Leonardo Castellani - Leopoldo Lugones
Leonardo Castellani - Leopoldo Lugones
Leonardo Castellani - Leopoldo Lugones
Biblioteca Nacional
Leonardo Castellani
Estudio preliminar de
Diego Bentivegna
ISBN 978-987-1741-22-9
ISBN 978-987-1741-22-9
Estudio preliminar
Un lejano y legendario fantasma.
Una introducción a Lugones, de Leonardo Castellani . . 9
por Diego Bentivegna
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
La vida
6 Toda una sección del volumen Crítica literaria está dedicado a Hugo Wast.
La sección incluye los artículos “Oro” (fechado en 1935), “666” (1941) y
“Carta a Hugo Wast” (1945).
18 Diego Bentivegna
Crítica y mutación
Lugones es, tal vez, el texto crítico más logrado, el más compacto
y feliz de los escritos por Castellani. Ni un ditirambo ni un veja-
men: de esa manera piensa, en una pequeña nota aclaratoria de
la edición de 1964 –suprimida en la del 76– el objetivo de este
volumen:
Es esta tensión entre una voz plena cada vez más tonante y la
“plebe”, de la que surge “longitudinalmente” la obra lugoniana,
lo que gira en torno al suicidio, según Viñas, que había dedica-
do uno de sus primero artículos críticos, publicado en la revista
Centrum, a Lugones y que volverá mucho más tarde a la cuestión
en la novela Prontuario. Viñas reinstala, de esta manera, la discu-
sión en torno a Lugones que Noé Jitrik, otro crítico de su misma
generación y miembro del proyecto fundacional de Contorno,
planteaba como algo ya definitivamente superado. En el peque-
Estudio preliminar 35
El Lugones de Castellani
23 Cfr., por ejemplo, las reflexiones sobre Baudelaire en la novela Los papeles
de Benjamin Benavides (1954) y en Las parábolas de Cristo (1959), así como
el artículo sobre el autor de Las flores del mal publicado en la revista Jauja
(n. 10, octubre de 1967). De manera explícita, Castellani se identifica con
Baudelaire, y también con Kierkegaard, en el poema “Yambos”, publicado
en el suplemento cultural del diario La Prensa en junio de 1954: “Sólo los
miserables reprobados / detienen actualmente mis dos ojos cargados / los
santos no oficiales y malditos / que no incheron el mundo de milagros ni ritos,
/ como musiú San Carlos Bodeler…”.
52 Diego Bentivegna
Para finalizar
Bibliografía
Whalt Whitman
Paul Claudel
Los Salmos
¡No hay poesía en ellos! A los que se puede añadir todo el tea-
tro de Shakespeare, todo Sófocles, todo Milton, toda la poesía
greco-latina, para no hablar de la hebrea y la árabe. ¿Entonces?
–Es que –dirá alguno– Lugones habla sólo de las poesías ro-
mances.
–Mentira. Lugones habla –y hace bien– de la Poesía.
“En el dominio fisiológico, ese par rítmico fundamental y ele-
mental a la vez –decía entonces Lugones a Noé– consiste en la dís-
tole y sístole del corazón. En el dominio prosódico, ese par rítmico
es la rima”. Ud. quizá no sospecha, maestro, cuán raspando le pasó
a la solución el día que dijo esta frase clarividente. El problema
de la rima, del verso y en general de toda expresión humana es del
resorte de la psicología, la cual hunde sus raíces en la fisiología.
La solución tiene que estar en el trecho intermedio entre los
dos estelares términos que Ud. maestro salvó de un salto admi-
rable. ¿Qué es lo que tiene que ver la diástole con la rima? Y si
una viene de la otra, así como jument viene de equa, que decía el
otro, ¿cuál ha sido el diantre del camino?
¿Cuál será el imprevisible camino? Hace unos 20 años un mu-
chacho francés de la región del Yura, montañés ende, ex oficial
de artillería en la Gran Guerra, estudiando para el sacerdocio
Sacra Escritura y lengua hebrea, se hizo una pregunta muy lejana
a la sudicha, pero cuya respuesta iba a responder a ésta y a otras
muchas. “¿Cuál será la vera solución de la Cuestión Sinóptica?”
–de esa cuestión sinóptica justamente que Lugones con poca in
formación toca en las aludidas “Las Cuatro Marías”–. La cues-
tión sinóptica en la “mirabilis discordia et mirabilior concordia”
66 Lugones
8 Es leal advertir que el libro Filosofícula, donde están “Las Cuatro Marías”, “El
Espíritu Nuevo”, “Las Cenizas de Hércules” y otros deslices, está muy lejos en la
múltiple obra de Lugones, allá por los tiempos de la boga del untuoso Mr. Bergeret.
9 Prólogo a El Grillo de Conrado Nalé Roxlo, Buenos Aires, Babel, año
1925, p. 21.
I. Lugones, prosa y verso 67
Lisardo Zía me hacía notar una vez que Lugones fue una
especie de monstruo, como Arturo Rimbaud; un fenómeno
de precocidad y de habilidad extraordinaria: casi no se puede
entender, por ejemplo, cómo pudo llegar al dominio magistral
de la lengua castellana en Córdoba –¡qué digo en Córdoba: en
Río Seco!– sin facilidades ningunas y con estudios brevísimos
e interrumpidos; para producir por ejemplo La guerra gaucha,
cuyo vocabulario asombra a los mismos españoles; aunque hay
que confesar que no siempre es de buen gusto ni respeta el
“ne quid nimis”... 11. Pero esa misma facilidad de Lugones fue
su enemigo: le hizo tocar todos los sectores del saber sin fun-
damentarse en ninguno y sin completar ninguno –excepto la
poesía, por supuesto, en la cual fue perfecto–. En su discurso
político del Odeón en 1923, a los 49 años, Lugones se gloría
de saber matemáticas; y en sus últimos artículos de La Nación,
a los 62 años, explica y aplica la “teoría de Einstein”, sobre la
cual dio en 1906 una temeraria conferencia, “El tamaño del
espacio”, que publicó en 1920; pues bien, ni en 1920 ni en
1938 Lugones entendía la teoría de la relatividad.
Estudió toda su vida, ciertamente; pero aunque hubiese vivi-
do veinte años más –como debería haber vivido– era lo mismo,
porque no tenía fundamento. “Gli autodidatti pérdono almeno il
tempo”, dijo un gran maestro italiano; y Lugones que fue conde-
nado por el país a ser un autodidacto, perdió más que el tiem-
po. En su libro Didáctica dice Lugones: “La escuela democrática
debe estar dominada por el método científico”. Ahora bien, no
ha habido nadie en el mundo probablemente que careciese más
El Jardín Primaveral
III
El jardín primaveral
te manda en sus mariposas
besos de amor de las rosas
que te dedica el rosal.
El lirio sentimental
te declara su interés
y con su aire de marqués
parece que en la pradera
solamente floreciera
para ponerse a tus pies.
Si cultivo es menester
a las rosas y los lirios
yo al rigor de tus martirios
he porfiado en florecer.
guardará mi corazón
por tu perfume habitado
como un pañuelo llorado
la esencia de tu pasión.
Pero dije literatura; y he aquí por último una curiosa si bien ex-
plicable vinculación de la tanguería con la “nueva sensibilidad”.
Comprensible al ser todo ello fruto de la misma de
generación. ¿Cómo no iba a concertar la subpoesía con la sub-
música? ¿Y la retórica disoluta del verso falso con el sentimen-
talismo proxeneta del bandoneón?
Nada por otra parte menos popular... que ese arte deshuma-
nizado, intelectualista, frío, de clave: sonajero de metáforas sin
otro destino que su propio cascabeleo en la postiza infanti-
lidad de cuarentones autocomplacientes que menosprecian la
proporción por clásica y la emoción por anecdótica. Como si
pudiera construirse algo sin aquélla ni crearse nada sin ésta; es
decir, negando la naturaleza y el hombre en un misticismo de
altanera exclusividad…15
Y así por el estilo otros varios dicterios del indignado gran poeta.
“Las posiciones satánicas del existencialismo contemporáneo” –
dijo un gran crítico argentino.
¿Por qué ha sucedido esta decadencia y descrédito de la poesía
lírica?
Creemos que porque la poesía en general ha dejado de ser
“una cosa religiosa”; se han roto los vínculos que tenía antigua-
mente con el culto divino. Saben ustedes que antiguamente el
16 “La bondad del arte”, La Nación, Buenos Aires, 23 de febrero de 1936.
17 “Fondo y forma”, La Nación, Buenos Aires, 23 de agosto de 1936.
94 Lugones
parece que sí, todos lo dicen. ¿Por qué? Ambas son cosas hechas
para divertir a la gente; y a mí me divierte más un whodunit
de Perry Mason, que ahora se han editado en cien millones de
copias (!) y mañana nadie se acordará dellas, mientras a Tirso de
Molina hace siglos lo están ponderando y estudiando...
¿Por qué?
La única respuesta posible es: porque las obras del vivaz merce-
dario están situadas, cuanto al contenido, en un estrato humano
más profundo que los cuentos del habilísimo Stanley Gardner.
¿Y qué significa un “estrato humano más profundo”? Quiere de-
cir más vinculado a la religión, más saturado de efluvios morales
y religiosos. Tirso es en ocasiones desenfadado, osado, descarado
y hasta un poco cínico –la psicología mujeril de Marta la Piadosa
y No hay peor sordo– pero no hay que engañarse (como Alberto
Lista), eso es sátira, ironía sustantiva, “humor”: el fondo moral
es solidísimo.
“La gran poesía épica es en substancia religiosa” dice Lugones
en El Payador; y un libro de crítica reciente, La Fe de Martín
Fierro18, del presbítero cordobés Compañy, lo pone de mani-
fiesto, suplementando El Payador. Carlos A. Leumann, en su
gran comentario al poema, dijo simplemente que era un poema
religioso. No es tanto: pero su trasfondo es religioso.
Hay hoy día poetas religiosos... Sí, los hay: los más grandes
actuales son: Eliot, Claudel, Rilke... por no nombrar a los pro-
sistas Nietzsche y Kirkegor. Pero el vínculo institucional con la
religión no existe, son para refinados19.
Falta la poesía religiosa. Falta también la poesía “civil” o polí-
tica de Lugones. Este no entendió nunca la política, la cual en su
24 Él puso este verso de Horacio en el exergo del libro; y lo tradujo mal; lo
cual prueba –entre paréntesis– que no sabía bien latín... entonces.
25 Borges escribió dos cuentos en que pinta a Martín Fierro y al sargento
Cruz como dos sórdidos bandoleros; lo mismo Ezequiel Martínez Estrada y
muchos otros; incluso mi finado amigo Héctor Sáenz y Quesada, que dijo
110 Lugones
Dije que con estos tres “¿por qué, por qué, por qué?” se habían
fraguado versiones absurdas, seis o siete. Las más absurdas son:
1. “Lugones se suicidó por un acto de amor a Dios: se vio un ins-
tante tan feo delante de Dios que se destruyó en holocausto de
sus errores”, dice Amancio González Paz; lo cual entendiéndolo
bien, tiene su verdad, aunque expresada en alegoría; 2. “Lugones
se suicidó por orgullo”, dijo un escritor delante de mí, en una
desas pajoleras “mesas redondas” 28; 3. “Simplemente se volvió
29 Esto se dijo. Parece improbable, pues La Nación publicó durante tres años
sus vehementes “vociferaciones católicas” con sus ataques al liberalismo; lo
cual la honra no poco, por cierto.
120 Lugones
creo que tenía esa razón “mística” –llamémoslo así– que indiqué
en 1938 en el artículo “Sentir la Argentina”, para La Nación; y que
Amancio González Paz repite en forma de parábola o paradoja.
También lo dijo un poeta, Juan Oscar Ponferrada, a raíz del
ominoso suicidio. Permítanme que lo transcriba:
El Desesperado
Los poetas saben destas cosas más que los filósofos; porque los
grandes poetas son teólogos. El hombre que se convierte de
grande tiene una gran lucha emotiva; entre el hombre viejo y
el hombre nuevo –como dice San Pablo–, pues la fe, aunque
sea un acto intelectual, está calzada sobre la emotividad y los
afectos, que son “los pies de la voluntad”, según la palabra de
San Agustín. Recordemos la conversión del mismo Agustín,
los combates interiores, los llantos, las marchas y contramar-
chas. Recordemos que en el proceso de la conversión a la san
tidad de Ignacio de Loyola, el rudo vizcaíno tuvo en Manresa
la tentación de suicidarse, como nos cuenta él mismo: tan
grande era en su alma lo que él llama “la agitación de varios
espíritus”. Yo presencié esa agitación en Lugones; por desgra-
cia no presencié más que los estados eufóricos de consolación;
y no los estados depresivos de desolación. Me doy con una
piedra en el pecho, que dice Rodríguez Larreta. En el padre
Meinvielle y en mí, Lugones no podía ver a la Iglesia; de mí
no sabía ni siquiera que era cofrade, es decir escritor; y un
escritor que había de continuarlo, según dicen hoy algunos
–bastante dudosamente. Creo que en el fondo de su alma,
Lugones esperaba que ante su vociferación católica a todos
los vientos, la Iglesia –alguien en quien él viese a la Iglesia– le
iba a salir al encuentro, como el Padre del Hijo Pródigo; y no
salió. Mala suerte.
Como un fantasma sangriento que todavía no se ha podi-
do conjurar, surge ante nosotros el suicidio de Lugones como
un misterio divino o diabólico, apuntándonos un vago índice
acusador.
126 Lugones
A la Virgen de mi pueblo
como si estuviera viva.
Los más viejos, por cariño
la llamaban “La Cautiva”.
Oigámoslo:
I.
Estamos subdesarrollados ¿en qué? Podríamos discutir vanidosa-
mente esa palabra; pero podemos también dejarla pasar, tránseat.
Patentemente estamos atrás de Estados Unidos en varias cosas;
aunque en otras estamos quizás adelante dellos.
1. Estamos atrás en industria pesada y fábricas de armamentos,
que puede sea lo que más interesa a Estados Unidos de nosotros,
futuros aliados y proveedores de petróleo y carne de cañón en una
eventual guerra; 2. La literatura de Estados Unidos es no sólo mu-
cho más potente sino mejor que la literatura argentina, al menos
está reconocida y propagandeada; 3. La educación pública yanqui
está técnicamente mucho mejor que la nuestra, etcétera.
35 “Under the Nevada law, six weeks is all the residence that is necessary to give
the courts jurisdiction in a divorce action, Hearings are prompt and decrees are
final. Once they go into effect, parties can remarry inmediately. Locals call the
six-weeks residence ‘taking the cure’”. A. A. Fair, Pass the Gravy, Pocket Books,
New York, p. 58.
“Bajo la ley de Nevada, seis semanas es toda la residencia necesaria para dar a
las cortes jurisdicción en una acción de divorcio. Las audiencias son rápidas
y los decretos definitivos. Una vez promulgados, las partes pueden recasarse
inmediatamente. Los nevadenses llaman a las seis semanas ‘tomar la cura’”.
V. La Grande Argentina subdesarrollada 135
Y una vez que hemos desahogado así nuestra herida vanidad pa-
triótica con el inútil “¡Y vos más!” de las riñas de los chicos,
concedemos a Ulled que estamos subdesarrollados con respecto
a Estados Unidos en una cantidad de cosas. Aunque a decir ver-
dad yo diría que el país más que subdesarrollado está arrollado.
Pero podemos admitir a Raimundo Pardo lo que dice acerca de
la Universidad en el tremendo folleto que ha difundido en Carta
Abierta al Decano de Rosario. Cierto que en ningún punto es más
lamentable nuestro “arrollamiento” que en la Universidad, y en
la educación en general; sobre el cual Lugones, experto y ducho
en la materia, filosofó egregiamente en el ensayo publicado cinco
días antes de su muerte37.
II.
Muchas causas se suelen alegar deste atraso, geográficas, histó-
ricas, religiosas, incluso raciales... “¿Qué quiere usted? Somos
heredohispanos”, me dijo un día el célebre doctor Agote; mas la
verdadera y fundamental no es otra que la inestabilidad política
de los países iberoamericanos. Hemos visto el testimonio de Lu-
gones, el cual después achaca la cosa a la Constitución del 53; no
38 Pero antes hemos tenido dos desastres ominosos, como nota bien Oscar
Travaglino: la expulsión de los jesuitas y la victoria de Caseros del ejército del
Brasil.
39 Penguin Books, Edimbourg, 1955.
V. La Grande Argentina subdesarrollada 137
parar con los perros de Paulov. Pero eso no quita el valor del tes-
timonio, antes lo aumenta. Aquí lo estamos diciendo nosotros
desde siempre, y no vale; puede que si viene a decirlo un inglés
adorado por la logia SUR, entonces lo creamos.
Para ver la falta de estabilimiento político del país (o sea sim-
plemente falta de verdadero gobierno) no me voy a demorar en
mostrarlo a quien no lo ve. Basta echar una ojeada a la Historia;
no larga, basta después del 30. Después del 30, un compañero
mío de estudios en Francia, Jean Labouré, me dijo de la Argen-
tina una cosa que me ofendió: “le général Ouribouroú tira son
révolver et chassa Irigoyen; le général Justo tira son révolver et chassa
Ouribouroú; et ainsi de suite…”. Me dolió que no viera en la
Argentina más que una serie de generales que sacaban el revólver
y corrían del trono o sillón de Rivadavia a otro general para co-
locarse ellos. Pero en estos últimos años que me ha tocado vivir,
he aquí que amargamente la gansada de Labouré se ha vuelto
profecía; y la estabilidad política hizo crisis definitiva.
Un afamado escritor y orador que entiende la política argen-
tina –en realidad la política argentina no la entiende nadie– me
dijo poco ha: “Dentro de cuatro meses, Illia está derrocado por
un golpe militar”, lo cual yo no creo; pero muestra lo que se cree,
o se puede aquí sin absurdo creer.
La inestabilidad traba decisivamente el progreso de cualquier
país, pues no es sino falta de gobierno y guerra civil fría. De aquí
la regla que me dio un historiador argentino para valorar las Pre-
sidencias del país: “Cuanto más tiempo haya gobernado, es me-
jor un Presidente; desde Rosas a Aramburu en escala descenden-
te, sin excepciones. Cuanto menos haya durado, ha sido peor”.
Parece demasiado simple; pero la razón es que la inestabilidad
y la poca duración de los “períodos” causa un continuo tejer y
destejer, como la mujer de Ulises (“la Dama de La Odisea”, decía
Lugones) de donde puede deducirse que la reforma constitucio-
nal de Perón estableciendo la “reelección” era en sí buena. Así
V. La Grande Argentina subdesarrollada 139
III.
No hay estabilidad institucional en la Argentina porque no hay
legitimidad. Por eso las autoridades, como nota Lugones, son
desobedecidas, resistidas, y fácilmente derrocadas y barridas, sea
por una revolución civil, último recurso del pueblo decepto, o
sea, de la verdadera democracia –las cuales ya no son más posi-
bles– sea por un “golpe militar” –desde el pronunciamiento a la
chirinada– las cuales son frecuentes y –el diablo sea sordo– se-
guirán siéndolo, si no ponemos recaudos.
Legitimidad significa tener un título para gobernar reconocido
por el pueblo. Los dos únicos títulos de legitimidad que exis-
ten desde que el mundo es mundo son: la herencia, que crea
las Monarquías y las Aristocracias; y la elección, que funda las
Repúblicas; los cuales títulos toman diferentes formas y se com-
binan entre sí –y esto es lo más común– en diversos grados. Esto
43 La Argentina está dirigida hoy día por mil malandras y cien mil imbéciles:
dirigen la “radio”, los diarios, las cámaras, las finanzas y cuanto hay. Dan el
tono y lo ordenan –desordenan– todo; menos la conciencia de los argentinos
advertidos, que son más de cien mil.
142 Lugones
IV.
Lo que complica nuestra situación no es tanto el fraude torpe,
aunque sea aquí inveterado, sino el “sufragio universal” nuestro
que lleva en sus entrañas una lechigada de fraudes, estando vi-
ciado de error –o mala intención–en su mismo principio: por lo
menos en estos países “así condicionados” como Huxley dice47.
Vuelvo a nuestro Lugones para no estar solo al aparecer como
47 “La ficción del sufragio universal ha sido una solución bastarda, un
compromiso; el supremo esfuerzo en suma de un poder decaído de todo
carácter religioso, e incluso de toda real legitimidad a fin de esconderse en el
anonimato. Ha fracasado...” Bernanos, Les Enfants Humilies, París, Gallimard,
año 1949, p. 222.
V. La Grande Argentina subdesarrollada 145
50 “Pero el pueblo argentino no hace caso de los diarios…” Atención; la gota
cava la piedra. Una mentira en medio favorable se reproduce más rápido que
la mosquita del vinagre... Respondo en forma breve a las “objeciones” que se
me pusieron después de mis palabras.
148 Lugones
V.
Tengo que decir más, puesto que me lo piden, del “sufragio”; el
cual yo rehúyo, me voy de Buenos Aires o me enfermo cuando
hay “votaciones”: son contra mi conciencia. Desde que el mundo
es mundo, la elección ha erigido gobiernos; nadie rechaza la elec-
ción. Lo que Lugones y yo tras él decimos es que, tal como aquí
se practica, ella es absurda y es fuente de ilegitimidad política;
hablando en plata, de usurpación del poder. Santo Tomás acogió
y justificó la elección –que su maestro Aristóteles trataba con
bastante sorna– pero no esta elección de la democacaracia. Nimio
de Anquín dice en su preclaro librito Mito y política que la actual
democracia liberal para los antiguos filósofos era un impensable;
que si no la rechazan es porque ni siquiera la habían concebido
posible; anoser bajo el rubro general de demagogia, añadamos.
Después dice: “La historia de nuestro país no lo compromete
con ninguna forma política determinada: aquí ha habido au-
tocracia, aristocracia –en realidad, oligarquía– y democracia; y
en cada una de ellas se ha gobernado con resultados positivos
y negativos. La historia argentina no es la historia de la traición
y el deshonor”52. “La adopción de una forma de gobierno obe
dece a circunstancias de hecho, en primer lugar históricas”53, en
nuestro caso a la arenga de Rosas en 1836, quien se convenció
51 Recordemos que esta idea inspiró a Rousseau en su proyecto de “asambleas
escalonadas” que se ensayó al comienzo de la “Francesada” –como llamaban
en España a la Revolución–, idea que fracasó en redondo: de hecho el pueblo
elige –u opta– directamente al Presidente, propuesto por los “políticos” por
medio desa quinta rueda del carro que son los electores; quinta rueda que se
torna posibilidad de nuevas maniobras matufiosas o mafiosas.
52 Pág. 19.
53 Pág. 20.
V. La Grande Argentina subdesarrollada 149
54 No tengo por qué insistir aquí sobre el desmedro económico de nuestro
país, cosa bastante documentada y sabida. Traeré empero un ejemplo brutal;
la mortalidad infantil por efecto del hambre en el noroeste del país, según
estadísticas oficiales de la Unesco es de ¡335 por mil!, es decir, la mayor del
mundo, pues son 33,5 % o sea un tercio; Nueva Zelandia tiene 3 por ciento,
11 veces menos.
Esto me ha sido confirmado por cartas de un misionero, Antonio Aznar S.J.,
que misiona en regiones pobres de Córdoba y La Rioja y da testimonios del
hambre de la población y la desnutrición de los niños.
¿Cómo puede pasar eso en la “riquísima República”? Bajo nivel de vida y falta
de preocupación por los pobres de parte de los gobiernos. ¿Por qué bajo nivel
de vida? Deterioro de los precios de nuestros productos de exportación por
150 Lugones
58 “El poeta vive sueños reveladores, quiero decir cosmirrevela dores
(weltoffenbarende Träume). Si luego vemos alguna vez poetas aquejados en
cuanto hombres de enfermedades o flaquezas mentales, no estamos ya con eso
autorizados a buscar la raíz de ellas en la poesía, sino más bien a investigar qué
riesgos especiales comporta una gran receptividad del alma hacia la vida (gestei
gerte Lebernerchlossenheit der Seele) para la persona individual que de ese don
participa”, L. Klages, Charakterkunde-Ammerkungen, n° 22, pág. 223 - Barth,
Leipzig, 6ª, 1928; habla de Hölderlin.
VII. Sentir la Argentina 165
A Bartolomé Sandoval,
Conquistador del Perú y de la tierra del Tucumán,
donde fue general…
.............................................
Al maestro de campo Francisco de Lugones,
quien combatió en los reinos del Perú y aquí,
donde junto con tantos bien probados varones
consumaron la empresa del Valle Calchaquí.
Y después que hubo enviudado,
se redujo a la Iglesia, tomando en ella estado,
y con merecimiento digno de la otra foja
murió a los muchos años, vicario de La Rioja.
A don Juan de Lugones el encomendero
que hijo y nieto de ambos...
59 Mi beligerancia.
166 Lugones
Tres años han pasado desde que el más grande poeta nacido en
las tierras del Plata puso fin a su vida con mano violenta; y des-
pués de haber testimoniado acerca de la enfermedad de la Patria
en sus obras La hora de la espada y La misión del escritor selló
por desgracia su testimonio con un acto de desesperación in
finitamente deplorable. Tres años, y la nación ha olvidado a Lu-
gones. Tres años, y los “intelectuales”, que armaron tan grande
batifondo y cotorreo de bandar-log cuando sonó aquel trueno,
están ya enteramente entregados a sus pequeños comercios y
jueguitos vanos. Tres años, y la publicación oficial de las obras
completas del gran artista duermen en proyecto en el seno de
nuestro parlamento ridículo. De esto hemos de alegrarnos. Los
politiqueros que hoy mangonean los destinos de la Patria no
merecen a Lugones, ya que se puede decir que en cierto modo
fueron sus asesinos.
Es mejor que no se reediten las obras de Lugones hasta que
vengan tiempos y hombres capaces de hacerlo con dignidad y
justicia. Lugones mismo redivivo se opondría a ello por muchas
razones. La primera de ellas, porque reunir y amontonar pêle-
mêle la vasta heterogénea y contradictoria producción de Lu-
gones y sin más lanzarla al gran público, sería chocar contra la
expresa voluntad póstuma del gran poeta, que deseó y proyectó
una gran selección, depuración y corrección de sus escritos, des-
graciadamente frustrada por su desdichada y prematura muerte.
A un sacerdote que lo trata poco antes de su muerte Leopoldo
Lugones le dijo estas formales palabras: “No me apure, Padreci-
to: Yo me confesaré, yo comulgaré, yo me retractaré de mis erro-
res y yo corregiré mis obras”. Tenemos esta referencia del mismo
que la recibió, que es hombre incapaz de mentir, ni de exagerar
un punto. Así pues, ya que el Destino impidió este propósito
174 Lugones
1.
Idioma nacional de los argentinos.
Lucien Abeille
Estudio preliminar de Gerardo Oviedo
2.
¿Qué es esto? Catilinaria
Ezequiel Martínez Estrada
Estudio preliminar de Fernando Alfón
3.
El Tempe argentino
Marcos Sastre
Estudio preliminar de Carlos Bernatek
4.
Vida de muertos
Ignacio B. Anzoategui
Estudio preliminar de Christian Ferrer
5.
Vivos, tilingos y locos lindos
Francisco Grandmontaigne
Estudio preliminar de Alberto Mario Perrone
6.
Prometeo & Cía
Eduardo Wilde
Estudio preliminar de Guillermo Korn
7.
Del Plata al Niágara
Paul Groussac
Estudio preliminar de Hebe Clementi
8.
Viaje maravilloso del Sr. Nic Nac al planeta Marte
Eduardo Holmberg
Estudio preliminar de Pablo Crash Solomonoff
9.
Hacia la vida intensa
Julio Molina y Vedia
Estudio preliminar de María Pia López
10.
A rienda suelta
Last Reason
Estudio preliminar de Gabriela García Cedro
11.
Las tentaciones de Don Antonio
Enrique Méndez Calzada
Estudio preliminar de Liliana Guaragno
12.
La familia del comendador y otros textos
Juana Manso
Estudio preliminar de Lidia Lewkowikz
13.
Pablo o la vida en las pampas
Eduarda Mansilla de García
Estudio preliminar de María Gabriela Mizraje
14.
Las descentradas y otras piezas teatrales
Salvadora Medina Onrubia
Estudio preliminar de Josefina Delgado
15.
Los gauchos judíos
El hombre que habló en la Sorbona
Alberto Gerchunoff
Estudio preliminar de Perla Sneh
16.
Teatro, sainete y farsa
Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari, Florencio
Parravicini, Pedro E. Pico y Alberto Vacarezza
Estudio preliminar de Bernardo Carey
17.
El petróleo
Jorge Newbery y Justino C. Thierry
Estudio preliminar de Fernando Pino Solanas
y Felix Herrero
18.
Historia funambulesca del profesor Landormy
Arturo Cancela
Estudio preliminar de Darío Capelli
19.
Crónicas del centenario
Juan José de Soiza Reilly
Estudio preliminar y selección de textos por Vanina Escales
20.
El patrimonio linguístico extranjero
en el español del Río de la Plata
Rudolf Grossmann
Estudio preliminar de Fernando Alfón
Traducción de Juan Ennis
21.
La filosofía del ajedrez
Ezequiel Martínez Estrada
Estudio preliminar de Teresa Alfieri
22.
Mi fe es el hombre
María Rosa Oliver
Estudio preliminar de Álvaro Fernández Bravo
23.
Antología (1835-1910)
Germán Avé-Lallemant
Estudios preliminares de Víctor García Costa
y Roberto Ferrari
24.
Antología
Nicolás Olivari
Estudio preliminar de Jorge Quiroga
25.
La Pampa habla
Luis Franco
Estudio preliminar de Daniel Campione
26.
Relatos completos
Gerardo Pisarello
Estudio preliminar de Cristina Iglesia
27.
Un enigma literario: el Don Quijote de Avellaneda
Paul Groussac
Traducción de Patricia Giordana
y Fernando Alfón
28.
Temas existenciales
Homero M. Guglielmini
Estudio preliminar Gerardo Oviedo
29.
El último reportaje de John Reed
Dardo Cúneo
Estudio preliminar de Susana Cella
Epílogo de Horacio González
30.
Burla, credo, culpa en la creación anónima
Bernardo Canal Feijoo
Estudio preliminar de Ricardo Abduca
31.
Dogma de obediencia
Leopoldo Lugones
Estudio preliminar de María Pia López y Cecilia Larsen
32.
Crónicas del bulevar
Manuel Ugarte
Estudio preliminar de Claudio Maíz y Marcos Olalla
33.
La Argentina que yo he visto
Manuel Gil de Oto
Estudio preliminar de Guillermo Korn
34.
El salar
Fausto Burgos
Estudio preliminar de Cecilia Romana
35.
El enigma argentino
Félix Weil
Estudio preliminar y traducción de Daniel Scarfó
36.
Crónicas, folletines y otros escritos (1879-1884)
Benigno B. Lugones
Estudio preliminar de Diego Galeano
37.
Literatura popular inmigratoria
Anónimo
Estudios preliminares de Ángela Di Tullio e Ilaria Magnani
38.
La mala vida en Buenos Aires
Eusebio Gómez
Estudio preliminar de Eugenio Zaffaroni
39.
Lugones
Leonardo Castellani
Estudio preliminar de Diego Bentivegna
40.
Policiales por encargo
Pedro Pago (David Viñas)
Estudio preliminar de Marcos Zangrandi
Esta edición de 800 ejemplares de
Lugones, de Leonardo Castellani,
se terminó de imprimir
en el mes de marzo de 2012
en Al Sur Producciones Gráficas S.R.L.,
Wenceslao Villafañe 468,
Buenos Aires, Argentina.