1.2 Salud y Pobreza. Revisando El Estado de La Cuestión

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1.2 Salud y pobreza.

Revisando el estado de la cuestión

1.- Salud, Promoción y Determinantes: Ampliar la mirada para comprender mejor

Cuando hablamos de salud muchas veces nos centramos en la atención sanitaria y todo
lo que se organiza alrededor de esta (recursos hospitalarios y centros de salud,
profesionales, medicamentos, consejos de salud, etc.). Como si esa fuera la única o
principal clave para alcanzar una salud entendida como ausencia de enfermedades. Sin
embargo, ya en 1946 la Organización Mundial de la Salud señaló que la salud se jugaba
también en otros campos, al definirla como “estado de completo bienestar físico, mental
y social”. Esta definición se reafirmó en 1978 con la Declaración de Alma Ata, en la que
se fijó como objetivo conseguir “Salud para Todos para el año 2000”, y definiendo a la
Atención Primaria en Salud como base para conseguirlo1. Más adelante, en 1986, se
firmó la Carta de Otawa2, presentando un nuevo campo de trabajo en torno al naciente
movimiento de Promoción de la Salud, y diseñando nuevas estrategias de la Salud
Pública dirigidas afuera del sistema sanitario (Ciudades Saludables, Escuelas
Promotoras de la salud, etc.), en las que éste quedaba como mediador o facilitador. En
la Carta de Otawa se identificaba la salud no como un objetivo, sino como fuente de
riqueza para la vida cotidiana, y la promoción de la salud como el proceso de
proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un
mayor control sobre la misma.

En la Carta de Otawa se recogen cinco campos


de actuación sobre la Promoción de la Salud, en
los cuales se llama a plantear estrategias que
permitan habilitar, mediar y abogar por una mejor
salud:

• Elaborar una política pública saludable.


• Crear entornos de apoyo.
• Fortalecer la acción comunitaria.
• Desarrollar las habilidades personales.
• Reorientar los servicios sanitarios.

Estas líneas de trabajo más allá de la atención sanitaria se ha visto reforzada a lo largo
de las últimas décadas con las evidencias cada vez más claras sobre la influencia que
tiene la estructura social, política y económica en la que vivimos sobre la salud. Así se
recoge en el marco conceptual realizado por la Comisión para Reducir las
Desigualdades Sociales en Salud en España3,4.

1 “Biopolítica y Salud Pública”, Javier Segura del Pozo


2 “25 años de conceptos y estrategias para promover la salud”, Consuelo Chapela, recogido en “La
promoción de la salud 25 años después”
3 “Avanzando hacia la equidad. Propuesta de Políticas e Intervenciones para reducir las desigualdades
Sociales en salud en España” Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
4 Un ejemplo concreto de la influencia de los determinantes sociales en salud se puede encontrar en
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

Cada vez se han ido acumulando más pruebas de cómo estos distintos determinantes
afectan en gran medida tanto a la esperanza de vida como a la probabilidad de
enfermar5,6,7,8,9. No sólo por cómo condicionan el acceso a recursos o la resolución de
problemas de salud, sino afectando también a nivel biológico e incluso genético10. La
diferente situación en relación a estos determinantes que existe en la sociedad lleva a
identificar las Desigualdades Sociales en Salud como uno de los campos de acción que
deberían abordarse prioritariamente11. ¿Qué son las Desigualdades Sociales en Salud?
Son diferencias sistemáticas y potencialmente remediables en uno o más aspectos de
la salud entre grupos o subgrupos de población definidos social, económica,

“Historia de Pilar”, Patricia Escartín, Luis Gimeno


5 “Los hechos probados” Wilkinson y Marmot. OMS Europa
6 “Repercusiones de la pobreza sobre la salud de los individuos y las poblaciones” Padilla y López
7 “Desigualdad social y salud en España: ¿Cómo influyen en la salud y en el uso de los servicios sanitarios
la clase social, el nivel educativo y la situación laboral?” Yolanda González Rábago, Izaskun Cuartango,
Amaia Bacigalupe de la Hera
8 “Geographical patterns of excess mortality in Spain explained by two indices of deprivation” Joan Benach,
Yutaka Yasui
9 “Review of social determinants and the health divide in the WHO European Region: final report” Marmot.
OMS Europa
10 “Los determinantes sociales y el bienestar de nuestra comunidad: las narrativas de los barrios en
nuestros cuerpos” Rafa Cofiño. Revista Española de Drogodependencias.
11 “Desigualdades Sociales en Salud”, Javier Segura
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

demográfica o geográficamente. En este sentido, hay que remarcar dos condiciones


fundamentales de las Desigualdades Sociales en Salud para ser consideradas como
tales: que se las considere socialmente injustas y que sean potencialmente evitables.

Todavía queda mucho por profundizar en cuanto al papel de los determinantes de la


salud para entender mejor sus efectos y como influir en ellos para revertir las
desigualdades sociales en salud. Diferentes modelos tratan de señalar la mayor o
menor importancia de un tipo de factores u otros en relación a la salud12, aunque
actualmente parece claro el predominio de los factores socioeconómicos y las
conductas saludables (es importante remarcar que éstas tampoco pueden ser vistas
como fruto exclusivo de decisiones individuales aisladas, como se hace frecuentemente,
ya que el contexto social en el que se vive influye en gran medida en ellas13). Así se
recoge en el siguiente gráfico del Observatorio de Salud de Asturias:

También hay otros modelos de análisis que ayudan a ampliar esta mirada. Son aquellos
generados a partir de experiencias situadas fuera del foco de la institucionalidad
occidental y que ponen el foco no solo en los factores causales de las enfermedades
sino en el funcionamiento del sistema económico y político actual, así como en las
estructuras de poder sobre las que se asienta. Es el caso de la Epidemiología Crítica
latinoamericana al hablar de la Determinación Social de la Salud14 y el concepto de
Violencia Estructural utilizado por Paul Farmer15.

Todo este conocimiento acumulado no puede ser ignorado en la práctica clínica16 ni en


la salud pública, y en los últimos años se han ido desarrollando diferentes propuestas
para incorporar esta mirada sobre los determinantes y las desigualdades sociales en

12 “Different Perspectives for Assigning Weights to Determinants of Health”


13 “Health Lifestyle Theory and the Convergence of Agency and Structure”, Cockerham
14 “La determinación social de la salud como herramienta de transformación hacia una nueva salud pública
(salud colectiva)” James Brielh
15 “An Anthropology of Structural Violence” Paul Farmer
16 “Ignoring social factors in clinical decision rules: a contribution to health inequalities?” Thierry Lang
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salud al campo sanitario17, definiendo nuevos campos de actuación a desarrollar18 y


señalando prioridades de acción a todos los niveles19,2021,22,23,24,25, como bien recoge la
formulación de “Salud en todas las políticas26”. También se han desarrollado algunas
herramientas para evaluar las actuaciones desarrolladas en este campo27, que debe
incorporar una mirada ética fundamental y no encerrarse exclusivamente en las
evidencias disponibles28.
Siendo todo esto importante, hay que destacar que uno de los grandes retos pendientes
para poder ir más lejos en el abordaje de las desigualdades sociales sigue siendo la
incorporación de otros saberes más allá de los académicos y profesionales. El
conocimiento “lego”, el experiencial, aporta claves fundamentales que no pueden
obtenerse de otra manera29,30, y además su reconocimiento es ya una apuesta por la
equidad y pone en marcha procesos de promoción de la salud, la persona y los
colectivos.
Solo de esta manera es posible entender cómo se encarnan en las vidas de quienes
sufren las desigualdades los modelos propuestos, como ejemplifica esta imagen y este
testimonio:

17 “What doctors can do?” Michael Marmot


18 “The Upstream Doctors” Rishi Manchanda
19 “Proximal, distal, and the politics of causation: what's level got to do with it?” Krieger
20 “Guía metodológica para integrar la Equidad en las Estrategias, Programas y Actividades de Salud”
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
21 “La desigualdad en el acceso a las prestaciones sanitarias. Propuestas para lograr la equidad” Rosa
Urbanos-Garrido
22 “Las desigualdades en salud a nivel urbano y las medidas efectivas para reducirlas” Proyecto Medea
23 “Guía NICE NG44 - Community engagement: improving health and wellbeing and reducing health
inequalities”
24 “Avanzando hacia la equidad. Propuesta de Políticas e Intervenciones para reducir las desigualdades
Sociales en salud en España” Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
25 “Governance for health equity” OMS Europa
26 “Declaración de Helsinki sobre Salud en Todas las Políticas” OMS
27 “Herramienta de evaluación rápida de equidad” Observatorio de Salud Asturias
28 “Beyond evidence—to ethics: a decision-making framework for health promotion, public healthand health
improvement” Tannahill
29 “Theorising inequalities in health” Popay
30 “Et... si nous vous parlions de notre santé” ATD Quart Monde
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"No todos avanzamos en la vida de la misma manera. Algunas personas, pocas,


tienen un camino llano delante de ellas, sin obstáculos. Otras tienen algunas cuestas
que subir. Pero algunos tenemos que subir constantemente montañas, bien empinadas.
Y no nos podemos parar. Si te paras, te caes abajo. Siempre subiendo".
Militante ATD Cuarto Mundo

2.- Salud, Derechos, Justicia: marcos de referencia

Existen diversos acuerdos internacionales que hacen referencia a la relación entre


derechos y salud. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
recoge en su artículo 25 que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado
que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios”. El artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales señala “el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de
salud física y mental”, concretado en la Observación General N.º 14 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, en la que se remarca que los
estados deben asegurar unos estándares de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad
y calidad en cuanto a los recursos para el cuidado de la salud.

Pero más allá de este marco general, como señalábamos al hablar de las
Desigualdades Sociales en Salud, éstas se refieren a diferencias en salud que se
consideran socialmente injustas, por lo que es importante definir el concepto de justicia
desde el que se realiza el análisis31. Diversos autores, como Norman Daniels32, han

31 Un resumen interesante de las propuestas de los autores citados a continuación se recoge en “The
Foundations of a Human Right to Health: Human Rights and Bioethics in Dialogue” Audrey Chapman
32 “Justice, Health and Healthcare” Norman Daniels , y “Just Health” Norman Daniels
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

profundizado en esta tema proponiendo diferentes modelos para realizar este análisis y
las responsabilidades concretas que desde el sistema sanitario se pueden abordar,
teniendo en cuenta los límites de acción y recursos que tiene.

Por otro lado, se ha desarrollado toda una línea de reflexión en torno a las capacidades
como parte constitutiva del desarrollo personal y colectivo, iniciada por Amyrta Sen y
Martha Nussbaum, planteando que sólo se puede hablar de justicia social si se
reconocen ciertas capacidades básicas (salud física, integridad, pensamiento, afiliación,
etc.). Venkatapuram33 profundiza en esta línea confrontando la idea ampliamente
extendida de que “la salud es responsabilidad de cada uno” señalando que la atribución
de responsabilidades debe hacerse teniendo en cuenta las capacidades y opciones que
cada persona tiene, ya que si no podríamos hacer responsables a ésta de decisiones en
las que sólo tienen cierto margen de actuación.

El derecho a la salud ha sido también enunciado señalando su potencial transformador


y la necesidad de avanzar hacia su justiciabilidad34. Desde movimientos sociales y de
lucha contra la pobreza se viene señalando desde hace tiempo la necesidad de basar
en el reconocimiento de los derechos humanos, incluyendo el derecho a la salud, los
esfuerzos por construir una sociedad más justa y que no deje a nadie atrás35. Al mismo
tiempo, estos marcos de derecho y justicia social deben ser contrastados con las
realidades que viven quienes ven con mayor frecuencia que muchos de sus derechos
son vulnerados36,37.

3.- Salud, Pobreza, Barreras: más allá de los gradientes

¿Qué es la pobreza? Esta pregunta tiene muchas respuestas posibles, y la que se


escoja entre ellas determinará el análisis y las propuestas de acción que se hagan para
revertirla38. El planteamiento más difundido se basa sobre todo en el nivel económico
para definir los niveles de pobreza, aunque en los últimos años se han incorporado
nuevos indicadores, como el AROPE utilizado en la Unión Europea, que reconoce tres
perfiles para definir el riesgo de pobreza: personas que viven con bajos ingresos (60%
de la mediana del ingreso equivalente o por unidad de consumo en el año anterior a la
entrevista), personas que sufren privación material severa y personas que viven en
hogares con una intensidad de empleo muy baja (por debajo del 20% del total de su
potencial de trabajo en el año anterior a la entrevista).

Sin embargo, para este trabajo nos parece importante apoyarnos en modelos que
incluyen otras dimensiones fundamentales según quienes sufren y han sufrido la

33 “Health Justice: An Argument from the Capabilities Approach” Venkatapuram


34 “Hacia una construcción emancipatoria del derecho a la salud” Brielh
35 “Haciendo que los derechos humanos funcionen para las personas que viven en extrema pobreza” ATD
Cuarto Mundo Internacional, Franciscanos Internacional.
36 “Inconvenient Human Rights” Martha F. Davis
37 “Pobreza extrema, participación y acceso a los derechos fundamentales para todas las personas”
38 “Repercusiones de la pobreza sobre la salud de los individuos y las poblaciones” Padilla y López
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

pobreza, como las capacidades y los derechos. En este sentido nos parecen
especialmente reseñables los abordajes de Amartya Sen, para el que la pobreza se
define básicamente por no poder desarrollar determinadas funciones básicas, tomando
en cuenta las circunstancias y requerimientos sociales del entorno, y de Joseph
Wresinski, que la define como la ausencia persistente de seguridades en diferentes
dimensiones de la vida (ingresos, vivienda, educación, reconocimiento social, etc.), que
compromete gravemente las oportunidades de ejercer derechos y de asumir
responsabilidades en un futuro previsible.

Estas dos definiciones señalan la importancia de ir más allá de la imagen de las


desigualdades sociales como un gradiente progresivo que va haciendo descender los
indicadores de salud desde los grupos con un nivel socioeconómico más elevado hasta
los que tienen menos recursos. Porque, al escuchar atentamente a quienes forman
parte de estos últimos grupos, lo que señalan como prioritario no es conseguir un mayor
acceso a recursos que perciben en menor cuantía que otra parte de la población. Lo
que demandan fundamentalmente es revertir las barreras que impiden el
reconocimiento de derechos fundamentales y el ejercicio de sus propias capacidades.
Porque el acceso a los recursos muchas veces se da en condiciones que no son las
deseadas y que incluso afectan a la propia dignidad y autoestima. De esta manera se
encierra aún más a la persona o al colectivo en el círculo de la pobreza, excluyéndole
aún más del ejercicio de los derechos y del reconocimiento como igual al resto de
integrantes de la sociedad. Esta relación con los derechos y las capacidades debe ser
una clave para avanzar en el estudio de las barreras en el cuidado de la salud con
colectivos en situación de pobreza y/o exclusión39,40.

Este enfoque es especialmente importante para escapar de determinadas narrativas


sobre las realidades de pobreza y exclusión que, en vez de promover la asunción de las
responsabilidades correspondientes por parte de la sociedad y las instituciones, lo que
hacen es estigmatizar y culpabilizar a quienes viven en pobreza de su situación41. Las
formas que pueden tomar estas narrativas de la exclusión son variadas: aplicando la
lógica de la sospecha de manera habitual42, priorizando la noción de riesgo como base
de actuación43,44, utilizando factores culturales para invisibilizar otras responsabilidades
sociales y políticas45 o, finalmente, mediante mecanismos de codificación profesional de
las necesidades expresadas por las personas usuarias, influidos por todos los aspectos

39 “Perceived barriers to healthcare for persons living in poverty in Quebec, Canada: the EQUIhealThY
project” Christine Loignon
40 “Exploring levers and barriers to accessing primary care for marginalised groups and identifying their
priorities for primary care provision: a participatory learning and action research study” Patrick O´Donnell
41 “El arte de ignorar a los pobres” John Kenneth Galbraith
42 “La lógica de la sospecha. Sobre criminalización del uso de drogas, complots y barreras de acceso al
sistema de salud” María Epele
43 “Viejos y nuevos riesgos: en busca de otras protecciones” Sandra Caponi. Cad. Saúde Pública [online].
2007, vol.23, n.1, pp.7-15.
44 “Riesgo como peligro moral: Las funciones política y social del discurso del riesgo en salud pública”,
Lupton, D. 1993. International Journal of Health Service
45 “Culturalism as ideology” Didier Fassin, en “Cultural perspectives on reproductive health”
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

previos señalados46. Un ejemplo de la construcción y efectos de estos imaginarios la


ofrece Wacquant al analizar las que llama “premisas perniciosas” en el estudio del
gueto, y que a partir de nuestra experiencia vemos que son atribuibles también no solo
a espacios físicos sino a grupos y colectivos en pobreza y exclusión:
• Diluir la noción de gueto (o en nuestro caso de grupo excluido), usándola
solamente para referirse a realidades de pobreza manifiesta, lo que lleva a
despojar el término tanto de su significado histórico como de su contenido
sociológico.
• Referirse a estos colectivos como formaciones sociales “desorganizadas” que se
pueden analizar en su totalidad en términos de deficiencias y carencias (tanto
individuales como colectivas) en lugar de intentar identificar de forma positiva los
principios que rigen su orden interno y gobiernan su forma específica de
funcionar.
• La tendencia a presentar estas realidades dando énfasis a los aspectos más
extremos e inusuales, como si los observáramos desde arriba y desde fuera,
esto es, desde el punto de vista del que domina.

Esta relación que encontramos entre la imagen construida sobre los guetos y la de los
colectivos en situación de pobreza con los que se ha desarrollado este proyecto no es
casual, sino que conecta con las prácticas de segmentación y separación que se vienen
aplicando sobre ellos desde hace tiempo. La premisa de poder ofrecer una atención
más adaptada a diferentes realidades es fundamental, pero termina produciendo
cajones estancos en los que dependiendo de la etiqueta que se tenga (persona sin
hogar, enfermedad mental, toxicomanía, familia en riesgo, víctima de violencia machista,
inmigrante, pueblo gitano, etc.) 47,48 se tendrán más o menos vías de acceso a recursos
que deberían ser derechos para todas y todos. Esto termina fomentando el
enfrentamiento entre diferentes grupos sociales que comparten el vivir en situación muy
precaria, dificultando así en gran medida sus posibilidades de acción conjunta en la
lucha por el reconocimiento de sus derechos.

En este sentido, Boaventura de Sousa Santos alude al peligro de que la preeminencia


actual de las teorías de la separación (aquellas que remarcan las diferencias entre unas
personas o colectivos y otras) en nuestras sociedades pueda llevar a dificultar la
comunicación que hace posible la lucha contra la indiferencia. Siendo importante el
respeto de la diversidad, aboga por que se formule sin perder de vista lo que une,
promoviendo la confianza y la complicidad que permita visibilizar lo que hay de común
entre las diferentes formas de discriminación y de opresión49.

Esta apuesta por generar lazos y vínculos entre diferentes realidades tiene también

46 “El dominio narrativo. Notas para un análisis crítico de la codificacióninstitucional de los pobres” Daniel
Parajuá Navarrete
47 “The care of the immigrant self: technologies of citizenship and the healthcare sector” Chiara Pussetti
and Vitor Barros
48 “Caring on the margins of the healthcare system” Aline Sarradon-Eck
49 “Justicia entre saberes: epistemologías del Sur contra el epistemicidio
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

implicaciones claras en cuanto a la salud, ya que refuerza las dos dimensiones


señaladas por Michael Marmot, uno de los mayores expertos en este campo, como
determinantes claves de la misma50:

1. La autonomía y el control sobre la propia vida.


2. Las posibilidades de participación social, de contacto, reconocimiento y creación
con otros.

4.- Salud y Cuidados: una mirada que recuperar

La relación entre Salud, Derechos y Pobreza no es posible si no se incorpora una nueva


perspectiva. Se trata de la ética de los cuidados, que frente a la ética de la justicia
ofrece una mirada abierta al contexto, recuperando la red de relaciones existente y las
peculiaridades de cada situación para buscar soluciones adaptadas51,52.

Actualmente se están desarrollando diversos proyectos en torno a la propuesta de


construir una sociedad basada en esta ética, como es el caso de “Madrid, ciudad de los
cuidados”53.

Esta mirada ética del cuidado impregna algunos análisis y propuestas interesantes

50 "The Status Syndrome". Michael Marmot, 2004 Times Books


51 “Ética de la justicia, ética del cuidado” Gloria Marín
52 “La ética del cuidado” Carol Gilligan
53 “Plan Madrid Ciudad de los Cuidados”
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

dirigidas a la atención sanitaria54,55, así como otras más globales. En todas ellas se
evidencia la importante relación del cuidado con la dimensión corporal. Por eso es
interesante tener en cuenta las tres perspectivas desde las que Nancy Scheper-Hugues
propone revisar el concepto de cuerpo: el cuerpo individual, el cuerpo social y el cuerpo
político56. La ética de los cuidados debería incorporarse a estas tres dimensiones.

Para poder profundizar y comprender mejor los contextos y realidades es importante


apoyarse en otras disciplinas que ayuden en este sentido, como puede ser el caso de la
antropología de la salud, como bien explica uno de sus referentes, Didier Fassin57, y
siendo un buen ejemplo de lo que se puede lograr a través de ella la tesis doctoral
realizada por Beatriz Aragón sobre la relación entre el pueblo gitano y los servicios de
atención primaria58.

Por otro lado, al hablar de una ética de cuidados se puede pensar que hay riesgo de
fomentar el asistencialismo y la dependencia, sobre todo si se entiende como modelo
en el que quien se encuentra en situación más vulnerable simplemente recibe atención
o cuidados de quien se encuentra en una situación más desahogada. Pero es
justamente al contrario, ya que esta mirada, más atenta al contexto y a las relaciones,
presta especial atención al respeto de la dignidad y el protagonismo de las personas,
promoviendo un reconocimiento de sus capacidades y potenciales. En este sentido
tiene muchos puntos en común con el modelo de la Salutogénesis y el trabajo sobre los
activos en salud59, al mismo tiempo que requiere un trabajo constante de análisis y
revisión de los mecanismos de poder puestos en juego en las relaciones entre
profesionales, vecinas y vecinos, de manera que se puedan desarrollar vínculos más
horizontales y que favorezcan la promoción de todas y todos60.

Por última, esta ética de los cuidados se puede y debe aplicar también a los propios
procesos de investigación y acción participada, de manera que se garanticen las
condiciones que permitan a cada persona ser co-protagonista de éstos y recuperar así
las aportaciones específicas de todas ellas. En este sentido propuestas como las del
Cruce de Saberes y Prácticas desarrollada por ATD Cuarto Mundo Internacional61,62 y la

54 “Atención a las personas con malestar emocional relacionado con condicionantes sociales en Atención
Primaria de Salud"
55 “The logic of care: health and the problem of patient choice” Annemarie Mol
56 “The Mindful Body: A Prolegomenon to Future Work in Medical Anthropology” Nancy Scheper-
Hughesand Margaret M. Lock
57 “Entre políticas de lo vivo y políticas de la vida. Para una antropología de la salud” Didier Fassin
58 “Ill-timed Patients: Gitanos, Cultural Difference and Primary Health Care in a Time of Crisis” Beatriz
Aragón
59 “Formación en salutogénesis y activos para la salud” Mariano Hernán, Antony Morgan, Ángel Luis Mena
60 “Sin poder. Construyendo colectivamente la autogestión de la vida cotidiana” Javier Encina y Ainoah
Ezeiz. Volapük Ediciones
61 “Les enjeux méthodologiques et épistémologiques du croisement des savoirs entre personnes en
situation de pauvreté, praticien.ne.s et universitaires Retours sur la recherche ÉQUIsanTÉ au Québec”
Marion Carrel, Christine Loignon, Sophie Boyer et Marianne De Laat
62 “Croisement des savoirs : une nouvelle approche pour les formations sur la santé et la lutte contre les
exclusions” Bruno de Goer, Claude Ferrand, Pierre Hainzelin
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1.2 Salud y pobreza. Revisando el estado de la cuestión.

Promoción de la Salud Emancipadora defendida por Consuelo Chapela63 ofrecen


modelos de los que se puede aprender.

5.- Salud y Comunidad: sumando ganamos todas y todos

En febrero de 2018 se publicaba en The Guardian la noticia de que en Frome, una


ciudad inglesa, se había registrado un gran descenso en la utilización de las Urgencias
hospitalarias tras la puesta en marcha de un proyecto de refuerzo de las redes
comunitarias64. No es un ejemplo aislado, ya que por ejemplo se ha constatado que
pacientes con infección por VIH y fuerte apoyo social mantienen un mejor control de la
enfermedad que aquellos que no lo tienen65, o que hay más posibilidades de sobrevivir
a un cáncer colorectal si se tienen vínculos fuertes66. En realidad, estos datos no hacen
sino reforzar toda una línea de trabajo comunitario que viene de largo67, aunque haya
pasado por etapas en las que ha tenido menos visibilidad.

En el momento actual el abordaje comunitario es prioritario para afrontar los retos a los
que nos enfrentamos a nivel de desigualdades y barreras para el cuidado de la salud.
Como comentábamos en el apartado sobre salud, pobreza y barreras, es importante
abordar el problema que supone la segmentación y el aislamiento social como factores
que, a veces potenciados por las propias intervenciones profesionales, debilitan los
vínculos y con ello las capacidades para salir adelante y afrontar las situaciones de
estrés68. Además, sólo desde una perspectiva comunitaria se conseguirán revertir las
situaciones de injusticia que dan lugar a las desigualdades en salud y garantizar el
reconocimiento de derechos a todas las personas sin excepción.

En los últimos años se han desarrollado materiales y propuestas muy útiles para poner
en marcha y desarrollar procesos de participación y desarrollo comunitario69,70,71,
algunos de los cuales señalan también las claves para llegar hasta quienes suelen
quedar siempre fuera de estos procesos72, mientras que otros se centran en aportar
herramientas para la evaluación de los mismos73.

63 “La Promoción de las Salud: Un instrumento del poder y una alternativa emancipatoria” Consuelo
Chapela
64 “Somerset The town that’s found a potent cure for illness”
65 “Someone to count on: social support as an effect modifier of viral load suppression in a
prospective cohort study” Friedman MR
66 “Social integration and survival after diagnosis of colorectal cancer” Sarma EA
67 “Comunitaria” Javier Segura
68 "The Status Syndrome". Michael Marmot, 2004 Times Books
69 “¿Cómo iniciar un proceso de intervención y participación comunitaria desde un centro de salud?”
PACAP
70 “Caja de Herramientas Comunitarias”, Centro para la Salud y Desarrollo Comunitario de la
Universidad de Kansas
71 “Guía para trabajar en Salud Comunitaria en Asturias”
72 “Le petit guide de la participation en santé de proximité”
73 “Empowering evaluation:evaluating empowerment”
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