5 Gravano Cultura Popular e Ideología
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En los estudios sobre la cultura de masas se aplicaron diversas pers- social en pos de la cohesión de la sociedad, preservándola contra el
pectivas teóricas. La de mayor predicamento, no de casualidad, fue la cambio. Ante el desfasaje entre el contenido de tipo fantasioso de la
funcionalista. Hacia hincapié en la clásica fórmula '¿Quién dice qué, cultura y el contexto cultural, la vida real, establece que el folklore fun-
cómo, a quién y con qué efecto?', omitiendo -como señalara Raymond cionaria dentro de la sociedad con este objetivo de compensar las ten-
Williams- el '¿Con qué propósito?'; guante que recogiera el marxismo siones y de restituir la cohesión social amenazada por el cambio. Esta
al adosarle -no siempre- el '¿Por qué?'. En rigo r, el planteo sobre el teoría es desarrollada con sistematización por Roger Abrahams. El habla
efecto y el propósito sirvió tanto para llegar a conclusiones develadoras de la "teoria funcional y retórica del folklore" y dice:
como encubridoras. A las tesis funcionalistas les interesaba inquirir
sobre cómo se lograba establecer funcionalmente (esto es: con eficacia) El folklore expresivo es el agregado de expresiones formales simples
que han subsistido -se han vuelto tradicionales- porque han contribuido
la comunicación entre el agente comunicador y el público-mercado. La a controlar las ansiedades de la comunidad. Estas surgen de situaciones
función dentro del sistema, la eficiencia, ya fuera en los estudios logís- que amenazan disolver la vida del grupo.
ticos o en los análisis de lo que la cultura de masas realizaba mediante El folklore ayuda a mantener esta vida, el statu quo, dando un 'nombre'
sus aparatos. Para ambas variantes se necesitó apelar al apoyo del a las fuerzas amenazadoras externas e internas al grupo, y presentando
racionalismo más sistem ático, aunado en la creciente tecnocracia. La estos 'nombres' en un contexto y forma arbitrarios y convencionales,
mediante los cuales se causa la impresión de estar controlando esas fuer-
desproporción, de acuerdo a estos enfoques, era vista como el resultado zas.
de un pragmatismo lógico en el manejo de los medios, a los que adju- El folklore suministra guías para la conducta; encauza y mantiene laten-
dicaban autonomía para imponer su propia normatividad. tes las motivaciones anti sociales que surgen en el curso de la vida cotidia-
El criterio funcionalista también iba a ser aplicado a las manifestacio- na; personaliza la naturaleza y lo sobrenatural tendiendo a persuadir a
nes que estamos acotando en forma amplia como cultura popular. Con- tales fuerzas extrapersonales, al igual que a los miembros del grupo, de
operar dentro del curso de las expectativas. O sea, mecanismos por los
cretamente en Estados Unidos se edifica una propuesta interpretativa cuales el grupo puede manejar psicológicamente lo inesperado cuando
del folklore en la que es interesante detenerse, por los planteos que esto ocurre.
realiza respecto al tema de la desproporción. La escuela antropológica El folklore expresivo es la retórica aprobada y comprobada de una comu-
norteamericana influyó sobre los estudios del folklore, de modo tal que ~idad; su conjunto de técnicas de control organizadas, heredad as, mane-
¡adas a través de la interpretación, representación y dramatización.
este concepto asumió el carácter de literatura oral o tradición oral en
El folklore no sólo objetiva situaciones conflictivas; también sugiere las
un continente social extendido a lo 'primitivo' y a lo urbano. Alrededor vías para disipar el conflicto( ... ) es una respuesta simpática para mantener
de los años sesenta se perfila una ruptura respecto al modelo clásico. el control. (1969: 7)
Uno de los rasgos principales de esta ruptura consistió en la extensión
de lo folklórico a todas las clases sociales. Dicho en otras palabras: para Esta enunciación se semeja a lo que Clifford Geertz llama la "teoría de
esta corriente de pensamiento, la clase social no era una variable a tener la tensión" (que hace abrevar en componentes freudianos, durkheimia-
fundamentalmente en cuenta. La categoria donde ponía el acento era nos y parsonianos). cuya premisa es "la mala integración de la sociedad.
la del grupo cara a cara. Pero, de todas maneras, las investigaciones se Ningún ordenamiento social tiene o puede tener éxito completo en la
ocuparon de manifestaciones recurrentemente populares. solución de los problemas funcionales a los cuales inevitablemente hace
Ante el problema de la desproporción, algunos de estos estudiosos frente ". (1971 : 22-23) Esta inconsistencia estructural produciría insegu-
llegaron a postular una función inherente al folklore. Esta función es ridades en los actores individuales. Acudiría entonces presta la ideología
una respuesta teórica al problema del desfasaje entre la vida real y la a socorrer estos males, mediante la " salida simbólica", o válvula de
fantasía creadora presente en la cultura. William Bascom se adscribe a escape, con la que sólo ilusoriamente se volvería al equilibrio, en la
la concepción boasiana del folklore como espejo de la cultura y enuncia misma medida que se produjera el alejamiento del conflicto. No hace
el concepto de compensación o evasión que ya había aplicado Ruth falta recalcar que estamos nuevamente ante el problema de la despro-
Benedict y cuya raíz reconocen como freudiana. Establece así las cuatro porción, ante una distinción implícita de niveles de conciencia: por un
"funciones del folklore": 1) compensación o evasión de la frustración lado el conflicto, el cambio, lo que produce tensión, diagnosticado por
mediante la sublimación, 2) convalidación y justificación de las institu- el analista o reconocido por el actor o grupo que lo sufre; por el otro,
ciones como garantía de continuidad cultural, 3) educación y 4) el man- el contenido -reto rizado, simbólico- y, como resultado, la constatación
tenimiento de la conformidad con las pautas de comportamiento esta- de que ese mismo contenido no hace más que evadir, huir, escaparse
blecido mediante la corrección de las desviaciones, el sostén del control del problema planteado; que la salida es una mera ilusión.
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Alan Dundes es quizá quien con mayor audacia plantea las hipótesis diante el cual se produce una ilusión de la solución, cuando en verdad
sobre el desplazamiento o compensación. Lo llama especificamente la la solución real es que no se produce solución, salvo la restricción o
"proyección del folklore" y establece que éste resulta ser una "salida mantenimiento del statu quo. Para que esta ecuación sea válida en sus
sancionada colectivamente" con la cual se adviene a soluciones de propios términos es necesario que se parta -tal como, por ejemplo, lo
conflictos de tipo socio-político. Cuando deja de cumplir esa función hace Blache, para quien esto es una premisa- de la atribución de la
dentro de la relación entre realidad y representación, el folklore -esa función estructural del mantenimiento del statu quo en todo grupo o
manifestación concreta- directamente desaparece. Da muchos ejem- comunidad (estas son palabras de Abrahams). Se parte de un encuadre
plos. Los chistes de elefantes, que aparecen en la época que toman cíclico de estados tensionantes, producidos en forma inherente a toda
auge en los EEUU las luchas del movimiento por las libertades civiles interacción, aliviados mediante el escape de la situación rea l, al apelar
de la población negra. Los blancos, según Dundes, apelaron a este tipo a la desproporción producida por la retoricidad, por la "solución simbó-
de chistes para proyectar en forma invertida sus temores ante la eclosión lica". Términos estos que también utiliza el mismo Geertz quien, a pesar
de los negros. El elefante seria el símbolo del negro. Otro caso son los de criticar la teoría de la tensión, retoma sus argumentos cuando se
chistes del tipo pregunta: "¿Qué es rojo y está en un rincón?-Un bebé enfrenta al problema de la determinación: "No es la verdad ... lo que
chupando una hojita de afeitar". El los atribuye al contexto de las discu- varía con el contexto social, psicológico y cultural, más bien los simbolos
siones públicas sobre el aborto. Los chistes vendrían a constituir verda- que construímos en nuestros intentos (... ) Lo que está socialmente de-
deros homicidios velados. Otro caso es el de la práctica del nudismo terminado no es la naturaleza de la concepción sino los vehículos de la
en la vía pública, coincidente -hace notar Dundes- con los prolegóme- concepción" (1971: 34).
nos del esclarecimiento del escándalo de Watergate. Cuando termina Vale consignar que Abrahams aclara -y en parte de su obra lo desa-
de develarse el escándalo y se produce la renuncia del presidente, la rrolla que el folklore puede jugar un papel dentro de fenómenos de
práctica deja de tener vigencia. (Dundes, 1980). cambio. Un cambio que se concibe de esta manera: determinados agen-
Otra aplicación de esta teoría se puede detectar en las conclusiones tes sociales del cambio manipulan el folklore, lo utilizan, incluso, llega
a que llega Gary Fine, al analizar las "leyendas mercantiles" acerca de a decir, para una "revolución".
la existencia de gusanos en las hamburgesas, ratones en la coca-cola, ¿A qué consecuencias metodológicas nos llevan estos razonamien -
recurrentes con los productos comestibles de las grandes corporaciones. tos? A que un texto o hecho no puede ser analizado en forma aislada,
Fine establece que este tipo de manifestaciones también son especies porque su significación va a depender de su contexto. No es casualidad
de huidas de la realidad, que estarían en las antípodas de lograr una que estos estudiosos norteamericanos son llamados contextualistas y
mayor conciencia de los procesos sociales reales (Fine, 1985). se adscriben a la coyuntura teórica-metodológica post-estructuralista que
En nuestro país, se sumaría a esta concepción Martha Blache. En la pone el acento en el evento comunicativo dentro de sus relaciones de
introducción a su trabajo "Estructura del miedo, narrativas folklóricas tipo contextual, social, de actuación de los sujetos y la constitución de
guaraníticas" establece como premisa un argumento similar al de los sentidos más por las condiciones situacionales particulares que por
Abrahams y Geertz (cuando éste habla de la teoría de la tensión); dice: el universo cerrado del texto en sí.
Ilustramos esto con textos cantados de nuestra cultura popular:
Al encarar el trabajo, procuré determinar la significación de las leyendas a)" Alegrate Cafayate"
míticas para la sociedad paraguaya. Ningún sistema cultural logra respon- b)"Loro verde, Perón vuelve"
der satisfactoriamente a todas las necesidades de los individuos. En Para·
guay, particularmente en las zonas rurales, la población recurre a los Son estribillos intercalados cada dos versos de copla de baguala.
relatos tradicionales para encontrar la solución de ciertos aspectos de la Ambos los recopilé en Cafayate, Salta, en 1984, en Carnaval. El ejemplo
vida comunitaria, cuando la organización cultural no brinda una respuesta a) fue el más recurrente (calcúlese: dos veces por cuarteta). El b) se
adecuada. A través del manipuleo de leyendas míticas, la gente procura escuchó en forma esporádica. Ambos habian sido elegidos por consenso
controlar sus carencias o sus necesidades y, al lograrlo, adquiere seguri- popular "la copla del año" en distintos momentos. El b) a principios de
dad (1982: 13). la década del setenta y el a) en ese año de 1984. ¿Es posible imaginar
que el ejemplo b) tuviera la misma significación en el año de su consa-
La ecuación sería: la existencia del conflicto -inherente a la interacción
gración que en 1984? ¿La circunstancia de la vuelta a la democracia no
social-, la función del mecanismo retórico del folklore como un alivio
tiene que ver con el contenido de a)? Los distintos contextos de su
a la tensión provocada por el conflicto y, luego, el control social que
concurrencia nos alertan en caso de pretender adjudicarles una signifi-
resulta de operar con este mecanismo simbólico de compensación me-
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cación sólo basándonos en los textos aislados. En 1986, el estribillo Pescadero: "La guerra Ja inventan los poderosos porque a ellos les convie-
elegido "copla del año.. por los vallistos corrobora la nula casualidad ne"
contextual de los tres ejemplos. La copla fue: Cliente: Y los yanquis les venden chatarra para la guerra"
Pescadero: "Y... el vivo vive del sonso... •
"De qué valen los australes". Cliente: ''... y el sonso de su trabajo, eso es viejo como la Humanidad".
Algunos de los ejemplos vistos nos habían situado el producto cultural ¿A qué conclusión podríamos llegar de acuerdo con la teoría de la
popular de frente a particularidades sociales concretas diagnosticadas ansiedad? A que mediante esta retorización del lenguaje -el refrán- se
como tales por los propios analistas. El temor de los blancos por los está expresando la salida a una situación de cambio, conflictiva; una
negros, la discusión pública sobre el aborto, Watergate, la desconfianza válvula de escape para solucionar el conflicto y volver al control, al statu
de los.consumidores de coca-cola o de Mcdonald's hacia las grandes cor- quo o al alivio. Pero cabe la pregunta: ¿Cuál es el cambio? ¿La guerra
poraciones desde el cual se establece que el contenido de las expresio- con Chile? ¿Lo descripto en el diálogo? ¿Ese es el cambio cultural que
~~s. retóricas se distancian, se desproporcionan. Son, en el lenguaje se teme y al cual se le debe dar solución mediante la huida retórica -el
in1c1~I de esta ponencia y en el lenguaje de Geertz, ideología. Esta con- refrán-? ... Desde ya que podemos estar de acuerdo en esto, pero, ¿esa
cepción, por otra parte, implica una apertura importantísima en el trabajo es la única dinámica que puede observarse en ese evento de comunica-
metodológico de interpretación del material. Cada interpretación vale ción? ¿O ese mismo acto de comunicación no es parte de la realidad
por su verificación particular con su contexto histórico. cambiante, de una situación de cambio y de transformación mediante
El problema es que al erigirse en clave hermenéutica general o como la representación simbólica?
pre~isa muestra que parte de una concepción del cambio y la relación Si nos apartamos de concebir al cambio como exterior al evento y a
social como algo exterior al fenómeno de la representación. Es como la enunciación. Si nos apartamos de ver al conflicto sólo en el referente
si se descuajara la unidad dialéctica real que componen ambos términos. y situamos a la enunciación como una parte constitutiva de la realidad
Esa unidad que se refleja en la distinción que esos mismos autores cambiante, podríamos afirmar que la enunciación misma del refrán en
h.acen entr~ el contenido de las representaciones y un grado de concien- su contexto es un agente transformador de la realidad. Podríamos verlo
cia determ1~ado por el cual ellos mismos llegan a establecer que las como un medio donde se articula el mensaje ideológico y la fuerza
representaciones son huidas, compensaciones. social que lo motoriza y que lo incluye dentro de la realidad social
Establece el quid de la representación por su utilidad, por su eficacia cambiante y no que lo tiene como algo externo o superpuesto.
~or su. s:rvicio, sea p~ra ~ituaciones de "vuelta al statu quo" o por eÍ Lo úicho no invalida el aporte concreto de esta corriente para una
cambio . Y. las exphcac1ones se cierran, se autoabastecen siempre comprensión de los mecanismos eficientes por los que se vehiculiza la
den~ro del s1ster:na. que concibe una polaridad entre lo que sería la producción ideológica. La clave para una valoración más justa de estos
realidad, el mov1m1ento, el decurso histórico (inclusive el reino de la estudiosos sería detenerse en las categorías de grupo (o "comunidad"),
~uencia. equ.ilibri~-conflicto-equilibrio), por un lado, y la representación ya que muchas de sus interpretaciones son válidas dentro de determi-
1de~lóg1ca, 1l~sona •. nadando en el mar de una cierta imposibilidad, nados acotamientos grupales o sociales, pero se tornan poco sólidas
de?1do ª. la d1stanc1a que la separa de la realidad real. Al romper la cuando se expanden para explicar la raíz de lo simbólico y lo ideológico
un1d~d dialéctica ~or la vía de no concebirla como tal, cabe el riesgo de a su función de persuación para el control sobre el comportamiento,
terminar en otro tipo de sustancialización ahistórica. de alivio de la tensión y la "desorientación cívica" (Geertz, 1971: 39-42).
Tomemos otro ejemplo: Aquí es posible preguntar: ¿El comportamiento humano es de por
sí incontrolado? ¿De quién (de qué clase social, por ejemplo) es la deso-
"El vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo". rientación cívica?¿ Quién (qué clase social, por ejemplo) necesita persua-
dir? ¿A quiénes? ¿Por qué? Subyace en Geertz una idea de algo así
Demos el contexto: esta paremia la registré durante una conversación c?mo un caos original al que vendría a poner en caja la ideología (porque,
entre una cliente y un vendedor de pescado en un mercado del barrio dicho sea de paso, Geertz aparta de esta tarea "comprometida" a la
de Parque Patricios, en Buenos Aires, el 12 de enero de 1978. Se hablaba ciencia). Lo que evidencia una coherencia con su concepción de que lo
de la eventual guerra entre Chile y Argentina por el litigio del Beagle. que está determinado socialmente es el "vehículo .. y no lo vehiculizado,
no la significación en términos de contenidos de verdad.
Cliente: "Hay intereses creados• Pero tanto los vehículos o continentes como los contenidos son actua-
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dos por grupos sociales en relaciones sociales que los incluyen. Si al términos del sistema sino objetivando al sistema. ¿El folklore o las ma-
analizar un fenómeno en particular se parte de la base de que el grupo nifestaciones populares que hemos citado no son una forma de objetivar
en el que tiene vigencia lo está u manipulando# para mantener su cohe- el sistema? Un diagnóstico de la función sólo apunta a las relaciones
sión da grupo, o para la reproducción de su vida social, y se comprueba de utilidad y eficacia, pero no a las relaciones de necesidad objetivas,
esto con una investigación concreta, deberemos convenir que, por de- cuyo universo abarca una totalidad mayor que las horizontales relacio-
finición entonces, ese fenómeno no está siendo utilizado para reproducir nes grupales y comunitarias. Además, ¿quién ejerce la hegemonía del
o mantener la totalidad del sistema social. Los miembros de ese grupo grupo o de la comunidad? ¿Hay clases dentro de esa comunidad? ¿Si
deberán poseer, como tales, un bagaje disponible, potencialmente ac- no las hay, a qué clases pertenecen sus miembros? ¿En qué relaciones
tualizable de elementos simbólicos (de una competencia en términos se encuentran respecto a las clases hegemónicas (o subalternas)? El
chomskianos). Pero esa actualización, en el marco de la Htaradez" de hombre mediante su producción simbólico-ideológico-cultural domina
la materia que mentara Marx, será una puesta en escena histórica, en la naturaleza, pero también domina el mundo de los hombres, el mundo
el ring del juego por la hegemonía, en la dinámica social y, por lo tanto, de ;as relaciones sociales. ¿Hay algo que se aparte de esto? El concepto
contradictoria; en suma, existente en términos reales y no metafísicos. de compensación o desplazamiento nos lleva a preguntarnos ¿Despla·
A la vez que pueda hablarse de una huida, partiendo de las premisas zamiento hacia dónde? ¿Al vacío? ¿Y si algo se desplaza o huye, nada
citadas de la teoría ansiolftica, se podría hablar de una forma de afirmar ocupa su lugar? ¿Lo que ocupa, de dónde viene? Podríamos responder:
el mundo, de apropiarse de la realidad, de objetivarse y objetivar, de de la competencia. ¿Y la competencia está más allá del bien y del mal?
comprometerse en el mundo, pero con las armas de su competencia ¿Nada ni nadie la determinan? ¿No constituye acaso un "vehículo# que,
posible. Atribuir la huída y la compensación como algo inherente y según Geertz es lo realmente determinado? Y, si es determinado, debe
general tiene tanta base como su contrario. ser determinable en términos científicos. Pero también su contenido,
¿Qué tal si todas las manifestaciones que aquí se ejemplificaron las por el cual se verifica que hay desproporción, y que -recordemos a
concibiéramos como agentes del cambio, de la dinámica social, como Abrahams- es, en tanto signo, arbitrario y convencional ¿No está deter-
hechos que, de poi si transforman la realidad -incluyendo en ésta a los minado socialmente? A menos que se conciba la existencia de un reino
portadores-? ¿No es posible ver que cuando se habla de un escape, de más allá de la naturaleza y más allá de los hombres, no podremos
una compensación ilusoria y a la vez eficaz dentro del mismo juego de explicarnos lo indeterminado más que en el circulo cerrado de lo inhe·
esa ilusión se está partiendo de un supuesto del cuál serla la verdadera rencial.
solución al conflicto; que se está partiendo de la desproporción entre La explícación basada en la teoría de la ansiedad no es falsa sino
la " solución simbólica# y otra solución que se preconcibe como verda- parcial; explica sólo la causa eficiente del mecanismo. Explica fielmente
dera, superior, o como quiera calificársela. pero que es la solución por un aspecto del proceso y echa luz sobre una parte de lo que está más
la cual se instituye el caracter meramente compensatorio de la represen- allá de lo fenoménico. Pero se detiene en lo que podríamos llamar la
tación? Y esto no serla criticable si no fuera que de esta manera desqui- básica alteridad signica o simbólica, en el mecanismo de sustitución y,
ciamos a la investigación de las condiciones de por sí cambiantes de cuando intenta generalizar, lo hace sin tener en cuenta el otro compo-
la realidad. La reducimos a ver cómo opera un objeto respecto al cambio nente de esa unidad dialéctica: la alteridad histórica.
o en referencia al cambio; un ,<:ambio ajeno a él, un cambio que, a lo Queremos ahora considerar las propuestas de Lulgi Lombardi Satmuu
sumo, lo contendría. Y no se ve al objeto como cambio, como cambiado, sobre la función impugnadora de la cultura popular. El folklore -según
cambiante y cambiando. Se descuida el cambio de la representación o él : u cultura de las clases subalternas#-cumple básicamente una función
el cambio producido precisamente por la representación y se relega así impugnadora respecto a la cultura de las clases dominantes. La describe
el estudio de la dinámica social a otro estudioso o a otra disciplina. así: "es impugnadora una forma cualquiera de contraposición de docu-
La teoría del manipuleo, por otra parte -de la cual se hace cargo mentos, de textos, testimonios, con una intención antagónica, tanto
también la orientación finalista- no va más allá de la utilidad dentro del explícita como implícita" (1974: 129).
sistema y para el sistema, de la causa eficiente por la cual se producirla Desde ya encontramos una diferenciación metodológica con la con -
la representación. El nudismo sirvió para aliviarse de la tensión por la cepción de los contextua listas norteamericanos. Aquí se parte del objeto
inminencia del escándalo de Watergate, pero también el escándalo - ("documento, texto, testimonio"), cuyo valor impugnado lo da su "inten-
como señala Bigsby- sirvió sólo para " aliviarse" de Nixon y que el ción antagónica" . ¿Cuál es el análisis por medio del cual es posible
sistema siguiera su curso (1975: 9). El asunto es explicar no sólo en establecer el carácter impugnador? Mediante la interpretación de ese
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texto, partiendo o contraponiendo a un modelo que necesariamente yo Ahora vamos a dar los contextos de donde extraje estos textos.
debo poseer de antemano, de lo que debe ser realmente impugnador,
por antagónico. Esto se ve mejor cuando lombardi escalona sus cuatro 1) el primer ejemplo es una inscripción hecha en un carrito de 'cirujeo',
"niveles de impugnación" dentro de los que será posible colocar los tirado por un caballito y tripulado por dos jóvenes harapientos, mo-
testimonios. rochazos, que circulaba por el empedrado de la avenida Piedra buena
Un primer nivel de impugnación "Inmediata con rebelión, explícita del barrio de l ugano (1985), y cuyo fin consistía en recibir los trastos
o implícita, frente al statu quo". Lo ejemplifica con textos de cantos viejos que los muchachitos le 'madrugaban' a los recogedores oficia-
aislados de su contexto. la única posibilidad de interpretarlos es por el les de basura.
modelo que se tenga previamente de lo que significa para el analista, 2) el segundo ejemplo estaba pintado en el paragolpe de un camión
o de lo que significa para esa sociedad en la visión del analista, la mediano -menos de diez toneladas-, circulante por otro barrio de
"rebelión" o el antagonismo extremo. Un segundo nivel plantea también Buenos Aires (1 986). Se sabe que este tipo de ornamentaciones sólo
una impugnación de tipo "inmediato" pero con "aceptación, explícita o las ostentan los vehículos que son 'trabajados' por sus propietarios,
implícita, del statu quo". Y así sigue decreciendo el nivel de impugna- no por peones. No es cuestión de hacer cuentas, pero se puede
ción. En un tercero nos habla de una impugnación "implícita" o por calcular sin dificultad el poder adquisitivo del sector social autor de
oposición, es decir, por mera presencia; lo ejemplifica con la magia este tipo de leyendas, que dista en forma ostensible de lo que podría-
popular. Un cuarto nivel sería directamente la aceptación de la cultura mos catalogar como "pobres" en un sentido general. Sin embargo,
hegemónica, pero en la que el folklore cumpliría un papel de "espía" ahí está la porfía de los hechos: el pobre como protagonista de la
o testimonio de la relación de dominio. ideología del camionero-propietario. ¿Pertenecen ambos, el actor co-
Este último caso estaría ya cercano a la otra función que Lombardi nocido-transportista-y el simbólico-pobre- a la misma clase social?
atribuye al folklore, que es la "narcotizante", cuando los dominados ¿Antes de tener el dato del contexto era posible llegar a la significa-
ejercerían una especie de reaccionarismo hacia ellos mismos, una ción del contenido del texto en su relación social total, que incluye
asunción de los valores explícitos de las clases dominantes. al camionero y al símbolo del pobre? ¿Es el mismo pobre el pobre
Veamos con algún ejemplo cómo deberíamos operar utilizando estas del camionero que el pobre de los pobres?
claves interpretativas. los "documentos, textos, testimonios" son: 3) el tercer ejemplo fue copiado del paragolpe de otro camión, esta vez
1) "la pobreza es de los pobres" circulando por la ruta 2 (1986), marca Mercedes Benz, de más de diez
2) "Se sale más fácil de preso que de pobre" toneladas, flamante. ¿lo manejaba un croto?
3) "La gente crota es otra cosa"
¿En cuál de los niveles de impugnación podríamos colocar estos lo que se pondría en discusión aquí es el establecimiento de la pola-
textos? Tendríamos que "saber" muchas cosas que sin los contextos ridad clases dominantes/clases subalternas como recipientes expectan-
sólo nos resta suponer. ¿Van al segundo nivel? ... Si bien hay una impug- tes de recibir determinados contenidos supuesta y apriorísticamente atrl-
nación de tipo inmediato, se expresa una aceptación del statu quo; no buídos a uno y otro sector, de modo que, si se nos cruzan los cables
se va más allá de la descripción de la realidad. Una realidad que nosotros de la clase en que los encontramos, no podemos más que cambiarlos
"conocemos", donde la pobreza es... de los pobres, donde el preso sale ~e "~asillero" dentro del modelo. Se parte de un modelo y de la slgni-
más rápido o más fácíl de la cárcel que el pobre de su pobreza; eso lo f1cac1ón que tiene para ese modelo el término, en este caso sería el
"sabemos". También supongamos que conocemos el significado del pobre. Ahora bien, ¿el pobre de cada texto es el mismo pobre del mo-
término "crota" y de la expresión " es otra cosa" como una autovalora- delo? ¿Las clases subalternas tienen un valor simbólico ya establecido
ción. Supongamos que llegamos a la colocación de los textos en los ~ara "su" pobre? ¿Tienen de por sí un contenido que expresar para ser
niveles. ¿Es posible trascender con esto el estamento interpretativo de fieles al fin (telos) que se le asignó a su clase? ¿Existe una sustancia
una mera descripción, o de una corroboración de correspondencia con ~omp~esta por esos contenidos? Además, ¿qué es antagónico? Una
el modelo del que partimos? los pobres y los crotos tienen la intensión intención, nos dice el autor italiano, que refleja contradicción por una
de autovalorarse o autodestruirse, aceptan -aunque impugnan- su si- contraposición de documentos hecha por el analista.
tuación social como clases subalternas. Pero eso nosotros lo debíamos . la intención sería entonces la residencia del antagonismo. De la inten-
"saber" antes de realizar la interpretación, si no, ésta no hubiera sido ción es propietaria la clase social. ¿Del apropiarse la clase social de la
posible; tenla que ser parte de nuestro modelo previo. intención impugnadora depende el antagonismo? Esto nos coloca en
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el plano de lo subíetivo/objetivo y nos lleva también al tema del conflicto La concepción de Lombardi, basada en una puesta en escena primero
y al alcance contextual que le podamos asignar: ¿cuándo empieza y de las clases y después de sus funciones, parte de una visión un tanto
termina el conflicto objetivo - recuérdese lo visto con los autores contex- teleológlca, en términos de fines hacia los cuales se dirigen esas clases.
tualistas-7 Néstor García Canclini, cuando enuncia los componentes de Las mismas clases son concebidas por causas finales. Posición desde
la cultura popular, dice: "hay tres elementos necesarios para entender ya válida en general, pero poco sólida para sostener un análisis de
lo específico, lo que distingue a la cultura popular: la apropiación desi- procesos particulares en donde la misma desproporción torna dificul-
gual de un capital cultural poseído por una sociedad (...). en segundo tosa la adscripción previa de determinados contenidos como impugna-
lugar, la elaboración propia de sus condiciones de vida (. ..); y, luego, dores o narcotizantes a priori. Además, la impugnación misma vale -en
en la medida que se toma conciencia de esta polaridad, de esta desigual- su esquema- sólo respecto a los contenidos de la cultura dominante.
dad, un enfrentamiento, una interacción conflictiva con los sectores En Lombardi hay un énfasis en la confrontación de contenidos, no en
hegemónicos" (1984: 43). En otros párrafos usa términos similares: "lo& las relaciones y menos en los vehículos (símbolos), como diría Geertz.
sujetos, a través de la cultura, no sólo comprenden, conocen y reprodu - El diagnóstico y la asignación de valores (impugnadores, narcotizantes)
cen el sistema social; también elaboran alternativas, es decir, buscan a esos contenidos provienen de establecer el parámetro base en el polo
su transformación" (íd. 42). " Respecto de ese capital (cultural) actúan dominante, al que parece que se le adjudicara el papel activo, mientras
dos posiciones: la de quienes detentan el capital y la de quienes aspiran a las clases subalternas les restaría más pasivamente sólo emitir "testi-
a poseerlo" (íd. 20). Palabras en donde estaría sugerida una visión del monios, documentos, textos" valores como impugnadores por el ana-
antagonismo como producto de la conciencia y la intención y no la lista que ha establecido el marco de valores previo. Reitero: esto es
conciencia y la intención como productos del antagonismo. Quizá sea válido pero riesgoso tanto en lo metodológico como en lo teórico-inter-
una cuestión de términos en García Canclini, pero en Lombardi Satriani pretativo. En el último trabajo de García Canclini publicado en Argentina
esto está estrechamente ligado a su concepción de la clase social como se pinta con claridad esta hipertrofia de lo dominante como clave para
compartimiento, como estante, es decir, que está antes; que la mera comprender la cultura popular. Remitimos a él, aunque el argentino no
existencia de las clases y su refleío en la conciencia constituyen la base menciona a Lombardi (García Canclini, 1985 a: 7-10).
del antagonismo expresado en los contenidos. Estimamos útil en este Subyace una concepción de refracción mecánica en el italiano, sosla-
punto la advertencia de Edward P. Thompson: yando el carácter simbólico -arbitrario, histórico y retórico- de la repre·
sentación. A veces es como si a Lombardi se le desencajara lo simbólico,
En mi opinión, se ha prestado una atención teórica excesiva (gran parte como si fuera algo molesto para su perspectiva. "La narrativa y la poesía
de la misma claramente ahistórica) a 'clase' y demasiado poca a 'lucha popular se hacen, así, densas de innumerables protestas, silenciadas
de clases'. En realidad, lucha de clases es un concepto previo así como
mucho més universal. Para expresarlo claramente: las clases no existen en el plano de las relaciones reales, y transferidas al espacio literario,
como entidades separadas, que miran en derredor, encuentran una clase cuando no encarecidas (sic) en el lenguaje simbólico" (1978: 122). Esta-
enemiga y empiezan luego a luchar. Por el contrario, las gentes se encuen- ríamos en presencia de una reducción gnoseológica. La misión es -en
tran en una sociedad estructurada en modos determinados (crucialmente, todo caso- desenrarecer lo que se le presenta como desproporciona!,
pero no exclusivamente, en relaciones de producción), experimentan la ateniéndose en forma acotada a la significación real, histórica y dialéc-
explotación (o la necesidad de mantener el poder sobre los explotados), tica.
identifican puntos de interés antagónico, comienzan a luchar por estas
cuestiones y en el proceso de lucha se descubren como clase, y llegan a Esta última reducción se adecúa a lo que Geertz llama la "teoría del
conocer este descubrimiento como conciencia de clase. La clase y la con- interés", que en su enunciación él coloca ~orno propia del marxismo a
ciencia de clase son siempre las últimas, no las primeras, fases del proceso secas. Dice: "en la teoría del interés, los pronunciamientos ideológicos
real histórico. (1978: 37). son vistos contra el fondo de una lucha universal por las ventajas (don-
de) ... los hombres persiguen el poder". Estos fundamentos, agrega,
Vale el dcento puesto por el inglés en el nudo motor de la historia: la fueron "desarrollados hasta la perfección por la tradición marxista"
lucha de clases, el antagonismo objetivo. Un nudo desatado por la (1971: 22).
dinámica social como movimiento -a través de contradicciones- en el . Claro que en algunos autores pueden encontrarse adjudicaciones del
cual las clases se construyen socialmente por medio de su praxis. Y tipo de las que critica Geertz; pero es arbitrario englobar a todo el
dentro de este escenario práctico adquiere valor de significación la re- marxismo y menos a sus fundadores en estos postulados subjetivistas.
presentación. Pero las representaciones valen sólo en sus relaciones de Además, Geertz los expone en términos clasistas, pero burgueses (lucha
confrontación, de desproporción, de choque y diferenciación.
18 Arlel Graveno Folklore Americano 45 (ulture Popular e ldeologfa 19
Enero-Junio 1988
por las "ventajas"). De todas maneras, es necesario trascender la con- histórica básica. Si la desproporción se sitúa en el inici~ d~ la dilucida~ió~
cepción estanca de las clases que si puede llevarnos a la confusión entre concreta de estas alteridades, su punto de confluencia final es la .~1g~1-
interés y necesidad objetiva. ficación. "El signo se convierte en la arena de I~ lucha de clases. afir-
Es necesario superar la precomprensión acerca de las clases por sus maba Voloshinov (1965: 36). En esa arena nos situamos como su¡eto Y
causas finales, que nos llevan a explicaciones basadas únicamente en o~e~. . .
la razón de ser de las clases dentro del sistema económico. Es necesario Tanto una como otra alteridades de la producción humana son des-
acercarnos a los procesos reales de la formación de las clases en el cubrimientos recientes, surgidos en el contexto hist?rico de nec.esid.ad
seno de las contradicciones del sistema y las relaciones históricas me- que esbozamos en 1986. Puede decirse que el camino de las c1enc1as
diante las cuales las clases construyen a su vez su existencia y conciencia sociales es en realidad un sendero construyéndo~e ~través_ de la maleza
como tales. Se trata de saltear la esterilización que resulta de partir de de la desproporción, con el machete del conoc1m1en~o ~filado por las
planteos puramente final istas, así como establecimos la necesidad de contradicciones históricas, pero a su vez esas contrad1cc1ones son. tales
superar la omnicomprensividad ahistórica de la interpretación pura- por medio de slmbolos, lo que termina demostrando que la ho¡a del
mente ansiolitica. machete está compuesta por el mismo material que la maleza, aunque
Los teóricos contextuales de la tensión ponen últimamente el acento de otro orden; de lo contrario, no sería posible su interacción. El terr.e no
en lo que es la causa eficiente y tienen en cuenta esa alteridad básica de la cultura y la ideología se encuentra arado hoy en día. Las cuchillas
de lo cultural. Pero las premisas vistas los hacen presuponer un lógico que abrieron esos surcos en el área del conocimiento cientifico, e~tán
caos previo que adjudican a la sociedad en abstracto y hacia el cual se formadas por el accionar de las grandes masas que componen el su1eto
dirigirla la producción ideológica y cultural como control. No tiene~ en histórico de la cultura popular.
cuenta la 'otra cara' de la dialéctica de lo cultural que es la alterJdad
histórica, capaz de situar la representación en las relaciones de hegemo-
nía y antagonismo. Se hipertrofia la causa que sólo motoriza el meca-
Bibliografla
nismo y paradójicamente se puede caer en una explicación de tipo
funcional, teleologla e inherencia!: calmar la ansiedad. Abrahams, Roger: The complex relations of simple forms. Genre, 11,
Por su parte, la visión finalista deja de lado los mecanismos simbó-
No.2, Chicago. 1969.
licos concretos que adquieren significación por su contexto; hace hinca- Bascom, Willam: Las cuatro funciones del folklore. Dundes, A. edit. The
pié en la significación que se atribuye a priori a los textos; se aparta de Study of folklore, Englewood Cliffs. N.J.; 279-298 (trad. Gúber-Lowin-
la alteridad sígnica y trata de explícar por la hipertrofia que realiza de
ger). 1965. .
la causa final. Paradójicamente, esta teoría que descuida el mecanismo Bigsby, C.W.E.: La polftica de la cultura popular. (Londres, 1976) Estudios
en aras del fin último, termina hablando de intenciones y respuestas de cultura popular, Fondo de Cultura Económica, México. 1982.
previstas, con lo que cae en una posición mecanicista. Por un lado, Blache, Martha : Estructura del miedo, narrativas folklóricas guaranlticas.
entonces, la causa eficiente se transforma en explicación final y, por el
Plus Ultra, Buenos Aires. 1982.
otro, la causa final se transforma en explicación eficiente. Dundes, Alan : lnterpreting Folklore. Indiana Univ. Press. 1980.
Mi propuesta concreta consiste, entonces, en 1) resguardarnos de Fine, Gary Alan : The Goliath Effect, Corporate Dominance and Mercan-
concebir la impugnación en términos mecánicos y finalistas sólo como tile Legends. Journal of American Folklore, v.98, jan.-mar. No.387;
respuesta, desoyendo el carácter constructivo, activo, autoproducido y 63-84. 1985.
sustitutivo de lo cultural, y 2) resguardarnos de generalizar la despropor- Garcia Canclini, Néstor: Ideología y Cultura. Cursos y Conferencias. Fac.
ción en términos de su alejamiento o huida de una realidad externa en Fil. y Letras, U.B.A. 1984.
desmedro de su articulación objetiva y necesaria con la realidad cam- - . :Cultura y Poder. Espacios, Buenos Aires, No.2, julio. 1985.
biante y como realidad cambiante. Redefinir, en suma, ambas funciones : Geertz, Clifford: La ideología como sistema cultural. Verón, E. (comp.):
la impugnación en la dialéctica de la alteridad simbólica Y la compensa- El proceso ideológico. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires. 1971.
ción en la articulación de la alteridad histórica. Gravano, Ariel: ldeologla, cultura y la formulación clásica del Folklore
Plantarse cientificamente ante lo popular sigue significando -hoy y (a publicar en: Revista de Investigaciones Folklóricas, No.2. Instituto
aquí al menos- plantarse ante lo diferente. de Ciencias Antropológicas, Fac. Filosofía y Letras. Buenos Aires).
Lo diferente conjugado en esta unidad dialéctica de alteridad sígnico- 1986.
20 Arlel Grevano Folklore Americano 45
ESTA D OS M I E MBR OS
Lombardi Satriani, Luigi: Antropología cultural, análisis de la cultura D EL
subalterna. Galerna, Buenos Aires. 1975. INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOG RA FIA E HISTORI A
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Thompson, Edward P.: Tradición, revuelta y conciencia de clase. 1978. EL IPO H. SUS FUNCIONES Y SU OROANIZACION
Williams, Raymond : Las comunicaciones como ciencia cultural. Estudios At11enlina El lnslirnto Panamericano de OcogrnCfn e liis1ori11 íuc íundado el 7 de febrero de l92A
de cultura popular, Fondo de Cultura Económica, México. 1982. por resolución aprobad:1 en In Sexta Conferencia Internacional Amcñc-Jma que se llevó
• cf..:10 en La Habana. Cuba. En 1930. el Gobierno clc los Estados Unidos Mexicanos
Bolhi• constru)'Ó para el u>0 dol ll'OH. el edíficio de la Calle E•·An:obispado 29, Tacubuya.
en la c:iud11d de México.
Brasil
En 19-i9. se firmó un con,·cnio entre el lnsthuto y el ConK"jo de 1a Or-ganización de
Canadá los Esuidoi. Americanos y se constituyó en el primer Organismo Egpccinlitndo de ello.
Solamcnlc los ~tados Americanos pueden ser miembros del IPGH. Uh Est:ul()) no
Haltl americanos que ttcncn obscn-adorcs permanentes an1c la OEA. pucckn 1ambi~n ucrc·
ditarlos r.ntc el lnsti1u10, de ucucrdo n su rcglamcnu.ción.
Honduras
Son órg•nos panamericanos del IPGH. los $.Íguícn1cs:
llfbko
1) Asmnblctt Gcncml
Nicaragua 2) Consejo Dircclivo
3) Sccrcmlo General (M txic:o. D . F.. M txico)
4) Comi>ión de:
Pan•má
Cinografía (Bogo•~ , Colombia)
Geografía (Knoxvillc-USA)
Historia (Quilo. Ecuador)
Perú Geofl>k• (Union, On1 .. C1nadá)
Además. en cada Estado ~1i c mbro funciona una Sección Naciorml cuyos cornpon c 111 c~
Re p ~bllca M>n no mbrados por cada gobierno. Cuentan ron su Prc,idcntc. Vi«prcs¡dcntc. r-.1icm·
Domlniana bros Nocionales ele CinoSJllffa. Gcograffa. Hisiori• y Gcoffska l' "*
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miembros de Comh~~ y Grupos de Tr.tbajo. por país. de mi modo que el c;1pilal humo no
Uruguay del ln~1iw10 está constituido por numerosos clcntífic~. académicos y 1~cnicos.