LA MINSHULA
Había una vez un señor que tenía dos hijitos. un niño y una niña, el señor era viudo.
Después de un buen tiempo, el señor se comprometió con una señora que era mala
les trataba muy mal a los hijos del señor, les daba de comer poquito y les mandaba a
dormir temprano, hasta que un día la niñita escondió todas las cucharas, cuando llegó
su papá del trabajo, la señora le sirvió su cena, pero no había ninguna cuchara para
que coman.
Empezaron a buscar y no lo encontraban y el niño le dijo a su hermanita dile que tú
tienes las cucharas.
Entonces la hermanita con miedo les dijo: aquí lo tengo las cucharas, su papá le
pregunto ¿porque lo has escondido? la niña le respondió: es que mi mamita nos da
de comer poquito y nos manda a dormir temprano y cuando tu llegas nosotros ya
estamos dormidos por eso escondí las cucharas para poder decírtelo, el señor le
reclamo a su esposa, pero ella lo negó todo, y le mintió diciéndole que sus hijos son
haraganes y comen como los burros, se fueron a dormir los niños, ellos se quedaron
discutiendo.
La señora le dijo a su esposo, decide, tus hijos o yo, porque ya estoy cansada ellos
de ellos, el señor decidió quedarse con ella y planearon que al día siguiente
abandonarían a sus hijos en el bosque.
La señora se levantó temprano para preparar comida y cancha para que el papá de
los niños los lleve y los abandone en el bosque, pero la niña iba la última votando
canchita por el camino, uno lo comía y la otra lo botaba en el trayecto, hasta que
llegaron al bosque, el papá les dijo a sus hijos: esperen aquí me voy a cortar leña más
allá.
Los niños al ver que no llegaba su papá dijeron: mi papá nos abandonó y la niña le
dijo a su hermanito no te preocupes, yo sé cómo regresar a casa, por el camino he
venido botando canchita, y empezaron a buscar y encontraron el camino y regresaron
a su casa, antes que su papá llegara.
Los niños le dijeron a la esposa de su padre, mamita aquí te traemos leña y
preguntaron por su papá si ya había llegado, la señora respondió que aun todavía no
llegaba.
Después de poco rato, llego el padre de los niños, y le dijo a su esposa: ya los
abandoné a mis hijos, ella le respondió mentira; tus hijos están durmiendo, el señor
no lo creía, se fue a ver si era verdad, efectivamente estaban durmiendo. Luego los
esposos empezaron a discutir, el señor le dijo, mañana prepara más comida y los
llevare más lejos a abandonarles.
Al día siguiente el padre llevo a sus hijos nuevamente al bosque, pero esta vez más
lejos, la niña hizo lo mismo que el viaje anterior, por el camino fue votando las
canchitas. Su papá nuevamente les dijo: espérenme voy a cortar leña más allá, ya
anochecía los niños decían mi papá otra vez nos abandonó, la niña le dijo a su
hermanito no te preocupes, hay que buscar el camino, yo he venido votando canchita,
pero esta vez no encontraron el camino porque las aves habían comido las canchitas,
el niñito le dijo a su hermanita hay que buscar el árbol más grande para pasar la
noche, porque aquí hay muchos animales salvajes. Buscaron y encontraron al árbol
más grande, se subieron a lo más alto, de pronto divisaron una humareda que salía
dentro del bosque, amaneció el día y el niñito le dijo a su hermanita espérame aquí
voy a ver qué cosa es y de paso que consigo la comida, al llegar al lugar donde salía
la humareda efectivamente era una casa donde vivía una mujer fea y tuerta, era la
Minshula, quien estaba preparando biscochos y en su mesa tenía unos deliciosos
quesos.
De regreso el niño llevo a su hermanita un suculento desayuno de quesos y
biscochos, la niñita le pregunto ¿de dónde has traído esto? él e respondió, de allí
donde vimos que salía humareda encontré una casa donde vive una mujer fea y
tuerta, tiene bastante comida y yo lo he robado por el lado del ojo tuerto sin que logre
verme.
Al día siguiente el niño volvió a ir, su hermanita le dijo llévame contigo y él le
respondió, no… porque tú te ríes mucho por cualquier cosa que vez. Ella le dijo te
prometo que no me reiré, hasta que logro convencerlo y se fueron los dos hasta el
lugar donde vive la Minshula, por un huequito vieron que la Minshula se estaba
bañando, entonces aprovecharon en sacar todos los biscochos y quesos.
Al salir de la casa de la Minshula, a la niña se le cayó un queso, al ver que este rodaba
y rodaba, la niña empezó a reír a carcajadas en eso les escucho la Minshula y les dijo
hay mis hijitos mis guagüitas, coman todo lo que quieran y los niños se quedaron a
vivir con la Minshula.
Todas las noches la Minshula les decía que le den sus dedos para ver si los niños
están gorditos, pero ellos le daban el dedo meñique y ella les decía todavía están
flaquitos hasta que una noche la niña se equivocó y le dio su dedo pulgar y le dijo:
hay mi guagüita ya está gordita al día siguiente la Minshula, mando al niño traer leña
las más gruesas y a la niña lo hizo llenar con agua en un perol, y el niño mientras
estaba juntando leña una paloma silbaba y se acercó al niño, y le dijo: la Minshula lo
va a comer a tu hermanita por eso te ha mandado a llevar leña para que hervir el
agua en el perol, encima va a poner una hamaca con una soga gruesa y una soga
delgada para que lo mesan a tu hermanita, pero ustedes le van a decir a la Minshula,
tu primero mamita para ver si la hamaca está bien puesta, la Minshula aceptara y
luego les preguntara ¿ de dónde me van a mecer, de la soga gruesa o de la soga
delgada, pero ustedes van a contestar de la soga delgada hasta que se caiga al perol
de agua hervida.
Así lo hicieron, tal como les había dicho la palomita, la Minshula se murió en el agua
hervida y los niños se quedaron con todo y se volvieron millonarios y se hicieron
jóvenes, un día visitaron a su papá en sus caballos y lo encontraron en su banco
sentado, viejo ciego y solito. Los jóvenes bajaron de sus caballos y le preguntaron:
¿Usted abandonó en el bosque a sus hijos cuando eran niños? el respondió: si, no sé
si estarán vivos o muertos, los jóvenes subieron a sus caballos y le dijeron nosotros