Competencias Clave Del Orientador

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Competencias clave del orientador

Rosa Mª González Mayoral; Concepción Martín Biezma

Psicólogas-orientadoras en los Departamentos de Orientación del Grupo TEIDE - Centros


de Formación (Madrid)

11/06/2012
La orientación es una pieza imprescindible de la educación que abarca a todos los agentes
educativos. La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOE) recoge este aspecto,
subrayando el papel esencial de "la orientación educativa y profesional de los estudiantes,
como medio necesario para el logro de una formación personalizada, que propicie una
educación integral en conocimientos, destrezas y valores". Si bien esto es así, nosotros nos
centramos en las competencias del Orientador Profesional para poder acotar nuestro
artículo, aunque el profesorado también deberá compartir estas características (Titulo III,
Artículo 91, LOE).

Por otro lado, la gestión por competencias se tiene muy presente en Recursos Humanos,
como es sabido, por su relevancia en el ámbito profesional.

Se considera competencia al "conjunto integrado de


conocimientos, destrezas, habilidades, aptitudes,
rasgos de personalidad y motivaciones, innatas o
subyacentes en una persona, que le predisponen
para desempeñar con éxito los requisitos y
exigencias de un puesto de trabajo, ocupación,
cometido o papel en un contexto profesional dado"1.
Más aún, hablar de competencias es hablar de lo que uno ‘sabe hacer’. Hablar de aquello que
puede garantizar lo que podría llegar a hacer, por encima incluso de lo que haya sido capaz
de hacer -dadas una formación y experiencia previas determinadas-.
En este artículo establecemos aquellas competencias imprescindibles en el campo de la
orientación académico – profesional. Las competencias que hemos identificado se derivan de
aquellos comportamientos observables y actitudes que suponen el desempeño bueno o
excelente de la propia profesión y tienen relación con diversas facetas de la personalidad
del orientador que desarrolla esta tarea dentro de una organización, además de cómo éste se
relaciona dentro de la misma. Son respuestas personales a acontecimientos del
desempeño diario de la profesión de orientador.

La elaboración de un perfil competencial supone el establecimiento de una clasificación de


competencias que se agrupan en diferentes categorías. Nosotros hemos distinguido unas
generales que pueden englobar a las demás:

Competencia emocional: capacidad para manejar adecuadamente las diferentes emociones


que pueden surgir ante determinados casos y en determinados contextos. Ésta abarca:
 Autocontrol: mantener las emociones propias bajo control y evitar reacciones
negativas ante provocaciones u hostilidad por parte de otros, y ante situaciones de alto
contenido emocional. Por ejemplo, es necesaria en contextos disruptivos o con
familias más problemáticas.

 Empatía: querer entender a los demás. Habilidad para escuchar, entender


correctamente los pensamientos, sentimientos o preocupaciones de los demás aunque
no se expresen verbalmente o se expresen parcialmente. Por ejemplo, en una
entrevista personal o durante el desarrollo de dinámicas de grupo.

 Tolerancia a la frustración: mantener una acción a pesar de los obstáculos y


situaciones difíciles que se presenten, aunque ello suponga un esfuerzo adicional.
Supone evitar situaciones de bloqueo y demostrar comprensión y tolerancia ante los
fracasos. En el trabajo diario del orientador no siempre hay rutinas y es preciso
adaptarse a las necesidades que van surgiendo a consecuencia de un conflicto en el
aula o un alumno que pide ayuda, por ejemplo.

 Fomento de la inteligencia emocional: saber desarrollar actividades de apoyo


emocional con los usuarios. Conocer y aplicar las técnicas de apoyo emocional
efectivas, tanto para situaciones individuales como de grupos, a fin de conseguir una
atención completa y de calidad.
Competencia relacional: forma en que la persona se relaciona con los demás,
principalmente en el entorno laboral.
 Orientación al usuario: deseo de ayudar o servir a los demás, de satisfacer sus
necesidades. La orientación implica una labor de ayuda y acompañamiento en
diferentes itinerarios formativos.

 Establecimiento de relaciones: habilidad para establecer contactos con otras personas,


lo cual supone la capacidad para escuchar, interpretar y entender los pensamientos,
sentimientos o preocupaciones de los demás, así como un cierto conocimiento sobre
los usos y costumbres sociales. Puede implicar un trato adecuado con alumnado,
profesorado, familia, etc.

 Cordialidad: establecer relaciones afables, recíprocas y cálidas, a fin de establecer


redes sociales útiles y confiables. Quien ayuda tiene que ofrecer confianza en su trato
generando un clima positivo y evitando las críticas.

 Influencia: habilidad para persuadir e influir sobre personas o situaciones para obtener
una actitud positiva ante determinados cambios sin utilizar el poder coercitivo. Implica
ser un "agente de cambio" manejando técnicas de motivación adaptadas al cliente y al
contexto. Facilitar la aceptación en el otro de los caminos para el cambio tales como la
planificación, esfuerzo o la resistencia a la adversidad.

Competencia para gestionar tareas: forma en la que la persona tiende a realizar sus tareas
y a actuar en sus cometidos laborales.
 Planificación y organización: capacidad para coordinar diferentes tareas y separarlas y
ordenarlas por prioridad de modo que se establezcan y cumplan planes de trabajo
determinados. La orientación implica elaborar planes de intervención que necesitan
organización y secuenciación, de cara a la consecución de objetivos propuestos.

 Capacidad de análisis: capacidad para identificar y valorar las situaciones y


problemas, separando y organizando sus partes integrantes. Implica la virtud de
distinguir lo prioritario dejando espacio para lo importante. Además, se compone de la
capacidad para recoger información del usuario y de su entorno; conocer y aplicar
las técnicas para el desarrollo de protocolos de recogida de información; etc.

 Preocupación por el orden y la calidad: seguimiento y control del trabajo y la


información, optimizando los recursos disponibles, insistiendo en que las
responsabilidades asignadas estén claras. El trabajo del orientador implica la
realización de tareas variadas que en conjunto contribuyan al logro del resultado
esperado. Cada tarea debe ser llevada a cabo con minuciosidad y detalle para obtener
los estándares de calidad marcados. Además, necesita registrar la información de los
casos tratados de forma clara, práctica y sistemática.

 Flexibilidad: habilidad de adaptarse y trabajar eficazmente en distintas y variadas


situaciones, con personas o grupos diversos.

 Iniciativa: identificar un problema, obstáculo u oportunidad y llevar a cabo acciones


para dar respuesta a ello. Hacer frente a múltiples incidencias en la atención a los
usuarios, tener iniciativa y capacidad de respuesta para buscar una solución.

 Toma de decisiones: capacidad para elegir y adoptar una solución entre distintas
posibilidades y opciones. El orientador necesita actuar en consecuencia, determinando
un plan de acción y asumiendo los riesgos necesarios.

 Orientación a resultados: disposición para alcanzar y superar los resultados previstos


fijando metas exigentes, gestionando adecuadamente los recursos.

 INNOVACIÓN: capacidad de adaptarse a los rápidos cambios que se producen dentro


del mundo del ámbito académico y laboral, buscando siempre soluciones innovadoras.
Implica una capacidad de adaptación al ambiente evitando la monotonía poco
motivadora.

Finalmente, considerando las recomendaciones del parlamento europeo sobre las


competencias clave para el aprendizaje permanente, añadimos a este perfil dos competencias
más:

Competencia de aprender a aprender: vinculada al aprendizaje, a la capacidad de


emprender y organizar un aprendizaje ya sea individualmente o en grupo, con el resto del
equipo docente (en contextos académicos) o equipo de trabajo (en organizaciones de otro
orden).

Competencia digital: conlleva el dominio de las tecnologías de la información y la


comunicación (TIC). El orientador debe saber elaborar documentos y comunicarlos, tener
familiaridad con los equipos informáticos y manejar las herramientas relacionadas con las web
2.0. Podemos destacar la capacidad de manejo de Internet y correo electrónico; uso de
plataformas para subir documentos, vídeos o almacenar links; así como la capacidad de
gestionar perfiles en las redes sociales más utilizadas por los usuarios y las organizaciones. El
perfil del orientador es un perfil que se ha adoptado a la realidad 2.0, al igual que lo han hecho
las empresas y usuarios para los que trabaja.

Para terminar vamos a subrayar la necesidad de PROFESIONALIDAD, pues el orientador


debe ser consciente de la importancia de su trabajo ya que este afecta directamente al
bienestar de las personas a las que atiende, siendo valorable también hacerlo de forma
CREATIVA.

Nota al pie:
1.- D.ARRIBAS y J.PEREÑA, Manual compeTEA, TEA Ediciones, S.A, Madrid, 2009 (p.16).

Referencias:
D.ARRIBAS y J.PEREÑA, Manual compeTEA, TEA Ediciones, S.A, Madrid, 2009
DEL CAMPO, "Pruebas de selección por competencias y psicotécnicas", 16 de abril de 2009,
www.buscaempleo.es
F. J. LAMA; M.D. ROSELL; C. SUERO, "Orientador – orientadora profesional para la
inserción". Servicio Andaluz de Empleo, Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía.
J. VAELLO ORTS, "El profesor emocionalmente competente", Ed. Graó, Barcelona 2009.

Recuperado de: http://www.educaweb.com/noticia/2012/06/11/competencias-clave-orientador-


5569/

También podría gustarte