Cerebro de Una Persona Con Hiperactividad

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dopamina, ii) serotonina, y iii) oxitocina

La oxitocina, conocida como la hormona del amor, es mucho más


que un simple componente biológico. Además de favorecer las
interacciones sociales, la lactancia, el cuidado y el parto, esta hormona
con funciones de neurotransmisor, cumple muchos más propósitos.
Reduce la presión arterial y los niveles de cortisol, aumenta el umbral
del dolor, reduce la ansiedad…
La oxitocina es uno de esos elementos químicos cerebrales más
poderosos a la hora de modular nuestro comportamiento. De este
modo, tal y como nos explican profesores como Miranda Olff de
la Universidad de Amsterdam, en la revista
médica Psychoneuroendocrinology este componente es un
favorecedor de la salud mental y genera una respuesta muy
positiva en el tratamiento de diversos trastornos psicológicos.
Ahora bien, cabe decir que su administración externa más allá del
ámbito clínico no es recomendable. Todos nosotros podemos
aumentar la producción de oxitocina de modo natural. Por ello más
que centrarnos en nuestros niveles actuales, lo que debemos hacer es
preguntarnos qué podemos hacer para potenciar su presencia en
nuestro cuerpo y beneficiarnos así de sus efectos.
En algunas situaciones, como las relaciones sexuales o el parto, se
libera oxitocina de forma natural.
Lo creamos o no, hay otras muchas formas de conseguir un
aumento de los niveles de esta hormona para reducir el estrés y
sentirse mejor. Veamos cómo conseguirlo.

Aumentar la producción de oxitocina, lo que nos


dice la ciencia
Fue a partir de los años 70 cuando los neurocientíficos
empezaron a evidenciar un gran interés por la oxitocina y su
relación con el comportamiento maternal y la vinculación social en
varias especies, incluyendo cómo no a los seres humanos. Algo que
pudo descubrirse es que más allá incluso de la relación madre-hijo,
este componente tenía la facultad de mejorar el comportamiento social.
Es más, cuando el ser humano u otro animal genera un
comportamiento que el cerebro entiende como beneficioso, este nos
recompensa con oxitocina y endorfinas. Es decir el mecanismo de
acción es doble, la oxitocina nos determina pero también
nosotros mismos con nuestras acciones y comportamientos
podemos hacer que aparezca.
Era tal el entusiasmo generado con esta hormona, que muchos
científicos empezaron a valorar una posibilidad. Tal vez, al
administrar o aumentar la producción de oxitocina en los niños
con trastorno del espectro autista (TEA) podría mejorarse su
sociabilidad, su apertura y conexión emocional.
Bien, estudios recientes como el llevado a cabo por la Universidad de
Seul, nos revelan que a día de hoy aún no hay ninguna relación
concluyente.

De este modo, la ciencia nos recuerda algo muy simple. Todos


nosotros podemos aumentar de forma natural la producción de
oxitocina en nuestro cuerpo. Toda conducta positiva, gratificante y
enriquecedora será recompensada con esta molécula.

1. El contacto físico
La oxitocina desencadena un sistema de recompensas
excepcional cada vez que establecemos contacto físico con
alguien significativo. Es bien sabido que las relaciones sexuales, por
ejemplo aumentan, los niveles de oxitocina. No obstante, también los
abrazos de los amigos o familiares, las caricias de nuestros hijos e
incluso ese achuchón con nuestras mascotas, resulta muy gratificante
para nuestro cerebro.
2. Las palabras de aliento
Cuando alguien nos hace un cumplido, nos anima o nos consuela
nos sentimos bien, encontramos calma y bienestar. Estas palabras
de aliento nos hacen sentir queridos y valorados. A su vez, el acto de
ser nosotros mismos quienes apoyemos a los demás y les infundamos
ánimo y apoyo también revierte en nosotros mismos: también
producimos oxitocina.
Las palabras son una poderosa arma para sentirnos bien y hacer
sentir bien a los demás. Pueden transmitir bondad, compasión y
amor. Nos conectan y erigen un pilar fundamental en nuestras
relaciones sociales.
3. Escuchar a los demás
Escuchar es una forma increíble de aumentar la oxitocina. Todo el
mundo quiere sentirse reconocido. A todos nos gusta saber que somos
comprendidos, aceptados, validados… Es otro componente esencial
en nuestros vínculos cotidianos.
Por ello, nunca está de más recordar el gran poder de la escucha
activa y de esa mirada que atiende, acoge y mira sin juzgar. No
practiques la multitarea cuando alguien requiera tu atención. Ofrécete
a la persona que te está hablando con total apertura; el esfuerzo
siempre vale la pena.
4. Meditación
La meditación relaja cuerpo y mente, permitiéndonos entrar en
calma y equilibrio, reduciendo así el estrés. Esta práctica que
hunde sus raíces en la antigüedad se está arraigando cada vez en
nuestra sociedad. Es más, la práctica psicológica reconoce ya sus
beneficios, siendo el mindfulness un enfoque más que valorado y
aceptado.
En la cultura occidental la palabra meditación viene del
latín meditatĭo que originalmente indicaba un tipo de ejercicio
intelectual. En este sentido, la meditación es un valioso
instrumento para apagar los miedos y liberar oxitocina.
«La meditación y la oración alimentan el alma».

-Og Mandino-

5. Ejercicio
El ejercicio no sólo sirve para mantener el cuerpo sano. Con el
ejercicio y la actividad física aumentan las endorfinas y también la
oxitocina. Además, la sangre se oxigena y llega con mayor impulso y
facilidad al cerebro y a otras partes del cuerpo. La cantidad de
hormonas que se liberan en este proceso es muy positivo.

Para hacer ejercicio y obtener todos estos beneficios no hace falta ir al


gimnasio ni salir a correr o a montar en bicicleta si no se desea o no se
puede. Salir a caminar o hacer ejercicio moderado en casa es
suficiente. De este modo, también conseguimos una adecuada
liberación de oxitocina.

6. Llorar
«Llorar es un acto saludable y necesario para la salud de nuestro
organismo», dice el doctor Stephen Sideroff, psicólogo clínico de
la Universidad de California, Los Ángeles. El llanto actúa como
liberador de nuestras emociones, disminuye el estrés y el cortisol
y aumenta los niveles de oxitocina.

Así, la acumulación de energía que produce el encarcelamiento de


nuestros sentimientos hace que el estrés se instale en nuestras vidas y
que los problemas físicos empiecen a aparecer.

El llanto precisamente es un acto de expresión y adecuada gestión de


esta energía. Piensa en cómo te has sentido después de esas veces
en las que parecía que no podías parar de llorar. Tras esos instantes
de desahogo siempre llega el alivio, la calma…
«Las lágrimas desinfectan el dolor».

-Ramón Gómez de la Serna-

7. Ser generoso dando algo a otros


Nos sentimos bien cuando damos y cuando nos damos. Ser
generoso y caritativo, así como ofrecer nuestro tiempo a los demás de
forma desinteresada hace florecer la gratitud y la conexión con los
demás, liberando grandes dosis de oxitocina.
Otro gesto generoso que libera oxitocina es hacer un regalo a
alguien de corazón. Un detalle para el que no es necesario contar con
la excusa de un gran logro o la celebración de un aniversario. Lo que
realmente desata la liberación de oxitocina es el hecho de pensar en la
otra persona con cariño y con ganas de agradarle.
Para concluir, tal y como hemos podido ver aumentar las dosis de
oxitocina de manera natural no es tan complicado. Se trata solo de
favorecer nuestro bienestar y de conectar con los demás de
manera genuina, afectuosa y respetuosa. Pongámoslo en práctica.

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