Invocación de Nuestra Señora Babalón y La Bestia Que Ella Cabalga
Invocación de Nuestra Señora Babalón y La Bestia Que Ella Cabalga
Invocación de Nuestra Señora Babalón y La Bestia Que Ella Cabalga
Materiales:
Varita.
Ritual:
1ra. Invocación:
Cante rápidamente mientras que baila alrededor del fuego, al principio lenta y
sensualmente pero aumentando el ritmo hasta llegar al frenesí y abandono,
visualizando la imagen de Babalón que se eleva de entre las llamas. Cuando se
llegue a un alto grado de frenesí comience a incorporar la imagen en su interior y a
comenzar la:
2da. Invocación:
Opción 2: El mago femenino desempeña el papel de Nuestra Señora mientras que
el masculino trabaja con la imagen interna de la bestia.
Opción 3: Los magos pueden invertir los papeles según la opción o la ocasión, en
caso de que una mujer asuma el papel masculino debería usar algún tipo de artificio
para llevar a cabo el rol "activo" y debe usar la imagen de la bestia mientras que el
hombre que lleve el rol "pasivo" se convierte en Babalón .
Nota:
Si usted ha tenido éxito, las tres semanas posteriores al rito pueden llegar a ser
tensas y extrañas. Los trabajos con Babalón brindan experiencias fuertes.
Con sus cornamentas poderosas, Cernunnos es un protector del bosque y el amo de la cacería.
Es un dios de la vegetación y los árboles en su faceta como el Hombre de Verde, y un dios de la
lujuria y la fertilidad cuándo es asociado con Pan, el sátiro griego. En algunas tradiciones, se lo
ve como un dios de la muerte, él se toma tiempo para confortar a los muertos cantándoles en su
camino hacia el mundo del espíritu.
En el libro El Dios de las Brujas (1931)de Margaret Murray se postula que Herne el Cazador es
una manifestación de Cernunnos. Debido a que es encontrado solamente en Berkshire, y no en
el resto del área Windsor Forest, Herne es considerado un dios "localizado", y ciertamente
podría ser la interpretación de Berkshire de Cernunnos. Durante la era isabelina, Cernunnos
hace el papel de Herne en Las alegres comadres de Windsor de Shakespeare. También
encarna la lealtad del área, y la custodia de la realeza.
El área de Windsor tiene una gran influencia sajona. Uno de los dioses honrados por los colonos
originales de la región fue Odin, quien también colgó en una oportunidad de un árbol. Odin fue
también conocido por cabalgar por el cielo con su cacería salvaje.
El señor del Bosque
Alrededor de Berkshire, Herne es descrito llevando las cornamentas de un gran ciervo. Él es el
dios de la cacería salvaje, del juego en el bosque. Las cornamentas de Herne le asocian con el
ciervo, lo cual le concedió una posición de gran honor. Después de todo, matar a un ciervo
significaba la diferencia entre la supervivencia y la inanición, así es que éstera un hecho
poderoso ciertamente.
Herne fue considerado un cazador sagrado, y fue visto en sus cacerías salvajes llevando una
gran corneta y un arco de madera, montando a un caballo muy negro y acompañado por una
jauría de aullantes perros de caza. Los mortales que interrumpen la cacería son barridos con
ella, y a menudo tomados por Herne siendo destinados a montar con él por toda la eternidad. Es
visto como un precursor de mal agüero, especialmente para la familia real. Según la leyenda
local, Herne sólo aparece en Windsor Forest cuándo es necesitado en tiempos de crisis
nacional.
En algunas tradiciones Wicca, el ciclo de estaciones se guía por la relación entre el Dios
cornudo, Cernunnos, y la Diosa. Durante el otoño, el dios muere a medida que la vegetación y la
tierra se vuelve inactiva, y en la primavera (Imbolc) es resucitado para fecundar a la diosa fértil.
Sin embargo, esta relación es un concepto Neopagano relativamente nuevo. No hay prueba
académica para señalar que los pueblos antiguos podrían haber celebrado esta relación del dios
con una diosa de madre.
A raíz de sus cuernos (y la aparición esporádica en algunas pinturas de un gran falo, erecto)
Cernunnos a menudo ha sido entendido como un símbolo de Satanás. Ciertamente, a veces la
iglesia cristiana ha señalado a los seguidores paganos de Cernunnos como adoradores del
diablo. Esto es en parte debido a que pinturas de Satanás en el siglo XIX incluyeron grandes
cuernos de carnero parecidos a los de Cernunnos.
Hoy, muchos Paganos honran a Cernunnos como un aspecto del Dios, la personificación de la
fertilidad y el poder y la energía masculina.
Cernunnos en Shakespeare
El dios celta Cernunnos consigue casi el papel principal en la comedia de Shakespeare Las
Esposas Alegres de Windsor (1597). Cernunnos es una Deidad ampliamente identificada a todo
lo largo del mundo celta, desde el Caldero Gundestrup hallado en Dinamarca hasta el Altar de
Cernunnos desenterrado de debajo de la Catedral de Notre-Dame en los inicios del siglo XVIII, y
a través del Canal en Gran Bretaña.
Como Herne el Cazador, el Dios con Cuernos es profundamente asociado con Windsor, hasta el
grado de que hay a veces historias modernas de apariciones de Herne divisado en incluso las
alamedas reales.
Herne es presentado en la juguetona comedia por Mistress Page, quien hace una pausa en la
función para relatar la Leyenda de Herne (probablemente esta anécdota es ya bien conocida por
la audiencia de Shakespeare): Hay una historia antigua que cuenta que Herne el cazador, que
fue antaño guardabosques de Windsor, vuelve en invierno a la hora de la media noche y con la
frente coronada de astas de ciervo se pasea alrededor de una encina, y allí deseca los árboles y
ataca al ganado, y hace que la vaca vierta, en vez de leche, sangre, y sacude una cadena del
modo más terrible y espantoso. Habéis oído hablar de ese espíritu; y sabéis que los antiguos, en
su credulidad supersticiosa, recibieron como una verdad, y la transmitieron a nuestros días, la
leyenda de Herne el cazador. (IV.iv.26-36)
En otras palabras Herne una vez fue un hombre que sirvió de “guardián” en el Bosque de
Windsor, lo cual es como ser un mayordomo de lo salvaje o un vigilante; “mantiene” el bosque,
es una suerte de Robin Hood y como éste, vive como uno con los bosques. La leyenda
(conocida en la tradición folklórica británica) es que una banda salta sobre Herne una noche y le
mata. Mala suerte para ellos que luego es mágicamente renacido como un hombre sobrenatural
de venganza, distinguido con un armazón poderoso de cuernos de ciervo por encima de su
cabeza. Comandando un corcel fantasma de fuerza sobrenatural, Herne acorrala a la banda
aplastándolos sin piedad.
“Habéis oído hablar de ese espíritu; y sabéis que los antiguos, en su credulidad supersticiosa,
recibieron como una verdad, y la transmitieron a nuestros días, la leyenda de Herne el cazador.”
Adviértase el proceso por medio del cual estos antiguos mitos sobrevivieron los años “...los
antiguos, en su credulidad supersticiosa la transmitieron a nuestros días como una verdad". En
otras palabras, el folclore oral de un pueblo conservado tales mitos y tales leyendas como el
Herne Celta. Obsérvese también la relevancia para nuestra práctica pagana actual, dada para
nuestra época como verdad antigua.
La historia preliminar de Las alegres comadres es que Falstaff (miembro de una familia noble
pero también un rebelde, una persona sin principios, un mentiroso y estafador que se junta con
criminales, bebedores y prostitutas) ha estado intentando llevarse a la cama a Mistress Ford y
Mistress Page. Al ser esta una comedia isabelina, a ninguna de las dos le estorba la idea de
infidelidad marital, pero la ofensa es que Falstaff quien les está haciéndo las insinuaciones
amorosas. Así es que comienzan a jugar toda clase de bromas con él, haciéndole caer en
trampas cómicas una y otra vez (es esencialmente es una serie de episodios en los que Falstaff
es engañado.)
En la última parte de la obra teatral, las esposas arreglan que Falstaff se encontrase con ellas
por la noche (ésta es una comedia isabelina, recuerda). Su lugar de reunión será el Roble de
Herne; Hacen que Falstaff (quien piensa que está arreglando una cita romántica) aparezca
llevando puesta la cabeza de un ciervo encima de la suya, siendo los cuernos de ciervo
símbolos de salvaje virilidad pagana: “Marry, éste es nuestro artilugio, que Falstaff en ese roble
se encuentre con nosotros, difrazado como Herne, con cuernos enormes en su cabeza.”
(IV.iv.41) Falstaff se difraza como Herne el Cazador; ¡Él se propone decir, “ soy el Cornudo y lo
voy a conseguir!”
Falstaff no sabe que todos los demás se disfrazarán como hadas y duendes, haciéndole creer
que la mismísmia Corte feérica se presenta ante él; le desquiciará y le humillará, lo cual será
gracioso siendo él un estafador tan deshonesto.
''Mi hija, Anita Page, y mi niño, con tres o cuatro mozalbetes de su edad, estarán vestidos de
enanos, de gnomos y de hadas, de color verde y blanco, con coronas de bujías de cera en la
cabeza y carracas en las manos. En seguida que Falstaff, ésta y yo estemos nuevamente
reunidos, saldrán ellos repentinamente de un foso, lanzando aserradores gritos discordantes. A
su vista, nosotras dos fingiremos asombro y emprenderemos la fuga. Ellos entonces formarán
círculo en torno de él, y a usanza de las hadas pincharán al impuro caballero; preguntándole por
qué en aquella hora de feérica expansión se atreve a penetrar en tan sagrado recinto, turbando
a sus misterios con su presencia profana..” (IV.iv.47-59) Id
Después de que todo el mundo se haya divertido riéndose del miedo y la vergüenza de Falstaff,
prevén bailar una “ ronda habitual alrededor del roble de Herne, entre la medianoche y la una.
“Id; dispersaos: Pero hasta la una no os olvidéis de danzar, como es costumbre, en torno de la
encina de Herne el cazador.” (V.v.80)
Los elementos paganos llegan tan rápido y furiosamente al final de la obra teatral, que es un
poco difícil separarlos. Lo más obvio es la interpretación de Falstaff o la personificación esencial
del Dios cornudo celta.
Después la gente de Windsor se disfraza como hadas y duendes antes de entrar corriendo al
bosque para las juergas de la noche (como en Sueño de de una noche de verano) . La
identificación muy a lo celta de un árbol sagrado (como pienso podemos asumir que ese Roble
de Herne fue) con un Deidad del Bosque, celebrado por bailes en círculos a la noche, es algo
muy pagano para ese tiempo Isabelino.
No es que no existan referencias en otros lugares, un siglo antes, a Juana de Arco se le había
cuestionado sus actividades en el Árbol Feérico de Bourlemont, en una arboleda donde se decía
que se habían practicado brujerías. La gente de Windsor hizo alucinar a Falstaff haciéndole
creer que él se había tropezado accidentalmente con las celebraciones mágicas de las hadas
(un tema de superstición medieval); El hecho que él entre en escena con cuernos en imitación
de Herne y el ciervo en celo orgulloso como el (simbólicamente) ciervo abatido por la cacería
salvaje de la cabalgata feérica es una matización del motivo de Falstaff como el Espíritu-Ciervo
deificado.
Jeffrey Burton Russell recuerda que las diversidades danzas populares fueron mantenidas en
pueblos aislados incluso hasta el siglo veinte, demostrando la supervivencia de las costumbres
folklóricas parecidas a aquéllas aparentemente aludidas en la obra de Shakespeare mentada;
Hay muchas referencias a lugares de Windsor en la obra teatral para poner en claro que parte
de la diversión de la función suponía imaginar que todo realmente estaba ocurriendo en el
pueblo en alguna parte.
Tal circunstancia es descrita muy parecida a lo que Margaret Murray vislumbró en The
Witch-Cult in Western Europe.
Considerando la posibilidad que los hechos atribuidos a los Ford, Page y sus vecinos reflejara
una tradición real en Windsor (la cuál Mistress Page parece admitir con su referencia a nuestro
baile acostumbrado, es interesante mencionar que veinte años antes un grupo de mujeres había
sido ejecutado como brujas en Windsor. Su testimonio intriga en lo referente a que parecen
describir trabajos grupales de brujería.
¿Si suponemos que hay una tradición de honrar a Herne en su árbol sagrado y nosotros
sabemos que hubo brujas reales en Windsor sobre 1570 no tiene sentido imaginarse que las
Brujas de Windsor (como el resto de la buena gente de Windsor) tenían por costumbre recordar
a Herne con bailes en torno al árbol sagrado a la hora brujeril de medianoche? Si es así sería
como lo que Margaret Murray propuso en el libro mencionado.
Oración a Cernunnos
Dios de lo verde,
Te pido tu bendición.
Dios de lo verde,
Te ofrezco mi sacrificio.
Te pido tu bendición.
Como mis escritos intentan aclarar, la tradición de los grimorios tiene sus raíces, no en un mítico
Salomón, sino en un trasfondo muy real en la Grecia antigua y el posterior mundo Helenístico.
Aquí es donde el término goetia tiene su origen, y de donde deriva su contexto real. Algunos
temas importantes han sido oscurecidos en la vida histórica de ésta, la más central de todas las
hebras de la magia occidental.
El linaje literario de la tradición de los grimorios es cronológicamente los libros órficos, los
papiros mágicos y la literatura bizantina que se deriva de ellos. Esta vertiente eventualmente
tropezó con la cristiandad medieval y los neoplatónicos renacentistas. El impacto de ésto
produjo los grimorios, y alteró la concepción original en variadas formas. Entre estas estuvo el
uso de nombres bárbaros derivados de la cábala. Esto es prontamente comparable con el uso
de nombres bárbaros en periodos anteriores, y presenta relativamente pocas dificultades
mayores de continuidad. Una de tales dificultades es que magos modernos se han convencido
que tienen que estudiar cábala para poder operar, y que pueden más o menos ignorar la
herencia grecorromana completamente. Esto es algo que los magos renacentistas, inspirados
por el acceso a la literatura helenística desde los mundos árabes y bizantinos, hubieran
encontrado carente de sentido. Es también históricamente un absurdo; los grimorios
salomónicos son fehacientemente una gran parte en nuestra herencia mágica, pero es
igualmente importante entender sus raíces reales, y en algunos casos retornar a ellas.
Otra más drástica alteración fue el borrado casi total de referencias a los muertos como agentes
activos en las operaciones mágicas. La iglesia fue a menudo mucho más acomodaticia con
antiguas costumbres de lo que se ha pensado. Sin embargo, los antiguos ritos funerarios y la
reverencia por los ancestros formó una gran excepción, eran demasiado paganos y demasiado
vinculados a prácticas mágicas. Consecuentemente, gran parte de la Iglesia se hizo cargo de
este aspecto de la existencia humana, así como también introdujo nuevas perspectivas
ideológicas. Muchas de éstas son interesantes en sí mismas; por ejemplo el rol del purgatorio en
permitir a la diáspora africana emplear marcos de referencia cristianos al adaptar sus tradiciones
al nuevo mundo. En su mayor parte, sin embargo, los muertos fueron separados del
conocimiento mágico de acuerdo a la nueva doctrina, con consecuencias negativas de amplio
alcance. Se perdieron en gran parte los variados roles de los difuntos en la goecia arcaica.
Textos como el Lemegeton reemplazaron a los muertos, principales agentes de la magia
helenística, por ángeles caídos. Aparte de los ángeles celestiales y algunos otros, los espíritus
de este tipo son en nuestros días vistos como los espíritus activos de los grimorios. En textos
como el De occulta philosophia de Agripa, algunos de ellos llevan un nombre alternativo:
demonios aéreos. Como he mostrado en mi obra Geosofía, este título apunta a su origen real en
las tradiciones helenísticas. Este mismo apelativo designaba originalmente a los muertos en la
goecia anterior al cristianismo. El Lemegeton no tiene ningún capítulo dedicado al importante
tema de la necromancia. Que esto falte, mientras que hay un capítulo trivial en comparación
sobre causar que un cazador falle en conseguir presa alguna, es ciertamente notable. Que es
una omisión deliberada es sugerido por la presencia en el grimorio de posiciones lunares, días y
horas planetarias apropiadas para conjurar a los muertos. Agripa recoge ceremonias mágicas de
la era temprana de los grimorios. Aquí, los muertos, tanto como los espíritus de la naturaleza,
son aún contados entre aquellos conjurados por los magos de su tiempo. Más o menos precisas
instrucciones son dadas, y sugiere que los magos de su tiempo estaban involucrados en tales
operaciones.
Aparte de tales indicaciones, los muertos parecen haber sido excluidos de los grimorios.
Hablando en general, el único indicio de su estatus anterior en los grimorios es el fantasma
ocasional que, convocado junto a su tumba, una horca o el escenario de un suicidio, es siempre
de baja jerarquía y muy recientemente en comparación. En los sistemas más antiguos los
muertos no formaban una categoría tan simple y denigrada, sino que estaban en una jerarquía
con muchos paralelismos (o préstamos maquillados) con las de espíritus cabalísticos. Algunos
se consideraba que tenían miles de años como difuntos, y no era necesario entrometerse con
cadáveres en esos casos. Muchos eran magos o iniciados fallecidos, un importante ejemplo
eran los dáctilos del monte Ida, reverenciados fundadores de tradiciones sobre las que toda
tradición mágica occidental tiene sus más remotas raíces. Cuando consideramos cómo los
supuestos demonios son tratados a menudo por los ocultistas modernos, este estatus anterior
debiera al menos hacer que nos detengamos a pensar un momento. Los magos muertos,
rebautizados como demonios posteriormente, puede que no estén muy contentos con sus
posteriores contrapartidas.
En las formas anteriores de la tradición no hay precedente para la virtual ausencia de los
muertos en los grimorios principales. Tampoco están ausentes en las demás tradiciones
mágicas de todo el mundo, de las que podríamos aprender de manera más dispuesta. De forma
extraña, el término necromancia se mantuvo, aunque metamorfoseado, posiblemente para
ocultar la peculiaridad de este cambio, en el término nigromancia; escondiendo el cambio bajo el
término adivinación negra lo cual no tiene ningún sentido en absoluto. Tampoco ha perdido sus
asociaciones con la magia goética, aun cuando el vínculo entre ambas se ha vuelto en buena
medida amorfo.
Es una situación extraña, que una buena parte de los magos preferirían quizás ignorar, ya que
requiere replanteamientos y ajustes. Sin embargo, en realidad algunos de los cambios en la
práctica son menores. Como Aaron Leitch ha señalado, los ritos del Lemegeton no son dirigidos
a ningún espíritu en particular, sino que simplemente convocan a aquellos que puedan estar
disponibles sin identificarlos. Hay de hecho un mundo de diferencia en las concepciones
subyacentes en este libro, y aquellas de Ars Goetia.
Una cláusula importante es que la tradición mágica occidental moderna es en gran parte
producto del mundo angloparlante y protestante. Estas observaciones por tanto no son válidas
en las tradiciones africanas o hispánicas, aunque la magia moderna está penetrando en el
ocultismo sudamericano y viceversa. Vale la pena dar un paso atrás desde la magia moderna
angloparlante y re-examinar el Ars Goetia antes de su estatus moderno. Esta deriva más que
nada de sus conexiones con Mathers/Crowley, sea lo que sea que los tradicionalistas modernos
puedan clamar sobre un foco que proviene desde antes de la síntesis de la Golden
Dawn/Thelema. Ars Goetia tiene unos cuantos siglos de antigüedad, pero 1640 es relativamente
moderno. Destaca también que manuscritos de este grimorio sólo existan en inglés. Así que no
es especialmente antiguo y otros grimorios son más importantes en las culturas hispánicas,
nórdicas, germánicas, y las antiguas colonias, etc. Es una parte no especialmente importante de
un género mucho más amplio, en vez de una escritura única e universal; que es como los
magos angloparlantes parecen tratarla en estos días.
La siguiente pregunta es ¿en todo caso, qué es la goecia? Es un término mucho más antiguo
que 1640, y originalmente no tenía nada que ver en absoluto con ángeles caídos. Tenía mucho
más que ver con los muertos: goecia y necromancia son (o al menos eran) términos
parácticamente equivalentes antes de su uso popular en círculos recientes angloparlantes. El
tratar con los muertos era central en la magia tardía grecorromana, así como también era
importante en la religión pagana europea tardía. Es un hecho que las costumbres funerarias
eran un campo donde la iglesia fue menos tolerante que con otras costumbres. Sea de manera
consciente o inconsciente, corrientes heterodoxas dentro del clero alteraron la magia clásica en
los grimorios para reflejar este cambio de énfasis: los muertos, en toda su variedad, fueron
extirpados, y reemplazados por ángeles caídos (demonios). Es interesante destacar que los
muertos que permanecen en la práctica de los grimorios son casi siempre de los niveles más
bajos (criminales ejecutados, suicidios y otros fantasmas furiosos o inquietos), omitiendo
ancestros, héroes y semidioses que fueron categorías importantes antes. La única excepción
son los santos, generalmente omitidos por los paganos modernos que adaptan estas fuentes, y
frecuentemente mal entendidos por los seguidores de los grimorios más convencionales. Como
es mencionado arriba, otro término importante para espíritus malignos en la magia occidental es
demonios aéreos. Si trazamos esto de vuelta hasta sus raíces griegas está estrechamente
relacionado con los muertos como una categoría de tumultuosos pero no siempre malignos
(veáse Plutarco o Jámblico). Esta conexión ha sido suprimida en la tradición de los grimorios tal
como la heredamos. De esta manera, aparte de los ángeles de magia segura o permitida (sic),
los espíritus de los grimorios son llamados malignos e identificados erróneamente con ángeles
caídos por razones mayormente teológicas sin conexión con la tradición mágica en sí misma a
la que contamina. Esta mala identificación se vuelve aún peor en la influyente nueva redacción
de la Golden Dawn y sus sucesores. Donde el término qliphoth es aplicado a espíritus (y magia)
con poca sino ninguna conexión real con la cábala. Es por supuesto imposible forzar espíritus
como Vassago dentro de tales categorías convincentemente. Tan sólo el rol secundario de los
espíritus en la magia moderna hace que tales inconsistencias sean invisibles.
Que los ángeles planetarios y los demonios son dos caras de la misma moneda es más que
nada un asunto de hechos históricos, y la naturaleza ambivalente de los arcontes ha sido ya
citada. Incidentalmente, nótese la falta de rostro de la mayoría de los ángeles en los grimorios,
comparada con la mucho más clara personalidad de los demonios. También nótese, como
varios autores antiguos y modernos han observado, que los espíritus planetarios y otros
astrológicos son tan comúnmente llamados demonios como ángeles. Son, en muchos sentidos,
las mismas criaturas, forzadas a una camisa de fuerza dualista. Habrán problemas técnicos
mientras continuemos cargando con esas lecturas a la goecia e imaginando que la cábala en
vez de la magia clásica es la raíz principal de nuestras tradiciones.
Una comparación de la goecia antigua con las prácticas de las religiones tradicionales africanas
es esencial para el crecimiento de la magia moderna, y no puede ser eludida sin desventajas.
Su influencia se está volviendo inclusiva, y el potencial para una síntesis en la que podemos
participar de manera significativa requiere que examinemos los orígenes reales de la magia
occidental y la naturaleza de los espíritus. Así llegamos finalmente al corazón del asunto, el
tema de la escatología. En la magia moderna estamos acostumbrados a atribuir varios espíritus
y clases de espíritus a los peldaños de una escalera celestial, el principal ejemplo sería el árbol
de la vida. Así también nos visualizamos a nosotros mismos ascendiendo esta escalera en
variadas formas, ya sea en un viaje (trabajo de sendero), como etapas de realización (grados
cabalísticos) y similares. Ambas son relativamente recientes en los términos con que son
actualmente contempladas. Hace alrededor de un siglo los grados más altos del árbol eran
vistos como sólo alcanzables después de la muerte (fue Crowley quien popularizó la idea de
cruzar el abismo en vida). Así también una vez que examinamos las raíces de los trabajos de
sendero o los viajes astrales por el árbol, se hace claro que son más un anticipo que el evento
central. Esto nos lleva a considerar a los espíritus asociados con estos reinos (y a nosotros
mismos) desde una perspectiva a la vez nueva e indeciblemente arcaica. Primero permítasenos
reconsiderar el contexto delineado arriba: hay una clara conexión entre las ideas de un viaje y
las de un proceso de realización a través de grados atribuidos a la secuencia de peldaños. Esto
retrata un proceso evolucionario en el cual el estado postmortem es implícito en algunas etapas
por lo menos. Una vez que esta información es añadida de nuevo a la ecuación podemos ver
que los espíritus que ocupan estos reinos no son meros residentes pintorescos para la
edificación de turistas astrales. Son seres en variadas etapas de evolución, entre los cuales
podemos esperar ser catalogados en variados puntos de nuestra evolución futura.
Claramente toda la idea de un reino de espíritus y el trato con ellos, tiene una base escatológica
que se ha perdido en la modernidad. El proceso evolutivo es uno en el que ambos, iniciados y
espíritus por igual, tiene un interés muy real. Esto provee un contexto donde los espíritus tienen
motivos para trabajar con nosotros. En el modelo moderno tal motivo está prácticamente
ausente; son mostrados esencialmente como comerciantes o tenderos no remunerados que
complacen a los magos por ninguna razón aparente más que la coerción. Esto es, en pocas
palabras, filosóficamente insatisfactorio. Una vez que la magia occidental reconoce y se
reconecta con el aspecto central olvidado de sus orígenes mismos, el ocultismo se vuelve más
satisfactorio y significativo para practicantes y aspirantes, también para una comunidad más
amplia.
Capítulo del libro El Testamento de San Cipriano volumen 2, de Jake Stratton-Kent publicado
por Scarlet Imprint