Práctica 5 Extensión Superficial de Algunos Árboles

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En el mapa se representa la extensión superficial de algunos árboles característicos de la vegetación

española. Obsérvelo y conteste a las siguientes preguntas:

a) Indique el nombre de las Comunidades Autónomas donde se localiza, predominantemente, el alcornoque y


cite las provincias en las que no hay encinas.
b) ¿Sobre qué zonas litológicas se extiende el alcornoque?
c) Explique las características de la encina que justifican su extensa distribución.
d) De las especies señaladas en la leyenda, diga las que forman bosques caducifolios y cuáles forman
bosques perennifolios. Además, ¿Qué factores explican la mayor presencia de masas forestales en el oeste y
norte de la Península?

a) Comunidades Autónomas donde se localiza el alcornoque son: Andalucía, Extremadura, Castilla-La


Mancha, Castilla-León, Comunidad Valenciana y Cataluña.
Las provincias en las que no hay encinas son: A Coruña, Lugo, Ourense, Pontevedra, Asturias, Cantabria,
Vizcaya, Guipúzcoa (ambas con matizaciones), Álava, León, Palencia, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.

b) El alcornoque se extiende sobre suelos silíceos y se muestra intolerable con las calizas y las arcillas, por
eso existe una clara relación entre la distribución del alcornoque y el área de las rocas silíceas. Así, la especie
se encuentran al oeste de la Península, zona preferentemente silícea. Otros sitios con alcornocal coinciden con
áreas silíceas aisladas, como la Sierra de Grazalema, el Sistema Central, o la mitad norte de la Cordillera
Costero-Catalana.

c) La encina es una especie de gran amplitud ecológica que puede aparecer en situaciones climáticas y
edáficas muy diversas. Aunque prefieren los suelos silíceos, la podemos encontrar en los calizos y arcillosos.
Son capaces de colonizar suelos pobres y la podemos encontrar desde el nivel del mar hasta cerca de 2000
metros en Sierra Nevada y en climas muy continentalizados.
Le basta con 350-400 mm de precipitación y tolera hasta los 1000 mm siempre que el suelo no retenga el
agua, como ocurre con las calizas. No se adapta bien a la aridez del sureste peninsular ni a condiciones de
continentalidad extrema o litología marcadamente caliza.
Su adaptación a las condiciones de las distintas variedades de clima mediterráneo es excepcional, sobre
todo a la aridez: gruesa corteza, hojas pequeñas, coriáceas y de color verde oscura por el haz, donde apenas
tienen estomas para reducir la transpiración. Estos se concentran en el envés, protegidos por pilosidades y con
un color verde claro. Los ejemplares jóvenes y las ramas más bajas tienen espinas y, en general, a las hojas se
les atribuye un heliotropismo negativo, tratando de eludir la radiación solar vertical.
El tronco tiene una gruesa corteza protectora y su madera es dura. Se ramifica pronto para conseguir copas
globulares donde abunden las ramas bajas para conseguir el máximo de sombra en el suelo, con la intención
de protegerlo de la radiación solar y conservar al máximo su humedad. Para buscar el máximo grado de la
misma desarrollan también amplias y profundas raíces

d) Especies del bosque caducifolio son el haya y el roble, aunque algunos robles son marcescentes, es
decir, la hoja cambia de color en otoño (amarilla, rojiza, parda) y muere, pero permanece en el árbol hasta la
primavera cuando se desarrolla la hoja nueva.
Especies del bosque perennifolio son el alcornoque y la encina. El principal rasgo del bosque
mediterráneo es su carácter perennifolio.
La causa de la mayor presencia de masas forestales en el norte y oeste peninsular es doble. Por un
lado de índole natural, sobre todo climática y relacionada con el mayor nivel de precipitaciones y el menor
grado de continentalidad (debido a la influencia marítima) y, por el contrario, el mayor índice de aridez y
continentalidad en el interior, el sur y el este peninsular, donde se observa, además, una fuerte sequía estival.
Así, la fachada atlántica se caracteriza por una vegetación exuberante, propia de un clima de temperaturas
suaves y humedad abundante y bien distribuida a lo largo del año.
Por otro lado encontramos que una parte importante de la banda occidental de España pertenece a la Iberia
silícea, donde los suelos son poco fértiles y resultan muy pobres para la agricultura. Por eso predomina en
estas zonas la actividad ganadera y forestal.
En las penillanuras y relieves poco empinados encontramos el paisaje de la dehesa, un sistema agrario
basado en el aprovechamiento mixto forestal y ganadero: encinas y alcornoques (bellota) y ganado porcino,
ovino o bovino, de grandes explotaciones que ocupan suelos de mediocre calidad. Las dehesas conforman
amplios paisajes en el occidente peninsular y en Andalucía. En zonas de relieve más abrupto o peor calidad de
los suelos, sobre todo en el norte y noroeste peninsular, domina el uso forestal, que está representado por los
hayedos y los robledales.
Existe, de hecho, gran coincidencia entre los espacios forestales y las áreas de montaña. Ello es
consecuencia de la escasa o nula aptitud agrícola de las montañas y de la repoblación forestal.

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