Descalce de Monedas

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DESCALCE DE MONEDAS

La noción de descalce de monedas se refiere al impacto de una modificación del tipo de


cambio en el valor presente descontado de los flujos futuros de ingresos y egresos. Por
tanto, todos los activos y pasivos deben ingresar en el cálculo, no sólo los activos y
pasivos con el exterior.
Los contratos denominados en moneda extranjera entre residentes pueden generar
problemas porque un cambio drástico en el tipo de cambio puede perturbar dichos
contratos y tener efectos económicos reales. Las deudas en moneda extranjera entre
residentes se pueden ‘cancelar mutuamente’ en tiempos normales, pero no en una crisis.
La denominación monetaria de otros flujos de ingresos también es importante: es muy
diferente un crédito en moneda extranjera usado para financiar la producción de bienes
transables, que aquel utilizado para financiar la producción de bienes no transables.
De lo anterior se desprende que un elemento clave de análisis es el coeficiente entre la
denominación de la deuda por monedas y la participación de los bienes transables en el
PBI. Dicho en términos más medibles: los países con altos coeficientes de exportaciones/
PBI pueden sostener una mayor participación de la moneda extranjera en la deuda total.
Si dicho coeficiente es mayor a uno –es decir, si hay más deuda en moneda extranjera que
ingresos en dicha moneda para financiarla–, entonces el país enfrenta un problema. La
magnitud de este problema depende de la posición neta en moneda extranjera del país:
una fuerte posición deudora neta hace aún más complejo el panorama.
OTRA DEFINICIÓN
El término “dolarización” ha sido utilizado alternativamente para indicar que una moneda
extranjera (dólar o euro) sirve como unidad de cuenta (dolarización real o dolarización de
precios), como depósito de valor (dolarización financiera), o como medio de cambio
(dolarización de transacciones). La dolarización nace como una forma de protegerse de
los síntomas graves de inflación que apareció con mayor acentuación por los años 90 con
la liberalización de los mercados, el cual provocó que aumente la oferta de créditos, pero
exclusivamente créditos en dólares y los pocos soles que poseían las personas eran
convertidos en dólares, porque todavía recordaban el temor de la hiperinflación de los
años 80.
Cabe mencionar que una economía para que se dolarice, tiene que tener problemas
inflacionarios y para ello pasa por un proceso: Primero las personas dolarizan sus ahorros,
si la inflación persiste las personas comienzan aceptar dólares como forma de pago, y si
la inflación continua, los precios comienzan a fijarse en dólares. Muchas veces a pesar de
que la inflación sea baja, las personas siguen utilizando dólares, debido al costo bajo que
significa usarlo, puede ser por costumbre o cuando el sistema de pagos se adaptó al dólar;
es decir, la sustitución monetaria se da en economías con altos niveles de inflación, donde
el costo de poseer la moneda doméstica es mayor que la moneda extranjera, incluso existe
reemplazo de monedas aun cuando la inflación se encuentra estabilizada por histéresis.
América Latina se caracteriza por los niveles altos de inflación que engendra, en los
últimos 10 años la inflación promedio ha fluctuado alrededor de 13%, mientras que la
volatilidad se ha situado alrededor de 15%.

Una economía se descalza cuando su moneda se deprecia, pero también pierde cuando su
moneda se aprecia, y lo hace perdiendo competitividad con los demás países, debido a
que su canasta de bienes en términos de otros bienes (extranjero) no canjea la misma
cantidad de bienes por el mismo precio, lo que permite que se incremente las
exportaciones del país doméstico cuando se eleva el tipo de cambio. Si bien es cierto que
una devaluación de moneda puede promover las exportaciones, ello seria beneficiosa
siempre que el coeficiente de transmisión entre inflación y devaluación sea menor. Es por
ello que el productor doméstico que desea exportar, tiene que considerar algunos factores
como el nivel de precios al cual produce en moneda local y el tipo de cambio (soles por
euros), estos dos componentes determinan el precio en euros al cual vende el exportador,
el cual a su vez, debe compararse con el precio del bien que es producido en Europa; es
decir, que la competitividad no solo depende del tipo de cambio nominal, sino también
de la inflación nacional y de la inflación externa. Además, cuando el tipo de cambio es
volátil, el traspaso cambiario a los precios es eminente, lo que hace que los salarios reales
sean los perjudicados, porque adquirirán menores cantidades de bienes por las mismas
horas de trabajo, deteriorando los sueldos y salarios de todos los peruanos que son en
soles y que no son ajustados a la inflación.

En tiempo de crisis financieras, las divisas que nos visitan producto de las exportaciones,
caen, igual que las remesas, lo que hace que se retraiga la oferta de dólares en el mercado
local y presionando a la alza del tipo de cambio (depreciando la moneda doméstica), es
allí donde surge el descalce entre el sol y el dólar, haciendo disminuir la riqueza de los
deudores en dólares, debido a que aumenta el valor de sus deudas en términos de soles,
por lo que las empresas endeudadas enfrascan un monto mayor de sus obligaciones; como
consecuencia del incremento de deuda, los prestatarios alargan sus fechas de pago,
provocando iliquidez en los bancos y si los bancos tienen préstamos de otros países en
otras monedas incurrirán en un riesgo cambiario, riesgo que es trasladado a los agentes
económicos, a través de las variables de interés y devaluación acumulada en el tiempo
del préstamo.

Es por ello que el BCRP debe tener una actuación prudencial cuando sospecha que habrá
variaciones en el tipo de cambio (apreciación y depreciación de la moneda doméstica), y
debe utilizar todas sus herramientas que le permita mitigar cambios en las expectativas
inflacionarias, en la actividad real o en ambas y no esperar reaccionar al final y saborear
efectos como los problemas suscitados en México (efecto tequila 1994). Por las
estadísticas relatadas, se puede decir que el BCRP ha cumplido su tarea, porque de a pasos
ha ido desdolarizando nuestra economía; actualmente el ratio de dolarización de los
créditos se ubica en 46% y el ratio de dolarización de los depósitos llegó a 56% en
diciembre de 2009, lo que diez años antes (2001), llegó a representar el 80% de los
créditos y depósitos. Los especialistas en finanzas consideran que en los próximos 5 años
el ratio de dolarización podría situarse entre 20-25%, si se mantiene el ritmo de
crecimiento promedio de los créditos en soles y dólares.

Finalmente, para contrarrestar la volatilidad del tipo de cambio, se debe desarrollar


mercados de activos nominales en moneda local y para ello el gobierno debe promover la
iniciativa emitiendo valores en moneda doméstica, con políticas de tipo de cambio
flexible, que permita contrarrestar los choques externos; también se debe continuar
desdolarizando la economía; además, es importante tener un buen nivel de RIN; pero cabe
recordar que un nivel excesivo sólo impulsará la dolarización. A ello se debe sumar un
paquete de políticas como: reducción del encaje para las captaciones en soles, con el
objeto de favorecer la remotizaciòn; emitir certificados de depósitos a plazos mayores de
360 días, para profundizar el mercado en soles; elevar el encaje, para los fondeos con
adeudos del exterior y para favorecer el ahorro interno; y desarrollar un mercado líquido
de bonos en moneda local.

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