Dónde Está El Dios de Elías Hoy
Dónde Está El Dios de Elías Hoy
Dónde Está El Dios de Elías Hoy
Profeta Elías
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Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al
otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y
vinieron a recibirle, y se postraron delante de él”.
¿Se puede heredar el espíritu o el poder de Dios? ¿Eliseo
clamó al Dios de Elías a su propio Dios?
Nuestro tema para esta ocasión es: “¿DÓNDE ESTÁ EL DIOS
DE ELÍAS HOY?”. Otros se han preguntado: ¿DÓNDE ESTÁN
LOS ELÍAS DE DIOS?
Es importante saber quién es el Dios de Elías. Es el Dios Creador
de los Cielos y de la Tierra, y por consiguiente del ser humano.
Por eso en los Salmos dice [24:1]: “Mía es la Tierra, el mundo,
y los que en él habitan”. O sea que todos somos de Él. ¿Por
qué nos colocó en esta Tierra? Porque así Él lo determinó, lo
programó. ¿Cuál será el futuro de esta Tierra? Será el centro
del Gobierno Divino para todo el universo. Es el planeta más
importante de todos los planetas.
El ser humano es la única criatura a imagen y semejanza de
Dios. Dios al crear al ser humano lo hizo alma, espíritu y cuerpo;
y lo más importante del ser humano es su alma, es alma viviente;
y tiene un espíritu, que es un cuerpo espiritual de otra
dimensión parecido a nuestro cuerpo, pero no de carne, de otra
dimensión, de la dimensión de los ángeles; y tiene un cuerpo
físico de carne, el cual podemos ver el uno al otro, pero usted está
dentro de ese cuerpo de carne. Dios nos dio dominio sobre los
animales, y tenemos que cuidar de ellos- pero no somos uno de
ellos. No somos sólo una raza evolucionada de los
chimpancés, a pesar de que nuestro ADN es similar. De hecho,
nuestro ADN podría ser idéntico y no haría ninguna
diferencia. ¡Somos lo que somos porque tenemos un espíritu
dentro de nosotros! ¡Ese es el verdadero usted! Su cuerpo es
sólo su vestido en la tierra, diseñado para albergar a su
espíritu.
Alguien dice: “En el pasado se les llamaba ángeles, ahora
extraterrestres. Para los incrédulos seres de otros mundos, para
los creyentes seres de otro cielo o dimensión. Pero fueron estos
seres los que enseñaron a los hombres a cultivar, fundir metales,
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la escritura, etc. Se mezclaron con las mujeres y engendraron
gigantes. La evidencia está ahí como ejemplo los trilitones de
Baalbek Libano, los muros de Sacsayhuamán Perú, el gran
menhir de Er Grah Francia o la propia piedra base del templo de
Jerusalem.”
No es difícil encontrar entre muchos «fugitivos de la vida» a
hombres que, sin ser clínicamente paranoicos, mantienen
continuamente una situación de ruptura entre razón e
inteligencia. Su existencia parece juiciosa, pero carece de
fundamento.
ANÉCDOTA: Cuando pienso en ese tipo de personas me viene a
la cabeza la imagen de un barco que navega sin rumbo.
Imaginemos un trasatlántico moderno (de cruceros) que surca el
mar a gran velocidad y con gran precisión, pero... sin destino.
Dentro del mundo del crucero, todo es lógico e inteligente; los
engranajes, émbolos y bielas transmiten a las hélices del barco el
potente movimiento de los motores que se someten dócilmente a
las órdenes del comandante, así como los marineros y empleados
de a bordo, se entregan con afán a las tareas que les
corresponden. La variedad de las comidas, la más exquisita
comodidad, las relaciones sociales, el amor, el juego, deportes y
diversiones distraen admirablemente a los pasajeros. Parece un
pequeño paraíso. Por dentro del casco del barco, el régimen de
vida es ideal, sin embargo, vistas las cosas por fuera, todo es
absolutamente irracional. Porque ninguno de los navegantes sabe
para qué está allí y cuál es el puerto de llegada. Cuanto más
inteligente y divertido sea su género de vida, más irracional
será. Precisamente porque esta placentera existencia -esa lógica
alienante- es lo que le hace olvidar su conducta ilógica, igual que
el paranoico se autoconvence y se calma con «argumentos
inteligentes», enmascarando y ocultando su locura. Y así es; una
verdadera locura: un día cualquiera, sin saber cuál ha de ser
concretamente, los motores se paran por falta de combustible
y todos son engullidos por las olas. Ese es su último destino.
El único que cabe dentro de su inteligente irracionalidad.
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Sin embargo, nadie en aquel barco se atreve a pensar porque les
da miedo, porque el pensamiento de su destino postrero les carga
con «toneladas de espanto», como decía Vadin, aquel enfermo
ruso. Otros se preguntarían con Oblonski (personaje de Ana
Carenina de Leon Tolstoy) ¿Para qué esa manía de entristecerse
sin necesidad? ¿Para qué preocuparse con la vida futura si la
presente es tan bella?» , « ¡puro masoquismo! »...¿es tan bella…?
La irracionalidad está en que esos hombres viven para la muerte,
trabajan para la muerte, ganan dinero para la muerte, adquieren
prestigio y procrean para la muerte. La irracionalidad consiste en
que, sintiendo que cada gota de sangre, cada partícula del cuerpo,
cada fibra de corazón, cada pensamiento del cerebro, clama por
la eternidad, tiene sed de perpetuar su felicidad, el hombre se
nutre con alimentos efímeros, que no sacian y que terminarán
defraudándoles, ahogándoles en un mar sin esperanza.
Lo irracional estriba en que alguien que, al menos en teoría, cree
en Dios y en la eternidad, no viva como si de verdad creyera.
También nos hacemos nosotros esta pregunta…
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Todo esto ocurría en un pueblo que llamaban a Abraham su
padre, y cuyos antepasados habían clamado a Dios en sus
tribulaciones y habían sido librados de todas sus angustias. El
Señor de gloria parecía ausente y la sal había perdido su sabor.
El oro se había convertido en escoria. Sin embargo, de su
profunda apostasía Dios levantó a un hombre —no un comité, ni
una secta, ni un ángel, sino un HOMBRE—, y un hombre de
pasiones semejantes a las nuestras. Dios llamó a un hombre, no
a predicar» sino «a estar en el Portillo». Tapando portillos.
“Elías emergió con la infalibilidad de un profeta. Conoció la mente
de Dios. Por tanto, un solo hombre conquistó una nación y alteró
el curso de la Naturaleza”
Tales hombres de oración son siempre benefactores nacionales.
Elías era uno de éstos. Oyó una voz, vio una visión,
experimentó un poder, se enfrentó con un enemigo y,
contando con Dios como aliado, obtuvo una gran victoria.
Las lágrimas que derramó, las angustias que sufrió y los gemidos
que profirió están escritos en el Libro de las Crónicas de Dios.
Por la llave de la fe, que se adapta a todos los cerrojos, Elías cerró
los cielos, se puso la llave en el bolsillo y Acab tembló.
Hermanos, si hacemos la obra de Dios, a la manera de Dios, en
el tiempo de Dios y con el poder de Dios, tendremos la bendición
de Dios.
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La persona que pudiera inducir a muchos creyentes a orar
levantaría el más grande despertamiento que el mundo haya
conocido. La falta no está en Dios. «El es poderoso para hacer
conforme al poder que obra en nosotros.» El problema para Dios
hoy día no es el Ateísmo, ni la Religión falsa, ni el Liberalismo o
Modernismo. El problema para Dios es el Fundamentalismo
muerto.
El evangelismo y el despertamiento, aunque intimamente
unidos, no deben ser confundidos. El despertamiento es una
experiencia de la Iglesia; el evangelismo, una expresión de la
Iglesia.
Paul Rees
Dios nunca ha tenido el propósito de que su Iglesia sea un
refrigerador para conservar la piedad; sino una incubadora
de nuevos convertidos.
E.Lincicome
Por eso es que la Escritura dice que Dios le dijo a Samuel, cuando
fue a ungir a la persona que Dios había escogido para ser rey en
lugar de Saúl (el cual había desobedecido a Dios)… David… tenía
más hermanos. Jesé o Isaí tenía más hijos: tenía ocho hijos.
Cuando trae al primero, lo presenta al profeta Samuel; el profeta
Samuel lo ve tan alto, quizás casi igual a Saúl, que medía sobre
dos metros de estatura como poco, porque dice la Escritura que
los más altos del pueblo de Israel no le pasaban del hombro
Y cuando lo ve, pensó que Dios se había buscado un sucesor
alto, parecido al rey Saúl, y dice: “Delante de la presencia del
ungido de Jehová estoy”. Dios le dice: “No mires su apariencia, su
altura, porque Dios mira el corazón, lo que hay en el corazón”.
Le dice Dios: “Este no es”.
Los sigue trayendo los hijos de Isaí en orden de nacimiento, y Dios
le dice: “Este tampoco es, tampoco es”. Eliminado como futuro
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candidato, como candidato a ser rey. Siguen pasando, y así pasan
seis y siete hijos de Isaí, y no aparece más ninguno; y Dios le
decía: “Este no es, este no es, tampoco este es”. Siendo profeta,
él tenía que escuchar a Dios decirle: “Ese es el hombre”.
Y aparentemente Samuel se había equivocado de lugar, porque
Dios rechazó a esos siete hijos de Isaí que le fueron presentados
como candidatos al reinado. Y le dice, y le pregunta Samuel, el
profeta Samuel, el vidente Samuel le pregunta a Isaí: “¿No tienes
más hijos?”. Isaí le dice: “Sí, tengo otro que está en el campo, es
pastor de ovejas allá”. Para Isaí ese no cualificaba, un pastor de
ovejas no cualificaba para ser rey. Y Samuel le dice: “Tráelo acá,
porque no comeremos hasta que sea traído”.
Recordemos que hay un Salmo que dice: “Jehová es mi Pastor”.
Y Dios en un ministro está pastoreando la congregación, y Dios
en un mensajero de una época está pastoreando el grupo
completo de esa época.
Moisés, que también vino a ser pastor de ovejas. Cuando estaba
pastoreando las ovejas de su suegro Jetro fue que tuvo el
encuentro con la presencia de Dios en esa Luz que estaba sobre
un árbol, una zarza que ardía, pero no se consumía; era la
presencia de Dios en la forma de fuego, pero la Biblia dice que
era el Ángel de Dios que estaba allí apareciéndole.
Y le habló a Moisés y le dijo3: “Yo soy el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob”. Como también le había dicho: “Yo soy el Dios
de tu padre”, el Dios de Amram el padre de Moisés. La Escritura
dice que era el Ángel de Jehová, y le dice: “Yo soy el Dios de
Abraham”.
ANÉCDOTA:"Tenemos dos mentes, una que piensa, y otra que
siente", dice Daniel Goleman en su libro "La inteligencia
emocional". Esta es una de las revolucionarias frases que
contiene el libro, uno de los grandes best-sellers de los últimos
años. La educación que se imparte en las escuelas –plantea
Goleman– fortalece la inteligencia racional, pero descuida la
inteligencia emocional. Esto trae insatisfacción y frustración. Por
eso propone el cultivo de actitudes que desarrollen, por
ejemplo, el optimismo ("que favorece a los enfermos del
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corazón"), y la esperanza ("que tiene poder curativo").
Goleman sostiene que, quitando la ira, la ansiedad y la depresión
podremos quitar el cáncer y otras enfermedades crónicas.
Goleman pone su esperanza en una nueva educación que
prepare de verdad a los jóvenes para la vida. Dice: "Imagino un
futuro en el que la educación incluirá como rutina el inculcar
aptitudes esencialmente humanas como la conciencia de la propia
persona, el autodominio y la empatía, y el arte de escuchar,
resolver conflictos y cooperar." AUTOAYUDA ?
Sin duda que el planteamiento de Goleman llena un vacío en la
enseñanza formal de los colegios. Redescubre el valor de un
sector descuidado de la personalidad humana. Sin embargo, ¿es
esta la panacea para solucionar definitivamente los
problemas del hombre?
El predicador suele ir con la multitud, el profeta va en contra. Un
hombre pobre, pero ardiente y lleno de Dios, será tildado de mal
patriota porque habla contra los pecados de su nación; de severo,
porque su lengua es espada de dos filos; de desequilibrado,
porque el peso de la opinión está en su contra. El predicador
será ensalzado, el profeta abucheado.
Amamos a los santos de la antigüedad, mártires y reformadores.
Veneramos a nuestros Luteros, Bunyans, Wesleys, Asburys, etc.
Escribimos sus biografías, reverenciamos su memoria,
redactamos respetuosos epitafios, les construimos monumentos.
Lo hacemos todo menos imitarles.
Veneramos como reliquia hasta la última gota de su sangre; pero
nos guardamos de derramar una gota de la sangre nuestra.
Juan el Bautista pudo mantenerse seis meses en prisión; pero él
y Elías no podrían permanecer seis semanas en la calle de una
ciudad moderna. Los encerrarían en un manicomio por
reprender el pecado y no silenciar su mensaje. Los
evangelistas de nuestros tiempos lloran el poder de los sistemas
ateos, pero cierran la boca ante la amenaza de la religión
nominal y apóstata.
«¡Dios de la reina Clotilda!», gritó el infiel Clovis I de Francia
cuando se halló en apuros sobre el campo de batalla: «¡Dios de
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la reina Clotilda, concédeme la victoria. ¿Por qué no llamó a su
propio Dios?
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