Historia de Zacarías

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Historia de Zacarías

Profeta bíblico que desplegó su actividad profética hacia los años 520-518 a. de C.
y al que se atribuye la autoría del Libro de Zacarías, libro del Antiguo Testamento
perteneciente a los Libros Proféticos, concretamente al grupo de los llamados Libros
de los Profetas Menores.

El profeta Zacarías (fresco de


Miguel Ángel en la Capilla Sixtina)
El Libro de Zacarías se divide en dos
secciones: capítulos 1-8 y 9-14. En general,
se piensa que tan sólo la primera parte es
obra propiamente de Zacarías, mientras
que la segunda, añadida posteriormente, es
obra de un autor o autores anónimos. En la
primera parte, Zacarías es llamado el hijo de
Baraquías, hijo de Ado, lo cual da a
entender que pertenecía a una familia
sacerdotal. Así se explica el impulso que da
al proceso iniciado por Ezequiel en favor del
sacerdocio, impulso que más tarde
desembocaría en el sometimiento de la
función profética a la sacerdotal. Zacarías se muestra como un hombre de firme
esperanza y de lenguaje claro. Por eso proclama sus visiones mirando hacia el
futuro, en un estilo apocalíptico (1,7-6.8). Nunca, sin embargo, logró la
independencia que caracterizó a los profetas anteriores al exilio.
La primera parte del Libro de Zacarías se inicia con una exhortación al
arrepentimiento y a la conversión, a la que siguen un conjunto de ocho visiones
nocturnas que el profeta experimentó en el 518 a.C. y una colección de oráculos.
En la exhortación se pone de manifiesto su exigencia de pureza y moralidad
interiores, pues no se contenta con condenar los errores rituales, sino que en sus
palabras se descubre el sentido de pecado y de malicia; la transformación de la
ciudad debe llevar a la transformación del pueblo. Las visiones nocturnas,
interpretadas por un ángel para Zacarías, predicen la inminente llegada de una era
mesiánica.
A diferencia de la primera, la segunda parte carece de alusiones históricas, y falta
toda precisión en torno a fechas y nombres; tampoco existe la preocupación por la
construcción del templo, constante en la primera parte. Mientras que el estilo de la
primera parte es prosaico y redundante, el de la segunda es poético y a menudo de
difícil interpretación. No obstante, el espíritu apocalíptico de la primera continúa en
ésta y alcanza en el capítulo 14 su más alta expresión. Más que la obra de un
determinado autor, esta segunda parte parece la expresión final de una tradición
inspirada. Su composición se debió prolongar a lo largo del primer siglo de la época
helenista (a partir del 332, probablemente antes del 200 a.C.), pues en el
Eclesiástico ya se mencionan los doce profetas menores.
En esta segunda parte se distinguen tres secciones: en la primera el oráculo se
dirige a los pueblos sirio, fenicio y filisteo, de los que Dios sacará un resto que le
servirá (9,1-11,3); la segunda es una especie de acción simbólica en la imagen del
pastor para expresar el abuso de los malos pastores y la venganza que sobre ellos
tomará el Señor, a quien han menospreciado (11,4-17 con 13,7-9); finalmente, la
tercera es una exposición de diecisiete unidades escatológicas, introducidas todas
con la expresión "aquel día". El mensaje de esta segunda parte se centra en la
doctrina mesiánica: se anuncia el resurgimiento de la estirpe del rey David y la
llegada de un Mesías humilde.

La importancia profética del libro

Sin embargo, y pesar de la opinión de Orígenes y de Jerónimo, Lutero, el gran


reformador, habló de él como "la quintaesencia (lo más puro, lo mejor) de los
profetas" ¿Por qué este entusiasmo de Lutero y otros muchos?

1. Las múltiples referencias al Mesías

Uno de los temas que más destaca son las frecuentes alusiones al Mesías que
habría de venir, es decir, a nuestro Señor Jesucristo, al cual se le llama "mi
Siervo", "el Renuevo", "Pastor", "Rey" (Zac 9:9) (Zac 11:4) (Zac 12:10) (Zac
13:7) (Zac 14:9). Contiene profecías relacionadas tanto con su rechazo y muerte
como con Su Segunda Venida en gloria. Algunas muestras:
La muerte de Cristo y la dispersión de los discípulos: (Zac 13:7) con (Mt 26:31).
Hasta el detalle de que en su muerte sería traspasado podemos encontrarlo en
Zacarías (Zac 12:10-14) (Jn 19:34-37).

2. Su reflejo en el libro de Apocalipsis

Por otro lado tenemos que, después de Ezequiel, es el


libro del A.T. que más se refleja en Apocalipsis. Como
ejemplo citamos:
La referencia a los caballos y sus jinetes (Zac
1:8) comparar con (Ap 6:4-5).
A los cuernos, es decir, reinos poderes futuros (Zac
1:18-21) comparar con (Ap 17:3,16).
La referencia a los siete ojos (Zac 3:9) con (Ap 5: 6).
A los dos olivos (Zac 4:3) con (Ap 11:4).
Ángeles que guían y explican las visiones (Zac 4:12-
13) con (Ap 7:14).
Vestiduras provistas por Dios (Zac 3:4) con (Ap 7:14).
La referencia al "traspasado" (Zac 12:10) con (Ap 1:7).

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