Arabesque Debussy Analisis
Arabesque Debussy Analisis
Arabesque Debussy Analisis
Después de ganar finalmente el Prix de Rome en 1884, el joven Claude Debussy, de veintidós
años, se trasladó a Roma, donde debía permanecer tres años estudiando y escribiendo música, en
la comodidad de la Villa Médicis y su generoso entorno. Pero al año siguiente estaba de vuelta en
París, debido a su salud delicada, por un lado, y a la nostalgia que le ocasionaba residir tan
distante del ser amado, por el otro.
Madame Vasnier
Algunos años antes, había conocido en París a la bella soprano de luminosos ojos verdes Marie-
Blanche Vasnier, quien lo había seducido con su voz de ruiseñor, su hermosura, elegancia y vasto
conocimiento del mundo. La encantadora mujer tenía 30 años, era madre de dos pequeños hijos y
llevaba trece años casada con un experto en materias legales, once años mayor que ella. El
matrimonio acostumbraba recibir a artistas y músicos en su casa de Ville d'Avray, adonde llegó en
más de una oportunidad el joven Claude-Achille para tocar el piano y acompañar a madame
Vasnier en sus florituras. De ahí a caer rendido a sus pies había solo un paso.
(No era la primera vez que el músico se enamoraba de manera impropia. Ya le había sucedido
antes con una hija de Nadezhda von Meck, la mecenas y protectora de Tchaikovski. En la
oportunidad –tenía veinte años– fue un poco más lejos y con audacia insospechada pidió a la
señora von Meck la mano de su hija Sonia, su alumna estacional, quien en comunión con sus
hermanos tomaba clases de piano con el joven maestro desde hacía tres veranos. Ese fue el
último, naturalmente.)
Arabesque No 1
Hasta 1884, Debussy escribió más de veinte canciones para madame Vasnier. Luego las
relaciones se debilitaron y el maestro compuso cada vez menos música para canto y piano,
enfocando su vigor creativo en las composiciones para piano solo, que culminarán en 1890 con el
novedoso lenguaje pianístico que muestra la Suite Bergamasque (de la que forma parte el
célebre Claro de Luna). Es también alrededor de esa fecha que compuso los encantadores Deux
Arabesques, de los que se presenta aquí el primero de ellos, en versión del pianista amateur,
según él, Ricker Choi, nacido en Hong Kong y graduado en Canadá de analista de finanzas.