Semiotica Visual TDVMCC PDF
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ENTRANDO EN TEMA
Para ver hay que reconocer; para mirar hay que saber identificar. ¿Cuánto de ello depende de nuestra estructura cognitiva y perceptual, en
tanto que tal “común” a todos los seres humanos? ¿Cuánto de los contenidos conceptuales que incesantemente se producen en el mundo de la
cultura, es decir, en contextos específicos?
Entendemos por semiótica de la imagen el estudio del signo icónico y los procesos de sentido significación a partir de la imagen. El estudio de
la imagen y las comunicaciones visuales en realidad desborda lo estrictamente pictórico o visual, tal como pueden ser los análisis de colores,
formas, iconos y composición, para dar paso a los elementos históricos y socio-antropológicos que forman parte de la semiótica de la imagen.
Imagen: la evocación de algo ausente, el cumplimiento de la función sígnica. La acepción etimológica de imagen nos indica que la palabra se
asocia con el sustantivo latino imago que significa 'figura', 'sombra', 'imitación' y con el griego "eikón", vale decir, 'icono', 'retrato', 'espectro',
'alma del muerto en su sombra', 'doble'. Una imagen es una visión que ha sido creada y recreada o reproducida, es la representación mental de
alguna cosa percibida por los sentidos o la representación gráfica inmediata de una realidad sobre una superficie. Se le puede definir como un
conjunto de apariencias, que ha sido separada del lugar y el instante en que apareció por primera vez y preservada por unos momentos o siglos.
Convención significa conjunto de normas y reglas comunes a los individuos a través de los cuales se construyen formas de intercambio de los
contenidos de la realidad. Para Eco el signo icónico no mantiene ningún vinculación real con el objeto (la foto de una manzana en nada se parece
a la manzana; la cáscara de la manzana no es el papel de la foto). Esto es: todo signo icónico es convencional. Los signos icónicos no poseen las
propiedades de la cosa representada, sino que transcriben según un código algunas condiciones de la experiencia.
Toda imagen es un producto social histórico, de manera que el relativismo de sus convenciones representativas es inherente a su naturaleza
semiótica. La forma icónica es un concepto que sólo puede ser cabalmente entendido en sus mutaciones diacrónicas (históricas) o sincrónicas
(territoriales) que preservan lo permanente (el significado) a través de opciones significantes variadas. La cultura en la cual una imagen es
producida-distribuida-interpretada, es un conjunto de sistemas simbólicos (Levi-Strauss). En cada cultura los sistemas icónicos establecidos
constituyen una pedagogía de la visión, orientada hacia el desciframiento de las formas canónicas de su iconosfera.
De manera convencional se dice que el contenido verdadero de algo no es la imagen en sí, lo que "motiva" a pensar el receptor. Si muestro a
un amigo una foto del "Coliseo de Roma" puede que por una serie de procesos perceptivos este amigo vea "una plaza de toros". El
"verdadero" contenido es éste y no aquél. El Coliseo es "invisible" para el receptor, por eso ha recurrido a su experiencia perceptivo-cultural. El
verdadero contenido de una fotografía es la relación que el receptor establece con su experiencia, y "lee" desde lo que esta experiencia
"motiva". Es una experiencia icónica y plástica, el estudio de los colores, formas, espacios, dimensiones y no con el objeto-causa-real de la
fotografía. No es el objeto el que motiva la organización de la expresión, sino el contenido cultural que le corresponde a ese objeto.
Al ser la imagen un componente fundamental de la cultura, de la vida social y política, estudiar la misma deviene en reflexionar cómo se
construye socialmente el sentido en ciertos procesos de comunicación visual. La imagen se puede ver no sólo como sistema de expresión, sino
una estrategia política y social, como un elemento fundamental en la explicación de grupos sociales, religiones, sistemas políticas y, ahora, de
los medios de información colectiva. De ahí que una semiótica de la imagen sea una herramienta para el mayor conocimiento de cómo ciertos
procesos se presentan en la vida social, qué efectos de sentido tienen sus construcciones, qué relaciones se pueden establecer entre aspectos
estéticos y culturales o entre los perceptivos y sus usos sociales, etc. Así, el proyecto de una "semiótica visual" está circundado por el de una
"semiótica de la cultura", por lo que no se reduce únicamente al análisis de los códigos visuales, sino a la manera como una imagen forma parte
de la representación social, media la relación y construye visiones del mundo.
No debería verse en ella solamente un instrumento, una técnica de análisis (con lo cual no estamos de acuerdo), vale la pena hacer
consideraciones metodológicas que justamente nos ayuden a madurar en el hábito mental de la indagación como un ejercicio reflexivo sobre
fenómenos sociales y culturales. La identificación de problemas la consideramos un elemento central de nuestra propuesta metodológica para la
enseñanza-aprendizaje de la semiótica (6). El estudio de la semiótica tendría que ayudarnos a desarrollar un "pensamiento semiótico", es decir,
"ver semióticamente" a la realidad, los objetos, los fenómenos de significación, las relaciones entre los signos y sus códigos, la manera cómo los
sistemas de representación cambian, etc.
Haidar (1996: 195 y ss.) ha hecho un resumen interesante sobre los problemas y objetos de esta semiótica más amplia que integra a la icónica.
Para esta autora, en la delimitación de la semiótica visual hay que considerar los siguientes problemas: definir qué es lo visual y cómo trabaja
esta dimensión las semióticas (por ejemplo, las formas, los colores, las perspectivas, los volúmenes); establecer las relaciones entre lo visual y lo
verbal, que han cumplido diferentes funciones y han sido distintas en diversas culturas y épocas históricas; estudiar y analizar las diferencias
entre lo visual estático y lo visual cinético; y finalmente analizar los problemas relacionados con el iconismo y los diferentes grados de iconicidad
de la imagen.
Metodológicamente, se trata de clarificar las reglas que rigen la identificación e interpretación de los signos icónicos; cómo un signo llega a ser
objeto de reconocimiento para un grupo, cómo esa convención cambia en la historia social vista como una historia de imágenes y remite a uno
de los problemas más antiguos en la filosofía del lenguaje: los acuerdos que grupos elaboran para dotar de significados comunes a los signos y
hacer posible la vida social. Las reglas mediante las cuales los grupos confieren ciertos significados a los signos cambian, por ello no se pueden
estudiar separadamente de sus contextos (tanto de producción como de interpretación).
En cierto sentido, el movimiento semiótico intenta demostrar que todo mensaje reposa en una convención, porque solamente reconociéndola
pueden explicarse los mecanismos de funcionamiento de los signos en la vida social y cultural. (Cf. Eco, 1968: 243). El tema de la convención o
las reglas codificadas y reguladas plantea en el fondo un problema mayor entre la libertad y la coerción. Cómo de la coerción que impone la
lengua emerge la libertad, o a la inversa: cómo para dar cuenta de toda posible representación (incluida la creación, la poesía, el arte) nos
vemos obligados a recurrir a sistemas expresivos que tienen grados de determinación y codificación. Los códigos son operadores que permiten
grados de libertad.
Metodológicamente, tenemos que dar sustento empírico a densas cuestiones filosóficas. La modalidad se refiere al "estatus de realidad"
acordado o enunciado por el signo, texto o género; a la "autoridad" y confiabilidad del mensaje, su estatuto ontológico o su valor de verdad o
realidad. Algunas preguntas que pueden ayudar o disparar un debate sobre este tema son: ¿Qué reconocemos que se dice sobre la realidad (o
no se dice) en las imágenes?; ¿aluden las imágenes al mundo de la realidad o la ficción?; ¿se encuentran los dos planos?, ¿cómo los
reconocemos?, ¿cómo interactúan entre ellos?, ¿qué referencias se hacen al mundo de la experiencia cotidiana, de la vida de todos los días?;
¿qué marcadores de modalidad (en cuanto color, tamaño, tono, composición) se encuentran presentes que nos ayudan a darle más importancia
que a otra?; ¿cómo se hace uso de esos marcadores para hacer juicios acerca de las relaciones entre la imagen y el mundo?; ¿la imagen opera
dentro de los códigos realistas de representación? En el caso tener la caricatura de una mano y la fotografía (ver figura 3 (13), ésta tiende a ser
considerada como más realista en el esquema mental de la cognición porque identificamos más rasgos que nos permiten asociarlo o evocar el
significado 'mano'. Sin embargo, la caricatura de una mano se puede identificar más rápidamente.
Metodológicamente, es importante avanzar en reconocer paradigmas y sintagmas (en un sentido algo liberado del originalmente otorgado
por Saussure). El análisis paradigmático permite conocer las posibilidades combinatorias de los signos y nos ayuda a reconocer el sistema de
elección, las recurrencias del autor para resolver alguna necesidad. El análisis sintagmático nos ayuda a estudiar la superficialidad del mensaje, el
orden que presenta la presentación de sus signos. Ambos análisis conciben a los signos como parte de un sistema y exploran sus funciones
dentro de códigos y subcódigos; corresponde a la imagen de una cadena, de la cual el análisis sintagmático deviene de estudiar los eslabones.