El Perfil de Los Dones - Completo
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Los peligros
Estimar mas preciosa la cantidad que la calidad.
Juzgar los progresos de la iglesia sólo numéricamente.
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Manipular (manejar a voluntad) las emociones de los que son
evangelizados.
Su ministerio
Evangelización
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Don de Pastor
Este vocablo traduce al griego poimen, que en general es uno que cuida
manadas o rebaños, y que los alimenta. Debemos tener en cuenta que la Biblia
no enseña que hay dones para hombres y dones para mujeres o dones para
jóvenes y dones para mayores de edad. También es cierto que este don puede
estar en potencia en cualquier persona recién convertida.
Una persona con el don de pastor es uno que cuida las almas del pueblo de
Dios, les da alimento; las protege y las guía.
Pastores debiéramos ser todos. Una hermana puede ser pastora en su casa,
en un grupo de adolescentes, etc. Aunque no tenga ese don la tarea de pastor/a
puede hacerse igual.
Ahora bien, de una manera especial este don debe estar intimamente ligado
a los hermanos que son llamados a ejercer el gobierno de la iglesia local - es
decir el oficio de pastor - ya que según vemos en las Escrituras el anciano debe
ser un pastor (1 Ped. 5:1-3). Metafóricamente este nombre se utiliza para
aquellos que ejercen la conducción espiritual en cada iglesia local. Otro nombre
es el de ancianos, supervisores u obispos. Su tarea implica un cuidado tierno y
una supervisión llena de atención.
Ninguna iglesia local esta completa hasta que tenga varios pastores. La meta
última del evangelista ha de ser fomentar tal estructura de autogobierno en cada
iglesia que funda (Ti. 1:5). Cómo en los demás casos, el don - recordemos que
se trata de la persona como tal, con determinado conjunto de facultades, calibre
espiritual, experiencia, etc.- se reconoce por una labor que ya se está haciendo
junto con las condiciones requeridas para su ejercicio (ver 1 Ti. 3:1-7; Tit. 1:6-
9; Hch. 20:17-35; 1 Tes. 5:12-14; 1 Ped. 5:1-5).
Los diferentes nombres empleados indican sus funciones principales : son
ancianos porque tienen experiencia y madurez, no son novatos o recién
convertidos; son pastores porque cuidan de las ovejas de la grey del Señor que
es la iglesia local, guiándolos y llevándolas a los buenos pastos de la Palabra y
por consiguiente alejándolas de donde hay peligro o contaminación. Por esto han
de ser “aptos para enseñar”, sin que esta exigencia implique que necesariamente
hayan de tener el don de maestro (cp. Ti. 1:9 y 1 Ti. 5:17, donde se ve una clara
diferencia entre los que “trabajan en enseñar y predicar” y los que no). Han de
saber defender la fe y corregir a cualquiera que se desvía de la verdad apostólica.
También han de ser sobreveedores 1, que vigilan la grey contra enemigos de
1
Obispo, episkopos literalmente supervisor (epi : sobre , skopeo : mirar). Hch. 20:28; Fil. 1:1; 1 Tim. 3:2
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fuera y de dentro, una palabra que implica alto grado de discernimiento
espiritual. Otro nombre que se emplea en el Nuevo Testamento es el de guías2 ,
líderes - jefes de fila - (He. 13:7-8, 17), o timoneles - los que administran3 - (1
Cor. 12:28), la idea es la de piloto o timonel de una nave los que sabe el camino
y lleva la nave de la iglesia local por el rumbo que el Capitán celestial ha fijado.
Toda esta labor según la hermosa ilustración de Juan 10, precisa un alto grado
de conocimiento y de compenetración con las ovejas, puesto que cada una es
muy diferente de las demás.
Algunas características del creyente que tiene el don
Considera permanentemente la salud del cuerpo de Cristo.
Muestra especial interés por el crecimiento de las nuevas ovejas.
Es capaz de entender los problemas de los miembros, sentir sus
necesidades y saber cómo consolarlos, exhortarlos, o aconsejarlos
Sabe escuchar sin interrumpir a su interlocutor.
No esgrime con facilidad la excusa de “no puedo” o “no tengo tiempo”.
Experimenta gran satisfacción con las alegrías de los demás y las festeja
como propias.
Los peligros
Adueñarse de la congregación.
Crear dependencia insana.
Imprimir sus conceptos personales en el rebaño
Su ministerio
Atención espiritual.
Pastoreo general.
Proteger a los hermanos especialmente en términos morales y
espirituales Jn. 10:11-15; Hch. 20:28-29.
Restaurar a los creyentes con una disciplina positiva (Sal. 23:3; Ez. 34:4,
Gál. 6:1)
2
Hegemonai. Se asocia a la idea de gobernar. Jefe o lider
3
Los que administran – kubernesis – 1 Cor. 12:28 – Ver Hch. 27.11 donde piloto es kubernetes en el original.
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Don de Maestro
El vocablo original es didáskalos, de didasko, enseñar. Cristo lo usa acerca
de sí mismo (Mt. 23:8), y se utiliza para quienes enseñan en las iglesias. Se trata
de una tarea y no de un título. Como título, la Escritura sólo lo asigna al Señor.
Aunque para el griego y educadores modernos, “enseñanza” tenga que ver
sobre todo con transmisión de conocimiento, y el desarrollo de la capacidad del
alumno, el énfasis bíblico es otro según vemos en pasajes como Deut. 6:1-2; Sal.
86:11; 143:10 y 2 Ti. 3:16-17.
El hecho de que los dos dones de pastores y maestros estén acoplados bajo el
mismo artículo en el original es significativo (Ef. 4:11). Indica que la labor de
ambos está estrechamente relacionada. Un pastor que no “conoce todo el consejo
de Dios” o no lo sabe aplicar, o un maestro que sólo le interesa traspasar a otros
un conocimiento meramente intelectual, sin apelar a la conciencia e impactar la
voluntad, no está funcionando debidamente. Todo maestro debe tener corazón
de pastor, y todo anciano, conocimiento y aptitud para comunicar a otros las
verdades básicas de la fe.
Nadie puede ser maestro si no es primero - y siempre - un alumno aplicado (1
Tim. 4:13; 2 Ti. 2:15). El don requiere una capacidad especial para el estudio,
una mente analítica, cierta facilidad para definir la doctrina bíblicamente y un
conocimiento amplio y profundo de toda la Palabra de Dios. Y como el don es
la persona misma en este como en los demás dones mencionados en Ef. 4 ha de
ser también un hombre de Dios, un hombre de oración y un hombre que a la vez
conoce profundamente su generación, es decir, sus ideas, sus corrientes
filosóficas, su cultura, además de poseer un alto grado de conocimiento
espiritual, para saber a quien y cuando la Palabra ha de aplicarse.
Su responsabilidad, pues, es comprender, explicar y aplicar la verdad
revelada, pasando el buen depósito a todos los creyentes pero especialmente a
los “hombres fieles ... idóneos para enseñar tambien a otros” (2 Ti. 2:2). Su
objetivo será motivar a hombres y mujeres a una vida de obediencia a la verdad
de Dios que él trata de comunicar.
Algunas características del creyente que tiene el don
Le agrada la investigación de significados. Busca las explicaciones para
su beneficio personal.
Disfruta verificando la nueva información.
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Con frecuencia explica las nuevas enseñanzas aplicando ilustraciones.
Asimila, organiza y retiene buen número de datos.
Desarrolla dominio propio y autodisciplina desde joven y los demás le
ven como una persona estable y equilibrada.
Los peligros
Enorgullecerse de su conocimiento. (1 Cor. 8:1b)
Tomar la actitud de quien lo sabe todo.
Enojarse cuando su conocimiento es desafiado.
Su ministerio
Enseñanza
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Don de Servicio o de Ayuda
El vocablo original para ayuda es antilepsis, que da la idea de tomar, agarrar,
sostener, para apoyar; de allí surge el concepto de ayuda. La idea que debería
prevalecer es la de ayuda práctica con bienes materiales a quienes posiblemente
no podrán recompensarlos.
En cuanto al don de servicio que en el original es diakoneo (Ro. 12:7)
representa un servicio de cualquier carácter “aunque especialmente voluntario”
con respecto a otra persona.
Lo primero que debemos saber es que todo servicio es primeramente al Señor
(He. 6:10; 2 Co. 8:4-5) a favor de los santos. Aunque todos somos responsables
por el bienestar del cuerpo de Cristo (He. 13:16) algunos tienen una capacidad
especial para identificarse con las necesidades de otros, (1 Co. 16:15) y estar
siempre a disposición con frescura y gozo (Ro. 16:1-2). Sin embargo esto no
debe producir una vía de escape para quienes aduciendo “no poseer el don”
preferirían mirar para otra parte en lugar de enfrentar la necesidad (1 Jn. 3:17).
De ninguna manera, porque 1 Pe. 4:10 ejerce presión sobre todos diciendo :
“Cada uno, según el don que ha recibido, minístrelo (diaconícelo) a los otros”.
La carga está sobre cada uno, pero los que poseen el don deben ser los modelos.
Podemos ver a Esteban y a Felipe ejerciendo este don (Hch. 6:5).
Los peligros
Enorgullecerse de sus obras.
Quedar herido cuando otras personas se aprovechan de su buena
voluntad para ayudar.
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Ocuparse demasiado en actividades prácticas dejando de lado tareas
espirituales mas importantes.
Mirarse unos a otros para fijarse quien sirve mas.
Su ministerio
Ayuda mutua.
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Don de Exhortación
Es verdad que en las Escrituras la exhortación aparece como un privilegio de
todos los creyentes (Col. 3:16), pero también es verdad que hay ciertos asuntos
que necesitan un tacto especial como el que un don especial puede otorgar. La
palabra parakaleo utilizada en el original, y traducida en nuestro texto por
“exhortar” (Ro. 12:8) significa literalmente : “llamado junto a”. Cumple una
amplia gama de operaciones y vale para encarar la idea de : “amonestación”,
“consolación”, “animación”, etcétera (1 Tes. 5:14)4 . La amonestación es de
inapreciable valor, porque puede transformar todo el curso de una o muchas
vidas si en su apelación a la voluntad, el actuante logra despejar el camino en la
mente del exhortado para que el Espíritu de Dios obre con libertad. Por ello, este
don frecuentemente aparece unido a la enseñanza (1 Ti. 4:13) como noble
complemento de la magnífica obra de la palabra de Dios.
Esto tiene que ser así para descartar que exhortar sea injertar en la cabeza de
un hermano parte de la mente de otro. Cuando los apóstoles utilizaban este don,
lo hacían tratando de desafiar a los creyentes a un cambio en la vida o a una
profundización de su relación con Dios. El verbo “os ruego” o “rogamos” tantas
veces utilizados por ellos (Ro. 12:1; 15:30; 16:17; 1 Co. 1:10; 4:16; Ef. 4:1; Fil.
4:2; Flm. 8-10; 1 Pe. 2:11) forma parte integral de la exhortación. Este don lo
podemos ver en Bernabé (Hch. 4:36) y en Hch. 11:20-24 vemos el don en acción.
4
Amonestar : denota una advertencia. La amonestación difiere de una reprensión en que lo primero es una advertencia
basada en la enseñanza, mientras que lo segundo puede ser nada mas que una descarga. Elí reprendía a sus hijos pero no los
amonestó. (1 Sam. 2:24 cp 1 Sam. 3:13)
Alentéis : estimular el cumplimiento de los deberes ordinarios de la vida.
Sostener : dar apoyo.
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Los peligros
Considerar los resultados como un mérito propio.
Sentirse frustado cuando no ve resultados.
Su ministerio
Enseñanza, conserjería
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Don de Repartir
La palabra original es metadidomi. Se trata en este caso de dar o repartir lo
propio en beneficio de otros, actividad que ha de surgir siempre de la previa
entrega del propio donante al Señor, tal como fue el caso de los macedonios en
2 Co. 8:5. Por supuesto, todos los creyentes han de apoyar y sostener la obra de
Dios, sea la de la congregación local o de algún otro aspecto mas general (1 Co.
16:2). Sin embargo, algunos que tienen dinero o bienes disponibles reciben a
veces un llamado especial de parte del Señor para usarlos para su gloria. Tales
personas gozan de un gran privilegio, pero también de una gran responsabilidad.
Este don requiere ciertas condiciones sine qua non para su ejercicio. Romanos
12:8 especifica que se haga con “liberalidad” o “generosidad” (literalmente, con
sencillez, sin móviles mezclados o dobles – p.e. los fariseos diezmaban para ser
vistos de los hombres- Mt. 6:1-2). Compárese 2 Co. 9:6-7 y el triste caso opuesto
al de Bernabé, en Hch. 5:1 y ss. Otro requisito indispensable es el amor (1 Co.
13:3), sin el cual cualquier acto aparentemente desprendido carece de provecho
real – sobre todo espiritual – tanto para quienes lo reciben como para aquel que
lo realiza. Este don lo podemos ver en Bernabé (Hch. 4:37).
Los peligros
Enorgullecerse de sus bienes.
Creer que la bendición espiritual esta basada en el dinero que tiene.
Atribuirse mérito a si mismo.
Su ministerio
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Ayuda mutua, administración.
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Don de Misericordia
La palabra original es eleos. Este don difiere de los anteriores en un detalle
importante : mientras aquellos tienen que ver con el cuidado de las necesidades
de otros mediante la aplicación en su caso de dinero o cosas concretas que las
cubren – alimentos, ropa, medicamentos, un techo para cobijarse, etc.- ejercer
misericordia es ponerse uno al mismo lado de o en lugar del otro, sufrir lo que
sufre, o sea, darse a él. Implica un alto nivel de riesgo personal casi siempre,
porque compromete no sólo lo que cada uno de nosotros tenemos, sino lo que
somos. Es el don que cuida enfermos o rescata marginados, de quien está
dispuesto a pasar largas horas con ellos, aun a riesgo de su propia salud o vida.
Todos los creyentes hemos de ejercitarnos en el amor y las buenas obras,
ayudando al necesitado siempre que haya oportunidad para ello – Lc. 6:36 - ,
pero el don de la misericordia implica darse por entero a las personas que sufren,
en la compasión de Cristo. Y recordemos que en el fondo, el ejercicio de dicho
don requiere que tratemos a las personas como Dios nos trató a nosotros en su
misericordia, no porque lo merecíamos, sino precisamente porque estábamos
necesitados y en su amor y compasión nos buscó y nos salvó por su sola gracia.
Como vemos en Mt. 5:7 hay una bendición especial para aquel que así se
identifica con el carácter de Dios.
Según Romanos 12:8 quien lo ejerce ha de hacerlo con alegría, sin la cual
cualquier esfuerzo por sacrificado que sea, parecerá forzado y, por lo tanto,
carente de un auténtico espíritu de servicio. En el cuidado de los necesitados, por
muy penoso que sea su estado, no valen las caras largas y serias : el buen humor
y la sonrisa ayudan a confortar al que sufre, disipa sus temores y tiñe de
esperanza su aflicción.
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Desea fuertemente la armonía hasta el punto que puede ceder para
favorecer las buenas relaciones.
Los peligros
Ser indiferente a los indiferentes.
Enorgullecerse de la capacidad de comprender a los demás.
Querer hacer pública su obra.
Su ministerio
Ayuda mutua
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Don de Fe
(1 Co. 12:9; 13:2) En el original es pistis. Desde el principio de nuestra vida
cristiana todos los creyentes hemos de ejercer fe, pero aquí se trata de algo
especial que Dios concede a ciertos siervos suyos con el fin de llevar a cabo
determinadas obras que El desea hacer. Es la capacidad que le es dada a un
creyente, de creer a Dios con confianza cualquier cosa en un momento
específico, tal como Dios cree. El don de fe es diferente a la “fe salvadora”. Es
cierto que la fe salvadora es un don de Dios para el pecador, con el fin de que
reciba a Jesús. Sin embargo, el don de fe es un don del Espíritu Santo que permite
obrar milagros.
Podemos pensar en Jorge Muller y sus orfanatos, o en ciertas hazañas del
avance misionero. Se necesita este don también para el funcionamiento de los
dones milagrosos, los cuales por su misma naturaleza requieren una fe y un
discernimiento muy grande.
También el don de la fe sirve para acompañar y estimular a muchos otros
dones, puesto que en el fondo se trata de una confianza profunda y conocimiento
íntimo de Dios que desea obrar a favor de su pueblo. En tiempos de decadencia
y crisis espirituales, como son los nuestros, este don puede llegar a brillar por su
ausencia. Es algo casi desconocido en nuestras iglesias, para verguenza nuestra.
Los peligros
Considerar el “pensamiento positivo” como fe.
Acreditar su capacidad a una virtud propia e intelectual.
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Considerar infalible su vida y su forma de oración.
Su ministerio
Varios, evangelización, pastoreo, ayuda mutua.
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Don de Presidir
En el original es proistemi. Se lo menciona sólo en Ro. 12:8. Es la habilidad
espiritual de ponerse delante de un grupo de personas y liderarlas para caminar
con el Señor , también en una misión o proyecto, etc.
El que preside tiene la delicada tarea de guiar a la iglesia a la comunión con
Dios. Por lo tanto requiere de una debida preparación espiritual en la presencia
del Señor.
Su ministerio
Coordinación de programas y ministerios.
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Don de Administrar
Asociado con el don de presidir. De este don hablan Ro. 12:8 y 1 Co. 12:28.
El original es kubernesis ( de kubernetes – un piloto, Hch. 27:11; Ap. 18:17 ),
que indica conducción, en el sentido de gobernar o pilotear. Se dice de los que
actúan como conductores de una iglesia local (1 Co. 12:28). El don también
puede entenderse como de “gobierno”; es el caso de los ancianos, que tienen el
don que los califica para dar una buena dirección a las iglesias locales.
Los peligros
Asfixiar a las personas con su “orden”.
Molestarse desmedidamente con el incumplimiento de los demás.
Procurar que todo pase por sus manos.
Su ministerio
Gobierno de la iglesia local.
Coordinación de programas y ministerios.
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Don de Palabra de Sabiduría
Del griego sophia. Es la habilidad de percibir la vida y la verdad desde la
perspectiva de Dios y aplicar esa sabiduría a situaciones específicas . El que
habla con sabiduría es amable y trae paz. La sabiduría puede ser discernida por
sus frutos. “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin
incertidumbre ni hipocresía.” (Stg. 3:17). Jacobo usó el don de sabiduría en el
concilio de Jerusalem (Hch. 15:13-21). Pablo mientras estaba en Asia Menor
recibió una visión para predicar el evangelio en Europa (Hch. 16:6-10).
Los peligros
Manifestar su orgullo siendo insensible, soberbio e independiente.
Su ministerio
Enseñanza. Conserjería. Atención espiritual.
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Don de Palabra de Ciencia
Del griego gnosis. La habilidad espiritual de comunicar la verdad espiritual,
la que ha sido adquirida a través de la investigación de la Palabra de Dios.
Esteban es un gran ejemplo de un hombre con sabiduría y ciencia cuando habló
ante el concilio y expuso las Escrituras para mostrar que Jesús era el Mesías.
(Hch. 7:1-53)5.
También podría ser el hecho de declarar conocimiento el cual sólo podría ser
revelado sobrenaturalmente como lo fue en el caso del viaje de Pablo a Roma
(Hch. 27:10, 23-26).
Los peligros
Creese superior a todos.
Intelectualizar el contenido de la revelación de Dios.
Su ministerio
Enseñanza. (Sistematización de programas, cursos, seminarios).
5
La diferencia entre sabiduría y ciencia no siempre resulta clara en la Biblia. En un sentido general, sabiduría es la manera
en que se usan los hechos o las decisiones que se toman en base a la información, en tanto que el conocimiento o ciencia serían
los hechos mas concretos y específicos en sí mismos.
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Don de Discernimiento de Espíritus
Del griego diakrisis. La habilidad espiritual de discernir a través de la Palabra
de Dios entre el espíritu del mal y el de Dios, la carne y el espíritu, la verdad y
el error antes de que el fruto sea evidente. Pablo tuvo esta experiencia con Elimas
el mago (Hch. 13:9-12).
El diablo aparece como un ángel de luz (2 Cor. 11:14). Él engaña con un
mensaje falso y tentador (Gén. 2:16-3:5). Puede haber espíritus mentirosos en la
boca de profetas (1 Rey. 22:21-23; 2 Cr. 18:20-22). Satanás puede hablar justo
después de que Dios habla (Mt. 16:23). Algunas veces la gente que parece decir
las cosas correctas realmente son del diablo (Hch. 13:6-12; 16:16-18). Es
importante probar la palabra de cada uno que afirma hablar de parte de Dios (1
Jn. 4:1-3). El diablo puede obrar milagros engañosos (2 Tes. 2:9-10; Ap. 13:11-
14). El diablo tratará de infiltrarse en la iglesia con falsos maestros (Jd. 4; 2 Ped.
2:1-2).
Los peligros
Enorgullecerse de esa habilidad.
Tratar de cumplir propósitos personales.
Su ministerio
Enseñanza. Conserjería.
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Pasajes donde vemos el don en operación
Pedro y Simón el mago en Hch. 8:18-23
Pablo en Hch. 13:9-12.
Pablo y la muchacha con espíritu de adivinación en Hch. 16:16-18
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