Literatura y Cultura
Literatura y Cultura
Literatura y Cultura
pensar, sentir y actuar) no hay mejor protección que la lengua. Y para que
sobreviva con ese fin, debe seguir siendo una lengua literaria».
T. S. Eliot.
Recordemos que literatura y cultura fueron sinónimos hasta el siglo XVIII; una
persona culta era una persona de mucha literatura, de muchas lecturas.
Las sociedades y los grupos humanos están en una permanente dialéctica entre
el cambio, necesario para la supervivencia, y la reserva de las tradiciones como
elemento de referencia. De allí, la relevancia de la conservación y el aprecio de
la cultura y su transmisión, y es que, cabe destacar que la mayoría de las obras
literarias de la antigüedad, han sido posibles gracias al cúmulo de información
que se transmite de unas a otras generaciones.
La literatura es una práctica social que oral o escrita acompaña al desarrollo
histórico – cultural de cada pueblo.
No existe pueblo que no posea manifestaciones literarias, por lo tanto, estas
manifestaciones son el reflejo del sentir y las vivencias de un pueblo, sus
costumbres, sus sufrimientos y el amor a su tierra, transmitiendo una calidez que
se asemeja al terruño en el cual ha transcurrido la mayor parte de sus vidas, sus
acervos culturales.
Es a través de la literatura que se producen esas manifestaciones en las letras,
en sus leyendas, sus canticos etc… a través el tiempo y en la que podemos
encontrar diversos temas que son y han sido importantes para el ser humano a
lo largo de la historia y que son el testimonio de la vida y de la humanidad.
La literatura como instrumento de transmisión de la cultura, es capaz de
exteriorizar la intimidad de las motivaciones humanas mejor que la observación
empírica. Por lo tanto, la literatura está tan íntimamente ligada a la realidad, a la
vida, al hombre y todo cuanto a él se relaciona; por eso es una expresión cultural
del ser humano.
A través de la literatura se expresa el conjunto de rasgos que identifican a una
cultura de forma franca y liberal. Se da a conocer mejor la realidad de la vida que
por la observación directa de las personas.
Conclusión