Libreto Siberia
Libreto Siberia
Libreto Siberia
de David Olguín
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Siberia recibió en España, Tenerife, el X Premio Internacional de Teatro de Autor Domingo Pérez Minik
2007.
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Personajes:
Rodrigo, X, el asesino
Notas:
El nombre de los personajes, amén de su atributo, debe ser el de los actores que
encarnen este viaje.
De color negro, como la melancolía, los vestuarios del ebrio y del asesino son
idénticos; los del demonio interior –a pesar de las variaciones- también conservan el aire de
familia.
El espacio, si bien es una imagen mental, debe evocar un rincón del D.F. y sus calles
tapizadas de anuncios espectaculares, “vallas a donde vayas” con luz propia, paisajes,
ventanas, umbrales que pueden encerrar imperios de subjetividad.
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que, a su vez, construye la calle del crimen -ahí destaca un anuncio de vodka Stolichnaya
W (ebrio, se pierde ante un vaso) - Ciudad de México. Serían… ¿doce de la noche? Ella
espera un taxi. Él se acerca despacio, se la bebe con los ojos. Extrañamente, en esta ciudad
donde todo sobra, no hay nadie más. Ella sonríe: coquetería de moribundos. “¿No volveré a
verte hasta la eternidad…?” Y a un metro de distancia, cuando lo invade ese olor a mujer
un frío instrumento de cirujano experto a pesar de los pocos años de estudio. El bisturí corta
un dedo… largo, fino... Sangre fría para evaluar el daño: hueso temporal perforado, el
proyectil interesa masa encefálica y sale por el occipital, extraña escaldación del cuero
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cabelludo… ¿Pero el dedo? ¿por qué el dedo? ¿por qué…? Clash, clash, charquito rojo,
laguna, un sueño breve. La última caricia, qué piel… Moja las yemas de los dedos en la
sangre, deja huellas en cada palmo de esa piel. ¿Tu firma?... El minuto exacto, ¿pero por qué
a ella…?
Un tiro, en plena ciudad, crispa, como un aullido, pero nadie acude a ese rincón olvidado de
¿De dónde un rubicundo ángel inspira miedo? Pero ningún hijo de puta en este D.F. inmenso
te detuvo. ¿Cómo huir ahogado en vodka? A sangre fría y eres inocente, un cordero. Salud…
Paladear labios, lengua, a sorbos apuras la piel de Stolichnaya, trago frío que te hace hervir,
pero tú sólo la miras, lo tuyo es tocar con los ojos, mirar, envejecer, hundirme… Préndela,
incomprensible y legajos en jerga jurídica… Siempre, uno siempre se hunde… ¡Sirve igual!
Stolichnaya con hielo de paisaje blanco…. ¡¿Quién atiende aquí?!... ¿Cómo escapar ahogado
en vodka? Sólo se fuga el tiempo, como el camión que cruzó lentamente esa parada sin
maletín. Ventanas: ojos azorados, testigos mudos que colgarán ese cuadro en quién sabe que
Z, el más frío de los demonios, irrumpe de pronto rompiendo el anuncio de vodka. Por el
hueco se cuela una ventisca de nieve y escarcha; es un paso abierto hacia quiénsabedónde.
El asesino, sorprendido, se desploma.
Z (se arroja sobre el cadáver con un largo lamento) - ¡Liejlinít sadú dashes soroyí!
¡Koshka, krolík, krolík! 1… (Con fuerte acento en español.) Lástima, qué desperdicio... La
pregunta, ante algo así, es la de siempre: ¿por qué, doctor? ¿Qué oscuro instinto te hizo jalar
el gatillo?
X - ...¿Quién es usted?
X - ¿Paco?
Z - ¿Te sorprende mi atuendo? De donde vengo hace un frío de los mil diablos. Apenas la
piel de oso para detener un poco ese frío infernal… Raro tú, corazón, espadachín matasanos;
la fileteada que le propinaste a la muñeca da que pensar. Eso es raro y no tu servidora que
viene desde el círculo polar ártico. ¿No bastaba con el plomazo? ¿Por qué cortar el dedo?
X - ...
Z - ¡Ey, despierta! (Ríe.) Planeta tierra, continente americano, México D. F. y no sueñas, ese
X-…
Z - ¿La conocías?
X - No.
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Rusada que viene de la canción “Noches en Moscú” y remata con las palabras gata y conejo.
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Z - ¿Te cruzaste con ella y al diablo? ¿Ni una palabra de por medio o un pequeñito forcejeo?
X - Nada.
Z - ¿Ni siquiera un intento de agarrarle las nalgas, una teta o forzarla a satisfacer una
X - ¿Qué?
Z - Mujeres, ¿cuántas?
X - Una, una...
X - No sé...
Z - Paco…
X - ¿Qué?
Z - Llámame Paco, ¿okay? Paco Stolichnaya si quieres un apellido común y corriente, pero
X - ¿Qué golpes?
Z - Tu cara, tu cuerpo.
X - Me caí.
Z - Típico. Te vas por las ramas como todos los de tu especie. Uno los pesca con el cadáver
a sus pies, arma en mano y aún así inventan artimañas para esquivar la ley.
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habilidades para matar el tiempo. Miras caer minutos como fiambres y no respondes a una
X - Ya le dije: no sé.
Z - Mientes...
X - No sé mentir.
Z - ¿Dinero, amor, venganza, odio? ¿A sangre fría? ¿Por tus güevos tan azules que se caen
X - Ya cierra el hocico.
X - Cállate o…
Z - Eso es. (El joven se aparta; lo asaltan arcadas.) Tranquilo, respira… Queda un largo
camino por recorrer... Calma, machito cabrío, ¡respira!... Mira esas piernas, qué cuerpo. Una
lástima que ni siquiera preguntaras su nombre… ¿Era dulce, alegre? ¿Oíste el tono de su
voz? ¿Era tipluda, gangosa, grave? Tantos rasgos únicos que tendría esta linda mujer. Los
de tu especie matan en abstracto, fulminan ideas, dicen “prostituta” y la palabra arrastra mil
prejuicios.
X - No…
Z - Qué jodido pensamiento, cuánta mierda supura el hocico de los limpios de alma. ¿O eres
un simple misógino que quiso tirarse a su mami y, como no pudo, se cobra con cualquiera
X - No puedo...
otras mujeres, sentirás su carne, su respiración, dormirá a tu lado -en tu misma cama-
que te esbozó antes de jalar el gatillo, por siempre… Pobre nochera… (Prende una veladora
que dejará junto a la mujer.) ¿Crees que alguien la querría de verdad y llorará su pérdida?...
Acaso un escolar enamorado que dio con ella en la puerca página de masajes del Aviso
Oportuno… Tal vez alguien aún recuerda sus primeros pasos y la mira agitando una sonaja.
Mala suerte mujer muy mala... ¿Lloras? ¿Tú, bestia infecta? Pero qué ternura... Ayayay, por
X - No me torture…
X - Me atormenta.
Z - Si te hubiera dicho: “me llamo Pepe”, aceptaría tu reclamo. A cualquiera lo enerva pensar
Paco, no Pepe. ¿Entiendes por dónde me muevo? Yo no soy Pepito Grillo levantando el
dedito y corriendo tras tu silbidito para salvarte del mal. Aborrezco a Pepe Grillo y más a
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Pinocho, inútil pedazo de madera que grita: “¡Pepito, Pepito!”, cada vez que se mete en
problemas. No, corazón, yo me muevo en otros fangos… pero dame pistas para entender.
X - ¿Entender qué?
X - …Siento...
X - … Tristeza infinita… Miro a cualquiera en la calle y me asalta una extraña… no sé, algo
Z - Peculiar, rarito, por decir lo menos. ¿Sientes piedad y le vuelas la tapa de los sesos a una
X - Hice mal…
Z (canta) - “Si lo estás haciendo bien/ y pronto sale el mal/ dame un silbidito, fiu fiu,/ dame
un silbidito, fiu fiu,/ y siempre tu conciencia acudirá”... ¡Al diablo tu jerga de Pepito Grillo!
Me importa un pedo algo tan abstracto como el bien y el mal. ¿Qué es el mal? ¿Una idea?
No, doctor, tiene nombre, cara, voz. Podría llamarse Hugo… o Paco o Luis. Paco Donald
Stolichnaya, ¿por qué no? Manda al caño las ideas generales, chiquito. El mal anida en la
mano de alguien, habita palabras, el corazón… Yo busco otra cosa, bucear en tu sangre, la
causa primera, algo así como iniciar una investigación metafísica. ¿Entiendes? Pinocho
sobra en mi fiesta... Venga, canta tus porqués. La pistola, por ejemplo, ¿por qué? Es más
X - Quise huir…
Z - ¿De qué?
X - De ella precisamente-
Z - Por hastío…
Z - ¿Incluido tú mismo?
X - Por un cansancio insufrible, porque el sol salió de nuevo y total, aquí no hay ley…
Z - Porque no hay gatos verdes pues. Qué pedazo de mierda. Tú traes dentro la más atroz de
las criaturas: el demonio de la crueldad gratuita. Pero es inadmisible matar por nada. La ley
X - No entiendo.
Z - El fondo oscuro del corazón, papi. Eso sí da pavor. Por eso hay que encontrar el primer
motor, estructurar de manera clara y distinta: “Lo hizo por tal o cual motivo”. De otra manera
el pánico sentaría sus reales, ¿entiendes? Se propagaría el miedo a la degollina general, que
X - Caminé tras ella, muchas cuadras. Iba angustiada, presenció cuando me dieron un
botellazo...
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X - Como yo.
X - …Yo no…
X - Atroz.
Z - Pero tras muchos días de aparente normalidad, te asalta un arrebato de angustia, terror a
ti mismo, al minuto exacto en que el universo entero se confabula y suelta a una bestia
iracunda que sabe cuándo y dónde: ¡eres un tigre al acecho! ¡eso eres! ¿Has visto un tigre
blanco?
X - Una vez.
Z - Pam, pam, pam… Y se abrió paso el Señor de los ejércitos y anhelaste el parricidio,
X - Quisiera huir.
Z - ¿De la policía?
X - Escapar…
Z - ¿De qué?
X - …De mí mismo.
X - No se burle.
X - Ni moverme puedo.
X - Yo me vi...
Z - Podrías regresar.
X - ¿A dónde?
Z - A la morada del tigre, allá arriba, y no es el cielo precisamente. Sólo paga tu cuota.
X - ¿Qué cuota?
Z - “Una gota de tu sangre bastará para sanar mi alma…” “Cordero de Dios que quitas el
pecado del mundo, atiende (mi) súplica”… De vuelta a casa. ¿Vamos?… A Siberia.
X - ¿Siberia?
X - ¿Por ahí?
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W - Mirar, envejecer, hundirme sin fin... quién soy, quién eres. No dejes mis ojos.
Música. La prostituta se levanta de entre los muertos e inicia una rutina de baile sobre la
pasarela. Saca una peluca amarilla de su bolso, se la ajusta. El ebrio despierta y mira a la
exótica caer y levantarse y caer. Tras la rutina, ella se acerca.
W - Algo.
W - Me despierta al menos.
W - ¿Tú crees?
W - No.
W - Soy raro.
W - Ni un paso más.
Y - Podríamos coger...
W - ¿Quién?
W - ¿Ventana?
W - ¿Cómo?
Y - Le platico, hasta le canto y él ni pela los ojos. Ojazos gigantes, como canicas. Mirada
rara, como la tuya. Y abre y cierra la boca tras el vidrio como si hablara. Veo su boquita
moverse bajo el agua, pero no oigo su voz. Como tú que parloteas hasta por los codos, pero
solo.
W - ¿Arnulfo se llama?
W - ¿Yo?
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Y - Murmuras cosas.
W - ¿Como qué?
W - Cosas.
W - Que hice.
Y - No creo.
W - ¿Qué?
Y - Los que me han hecho sufrir, nunca sufren por lo que me hicieron.
W - La bondad del tigre: bendice con una muerte rápida, pero igual te hace añicos.
Y - No entiendo.
Y - Tú bebes un chorro.
W - Ya vete.
W - Circula.
W - ¿Y qué esperas?
W - Habla fuerte.
Y - Era un secreto.
W - Pues no te oí.
W - De la tundra.
Y - ¿Qué es eso?
W - ¿Qué es qué?
Y - ¿Atún-dra?
W - ¿Qué?
W - Luego.
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W - Tal vez algún día, pero ahora vete… ¿Y por qué no te vas?
W - ¿Stolichnaya?
Y - En tu honor.
W - Salud.
Y - ¿Te da gusto?
W - Me gusta el vodka.
Y - Se te nota.
W - Por supuesto.
W - Imposible, tontita.
Y - ¿Por qué?
Y - ¿Como nosotros?
W - Qué tal que le habla en ruso y Arnulfo sólo pone cara de idiota.
W - ¿Y cómo lo sabes?
Y - Que se entenderían.
W - ¿Quiénes?
Y - Los pescados.
W - ¿Hablando? Imposible.
W - ¿Cómo?
Y - Hay cosas que se hacen y para las que no se necesita hablar. O qué, ¿en Moscú cogen
Y - A lo mejor con los ojos, sin tocarse nunca y hablando solos. También escuché decir que
se la meten a una botella mientras se miran al espejo sin más compañía que su sombra...
Z, un demonio interior cálido y chocarrero, bajo la guisa de un mesero cojo, llega a la barra.
W - Venga.
W - No.
Z - Es que usted me intriga, patrón, y mire que aquí uno ve y oye cada caso…
W - Esfúmate.
Z - Antes, dígame, ¿por qué venir tan seguido, gastar tanto y para nada? ¿Por qué no la
toca? Lo he visto llorar mientras la mira. ¿Fue su esposa? ¿O es su hermana y llora al verla
Z - Mire, patrón, si alguien está chingando, por algo será que nos chinga. Nadie chinga sólo
por chingar. Nos chingamos unos a otros porque está escrito que tenemos que chingarnos.
Z - Hay quien dice: “Tenemos un destino, es necesario llegar a un punto, en línea recta
aunque no quieras, un tiro y plaf... chingue su madre y directito al cielo, bien arriba, polo
Z - Y otros te dicen: “Nada está escrito, la vida es un asombro, deja que te lleve el viento”.
W - Yo veo mi botella.
Z - ¿Y qué ve?
W - ¿Cómo?
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Z - Dentro.
W - Miro cosas.
Z - ¿El terruño de su infancia? ¿Una isla donde revientan las olas? ¿Una plancha de
quirófano?
Z - ¿Qué recónditos parajes visita cuando pierde la mirada en ese horizonte sin fin?
W - ¡No hablo del alcohol! Me pediste decir qué veo dentro de la botella.
Z - Exacto.
W - La llamo Stolichnaya.
Z - ¿A la mujer?
W - Había un anuncio: bloques de hielo, blanco del ártico, una botella… y disparé.
Z - ¿Disparó?
W - A quemarropa.
Z - ¿Y?
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W - El infierno.
W - ¿Cómo?
Z - Los hielos.
W - ¿Hielos? ¿Lees los hielos? ¿Me crees idiota? ¿Por qué te burlas de mí?
sortilegio de los hielos y descifraron, de paso, mi futuro. “Muerte por agua. Ahogado”. Ése
era mi vaticinio. Así que me alejé del mar y aquí estoy, marinero en tierra. No tengo tina,
nunca entro a albercas ni me paseo cerca de lagos o presas. Así me las prevengo, patrón. Con
W - ¿A qué te refieres?
W - ¿Quiénes?
W - Yo ya no soy médico.
Z - Glugluteo no es lo mismo que glúteo, patrón, de acuerdo. Mejor debería agarrar esas
W - Vete a la mierda.
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Z - Allá cada quién con sus mañas, pero yo me mantengo seco… Hombre abstemio vale por
dos. Escuche a los hielos, por favor; atienda las señales del vaticinio.
Z (grita al interior del vaso) - Ayuda… ayuda… (Arroja los hielos sobre la barra.) Escoja
al azar.
W (ríe) - Ten.
W - ¿A dónde?
Z - Veo un barco: reos, criminales, pero también corderos, muchos, miles de inocentes
pueblo, pero no, son corderos. Disidencia deportada en masa… ¡Válgame! Millones… y en
los huesos… soportan un frío inclemente, los devoran piojos y el hambre misma se ceba con
el resto de sus magras carnes. (Sube a la pasarela donde arroja más hielos y los persigue
por toda la extensión.) ¿Veo qué veo? Tu barco ya navega lejos de las islas aleutianas. Surca
Ojotsk. ¿Destino? ¿Existe el destino? (Los arroja otra vez.) Tu barco navega hacia…
Magadán, ¡Magadán!, ¡el cementerio blanco, el infierno frío!... ¿Se siente bien? ¿Qué mira
W - ¿Se hunde?
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Z - ¡El capitán logra maniobrar y encalla pero el vodka ha inundado las cámaras a una
W - ¿Y los corderos?
Z - Cubitos de hielo, una buena muerte, preferible al trabajo bestial en las minas de oro y al
sacrificio en los campos de exterminio. ¿Pero qué tanto mira en esa botella, patrón?
la última vez…/
perderte después…”
Z - Paco…
W - ¿Cómo?
Z - Llámame Paco…
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W - ¿Paco?
Z - Paco Stolichnaya.
Y - ¿Metamorfosis? ¿Y eso?... Mire, señor, los muertos no declaran, pero el mundo está lleno
de cosas raras. Eso lo tengo más que claro... Sé que mi mente es enrevesada y pienso un poco
sin pensar que pienso. Él mismo me lo dice, y sí, mi cabeza está llena de ventanas con chorros
de imágenes que me asaltan a la vez… Yo voy a un café internet donde a una compu le
aprietas el ratón y aparecen paisajes de playas tropicales. Parece que una se acerca a la isla
o al arrecife o a los pescados de colores, ojotes enormes, de canicas, como los de Arnulfo,
mi pescado pues, pero no, ellos son los que se te acercan y cuando sientes que los puedes
tocar, zaz, órale, otra imagen y luego otra y otra más... Yo sólo voy al internet a ver las
playas. A la trabajadora social le molesta que pierda tiempo en eso, pero a mí me encantan
las ventanas, peceras, escaparates, pantallas de cine, tele o computadora. Son escapes,
salidas... aire, traen un poco de aire. Como un ilusionista, un mago que abriera una pared de
concreto para regalar paisajes... Mi trabajo me late, no sé, gano buena lana pero igual es
pinche. Por eso las ventanas. Para soportar. A veces las encuentro en una cama, flotar junto
gusta, viajar en otros ojos, ventanas, no tengo otra palabra para explicar mi sensación… en
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una foto, en la telecita del metrobus mientras Shakira baila y menea sus caderas en el baile
de Barranquilla, y yo me siento como si fuera ella, pero en jodido, claro... Soy una bruta,
nunca me doy a entender… “A las cosas por su nombre: lo que son. No hay ventanas. No
exite lo imposible”, te dicen… Pero los muertos no declaran, señor, y yo aquí estoy. Usted
afirma que esa mujer era igualita a mí, pero él no se parece al joven de la foto. Son
como que se convirtió en otra gente, ¿no? ¿A eso se refiere con metamorfosis? Pues entonces
yo también metamorfosié: desde anoche soy Stolichnaya. Rarito nombre, ¿no? Como a mi
amigo le gusta todo lo ruso; por el vodka, de seguro… Pero sí, yo me siento distinta… Otra
alma, otro cuerpo… Y si mi novio hizo algo malo y cambió a tal punto, bien por él, ¿no cree?
Un borracho, sí, pero nunca me haría daño. De seguro piensa que me estoy inventando otra
ventana… pero creo, y tal vez me enredo pero, pues sí, creo que él me ama. ¿O qué, yo no
Un frío infernal. La veladora sigue prendida en la calle donde ella está despatarrada. El
W - Mirar, envejecer, hundirme sin fin… quién soy, quién eres. No dejes mis ojos.
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X - Abotargado, infecto alcohólico, aquí sanarás hasta quedar más erguido que un iceberg.
Nada hay más despreciable que un reo gordo y repuesto. Tú te cebas con carne de cordero.
W - ¿Quién eres?
W - ¡¿Qué hice?!
X - ¡Comes cordero!
de bestias inmundas como tú. Pero tigre no traga tigre, tú prefieres la carne blanda del
cordero.
- …Yo te conozco…
Pausa.
W - ¿Cómo te llamas?
W - ¿Viste lo que yo vi? Aguas grises… marronáceas. Como un lago estancado. Sin oleaje.
Las colinas de un gris plomizo cercano al negro… como carbón deslavado… desechos
W - Niebla y más niebla sobre nubes de niebla que te acosan como perros a ras del hielo
X - ¿Dónde?
W - Al desembarcar.
W - …Cientos, creo.
X - ¿Muertos?
X - Para entrar en calor, obvio. Actos de piedad. Los guardias entienden, como nadie, la
piedad.
culatazos.
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W - ¿Quién es?
W - Mirada de tigre.
crueldad. Bienvenido a su reino: Siberia nororiental, de aquí nadie sale. Sobreviven los
X - Infecto borracho…
W - ¿Cómo te llamas?
W - ¿Cómo te llamas?
X - ¡Soy nadie, imbécil, nadie! Pregunta una vez más y te mato… aquí somos nadie.
X - ¿Qué dijiste?
W - ¿De qué?
X - ¿Dios? ¿Invocaste a Dios? Hace siglos no oía esa palabra... Como hermano, alegría,
juego, justicia… palabras bajo siete puertas de hielo. Aquí bastan piojo, tabaco, chinche,
hambre, locura, blanco, absurdo, liendre, crimen, castigo. ¿Pero te interesaría ver a Dios?
W - Déjame en paz.
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X - ¿Quieres verlo?... Es increíble cómo el frío conserva los cuerpos, las expresiones de la
cara. Mira: el terror… (Obliga al ebrio a mirar la cara de la mujer.) ¿Qué hizo para llegar
aquí? ¿cuál fue su culpa? ¿existir? Ojos abiertos, azorados… carne de cordero.
W - …Si tu ojo peca, sácalo… si tus manos no curan, córtalas… si un médico mata, mátalo…
X - Si no hay Dios ni estructura moral, y puedes matar, y el mundo es esto, una masacre,
entonces no hay límites, todo es posible y, por tanto, cualquiera puede matar… Pero no
carroñero, ése es un lugar común del pensamiento siberiano y es una trampa de lógica
típicamente racionalista. Yo te ofrecí ver a Dios… Existe… Abajo de ti... (Señala el cristal
del refrigerador de carne.) “Producción, producción, producción”, la única palabra del señor
omnipotente. “Lo vi de cerca, como ahora te miro a ti… La jefatura, nerviosa, se agita como
pez en la red. Un susurro: ya viene, ya viene. La puerta del paraíso se abre de par en par y
Dios entra con su corte de ángeles. Todos con máuser y perros negros ladrando a las
formaciones. Viste abrigo de piel de oso. Airado, mirada borracha y pesada como plomo.
supervisor. ¿Hay presos que huyen del trabajo? ¡Los hay, comandante! Que los hijos de
puta den un paso al frente. ¡Ya oyeron, hijos de puta de la primera fila! Dios blande su
pistola. Conque no trabajan, ¿eh? ¡Zaz, zaz, zaz, zaz…! OPQRSTUSSK. Interminable… Si
a la primera no morían, la corte o los perros los remataban. Un ángel entrega a Dios otra
pistola. ¿Y hay obreros de vanguardia? ¿Rompen marcas por su férreo tesón? ¡Un paso al
frente! Rostros alegres, sueñan con una escudilla de papas. Conque obreros de vanguardia,
¿eh? ¡Zaz, zaz, tenga miserable, enemigo del pueblo, eso es lo que son, pequeños hijos de
en esa absurda maquinaria de muerte, como en todas cuando el demonio anda suelto, igual
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Paráfrasis demasiado libre a un relato de Anatoli Zhigulin en Las piedras negras.
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podían caer el supervisor, un ángel de la corte… o Dios mismo, ¿por qué no?… Y sí, un día
lo acusaron de espionaje. Claro que ese Dios analfabeta, incapaz de ver más allá de su
minúsculo imperio, no sabía de la existencia de otros dioses por encima de él. Sabía activar
la maquinaria y punto, pero en una carnicería siempre hay manos dispuestas a prender el
llevan impresa la misma pregunta en los ojos: ¿por qué? ¿se puede salir de aquí?
X - No tiene caso. Siberia es un laberinto. Entras por ese hoyo: un largo penar, sin fin. Polo
final del túnel pero siempre desembocas a otro refrigerador de carnes. Y cada uno tiene su
Dios. En este yacen millones de corderos y míralo: arbitrario dueño de vidas, señor de las
furias… No es carne de cordero que quita el pecado del mundo… es carne podrida…
Reyezuelo de un frágil día, en el hoyo, fiambre tieso, hasta pareces un pobre diablo, pero no,
carroñero, no, fíjate bien, apártalo de los corderos. Nuestra misión es separar… Cordero,
la última vez…”
perderte después…”
W - Por hambre, odio, en defensa propia, a sueldo, por amor, ambición, locura, por los
X - Para eso no hay más que un círculo del infierno donde penar: éste.
W - ¿Me reconoces?
corderito, tigre.
W - ¿Me recuerdas?
tuve una madre que me miró, no sé, al menos una vez debió mirarme con amor, quizás… no
W - ¡¿Me recuerdas?!
X - Siberia es un espejo.
W - Jesús es condenado y cae, sueña que lo ayuda su madre, le limpia el rostro y cae y vuelve
a caer y lo crucifican y muere y muerto sueña que lo abraza su madre y en el sepulcro resucita
y su madre encuentra un muerto que está vivo y por eso yo sólo pido: “Señor, lávame… sólo
así quedaré más limpio que la blanca nieve…” Aquí, en el cementerio blanco, los tigres
duermen con sus víctimas. (Deja la veladora y batalla por incorporar a la mujer como si
aquí. ¿Por qué dejar entre los muertos al que está vivo?
El asesino muere de frío. La leve llama ilumina el rostro del melancólico. Carga a la mujer,
Z - ¿Rara?, obvio que soy rara. Como raro es decir, desde esta latitud, “ruleta rusa”, “montaña
rusa” o “ruso blanco”… la bebida, ésa que embriaga con dulzura a las damas... ¿Pero es un
pecado mortal que un raro camine por las calles de esta ciudad infinita? ¿Raro mi abrigo,
detener a un diferente por la simple razón de serlo? Más raras son otras cosas que aquí se
miran. La primera plana de El Informante, por ejemplo… Cada maldito día, en este terruño
católico, El Informante registra carnicerías. Qué humor el mexicano, gente risueña que
festina las fotos y encabezados del periodicucho: Destazadero, Sin decir agua va, Plomo a
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polis cacos, La miró y pum, Ay mamita, Castrado express, Cabecitas rodantes, ¿Violentitos
a mí?, Mole y más mole… Oh, Ciudad inasible, imperio de la arbitrariedad, gentío, turba,
caterva sin ley, ciudad irreal, D.F… g, h, i, j, k de kalashnikov o “cuerno de chivo” como le
dicen la tira y los narcos… ¡Tatatatatatatá! Cuánto le deben sus balaceras al ingenio ruso.
Qué manera de aguantar bala. Ay México, país de estoicos, deglutidores... Bala, sangre,
muertos, muertas y más muertas... Eso es raro, y no esta pobre diabla que se enfunda en un
oso contra el frío… Seré clara: extravagante sí, pero nada sé del asunto. ¿Cambio de piel,
como las víboras? ¿Ese par, la misma persona? ¿La cirugía plástica lo puede todo?
¿Metamorfosis? Conozco el alma humana y no me vengan con cuentos. “Más sabe el diablo
por viejo que por diablo”… Muy pocos, realmente, se redimen. La grandeza interior no
sobra, pero sí el sufrimiento. Matar por nada es la corona de espinas del espíritu
humana. Diablo no traga diablo... ¿Y en cuanto a qué hacía yo por ahí a la hora del crimen,
señor? Lo confieso con cinismo: rondar, como siempre, escrutar mentes, adivinar
intenciones, esa mano indecisa ya madura la acción, arrepentimientos en falso –ah, cómo los
disfruto- y, de pronto, sangre fría y pum… Sonrío, sonreír es mi pecado, pero comparado
con los de su estirpe, soy un cordero… Eso de que se le metió el enemigo malo, es decir, un
servilleta, no es más que una pésima fama que justifica al irresponsable. “Soy un corderito,
inocente y pequeñito”, te dicen los violentos, pero yo no soy lobo ni bestia en flor. Soy la
que soy y como aquí a cualquiera le echan el guante, lo tupen de leña y sus inmaculadas
leyes casi siempre dejan suelto al tigre y refunden al cordero, mejor doy la nota para El
El joven de negro, enfundado por única vez en su bata blanca de doctor, murmura en sueños
X - Mirar, envejecer, hundirme sin fin… quién soy, quién eres. Siberia es un espejo.
la última vez…”
X - Me dormí.
X - Ajá.
Y - ¿Y la pasaste bien?
X - Me dormí… profundamente…
X - Me dio igual.
X - No me llames doctorcito.
X - ¿Qué?
Y - Bailarinas.
X - ¿Roban?
Y - Es un antro, niño.
X - ¿Y tú robas?
Y - No te enojes.
X - Yo no bebo.
X - Vete.
X - ¿Y a mí qué?
X - ¿Qué es eso?
X - No tengo dinero.
X - Ya veré.
Y - ¿En serio quieres que me vaya? Ultima chance de hacer negocio… ¿No te gusto?
X - ¿Y?
Y - Te van a tupir.
X - Ya veremos.
Y - Ni siquiera lo probaste.
X - No bebo.
Y - ¿Y a qué viniste?
Y - ¿Qué es?
X - Stolichnaya.
Y - ¿Stolisqué?
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Y - ¿Puedo?
X - Que te aproveche.
X - Me da igual.
Y - Paga el cover, y yo diré que pedí el trago. Se ensañan con clientes que…
X - Eso quiero. Que me den hasta la muerte, pedazos, añicos, eso quiero…
Y - …Eres raro.
X - Soy raro.
Y - ¿Estás triste?
X - ¿Te importa?
X - ¿Quién?
Y - Mi Arnulfo… un pescado.
X - Yo no me llamo Arnulfo.
X - No entiendo…
Y - Tranquilo…
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Y - Ya lo sé, pero…
X - ¿Yo qué con Arnulfo? Ni siquiera me gusta el pescado. Te estoy hablando, putita,
responde. ¿Me viste cara, boca, ojos de pescado? ¿Eh, imbécil? Aborrezco, odio el pescado,
¿me oyes?
Y - Vete al diablo.
X (la prende del cuello e intenta ahorcarla) - Apeste de pescado, escamas frías y rosas, ojos
inertes, de muerto. ¿A mí qué con un pescado tieso y frío? ¿Me viste cara de pescado de
infinito bajo siete puertas de hielo? Maldita condición la del pescado muerto. Jamás vuelvas
a mencionarme algo así o te mato, ¿entiendes? Te arranco las vísceras y las desmenuzo y
La suelta. Agarra una silla, está a punto de golpearla pero se detiene. La exótica huye.
X - Pescado frito bajo un sol incandescente, sol negro, carbonizado, pescado muerto bajo los
Z - Salud.
Bebe.
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El ebrio melancólico, contra el muro de las confesiones, declara con el joven de negro,
W - Me llamo Juan. Estoy perfectamente sobrio, además de que un borracho, como un niño,
siempre dice la verdad. Traigo a cuento la conseja por si en algo ayuda a que me crean… Un
crimen no prescribe. ¿Cómo pueden pedirme que me vaya en paz? Imposible eso de que lo
pescaron hace siglos. Pescaron otro pez. Yo lo hice. Yo no soy otro. Suéltenlo. Libre, ¿qué
hago yo conmigo?… Era una mujer de unos 27 años, cayó boca arriba. Pistola calibre 22.
Un solo tiro. Conozco el lenguaje pericial porque estudié medicina. La bala penetra la pared
del hueso temporal izquierdo. Quema, interesa la masa cerebral en un ángulo de 30 grados
y sale por el occipital. Muerte instantánea. Cuero extrañamente escalpado y negruzco, papilla
de materia cerebral. Yo mismo podría firmar el parte médico. No me apropio, como dicen,
del pecado de otro. Hay gente así pero no es mi caso... Yo me lo propuse. Premeditación.
Yo, el homicida, usé un bisturí de cirujano para seccionar el dedo cordial de la mano derecha.
locura, pues cargo con ella, la veo… El cadáver no presenta señas de violencia sexual. Acaso
aroma rancio a sexo con otro u otros hombres, pero no con el homicida. Como los perros,
creo que olfateé su cuerpo. Luego, no sé… blackout… Un solo pensamiento empezó a
invadirme: si pudiera verla levantarse del piso, cargaría con todo el suplicio habido y por
haber. Pero no… ojos acuosos, inertes, de pescado... Nadie me salió al paso. El anonimato.
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Caminar, caminar, sólo así podía conmigo. Pero en cada mujer veía su cara. Cansancio,
hambre, vagar sin rumbo kilómetros y kilómetros, miles de paisajes, siglos, tiempo y más
tiempo en un abrir y cerrar de ojos... Insoportable cargar el crimen... Aullé, grité días
enteros… hasta que una madrugada, ojos secos, me vi al espejo: vejez bajo siete puertas de
hielo. No sé cómo dejé mi tumba y… ¿a vivir?... Dicen que uno siempre vuelve. Así que
“¿perdonarte de qué?, aquí no hay ley, tú sigue y punto”. Pero no, señor, yo no soy un
10. Estación de policía: interrogatorio con una ventana por única salida.
Z (canta) - “Bésame, bésame mucho/ como si fuera esta noche/ la última vez… Bésame…”
Despierta, Rodrigo, hay que seguir el interrogatorio… ¿Te acuerdas de mí?... ¿Cómo, ya no
te acuerdas de mí? Te dije mi nombre al oído. Muy suave lo pronuncié ahí donde se cuelan
X - No sé, señor.
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Z - Empieza con P… P de pico, poco, puerco, puro… ¿Pepe, Piña, Pedro, Paredes, Pancho,
Ponce, Poncho, Pérez, Pablo, Plutarco? Recuerda… con p de puto… pavo, papa… ¡el Papa,
soy el Papa!
X - No recuerdo su nombre.
Z - Con p de pontífice.
X - La tiré en un desagüe.
Z - No, chiquito, falso… “yo no sé mentir”, dices, y la nariz te crece. (Al ebrio.) He oído la
confesión de una puta, un orate dizque ruso, un borracho, y todos mienten, salvo un noble y
simpático mesero. Ojetito, pero honesto, y él afirma que sí hablaste con la víctima por lo
X - ¿Sí?
Z (tras hacer sonar el hueco tinglado) - Escapes, engaños, palabrería ambigüa, sin anécdota
ni trama clara, ni mensaje, no digamos edificante, ¿eh?, simple mensaje, estructuración lineal
X - No, señor…
X - No entiendo.
X - No quise huir.
¿Sabes qué soy? Eso: macana tiesa quebrantahuesos. Policía… y judicial. ¿Tiemblas? P, p…
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X - ¿Qué es eso?
Z - Ruso blanco… Me quedan exquisitos. Alguna vez trabajé en un bar. ¿Quieres uno?
X - No bebo.
primera, pericial, escuela superior en las artes del miedo, un judicialísimo judas pues…
Putrefacto como pez tendido al sol… Ijtis, en griego… ¿Entiendes? Ijtis, Cristo, pez
Z - ¿Antes o después…?
W - Después…
Z - P de pistola, de pánico…
W - De purificación también…
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Z - ¿Qué dijiste?
W - Purificación... con p.
X - No bebo.
Z - No hay cosa que yo desprecie más que la mentira. Eres un beodo, pero yo entiendo tus
cálculos: debes pensar que yo soy el poli malo y que en cuanto me vaya a prepararte tu ruso
blanco entrará el bueno y con él podrás cantar “Bésame mucho” hasta el amanecer… Los
polis buenos sacan la sopa entre caricias, ¿sabes? Pero no, jovencito, te equivocas. Error de
cálculo. Yo soy el cordero. El poli malo es mi gemelo y está allá afuera esperando… Viste
como hombre, pero se llama Laura y es un demonio, un travesti feroz, matón con placa.. Así
que más te vale cantar de una vez por todas ¿por qué lo hiciste? Cuento hasta tres y si no
cantas, cruzaré el umbral y no volverás a verme, pues entrará mi pareja y él, como el lugar
común indica, no habla, él hace y punto, es el verdadero enemigo malo, ¿entiendes? Judicial,
Judas Iscariote, no Tadeito… Pero antes de que te vuelva a preguntar la misma y eterna
pregunta, respóndeme otra cosa: te gustan las ventanas, ¿verdad? (Dibuja una con un plumón
sobre el muro de las confesiones.) ¿Miras algo en esa ventana? ¿Algo más que un muro ciego
cuando miras esa ventana? ¿Sueñas, te fugas, huyes como la puta, como el orate ruso o como
el borracho? ¿Qué tanto miras en esa ventana? ¿Por qué fijas tus ojos en esa maldita ventana?
X - Veo un paisaje. Con p de paisaje y ahí, suspendido, me habla un pez, un pez en el aire.
¿Lo ve?
Z - ¿Cristo?
X - ¿Paco?
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X (destrozado) - No sé.
El policía prende brutalmente al joven y lo arroja por la ventana. Luego le regresa al ebrio
melancólico su pistola.
La calle donde destaca el anuncio de vodka Stolichnaya con paisaje ártico. Entra la
prostituta. Repiten exactamente los mismos movimientos del primer encuentro. El demonio
interior contempla.
W - Stolichnaya...
Y - ... Ven...
Él se detiene ante el anuncio con paisaje ártico como si esperara la irrupción de alguien.
Y - ¿Qué miras?
W - Vodka Stolichnaya.
W - No.
Y - Mariana.
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W - Bonito nombre.
W - Rusia.
Y - Debe ser padre, ¿no? Un frío de la chingada pero se ve bien suave... ¿Qué te intriga de
ese anuncio?
W-…
W - Siberia nororiental.
Y - Lejos, ¿no?
Y - …Ven, pescadote gordo… No hay mejor remedio contra el frío que un buen abrazo, un
12. Un epílogo, a la manera del siglo aureo, pero dicho con tal Tristessa que el
demonio interior a todas luces piensa en el buen de Jack Kerouac mientras toma la
Z - “Contabiliza todos estos sufrimientos de aquí al final del cielo infinito, y ve qué cantidad
puedes agregar para impresionar al Jefe de las Almas Muertas de la Fábrica de Carne de la
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Tristessa de Jack Kerouac.
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Fin.
el siguiente reparto:
Asistente de escenografía
y producción: Ximena Mendoza
Producción ejecutiva: El Milagro