Cap 03 Las Clases Medias Van Al Paraiso
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Zeballos 105
Introducción
Desde mediados del 2002, nuestra comunidad política fue
reintroduciendo en el debate sus preocupaciones sobre una
denominada “clase media”. Es cierto que alguna tibia refe-
rencia a ella se hizo durante las jornadas antireeleccionistas de
fin de siglo, seguramente impulsada por la presencia entu-
siasta de jóvenes universitarios y algunos sectores identifica-
dos como tales que participaban en los entonces vigorosos y
voluntariosos – aunque desarticulados – movimientos regio-
nales.
Sin embargo, pasado el optimismo todo volvió a la misma
tónica que el discurso político había mantenido durante las
décadas anteriores. Referirse a la clase media era más un re-
cuerdo – un pasado mejor – que subrayar un problema pre-
sente. Seguramente está muy distante en el tiempo la inicial
Muñoz y Rosa Díaz del Olmo. En Huancayo Laura Trelles, Rosa Pizarro y Víctor Manzur.
En Lima Santiago Pedraglio, además de los autores. Nuestras gracias a ellos y a los
Programas Huancavelica y Regional Arequipa de desco por su apoyo en la organización.
Un agradecimiento muy especial a las personas que participaron en los grupos focales
aportando sus opiniones.
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1 Guillermo Thorndike, Los prodigiosos años 60. Editorial Libre. Lima, s/f.
2Luis Jochamowitz: Memorias del aire. 40 años de televisión en el Perú. Compañía
Peruana de Radiodifusión S. A. Lima, 1998.
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sus integrantes no son “ni tan ricos ni tan pobres” hace que
estemos ante una realidad muy difícil de enmarcar. Afectados
esencialmente por los procesos de movilidad social, allí se
encuentran los “que vienen bajando” con los “que vienen su-
biendo” y, a su vez, las diversas estrategias que cada uno de
estos grupos impulsa para ganar o en su defecto no perder
“status”.
En este sentido, si algo contundente puede afirmarse res-
pecto a estos sectores es que indudablemente han perdido es-
pacios en el discurso político, desde los años setenta hacia
delante. Si al comienzo de esa década debió ceder
protagonismo a nuevos sectores, como los obreros fabriles y
pobladores de las barriadas, en los años venideros se vieron
arrinconados por un nuevo actor, cada vez más numeroso,
que prácticamente monopolizó las inquietudes de los políti-
cos peruanos: los pobres.
En los años ochenta, en Perú y América Latina ya se vis-
lumbraba aquella situación que Guillermo O‘Donnell deno-
minaba como “un escándalo”3. En 1990, el 46 por ciento de los
latinoamericanos vivía en la pobreza y cerca de la mitad de
ellos eran indigentes carentes de recursos para satisfacer ne-
cesidades fundamentales. Sumado a la pobreza estaba el pro-
blema de la desigualdad: los ricos eran más ricos mientras que
aumentaba la cantidad de pobres. Este dato estructural fue
determinante para revelar la naturaleza adquirida por la clase
media a partir de entonces. Si en las décadas previas un con-
junto de “cuellos de botella” disfuncionales impedía la ten-
dencia hacia su homogenización, hacia los años noventa la
vimos resumida prácticamente en dos fracciones bastante di-
“La lógica económica sigue siendo la misma que en los años 90, y los
cambios en la lógica política tienen que ser más bien cosméticos, léase
transitorios. Esto en la medida que están al servicio de mantener la
lógica económica en su sitio. Cómo no recordar que Toledo ofreció ha-
cerle el segundo piso a lo que había construido Fujimori en economía.
¿No quiere cambiar de local? ¿Está manteniendo un perfil? ¿Cum-
pliendo una promesa? Que sólo se pueda hacer aumentos irrisorios, y
que ellos tengan que ser financiados aumentándole los impuestos a la
clase media, y que numerosas grandes empresas paguen cada vez me-
nos impuestos, o incluso ninguno, se debe a diez años de supuestos
éxitos en el tipo de economía que nadie en el gobierno está dispuesto a
criticar y que se quiere seguir aplicando”.
los pobres fue uno de los pilares del control social ejercido por
ese régimen autoritario.
Sin embargo, también habría que anotar el impacto que
produjo sobre la clase media el proceso de privatización y de
reducción del aparato estatal. Por un lado, alimentó expectati-
vas consumistas entre el grupo de tecnócratas modernos que
se insertó y se benefició de las privatizaciones de empresas
públicas pero, por otro lado, dejó en la completa exposición a
amplias capas de burocracia estatal que no pudieron reciclar-
se adecuadamente ante las premisas neoliberales. Además,
durante esa década pudo tenerse una idea cabal de la consoli-
dación de un sector emergente urbano que, en su mayoría,
había migrado hacia la ciudad y era presentado como el “éxi-
to” de la economía de mercado.
El crecimiento económico efímero de mediados de los no-
venta hizo confiar en las capacidades de la clase media perua-
na, reforzando la idea de que podían valerse por sí solas con el
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5 Esther Vargas: “20 años después … ¿Todavía existe la clase media?”. En La República.
los programas sociales que llegan a los más pobres (los cuales tienen que
mejorar, porque parte del gasto social se queda en el camino). Pero lo más
importante que nos dicen las cifras es que está agotado el modelo económico
negociado bajo el fujimorismo. Hay que cambiarlo, para comenzar a eliminar
6
la exclusión social y la desesperanza” .
10 Ana Wortman: Pensar las clases medias. Consumos culturales y estilos de vida
urbanos en la Argentina de los noventa. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2003.
11 Raymond Williams: Políticas del modernismo. Manantiales. Buenos Aires, 1996.
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“La breve polémica sobre la clase media pone en claro que no sabemos
qué sistema de clases nos habita, hace treinta o más años de los trabajos
de Aníbal Quijano, sin embargo persistimos en lo que el profesor
Rochabrún llamó, con coraje intelectual, `la soberbia de creer que la
realidad ha sido ya entendida’ (¿Arguedas, viviendo en vano? 1992).
No, el problema no es si Beatriz Merino se lleve bien con el
presidencialismo del presidente, ni si el gasto fiscal se cubra, hay otra
cuestión. Otra. Más grave, más profunda. Involucra el conjunto de la
clase política, gobierno como oposición, los mismos `medios’, hablo de
la brecha con un país que definitivamente no escucha, no cree, que no
iría a votar si es que no fuese obligatorio”
Metodología
Teniendo en cuenta el interés que repentinamente ha sur-
gido en el país por las clases medias, desco consideró que era
un tema cuyas importantes connotaciones merecían un análi-
sis detenido. Para el caso, se decidió que según las considera-
ciones teóricas que se han asumido, la técnica más adecuada
era la del grupo focal.
El grupo focal es una técnica cualitativa de generación co-
lectiva de información que, con base en un guión o temario
básico y el apoyo de facilitadores, se desarrolla como un diálo-
go abierto, un intercambio de ideas y opiniones entre sujetos
con características similares. Es pertinente para trabajar aspec-
tos relativos a la subjetividad de la gente, como sus puntos de
vista, sentimientos, grados de satisfacción, percepciones, as-
piraciones o expectativas.
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Temas consultados
EDUCACIÓN
Recurrencias
- Una característica común a los sectores “tradicional” y
“emergente” es una marcada preocupación por acce-
der a un servicio educativo de calidad, concepto que se
asocia al de educación privada y costosa.
- La educación es percibida como un vehículo de movili-
dad y ascenso social. Es también vista como una estra-
tegia de posicionamiento, como un espacio para el
relacionamiento, como un “arma para defenderse en la
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“La diferencia está en que antes el maestro tenía una mística, el alumno sen-
tía de por si un respeto hacia él... el alumno era responsable …”
SITUACIÓN ECONÓMICA
Recurrencias
- Cubren necesidades básicas (alimentación, vestido,
servicios) pero no hay mayores posibilidades de aho-
rro o acumulación.
- Consideran que antes “las cosas eran más fáciles”, que
las expectativas podían cumplirse con mayores pro-
babilidades de éxito.
- Al margen de estar mejor o no económicamente que
sus padres, se sienten con mayores posibilidades, con
mayor techo, hay una sensación de poder llegar a más.
Diferencias
- Los sectores tradicionales (y los emergentes en
Arequipa) consideran que la situación con respecto a
sus padres ha empeorado. Son pesimistas respecto a
la mejora de su situación en el corto o mediano plazo.
- Los sectores emergentes (Lima) consideran que la si-
tuación con respecto a sus padres ha mejorado. Son
ligeramente optimistas respecto a mejoras en su si-
tuación.
- Existen diferencias claras en la definición del éxito.
Parte de los participantes de sectores “emergentes”
limitan el éxito a lo económico, al tener y disponer de
plata. La mayoría de participantes (de ambos secto-
res, pero principalmente del “tradicional”) lo asocian
con el éxito profesional (prestigio, estatus, reconoci-
miento).
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Recurrencias
- El consumo tiende a restringirse a alimentación, edu-
cación y servicios. Es cada vez menor lo que se gasta
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Diferencias
- Si bien los participantes en su totalidad consideran im-
portante la vestimenta adecuada, no todos destinan
partidas importantes para su renovación. Los partici-
pantes de sectores “tradicionales” que en su trabajo
interactúan con clientes, son quienes más valoran la
vestimenta e invierten en ello.
- La noción de status es mucho más clara en los secto-
res “tradicionales”. Así también, la necesidad de man-
tenerlo es una preocupación permanente en estos sec-
tores.
“La presentación personal es parte de la inversión que hay que hacer para
acceder a un buen trabajo y a buenas relaciones laborales y personales. Procu-
ro estar pulcro, mi auto limpio. Invierto en colegio privado para mis hijos,
considerando que la educación es mejor. La presencia personal cuesta tanto
como la educación”. (Participante del grupo focal de “tradicionales”,
Lima).
“Hasta hace 3 años, todos los días podíamos ir con un grupo de amigos a
tomar unos tragos un par de horas. Ahora hay que pensarlo más, ese tipo de
distracciones se ha resumido a encuentros en la casa de algún miembro del
grupo a tomas unas pocas cervezas” (Participante del grupo focal de “tra-
dicionales”, Lima).
La pertenencia a clubes (gremiales) es más para poder darles a los niños acce-
so a la diversión. No tengo posibilidad de acceder a clubes tipo Regatas para
establecer relaciones sociales. (Participante del grupo focal de “tradicio-
nales”, Lima).
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EMPLEO Y MIGRACIÓN
Recurrencias
- Todos sienten inseguridad frente a su empleo. Esto al
margen que trabajen como dependientes e indepen-
dientes.
- Casi todos migrarían al extranjero en búsqueda de tra-
bajo y de mayores ingresos, menos los que trabajan en
su propia profesión y están satisfechos con su trabajo,
aunque la remuneración no sea óptima.
- Casi todos tienen parientes fuera y reciben remesas. O
ellos mismos migran temporalmente para complemen-
tar ingresos.
Diferencias
- Los sectores tradicionales han perdido sus empleos en
el sector público o en empresas grandes del sector pri-
vado. Han tenido la necesidad de reciclarse y virar a
otros campos laborales, muchas veces de manera in-
dependiente, lo que ha significado una merma consi-
derable en sus ingresos.
“Yo saldría del país solo por una cuestión de estudios o trabajar en mi carre-
ra, para trabajar en un nivel inferior al que tengo en mi país, (…) considera
que aquí puedo seguir desarrollándome con éxito en la profesión que tengo”.
(Participante del grupo focal de “tradicionales”, Lima).
“En la parte económica nos está faltando, no tengo ni para el colectivo, pero
sin embargo, en el entorno la gente me reconoce... somos gente conocida que
hemos aportado en el bienestar urbano de esta tierra, no pudimos haber ido a
otro sitio, tranquilamente nos hubiéramos ido a otro lugar” (Participante
del grupo focal de “tradicionales”, Huancayo).
MIEDOS
Recurrencias
- Hay un temor generalizado frente a la indefensión. Sen-
timiento asociado a la incertidumbre que producen los
sistemas de seguro en la salud y previsión social. Te-
mor a la vejez, la enfermedad y la muerte, asociados a
la baja calidad percibida en los sistemas sociales de
protección. “Miedo a la enfermedad, tipo cáncer … a
no saber como va a quedar la familia” (varios partici-
pantes).
- Se expresa también un temor a perder el empleo (tan-
to entre trabajadores dependientes e independientes)
y no tener la posibilidad de conseguir otro equivalen-
te o de autogenerar un empleo que permita la manu-
tención de la familia.
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Diferencias
- Los sectores “tradicionales” expresan incertidumbre
ante futuro de los hijos. Este es un sentimiento asocia-
do al pesimismo con que miran el futuro. En los secto-
res “emergentes” hay un optimismo relativo respecto
del futuro y mayores expectativas respecto de los hi-
jos.
CÓLERAS
“Encima nos ponen cada vez más impuestos para mantener a los políticos
…” (Participante del grupo focal de “tradicionales”, Lima).
FORTALEZAS
Conclusiones
Se ha extendido la afirmación de que en Latinoamérica las
clases medias han desaparecido fagocitadas por el
neoliberalismo imperante desde los 90. Son indudables los
estragos que éste les ha causado pero sólo un concepto res-
tringido de clases medias pueden conducirnos a decir que es-
tamos ante un sector en vías de extinción. Es imposible pen-
sar una sociedad compuesta exclusivamente de ricos o de po-
bres, sin mecanismos de movilidad social. Históricamente, ni
en las sociedades más “cerradas” a ocurrido tal escenario. En
ese sentido, el “tránsito” en la sociedad moderna implica que
este espacio seguirá abierto.
Precisando, más que desaparición lo que resulta irrefuta-
ble es que, definitivamente, las clases medias actuales no son
las mismas de hace una década. En este sentido, vienen expe-
rimentando una serie de transformaciones que, en gran medi-
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