014). Según este testimonio se
había sabido por lo menos de cinco personas asesinadas con este método en
Granada. “Era que estaban usando esa modalidad para hacerle entender a la
gente que cuando encontraban un muerto así, era infarto” (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
En términos de la lógica de la guerra, parecieran contradictorios el propósito de
publicitar y amplificar el terror a través de la exhibición de las víctimas y los
cuerpos inermes y el empleo de un método que, como estos, pareciera buscar
la invisibilización. No obstante, estos casos logran en la población un efecto
igualmente devastador: saber que se trataba de una guerra que no tenía límites
y, en ese sentido, cualquiera podría ser la próxima víctima.
Con igual propósito, el de humillar y degradar a los vivos y a los muertos, fue el
uso de lo que denominaron “mulas humanas”, esto es, personas que eran
obligadas a transportar sobre sí, el cadáver de vecinos, amigos o parientes recién
asesinados.
Aquí los paramilitares utilizaron a las personas como mulas de carga. Les cargaban
los muertos encima, asesinaban las personas delante de ellos, inclusive los llevaban —
Vamos allí que voy a matar a alguien para que usted lo cargue— entonces se lo llevaban
amenazado de una vereda hasta la otra, mataban las personas se los montaban al
hombro y los arreaban con zurriago por caminos veredales hasta que los sacaran a la vía
principal, los montaban a las escaleras y les decían —Lleve ese muerto hasta Granada y
lo entrega al inspector de Policía y se va de una vez—. Entonces llegaba la persona y de
una vez se iba para Cali o Medellín (CNMH, mujer, entrevista, agosto de 2013).
Servir como mula humana les convertía en testigos y, por tanto, posterior al
evento, en objetivo militar. De ahí que muchas de estas personas hayan terminado
también como desplazadas.
Finalmente, Granada también fue un pueblo saqueado. Esto contribuye de manera
importante al sentimiento profundo de humillación que aún hoy acompaña a la
población. El saqueo de propiedades privadas y el despojo de bienes durante el
desplazamiento es otro de los delitos cometidos por los grupos armados durante la
guerra en Granada: al menos 362 personas se declaran víctimas de este delito, el
tercero en magnitud después del desplazamiento y el homicidio.
La descripción de casas tomadas y apropiadas por los grupos armados, del hurto
de utensilios de las casas o de las fincas, el aprovechamiento de cultivos,
especialmente el café, la caña y los entables paneleros, fue frecuente. Más allá
del valor material lo que toma peso es el sentimiento de humillación y
vulnerabilidad que se profundizó y propagó con esta práctica. Y esto tiene que
ver mucho con que sea el Ejército el actor identificado con esta situación. Son
múltiples los relatos que encontramos de personas que especialmente en
espacios rurales hacen estas imputaciones; esto es lo que ocurre por ejemplo en
la zona de Santa Ana, cuando el Ejército se asienta allí como parte de los
operativos de lo que denominaron “la retoma del territorio”. Desde las primeras
operaciones contraguerrilla que se desarrollaron en el municipio, la población
registra hechos de saqueo por parte del Ejército, pero a partir del 2002, los
hechos son más persistentes e identifican claramente al Batallón Bajes 4 como el
responsable de los hechos que tienen como punto de partida la acusación de
que “todos éramos guerrilleros”:
Entonces mire, el saqueo de las casas, todo eso genera problemas entonces es en las
fincas ustedes saben que en las fincas se robaban hasta los perros, las cobijas, las ollas,
salían con todo y lo más triste [es] que a veces no eran ni los mismos grupos armados
sino la misma gente de la vereda que no cuidaba sino que se le llevaban a uno las cosas
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Medellín, 7 de septiembre de 2014).
De este modo, hay que decirlo, personas que hacían parte de la población no solo
colaboraron con los armados sino que ejercieron violencia contras sus paisanos.
Como dice Theidon (2004, página 20), entender esta violencia fratricida hace parte
de la comprensión de las dinámicas profundas del conflicto armado 73.
73 Sobre este punto ver en el capítulo 5, el aparte 5.5. Entre el acomodo, la colaboración y el uso pragmático
de los recursos de la guerra.
conflicto, sino en todos los espacios donde las mujeres viven y se movilizan
(Comisión de Verdad y Memoria de Mujeres Colombianas, 2013). Como se sabe,
este es un delito de difícil reconocimiento tanto social como jurídico. El
Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria
Histórica reporta 50 casos de violencia sexual en Granada en reporte con fecha de
corte del 14 de marzo de 2016. No obstante, en el ejercicio de memoria realizado
aparecieron varios relatos que dan cuenta de esta modalidad de violencia,
específicamente contra las mujeres. Pero la percepción más o menos
generalizada es que pueden ser mucho más y que de esto apenas comienza a
hablarse.
La violencia sexual fue empleada como una forma de humillar y de infringir terror a
la población. Más allá del acceso carnal violento, su ocurrencia en lugares
públicos o en presencia de familiares cumplía la función de comunicar a otros y de
ratificar el poder que se tenía ya no solo de controlar el territorio, las vías de
acceso, el movimiento de las personas, sino sus cuerpos. En el Taller de memoria
de la Cuenca de Zona fría, por ejemplo, salieron a relucir una serie de relatos de
niñas que fueron violadas delante de sus padres; de padres que se vieron
obligados a entregar a sus hijas a militares baja la amenaza de muerte, y de
familias que, por esta razón y como forma de proteger a sus hijas, emprendieron la
huida.
Llegaban por la noche y al papá y la mamá los amarraban por allá lejos de la casa y
mientras, violaban las niñas. Otra vez en el día, ellos (los militares) vieron que en esa
casa habían niñas y fueron por la noche y no encontraron nada; al hombre que
encontraron lo torturaron hasta que las entregó, esas niñas (después de que fueron
violadas) se fueron a vivir a Granada y después a Medellín; y el papá las dejó por ahí
solas porque a él le daba miedo, ya que le dijeron que si esas niñas resultaban por ahí
diciendo cosas pues que lo mataban a él. Esas violaciones las hacía el Ejército (CNMH,
Taller de Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
Colcha de recuerdos, Taller de memoria cuenca Zona Fría. Una mujer ilustra el abuso sexual al que fue sometida por parte de
dos hombres armados. Ella se negó a revelar el paradero de su hija, a quien buscaban, por lo cual abusaron de ella. Fuente:
CNMH, Taller de Memoria, cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014.
Conocimos también el caso de una mujer que fue sistemáticamente violada por los
actores armados como retaliación por no haber entregado a sus hijas. Como se ve
en el siguiente relato, a la violencia en sí que esto representa se suma la condena
social a la que son sometidas las mujeres:
este es mi dibujo, para mí, ustedes notarán que acá dibujé unos hombres armados y
de verdes, yo no sabía quiénes eran, esta soy yo, tengo minifalda porque era más joven
y tengo un bebé en mis brazos, es mi nieta, una nietecita de escasos meses, 4 ó 5 meses
y yo le estaba dando alimento. Llegaron simplemente, abran, entraron, yo tenía mis hijas,
dos hijas, yo soy madre de tres hijos, dos mujeres y un hombre... como ellos sabían que
mi hija estaba ahí, ya empezaron que querían que ella se fuera con ellos… ahí fue cuando
llegaron estos hombres preguntando por mi hija, pero mi hija no estaba, yo me había
quedado con la niña y ellos querían a fuerza de pistola, a fuerza de golpes que les dijera
dónde estaba mi hija, pero yo no les iba a decir por nada del mundo así me mataran, ellos
querían saber dónde estaba mi hija, y si yo no les decía dónde estaba pues ellos me
dijeron que lo que le iban a hacer a mi hija, me lo iban a hacer a mí entonces… [Ahí fue
la violación]. Para mí fue muy duro todo esto, mi esposo, yo estaba casada primero, pero
mi esposo por ese hecho me rechazó (...) porque él sencillamente no creía que lo que a
mí me había pasado era porque yo no lo había buscado, pero el machismo es mucho y
en Granada más, entonces: —Usted tiene la culpa, ¿usted porque entonces se dejó hacer
eso?—. Yo vivo en un altico donde era la visibilidad muy buena para ellos, y entonces
ellos iban cuando querían y me hacían lo que querían, esto era lo que yo no le decía a
nadie, es algo que aun duele… yo sufrí, yo lloré días, noches enteras, que yo me
despertaba llorando llena de impotencia porque no supe defenderme (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014).
74 En este sentido, apelamos al concepto de daño desde su acepción más sencilla: como una acción que causa
“detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia” (RAE, 2012).
75 Los daños y las pérdidas aquí referidas tienen una estrecha relación con la propuesta metodológica
del Centro Nacional de Memoria Histórica (2014), en tanto, el contexto en el que se producen, la población
afectada y las dimensiones del daño.
4.1. Una población lesionada en su dignidad
De acuerdo con la Corte Constitucional colombiana (2002), la dignidad humana
supone tres condiciones fundamentales: vivir como se quiera, es decir tener
autonomía en el diseño del plan vital; vivir bien, en tanto las condiciones materiales
concretas de existencia; y vivir sin humillaciones, entender la dignidad humana como
intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral.
Estos daños inmateriales, incuantificables hacen referencia según la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (2011, página 111) a “los sufrimientos y las
acciones, el menoscabo de valores muy significativos para las personas y las
alteraciones, de carácter no pecuniario, en las condiciones de existencia de la
víctima”.
La población granadina nombró, como parte de los ejercicios de memoria, un
conjunto de afectaciones a la integridad personal, la tranquilidad, la libertad, el
buen nombre y la dignidad de las comunidades, daños que, según el CNMH
(2014) pueden agruparse en lo que se ha denominado como “daños morales”76.
La mayoría de quienes participaron de los ejercicios de memoria, reconocieron el daño
al buen nombre como el daño más representativo en el conjunto de las vulneraciones
sufridas. Las acusaciones, los señalamientos y las imputaciones realizadas a hombres
y mujeres de ser guerrilleros por los grupos armados fueron permanentes. Sus
cuerpos fueron escudriñados buscando señales que, a la luz de la representación
construida por paramilitares y Ejército sobre la guerrilla, parecían irrefutables, como
relató un hombre campesino quien contaba que, en los retenes paramilitares, lo
primero que revisaban eran las manos: “sí usted no tenía callos en las manos,
marcaba calavera con los paracos, porque no era campesino, sino guerrillero” (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014). Las marcas
de los morrales en la espalda, de las botas de caucho en las piernas, de los brazos
76 (…) toda modificación dolorosa del espíritu, consistente en profundas preocupaciones, o en estados de aguda
irritación que afectan el honor, la reputación y el equilibrio anímico de las personas que inciden en la aptitud del
pensar, de querer o de sentir. El daño moral corresponde, por lo tanto a la órbita subjetiva, íntima o interna del
individuo (CNMH, 2014, página 31).
quemados por el sol, eran leídas también como pruebas de vínculo. Sin embargo,
para los campesinos no eran más que huellas que la vida del campo iba dejando en el
cuerpo. Como plantea Castillejo (2001, página 136), “los estigmatizados, llevan
tatuado sobre su piel los signos indelebles de su diferencia que no es más que una
invención del mundo que habitamos”.
Línea de tiempo, Taller de Memoria con población granadina en Medellín. Granadinos residentes en la ciudad de Medellín
revisan las líneas de tiempo de hechos de conflicto armado realizadas en los talleres de las diferentes cuencas del municipio de
Granada. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, Medellín, 7 de agosto de 2014.
(…) ya después comenzó a llegar el Ejército a la vereda, pero el Ejército llegó bravo,
bravo, bravo, a revisar, revisar casas, mejor dicho a tratar la gente con lo que se les
atravesaba, de muchas cosas, entonces eso fue muy duro porque (…) nos dijeron que
nosotros éramos unos guerrilleros y que les estábamos guardando armas y que les
estábamos acolitando a la guerrilla y que no sé qué y que nos iba a matar (CNMH, mujer,
habitante vereda La Aguada. Tomado de Arboleda, 2012).
Esta misma imputación fue la que justificó el número de operaciones militares
realizadas por el Ejército y, como hemos dicho, la que estuvo en la base de la
masacre paramilitar realizada en noviembre de 200077. De ahí el llamado del
Comité Interinstitucional, para que los medios de comunicación “busquen la
objetividad de la noticia y no sirvan para estigmatizar más aún, a un pueblo que ha
sufrido demasiado los fragores de la guerra” (Comité Interinstitucional, 4 de
noviembre de 2000).
Estos señalamientos que iban dirigidos ya no a unas pocas personas sino a la
población granadina en general, hizo que ser oriundo de Granada fuera sinónimo
de ser guerrillero los cual les mantenía en un estado extremo de vulnerabilidad:
Salía uno de Granada y llegaba a Santuario y allí se encontraba con la Policía, ahí no
era uno un ciudadano común y corriente, ahí era uno un guerrillero, era señalado, a veces
nos tocaba devolvernos nuevamente para Granada porque no podíamos quedarnos allá
porque éramos guerrilleros, nos atacaban, nos señalaban, sufríamos muchas cosas
malucas (CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Zona fría, 27 y 28 de junio de 2014).
Para quienes fueron más lejos, por ejemplo a Medellín o Cali, ciudades donde
están las colonias más grandes de población granadina, ante lo peligroso que
resultaba decir que se era de Granada decidieron ocultar ese origen que hasta
ahora había sido parte del Ser: “no diga que es de Granada” fue, en muchos
casos, la primera recomendación de los paisanos ya aventajados en la vida
urbana, como una estrategia de protección.
77 La versión del general de la Policía y de la prensa aseguraba que a la llegada de los hombres armados la
gente aplaudía pensando que era guerrilla. Ver: capítulo 2.
proyectos de vida colectivos también se vieron vulnerados con el conflicto armado
en Granada.
Colcha de recuerdos, Taller de memoria en Cuenca Santa Ana. Una habitante del corregimiento de Santa Ana ilustró los
recuerdos de aquel lugar cuando era niña, según su relato las diferencias entre el antes y el ahora son abismales: en Santa Ana
había mucha gente, la producción y los mercados eran abundantes; había fiestas y prosperidad. Fuente: CNMH, Taller de
Memoria, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014.
Cuando yo compré esa finca, eso era mucho voleo de escaleras y con ese café en el
capacete: dos o tres viajes de carga con solo café. Lo que hace que se dio la guerra las
producciones, sobre todo el café, ya no se ven, yo nunca he visto una escalera como
subía de Los Medios, de La Aguada, de La Merced, por allá del Chocó, yo nunca he visto
una abundancia sobre todo de cultivos de café. Eso sí era sacar café (CNMH, Taller de
Memoria, hombre, Cuenca Calderas 22 y 23 de agosto de 2014).
78 De acuerdo con Edward Soja citado por García de la Torre y Aramburo (2011, página 273), la territorialidad
afirman García de la Torre y Aramburo (2011) de una “relación directa entre el
arraigo y la pertenencia territorial y el hecho de compartir una misma cultura”. La
intensificación del conflicto armado a partir de 1998 produjo, según los relatos, un
sinnúmero de secuelas que se vieron reflejadas en el empobrecimiento, la
disminución del desarrollo y bienestar de la población granadina.
La pérdida de cosechas es descrita como uno de los principales y más evidentes
impactos del conflicto armado en general y del desplazamiento forzado, en
particular, con impactos latentes en la economía familiar y comunitaria, pero
además, en los usos del suelo.
Pérdida de cosecha, yuca, plátano, árboles, o sea, se perdieron la mayor parte. En ese
tiempo, la cuenca sobrevivía por estos productos, más que todo por el café, el café era
como el producto más fijo ahí para uno sobrevivir. Y sí, mucha tristeza por los cambios
que uno tuvo por el desplazamiento, porque cuando uno estaba en la finca trabajaba y
trabajaba, y teníamos muy buena panela, y en eso [el conflicto] tocó desplazarse, ya uno
tuvo muchos cambios y también hubo muchas pérdidas, pérdidas pues así como
trapiches, la mayoría de los trapiches aquí de esta zona que nos tocó a nosotros se
perdieron porque los desvalijaban, no encontraban sino los meros techos (CNMH, Taller
de Memoria, mujer, Cuenca San Matías, 1 y 2 de agosto de 2014).
Los años de desplazamiento son narrados muchas veces por los campesinos
según el número de cosechas perdidas. Y una cosecha, si era buena, permitía no
solo subsistir sino invertir en el mejoramiento de las casas, de los entables, así
que cuando se habla de la pérdida de una cosecha, esta trasciende su valor
monetario y se relaciona de manera directa con los proyectos que este ingreso
hacía posible.
Además de las cosechas, se nombran pérdidas de herramientas, de insumos y de
infraestructuras que, como en el caso de los trapiches, eran también parte del
equipamiento colectivo. Como se describió en el capítulo anterior, el saqueo a
es “(…) específicamente humana [y] tiene tres elementos: el sentido de la identidad espacial, el sentido de la
exclusividad y la compartimentación de la interacción humana en el espacio. Proporciona, entonces no solo un
sentimiento de pertenencia a una porción particular de tierra sobre la que se tienen derechos exclusivos, sino
que implica un modo de comportamiento en el interior de esa entidad”.
propiedades y destrucción de bienes hizo parte de las estrategias empleadas por los
diferentes grupos armados y, de manera especial, por tropas del Ejército.
Con la pérdida de producción agrícola, que para el caso de Granada se enfocaba
especialmente en las plantaciones de café y caña, hubo menoscabo del estatus y
las condiciones laborales, esto es, pequeños agricultores que se desempañaban
como patrones y generaban fuentes de empleo, dejaron de serlo; se vieron de
pronto, en el mejor de los casos, trabajando solos o simplemente buscando, como
la gran mayoría, un mínimo de subsistencia. Pero más allá del medio de sustento lo
que se puso en cuestión y llegó a debilitarse de manera radical también fue el
sentido de este quehacer. Las amenazas, los riesgos que suponían el trabajo en el
campo o simplemente la inminencia de la muerte hacían que muchos coincidieran
en un sentido profundo de desesperanza:
La gente decía: ¡para qué vamos a trabajar allá!, ¿para morirnos? ¿para qué vamos a
trabajar?, porque uno salía y ya tenía el riesgo en la cabeza, entonces muchos cultivos
se perdieron porque la gente no tenía moral para trabajar y era ese [el] miedo que no los
dejaba y se perdieron las fincas también, a pesar de que muchos no salieron, las fincas
eran puro rastrojo, porque no querían trabajar. ¡Para qué sí ya nos vamos a morir! (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
A los problemas en la producción se suma que, lo poco que se podía sacar era
difícilmente negociable y al final las cosechas terminaban vendiéndose a cualquier
precio e, incluso, regalándose o botándose.
La depreciación o descapitalización del valor de la tierra fue otro de los daños
identificados. Las diversas manifestaciones, y en muchas ocasiones, la
superposición de diferentes estrategias bélicas de los actores armados legales e
ilegales hizo que familias y comunidades abandonaran forzadamente sus lugares
de vida y en medio de la presión al no poseer un capital financiero para solventar
los gastos del desplazamiento se vieron en la imperiosa necesidad de vender sus
posesiones a muy bajos precios, “el todo es que le dieran cualquier cosita para
poderse ir”. El abandono o venta de los predios por un valor muy por debajo de lo
real representó, en muchos casos, desde lo material y sin la cuantificación de lo
que significa el “apego”, el arraigo, la pertenencia a la tierra, una de las principales
afectaciones en tanto el patrimonio familiar, si se pone de presente que muchas de
las familias desplazadas al llegar a los centros urbanos tuvieron que acudir al
arriendo como estrategia para permanecer y sobrevivir en ellos.
Si bien la principal afectación económica está asociada con la agricultura, también la
actividad comercial se vio impactada: pérdida de locales a raíz del ataque en el casco
urbano, bajas ventas, dificultades para el abastecimiento fueron algunas de las
dificultades señaladas.
Yo cogí el negocio en el año 2001, o sea que estábamos en plena [guerra] pues,
estábamos pues en pleno candeleo, sí en pleno candeleo. Recuerdo que es que yo
comencé en el negocio, comencé muy bien, trabajando muy bien, pero ya a raíz de la
guerra, la situación fue poniéndose muy difícil ¿en qué sentido?, en el sentido que a uno
no lo surtían, cierto, entonces digamos, no llegaban los proveedores a venderle a uno
nada, como ellos decían, a veces venía la mercancía y se la trasteaban a ellos79, entonces
se quedaba uno sin productos quince, veinte días, se vencían, pues y uno era sin qué
vender y a la vez, sin a quién venderle, porque uno fue condenado casi a la subsistencia
en esos días, porque uno al día con una venta de $2.500, imagínese usted para sostener
un local y sostener todo un negocio, entonces eso fue una de las cosas pues que recuerdo
yo, fue muy dura de esa época ¿cierto?, el tema de uno surtir y toda esa cosa. (CNMH,
Grupo Focal Comerciantes, hombre, septiembre 2014).
79 Esta expresión significa que los que surtían los negocios eran frecuentemente asaltados.
Destrucción del casco urbano luego de la toma de las FARC el 6 y 7 de diciembre de 2000. Fuente: archivo local ASOVIDA.
Esta situación sumada con otros factores ocasionó el debilitamiento del tejido
productivo, es decir, hubo una reducción de los asociados de las diferentes iniciativas de
desarrollo agroindustrial presentes en el municipio, por ejemplo, la panela, la leche, la
agricultura, el ganado. Uno de ellos fue el PADEMER (Proyecto al Desarrollo de la
Microempresa Rural) financiado por el Ministerio de Agricultura y desarrollado en el
municipio entre 1999 y el 2001, cuyos fines fueron brindar herramientas de formación,
acompañamiento técnico y comercialización a quienes estuvieran vinculados con estas
iniciativas; sin embargo, aunque el Proyecto tuvo una gran acogida por los habitantes
principalmente de la zona rural, las acciones de los grupos armados tuvieron resonancia al
interior de las organizaciones con asesinatos, como el de William Mario Upegui Tobón 80 en
2001 por el Bloque Metro de las AUC y quien se desempeñaba como funcionario del
Proyecto y se destacó en el trabajo comunitario del municipio, en especial, en la
comercializadora de productos lácteos; y el desplazamiento forzado de quienes estaban
vinculados con estas iniciativas.
por ejemplo ASOAGRICULTORES, una de las organizaciones más fuertes del
municipio, antes de la violencia éramos 260 socios, con la violencia bajamos a 37
socios, más sin embargo, nos sostuvimos y no desapareció y en este momento
estamos muy fortalecidos, a muchos socios los asesinaron, otros se fueron
desplazados (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de
junio de 2014).
A propósito, en 2001, el Comité Interinstitucional puso en discusión el tema del impacto
del conflicto armado en las distintas agremiaciones, según un diagnóstico llevado a cabo
80 Este asesinato fue cometido por el Bloque Metro de las AUC bajo el mando del comandante Ramiro de
Jesús Henao Aguilar, alias Simón, quien se responsabilizó de los hechos según determina la decisión de la
sentencia anticipada del Juzgado 56 Penal del Circuito.
por esta instancia, estas tuvieron una disminución de socios en un 44 por ciento 81,
siendo el sector lácteo el más perjudicado de todos. Otro de los ejemplos de la
repercusión del conflicto puede ser leído en el programa FOAGRO de la Cooperativa
Creafam cuya función fue financiar los proyectos de desarrollo agrícola de los
campesinos del municipio: “debido al desplazamiento ocasionado por amenazas y
muertes selectivas, muchos campesinos dejaron sus tierras con animales, cu ltivos y
enseres, lo que condujo al no pago de las deudas” (Zuluaga, 2013, página 25).
Por último, la ausencia de una de las instituciones públicas financieras más importantes en el
desarrollo económico del municipio de Granada como lo era Banco Agrario, varias veces
asaltado y destruido por los grupos insurgentes (recuérdese la toma de 1988, la de 1992 que fue
cerrada por varios meses y, luego de la toma del 6 y 7 de noviembre del 2000, su sede fue
trasladada al Santuario). Su ausencia damnificó principalmente a la población campesina y la
productividad de la zona rural que se beneficiaba de los servicios de financiación para llevar a
cabo sus actividades agrícolas.
La sumatoria de estos daños refleja un enorme impacto negativo sobre el crecimiento
económico del municipio, la pérdida del capital humano para desarrollar actividades agrícolas
y comerciales, la disminución del flujo en el tejido productivo, así como también, el
empobrecimiento de la población afectada resultado de la pérdida directa de la capacidad
productiva de las personas y las familias a causa de la guerra.
82 Este hace referencia a “el deber de abstenerse de todo acto que en cualquier situación conflictiva pueda
interpretarse a favor de los intereses de una de las partes en conflicto o en detrimento de los intereses de otra”
CICR (1996).
83 Véase los Artículos 9, 10 y 11 del Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949
relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II).
transgredido, afectando con ello tanto el acceso y la atención de la población así
como en el personal de la misión médica. Testimonios del personal médico,
conductores de ambulancia, auxiliares de enfermería, profesionales de brigadas
de salud, narraron cómo fueron presionados a transportar material de guerra u
obligados a desplazarse hasta campamentos para atender combatientes; la
presión constante a la que fue sometido el personal de salud llevó a algunos de
ellos a renunciar, mientras que la población veía cómo paulatinamente, las
posibilidades de recibir una asistencia médica oportuna, se iban restringiendo.
En varias oportunidades los puestos de salud del área rural de Malpaso, Galilea,
La Quiebra, Santa Ana y Los Medios, además del hospital en la cabecera
municipal fueron objeto de saqueo de los insumos hospitalarios, situación que
acarreó en algunos momentos el desabastecimiento de medicamentos e
implementos necesarios para atender los procedimientos médicos de la población
que acudía a una consulta o se encontraba hospitalizada. Y debido al temor y el
miedo que generaba movilizarse por los caminos y las vías que comunicaban el
área rural con la urbana o del área urbana con los otros municipios cercanos, la
población que no se desplazó quedó confinada y no pudo acceder a los servicios de salud
ya fueran de atención básica o especializada: A la gente que les daban cita
médica en Medellín u otros municipio “la perdían o la cancelaban por el miedo a
coger este tramo de la carretera Granada y el Santuario porque se encontraba uno
con esa gente armada” (CNMH, Taller de Memoria, hombre, zona urbana, 12 y 13
de junio de 2014).
De otro lado, asuntos como la disminución de la población, de los servicios de
salud en el área rural y no menos importante, el incremento de la cartera morosa
por las entidades que no pagaban oportunamente, trajeron consigo una crisis
financiera que obligó la disminución drástica del personal de salud. Figuras como
las promotoras de salud, que por mucho tiempo fueron uno de los pocos apoyos
con los que contó la población, fueron suprimidas.
Aquí en Granada éramos 19.000 habitantes y llegamos a estar acá luego de toda la
guerra que nos tocó vivir, más o menos, sí mucho 6.000, ahora [2014] según el censo nos
encontramos en Granada 11.000, entonces hubo la necesidad de hacer la
reestructuración donde éramos 70 empleados [en el hospital], luego 42 ó 43 y luego
somos hoy 27 en el hospital, actualmente somos 27. Yo soy una víctima de la
reestructuración (…) ¿por qué hubo la reestructuración? Porque se disminuyó la
población, y las entidades tuvieron la obligación de disminuir personal, pero quién fue el
que se perjudicó, quién es el perjudicado, la comunidad y el funcionario (CNMH, Grupo
Focal Salud, hombre, 3 de septiembre de 2014).
84 Granada era un lugar muy privilegiado en la educación, muy buena calidad de docentes y además tenía un
centro de educación que además era internado entonces se iba mucha gente de San Carlos e, incluso de la
Costa a estudiar a Granada, que en ese entonces, recibió el apelativo de la Atenas de la Educación (CNMH,
Corporación Granada Siempre Nuestra, mujer, entrevista, 24 de febrero de 2015).
mecanografía y computadores; luego se crearía el ICEB (Instituto Campesino de
Educación Básica) que atendía educación campesina, y hasta 1999 la escuela
artesanal CAYCO brindó capacitaciones en talleres ocupacionales para adultos.
Frente a la educación formal, el municipio de Granada en 1999 tenía 50 centros
educativos, 46 de los cuales estaban ubicados en la zona rural; había una planta
de 184 maestros y maestras, se registraban 4.284 estudiantes de los cuales 2.292
estaban en la zona urbana y 1992 en la zona rural. Además de la educación
formal y no formal, el municipio contaba en 1999 con instituciones de educación
superior que ofrecían programas en: tecnología de sistematización de datos,
licenciatura en educación física y licenciatura en educación preescolar, a través de
convenios tripartitos entre la administración municipal, las instituciones educativas
–como el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, la Corporación Universitaria Lasallista
y la Fundación Universitaria del Oriente (Alcaldía de Granada, 2000).
Sin embargo, desde finales de los noventa, el conflicto armado ocasionó diversas
afectaciones al sector educativo, entre ellas, la presencia de los actores armados
en las instituciones de enseñanza, la deserción de estudiantes y la renuncia de
docentes a sus plazas, situaciones que además de generar temor y miedo, llevó a
modificar los ritmos y las dinámicas de trabajo en el aula. Los actores armados
hicieron uso de las instalaciones educativas, allí convocaron y reunieron la
población para actividades proselitistas pero también para amenazarla, retener
personas o reclutar menores. Estas situaciones generaron en los maestros y
maestras un profundo sentimiento de vulnerabilidad e impotencia frente a la
protección de sus estudiantes.
Allá en la vereda también ellos llegaban y hacían las reuniones, yo no opinaba pero
tenía que participar, [los] muchachitos mientras tanto se quedan en el patio y los adultos
debían venir a la reunión, la profe debía estar pero siempre supe a qué había ido y lo
manifesté: vine a enseñar. Ni les dije váyanse o quédense, solamente vine a transmitir un
conocimiento. Por ser la representante del Gobierno en la vereda siempre querían dar
informaciones (CNMH, Grupo Focal Educación, mujer, 26 de septiembre de 2014).
Del colegio se fue más del 50 por ciento de los estudiantes, eso era cada rato. (…) Eso
fue impresionante todo el 2000, 2001, 2002 y parte del 2003. (…) Dentro de esas
situaciones que como maestro uno vive en medio del conflicto está el dolor de los
estudiantes, cuando una estudiante le dice a uno ‘profesora me voy a tener que ir del
municipio, del colegio, ¿qué tengo qué hacer para retirarme del colegio?’, uno sabía que
era en son del conflicto porque la familia no resistió tanto hostigamiento y violencia
compleja y más bien trataba de emigrar rapidito antes de que se cerraran las fronteras
para poder salir y sacar al muchachito, uno daba las orientaciones mínimas (…). Entonces
85 En Colombia, en el 2004, existían cerca de quinientos mil niños en edad escolar que no estaban incluidos
en el sistema educativo, y las autoridades señalan que uno de los determinantes del descenso de la cobertura
educativa son los efectos disruptivos del conflicto armado (los otros son la pobre calidad de la educación y las
malas condiciones económicas) Rodríguez Sánchez, Antonio; Vega Flórez, Edwin José; Alvis Estrada, Luis y
Castro Ávila, Róbinson (2011). Efectos del conflicto armado en Colombia en la cobertura educativa del departamento
de Bolívar en el período 1995-2008, Universidad de Medellín.
cuando los muchachos preguntaban qué tenían que hacer uno iba viendo que uno tenía
que borrar de la lista y cada día eran menos los estudiantes dentro del salón de clase, y
eso preocupa porque uno sabe que el muchacho se tiene que ir desplazado a la ciudad y
uno sabe que tendrían que llegar a engrosar los cordones de miseria de las ciudades y a
enfrentar situaciones complejas y les tocó salir sin norte, sin meta sino partir de cero para
empezar a buscar (CNMH, Grupo Focal Educación, 26 de septiembre de 2014).
No. de instituciones
49 40
educativas oficiales
Estas situaciones citadas generó uno de los impactos más sentidos hoy en
Granada: dejar las aulas de clase sin la comunidad educativa, esto es, sin
estudiantes, personal docente, familias e, incluso, los vecinos cercanos de estos
espacios de aprendizaje.
si estuviera en manos del Gobierno, mi deseo es que retornen los estudiantes porque
ahora soy una de las que estoy casi sobrando, por falta de personal [estudiantes] y esto
lo ocasionó la violencia, los que eran los niños de esa época se fueron, y lo que está
viviendo Granada es que en muchas escuelas tenemos solo 4 o 5 muchachitos (CNMH,
Grupo Focal Educación, mujer, 26 de septiembre de 2014).
Los testimonios demuestran que las instituciones educativas y la comunidad
académica no estuvieron al margen del conflicto armado en Granada, por el
contario, hacen explícito la incidencia directa sobre el disfrute y la garantía del
derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes.
Colcha de recuerdos, Taller de Memoria, Cuenca Zona Fría. Una asistente al Taller de Memoria ilustra el derribamiento de
torres de energía por parte de la guerrilla. La sucesión de estos hechos en la vereda originan el desplazamiento de los
pobladores; ella fue de las últimas personas en abandonar la vereda y a partir de allí inició una cadena de desplazamientos p ara
ella y su familia. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio de 2014.
Otros daños identificados tienen relación con los servicios básicos principalmente
de energía, acueducto y transporte. Como se ha descrito en los capítulos
anteriores, el ataque a la infraestructura eléctrica fue uno de los principales
objetivos del accionar de los grupos insurgentes en el oriente antioqueño; sin
embargo, en el municipio de Granada esta práctica, entre 2000 y 2004, tuvo el
número más alto en ataques a torres de energía y antenas repetidoras de
telecomunicaciones. Según el PIU (2012), solo en el primer semestre del 2001, el
ELN derribó 35 torres de energía pertenecientes a ISA, hecho que tendría como
consecuencia directa la afectación del suministro de energía tanto en la zona
urbana como en la rural. Si bien la cobertura de energía eléctrica en el área rural
aún hoy no llega al 100 por ciento, estos hechos y la desconexión del servicio
afectaron no solo a las empresas del sector, sino también a los hogares en su
derecho al acceso a la energía como servicio básico y a los proyectos productivos
que necesitaban de ella para la generación de sus productos, por ejemplo, los
entables paneleros, el sector lechero y caficultor.
Pero el sector energético no fue el único afectado de los servicios básicos, el
conflicto armado también perjudicó la prestación de los servicios de acueducto y
alcantarillado. De acuerdo con la Propuesta de Reparación Colectiva a mediados
del año 2000, Granada contaba con 2.376 suscriptores, de los cuales se
inactivaron 167 a raíz de la toma guerrillera, además de lo anterior, 400 personas
solicitaron inactivación del servicio por tener sus viviendas deshabitadas;
igualmente se generó una cartera de alrededor de $20 millones de pesos por el no
pago del servicio de muchos suscriptores que dejaron abandonadas sus viviendas
(ASOVIDA, 2012).
Así mismo, en el área rural se contaba para la fecha con 136 acueductos rurales
funcionando con “un total de 3.370 derechos o conexiones domiciliarias, con una
cobertura del 93 por ciento. Se incluyen además de las viviendas, lotes o parcelas,
potreros, trapiches y otros establecimientos, abastecidos por los acueductos”
(Alcaldía de Granada, 2000, página 152). No obstante, para el 2012, ninguno de
ellos estaba en condiciones óptimas de funcionamiento. Un caso particular es el
del corregimiento de Santa Ana que además de contar con un sistema de
alcantarillado tenía un sistema de aguas residuales; a causa del conflicto ninguno
pudo seguir operando.
Transporte rural. Fuente: CNMH, Taller de Memoria con población de la Cuenca San Matías 1 y 2 de agosto de 2014.
No poder hacer uso de los caminos, carreteras en las noches por la restricción desde
las 6 de la tarde hasta las seis de la mañana. A muchos nos tocó que si nos cogía las seis
de la tarde en una casa no nos podíamos ir para la de nosotros porque ya el camino
estaba minado o sí salíamos por la noche usted sabía que le tiraban a lo que se moviera.
No podíamos salir porque después de las seis minaban las carreteras entonces está
dispuesto a que lo vuele una mina (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa
Ana, 19 y 20 de julio 2014).
En este caso, son varios los relatos que apelan no solo a las restricciones horarias
impuestas para poder transitar, sino también el peligro por las minas antipersonal
que estaban en los caminos y las carreteras del municipio instaladas. 86A esto se
suma la tensa situación que vivía Granada con los retenes, amenazas y
desplazamiento masivo de la población que condujeron a la disminución en la
circulación de vehículos de transporte público a nivel rural, urbano e
intermunicipal.
El transporte se acabó, teníamos luego de eso [la guerra], una escalera cada ocho
días. De veinticuatro escaleras quedaron cinco, por ejemplo, de Granada a Santa Ana
bajaban cuatro escaleras el mismo día, bajaban y después quedo solo una a la semana,
cuando no era a pie. En la vía Granada–San Carlos pasaban doce buses subiendo y doce
bajando, fuera de camiones, particulares lo que usted se imaginara, pero después quedó
solo una chiva que bajaba hasta la Merced y recogía, si puede acomódese sino quédese
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
El flujo del transporte era entre los granadinos un signo del dinamismo y progreso
de sus comunidades, el transporte veredal era prestado por la Flota Granada con
vehículos tipo escalera con un promedio de 13 rutas que cubrían las diferentes
veredas87. Pero esta circulación permanente estaba determinada tanto por el
número de vehículos que había para cubrir la demanda de la población como por
la producción agrícola, sin embargo, esta frecuencia también cambió de manera
radical con las dinámicas del conflicto armado después del 2000, como se
describió en el capítulo anterior, el sector transportador puso una alta cuota de
conductores y ayudantes asesinados, las múltiples amenazas recibidas, el
86 Entre los bienes materiales colectivos afectados por mina antipersona tenemos: vía La María– Santa Ana,
caminos interveredales La Linda-San Francisco. Caminos que comunican a las veredas: El Oso, La Estrella, La
Florida, San Francisco, El Roblal, Las Palmas, La Mesa y el corregimiento de Santa Ana. Además caminos de
desecho que desde Santa Ana conduce a las veredas Buena vista, El Libertador, Bella María y La Estrella.
Camino de herradura que comunica la vereda El Tablazo con El Libertador y Galilea. Camino que comunica las
veredas La Quiebra, El Morro, La Linda, La Merced y el municipio de San Luis. Camino que comunica el casco
urbano con las veredas El Concilio, San Miguel, La Aguada, La Quiebra y los municipios de San Carlos y El
Peñol (ASOVIDA, 2012a, página 10).
87 Las escaleras hacían los domingos y en semana un promedio de tres viajes Granada-Santa Ana y viceversa,
mientras que los sábados se hacían seis viajes; la ruta hacía Galilea era la que más demanda tenía hasta nueve
viajes el día domingo y con rutas diarias; las rutas a Las Playas y Las Faldas, y la ruta a la vereda Los Medios
presentaban una periodicidad diaria de entre dos y cuatro viajes, mientras que las demás rutas solo prestaban
sus servicios en algunos días a la semana.
señalamiento como auxiliadores de los grupos armados y el desplazamiento
forzado de la población.
En el caso del corregimiento de Santa Ana, por ejemplo, debieron pasar trece
años (2000- 2013) para que se volviera a contar con una ruta al día de servicio de
transporte que comunicara el área rural con la urbana.
El derecho a moverse, transitar o circular libremente por el territorio granadino bajo
estas circunstancias fue altamente vulnerado, se limitaron las posibilidades de
encuentro, trabajar el campo, de hacer las rutinas por los caminos, de
abastecimiento de víveres, de comercializar lo poco que quedaba o hasta de huir
porque escaseaban los medios para hacerlo.
la guerra dejó muchas secuelas a la gente. Uno no podía trabajar tranquilo, si se iba
para el trabajadero era uno tensionado por la señora y los hijos, qué les iría a pasar, si
uno oía el helicóptero corría para la casa a esconderse muerto de miedo, uno yendo al
baño cada ratico pero nada, uno era reventado pero de miedo. Son cosas muy duras que
le tocó a la gente (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio
de 2014).
Como lo indican este y otros testimonios, no es una vivencia que haya quedado en
el pasado, estos sentimientos acompañan y moldean la vida que sigue, incluyendo
el desplazamiento para quienes lo sufrieron e, incluso, el retorno. El miedo y la
intranquilidad, la zozobra persistentes, disminuyeron la capacidad de reacción
frente a la adversidad y la proyección de un futuro cercano, es decir, profundizaron
en la población un sentimiento de derrota que todavía hoy afecta a muchos y
muchas de ellas el espíritu y mengua la fuerza para reconstruirse.
psicológicamente uno queda de por vida marcado, uno despierta en medio de la noche
desvariando; sueño que estoy en medio de los muertos, haciendo el levantamiento; otras
noches que lo tiene a uno la guerrilla, rodándose por unos abismos corriendo de esa puta
guerrilla…, la señora me tiene que despertar. A uno eso lo deja marcado de por vida
(CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 2 de julio de 2014).
Como plantea Lira (2010, página 23) cuando hay experiencias extremas de
violencia, por lo general, el recuerdo se impone, invade la vida del sujeto e impide
cerrar su experiencia. Por eso la población habla con frecuencia de una herida
abierta que jamás podrá cerrarse, que se aviva no solo en los sueños, sino con
cada ruido, con cada olor tal y como cuenta esta mujer:
Yo llegué al extremo de que no podía escuchar moverse una lata por ahí, a mí los
nervios me estaban manejando de tal manera que ya ni comía, ni dormía, tuve que quitarle
las pilas al reloj, ese ruidito me estaba traumatizando, yo sentía que daba la hora y me
asustaba. Yo no soportaba nada, una cuñada mía que vivía en los bajos, en el primer
piso, cuando tocaban la puerta yo decía: —No me toquen la puerta—. Cuando tocaban
yo pensaba que venían a sacarnos, que venían por él (su esposo). Yo le decía a la familia
o a las amigas —Cuando vayan a hacerme visita me llaman por el nombre, para saber si
abro la puerta o no—, yo mantenía tan asustada que cualquier bolsita de papel que se
movía en la calle yo pensaba que se habían metido, eso era una tensión permanente
(CNMH, mujer, esposa de exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 2 de julio de 2014).
hubo gente que se enloqueció. A eso llega uno, porque en un momento usted está
demasiadamente bien, y con la guerra llega uno a no tener con qué comprar un tinto, con
qué compartir con su familia, cuando a usted no le faltaban $2 ó 3 millones de pesos y
llegar a decirle a un compañero préstame tan siquiera $1.000, porque a mí me tocó decirle
a un compañero necesito que me prestes $3.000, eso son cosas que demeritan mucho el
ser (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
la oposición que hizo mi papá para no salir [desplazado], eso fue muy traumático para
él, antes de morir él recordaba eso que les hizo la guerrilla, primero las FARC, después
ELN y después el Ejército, entonces toda esa situación hace que las personas se
enfermen psicológicamente y lleguen al punto de suicidarse como fue el caso de él
(CNMH, Taller de Memoria con gestoras, mujer, 12 y 13 de junio de 2014).
A uno le da tristeza y nostalgia, porque en el caso mío perdí una vista, soy casi ciego,
porque la intranquilidad, la zozobra, la impotencia y todo eso se me fue acumulando;
donde yo estaba tenía mi pensamiento metido aquí en Santa Ana en la finca, ¿qué estará
pasando con mis cosas?, pensaba; y eso me fue cogiendo ventaja en el cuerpo (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Yo dentro del ejercicio de la administración estuve tres meses por fuera, desplazado,
en mitad del 2002 varios alcaldes estábamos amenazados para atender en el municipio
y las administraciones municipales fueron cerradas y nosotros nos reuníamos desde
Medellín y hacíamos ejercicios de planeación desde allá. Tuvimos un tiempo en el que
nos asignaron escoltas e íbamos al municipio, entrabamos y salíamos en helicóptero, la
Gobernación de Antioquia facilitó el helicóptero, estábamos en los municipios una semana
o dos semanas con los escoltas, volvía y pasaba el helicóptero nos recogía y salíamos y
a los 15 días volvíamos (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19 de
septiembre de 2014).
En este caso, la amenaza proferida por los actores armados contra las
autoridades locales fue la estrategia más utilizada para enviar mensajes que
alentaban, o por el contrario, impedían el desarrollo de los diálogos regionales que
en ese momento se adelantaban en esa parte del departamento. Esto, sumado a
la crisis humanitaria que se vivía, hizo que la acción de estos mandatarios tuviera
que centrarse más en la respuesta a la atención humanitaria por las
consecuencias del conflicto que en los asuntos dispuestos en el plan de Gobierno
en relación con el desarrollo social, económico, educativo, cultural y de
infraestructura a los cuales se veía avocada la política municipal. Pero además,
esto puso en evidencia que por muchos años, fueron los grupos armados el poder
real, la autoridad de facto en estas comunidades.
88 Véase: El Mundo, 26 de julio 2009; El Tiempo, 6 de febrero de 2010; El Mundo, 10 de junio de 2011; El
Colombiano, 17 julio de 2011.
los recursos propios que provienen básicamente del impuesto de catastro, de
industria y de comercio. Sin embargo, estos últimos, se vieron seriamente
afectados por la reducción de la población a causa del desplazamiento forzado,
situación que impactó directamente las finanzas municipales en el recaudo de
estos impuestos.
si hablamos del impuesto predial [a 2012] encontramos que de 7.949 predios que
figuran registrados en el municipio, solo se encuentran al día 2.405, lo que equivale a un
30 por ciento del total de los predios, los cuales representan una deuda para con el
municipio de $1.200 millones de pesos, donde los valores más significativos se visualizan
en las veredas con mayor impacto del conflicto que generó desplazamiento y la parálisis
de la productividad de estos sitios, agravándose esta situación con la medida de alivio de
pasivos por impuesto predial, tasas o contribuciones del orden municipal requeridos en la
Ley 1448 que afecta directamente las finanzas del municipio, sin esperanza de aplicación
del principio de subsidiaridad y complementariedad por parte del Estado en cuanto a este
tema (ASOVIDA, 2012, página 6).
Zona Valor %
Urbano 252.808.593 21
Rural 953.284.710 79
Ese año, 1997, el ELN y las FARC declararon el proceso electoral como objetivo militar.
(…) Nadie votó en Santa Ana porque la guerrilla no admitió instalar mesas de votación
(CNMH, Observatorio de Paz y Reconciliación del oriente antioqueño, 2008b).
89 Esta campaña que le permitió al municipio sanar su deuda fiscal será abordada con profundidad en el
capítulo de respuestas institucionales.
candidatos a las diferentes instancias renunciaran masivamente a sus
pretensiones; y segundo, impidiendo la instalación de las mesas de votación y la
presencia de delegaciones de observación de la jornada electoral, asuntos que
incidieron en el altísimo nivel de abstención, debido al miedo y las amenazas de
los grupos armados la población se contuvo de ejercer el derecho de elegir 90.
Esta situación marcó el inicio del declive de los resultados de votación en el
municipio durante varias jornadas electorales. De acuerdo con los boletines del
Observatorio de Paz y Reconciliación del oriente antioqueño (2007, 2008), la
abstención en Granada en el periodo 1998-2000 registró el pico más alto, el 31 por
ciento sobre el promedio regional que para ese periodo observó eventos bastante
cuestionables para la democracia representativa, tales como la elección de 10
alcaldes con menos de 10 por ciento de participación ciudadana, incluidos algunos
casos extremos como los de Alejandría y San Francisco, donde sus mandatarios
se escogieron con una votación de 10 y 28 sufragantes respectivamente (2008,
página 3). Luego, en el periodo 2003-2007, Granada obtuvo el 68,8 por ciento,
cifra que junto con la de San Francisco (80,41 por ciento) presentaron el valor más
alto de esta subregión en abstención electoral.
A raíz del conflicto armado se vio afectado el derecho a elegir y ser elegido. Como ya
hemos descrito, las elecciones realizadas durante la guerra estuvieron
acompañadas de amenazas y coacción directa sobre quienes asumían el reto de
postularse como candidatos, situación que a su vez generaba miedo y temor en
quien decidía enfrentar ese desafío.
90 Recuérdese en octubre de 1997 el secuestro llevado a cabo por el ELN de dos delegados de la Organización
de Estados Americanos (OEA), el chileno Raúl Martínez y el guatemalteco Manfredo Marroquín quienes se
trasladaban junto con Diego Arella, coordinador del Programa de Derechos Humanos de la Secretaría de
Gobierno departamental para ser observadores de las elecciones de alcaldes, concejales y gobernadores del
26 de octubre.
campañas y propuestas políticas y simplemente me dijeron eso y me regresé para acá y
renunciamos con mucho miedo (CNMH, mujer, funcionaria pública, entrevista, 5 de junio
de 2014).
Colcha de recuerdos. Taller de Memoria en Cuenca Santa Ana. Un habitante de Santa Ana ilustra el tiempo de guerra en el
corregimiento, siempre con presencias y bajo la vigilancia de hombres armados. Fuente: CNMH, Taller de Memoria, Cuenca
Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014.
Cuando mataron a este señor, la gente dijo “no, no, no, no, empaque maleta y vámonos
que si mataron a Humbertico nosotros estamos de matar hacer rato”, y mucha gente se
desplazó por consecuencia de eso, porque ya a esa gente [los paramilitares] simplemente
se les ocurría matar porque sí (Robledo, 2012, página 50).
Socialización colcha de recuerdos. Los pobladores de la cuenca Tafetanes entrelazan sus recuerdos hechos dibujos, una forma
de evidenciar cómo la memoria personal se convierte en memoria colectiva. Fuente: CNMH, taller con población de la Cuenca
Tafetanes, 22 y 23 de agosto de 2014.
La confianza se perdió, porque mucha gente allegada a la familia hizo matar a los
mismos amigos y vecinos y hasta cuñados. Hubo cuñados que pusieron a los otros como
chivos expiatorios para que les dieran [información], ¡cómo va a confiar uno en un familiar
así! Se pierde la comunicación porque uno no puede decir nada, porque piensa que lo va
a sapear la gente o le va a aumentar algo más de lo que uno habla, entonces a uno no le
provoca ni hablar. Yo cuando eso salía agachadita, no me provocaba ni hablar, era muda
(CNMH, Taller de Memoria, mujer, Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
¿Por qué las mujeres entraron a los grupos armados? uno podía ser porque se
aburrían en la casa, había mujeres jovencitas que se podían aburrir en la casa por la
pobreza de los padres (…) [pero también] por muchas situaciones. Por la pobreza,
entonces buscaban una opción por lo que escuchaban de los grupos armados que allá
era muy bueno, que les daban plata, que tenían comida, que podían apretar un arma,
entonces ellas se fueron engañadas por los grupos que las fueron conquistando, entonces
atraídas por los grupos armados o aburridas en la casa o porque se enamoraban del
bacancito y luego a esas familias se las montaban por eso (CNMH, Taller de Memoria,
mujer, Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Como la gente era tan hospitalaria y atenta fueron llegando los grupos armados
guerrilleros y fueron comprometiendo la gente lentamente y llegó el conflicto, la violencia,
poniendo las normas, exigiendo y a la fuerza haciéndole hacer a la gente cosas que no
quería y que no quería tener. Antes eran muy tranquilos, muy buenos y después llegaron
personas extrañas y se generó zozobra, miedo y obligaban a la gente a que actuara de la
forma que ellos querían y poniéndonos a la fuerza cosas que no queríamos hacer (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Con esto aluden a uno de los valores constitutivos más fuertes de la cultura
campesina y a prácticas cotidianas relacionadas con lo que hacían cuando llegaba
una persona conocida o forastera pidiendo posada, alimentación o cualquier tipo
de asistencia. Una condición que cambió gracias a la tensión que produjo la
confrontación entre los actores armados haciendo que la población se abstuviera
de estar prestos a estas solicitudes por el riesgo y la amenaza que ello otorgaba.
El riesgo que tenían los campesinos y la gente del pueblo de ofrecerle comida a alguien
[que] te pedía y no era conocido, ¿le doy o no le doy? y sí no le doy ¿qué me pasa? A
cuántos mataron porque le ofrecieron un plato de comida a un grupo contrario, entonces
eso es muy complicado y a raíz de todo eso uno sabe que murió mucha gente por esa
situación, que porque le dio comida por miedo o porque le dio hospedaje por miedo,
porque le prestó la olla para hacer el sancocho en el parque por miedo; más presionado
que por querer hacer el favor (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Medellín, 7 de septiembre
de 2014).
..y no solo que perdimos la libertad para salir, sino que como antes hacían torneos en
todas las veredas, eso se acabó porque no podíamos bajar a las veredas. Se acabaron
los encuentros comunitarios, los convites, los festivales, ir al charco, es una parte social
muy gruesa (CNMH, Taller de Memoria, hombre joven, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de
julio de 2014).
También las prácticas religiosas que se llevaban a cabo tanto en la zona urbana
como en la rural se vieron afectadas. Si bien, como se verá más adelante, la
Iglesia y figuras como el padre Óscar Orlando, ayudaron y fueron una de las
tantas respuestas de confrontación a las dinámicas bélicas impuestas por los
armados, también sus prácticas de recogimiento en la fe fueron limitadas en razón
del conflicto armado, ya fuera por la huida permanente de la población o por el
temor a salir a las calles.
4.6. Se interrumpieron los proyectos de vida
individuales y comunitarios
Hay tantos daños existenciales, que no da gana de vivir a largo plazo, entonces uno
no tiene un plan de vida definido (CNMH, Taller de Memoria, hombre, zona urbana, 12 y
13 de junio de 2014).
El CNMH considera el daño en el proyecto de vida, como aquel que “se refiere al
perjuicio de los hechos violentos sobre la realización integral de la persona
afectada. Dado que, de acuerdo con su vocación, aptitudes, circunstancias,
potencialidades y aspiraciones, la víctima se había fijado razonablemente
determinadas expectativas y estaba en condición de acceder a ellas hasta que
dicho proceso fue truncado” (Bello, 2014, página 18).
El sufrimiento de las personas y las comunidades por los daños generados no solo
por las acciones bélicas de los grupos armados, sino también por la impunidad, por
sus vivencias fuera de sus lugares de origen y la desatención institucional, lleva a
que esos sueños construidos en lo que sería el futuro cercano se cercenaran, y
abruptamente se transformaran o quedaran suspendidos por las condiciones
externas que han transgredido la capacidad de decisión de las personas, en su
libertad, para proyectar sus vidas y las de sus comunidades en lo que podría ser un
proyecto de vida colectivo.
Los ejercicios de memoria realizados permitieron reconocer experiencias y
sufrimientos en relación con las ganas de vivir, la ruptura de los ciclos de vida, la
dificultad de sobrevivir en un espacio ajeno “a la tierrita de uno”, la libertad para
tomar decisiones y continuar con eso que se pensaba: “sacar la familia y la finquita
adelante”, un bienestar –que aunque precario, en algunas ocasiones– respondía a
sus modos de vida, el vivir en relación con otros desde la solidaridad, hizo que en
últimas, se menoscabara la existencia misma de mujeres, hombres, niñas, niños,
jóvenes y adultos mayores.
En los relatos, el primer proyecto truncado que sale a relucir es el de la vida en
familia. Las amenazas, los asesinatos, los enfrentamientos armados, las
desapariciones forzadas, el reclutamiento de menores, el desplazamiento y la
inserción en un mundo urbano impactaron en su proyecto de vida familiar.
[Por la guerra] la familia se disolvió, estamos muy lejos, vive uno pues con respecto a
su familia, en mucha soledad. Quedan muchas heridas, quedan muchas heridas por las
pérdidas, porque te matan, porque te asesinan un hermano, un hijo, una mamá, un tío, un
abuelo, por todo, quedan muchas heridas por las pérdidas sociales, económicas, tiene
uno que dejar el pedacito de tierra y sus cultivos, la casita donde vivía, la familia junta y
unida pa ´salir adelante ya no está (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Medellín, 7 de
septiembre de 2014).
con lo que pasó la gente sentía miedo y temor de hablar, sabían las cosas y se
quedaban calladas, era un nudo en el pecho que los afligía y no podían contar nada, ya
no participaban, los convites eran solo de los líderes, la gente tenía miedo de ir, se dañó
la unión, se dañó la solidaridad entre las personas para hacer lo que se tenía planeado
(CNMH, Taller de Memoria, testimonio, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
El miedo que produjo el sinnúmero de acciones armadas contra la población y el
territorio, llevó a que en muchas ocasiones esta misma población sintiera que
seguir adelante con los sueños o perspectivas que se tenían, era un asunto que
los ponía en peligro o que por el contrario, ya no tenían posibilidad de ser llevados
a cabo. Una muestra de ello, quedó registrado en una de las actas del Comité
Interinstitucional luego de la explosión del carro bomba que tuvo lugar el 6 de
diciembre de 2000 en el casco urbano del municipio: “(…) La guerrilla destruyó no
solo La Variante… las esperanzas, los sueños, la confianza, las ilusiones se
fueron al piso como los muros (...)” (Jaramillo, O., 2003).
La incidencia de los traumas es tan profunda que muchos y muchas aún hoy, tejen
sus relatos solo desde la guerra, o en otros casos, está presente en la cotidianidad
de sus vidas como huellas indelebles que van y vienen en sus recuerdos, pero que
también se manifiestan en un sinnúmero de síntomas como llorar súbitamente, no
conciliar el sueño o tener pesadillas, silencios prolongados, miedo a la gente o a
estar solos.
en una vereda salió una dificultad muy grande, un niño que solo hablaba de guerra, un
niño contando [su] historia. Le dije: — ¿Por qué hablas de guerra? y me decía: “— ¿Cómo
así?—, es que a mi papá me lo mató un señor, a mi hermanita la violó un señor y el camino
[por] donde ando está en la mitad de minas— (CNMH, Taller de Memoria de gestores,
hombre, 6 de junio de 2014).
Desde estas realidades, los jóvenes reconocen que uno de los impactos más
profundos que dejó la guerra en sus vidas fue la negación o aceleramiento en sus
ciclos de vida y en las relaciones afectivas. Sus relatos recogen esa nostalgia de
no haber vivido la niñez y la juventud en la tranquilidad que ello amerita, de no
poder construir con otros y otras el espacio colectivo, eso que contribuye a
cimentar el sentido de vida. Los juegos, los amigos, la escuela, el disfrute del
espacio público quedaron en el limbo, literalmente “por el miedo de salir a la calle”.
Además, desde temprana edad, tanto niñas, niños como jóvenes tuvieron que
asumir comportamientos y responsabilidades propias de hombres y mujeres
adultas. Muchas y muchos tuvieron que dejar sus estudios para colaborar con los
ingresos familiares a fin de mejorar las condiciones de subsistencia.
Las hijas menores y jóvenes no tuvieron niñez y no pudieron terminar sus estudios
porque tenían que trabajar, esto nos parece muy triste porque niñas de 14, 15, 16 años y
tenían que parar los estudios porque tenían que ayudarle a la madre a trabajar ya que el
padre se había vuelto para la finca y la madre no tenía cómo ella sola responder por cinco,
seis hijos, era muy difícil, entonces les tocaba a las niñas más jovencitas dejar los estudios
y empezar a trabajar (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca San Matías, 1 y 2 de
agosto de 2015).
A la par que el ciclo de vida de las y los jóvenes se trastocó, hay una afectación
directa y es que esta población manifiesta miedo y apatía a las dinámicas
colectivas de participación comunitaria como grupos juveniles o Juntas de Acción
Comunal. Dado que durante el conflicto fueron espacios amenazados y
estigmatizados por los grupos armados, hoy madres y padres de familia infunden
temor o restringen la asistencia a las actividades propias de la vida social juvenil,
pues temen que la historia vuelva a repetirse. El recuerdo de los líderes
asesinados y jóvenes reclutados sigue estando presente.
Los jóvenes o los papases que levantaron esos niños, que ya hoy son jóvenes, ya no
los dejan participar, el papá que vivió todo eso le dice: —Usted no se me va para allá,
porque yo sé lo que le pasa—. Es muy grande el temor, —Váyase y verá que le pasa lo
que le pasó a fulanito—. En las veredas Quebradona, Las Faldas y todo, hay muchachos,
hay más de treinta y seis muchachos que pueden organizar un grupo juvenil, pero los
mismo papases dicen: “¿Sí, para que después queden como quedaron los otros?”, pues
expresiones así, pues es el miedo de volver a soltar los muchachos a dejarlos que sean
como lo que eran, aves libres, todavía eso es lo que dejó el conflicto (CNMH, Taller de
Memoria, hombre joven, Cuenca Calderas, 22 y 23 agosto de 2014).
Quedaron los niños sin padre, los huerfanitos sin papá ni mamá a la vez; los niños
quedaron de arrimados y dicen: —Es que me mataron a mi mamá y a mi papá y ahora yo
estoy donde mi tía y estoy como arrimado—; eso escucha uno decir de los niños. Muchos
quedaron enfrentándose solos a la vida (CNMH, Taller de Memoria, hombre, Santa Ana,
19 y 20 de julio de 2014).
Identificación de daños en las mujeres de la Cuenca San Matías. Las mujeres enuncian las transformaciones a razón del conflicto
armado, ellas identifican cambios que fueron negativos para sus vidas, pero también enuncian unos hechos que fueron
positivos para ellas, evidenciando capacidad de resiliencia. Fuente: CNMH, Taller de Memoria con población de la Cuenca San
Matías, 1 y 2 de agosto de 2014.
Quedarse callada, hermetismo total; eso es muy cierto porque acuérdese que no
podíamos abrir la boca, las paredes tienen oídos, —No hable tan duro, usted no sabe con
quién está hablando, es mejor que no diga nada [decían]; entonces todo eso, todo mundo
se lo tenía que tragar y tragar y comer en silencio, porque si hablaba sentía temor que de
pronto este lo iba a traicionar o que aquel le iba a contar o qué razón iba a llevar porque
uno no sabía con quién estaba hablando, al fin y al cabo. Entonces mire que todo eso
pues a raíz de esto de estar callada y no poder hablar genera todo eso de las afectaciones
sicológicas, los sentimientos de impotencia, dolor, depresión, todo eso se genera porque
como no puedes hablar, no puedes decir nada (CNMH, Taller de Memoria, mujer,
Medellín, 7 de septiembre de 2014).
La tristeza más grande [es la] desintegración familiar, pues en mi familia no se murió
nadie, pero sí tuvieron que irse ¿por qué quién se quedaba? Y esos tiempos uno los
añora, por ejemplo, diciembre era un tiempo en que nos encontrábamos todos, todos los
hermanitos, los hijos, todos y ya eso no lo volvimos a hacer porque estamos separados o
ya por los trabajos no pueden estar en el mismo tiempo todos, entonces eso se perdió,
uno añora por eso la familia (CNMH, Taller de Memoria, mujer, Cuenca Zona Fría, 27 y
28 de junio de 2014).
Antes de la guerra los hombres no dejaban trabajar a las mujeres, de ninguna manera,
y después de la guerra hay igualdad de género porque a la mujer le tocó coger el rol del
esposo que le mataron, entonces se puso más fuerte, desgraciadamente fue por la guerra
pero es la manera como la mujer volvió a salir a flote, lo digo por todas las mujeres que
en este momento son cabeza de familia y tienen que cuidar a sus hijos y darles la
manutención (CNMH, Taller con gestoras y gestores de memoria, mujer, 6 de junio de
2014).
Como lo señalan estos testimonios, por lo menos para alguna mujeres, puede
hablarse de un impacto paradójico: su salida para enfrentarse a trabajos fuera del
ámbito privado les permitió en este caso reconocerse como generadoras de sus
propios recursos e independientes de las relaciones de dominio y control que
ejercían los hombres sobre ellas en su anterior contexto, ya fuesen sus padres,
compañeros e hijos. A alguna de ellas esto les posibilitó además emprender una
acción por la reivindicación de sus derechos. En efecto, la mayoría de los casos,
son las mujeres las que se ocupan de las denuncias, trámites y procedimientos
para ser reconocidas como víctimas, pero también en el reconocimiento de sus
derechos como mujeres. Entonces, al lado del sufrimiento, las múltiples pérdidas,
la humillación, también encontramos, en el caso de las mujeres, que el conflicto
armado significó, para algunas de ellas, un cambio: “descubrir otras cosas que
antes no podían visibilizar porque estaban sometidas, las esposas y las mamás y
se dedicaban solo a eso, se nota el liderazgo de las mujeres” (CNMH, Taller de
Memoria, mujer, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Finalmente, como señalamos en el capítulo anterior, las mujeres en Granada
también fueron víctimas de violencia sexual. Además de violentar el cuerpo
también deja huellas profundas en el alma y en la psiquis. Las mujeres que han
sido víctimas de este delito, por lo general, arrastran a lo largo de sus vidas con
sentimientos de culpa que son profundizados, ya sea por el frecuente rechazo que
sufren de sus esposos o compañeros o, en muchos casos también, cuando
deciden denunciarlos, en los mismos procedimientos judiciales. Las dificultades
para reconocer y nombrar este tipo de victimización son una prolongación del
daño.
En los hombres
En el caso de los hombres, los relatos acerca de sus daños y pérdidas en el plano
emocional y psicológico nombraron continuamente su inestabilidad anímica,
depresiones recurrentes y situaciones de estrés por no poder hacer nada, no solo
en el campo productivo, sino también, por los efectos de la guerra en su vida
cotidiana.
Identificación de daños en los hombres. Los hombres de la Cuenca Zona Fría identificaron las trasformaciones que tuvieron a
razón del conflicto armado, muchas de ellas fueron asociadas con su labor como trabajadores del campo. Fuente: CNMH, Taller
de Memoria, Cuenca Zona Fría, 27 y 28 de junio 2014.
…usted salía pongamos del municipio de Granada o para cualquier pueblo del
suroeste o aquí mismo en el oriente antioqueño, usted llegaba a un pueblo y ahí mismo
le caían — ¿Usted qué? ¿Usted qué viene a hacer? ¿Usted qué vino a hacer?— Ahí
mismo empezaban a investigar usted qué viene a hacer, si no iba a hacer una vuelta,
venga para acá, y ahí mismo lo quebraban a uno… (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
Ellos aludieron a que, estar en medio de la guerra, ver familiares y vecinos morir
sin razón alguna, no poder salir tranquilos a trabajar o llevar a cabo sus
actividades cotidianas hizo que su estado de ánimo “se fuera al piso”, pero
además, se generara en muchos impotencia en tanto sentían que no cumplían su
papel de protectores y no eran capaces de resistir o enfrentar a quienes
detentaban las armas.
Tanta destrucción y abandono de los bienes, maltrato y humillación, eso es muy fuerte,
yo creo que se genera una situación que uno como hombre no es capaz de resistir, es
decir, uno como hombre cumple un papel protector del hogar, a uno le toca reaccionar,
proteger la familia, repeler agresiones y cosas y a vos te llegan este tipo de personajes
frente a los que vos no podés hacer nada, se te meten a la casa, a la cocina, vos estas
trabajando y se te meten a la casa, si fuera otro campesino lo saco a planazos, ¡respeta
hijuetantas y te vas de aquí!, pero con un sujeto armado de esos, el hombre queda
maniatado, vos no tenés posibilidad de repeler esa agresión que hay ahí, entonces ahí
hay un asunto de impotencia y de que ya no podés (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de julio de 2014).
Con amenazas, así no provocaba trabajar. No, es que nadie trabajaba así las fincas
estuvieran, así la gente estuviera en las fincas no las trabajaban de miedo (CNMH, Taller
de Memoria, hombre, Cuenca Calderas, 22 y 23 de agosto de 2014).
Pérdida sicológica más que todo, un estrés ni el verraco, o sea, yo no perdí nada [ni]
familiares afortunadamente, pero sí me tocó irme para una ciudad donde no conocía nadie
a esperar lo que hicieran conmigo, esperar lo que hicieran conmigo. Perdí la confianza
porque usted se levanta en el pueblo y conoce todas las redes; pero usted llega a una
ciudad ciego, como que pierde uno la identidad, ya no hay campo para trabajar, ni dinero
pa´ pagar lo que es vivir allá [en la ciudad] (CNMH, Taller de Memoria, hombre, zona
urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
En este caso, el impacto más fuerte para ellos, al llegar luego del desplazamiento
a entornos urbanos, estuvo en el marco de su desempeño laboral y el suministro
de recursos económicos para asumir los costos de supervivencia personal y
familiar. Esta vivencia señala una “conmoción” profunda en el rol históricamente
determinado en ellos de ser autoridad y proveedores económicos. Muchos de
ellos, asocian asuntos como el alcohol, la adicción a los juegos de azar o la
violencia intrafamiliar, con esta situación de impotencia y humillación que les dejan
los impactos del conflicto armado:
O sea que por el rol que adquiere la mujer en la ciudad es mucho más fácil para una
mujer ser ama de casa y hacer ejercicios domésticos y ese tipo de cosas que un pobre
analfabeta [se refiere a los hombres] poderse rebuscar el empleo, eso hacía que el
hombre quedara un inútil, el hombre que era el que aportaba en la casa era un inútil [en
la ciudad] entonces lo echaban y entonces a él le tocaba volver a arrancar pa´ la finca.
Además de la depresión que implicaba eso, muchos se reubicaban en el alcohol, el juego.
[Eso] cambió en las relaciones económicas, ya es la mujer la que trae el ingreso,
generando problemas emocionales en los hombres (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
¿Cómo es que ante semejantes niveles de violencias y coerción por parte de los
grupos armados esta población no sucumbió?, ¿Cómo hizo para sobrevivir?,
¿Cómo ha hecho para sobreponerse a la guerra y emprender un camino de
reconstrucción? Como plantea Wood (2010, página 105), el repertorio de
violencias da forma a procesos sociales específicos91 a través de los cuales las
sociedades responden, se adaptan o resisten a esas dinámicas de violencia. Esto
supone que hay, de hecho, una relación entre actores armados y población que
En el 83 en el oriente hubo un paro cívico, todas esas situaciones iban creando cosas.
Ya eran tres paros especialmente contra la Electrificadora de Antioquia y ese paro cívico
fue muy importante en Granada porque, política y socialmente, logró mover a toda la
sociedad. A la larga eso era un paro cívico realmente, no como los de ahora, eran creados
por la gente y hechos por la misma gente. En esa época había una pelea con lo que se
llamaba el Circuito Eléctrico del Oriente y estaban contra las tarifas de energía, eso fue
importante porque logró mover a todo el oriente (CNMH, hombre, funcionario de la
alcaldía, entrevista, 14 de agosto de 2014).
92 Para una referencia más profunda de José Aroldo Arcila Echeverry, líder del municipio ver
http://www.desdegranada.com/index.php?option=com_content&view=article&id=923:un-hombre-una-
epoca-a-la-memoria-del-doctor-arnoldo&catid=46:noticia-principal&Itemid=1
De otro lado, se recuerda el paro cívico de 1993 con el que se pidió la renuncia del
alcalde Ángel Guillermo Gómez Duque, el tercer alcalde elegido por voto popular. La
gestión pública del alcalde fue centro de cuestionamientos sociales ya que se le
consideraba corrupto y amplios sectores de la población estaban en desacuerdo con
su función; por ello, mediante un trabajo político y de control fiscal realizado por los
funcionarios locales y divulgado a través del periódico local Amanecer Granadino, la
población alimentó el descontento frente a la labor administrativa del funcionario y se
movilizó frente a ello. Fue así que el 16 de septiembre de 1993 se reunieron en la
plaza principal cerca de dos mil personas, las cuales además paralizaron la vía que
de Granada conduce a San Carlos, con la exigencia de la renuncia inmediata del
alcalde. Frente a la presión popular el alcalde presentó su renuncia y el entonces
gobernador de Antioquia, Ramiro Valencia Cossio nombró como encargado a
Humberto Giraldo Muñoz, quien también debió salir antes de finalizar el periodo, en
octubre de 1994, acusado de corrupción.
95Uno de estos proyectos que surgió como nueva alternativa de producción en el municipio fue el del cultivo
de mora. Un proyecto apoyado por el Banco Agrario mediante créditos de $5.700.000 pesos, los cuales son
administrados por la Corporación Granada Siempre Nuestra logrando maximizar las ganancias mediante la
comercialización y la capacitación “En este momento se está desarrollando el componente de capacitación
empresarial con la idea de soltarlos y que se concienticen que tienen que trabajar como empresa porque ya
se están moviendo 45 millones quincenales” (El Colombiano, 5 diciembre de 2008, página 7B).
5.2. Acciones para sobrevivir y resistir a la guerra
En contextos de confrontación armada, a medida que esta se acentúa y hay más
competencia entre los actores por el control de la población y el territorio,
salvaguardar la vida, sobrevivir, se convierte en la prioridad individual esencial
(Kalyvas, 2001, página 9). En función de este propósito se transforman las
relaciones con los mismos grupos armados (por ejemplo, el respaldo hacia unos u
otros), con los paisanos (la desconfianza o la delación) y, consigo mismo
(aislamiento y silencio) como forma de protección. Pero, al mismo tiempo, es el
sentido de sobrevivencia el que motiva acciones colectivas que pretenden, por el
contrario, generar confianzas, vencer el aislamiento, el silencio y el sentido de
pertenencia a una comunidad. Ya no se trata solo de subsistir sino de formas
sutiles de resistencia. Veamos:
En el barrio donde vivíamos teníamos las llaves de una casa que era un sótano, aquí
las casas se construyen en el subsuelo, suelo y arriba, por eso fue que se cayeron tantas
casas, el territorio es pequeño pero esa es la construcción. Entonces esa casa tenía
sótano y nosotros sabíamos que se iban a entrar la guerrilla o los paramilitares y todos
corríamos con colchonetas, termos con agua panela, paquetes con galletas Saltinas y
todos nos metíamos por un solar, todos nos sabíamos el camino, hágase de cuenta un
gheto como en la Segunda Guerra Mundial, estábamos ahí y hasta que pasaba el
hostigamiento no nos volvíamos a mover de ahí. Eran las trincheras, para uno
tranquilizarse, uno veía a los vecinos asustados, con sus niños, pero otro les decía “esto
va a pasar” (CNMH, Grupo Focal Educadores, mujer, 26 de septiembre de 2014).
Como lo señala el testimonio, se trataba de una especie de refugios en medio de
la guerra, en los que el miedo y la zozobra se tramitaban justamente estando
juntos.
Además de estos recursos usados en situaciones extremas, cotidianamente lo que
se buscaba eran muchas maneras y motivos para el encuentro: “Nos reuníamos,
conversábamos, compartíamos, celebrábamos los cumpleaños, teníamos que
buscar algo para entretenernos un poquitito y dejar de vivir el dolor” (CNMH, Taller
de Memoria Medellín, mujer, 7 de septiembre 2014). No obstante, los momentos y
escenas de dolor eran frecuentes y allí, de nuevo, el estar juntos, fue la fuerza que
encontraron para tramitar los momentos más duros, como aquel noviembre del
2000 en el que, en una incursión paramilitar, fueron asesinadas 19 personas. El
velorio y entierro colectivo es recordado hoy como un momento emblemático de lo
que significa estar juntos en el dolor: “Eso lloró todo mundo, muy triste y muy bonito,
los poquitos que nos quedamos no nos quedamos en la casa, fuimos a esos entierros
colectivos y a esa misa, y sacamos fuerzas pa´ venir” [Resaltado nuestro]. (CNMH,
Taller de Memoria, hombre, zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014). No quedarse
en la casa, salir a estar con los vivos y los muertos era, en estas circunstancias, un
profundo acto no solo de solidaridad sino de resistencia, contra el confinamiento que
ocasiona el miedo.
Entre el 2002 y el 2004, cuando los paramilitares tenían el control del casco
urbano, Granada se convirtió, después de las cinco o seis de la tarde, en un
pueblo fantasma. La calle y los espacios de encuentro fueron férreamente
controlados y la gente se vio explícitamente conminada al encierro. Por ello, con la
intención de arrebatar este espacio a los guerreros y generar otros referentes de
sociabilidad, diversas entidades gubernamentales y el Comité Interinstitucional
fomentaron los espacios de encuentro nocturno con las llamadas Lunadas:
Desde lo social se hicieron cosas que ahora es común verlas, en ese entonces no, las
llamábamos las lunadas y era encontrarnos en una casa, en un espacio amplio muchas
personas a hablar o a ver una película, lo que se conoce ahora como pijamadas, con los
psicólogos hacíamos unos trabajos grupales, y hasta de amanecernos una noche todos
juntos viendo una película o haciendo actividades, tratando de rescatar la importancia de
la noche y cogernos confianza en ese espacio, en esas horas, hacíamos ejercicios lúdicos
(CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19 de septiembre de 2014).
Por decir algo, decíamos, bueno, vamos a hacer programas culturales por sectores,
que en Asunción, que en San José, para que la gente volviera a recuperar digamos la
salida nocturna (…) el consejo de pastoral desde el sacerdote era el que convocaba para
esas cosa, entonces hacíamos locuras en los barrios. Una vez, en el Carmelo, invitamos
para que vieran jugar futbol al padre, para que vieran a los médicos jugar fútbol o
disfrazarse, o sea, es otra dinámica como desde la cultura, desde la fe, las salidas, las
misas allí, es como otro componente digamos que se puede mencionar acá como
institucionalidad para recuperar la confianza y la esperanza (CNMH, Grupo Focal Comité
Interinstitucional, hombre, 8 de noviembre de 2014).
Estas iniciativas permitieron poco a poco que, las personas que quedaban,
volvieran a salir a la calle, recuperar la noche, estar juntas, esto es, contrarrestar
una de las armas más poderosas de la guerra: el miedo y el encierro.
Cuando estaban matando tanta gente en los Medios, me tocó ir con otras personas y
[les] hicimos un llamado y fuimos a poner la queja al comandante, me tocó hablar con ellos y
les dije ‘eso no es así’ porque mataron un tipo ahí en los Medios, un tipo que no era ladrón,
era trabajador, lo mataron ahí ‘guevonamente´, le quitaron el reloj, le sacaron la plata y
[le dije] ‘nosotros los campesinos no estamos de acuerdo con eso’, nos aventamos
resueltos a que nos dieran también. Les dijimos que no estábamos de acuerdo con la muerte
de gente así y que la organización de las FARC quién era, que mataban un tipo así que
porque era paraco, ladrón, o sapo y lo despojaban de las pertenencias teniendo familia,
que no lo veíamos viable porque habían matado ese señor delante de una niña de 14
años, que eso no era justo, les dijimos clarito. Creímos que nos iban a matar por eso y
no. Ellos nos dijeron: “nos satisface que ustedes estén denunciando ante nosotros eso,
que no les dé miedo de nosotros, nosotros tenemos mala fama de que somos muy
drásticos pero eso no es así, esos señores que están haciendo eso, esos señores los
vamos a recoger y les vamos a poner una sanción” (CNMH, hombre, habitante de vereda
del municipio, entrevista, 4 de septiembre de 2014) [Resaltado nuestro].
Otras narrativas resaltan episodios en los que buscaron directamente a los grupos
armados y exigieron la entrega de familiares o vecinos retenidos, muchas veces
poniendo en riesgo su vida. Por esta acción, dicen, pudieron evitar que asesinatos
o reclutamientos pudieran llevarse a cabo y muchas vidas se salvaran. Fue esto lo
que sucedió en Santa Ana cuando un domingo en el que se celebraba el día de
las madres, hombres civiles armados que se transportaban en un bus escalera
entraron disparando y reteniendo algunos pobladores. Este hecho se conoce
como la primera incursión paramilitar en Santa Ana y como el acto de resistencia y
confrontación más relevante en la historia colectiva de esta población. En este
caso fue la acción del sacerdote la que impidió lo que algunos piensan hubiera
podido ser una gran tragedia:
Yo nunca cerré las puertas a mi negocio, así no vendiera nada. Eh pero le doy gracias
al Señor que esta resistencia y este, ¿cómo es que se dice?, este como el estar ahí, el
estar ahí me dio muy buenos resultados porque hoy por hoy, mejor dicho estoy muy bien,
estoy muy bien pues ya tengo mi negocio muy bien. Haber pasado esos tiempos tan duros
que nos tocó, la mejor solución fue esta que seguimos en la constancia, en la constancia,
en la constancia (CNMH, Taller de Memoria, mujer, zona urbana, 12 y 13 de junio de
2014).
Vea les cuento como anécdota: hubo hasta que cambiarle el apellido (en al carné) a
varios estudiantes por tener el apellido Marulanda porque los maltrataban que porque
eran “Marulandas”, imagínese usted, ¿qué tenían que hacer? negociar con los padres de
familia para que me dejaran ponerle en su carné los apellidos solo de la mamá porque si
aparecían con el apellido Marulanda no se podía (…) Porque Marulanda era significativo,
ustedes saben que la cabeza de la guerrilla era Marulanda y aquí dentro del municipio
había de apellido Marulanda que también pertenecían a la guerrilla y que otro que
pertenecía a las AUC también (…) entonces ¿qué hacían las niñas?, venían llorando a
buscarlo a uno, mire lo que me pasó, mire lo que me dijeron, que soy guerrillera porque
soy Marulanda, entonces uno dice Dios, ¿entonces aquí, qué hacer?, mi Dios que lo
ilumina a uno, yo la verdad ¿qué iba a hacer?, entonces hacerle el carné con los apellidos
de la mamá, ¿qué más iba a hacer? (CNMH, mujer, Grupo Focal Comité Interinstitucional,
8 de noviembre de 2014).
Como vimos en un capítulo anterior el asesinato de familias enteras por portar uno
u otro apellido fue una práctica empleada especialmente por paramilitares y
Ejército como parte de la estrategia para debilitar las bases guerrilleras 96. Así que
distorsionar o al menos esconder este dato de la identidad fue para esta maestra
un recurso para proteger y evitar la deserción definitiva de la escuela. Al tiempo,
cumplieron una labor de apoyo y consejería a sus estudiantes, presionados
Fue muy importante, fue importante porque en ese Comité están representadas todas
las fuerzas vivas de la comunidad, las diferentes instituciones, entonces era un grupo por
ahí de treinta o cuarenta personas, en fin, entonces allí todas las decisiones se tomaban a
nivel institucional, es decir no aparecían personas, entonces siempre cuando se hacía algún
comunicado para un determinado grupo porque vimos que se estaban vulnerando los
derechos, lo hacíamos a nivel del Comité Interinstitucional y yo creo que eso salvó muchas
vidas, porque donde lo haga una sola persona a un grupo pues ahí mismo lo eliminan (…)
no se puede hacer personal (CNMH, hombre, expárroco iglesia de Granada, entrevista,
16 de septiembre de 2014) [subrayado nuestro].
97 Estos aspectos son señalados por varias de las personas entrevistadas que hicieron parte del Comité
Interinstitucional y se recogen en una sistematización realizada por el INER, auspiciada por el Banco Mundial,
Fundación Corona y otras entidades. Ver: Jaramillo, 2003.
98 Las Asambleas Provinciales son una respuesta de los 23 municipios del oriente antioqueño a los hechos de
violencia de los grupos armados. Se origina en 1997 en el municipio de San Luis en contra de los atentados del
ELN a la infraestructura eléctrica logrando acercamientos humanitarios y la reactivación del servicio. En 2002
luego de la amenaza a los alcaldes del oriente la Asamblea se proclamó Constituyente en razón de la soberanía
popular y respaldo a los alcaldes.
derechos humanos en el municipio. En el 2000, luego de la masacre llevada a
cabo por las AUC, el Comité Interinstitucional expidió un comunicado en rechazo a
las muertes de las 19 personas, además de reiterar el carácter neutral de la
comunidad granadina frente al conflicto armado99. El 23 de noviembre de ese
mismo año, como respuesta, promovió la Jornada por la Vida para rechazar las
acciones violentas de los actores armados y reclamar el respeto a los derechos
humanos de la población civil:
101 Sobre el desabastecimiento de combustible y alimentos (19 de enero), en rechazo a homicidios (2 de abril),
en agradecimiento a la labor de pastoral social (2 de abril), en rechazo asesinatos y sobre el desabastecimiento
de combustible (17 de mayo), agradecimientos a instituciones comprometidas con Granada y aclaraciones
sobre tergiversaciones de los medios de comunicación (26 de mayo), carta de denuncia ante organismos
nacionales e internacionales de DDHH y DIH (13 de julio), rechazo a asesinatos (13 de julio), exigiendo la
liberación del concejal Alcides de Jesús Herrera Amaya (27 de julio).
da nuevas luces, para buscar una salida al conflicto” (Comunicado Comité
Interinstitucional, 25 de abril de 2002).
El Comité Interinstitucional hizo parte del Movimiento Regional por la Paz que
abogó por una salida negociada del conflicto armado. En ese sentido, llamó a
todos los actores a detener las acciones contra la sociedad civil, celebró la
suspensión de acciones militares, y llamó al Estado colombiano a tomar su papel
como garante de los derechos de la ciudadanía. El siguiente pronunciamiento
suscrito en el marco de una Asamblea por la Vida, ilustra bastante bien esta
postura:
102 El Consejo Provincial de Paz es el soporte legal de la Asamblea Provincial Constituyente del oriente
antioqueño, que a través de la Corporación Consejo Provincial de Paz con Personería Jurídica No. 6316 del 23
postura a favor de la paz desde los procesos comunitarios alrededor del derecho a
la vida y el respeto a la neutralidad. Sin embargo, este tipo de pronunciamientos y
movilizaciones no tuvieron el efecto esperado: el gobernador Guillermo Gaviria
Correa y Gilberto Echeverri Mejía fueron asesinados en una operación de rescate
militar, el 5 de mayo de 2003 en el municipio de Urrao en el suroeste del
departamento de Antioquia. La confrontación armada continuó con un alto costo
para la sociedad civil. Pero la voz del Comité Institucional se mantuvo como una
muestra fehaciente de la capacidad de la sociedad granadina para resistir y
sobreponerse al poder avasallador de los actores y las dinámicas de la guerra.
de septiembre de 2004, busca “promover en la región del oriente antioqueño la democracia participativa, la
búsqueda de la paz y propender por el desarrollo integral, sostenible, equitativo y pacífico de la población que
habita este territorio”.
103 Ver http://corporacionvidajusticiaypaz.blogspot.com.co/p/resena-historica.html
población, a la vez que desde una campaña más grande que se venía gestando
con los alcaldes del oriente, se iniciaron conversaciones con los voceros del ELN
que estaban recluidos en la cárcel de Itagüí (PNUD, 2010).
La Iglesia jugó un papel fundamental en la denuncia pública y el apoyo
humanitario de la población. En los diferentes medios de comunicación se
registra la voz de la Iglesia clamando por los pobladores del oriente y
denunciando los desplazamientos masivos, bloqueos, amenazas, el
reclutamiento de menores. Con motivo de los bloqueos alimentarios a los que
estuvieron sometidos los campesinos de Santa Ana y otras veredas de Granada
y del oriente antioqueño en el año 2002, el obispo de la Diócesis Sonsón-
Rionegro denunció:
Los campesinos no tienen aceite, panela, arroz. Uno de los mecanismos de la guerra
es impedir la circulación de los alimentos para minar al adversario por hambre. Pero
quienes sufren son los campesinos. Pedimos que dejen circular la gente con el mercado
suficiente para alimentar a su familia, exigió monseñor Calle (El Tiempo, 4 de diciembre
de 2002).
Congregación de la población luego del atentado de las FARC. Congregación eucarística días después de la toma armada por
parte de las FARC el 6 y 7 de diciembre de 2000. Fuente: archivo local de ASOVIDA. Fotógrafo: © Jesús Abad Colorado López.
De igual manera, los pobladores de Santa Ana también reconocen esta labor;
cuando en el poblado quedaron menos de 10 personas, el párroco ocupó un lugar
entre ellas acompañando a las pocas personas que se resistieron a salir de sus
veredas y generando en ellas un sentimiento de confianza “Más bien (nosotros)
dejamos el pueblo solo al sacerdote, que el sacerdote a nosotros. El sacerdote
nunca ha dejado este pueblo. El más armado le teme a la Iglesia” (CNMH, Taller
de Memoria, mujer, Cuenca Santa Ana, 19 y 20 de agosto de 2014).
El Comité Interinstitucional dedicó gran parte de su trabajo a atender la
emergencia de abastecimiento de alimentos e, incluso, el desabastecimiento de
combustible en el municipio. Inicialmente entabló una denuncia a instancias
internacionales por el bloqueo que estuvo mediado por la fuerza pública, pero
también actuó para asegurar la llegada de carro-tanques con gasolina y tomar
mayores medidas en las vías para asegurar el desplazamiento del transporte y la
entrada y salida de alimentos y otros productos104.
También en los casos de desplazamiento se desplegó una acción humanitaria. El
desplazamiento que se produjo por ejemplo en el corregimiento de Santa Ana en
el marco de la Operación Lusitania, fue una de las primeras emergencias aunque
sin mayores referentes de actuación. Aun así se conformaron comisiones por
funcionarios públicos y personas de la comunidad para acompañar a los
habitantes del corregimiento, tanto mediante el acompañamiento emocional como
llevando a cabo acciones concretas, como tomar declaraciones de la población
sobre la situación en el corregimiento y veredas aledañas, sobre desplazamientos
forzados masivos internos en el mismo corregimiento o hacia el casco urbano,
envío de mercados a la población afectada en conjunto con el DAPARD
(Departamento Administrativo de Prevención de Desastres), comunicaciones con
la fuerza pública para informar sobre los daños y perjuicios ocasionados por ellos
en las parcelas, prestando servicios de salud, censo de las casas afectadas, entre
otras acciones. En otros momentos, ante estas situaciones violatorias de los
derechos de la población rural de Granada, el Comité conformó brigadas para
llevar alimentos a los pobladores de las veredas, buscó el acompañamiento de la
Cruz Roja Colombiana e insistió en la necesidad de respaldar procesos de retorno
(Acta Comité Interinstitucional, 6 de septiembre de 2003).
Otra de las situaciones más dolorosas fue cuando la gente no pudo, por las
dinámicas del conflicto armado y los riesgos que esto suponía, recoger y enterrar
a sus muertos. La escena de cadáveres tirados y abandonados en las carreteras o
104 Ver Acta 05 del Comité Interinstitucional de Granada (Granada, 17 de mayo de 2001), Acta 06 del Comité
Interinstitucional de Granada (Granada, 24 de mayo de 2001) y Acta 07 del Comité Interinstitucional de
Granada (Granada, 26 de mayo de 2001).
de masacres que provocaban la huida de la población “dejando solos a los
muertos” es recurrente. Por eso mismo, en el relato de lo que hicieron para
sobrevivir está el papel de quienes ya fuera en función de su oficio o de una
decisión personal tomaron la labor de “recoger a los muertos”. Personajes como el
sacerdote, la religiosa, el inspector de Policía, el conductor de la ambulancia, el
líder de la acción comunal, son evocados por su papel humanitario en esta acción
que era la que permitía, finalmente, llevar a cabo el ritual de la muerte. Una
religiosa que justo cumplió este papel, recuerda:
Teníamos que recoger el muerto porque no había quién más, éramos de todo y de
pronto a mí en la Comunidad [religiosa] me decían “la van a matar por imprudente” y dije
—no es imprudente yo soy incapaz de que un muchacho me diga —mamá está tirada allá
y se la van a comer los gallinazos y yo por guardar este pellejo…—. Yo no tengo familia,
me dará miedo morir en el momento pero no tengo dolor atrás…o la señora de abajo que
decía —a mi niña la mataron por ser amiga de un policía, ayúdeme a recogerla hermana—
. Es muy difícil decir que no, porque sencillamente quiere salvar su pellejo (CNMH, Grupo
Focal de Educadores, mujer, 26 de septiembre de 2014).
En principio la población los veía con recelo, pero empezaron a hacer un trabajo de
acercamiento a la comunidad que se ve reflejado en cuanto a las inequidades y la
exclusión histórica por parte del Estado y encuentran caldo de cultivo, la guerrilla, en
cuanto a las carencias que se tenían en estos municipios; entonces, si un grupo de
105 Dicho término a su vez alude a la conceptualización realizada por Brownyn Leebaw (2011) sobre la zona
gris como “un espacio entre víctimas y victimarios, poblado con ‘personas grises, ambiguas’ que existen en
cada sociedad, pero que pueden llegar a constituirse en ‘vectores e instrumentos’ de un sistema criminal”.
(GMH, 2013, página 342).
guerrilla llega con un discurso amigable y corresponde a la realidad con lo que la gente
vivía, la gente termina encontrando eco con la guerrilla, encuentra que ellos están
interpretando su sentir y su pensar y se sienten reconocidos en ese proyecto de izquierda.
La guerrilla hace un trabajo de base, un trabajo social, comunitario, de organización, de
decirles ustedes pueden organizarse, reclamar y defender sus derechos y como
comunidad organizada reclaman unos derechos frente al Estado, frente al Gobierno, pues
pueden acceder más fácilmente a ellos, eso es bien visto (CNMH, hombre, exfuncionario
de la alcaldía, entrevista, 19 de septiembre de 2014).
Lo que ha sido muy común escuchar “de dos males, el menos peor” que era la
justificación del desarrollo del proyecto paramilitar, ese fue el argumento de los
granadinos que inicialmente se mostraron afectos a que el proyecto de autodefensas se
desarrollara como tal (…). Entonces primero empieza a darse participación de los
106 Según María Teresa Uribe (1997, página 127) este giro consiste en que, “los civiles armados perecen ser
los principales enemigos de la guerrilla, los encargados de enfrentar sus avances, recuperar sus viejos y nuevos
territorios de influencia y de llevar la iniciativa en la conducción de la guerra, mientras que los aparatos armados
del Estado mantienen sus acciones en los marcos tradicionales de los últimos treinta años y su eficiencia pasa
a ser cuestionada por actores sociales que tradicionalmente les han brindado apoyo incondicional”.
granadinos por intimidación, por presión, por lo que sea en términos de estrategias de
guerra, empiezan a facilitar información de quienes podían ser colaboradores, y es posible
que quienes tienen tierras, intereses económicos, vieron amenazados esos intereses,
quienes sintieron que no pueden volver al municipio por la inseguridad y [el] conflicto, se
muestran interesados en financiar económicamente el desarrollo de un proyecto armado
para sentir que pueden volver al territorio y recuperar sus tierras o sus fincas, entonces
quienes han logrado prosperar económicamente se muestran proclives al desarrollo del
proyecto de las autodefensas y económicamente pueden haber aportado (CNMH,
hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19 de septiembre de 2014).
Estos relatos reconocen que en efecto hubo una compleja relación de apoyo y
colaboración con los grupos armados, con fuertes implicaciones sobre el territorio
y la guerra que entonces se libró.
De las dinámicas del conflicto armado y la lucha por la sobrevivencia, también
hace parte el uso pragmático que la población hizo del repertorio de violencias.
Acudió a los grupos armados para dirimir conflictos de linderos, familiares, pero
también hizo acusaciones falsas sobre sus vecinos como una forma de venganza
o retaliación. En ese sentido, algunos coinciden en señalar el papel perverso que
jugaron el rumor y las falsas imputaciones, ya no provenientes de los armados,
sino de la misma población. Según los pobladores, muchas muertes fueron
gestadas por sus mismos paisanos, falsas acusaciones que hacían que los grupos
armados, sin la menor comprobación, realizaran acciones contra la población;
“Empezó un tema que fue grave: el cuento del rumor y ¡cuántos mataron por el
rumor!”; “En ese ´corre, ve y dile´ mucha gente murió”; “A uno en la guerra lo
mataban por sí o por no, es lo más delicado que pudo haber tenido la guerra: la
lengua”; “Muchas personas se vieron obligadas a abandonar la zona ante una
serie de rumores y señalamientos infundados” son algunas de las expresiones que
dan cuenta de esta interpretación. También encontramos relatos en los que la
gente admite que viejas rencillas entre familias, de años atrás, “terminaron
disfrazadas de conflicto armado”; esta vez, el alineamiento en un grupo armado u
otro respondió más que a adscripciones ideológicas o políticas a una oportunidad
de venganza, lo que genera, como ha señalado Wood (2010), unos efectos
profundamente contraproducentes.
En otros casos, el uso de estos recursos de la guerra por parte de la población fue
directo, como algunos ejemplos que encontramos en los relatos sobre cómo se
usaron las minas antipersonal para protegerse de los mismos grupos armados.
Como menciona María Teresa Uribe (2006), los pobladores que viven en un
contexto de violencia prolongada, se valen de acciones que se mueven entre la
legalidad y la ilegalidad accediendo a las prácticas burocráticas o legalistas
cuando es necesario, pero en la misma medida, se valen de las prácticas ilegales
que impuso el actor armado cuando las primeras no les son útiles.
Aún con el eco de la incursión armada y las ruinas de los edificios terminando de
caer, el 8 de diciembre de 2000 se organizaron dos iniciativas paralelas para dar
respuesta a esta situación promovida por la colonia granadina y por el Comité
Interinstitucional. Inicialmente la colonia granadina residente en Medellín acordó
desplazarse al municipio para brindar apoyo y fuerza a los pobladores. Pero la
respuesta más importante por parte de las colonias fue la “Granadatón”, una
colecta benéfica en pro de la reconstrucción física llevada a cabo en las ciudades
donde había presencia de colonias granadinas (Castaño, 2012). La Granadatón se
realizó diez días después de la toma, el 16 de diciembre de ese mismo año en el
Coliseo Yesid Santos en Medellín, posteriormente las colonias en Barranquilla,
Cali y Bogotá recolectarían fondos para sumarse a la iniciativa. El resultado
evidencia el apoyo mostrado por los granadinos y el compromiso hacia su
territorio: una suma total de $457.000.000 aportados por individuos e instituciones,
se convirtió en uno de los primeros capitales de la reconstrucción y una base
importante para empezar con el proceso.
De otro lado, el Comité Interinstitucional, un día después de la toma armada, realizó
una reunión extraordinaria en las instalaciones del hospital para crear comisiones de
atención a la emergencia, pero también le apostaron a un proceso de reconstrucción,
a partir de allí nació una nueva organización social que se apersonaría de la causa:
la Alianza para la Reconstrucción de Granada. Esta nueva alianza emprendió una
labor que sabían no solamente se iba a concentrar en la parte física y la construcción
de edificios, Granada debía ser rehabilitado de manera integral y la población civil
sería el principal sujeto de atención, por ello, se consolidarían estructuras sociales e
institucionales para construir un proyecto de paz como nuevo sinónimo de desarrollo
en la región:
Frente a eso tocaba vestirse de valor y convocar las fuerzas vivas del municipio como
la ocasión lo ameritaba. Hay un tema que han planteado en distintos documentos y es
que el dolor nos une pero es la solidaridad la que nos mueve, todo ese dolor lleva a que se
despierte la solidaridad de los granadinos y a que nos movamos y convoquemos las
fuerzas vivas del municipio alrededor de un proyecto de Gobierno donde quien gobierna
los destinos no es el alcalde sino las fuerzas vivas del municipio. Y empieza a cobrar
fuerza en términos de administración el ente institucional de Granada que históricamente
había sido importante, pero no se la había dado el peso que pudiera tener como tal y
desde el Comité Interinstitucional emprendimos el proyecto bandera de la reconstrucción
física pero también social del municipio de Granada, era el reto que se nos imponía y se
empiezan a conseguir todos los recursos necesarios para la reconstrucción y se empiezan
a sentar las bases de lo que podía ser la reconstrucción social por todas las afectaciones
psicológicas que se pueden generar (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía,
entrevista, 19 de septiembre de 2014).
Una vez que asesinan a Jorge Alberto, lo primero que hice fue buscar un acercamiento
con la guerrilla y preguntarles a los jefes que tenían presencia en la región, si realmente
era que no había un interés de que el municipio se reconstruyera que si lo que se quería
era dejar un mensaje de barbarie y de valentía de un actor armado como un mensaje de
una retaliación, o si ellos respetaban que avanzáramos en el proceso de reconstrucción.
Ellos dijeron que entendían que dentro de las dinámicas del conflicto hay daños
colaterales, como lo llaman ellos, pero que no se oponían a que avanzáramos en el
proyecto de reconstrucción, entonces, cuando encontramos que no había impedimentos
de los actores armados que hacían presencia allí, avanzamos en la convocatoria del
Comité Interinstitucional y en la consecución de los recursos para desarrollar este proceso
(…) (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19 de septiembre de 2014).
A partir de ese momento la reconstrucción pasó a ser liderada por el alca lde
de ese entonces Iván Darío Castaño Gómez 107, bajo la coordinación de la
Secretaría de Planeación Gloria Cecilia Montoya, quien coordinó la alianza y fijó
las metas de reconstrucción física y sicosocial. Aunque el proceso de
reconstrucción ya tenía su primera gran pérdida, continuó y se realizó la
oficialización del mismo con la “Marcha del adobe” el 14 de octubre de 2001,
cuando los pobladores, las colonias y el entonces gobernador de Antioquia,
Guillermo Gaviria Correa, –quien fue un apoyo importante en el proceso de
reconstrucción como el de humanización del conflicto–, marcharon por La
Variante, una de las calles principales del municipio, con un adobe en la mano
simbolizando el granito de arena que cada poblador ponía para la reconstrucción.
107 El proceso de construcción se dividió en dos fases, la primera de ellas fue coordinada por La Sociedad Colombiana
de Arquitectos (Capítulo Oriente), quienes realizaron la propuesta arquitectónica para el diseño de la obra, donando
el 40 por ciento de los honorarios a través del programa Arquisocial (Castaño, 2012). Etapa que inicia el 14 de octubre
de 2001 y termina el 17 de mayo de 2002 con la construcción de las Torres gemelas, nombre que se le dio en analogía
a los hechos ocurridos el 11 de septiembre en Estados Unidos, “Mientras las americanas caen, las de Granada se
levantan” (discurso Inaugural de la Alcaldía de la Reconstrucción, 17 de agosto de 2013). La segunda etapa inicia el
7 de octubre de 2002 con diseños del arquitecto Germán Hernández con la construcción de 99 apartamentos y 50
locales comerciales.
Marcha del adobe, 14 de octubre de 2001. Fuente: archivo local ASOVIDA. Fotógrafo: © Jesús Abad Colorado López.
Para los pobladores las nuevas manzanas ubicadas en La Variante son una
muestra de aquella violencia que azotó a su territorio, pero a la vez, de la
capacidad de resiliencia de la población y de la forma como en comunidad
lograron rehabilitar las estructuras físicas –y poco a poco las sociales– que fueron
minadas por la guerra:
Un lugar que me llena también de alegría, por La Variante, cuando empiezo a mirar las
construcciones desde la reconstrucción me recuerda cómo la solidaridad del pueblo,
como decimos, la verraquera, en tres años construir después de eso tan doloroso, me
parece que a mí la reconstrucción me da alegría (CNMH, Taller de Memoria, hombre,
zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
Cuando empezó ASOVIDA todo el mundo llegaba y todos eran con lo mismo porque
se encerraban en lo de ellos y no querían ver lo de los demás, que recuerdo que hicieron
el dramatizado que precisamente se llamó el olvido y eso ayudó mucho, y es aprender a
olvidar, es de cierta manera recordar eso, no es olvidar, es recordar, pero recordar sin
dolor (CNMH, Taller de Memoria, zona urbana, 12 y 13 de junio de 2014).
Este es un proyecto contra el olvido, se alza este espacio, para decirle a la sociedad
entera, que no es permisible que se repitan estos hechos. Es un reclamo de
responsabilidad histórica contra la indiferencia, un espacio afectivo, que se renueva
recordando que nuestros seres queridos no son los números fríos en la estadística de las
guerras, si no seres humanos que forman parte de nuestra historia (Asovida)108.
Con actos de resistencia hemos podido evitar la repetición de los hechos violentos y
hemos puesto a pensar a toda una sociedad que nuestros miedos unidos se han vuelto
fortaleza
(Asovida, 2012b).
109 Vale destacar en este sentido, la crítica exhaustiva y documentada que hacen con respecto a los programas
de retorno impulsados en el municipio por Acción Social, Retornar es Vivir y Familias en su Tierra (IRR,
programa de Incentivos para la Reubicación y el Retorno). Los representantes de ambas organizaciones emiten
un derecho de petición en el 2001 (septiembre 23) en el que denuncian que estos no se están efectuando ni
con el enfoque ni con los procedimientos que contempla la ley en términos de voluntariedad, dignidad y
seguridad (Carta Derecho de Petición. Archivo Asovida).
oriente antioqueño que buscaban reapropiarse de los territorios y hacer visible la
voz de las víctimas en un contexto de guerra aún latente. Estas iniciativas fueron
apropiadas luego por cada municipio y en Granada en particular, ASOVIDA las
introdujo dentro de su repertorio de movilizaciones y acciones de memoria.
Una de estas acciones son las Jornadas de la luz, realizadas con regularidad
todos los primeros viernes entre 2004 y 2010: inicialmente las personas encendían
una vela en las puertas o balcones de su casa en memoria de las víctimas, luego
la iniciativa fue tomando fuerza y las personas empezaron a vencer el miedo y a
transitar con esa luz hasta el atrio de la iglesia, convirtiéndose en un acto de
resistencia al efectuarse en aquellos años en los cuales aún existía presencia de
actores armados y tenían el control del territorio. Posteriormente, las marchas
fueron cediendo sus espacios a otros actos de encuentro como conversatorios o
charlas convocados por ASOVIDA.
Es por ello que todos y todas, el primer viernes de cada mes vamos a encender una
vela, para devolver la luz en medio de tanta oscuridad. Y una bandera, con este lema: No
más, ni una más nunca más, otro oriente es posible. Lo haremos hasta que esta guerra
se acabe, hasta que cesen las muertes violentas, hasta que logremos nuestro sueño, con
paciencia y persistencia (Asovida, 2012b).
Bajo este sentido se construyó otra iniciativa “Abriendo trochas por la vida” que
tenía por objetivo resignificar aquellos caminos teñidos con la sangre de sus
víctimas y confinados al olvido por el miedo y el dolor que generaban. Así, se
recorrieron aquellos parajes que eran símbolo de muerte como el Alto el Palmar y
se les intentó dar un nuevo sentido de vida: ahora se debían reescribir sobre la
libertad y el derecho a vivir, permitiendo una reapropiación de los espacios y con
ello un posterior retorno de la población campesina a sus tierras (Asovida, 2012b).
Con el mismo propósito, el de resignificar los espacios marcados por la violencia,
el 5 de octubre de 2007, se realizó el Vía Crucis, desde el casco urbano hasta la
vereda San Matías, un recorrido que, como se señala en el siguiente testimonio de
uno de sus promotores, fue marcado por la muerte y la desaparición de muchos
granadinos; con este acto buscaban devolverles un lugar en la tierra, darles un
nombre y un lugar en la memoria colectiva:
Pero quizás el espacio más emblemático de esta lucha por la memoria es el Salón
del Nunca Más, abierto al público el 3 de julio de 2009, “Una acción de memoria
colectiva, que reconoce que los rostros en este Salón, fueron historias cortadas
por la violencia, y son seres humanos, con sueños inconclusos” (Asovida, 2012c).
Un proyecto que identifica a cada granadino y representa el mayor acto de
resistencia en contra de la guerra y sobre todo en contra del olvido. Una estrategia
que permite, como menciona María Teresa Uribe, refiriéndose a la importancia de
que las víctimas y su voz sea reconocida, “conjurar los miedos, para exorcizar el
olvido, ahogar el silencio y darle salidas diferentes a la indignación, al dolor y al
sufrimiento” (2003, página 21).
Este fue el resultado de un arduo camino. Mientras que las víctimas reconocían su
papel en la construcción de una nueva historia en el municipio, pero sobre todo en
la superación de la guerra mediante la reconciliación, otros sectores de la
sociedad hablaban de la insignificancia de la memoria o la insensatez de invertir
recursos en ella en un municipio con grandes déficits presupuestales. Por eso,
dicen sus impulsores, en un momento de este proceso, “Quedamos como unos
locos y se notaba claramente que nadie nos iba a apoyar. Quedamos un poco
preocupados pues ya mucha parte de la población víctima apoyaba nuestra idea,
pero la institucionalidad nos creía locos. A nuestra gente sin embargo le gustaba la
idea, y no realizar este sueño sería duro” (Asovida, 2012b).
El 17 de diciembre de 2005 se llevó a cabo la Marcha por la Vida, una movilización
realizada en conmemoración de los cinco años de la toma armada del municipio.
La marcha acompañada por el entonces gobernador del departamento Aníbal
Gaviria Correa, se desplazó por las principales vías del municipio con un gran telar
blanco de 600 metros de longitud símbolo de paz en el cual estaba impresa la
frase El respeto a la vida es cuestión de humanidad y se sembró un árbol en el
parque principal como símbolo de compromiso con la paz y la vida.
En esta marcha, las organizaciones que convocaban como el Comité de
Reconciliación, el Comité Interinstitucional, la Personería Municipal y Coogranada
les pidieron a los marchantes llevar las fotos de sus víctimas, de sus muertos y
desaparecidos; a partir de ahí se evidenció la magnitud de la destrucción familiar
que tuvo la guerra: “habían señoras que podían tener 4 o 5 fotos ahí” (CNMH,
hombre, integrante de ASOVIDA, entrevista, 2013).
La gente estaba muy desesperada de empezar a sacar su dolor, porque era una época
de empezar a restablecer derechos, de limpiar el nombre de sus víctimas. Cuando
empezaron a llegar las fotos y nosotros sin mucha plata para esas cosas pero en hojas
tamaño carta, sacamos eso e hicimos el acto en la plaza, yo le vi al gobernador unas
lágrimas grandísimas cuando una señora estaba hablando sobre sus muertos y después
la gente decía que quería enmarcar las fotos. Para la gente un simple papel pintado, para
la gente ese papel adquiría una identidad, es que lo mostré, lo saqué a la calle… son
cosas muy verracas (CNMH, hombre, exfuncionario de la alcaldía, entrevista, 19 de
septiembre de 2014).
Fue cuando este hecho empezó a trascender y lograr que esas manifestaciones
públicas con las fotos de cada víctima tuviesen un lugar, un sitio en el cual se
congregaran y poder dignificar a sus muertos, explicar que fue una guerra que
cobró vidas inocentes y que cada rostro que enmarca una foto es una vida que se
apagó:
Después de esto, el primer reto para los integrantes de Asovida fue la consecución
de aquel espacio que se prestara como albergue para las cientos de fotos y para
la historia que querían construir. En un acto que los integrantes de Asovida
denominaron un “golpe de suerte” (Asovida, 2012b), en medio del proceso de
búsqueda del Salón se adelantaban las campañas electorales para la alcaldía en
el municipio; una iniciativa colectiva y de presión ciudadana permitiría que la
alcaldía se involucrara en el proceso de memoria.
La Asociación de Víctimas convocó a los candidatos a la alcaldía para el periodo
2008-2009 Nelson Armando García Amaya, Guillermo Gómez Duque y Yancelly
Aristizábal para que se comprometieran mediante la firma de un documento
público a brindar un espacio físico para construir el Salón y además de ser
incluidos en el Plan de Desarrollo para aquel periodo; el compromiso fue sellado
por los tres candidatos y así en caso tal de que se posesionara como alcalde
debería cumplir con la asignación del lugar físico para el Salón. Al quedar electo
Nelson García Amaya y luego de su posesión como alcalde del municipio, se inició
un nuevo proceso para hacer cumplir aquel compromiso preelectoral que tras la
presión comunitaria logró hacerse efectivo, el Salón de la Memoria ahora tenía
lugar, ubicado en el primer piso de la Casa de la Cultura, obtenido en comodato
por cuatro años y luego ampliado a ocho años.
Se realizaron los talleres y ejercicios de memoria en las diferentes veredas del
municipio, en los cuales se hacía conciencia a la población sobre el valor de la
memoria y la necesidad que tenía un municipio como Granada de construir
memoria para levantarse de sus ruinas; de cómo al consolidar este proceso, se
lograría reconocer la dignidad de las víctimas y dotar de sentido colectivo la nueva
historia de la comunidad granadina y su territorio:
Emprendimos un trabajo grande con un ciclo de talleres, sobre el olvido y [la] memoria.
Sin memoria, las personas y comunidades quedamos vacías de contenido, y sacrificando
la memoria, nos vamos quedando sin historia, y vacíos de historia quedamos vacíos de
dignidad. Dimos a entender con estos talleres de memoria a los participantes que sin esta
se perdería la historia de un pueblo ¿qué le contamos a las nuevas generaciones para
[que] no se repitan los hechos? (Asovida, 2012b).
Actores armados
3) Identificar y reconocer públicamente los hechos victimizantes que
tuvieron lugar en la población y el territorio granadino por causa de
su accionar y pedir perdón por los mismos.
4) Las personas desmovilizadas de estos grupos deberán suministrar
información necesaria para la identificación y ubicación de fosas con
personas desaparecidas y la ubicación de campos minados.
Población y comunidades
5) Reconocer y posicionar el valor de la primacía de la vida como centro de
procesos sociales y culturales.
6) Realización de nuevos proceso de memoria veredales y sectoriales
que les permita comprender cada vez mejor lo que pasó, superar el
sentimiento de culpa que se atribuyen las víctimas por lo que
hicieron o dejaron de hacer en medio del conflicto armado y
dignificar la memoria de las víctimas.
7) Establecer mecanismos de interacción e integración entre el área rural
y el casco urbano con el propósito de superar los estigmas y
señalamientos que se produjeron en medio del conflicto armado a las
poblaciones y sus territorios.
Población y comunidades
12) Impulsar diversas estrategias que permitan a la comunidad misma y a
las víctimas, escucharse, reconocerse y comprender los dolores y
sufrimientos así como sus experiencias de afrontamiento y capacidad de
superación.
Población y comunidades
16) Acciones de encuentro de la población que permitan el reconocimiento e
inclusión de las víctimas en situación de discapacidad por efectos del
conflicto armado.
Población y comunidades
36) Elaborar proyectos y encadenamientos comunitarios que permitan el
intercambio de la producción agrícola, el autosostenimiento familiar y el
sostenimiento en los territorios.
37) Fomentar estrategias de cooperativismo y comercio justo.
38) Realizar encuentros y convites que permitan desarrollar acciones de
cuidado y protección de los recursos naturales.
Población y comunidades
44) Reactivar el trabajo comunitario (JAC, grupos culturales, juveniles)
que permitan construir tejidos de confianza y solidaridad.
45) Hacer veeduría en la implementación de las acciones de reparación en
el marco del conflicto armado.
46) Renovar los liderazgos e incentivar la participación de jóvenes, mujeres
y hombres en los procesos de fortalecimiento comunitario.
Siglas y abreviaturas
Sigla Equivalencia
ASOCOMUNA
Asociación de Juntas Comunales
L
ASODESPLAZ
Asociación de Desplazados
ADOS
ASOGANADE
Asociación de Ganaderos
ROS
CONCIUDADA
Corporación para la Participación Ciudadana
NÍA
COOGRANAD
Cooperativa de Granada
A