Resumen Kretschmer 3

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Delirio Sensitivo Paranoide: Aportación Al

Problema De La Paranoia Y A La Caracterología


Psiquiátrica.
Parte 3 de resumen (paginas 188-234).

Por Camilo Martínez Rodríguez.

Capítulo IX “Resumen y Delimitación”.

El delirio sensitivo paranoide constituye un tipo patológico o tipo reactivo paranoico


perfectamente caracterizado por su etiología, sintomatología y curso.

Sus características etiológicas principales son:

1. Surge sobre la base de una tara hereditaria grave en personas de gran labilidad
reactiva.
2. La constitución psicopática congénita se caracteriza en su aspecto biológico general
por su agotabilidad. La constitución sexual presenta una clara distintividad
acompañada de un contacto deficiente, inhibiciones excesivas del impulso y falta de
pulsión erótica junto a estigmas de un retardo parcial.
3. La génesis de la afección es psicológico reactiva. Presenta la triada carácter, vivencia,
y ambiente.
4. El delirio sentido paranoide viene condicionado por la disposición caracterológica. El
carácter sensitivo es predominantemente asténico, tiene un déficit de capacidad de
descarga psíquica. Muestra blandura afectiva, debilidad y vulnerabilidad, pero
también cierta ambición y obstinación. Cuando el desarrollo es completo son personas
complicadas, inteligentes y de gran valía, finas y sensibles, de ética escrupulosa y vida
afectiva íntima hipersensible. Encierran en su interior sus duraderas y tensas
emociones. El animo tiende a enturbiamientos reactivos de larga duración.
5. La acción vivencial que conduce al delirio sensitivo paranoide se basa en el mecanismo
de la contención con inversión posterior. La vivencia de la insuficiencia vergonzosa1
actúa patogénicamente sobre el carácter sensitivo. El retorno obsesivo de la serie

1
“Peinliche gefühle der Unzulänglichkeit” o sentimiento de insuficiencia vergonzosa.
contenida genera tensión afectiva y finalmente a la transformación del contenido
vivencial primario en el delirio de referencia que constituye la imagen exterior del
autodesprecio interno. Esta energía patógena se encuentra mayoritariamente en los
conflictos ético-sexuales.
6. Las acciones ambientales no son causas imprescindibles del delirio sensitivo-
paranoide, pero con frecuencia actúan como determinantes complementarios. La
tensión de la propia estimación por una circunstancia humillante es la formula en que
se favorece el “estallido” del síntoma delirante.

Podemos resumir el aspecto psicológico de la etiología del delirio sensitivo paranoide en lo


siguiente: El delirio sensitivo paranoide se produce por la acción acumulativa de vivencias
o situaciones vitales típicas, sobre bases caracterológicas y labilidades constitucionales
típicas, con frecuencia bajo la acción complementaria de constelaciones sociales
igualmente típicas.

La sintomatología del delirio sensitivo-paranoide esta dominada por los factores etiológicos
principales: Carácter, retención vivencial y agotamiento por la estructuración de la psicosis. El
núcleo del cuadro patológico esta constituido por un delirio de referencia centrado, que surge de
un fundamento afectivo gradual entre la vergonzosa inseguridad y la desesperada autoacusación.
Podemos resumirlo en tres fases:

1. Durante el periodo culminante de la afección el contenido representativo y la


situación afectiva se centra sensiblemente en torno a la vivencia patógena.
2. Los síntomas de la psicosis sensitiva corresponden a una exacerbación de las
cualidades del carácter sensitivo.
3. Es frecuente hallar síntomas neurasténicos de agotamiento junto al cuadro
patológico.

En los casos típicos la vivencia lo es todo (sin ella la enfermedad quedaría reducida a algo sin
importancia). Su retorno obsesivo constituye el motivo renovado de las autoacusaciones
depresivas y los síntomas angustiosos. Este retorno es la raíz emotiva y la meta ideativa del
delirio de referencia mas intenso y ramificado que cabe imaginar. El sistema delirante paranoico
nace y muere en él.
En la psicosis se manifiesta la personalidad sensitiva. El delirio de referencia no es mas que la
imagen especular aumentada enormemente de su tímida inseguridad. La conciencia fluctuante
de enfermedad, así como la escasa resistencia del enjuiciamiento de la realidad dan cuenta de
la profunda capacidad autocritica, indecisión y escasa fuerza de voluntad del sensitivo (similar
a la neurosis obsesiva). El sensitivo psicópata dirige siempre contra si mismo el aguijón mas
agudo de su afecto torturado, angustioso y desesperado, demostrando así la intimidad ética que
lo caracteriza cuando esta sano. Además, el carácter explícitamente defensivo y ausencia de
explosiones agresivas en los casos puros da cuenta del altruismo y bondad basal del sensitivo.

El cuadro sintomático del delirio sensitivo paranoide reproduce en los casos totalmente
desarrollados el estado nervioso del agotamiento psíquico. No solo se resaltan los síntomas
neurasténicos orgánicos (astenia física y disminución del rendimiento psíquico) sino que
participa la intranquilidad, desconcentración, cansancio de la expresión mímica, labilidad
afectiva y estado entre hiperexitación y profunda relajación apática.

Frente a estas características generales de las afecciones sensitivas el acervo de sus


manifestaciones aisladas puede agruparse en cuatro grupos diferentes:

1. Los cuadros paranoicos.


2. el delirio sensitivo agudo.
3. Las neurosis de referencia.
4. Las formaciones delirantes veleidosas del tipo de la neurosis obsesiva.

El cuadro sintomático de la paranoia es el mas frecuente sin ser absolutamente predominante.


Se presenta como un delirio de referencia sistematizado, conservándose la lógica formal y la
reflexión. Tiene como contenido solo el desprecio general, la maligna intención de ciertas
personas y la observación de la vida del paciente desde el punto de vista de la vivencia
vergonzosa, pudiendo condensarse hasta llegar al delirio de persecución policiaca y judicial.
Puede en casos especiales estructurarse por periodos de manera indistinguible de un estado
paranoide sistemático sin embargo lo distingue de esta la presencia de contenido
autorreferente, de manera masiva y finamente ramificada.

El clímax del delirio de referencia ocurre cuando el cuadro paranoico pasa al delirio disociativo
agudo. Aparece como estadio critico de breve duración en las psicosis sensitivas mas graves.
Afectivamente se caracteriza por tensión emocional extrema. En el contenido aparecen grupos
representativos catatoniformes: influencia física, transmisión del pensamiento y sentimientos
de extrañeza, relajación del conjunto asociativo y tendencia a transformar la desesperación en
megalomanía. Se distingue de los estados esquizofrénicos estrictos por la ausencia de lo
apodíctico en las vivencias delirantes, el enjuiciamiento oscilante de la realidad, la carencia de
autismo, y la naturalidad tanto expresiva como emotiva. Las psicosis sensitivas graves
únicamente crecen sobre la base de una tara hereditaria degenerativa muy grave. La aparición
episódica de rasgos esquizofrenoides no significa el surgimiento de un cuadro procesal, sino
que se traduciría la oscilación temporal del fondo endógeno de la personalidad.

El curso del delirio sensitivo paranoide confirma su carácter de reacción psicopática. Es


relativamente benigno, con relación a la gravedad de la psicosis. En los casos más leves tiende
a la curación. También puede “pasar a segundo plano” el sistema delirante en ausencia de
conciencia de enfermedad. En casos más graves el desarrollo de la enfermedad es por varios
años, pudiendo lograr curación o pasar de un curso delirante luego de 3 a 4 años a una neurosis
de referencia secundaria, con resurgimientos episódicos asociados a estímulos vivenciales.
Siempre se conserva intacta la personalidad (solamente realzada la labilidad nerviosa), la
inteligencia y el rapport afectivo.

La forma del curso del delirio-sensitivo paranoide no es esquemática, sino que diversa:
Reacciones agudas rápidamente curadas; tipos de curso alargado con años de duración y
finalmente curación relativa; curso recidivante con agudizaciones aisladas muy claras, entre
otros ejemplos. Todos ellos son distintos cursos que poseen el mismo eje impulsor interno, su
reactividad psicológica. Por tanto, puede caracterizarse brevemente de la siguiente forma:

1. Su viva reactividad psicológica en todos los estadios patológicos.


2. Su tendencia a la curación en los casos puros y más leves.
3. La perfecta conservación de la personalidad aún en los casos graves.

Respecto a la delimitación debe situarse en la gran categoría de trastornos psicopático-


reactivos. El delirio sensitivo de referencia es una especie patológica bien caracterizada pero
no claramente delimitada. Pasando del núcleo a la periferia del cuadro patológico y
disminuyendo su peculiaridad tangible, se desdibujan los casos limites por ejemplo entre el
delirio pleitista o la neurosis obsesiva. Con esta última hay una afinidad parcial demostrable (lo
que el autor desarrolla en variados casos de la obra) pero una diferencia notable: en la neurosis
obsesiva predominan los estados habituales (de la juventud a la vejez), mientras que en la
neurosis de referencia predominan los estados reactivos (ataques temporalmente limitados).
El autor engloba en las reacciones psicopáticas al delirio sensitivo sencillo y curable; al delirio
que de referencia que no remite del todo o termina en neurosis de referencia permanente lo
denomina desarrollo reactivo; mientras que las verdades neurosis obsesivas y de referencia
habituales deben considerarse como malformaciones psíquicas o desarrollos autóctonos.

Hay una “regla” (no una ley matemática) de la caracterología psicopática “En un carácter con
diversas posibilidades reactivas, una reacción patológica determinada es
desencadenada de un modo especifico por la vivencia clave correspondiente” Esto cobra
sentido sobre las reacciones sensitivas y las puramente asténicas en los casos revisados por el
autor. Por ejemplo, los enfermos mostraban reacciones depresivas de tipo asténico aparte de
las reacciones sensitivas (frente a un duelo, por ejemplo), siendo los sucesos deprimentes
incapaces de gatillar reacciones sensitivas latentes, y viceversa.

Respecto al problema especial de la formación delirante sobre un fundamento psicopático-


reactivo, el autor comenta que sobresalen dos grupos además del delirio sensitivo-paranoide:
El delirio pleitista o combativo surgido del fundamento del carácter expansivo; y los tipos de
Birnbaum de las “ocurrencias delirantes de los
degenerados” que corresponden al modo reactivo de
los grupos caracterológicos primitivos. Estas tres
formas se disponen como vértices de un triangulo
apoyado sobre el carácter sensitivo, expansivo y
primitivo respectivamente. En los lados de este
triangulo se acumulan sistemas delirantes
individuales surgidos de la mezcla y combinación de
los caracteres fundamentales típicos (entre el
primitivo y el expansivo como ejemplo el “carácter
intrigante, entre otros). Hay que dudar de que existan combinaciones directas entre el
primitivo y el sensitivo, por la contradicción entre sus bases psíquicas, si bien se esbozan en el
caso Kluge y el caso Held. Pero de la mezcla delirante expansivo-sensitiva se esperan resultados
mas interesantes, como en el caso Wagner donde destacan las enormes tensiones psíquicas y
dramáticas descargas que se pueden producir cuando los elementos antagónicos sensitivo y
expansivo conviven en una misma personalidad. El orgullo desesperado se destroza una y mil
veces contra su propia debilidad, que al agudizar los remordimientos de conciencia vuelve a
impulsar la voluntad de venganza. Esta mezcla caracterológica es la clave para comprender
muchas acciones inconmensurables de una personalidad genial-psicopatica.

¿Esta limitado el delirio de referencia, como síntoma formal de las psicosis delirantes
psicopático-reactivas al fundamento caracterológico sensitivo? La finura de sentimientos,
susceptibilidad e impresionabilidad de la personalidad sensitiva, así como la tendencia a las
emociones penosas y sensación violenta de vergüenza e inseguridad la hacen tender mas a la
autoreferencia patológica que muchos otros tipos de disposición caracterológica. El combativo
y el primitivo carecen de ideas referidas extensas y ramificadas. De todas maneras, la técnica
usual de la descripción patológica psiquiátrica no basta para resolver esta duda.

Respecto a la delimitación del delirio sensitivo paranoide con la psicosis maniaco-depresiva


podemos establecer la ausencia de la rígida monotonía de un trastorno emotivo independiente
y las alteraciones de la psicomotilidad ciclotímica. En cambio, se puede encontrar la
dependencia y reactividad psicológica del afecto y el movimiento psíquico como rasgo
fundamental. Además, a la génesis de las formaciones delirantes ciclotímicas mixtas carecen la
plena capacidad de incorporación emotiva, es decir que la vivencia provoque
irremediablemente en tal carácter cierta reacción. No obstante, puede darse la combinación
entre la formación delirante sensitiva y la ciclotímica (bastante rara según el autor). Sobre la
relación con los grupos esquizofrénicos y parafrenicos la capacidad genética de comprensión, la
centralización vivencial y la reactividad psicológica del curso establecen diferencias esenciales
con el delirio sensitivo. Solo los cuadros agudos con características semejantes a lo catatónico
hacen surgir dudas.

Friedman con su planteamiento de la paranoia leve no establece un grupo patológico


independiente, sino que reúne en su trabajo cuadros de estado paranoicos como reacción
vivencial de curso relativamente benigno, incluyendo
también caracteres mas cercanos a lo primitivo y lo Paranoia
abortiva
expansivo, e incluso casos con rasgos esquizofrénicos e Paranoia
leve.
involutivo paranoides. Gaupp al describir su paranoia
abortiva considera que la vivencia no tiene importancia
decisiva en el cuadro patológico, por los que sus casos caen Delirio
sensitivo de
dentro de la psicosis procesal y no dentro de las reacciones referencia

psicopáticas. Además, al elaborar su definición el concepto


paranoia, de Kraepelin, no excluía completamente lo
procesal. También lo abortivo refiere al cuadro sintomático con su característica fluctuación y
a la escasa fijeza de las ideas delirantes en contraste con la paranoia vera. Si se consideraran los
trabajos de Friedman, Gaupp y los casos de delirio sensitivo presentados como círculos la
paranoia abortiva y el delirio sensitivo son tangenciales. Y la paranoia leve y el delirio sensitivo
serian secantes.

El autor recalca su afinidad con la escuela de Bleuler que no considera útil elevar un muro rígido
entre el circulo formal esquizofrénico o parafrénico y el de la formación delirante psicopática
“con intolerancia dogmática, antes de que en este campo se haya acumulado un material
psicológico suficientemente elaborado”. No existiría una necesidad a priori de establecer un
límite rígido aun con el concepto mas perfilado de desarrollo y proceso. Sin embargo, comprende
la posición estrictamente negativa de Kraepelin porque las investigaciones en este sentido
deben llevarse con la mas seria profundidad psicológica y la limpieza conceptual mas exacta, si
no se quiere dar origen a confusión.

Sobre la relación entre delirio sensitivo y la psicosis desiderativa paranoica (que el autor
expone detalladamente en el capitulo XI con el caso Kerle) mientras el desarrollo reactivo
partiendo de una vivencia determinada no vuelve jamás al punto de partida, la psicosis
desiderativa es una formación delirante “catatimica” en el cual el ideal perseguido imposible en
la realidad se cumple en el corazón. El delirio sensitivo esta cargado de tensiones afectivas
irreconciliables, mientras la psicosis desiderativa paranoica esta llena de esperanza, optimista,
sin tensión de ninguna clase ya que justamente el ideal perseguido se ha cumplido en el delirio.
Kraepelin denomina paranoia a este desarrollo autóctono delirante. Sim embargo la disposición
caracterológica sensitiva y la forma del delirio no se encuentra descritas en el trabajo de
Kraepelin sobre la paranoia. Como expresa el autor, la vivencia da pie a la paranoia “La vivencia
indignante hace al paranoico combativo; la vivencia retenida al paranoico sensitivo y la vivencia
fantástica, al paranoico desiderativo”. Kretschmer resuelve el dilema de la paranoia afirmando
“hay paranoicos, no paranoia”.

En este esquema el autor resume los conceptos presentados:

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