Contestación Demanda de Restitución de Tierras
Contestación Demanda de Restitución de Tierras
Contestación Demanda de Restitución de Tierras
Señores:
E. S. D.
RADICADO: 13-244-31-21-003-2018-00198.
1. Sea lo primero señora Juez manifestarle que el señor IVAN DARIO GALVAN
LARA, realizo contrato de compraventa el 23 de septiembre de 2016 con la
señora NURDIN RUTH REYES CARBAL, identificada con cedula de ciudadanía
No. 33.108. 195, apoderada de los señores ANA LUCIA MONTOYA ESCOBAR y
RAUL ALBERTO DUQUE RESTREPO, quienes eran los propietarios,
actualmente mi poderdante hace más de 2 años explota económicamente el
predio rural antes denominado VILLA MARGOTH, lugar donde ha desarrollado
su proyecto personal.
Señora Juez, los hechos de la solicitud de restitución del predio VILLA MARGOTH, los
contesto de la siguiente manera:
3. Mi poderdante, no tuvo relación directa ni indirecta con los hechos que según
el solicitante le determinaron a abandonar el predio, que no ejerció fuerza o
coacción alguna para la venta, que el negocio jurídico realizado estuvo ajustado
a la normatividad legal, lo que permite colegir su buena fe.
Con fundamento del presente acápite nos permitimos exponer los apartes
jurisprudenciales que en la materia señala la sentencia C- 330/16 a fin de desarrolla el
contenido de la buena fe simple y cualificada en el proceso de restitución de tierras.
Parámetro de Interpretación.
públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas
las gestiones que aquellas adelanten antes estas”.
Esta buena fe se denomina simple, por cuanto, si bien surte efecto en el ordenamiento
jurídico, estos sólo se consisten en cierta protección que se otorga a quien así obra.
“Esta buena fe cualificada, tiene la virtud de crear una realidad jurídica o dar por
existente un derecho o situación que realmente no existía. La buena fe creadora o
buena fe cualificada, interpreta adecuadamente una máxima legada por el antiguo
derecho moderno: “Error communis facit jus, y que ha sido desarrollada en nuestro
país por la doctrina desde hace más de cuarenta años, precisando que “Tal máxima
indica que si alguien en la adquisición de un derecho o de una situación como un error
o equivocación, y creyendo adquirir un derecho o colocarse en una situación jurídica
protegida por la ley, resulta que tal derecho o situación no existen por ser meramente
aparentes, normalmente y de acuerdo con lo que se dijo al exponer el concepto de la
buena fe simple, tal derecho no resultará adquirido. Pero si el error o equivocación es
de tal naturaleza que cualquier persona prudente y diligente también lo hubiera
cometido, por tratarse de un derecho o situación aparentes, pero en donde es
imposible descubrir la falsedad o no existencia, nos encontramos forzosamente, ante
la llamada buena fe cualificada o buena fe exenta de toda culpa”.
En relación con el tema que ocupa la atención de la corte, vale decir que la aplicación y
la interpretación de la buena fe exenta de culpa a que se refiere la ley de víctima y
restitución de tierras en los artículos demandados se circunscribe a la acreditación de
aquellos actos que el tercero pretenda hacer valer en relación con la tenencia, la
posesión el usufructo, la propiedad o dominio de los predios objeto de restitución.
Estos actos pueden ser, entre otros, posesiones de facto, negocios jurídicos de carácter
dispositivo o situaciones que tienen origen en órdenes judiciales o actos
administrativos. La comprobación de la buena fe exenta de culpa lleva a los terceros a
ser merecedores de una compensación, como lo dispone la ley 1448 del 2011.
En ese mismo sentido la corte constitucional en sentencia C-795 /14, señaló en sus
apartes jurisprudenciales el derecho que le asiste a la víctima y al opositor o tercero
de buena fe exenta de culpa enfatizando al respecto:
Lo anterior no es óbice para dejar de señalar que los terceros de buena fe exenta de
culpa deben ser respetados y restablecidos en sus derechos, de manera adecuada,
efectiva y rápida. En esa medida, el valor de las compensaciones que decrete la
sentencia a favor de los opositores que probaron la buena fe exenta de culpa dentro
del proceso de restitución, debe ser pagado con la inmediatez y eficacia requerida por
el fondo de la UAEGRTD.
Aterrizando al caso en concreto, se afirma con total seguridad que el señor IVAN
DARIO GALVAN LARA, cuando hizo el negocio de compraventa del predio VILLA
MARGOTH, a la señora ANA LUCIA MONTOYA ESCOBAR, identificada con CC.
No.43.724.754 expedida en Envigado - Antioquia, cuando firmó escritura o adquirió
el predio denominado VILLA MARGOTH, identificado con el folio de Matricula
Inmobiliaria No 062-732, actuaron bajo los parámetros de la buena fe exenta de
culpa, en sentido que, además, de haber actuado correctamente por ser ambos
personas conocidas en la zona, consistiendo en verificar que el predio se encontrara
en total orden y que para la fecha el predio no tenía ningún problema jurídico, por lo
que se procedió a la compraventa en el año 2016, del inmueble VILLA MARGOTH y
luego a su legalización y a la celebración del acto jurídico de tradición con
consentimientos de las partes en el año 2017.
4. Mi poderdante, no tuvo relación directa ni indirecta con los hechos que según
el solicitante le determinaron a abandonar el predio, que no ejerció fuerza o coacción
alguna para la venta, que el negocio jurídico realizado estuvo ajustado a la
normatividad legal, lo que permite colegir su buena fe.
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Ahora bien, unos de los requisitos elementales que deben estar presente en el marco
de un negocio jurídico, es la buena fe, pues bien, en el marco de los negocios jurídicos
que se suscitan sobre un bien inmueble objeto de solicitud de restitución de tierras,
esta buena fe se califica, en el sentido de requerirse que se pruebe, más allá de una
buena fe como comúnmente se conoce, una buena fe exenta de culpa. Frente a su
acreditación ha señalado la corte constitucional en reiteradas oportunidades que la
misma se demuestra no solo con la conciencia de haber actuado correctamente, sino
también con la presencia de un comportamiento encaminado a verificar la regularidad
de la situación. Se trae a colación la sentencia C- 740/2003 en la que se reiteró la
distinción entre la buena fe simple y la buena fe cualificada.
La Ley 1448 de 2011, a lo largo de su Título IV, Capítulo III, consagra como medida
preferente del derecho a la reparación integral, en caso de despojo y abandono
forzado, la restitución jurídica y material de tierras a favor de propietarios,
poseedores y ocupantes, que se han visto privados arbitrariamente de estos derechos,
con ocasión del conflicto armado interno. En relación con los estándares
internacionales vigentes en materia del derecho fundamental a la restitución de
tierras, la Corte en Sentencia C-715 de 2012 consideró lo siguiente:
Sobre las implicaciones que tiene el requisito de que los hechos hayan ocurrido con
ocasión del conflicto armado, la Corte Constitucional precisó en la sentencia C – 253 A
de 2012, quedando siempre claro que los destinatarios de la protección establecida en
la norma solo cobijan a quienes hayan sufrido daños con ocasión del conflicto armado,
y así mismo este daño haya influido en el abandono o despojo de sus tierras,
circunstancia que no se da en este caso:
La Ley dispone que son víctimas aquellas personas que individual o colectivamente
hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1 enero de 1985, como
consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones
graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas
con ocasión del conflicto armado, definición ésta con un alcance operativo que se
orienta a fijar el universo de los destinatarios de las medidas especiales de protección
previstas en la ley, en la que también se parte de un reconocimiento de la dignidad de
todas las personas que han sufrido las consecuencias del conflicto armado interno.
ser familias nucleares o extensas que han invertido sus recursos o ahorros en predios
objeto de restitución y que lo usan como medio de obtención de un patrimonio
familiar, de igual forma se ha encontrado población con un perfil claramente definido
de vulnerabilidad social, algunos se reconocen como resistentes al conflicto armado.
Muchos de estos compraron predios a sus vecinos, familiares o amigos en contextos
de violencia, también se cuentan víctimas del conflicto armado, incluso algunos han
sido víctimas de despojo expulsados de otros predios diferentes al ocupado. En
general, de la misma manera como ocurre con el total de la población víctima del
conflicto armado, en estos casos se halla un alto porcentaje de niños, niñas,
adolescentes, mujeres y personas mayores.
Bajo este escenario, se considera que la justicia transicional civil, desarrollada por la
Ley 1448 de 2011, además de un propósito enmarcado dentro de la justicia correctiva,
que propende por la reparación de las víctimas de despojo o abandono de tierras,
tiene también potencialidad para contribuir al logro de la superación de injusticias
sociales y promover transformaciones democráticas, y de esta forma colaborar en la
consecución de los objetivos de la denominada justicia distributiva o justicia social. La
justicia transicional implica la presunción de buena fe de la víctima y establece un
estándar probado alto – demostración de la buena fe exenta de culpa- para los
posibles victimarios y/o personas que en aprovechamiento a la situación de
desplazamiento y violaciones a los derechos humanos hayan adquirido sus predios y
saquen provecho de los mismos. Sin embargo, la Unidad de Restitución de Tierras
reconoció que, en algunos casos, este alto estándar probatorio es difícilmente
alcanzable para personas que sean a su vez víctimas o se encuentren en estado de
vulnerabilidad y de especial protección constitucional. En estos casos el Estado debe
protegerlas de que un fallo de restitución afecte sus derechos fundamentales. Entre
los derechos fundamentales que deben ser protegidos se encuentra el del debido
proceso, consignado en la Constitución Política en el artículo 29 y el derecho la
igualdad en su doble faceta: la no discriminación por los llamados “criterios
sospechosos” por la Corte Constitucional, como raza, sexo y otros, y el deber estatal de
adoptar medidas a favor de grupos discriminados o marginados y aquellos que se
encuentren en estado de debilidad manifiesta (artículo 13), denominados segundos
ocupantes. Es en este contexto que la Unidad de Restitución de Tierras, con el fin de i)
garantizar la sostenibilidad del retorno y los objetivos de la restitución con vocación
transformadora, ii) prevenir la conflictividad social que pueda suscitar el fallo de
restitución entre los beneficiarios solicitantes de restitución y los segundos ocupantes
de buena fe que no fueron objeto de compensación; iii) garantizar en el transcurso de
la acción de restitución, la protección e integridad de las partes involucradas; iv)
promover las condiciones para que tanto la restitución de tierras o la compensación,
como el posible retorno de las víctimas solicitantes, contribuyan a la superación de las
condiciones históricas de vulnerabilidad que enfrentan las comunidades involucradas;
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Ahora bien, frente al requisito de que los hechos alegados hayan tenido lugar en el
marco del conflicto armado, resulta preciso explicar que el señor ISAIAS ALVIS PONCE
en declaración rendida ante la Unidad de restitución de tierras afirmo que su
desplazamiento se realizó en el año de 1996 y el negocio jurídico de compraventa se
celebró en el año 2007, con la señora ANA LUCIA MONTOYA ESCOBAR, mediante
escritura pública No. 702 del 28 de Diciembre del 2007 en la Notaria Única de San
Jacinto-Bolívar, posteriormente mi apadrinado efectúa la compra venta del predio
reclamado en Restitución el 30 de Diciembre del 2016 mediante escritura pública No.
377,en este mismo instrumento se protocolizo la resolución No. 009 del 22 de
noviembre de 2016, emanada del Comité Territorial de Justicia Transicional de San
Jacinto-Bolívar, por medio del cual se autorizó la venta del predio denominado VILLA
MARGOTH, a favor de mi apadrinado IVAN DARIO GALVAN LARA.
Su señoría, está más que decantado que la venta del predio VILLA MARGOTH, tuvo
lugar en el año 2007, no fue producto del conflicto armado u ocasión al mismo, ni
forzado por las mencionadas circunstancias, la misma no guarda relación de
causalidad con la situación de violencia referido por el mismo solicitante. Dado que el
señor ISAIAS ALVIS PONCE , afirma en su declaración el hecho victimizante data del
año 1996, y el negocio jurídico se dio 10 años después, es decir en el año 2007.
Es importante resaltar que no se encuentra comprendida por la fuerza como vicio del
consentimiento la violencia física, es decir, la “que reduce el brazo de la víctima a un
puro agente mecánico, ya que dichas violencias excluyen de hecho el consentimiento y
reducen el contrato a una sombra sin ninguna subsistencia jurídica”. En estos casos lo
que ocurre es que el consentimiento ni siquiera existe y, por tanto, no puede afirmarse
que este viciado. Debido a tal circunstancia, la doctrina ha advertido que “la
declaración emitida por efecto de violencia física no es jurídicamente una declaración
y, por consiguiente, el consentimiento, que es el resultante de las declaraciones de
voluntad, no puede considerarse jurídicamente formado”. Cuando esta circunstancia
se presenta no se satisface una de las condiciones de existencia del negocio jurídico y
por ello la doctrina ha destacado que “la fuerza física, por implicar ausencia de
consentimiento, acarrea la nulidad absoluta e incluso la inexistencia del acto
celebrado bajo su imperio”. Se trata entonces la fuerza de un caso de presión
sicológica.
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PRETENSIONES
PRUEBAS Y ANEXOS.
ANEXOS.
PRUEBAS.
Documentales.
OFICIAR:
AVALUO.
INTERROGATORIO DE PARTE.
NOTIFICACIONES.
Atentamente,