Introducción, Capítulo 1

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LOS DOS MAXIMOS

SISTEMAS DEL MUNDO

Las M atem áticas del Viejo y Nuevo Mundo ¡


ensayo epistemológico j
LOS DOS MÁXIMOS
SISTEMAS DEL MUNDO
Las matemáticas del Viejo y del Nuevo mundo
Marcos Guerrero Ureña

LOS DOS MÁXIMOS


SISTEMAS DEL MUNDO
Las matemáticas del Viejo y del Nuevo mundo

Ensayo epistemológico

C E N T R O DE E S T U D IO S
L A T IN O A M E R IC A N O S

ABVA
VALA

2004
Los dos m áxim os sistem as del m u n d o
Las matemáticas del Viejo y del Nuevo mundo
Ensayo epistemológico

Marcos Guerrero Ureña

la. Edición Ediciones ABYA-YALA


12 de Octubre 14-30 y Wilson
Casilla: 17-12-719
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Quito-Ecuador

Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE-)


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Quito-Ecuador

Impresión Docutech
Quito - Ecuador

ISBN: 9978-22-404-1

Impreso en Quito-Ecuador, 2004


Dedicado ala humanidad entera
A gradecimiento

Extiendo mi más caro agradecimiento a la Universidad Católica del


Ecuador por el franco y decidido apoyo que ha dado al proyecto que
presenté bajo el título de, Máximos Sistemas del Mundo. Debo am ­
pliar el agradecimiento al Centro de Estudios Latinoamericanos, CE­
LA, quién aprobó e impulsó la consecución del proyecto a través de su
Programa de Desarrollo Académico. Así mismo, expreso mi imperece­
dera gratitud con: Emilio Cerezo, Decano de la Facultad de Ciencias
Humanas; Nelson Reascos, Director de la Escuela de Sociología; Mil-
ton Benitez, Director del CELA; Simón Ordóñez, Coordinador; Pabel
Muñoz y Juan Fernando García, Investigadores; Marcela Ordóñez,
Asistente Administrativa; Lucía Mendoza, Documentalista y Astrid
Bucheli, Secretaria.
Índice

Presentación .........................................................................................11
In tro d u c c ió n .........................................................................................15

P r im e r a P arte
C apítulo 1 Fase A n tig u a ....................................................................29
1.1 El nacimiento de la Geometría en el antiguo Egipto ............ 29
1.2 Akenatón y el M onoteísm o........................................................36
1.3 Moisés el egipcio ........................................................................40
1.4 La Geometría en la Grecia Clásica ...........................................43

C apítulo 2 Fase intermedia o Medioevo ....................................... 79


2.1 Las matemáticas del Lejano O rien te......................................... 79
2.2 La Ciencia y el Islám ..................................................................83
2.3 Las matemáticas en la Europa medieval .................................91
2.4 Fibonacci y Paccioli .................................................................. 100

C apítulo 3 Fase M o d e rn a ................................................................ 107


3.1 El R enacim iento.........................................................................107
3.2 Descartes y el Sistema Coordenado de Referencia ............... 114
3.3 Newton y el modelo Mecánico del M u n d o ........................... 128
3.4 Los matemáticos después de N ew to n ......................................141

C apítulo 4 Fase Actual (La crisis delE.M.R.Occ.) ......................... 159


4.1 La revolución de la relatividad ................................................ 160
4.2 La catástrofe C u á n tic a ...............................................................179
4.3 El Caos determinista .................................................................191
4.4 Estructuras disipativas y Catástrofes ......................................203
1 O Marcos Guerrero Ureña

4.5 Teoría de Supercuerdas y Teoría “M ” ...................................... 209


4.6 Espacio-tiempo fra c ta l................................................................221

S egunda Parte
C apitulo 5 El medio geográfico y el sistema
económico Andinos ..................................................... 243

C apitulo 6 El sistema m atem ático de la Cruz C u a d r a d a ..........255

C apítulo 7 El crom ático sistema matemático del Kipu ............263

T ercera Parte
C apítulo 8 El lugar del E.M.R.A.n en las
m atem áticas actuales ...................................................277
8.1 Teoría de nudos ..........................................................................277
8.2 La Geometría Fractal de la N aturaleza....................................282
8.3 El EMRAn y la función “zeta” de E uler-R iem ann.................290
8.4 Las matemáticas p-ádicas y el k ip u .......................................... 295

C apítulo 9 Implicaciones científicas y filo só ficas....................... 301


9.1 Implicaciones lógico-m atem áticas.......................................... 301
9.2 Implicaciones neurológicas y sicopedagógicas ..................... 306

A n e x o s.................................................................................................. 313

Créditos bibliográficos ,363


Presentación

La recuperación de la memoria no va únicamente por el lado del


relato, la fábula de lo que un día fuimos, la rememoración de lo pasa­
do. Desde el punto de vista de la cultura esto es sin lugar a dudas de su­
ma importancia para el desarrollo de los pueblos. Al hacer posible la
distribución del ser en el tiempo, la memoria permite la ubicación de
la vida en las coordenadas de la existencia. Es preciso conocer de dón­
de se viene para saber a dónde se va. Pero la memoria es más que eso.
Desde el punto de vista del presente la m em oria es la urdimbre en la
que el hom bre teje su laborioso obrar en la vida.
La conquista, la colonia, la dependencia, momentos de la histo­
ria de occidente que hicieron posible el surgimiento y desarrollo de la
m odernidad capitalista, no solo buscaron borrar de la memoria de los
pueblos conquistados sus relatos propios para mejor poder dominar­
los, buscaron también suprimir su urdimbre para obligarlos a tejer a
favor de otros. Sin posibilidad de ubicarse en el tiempo, sin posibilidad
de ubicarse en el mundo, enfrentados a la incertidumbre y al sin senti­
do de la existencia, la historia en estos lugares se abre como un largo
proceso de servidumbre. En el plano del pensamiento, esa servidumbre
tiene que ver con la dependencia cultural. No solo los signos, no solo
los símbolos, no solo los relatos nos llegan de allende la m ar para de­
cirnos lo que somos. Nos llegan también las estructuras básicas del
pensar, los sistemas de representación y los contenidos de la concien­
cia. El resultado es lamentable, term inamos convirtiéndonos en un eco,
en una m entira viviente, como habría de denunciar en su momento
Sartre, el filósofo de la descolinización.
Se trata por supuesto de la onda expansiva de la civilización
que hizo posible la universalización del espíritu de occidente. Univer­
salización unilateral, autoritaria, excluyente, que barrió con la m em o­
12 Marcos Guerrero Ureña

ria de los otros pueblos. De ese m odo, el saber de culturas milenarias


como las m esoam ericanas o las andinas dejaron de existir para con­
vertirse en objeto de la m irada arquelógica de ese m undo al que que­
damos enlazados.
Con su libro, La Verdadera Historia del Tiempo, concebido co­
mo diálogo universal de las cuatro culturas fundam entales que han
dado forma a la hum anidad, asistimos al em peño por la resurrección
de lo olvidado para que la escena se complete. El libro nos provoca la
contemplación de un m undo form ado por la unidad de la diversidad.
Con este segundo libro del mismo autor asistim os en cambio a la
puesta en escena del diálogo om itido, que en el contexto de la depen­
dencia cultural no pud o ser, entre la cultura occidental y la cultura
andina. Con intuición clara y profundidad analítica, el autor ubica el
centro de este acontecer intelectual en el cam po de las matemáticas.
Aritmética y geom etría convergen para hacer posible el espacio de la
representación m atem ática como unidad de cuerpo y pensam iento
abstracto. De esta unidad surge lo que Hegel, el filósofo alemán, sin -
tesis de la m odernidad occidental, llama espíritu. Y del espíritu, según
este propio pensador, se desprende el m undo. Esta operación habría
estado ausente en el espacio histórico social de los pueblos coloniza­
dos. De allí su imposibilidad de contar con elementos propios del
pensar que hicieran posible una lectura no sesgada de la realidad. Al
restituir este espacio el autor nos abre la posibilidad de superar esta
ausencia y recobrar el vínculo entre el cuerpo del m undo (la geome­
tría precolombina) y el pensam iento abstracto (sus matemáticas).
Empieza por establecer que el espacio m atem ático de representación
desarrollado por el Viejo M undo, está constituido por puntos-lím ite,
y, por tanto, es de dim ensión cero, mientras que en la América preco­
lombina el espacio de representación desarrollado está constituido
por segmentos, hilos, de dimensión uno. Es esta la gran diferencia no
contem plada hasta ahora. Así, m ientras el prim ero es trascendente y
abstracto, el segundo es sensible y concreto. El abstracto es deductivo,
en cambio, el concreto es inductivo. De este m odo, lo que la depen­
dencia cultural basada en la centralidad occidental impuso como úni­
co, encuentra su com plem ento con aquello que hasta ahora estuvo
oculto y surge a la luz del conocimiento por efecto de la investigación
que el autor del libro pone a nuestro alcance.
Los dos máximos sistemas del mundo 13

El Centro de Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Uni­


versidad Católica del Ecuador, al haber hecho suyo el proyecto de in­
vestigación presentado, quiere dar testim onio de su compromiso con
los procesos intelectuales orientados a descubrir nuestra realidad.

Milton Benitez Torres


Director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
LOS DOS MÁXIMOS SISTEMAS DEL MUNDO
(Las matemáticas del Viejo y del Nuevo mundo)

Ensayo epistemológico

MARCOS GUERRERO URENA


0. 0 INTRODUCCION

La historia de la ciencia se ha ido elaborando bajo la premisa de que la


configuración básica del saber científico es un proceso acaecido dentro de las
fronteras de la Civilización Occidental. Si bien hoy se tiende a admitir que los
importantes y copiosos desarrollos intelectuales de las antiguas culturas egipcia y
babilónica, o de la hindú y china, son progenitores de ese saber, no se les
reconoce, en cambio, como productos científicos propiamente dichos. El
argumento esgrimido es bastante convincente y recoge el hecho de que ninguno
de los antecedentes de la matemática griega alcanzó a sistematizarse como una
geometría -al modo de los Elementos de Euclides, con cuya aparición pudo
cimentarse el escenario para la fluida realización del pensar y el conocer -.
¿Pero fue, en efecto, este hito fundador el acontecimiento del que se ha
desprendido toda ciencia posible, o hubo, en alguna otra parte de nuestro planeta,
una invención equivalente, un desarrollo paralelo de un sistema de referencia
igualmente apropiado para la expresión de las ideas? De dar crédito a esta
posibilidad: ¿Cuál es esa otra ciencia, dónde y cómo se originó?, ¿Fueron sus
condiciones de partida, principios, objetivos y formas constructivas idénticos a los
de la ciencia reconocida? o, ¿Fueron saberes de distinta raíz y tallo, cuyas
diferencias piden explicación? ¿Podrían comunicarse las dos ciencias en pie de
igualdad? ¿Qué consecuencias y beneficios, cabe esperar de aquello?
Antes de contestar estas inquietantes preguntas, voy a poner a consideración de
los lectores el siguiente libro, el cual da a conocer por primera vez el que muy
probablemente fue el sistema matemático que desarrolló el hombre americano
precolombino; haciéndolo esta vez en el marco de los Espacios de
Representación. Una vez que terminemos de recorrer sus páginas, les aseguro,
estaremos en buenas condiciones para contestar satisfactoriamente las
mencionadas preguntas.
Anticipando, lo que debo manifestarles es que estas exóticas matemáticas se
ocuparon tanto de la parte cuantitativa como cualitativa del mundo y consistieron
en dos ramales -dicho con terminología actual-: una Geometría Analítica Fractal,

2
totalmente desconocida hasta la fecha, no consta en los Anales de Matemáticas, y
una Geometría Arborescente o p - ádica. Éstas, al ser combinadas de manera
complementaria, configuraron el Kipu, genuino sistema de coordenadas de
referencia capaz de representar con una alta resolución, tanto la cantidad como la
calidad de los procesos concretos, y útil para realizar predicciones fiables. Como
consecuencia lógica de todo esto tubo lugar el nacimiento de una Cosmovisión,
asimismo, geometrizada.
Para poder comprenderlas a cabalidad es preciso establecer, previamente, el
concepto de:
> Espacio Matemático de Representación (E.M.R.)
Definición: Del modo más general, podemos decir que el E.M.R. es un Cuerpo
topológico (ver recuadro 1) construido según una determinada estructura geométrica.
Así, él puede ser: puntiforme si está constituido por puntos, reticular si es en forma
de malla, ramiforme o en árbol, de cuerdas, etc. (ver recuadro 2 ) El E.M.R consta de
las siguientes partes: un cuerpo numérico, una clase de valor absoluto, una clase
de distancia y un sistema de coordenadas de referencia espacio-tiempo.
El E.M.R. es el dispositivo intelectivo más importante que posee la ciencia actual.
Al científico le ha servido para registrar el rastro que dejan las regularidades que
rigen los procesos de la realidad, lo que le ha sido útil para luego ejecutar
simulaciones, realizar predicciones fiables y efectuar aplicaciones prácticas
exitosas. Para llevar a cabo tan fascinante prodigio, el científico hace uso de las
propiedades que posee dicho espacio, en la medida en que éstas puedan
expresarse por medio de ecuaciones que representen las funciones que
caracterizan al proceso en mención.
El E.M.R. es el mayor logro del pensamiento matemático en la historia del ser
humano, es el medio que permite la creación del discurso científico, el que
deviene mas tarde en tecnología, la cual, a su vez, al incidir en la producción
social, genera significativas modificaciones en el hombre y su entorno natural,
transformándose, finalmente, en fuerza productiva, la que actúa como un
verdadero agente de la evolución.

3
El E.M.R. es el producto final de un largo proceso evolutivo que ha posibilitado la
aparición de la denominada conciencia mental o conciencia espacio-tiemporal o
científica. Se trata de la conciencia histórica que supera a la conciencia mítica, la
inmediatamente anterior, que subyace en su interior, que comenzó a desarrollarse
hace aproximadamente 40.000 años y no ha terminado todavía.
El E.M.R. ha posibilitado la aparición de la comunicación conceptual o científica
gracias a la modelación matemática de los sistemas.
El concepto de EMR, logrado gracias al conocimiento actual sobre el tema, nos va
a permitir realizar un viaje epistemológico a lo largo de la historia de las
matemáticas, tanto las del Viejo Mundo como las del Nuevo y descubrir sus
respectivas especificidades constructivas; así como sus mitos de origen. Por
medio de él nos encontraremos con geometrías "exóticas” apreciadas hasta hoy
con una mezcla de perplejidad y menos precio y trazaremos un nuevo rumbo para
la Ciencia.
> Metodología
En el proceso de presentación de los dos sistemas matemáticos se hará uso del
Principio de Relatividad y del Principio Antrópico.
El Principio de Relatividad, que Galileo Galilei fue el primero en vislumbrar, nos va
permitir colocarnos, alternativamente, en cada uno de esos espacios para mirar el
mundo desde uno u otro, reconociendo factores que no dependen de cada
observación y haciendo deliberado uso de un proceso transformativo. Relatividad
es, por tanto, comunicación entre esos sistemas de referencia dotados de su
propio movimiento.
El Principio Antrópico, que legitima el conocimiento de aquello que es difuso, por
alejado en el tiempo, no a partir de establecer sus hipotéticas características
iniciales, sino de valorar retrospectivamente lo que nos muestra su actual estado
de evolución, hará posible "resucitar” el carácter científico de geometrías tenidas
hasta hoy como un producto exótico y, como ya dijimos, aceptadas con una
mezcla de perplejidad y menosprecio.
Introducido en 1961 por el físico usamericano Robert Dicke, el principio constituye
una manera alternativa de obtener una respuesta a la gran pregunta: ¿por qué el

4
Universo es como es? La respuesta convencional, deductiva, va por la línea de
especificar unas probables condiciones iniciales del universo y, con base en las
leyes de la Física, predecir los estados evolutivos subsiguientes. La respuesta
antrópica es, en contraste, inductiva y se resume en la expresión: el universo es
como es por que existimos nosotros; en otras palabras, la existencia de seres
capaces de preguntarse por el origen del Universo reduce dramáticamente el
número de posibles escenarios evolutivos de éste, a aquellos que desembocan en
la aparición de la vida inteligente y, más restrictivo aún, a aquella variante que
conduce inevitablemente al surgimiento de la vida humana. En el caso del método
deductivo, el pasado explica al presente. En el caso del método inductivo, el
presente explica al pasado. Como si los efectos se tornasen causas, el principio
antrópico invierte la dirección del tiempo. Las ventajas que presenta frente al
método deductivo son ciertamente importantes, ya que este último es mucho más
complicado de aplicarse en la explicación de la cosmogénesis, en vista de que no
se conoce el estado inicial del universo ni existe seguridad sobre el
funcionamiento primigenio de las regularidades físicas. Es decir que, ante una
situación de alta incertidumbre sobre el pasado, el principio antrópico legitima una
búsqueda a partir de las condiciones reconocidas del presente. De hecho, las
exploraciones que se llevan a cabo en la genética mitocondrial1 para establecer
algunas conclusiones sobre la evolución humana, en abierta divergencia con la
paleo-antropología, pueden considerarse como una aplicación no denunciada del
mismo principio.*

'El año 2002 marcó el cuarenta aniversario del nacimiento de la Antropología Molecular.
Esta disciplina se constituyó gracias a la utilización de las técnicas provenientes de la genética
molecular. Su primer objetivo es datar la aparición del primer linaje humano y las diferentes etapas
de su evolución basándose, ya no en fósiles, sino en el análisis del ADN mitocondrial. Fueron Emile
Zuckerkandl y Linus Pauling los primeros en concebir la idea de utilizar la biología molecular para
estudiar la evolución, después de haber establecido que el hombre y el chimpancé están más
cerca, genéticamente, que el chimpancé y el gorila. Los genetistas han concentrado sus esfuerzos
en la datación de dos acontecimientos evolutivos importantes: la aparición del linaje humano y la
de los primeros hombres modernos.

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Así, entonces, siendo muy difícil o imposible disponer de información sobre el
discurso de las matemáticas de las Américas precolombinas, se puede tratar de
entenderlas con ayuda de las matemáticas de hoy que limitan el diapasón de sus
posibles interpretaciones. El autor de este libro, aplicando este método logró
reducir las posibilidades a UNA.
Finalmente se debe destacar que, la clave del buen uso del principio consiste en el
empleo combinado de los dos métodos, aprovechando de su condición
complementaria, y no en el manejo unilateral y extremado de los mismos.
Además, se considera al conocimiento como lo que resulta de la actividad psíquica
que se produce cuando el ser humano interacciona con el entorno y consigo
mismo, bajo la actitud de conocer. Por tanto éste es susceptible de ser investigado
de manera histórico-universal y abstracta; es decir, prescindiendo de los
procedimientos cognoscitivos particulares, de los que se dispone, tanto fuera
como dentro de la ciencia y aceptando que el objeto inmediato del conocer es sólo
la idea, imagen o representación del objeto concreto. El espacio donde tiene lugar
el acontecimiento de la representación es lo que hemos llamado E.M.R.
Se trata, por tanto, de ver si la imagen corresponde homomorfamente al objeto-
proceso concreto que se investiga y conoce y que acaece fuera de la conciencia.
Dicho de otra manera, de lo que se trata es de construir un símil o análogo o
modelo matemático. La actividad denominada "realidad virtual" es un ejemplo de lo
manifestado.
En estricto apego a la definición que hemos dado de E.M.R. debemos decir que el
único conocido al momento es el que ha desarrollado la Civilización Occidental
con aporte Oriental en sus orígenes, el E.M.R.Occ. Por tanto, lo que vamos hacer,
para poder ver en que consistió el Espacio Matemático de Representación Andino
Precolombino (E.M.R.An) es, ponernos en la perspectiva del E.M.R.Occ. y, luego
de estudiarlo, invertir la mirada, para esta vez observarlo desde el E.M.R.An, pero
con nuevos ojos.
Para lograr lo indicado es menester previamente recordar, en sus grandes jalones,
la historia evolutiva de la conformación de los dos espacios en estudio, siguiendo
la huella dejada por la epísteme matemática.

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Con este propósito, en la primera parte se relata el origen y desarrollo del
E.M.R.Occ. Comenzando con su nacimiento del vientre agrícola, pasando por su
apogeo y frenético esplendor, hasta su ocaso y crisis final, pero dejando entrever
la posibilidad de la configuración de un nuevo E.M.R. que permita a la especie
humana sortear las difíciles condiciones y circunstancias de la difícil travesía que
le tocará vivir durante el siglo XXI, cuando el estado climático y social del planeta
se vuelva turbulento y global; ahí cuando el E.M.R.Occ. ya no será útil por sí solo.
En la actualidad este espacio se encuentra en pleno colapso; sin embargo, se
espera que entre en una sensata reestructuración si los científicos que lo operan
aceptan que éste no tiene carácter absoluto como lo habían supuesto, ya que sólo
puede representar los procesos laminares con una buena resolución predicativa y
revelar la estructura exterior de los sistemas; pero, es incapaz de hacerlo con los
procesos turbulentos y discretos. Se conoce que Werner Heisenberg ( 1901-1977),
poco antes de morir musitó que, estaba listo para preguntarle a su Dios el porqué
de la relatividad y el porqué de la turbulencia y que abrigaba la certeza de obtener
respuesta sólo al primer interrogante.
El relato de la historia evolutiva del EMROcc continúa con Euclides. Desde que él
lograra axiomatizar la geometría de las figuras planas ésta ha evolucionado a la
par y en correlación con el conjunto de los números, hasta constituirse como una
totalidad sistémica. El espacio euclidiano, como llegó ha llamarse, es por
nacimiento y por naturaleza puntiforme. Esto quiere decir que su unidad
estructural geométrica es el punto. El punto es un objeto indivisible, ya que no
posee partes; es el producto final del proceso de fraccionamiento infinito de un
segmento de recta; es un ente sin extensión y es fiel imagen abstracta del átomo
griego, concepto que ha venido vertebrando a la ciencia occidental a lo largo de su
historia. El punto es un ente trascendente, no se parece en nada a objeto alguno
del mundo real, es totalmente abstracto; y como no tiene extensión, la escala no lo
afecta, es independiente de ella; se mantiene idéntico a sí mismo sea cual sea
ésta.
Fue así, entonces, cómo al comienzo surgió el espacio vacío, carente de
elementos hasta el momento en que advino la Agricultura y sembró, de manera

7
discreta, los primeros componentes en el desolado escenario, en estricta
correspondencia con las regularidades provenientes de figuras generalmente
planas; pues, fueron extensas cuencas hidrográficas y marítimas las que
prodigaron tal escenario que les valió como plataforma de despegue a sus
grandes éxitos, pero también a sus deplorables locuras y desaciertos.
Haber vuelto operable el espacio plano significó para occidente dar el primer gran
paso en la construcción del espacio de representación que le es culturalmente
correspondiente.
El siguiente y final componente lo creó R. Descartes; quién, con el espacio
euclídeo completamente desarrollado en sus manos, estuvo en condiciones de:
dibujar en él un Sistema Coordenado de Referencia Ortogonal, eligiendo
arbitrariamente el punto que servirá como centro de coordenadas y signándolo con
el número cero. La necesidad histórica, en los tiempos de Descartes, de disponer
de un sistema de referencia absoluto que sirva de ordenador, explica por qué la
concepción iluminada de dicho sistema tuvo íntima relación con la geometría del
sagrado símbolo cristiano: la cruz.
De esta manera quedó concluida la construcción del Espacio de Matemático
Representación Occidental. Ahora, por primera ocasión, occidente disponía de un
dispositivo intelectivo con la prodigiosa propiedad de revelar la forma del
movimiento de un sistema de partículas dado. Como por ejemplo el sistema Solar
ó más simple aún el sistema Luna-Tierra, en el cual, para estudiar sus trayectorias
tendremos que, por exigencia inapelable, considerar a los planetas como si fuesen
puntos matemáticos, sin estructura interna, tal como exige el espacio de
representación utilizado.
Valiéndose de este artificio reduccionista, fue como Isaac Newton fundó la
Mecánica Clásica. Ciencia que llegaría a cristalizarse, como si fuese un diamante
de elegante factura, en las llamadas: Ecuaciones Canónicas de Hamilton y que
habría de impulsar el desarrollo y la modelación de los distintos rostros de la
Sociedad Mecanística en el planeta Tierra.
El Sistema del Mundo, que como consecuencia hizo aparición, reinó con carácter
absoluto, cual si fuese doctrina de la monarquía, durante más de 200 años. A.

8
Einstein se vio obligado a relativizarlo, de manera generalizada y para cualquier
sistema de referencia espacio-tiempo, debido a que no fue capaz de explicar el
resultado negativo del experimento Michelson-Morley.
Acto seguido, casi sin darle respiro al espacio de representación reformado, brotó
en su propio interior, la Mecánica Cuántica, como un artilugio algebraico que
permitía prescindir de cualquier sistema de coordenadas espacio-tiempo para dar
cuenta de los fenómenos atómicos de manera satisfactoria y en estricto apego a la
verificación experimental. Como consecuencia, se produjo un sinsabor
epistemológico que atormentó las almas, tanto de los investigadores del
microcosmos como las de los científicos bio-sociales, que no se sintieron
satisfechos, debido a que el discurso científico se veía reducido a una suerte de
representaciones disyuntivas, ambivalentes, paradógicas e indecidibles.
Insistiendo, con el sincero afán de conciliar tan dispares teorías (Teoría general de la

relatividad y Mecánica Cuántica), la una geométrica y la otra algebraica, E. Hawking, en


esfuerzo supremo, logra una "unificación inesperada”: él que había apostado por
la existencia de los agujeros negros, basándose en la demostración de las
singularidades, terminó, a la postre, negándoles la condición de inobjetable
certeza. Comunica, a sus motivados seguidores, que los huecos negros no son
tales, que se evaporan y que no se precipitan de manera inexorable hacia un
hueco, hacia una singularidad, hacia una infernal anomalía de la realidad.
Estos resultados revivieron la vieja esperanza de Einstein manifestada en la carta
dirigida a Wolfang Pauli en 1948: «La descripción completa no podría limitarse a
los conceptos fundamentales que se emplean en la mecánica del punto. Le he
dicho más de una vez que soy un partidario acérrimo no de las ecuaciones
diferenciales, sino del principio de relatividad cuya fuerza heurística nos es
indispensable»
Así es como, en abril de 1997, el físico francés Laurent Nottale anuncia que la
Teoría de la Relatividad de Escala generaliza el principio de relatividad de Einstein,
de tal modo que la T.G. R y la M.C. pasan a ser casos particulares de ésta y,
además, deja establecido que: los conceptos de relatividad de escala y de
espacio-tiempo fractal, junto al método de la covariancia de escala, han permitido

9
derivar las dichas ciencias de las leyes de escala más simples que puedan
construirse. Eliminando de manera definitiva la falsa controversia habida entre lo
que se decía del macro y del microcosmos.
Finalmente, hay que mencionar que el año 1986 el brillante físico usamericano
Edward Witten introdujo por primera vez un cambio sustancial en el espacio de
representación: cambió el punto-límite por la "cuerda” y obtuvo un peculiar espacio
que le sirvió para formular su Teoría de Supercuerdas, que nos da cuenta de los
últimos esfuerzos hechos en pos de lograr la gran unificación de las cinco fuerzas
fundamentales de la naturaleza (eléctrica, magnética, nuclear débil, nuclear fuerte y gravitatoria)

Sin embargo, debo manifestar que el nuevo espacio no es más que el mismo de
puntos, sólo que agujereado (ver recuadro 2 )

La caracterización del EMROcc que se deriva de esta historia es la siguiente:


1) El E.M.R.Occ., al estar constituido por puntos-límite, adquiere carácter
trascendente, infinito, abstracto y sitúa al científico fuera del mundo. Esto le coloca
por encima del objeto que conoce y hace que asuma la condición del dios del
génesis.
2) A esta clase de espacio se lo llamó Analítico, para indicar que es diferenciable.
Este es el espacio que se opera mediante el cálculo diferencial e integral. Las
funciones que le caracterizan se las calcula mediante la resolución de las llamadas
ecuaciones diferenciales.
3) Debido a esto las trayectorias espacio-tiempo de las partículas son descritas
bajo la condición inapelable de estar reducidas a puntos-límite. Esta necesaria
operación hace que la incidencia del aspecto cualitativo de ellas no influya en sus
trayectorias, logrando de esta manera una representación cuantitativamente pura.
4) Por tanto, el E.M.R.Occ. es apropiado para describir y predecir los cambios de
posición que acontece en los sistemas de partículas y tan sólo revela su estructura
externa y su cuerpo cuantitativo.
5) Bajo la misma razón, el E.M.R.Occ. es ideal para la modelación matemática de
sistemas deterministas.
6) Consecuentemente, es totalmente apropiado para estudiar el funcionamiento de
los sistemas mecánicos.

10
7) El EMROcc es deductivo por excelencia. En el segundo capítulo, así mismo, se
relata la historia evolutiva del E.M.R.An, haciéndolo estrictamente apegado a la
información que disponemos hasta el momento.
A diferencia del anterior, el Espacio Andino de Representación tiene como unidad
estructural geométrica al cuadrado en lugar del punto-límite. Este espacio nació,
creció y fructificó antes de la invasión y se ocultó durante el período de la barbarie
y la esclavitud.
El pensamiento Matemático Andino Precolonial entra en escena en calidad de
resucitado. Su renacimiento comienza con el descubrimiento del Geoglifo Estelar
de las Salinas del Chao, situado en el Noroccidente peruano, por el arquitecto
Carlos Milla Villena; quién, con atenta mirada, lo encontró en la fotografía aérea
SAM N° 680-Proyecto 104 1942, en el año de 1976, historia que nos cuenta en su
libro Génesis de la Cultura Andina. El geoglifo está asociado a un complejo
ceremonial, conformado por estructuras rituales correspondientes a las épocas IV
y V del Precerámico Tardío y consta principalmente de cuatro basamentos pétreos
que reflejan proporcionalmente la constelación de la Cruz del Sur.
La Universidad Católica de Lima realizó el fechado por medio del radio carbono,
obteniendo que la fecha en la que se construyó el complejo fue el año 1900 a.C.
Más tarde, el análisis geométrico reveló que se trataba de un observatorio
astronómico construido mediante el método matemático-geométrico de la Cruz
Cuadrada. Este peculiar sistema matemático tuvo ampliada aplicación y extendida
aceptación por parte del Hombre Andino y Americano. El autor nos asegura que a
éste le sirvió como Sistema Operativo de Medidas, a modo de un gran atractor a
cuyas pautas geométricas debió necesariamente estar referida toda medida, todo
símbolo, todo diseño y toda organización espacial, cronológica y social.
Carlos Milla, en su libro Génesis de la Cultura Andina, se propone mostrarnos las
evidencias y la metodología empleada para probar la existencia, en el mundo
andino de hace 4.000 años, de un Sistema Proporcional de Medidas, de un
genuino sistema matemático, típico de los Andes y, que, por extensión lógica, llegó
a ser de todas las Américas. El peculiar espacio, de carácter fractálico, surgido en
los Andes Tropicales, sirvió para modelar los diversos rostros de la Sociedad

íi
Organísmica en el planeta Tierra, ya que evolucionó siguiendo las pautas, los
ritmos y los estertores de la Naturaleza.
Los aspectos que se observa que caracterizan al EMRAn son:
El EMRAn es inductivo.
Es finito y concreto.
Es apropiado para representar funciones discretas o sea curvas fractales
discontinuas.
Finalmente, en el tercer capítulo, se explora y se estudian las sorprendentes
implicaciones que brotan como cohorte de flores de variados colores luego de
tomar plena conciencia del descubrimiento realizado, el EMRAn.
En lo que se refiere al título del libro debo decir que alude a los dos núcleos
civilizatorios donde nacieron las matemáticas en sus dos cuerpos constituyentes:
las matemáticas del infinito proveniente del Viejo Mundo y las matemáticas finitas
oriundas del Nuevo Mundo. Las primeras deductivas y las segundas inductivas.
Las deductivas privilegiaron el desarrollo del hemisferio izquierdo del cerebro y las
inductivas el del derecho. Abstractivos se volvieron los humanos de allende el
océano Atlántico, sensitivos se hicieron los humanos de acá de las américas.
En la elaboración del texto he usado la información proveniente de autores
ampliamente reconocidos en cada uno de los tópicos tratados, cuya bibliografía se
presenta al final. Lo único que el autor ha hecho es seleccionar y organizar dicha
información poniéndola en función del objetivo previamente establecido: describir
el proceso evolutivo de los espacios matemáticos de representación de las dos
grandes civilizaciones habidas, la del Viejo y la del Nuevo Mundos. El autor,
además, introduce por primera vez el concepto de E.M.R., que nos permite
rastrear a la epísteme matemática a lo largo de su historia evolutiva.

Marcos Guerrero Ureña


Quito-Ecuador, 21 de marzo de 2003

12
PRIMERA PARTE

Acerca de cómo se originó y cómo se desarrolló el Espacio


Matemático de Representación de la Civilización Occidental

13
1.1 Fase Antigua

1. 11 El nacimiento de la Geometría en el antiguo Egipto

«Dos grandes fuerzas, el río Nilo y el desierto circundante, dieron forma a una de las civilizaciones más
duraderas del mundo. Cada año el río inundaba sus bancos y depositaba una capa fresca de tierra fértil en los
terrenos anegados, lo que inspiró a los egipcios a llamar a esta región kemet, la tierra negra. Este predecible
ciclo de renovación nutría los campos de los agricultores, llenaba los graneros reales y mantenía una
teocracia, encabezada por un rey con conexión divina, o faraón, cuyos conceptos básicos se conservaron
firmes durante más de tres milenios»
NATIONAL GEOGRAPHIC, Abril de 2001

De hecho, la agricultura fue la actividad humana que inició y modeló la gran


revolución neolítica y el arado el dispositivo tecnológico que la potenció.
Con la irrenunciable decisión de dejar atrás la etapa paleolítica o edad de la
piedra, la especie humana se abrió camino a través de una fase intermedia que le
permitió comenzar una adaptación lo suficientemente robusta para entrar de lleno
en la edad de la agricultura. Por ejemplo, en Monteverde en el sur de Chile y en
Siria hace 15.000 y 8.000 años respectivamente, los primeros cultivadores
realizaron notables experiencias y avances en el cultivo de huerto, al tiempo que
cazaban y recolectaban. Es natural que la especie se haya tomado el tiempo
suficiente para poder sobreponerse al carácter dominante del anterior período y
superar los 100 mil años que duró la etapa de expansión, en la que el hombre
llegó a los más importante lugares del planeta, para comenzar a cultivar y a
construir la civilización.
Y así fue como en el período de hace 10.000-6.000 años, surgieron en el Antiguo
Mundo las tres más antiguas civilizaciones gracias a la creciente disponibilidad del
excedente agrícola. Ellas brotaron en los valles de grandes ríos como: el del Tigris
y Eúfrates en Asia Occidental, el del Nilo en el norte de África y el del Indo en el
sur de Asia.

14
El trigo fue la principal gramínea que dio forma y sostén al régimen agrícola que
se desarrolló a lo largo de la gigantesca y feraz cuenca del río Nilo durante el
período 3100-332 a. C. Este régimen, que apenas comenzaba a crecer, se vio
enfrentado a su más grande obstáculo y desafío: las riadas del Nilo, las cuales
anegaban los terrenos de cultivo. Por un lado, les proveían a los egipcios, en
abundancia y con máxima generosidad, de los nutrientes arrancados por las
aguas desde el corazón tropical del África negra y por otro, les borraba los límites
de las propiedades agrícolas y desataba peligrosos conflictos sociales que a la
postre se transformaron en un obstáculo insalvable para el progreso. Lo benigno y
lo maligno, lo conveniente y lo perjudicial, el día y la noche, Oriente y Occidente
(en el mundo simbólico de la tradición faraónica, la orilla oriental del Nilo estaba asociada con la vida y la
occidental con la muerte, razón por la que Necrópolis fue mandada a construir en el Valle de los Reyes,

situado en la margen occidental del río) He aquí los dos extremos del escenario que sirvió
para que la Civilización Egipcia haya tenido su Nacimiento, su Cúspide y su
Ocaso.
Dadas estas condiciones, es correcto pensar que las demandas de reposición de
los hitos, a las que el Estado egipcio debía atender después de cada inundación, a
fin de restablecer el funcionamiento del sistema tributario y subsanar los conflictos,
hayan sido de magnitud creciente año tras año, a lo largo de miles años de
agricultura y al ritmo del crecimiento demográfico y de la colonización de la
cuenca.
Fue el cálculo de superficies, basado en la observación, registro, sistematización y
generalización de las propiedades de las figuras geométricas planas, la respuesta
a la persistente necesidad de reconstruir el amojonamiento que fijaba los límites
de las propiedades agrícolas (ver recuadro 3) Los encargados de la restitución de los
linderos eran los inspectores territoriales, llamados “extendedores de cuerdas”
pues utilizaban cuerdas con nudos dispuestos a intervalos regulares, en calidad de
señales. Estos primitivos agrimensores, guardianes celosos de las propiedades
geométricas encontradas mediante su imparcial trabajo, fueron transformándose,
poco a poco, en funcionarios estatales y sacerdotes, llegando finalmente a ser
miembros de la alta jerarquía social y política del estado, el propio faraón era

15
considerado como el sumo sacerdote. Ellos atesoraban y veneraban las
generalizaciones alcanzadas para salvaguardia de la justicia; pues, solo así,
pudieron ganarse la confianza de los agricultores y del resto del pueblo y
mantenerla, a lo largo de las edades, como una ofrenda generosa de la Divinidad
para felicidad de los hombres; pero, a cambio aceptaron soportar su
omnipresencia inmutable y escrutadora. En el curso de este proceso debieron
haberse percatado de que las figuras geométricas idealizadas existían en variedad
incontable, también de que un segmento de recta puede fraccionarse
indefinidamente (ver recuadro 4 ) y de que un polígono regular convexo inscrito en un
círculo, al dividirse infinitamente sus lados, llegaba a ser la circunferencia de
dicho círculo. Entonces fue cuando se encontraron con la noción de infinito y lo
identificaron con Dios, como el creador invisible que contiene al mundo creado, y
desde ese momento elevaron al nivel de reflexión teo-lógica todo aquello que
estuviere relacionado con la infinitud. Así, el infinito geométrico con el espacio y la
inmortalidad o eternidad con el tiempo. Es notable que este vínculo religioso en el
nacimiento de la geometría haya sido lo que condujo a la aparición de esa visión
geométrica del universo, tan característico del pensamiento griego y tan propia de
la teoría de la relatividad. Fueron los sacerdotes de Abusir y de On-Helióplis, los
primeros en concebir a todo objeto del mundo circundante como provisto de una
forma esencial y calculable.
Ahora comprendemos cómo la imperiosa necesidad de medir los terrenos de
cultivo, para sostener la vida social, condujo, a la postre, al nacimiento de la
geometría del espacio vacío. Ciencia que estudia a las figuras geométricas en
estado estático, condición en la que el espacio (recipiente que contiene todas las cosas que

existen) no ejerce influencia sobre la rigidez de los objetos geométricos, estos


permanecen sin deformarse.
De la matemática egipcia se conoce gracias a dos papiros auténticos que datan de
los años 2000-1788 a. C. Ambos documentos han sido bautizados con los
nombres de sus primeros propietarios; así, el papiro Golenischev, que es el más
antiguo y que se conservaba en algún museo en Moscú, contiene una colección
de 28 problemas, cuyas reglas de resolución coinciden con las que aparecen en el

16
otro papiro, el que le perteneció al escocés A. Henry Rhind y que fue encontrado
en las ruinas de un pequeño edificio en el antiguo Tebas.
En el primero, los problemas que se destacan son, el del cálculo del volumen de la
pirámide cuadrangular truncada que nos recuerda la fórmula V=(h/3)(a2+ab+b2)
(donde h es la altura y a, b las longitudes de los lados de los cuadrados de la base y del techo de la pirámide)

y el del cálculo del área de un cesto, que nos entrega un valor para n igual al
cuadrado de 16/9 =3.16049...ó lo que es lo mismo: Area=[(8/9)d]2, donde d es el
diámetro.
En contraste, en el papiro de Rhind uno encuentra un auténtico manual práctico de
matemáticas que nos revela cómo hacían los antiguos egipcios para medir, contar
y calcular. Este manual, el más antiguo del mundo, constaba originalmente de 14
hojas y fue escrito en el cuarto mes de la estación de inundaciones del año 33 del
reinado del faraón Apofis ( 1700 a. c .) por el sacerdote egipcio Ahmés (?1800- a. c .),

hombre modesto y sincero, que introduce su escrito manifestando que es copia


textual de un documento aún más antiguo fechado entre 1849-1801 a. C. Pero, lo
que sí es imposible saber es la fecha de origen del contenido; pues, Amhés no nos
confiesa si el documento del cual copió fue, a la vez, copia de otro. Quizás por
esto lo tituló: Orientaciones para conocer todas las cosas oscuras.
En el papiro Rhind constan 85 problemas que nos muestran, el uso de fracciones,
la resolución de ecuaciones simples y de progresiones y la medición de áreas y
volúmenes; esta última constituye la materia central del texto. Así, el autor calcula
áreas de triángulos, trapezoides, rectángulos y círculos y volúmenes de cilindros y
prismas.
En lo que se refiere al contenido aritmético del papiro, en la primera sección del
texto se presenta una tabla en la que se divide 2 para los números impares, desde
2/3 hasta 2/101. Para el 2/3 usaban un signo especial, mientras al resto de
fracciones las expresaban como la suma de fracciones de la unidad. Por ejemplo,
3/4 se escribía: 1/2 y 1/4, 2/61: 1/40, 1/244, 1/488 y 1/610, donde la coma expresa
la operación de suma. Señalemos que este modo de escribir lo heredaron los
antiguos matemáticos griegos; por ejemplo, Arquímedes escribía 1/3=1/2,1/4 y
Herón, 31/51=1/2,1/17,1/34,1/5. De aquí podemos colegir que, la aritmética

17
egipcia era básicamente aditiva: las multiplicaciones y divisiones se reducían a
ejecutar una serie de sumas y restas, tal como lo hacen las calculadoras digitales
de hoy en día.
Puede apreciarse que los resultados geométricos son más admirables que sus
soluciones aritméticas. Esto resulta comprensible ya que en el Egipto antiguo la
geometría era la actividad matemática dominante, por las causas ya indicadas. El
otro factor ha tenerse en cuenta se refiere al sistema de notación, el cual se
mantuvo sin progresar por mucho tiempo, fue muy rudimentario, tosco y de difícil
manejo; demasiado denso para el propósito de elevarse por la vía de la
abstracción.
Es necesario manifestar, aunque muy brevemente, que por aquellos tiempos y a
diferencia de los egipcios, los pueblos mesopotámicos ya habían alcanzado un
grado de simplificación y refinamiento exquisitos en la simbología, lo que les
posibilitó hacer grandes progresos en Aritmética. Por ejemplo, en el texto
cuneiforme "VM 85194”, se pueden leer problemas relacionados con: trabajos
agrícolas, presas, terraplenes, posos y relojes de agua. Todo esto proveniente del
acto práctico de medir superficies agrícolas, de pesar las cosechas, de predecir
los ciclos estaciónales, etc. Práctica que, asimismo, fue haciéndose más compleja
a tenor de la expansión de la sólida agricultura desplegada en las ricas tierras
irrigadas por los ríos Tigris y Eúfrates. Tierra del paraíso, donde Yahvé tomó un
poco de limo, transportado por el Tigris desde las montañas de Armenia, para
esculpir a Adán, el primer agricultor.
A diferencia de lo ocurrido en Egipto, la medición sumeria, tanto la de superficies
agrícolas como la de pesos, se hacía en función de granos y no mediante cuerdas
anudadas. Lo que evidentemente supone que esas ricas tierras poseían un
rendimiento uniforme. A la vez, esto nos indica que se produjo una profunda
transformación de la utilidad que venían dándoles a los cereales, una decidida
abstracción del contenido del grano, la cual deja ver a éstos por el camino que
conduce a la noción de punto y por ende al concepto griego de átomo.
Antes de que los sumerios inventaran la escritura hace unos seis mil años, en Asia
Occidental se llevaban las cuentas mediante fichas de arcilla de diverso formato

18
distintivo. Al principio, fueron unas bolas huecas de arcilla que contenían fichas
con las cuales designaban la cantidad de los bienes; más tarde, estas fichas se
imprimieron en la superficie de la bola, luego ésta se aplanó y finalmente se
trasformó en las conocidas tablillas. Fue entonces cuando, para representar el
número de bienes, el cálamo de caña sustituyó a las fichas y también fue cuando
se disociaron los símbolos que designaban a la cantidad de los que designaban a
la calidad. Muchos arqueólogos están convencidos de que estas fichas fueron las
que dieron origen a los ideogramas sumerios. Ya a finales del cuarto milenio a. C.
protosumerios y protoelamitas poseían sistemas de numeración y medidas bien
desarrollados, entre los que se contaba un antepasado del actual sistema decimal.
Fue así entonces cómo los egipcios llegaron a las matemáticas preferentemente
por medio de la geometría y los pueblos mesopotámicos preferentemente a través
de la aritmética. Los primeros obligados por la práctica agrícola y los segundos
determinados por la actividad mercantil.
No obstante lo hasta aquí indicado, cabe mencionar que existen algunas versiones
con apreciaciones generales sobre el origen de las matemáticas en el antiguo
Egipto en los escritos de Heródoto y otros viajeros griegos de la época.
Así por ejemplo, el "padre de la historia” nos dice del faraón Sesortris: «Este rey
dividió la tierra entre todos los egipcios de tal manera que cada uno recibiera un
cuadrilátero del mismo tamaño y que él pudiera obtener sus rentas de cada uno,
imponiendo una tasa que debía ser pagada anualmente. Pero todo aquel de cuya
parte el río hubiera arrastrado algo, tenía que notificarle lo ocurrido; entonces, él
enviaba a supervisores que debían medir en cuánto había disminuido la tierra
para que el propietario pudiera pagar de acuerdo con lo que le restaba, en
proporción a la tasa impuesta. De esta forma me parece que se originó la
geometría, que luego pasó a Hellas»
Más tarde, Platón (426-348 a. c .) nos cuenta en el Fedro que: «En la ciudad egipcia
de Naucratis había un famoso dios antiguo cuyo nombre era Theuth, a quien
estaba consagrado el pájaro llamado Ibis, y era el inventor de muchas artes tales
como la aritmética, el cálculo, la geometría, la astronomía, el juego de damas y los
dados, pero su gran descubrimiento fue el uso de las letras. »

19
Por su parte, Aristóteles (384 -322 a. c. ) se pronunció sentenciando irónicamente que
las matemáticas egipcias se originaron porque la clase sacerdotal tenía el tiempo
suficiente para dedicarse a su estudio.
De lo citado se desprende que los sacerdotes egipcios y mesopotámicos ya
habían acumulado una gran riqueza de resultados geométricos y aritméticos
mucho antes de que los primeros viajeros griegos se encontraran con las
matemáticas. Pero estos conocimientos, no revelaron sus maravillosos secretos ni
mostraron su naturaleza interna, hasta que la aguzada mente de los griegos se
apercibió de ellos. Y, además, queda establecido que la Civilización Egipcia fue la
sociedad del Viejo Mundo donde nació la Geometría por primera vez.
Condensando lo que hasta aquí hemos revisado, podemos decir que este largo
proceso de iteración continuada de la práctica agrícola, determinó que los
primeros geómetras fueran registrando y sistematizando las diversas propiedades
que iban encontrando mientras reconstruían las figuras geométricas planas; todo
esto, como ya hemos dicho, con el decidido afán de restaurar los límites de las
propiedades agrícolas cada vez con más eficacia. Por lo que, el Saber que fue
construyéndose llegó a constituir la base orgánica primordial del orden social y
político. Se transformó en las raíces mismas de la sociedad egipcia. No podían
prescindir de él so pena de que se derrumbase todo lo establecido, todo lo
alcanzado, todo lo soñado y viniese, en su lugar, la guerra, el hambre y toda clase
de penurias. Este saber, logrado por medio de la sistematización y la
generalización, dio origen a un proceso de abstracción cada vez más amplio y
diverso. Se propagó por todos los ámbitos de la actividad humana, desde la
geometría y la religión hasta la estructura del Estado y las clases sociales,
pasando por la arquitectura y demás artes y ciencias como la astronomía y la
medicina. Llegó a ser el alma de la población; pues, en él habían depositado su
confianza inmortal debido a que descubrieron que era el único verdadero por ser
inmutable y eterno. Estaba constituido por todo aquello que es común a todos, era
el Universal, era Dios.
Ahora bien, como la generalización es un proceso abstractivo los geómetras
egipcios debieron haberse percatado de que algunas propiedades de las figuras

20
geométricas eran comunes sólo a una cierta clase de ellas; por ejemplo, los
ángulos internos de todo triángulo rectilíneo suman dos rectos ó todos los
triángulos que son semejantes tiene sus lados respectivamente proporcionales;
aquí, la primera es más general que la segunda. Luego debieron haber elaborado
una taxonomía, a fin de establecer los grados de generalidad de las propiedades.
Alcanzado este estado habrán podido contemplar que, en el horizonte de este
proceso de abstracción, debía haber un conjunto de propiedades que eran
comunes a todas (infinitas) las figuras geométricas, a partir de las cuales, y yendo
en sentido contrario, se derivarían todo el resto mediante el razonamiento lógico,
que llegó a denominarse: Deductivo. También surgió por primera vez la distinción
entre lo intangible y lo sensible y con ella la idea de que sólo lo intangible es real,
puesto que es permanente y perfecto, mientras lo sensible es aparente, engañoso,
defectuoso y perecedero.
Como puede verse, los antiguos geómetras utilizaron la estrategia de: establecer
lo que es común a todos los conjuntos de objetos considerados, de tal manera que
el proceso nos lleve, convergentemente, a obtener en el límite el conjunto de
propiedades mínimo posible (a imagen y semejanza de las pirámides; esto es, partiendo de la base

y terminando en la punta, mediante un ascenso continuo) Como lo sabemos, este conjunto fue
encontrado por Euclides (? 330-275 a. c .) de Alejandría, siglos más tarde.

1.1 2 Aquenatón y el monoteísmo


El faraón Amenofis III, Rey del Alto y Bajo Egipto, Nebmaatra, Hijo del Sol, terminó
su reinado en el año 1375 a. C. Había gobernado el imperio por casi cuarenta
años de plena prosperidad. Su autoridad se extendió más allá de las fronteras de
Egipto: por el sur, hasta Sudán, y por el este, hasta Palestina, Siria y la frontera
con Mesopotamia.
Después de su muerte, su hijo y sucesor Amenofis IV o Akenatón, se propuso dar
el "paso trascendental” en el proceso de abstracción que hemos señalado. Esto
es, se dispuso a encontrar, el límite en el infinito. Establecer contacto con lo que
es común a todo lo existente, lo que contiene al Mundo, aquello que solo es
inteligible; es decir, Dios. Según el recto razonar geométrico, esto equivale a

21
contestar la pregunta ¿de qué se componen los lados de todas las figuras
geométricas, una vez que han sido idealizadas desde las cuerdas con las que
medían los linderos de los terrenos de cultivo?. La respuesta será: éstas se
componen de unidades últimas, indivisibles, sin extensión ni interior, que son
producto final de un proceso infinito de fraccionamiento al que se ha sometido a la
cuerda idealizada (ver recuadro 4 ) Trasciende pues, lo concreto y es, por tanto, ajeno
al mundo exterior, solo existe en la mente, a la que la constituye y permite que el
alma se separe del cuerpo y que el hombre se extrañe del mundo sensible, de la
naturaleza. Llegó a llamase punto y se convirtió en la unidad estructural del
Espacio Matemático de Representación de Occidente (E.M.R.Occ)
Inmerso en esta estructura lógica Aquenatón se preguntó finalmente: ¿qué es lo
que de común tienen todos los dioses existentes? (Algunos de ellos representaban a los
grandes objetos de la naturaleza, como el Cielo, el Sol, la Luna, la Tierra y, otros, a la Verdad, a la Justicia, a
la Belleza, al Orden, etc.) La respuesta a este gran interrogante está contenida en el
poema de uno de sus himnos, que tal vez él mismo lo escribió: «Glorioso
apareces en el horizonte del firmamento Oh, Atón viviente, creador de vida [...]
¡Oh único dios, sólo tú eres dios! Creaste la Tierra, según tus designios [...] Te
llevo en mi corazón, y nadie te conoce mejor que tu hijo»
Así fue como Aquenatón elevó a Atón por sobre todos los dioses del panteón
egipcio, incluyendo al omnipotente Amón, que había reinado en Tebas como rey
de los dioses, durante muchos siglos. Atón, el único y verdadero Dios, se
comunicaba con él y su familia a través del Sol, y se expresaba por medio de la
palabra, la cual era escuchada en su interior, como puede apreciarse en algunas
esculturas, de hermosa factura, que se encuentran en el Museo Egipcio de Berlín.
Hay que recordar que el Sol cumplía la función de intermediario ya que era el
objeto más poderoso de todos cuantos conocía Akenatón y, lo que es más
importante: era dador de vida y esto lo identificaba con Atón, el máximo creador.
Viendo geométricamente, el disco solar era el círculo perfecto y su circunferencia
(que es el límite en el infinito de un polígono convexo regular inscrito) el lugar de contacto con El.
Akenatón, que significa "el servidor de Atón”, y su esposa, la bella y célebre
Nefertiti, impulsados por esta gran convicción teo-lógica, emprendieron una

22
temeraria y profunda revolución en el Estado Egipcio. Como para bien comenzar,
elevó a su mujer a la categoría de diosa al compartir el poder con ella, privilegio
que no mereció ninguna otra reina tiempo antes. Se adscribieron, conjuntamente
con su hijo Tutancamón, el título de Faraones del Sol, para indicar que la familia
real había llegado al mas alto grado de refinamiento y perfección.
Con gran vigor dio comienzo la transformación teológico-política. Ésta tenía que
ser lo suficientemente enérgica como para poder ir en contra de siglos de tradición
politeísta. Tenía que removerse todo aquello que impedía su realización. Lo
primero que hizo fue abandonar Tebas, bastión principal del antiguo poder
sacerdotal, para lo cual mandó a construir una nueva capital, en un lugar sagrado,
situado en la orilla oriental del Nilo, más cerca de On-Helíopolis que de Tebas, a la
que la llamó Aketatón, que significa "el horizonte de Atón”, a la que no tardó en
mudarse, para políticamente indicar a los sacerdotes de la oposición cual era la
dirección que se debía seguir bajo su mandato. Conocida hoy como Al-Amarna, no
impresiona por sus monumentos espectaculares, como en el caso de Karnak y
Luxor. Se ha interpretado su significado diciendo que la verdadera importancia que
la dio el faraón fue de carácter astronómico, ya que el lugar estaba ubicado justo
donde se puede recibir el primer rayo de luz que des punta en el horizonte
proveniente desde el Sol, justo el rayo que sale del punto de su circunferencia que
primero aparece. Con esto él avisaba que era el primer miembro del reino en
ponerse en contacto con Atón, el dios todopoderoso que se encontraba en el
"límite en el infinito”.
El escenario principal de estos dramáticos acontecimientos fue la sede misma del
poder real: Tebas, capital del reino situada a más de 500 kilómetros al sur del delta
del Nilo.
Durante el primer año de su reinado, las representaciones animales de la divinidad
fueron prohibidas: las cabezas de halcón y las de carnero, sobrepuestas a cuerpos
humanos, no las aceptaba como representaciones del nuevo Dios.
Con más energía y convicción decretó que las rentas de los demás dioses
egipcios fuesen abonadas a un solo tesoro, el del Sol. Como podrá suponerse,
estas drásticas medidas económicas tuvieron la esperada reacción de la clase

23
burocrática sacerdotal, principalmente de los de Amón-ra de Tebas, que habían
sido los usufructuarios financieros de más de un siglo de conquistas y despojo de
los pueblos vecinos.
A medida que el faraón se expresaba mediante decretos y obras, la oposición
crecía muy rápidamente y el descontento hacía presa de su pueblo. Este faraón
gobernó apenas por 17 años, y al poco tiempo de su muerte, ocurrida en el año
-1336, se restauró la antigua ortodoxia. Sus enemigos demolieron sus estatuas,
desmantelaron sus templos y se dispusieron a borrar, de los registros históricos de
Egipto, cuanta huella hayan dejado él y Nefertiti. Por lo visto, la heterodoxa pareja,
empujada por la pasión religiosa, puso al vasto y poderoso reino egipcio al borde
de la catástrofe.
No queda duda de que la gestión teológico-política, llevada a cabo por Akenatón,
constituyó la cúspide del desarrollo de la Civilización Egipcia, de ahí en adelante el
imperio comenzó a declinar. Pero también significa el nacimiento del monoteísmo
y su primer fracaso en el intento de instituirlo como el paso lógico y final del
proceso de abstracción al que me he referido.
Era de esperarse la reacción en contra por parte de la burocracia sacerdotal ya
que sus intereses económicos primaban por sobre los religiosos (como en el caso de la
pirámide, en que lo que está abajo sostiene lo de arriba), por lo que debió parecerles una total
locura la invitación a desprenderse de la tierra y colocarse fuera de ella y todo esto
por una necesidad de orden lógico no tan fácil de aceptar, no tan verosímil. Ya
que: ¿por qué aceptar, que el proceso de fraccionamiento infinito de un segmento
de recta necesariamente termine trascendiendo en un punto?. Y no simplemente,
pensar en que el proceso nunca converge; lo cual significaría que el segmento de
recta nunca dejaría de ser tal. Sin embargo, igualmente es verdad que la
convergencia uniforme observada nos invita a pensar que el fraccionamiento
infinito termina, de manera trascendente, en el punto-límite o en el círculo-límite.
Pero, es igualmente válida la otra alternativa que se sostiene en la propiedad que
dice que: «no todas las series que tienen términos que van disminuyendo, a
medida que aumenta el fraccionamiento, son convergentes»(ver recuadro 4 ) He aquí
la paradoja, he aquí un dualismo peligroso y desgarrante, por ser excluyente. He

24
aquí al sujeto en una situación tormentosamente indecidible. He aquí, el modo
cómo está conformada el alma de los occidentales. Condenados a tener que elegir
uno de los dos extremos, condenados a tener que tomar partido, condenados a
hacer la guerra para solucionar los conflictos, condenados a ser ó no ser.
Queda revelado que, Akenatón, quería transfigurar la representación concreta en
abstracta. Propuso entonces a los sacerdotes, a que pasaran de la cuerda al
punto-límite o del polígono convexo de infinito número de lados al círculo-límite,
del exterior al interior, de la visualización sensitiva a la visualización intelectiva, de
la conciencia mítica a la conciencia mental. Pero todo esto, mediante una
misteriosa operación de trascendencia que permite alcanzar el límite en el infinito.
Cabe insinuar que esto último obliga al sujeto a reducirse a un punto y por tanto a
colocarse por fuera del mundo para, en esta condición, observarlo y conocerlo,
imperturbablemente, y, luego, transformarlo a su antojo cual si fuese el
todopoderoso Dios Atón.
Todo esto fue posible gracias a que el Espacio Matemático de Representación
logrado, el EMROcc., se produce exclusivamente en la mente y ésta lo sostiene.
Con él, es posible realizar simulaciones de la realidad y luego emprender el
Cálculo de las Consecuencias para que, a la hora de tomar decisiones, saber
elegir, sabiamente, la alternativa más conveniente. Por lo visto, es un dispositivo
intelectivo realmente prodigioso, pero, lastimosamente incompleto ya que ha
suprimido en la modelación a la cualidad, como veremos más adelante.

1.1 3 Moisés el egipcio


“El elemento nuclear de nuestro planteamiento, es decir, la conclusión de que el monoteísmo judío depende
del episodio monoteísta en la historia de Egipto, ha sido, presumido y señalado vagamente por distintos
autores ..."

Moisés y la religión monoteísta, Sigmund Freud

El gran intento por llevar a cabo este proyecto teológico-político, cuyo fracaso le
tocó asimilar a Aquenatón, debido a las causas reconocidas, no resultó del todo
estéril. De su mismísimo vórtice nacieron dos ramificaciones claramente
diferenciadas: la una, estrictamente ético-teológica que se dirigió al monte Sinaí y
la otra, rigurosamente científica, que navegó por el Mediterráneo hasta el

25
archipiélago del mar Egeo, en Grecia. Se había fraccionado la unidad teológico-
geométrica original.
En lo que atañe a la vertiente teológica, ésta fue desarrollada por Moisés el
egipcio (seguramente fue un miembro de la escuela sacerdotal de On-Heliópolis), hombre
legendario y Gran Héroe del pueblo judío. Sistematizó su historia e implantó en su
seno un monoteísmo de grandiosa y extrema rigidez, gracias al cual pudo
conformarse la estructura de su espíritu, su alma. La historia de esta gran epopeya
es narrada a lo largo de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, escritos
precisamente por él.
Freud nos dice que en la religión de Moisés «sólo existe un Dios, único,
todopoderoso e inaccesible, nadie puede soportar su contemplación, nadie puede
formarse una imagen de él, nadie puede, ni siquiera pronunciar su nombre [...]»
Se hace evidente que la diferencia básica con la religión de Akenatón consistió en
la supresión radical de la relación privilegiada que mantenía el faraón con Atón a
través del Sol. Para Moisés el privilegio debía tenerlo directamente el hombre, por
haber sido creado a su imagen y semejanza y no el Sol. La relación con Dios no
podía ser un acto exterior sino interior.
Estos decisivos cambios en la estrategia teológico-política, para la implantación
del monoteísmo, fueron los que le permitieron a Moisés culminar su gran hazaña,
con relativo éxito. Pues, al colocar al hombre como el centro de comunicación con
Dios, logró trasladar el privilegio que tenía sólo el faraón y su familia a todos los
seres humanos; a pesar de que él tubo que hacer las de Akenatón durante toda su
vida, hasta ver implantada en el pueblo judío su trascendente fe.
No se puede dejar de reconocer que el instrumento con poder casi divino que le
permitió a Moisés implantar el monoteísmo en la mente del pueblo hebreo fue la
escritura fonética. La inventada en Egipto2, fue obtenida mediante el método de
abstracción revelado por la geometría. Prodigiosa herramienta que consistió y
consiste en un sistema de signos abstractos, en nada parecidos a ningún objeto
del mundo concreto, llamados letras y numerales. Las letras son los signos de los
2Ver los signos fonéticos, cual si fueren rayos que se desprenden de la circunferencia solar, por medio de los
cuales habla Atón a Aquénaton a través del Sol, en las esculturas que he referido se encuentran en el museo
egipcio de Berlín y que fueron publicadas en NATIONAL GEOGRÁFIC DE ABRIL DEL 2001 )

26
sonidos elementales de los que se componen las lenguas naturales (fonemas) y los
numerales los signos de los números. Tal era el prodigio que éstos brindaban, que
con ellos se podía escribir directamente las palabras que uno pronunciaba y a la
vez hacer las cuentas que se precisaba.
Pero, Moisés fue más allá: hizo de la palabra escrita la Palabra de Dios. Ahora, ya
no era necesario intermediario alguno para comunicarse con Él. Era una
verdadera comunión la que se establecía entre el hombre y Dios, cuando el
individuo escuchaba en su interior su Voz. Estableció de esta manera, el "Mito de
la Palabra Escrita”, "El Gran Supuesto” ó ”La Gran Convicción”, según nos cuenta
el mismo en su primer libro, el Génesis: «Y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz ... [...]
Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra,
en la abierta expansión de los cielos. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba
verde, hierba que dé semilla; árbol que dé fruto según su género, que su semilla
esté en él, sobre la tierra»
Y así, con su Palabra, fue creando todo lo que existe, hasta que «Finalmente dijo
Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...] Y
los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y
señoread en los peses del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra. »
Según podemos ver, en la religión de Moisés, al mundo le subyace El Verbo Divino
(el xoyoa de los antiguos griegos ) Para entender el mundo, entonces, hay que leer y
comprender la Palabra de Dios. En eso, precisamente, ha consistido la historia de
la ciencia y religión occidentales. Tanto sus científicos como sus sacerdotes han
devenido en el mundo impulsados por la obsesión de leer esa mente. Este ha sido
su sueño conspicuo y su meta final. Así, mientras su ciencia la ha venido
buscando en la Ecuación; su religión ha tenido la esperanza de encontrarla en la
Oración.
Es obligación dejar constancia que la bifurcación mencionada devino en la
necesidad lógica de que el Ser Universal (Dios) se manifieste en el mundo concreto
como el Singular. Como ya habían anunciado los profetas y por que así tenía que
ser, tuvo lugar el advenimiento de Jesús-Cristo, el Verbo Divino Encarnado, lo

27
Abstracto hecho Concreto (Aristóteles, con el “tercero excluido” ó el Universal subsumido en el
Singular, prefigura a Jesús y al cristianismo). Él fue la encarnación del Amor y la Bondad y de
todo cuanto sentimiento y emoción había permanecido oprimido y deformado
durante todo el rígido y rudo período en que había reinado la Ley de Moisés. Fue
el tiempo en que el alma humana perdió la temerosa rigidez mantenida por acción
del mandato despótico y se ablandó con el amor y se enseñoreo con la bondad y
la comprensión, antes que con la obediencia ciega a la vieja Ley patriarcal. Los
Evangelios son, justamente, el Manifiesto de esta necesidad. Fue inevitable que la
racionalidad impuesta por Moisés fuese suavizada con la racionalidad sugerida
por Jesús, aquella que brindan los sentimientos y las emociones, bajo la tolerancia
de la mente absoluta.
Recordemos que en la religión judeo-cristiana hay un conocido pasadizo por
donde transitó el pensamiento griego. Seguramente ésta se apoyó en la corriente
del pitagorismo-platónico en lo que hace relación a la idea de atribuir al “Verbo
Divino” el carácter de única realidad verdadera. «Al principio era el Logos, la
Palabra» nos dice San Juan en los Evangelios.
Por último, hay algo que no puede dejarse suelto y es que, con el cristianismo se
abandona la vieja concepción de que el tiempo es de carácter cíclico (amanecer/
anochecer, nacer/ morir, etc.; patrón de referencia del devenir humano que ha sido común a todas las culturas
de la Tierra, en su primera fase de desarrollo) y se adopta un carácter lineal para el accionar
de éste, introduciendo el concepto de la resurrección, que de alguna manera ya
fue sugerida por los egipcios cuando de la inmortalidad hablaban. De aquí en
adelante la determinación de que a la vida le sigue la muerte se ve transcendida
por el acto de la resurrección. De esta forma quedó establecido el carácter
métrico-lineal del tiempo; así por ejemplo, las fases de un proceso pasaban a ser
vistas como sucediéndose una detrás de otra, alineadas según una recta que
nunca se deforma. Con ello, apareció un nuevo sentido para el concepto que se
alude con la palabra superación: dejar atrás, olvidar todo aquello que produce
sufrimiento y procurar que el “pasado deje de existir” y, preocuparse sólo del futuro
e ir “siempre adelante”. Es la misma imagen del dios Cronos de los griegos, el

28
primer rey de los dioses, el dios del tiempo, despiadado y absolutista, capaz de
devorar a sus propios hijos, tal como lo pintó Don Francisco de Goya.

1.1 4 La Geometría en la Grecia Clásica


Hemos visto cómo los egipcios hicieron grandes progresos en la ciencia de las
medidas exactas usando tan solo cuerdas anudadas. Con estos medios
elementales fueron capaces de construir ángulos rectos; pues sabían que tres
cuerdas, de tres, cuatro y cinco unidades de longitud respectivamente, formaban
un triángulo rectángulo. Este resultado, que proviene de la actividad práctica, no
se lo encuentra sólo en Egipto sino también en Mesopotamia, en China y, con
seguridad, en otros lugares de la Tierra habitados por pueblos notables. Pero,
¿sabían ellos que el triángulo en mención tenía exactamente un ángulo recto? ; en
otras palabras, ¿lo sabían por que lo habían demostrado ó solo lo tenían como
una conjetura surgida de la experiencia práctica?. La respuesta es: lo sabían, pero
la tenían, aún, como una conjetura. Una conjetura es una proposición que se
construye experimentalmente, de modo inductivo; mientras que el teo-rema es una
proposición que se la obtiene deductivamente como resultado de la operación de
máxima generalización, como la de punto o círculo-límites, la que excluye al
sujeto, pues no es necesario para que sostenga la verdad enunciada, ésta se
sostiene por sí sola. La conjetura es válida para un número finito de casos; el teo­
rema lo es para infinito número. Así por ejemplo, el teorema de Pitágoras es válido
para el infinito número de triángulos rectángulos que existen ó como suele decirse
académicamente: «es válido para todo triángulo rectángulo»
Este es el momento de la historia de Occidente cuando los griegos entran en
escena, capacitados y decididos a continuar con el trabajo comenzado por los
egipcios y dispuestos a establecer las bases de la cultura europea.
Resientes investigaciones nos han informado al respecto que «en romería
académica viajaron a Egipto filósofos e historiadores. Allí recalaron matemáticos
de Samos para aprender el secreto de los números y las proporciones. Acudieron
médicos de Jonia en busca de remedios para las enfermedades...» {Investigación y

Ciencia, 04/1998 ) En efecto, entre los años 650 y 200 a. C., el mundo griego, con la

29
riqueza de sus democracias y con la amplia apertura hacia otros países que le
brindaba su comercio, abundaba en sabios viajeros que sabían mezclar culturas e
ideas.
Entre los primeros estuvo Tales (6 2 5 -5 4 7 a. c), rico comerciante de Mileto, héroe
legendario, cuyo perfil personal ha sido dibujado principalmente con anécdotas
enriquecidas por la imaginación popular. Al mismo tiempo fue consejero político,
ingeniero militar, hombre de negocios, filósofo, y astrónomo. Siendo ingeniero del
rey Creso de Lydia, se dice que desvió el curso de un río para que pasara el
ejército. Su actividad como mercader le llevó a visitar muchos países y su genio
natural le permitió aprender toda cuanta novedad conocía. Como empresario ganó
una fortuna creando un monopolio de prensas para la extracción de aceite de oliva
a raíz de una abundante cosecha de aceitunas. Fue reconocido por sus
compatriotas de posteriores generaciones, como uno de los Siete Sabios de
Grecia. A diferencia de otros comerciantes, al retirarse de su actividad, se entregó
por entero a la filosofía y las matemáticas. Particularmente, y de manera seria y
profunda, meditó sobre las conversaciones que tuvo con los sacerdotes egipcios,
cuyo saber pudo valorarlo en su verdadera importancia y justa medida, llegando a
ser el primer europeo en poner en alto relieve su magnífica ciencia.
Entre sus proezas más famosas se encuentran, el cálculo de la altura de la Gran
Pirámide y la predicción del eclipse solar del año -585. A él le son atribuidas las
demostraciones de las célebres proposiciones que dicen: «Los ángulos de la base
de un triángulo isósceles son iguales; los ángulos opuestos por el vértice son
iguales; dos o más triángulos que tengan los ángulos iguales son semejantes; el
ángulo inscrito en un semicírculo es recto; etc.» Todas estas propiedades, como
hemos visto, ya fueron encontradas por los geómetras egipcios de forma práctica,
pero fueron probadas, en su validez general, mediante el método deductivo, por
Tales (ver recuadro 5)
En su geometría uno encuentra auténticas expresiones algebraicas. Por ejemplo,
el teorema que reza que el diámetro biseca al círculo, constituye una verdadera
ecuación tanto como la igualdad establecida para el cálculo de la altura de la Gran
Pirámide, realizado, como dice Plutarco, «tan sencillamente, sin ningún alboroto ni

30
instrumento alguno» Éstas se construyeron mediante la noción de razones iguales
o proporciones. La idea de abstraer ó idealizar la figura de un objeto material,
como un triángulo o un cuadrado, y considerarla como una función de línea, lo
debemos por entero a Tales. Es decir, él consideró que toda recta ó curva es el
rastro dejado por el movimiento de un punto que se desplaza según una ley bien
definida. De este modo, llega a establecer el concepto de lugar geométrico (el que
tendrá decisiva incidencia en la evolución del E.M.R.Occ.) Se lo conoce como el padre de las
matemáticas, la astronomía y la filosofía griegas.
Por aquellos tiempos los hábitos del pensamiento pagano envolvían el alma de su
pueblo y la tenían subyugada bajo la influencia de distintos grupos de dioses, cada
uno más "universal” que otro; hasta que su llegada iluminó el nuevo camino, aquel
que debía conducir a la libertad "definitiva” del espíritu. Según indicaba el nuevo
método, él determinaba el campo de investigación, formulaba las preguntas
correctas e iniciaba la búsqueda de la ley trascendente subyacente a todo lo que
es efímero, transitorio y finito. Tales fue quien postuló por vez primera que lo
abstracto y más general es más valioso que lo intuitivo y sensible. Pues, las
imágenes sensoriales son aparentes, engañosas. Entonces, por necesidad, las
imágenes en la mente debían ser producidas por vía de la abstracción, buscando
aquello que de común tiene todo lo que existe e inhibiendo la acción de aquellas
que se producen por vía de los sentidos. Consecuentemente es adecuado
denominar al nuevo espacio de representación como trascendente, ya que esta
formado por puntos-límite, objetos que supuestamente constituyen la esencia de
las cosas que integran el Mundo y las trasciende en su apariencia.
Es importante recordar que Tales nunca olvidó la deuda que contrajo con los
sacerdotes egipcios, y cuando ya era anciano aconsejo con vehemente
insinuación a su discípulo Pitágoras a que les visitara y bebiera de su sabiduría.
Éste acogió de buena gana la sugerencia y no tardó en realizar el histórico viaje.
Pero, viajó también a Babilonia donde conoció la "proporción perfecta”:
a:V2 (a + b)=2ab/(a+b):b que representa los aspectos aritmético y armónico de los
números enteros a y b. Dicho sea de paso, los griegos también tomaron de los

31
babilonios el conocimiento de hechos astronómicos y el método sexagesimal de
contar por unidades de sesenta en aritmética.
Se sabe que Pitágoras (569-500 a.C) fue oriundo de Samos y así como Tales
perteneció a la colonia de griegos jónicos establecidos en las costas e islas
occidentales del Asia Bitinia, actual Asia Menor. En el año -529 se instaló en
Crotona, ciudad de la colonia dórica en el sur de Italia, y comenzó a disertar sobre
filosofía y matemáticas. Su público fue de lo mas variado, desde gente pudiente
hasta mujeres, pese ha estar prohibido por la ley el que ellas asistieran a
reuniones públicas. Entre las más entusiastas se encontraba Theano, joven y bella
mujer, hija de su huésped Milo, con la que se casó. Se sabe que ella escribió una
biografía de él, pero desgraciadamente se ha perdido.
La influencia de este gran matemático y filósofo fue tan poderosa, que no sólo
llegó a ser más conocido que su maestro; si no que, no tardó en rodearse de sus
discípulos más interesados, para luego constituirse muy comprometidamente en
una secta o hermandad. Propiamente era un partido político de elite, que
pretendía imponer un régimen de gobierno y una organización social basados en
el modelo de la sociedad patriarcal y militar de los Dóricos. Para el propósito
elaboraron una ideología inspirada en la idea de que era preciso realizar en el
Estado (microcosmos) el orden perfecto y la bellísima armonía que reinaban en el
Universo (macrocosmos) Se la conocía como la Orden de Pitágoras y llegó a influir
política y religiosamente más allá de Grecia. Los miembros de la secta compartían
las mismas creencias filosóficas, se dedicaban a las mismas investigaciones y se
comprometían a no revelar los secretos y enseñanzas de la hermandad. Se
cuenta que en cierta ocasión, cuando aconteció el ahogamiento de uno de sus
miembros, Hipaso, se preguntaron: ¿no es cierto que se encontró con la muerte
debido a que había roto el juramento? Si contestó la Orden; pues, «¡había
divulgado el secreto de la esfera con sus doce pentágonos!» En otras palabras, se
lo acusaba de haber divulgado la inscripción del icoságono ó dodecaedro en la
esfera. El pentágono fue elevado a símbolo distintivo de la hermandad y tal vez
representaba a la estrella Polar que caracteriza al Hemisferio Norte Celeste y a la

32
Cultura Occidental. A medida que la Orden se extendía iban escribiéndose todos
los hermosos hallazgos que ésta realizaba.
Los pitagóricos hicieron grandes progresos en la teoría de los números y en la
geometría de áreas y volúmenes. La autoría personal de los teoremas
demostrados no se conoce debido a que la hermandad lo atribuía todo lo que se
descubría al gran Maestro Pitágoras. Su pensamiento estuvo animado por la
magia del método demostrativo de Tales y fascinado por las sorprendentes
propiedades geométricas que éste permitía establecer con los teoremas y
descubrir mediante los corolarios; así como encontrar los escollos que resaltan las
limitaciones del enunciado demostrado.
Cuando del cuadrado hablamos, inmediatamente se nos viene a la memoria su
nombre ligado al famoso gran teorema que lo ha inmortalizado. Su enunciado
revela que, «en todo triángulo rectángulo el cuadrado construido sobre su
hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados construidos sobre sus catetos»
(ver recuadro 6) Como ya indicamos, la verdad de lo rezado ya era conocida por
algunas culturas de la Tierra y desde hace mucho tiempo; pero, su validez estaba
verificada sólo para un número finito de casos, sólo era una conjetura.
Precisamente, el prodigio de Pitágoras consistió en probar que era válida para
todos (infinito) los triángulos rectángulos, convirtiendo, de esta manera, la conjetura
en teorema y el enunciado relativo en absoluto. Apolodoro el aritmético nos
cuenta que al encontrar la demostración del gran teorema, tal fue su alborozo, que
decidió realizar un glorioso sacrificio a los dioses y faenó un buey.
A él le debemos el nombre de Matemáticas para la ciencia que estudia por un lado
a las magnitudes discretas y por otro a las continuas. De la primera rama nacen
aquellas que son absolutas y también las que son relativas; de aquellas se
encarga la Aritmética y de éstas la Música. La segunda, en cambio, se bifurca en
estables y dinámicas; de las que se encargan la Geometría y la Astronomía
respectivamente. Esta primera clasificación dio origen a su famoso Quadrivium de
las ciencias.
Pitágoras y sus discípulos también se empeñaron en desarrollar la teoría de las
figuras que llenan el espacio. Al tratar esta materia debieron preguntarse ¿es

33
posible llenar completamente una superficie plana con repeticiones de figuras
unitarias como, triángulos, cuadrados, pentágonos, etc.? Pregunta íntimamente
relacionada con la que se hicieron para demostrar el teorema que asevera que:
«la suma de los ángulos internos de un triángulo rectilíneo es igual a dos rectos»
El mismo modo de pensar se extendió a la geometría del espacio, comenzando
por el estudio de los cuerpos geométricos regulares. Aquí se hace necesario
destacar que es realmente sorprendente que en la geometría tridimensional haya
sólo cinco sólidos regulares: el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el
icosaedro, ni uno más ni uno menos. Se les conoce con el nombre de, "los cinco
sólidos perfectos” y ellos constituyen la expresión de la simplicidad, la precisión y
la belleza. Los tres primeros ya fueron conocidos por los egipcios, los pitagóricos
encontraron a los dos últimos: Pero, la demostración de que no puede haber más
de cinco tendría que esperar hasta el advenimiento del gran Leonado Euler ( 1 7 0 7 ­
1783)
Otro de los temas que interesó al gran Maestro de Samos fue el del método de
aplicación de áreas. Su solución fue brillante: encontró un procedimiento
geométrico equivalente a la resolución de una ecuación de segundo grado. El
problema consistía en trazar, sobre una línea recta de referencia, una figura dada.
La base de dicha figura podía ser menor, igual o mayor que la longitud de la recta,
presentándose, por tanto, tres alternativas de solución, a las que denominó: elipse,
parábola e hipérbola. Algunos años más tarde esta nomenclatura fue adoptada por
Apolonio de Perga, el admirable estudioso de las secciones cónicas, por que la
triple característica se presentaba también en la generación de estas curvas. En la
historia de las matemáticas esta clasificación ha mostrado ser clave para
descubrimientos importantes; por ejemplo, se halla ligada con al teoría de los
números irracionales (aAoyoo), cuyo descubrimiento constituyó una de las
mayores realizaciones de Pitágoras. Todo sucedió el día en que aplicó el gran
teorema al caso particular del diagonal del cuadrado unitario, inesperadamente se
encontró con un número nuevo: V2 =1.4142135... Puesto que éste contiene
infinitos decimales no periódicos, es inconmensurable y por tanto no puede ser
expresado mediante el cociente de dos números enteros. El vértigo producido por

34
lo inesperado le impulsó a demostrar que no siempre es posible encontrar una
medida común para dos longitudes dadas a y b definidas para todo número
entero. El alborozo inicial que recordamos se transformó en desagradable
sorpresa y, esta vez, los que sacrificaron al buey y festejaron fueron sus enemigos
políticos. Él, que había supuesto que su demostración fuera válida para todos los
triángulos rectángulos, se encontró con que sólo lo era para un conjunto particular
de ellos, aquel que puede ser expresado mediante los números racionales,
definidos como la totalidad de aquellos que puedan escribirse como el cociente o
razón de dos enteros. Hoy día se escribe en notación conjuntista:
Q = {X |X = a/b; a,b e Z }. El teorema, por tanto, era aplicable sólo a magnitudes
conmensurables.
El sueño pitagórico de un Mundo absolutamente racional se había esfumado para
siempre, apareciendo en su lugar, otro, más amplio, el de lo Real, que incluye lo
que no es racional, lo irracional.
Su apasionado interés por la relación que encontró entre la geometría y la música
le condujo al descubrimiento de las maravillosas progresiones armónicas de las
notas de la escala musical, al hallar la relación proporcional entre la longitud de
una cuerda y el tono de la nota producida al vibrar. Conmovido por este
descubrimiento, vio en los números la sustancia de todas las cosas, de ellos dijo
que no eran meros atributos de éstas, si no que eran su esencia misma, lo que
equivalía a postular que todo lo que existe tiene una racionalidad absoluta que
está implícita y que se la puede revelar mediante el cálculo proporcional.
Siguiendo la guía de esta convicción identificó al uno con el punto, al dos con la
línea, al tres con la superficie y al cuatro con el volumen. Con esta designación
geométrica daba origen a la noción de Dimensión Topológica. Más tarde, con la
aparición del número cero, ésta fue reasignada para quedar finalmente así: el
punto con dimensión topológica cero, la línea con uno, la superficie con dos, el
volumen con tres, el hipervolumen con cuatro, etc.
Es de rigor manifestar que los pitagóricos son los primeros en dar comienzo al
establecimiento de un sistema de conocimiento geométrico como un cuerpo
teórico. Anteriormente las proposiciones de las matemáticas se encontraban en

35
estado particular, faltaba elevarlas al estado de máxima generalidad para disponer
de una teoría sobre el espacio geométrico, para ello, prodigiosamente, ¡asociaron
los puntos con los números!. Fue así cómo los pitagóricos pusieron a la geometría
en el camino de la perfección, al completarla con el estudio de su aspecto
aritmético, cuantitativo, gracias al refinamiento del método lógico deductivo. Ahora,
el concepto de lugar geométrico dado por Tales quedaba completo; esta vez, la
trayectoria que describe el punto acaece siguiendo una línea numerada. Como se
descubrirá más tarde, tenían en sus manos un incipiente espacio de
representación apropiado para describir los cambios de posición de los objetos, la
estructura externa de los sistemas.
No está por demás recordar algo de lo manifestado por los comentadores más
cercanos, en el tiempo, acerca de la magnífica obra pitagórica y, en particular, a
cómo entendían la noción de número.
Estobeo dice que «Ciertos pitagóricos vinculan directamente al número con el
alma» Moderato, «que tiene en sí mismo las relaciones»; el pitagórico acusmático
Hipaso, «que constituye el órgano definitorio de dios que ordena el Universo»,
Jámblico que: «Los acusmáticos, seguidores de Hipaso, sostenían que el número
viene a ser, en primer término, arquetipo de la construcción del universo y órgano
de distinción del dios que lo ordena» El fuego constituye, para Hipaso, el núcleo
del Cosmos, la Madre de los dioses o el trono de Zeus. El romano Porfirio afirma
que Pitágoras explicaba su doctrina a dos clases de discípulos: los matemáticos
que tenían acceso a la parte más importante y profunda de ésta, y los acusmáticos
que sólo aprendían las reglas generales.
Aristóteles dijo de la Orden que: «Ellos se dedicaron primero a las matemáticas,
ciencia que perfeccionaron, y, compenetrados con ésta, imaginaron que los
principios de las matemáticas eran los principios de todas las cosas» Y, Eudemo
los acusó de «haber convertido a la geometría en una ciencia liberal y haber
desviado a la aritmética del noble servicio que prestaba al comercio» Tolomeo se
expresó diciendo que...«para ellos, los acordes musicales correspondían a las
relaciones numéricas en las cuales un término viene a ser divisor del otro en una

36
unidad; así, en 2/1, en 3/1, en 4/1 ó un término supera al otro en una unidad: 3/2,
4/3, 9/8; estos últimos se denominan números epimorios o superparticulares»
El empeño vanguardista de los últimos pitagóricos fue la formación de números
irracionales como valores de puntos-límite de las series fraccionarias infinitas. Sin
embargo no pudieron formular una teoría aritmética completa de este tema. Por
esta causa no dispusieron de una explicación aritmética de las proporciones, pues
todavía no comprendían, con la profundidad suficiente, la noción de número
inconmensurable. Es crucial anotar que los últimos pitagóricos eligieron el camino
de la armonía y no el del número como lo hizo su maestro y, con él, la cultura
Occidental.
Hasta aquí hemos descrito la manera como comenzó la construcción del Espacio
Matemático de Representación de occidente (EMROcc) Los componentes que
hasta aquí han entrado en escena son: la noción de infinito inferida del proceso
inacabable de fraccionamiento de un segmento de recta ó del perímetro de un
polígono convexo regular inscrito en un círculo o de la inconmensurabilidad o de la
inmortalidad. El punto-límite, objeto trascendente, es la unidad estructural del
EMROcc, imaginado como una totalidad repleta de ellos. Como consecuencia
lógica sigue el concepto de lugar geométrico, como la trayectoria de un punto-
límite moviéndose según una ley bien definida. Por primera vez se ensayaba una
asociación entre números y puntos.
El método lógico-deductivo completa el conjunto de componentes que han nacido
hasta la época. De ahí en adelante la actividad de los matemáticos se encaminará
por la exploración y descubrimiento de las propiedades del EMROcc en pleno
desarrollo.
Como hemos podido constatar, la práctica científica libre de las ataduras políticas
y religiosas, posibilitó a estos primeros científicos un desarrollo amplio de sus
capacidades abstractivas. Ellas, por primera vez, se encontraban fuera del control
del Estado, a diferencia de lo acontecido en Egipto. Sin duda, ellos habían logrado
estabilizar y gobernar, individualmente, la conciencia mental ó conciencia espacio-
tiempo, (entendida en el sentido de que su representación tiene lugar en la trama del espacio y el tiempo),
poniéndola a salvo de la influencia de la conciencia mítica ancestral. Había nacido,

37
pues, la ciencia propiamente dicha; pero, solo su cuerpo cuantitativo. El cuerpo
cualitativo todavía se encontraba en estado mítico y así ha permanecido hasta
nuestros días.
Una segunda fase del desarrollo de la geometría en la época de la Grecia Clásica
tiene lugar en la Magna Atenas durante los siglos V y IV a. C. Convertida ésta en
el centro comercial, político e intelectual de Grecia, atrajo a notables matemáticos,
astrónomos y filósofos de muchos lugares. Entre los más importantes estuvieron
Hipócrates (4 7 0 -a. c), Platón (4 2 9 -3 4 8 a. c), Eudoxo (4 0 8 -3 5 5 a.C) y Menecmo(375-325 a.C)
La escuela de Atenas se ocupó especialmente de tres problemas: La duplicación
del cubo ó la construcción de un cubo cuyo volumen sea el doble del de un cubo
dado, la trisección de un ángulo dado y la cuadratura del círculo, o sea, la
construcción de un cuadrado de área igual a la de un círculo dado. Naturalmente,
éstos problemas surgieron en el curso de la investigación sistemática de la
geometría que venían haciendo los griegos, desde Tales. Sin embargo, no fue sino
hasta el siglo XX cuando se obtuvieron soluciones satisfactorias, en especial para
el último.
Al igual que Tales, Hipócrates de Quíos (4 7 0 -a. c) (distinto de Hipócrates de Cos, el médico)
primero fue comerciante y luego matemático. Fue quién encontró el primer
ejemplo de una solución de cuadraturas (se denominaban así a los problemas que consisten en
construir un área rectilínea equivalente a un área limitada por una o más curvas), para lo cual inventó
las lúnulas (objeto en forma de luna menguante determinado por dos círculos que se cortan) para
alcanzar tal fin; mientras que Menecmo, en su intento por resolver el problema de
la duplicación del cubo, descubrió la parábola. Hipócrates también es el primer
autor conocido que haya escrito un tratado de matemáticas elementales; dedicó su
talento, de manera especial, al estudio de las propiedades del círculo. La mayor
parte de su trabajo ha permanecido en los libros III y IV de los Elementos, debido
a la pérdida de su libro original. Su mayor logro es la demostración del teorema
que dice que «los círculos se hallan entre sí en la misma razón que los cuadrados
de los diámetros», lo que equivale al descubrimiento de la fórmula nr2 para el
cálculo de la superficie del círculo. Se dice que llegó a esta conclusión,
considerando a la circunferencia como límite ad infinitum de un polígono regular

38
convexo cuyos lados se fraccionan indefinidamente, sea inscrito o circunscrito
(tomado de la sabiduría egipcia)
Ésta fue la primera aplicación del método exhaustivo, el cual alcanza su
excelencia en la obra de Eudoxo y Arquímedes. Su utilización permitió
desentrañar, en parte, el misterio de los números irracionales, que tan
desconcertados habían dejado a los matemáticos pitagóricos.
Así, el proceso impulsado por el afán de resolver los problemas mencionados,
condujo al descubrimiento de otras curvas nuevas, como la elipse, la hipérbola, la
concoide, la cisoide, algunas espirales y otras clasificadas como lugares
geométricos en superficies. Una vez alcanzado este estado de desarrollo, los
griegos consideraron útil implementar una clasificación especial para los
problemas. Los llamaron "planos, sólidos y lineales”. Planos eran aquellos cuya
solución dependía de la intervención de líneas rectas y círculos, sólidos si
dependían de las secciones cónicas y lineales si eran función de curvas aún más
complicadas. Hoy día los problemas planos son abordados por el álgebra y se
resuelven mediante ecuaciones de segundo grado. Los griegos, de manera
natural, postularon que los tres problemas referidos podían resolverse por
métodos planos. Esto no resultó ser verdadero, pues no eran necesariamente
insolubles por métodos sólidos o lineales. Al parecer esto se debió a que el
impacto de la impronta pitagórica fue tan poderoso que les indujo a reducir las
soluciones de todos los problemas a métodos planos. Nada raro éste
comportamiento reduccionista en la Civilización Occidental, ya que ha sido
peculiar expresión de su modo de ser.
Alrededor del año 495 a. C. nació en Elea el filósofo Zenón (4 9 5 -4 3 5 a. c.) Este
original y perspicaz pensador, desempeñó el papel de crítico de los matemáticos y
formuló sendos y sutiles argumentos con el propósito de probar que el movimiento
es inherentemente imposible, basándose en la evanescente noción de
infinitesimal, que ya tenía historia reconocida desde su nacimiento en Egipto. Por
ejemplo, criticó a la progresión geométrica infinita proponiendo el famoso acertijo
que alude a la competencia de velocidad que libran Aquiles, el más veloz de los
mortales y, la proverbialmente lenta tortuga, una vez que éste le ha concedido una

39
razonable ventaja. Platón, en su Parménides, nos cuenta que Zenón presentó sus
inolvidables argumentos en contra de los fundamentos del movimiento, en la
célebre reunión que tubo lugar en Atenas hacia el año -445, a la cual asistieron,
entre otros, su maestro y compatriota Parménides (primera mitad del siglo v a. c.) y
Sócrates (4 7 0 -3 9 9 a. c.)
Recordémoslos: la primera paradoja dice que, sí Aquiles parte del punto A y la
tortuga del punto B, cuando Aquiles llegue a B la tortuga estará en C, y cuando
Aquiles alcance a C la tortuga se hallará en D y así infinitamente (recuadro 4 ) Ahora
bien, si nos situamos en la óptica de nuestra percepción sensorial, Aquiles gana la
contienda, evidentemente; en cambio, si nos ponemos de parte del intelecto,
Aquiles no gana la carrera. Nos encontramos, pues, en una situación de conflicto
entre equipotentes, en una posición tormentosamente indecidible, en medio de
una letal paradoja que separa al intelecto de los sentidos y desgarra el cuerpo del
alma. He aquí, el núcleo de la argumentación de Zenón, la cual sirvió para
sustentar el punto de vista parmenidiano sobre el carácter engañoso de la
percepción sensorial del movimiento, condenada a vivir en el desconfiable mundo
de las apariencias. De esta histórica escisión se ha desprendido el tradicional
antagonismo entre idealismo y materialismo que, ha modelado y fraccionado en
dos el pensamiento occidental. El holismo estático e indivisible de los eleatas
introdujo, pues, una indecisión, un dualismo trascendente, al considerar el
concepto de movimiento3.
Para apuntalar la argumentación de Parménides acerca de la noción de espacio
vacío, Zenón aseveró que «si el espacio existe, ha de estar contenido en algo, y
este algo sólo puede ser más espacio, y así ad infinitum» Sin embargo, él no está

3 Es muy importante recordar que al fragor de la batalla teórica librada por Parménides y sus
discípulos en contra de los seguidores de Heráclito de Efeso (siglo V I a. C.), en torno a si el
movimiento es una ilusión ó un hecho concreto, independiente de la conciencia, nacieron los cuatro
principios sobre los que se ha ido construyendo la ciencia occidental, a saber: 1° principio de
unidad y comunidad de lo real. 2° principio de unidad y comunidad de la razón. 3° principio de
racionalidad de lo real. 4° principio de temporalidad de lo real. Heráclito fue el primero en
formularlos.

40
de acuerdo con el razonamiento y termina negándole la existencia al espacio
infinito.
Ahora estamos seguros que Zenón estuvo convencido de que la distancia que
deba ser recorrida por un móvil, puede ir dividiéndose en una infinidad de
segmentos, cada uno de los cuales representa un espacio por recorrer. Por tanto
de ello infirió que, no puede acaecer ningún movimiento, pues siempre queda una
distancia por recorrer, sin que importe cuán pequeña sea. En otras palabras, que
el móvil tenga que pasar por una infinidad de puntos en un tiempo finito equivale a
que no se mueva. ¡He aquí la ambigüedad, he aquí la paradoja!
Ahora sabemos que todo esto se debió a que él no reparó en el hecho de que
para pensar en el cambio de posición de los cuerpos hay que a éstos,
obligadamente, reducirlos a puntos; ya que así lo exige el Espacio de
Representación en uso, que tiene a este objeto trascendente como unidad
geométrica.
En esta situación, Aquiles y la tortuga han perdido la condición de tales, han
trascendido y se han convertido en dos entidades intrínsecamente idénticas, en
dos puntos, donde el uno se mueve detrás del otro sin llegar a alcanzarlo nunca.
Hasta aquí hemos mostrado que, el EMROcc tiene su principal limitación,
justamente, en el obligado uso de este artificio reduccionista. En esta condición
éste sólo es capaz de reflejar la estructura externa de los sistemas, como sería el
caso del sistema solar, por ejemplo. De él solo serían observables las trayectorias
espacio-tiempo de los planetas, siempre bajo el supuesto que su estructura interna
no incida en ellas.
La segunda paradoja repite la primera argumentación; pero, esta vez, sin
dramatizar, lo hace directamente con el objeto matemático en cuestión: la
progresión geométrica (recuadro 4 ) Dice así: antes de que un móvil alcance el punto
medio de su hipotético recorrido, es preciso que cubra la cuarta parte de dicha
distancia y antes la octava y así ad infinitum. Las conclusiones que arroja son las
mismas que las primeras, como es de esperarse.
En la formulación de la tercera paradoja Zenón cambia el modo de la
argumentación, nos asegura que el concepto mismo de movimiento carece de

41
sentido. Nos invita a considerar al móvil como si estuviera "congelado”, a ensayar
una mirada "estroboscópica” en un instante arbitrario de su trayectoria. En dicho
momento éste ocupará una región del espacio igual a su propia longitud, y no
evidenciará movimiento alguno. Y, puesto que esta observación es válida para
todos los instantes, se concluye que el objeto no se mueve.
Las objeciones citadas en contra de la idea de movimiento, en lo que se refiere al
cambio de posición de los objetos, obtienen su fuerza en la obligación de explicar
cómo completar, en una sucesión, un número infinito de pasos que se deben
ejecutar al recorrer cualquier segmento de recta dado. Finalmente podemos
advertir que todas las paradojas provienen de la evidente incongruencia que
mantienen las categorías de finito e infinito, las cuales no son conciliables, al
contrario, son absolutamente excluyentes, se repelen mutuamente, ya que la
primera alude a lo que está definido y la segunda, en cambio, a lo que no lo está,
a lo indefinido. La única forma de poner en correlación a las dos ha sido mediante
el misterioso "salto” que se da al realizar la operación de punto y circunferencia
límites. Pero, por ser éste un acto trascendente las categorías quedan totalmente
desarticuladas y cada una pasa a actuar en su propio ámbito. Este manifiesto
dislocamiento en ellas ha sido la causa de las ambigüedades y de las
alucinaciones que hemos recordado a propósito del pensamiento de Zenón.
Así fue entonces cómo los matemáticos griegos se encontraron con el infinito al
tratar de contar sin fin, de medir magnitudes, como la diagonal del cuadrado o el
arco de parábola, y de descubrir y desarrollar las propiedades del EMROcc,
llamado también continuo de puntos.
Para Aristóteles, primer teórico del infinito y del continuo, el infinito era «lo que no
se deja recorrer y carece de límite» Al carecer de límite, no está definido ni
tampoco determinado y, por tanto, no existe en sí mismo. En efecto, si un objeto
fuese infinito, uno se vería obligado a reconocer que también lo serán, sus partes.
Pero, entonces, habría que aceptar que el infinito del todo sería mayor que el de
las partes. Con esto, se pone al descubierto los dos principios que impidieron a los
griegos concebir un infinito en sí ó, como dice Aristóteles, un infinito en acto: por
un lado el axioma enunciado por Euclides que «el todo es mayor que cualquiera

42
de sus partes», y por otro el supuesto de que no existen infinitos mayores que
otros. Por ello, el parecer de Arquímedes según el cual la idea de infinito es
geométricamente demostrable y está físicamente concretada en el número de
granos de arena existentes en la Tierra, no resistió el análisis de Aristóteles, que
concebía el infinito como una pura negación de lo finito. Y se manifestó
exclamando que, en primer lugar admitía la necesidad de pensar en el infinito,
pero le negaba toda existencia física o matemática. Para él el infinito matemático
está íntimamente relacionado con la categoría de cantidad y sólo tiene que ver con
el infinito potencial, cantidad que puede volverse más grande o más pequeña sin
que dicho devenir llegue acaecer. Esta brillante solución dada por Aristóteles, al
introducir los conceptos de infinito potencial e infinito actual, ha perdurado por
varios siglos hasta llegar a nosotros, pese a la transformación producida por
acción de la Teoría de los Conjuntos construida por Georg Cantor (1 8 2 9 -1 9 2 0 )
Demócrito (470-?a. c), el gran filósofo de Abdera, contemporáneo de Arquitas el
geómetra (4 0 0 -? a. c) y Platón, conocido conjuntamente con Leucipo (mitad del siglo v a.
c.) y Epicuro (3 2 4 -2 7 0 a. c.) como el creador de la teoría atómica, formuló
inquietudes de parecido talante respecto del infinito. Empero, su obra matemática
solo pudo ser conocida gracias al libro de Arquímedes titulado, Método. En éste se
descubre que Arquímedes consideraba a Demócrito como el primer matemático
que llegara a establecer la fórmula para el cálculo del volumen del cono y de la
pirámide. Para ello se valió de su método de las capas, que consistía en
considerar a estos sólidos como si estuviesen formados de innumerables capas
paralelas a la base, a manera de escalinatas. Cuando se aplica este método al
caso del cilindro no se encuentra dificultad alguna, pues las superficies de las
capas son iguales; pero, para el caso de la pirámide y el cono, las cosas se
complican ya que éstas van disminuyendo hasta converger en un punto. Es
pertinente recordar que los tamaños menguantes de los infinitésimos le
confundían y le hacían preguntarse: «¿son iguales o desiguales? ; pues si son
desiguales, el cono será irregular como si tuviera muchas incisiones, como
escalones, y asperezas; pero si son iguales, las secciones serán iguales y el cono
tendrá la propiedad del cilindro y estará formado por círculos iguales, y no

43
desiguales, lo cual es totalmente absurdo» Este trabajo realmente fue crucial ya
que, anunciaba la gran labor de Arquímedes y, siglos más tarde, la de Cavalieri,
Newton y Leibniz. Había sembrado la primera semilla del cálculo infinitesimal.
El postulado de Demócrito y Epicuro de que la materia se encuentra formada por
partículas indivisibles en movimiento, los últimos constituyentes de la materia,
llamados átomos, resulta de la aplicación del método a la realidad concreta. En
éste, como se puede advertir, se ha reducido los átomos a puntos al dotarles de la
propiedad de indivisibilidad, única forma en que pueden ser pensados. Dicho de
otra manera: es de rigor reducir las partículas, de las que se halla formada la
materia, a la calidad de puntos para que tengan imagen en el E.M.R.Occ. Pero,
esta imagen sólo constituye la estructura externa de los objetos en movimiento.
Siglos más tarde Isaac Newton hará lo propio, al introducir el concepto de punto
material en la construcción de la ciencia de la Mecánica ó teoría cuantitativa del
cambio continuo. Esta teoría es apropiada para describir y predecir, de manera
absoluta, los cambios de posición de las partículas materiales (previa reducción a
puntos), mediante las funciones continuas o analíticas que contiene el E.M.R.Occ.
Regresando al tema que estuvimos recordando cuando hablábamos del aporte
que la escuela de Atenas hizo al desarrollo del EMROcc., debemos decir que
Sócrates y Platón, maestro y discípulo, fueron matemáticos competentes; sin
embargo, su contribución no fue directamente al corazón de esta ciencia. Así, en
Platón encontramos a un investigador original en esta materia; empero, la enorme
influencia que ejerció en el curso histórico que tomarían las matemáticas, la
despliega al fundar y dirigir su famosa Academia en Atenas. Sobre la puerta de
entrada a su cátedra escribió: «Que nadie que no sepa geometría traspase mis
puertas» Decía, que un hombre no debe adquirir simplemente un fardo de
conocimientos, sino que debe capacitarse para poder ver con la mente, única
capaz de descubrir lo que hay detrás de la apariencia que presentan las cosas,
aquello que los sentidos no pueden revelarnos; o sea, la realidad eterna y el Bien.
Para poder alcanzar tan elevado propósito, es indispensable el estudio de las
matemáticas, ya que éstas nos permitirán desarrollar las estructuras mentales
apropiadas para tener tan inaudita experiencia, como ésta de ver con la mente.

44
La palabra griega api0^oi, de la que se deriva "aritmética”, originalmente sólo
servia para significar al conjunto de los números naturales; hasta que vino Platón e
incluyó al conjunto de los irracionales entre los números, realizando con ello un
gran progreso académico-científico. La importancia que Platón concedió a la
aritmética en la formación del intelecto tiene una grandeza que se equipara a sus
opiniones acerca de la geometría. Sin embargo, no le agradaba la etimología de la
palabra, ya que alude a la medición de terrenos (Yeo^expia), manifestando así, la
intención de olvidar el verdadero origen de ésta, con el sincero afán de concederle
un noble lugar de origen no terreno.
En el Timeo, donde manifiesta dramáticamente su convicción pitagórica a través
de su personaje Timeo, se alude a los cinco sólidos prefectos cuando se establece
una correspondencia biunívoca con los cuatro elementos de la naturaleza. Nos
enseña cómo, el aire, la tierra, el agua y el fuego tienen formas características,
así, el octaedro se adecua al aire, el cubo a la tierra, el icosaedro obtuso al agua,
la pirámide aguda o tetraedro al fuego, en tanto que el Creador empleó el quinto,
el dodecaedro, para el propio Universo. De esta manera, prefigura la ciencia de la
cristalografía que enseña que las sustancias, en el nivel molecular, se cristalizan
siguiendo patrones geométricos muy precisos; así por ejemplo, el cloruro de sodio
lo hace en cubos perfectos, el agua en innumerables formas estrelladas, el dióxido
de silicio o cuarzo en un mosaico de prismas irregulares y el resto según un
amplio abanico de variedades prismáticas.
Proclo, comenta que «Platón produjo un gran progreso en las Matemáticas en
general y en geometría en particular, a causa de su entusiasmo por ella, lo que se
evidencia en la forma en que llenaba sus libros con ilustraciones matemáticas, e
intentaba, en todas partes, encender la admiración por estos temas en aquellos
que hacían de la filosofía una ocupación» Platón, ante al pregunta ¿qué hace
Dios? respondió: «Dios es un geómetra, Él siempre hace geometría»
Entre sus discípulos se encontraba un joven estudiante, que sorprendió por su
capacidad para las matemáticas y la astronomía, llamado Eudoxo de Cnido (408­
355 a. c) Viajó mucho y estudió en Egipto, Italia y Sicilia donde conoció a Arquitas,
el geómetra. Hacia el año -368 regresó a Atenas, a la edad de cuarenta años, en

45
compañía de un considerable número de discípulos, justamente en la época en
que Aristóteles, muchacho de diecisiete años, atravesaba por primera ves el mar
para estudiar en la Academia de Atenas.
Su gran obra en astronomía fue su teoría de las esferas concéntricas, que daba
cuenta, con precisión admirable, de los extraños recorridos de los planetas. Así
como Ptolomeo (7 1 0 0 -1 6 8 d. c) y todos los demás astrónomos hasta Kepler (1 5 7 1 ­
1630), encontró en el movimiento circular, una base satisfactoria para una teoría
planetaria completa.
Pero, la obra mayor lo hace como matemático, al alcanzar la cúspide del
esplendor griego, con su teoría de los irracionales sobre una base firmemente
sólida, la que aún permanece fresca como siempre, después de las definitivas
reformulaciones que hicieran Dedekind (1 8 3 1 -1 9 1 6 ) y Weierstrass (1 8 1 5 -1 8 9 7 ) en la
segunda mitad el siglo XIX. La inmediata consecuencia que tuvo su trabajo fue
devolver la confianza en el método geométrico-proporcional y completar las
demostraciones de algunos teoremas, que habían quedado pendientes. El método
exhaustivo, que sirvió a Demócrito e Hipócrates para que establecieran
conclusiones sobre el volumen del cono y el área del círculo, fue perfeccionado y
explicado a plenitud y de manera definitiva por Eudoxo (ver recuadro 7 )
En este recuadro podemos observar, sin embargo, que por muy pequeño que sea
el segmento b, éste siempre tendrá una longitud finita. Aquí es cuando, la
convicción de Eudoxo en la existencia de los infinitesimales, le impulsa ha que
deseche el caso de una razón a/b cuando a o b son 0, para evitar caer en la
trampa que ya había advertido Zenón, la cual fue llenándose de víctimas a lo largo
de la historia de la noción de infinito. Así, el axioma ha quedado como una alerta
sobre el hecho de que existen dos clases de infinito, el actual y el potencial, y que
hay que tener cuidado en el manejo de estas categorías, pues engendran letales
paradojas que nos sumergen en tormentosas, desafortunadas y peligrosas
alucinaciones. También tuvo otra utilidad al definir a y b como magnitudes de la
misma clase, ya que si a representara una longitud y b un volumen o un peso,
ningún número de kilos podría decirse que excede a la longitud de un metro.

46
Finalmente, mencionemos que los brillantes logros en la lógica de la matemática
griega de este período arrojaron a la sombra progresos menos espectaculares que
se hicieron en la notación numérica y en la música. Como sabemos, desde los
primeros tiempos, la importancia que se concedió a los números 5 y 10, como
base de un sistema de numeración útil para contar, ya había sido reconocida en
Babilonia, Egipto y China. Los griegos utilizaron el cinco, y esto ha quedado
indeleble en el verbo contar, Homero nos dice que el verbo rce^arc^eiv (cinquear)
significa contar. El aporte griego consistió en haber sistematizado su notación
empleando las letras del alfabeto para designar números bien definidos (a=1, p=2,
7=3,...) En música, Arquitas elaboró las razones numéricas para los intervalos del
tetracordio de tres escalas: la enarmónica, la cromática y la diatónica. Sostenía
que el sonido es producido por la fuerza de impacto y que, en virtud de esto, sabía
que las notas mas altas correspondían a movimientos más rápidos transmitidos al
aire, y las bajas a movimientos más lentos.
Como se ha visto, la ciencia clásica griega evolucionó durante los siglos VI y IV a.
c , gracias al gran impulso recibido por la geometría egipcia y a la conjugación que
el genio griego hiciera con las condiciones históricas ideales que se presentaron a
comienzos de la fecha señalada.
Los griegos fueron los herederos del saber del Próximo Oriente que se había
desarrollado por miles de años. Su aportación a la ciencia no terminó con la edad
de oro griega; las civilizaciones egipcia y babilónica estaban saludablemente vivas
y durante estos tres siglos coexistieron con la civilización griega y se influenciaron
mutuamente. Grecia perdió su independencia cuando en el año -338 Macedonia
destruyó las armadas ateniense y tebana en Queronea. Esta derrota produjo el
hundimiento de las ciudades-estados y con ello llegó a su término la edad de oro
de la ciencia griega.
A finales del siglo IV a. C. da comienzo la época helénica y es cuando, el
escenario del que hacer matemático se traslada de Grecia a Egipto, a la ciudad de
Alejandría, fundada muy cerca de la desembocadura del río Nilo por el joven
príncipe guerrero Alejandro de Macedonia, a quién Aristóteles había indoctrinado.
Murió muy joven, a los treinta y tres, sólo dos años después del nacimiento de la

47
ciudad que habría de inmortalizar su nombre. Esta hermosa ciudad se transformó
en el lugar ideal para la reunión de griegos, árabes y judíos. No tardó en tener
presencia como una de las comunidades mercantiles más importantes del
Mediterráneo. Situada en las puertas de Oriente llegó a ser el lugar de contacto
entre Occidente y Babilonia y Persia, favoreciendo así un florido mestizaje cultural.
Allí se conservó en grandes bibliotecas lo más rico, lo magnífico y admirable del
pensamiento griego. Se sistematizó y perfeccionó la matemática de los antiguos;
el genio intelectual griego entró en vivo contacto con el genio moral y religioso de
los judíos; se realizó la traducción de la versión bíblica de los Setenta de las
escrituras del Antiguo Testamento; más tarde allí sería donde pensaron y
prosperaron los primeros padres de la iglesia cristiana. Pero, también sufrieron
profundamente los habitantes de la ciudad con la quema de libros cuando las
legiones de Julio César tomaron la ciudad en el año 47 a. C. Fue cuando se perdió
valioso material escrito de los grandes pensadores griegos de la edad de oro. La
ciudad permaneció con vida por seiscientos años, pero sufrió sensibles pérdidas
en los violentos tiempos que siguieron. Su muerte se produjo en el año 642,
cuando una gran oleada de invasiones árabes surgidas en el oeste, finalmente
culminaron con la toma de Alejandría por el califa Omar. La Gran Biblioteca que
contenía unos 700.000 volúmenes, fue destruida casi en su totalidad,
sobrevivieron unos pocos ejemplares gracias a que fueron apreciados en su gran
valor por los árabes que siguieron a la envestida destructiva de las primeras
hordas guerreras. La biblioteca fue fundada durante el reinado de Ptolomeo,
sucesor de Alejandro, hacia el año 300 a. C. Realmente se trataba de una
verdadera universidad y tubo a Euclides (3 3 0 -2 7 5 a. c.) entre los primeros maestros.
Se desconoce casi totalmente de cómo fue su vida y su carácter; sin embargo, se
sabe que sus primeros años de instrucción los pasó en Atenas antes de aceptar la
invitación del rey para instalarse en Alejandría. Impartió enseñanza por casi treinta
años, durante los cuales escribió una inmensa obra, de ella se han perdido
trabajos de importancia como un tratado sobre cónicas, otro sobre los errores en
la geometría y un libro de aplicaciones de las matemáticas a la música. De ella
felizmente nos han quedado los trece libros de su inmortal obra, Elementos.

48
Es obra de la fortuna que hayan sobrevivido sus escritos que tratan de
astronomía, música y óptica, además de numerosas formas de abordar el estudio
de la geometría en sus Datos División de figuras. Lamentablemente se han
perdido su Libro de las apariencias y los Corolarios, sólo sabemos indirectamente
de ellos a través de Papo (? - 3 0 0 d. c) Descubrir lo que decían los corolarios es uno
de los desafíos que está pendiente para los historiadores de las matemáticas. Se
ha dicho que muy probablemente hablaban de las propiedades relativas a la
descripción orgánica de figuras, un tipo de geometría que atrajo a Newton, a
MacLaurin y a los que trabajan en geometría proyectiva. Debido a que el cultivo de
la geometría fue una actividad muy difundida en Alejandría, incluso se ha llegado a
decir que algunos de los Corolarios contenían un método analítico que anunciaba
la geometría coordenada de Descartes.
Como frutos de la enseñanza impartida por este gigante de las matemáticas están
las enormes obras de Arquímedes (2 8 7 -2 1 2 a. c.) y Apolonio (2 6 2 -2 0 0 a. c.), dos de los
más destacados miembros de la nueva Academia.
Los Elementos, que son matemáticas puras en el sentido moderno, llegaron a ser
uno de los grandes monumentos de la ciencia griega. En ellos se expone, al modo
axiomático-deductivo, la primera teoría sobre el espacio vacío. A lo largo de la
historia de occidente ha sido el mayor de sus paradigmas; así, a B. Espinosa (1632­
1677) le sirvió de modelo para la construcción de su Etica y a Newton (1 6 4 2 -1 7 2 7 )
para la formulación de sus Principia.
En los Elementos Euclides se propuso escribir una descripción completa de las
matemáticas, lo cual implicaba un colosal trabajo aún en su tiempo. El plan de la
obra contemplaba trece libros, cuyos temas son ampliamente conocidos. Los
libros I, II, IV, VI, tratan sobre líneas, áreas y figuras planas regulares simples, son
en su mayor parte textos pitagóricos, mientras que en el libro III, sobre círculos,
sigue a Hipócrates. El libro V, menos conocido, elabora el trabajo de Eudoxo sobre
proporciones, que era necesario para justificar las propiedades de las figuras
semejantes de las que se habla en el libro VI. Los libros VII, VIII y IX tratan de la
Aritmética y una embrionaria teoría de los números, con franco espíritu pitagórico.
Se introducen los números primos y se demuestra su infinitud; además, se

49
establece por primera vez el M. C. D. y el m. c. m. de los números, la teoría de las
progresiones geométricas, donde ensaya el método de las razones iguales para
obtener la suma y el teorema am.an=am+n. El libro X está dedicado a la teoría de los
números irracionales, especialmente a los de la forma (Va+Vb)1/2, donde a y b son
enteros positivos. En éste desarrolla la parte aritmética del trabajo de Eudoxo,
mediante un tratamiento cuidadoso del método exhaustivo. Después del libro XI
sobre geometría elemental del espacio está el XII que ilustra el método exhaustivo
y demuestra formalmente el teorema de Hipócrates, aquel que da nr2 para el área
del círculo.
Finalmente, en el capítulo XIII nos enseña cómo construir los cinco sólidos
perfectos de Pitágoras y cómo demostrar sus propiedades.
Euclides se ha ganado la admiración de la humanidad y ha inmortalizado su
nombre por haber realizado una de las grandes hazañas del intelecto humano:
lograr sistematizar las propiedades de las figuras geométricas planas y rectilíneas
de manera completa; esto es, haber construido un sistema axiomático-deductivo
por primera vez en la historia. De esta manera Occidente dejó firmemente
cimentado el escenario para la fluida realización del pensar y el conocer que
prodigaría éste maravilloso método. Con este logro, Occidente estuvo en
adecuadas condiciones para despegar en su vuelo evolutivo y dar origen a la
sociedad mecanística en el planeta Tierra, estructurada a base del espacio
matemático de representación trascendente resultante del grandioso trabajo de
Euclides. Él construyó una taxonomía de las propiedades de este espacio
encontradas hasta su época y logró estructurarlas en un conjunto mínimo de
definiciones, axiomas y postulados.
En su parte formal los Elementos están elaborados con admirable maestría; pues,
con rigor y claridad, primero establece cuidadosamente las definiciones, luego los
supuestos y axiomas generales y finalmente los postulados, antes de proceder
con el orden derivativo de sus implicaciones. No obstante, no pudo evitar algunas
lagunas y tautologías entre estos preliminares a su obra. Éstas no aparecen en las
partes eudoxianas de sus libros, sino en las geométricas. De hecho, en sus
páginas se encuentran algunos fallos lógicos y escollos sin salvar, los resabios de

50
siglos de incesante crítica; pero, lo que realmente importa y sorprende es que su
teoría geométrica del espacio vacío haya permanecido como la única válida por
más de dos mil años, hasta el advenimiento de las geometrías no-euclideanas.
En el aspecto metodológico impresiona su forma honesta de trabajar con las
líneas paralelas; pues, nunca intentó encubrir por medio de un axioma plausible su
incapacidad para demostrar cierta propiedad de las líneas coplanares. Muchos de
sus otros supuestos, o bases necesarias para sus argumentos, fueron tales que
recibieron inmediata aprobación general. Pero en el caso de las líneas paralelas
comenzó con el supuesto denominado "postulado de las paralelas”, que reza así:
«Si una línea recta corta a dos líneas rectas, de manera tal que los dos ángulos
interiores que se formen en el mismo lado no sumen más de dos ángulos rectos,
estas líneas rectas prolongadas continuamente se cortarán a la larga en el lado en
el cual los ángulos son menores que dos ángulos rectos»
Al dejar el postulado sin demostrar, Euclides quedó expuesto a la acción perversa
y corrosiva de la crítica de sus adversarios. Exclamaron que éste no es un
supuesto adecuado, que de hecho debe ser susceptible de demostración. Se
hicieron cientos de vanos intentos para eliminar este postulado valiéndose de la
demostración de su equivalente; pero cada una de las supuestas demostraciones
llevaba consigo una apariencia engañosa, una letal paradoja. El triunfo de
Euclides llegó con la aparición de la geometría no-euclídea, siglos más tarde,
cuando se hallaron las razones fundamentales de dicho postulado. Hay mucha
dignidad en la forma en que Euclides dejó este inevitable escollo, como una
terrible anomalía del espacio absolutamente continuo.
Pero el nombre de Euclides no sólo es mencionado cuando se alude a su
monumental obra, se habla también de su algoritmo para determinar el máximo
común divisor de dos enteros, de su anillo, de su distancia, del espacio vectorial,
nociones todas ellas de las que no fue necesariamente su inventor pero sí su
iniciador.

Arquímedes de Samos (2 8 7 -2 1 2 a. c.) es el matemático con el cual continúa el


desarrollo del EMROcc después de Euclides. Casi toda su vida transcurre en
Siracusa, en ese tiempo fue una ciudad independiente con población griega de

51
origen dórico. Por lo que sabemos sólo viajó en su juventud y de los prefacios de
sus propias obras y de otras fuentes conocemos que se radicó por un buen tiempo
en Alejandría, donde mantuvo contacto con los discípulos de Euclides y trabajó
fructuosamente como todos sabemos. Y, fue también allí donde conoció a
Eratóstenes (2 7 6 -1 9 5 a. c .); pudiendo verse, en el modo con el que se expresa en la
carta en la que le dedica su magnífico escrito Método, que Arquímedes compartía
la opinión de los alejandrinos de apodarlo como beta (B^xa), pues se decía que en
todo era el segundo. Se sabe también que Arquímedes le enviaba los enunciados
de los teoremas; pero, sin la demostración, a modo de un problema planteado
para resolverlo públicamente. La tradición nos da a conocer que durante su
estadía en Alejandría perfeccionó algunos de sus inventos mecánicos, como la
bomba helicoidal, por ejemplo. Es que es con Arquímedes que tiene comienzo
franco la mecánica como ciencia técnica derivada directamente de la geometría.
Con él el EMROcc mostró ser capaz de describir el movimiento que cambia de
posición a los objetos del mundo, y comenzó a cimentar, así, el desarrollo de la
estructura mecánica de la Civilización Occidental.
Conocemos con exactitud la fecha de su muerte, fue el año 212 a. C, ya que
pereció, a manos de un soldado, en la toma de Siracusa por las huestes romanas.
Cuando esto ocurrió él tenía 75 años, lo que sitúa su nacimiento hacia el año -287.
Según nos dice el mismo en su obra Arenario, su padre fue Fidias el astrónomo,
quién intentó determinar los tamaños del Sol y la Luna. También es conocido, que
mantuvo relaciones de amistad con el rey Hierón II y su hijo Gelón, a quien dedicó
su Arenario y que eran parientes lejanos.
La vida de Arquímedes en Siracusa transcurrió apacible y sosegadamente; no
obstante, terminó de manera violenta, trágica.
Las fuentes que no se refieren a su trabajo científico, sólo nos relatan algunas
anécdotas significativas, referentes a su personalidad y a sus inventos. Pese a
esto, lo que nos ha sido referido perfila su personalidad más claramente que la de
cualquier otro matemático que le precedió o que fue su contemporáneo. Así,
ciertas anécdotas lo pintan como un hombre abstraído en sus reflexiones,
dibujando figuras geométricas en la arena o sobre su propio cuerpo, dominado por

52
el acto creador del hallazgo científico, como en el caso del “eureka, eureka”. En
cambio, hay otras que se refieren a sus sorprendentes inventos, que causaron la
admiración de la corte y de la población, en tiempos de paz primero y en la
desesperada defensa de su ciudad después. Así por ejemplo, es harto conocido
que durante el sitio de Siracusa, el poderoso genio de Arquímedes salió en
defensa de la ciudad mediante la construcción de sorprendentes artilugios, como
los grandes espejos parabólicos en cobre bruñido, con los que quemó los barcos
del centurión Marcelo o el uso del tornillo sin fin para templar las cuerdas de
enormes catapultas que lanzaban sus cargas a distancias increíbles, que dejaron
atónitos a los soldados romanos; pues, éstos fueron de tal magnitud y sencillez
que infundieron pánico en el invasor. Son muy conocidas las circunstancias de
este episodio de las guerras púnicas, que libraron cartagineses y romanos, gracias
a los relatos clásicos de Plutarco, Polibio, Tito Livio y Vitruvio.
Por ejemplo, Plutarco en su obra Vida de Marcelo nos cuenta al respecto que «En
cuanto a Arquímedes, fue tanto su juicio, tan grande su ingenio, y tal su riqueza en
teoremas, que sobre aquellos objetos que le habían dado el nombre y gloria de
una inteligencia sobrehumana, no permitió dejar nada escrito; y es que tenía por
innoble y ministerial toda ocupación en la mecánica, y todo arte aplicado a
nuestros usos; únicamente puso su deseo de sobresalir en aquellas cosas que
llevaban consigo lo bello y excelente, sin mezcla de nada servil» Sin embargo,
tales inventos no fueron sino los frutos de su trabajo como geómetra, como
científico.
Poco conocemos de cómo sus contemporáneos conceptuaron sus trabajos, ni la
magnitud de la difusión que tuvieron en su época. Tal es el caso de su principal
obra el Método, cuyo texto original se lo encontró recientemente, antes de esto
sólo se tenía un par de vaguísimas referencias en los trabajos de Suidas y Herón y
nada más.
Finalmente debo señalar cuán simbólico es el concepto que Arquímedes tenía de
su propia obra, al expresar el deseo de que sobre su tumba fuera grabado el
dibujo de una esfera inscrita en un cilindro, en alusión a uno de sus más
importantes descubrimientos.

53
Apolonio de Perga (2 6 2 -2 0 0 a. c.) fue el tercer gran matemático de este primer
período alejandrino que obtuvo el título de "gran geómetra”. Poco se sabe de él,
salvo que llegó a Alejandría cuando era joven, permaneció allí mucho tiempo, viajó
a otros lugares, y visitó Pérgamo donde conoció a Eudemo, uno de los primeros
historiadores de la ciencia. Apolonio escribió prolíficamente y muchos de sus libros
aún existen. Sus prefacios son admirables y muestran cuán refinado y exquisito
era el estilo de los grandes matemáticos cuando se hallaban libres de las trabas
de la terminología técnica. Habla con evidente placer de algunos de sus
resultados: «La mayor parte y los más hermosos de estos teoremas son nuevos»
Decir que lo que hizo Euclides por la geometría plana, lo hizo Apolonio por las
secciones cónicas, siguiendo el camino abierto por Menecmo, es una verdad
histórica. Él definió a estas curvas como secciones de un cono de base circular,
tanto recto como oblicuo y se esforzó en señalar que no sólo había secciones
circulares paralelas a la base, sino que también existía un segundo grupo de
secciones circulares.
Es por experiencia sabido que es más fácil estudiar al círculo que a la elipse; pese
a que, toda propiedad del círculo determina una propiedad correspondiente de la
elipse; ya que por deformación topológica continua del círculo obtengo la elipse y
viceversa. Por ejemplo, si se mira oblicuamente un círculo y su tangente, lo que
vemos es una elipse y su tangente. Esta incursión de la perspectiva nos lleva
directamente a la geometría proyectiva, y Apolonio simplificó sus problemas de
esta manera: obtuvo, mediante la geometría pura, las propiedades de las cónicas
que expresamos actualmente por ecuaciones como: x2/a2±y2/b2=1 ó
ax2+bxy+cy2=1 ó Vax+Vby=1. En la segunda ecuación a, b y c representan
múltiplos dados de ciertos cuadrados y un rectángulo, cuya área total es
constante. Como podemos ver poco tenía que aprender de la actual geometría
analítica de cónicas, exceptuando el sistema de coordenadas y la notación que se
perfecciona a sí misma con el transcurrir del tiempo. Además, logró resolver el
difícil problema que consiste en encontrar las distancias máxima y mínima de un
punto dado P a una cónica. Dichas líneas cortan a la curva en ángulo recto y se
denominan normales. Descubrió que desde posiciones adecuadas de P podían

54
encontrarse cuatro normales, y menos desde otras posiciones. Esto le condujo a
considerar una curva más complicada, denominada evoluta, a la cual le investigó
completamente. Trabajó con lo que virtualmente es una ecuación de sexto grado
en x e y, deducida de su equivalencia geométrica, lo cual resulta una hazaña
maravillosa para su tiempo.
Otra realización de Apolonio fue la resolución completa de un problema referente a
un círculo que satisfacía tres condiciones. Cuando un círculo pasa por un punto
dado, o corta a una línea ó a un círculo dados, se dice que satisface una
condición. Así, el problema de Apolonio implicaba, en realidad, nueve casos que
se extendían desde la descripción de un círculo que pasaba por tres puntos dados
a un círculo que cortaba a tres círculos dados. Los más simples de estos casos
probablemente fueron muy conocidos; de hecho, uno de ellos aparece en los
Elementos.
Apolonio fue también un aritmético y un astrónomo competente. Se afirma que
escribió sobre irracionales no ordenados e inventó un método rápido para el

cálculo del número n. Dando con este trabajo nacimiento a la teoría de la


convergencia uniforme.
La obra de estos dos gigantes de las matemáticas sería completa si no fuese
porque faltan llenarse algunas lagunas triviales, tales como la inclusión de un foco
a la parábola o una directriz a la curva, propiedades que Apolonio parece haberlas
pasado por alto.
La edad de oro de las matemáticas griegas había llegado a su fin con la muerte de
Apolonio. Desde los tiempos de Tales se había desarrollado una pléyade casi
continua de matemáticos importantes; pero, desde Apolonio hasta el siglo III d. C.
cuando Herón, Papo y Diofanto dieron una vez más fama a Alejandría, parece que
no surgió ningún matemático destacado. Durante este intervalo de casi quinientos
años, la acción de la cultura romana había marginado a los matemáticos griegos,
si bien mantuvo un cierto interés por la mecánica y la astronomía.
En esta época alejandrina tiene lugar el nacimiento del gran astrónomo Hiparco
(1 6 0 -? d. c.), y de dos notables comentaristas, Menelao (? -1 0 0 d. c.) y Ptolomeo (1 0 0 ­
168 d. c.) Menelao vivió hacia el año 100 d. C. y Ptolomeo tal vez era cincuenta

55
años más joven que él. De la vida de estos notables científicos poco se sabe,
aparte de lo que consta en sus propios escritos.
Igual carencia aparece en Herón (¿? - 2 5 0 ), Papo (¿? - 3 0 0 ) y Diofanto (¿? - 3 2 0 ), cuyos
nombres se han asociado entre sí para formar la segunda escuela alejandrina,
pues, vivieron hacia el año 300 d. C. Sin embargo, Papo y Diofanto se hallan
sumergidos en el misterio, cada uno parece estar cautivo de días pasados, más
cerca de Pitágoras y Arquímedes que de sus contemporáneos, o incluso entre sí.
Menelao es más conocido por los geómetras por su significativa contribución a la
trigonometría esférica. En sus escritos aparecen muchos teoremas nuevos, pero
ha sido de aceptación generalizada que la mayor parte de los resultados se
iniciaron con Euclides, Apolonio e Hiparco. El bien conocido teorema que trata de
los puntos en los cuales una línea trazada a través de un triángulo se cruza con
los lados, aún lleva su nombre. Algunos autores, a menudo clasifican su geometría
como "geometría moderna”, descripción que difícilmente va con su anciana
condición. El motivo de la aparición en su obra cobra sentido porque lo utiliza para
demostrar el teorema semejante para un triángulo trazado sobre una esfera.
Menelao formuló varios teoremas que eran igualmente válidos para triángulos y
otras figuras, tanto si se los trazaba sobre una esfera como sobre una superficie
plana. Incluían un teorema muy importante conocido como la propiedad razón en
cruz de una transversal trazada a través de un haz de rectas. Formuló también el
famoso teorema de que la suma de los ángulos de un triángulo esférico es mayor
que dos ángulos rectos.
Ptolomeo (?1 0 0 -1 6 8 d. c.), que fue un buen geómetra, siempre será recordado por
su célebre trabajo en astronomía. Trató este tema con una perfección comparable
a la alcanzada por Euclides en geometría. Su obra, que consiste en una
compilación, se conoce como Almagesto, nombre que se supone es una
abreviación árabe del título original griego. Su obra sedujo de lleno a los árabes
que se interesaron por la geometría y a través de ellos finalmente encontró un
puerto de llegada en la Europa medieval. De esta forma es que su teoría
planetaria, denominada sistema "ptolemaico”, fue ampliamente aceptada por parte
de la Iglesia Católica y mantenida como dogma de fe durante muchos siglos hasta

56
que fue reemplazada por el sistema copernicano.
Siguiendo el camino de Hiparco, escogió una o varias explicaciones concurrentes
del movimiento planetario e interpretó las observaciones mediante una ingeniosa
combinación de órbitas circulares y desplazamientos, llamados epiciclos (la curva
generada se llama epicicloide) El supuesto de que la Tierra se halla suspendida en el
espacio era fundamental para su teoría; pero, había otras explicaciones tales
como la de Aristarco de Samos (3 1 0 -2 3 0 a. c ), el amigo de Arquímedes, que suponía
que la Tierra gira alrededor del Sol. Por ello, cuando Copérnico ( 1 4 7 3 -1 5 4 3 ) sustituyó
la teoría ptolemaica por su conocido sistema centrado en el Sol, simplemente
estaba poniendo en vigor una teoría muy antigua.
Herón (? -2 5 0 d. c) de Alejandría fue un genio muy práctico con considerables
virtudes matemáticas. Generalmente se da por sentado que todos los grandes
matemáticos del mundo helénico fueron griegos; pero, hay indicios que permiten
suponer que Herón fue probablemente egipcio. En todo caso, en su obra
manifiesta una decidida inclinación hacia las aplicaciones prácticas antes que a las
abstracciones matemáticas, lo que se halla en congruencia con las características
históricas de Egipto, que hemos tenido a bien recordar. Ciertamente, Herón mostró
ser un sutil seguidor de Arquímedes, al aplicar sus matemáticas a la ingeniería y a
la agrimensura. No sólo hizo descubrimientos en geometría y en física, sino que
también inventó una máquina de vapor. No cave duda de que su teorema más
famoso es aquel que permite calcular el área de un triángulo en función exclusiva
de sus lados. En cambio, el más potente es el que demuestra que cuando la luz
procedente de un objeto se refleja en un espejo, la trayectoria del rayo entre el
objeto y el ojo, es mínima. Éste es un ejemplo del principio de mínima acción, que
más tarde Pierre-Louis de Maupertuis(1698-1759) lo convertirá en ley universal de la
naturaleza. Luego fue formalmente adoptado por Hamilton(1805-1865) para deducir
las ecuaciones canónicas del movimiento de un sistema de partículas y para
aplicarlo a la óptica.
A comienzos del siglo IV se produjo un renacimiento de la matemática pura,
cuando el entusiasmo pitagórico por la geometría y el álgebra volvió a cobrar vida
en Alejandría con la obra de Papo y Diofanto.

57
Papo (? -300 d. c) de Alejandría, último gran matemático griego de la Antigüedad. De
él se han conservado muchos de sus libros, entre ellos el gran comentario titulado
Colección, compilación de todos los conocimientos griegos de geometría. Se
aprecia sin dificultad que su obra mantiene íntimo contacto con fuentes muy
antiguas, especialmente con los trabajos perdidos de Euclides y Apolonio. Como
expositor, Papo se mantiene en pie de igualdad con el propio Euclides, tanto en
claridad mental como en riqueza prospectiva. Pero debo advertir que pretender
conocer, a partir de la lectura de la Colección, lo que se proponían Euclides y sus
seguidores, es lo mismo que intentar reproducir una partida clásica de ajedrez
magistral escuchando los comentarios de un ajedrecista profesional.
Las figuras que llenaban el escenario de la geometría pitagórica le maravillaron y
le hicieron meditar sobre lo sorprendente que es la geometría que practican las
abejas; pues, «Dios les había dotado a estas astutas y pequeñas criaturas con la
capacidad de construir sus celdillas con la mínima superficie límite» Se podrían
haber agrupado celdillas triangulares o cuadradas, conteniendo cada una la
misma cantidad de miel que la celdilla hexagonal, ¡pero las celdillas hexagonales
requieren menos cera!. Como en el caso de los espejos de Herón; aquí, vemos a
la naturaleza mostrándonos el mínimo esfuerzo que realiza y a Papo abriendo otra
importante rama de investigación. Situado en esta perspectiva formuló la pregunta
¿cuál es el volumen máximo contenido en una área superficial dada?. Con esta
interrogante se inscribía la partida de nacimiento de la rama de las matemáticas
que nos enseña a calcular las funciones máximas y mínimas de un sistema dado,
denominada Cálculo Variacional
Más asombroso, y en auténtico estilo arquimediano, es su famoso teorema que se
refiere al volumen de una superficie de revolución. Su idea central era averiguar
qué se puede saber sobre el volumen de un cilindro recto si se dan su sección
recta S y su longitud l; pues, el volumen es el producto SxI. Papo generalizó este
resultado elemental, considerando que un tubo como éste ya no fuera recto, sino
circular. Se suponía que la sección recta S era la misma en todas partes; pero la
longitud del tubo requeriría una definición ulterior. Por ejemplo, la longitud de una
llanta de bicicleta inflada es menor si se mide en torno al círculo interior, en

58
contacto con el aro, y es mayor en torno al círculo exterior. Esta ilustración sugiere
que puede existir una longitud I promedio o principal, para la cual la fórmula SxI es
válida. Papo descubrió que, para un tubo circular como ése, ocurría así, y fijó su
longitud media como la del círculo que pasaba a través del centroide de cada
sección recta S. Por centroide se entiende aquel punto particular de una área
plana denominado, centro de gravedad. Dado que el contorno de la sección S es
indiferente respecto al resultado, el teorema es una de las conclusiones más
generales de la matemática antigua.
Papo sobresalió en aquellas ramas de la geometría que trabajan con figuras
constituidas de puntos y líneas rectas. En esta materia dio una enumeración
completa de las propiedades connotadas, relacionadas con el cuadrilátero, y
particularmente con la agrupación de seis puntos sobre una línea recta dividida en
tres pares.
En un significativo pasaje del comentario sobre Apolonio, Papo aclara que,
ciertamente, fue un problema muy famoso: «el lugar geométrico de tres y cuatro
líneas», ya que resume lo mejor del pensamiento griego sobre las cónicas y nos
acerca con buena aproximación a la geometría analítica. Según nos dice Papo,
Apolonio consideraba el lugar geométrico o la traza que deja un punto P en
movimiento en relación con tres o cuatro líneas rectas fijas. Supongamos que P se
halla a una distancia x de la primera línea, y de la segunda, z de la tercera y t de la
cuarta. Supongamos también que estas diferencias se miden en direcciones espe­
cíficas, pero no necesariamente formando ángulos rectos con sus diversas líneas.
Entonces, al moverse P, los valores de x, y, z, t variaran; sin embargo, siempre
será posible construir un rectángulo de área xy, o un cuerpo rectangular de volu­
men xyz. Pero, como el espacio es tridimensional, aparentemente no hay nada en
geometría que corresponda al producto xyzt derivado de las cuatro líneas. Por otra
parte, la razón x/y de dos líneas es un número y nada nos impide multiplicar entre
sí tantas razones como queramos. Así, a partir de las cuatro líneas x, y, z, t,
podemos formar dos razones x/y y z/t, y multiplicarlas luego entre sí, xz/yt. Si la
razón resultante se toma como constante, e igual a c, entonces tendremos:
xz/yt=c ó xz=cyt. Ésta es una forma de enunciar el problema apoloniano sobre las

59
cuatro líneas. Indica que el rectángulo de las distancias x, z, de P a dos de las
líneas, es proporcional al de las distancias y, t, a las otras dos. Cuando ocurre esto
describe una cónica, como demostró Apolonio. El mismo análisis puede aplicarse
si se dan tres o seis líneas. Papo continúa su comentario, generalizando el
resultado para cualquier número de líneas. Con ello había dado comienzo a la
teoría de curvas planas de orden superior; pues, el número de razones implicado
define el llamado orden o grado de la curva. Así, una cónica es de grado dos,
porque implica dos razones, como se ve en el caso apoloniano anterior. En el caso
más sencillo, cuando sólo se emplea una razón x/y, el lugar geométrico es una
línea recta. Por este motivo, a veces se denomina curva de primer grado a la línea
recta. Papo había descubierto curvas de grado más elevado que el segundo que,
actualmente, se les denomina cúbicas, cuárticas, quínticas, etc. Es muy seguro
que haya descubierto casos particulares de cúbicas y otras curvas que los
antiguos las habían utilizado para trisecar un ángulo y por el estilo. Pero lo cierto
es que los matemáticos tuvieron que esperar a que Descartes inventara un
sistema de coordinación de variables para confirmar la veracidad de lo dicho.
Diofanto (? -3 2 0 d. c) fue el otro gran matemático que brilló junto al faro de
Alejandría. Es famoso por sus escritos sobre álgebra, y vivió por la época de
Papo. Esto se sabe gracias a una carta de Pselo, en la que menciona que
Anatolio, obispo de Laodicea hacia el 280, dedicó a Diofanto un tratado conciso
sobre el método de cálculo egipcio.
Uno queda convencido de ello al leer los términos de un epigrama griego, que nos
relata esquemática pero concisamente la historia de su vida de esta manera: «Su
infancia duró 1/6 de su vida; su barba creció después de 1/12 más; se casó
después de 1/7 más, y su hijo nació cinco años más tarde; el hijo vivió hasta la
mitad de la edad de su padre, y el padre murió cuatro años más tarde que su
hijo».
Si x es la edad a la cual murió, entonces:
1/6 x + 1/12 x+ 1/7 x + 5 +1/2 x + 4 = x
Resolviendo la ecuación sabemos que Diofanto debe haber vivido hasta los
ochenta y cuatro años de edad.

60
Los principales escritos de Diofanto que se conservan son seis de los trece libros
que conformaban la Arithmética, y fragmentos de sus Números Poligonales y
Porismas. Estos libros comenzaron a atraer la atención de los doctos de Europa
mil doscientos años después de haber sido escritos. De ellos Regiomontano
comenta en 1463 que: «en estos libros antiguos se halla oculta la flor y nata del
conjunto de la aritmética, el ars rei et census que actualmente conocemos por el
nombre árabe de álgebra»
Esta obra de Diofanto es doblemente importante, por un lado produjo un gran
progreso en la simbología matemática y por otro, abrió amplias perspectivas al
objetivo del álgebra tal y como existía en aquel entonces. El significado pleno de
sus aportaciones a la matemática sólo llegó a ser observable con la aparición de la
primera escuela francesa, durante los siglos XV y XVI.
Su estudio sobre la notación es muy importante, y cubre una región más amplia de
lo que se podría suponer a primera vista; pues, el estudio de los símbolos abarca
hasta a la propia literatura, puesto que las palabras son los símbolos del
pensamiento. Ahora, concentremos nuestra atención en el símbolo literal, tal como
aparece a la vista en toda fórmula matemática y en una frase impresa; o bien
sobre la cosa representada, sobre el sentido del párrafo o sobre el pensamiento
que yace detrás del símbolo. Una buena notación es por tanto un instrumento muy
valioso pues permite precisar y destacar lo que se representa; debe llevar su
propia adecuación y sugestión y debe ser fácil de reconocer y cómoda de usar.
Una vez dados este instrumento y el material sobre el cual trabajar, uno puede
esperar que se concrete un progreso en la ciencia.
Los griegos estuvieron bien dotados en su propio lenguaje y en su notación geo­
métrica; pero, su aritmética y su álgebra avanzaron muy lento debido a la poco
apropiada notación; así por ejemplo se vieron entorpecidos por el uso de las letras
a, p, y en lugar de los números 1, 2, 3, y esto inhibió la flexibilidad de los cálculos
aritméticos ordinarios. Antes de que la notación fuera ampliamente conocida,
incluso la simple adición era una tarea que requería cierta habilidad, si no se
contaba con la ayuda de un ábaco. Los méritos principales de esta notación son el
signo 0 para el cero, y el uso de un mismo símbolo, cuyo significado viene

61
determinado por su contexto, para designar varias cosas distintas, como, por
ejemplo, la notación 11 para significar diez y uno, ya sean manzanas o cualquier
otra cosa. Se ha reconstruido la historia de esta utilización y se ha llegado hasta
una fuente, en el sur de la India, que data de poco después de la época de
Diofanto. De allí debió haberse extendido al mundo musulmán y a la Europa
medieval.
En lo que va del relato hemos escrito algunas fórmulas algebraicas. Desde luego,
no son una trascripción literal de las griegas, pero son explicaciones simbólicas
concisas de teoremas griegos, presentados originariamente en frases verbales, o
en forma geométrica. Por ejemplo, a2 ha sido empleado en vez de "el cuadrado
sobre AB”. Los primeros ejemplos de esta álgebra simbólica aparecen en la obra
del matemático francés Vieta (1 5 4 0 -1 6 0 3 ), no obstante, sólo pasaron a ser de uso
general hacia el año 1650. Hasta aquella época, la notación de Diofanto era la
universalmente adoptada.
Una antigua clasificación nos habla de las categorías Álgebra retórica, Álgebra
sincopada, Álgebra simbólica. Entienden a la primera como aquella que expresada
en el lenguaje común. La segunda es la que se expresa por medio de las iniciales
o abreviaciones y semejantes de las palabras. El que más ha contribuido a dar
este decisivo paso evolutivo en la notación matemática ha sido precisamente
Diofanto. La tercera, el álgebra simbólica, se instituyó finalmente, una vez que
Vieta la hubo inventado, gracias a la influencia de Napier ( 1 5 5 0 -1 6 1 7 ), Descartes
(1569-1650) y Wallis (1616-1703)
Una expresión típica de álgebra simbólica es (2 5 0 x2+ 2 5 2 0 ) - (x4+ 9 0 0 - 6ox2) y sirve
para ilustrar la dimensión de la complicación a la que Diofanto se enfrentó con
éxito. Sus síncopas le permitieron escribir, y trabajar, con ecuaciones que
implicaban éstas u otras expresiones parecidas. Por 250 x2escribió A ¥ av: aquí,
la letra v significaba 50, y a=200, de acuerdo con la práctica griega corriente. Pero
el A¥ era una abreviación de la palabra griega que significa potencia; y potencia

representaba el cuadrado del número desconocido. Diofanto empleó la letra £


para la primera potencia de la incógnita, y la abreviación de la palabra cubo para

62
la tercera potencia. No empleó ningún signo para más, pero sí una especie de
invertida para menos, la letra t para igual, y una frase especial para designar la
división de una expresión por otra. Es interesante que su idea de adición y
sustracción fuera "venidero” y "deficiente”, y que la palabra griega para deficiente
se halle relacionada con el término pitagórico elipse.
Los que han resuelto ecuaciones cuadráticas, recordarán el corto aforismo que
dice: «El cuadrado de la mitad del coeficiente de x» Es una cita de Diofanto, quién
trabajó con dichas ecuaciones con maestría sin par, llegando a incursionar en los
casos más sencillos de ecuaciones cúbicas. No obstante, habla de «a imposible
solución de la absurda ecuación 4=4x+20» Alude a que una ecuación como ésta
requiere una solución negativa, números que hasta mucho tiempo después no se
consideraron como verdaderos números. Pero las fracciones y las raíces alternas
de las ecuaciones cuadráticas no significaron ninguna dificultad para él.

Diofanto, al abordar tales problemas haciendo uso únicamente de su símbolo £,


puso de manifiesto la principal limitación de su notación. No obstante, resolvió
hábilmente ecuaciones simultáneas, tales como: yz=m(y+z), zx=n(z+x), xy=p(x+v).
Este ejemplo, pone en evidencia que él tubo conciencia del valor que la simetría
desempeñaba en álgebra y, además muestra su gran talento para la misma.
Pero alcanzó alturas mucho mayores, y su obra inmortal lo realizó en los dominios
de la teoría de los números y de las ecuaciones indeterminadas. Ejemplos de esta
última aparecen en el problema del ganado planteado por de Arquímedes y en la
ecuación 2x2- y2=1.
Hasta hoy en día con su nombre se alude a ecuaciones sencillas, como las que
forman parte del problema del ganado, aunque parece que nunca se interesó por
ellas. Se interesó, más bien, por las cuadráticas y otros tipos más elevados, más
difíciles, como por ejemplo la ecuación: x4+y4+z4=u2. Encontró cuatro números
enteros, x, y, z, u, para los cuales esta afirmación era cierta. Siglos más tarde, sus
textos, traducidos al latín por Bachet de Méziriac, fueron ávidamente leídos por
Pierre D’Fermat (i60i-i665)(ver recuadro 6), quién se apresuró a preguntar: «¿Por qué
Diofanto no buscó dos cuartas potencias tales que su suma fuese un cuadrado?»
Y luego sentenció «De hecho, este problema es imposible, como puedo demostrar

63
con todo rigor mediante mi método» Sin duda, Diofanto había experimentado lo
suficiente con la ecuación, aparentemente más sencilla, x4+y4=u2, para demostrar
que no había solución.
Así fue cómo, con Diofanto, la geometría griega alcanzó su máxima realización, en
el sentido de que ya no era productivo seguir explorando y encontrando las
propiedades del EMROcc, mediante técnicas solamente geométricas, ya que
éstas se acercaban al agotamiento epistemológico. En su trabajo se puede
apreciar claramente la necesidad creciente que tiene por realizar operaciones
algebraicas para lograr demostrar los teoremas y, su preocupación constante por
la inadecuada notación con la que tenía que operar; la cual, después de todo,
constituía la herencia histórica llegada desde el antiguo Egipto, tal como lo hemos
podido referir. Y, como todo termina en tragedia en Occidente, debido al dualismo
letal que alberga su corazón, es triste recordar que la fecha que verdaderamente
marca el fin de la ciencia helénica y de la fase antigua del desarrollo del EMROcc,
es el año +412 en que la matemática alejandrina Hypatia (3 7 0 -4 1 2 ) es asesinada de
forma lapidaria. Esta excepcional mujer griega, hija del matemático Teón se hizo
célebre por su talento matemático, su elocuencia y su belleza. Estudió en la
academia de Atenas y a su regreso a Alejandría fundó una escuela en la que
enseñó las doctrinas de Platón y Aristóteles. Se distinguió por los comentarios a
los trabajos de Apolonio y Diofanto.
Había llegado el momento de entregar la tea del progreso de las matemáticas a
las ciencias abstractas como la aritmética y el álgebra y de poner en manos de la
civilización islámica parte de la realización de esta obra. El turno de la geometría
llegó a su término, ésta se encontraba fatigada; pero, no sin antes haber
entregado todo cuanto fue posible dar de sí, dentro del marco histórico que
limitaba su generosidad infinita.
Hasta aquí hemos aprendido cómo la geometría, surgida en el escenario de la
práctica agrícola y desarrollada en la cuenca del río Nilo, llegó a vertebrar el
cuerpo histórico de las sociedades egipcia, griega y judía.
A diferencia, sólo hemos aludido muy ligeramente a la evolución del pensamiento
matemático producido por las sociedades mesopotámicas, aquellas que cultivaron

64
el trigo en el fértil valle del Tigris y el Eúfrates, aquél lugar situado en el Asia
Occidental que Alejandro Magno helenizó, pero que sin duda lo orientalizó. Como
ya dijimos estos pueblos se vieron impelidos a desarrollar la Aritmética con
carácter dominante sobre la Geometría. Ellos, obligados por la acción de las
fuerzas del mercado, llegaron a implementar un apropiado sistema simbólico para
escribir con precisión las palabras mediante las letras y los números mediante los
numerales, de tal manera que facilitara la realización de los contratos y la
contabilidad que exigían las transacciones comerciales.

65
1. 2 F a s e I n t e r m e d ia o M e d io e v o

1. 2 1 Las matemáticas del lejano Oriente


En los escritos religiosos hindúes se puede encontrar un germinal pensamiento
geométrico, a la manera de los egipcios y babilonios. En ellos hay cálculos
geométricos para la construcción de templos y altares. Allí constan los primeros
métodos de cuadratura del círculo, aplicaciones del teorema de Pitágoras y
funciones trigonométricas.
Y geometría práctica hindú se puede hallar mucho antes, en una fecha tan antigua
como es la que corresponde al esplendor de las ciudades de Mohenjo-Daro y
Harappa, en el valle del Indo, hace 5.000 años; ciudades cuyos vestigios todavía
evidencian el magnífico alcantarillado y el trazo cuadriculado de las
urbanizaciones, que las acredita como las primeras localidades levantadas con un
plan geométrico, que coincide con la edad de los primeros escritos geométricos
cuneiformes.
La relación de India con Babilonia seguramente data de aquellos tiempos.
Amuletos encontrados en Mohenjo-Daro, con motivos de culto a los animales
sagrados, son muy parecidos a varios de los sellos mesopotámicos que contienen
grabados de animales tales como el elefante, el rinoceronte y el cocodrilo
ictiofágico, todos de procedencia indostánica.
¿Y qué podemos decir de los antiguos vínculos de India con la China?
El destacado nexo sino-hindú en la conceptualización de espacio no fue, en modo
alguno, una excepción. Los vínculos fueron muy importantes, naturalmente; y las
influencias, de doble dirección.
Está documentado en la historia oficial de la dinastía Sui, el conocimiento, en
China, de astronomía, matemática, cronometría y medicina hindúes. El aceite
chalmugra, por citar un caso, de arraigada tradición en la farmacopea china para
el tratamiento de la lepra, es de muy probable origen hindú, igual que la técnica de
trepanación.

66
La matemática hindú recibió, por su parte, una significativa contribución de los
antiguos matemáticos chinos. Así, en la obra de Bháskara, de hace 850 años, se
cita una prueba utilizada por Chao Chun Chhing, en el siglo II, en su comentario al
más antiguo clásico de matemática china que se conoce: el Chou Pei (Horas solares)
El algoritmo para el cálculo del área de un segmento de círculo, recogido en el
Chiu Chang Suang Shu o Aritmética de nueve secciones, reaparece en la obra de
Mahávíra del siglo IX. Y así se puede referir otros ejemplos.
Según lo investigado por el historiador contemporáneo Ling Wang, el desarrollo de
la matemática china empezó hace aproximadamente unos 33 siglos. En la
Aritmética de nueve secciones, escrita por Chuan Tsanom en el año 132, a
manera de una enciclopedia, se sintetiza el saber matemático conseguido por los
chinos hasta esa fecha. Destinada al consumo de diferentes tipos de funcionarios
del servicio civil -como agrimensores, astrónomos o ingenieros-, la obra consta de
nueve libros y en ellos se formulan y resuelven unos 250 problemas, agrupados en
clases y presentados con la respectiva regla de resolución.
Igual que en el Papiro Rhind, los problemas son de índole muy práctica. Por
ejemplo, el libro 1 trata de la "medición de campos” y allí se calculan áreas de
figuras rectilíneas planas y de círculos; el libro 2 es una "relación entre diferentes
formas de cereales” y versa sobre el cobro de impuestos al grano -que se mide en
unidades de volumen- y otros cálculos agrícolas; el libro 5, de "estimación de los
trabajos”, contiene estudios para la ejecución de proyectos tales como: paredes
fortificadas, murallas, diques, torres y faros, con cálculos de requerimientos de
equipos, materiales y mano de obra. El Libro 7, sobre el "exceso y defecto”, refiere
problemas de intercambio entre lingotes de oro y de plata, que llevan a ecuaciones
lineales y al método de sus soluciones.
Llama la atención el que este desarrollo algorítmico no hubiera desembocado en
demostraciones axiomático-deductivas, en geometría propiamente dicha. Según
conozco, los chinos tuvieron que esperar al siglo XVII para tener a Euclides, y ello
gracias a la famosa misión de jesuitas europeos encabezadas por Matteo Ricci.
Me parece, por lo demás, que a esta intrigante carencia se debe el que la
astronomía china permaneciese limitada como astrología y nunca alcanzase a

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evolucionar en una visión geométrica de los cielos, al modo de la que se observa
en Eudoxo, Aristóteles y Ptolomeo.
Por algún motivo, insuficientemente aclarado, la ciencia pura de Asia Oriental no
penetró en Occidente, en la misma medida en que varios de los descollantes
inventos chinos pasaron a Europa siguiendo la ruta de la seda. Esto ha sido causa
de un viejo y arraigado prejuicio: la ponderación, unilateral, del empirismo de los
antiguos chinos, en desmedro de su capacidad de abstracción.
Es por demás conocido que los chinos se adelantaron a Europa en líneas de
producción tan maestras como la fabricación del papel, la invención de la
imprenta, de la pólvora y de la brújula. Junto a estos artificios tenemos, la
fundición del hierro en altos hornos (en Europa surgió a fines del Siglo XIV, como base de la
revolución industrial), que se viene practicando en China desde hace veintitrés siglos; la
carretilla y la técnica de perforación profunda, que se idearon hace 2.100 años; el
sismógrafo de Chang Heng, invento del siglo II, que fuera diseñado para localizar
la dirección azimutal del epicentro y la magnitud de la sacudida; el empleo de
minerales para el tratamiento de dolencias orgánicas, mucho antes de Paracelso;
la rueda hidráulica y los puentes colgantes con cadenas de hierro. Y se puede
alargar y endulzar la lista, si se quiere, con los tallarines y el helado.
Si varios inventos chinos pasaron a Europa, no menos importantes fueron las
exportaciones europeas a la China. Los jesuitas del siglo XVII llevaron el tornillo
de Arquímedes y el sinfín, la bomba doble de Ctesibio, la manivela y el molino
vertical de torre. Ello, sin contar la notación algebraica de Viéta, los logaritmos de
Napier y la mecánica de Kepler y Galileo. Pero, sobre todo, insisto, la geometría
de Euclides, cuya aparición en Alejandría marcó, a mi entender, el punto crítico de
divergencia entre los dos saberes: el Occidental y el Oriental.
La polis griega, ciudad de navegación y comercio, abierta al mundo, brinda un
contraste por demás sugestivo con el hsien chino, ciudad de encierro feudal,
sujeta al poder omnipresente del mandarinato e íntimamente vinculada con la
agricultura. Me parece que por aquí se puede explicar la divergencia, tal como ha
sugerido Joseph Needham.

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El desarrollo independiente y temprano del álgebra china: el método de las
potencias y coeficientes radiantes, nos hace notar que los ritmos evolutivos del
saber no tienen por qué ser necesariamente uniformes o simultáneos.
No estamos inquiriendo sobre la causa de adelantos y atrasos relativos,
únicamente quisiéramos saber la causa no del rezago chino en la generación
indígena de un discurso geométrico, sino el por qué nunca los chinos llegaron a
producir este discurso.
Ensayando una respuesta podemos decir que hubo dos escuelas, en la antigua
filosofía china, capacitadas como para llegar a elaborar algo equivalente a la
geometría euclidiana: el confucianismo y el legalismo.
El confucianismo, igual que el pitagorismo, menospreciaba el trabajo manual,
poseía la misma afición por el cultivo de la espiritualidad separada de la naturaleza
y mantenía la misma actitud de sumisión frente al poder político establecido.
El legalismo, por su parte, profesaba la misma fe pitagórica, o pitagórico-platónica,
en el poder real y sustitutivo de los códigos y las representaciones formales; tanto
así que fueron legalistas los primeros en postular que las conductas humanas
debían juzgarse no por el mérito de los hechos sino según lo prescrito en los
arreglos jurídicos. Tal vez fue esta pretensión lo que impidió que el legalismo
alcanzase resonancias entre la intelectualidad china, más proclive al sereno juicio
de las evidencias.
Ahora bien, ni los confucianos ni los legalistas llegaron a tener intereses por la
astronomía o por la matemática. Filosofía social y derecho, bien acotados, fueron
las materias de sus reflexiones, en tanto que sería la filosofía taoísta el
pensamiento que penetró y dominó la ciencia natural china, la cual surgió de la
asociación entre los shamanes y los criteriosos hombres que consideraron más
importante el estudio de la naturaleza.
En agudo contraste con esas inclinaciones "formalistas”, si así pudiéramos
llamarlas, el taoísmo nunca llegó a despreciar el trabajo manual ni jamás estuvo
por abandonar la realidad para sumergirse en el océano de la mente.
Según ha recordado el mismo Needham, la actitud del taoísta fue, siempre, la del
respetuoso seguidor de las leyes de la naturaleza. Su objetivo: transformarse, por

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