07 - La Grandeza de Nuestra Salvacion

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Fecha: 07 de ENERO 2020

Tema: La Grandeza de Nuestra Salvación


Lectura Bíblica: Efesios 2:1-10
Libro de Meditación: EFESIOS (Los hermanos de Éfeso)

En estos versos Pablo explica la doctrina de la salvación. Lo hace, contestando tres preguntas
importantes.
1. ¿Por qué necesitamos ser salvos? (v.1-3)
Necesitamos ser salvos porque somos pecadores (v.1). El pecado cosiste en seguir
“la corriente de este mundo” (v.2a), en vez de obedecer a Dios. La “corriente de este
mundo” significa la forma de pensar y actuar de las personas que no conoce al Señor. Aunque los
seres humanos se jactan de estar libres para hacer lo que quieren, la verdad es que su forma de
pensar y actuar están controladas por el “príncipe de la potestad del aire” (v.2b) (Satanás).
El pecado consiste en satisfacer “los deseos de nuestra carne” (v.3a); es decir, de nuestra
naturaleza pecaminosa. Esta naturaleza pecaminosa se manifiesta en “la voluntad de la carne
y de los pensamientos” (v.3b). Nuestros cuerpos generan deseos “carnales” que satisfacemos
a nuestro antojo, pasando por alto la Palabra de Dios, y dejándonos guiar por lo que el “mundo”
hace, bajo la influencia de Satanás. Lo mismo ocurre con nuestros pensamientos. Nuestra mente
genera preguntas que contestamos a nuestro antojo, siguiendo lo que el resto del “mundo” piensa,
en rebeldía contra nuestro Creador.
“Todo eso es pecado”, dice Pablo, y produce dos cosas en nosotros. Nos coloca bajo la ira
de Dios (v.3c), y genera una condición de muerte espiritual (v.1a). La ira de Dios es
simplemente Su decisión de juzgar y castigar el pecado; y la muerte espiritual es aquella condición
de vida en la cual somos insensibles a la presencia de Dios, e incapaces de responder a Él en
obediencia y santidad de vida.
2. ¿Cómo nos salva Dios? (v.4-9)
Si estamos muertos espiritualmente, es obvio que no podemos hacer nada nosotros
mismos para salvarnos. Dependemos completamente de la misericordia de Dios (v.4) Felizmente,
Él decidió hacer algo para salvarnos “nos dio vida” (v.5b). ¿Cómo lo hizo? La respuesta está
en la frase, “juntamente con Él” (v.5c); es decir, con Cristo. Su muerte, resurrección y
ascensión fueron a nuestro favor (v.6). Tal como el pecado y la muerte entraron al mundo por
Adán (Romanos 5:12), así la justicia y la vida eterna entraron por Cristo, el “Segundo Adán”
(Romanos 5:15-19; 1 Corintios 15:22). Lo que nos vincula a Adán es algo biológico; él es
nuestro antepasado físico. Lo que nos vincula a Cristo es algo espiritual (la fe). Es por la fe que
estamos en Cristo, y estando en Él somos una nueva creación (2 Corintios 5:17). Así que la
salvación es por medio de la fe (v.8a); y sólo aquellos que creen en Cristo serán salvos
(Hechos 4:12). Dado a que aún la fe que nos salva es un regalo de Dios (v.8b), no tenemos nada
de qué jactarnos. La salvación no es por obras, sino por la gracia (el amor inmerecido) de Dios
(v.4, 5, 8).
3. ¿Para qué nos salva? (v.10)
Dios no nos salva para que luego vivamos como queramos, sino que nos salva para que
hagamos “buenas obras”; las buenas obras que Él determinó de antemano que hagamos.
Dios nos libra del pecado, para que seamos Sus siervos (Romanos 6:17-18).

Reflexión:
¿Entendemos la grandeza de nuestra salvación?

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