Ficha de Cátedra Nº1 - La Preg Por La Naturaleza Humana
Ficha de Cátedra Nº1 - La Preg Por La Naturaleza Humana
Ficha de Cátedra Nº1 - La Preg Por La Naturaleza Humana
Antropología Filosófica
clases teóricas
Dpto. Filosofía
UNMdP
Diego Parente
(CONICET-UNMdP)
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La cuestión central de la antropología filosófica es, de manera más o menos
explícita según cada autor o escuela teórica, la pregunta por la naturaleza humana. Pero
¿en qué consiste exactamente tal “naturaleza humana”? ¿Qué es aquello que nos
diferencia efectivamente de otras especies animales y del resto de los entes que pueblan
el mundo? Cuando nos referimos a la naturaleza humana, ¿estamos en verdad tratando
con una categoría verdaderamente universal o, por el contrario, lo que entendemos por
“humano” responde a estándares variables tanto histórica como culturalmente? Los
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anteriores son solo algunos de los interrogantes que conforman el trasfondo actual de la
pregunta por la naturaleza humana. Dicha pregunta tiene, sin duda, un extenso recorrido
histórico a través del cual podemos diferenciar -a grandes rasgos- tres aproximaciones
diferentes. En las secciones que siguen haremos una breve reconstrucción de dichas
posiciones así también como de algunos problemas metodológicos relevantes de la
disciplina.
medida en que indica qué se debe hacer, qué está prohibido, y construye estándares y
umbrales de “normalidad” y “anormalidad” (Diéguez 2016).
Tres aproximaciones a la naturaleza humana
verdad, una apuesta metadiscursiva en torno al problema pues su tesis es que la categoría
misma de “naturaleza humana” es inapropiada. Las variantes de este argumento escéptico
han surgido desde territorios no necesariamente familiares. Entre ellos podemos
distinguir una orientación constructivista de orden político y una orientación
evolucionista que gira alrededor de la noción de especie.
La orientación constructivista rechaza la universalidad y objetividad de la
categoría de “naturaleza humana”. Esta última es una suerte de ficción teórica o bien una
pura construcción cultural que ha sido históricamente empleada para ocultar
cosmovisiones o prácticas culturales en algún punto inconmensurables. El argumento
recoge aquí ciertas lecturas relativistas provenientes -por ejemplo- de la antropología
cultural o de la etnografía, las cuales suelen señalar el carácter plural de las concepciones
de lo humano desde el punto de vista de su variación histórica y cultural. Estas
concepciones no pueden unificarse bajo la idea de una “naturaleza humana”. Si se
intentara eso sólo se lograría una especie de producto forzado proveniente de una
perspectiva eurocéntrica, esto es, un concepto “político” antes que “ontológico”. Es decir,
sólo se obtendría –en términos de Bourdieu- una ontología política montada alrededor del
asunto de la naturaleza humana. En cierto modo este primer enfoque tiene resonancias en
la crítica anti-humanista de siglo XX que reúne a autores como Heidegger, Foucault y
Levi-Strauss. Por su parte, la orientación de biología evolucionista rechaza las nociones
esencialistas de especie, aquellas que postulan una naturaleza humana esencial e
inmutable. Como se ha destacado en la anterior sección, si admitimos una lectura
evolucionista que explique la variedad de formas vivientes, no hay un conjunto de
propiedades individuales necesarias y suficientes que aseguren la pertenencia de un
organismo a una determinada especie.
cognición acción
cuerpo
artefactos Ambiente
natural
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En este sentido podríamos sugerir que cada campo disciplinar ha enfatizado una conexión
singular al interior de estos cinco conceptos clave.
La filosofía de la mente y la ciencia cognitiva se ocupan del nexo entre
COGNICIÓN y ARTEFACTOS, específicamente del rasgo de extensión cognitiva que
generan o pueden generar los sistemas artificiales. Entre tales contribuciones la idea de
“extended mind” propuesta por Clark y Chalmers (y ampliamente debatida luego por
Rowlands y Menary entre otros) conforma el eje de discusión prioritario. Bajo esta noción
de “mente extendida” se ha desarrollado una serie de exploraciones sobre los aspectos
teórico-prácticos de la cognición así también como una valoración del contenido de los
estudios empíricos encuadrados bajo el rótulo de ciencia cognitiva.
La postfenomenología (Ihde, Verbeek, De Preester) enfatiza la vinculación entre
ARTEFACTOS, COGNICION y ACCIÓN al indagar qué tipo de nuevas posibilidades
de percepción (ampliación del sistema sensorial humano, por ejemplo) trae aparejado la
implementación de nuevos entornos artificiales. A su vez los límites del yo en tanto que
un “yo puedo” definido por sus capacidades prácticas se ven notablemente transformados
una vez que un individuo se ve sumergido en un entorno dominado por una cantidad
innumerable de mediaciones artificiales (que incluyen no solamente a artefactos y
sistemas materiales sino también a instituciones que configuran el horizonte de nuestra
vida cotidiana).
La filosofía de la técnica, por su parte, está dirigida a descubrir la relación de
continuidad o discontinuidad entre CUERPO y ARTEFACTOS, una pregunta de tipo
ontológico que se solapa parcialmente con aquellas planteadas por la antropología
filosófica alemana de primera parte de siglo XX (en especial Gehlen). A su vez la filosofía
de la técnica aborda también el nexo entre ARTEFACTOS y ACCIÓN, al menos si
incluimos en esta categoría a los grandes representantes de la crítica a los efectos sociales
y culturales de las nuevas tecnologías (Cf. Mumford, Winner, Heidegger, Benjamin, entre
otros).
La filosofía de la biología, especialmente en los últimos treinta años, focaliza la
tríada AMBIENTE NATURAL, CUERPO y COGNICIÓN. Concretamente se ocupa de
dar cuenta de la relación adaptativa entre ciertos rasgos orgánicos y las presiones
selectivas del entorno natural en el que se despliegan los organismos bajo estudio.
También ciertas teorías, como la de “construcción de nichos” (niche construction)
(Laland, Odling-Smee), obligan a pensar que el perfil cognitivo de cada organismo es un
resultado cuyo contenido no puede entenderse sin apelar a las tareas de transformación
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activa del ambiente que cada especie lleva adelante (una consideración que debe incluir,
por supuesto, a la especie humana).
Por último, la antropología científica (familiar directa de la antropología
filosófica) explora la relación entre ARTEFACTOS y AMBIENTE NATURAL,
concretamente al ocuparse de la divisoria entre objetos naturales y objetos artificiales.
Debido al imperativo metodológico que concierne a su objeto de indagación, el
antropólogo científico se ve forzado a delimitar su objeto de investigación (la cultura) y
a diferenciarlo de otras esferas de incumbencia (la “naturaleza”, independientemente de
si ésta resulta ser una construcción social arbitraria o una región ontológica genuina).
En resumen es indudable que la pregunta en torno a la naturaleza humana tal como
hoy en día se practica en el debate filosófico no puede sustraerse a esta heterogeneidad
de las perspectivas disciplinares en juego, específicamente las mencionadas con
anterioridad. Pero, a la vez, el mayor desafío actual de una indagación genuina de
antropología filosófica consiste precisamente en lograr una clarificación conceptual de
las nociones y los problemas que subyacen a dichas disciplinas de manera que sea posible
hallar un hilo conductor que revalorice y resignifique la pregunta por la diferencia
antropológica con un espíritu holista, naturalista y, en cierto modo, post-antropocéntrico.
Referencias bibliográficas