Sentencia Libre Competencia

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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

EXP. N .O3315-2004-AA/TC
LIMA
AGUA PURA ROVIC S.A.e.

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 17 días del mes de enero de 2005, el pleno jurisdiccional del
Tribunal Constitucional, con asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Presidente;
Bardelli Lartirigoyen, Vicepresidente; Revoredo Marsano, Gonzales Ojeda y García
Toma, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso extraordinario interpuesto por Agua Pura Rovic S.A.C. contra la


sentencia emitida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de
fojas 462, su fecha 16 de marzo de 2004, que declara improcedente la acción de amparo
de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 6 de enero del 2003, Agua Pura Rovic S.A.C., representada por su
gerente general, Víctor Cabrera Quintana, interpone acción de amparo contra el Instituto
Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Industrial
(Indecopi), solicitando la reposición de las cosas al estado anterior a la violación de sus
derechos constitucionales. Manifiesta que mediante la Resolución 841-2002/TDC-
INDECOPI, emitida con fecha 20 de noviembre de 2002, por el Tribunal de Defensa de
la Competencia y de la Propiedad Intelectual perteneciente al citado organismo, han
sido vulnerados sus derechos constitucionales de propiedad, de contratación, de trabajo,
libertad personal, libertad de empresa, comercio e industria, pluralismo económico,
libre competencia y debido proceso. .

Afirma que mediante la resolución materia de cuestionamiento se agotó la vía


administrativa en el Expediente 119-1999/CCD, sobre denuncia por competencia
desleal iniciada por Distribuidora DISMASA S.R.L. contra Rovic S.A. y otros; que en
el año 1998 fue Rovic S.A. la empresa que introdujo en el país las máquinas
automáticas purificadoras y expendedoras de agua activadas por monedas y que
ermiten al público usar cualquier envase para comprar dicho elemento, mientras que
Agua Pura Rovic S.A.C. es otra empresa que, en este caso, se encargó de la explotación
económica de las citadas máquinas, así como de implementar y/o permitir al público el
uso de cualquier envase para comprar el agua bajo las siguientes modalidades: l)una
planta móvil en un camión que acudía a domicilio para llenar el envase que le daba el
comprador; 2) el llenado a pedido del comprador en el envase que este proporcionaba;
3) el canje del envase vacío que llevaba el comprador por otro envase llenado
previamente y mantenido en stock por el vendedor.
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Continúa señalando que, como consecuencia del sistema implementado, el


público empezó a usar los envases de San Luis y San Antonio para comprar el agua
Rovic, razón por la cual la empresa Embotelladora Latinoamericana S.A. (ELSA),
titular de las marcas citadas, se opuso terminantemente a dicho sistema, denunciándolo
a través de su distribuidor oficial DISMASA S.R.L. ante el INDECOPI, con fecha 7 de
diciembre de 1999, lo que originó el antes referido proceso administrativo.

Agrega que la mencionada denuncia se ha sustentado en que las formas de


comercialización del agua eran actos de competencia desleal conforme a lo establecido
por la Ley 26122, y que tramitada la misma, la Comisión de Represión de la
Competencia Desleal de Indecopi emitió la Resolución 067-2000/CCD-INDECOPI, con
fecha 2 de noviembre de 2000, declarándola fundada en lo que respecta al canje de
bidones previamente llenados y mantenidos en stock, así como en lo referido a la
publicidad sobre la naturaleza del agua; e infundada en todos sus demás extremos.

Así mismo, sostiene que tras haber apelado ambas partes, el Tribunal de
Indecopi, esencialmente por razones procesales y mediante Resolución 0402-
2001 /TDC-INDECOPI, del 22 de junio de 2001, declaró nula la apelada, excepto en el
extremo referido a Supermercados Santa Isabel, y ordenó incluir en la denuncia a la
recurrente Agua Rovic S.A.C.

Añade que, posteriormente, y tras nuevamente avocarse al conocimiento de la


causa, la Comisión de Represión de la Competencia Desleal de Indecopi emitió la
Resolución 087-2001/CCD-INDECOPI, el 25 de octubre de 2001 , declarando fundada
la denuncia en el mismo sentido que la Resolución 067-2000/CCD-INDECOPI; que
nuevamente las partes apelaron contra la resolución de primera instancia, y que el
expediente fue elevado al Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad
Intelectual, el cual, finalmente, expide la cuestionada Resolución 0841-2002/TDC-
INDECOPI, mediante la cual confirma la apelada en el extremo que declara fundada la
denuncia contra la recurrente por actos de engaño; sin embargo, revoca y modifica la

r · apelada en diversos extremos que la perjudican notoriamente, pues no solo eleva la


multa impuesta de 5 a 25 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), sino que le prohíbe
el expendio de agua a granel en envases de San Luis y San Antonio, incluso en caso de
que sean los propios consumidores quienes los proporcionen; así mismo, ordena la
colocación por 90 días de anuncios en las máquinas expendedoras de Agua Rovic,
clicando la prohibición de venta de dicho producto en bidones pertenecientes a las

Ir
marcas mencionadas, lo que supone -a su criterio- un atentado contra los derechos
constitucionales anteriormente invocados.

El emplazado contesta la demanda solicitando que la misma sea declarada


infundada o improcedente, aduciendo que el actor pretende que la vía jurisdiccional
suspenda los efectos de la Resolución 0841-2002/TDC-INDECOPI, no siendo el
J¡ amparo la vía idónea para ello, debido a que la resolución cuestionada ha sido emitida
por entidad competente, debiendo tomarse en cuenta que la demandante ha realizado
prácticas de competencia desleal. Agrega que la discusión de fondo es un tema
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estrictamente legal, no evidenciándose la vulneración de derecho constitucional alguno.

El Octavo Juzgado Civil de Lima, con fecha 21 de marzo de 2003, declara


improcedente la demanda por considerar que el petitorio requiere de la evaluación de
los medios probatorios aportados en el proceso administrativo, no siendo el amparo la
vía idónea para tal propósito.

Posteriormente, y antes de elevarse la causa a la instancia superior, se incorpora


al proceso Distribuidora Dismasa S.R.Ltda. (Dismasa), representada por su gerente
general, Maruja Lucía Sachún Montano, quien en su condición de litisconsorte
necesario, solicita la nulidad de lo actuado, habida cuenta de que el resultado del
proceso de amparo podría perjudicarle. El Octavo Juzgado Civil da por apersonada a
dicha empresa en el proceso y, a su vez, declara improcedente la nulidad formulada.

La recurrida confirma la apelada argumentando que no cabe inmiscuirse en la


resolución emitida por la entidad administrativa demandada por el mérito de los
elementos de prueba expuestos en el proceso administrativo. En cuanto a la vulneración
del derecho al debido proceso, estima que esta no se evidencia, toda vez que la
otografía de fojas 210 no fue el único medio probatorio merituado por la demandada
para emitir el fallo materia de esta acción.

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. La demanda tiene por objeto cuestionar la Resolución 841-2002/TDC-INDECOPI,


emitida por Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual
con fecha 20 de noviembre de 2002, por vulnerar los derechos constitucionales de
propiedad, de contratación, de trabajo, a la libertad personal, a la libertad de
empresa, al comercio e industria, al pluralismo económico, a la libre competencia y
al debido proceso, motivo por el cual se solicita la reposición de las cosas al estado
anterior a la emisión del citado pronunciamiento administrativo.

Litisconsorte necesario e inexistencia de quebrantamiento de forma

2. De manera preliminar a la dilucidación de la presente controversia, este Colegiado


0nSidera pertinente puntualizar que en el presente proceso no existe

Y1
quebrantamiento de forma por el hecho de que Distribuidora Dismasa S.R.Ltda. no
haya sido originalmente emplazada con la demanda pese a tener legítimo interés en
el resultado final de la controversia. En tanto dicha empresa solicitó su
; apersonamiento en calidad de litisconsorte necesario pasivo y este pedido fue
aceptado formalmente, conforme aparece de la resolución de fecha 3 de abril del

f 2003 (obrante a fojas 318 de autos), quedó formalmente saneado el proceso y, con
ello garantizados los derechos procesales de dicha recurrente, como por lo demás se
acredita con los escritos posteriores que dicha empresa ha venido presentando
dentro del presente proceso.
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Inexistencia de vía paralela y alcances de la presente sentencia

3. En relación con los requisitos de procedibilidad de la demanda, tampoco cabe


invocar en el presente caso la existencia de una vía judicial paralela porque la
empresa Rovic del Perú S.A.c. (antes RovicS.A.) haya interpuesto demanda
contencioso-administrativa contra la misma Resolución 841-2002/TDC-INDECOPI,
conforme se aprecia de fojas 351 a 354 y de fojas 366 a 422 de autos. Al respecto,
como aparece de la instrumental obrante a fojas 2 y se corrobora del contenido de la
misma resolución objeto de impugnación, Rovic del Perú S.A.C. es una empresa
distinta de Agua Pura Rovic S.A.c.

En ese contexto, mientras que la primera se ha encargado de introducir en el Perú


las máquinas automáticas purificadoras y expendedoras de agua activadas por
monedas y que permiten al público el uso de cualquier envase para comprar dicho
elemento, la segunda se encarga de la explotación económica de las citadas
máquinas, así como de implementar y/o permitir al público el uso de cualquier
envase para comprar el agua. Aun cuando ambas empresas han sido sancionadas por
la misma resolución, cabe precisar que es Agua Pura Rovic S.A.C. la que
únicamente ha optado por interponer el presente proceso de amparo dentro del
marco de alternativas procesales en su momento reconocidas por la Ley 23506. Por
ende, como es evidente, no puede ni debe verse perjudicada o restringida en sus
derechos por lo que Rovic del Perú S.A.C. haya podido decidir como estrategia de
defensa. En todo caso, queda perfectamente claro que los alcances de la presente
sentencia solo inciden en la empresa que aparece directamente como demandante,
esto es, sobre Agua Pura Rovic S.A.C.

Problemas constitucionales a dilucidar

4. Este Colegiado considera que en el presente caso es necesario dilucidar diversos


aspectos; a saber:

a) Si mediante los procesos constitucionales existe o no la posibilidad de revisar


lo resuelto por tribunales administrativos especializados.

b) Si la libre competencia puede asumirse como un derecho de alcances ilimitados.

c) Si controversias como la planteada solo pueden enfocarse desde el punto de


vista de los derechos de las empresas o también lo deben ser desde el punto de
vista de los derechos del consumidor.

d) Si los extremos resueltos por el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la


Propiedad Intelectual son cuestionables desde el punto de vista constitucional.
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Consideraciones previas

5. El Tribunal Constitucional, con ocasión del caso Roberto Nesta Brero y más de
cinco mil ciudadanos contra el artículo 4° del Decreto de Urgencia 140-2001
(Expediente 008-2003-AIITC), señaló algunas consideraciones en relación con los
derechos de los consumidores y usuarios. En atención a la importancia de la
presente causa se procede a recapitular y precisar la doctrina del Colegiado sobre
este tema.

6. El consumo expresa un conjunto de procesos socioculturales mediante el cual se


verifica jurídicamente el gozo, disposición y uso a título oneroso de una gama de
productos y servicios ofertados en el mercado; como tal, deviene en la última fase
del proceso productivo, en aras de que lo ofrecido comercialmente puede satisfacer
el cúmulo de necesidades sociales.

7. En ese sentido, el consumidor o usuario deviene en el fin de toda actividad


económica; es decir, es quien concluye el círculo económico satisfaciendo sus
necesidades y acrecentando su bienestar a través de la utilización de los productos y
servicios ofertados en el mercado.
En puridad, se trata de una persona natural o jurídica que en virtud de un acto
jurídico oneroso adquiere, utiliza o disfruta de determinados productos (como
consumidor) o servicios (como usuario) que previamente han sido ofrecidos al
mercado.

Es indudable que la condición de consumidor o usuario se produce a través de la


relación jurídica que este entabla con un agente proveedor -independientemente de
su carácter público o privado-, bien en calidad de receptor o beneficiario de algún

r¡ producto, bien en calidad de destinatario de alguna forma de servicio con cargo a un


aprovechamiento, ya sea personal, familiar o de su entorno inmediato.

En consecuencia, la condición de consumidor o usuario no es asignable a cualquier


individuo o ente, sino a aquel vinculado a los agentes proveedores dentro del
contexto de las relaciones jurídicas generadas por el mercado, las cuales tienen

~
o correlato la actuación del Estado para garantizar su correcto
esenvolvimiento.

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hg
/
. En ese orden de ideas, el proveedor seria aquella persona natural o jurídica que,
habitual o periódicamente, ofrece, distribuye, vende, arrienda o concede el uso o
disfrute de productos y servicios.

Es dable consignar que SI bien técnicamente el término consumidor difiere


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conceptualmente del término usuario (contrastante de un servicio), en el telas


constitucional aparece indubitablemente claro que las personas ubicadas en la
segunda condición reciben el mismo trato tuitivo que la Constitución consagra.

9. El artículo 65 de la Constitución prescribe la defensa de los consumidores y usuarios,


a través de un derrotero jurídico binario; a saber:

a) Establece un principio rector para la actuación del Estado


b) Consigna un derecho personal y subjetivo.

En el primer ámbito, el artículo 65° de la Constitución expone una pauta basilar o


postulado destinado a orientar y fundamentar la activación del Estado respecto a
cualquier actividad económica. Así, el juicio estimativo y el juicio lógico derivado
de la conducta del Estado sobre la materia tiene corno horizonte tuitivo la defensa
de los intereses de los consumidores y usuarios.

En el segundo ámbito, el artículo 65 de la Constitución reconoce la facultad de


acción defensiva de los consumidores y usuarios en los casos de transgresión o
desconocimiento de sus legítimos intereses; es decir, reconoce y apoya el atributo
de exigir al Estado una actuación determinada cuando se produzca alguna forma de
amenaza o afectación efectiva de los derechos del consumidor o del usuario,
incluyendo la capacidad de acción contra el propio proveedor.

Este Colegiado estima que el derrotero jurídico binario establecido en el artículo 65


de la Constitución se sustenta en una pluralidad de principios, entre los cuales cabe
mencionar los siguientes:

a) El principio pro consumidor


Dicho postulado o proposición plantea la acción tuitiva del Estado a favor de los
consumidores y usuarios en razón de las objetivables desventajas y asimetrías
fácticas que surgen en sus relaciones jurídicas con los proveedores de productos
y servICIOS.

b) El principio de proscripción del abuso del derecho


Dicho postulado o proposición plantea que el Estado combata toda forma de
actividad comercial derivada de prácticas y modalidades contractuales perversas
que afectan el legítimo interés de los consumidores y usuarios.
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c) El principio de isonomia real


Dicho postulado o proposición plantea que las relaciones comerciales entre los
proveedores y los consumidores y usuarios se establezca en función de trato
igual a los iguales y trato desigual a los desiguales.

d) El principio restitutio in íntegrum


Dicho postulado o proposición plantea que el Estado resguarde el resarcimiento
por los daños causados por el proveedor a los consumidores o usuarios en el
marco de una relación comercial.

e) El principio de transparencia
Dicho postulado o proposición plantea que el Estado asegure que los
proveedores generen una plena accesibilidad de información a los .consumidores
y usuarios, acerca de los productos y servicios que les ofertan.

El principio de veracidad
Dicho postulado o proposición plantea que el Estado asegure la autoridad y
realidad absoluta de la información que el proveedor trasmite a los consumidores
y usuarios en relación con las calidades, propiedades o características de los
productos y servicios que las ofertan.

g) El principio indubio pro consumidor


Dicho postulado o proposición plantea que los operadores administrativos o
jurisdiccionales del Estado realicen una interpretación de las normas legales en
términos favorables al consumidor o usuarios en caso de duda insalvable sobre
el sentido de las mismas. En puridad, alude a una proyección del principio pro
consumidor.

h) El principio pro asociativo


Dicho postulado o proposición plantea que se facilite la creación y actuación de
asociaciones de consumidores o usuarios, a efectos de que estos puedan defender
corporativamente sus intereses.

/ En función de la proyección normativa de los principios anteriormente reseñados u


otros sobre la materia, se aprecia, en concreto, que en el artículo 65° de la Constitución
aparecen las dos obligaciones estaduales siguientes:
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• Garantizar el derecho a la infonnación sobre los bienes y servicios que están a


su disposición en el mercado. Ello implica la consignación de datos veraces,
suficientes, apropiados y fácilmente accesibles.
• Velar por la salud y la seguridad de las personas en su condición de
consumidores o usuarios. Ello implica que se asegure que los productos y
servicios ofertados en el mercado deben ser tales que, utilizados en condiciones
normales o previsibles, no pongan en peligro la salud y seguridad de los
consumidores o usuarios.

10. Ahora bien, pese a que existe un reconOCImIento expreso de los derechos
anteriormente señalados, estos no son los únicos que traducen la real dimensión de
la defensa y tuitividad consagrada teleológicamente en la Constitución. Es de verse
que, insertos en el texto supra, albergan implícita o innominadamente una
pluralidad de derechos que, siendo genéricos en su naturaleza, y admitiendo
manifestaciones objetivamente incorporadas en el mismo texto · fundamental,
suponen la existencia de un numerus apertus a otras expresiones sucedáneas.

La pluralidad anterionnente mencionada tiene su fuente de reconocImIento,


fundamentalmente, en el artículo 3° de la Constitución y, residualmente, en el artículo
2°, incisos 2 y 13, yen las partes ah initio de los artículos 58 y 61 de la Constitución.

Al respecto, cabe señalar que en el caso Lucio Rosado Adanaque contra el Seguro
Social de Salud - ES SALUD, Hospital Nacional Almanzor [Expediente N.O 0895-2001-
AA/TC], este Colegiado señaló lo siguiente:

"Es bien conocido que, en un sinfín de oportunidades, la realidad supera la


imaginación. Por ello, y para que los textos constitucionales y, en particular, aquellos
nuevos derechos directamente vinculados con el principio de dignidad no sean
desmerecidos en su condición de auténticos derechos fundamentales a consecuencia de
la existencia de nuevas necesidades o situaciones, de avances científicos, tecnológicos,
cu ales o sociales, las constituciones suelen habilitar una cláusula de "desarrollo de
s derechos fundamentales ", cuyo propósito no solo es prestarle reconocimiento como
derechos de la más alta consideración, sino, incluso, dotarlos de las mismas garantías de
aquellos que sí 10 tienen expresamente. Esé es el proposito que cumple, por cierto, el
artículo 3 de la Constitución.

Desde luego que la consideración de derechos no enumerados debe distinguir los


"contenidos implícitos" de los "derechos viejos". En ocasiones, en efecto, es posible
identificar dentro del contenido de un derecho expresamente reconocido otro derecho
que, aunque puede entenderse como parte de aquel, es susceptible de ser configurado
autónomamente. Es lo que sucede con el derecho a un plazo razonable y su
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consideración de contenido implícito del derecho al debido proceso.

Ese es también el caso de aquellos "contenidos nuevos" de un "derecho escrito". Y


es que existen determinados contenidos de derechos fundamentales cuya necesidad de
tutela se va aceptando a consecuencia del desarrollo normativo, de las valoraciones
sociales dominantes, de la doctrina y, desde luego, de la propia jurisprudencia
constitucional.

La Constitución Política recoge, en su artículo 3°, una "enumeración abierta" de


derechos, lo cual no obsta para pensar que en ciertos derechos constitucionales
explícitamente reconocidos subyacen manifestaciones del derecho que antaño no habían
sido consideradas. El Tribunal Constitucional considera que, en la medida en que sea
razonablemente posible, debe encontrarse en el desarrollo de los derechos
constitucionales expresamente reconocidos las manifestaciones que permitan consolidar
el respeto a la dignidad del hombre, puesto que ello impediría la tendencia a recurrir
constantemente a la cláusula constitucional de los derechos "n enumerados", y, con
lo, desvirtuar el propósito para el cual fue creada. La apelación al artículo 3° de la
onstitución, en ese sentido, debe quedar reservada solo para aquella especiales y
novísimas situaciones que supongan la necesidad del reconocimiento de un derecho que
requiera de una protección al más alto nivel y que, en modo alguno, pueda considerarse
que está incluido en el contenido de algún derecho constitucional ya reconocido en
forma explícita.

En ese contexto, los derechos de acceso al mercado, la libertad de elección e


igualdad de trato, el derecho a la asociación en pro de la defensa corporativa de los
consumidores y usuario, la protección de los intereses económicos, el derecho a la
reparación por los daños y perjuicios y al derecho a la pluralidad de oferta forman parte
del repertorio constitucional.

) Tribunales administrativos y jurisdicción constitucional. Alcances del control


constitucional. El debido proceso formal y sustantivo

n lo que respecta al primer extremo, este Tribunal considera que aunque la


existencia de tribunales administrativos especializados se justifica en la particular
naturaleza de las materias jurídicas cuya defensa o protección se le encomienda, y
que por principio se entienden como naturales y exclusivas, ello no significa ni
puede interpretarse como que tales materias se encuentren fuera del ordenamiento
jurídico en su totalidad y que, por consiguiente, pueda postularse la existencia de
ámbitos de Derecho, que al mismo tiempo que se les reconozca como tales, estén
ubicados fuera del contexto jurídico general. Como es evidente, la especialidad de
una determinada materia no puede alegarse como pretexto para pretender que las
decisiones adoptadas por los tribunales administrativos que conocen de las mismas,
sean irrecurribles o carentes de algún medio de fiscalización o control.
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12. En tanto la Constitución vincula a todos los poderes públicos y sujetos privados y
es, por tanto, la base sobre la que se asienta el ordenamiento jurídico en su totalidad
(Cfr. García de Enterría, Eduardo. "La Constitución como Norma y el Tribunal
Constitucional". Civitas, 3° Edición, 4a Reimpresión, Madrid, 2001, págs. 49 ss.),
es incuestionable que lo que puede determinarse desde el enfoque de una
determinada materia por parte de un tribunal administrativo especializado, puede
ser susceptible de control desde la perspectiva estrictamente constitucional, tanto
más cuanto que dichas materias y las decisiones que sobre las mismas se adoptan,
pueden incidir, ya sea de forma directa o indirecta, en el contenido y la eficacia de
los derechos fundamentales. No existe, pues, incompatibilidad entre la jurisdicción
administrativa y la potestad de control recaída en la jurisdicción constitucional.

13. En el caso de autos queda claro que aunque el Tribunal de Defensa de la


Competencia y de la Propiedad Intelectual es un órgano administrativo
especializado perteneciente al Indecopi, cuya función preferente se orienta a
resolver en última instancia administrativa las controversias vinculadas a la defensa
de la competencia, los derechos de los consumidores y la propiedad intelectual,
ntro de la perspectiva preferentemente legal, no quiere ello implicar que sus
ecisiones solo puedan ser merituadas desde tal supuesto, más aún cuando dichas
, aterias tienen inexcusable base constitucional. Dentro de dicha lógica, es evidente
que si, a contrario sensu de lo que establece la norma fundamental, las materias
sometidas a su conocimiento son resueltas de forma tal que colisionan con los
criterios establecidos desde la Constitución, es perfectamente procedente como
legítimo su análisis dentro de tales parámetros.

14. Correlativamente a lo expuesto, debe a su vez colegirse que el hecho de que dentro
del marco legal que regula al Indecopi y sus organismos (Decreto Ley 25868,
modificado por el Decreto Legislativo 807) se haya establecido que las decisiones
del Tribunal referido pueden ser impugnadas acudiendo a tal efecto a la vía judicial
ordinaria, no tiene por qué interpretarse como que tal vía sea, procesalmente
hablando, la única alternativa existente. Como ya se anticipó, en tanto las materias
sometidas a su conocimiento incidan en los derechos fundamentales y exista la
necesidad de una protección urgente o inmediata, resulta incuestionable la
legitimidad en la recurrencia a la vía constitucional, en este caso, la representada
por los procesos de tutela como el amparo.

15. el caso de autos aparece que lo que se cuestiona mediante el presente proceso
constitucional es una resolución con la que se pone término a un proceso
administrativo sobre competencia desleal. Dentro de dicho contexto, es pertinente
precisar que desde el punto de vista de los supuestos impugnatorios posibles,
pueden darse hasta dos situaciones:

a) Que lo que se cuestione sea el procedimiento utilizado para adoptar la decisión.

b) Que se cuestione directamente el fondo de la decisión adoptada.


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Mientras que en el primer supuesto, se trata de una evaluación configurada desde la


óptica del debido proceso formal o procedimental, en el segundo supuesto, es más
bien el caso de una evaluación proyectada desde la óptica del debido proceso
material o sustantivo.

En ese sentido, de lo que aparece descrito en la demanda, se aprecia que son ambos
aspectos los que de alguna manera se solicita merituar en sede constitucional, ya
que mientras, por un lado, se alega determinadas transgresiones al derecho de
defensa, acontecidas dentro del procedimiento administrativo del cual derivó la
resolución objetada, por otro lado, se solicita evaluar diversos extremos contenidos
directamente en el citado pronunciamiento administrativo, los cuales la recurrente
considera directamente lesivos a sus derechos constitucionales.

Este Colegiado, según lo que aparece señalado en los fundamentos precedentes, y


consecuente con lo que ha sido la jurisprudencia uniformemente emitida hasta la
fecha, es competente para analizar cualquiera de dichos aspectos, y según el tipo de
nivel o transgresión producida, pronunciarse por la tutela del debido proceso formal
o por la del debido proceso sustantivo.

Los limites a la libre competencia

16. El concepto de libre competencia al que apunta la Constitución Política del Perú se
adscribe al cuadro más amplio de la libertad económica. Como tal supone dos
aspectos esenciales:

a) La libertad de acceso al mercado por parte de los diversos agentes económicos.

b) La libertad de iniciativa o actuación dentro del mercado.

Desde la primera perspectiva, queda claro que quien tiene la capacidad de


producir un bien o prestar un servicio, debe acceder al mercado en condiciones
auto determinativas, esto es, sin que nadie (ni el Estado ni el resto de agentes
económicos) pueda impedir o restringir dicha participación.

sde la segunda perspectiva, es evidente que tras haberse accedido al mercado,


e debe gozar de la suficiente capacidad de autodeterminación para competir
conforme a las propias condiciones y variables económicas impuestas por la
llamada ley de la oferta y la demanda.

Configurada en la forma descrita, la libre competencia aparecería, en prinCIpIO,


como una libertad presuntamente ilimitada en tanto la competencia misma es en
esencia un fenómeno de la realidad (Cfr. Rubio Correa, Marcial. "Estudio de la
Constitución Política de 1993". PUCP, l.a Edición, Lima, 1999, pág. 243). Ocurre,
sin embargo, que el hecho de que tal fenómeno responda a circunstancias de suyo
fácticas no significa tampoco que no existan o no puedan darse desde el Derecho
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elementales criterios de limitación.

Dentro de tal contexto, no se trata naturalmente de que el Derecho intervenga con el


objeto de alterar las reglas propias del mercado, sino más bien (yen eso reside su
intervención) de garantizar que este funcione de la manera más correcta y efectiva y
que a su vez ofrezca la garantía de que las propias condiciones de libre competencia
que la Constitución presupone, estén siendo realmente cumplidas. Intervenciones
en el ámbito de acceso al mercado pueden darse, por ejemplo, cuando el producto o
servicio que pueda ser ofertado no se encuentre permitido por la ley. Por el
contrario, intervenciones en el ámbito de la autodeterminación dentro del mercado
pueden darse, cuando tras la puesta en movimiento de las propias reglas que lo
caracterizan, se generen situaciones distorsionantes de la libre competencia, como
sucede con los monopolios o las prácticas dominantes.

18. En el caso de autos, el problema planteado se inscribe en un contexto en el que


presuntamente se habría visto alterada la libre competencia. Desde dicho punto de
vista, es indudable que este Colegiado no puede ignorar lo que ha sido puesto de
relieve en torno .de tal libertad. Sin embargo, y como inmediatamente se verá,
conviene a su vez preguntarse si en el análisis de la problemática en discusión solo
pueden focalizarse los temas propuestos desde la óptica de lo que sucede con los
agentes económicos por lo que ellos unilateralmente representan, o si se impone de
alguna forma una visión mucho más integral que haga participe de la misma a
quien en virtud del ordenamiento constitucional aparece como el destinatario
fundamental del modelo económico: la persona en su condición de usuario o
consumidor.

En la respuesta de tal interrogante reside, según el criterio de este Tribunal, la


solución al petitorio formulado.

Derechos de las empresas versus derechos del consumidor

19. Es necesario precisar que aunque la decisión cuestionada se ha basado en aspectos


vinculados a los derechos correspondientes a las empresas involucradas en el
presente litigio, probablemente en la idea de que es solo su esfera de intereses la
que se habría transgredido, de lo que aparece descrito en la demanda, en la
contestación y en los propios contenidos del pronunciamiento administrativo aquí
refl rido, se advierte que no solo se trataría de un problema cuyos protagonistas son
s empresas como agentes del mercado, sino de un caso en el que los ciudadanos
consumidores son inevitablemente partícipes.

Este Colegiado considera que aunque suele ser común que muchos de los
problemas vinculados a la defensa de los derechos constitucionales de naturaleza
económica sean enfocados únicamente desde la óptica de quienes corporativamente
o en calidad de empresas ofertantes de bienes o servicios participan en el mercado,
resulta bastante cuestionable que tan arraigada orientación desemboque en una
posición donde la perspectivas de los consumidores o usuarios resulten
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minimizadas o simplemente ignoradas.

Es inobjetable que por mandato de los artículos 3° y 43° de la Constitución se


consagra la existencia de un Estado social y democrático de Derecho, en donde los
componentes de participación en búsqueda del bienestar general y el equilibrio
ponderado de lo~ agentes económicos no pueden ser ignorados.
De ahí que si los destinatarios finales de los bienes y servicios que proveen las
empresas son inobjetablemente los consumidores, las controversias generadas entre
ellas y que incidan en dichos protagonistas, deben ser enfocadas en dirección a la
defensa o protección que la propia norma fundamental se encarga de reconocer.

21 . Conviene puntualizar que una toma de posición como la descrita se basa en el


hecho de que la defensa de los consumidores no es solamente, y como se ha
señalado anteriormente, un principio jurídico de alcances generales, sino también
un auténtico e inobjetable derecho constitucional.
Por ende, cuando se plantean controversias donde se ven afectados los intereses que
vinculan a los consumidores o usuarios, existe la necesidad de que el juzgador
constitucional pondere las cosas de forma suficientemente integral o acorde con el
enfoque que la propia norma constitucional auspicia.

El status de consumidores no es el de ser sujetos pasivos de la economía que


observan con indiferencia o impotencia el modo como los agentes económicos
/ desarrollan sus actividades o entran en disputa, sino el de ser destinatarios
fundamentales de las relaciones que la sustentan y, por supuesto, de aquellas que la
justifican en el marco del Estado social y democrático de derecho (Cfr. Adolfo
Menendez Menendez. "La defensa del consumidor: Un principio general del
Derecho". En Estudios sobre la Constitución Española. Homenaje al Profesor
Eduardo García de Enterría, T.lI, de. Civitas, Madrid 1991, págs. 1903 ss.). El
ordenamiento, en otras palabras, los privilegia reconociéndoles un catálogo de
atributos y una esfera de protección fundamentada en la relevante posición que
ocupan.

22. En el caso examinado, es evidente que aunque el Tribunal de Defensa de la


Competencia y de la Propiedad Intelectual ha conocido de un proceso vinculado a
un tema de competencia desleal, presuntamente cometida por ciertas empresas en
perjuicio de la promotora de dicho proceso, existe un extremo de la controversia
que, como más adelante se precisará, se vincula inexorablemente con los derechos
de s consumidores. No de otra forma se explica el que se discuta sobre la
llización que se le ha brindado a ciertos envases o recipientes destinados al
depósito de agua, cuando se supone que quienes más legitimados se encuentran
para opinar sobre dicho proceder son los propietarios de los mismos, tras haberlos
adquirido libremente en su calidad de consumidores.

Este Colegiado estima que, a diferencia de lo que ha sido apreciado en la


jurisdicción administrativa, en la sede constitucional la controversia debe focalizarse
desde un ángulo distinto que sin desconocer el tema de la protección a la
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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

competencia dentro de las reglas del mercado, tome necesariamente en cuenta la


posición de los receptores de los bienes y servicios, que como ha sido señalado en el
caso Roberto Nesta Brero y más de cinco mil ciudadanos contra el artículo 4 del
Decreto de Urgencia N.O 140-2001 [Expediente N° 0008-2003-AIITC], son el fin de
toda actividad económica.

Los aspectos controvertibles de la decisión cuestionada

23. Este Tribunal considera que, analizados los supuestos controvertibles desde el
enfoque constitucional en relación con los contenidos de la resolución objeto de
cuestionamiento, es posible establecer lo siguiente:

a) La decisión de sancionar y prohibir el canje de los bidones previamente


llenados y mantenidos en stock no parece tener un carácter arbitrario o
irrazonable, si se toma en cuenta que los referidos recipientes colocados en
exhibición pueden ser utilizados como un medio para gestar publicidad en favor
del producto (en este caso del agua) promovido por una empresa en desmedro
de otras empresas cuyos recipientes originales VIenen siendo
instrumentalizados.

En todo caso, este Colegiado, a diferencia de la percepción manejada por la


jurisdicción administrativa, no considera que se esté induciendo a engaño y
confusión a los consumidores a quienes se oferta el agua Rovic en recipientes o
bidones de las marcas San Luis y San Antonio, pues como lo reconoce la propia
resolución cuestionada "r ..} los bidones presentaban elementos que hacían
referencia a su contenido, es decir, al el (sic) agua Rovic" (Apartado III.3 sobre
Análisis de las Cuestiones en Discusión, pág. 21).

b) En tanto existían elementos que permitían a los consumidores diferenciar el


producto que adquiría en stock y, por consiguiente, conocer su origen
empresarial, así como los eventuales beneficios o desventajas que le
acompañaban, no ha quedado acreditada una indubitable voluntad de
confundirlos o perjudicarlos. Existía, en cambio, y ello puede desprenderse del
método en este caso utilizado, voluntad de instrumental izar la imagen
publicitaria ganada por el recipiente representativo de determinadas marcas
pr valecientes en el mercado, en provecho de otro tipo de marca (en este caso
ovic), 10 que de alguna forma sí puede ser interpretado, aunque
atenuadamente, como un acto de competencia desleal.

c) En lo que respecta a las infracciones individualizadas a consecuencia de haber


difundido publicidad sobre la naturaleza del agua ofertada por Rovic, este
Tribunal considera correcta o razonable la merituación efectuada por la
jurisdicción administrativa.

En efecto, en tanto ha quedado acreditado que la recurrente ofertaba sus


productos con unas determinadas características (libre de bacterias, impurezas,
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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

olores y sabores desagradables, incluso como agua de mesa, según se decía en


los precios de seguridad y etiquetas) que no correspondían a la realidad de las
cosas, según se verificó a través de las pericias efectuadas por CERPER (y que
han sido consignadas en la Nota 30 del la resolución, págs. 19 a 20) queda claro
que se vulneraron las normas sobre publicidad, y particularmente el principio de
veracidad.

Ahora bien, debe claramente advertirse que, en modo alguno, se trata del hecho
de que el agua ROVIC sea no apta para el consumo humano, ya que dicho
producto estaba dentro de los rangos permitidos (Apartado 111.4 sobre Análisis
de las Cuestiones en Discusión, pág. 23), es evidente, empero, que si lo que se
ofertaba era un producto con determinadas condiciones, no es aceptable que
estas resulten desvirtuables, como lo han sido dentro del proceso administrativo.

d) A diferencia de los criterios utilizados por la jurisdicción administrativa, este


Tribunal considera inconstitucional el que se pretenda cuestionar la venta de
agua Rovic en recipientes directamente proporcionados por los consumidores,
utilizando para ello la modalidad de relleno de bidones en los lugares de
expendio (Apartado 111.2 sobre Análisis de las Cuestiones en Discusión).

Para arribar a dicha conclusión, este Colegiado asume que son los consumidores
de un producto quienes, tras haberlos adquirido libremente en el tráfico
comercial, se convierten en propietarios absolutos del envase o recipiente que lo
contenía y, por lo tanto, son los únicos que pueden decidir acerca de la utilidad
que le otorgan o el destino que le imponen dentro o fuera del mismo tráfico
comercial en el que lo adquieran, resultando inadmisible en dicho contexto que,
por intereses comerciales que no son de su incumbencia, se pretenda privarlos de
una libertad tan elemental como es la libre disposición de su propiedad.

La resolución cuestionada pretende reducir el problema a un asunto de estricta


competencia desleal imponiendo restricciones de venta. Sin embargo, debe
admitirse que lo que impone a la empresa sancionada no es una restricción con
implicancias en estricto empresariales o vinculadas a su sola esfera de
desenvolvimiento, sino una prohibición que afecte a los consumidores, quienes,
no obstante ser propietarios de un envase o recipiente, se encuentran con que, so
pretexto de un conflicto empresarial, vean enervada o neutralizada su utilidad.
Lo . e es más delicado aún, es que ni siquiera se toma en cuenta su opinión, a
t és de sus entes corporativos, sea a favor o en contra del sistema de venta
Implementado y de las eventuales ventajas que con él obtienen.

I e) En la alternativa de ver sancionada a una empresa por una presunta competencia


desleal y la de privilegiar los derechos que les asiste a los consumidores como

~
propietarios de un envase cuyo producto original libremente adquirieron y
posteriormente consumieron, este Colegiado no encuentra término medio. Son
indefectiblemente estos últimos quienes merecen la protección o el privilegio de
ponderar en su favor, pues, de otro modo, se llegaría al absurdo que las reglas
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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

del mercado se colocarían por encima de la protección a la persona, en abierto


desconocimiento de la lógica proclamada desde el artículo 10 de nuestra Norma
Fundamental. La Constitución contiene reglas explícitas en torno a la libre
competencia que no admiten discusión, pero de allí a pensar que las normas
que regulan tal libertad pueden ser interpretadas aisladamente y que el status de
los consumidores debe limitarse a un papel absolutamente pasivo dentro del
marco de las relaciones económicas, hay una enorme distancia que este
Tribunal no puede ni debe ignorar.

f) Queda claro, en todo caso, que el rol de consumidor es para ser desempeñado
como tal, al igual que el de propietario forzoso de los bienes que acompañaron
al producto consumido. En ese sentido, la facultad de libre disposición a la que
se refiere este Tribunal no es para comercializar los envases con fines
lucrativos, sino con propósitos estrictamente personales de uso y libre
disposición. Por consiguiente, no es igual que los consumidores decidan usar o
vender los envases o recipientes en tanto son de su propiedad (lo que es
absolutamente lícito), que decidir ellos mismos comercializar con productos
nuevos en su interior como si se tratara de otro que se desea introducir en el
mercado. La protección que este Tribunal reconoce a los consumidores se limita
a su rol de destinatario fundamental del modelo económico como usuario final
de los productos ofertados en el mercado, quienes, como ha quedado
establecido, no deben ver privado o limitado su derecho de disponer libremente
de su propiedad.

g) Al no haber existido un enfoque constitucionalmente adecuado en la resolución


objeto de cuestionamiento y principalmente en relación con los derechos
relativos a los consumidores, este Colegiado estima que la sanción adoptada,
equivalente a 25 Unidades Impositivas Tributarias resulta harto
desproporcionada en relación con las infracciones cometidas. Aunque estas
últimas han existido en determinados y específicos casos, como este Tribunal lo
ha verificado, ello no significa que la merituación integral de los hechos
denunciados haya sido la correcta para todos los casos, en la medida en que
existen dentro de la misma resolución otros aspectos seriamente discutibles y,
)7 por ende, susceptibles de revisión. De ahí que se haga necesario que el Tribunal
de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual re evalúe la
decisión sancionatoria adoptada dentro de las consideraciones señaladas por
te Colegiado y emita un nuevo pronunciamiento acorde con los cánones de la

d
onstitución y, por ende, proporcional a las infracciones realmente cometidas.

h) Finalmente, aunque no por ello menos importante, debe tomarse en


consideración que la alegación en torno a la vulneración del derecho de defensa
de la recurrente este Colegiado la considera plenamente legítima, pues, en
efecto, consta de los actuados que la invocación de nuevos hechos e

f instrumentales por parte de la denunciante del proceso administrativo fue


tomada en cuenta por el Tribunal emplazado, sin conceder a la parte
denunciada (en este caso a Agua Pura Rovic S.A.c.) la posibilidad de
17

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

contradicción, tanto más cuanto que dichos argumentos e instrumentales se


referían a aspectos que no fueron materia de la denuncia original (servicio de
venta en la modalidad de triciclos que transportaban los bidones de los
consumidores hasta el lugar donde se encontraba la máquina expendedora).

Este Colegiado, bajo la lógica descrita y acorde con lo señalado en el


fundamento 15 de la presente sentencia, considera, pues, que no solo ha sido
vulnerado el debido proceso entendido en su dimensión sustantiva, sino también
en aquella otra de carácter formal o procedimental.

24. Por consiguiente, y habiéndose acreditado la vulneración de los derechos


constitucionales de la empresa recurrente, este Colegiado juzga pertinente otorgar
la tutela constitucional requerida, debiendo interpretarse los contenidos de la
presente sentencia no como una exención absoluta de responsabilidad por parte de
la empresa recurrente, sino como la necesidad de que esta última sea sometida a un
proceso justo que garantice plenamente sus derechos fundamentales tanto por la
forma como por el fondo. .

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la acción de amparo interpuesta por Agua Pura ROVIC


S.A.c. y, en consecuencia, INAPLICABLES a su caso en particular los alcances de
la Resolución 841-2002/TDC- INDECOPI, emitida con fecha 20 de noviembre de
2002, por el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual
perteneciente al INDECOPL

2. Ordena al Tribunal de Defensa de la Competencia y la Propiedad Intelectual expedir


nuevo pronunciamiento dentro del Expediente N° 119-1999/CCD, sobre denuncia
por competencia desleal iniciada por Distribuidora DISMASA S.R.L. contra Rovic
S.A. y otros, específicam ara el casü- empresa Agua Pura ROVIC S.A.C.,
debiendo tenerse e enta las criterios establec' dos por la presente sentencia.

Publíquese y n

SS.

r. .miel Figallo Rivadeneyr


.iECRETARIO RELATOR (e)

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