Cinco Maridos Has Tenido y El Que Ahora Tienes No Es Tu Marido
Cinco Maridos Has Tenido y El Que Ahora Tienes No Es Tu Marido
Cinco Maridos Has Tenido y El Que Ahora Tienes No Es Tu Marido
Si hubiéramos podido contar las veces que nos enseñaron que la mujer samaritana (Juan
4:7-41) era una mujer de cuestionable moral, casi una meretriz, condenada por millones de
cristianos y repudiada en las iglesias, no pararíamos en menos de cien.
Maestros de Escuela Dominical, Pastores, Predicadores, etc., etc., una y otra vez nos
enseñaron que Jesús desenmascaró públicamente a una mujer promiscua que –
insospechadamente para su tiempo - había tenido una serie de relaciones con uno y otro
hombre (cinco en total) con el agravante que su relación actual (la sexta) ni siquiera era
formal (probablemente adulterina). Siempre se terminaba con una frase lapidaria “Cristo
conoce la dimensión de tu pecado. A Él no le puedes ocultar nada”.
Pobre samaritana y encima con la mala suerte de encontrarse precisamente con Jesús.
Sin embargo, había algo en la historia que no coincidía con el ministerio del Maestro ni con
la esencia de su amoroso ser. Jesús confronta pero no humilla. ¿Por qué con esta mujer si
se salió de su propio marco y no dudo en hacer sentir indigna a una persona desconocida
y perteneciente a una región repudiaba por el pueblo judío? No, definitivamente se estaba
enfocando mal el mensaje.
¿Qué pensaríamos si dijéramos que la mujer samaritana era una doncella virgen, con un
anhelo profundo de buscar a Dios?
Permítannos explicarnos:
Por una costumbre o tradición de la época las doncellas tenían la función de ir a recoger
agua de los pozos, su presencia no contaminaba al líquido. Pon atención a los siguientes
versículos que trascurren cuando Abraham envía a su criado a conseguir esposa para su
hijo Isaac: Génesis 24:11 “E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un
pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua”.
Génesis 24:13 “ He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones
de esta ciudad salen por agua”. Génesis 24:16 “ Y la doncella era de aspecto muy
hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y
llenó su cántaro, y se volvía”. 1 Samuel 9:11 “Y cuando subían por la cuesta de la
ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en
este lugar el vidente?”
Pero ¿si era doncella por que Jesús sacó a relucir los cinco maridos que había tenido e
incluso un sexto?
Si alguien te dijera que en ese momento Jesús no se estaba refiriendo al estado carnal de
la mujer sino al estado espiritual sería difícil de creer, no? Bueno, nuevamente déjanos
explicar lo siguiente: Los samaritanos eran repudiados social y espiritualmente por los
judíos. Eran el resultado de la mezcla de una minoría del reino del Norte (Israel), habitantes
de la capital, Samaria, (los primeros samaritanos históricos) que se quedó en Israel a pesar
de la deportación de la mayoría del pueblo a Asiria y de extranjeros introducidos en Israel
por el rey de Asiria, Esar-hadón. Cuando los judíos volvieron del cautiverio a Babilonia con
Zorobabel y comenzaron a reconstruir el templo de Jehová en Jerusalén, los samaritanos
manifestaron su deseo de participar en dicha reconstrucción afirmando servir al Dios de
Israel. Pero Zorobabel y los demás líderes se opusieron a ello. Según los judíos "de pura
cepa", los samaritanos eran un pueblo étnicamente híbrido y religiosamente henoteísta, no
puro y monoteísta como sí que lo eran ellos, los de Judá y Benjamín. En efecto, el desprecio
se fundamentaba en el hecho que, además de tener descendencia gentil su forma de culto
difería del Judaísmo Ortodoxo. Contaban con su propia casta sacerdotal. Por lo tanto, la
relación entre ellos y los judíos era de permanente hostilidad. Tanto así, que los Judíos
preferían evitar pasar por Samaria, bordeando el territorio aún cuando esto les llevara más
días de camino.
De acuerdo a la Mishná (Ley Oral Judía) dice en Shebiith 8:10: “El que come el pan de
los Samaritanos es como uno que come la carne del cerdo.” Aunque reconocían la
Toráh (Tora), eran despreciados por los judíos. Por eso es que le pregunta “¿Cómo tú,
siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?”.
Su politeísmo fue introducido al mezclarse con otras etnias de forma tal que en el Segundo
Libro de Reyes, capitulo 17 se nos dice “29 Pero cada nación se hizo sus dioses, y los
pusieron en los templos de los lugares altos que habían hecho los de Samaria; cada nación
en su ciudad donde habitaba. 30 Los de Babilonia hicieron a Sucot-benot, los de Cuta
hicieron a Nergal, y los de Hamat hicieron a Asima. 31 Los aveos hicieron a Nibhaz y a
Tartac, y los de Sefarvaim quemaban sus hijos en el fuego para adorar a Adramelec y a
Anamelec, dioses de Sefarvaim.” Es decir, cada una de las cinco naciones que pasaron a
integrar el linaje de Samaria – esto es, los babilonios, los de Cuta, los de Hamat, los aveos
y los de Sefarvaim - elevaron sus propios altares y lugares de peregrinación, tal como
acontece ahora con algunas religiones o creencias, y se formaron cinco e incluso un sexto
culto. Por eso Jesús le da la razón y le dice “Bien has dicho”. Ella si supo que él se refería
a su condición espiritual. La necesidad tan grande que ella tenía de una palabra, de una
relación con Dios, la había impulsado a buscar en distintas direcciones el consuelo, el gozo
espiritual que su alma necesitaba y como no existe nadie que no haya necesitado de Jesús
que no lo haya encontrado, ese día, en una hora no acostumbrada (porque normalmente
esto se hacía por la mañana (tercera hora) o por la tarde (novena hora)) y estando ella sola
(no en grupo como también se acostumbraba) tuvo por fin un encuentro especial con el
Maestro.
Ahora nos dirigimos a ti que probablemente no estés cerca de un pozo y que tal vez te
hayas detenido un momento de tus ocupaciones, creyendo que nadie más que tú conoce
la razón de tu tristeza, el motivo de tu dolor. Piensas que nadie (espos@, herman@s, hij@s
y amig@s incluidos) comprende porque sigues sintiendo esa soledad que penetra tu ser.
Déjame decirte que no estás sol@. Hoy es el día en que encontraste a quien te estaba
buscando y que siempre te amo. Como la samaritana, puedes beber del agua que llenará
tu vida y no tendrás más necesidad. Es muy fácil, solo dile Cristo reconozco que eras tú
quien me buscaba, toma control de mi vida y lléname de tu amor. Nada más? Si, nada más.
El hará el resto, así como lo hizo con quien escribe.