La Falta de Valores en Los Alumnos
La Falta de Valores en Los Alumnos
La Falta de Valores en Los Alumnos
INTRODUCCIÓN
Sólo lo que tiene una significación humana puede ser valorado moralmente.
Para que se dé esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad
de las relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres,
hermanos, parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además
indispensable el modelo y ejemplo que estas personas significativas
muestren al niño, para que se dé una coherencia entre lo que se dice y lo que
se hace.
Además es de suma importancia la comunicación de la familia. Cuando el
niño ha alcanzado la edad escolar se hará participe de esta comunicación
abierta, en la toma de decisiones y en aportaciones sobre asuntos familiares.
Posteriormente estos valores morales adquiridos en el seno de la familia
ayudarán a insertarnos eficaz y fecundamente en la vida social.
De este modo la familia contribuye a lanzar personas valiosas para el bien
de la sociedad. Recordemos que una persona valiosa, es una persona que
posee valores interiores y que vive de acuerdo a ellos. Un hombre vale
entonces, lo que valen sus valores y la manera en como los vive. Desde un
punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes,
pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la
transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan
determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada
grupo social.
Los jóvenes, como los adultos, se enfrentan a un mundo de problemas y
decisiones que reflejan la complejidad de la vida del hombre. En estas
decisiones están en juego los valores como fuerzas directivas de acción.
Éstos con frecuencia entran en conflicto; en parte por la poca claridad del
sistema de valores de la sociedad y la desorientación de la existencia
humana.
¿Qué hace que algo sea valioso? La humanidad ha adoptado criterios a partir
de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores.
Consideramos los siguientes criterios como más significativos para nuestra
investigación:
Durabilidad: Los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que
son más permanentes en el tiempo que otros.
Integralidad: Cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es
divisible.
Flexibilidad: Los valores cambian con las necesidades y experiencias de las
personas.
Satisfacción: Los valores generan satisfacción en las personas que los
practican.
Polaridad: Todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor
conlleva un contravalor.
Jerarquía: Hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad)
y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o
vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van
construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
Trascendencia: Los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y
significado a la vida humana y a la sociedad.
Dinamismo: Los valores se transforman con las épocas.
Aplicabilidad: Los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida;
entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la
persona.
Complejidad: Los valores obedecen a causas diversas, requieren
complicados juicios y decisiones.
Subjetivos:
Los valores tienen importancia al ser apreciado por la persona su importancia
es la apariencia no para los demás. Cada una los busca de acuerdo con sus
intereses.
Objetivos:
Los valores son también objetivos porque se dan independientemente del
conocimiento que se tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es subjetiva,
es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por esta razón, muchas veces
creemos que los valores cambian, cuando en realidad lo que sucede es que
las personas somos quienes damos mayor o menor importancia a un
determinado valor.
Los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos
comportamos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto.
Hay algunos valores fundamentales que todas las personas debemos asumir
para poder convivir unos con otros y que son importantes tener siempre
presentes y cumplir sin perjudicar a nadie. La adquisición de valores acordes
a la sociedad, depende, como casi todo en la vida de los humanos, de sentirse
querido y seguro, de desarrollar lazos estables con los padres y de tener
confianza en sí mismo. Sólo sobre una base de amor y seguridad podrá
aprender e interiorizar los valores éticos correctos. Lo más importante: el
ejemplo que dan los padres en su forma de relacionarse con los demás, de
pedir las cosas, de ceder el asiento, de repartir lo que les gusta, de renunciar
a algo, de defender a alguien así como el respeto por las personas como con
sus cosas, etc.
Un comportamiento de los padres que transmite tolerancia, respeto,
solidaridad, confianza y sinceridad empapa a los infantes, de todos estos
valores y haciendo que aprendan a actuar respetándolos siempre.
A veces, parece como si nada escapara a la atención de los niños pequeños,
y aunque la imitación no es el único mecanismo de aprendizaje que tienen
los niños, es el primero y sienta las bases de un aprendizaje futuro. Como los
niños imitan permanentemente a la gente que los rodea, es lógico que de
igual forma imiten conductas que transmiten los medios de comunicación.
El hecho de vivir en sociedad nos lleva a desarrollar otros valores
considerados “sociales” los cuales tienen como propósito la sana
convivencia entre los individuos que componen una misma sociedad, aceptar
los valores sociales a menudo significa renunciar a los deseos personales,
pues convivir es aprender a tolerar, comprender las diferencias y limitar la
propia voluntad.
5.1 LA ESCUELA Y LOS VALORES
Actualmente se habla mucho de la necesidad o la ausencia de los valores en
distintos campos de la vida social, pero especialmente en la escuela. Todos
tenemos, en el conocimiento y en la realidad de la vida, la experiencia de lo
que son los valores.
Los valores valen y valen porque son. Son una realidad en el orden del ser,
del ser real del ser de las cosas, del ser del hombre en lo individual y en lo
social.
En ese sentido entonces, el valor es una realidad que tiene tres características
fundamentales primero, es una realidad que conviene; segundo, es una
realidad que perfecciona; y tercero, es una realidad que se relaciona con
todos los seres que hay en el mundo. Esto, en términos educativos, tiene una
enorme importancia, si la educación ha de ser humanista, es decir, promotora
de la perfección de los seres humanos entonces necesariamente deberá
ayudar a promover los valores que convienen, perfeccionan y desarrollan a
todos los seres humanos.
Por tanto, educar en valores, exige, entre otras cosas, conocer la realidad
objetiva. Por eso es tan importante en el plano educativo tener una idea,
aunque sea general de la clasificación de los valores que todos vivimos en
nuestra vida, por ejemplo, desde el punto de vista de su realidad y contenido.
Así, tenemos valores materiales, valores biológicos, valores psicológicos,
valores espirituales y se podría seguir señalando otras categorías, las cuales
tienen que ver con el ser humano.
Uno de los objetivos de la educación básica y media superior es proporcionar
a los niños herramientas, conocimientos, actitudes, valoraciones y
disposiciones éticas que les ayuden a participar de manera democrática y
civilizada en su sociedad.
El tema de los valores es un problema acerca de la responsabilidad humana
y el significado del hombre en su interacción en su mundo que lo rodea, entre
lo que es o que debería ser, no solo es un problema, si no ¨el problema¨ por
excelencia de los dilemas humanos. Ello a provocado que, en el nivel
internacional, tanto la política como la educación deban replantear sus
objetivos, prioridades y métodos de trabajo, de manera que a últimas fechas
la UNESCO y otros organismos internacionales han declarado que los fines
educativos del hombre deben dirigirse, de modo impostergable, en primer
término, hacia la educación moral y en segundo hacia el desarrollo de valores
y actitudes (Marin-Ibañez, 1987; Rassek y Vaidenu, 1987).
Lo anterior a llevado a concluir que es necesario un cambio inminente en los
compromisos y acciones educativas que generen nuevos conocimientos y
promuevan la ejecución de estrategias, métodos y técnicas novedosas que
complemente y fortalezca una verdadera formación sistemática e integral de
la sociedad, de modo que surjan profesionistas y políticos verdaderamente
responsables y sensibles a los problemas de su entorno.
La profunda ignorancia de la educación moderna sobre estos temas a creado
una de las paradojas mas alarmantes de finales del siglo, que se denomina el
síndrome del analfabetismo moral, ya que mientras rinde culto a la
información y al simple conocer, no da importancia a la sabiduría ni al
desarrollo de la conciencia; además, dicha educación a mostrado
insensibilidad ante una de las mayores urgencias de hoy en día: producir
seres responsables, comprometidos y críticos de su papel ante las verdaderas
necesidades humanas.
El concepto de educación que caracteriza al sistema escolar en las sociedades
modernas engloba igualmente la transmisión de conocimientos y la
formación de hábitos, habilidades y valores. “Desde cualquier escuela
emergen valores”.
Hablar del proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores en general y de
los valores morales en particular en el sistema formal debería ser, por lo
tanto, una actividad que merecería el mismo tratamiento que los demás
contenidos, en lo que se refiere a sus perspectivas teóricas, a su
conceptualización y sus consecuencias prácticas.
Sin embargo, como entre nosotros esta realidad no ha sido así, lo anterior se
encuentra todavía tan alejado del quehacer cotidiano en nuestras aulas, que
no es exagerado afirmar que su posibilidad no pasa de ser la expresión de los
buenos deseos de muchos o un ideal.
La educación implica siempre un proceso de socialización. Este proceso es
necesario e inevitable en la construcción de la identidad del educando; pero,
para que la socialización en la escuela contribuya efectivamente a la
formación del sujeto se requiere que las redes de interacción que se realizan
dentro y fuera del aula y las regulaciones que dan forma a esas interacciones
llenas de valores y no de seudo valores. Es necesario, entonces, tener muy
claros cuales son los valores que se pretenden fomentar y realizar una
socialización consciente en la que dichos valores estén presentes.
La estrategia educativa en este caso no es otra que la de generar un ambiente
escolar cargado de valores así como el respeto con sus compañeros y
profesores.
Como resultado de esta investigación podemos precisar, que los valores son
guías que el hombre obtiene a lo largo de su vida y que ayudan a formar su
personalidad para orientar correctamente su conducta, en donde cada
individuo tiene su propia escala de valores, los cuales se aprenden
viviéndolos a través de la práctica con los demás y expresándolos siempre.
Esto se debe, en gran medida a la transformación de los valores, ya que con
el paso del tiempo se han modificado constantemente, lo que dificulta a la
persona su apropiación y práctica, esto da como resultado que cada quien
conciba a los valores de un modo distinto, lo que ha propiciado una crisis.
La educación en valores es un elemento fundamental para el
autoconocimiento y para la integración social y profesional. Les permitirá, a
los alumnos, aprender a ser, aprender a respetar, aprender a valorar y
aprender a aprender. Por tanto, la escuela debe ser el contexto formal, desde
donde se promueva la integración del desarrollo personal, la integración
ciudadana y la tolerancia y solidaridad, en un mundo diverso, y al mismo
tiempo global. Los valores se pueden aprender en contextos informales y
formales, especialmente en la familia y en el contexto escolar. Se pueden
aprender o desaprender. En su aprendizaje, el sujeto puede desempeñar un
papel activo, o, por el contrario, puede adoptar valores de manera
inconsciente Por ello, creemos que es importante organizar y tomar
decisiones previas sobre qué, para qué y cómo se puede trabajar la educación
en valores en el aula
Evidentemente, la educación en valores nos presenta varios desafíos:
considerar la educación en valores como un elemento natural del proceso
enseñanza-aprendizaje; formar en valores universales, pero también en
valores determinados por la cultura a la que pertenecen los alumnos, porque
no se puede enseñar en un vacío cultural; construir la escuela como un
modelo de práctica democrática, que permita a los alumnos entender, a partir
de problemas concretos, cuáles son sus derechos y deberes y cómo el
ejercicio de su libertad está limitado por los derechos y la libertad de los
demás, y potenciar la formación, en base a una axiología educativa, para
formar individuos y ciudadanos competentes.