Pragmática Hispánica.

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PRAGMÁTICA Y COMUNICACIÓN

INTERCULTURAL EN EL MUNDO
HISPANOHABLANTE
FORO HISPÁNICO 44

COLECCIÓN HISPÁNICA DE FLANDES Y PAÍSES BAJOS

Consejo de dirección:
Nicole Delbecque, Katholieke Universiteit Leuven (Lovaina, Bélgica)
Rita De Maeseneer, Universiteit Antwerpen (Amberes, Bélgica)
Hub. Hermans, Rijksuniversiteit Groningen (Groninga, Países Bajos)
Sonja Herpoel, Universiteit Utrecht (Países Bajos)
Ilse Logie, Universiteit Gent (Gante, Bélgica)
Luz Rodríguez Carranza, Universiteit Leiden (Países Bajos)
Maarten Steenmeijer, Radboud Universiteit Nijmegen (Nimega,
Países Bajos)

Secretaria de redacción:
María Eugenia Ocampo y Vilas
Toda correspondencia relacionada con la redacción de la colección
debe dirigirse a:
María Eugenia Ocampo y Vilas – Foro Hispánico
Universiteit Antwerpen
CST – Departement Letterkunde (Gebouw D – 113)
Grote Kauwenberg 13
B – 2000 Antwerpen
Bélgica

Administración:
Editions Rodopi B.V.
Toda correspondencia administrativa debe dirigirse a:
Tijnmuiden 7
1046 AK Amsterdam
Países Bajos
Tel. +31-20-6114821
Fax +31-20-4472979

Diseño y maqueta:
Editions Rodopi

ISSN: 0925-8620
PRAGMÁTICA Y COMUNICACIÓN
INTERCULTURAL EN EL MUNDO
HISPANOHABLANTE

Editado por
María Elena Placencia y Carmen García

Amsterdam - New York, NY 2012


Cover Image: www.dreamstime.com

Cover Design: Inge Baeten

The paper on which this book is printed meets the requirements of “ISO
9706:1994, Information and documentation - Paper for documents -
Requirements for permanence”.

ISBN: 978-90-420-3604-8
E-Book ISBN: 978-94-012-0877-2
©Editions Rodopi B.V., Amsterdam - New York, NY 2012
Printed in The Netherlands
Índice

Lista de colaboradores v

María Elena Placencia y Carmen García


Presentación vii

ESTUDIOS DE PRAGMÁTICA INTERCULTURAL

1. Francisco Raga Gimeno


Sobre los límites de la comunicación y la mediación
intercultural 3

2. Lotte Dam y Óscar García Agustín


La competencia intercultural en un lugar de trabajo
internacional. Un enfoque cognitivo-pragmático 25

3. Carlos Hernández Sacristán


Sobre la dimensión simbólica del déficit verbal.
Racionalidad, emoción y experiencia en Pragmática Clínica 47

4. Carmen Valero Garcés


“Deme algo, doctor”. Estrategias de gestión interrelacional
en consultas médicas interculturales 67

ESTUDIOS DE PRAGMÁTICA CONTRASTIVA

5. Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti


Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas en
español e italiano: un estudio pragmático y sociocultural 93
6. Begoña Núñez-Perucha
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas en
inglés y en español y su implicación para la comunicación
intercultural 135

7. María Bernal
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio
comparativo español-sueco 159

8. Gregory Taylor
Pedidos de disculpas en chino mandarín y español
colombiano 187

9. Annette Myre Jørgensen


Funciones del marcador pragmático como en el lenguaje
juvenil español y chileno 209

10. Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita


Las apariencias engañan: análisis contrastivo de adverbios
de cotilleo en español e inglés 233

11. María de la O Hernández López


La comunicación fática como estrategia para la gestión de
la imagen en la interacción médico-paciente en Inglaterra
y España 255

ESTUDIOS DE INTERLENGUAJE Y ENSEÑANZA DE ELE

12. Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco


Los límites de la adaptación sociopragmática en el uso muy
avanzado de la L2. Análisis de conversaciones en español
entre empleado sueco y jefe chileno 283
13. Erwin Snauwaert
Enseñar la competencia intercultural a través de la
literatura: el individualismo como regulador del diálogo en
el mundo hispanohablante en las crónicas de Alfredo Bryce
Echenique 315
Lista de colaboradores

Jorge ARÚS-HITA, Profesor Titular, Departamento de Filología


Inglesa, Universidad Complutense de Madrid.

María BERNAL, Investigadora post-doc, Departamento de Español,


Portugués y Estudios Latinoamericanos, Universidad de Estocolmo.

Lotte DAM, Profesora Titular, Departamento de Cultura y Estudios


Globales, Universidad de Aalborg.

Lars FANT, Catedrático de Lenguas Iberorrománicas, Departamento


de Español, Portugués y Estudios Latinoamericanos, Universidad de
Estocolmo.

Fanny FORSBERG, Investigadora y docente, Departamento de


Francés, Italiano y Estudios Clásicos, Universidad de Estocolmo;
investigadora de la Real Academia Sueca de Humanidades.

Óscar GARCÍA AGUSTÍN, Investigador post-doc, Departamento


de Cultura y Estudios Globales, Universidad de Aalborg.

Carmen GARCÍA, Catedrática en Lingüística Española, School of


International Letters and Cultures, Arizona State University.

Elisa GIRONZETTI, Doctoranda, Departamento de Filología


Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura, Universidad
de Alicante; becaria del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-
Albert.

María de la O HERNÁNDEZ LÓPEZ, Profesora Titular,


Departamento de Filología y Traducción, Universidad Pablo de
Olavide, Sevilla.

Carlos HERNÁNDEZ SACRISTÁN, Profesor Titular de Lingüística


General, Departamento de Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la
Comunicación, Universitat de València.
Annette Myre JØRGENSEN, Profesora Titular de Lengua Española,
Departamento de Lenguas Extranjeras, Universidad de Bergen.

Carmen MAÍZ-ARÉVALO, Profesora Titular, Departamento de


Filología Inglesa, Universidad Complutense de Madrid.

Begoña NÚÑEZ-PERUCHA, Profesora Titular, Departamento de


Filología Inglesa, Universidad Complutense de Madrid.

Carlos OLAVE ROCO, Psicólogo, docente de la Universidad


Mayor, Santiago de Chile.

Xose A. PADILLA, Profesor Titular, Departamento de Filología


Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura, Universidad
de Alicante.

María Elena PLACENCIA, Reader, Lingüística Española,


Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos, Birkbeck,
Universidad de Londres.

Francisco RAGA GIMENO, Profesor Titular de Lingüística General,


Departamento de Traducción y Comunicación, Universitat Jaume I.

Erwin SNAUWAERT, Catedrático de Lengua y Literatura Española,


Facultad de Ciencias Empresariales y Facultad de Lingüística
Aplicada, Hogeschool-Universiteit Brussel (HUB).

Gregory TAYLOR, Profesor Asociado, Departamento de Idiomas y


Culturas Mundiales, Universidad del Estado de Minnesota, Mankato.

Carmen VALERO GARCÉS, Profesora Titular, Departamento de


Filología Moderna, Universidad de Alcalá de Henares.
Presentación

El estudio de la comunicación intercultural, si bien no es un tema


nuevo, ha adquirido renovado interés y vigencia en el mundo
hispanohablante en el marco de los procesos de migración y
globalización que se han acentuado en los últimos 15 años. Este
acrecentado interés se puede observar particularmente en España,
donde, en respuesta a la situación de gran diversidad lingüística, social
y cultural que vive actualmente están surgiendo múltiples
publicaciones desde diferentes disciplinas tales como la sociología, la
antropología y los estudios culturales (Placencia 2010).
El presente volumen ofrece una aportación al área, con una
compilación de trabajos que tratan el tema de la comunicación
intercultural desde diferentes perspectivas de la pragmática, concebida
esta de manera amplia como el estudio cognitivo, social y cultural de
la comunicación (Verschueren 1999). Su interés radica, por un lado,
en cuestionamientos y propuestas nuevas que se hacen sobre, por
ejemplo, las funciones del intérprete y del mediador intercultural con
referencia a modelos de interacción comunicativa, o la noción de
competencia intercultural en un contexto laboral multinacional.
Por otro lado, ofrece resultados de nuevos trabajos empíricos tanto
interculturales como contrastivos en contextos no examinados antes.
Los primeros ponen de relieve, por ejemplo, los retos a los que se
enfrentan los profesionales en su interacción con inmigrantes con poco
dominio del idioma o diferentes normas de interacción; y los segundos
se ocupan de similitudes y diferencias en la realización de diversas
actividades comunicativas entre hablantes de español y hablantes de
otros idiomas, al igual que entre hablantes de variedades distintas del
español, y consideran implicaciones para la comunicación
intercultural.
Asimismo, dos de los trabajos de este volumen se ocupan de la
adquisición y enseñanza de competencias socioculturales /
interculturales, áreas de vital importancia en un mundo globalizado y
multicultural en el que muchos nos desenvolvemos en nuestro
quehacer diario.
El estudio de la comunicación intercultural en este volumen, sin
embargo, no se limita a grupos culturales asociados con estados-
viii Presentación

nación, sino que se ocupa también de subculturas. Por ejemplo, en el


capítulo 3, bajo el marco de la pragmática clínica, Carlos Hernández
Sacristán examina conversaciones entre hispanohablantes afásicos y
no afásicos como constitutivas de diferentes estilos culturales de
interacción.
Esperamos, así, contribuir con esta publicación, desde la
perspectiva de la pragmática, al avance en la comprensión de
fenómenos de comunicación intercultural que involucran a
hispanohablantes –usuarios de español como L1 o L2–, y, de manera
más amplia, a la comprensión de las relaciones entre lengua, cultura y
sociedad.

Organización y sinopsis de los capítulos

El volumen está organizado en tres partes: estudios de pragmática


intercultural, estudios de pragmática contrastiva y estudios en
pragmática del interlenguaje y enseñanza de EL2.
La primera parte comienza con el trabajo de Francisco Raga
Gimeno (capítulo 1) en el contexto de la comunicación intercultural
en el ámbito de servicios sanitarios en España, facilitada por quienes
hacen de puente entre lenguas y culturas: los intérpretes o mediadores
interlingüísticos y los denominados mediadores interculturales. El
autor saca a la luz la separación de roles entre intérpretes y
mediadores interculturales que parece predominar en el contexto
español. Pone en cuestionamiento la razón de ser de dicha separación
con reflexiones acerca de la naturaleza de la relación entre lengua,
cultura y sociedad, con ejemplos de diversas fuentes incluyendo datos
de estudios realizados por el grupo CRIT, que él coordina, en ámbitos
sanitarios (cf. Raga Gimeno 2006; Raga Gimeno y Sales Salvador
2004). Destaca, entre otros aspectos, la labor del intérprete-mediador
en “zonas de transición” entre lengua y modelos básicos de
interacción comunicativa –el modelo próximo vs. el modelo distante–
que encierran diferentes nociones sobre comportamiento apropiado en
cuanto a la toma y el intercambio de turnos en la interacción, el uso de
formas (in)directas, grado de (in)formalidad y una diversidad de otros
aspectos.
Presentación ix

Por su lado, Lotte Dam y Óscar García Agustín (capítulo 2),


adoptan un enfoque cognitivo-pragmático en el estudio de la
competencia intercultural que definen como la categorización del
encuentro intercultural por el sujeto hablante que se posiciona
discursivamente ante el Otro/los Otros. Esta categorización supone
una activación de representaciones culturales sobre la propia cultura
frente a la del Otro, que pueden ir ampliándose y modificándose al
revisarse los supuestos culturales con los que se opera. En este trabajo
los autores se concentran en la exploración de la competencia
intercultural de un grupo de empleados de origen hispano en una
empresa internacional con sede en Dinamarca. Con base en datos de
entrevistas semi-estructuradas, ponen de manifiesto las
representaciones de la cultura nacional, empresarial y de las diversas
posiciones que asumen los individuos en la construcción de su
identidad.
En el capítulo 3, Carlos Hernández Sacristán, desde la
perspectiva de la pragmática clínica, estudia el comportamiento
conversacional de hablantes afásicos monolingües (español) y
bilingües (español-catalán) en interacciones con familiares y
entrevistadores. El autor sostiene que esta interacción entre sujetos
afásicos y sujetos no lesionados neurológicamente refleja diferentes
estilos culturales, es decir, diferentes maneras de interpretar la imagen
social y la identidad. En su análisis Hernández Sacristán presta
atención no solo a factores pragmáticos implicados en la evaluación
sino también a la terapia de las patologías del lenguaje. Sus
resultados reflejan que el afásico –fluente o no fluente– preserva un
sentido básico de la acción comunicativa y una explotación funcional
y pragmática de los recursos lingüísticos que tiene, por limitados que
estos sean. Tampoco pierde, asegura el autor, una intuición general
sobre la dimensión simbólica asociada al hecho de hablar; es por esta
razón que usa la gestualidad kinésica o fónica para compensar el
déficit lingüístico. Debido a esto, sostiene el autor, es imprescindible
evitar una perspectiva minorizadora hacia el afásico.
Finalmente, Carmen Valero Garcés en el capítulo 4, examina
aspectos de la gestión interrelacional (Spencer-Oatey 2000; Spencer-
Oatey y Franklin 2009) en interacciones médico-paciente en
contextos interculturales (i.e., entre médicos españoles y pacientes
extranjeros hispanohablantes provenientes de América Latina en unos
x Presentación

casos, o pacientes hablantes de español como L2, provenientes de


otras regiones del mundo). Toma como base para su estudio el
comportamiento que observa en interacciones monoculturales (i.e.,
entre médicos y pacientes españoles), fundamentándose en datos de
grabaciones de entrevistas médicas espontáneas en los dos contextos.
Se concentra en el empleo que hacen médicos y pacientes de
diferentes mecanismos lingüísticos mediante los cuales se construye
la interacción como armoniosa y amigable y problemas que surgen sea
por falta de dominio de la lengua o de normas de interacción que
pueden sumarse a una falta de conocimiento del contexto institucional.
Entre los mecanismos que considera en diferentes fases de la consulta
están los saludos que pueden tener una función transaccional y no solo
social, formas de tratamiento, al igual que la cantidad de información
(no solicitada) que los pacientes ofrecen.
La segunda parte –estudios de pragmática contrastiva– comienza
con el trabajo de Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti (capítulo 5)
quienes examinan humor e ironía en viñetas de la prensa española e
italiana sobre diversos temas como la política, la economía y la
religión, centrándose especialmente en viñetas que se ocupan de
sucesos de ámbito internacional. Adoptan un enfoque pragmático (cf.
Attardo [1994]2009) e intercultural resaltando la información
sociocultural compartida por el escritor-dibujante y el lector como un
elemento importante que interactúa con las palabras y el dibujo para
crear el chiste a pesar de desenvolvernos cada vez más en un mundo
globalizado e interconectado. Analizan por un lado los indicadores
que emplea el humorista a la hora de crear el chiste al igual que la
información contextual que produce el efecto cómico, es decir, cómo
conectan los humoristas españoles e italianos sucesos similares de la
realidad internacional con el contexto sociocultural de su país.
Observan también que los chistes suelen tener varios niveles de
interpretación, y, que, en función de los supuestos socioculturales
manejados por el lector, la interpretación puede ser más superficial o
más profunda. Consideran que la ironía es una categoría que
justamente requiere interpretación más profunda.
Dentro del marco del análisis contrastivo funcional y usando tres
corpus, el CREA (Corpus de Referencia del Español Actual de la Real
Academia Española de la Lengua), el BNC (British National Corpus)
y COCA (Corpus of Contemporary American English), Begoña
Presentación xi

Núñez-Perucha (capítulo 6) estudia las funciones discursivas


(informática y elaborativa) y pragmáticas (fática y eufemística) de tres
expresiones idiomáticas del Español (estar en las nubes, estar en la
higuera y estar en Babia) y dos del inglés (to have one’s head in the
clouds y to be up in the clouds), consideradas como equivalentes en
diccionarios bilingües, atendiendo especialmente a posibles causas de
incongruencias a nivel semántico y pragmático y las implicaciones en
la comunicación intercultural. Los resultados del análisis revelan
diferencias en el contenido evaluativo y en las funciones pragmáticas
(fática y eufemística) entre las expresiones de ambas lenguas.
Situándose en el área de discurso mediado por ordenador, María
Bernal (capítulo 7) examina comparativamente aspectos de
des(cortesía) en entrevistas digitales que se publican en sitios
electrónicos de dos periódicos españoles y uno sueco. Más
específicamente, se centra tanto en actividades de cortesía valorizante
como en críticas. Encuentra que las primeras ocurren con mayor
frecuencia en las entrevistas españolas mientras que en las entrevistas
suecas predominan los pedidos de información y de opinión y tanto el
elogio como la crítica tienen una realización y una recepción menos
predominantes.
Gregory Taylor (capítulo 8) presenta los resultados de un estudio
comparativo de disculpas en chino mandarín (Shanghai) y el español
colombiano (Bucaramanga) mediante el uso de juegos de roles
(García 1989; Márquez Reiter 2001). Examina entre otros aspectos,
el uso de intensificadores en las disculpas, explicaciones y ofertas de
reparación, reconocimiento y rechazo de responsabilidad. Si bien
identifica algunas similitudes entre los dos grupos culturales, resalta
también varias diferencias, incluyendo el uso por parte de los
hablantes chinos, en contraste con los colombianos, de estrategias
múltiples de disculpa en una misma situación. Encuentra también
algunas diferencias relacionadas con las ofertas de reparación,
explicaciones y reconocimiento/rechazo de responsabilidad.
Finalmente, describe asimismo algunas diferencias de género dentro
de los dos grupos. Su estudio, tal como el autor resalta, es uno de los
pocos que se ocupan de un contraste entre el español y el chino siendo
esta un área de interés creciente dados los lazos económicos que China
ha desarrollado con diversos países de América Latina en la última
década en particular.
xii Presentación

Annette M. Jørgensen en el capítulo 9 ofrece un estudio de


variación pragmática atendiendo al género, clase social y procedencia
regional de los hablantes. En concreto, y con base en datos del corpus
COLAm (Madrid) y del corpus COLAs (Santiago de Chile), examina
el uso y funciones del marcador discursivo como en el lenguaje
juvenil de Madrid y Santiago de Chile, teniendo en cuenta su
distribución entre chicas y chicos de tres estratos socio-económicos
(alto, medio, bajo). Encuentra que como ocurre con mayor frecuencia
en posición media en las dos variedades. Con respecto a sus funciones,
identifica, entre otras, las siguientes: atenuante, elemento de
focalización, ejemplificador, elemento de marcaje de valor
aproximado y elemento de introducción de cita. En cuanto al factor
género, encuentra que en el español madrileño, las chicas emplean
como más frecuentemente que los chicos, mientras que la situación es
la contraria en Santiago de Chile. Por otro lado, las chicas de clase
social alta en Madrid son las que lo emplean con mayor frecuencia,
mientras que en Santiago de Chile son los chicos de clase media los
que más uso hacen de este marcador. Finalmente, la autora considera
el interés del estudio de este marcador en otros grupos etarios en las
dos variedades con el fin de establecer si su uso es el resultado de un
proceso de gramaticalización.
Usando dos corpus, el CREA (Corpus de Referencia del Español
Actual de la Real Academia Española de la Lengua) y el BNC
(British National Corpus), Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita
(capítulo 10) analizan el adverbio inglés apparently y sus
equivalentes en español por lo visto y aparentemente, con el objetivo
de averiguar cómo y cuándo se usan estas expresiones adverbiales
como marcadores de cotilleo; cuál es su patrón de uso contrastando
sus funciones en ambas lenguas; y, descubrir si sus usos son
equivalentes en inglés y en español. Los resultados del análisis
muestran que apparently y por lo visto, marcan cotilleo, mientras que
aparentemente tiende a usarse exclusivamente como adverbio
evidencial. El análisis también muestra patrones existentes –
sintáctico en el caso del inglés y prosódico en el del español–
relacionados con el uso de estas expresiones y que las marcas de
cotilleo se dan mucho más frecuentemente en los registros orales, o en
los diálogos en el caso de la ficción escrita. Otra diferencia es que
apparently se usa en inglés con una doble función pragmática,
Presentación xiii

mientras que en español, el uso de por lo visto está asociado al


cotilleo; aparentemente en cambio tiene que ver la evidencialidad.
Por último, en el capítulo 11, María de la O Hernández López
analiza la comunicación fática (CF) en interacciones médico-paciente
en español (España) e inglés (Inglaterra) con el objetivo de sacar a la
luz similitudes y diferencias en gestión de la imagen social en los dos
contextos, teniendo en cuenta el grado de personalismo (Gudykunst y
Kim 1997; Placencia 2004) que muestran los participantes. Sus
resultados revelan una clara diferencia entre ambos grupos culturales,
no solo en cuanto a frecuencia sino a tipo de CF preferida. En el
contexto español, los tipos de CF más frecuentes son la revelación de
información personal y la expresión de emociones mientras que en el
contexto de Inglaterra predomina la CF impersonal. Hernández
López interpreta estos resultados con relación a las necesidades de
imagen de los interlocutores. Observa, por ejemplo, que el paciente
español muestra una gestión de la imagen orientada a sí mismo, de
tipo individual, mientras que el paciente británico se orienta más al
interlocutor, enfatizando su imagen social.
En la tercera y última parte –estudios de interlenguaje y enseñanza
de ELE– y desde una perspectiva dialogista co-constructivista (cf.
Jacoby y Ochs 1995; Linell 2009), Lars Fant, Fanny Forsberg y
Carlos Olave Roco (capítulo 12) examinan la competencia
sociocultural de hablantes de español L2 que tienen el sueco como L1.
Más específicamente se concentran en estrategias de negociación en el
mundo laboral empleadas por hablantes de español suecos, residentes
en Chile. El estudio se basa en grabaciones de juegos de roles con dos
grupos de participantes: hablantes no nativos (L1 sueco) y hablantes
nativos de español chileno. Su objetivo es examinar hasta qué punto
los hablantes suecos se alinean con la norma del español chileno y los
efectos que esto tiene en el ‘clima relacional’ en las interacciones.
Intentan contribuir así al debate sobre la medida en que un usuario de
L2 es capaz de llegar a un nivel nativo o no en lo concerniente a su
competencia sociocultural. Los estudios de pragmática del
interlenguaje suelen centrarse en etapas tempranas o medianas de
aprendizaje, mientras que Fant, Forsberg y Olave Roco se ocupan del
interlenguaje de estudiantes con un alto nivel de dominio del idioma.
Además estudian el comportamiento de una población en el mundo
xiv Presentación

laboral, y no de estudiantes universitarios como suele hacerse en


muchos de los estudios de interlenguaje.
Finalmente, Erwin Snauwaert (capítulo 13), se centra en la
enseñanza de la competencia intercultural. Resalta el interés
pedagógico de materiales literarios como las crónicas del novelista
peruano Bryce Echenique para ayudar a estudiantes de ELE a
reflexionar sobre diferencias en valores culturales entre hablantes de
diferentes variedades del español, estableciendo algunos contrastes,
particularmente entre España y Latinoamérica. Considera como Bryce
Echenique ahonda en la problemática intercultural misma, abordando
las oposiciones individualismo/ colectivismo y masculinidad/
feminidad, propuestas por el sociólogo holandés Geert Hofstede (cf.
Hofstede, 1991), que, como es sabido, ha tenido una gran influencia
en el campo de la comunicación intercultural. Propone que las
crónicas de Bryce Echenique ofrecen unas claves para facilitar el
diálogo intercultural.

Attardo, Salvatore. ([1994]2009). Linguistic Theories of Humor.


Berlin: Walter de Gruyter.
García, Carmen. (1989). ‘Apologizing in English: Politeness strategies
used by native and non-native speakers’. Multilingua 8: 3-20.
Gudykunst, William B. y Young Yun Kim. (1997). Communicating
with Strangers: An Approach to Intercultural Communication (3ra
ed.). New York: McGraw-Hill.
Hofstede, Geert (1991). Cultures and Organizations: Software of the
Mind. London: McGraw-Hill.
Jacoby, Sally y Elinor Ochs. (1995). Co-construction. Mahwah, N.J.:
Erlbaum.
Presentación xv

Linell, Per. (2009). Rethinking Language, Mind, and World


Dialogically: Interactional and Contextual Theories of Human
Sense-making. Greenwich, Conn.: Information Age.
Márquez Reiter, Rosina. (2001). ‘The case of apologies in English and
Spanish’. En: Ana Moreno y Vera Colwell (Eds.), Perspectivas
recientes sobre el discurso. León: AESLA, CD-Rom.
Placencia, María Elena. (2004). ‘Rapport-building activities in corner
shop interactions’. Journal of Sociolinguistics 8: 215-245.
–– (2010). (Des)cortesía, migración y comunicación intercultural. En:
Franca Orletti y Laura Mariottini (Eds.), (Des)cortesía en español.
Espacios teóricos y metodológicos para su estudio. Roma
Universidad Roma Tre - Programa EDICE: 399-430.
Raga Gimeno, Francisco. (2006). ‘Comunicación intercultural y
mediación en el ámbito sanitario’. Revista Española de Lingüística
Aplicada 1 (Volumen monográfico: Retos del siglo XXI en
comunicación intercultural: nuevo mapa lingüístico y cultural de
España, coordinado por Francisco Raga Gimeno y C. Valero
Garcés): 217-230.
Raga Gimeno, Francisco y Dora Sales Salvador. (2004). ‘Grupo
CRIT: inmigración y comunicación intercultural’. Revista de la
Facultad de Lenguas Modernas 7: 1-14.
Spencer-Oatey, Helen. (2000). ‘Rapport management: A framework
for analysis. In Helen Spencer-Oatey (ed.), Culturally Speaking:
Managing Rapport through Talk across Cultures. London:
Continuum: 11-46.
Spencer-Oatey, Helen, y Peter Franklin. (2009). Intercultural
Interaction: A Multidisciplinary Approach to Intercultural
Communication. Basingstoke: Palgrave Macmillan.
Verschueren, Jef. (1999). Understanding Pragmatics. London:
Arnold.

María Elena Placencia

Carmen García
Sección 1:
Estudios de pragmática intercultural
Capítulo 1
Sobre los límites de la comunicación y la mediación
intercultural

Francisco Raga Gimeno

Grupo CRIT

Estudiar la cultura requiere convertirse


en un especialista de las intersecciones
García Canclini (2004: 101)

Resumen: El presente trabajo pretende reflexionar acerca de la naturaleza continua o


discontinua de las categorías lingüísticas, culturales y sociales en aquellas
interacciones cara a cara en las que un profesional ejerce de puente comunicativo
entre personas de diferentes lenguas y culturas, en concreto entre personal sanitario
autóctono y pacientes extranjeros. Nos cuestionaremos en concreto la pertinencia de
establecer una distribución estricta de funciones entre intérpretes y mediadores
interculturales, y apuntaremos la necesidad de contemplar zonas de transición entre
las funciones lingüísticas, las culturales y las referidas a los modelos de interacción
comunicativa.

1. Introducción

Prácticamente nadie cuestionaría hoy en día, al menos de manera


absoluta, el hecho de que la lengua, la cultura y la sociedad no son
compartimentos estancos, que existen zonas de intersección y ámbitos
de mutua determinación, como así lo atestiguan las diferentes
disciplinas dedicadas expresamente a su estudio, como la
etnolingüística, la antropología lingüística o la sociolingüística. Sin
embargo, sigue abierto en muchos frentes el debate entre quienes
tienden a maximizar y quienes tienden a minimizar las consecuencias
de este carácter continuo de la realidad humana y de su conocimiento
4 Francisco Raga Gimeno

científico. De hecho, se podría decir que se trata de un dilema


fundamental que atraviesa el conjunto de las ciencias humanas y
sociales y en el que, de alguna manera, desembocan otros muchos
temas de debate o polémica, como los generados, por ejemplo, en
torno a las propuestas del relativismo lingüístico o a las teorías
innatistas sobre la adquisición de la lengua materna.
Este debate cobra especial interés, al menos para los objetivos del
presente trabajo, cuando adquiere una dimensión aplicada y refiere al
transvase entre dos lenguas, culturas y sociedades. Una de las grandes
aportaciones de los estudios contemporáneos de traducción, muy
especialmente a partir del desarrollo generalizado de la traducción de
textos poscoloniales (Carbonell 1997), ha consistido en la
incorporación de los factores culturales. El llamado ‘giro cultural’
provocó, según Lefevere y Bassnett (1990: 1), que la cultura
subyacente en los textos pasara a convertirse en la unidad operativa
para el estudio de la traducción. Como señalan Hatim y Mason (1995):

Lo más obvio es que el traductor posee no sólo capacidad como bilingüe, sino una
perspectiva bicultural. Los traductores median entre culturas (lo cual incluye las
ideologías, los sistemas morales y las estructuras socio-políticas) con el objetivo
de vencer las dificultades que atraviesan el camino que lleva a la transferencia de
significado. Lo que tiene valor como signo en una comunidad cultural puede estar
desprovisto de significación en otra, y el traductor se encuentra inmejorablemente
situado para identificar la disparidad y tratar de resolverla. (pp. 281-2)

Tampoco en este campo existe un acuerdo unánime acerca del


grado de integración de los aspectos culturales al proceso traductor, ni
mucho menos acerca de las estrategias que deben seguirse al respecto
o del grado de visibilidad que es legítimo que adquiera el traductor
(Katan 1999: 128-144; Witte 2008: 115-155).
El objetivo del presente trabajo consiste en reflexionar acerca de la
naturaleza continua o discontinua de las categorías lingüísticas,
culturales y sociales en aquellas interacciones cara a cara en las que un
profesional ejerce de puente comunicativo entre personas de diferentes
lenguas y culturas, en concreto entre personal sanitario autóctono y
pacientes extranjeros.1 Antes de abordar esta cuestión, en el apartado 2
presentaremos, de manera muy esquemática, las propuestas
desarrolladas por el grupo CRIT (Comunicación y Relaciones
Interculturales y Transculturales) acerca de la comunicación
Comunicación y la mediación intercultural 5

intercultural, que nos van a servir como base teórica y metodológica


sobre la que desarrollar el posterior debate.

2. Propuesta de análisis de la comunicación intercultural

El grupo CRIT2 plantea una aproximación al fenómeno de la


comunicación intercultural eminentemente práctica. Sus trabajos
tienen como destinatario principal a los propios participantes en las
interacciones comunicativas interculturales, incluidos los
profesionales de la comunicación, y su objetivo es ayudar a prevenir y
resolver los posibles problemas de comunicación que puedan surgir en
las mismas. Por lo que respecta a sus aportaciones teóricas, y sin
pretender establecer una comparación con otras propuestas, hay que
señalar que se centran de manera muy específica en los aspectos del
significante, en detectar de la manera más precisa posible las
diferencias en cuanto a las formas de expresión propias de las
interacciones comunicativas en las diversas culturas, y en las
consecuencias que estas diferencias provocan en las interacciones
comunicativas interculturales.
El grupo CRIT plantea que en las interacciones comunicativas en
general pueden aparecer tres tipos de información: referencial,
interpersonal y cultural general. En las interacciones comunicativas
los interlocutores suelen transmitirse información referencial, es decir,
‘se cuentan cosas del mundo’ (por ejemplo, si hace frío, o si se han
comprado un coche nuevo). Pero simultáneamente, y de manera
inevitable, se transmiten informaciones interpersonales, ‘se cuentan
quiénes son los unos para los otros’, y lo hacen desde un punto de
vista psicológico (se transmiten si son, por ejemplo, tímidos,
simpáticos o nerviosos), y desde un punto de vista social. En
principio, para los objetivos del análisis de la comunicación
intercultural al grupo CRIT le han interesado especialmente los
valores sociales que se transmiten en las interacciones comunicativas
y que, simplificando, se podrían reducir a dos: conflicto y estatus. Los
interlocutores emplean unas expresiones interpersonales u otras
dependiendo del grado de preocupación por el posible conflicto y de
su estatus social relativo. En sus primeras etapas la investigación del
grupo CRIT se centró casi exclusivamente en este tipo de
informaciones interpersonales; sin embargo, desde que se empezó a
abordar el ámbito sanitario se percibió la necesidad de incorporar
6 Francisco Raga Gimeno

igualmente datos de información cultural general, referidos a aspectos


como la comida, las formas de vestir, la religión o las concepciones de
la salud y la enfermedad.
En cuanto a sus respectivas formas de expresión, las informaciones
referenciales se transmiten fundamentalmente mediante el lenguaje
verbal, mediante enunciados construidos gramaticalmente. Las
informaciones culturales generales se pueden transmitir mediante
enunciados, los interlocutores pueden emplear el lenguaje verbal para
expresar explícitamente sus creencias o costumbres, pero se pueden
transmitir también mediante ciertas actitudes, como rechazos a
realizar, o dejar de realizar, determinadas acciones, que pueden incluir
la presencia de ciertos objetos con una determinada carga simbólica,
como vestimentas o comidas. Finalmente, las informaciones
interpersonales suelen transmitirse mediante lo que conocemos como
modelos de interacción comunicativa, que han sido el objeto principal
de los estudios desarrollados por el grupo CRIT y que pasamos a
comentar de manera algo más detallada.
Como se observa en la tabla 1, los modelos de interacción
comunicativa constan, por un lado, de una dimensión que podemos
denominar ‘física’, que incluye la distribución espacial (distancias
entre los interlocutores, grado de énfasis de la gesticulación manual y
corporal y de la expresividad facial), la distribución temporal
(estructura conversacional más o menos rígida, presencia de silencios
y solapamientos en la distribución de los turnos de palabra), y el
paralenguaje (especialmente el grado de énfasis respecto a la
intensidad, el tono o el tempo). Cuentan, por otro lado, con una
dimensión referida a los usos del lenguaje que, inspirada parcialmente
en las propuestas de Grice (1975), incluye el tipo y cantidad de
contenidos, la veracidad de los mismos, y la manera de expresarlos
(especialmente por lo que respecta al grado de formalidad y de
dirección).
Comunicación y la mediación intercultural 7

MODELOS DE INTERACCIÓN COMUNICATIVA


MODELO PRÓXIMO MODELO
DISTANTE
ASPECTOS
FÍSICOS
Distribución
espacial
Distancias Tendencia a aproximarse Tendencia a separarse
Contacto físico Admitido Muy poco habitual
Contacto Habitual Poco habitual
visual
Manos, rostro Mucha expresividad Poca expresividad
y cuerpo
Distribución
Temporal
Secuencias de Breve y poco informativo Largo y muy
saludo informativo
Tránsito entre Poco marcado Muy marcado
secuencias
Orden en toma Libre, con lucha Preestablecido, sin
de turnos lucha
Longitud de No se admiten turnos Se admiten turnos
los turnos largos largos
Silencios entre Pocos y breves Muchos y largos
turnos
Solapamientos Habituales Poco habituales
Paralenguaje
Grado de Elevado Bajo
énfasis
USOS DEL
LENGUAJE
Contenido
Intercambio Abundante Escaso
informativo
De temas Muy habitual Poco habitual
comprometidos
Veracidad
8 Francisco Raga Gimeno

Mentiras Poco habituales Bastante habituales


sociales
Manera
Lenguaje Directo Indirecto
Formas de Informales Formales
tratamiento
Tabla 1. Modelos de interacción comunicativa

En cualquier situación comunicativa, sea intercultural o no, los


interlocutores pueden presentar un comportamiento que se aproxime
más al modelo próximo o al modelo distante, dependiendo del grado
de igualdad social entre los interlocutores y del grado de preocupación
por el posible conflicto. Como las diferentes culturas del mundo
presentan claras diferencias respecto a ambos valores sociales,
respecto a la importancia que se otorga a la jerarquía social y al
mantenimiento de la armonía grupal, los comportamientos
comunicativos que presentan sus miembros pueden diferir
llamativamente respecto al grado de proximidad. Así, los modelos de
interacción comunicativa habituales en un médico de una determinada
cultura pueden parecerle completamente inadecuados o fuera de lugar
a un paciente de otra cultura, y viceversa. Hay que tener en cuenta,
además, que los problemas de comunicación intercultural suelen verse
agravados por la escasa conciencia que tienen los interlocutores
respecto a sus propios modelos de interacción comunicativa y respecto
a las diferencias interculturales que estos presentan. Este último factor
provoca que los participantes en interacciones comunicativas
interculturales tiendan a juzgar los comportamientos comunicativos
inesperados de sus interlocutores a partir de los modelos
comunicativos de su propia cultura, y que los interpreten no desde un
punto de vista cultural sino psicológico; es decir, que lleguen a la
conclusión de que ‘los de esta cultura son unos desconfiados’, y ‘los
de esta otra son unos entrometidos’.
Como conclusión a este apartado, y como punto de partida para la
revisión crítica que llevaremos a cabo en el siguiente, podemos decir
que en las interacciones comunicativas interculturales cara a cara
pueden aparecer los siguientes tres tipos de informaciones, con sus
correspondientes formas de expresión, todas ellas fuentes potenciales
de problemas de comunicación:
Comunicación y la mediación intercultural 9

a. Informaciones referenciales: expresadas fundamentalmente


mediante el lenguaje verbal, mediante las lenguas
b. Informaciones culturales generales: expresadas
fundamentalmente mediante actitudes, que pueden incluir
determinados objetos
c. Informaciones interpersonales sociales: expresadas
fundamentalmente mediante modelos de interacción
comunicativa

En los siguientes apartados nos cuestionaremos el grado de


univocidad existente entre los tipos de información y sus
correspondientes formas de expresión.

3. Los límites de la comunicación y la mediación intercultural

3.1. Interpretación en los servicios públicos y mediación


intercultural

Como adelantábamos en el primer apartado, creemos más útil centrar


el debate en el campo de las aplicaciones prácticas, y más en concreto
en la labor de los profesionales que hacen de puente comunicativo en
las interacciones comunicativas cara a cara entre personal sanitario
autóctono y pacientes extranjeros.3
Aunque este ámbito profesional presenta, lógicamente, muchos
puntos de contacto con el de la traducción, con el que cerrábamos el
primer apartado, es evidente que también existen algunos rasgos que
los diferencian. En primer lugar, los interlocutores entre los que se va
a mediar suelen pertenecer a culturas muy alejadas entre sí, y afectan a
un ámbito como el sanitario, que más que estar culturalmente marcado
pertenece al núcleo mismo de la cultura; con lo cual los aspectos
culturales y sociales cobran un protagonismo incuestionable. En
segundo lugar, la propia naturaleza inmediata de este tipo de
mediación deja muy escaso margen a una elaboración meditada,
retrospectiva (Hatim y Mason 1995: 282), dirigida a un público más o
menos amplio, anónimo y heterogéneo; lo cual suele provocar el
recurso a soluciones menos ‘elaboradas’, a la aclaración cultural, a la
visibilidad explícita del mediador. Aunque en ocasiones pueda ocurrir
todo lo contrario, ya que, como señala Hsieh (2006: 729), el hecho de
10 Francisco Raga Gimeno

ser el único participante que conoce ambas lenguas, permite que las
estrategias comunicativas del intérprete puedan permanecer
‘invisibles’.
Estas características, unidas a otras, como el hecho de que se trate
de una actividad con evidentes consecuencias sociales y personales,
han provocado que, a diferencia de lo que ocurre en el ámbito de la
traducción, la mediación intercultural e interlingüística, muy
especialmente en el campo de la sanidad, haya comenzado su
andadura con la separación en dos ámbitos profesionales más o menos
diferenciados, como son el de la interpretación en los servicios
públicos y el de la mediación intercultural. Es decir, que las
características específicas del tipo de actividad al que nos
enfrentamos, que deberían haber potenciado de manera muy especial
la integración de los aspectos culturales y lingüísticos4, se ha resuelto,
paradójicamente, en la dirección contraria, en la de la disociación de
ambas actividades y en su repliegue metodológico hacia el campo
social y hacia el campo lingüístico-traductológico, respectivamente.
Retomando la clasificación de los tres tipos de información, objeto
de análisis del presente trabajo, podríamos establecer, en principio, la
siguiente correlación con las tareas facilitadoras de la comunicación:

a. Información referencial: interpretación lingüística


b. Información cultural: aclaración cultural y negociación en
conflictos
c. Información interpersonal: regulación conversacional y
aclaración cultural

De acuerdo con esta clasificación a los intérpretes en los servicios


públicos les correspondería fundamentalmente la tarea de
interpretación lingüística, y a los mediadores interculturales la tarea de
aclaración cultural, regulación conversacional y negociación en
conflictos. Sin embargo, se trata de una correspondencia que viene
siendo cuestionada desde varios frentes. Sin pretender hacer un repaso
exhaustivo al intenso debate que se ha generado en torno a los límites
generales entre ambas actividades profesionales, podemos señalar que
en el campo de la interpretación en los servicios públicos nos
encontramos con autores, como Gentile, Ozolins y Vasilakakos
(1996: 54), que abogan por una separación más o menos clara entre la
interpretación y la mediación intercultural, y que cuestionan la
Comunicación y la mediación intercultural 11

tendencia a la visibilidad, a la participación activa de los intérpretes en


procesos de negociación cultural. Sin embargo, en los últimos tiempos
son cada vez más las voces que desde el campo de la interpretación en
los servicios públicos apuntan, si no a la fusión de ambos ámbitos
académicos y perfiles profesionales, sí al cuestionamiento de los
límites que supuestamente los separan.5 Como señala Valero Garcés
(2005):

Es un hecho reconocido por gran parte de los profesionales de la traducción e


interpretación en los servicios públicos que las tareas que se le piden a la persona
que hace de intermediario lingüístico en los servicios públicos (…) suelen ir más
allá del simple traslado de información. Al intérprete se le exige con frecuencia
ser un ‘catalizador’, un consultor cultural lo cual implica que debe explicar
hábitos culturales, valores o creencias tanto a los profesionales como a los
usuarios para los que sirve de enlace. Debe actuar también en situaciones críticas
y tratar temas complicados. (pp. 166-7)

En esta línea, y con especial atención al ámbito sanitario, destacan


las aportaciones de Angelelli (2004), que tras desarrollar un
exhaustivo trabajo de campo entre intérpretes de hospitales en Canadá,
México y Estados Unidos, llegó a la conclusión de que en muchas
ocasiones las pautas de neutralidad e invisibilidad propuestas por los
códigos éticos o de buenas prácticas existentes contrastan de manera
llamativa con la percepción que los propios intérpretes tienen de su
experiencia profesional diaria.
Por lo que respecta a la mediación intercultural, como señala Raga
(2008: 3), se trata de un fenómeno reciente, surgido en las últimas
décadas a raíz de la globalización de los procesos migratorios, y que
pretende contribuir a mejorar la comunicación de las personas
extranjeras, especialmente las procedentes de países en vías de
desarrollo, con la población autóctona en general, y con los
profesionales de los servicios públicos en particular. Bermúdez y otros
(2002: 101) definen la mediación intercultural como “un recurso
profesionalizado al alcance de personas de culturas diversas, que actúa
como puente, con el fin de facilitar las relaciones, fomentar la
comunicación y promover la integración entre personas o grupos,
pertenecientes a una o varias culturas”. De acuerdo con dichos
autores, con la mediación intercultural se pretende facilitar la
comunicación, fomentar la cohesión social y promover la autonomía e
inserción social de las minorías. En estos momentos la figura del
mediador intercultural no presenta un perfil homogéneo, ni por lo que
12 Francisco Raga Gimeno

respecta a su formación, ni a su situación laboral, ni a las actividades


que desempeña. Se trata de una actividad emergente que se está
nutriendo de experiencias profesionales tan diversas como la
traducción e interpretación, el trabajo social, la animación
sociocultural, la psicopedagogía, la mediación social y comunitaria o
la antropología cultural, y que en ocasiones entra en un claro conflicto
de competencias e intereses con las actividades desarrolladas por los
profesionales procedentes de estas disciplinas (Raga 2008). Pese a que
en general la mediación intercultural se asocia más al ámbito social,
también encontramos cada vez más opiniones tendentes a reconocer
explícitamente la necesidad de una adecuada formación lingüística y
en técnicas interpretativas, que responda a la realidad profesional de
los mediadores interculturales. Como señalan Qureshi y otros (2009:
61): “Con la intención de enfatizar que la mediación intercultural es
mucho más que la interpretación lingüística, a veces se menosprecia la
importancia de ésta. Sin embargo, la parte lingüística es esencial para
una asistencia de calidad”.6
Así pues, nos encontramos con un ámbito de actuación, y su
correspondiente perfil profesional, que podríamos denominar como
mediación interlingüística e intercultural, o facilitación comunicativa,
que hoy por hoy se encuentra dividido en dos campos, uno lingüístico
y otro social y cultural. Pese a las opiniones que acabamos de
comentar, que tienden a cuestionarse los límites existentes entre
ambos, lo bien cierto es que hoy por hoy son muy escasas las voces
que se decantan por su integración en una única disciplina y una única
figura profesional.7 Una posible vía de solución a este debate, que de
manera breve vamos a ensayar en los siguientes apartados, pasa por
analizar no tanto las diferencias existentes entre lengua, cultura y
sociedad (que nadie afirma que sean una única e indiferenciada cosa),
como la naturaleza de las zonas de intersección y de mutua
determinación que se observan entre ellas.

3.2. Lengua y cultura

Las zonas de intersección entre información referencial e información


cultural pueden analizarse en ambas direcciones, desde el ámbito
lingüístico hacia el cultural, y desde el ámbito de las actitudes
culturalmente determinadas hacia el lenguaje. Por lo que respecta a las
primeras, más allá del debate en torno al relativismo lingüístico, lo
Comunicación y la mediación intercultural 13

cierto es que nadie pone en duda hoy en día que las diferentes lenguas
están inmersas en sus correspondientes culturas y encarnan, de manera
muy específica en el léxico, muchas de las características de estas.
Esto es especialmente palpable en ámbitos tan culturalmente
determinados como el médico. La terminología empleada en la
biomedicina puede no encontrar un equivalente claro en el
vocabulario propio de las diferentes medicinas tradicionales
(pensemos en un término como virus), o puede encontrar un
equivalente equívoco. Ni siquiera aquellos autores que defienden una
separación clara entre la interpretación y la mediación cuestionan la
necesidad de que el intérprete incorpore a su labor de puente
comunicativo aclaraciones culturales de este tipo. En la película Caro
Diario, del director Nanni Moretti, el protagonista acude a una
consulta de medicina tradicional china para tratarse unos picores en la
piel. En un momento dado, uno de los médicos de origen chino le
pregunta al paciente si “ha tomado mucho viento”, a lo que este
responde que él “va normalmente en Vespa”. Afortunadamente, en la
consulta está presente un intérprete-mediador intercultural que aclara
al paciente que en la medicina tradicional china al prurito en la piel se
corresponde el “viento en la sangre”. Aunque en la película no se
desarrolla este intercambio informativo, lo normal es que para que el
paciente pudiese responder a la pregunta y se consiguiese una
comunicación efectiva debería obtener alguna aclaración más acerca
de este ‘viento en la sangre’ y de sus implicaciones en el marco de la
medicina tradicional china.
Sin embargo, hay que señalar que en ocasiones los propios
profesionales de la sanidad solicitan a los intérpretes una literalidad
prácticamente imposible. Un caso especial en este sentido es el de las
entrevistas terapéuticas entre psiquiatra y paciente. Una de las
herramientas de trabajo de los psiquiatras es el lenguaje, que les puede
facilitar el acceso al origen del mal que aqueja al paciente, y a través
del cual pueden empezar su tratamiento. Pero para que esto ocurra, la
interacción verbal entre paciente y terapeuta debe adoptar la forma de
un vínculo profundo, de ahí que los psiquiatras en muchas ocasiones
pidan a los intérpretes que permanezcan ‘invisibles’ y les traduzcan
exactamente lo que están diciendo los pacientes. Sin embargo, cuando
existen diferencias culturales de por medio, la literalidad puede ser la
forma más sencilla de establecer malentendidos y de acabar con el
posible vínculo. Por ejemplo, si el psiquiatra le pregunta al paciente
cómo recuerda a su padre, y este le contesta que lo recuerda cubierto
14 Francisco Raga Gimeno

de color rojo, el psiquiatra puede llegar a una conclusión errónea si el


intérprete-mediador no le aclara que en la cultura de origen del
paciente el rojo simboliza el respeto8, por no hablar del hecho de que,
a lo mejor, como ocurre en muchas culturas, el referente adulto del
niño no es el padre sino uno de sus tíos. El ámbito de la salud mental,
con su alto grado de implicación personal, refleja de manera muy
gráfica la tensión entre la invisibilidad, pretendida, y la
personalización, real, del intérprete-mediador. Como señala Bot
(2003: 34), “[t]he interpreter has […] become included in the
treatment in the same way as the therapist: in a professional capacity
in which personal involvement is recognised”.
Por otro lado, como decíamos anteriormente, la información
cultural no sólo se comunica a través del lenguaje, sino que lo hace
también a través de acciones o actitudes, en las que puede haber
implicados determinados objetos. En este caso la intersección entre
lengua y cultura provoca que el intérprete-mediador deba explicitar
verbalmente aquellos aspectos de estas actitudes que considere
relevantes. Normalmente, si se hace necesaria la aclaración de estas
informaciones es porque la actitud en concreto está creando, o puede
crear, algún tipo de conflicto, es decir, que la aclaración se incorpora a
la función comunicativa de negociación. Es en estos casos, en los que
el origen del establecimiento de un puente comunicativo no surge del
propio lenguaje, en los que muchos intérpretes y teóricos de la
interpretación se plantean la legitimidad de la visibilidad. Imaginemos
el siguiente caso. El encargado de hacer las radiografías al paciente de
origen senegalés le pide que se quite la pulsera que lleva en la
muñeca, porque si no no se puede realizar la radiografía, e incluso
hace el amago de ayudarle a quitársela. El paciente no sólo se niega
sino que se aparta bruscamente de la persona que pretende tocar su
pulsera. ¿Qué debe hacer en este caso el intérprete-mediador? Es
posible que simplemente traduciendo las correspondientes preguntas
del personal sanitario y las respuestas del paciente no se llegue a una
resolución, porque lo normal es que estas preguntas sean abiertas, del
tipo ¿por qué no te quieres quitar la pulsera?, preguntas que pueden
no ser tan fáciles de responder, entre otras cosas porque puede haber
muchas causas y a muchos niveles diferentes. Llegados a este punto
parecería legítimo que el intérprete-mediador, basándose en su
condición bicultural, elaborase algunas preguntas cerradas, dirigidas.
Y así es posible que se aclarase que el paciente se niega a quitarse la
Comunicación y la mediación intercultural 15

pulsera no por estética o por desconfianza, sino porque la pulsera es


un gri-gri, un amuleto que lleva prácticamente desde que nació, que
debe estar siempre en contacto con la piel, que jamás debe ser tocado
por otra persona, y sin el cual se sentiría totalmente desprotegido. Lo
que obviamente no debería hacer el mediador-intérprete, por mucho
que su conocimiento así se lo indique, es dar por supuesto que este sea
el motivo, estereotipar culturalmente. A diferencia de lo que ocurre en
la traducción de textos, en la interpretación-mediación se trabaja con
personas a las que se puede, o se debe, preguntar.
La inmensa mayoría de conflictos se resuelven cuando los motivos
o intereses más profundos de las partes enfrentadas salen a la luz. Ni
siquiera en el campo específico de la mediación en conflictos se
supone que el mediador debe proponer las soluciones, estas deben
surgir de las partes, la única labor del mediador consiste en potenciar
y facilitar la comunicación (Beer y Stief 1997: 122). En último
extremo la labor del mediador-intérprete no es tan diferente en el caso
de la aclaración del término “viento en la sangre” y en la indagación
en el caso del amuleto. En ambas situaciones se trata de explicitar la
información cultural capaz de facilitar una comunicación eficiente, la
diferencia reside en que en el segundo caso el origen del problema no
es tanto verbal como de actitud, y en que el intérprete-mediador debe
adoptar una postura más visible, más activa, y propiciar este mismo
comportamiento en los participantes. No se trata de que el intérprete-
mediador adquiera en el segundo caso un mayor protagonismo
respecto a los otros interlocutores, sino que la situación requiere una
mayor implicación comunicativa de los participantes, incluido el
intérprete-mediador.

3.3. Lengua y modelos de interacción comunicativa

No ofrece tampoco demasiadas dudas el hecho de que las lenguas son


capaces de expresar el tipo de relaciones sociales existentes entre los
interlocutores. De hecho, algo similar planteábamos en el apartado 2
cuando, a propósito de los modelos de interacción comunicativa,
afirmábamos que la dimensión de ‘manera’, la que afecta al grado de
formalidad y de dirección del lenguaje verbal, depende de las
relaciones sociales entre los interlocutores. Por cuestiones de espacio
nos centraremos en el tema del grado de indirección.
16 Francisco Raga Gimeno

En muchos casos la indirección implica el uso de formas


metafóricas. Por ejemplo, en la escena de la película Caro Diario,
comentada anteriormente, el médico de origen chino le pregunta en
italiano al paciente si “ha sufrido una bajada de riñones”. Ante la
extrañeza de este, el intérprete-mediador le aclara que lo que el
médico quiere saber es si “ha tenido excesos sexuales”. La
justificación del uso de esta expresión reside en el hecho de que los
modelos de interacción comunicativa en China presentan en este
sentido un marcado carácter distante, que lleva a emplear expresiones
metafóricas, indirectas, como una forma de evitar referir directamente
a temas comprometidos. En este caso la labor del intérprete-mediador
no difiere demasiado de la que comentamos en el punto anterior
acerca de la traducción o aclaración de determinados términos
marcados culturalmente; cuando la difuminación de límites entre lo
lingüístico y lo social obtiene como respuesta una equivalencia entre
diferentes expresiones verbales, no suele presentársele al intérprete
ningún tipo de dilema.
Pero, ¿qué ocurre cuando no contamos con un equivalente verbal
tan claro, cuando la solución no pasa por decir las cosas de otra
manera? En este caso el problema comunicativo se desplaza a las otras
dos dimensiones de los usos del lenguaje, la de contenido y la de
veracidad, es decir, la posible solución pasa por la evitación de la
transmisión de una determinada información o por una transmisión
que no se ajuste a la veracidad del original. Hay que tener en cuenta
que en estos casos se rompe, de alguna manera, la equivalencia con lo
comentado a propósito de los límites entre lengua y cultura. Entonces
nos enfrentábamos a problemas de comunicación, a malentendidos,
mientras que en este caso tratamos con expresiones que afectan
personalmente a algún interlocutor, que pueden ofenderle o hacerle
sentir mal.
Gentile y otros (1996: 49-50) advierten a este respecto que si un
enunciado contiene un término ofensivo hay que traducirlo, el
intérprete no debe actuar como un censor, ya que es responsabilidad
de las partes su forma de expresarse. En todo caso, según estos
autores, si alguien dice algo ofensivo el intérprete le puede preguntar
si quiere que traduzca esa expresión. También algunos mediadores
interculturales están en contra de ocultar las ofensas proferidas por
una de las partes, incluso si, por ejemplo, el médico le dice al paciente
que huele mal. La evitación de conflictos no ha de considerarse
Comunicación y la mediación intercultural 17

necesariamente como algo deseable. Como comenta Augsburger


(1992: 7), los conflictos pueden incrementar las posibilidades de
conocer la riqueza de las sociedades humanas y sus tesoros culturales.
A este respecto Lucas (2001: 102) señala que “[l]os conflictos
interculturales sacan a la luz nuestras propias contradicciones, que
sólo estaban resueltas coyunturalmente. Cumplen así una función de
catalizador de nuestros propios problemas, más que de fuentes de
nuevos problemas”.9 Es posible que el conflicto propicie que el
médico acabe descubriendo que el paciente vive en unas condiciones
sociales y económicas que llegan a afectar a la higiene, o que lo que él
considera un mal olor es en realidad un olor diferente, un olor bien
apreciado en la cultura de origen del paciente.10 En este caso, una vez
más, puede ser crucial el papel del intérprete-mediador que, en su
calidad de especialista de la comunicación, y sin necesidad de ir más
allá de la mera facilitación comunicativa, puede propiciar que se
expliciten los factores sociales de las culturas en conflicto precisos
para que este sea resuelto por las partes.
Sin embargo, no en todas las circunstancias en que se produce
algún problema de comunicación referido a los modelos de
interacción comunicativa nos enfrentamos a una situación
expresamente ofensiva. A diferencia de lo que ocurre con una
afirmación referida a la falta de higiene de nuestro interlocutor (que
con toda seguridad puede resultar ofensiva en cualquier cultura), en
muchas ocasiones el uso de un determinado modelo de interacción
comunicativa en una situación intercultural puede estar ofendiendo de
manera muy grave a uno de los interlocutores sin que exista ningún
tipo de intencionalidad por parte del otro. Ya comentábamos en el
apartado 2 que los modelos de interacción comunicativa presentan un
elevado grado de inconciencia, los interlocutores en general no suelen
ser conscientes de que al igual que hay diferentes lenguas y diferentes
formas de comer o vestir también hay usos del lenguaje que difieren
significativamente de una cultura a otra. En este caso el problema
comunicativo cuadraría mejor en la categoría de malentendido que en
la de conflicto. El papel preventivo o resolutivo del intérprete-
mediador pasaría una vez más por su visibilidad a través de la
aclaración del desajuste comunicativo. Puede, por ejemplo, aclarar al
médico que si el paciente subsahariano apenas da información acerca
de qué es lo que le ocurre es porque en su cultura de origen, en una
consulta con un sanador tradicional, dejaría que fuera este el que lo
adivinara; o que cuando el paciente de origen chino le dice que va a
18 Francisco Raga Gimeno

seguir un determinado tratamiento es necesario cerciorarse de la


veracidad de estas palabras, ya que en su cultura de origen
difícilmente un paciente contradeciría al médico. Podría aclarar
igualmente al paciente de origen pakistaní que las preguntas acerca de
su vida sexual están totalmente justificadas en una consulta médica
occidental, y que no tienen que interpretarse como una ofensa o
intromisión.
El problema, desde el punto de vista del dilema entre interpretación
y mediación, se agrava cuando la simple aclaración no consigue hacer
avanzar la comunicación y el intérprete-mediador debe intensificar su
nivel de visibilidad. Una mediadora intercultural nos contaba el
siguiente caso referido al ámbito de la salud mental. Después de actuar
como intérprete-mediadora en varias entrevistas entre una psiquiatra y
una paciente de origen marroquí, esta apenas había contestado a
ninguna de las preguntas más o menos personales que le traducía la
mediadora, a pesar de los esfuerzos de esta y de la psiquiatra por
transmitirle confianza y por indagar en los motivos de su mutismo.
Finalmente, en una de las sesiones la intérprete-mediadora optó (con
el beneplácito de las partes) por tomar una postura más activa, y cada
vez que le traducía a la paciente alguna pregunta personal, referida por
ejemplo a sus relaciones familiares, incluía algún comentario sobre su
propia situación familiar, se ponía, de alguna manera, como ejemplo
de lo que se esperaba de este tipo de interacción. Después de unas
pocas sesiones, al cabo de las cuales la intérprete-mediadora volvió a
situarse en un segundo plano, la paciente empezó a colaborar en la
terapia, que acabó siendo muy beneficiosa para ella. Casos como este
llevan al extremo el debate sobre los límites de la actividad de los
profesionales de la facilitación comunicativa, el debate de hasta qué
punto el fin justifica los medios, o qué fin justifica qué medios.
Para finalizar, los modelos de interacción comunicativa incluyen
también lo que hemos denominado dimensiones físicas de la
interacción: paralenguaje, distribución del tiempo y distribución del
espacio. En principio, independientemente de las características que se
den al respecto en las diferentes culturas de origen, y teniendo en
cuenta las circunstancias que rodean al contexto sanitario, lo ideal es
que la interacción no entre en una fase de excesiva emotividad, que se
desarrolle siguiendo el modelo distante: con un paralenguaje no
demasiado enfático, sin solapamientos entre los turnos de palabra y
con una gestualidad que resulte poco agresiva. Cuando la
Comunicación y la mediación intercultural 19

conversación se desplaza hacia el modelo próximo aumentan de


manera drástica las posibilidades de que la comunicación fracase y de
que una de las partes abandone definitivamente la interacción. Esta
función de regulación de los aspectos físicos por parte del profesional
de la comunicación es algo reconocido desde el ámbito de la
interpretación, especialmente desde aquellos autores que adoptan una
perspectiva más cercana a la mediación. Como señala Wadensjö
(1998: 110), los intérpretes deben regular la interacción mediante
expresiones explícitas o mediante estrategias como peticiones de
tiempo para traducir o aclarar ciertos términos. Incluso en un ámbito
tan proclive al intercambio dinámico de pareceres como es el de la
mediación en conflicto se insiste en la necesidad de que al mediador
no se le vaya de las manos en ningún momento la dimensión física de
la comunicación (Beer y Stief 1997: 87-92).
La mediación adquiere un cariz más complejo cuando el desajuste
en la dimensión física de la interacción no se debe a que una de las
partes, o ambas, hayan llegado a un elevado grado de emotividad, sino
a que ambas partes están sencillamente empleando los
comportamientos esperables en esta situación en sus culturas de
origen, pero estos resultan mutuamente fuera de lugar. Como ya
comentábamos en el anterior apartado a propósito de las actitudes
culturales, las principales reservas desde el ámbito de la interpretación
surgen en aquellas situaciones en las que se espera que el intérprete
verbalice, aclare con palabras, malentendidos culturales o sociales
procedentes de comportamientos no verbales; cuando, por ejemplo,
debe aclarar al médico que el tono dubitativo y poco enfático del
paciente de origen chino, así como sus silencios entre turnos de
palabra o su falta de contacto visual, no deben ser interpretados como
signos de desconfianza o de falta de comprensión, sino como muestras
de respeto hacia la figura social del médico, o cuando debe aclarar al
paciente de origen subsahariano que el tono enfático del médico no
indica enfado sino cordialidad, o que sus constantes interrupciones no
son una forma de ofensa o de desinterés, o que, al contrario de lo que
dictan sus expectativas culturales, debe dejar que el médico lo
examine físicamente, que lo toque.
Se trate de una regulación más o menos explícita para evitar que la
interacción entre en una dinámica excesivamente emocional o de una
aclaración de los desajustes culturales en cuanto paralenguaje, turnos
de palabra o lenguaje no verbal, el intérprete-mediador debe
enfrentarse al hecho de que su labor se desarrolla en un contexto en el
20 Francisco Raga Gimeno

que las partes interactúan cara a cara, y que si falla la parte física, por
los motivos que sea, peligra el objetivo básico de la comunicación.

3.4. Las actividades de la facilitación comunicativa

Resumiendo lo visto en los anteriores aparatados, podemos establecer


el siguiente esquema de las actividades que los intérpretes-mediadores
deberían llevar a cabo en las zonas de transición:

a. Zonas de transición entre lengua y cultura


- Aclaración verbal de términos verbales marcados
culturalmente
- Aclaración verbal de actitudes culturales

b. Zonas de transición entre lengua y modelos de interacción


comunicativa
- Aclaración verbal de expresiones indirectas (metafóricas)
- Aclaración verbal de restricciones informativas respecto
a temas comprometidos
- Aclaración verbal de desajustes en los aspectos físicos de
las interacciones

Podríamos decir que, de alguna manera, todas las actividades


asociadas a la interpretación y la mediación, como son la
interpretación lingüística, la negociación en conflictos y la regulación
de las interacciones, confluyen en la actividad genérica de aclaración o
explicitación verbal de todas aquellas informaciones que puedan
ayudar a facilitar la comunicación. Es posible que el hecho de que el
origen del problema comunicativo sea de naturaleza verbal o no verbal
pueda contribuir a acentuar la sensación de visibilidad de los
profesionales de la comunicación, pero en último extremo, nos
enfrentamos a una misma tarea de explicitación verbal de información
relevante.
En cualquier caso, tan importante como preguntarse por la
legitimidad de los diferentes grados de visibilidad, es no perder de
vista que esta labor de facilitación comunicativa se enfrenta
igualmente a otros riesgos, como la tendencia al estereotipo cultural o
al exceso de didactismo.
Comunicación y la mediación intercultural 21

4. Conclusiones

Que una buena parte de la población inmigrante residente en los


países occidentales requiere de profesionales de la comunicación que
posibiliten su adecuado acceso a los servicios sanitarios es una
realidad incuestionable. Como incuestionable es que hoy en día son
muy pocos los centros de salud, en particular en el estado español, que
cuentan con intérpretes o mediadores que puedan cumplir dicha
función. Pensar que en un futuro próximo los centros de salud van a
contar con equipos de intérpretes y de mediadores trabajando codo
con codo para solucionar los problemas de comunicación entre el
personal sanitario y los pacientes extranjeros es poco menos que
utópico. A los profesionales que trabajan, o trabajen en un futuro, en
estos centros habría que pedirles el esfuerzo de no dejar su trabajo a
medias, de no detenerse en aquella tarea que suponga, desde sus
postulados, cruzar la frontera establecida de sus cometidos
profesionales. En cualquier caso, aunque llegásemos a ver a un
intérprete y un mediador intercultural juntos, en acción, ¿podríamos
establecer a priori, para cualquier caso, en qué punto debería cesar la
labor de uno para que comenzase la del otro, o cómo debería
articularse su labor conjunta? Lo comentado en los apartados
anteriores nos hace de dudar de que así sea.
Las lenguas están entrelazadas con las culturas y con las
sociedades porque las utilizan seres sociales y culturales en contextos
sociales y culturales. Las zonas de intersección entre lengua, cultura y
sociedad pueden ser abordadas de manera independiente desde
diferentes perspectivas teóricas como la lingüística, la
sociolingüística, la etnolingüística, la pragmática o los estudios de
comunicación intercultural. Pero cuando nos situamos en un ámbito
aplicado, como el de la mediación interlingüística e intercultural, no
podemos ignorar el hecho de que lengua, cultura y sociedad no se
presentan como realidades abordables de manera absolutamente
independiente. Ante este hecho podemos adoptar dos posturas.
Podemos intentar refinar los criterios que nos permitan establecer
fronteras más o menos nítidas en medio de las zonas de transición y
mutua determinación. O podemos poner el foco de nuestros esfuerzos,
como hemos intentado hacer en el presente trabajo, en tratar de
comprender la naturaleza de dichas zonas, que no admiten con
facilidad soluciones genéricas ni automáticas.
22 Francisco Raga Gimeno

Notas

1 Otro debate igualmente urgente, pero que rebasa los objetivos del presente trabajo,
es el que se plantea en torno a la posibilidad o no de establecer unas fronteras
claras entre las diferentes culturas. Se trata de un debate que exige una perspectiva
crítica y rigurosa, que huya de una visión esencialista y estática de las culturas, en
línea con las propuestas de Clifford (1995) o Rosaldo (1993).
2 Para una presentación detallada de sus propuestas, véase Grupo CRIT (2003, 2006,
2009), y la dirección: www.crit.uji.es.
3 Los datos acerca de las interacciones interculturales sanitarias, con y sin presencia
de mediador intercultural, proceden de la fuentes bibliográficas que en su
momento iremos citando, de entrevistas que los miembros del grupo CRIT
llevamos a cabo entre personal sanitario autóctono, pacientes extranjeros e
intérpretes y mediadores interculturales; y de las memorias de prácticas en
hospitales elaboradas por los mediadores interculturales que acuden a los cursos de
formación que organiza el citado grupo.
4 De hecho, el de las interacciones comunicativas interculturales puede considerarse
como el ámbito de estudio “integral”, “orquestal”, por antonomasia. Véase
Watzlawick, Beavin Bavelas y Jackson ([1967]1995).
5 Véase la revisión de este tema que aparece en Sales (sf).
6 Según el informe de 2005 realizado por el Servei de Psiquiatría del Hospital Vall
d’Hebrón de Barcelona (sf: 28), coordinado por el citado Qureshi, las actividades
desarrolladas por los mediadores interculturales en el área general se distribuyeron
de la siguiente manera: un 48 % de interpretaciones lingüísticas, un 50% de
aclaraciones culturales y administrativas, y un 2% de negociaciones en conflictos.
7 También hay que tener en cuenta que el grado de separación entre mediación e
interpretación depende en gran medida del tipo de servicio público en que se
desarrolle. Por ejemplo, la tendencia es que sea mayor en el ámbito judicial que en
el médico.
8 Comunicación personal de Genisa Prats.
9 Como recuerdan Mayer y Boness (2004: 28), son varios los sociólogos como
Simmel, Habermas, Luhmann o Bordieu, que consideran que los conflictos
contribuyen de forma constructiva a la preservación y transformación de la
sociedad.
10 Comunicación personal de Jannat el Harrak. El problema que presenta esta postura
es que la ofensa puede no resolverse tan satisfactoriamente y acabar con el
abandono del sistema de atención sanitaria por parte del paciente, cosa que no es
demasiado inhabitual. No hay que olvidar que el grado de aceptación del conflicto
puede diferir muy significativamente en las diferentes culturas.

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Capítulo 2
La competencia intercultural en un lugar de trabajo
internacional. Un enfoque cognitivo-pragmático1

Lotte Dam y Óscar García Agustín

Resumen: Los empleados en empresas multinacionales no solo aplican sus


competencias laborales para desempeñar su trabajo, sino que recurren a sus
competencias interculturales. En este artículo, analizamos la competencia intercultural
desde un enfoque cognitivo-pragmático para dar cuenta del modo en que empleados
latinoamericanos y españoles comprenden los encuentros interculturales y activan
diferentes representaciones culturales en función de la posición discursiva que
asumen. Las categorías, aplicadas al mundo laboral y a su experiencia personal,
muestra cómo diversas situaciones son categorizadas en términos culturales,
combinando representaciones estereotipadas con nuevas categorías fruto del
aprendizaje intercultural.

1. Introducción

El mundo globalizado ha provocado una mayor internacionalización


de las empresas y un aumento de las posibilidades de movilidad de la
gente. Cada vez es más común que las personas abandonen su país de
origen y se trasladen a otros países para desarrollar allí su vida laboral
y privada. Algunas empresas van abandonando su carácter
monocultural y pasan a ser multiculturales cuando adquieren un
carácter internacional, tanto por la variedad de su mercado como por
la presencia de empleados de diferentes nacionalidades en su plantilla.
El lugar de trabajo de algunas empresas se ha convertido en un
espacio de intercambio cultural, donde los empleados no solamente
necesitan un alto grado de competencia profesional, sino también una
mayor competencia intercultural.
En este trabajo examinamos la competencia intercultural de un
grupo de extranjeros hispanohablantes residentes en Dinamarca, que
26 Lotte Dam y Óscar García Agustín

son empleados de una empresa internacional, que en este artículo


denominaremos Ibérica, con sede en Copenhague. Estas personas se
enfrentan con retos culturales, tanto en su vida cotidiana en la
sociedad danesa como en su lugar de trabajo. Nuestro objetivo en este
trabajo es sacar a la luz las categorías culturales conceptualizadas por
los empleados hispanohablantes de esta empresa en base a sus
prácticas cotidianas en la empresa y en Dinamarca. Es decir
intentamos acercarnos a la competencia intercultural de estos
individuos, que los califica como personas hábiles para desenvolverse
en contextos multiculturales gracias, entre otras cosas, a su capacidad
de categorizar el comportamiento propio y el de los Otros en el
encuentro intercultural. Lejos de reproducir prejucios o tender a las
generalizaciones, los entrevistados buscan explicaciones complejas,
contextualizadas y muestran su empatía hacia otras culturas.
Para esto, hemos adoptado un enfoque cualitativo, considerando la
comunicación intercultural desde una perspectiva cognitivo-
pragmática. Mediante nuestro análisis, intentamos dar cuenta de
algunas de las representaciones culturales de los empleados
hispanohablantes de la empresa seleccionada, obtenidas mediante
entrevistas, sobre la cultura empresarial, la cultura danesa y las
diversas posiciones que asumen los individuos para construir su
identidad.

2. Consideraciones metodológicas

Tradicionalmente, el análisis de la competencia intercultural se ha


realizado mediante la aplicación de métodos cuantitativos. La
competencia se desglosaba en una serie de ítems, que se medían en
una escala tras obtener la información pertinente por medio de
cuestionarios (Gibson y Zhong 2005; Matveev y Nelson 2004). El
objetivo final era medir el nivel de competencia de cada uno de los
individuos. A partir de los años 90 se empieza a utilizar la
metodología cualitativa con el fin de comprender e interpretar las
prácticas y representaciones culturales (Aneas y Paz 2009) y es ésta la
metodología que se utiliza en el presente trabajo.
El desplazamiento del interés hacia la representación responde,
además, a un cambio en la concepción de la cultura. Jensen (2005)
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 27

contrapone dos perspectivas: la esencialista y la interaccionista –que


podríamos también identificar con el funcionalismo y el simbolismo.
La visión esencialista defiende una cultura estática, homogénea,
entendida como algo natural, sobrepuesta al individuo y normalmente
asociada con la cultura nacional. El interaccionismo, en cambio, aboga
por la cultura construida por el individuo, una cultura reflexiva,
dinámica, y abierta al pluralismo. En esta corriente, el análisis se
realiza ligado a situaciones y contextos concretos, por lo que se tiende
a evitar generalizaciones y versiones abstractas de la cultura y se
intenta reflejar la comprensión y la comunicación intercultural en
contextos reales.
El presente trabajo sigue la perspectiva interaccionista
contrastando con aquellos trabajos sobre la competencia intercultural
basados en caracterizaciones generales de otras culturas, y que se
centran en representaciones de Ellos (y Nosotros). Nuestra concepción
de competencia intercultural comparte los tres principios de la
perspectiva interaccionista mencionados anteriormente: el interés por
las representaciones culturales de acuerdo a cómo construye la cultura
el individuo, una visión dinámica de la cultura y un análisis de la
competencia intercultural en situaciones concretas. Al igual que
Goddard y Wierzbicka (2004: 158-159), entre otros, tratamos de
distanciarnos de los enfoques universalistas. Sin embargo, somos
conscientes de la imposibilidad de evitar por completo cierto grado de
etnocentrismo desde el mismo momento en que redactamos las
preguntas para las entrevistas de acuerdo a determinados supuestos
culturales.
El diseño de la investigación se basa en la realización de
entrevistas semiestructuradas (Kvale 2008) para obtener información
detallada y matizada de lo que los individuos entienden por cultura,
atendiendo a su experiencia personal y profesional. Las entrevistas a
los 8 empleados seleccionados fueron realizadas entre noviembre de
2008 y marzo de 2009 en el lugar de trabajo con una duración
aproximada de 1 hora cada una de ellas. Seleccionamos a los
entrevistados teniendo en cuenta dos criterios: ser empleados de una
misma empresa de carácter internacional con sede en Dinamarca y ser
originarios de España o América Latina. De este modo, creemos que
es posible valorar la cultura en una doble dimensión: la organizacional
y la nacional o regional (entendida en un sentido amplio).
28 Lotte Dam y Óscar García Agustín

Para este estudio partimos, en un principio, de la premisa de que


las entrevistas nos proporcionarían datos suficientes para hallar
elementos culturales comunes en la percepción de los sujetos
participantes sobre la cultura danesa. Ahora bien, consideramos
asimismo que las entrevistas individuales nos ofrecerían la posibilidad
de encontrar diferencias, tanto en el campo organizacional como en el
ámbito nacional ya que los entrevistados cuentan con experiencias
individuales distintas y trabajan en departamentos con funciones y
dinámicas diferentes.
La elección de la competencia intercultural como objeto de estudio
puede ser, en nuestra opinión, útil ya que ofrece una visión compleja
de la concepción de cultura; que es la visión que aparece en nuestro
estudio. En efecto, las entrevistas muestran la competencia
intercultural de los individuos como una capacidad para reflexionar
sobre otras culturas y la cultura propia.

3. Un enfoque cognitivo-pragmático de la comunicación


intercultural

Los estudios sobre la comunicación en el marco de la pragmática han


estado dominados por el enfoque lingüístico de la pragmática
funcional (Wolf y Polzanhagen 2006: 287-291). El objetivo de este
enfoque es, según estos autores, alcanzar el funcionamiento efectivo
de la comunicación sin plantearse de forma crítica qué significa dicho
“funcionamiento efectivo”. Efectivamente, el comportamiento
lingüístico se adapta a la situación comunicativa y a la intención de los
emisores. Se asume que en la comunicación intercultural los hablantes
actúan desde marcos culturales que se consideran distintos a priori y
se identifican una serie de aspectos pragmáticos que pueden explicar
los malentendidos o la insatisfacción comunicativa por parte de los
participantes.
Un ejemplo de la pragmática funcional lo encontramos en los
estudios de la cortesía en el ámbito empresarial, en los que se concibe
la pragmática como un conjunto de estrategias lingüísticas de las que
se sirve un hablante en la conversación a base de su conocimiento de
la cultura de su interlocutor. En esta línea de trabajo en el contexto
danés está, por ejemplo, el manual de cortesía de Palmgren (2007) con
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 29

consejos sobre cómo contactar a empresas extranjeras y cómo


comportarse en la vida social en los diferentes países comunitarios.
Los fundamentos para realizar esta comparación son las características
específicas de cada país y el autoconocimiento desde un punto de vista
danés. Hay que aclarar que este libro no está orientado al mundo
académico sino al empresarial.
De manera similar, la página web del Ministerio de Asuntos
Exteriores de Dinamarca recoge en el apartado Cómo hacer negocios
en España datos sobre la cultura de los negocios y “el buen tono” en
España. Por otro lado, Grindsted (1993) da cuenta de diferencias
culturales en la manera de negociar de los españoles y los
escandinavos y, en un estudio posterior (Grindsted 2004), describe el
significado de los estereotipos para la colaboración en un lugar de
trabajo pluricultural.
Todos estos estudios comparten la idea de que es posible prever el
comportamiento comunicativo de los individuos atendiendo a sus
modelos culturales. El contenido normativo es, en algunos casos alto,
y se parte de caracterizaciones generales de la cultura, ancladas sobre
todo en el nivel nacional. Aunque algunos de estos trabajos, como los
de Grindsted, analizan los estereotipos, la visión presentada sobre la
cultura tiende al esencialismo y a la reproducción de estereotipos
sobre cómo son los daneses o los españoles.
Nuestro enfoque sobre la pragmática de la comunicación
intercultural toma distancia del acercamiento funcional y es
fundamentalmente cognitivo puesto que se orienta a comprender cómo
los individuos conceptualizan la comunicación intercultural y cómo
constituyen y desarrollan categorías culturales como marco de
comprensión sobre su propio comportamiento. Para proyectar esta
dimensión reflexiva (o hermenéutica si se quiere) de la comunicación,
consideramos central el concepto de competencia intercultural. Sin
embargo, no concebimos este tipo de competencia como la capacidad
necesaria para lograr la comunicación eficaz y adecuar la intención a
la situación y a los receptores (Wiseman 2003). A nuestro parecer,
representa más bien la categorización del encuentro intercultural en el
que el sujeto hablante se posiciona discursivamente ante los Otros.
30 Lotte Dam y Óscar García Agustín

4. La competencia intercultural en el entorno laboral

La movilización y la internacionalización de los mercados han


influido en la evolución de las empresas, marcada por la adopción de
estrategias más globales y nuevas técnicas de gestión (Martín 1999:
879). En el lugar de trabajo, la diversidad se ha convertido en un valor
apreciado por las organizaciones, que gradualmente dejan de ser
monoculturales y pasan a ser no discriminatorias o, en su estadio más
avanzado, multiculturales (Sue 2001: 807). En el caso de las
organizaciones multiculturales, la planificación y la definición de la
identidad corporativa deben incorporar la diversidad como valor
fundamental. Asimismo, la interacción en el trabajo debe reflejar la
diversidad cultural y el trato igual debe asegurarse tanto en la
contratación como en la gestión. Mientras que las organizaciones
monoculturales no llegan a considerar estos aspectos, las no
discriminatorias representan un estadio intermedio, dado que no
cuentan con una estrategia y una planificación consciente de la
diversidad. El reto multicultural no sólo afecta, pues, a los empleados,
sino a la propia organización, puesto que se espera que ésta sea
culturalmente competente para servir de apoyo a la competencia
cultural individual (Chrisman 2007: 71). De ahí que la competencia
intercultural (de carácter individual) deba complementarse con
estrategias claras y bien definidas por las empresas y la organización
multicultural sea el objetivo último.
Aneas (2003b: 3) parte del concepto de competencias profesionales
para aludir a “las respuestas profesionales que una persona da a los
requerimientos de su puesto de trabajo (un puesto de trabajo que está
ubicado en una organización concreta)”. Las competencias según
Aneas (2003a: 163) no son reductibles ni al “saber” ni al “saber
hacer” sino que deben entenderse como parte de un desarrollo y un
aprendizaje continuo. En las relaciones interculturales, las personas,
además de las competencias aprendidas en situaciones específicas,
ponen en juego otras competencias: las competencias transversales, de
carácter más general. Aneas (2003b: 11-12) habla, pues, de un modelo
de competencias interculturales transversales, en el que el factor
cultural se incorpora a tres macrocompetencias: diagnosticar
(identificar los comportamientos culturales), relacionarse (negociar y
comunicarse) y afrontar (desarrollar soluciones y el autoaprendizaje
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 31

cultural). Nuestro interés reside en la combinación de las


competencias profesionales y las transversales (poniendo el foco en su
dimensión intercultural). Los empleados desarrollan sus competencias
profesionales en su lugar de trabajo y, a su vez, emplean unas
competencias mucho más amplias para favorecer su integración en la
organización internacional. Gran parte de estas destrezas se aplica
igualmente en otros contextos y da cuenta del aprendizaje intercultural
de las personas.
Mientras que la competencia profesional tiene que ver con la
capacidad de negociar y de adaptarse al entorno laboral, la
competencia intercultural se relaciona con la negociación de
significados y la superación de conflictos debidos a malentendidos
culturales. Es común dividir la competencia intercultural en tres
dimensiones: la cognitiva, la emotiva y la práctica (Plum 2007).2
Nuestro interés recae, principalmente, en la dimensión cognitiva, dado
que queremos analizar el aspecto reflexivo de la competencia
intercultural, y creemos asimismo que incorpora las otras dos
dimensiones. La competencia cognitiva requiere un alto grado de
autoconciencia cultural, esto es, conocimiento sobre la cultura propia
y sobre la(s) cultura(s) de los demás. Mediante la autoconciencia
cultural, el individuo no debería sólo percibir las otras culturas desde
el punto de vista de su cultura, sino que debería ser capaz de pensar su
cultura según los valores y principios de otras culturas. La
complejidad cognitiva se enriquece así con la alternatividad
interpretativa, que “nos obliga a cambiar, nos obliga a trabajar con
puntos de vista alternativos” (Rodrigo Alsina 1999: 238).
Anteriormente afirmábamos que la competencia es más un
aprendizaje que un saber. Por este motivo, no debe extrañarnos que la
competencia emotiva y la dimensión conductual se incorporen a la
competencia cognitiva como parte de la reflexión individual sobre la
experiencia intercultural. La atracción hacia otras culturas y las
experiencias resultantes de los encuentros interculturales incrementan
la autoconciencia cultural. En este sentido, concebimos la cultura, más
que como un factor externo, como “un estado interno de la mente que
subyace e influye en el proceso de comunicación” (Jameson 2007:
202). Es, pues, necesario comprender nuestro propio trasfondo
cultural, sin que ello suponga renunciar a comprender los trasfondos
culturales de los demás.
32 Lotte Dam y Óscar García Agustín

Por lo general, los individuos no suelen ser conscientes de sus


trasfondos culturales, ya que estos permanecen implícitos. Sólo
cuando se experimentan malentendidos o no se obtiene la respuesta
esperada, los individuos se encuentran con la necesidad de repensar
los trasfondos culturales propios y considerar los de los Otros. En el
primer caso, Jensen (2004) habla de presupuestos culturales para
explicar las opiniones, sentimientos y creencias que tenemos hacia los
otros, esto es, aquellos que percibimos como miembros de otra
cultura. Mediante la autopercepción cultural, el individuo se expresa
como perteneciente a una comunidad con la que se identifica.
Definimos la competencia intercultural en relación con la revisión de
los supuestos culturales propios y del Otro:

La competencia intercultural es la capacidad de explorar nuestro propio repertorio


y construir activamente una estrategia adecuada. La competencia intercultural
conlleva la superación de las limitaciones inherentes al repertorio del individuo,
conformado culturalmente, y la creación de nuevas respuestas, ampliando, por
tanto, el repertorio de posibles interpretaciones y comportamientos disponibles en
las interacciones culturales futuras (Friedman y Berthoin Antal 2005: 75).

Así pues, la competencia intercultural conjuga la existencia de


varias representaciones3 culturales: una sobre otras culturas
(presupuestos culturales), otra sobre nuestra propia cultura
(autopercepción cultural) y una tercera resultante de la experiencia
intercultural.
Nuestra concepción de la competencia intercultural se basa en la
posición discursiva que el individuo adopta con respecto a otras
culturas y la propia. El individuo, inconsciente o deliberadamente,
establece categorías culturales y decide si los comportamientos
experimentados en su trabajo o en su vida diaria tienen cabida o no
dentro de dichas categorías. La reflexión puede traducirse en un
fortalecimiento de la categoría cultural o puede contribuir a modificar
la propia categoría. La competencia intercultural no es, por tanto,
estática ni reproduce las mismas representaciones culturales, sino que
se amplía y se modifica según las interpretaciones del individuo.
La posición adoptada por el sujeto (Wetherell 1998) es variable y
depende de las representaciones culturales activadas y el grado de
identificación mostrado por el individuo. No debemos pensar que un
sujeto asume una única posición o que se adscribe a un solo grupo. El
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 33

sujeto puede posicionarse como miembro de una cultura regional o


nacional que siente como propia o frente a otra percibida como ajena o
como integrante de una cultura organizacional. También puede
posicionarse, por ejemplo, según su religión, su sexo o su orientación
sexual. No existe un límite en la manera de categorizar y posicionarse
en un grupo. En todos los casos, la variedad individual abre un margen
en cuanto al grado de identificación e incluso no puede descartarse
que existan contradicciones entre las diferentes posiciones asumidas
por el sujeto. En nuestro caso, hemos de esperar que se puedan
producir posiciones híbridas o novedosas, resultantes de los
encuentros multiculturales y reflejadas en concepciones más flexibles
de categorías como ‘danés’ o ‘empresa danesa’.
Para realizar nuestro análisis hemos desglosado nuestra concepción
de la competencia intercultural en tres aspectos que examinamos a
continuación: las representaciones sobre el lugar del trabajo y el modo
en que interactúan las competencias profesionales e interculturales, la
categorización de la cultura danesa y el modo en que los individuos
interpretan (y proyectan), en consecuencia, sus acciones, y finalmente,
la variedad de dimensiones de la identidad cultural que se reflejan en
cómo los sujetos asumen distintas posiciones.

5. El lugar de trabajo

Todos los entrevistados comparten una competencia de base común:


la competencia lingüística. Los entrevistados dominan, al menos, tres
idiomas. El danés forma parte del proceso de aprendizaje en su vida
en Dinamarca y termina por convertirse en una de las lenguas
empleadas en el lugar de trabajo, especialmente, en la comunicación
dentro de la empresa.
Hasta finales de 2007 existía en Ibérica un departamento de
relaciones con Latinoamérica, lo cual hace que algunos de los
empleados entraran en la empresa y utilizaran el español como lengua
de comunicación laboral. Los cambios producidos tras el cierre de este
departamento implicaron una reestructuración que lleva a que los
empleados sustituyan el uso del español por el inglés. No obstante,
ninguno de los entrevistados se lamenta de este cambio, ya que
34 Lotte Dam y Óscar García Agustín

muestran más interés en seguir desarrollando las competencias


profesionales adquiridas en el lugar de trabajo:

(1) E3: Habían pensado que sería bueno tener una persona de
Colombia que pudiera hablar con ellos en español colombiano
(…). Ahora estoy en otro departamento que atiende clientes
de Asia, nada que ver con Latinoamérica (…) Así que el
trabajo es el mismo sólo que el producto y el cliente es
diferente.

(2) E5: De cierta forma me mantengo en el área (se puede decir)


salud: más salud clínica no en el área tal, tanto como seguro
desde la compañía, que eso es lo que me gusta de acá.

Tanto E3 como E5 adaptan sus competencias lingüísticas a las


profesionales. En (1) podemos ver que, aunque la lengua era
inicialmente una ventaja a la hora de realizar eficazmente sus tareas,
E3 se siente cómoda con las destrezas adquiridas en su campo. Por
este motivo, no resulta extraño que los trabajadores aprecien el
ambiente internacional de Ibérica. Sin embargo, no hay un acuerdo
sobre cómo calificar la cultura organizacional. Conviven, en este
sentido, las categorías de empresa danesa y empresa internacional:

(3) E8: Luego a nivel de cultura empresarial me gusta mucho el


sistema no jerárquico, son estructuras mucho más planas
donde (...) estás mucho más cerca del poder de decisión, (...)
en Madrid, yo acuerdo que no encajaba tanto en eso de que el
jefe tiene razón porque es el jefe.

(4) E5: A mí se me hace que como empleado uno siente que tiene
un poco más de impacto en cuanto a, tal vez no las decisiones,
pero en cuanto a que uno puede abiertamente decir un poco
más su opinión a su jefe, (...) se me hace que la jerarquía es
mucho más plana, (...) mientras que las jerarquías tal vez
muchísimo más en Latinoamérica no (...) eso me gusta
muchísimo de Dinamarca.
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 35

En estos ejemplos hay una comparación directa con el país de


origen de los entrevistados, aplicando la competencia cognitiva, en la
que se presentan percepciones sobre la cultura empresarial danesa que,
como manifestación de la competencia emotiva, reflejan el
aprendizaje de valores positivos. La mayor horizontalidad en la toma
de decisiones y la mayor participación se convierten en prototipos en
lo referente a la organización danesa y contrastan con las
representaciones igualmente prototípicas de lo español y lo
latinoamericano. La variable emotiva transferida de lo nacional (lo
danés) a lo organizacional no es tan positiva, como tendremos
oportunidad de considerar, cuando se emplea en el plano individual.
El prototipo de danés como persona cerrada se matiza, sin embargo,
en el ambiente laboral internacional:

(5) E6: Los daneses que trabajan aquí siempre, o tienen


experiencia en el extranjero o han estudiado otro idioma y eso
significa una apertura a otra cultura también.

(6) E8: Los daneses que trabajan aquí son personas que
claramente están acostumbrados a trabajar con personas de
diferentes nacionalidades. (...) Creo que el perfil de la persona
a que hay en esta empresa es abierto.

Como consecuencia del encuentro intercultural, se crea una nueva


categoría de lo ‘danés, más internacional, expresada lingüísticamente
mediante ‘los daneses que trabajan aquí’ y con la cual el hablante
puede identificarse (al tener ambos experiencia en el extranjero). E6 y
E8 recurren a la metáfora de la apertura para alejarse de la
representación más prototípica de lo que significa ser danés. La
representación de la persona intercultural se completa con los
siguientes rasgos: dominio de otros idiomas, estancia en el extranjero,
intercambio cotidiano con personas de otras culturas. Lo internacional
se convierte así en una categoría positiva para los daneses (que se
internacionalizan y se desprenden de algunos de los aspectos
negativos que se le atribuyen) pero también para los extranjeros, que
encuentran lugar para la diferencia:
36 Lotte Dam y Óscar García Agustín

(7) E7: mucha de la gente que decide trabajar acá, en su momento


decidió trabajar aquí por el ambiente internacional, porque es
gente de todos los lados.

(8) E8: porque aquí todos nos sentimos bienvenidos porque


somos de diferentes sitios.

La conceptualización de Ibérica como danesa en las relacionales


laborales se complementa con su carácter internacional, especialmente
en las relaciones personales. Lo internacional es un elemento
motivador, apreciado por los empleados, que permite a los empleados
considerar que es más ‘fácil’ formar parte e influir en este tipo de
cultura organizacional que en una empresa monocultural o danesa.
Varios de los entrevistados señalan la existencia de diferencias
culturales, pero no hablan de que haya que adaptarse a una cultura fija,
sino que todos tienen que ser culturalmente conscientes:

(9) E5: pero obviamente hay veces que la cultura está en medio y
hay que tener eso siempre detrás pensando un poco de no
ofender a las personas.

(10) E4: Yo creo que es muy importante cuando trabajamos para


una empresa internacional aceptar las diferencias de cultura y
respetar (...). También cuando negociamos con empresas y
clientes de otros países siempre mantener la diferencia de
cultura en nuestra cabeza.

Se hace un especial hincapié en las diferencias, aunque éstas son


tematizadas como algo enriquecedor. El encuentro intercultural
requiere siempre una autoconciencia sobre la diferencia cultural que
puede ayudar a evitar malentendidos (ofender a las personas) y a
entender los comportamientos individuales.
Para aumentar la identificación de los empleados con la empresa y
su satisfacción en el trabajo, pensamos que el ambiente internacional y
la valoración de la diferencia existentes deberían ir acompañados por
una política consciente por parte de la empresa. Los entrevistados
cuentan que Ibérica siempre trata de contratar a gente que tenga como
lengua principal una de las lenguas de los mercados en los que operan,
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 37

pero, con respecto a si se valoran las competencias interculturales en


la empresa, E7 hace el siguiente comentario:

(11) E7: se aprecian las competencias interculturales como una


manera de dar un buen servicio al cliente. No estoy seguro
que esas competencias culturales se valoren por el hecho de
que sea un buen ambiente de trabajo. La gente lo valora.

Según este comentario y atendiendo a la clasificación de Sue


(2001), podríamos clasificar a Ibérica como una organización no
discriminatoria en lugar de multicultural, puesto que Ibérica carece de
una estrategia de implementación de la interculturalidad. Las culturas
desempeñan un papel importante pero no son una prioridad de la
organización ni son integradas dentro de la planificación. La empresa,
además, pone el énfasis en las competencias interculturales orientadas
hacia la venta y la relación con los clientes y deja pasar la importancia
que los empleados otorgan a la cultura para incrementar su bienestar
en el lugar de trabajo.

6. La cultura danesa

Las representaciones de la cultura danesa varían según el contexto en


el que se aplican: el lugar del trabajo, la interacción social o la
reflexión más abstracta (aunque las caracterizaciones pueden confluir
en algunos casos). Lo interesante es constatar cómo los empleados
construyen distintas representaciones de lo danés, matizan los
elementos más prototípicos e incluyen otros no tan obvios.
Enlazando con la separación estricta entre vida laboral y personal,
los entrevistados recurren con frecuencia a la caracterización de los
daneses como personas cerradas y con las que es difícil lograr una
relación más cercana (lo cual afecta, como indicábamos, al ambiente
laboral). Al ser preguntado sobre los aspectos positivos o negativos de
la cultura danesa, E8 contesta de inmediato:

(12) E8: lo cerrada que es la gente.


38 Lotte Dam y Óscar García Agustín

Sin embargo, después se da cuenta de que este presupuesto cultural


no sea realmente un fenómeno nacional y matiza su afirmación:

(13) E8: pero luego me he dado cuenta que es un poco una cultura
de gran ciudad porque en Madrid también me pasó un
poquitín lo mismo.

Recurriendo a su experiencia previa en un país diferente, E8


abandona el marco nacional y recurre a otro de carácter más universal,
que opone las relaciones humanas en las ciudades grandes y pequeñas.
Las dificultades experimentadas para conocer personas se explican en
este contexto y no se atribuyen a la cultura nacional. Otros
entrevistados sí que recurren al argumento nacional para manifestar
que la gente es reservada.
De manera complementaria, no faltan entrevistados que describen
la cultura danesa como excesivamente planificada y ordenada. La idea
de que es ‘excesivamente’ ordenada se obtiene por comparación con
los países de procedencia. La falta de espontaneidad es
complementaria a la falta de apertura en las relaciones personales:

(14) E1: Dinamarca es un país que ya de por sí es muy rutinario, es


un país donde está todo muy establecido, donde las estructuras
son muy sólidas y digamos, tener un trabajo rutinario en una
sociedad rutinaria en donde todos aparentan ser bastante...
Para un latinoamericano todo esto puede ser un problema
serio.

En contra de lo que pudiera parecer, E1 no extrapola su percepción


sobre la realidad social al ámbito laboral.4 Es decir, E1 no piensa que
la rutina en el trabajo sea una consecuencia de la cultura danesa, ya
que posteriormente afirma que los trabajos rutinarios existen también
en México, Buenos Aires y España. El tercer aspecto común, que
muestra una categorización común de la cultura danesa más allá de las
representaciones individuales, es el nacionalismo. Anteriormente, nos
referíamos a la categoría positiva de ‘danés internacional’ para
mostrar una mayor apertura y una mejor comprensión de las
diferencias culturales. Por eso, la falta de esta dimensión internacional
es considerada problemática:
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 39

(15) E8: Luego también, el danés es muy danés, en general muy


nacionalista. Los daneses lo mejor por excelencia y todos los
demás pues que aprendan.

Debemos destacar que la categoría de danés se intensifica (danés


muy danés) y se equipara con el nacionalismo como forma de
exclusión del otro. Para E8, la distinción entre daneses y extranjeros
incluye un elemento valorativo, según el cual la cultura propia (la
danesa) es mejor. De ahí que el nacionalismo sea entendido como una
realidad cotidiana y, a su vez, se ponga en relación con el sistema
político. Es llamativo que varios de los entrevistados, sin ser
preguntados, se refieran al partido populista de derecha radical, el
Partido Popular Danés (PPD), cuyos valores centrales se basan en lo
nacional y están a favor de una política estricta de inmigración y
refugiados:

(16) E7: Yo prohibiría el PPD mañana, a Pia Kjærsgaard [la líder


del partido] la metería en la cárcel 50 años.

(17) E4: Si conozco a alguien que vota al PPD, yo respeto a esta


persona. Pero otras mujeres u hombres latinos se quedan muy
nerviosos si escuchan que algún danés vota al Partido Popular
Danés.

Los entrevistados son especialmente críticos con este partido, que


se erige en representante de los valores daneses ‘auténticos’ y se
opone con firmeza a la cultura musulmana por considerarla contraria a
la democracia danesa. Como extranjeros, los entrevistados se sienten
apelados por el discurso excluyente e identifican el nacionalismo
xenófobo como una prolongación inaceptable (y no generalizable al
total de la sociedad) del nacionalismo cotidiano.
Sin embargo, estos aspectos no se generalizan y dependen, en
ocasiones, de la experiencia individual. En este sentido, se pueden
encontrar afirmaciones que contradicen algunas de las características
que hemos presentado:

(18) E8: en los ambientes que yo me he movido, me he encontrado


por suerte que es todo lo contrario a lo que yo percibía como
40 Lotte Dam y Óscar García Agustín

general. Mucha gente muy tolerante, muy abierta, muy


interesada por todo lo que no es danés también.

E8 enmarca la experiencia en ‘sus’ ambientes, por lo que es posible


insertar este tipo de danés en la categoría de ‘danés internacional’ que
antes apuntábamos. Dentro del mismo rasgo (la cultura danesa es
cerrada) puede, asimismo, desarrollarse la competencia cognitiva y
alcanzarse un mayor entendimiento del Otro:

(19) E5: El danés es una persona muy difícil de entrar (...). Al


principio cuando empecé a trabajar aquí, me sentía muy
aislada, muy aislada porque mi departamento era muy
danés.(...) O sea, que compañeros daneses que pueda decir...
tengo tal vez dos personas ahorita. Y una de ellas me invitó a
–no me invitó a su matrimonio, pero me invitó a parte de su
matrimonio que yo sé ahorita lo que significa para que una
persona haga eso aquí. O sea que me sentí muy honrada
sabiendo que la conozco realmente desde hace un año, o sea
que yo sé que cuando uno entra es algo muy, muy cercano,
pero es muy difícil entrar.

La entrevistada parte del supuesto de que la cultura danesa es


cerrada, pero después rectifica y modifica su comprensión de un
acontecimiento concreto desde una óptica propiamente intercultural.
En vez de pensar que ‘sólo’ ha sido invitada para una recepción de
boda, piensa lo contrario y evalúa la acción poniéndose en el lugar de
la otra cultura (como la percibe ella). El incremento de la competencia
emotiva facilita el reconocimiento de la acción del Otro y la
aplicación de una perspectiva empática, poniéndose en lugar del Otro
e intentar sentir lo que siente.

7. Las posiciones del sujeto

Como ya sabemos, los entrevistados tienen en común ser


hispanohablantes que viven en Dinamarca y trabajan en un ambiente
internacional. Dado que la competencia cognitiva exige la reflexión y
autoconciencia sobre la cultura propia, es interesante ver cómo los
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 41

entrevistados se perciben o identifican a sí mismos. Aunque el sujeto


asume una posición como miembro de un grupo, siguiendo a
Wetherell (1998), no se posiciona solamente como miembro de un
único grupo, sino que puede adscribirse a varios grupos. La identidad
se construye en el contexto y se entiende como relacional y no estable.
Con respecto al tema de la cultura, es común posicionarse en un
grupo según la pertenencia u origen territorial, aunque no tiene por
qué ser (ni siempre es) así. E1 recurre a la narrativa de un amigo
extranjero en Dinamarca para aclarar cómo se identifica él y concluir
con una afirmación de carácter general:

(20) E1: Mi amigo el del restaurante (...) Se fue a Barcelona, era un


catalán que se volvió a Barcelona, pero el tipo decía “en el
mundo, Europa, en Europa, España, en España, Cataluña, en
Cataluña, Barcelona, en Barcelona, mi barrio y en mi barrio,
mi calle, es decir, eso de la identidad es una cosa que si bien
él lo decía con mucha simpleza, es una pirámide bastante
clara. Si yo estoy en Argentina, no tengo por qué ponerme a
pensar en mi condición de latinoamericano. (…) Pero cuando
yo me salgo de ese ámbito y me vengo a Dinamarca
obviamente que para mí todo toma otra dimensión y entonces
Latinoamérica empieza a ser una referencia concreta de mi
identidad. Todo depende de la posición en la que uno esté.’

Lo que E1 explica mediante la metáfora de la pirámide es que la


referencia identitaria puede estrecharse según el lugar de referencia.
Cuando el contexto es muy amplio y se identifica con el mundo, el
amigo de E1 se considera europeo. Si la referencia se restringe a
Europa, prevalece la identidad española. Según el tema o la situación,
la posición identitaria varía. En este caso, predomina lo territorial. E7
incorpora un nuevo aspecto al reflexionar sobre lo español y lo latino:

(21) E7: A los otros [los españoles] los meto en el grupo [latino],
en España no lo haría. En España la cultura latina es muy
definida. La cultura de barrio latina eso es... pero aquí nos
metemos en el mismo grupo.
42 Lotte Dam y Óscar García Agustín

En España, según E7, los españoles se posicionan como españoles


– frente a los latinoamericanos–, mientras que en Dinamarca pueden
considerarse como latinos. Los españoles y los latinoamericanos,
respectivamente, recurrirán en España a categorías distintas a las que
emplean en Dinamarca. La posición no se basa en el lugar de origen,
sino en el territorio en el que se asienta una comunidad lingüística y
cultural.
La competencia intercultural, reflexiva sobre la cultura propia y
abierta hacia otras culturas, suele producir posiciones híbridas.
Constatamos que no todos los entrevistados ponen el mismo énfasis en
su procedencia y optan por no seguir el criterio del lugar de origen:

(22) E8: Simplemente soy española por naturaleza y todo lo que


viene culturalmente conmigo y estoy muy orgullosa de ello,
pero vivo en Dinamarca y también estoy a gusto.

A pesar de que E8 afirma que se siente orgullosa de su cultura


nacional, antepone el bienestar y no ve ningún inconveniente o
problema en desarrollar su identidad en un contexto distinto. Por su
parte, E5 se identifica como colombiana e hispanoamericana:

(23) E5: Cada vez que yo viajo a los Estados Unidos, yo llego a mi
mundo, me siento identificada –en cuanto a mi mundo...
medio latino. Colombia sigue siendo parte de mí y yo me
identifico como una hispanoamericana en Estados Unidos.

E5 parte de un criterio territorial, basado en su origen, pero


después se da cuenta de que ha adquirido algo de la cultura danesa: la
idea del estado de bienestar:

(24) E5: Yo creo que lo danés se me ve cuando hago cosas o tal


vez cuando digo cosas, en cuanto por ejemplo a veces choco
de nuevo con mi familia en cosas de, yo que sé, de los
impuestos... y a mí esto es una cosa de esta sociedad que es
increíble uno saber que (...) se queda uno sin trabajo usted
tiene donde caer (...) y todo este tipo de cosas. En cambio
ellos son un poco más conservadores y creen más en el
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 43

capitalismo. (...) Parte de mis valores han cambiado


muchísimo desde que he estado aquí.

E5 asume una identidad híbrida que no puede describirse


únicamente recurriendo al criterio de la nacionalidad. Además es de
suponer que su identidad cambie según la posición que ocupa en los
distintos contextos nacionales: en Dinamarca, habrá situaciones en
que se posicionará según su origen, mientras que cuando esté con su
familia en Colombia, empleará aspectos aprendidos de la cultura
‘danesa’, lo cual mostrará la capacidad del sujeto para comparar y
aproximarse a ambas culturas.
Los entrevistados asumen una u otra posición según el contexto,
algunos según un criterio territorial, más o menos estrecho, y otros,
con menos énfasis, en su lugar de origen. En todo caso, el análisis
demuestra el carácter relacional de la identidad cultural. La posición
discursiva se modifica según el tema o la situación.

8. Conclusión

Como parte del proceso de internacionalización de las organizaciones,


los empleados combinan, cada vez con más frecuencia, competencias
profesionales con competencias interculturales. En nuestra opinión, es
interesante analizar cómo la competencia intercultural se desarrolla
como un proceso de aprendizaje complejo y continuo en el que se
acumulan y aplican tanto las experiencias laborales como las
vivencias sociales.
Con nuestro análisis, hemos querido contribuir al desarrollo de los
estudios sobre la pragmática de la comunicación intercultural. A
diferencia de trabajos previos en este campo, optamos por una
perspectiva cognitiva en la que lo importante no es la eficacia de la
comunicación ni adecuar el comportamiento cultural a la situación,
sino la conciencia sobre las categorías y marcos culturales dentro de
los cuales los individuos interactúan. Nuestro objetivo no ha sido, por
tanto, ver cómo se comportan los empleados como españoles o
latinoamericanos en una organización danesa, sino considerar cómo
entienden la cultura española y latinoamericana y cómo perciben el
papel de la cultura en la organización en la que trabajan (y hasta qué
punto la categorizan como una empresa nacional o internacional).
44 Lotte Dam y Óscar García Agustín

Los entrevistados presentan varias peculiaridades que hemos


tenido en cuenta a la hora de emplear un enfoque cognitivo-
pragmático. No son personas cuyo contacto con otras culturas
nacionales está delimitado temporalmente (es decir, no necesitan la
competencia intercultural sólo para negociar en situaciones concretas
con empresas procedentes de otros países); no son sólo hablantes de
una L2 (el inglés es en el lugar de trabajo más importante que el
danés, la lengua del entorno social, y el español como L1 también
forma parte de sus relaciones laborales y personales); y, por último,
además de contar con estancias prolongadas en el país de acogida, se
encuentran integradas en la sociedad, ya que están casadas con
daneses o incluso pueden contar con la ciudadanía danesa (lo cual
deriva en identidades más híbridas y en un grado de identificación con
la cultura de origen más matizado).
Creemos que un enfoque cognitivo-pragmático puede ser de gran
utilidad a la hora de comprender el funcionamiento de los ambientes
laborales internacionales. La reflexión de los individuos sobre los
marcos culturales propios y ajenos ofrece un nuevo vínculo sobre
cuestiones organizacionales. Podemos comparar, por ejemplo, la
identidad estratégica de la empresa (como se define la propia empresa)
con la identidad percibida por los empleados. En Ibérica, los esfuerzos
por definirse como una empresa internacional conviven con la
identificación como empresa danesa por parte de los empleados. Esto
no debería ser un problema cuando los trabajadores valoran
positivamente algunos aspectos culturales (como la participación y la
horizontalidad) pero debería evitarse que la falta de comunicación o la
burocracia se consideraran como rasgos nacionales y no como parte
(mejorable) del funcionamiento organizacional.
Las empresas como Ibérica deberían igualmente incorporar
estrategias multiculturales mejor definidas para evitar que los
empleados crean que la organización hace un uso utilitarista de la
cultura y para crear una identidad internacional y más inclusiva con la
cual sea más fácil lograr una identificación individual. Por otra parte,
Ibérica también debería atender a las interpretaciones de sus
empleados y evitar que situaciones laborales sean enmarcadas como
problemas culturales. En este sentido, la competencia cultural no es
sólo una capacidad individual aprendida en el lugar de trabajo, sino
que debe potenciarse por la propia organización.
La competencia intercultural en un lugar de trabajo internacional 45

Notas
1 Este artículo forma parte del proyecto “Talking culture”, financiado parcialmente
por El Consejo de Investigación Estratégico de Dinamarca. Queremos agradecer a
nuestro colega Pablo Cristoffanini su participación en la elaboración y en la
realización de entrevistas, así como en las discusiones sobre el material obtenido.
2 Elisabeth Plum emplea el término Inteligencia Cultural, a partir de la idea de
Inteligencia Emocional y Social de Daniel Goleman. El modelo tridimensional
(emoción, cognición y acción) desarrolla una concepción de la cultura basada en
una visión orgánica del cuerpo humano (corazón, cerebro, músculos). La
dimensión emotiva está relacionada con el compromiso intercultural; la dimensión
cognitiva, con la comprensión cultural; y la conductual, con la comunicación
intercultural.
3 Estamos de acuerdo con la definición cognitiva de Friedman y Berthoin Antal
(2005) de competencia intercultural pero preferimos evitar el concepto de
repertorio. En la tradición discursiva, los repertorios deben ser temas recurrentes
con una coherencia estilística y gramatical. Nosotros no estamos interesados en
este tipo de categorización, sino en las representaciones y categorizaciones
realizadas por los individuos para interpretar sus acciones y el encuentro
intercultural.
4 Aunque la cultura organizacional suele considerarse una subcultura, existe en la
literatura académica una tradición, fundamentada en el trabajo de Geert Hofstede,
que tiende a comprender la cultura organizacional como una parte de la cultura
nacional.

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Capítulo 3
Sobre la dimensión simbólica del déficit verbal.
Racionalidad, emoción y experiencia en Pragmática
Clínica

Carlos Hernández Sacristán

Resumen: Se nos muestra en este trabajo la singular aportación de la pragmática


clínica al ámbito de estudios de la pragmática intercultural. La situación propia de los
sujetos que presentan una patología lenguaje exige siempre –en mayor o menor
medida- renegociar el código pragmático-cultural que regula sus encuentros
conversacionales con otros sujetos. La alteración patológica en el uso del lenguaje
suele implicar de manera especialmente dramática a la imagen social de los
participantes en estos encuentros. Se ejemplifica aquí, en particular, con sujetos
afásicos hablantes de español, cuyas intervenciones conversacionales han sido
recogidas en el corpus PerLA (Percepción, Lenguaje y Afasia).

1. Introducción

La acción comunicativa constituye una problemática de carácter


multidimensional donde se ven implicados todos los factores y
estratos del ser humano en tanto que sujeto social. Las diferentes
formas de llevar a cabo esta acción, esto es, los diferentes códigos
pragmáticos, son –en último término– diferentes modos de interpretar
o negociar nuestra imagen social y de construir nuestras identidades
culturales. El estrecho ligamen existente entre diversificación cultural
y prácticas comunicativas es, en realidad, una relación de
interdependencia y puede, como tal, leerse en dos sentidos. Uno de
ellos, tal vez el más común, trata de mostrar cómo las diferencias
culturales se manifiestan en las prácticas comunicativas y las
condicionan. El otro sentido focaliza la perspectiva inversa, esto es,
cómo las diferencias en las prácticas comunicativas contribuyen a
modelar el código cultural. Este segundo sentido es el que de manera
prioritaria se atiende en el presente estudio. Las razones por las que
las prácticas comunicativas pueden variar son muchas. Pensemos
simplemente en la técnica material de la escritura y lo que el uso de la
48 Carlos Hernández Sacristán

misma supone como fenómeno cultural. Pensemos también en la


trascendencia cultural que se atribuye a las nuevas tecnologías de la
comunicación por los nuevos e insospechados modos de interacción
social que permiten. Las prácticas comunicativas son en general
variables en función de los diferentes contextos socioeconómicos y
sociopolíticos.
Pero existiría una razón particularmente obvia por la que las
prácticas comunicativas pueden verse alteradas. Nos referimos a la
situación común en la que un sujeto hablante u oyente presenta alguna
discapacidad física o cognitiva para el uso del lenguaje. Esta situación
genera el tipo de encuentro social que constituye el objeto de interés
para la ‘pragmática clínica’ (Smith y Leinonen 1992; Perkins 2000,
2005; Gallardo Paúls 2005, 2007). Este tipo de encuentro social, y la
vivencia y gestión del mismo por parte de los sujetos que en él
participan, me ocupará en lo que sigue. Tras algunas consideraciones
previas, se ejemplifica el tema con la situación propia de la afasia, una
patología central y específica del lenguaje. Nos servirán a este efecto
materiales del Corpus PerLA: Percepción, Lenguaje y Afasia
(Gallardo Paúls y Sanmartín Sáez 2005; Gallardo Paúls y Moreno
Campos 2005; Hernández Sacristán, Serra Alegre y Veyrat Rigat
2008). Estos materiales incluyen datos verbales y procedimientos
semióticos generales (como la gestualidad tanto fónica como kinésica
y la proxémica) de sujetos afásicos, monolingües de español o
bilingües de catalán y español en interacción conversacional con
sujetos normales (es decir, sujetos no lesionados neurológicamente).
El interés fundamental de este estudio es, sin embargo, mostrar el
modo ‘radical’ en el que una práctica comunicativa alterada afecta a la
imagen social y la dimensión cultural de los sujetos en ella
implicados. La pragmática clínica ofrece un marco de reflexión de
gran interés para una comprensión en profundidad de las relaciones
entre dimensión cultural y práctica comunicativa. Nos sirve,
igualmente, para establecer el verdadero alcance del ‘error
pragmático’, y para entender la proyección de los fenómenos
socioculturales en un individuo cuya imagen social se encuentra
deteriorada en mayor o menor grado. No está de más recordar aquí
que en los orígenes de la sociología interaccional, tal como fue
concebida inicialmente por Erving Goffman, la naturaleza de una
imagen social deteriorada ha constituido un objeto de reflexión muy
significativo. Como es bien sabido, en Asylums y Stigma, Goffman
(1961, 1963) ha centrado su atención en un tipo de contexto social que
Aspectos de pragmática clínica 49

–a primera vista– podríamos caracterizar como poco convencional, o


incluso extremo.
Es posiblemente esta reflexión originaria sobre los límites en los
que se manifiesta el ‘espacio social’, lo que le permite a Goffman la
formulación de reglas más generales que rigen la representación
mental y la construcción de todo tipo de encuentros sociales. En
realidad, no hay nada nuevo en observar que ejemplos ‘extraños’ o
relativamente marginales resultan cruciales en la explicación de
cambios de paradigma científico. Las reglas que rigen la
representación mental y la construcción de los encuentros sociales, y
los principios que guían la negociación de nuestro ser social, han
operado implícitamente desde los orígenes de la historia humana, pero
una toma de conciencia explícita de estas reglas o estos principios
exige una experiencia directa sobre las zonas marginales o fronterizas
del espacio social. Transformar al ‘extraño’ en un ‘otro’ reconocible
como tal, transformar ‘oddity’ en ‘alterity’ (concepto este último que
tomamos de Levinas 1999), no es, en cualquier caso, un simple
cambio de perspectiva exento de costes.
El déficit lingüístico afecta a la imagen social y a los encuentros
sociales de un modo tal que transforma al objeto de estudio de la
pragmática clínica en una piedra de toque muy significativa para
entender el verdadero alcance de una sociología interaccional. La
pragmática clínica, dejando ahora al margen sus específicos intereses
en la evaluación y terapia de las patologías del lenguaje, puede
contribuir también de forma notable a los intereses generales de la
pragmática, esto es, a la propia fundamentación teórica de esta
disciplina. Yendo algo más allá, diremos que si toda patología de la
conducta humana (o toda patología en la medida en que afecta a la
conducta), puede considerarse parte de la antropología, la pragmática
clínica define también un dominio particular de reflexión para la
antropología lingüística.

2. Dimensión simbólica del déficit verbal

Ser hablante es algo íntimamente asociado a la condición social del


ser humano. De hecho, la distribución entre palabra y silencio, entre
tiempos para el ejercicio de la capacidad verbal y para su inhibición
intencional, constituye el mecanismo más básico de estructuración
50 Carlos Hernández Sacristán

social en el ‘modo cultural’ específicamente humano (Hernández


Sacristán 2006). Al margen de sus funciones referenciales o
instrumentales, esta distribución entre tiempos de habla y tiempos de
silencio adquiere una dimensión simbólica que contribuye a la
constitución de imágenes e identidades sociales. Esta es la razón por la
que un déficit en la capacidad del habla (o en la capacidad de
mantener silencio o de ser un oyente) implica también, más allá de un
déficit en el uso práctico del lenguaje, un déficit simbólico que puede
alterar profundamente imágenes o identidades sociales, tanto de los
sujetos que padecen una alteración del lenguaje como de sus
interlocutores. Aunque la dimensión simbólica sobreañadida al hecho
de hablar representa un universal cultural, la cultura occidental, una
cultura del ágora, ha sido siempre especialmente sensible a la misma y
–consecuentemente– al referido efecto social distorsionador que se
asocia al déficit verbal. Permítasenos recordar aquí el caso paradójico,
altamente representativo de nuestra tradición cultural, de Demóstenes,
el más grande entre los oradores griegos. Es bien sabido que
Demóstenes –según nos cuenta Plutarco– había sufrido de las risas
públicas por su modo de hablar y superó sus dificultades articulatorias
introduciendo piedrecillas en su boca mientras gritaba en la orilla del
mar contra el fragor de las olas, a fin de fortalecer y mejorar su
dicción. Esta historia –posiblemente legendaria– sirve en cualquier
caso de emblema sobre la actitud perseverante con la que la cultura
occidental ha transformado las palabras y el discurso en el más valioso
bien social.
La cara oscura de esta dimensión cultural simbólica asociada a las
palabras y al discurso nos la ofrecen aquellos sujetos con patologías o
alteraciones del lenguaje, en particular cuando estas patologías o
alteraciones cursan sin otros déficits cognitivos asociados. La
evaluación del déficit lingüístico y los protocolos terapéuticos no
pueden ignorar los factores sociales y culturales implicados en el
mismo. En algunos casos estos factores pueden ser cruciales a la hora
de explicar diferencias en la conducta ‘patológica’ o en la producción
alterada del lenguaje. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de la
tartamudez que –como es bien sabido– se incrementa cuando pasamos
de las relaciones sociales íntimas o privadas a las públicas. Para el
tartamudo –dada la especificidad de la alteración de lenguaje que
manifiesta– cobran gran interés las comunidades virtuales y los
nuevos medios de comunicación como vía alternativa de socialización
(comunicación personal de Amparo Cabrera Vallet). Las
Aspectos de pragmática clínica 51

implicaciones socioculturales de la tartamudez han sido objeto de un


largo debate, que Loriente Zamora (2007) interpreta muy
acertadamente en clave antropológica. Los factores socioculturales
resultan también críticos para niños con alteraciones del lenguaje. Los
niños con simples problemas articulatorios sufren habitualmente
estigmatización y ostracismo (más o menos declarados) por parte de
sus compañeros, lo que resulta revelador –dada su manifestación tan
temprana– de las profundas raíces sobre las que crece la asociación
simbólica entre palabra e imagen social. En otros casos, como sucede
para la comunidad sorda, seleccionar un modo alternativo de
expresión, esto es, lo que se conoce como lenguaje de signos o señas,
implica diferenciar un particular estilo cultural (Sacks 2003 [1989]).
La cultura propia de la comunidad sorda ha luchado desde antiguo por
un reconocimiento que les negaba la asociación acrítica entre sordo y
disminuido psíquico, como revelan los dos sentidos asociados a la
palabra inglesa ‘dumb’: ‘unable to speak’ / ‘stupid’, que presupone la
asociación también acrítica entre sordo y mudo (‘sordomudo’). Los
sujetos con afasia constituyen, sin duda, un caso particular. Las
circunstancias que rodean este tipo de patología, su variada etiología,
los diferentes síndromes con los que se manifiesta una lesión
neurológica que afecta a la capacidad lingüística, la comúnmente
avanzada edad de los pacientes y otros factores explican la diversidad
de las vías por las cuales las identidades sociales deben ser
renegociadas tras el ‘ictus’. El grado de severidad de la alteración del
lenguaje y el carácter fluente o no fluente de la afasia son factores
especialmente relevantes a este respecto. Son igualmente cruciales
como factores implicados en la renegociación de la identidad social
los grados en que componentes emocionales o motivacionales de la
personalidad se asocian secundariamente a la afasia.

3. Presupuestos y conceptos teóricos generales

Antes de tratar en detalle algunos aspectos de la práctica comunicativa


tras una lesión neurológica que afecta a las capacidades lingüísticas,
se nos permitirá introducir algunas cuestiones relevantes a la hora de
interpretar los hechos desde las perspectivas propias de la pragmática
y la sociología interaccional. Se hace referencia en lo que sigue a tres
presupuestos o principios teóricos de interés para el estudio de las
52 Carlos Hernández Sacristán

relaciones entre práctica comunicativa y hecho cultural, que quedan


especialmente ilustrados en el ámbito propio de la pragmática clínica.

3.1. Cultura como retórica de la relación social

Nuestro punto de partida para este y otros efectos explicativos, es


considerar a la cultura, en la línea de lo desarrollado por Geertz (1995
[1973]), como una retórica de las relaciones sociales. Una cultura sería
un particular modo con el que resolvemos o encauzamos un dominio
básico de experiencia de lo social. Si asumimos la clásica definición
de cultura que nos proponía Tylor, esto es, cultura como aquello que
aprendemos en medio social, deberemos por una necesidad –casi
lógica– entender que la relación social se nos debe manifestar con
algún sentido previo (‘pre-cultural’) que haga posible la inscripción
sobre la misma de una norma o un estilo cultural concretos. En
cualquier caso, parece obvio que el niño es antes sujeto social que
cultural, y que el aprendizaje de lo cultural exige que el medio social
en el que se realiza se le ofrezca con un sentido propio originario. De
este sentido propio originario de lo social todo ser humano adulto
conserva –al menos virtualmente– una intuición que le permite poner
en perspectiva su propio código cultural, aunque esta intuición tendrá
siempre por objeto una experiencia difícil de objetivar y racionalizar.
El acceso a este tipo de intuición resulta decisivo para el correcto
enfoque de nuestras relaciones con sujetos que presentan un deterioro
selectivo de las capacidades verbales.
Pensemos en la naturaleza básica de un encuentro con el otro ser
humano. Este suceso presenta una singular relevancia perceptiva (y tal
vez emotiva), aunque al mismo tiempo un carácter refractario a la
actividad de racionalización. Para Ortega y Gasset (1983: 212-232)
toda aproximación entre dos seres humanos representaría un peligro o
riesgo indefinido. Podríamos ver esto si se quiere de forma más
neutra, afirmando que todo encuentro entre dos seres humanos
contiene una potencialidad indefinida, asociada a la relación de
dependencia recíproca en la construcción de identidades que implica
esta situación. La cara positiva o negativa de la misma está por
decidir. Los diferentes modos de saludar serían fórmulas retóricas con
las que tratamos de encauzar este tipo de experiencia básica del
encuentro social y su potencialidad o riesgo indefinidos. Las
caravanas de tuaregs –decía el propio Ortega– inician el acto
Aspectos de pragmática clínica 53

simbólico del saludo cuando se divisan en el desierto mucho antes de


que el cruce efectivo se realice. La bandera blanca implica
aproximación posible entre seres humanos, sin voluntad de agresión.
Pero la cosa, al margen ya de sus manifestaciones anecdóticas,
responde a la articulación siempre problemática de esa experiencia
originaria de lo social a la que nos estamos refiriendo, con
independencia ahora de que una agresión propiamente física sea un
factor relevante en juego. Dos modos retóricos pueden ofrecerse de
manera general:

a. Establecer contacto físico para asegurar ‘simbólicamente’ que


no hay agresión, que no hay arma oculta, sea esta física o
intelectual.
b. Evitar el contacto físico en relaciones de proximidad con
inclinación de cabeza para asegurar que hay reconocimiento
de un espacio asignado al otro (aura) donde no voy a penetrar.

El saludo no deja de ser un ejemplo paradigmático del hecho


cultural en tanto que hecho de naturaleza retórica. Con este marco de
referencia podemos ya identificar una base general para la explicación
de los errores en comunicación intercultural. El error intercultural
suele asociarse a un efecto que llamamos literalizador. El efecto
literalizador (Hernández Sacristán 1999) deriva de no reconocer el
sentido retórico adicional asociado a un gesto o una palabra, por
ignorancia o interés, o –tal vez– por ambas cosas. El ‘gesto cultural’
(y todo uso connotativo de la palabra de alguna manera lo es) pierde
así profundidad o sentido y se manifiesta como actitud ‘histriónica’ o
‘grotesca’ (o bajo alguna de las acepciones contenidas en el término
inglés ‘oddity’). Los griegos llamaban ‘bárbaros’ a los extranjeros
designándolos con este término, esto es, como literalmente los oían.
Una manifestación particular de lo que denominamos ‘efecto
literalizador’ deriva de la asociación acrítica que solemos establecer
entre lenguaje y pensamiento, de manera que a modo de entimema
concluimos: quien no habla, no sabe, o, también, quien habla mal, no
puede pensar bien. Relativizar y someter a crítica este tipo de
asociación constituye un objetivo central de la pragmática clínica. Y
ello, paradójicamente, porque en determinados síndromes, como el de
Williams, entre otros, ‘hablar (aparentemente) bien’, no garantiza en
absoluto que se ‘piense bien’. Vista la cosa desde otro punto de vista,
54 Carlos Hernández Sacristán

el sujeto que padece un déficit verbal presenta un impedimento


especial a la hora de hacer retórica con el medio expresivo, esto es, a
la hora de asignarle el efecto connotativo y simbólico con el que
construimos ‘culturalmente’ el espacio de las relaciones sociales. Esta
tuvo que ser, de alguna forma, la vivencia ‘dolorosa’ de un orador
como Demóstenes, o –más recientemente– la que nos relata, de
manera magistral, el galardonado film The King’s Speech.

3.2. Saber cultural como saber procedimental e implícito

Toda cultura es una manera particular de gestionar una experiencia


básica de lo humano de carácter, en último término, irracionalizable.
Podríamos considerar a esta experiencia como aquella que dota al ser
humano de ‘face’ o imagen social, y definir cultura como un modo
particular de abordar el problema por el que nuestra identidad debe
ser negociada en el contexto social. Pero, ¿qué entendemos por
imagen social? Cabe una formulación abstracta del concepto, aunque
siempre dudaríamos de su validez intercultural. En cualquier caso,
acceder de manera racional y objetiva a la vivencia de nuestra imagen
o identidad social no parece tarea fácil. Sería algo equivalente al
intento de racionalizar u objetivar las relaciones que el ser humano
mantiene con la corporalidad propia. ¿Podríamos decir que vestirse de
diferentes maneras, o tatuarse de diferentes maneras, son opciones
argumentables en términos racionales? No parece que sea el caso. En
parecido sentido, es posible afirmar que la adscripción a determinado
estilo cultural (que incluye a nuestro código pragmático o estilo
comunicativo) rebasa siempre en algún grado nuestras posibilidades
de racionalización u objetivación de las cosas. Nuestra adscripción a
un estilo cultural presenta las características psicológicas propias del
modo en que vivimos nuestra relación con el nombre de pila que nos
identifica.
Sucede que muchos mecanismos implicados en la expresión de
categorías pragmático-culturales se manifiestan con una sutileza tal
que resultan inaccesibles a la toma de conciencia característica de un
saber declarativo. Su incorporación es siempre procedimental o
preconsciente. Pensemos, por ejemplo, en aspectos como la distancia
física que mantienen entre sí los interlocutores al hablar o el grado con
el que se manifiesta un control ocular en la interacción comunicativa.
Pensemos, por ejemplo, también en el lapso temporal que conviene
Aspectos de pragmática clínica 55

establecer entre el final de un turno y el comienzo del siguiente, o en


los sutiles ajustes del ‘tempo’ asociado a una interacción
conversacional. Nuestras dificultades en la comprensión de una lengua
extranjera suelen reinterpretarse, por el efecto literalizador antes
mencionado, como que el extranjero habla muy rápido o que resulta
incluso descortés por ello. Adelantamos aquí que justamente la
renegociación del ‘tempo’ conversacional resulta ser un factor crítico
–aunque muy difícil de controlar– para los intereses terapéuticos de la
pragmática clínica (Gallardo Paúls 2005). Sobre todos estos
mecanismos sutiles en la expresión de la acción o interacción
comunicativa podríamos, tal vez, establecer medidas objetivas desde
fuera, pero en ningún caso esas medidas serían fácilmente objetivables
para el usuario común del lenguaje. A pesar de ello, los diferentes
sujetos culturales las establecen por mecanismos procedimentales o
preconscientes, y –según parece– de una manera bien eficiente. Este
carácter procedimental o preconsciente de las reglas pragmáticas hace
que los errores pragmáticos y sus posibles efectos sean difíciles de
solventar con los simples criterios de la racionalización y la
objetivación. Y no negamos por ello que tratar de racionalizar y
objetivar las diferencias culturales deje de ser una empresa obligada.
Se dirá que no todas las reglas definitorias de un estilo cultural
presentan este carácter inaccesible a la toma de conciencia. Se dirá
que algunas de ellas se manifiestan de manera bien obvia, como en el
caso anteriormente mencionado relativo a las maneras de saludar.
Pues bien, incluso cuando esta toma de conciencia se observara y
permitiera una labor instruccional objetiva sobre la diferencia, la
misma naturaleza del dominio de experiencia que se implica en el uso
de las categorías pragmáticas (eso que llamamos imagen o identidad
social) hace que el acto de racionalización u objetivación pueda
fácilmente quedar suspendido o carezca de efectos prácticos en el
plano de las relaciones interpersonales. Diremos que incluso cuando
podemos racionalizar y tratar de explicar las diferencias en los estilos
culturales, la razón suele abandonarnos o no nos sirve siempre del
todo. Sucede aquí algo parecido a lo que comenta Tisseron (2001)
respecto a la relación que mantenemos con una fotografía o imagen
que nos representa:

Por supuesto, nuestra cultura privilegia la idea de que la imagen es un signo y que,
por este motivo, no implica a la persona real que en ella queda representada. Sin
embargo, este tipo de certidumbre es más que nada intelectual. Desde el punto de
56 Carlos Hernández Sacristán

vista emocional, nunca estamos del todo seguros de que la imagen no contenga
algo de nosotros mismos. En cualquier caso, una cosa es saber que alguien no nos
quiere, y otra enterarnos de que se ha procurado una fotografía nuestra y clava
agujas sobre ella o la desgarra en mil pedazos. En el dominio de nuestras
relaciones con las imágenes, lo que sabemos que son –es decir, simples
representaciones del mundo– es bien diferente de lo que experimentamos en
contacto con ellas. Este es el motivo por el que nadie se puede declarar indiferente
a las imágenes de uno mismo que otros guardan, admiran, odian, o utilizan a su
manera (original en francés / traducción propia) (p. 71)

En definitiva, puedo racionalizar o comprender diferencias, pero


esto no siempre es equivalente a asumirlas vivencialmente. Un estilo
cultural, en tanto que retórica de las relaciones sociales, es más un
modo de vivir el hecho social que de pensar el hecho social. La
educación en interculturalidad puede considerarse una educación en
razones, pero también –sobre todo– en sensibilidad. Se alude de esta
manera a una posición característica de la filosofía de Rousseau (1995
[1762]), que necesariamente tenemos que recordar aquí. Lo que
afirmamos no niega en absoluto el interés de las labores
instruccionales a diferentes efectos: nos limitamos a señalar las
resistencias que se van a ofrecer a las mismas y los motivos en que
esas resistencias se fundamentan. De hecho, no deja de ser esperable
que logopedas o interlocutores clave lleguen a incumplir instrucciones
en su interacción comunicativa con sujetos afásicos, pese a haber sido
explícitamente asumidas como criterios terapéuticos.

3.3. Espacio transcultural

El carácter refractario a la racionalización no nos impide, sin embargo,


cierta capacidad para situar en perspectiva los hechos de la propia
cultura. Sucede que es nuestra misma vivencia de lo social la que nos
obliga a suspender transitoriamente y a determinados efectos prácticos
nuestro código cultural, sin que medie necesariamente para ello acto
alguno de racionalización u objetivación. Dicho en otros términos,
nuestro saber procedimental sobre los rasgos que caracterizan el estilo
cultural que nos define, puede implicar también cierta capacidad a la
hora de estratificar y orientar en algún sentido el conjunto de niveles o
fragmentos que lo integran. Nos hemos referido en estudios previos
(Hernández Sacristán 2003, 2009) a esta capacidad como capacidad
transcultural, y entendemos que forma parte del saber cultural común
del ser humano, aunque no por ello debe dejar de ser activamente
Aspectos de pragmática clínica 57

cultivado. Para poder entender lo que es una cultura, debemos asumir,


entre otras cosas, que –como anteriormente se afirmaba–
determinados sujetos sociales, los niños, se encuentran en proceso de
adquisición de la misma. El adulto en sus relaciones con el niño tiene
por necesidad que situar en perspectiva el estilo cultural que lo
caracteriza para estratificar y dosificar la labor educativa. Observamos
también que las normas culturales se manifiestan de manera diferente
en la escala que lleva de las relaciones públicas a las privadas y que
tenemos por obligación que ajustar el estilo cultural en función de esta
escala. En el extremo encontramos relaciones sociales donde una
suspensión o reajuste drástico de las normas culturales se impone,
como aquellas en las que mediamos con sujetos ‘estigmatizados’ o
siempre que el factor de supervivencia biológica preside de alguna
manera el encuentro social: léase encuentros entre náufragos,
camaradas en el frente de batalla, diálogos con sujetos ‘in articulo
mortis’, etc. Esta capacidad de ajuste de nuestro propio código
cultural, esta capacidad de poner en perspectiva nuestras propias
normas culturales, presupone en realidad un modo particular de vivir
la propia cultura en el que se fundamenta, igualmente, la comprensión
de las otras. La capacidad transcultural identifica esa perspectiva con
la que el propio hecho cultural es sometido a evaluación o
reformulación desde una percepción básica u originaria del hecho
social. No siempre somos capaces de poner esta capacidad en
ejercicio. Pero a su desarrollo entendemos que debe dirigirse
especialmente la actividad instruccional de un mediador intercultural.

4. Breve nota sobre pragmática clínica, ejemplificada en


situaciones de afasia

Nos ocupa de hecho aquí un dominio en el que este tipo de actividad


instruccional debe ser puesta en juego. La pragmática clínica atiende,
sin duda, a manifestaciones que podemos considerar extremas del
hecho social. Nos permite identificar así una parcela representativa del
‘espacio transcultural’ o, para ser más exactos, una parcela de las
relaciones sociales que reclama el ejercicio de la capacidad o actitud
transcultural. Nos referimos a un contexto interaccional en el que se
manifiesta una particular asimetría del encuentro social. En este
encuentro participa un sujeto con deterioro o alteración de la
58 Carlos Hernández Sacristán

capacidad del lenguaje, lo que –como anteriormente se afirmaba–


implica de manera profunda su identidad o imagen social, pero
también en gran medida la identidad o imagen social de los sujetos
‘normales’ que interaccionan con él. Reconocer que lo implicado en
una patología del lenguaje transciende al propio individuo afectado
por la misma y engloba a los marcos interactivos en los que participa
define lo que podemos denominar ‘aproximación etnográfica’ en
lingüística clínica (Gallardo Paúls 2005). Solo este tipo de
aproximación nos permite captar el ‘evento comunicativo’ en toda su
complejidad y en todos los niveles de manifestación, y poder valorar
así en términos relativos el déficit lingüístico específico. Incluso
dominios tan centrales del lenguaje como la sintaxis deben ser
evaluados teniendo en cuenta el marco interactivo general en el que se
lleva a término la acción comunicativa (Hernández-Sacristán y Rosell-
Clari 2009). Recogiendo ahora de nuevo una formulación previa, la
aproximación etnográfica nos faculta para transformar oddity en
alterity, lo percibido inicialmente como ‘extraño’ o ‘extravagante’ en
algo de alguna manera ‘negociable’. Esta última sería una manera de
definir lo que entendemos por actitud o saber transcultural. Hacer
‘negociable’ lo ‘extraño’ o el ‘error’ del otro, supone relativizar o
poner en perspectiva el código propio, sea este puramente lingüístico
o pragmático-cultural. La aproximación etnográfica nos permite
introducir claves para la intervención terapéutica que difícilmente
pueden derivar de métodos experimentales convencionales que
evalúan al individuo con patología del lenguaje en aislado, y aíslan,
por otra parte, para su estudio diferenciado componentes
funcionalmente coimplicados en la acción comunicativa.
En general diremos que toda patología del lenguaje, especialmente
en la medida en que resulta selectiva y no implica el deterioro de otras
capacidades cognitivas, altera la imagen social y los modos en los que
nos vemos obligados a preservarla o renegociarla en los diferentes
contextos interactivos donde el sujeto afectado participa. Al terapeuta
del lenguaje le interesa por supuesto conocer cuáles son estos, para
poder valorar qué potencialidades pre-mórbidas se han visto realmente
limitadas. Aunque esto parece una obviedad, las pruebas
estandarizadas parecen muchas veces ignorarlo y pretenden evaluar o
rehabilitar lenguaje con modelos de construcción lingüística
claramente ajenos a lo que había sido o es práctica habitual del sujeto
que presenta una alteración del lenguaje. Resulta ciertamente
frustrante que a un sujeto con afasia de nivel educativo básico o
Aspectos de pragmática clínica 59

prácticamente iletrado, se le ofrezcan materiales de concepción


claramente ‘escrituraria’ o sencillamente ‘escritos’ como instrumentos
de evaluación o rehabilitación. Existirían, por otra parte, diferencias
interculturales sobre las implicaciones que para la imagen social de un
sujeto tendría una patología del lenguaje. Las vivencias pueden ser
muy diferentes, dependiendo del contexto sociocultural (y
socioeconómico) en el que nos situemos. No solo las diferencias de
código lingüístico, sino las de código cultural o práctica cultural
asociados serían aquí un factor relevante, tanto desde la perspectiva
evaluadora como rehabilitadora.
Pero pasemos a comentar alguna de nuestras experiencia concretas
en los casos de afasia. AHB es un sujeto afásico, varón de 68 años,
representado en el corpus conversacional recogido por el Grupo de
Investigación en Lingüística Clínica de la Universidad de Valencia.
Este sujeto representa de manera casi prototípica el tipo de afásico que
se considera fluente. Oyéndolo a distancia parecería un hablante
normal, incluso un hablante especialmente participativo. Pero cuando
uno examina atentamente lo que el sujeto dice descubre una serie de
inconsecuencias, lugares vacíos y neologismos patológicos que hacen
bastante difícil entender su discurso. Su esposa suele intervenir como
intérprete, como si el sujeto hablara en una lengua o argot
desconocido- cosa que hasta cierto punto es así. AHB tiende a
mantener el turno de habla más allá de lo esperable o incluso a seguir
hablando en una suerte de discurso paralelo, a veces monológico,
cuando otros interlocutores toman la palabra. Este tipo de conducta se
puede explicar como proceso adaptativo que trata de contrarrestar los
déficits de comprensión. Dar la palabra al otro exige estar preparado
para entender lo que dice y responder en consecuencia, cosa que
resulta dificultosa para AHB. Una mínima toma de conciencia sobre
este hecho y el interés consecuente por preservar la imagen social
implicada en la condición de interlocutor parece explicar como un co-
factor relevante el síntoma de fluencia en este y otros casos que se
diagnostican como afásicos fluentes (Perkins 2000). No pretendemos
decir con ello que el carácter fluente se explique primariamente por
este tipo de uso estratégico del lenguaje asociado a la imagen social
del sujeto con afasia, pero sí que la puesta en juego de la imagen
social contribuye significativamente a la sintomatología propia de una
fluencia ‘patológica’.
60 Carlos Hernández Sacristán

En la segunda entrevista que mantuvimos con AHB, preguntamos


–como suele ser habitual– a su esposa por actividades que habían
llevado a cabo en las últimas semanas. Su esposa nos relata que
recientemente habían realizado uno de esos viajes organizados para
jubilados por los Servicios Sociales a una zona turística muy
frecuentada en la provincia de Alicante. La esposa nos contaba que,
cuando llegaban a los lugares de visita turística, AHB procuraba
apartarse del grupo de jubilados españoles, y asociarse, cuando podía,
a grupos de visitantes extranjeros con los que al parecer mantenía
animadas conversaciones. El extranjero, inglés, francés o alemán
hablando español con AHB tal vez notaban algo extraño en su manera
de expresarse, pero no podían discriminar con claridad el déficit
lingüístico de AHB confundiéndolo tal vez con su propia
incompetencia a la hora de hablar español. He aquí el mecanismo de
camuflaje que adoptaba AHB para ocultar el estigma que resultaría
obvio para interlocutores que fueran hablantes nativos del español. El
afásico acaba siendo así –en este caso concreto– una especie de
extranjero para sí mismo y para los demás (Gallardo Paúls 2005: 20-
21). El hecho es, en cualquier caso, revelador de cómo la imagen
social interviene como factor explicativo de la conducta verbal de un
sujeto con afasia.
Del resultado de nuestra investigación con materiales
conversacionales deriva el hecho de que en el afásico se preserva en
general un sentido básico de la acción comunicativa y una explotación
que sigue siendo funcional y pragmáticamente orientada de los
recursos lingüísticos remanentes, por limitados que estos puedan
llegar a ser. Formulado de manera sintética diríamos que se pierden
piezas o elementos del sistema lingüístico, pero no un sentido general
para el uso del lenguaje y la actividad comunicativa. Tampoco se
pierde una intuición general sobre la dimensión simbólica asociada al
hecho de hablar. Esta circunstancia puede observarse incluso en
sujetos afásicos no fluentes con independencia del grado de deterioro
que manifiestan sus capacidades específicamente verbales. La
gestualidad kinésica o fónica es habitualmente puesta en juego como
mecanismo, al mismo tiempo práctico y simbólico, que permite
compensar el déficit lingüístico. JMM, varón de 58 años también
representado en nuestro corpus, podría ejemplificar esta última
situación. Sus recursos específicamente verbales se encuentran muy
limitados, con una longitud media de turno conversacional de unas 4
palabras. JMM representa paradigmáticamente el caso de un sujeto
Aspectos de pragmática clínica 61

afásico no fluente. Su expresión es más o menos telegráfica con una


sintaxis ‘acumulativa’ o ‘fragmentaria’. Sucede, sin embargo, que
cuando se examinan atentamente sus modelos construccionales no
dejan de resultar versiones de lo sintáctico observables para sujetos
normales en el uso coloquial del lenguaje. Su sintaxis se encuentra
reducida o limitada, pero no podríamos considerarla propiamente
incorrecta. De hecho, cabe postular que la adopción del modelo
construccional ‘acumulativo’ o ‘fragmentario’ trata de evitar los
errores que derivarían de adoptar un modelo sintáctico más integrado.
Cierta capacidad de anticipar errores sintácticos y evitarlos parece
presente en este sujeto y en otros afásicos no fluentes. En JMM el
‘slot’ sintáctico que no se consigue resolver con medios verbales se
resuelve conmúnmente con gestualidad kinésica o fónica. La
intencionalidad comunicativa queda siempre de alguna manera
expresada, incluso bajo el modelo propio de la construcción sintáctica
suspendida que reclama el uso colaborativo del lenguaje (cf. Ferrara
1992; Oelschlaeger y Damico 1998), por parte de sus interlocutores.
En Hernández Sacristán y Serra Alegre (2007-2008) se postula cierta
capacidad en el afásico de transformar en ‘valor’ conversacional el
propio déficit lingüístico cuando implica ‘suspensión’ estratégica de
una construcción sintáctica. Hago valer en este caso mi déficit
expresivo como cesión colaborativa de turno, no arriesgándome a
completar una construcción para la que anticipo posibles dificultades
y riesgos consecuentes a la imagen social asociada a mi condición de
hablante. En definitiva, también la sintomatología propia de la no
fluencia debe en parte explicarse teniendo en cuenta la puesta en un
juego de la imagen social de un sujeto que manifiesta intención
comunicativa, aunque sus recursos lingüísticos se encuentren
limitados.
Tener en cuenta estos hechos nos permite entender al sujeto con
afasia en términos de sujeto cultural adulto, de interlocutor
reconocible y ratificable como tal, dotado de capacidad para la
interacción simbólica asociada a los medios expresivos, aun cuando
los instrumentos que sirven de expresión a dicha interacción simbólica
puedan ser circunstancialmente inaccesibles o dejen de ser –como
consecuencia de la lesión neurológica– los convencionalmente usados.
Debemos tener en cuenta que el déficit verbal contribuye a que la
intimidad del sujeto que lo padece quede particularmente expuesta,
aun cuando no haya en dicho sujeto voluntad de exponerla. El
62 Carlos Hernández Sacristán

lenguaje le permite al ser humano constituir una frontera simbólica


que preserva –hasta donde se desea– un espacio de lo íntimo o
reservado. Puedo, por ejemplo, mentir o ironizar, lo que supone
siempre un pequeño esfuerzo adicional en el procesamiento del
lenguaje. El deterioro de la capacidad lingüística altera profundamente
las condiciones en las que dicha frontera simbólica puede ser
constituida. Debe evitarse en este sentido la adopción por parte del
familiar o interlocutor clave de una perspectiva ‘minorizadora’ hacia
el afásico (Gallardo Paúls 2005), lo que suele ser común en otros
contextos de relación social asimétrica (interacción con niños o
interacción con hablantes extranjeros). Materiales escolares que le
obligan al afásico a leer cosas como ‘mi mamá me ama’, suelen ser de
uso común en la práctica clínica, y deberían descartarse por la carga
simbólica negativa que representan, o administrarse en todo caso con
las debidas cautelas. El efecto de minorización resulta en cualquier
caso difícil de combatir. Es obvio que el adulto normal en su
interacción con el afásico tiende a ofrecer una versión reducida de su
código lingüístico, y esta circunstancia induce lo que podemos llamar
efecto psicológico de la minorización del otro. La versión reducida de
código lingüístico puede ser una ayuda imprescindible para el proceso
de recuperación, pero toda ayuda implica también enmascaramiento
del déficit y efecto inhibitorio del proceso de recuperación cuando no
se retira oportunamente.
Por el efecto minorizador referido, la actividad colaborativa del
familiar próximo en interacción con el afásico se manifiesta
comúnmente en el hecho de invadir todo espacio de silencio de este
último. Toda pausa que el afásico requiere para reorganizar su
expresión o comprender es interpretada como oportunidad para un
cambio de turno por parte de sus interlocutores, que llegan incluso a
considerar una tercera persona al sujeto afásico participante en un
encuentro conversacional. Suelen ser comunes apostillas del tipo ‘él (o
ella) lo que quiere decir es …’ o intercambios conversaciones en los
que el sujeto afásico pasa a ser tema u objeto de conversación con el
estatuto de una ‘tercera persona presente’. Como ya hemos dicho, el
‘tempo’ conversacional representa un mecanismo de naturaleza
procedimental y preconsciente con el que guiamos nuestra interacción
conversacional. Por este motivo, aunque se supone que renegociar ese
‘tempo’ es cosa obligada en el proceso de rehabilitación (Gallardo-
Paúls 2005), no deja de ser bastante problemático el que esta
instrucción sea efectivamente seguida por los interlocutores clave del
Aspectos de pragmática clínica 63

sujeto afásico. Lo cierto es que no será seguida en absoluto para el


interlocutor normal al que no se le pone en aviso sobre esta
circunstancia. El efecto literalizador quien no dice nada, no sabe nada
suele operar, aunque colaborativamente se manifieste también en
términos de debemos hablar por quien se toma más tiempo de lo
esperable para hacerlo. Pensemos que este ha sido el mecanismo
general por el que la cultura occidental ha invadido y colonizado otros
espacios culturales.
En la novela Terèse Raquin, Émile Zola –dentro del marco literario
conocido como naturalismo–relata la angustia de una mujer privada
del habla y de la movilidad que no puede –tras cobrar conocimiento
del mismo– denunciar el crimen perpetrado contra su propio hijo, por
su nuera y el amante de su nuera. Describe su situación como la de
una ‘inteligencia entre muros, todavía viva, pero enterrada
profundamente en un cuerpo muerto’. Encontramos aquí expresado,
con los tintes dramáticos propios de una creación literaria, un estado
de frustración que vive el afásico de manera común. Para este y otros
casos relatados desde la vivencia propia del sujeto con una patología
del lenguaje de base neurológica nos remitimos al excelente estudio de
Jacyna (2000), sin olvidar por ello el magnífico cuadro trazado por
Luria (1987 [1972]). Al afásico se asocia a veces un cuadro de
depresión psicológica y evitación de la praxis del lenguaje como
consecuencia de la interiorización de la condición estigmática que la
sociedad suele atribuir al sujeto con déficit expresivo. Combatir este
tipo de prejuicio que se contiene, por ejemplo, en la homonimia del
término inglés dumb, anteriormente mencionado, debe ser un objetivo
prioritario del logopeda que, en buena medida, se reviste aquí de la
función propia de un mediador intercultural.

5. Epílogo

Las reflexiones que preceden ilustran, desde una particular


perspectiva, la dimensión cognitiva implicada en los procesos por
medio de los cuales las prácticas comunicativas contribuyen a modelar
la dimensión cultural del ser humano. Los códigos pragmático-
culturales pueden ser descritos como productos u objetos
supraindividuales, pero para poder entender su naturaleza y el
continuo proceso de diversificación y el cambio histórico al que se
64 Carlos Hernández Sacristán

encuentran sometidos, resulta fundamental analizar cómo se


manifiestan en una escala individual y subjetiva. Entender el para qué
de un código pragmático-cultural exige determinar las funciones que
cumple en esta escala. La situación propia de un sujeto que presenta
deterioro o alteración de las capacidades verbales y, por ende,
comunicativas nos ha servido para ejemplificar el tipo de funciones al
que nos referimos. Pero, sin duda, otras situaciones representativas de
encuentros sociales ‘no convencionales’ podrían servir a parecido
efecto. Sería justamente la situación social no prevista, o menos
predeterminada, la que nos permite entender la dimensión cultural del
ser humano no como mero producto ya dado, sino como un proceso en
el que nos encontramos implicados y, al mismo tiempo, como una
tarea que nos ocupa de manera permanente.

Agradecimientos

Este trabajo se enmarca dentro de los proyectos de investigación financiados por el


Ministerio Español de Ciencia e Innovación Protocolo de análisis pragmasintáctico
en afasias. Un estudio de corpus oral (HUM2007-66074-C02-02), Coherencia,
cohesión y pragmática textual en situaciones de déficit lingüístico (FFI2008-
02592/FILO) y Capacidades metalingüísticas y función ejecutiva en afasias y
trastornos relacionados. Estudio interdisciplinar y evaluación clínica (FFI2011-
25947).

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Capítulo 4
“Deme algo, doctor”. Estrategias de gestión
interrelacional en consultas médicas interculturales

Carmen Valero Garcés

Resumen: Este trabajo examina aspectos de la gestión interrelacional (cf. Spencer-


Oatey y Franklin 2009) en interacciones médico-paciente espontáneas, grabadas en
contextos interculturales (i.e., entre médicos españoles y pacientes extranjeros).
Utiliza como base un corpus de interacciones espontáneas en entrevistas médicas
monoculturales (i.e., entre médicos y pacientes españoles). El estudio se concentra en
el empleo de diferentes mecanismos lingüísticos mediante los cuales se construye la
interacción como armoniosa y amigable y en problemas que surgen sea por falta de
dominio de la lengua o de normas de interacción, que pueden sumarse a una falta de
conocimiento del contexto institucional.

1. Introducción

Lengua y cultura son inseparables. Dicha afirmación implica que


cualquier cambio en la cultura afectará también a la lengua. En este
sentido cabe esperar que los cambios que están afectando a la
sociedad española debidos, entre otras causas, a la llegada de
población inmigrante con lenguas y culturas distintas en un espacio y
tiempo relativamente cortos1 afectan también a la lengua y a su uso.
Tal hecho ha sido ya comprobado en estudios anteriores en contextos
específicos (Valero Garcés 2002, 2008; Raga Gimeno 2008; Grupo
CRIT 2003, 2006; Galanti 2004) y es mi intención tratar de aportar
más datos al análisis de la influencia del contexto en la comunicación.
El punto de partida es la aceptación de que la cultura lleva asociada
una serie de estrategias de comunicación y de que en encuentros
interculturales tales estrategias pueden variar según las características
de los interlocutores (entre las que se halla su lengua y cultura
maternas) y afectar la calidad de la comunicación.
Considerando este trabajo como una ampliación del estudio sobre
la conversación de contacto (v. Placencia y García 2008) en un
contexto institucional preciso como es la consulta médica (Valero
68 Carmen Valero Garcés

Garcés 2008), utilizaré el mismo contexto, pero ampliando el número


de interlocutores y concretando el tema de análisis. En definitiva,
llevaré a cabo un análisis de estrategias de gestión interrelacional
(rapport management), (v. Spencer-Oatey 2008; Spencer-Oatey y
Franklin 2009) utilizadas en dos tipos de interacciones: 1. personal
sanitario español - paciente español; 2. personal sanitario español -
paciente extranjero.
Parto de la definición de Spencer-Oatey y Franklin (2009: 102) de
rapport y rapport management, que traduzco, siguiendo a Fant y
Granato de Grasso (2002), como gestión interrelacional o manejo de
las relaciones interpersonales:
We use ‘rapport’ to refer to people´s subjective perceptions of (dis)harmony,
smoothness-turbulence and warmth-antagonism in interpersonal relations, and we
use the term ‘rapport management’ to refer to the ways in which this
(dis)harmony is (mis)managed.

En el trabajo antes mencionado (Valero Garcés 2008) se analizó el


papel que la conversación de contacto, entendida como el uso de
ciertos elementos que sin aportar información directa sobre el tema de
la conversación ayudan a mantenerla, tenía en la consulta médica y, de
manera específica, ante la presencia de usuarios extranjeros que no
dominaban bien la lengua y/o el funcionamiento del sistema sanitario
español.
Dicho estudio reveló ciertos problemas en las consultas entre
médicos españoles y pacientes extranjeros que no compartían las
mismas normas de interacción. Partiendo de la estructura general de la
entrevista médica (v. Borrell 2004), se analizaron las diferentes
manifestaciones de habla de contacto en cada una de las secciones y se
comprobó, por un lado, la dificultad que puede haber en determinadas
ocasiones para distinguir el habla de contacto del habla transaccional
dado que lo que en apariencia podría considerarse como habla de
contacto (i.e. saludos) puede cumplir una función informativa, y a su
vez, se identificó otro tipo de intercambio en apariencia transaccional
cuya función está en cierto modo orientada a que el paciente se sienta
más cómodo. Se trata de información sobre gestiones burocráticas o
conversación de circunstancias considerando como tales aquellos
fragmentos del discurso que, sin estar directamente relacionados con
el tema de la conversación, constituyen una parte ineludible de la
misma al añadir funcionalismo al discurso en un contexto concreto. La
Gestión interrelacional en consultas médicas 69

conclusión a la que llegamos a la vista de los datos fue que dichos


rasgos pueden estar asociados, por un lado, al contexto sociocultural
actual español, y, por otro lado, a la tendencia generalizada a
“coloquializar” el discurso institucional, tal y como Fairclough (1995)
indicaba ya hace unos años.
En un estudio anterior (Valero Garcés 2002) se comprobó que en
este tipo de interacciones había también un porcentaje mayor de
inserciones casuales como son las gestiones burocráticas o la
conversación de circunstancias. Ello parecía obedecer a problemas
tanto lingüísticos como culturales en tanto en cuanto los médicos y
usuarios pueden tener diferentes expectativas y seguir diferentes
convenciones sociales que pueden dar lugar a modificaciones de la
estructura de la consulta y a una comunicación defectuosa.
Siguiendo con estas indicaciones en el presente estudio pretendo
profundizar en un aspecto concreto de dichas interacciones que
llamaré estrategias de gestión interrelacional o modos de conducir las
relaciones interpersonales y que, siguiendo a Spencer-Oatey (2008),
nos permitirán ver la orientación que se le da a la conversación con el
establecimiento, mantenimiento o realce de las buenas relaciones.

2. Corpus

El corpus completo se compone de 75 interacciones reales grabadas


digitalmente en centros de salud y hospitales de la zona centro de
España (Comunidad de Madrid y Junta de Comunidades de Castilla -
La Mancha (JCCM)) entre 2006 y 2008. Dichas interacciones se
hallan divididas en tres grupos:

A. Personal sanitario español - paciente español


B. Personal sanitario español - paciente extranjero que se
comunica en español
C. Personal sanitario español - paciente extranjero que no habla
español – acompañante que interviene como intérprete.

Hay que hacer notar que el grupo B incluye pacientes extranjeros


que hablan una variedad del español en Latinoamérica, pero que no
necesariamente están familiarizados con el sistema sanitario español.
70 Carmen Valero Garcés

Para los propósitos de este estudio, trabajaré únicamente con


interacciones de los grupos A y B.
Cabe indicar las dificultades encontradas para conseguir este tipo
de datos por cuestiones de privacidad pero también por reticencias de
los propios participantes; cabe también resaltar la casi total ausencia
de intérpretes profesionales en los centros sanitarios españoles,
cumpliendo con las funciones de los mismos los propios
acompañantes de los pacientes o los alumnos en prácticas del Máster
Universitario en Comunicación Intercultural, Interpretación y
Traducción de la Universidad de Alcalá, Madrid.
Las grabaciones se llevaron a cabo por los propios médicos, previo
permiso de los pacientes y acompañantes. Finalmente, en cuanto a la
transcripción, se ha hecho de la forma más simple posible, prestando
atención al contenido pero sin reproducir peculiaridades tales como
pausas, silencios, repetición de sonidos como “ummm”, “ehhh”
cuando se producen en medio de una frases. (v. Apéndice sobre
símbolos empleados).

3. Análisis

A la hora de evaluar el tipo de estrategias de gestión interrelacional


que se observa en este corpus de interacciones institucionales
conviene prestar atención también a las conclusiones que derivan del
estudio comparativo de las mismas en relación con otros aspectos
generales como pueden ser el análisis de lo que ocurre en cada una de
las secciones de una consulta médica estándar. En este sentido nos
serviremos de información del estudio mencionado de 2008 a la que
uniremos comentarios sobre el manejo de las estrategias de gestión
interrelacional que se evidencian en este tipo de encuentro
institucional.

3.1. Personal sanitario español - paciente español

Una vez analizado el corpus de interacciones del tipo A –personal


sanitario español-paciente español y teniendo en cuenta las
investigaciones previas, los siguientes puntos son algunos de los
resultados que derivan del estudio:
Gestión interrelacional en consultas médicas 71

1. El médico trata de seguir el protocolo de actuación estándar en las


consultas médicas preguntando en la fase de evaluación y produciendo
turnos más largos en la fase de diagnóstico y tratamiento mientras que
el paciente con frecuencia produce intervenciones más largas en el
sentido de que dan más información de la solicitada como se puede
ver en (1) (turno 2). Ello parece contribuir a dar a la conversación un
tono de mayor confianza y crear un clima más distendido.

(1) Grupo A (D: Doctor; P: Paciente habitual; mujer de alrededor


de 60 años que padece mareos y sigue un tratamiento)

1 D1: ¿y se va encontrando mejor? ¿[va] teniendo


menos mareos aunque de vez en [cuando como ayer?]
2 P: [sí], [sí, en vez en
cuando], pero no tanto como antes porque yo me iba
como si estuviera borracha; me iba pa los laos y me
tenía que agarrar pero estoy mejor. Ya solamente eso
de así, de de la cabeza, a ver si voy a tener algo de la
cabeza; ya le digo, (xxx) mi marido se acerca y él dice
yo no te oigo nada, digo, bueno pero yo lo oigo, yo
oigo una cosa así como muy lenta. Eso es lo que me
tiene quitao a mí el sueño ¿eh? Porque mira, anoche,
(xxx) esta pastilla esta que que me tomé, esta es la que
(xxx) y estas me las mandó usted en una ocasión, pero
que llevo ya tres noches que no duermo, anoche me
tomé esa que ya me la había tomao a las once, y a las
tres y media estaba sin dormir y tuve que echar mano
a esta y ya me tomé dos, dos y nada; me dormí a las
cinco y media; fue cuando me dormí, muy poco, y así
que eso y otra vez que no sé si…
3 D1: ¿ha tenido sensación de que le giraran los
objetos? [¿o no?]
[pues no]
4 D1: ¿que le diera vueltas la habitación (xxx)?
5 P: no, lo único que (xxx) creo que eso es de la vista,
que veo mucho a veces de este lao, pero vamos que yo
creo que esto es….
72 Carmen Valero Garcés

2. La conversación de circunstancias es más frecuente, sobre todo


cuando se trata de un paciente habitual y como es el caso de varias de
las interacciones del corpus, hecho que obedece en parte a la
organización del sistema sanitario español puesto que cada médico
tiene asignado un cupo de pacientes y las grabaciones fueron
realizadas por los mismos médicos. Sigue un ejemplo ilustrativo
(turnos 14-18):

(2) Grupo A (D: Doctor; P: Paciente de alrededor de 60 años,


mujer, con problemas de memoria, al terminar la consulta)

1 D: ¿cuando decimos los médicos las cosas se las cree?


2 P: no, una…
3 D1: ¿o no se las cree?
4 P: sí, señor, una se cree que los médicos unas veces
aciertan o no aciertan, eso le pasa a todo el mundo
igual
5 D1: no le digo de acertar o no acertar, sino a si usted
ve, [si le contamos] lo que hay
6 P: [yo la verdad]
7 D1: pues usted se va a ir a casa, y empieza a darle
vueltas (xxx) mañana]
8 P:
[no señor, estoy muy tranquila porque yo la verdad]
9 D1: o a ver si va a tener un tumor o una cosa de
esas
10 P: no, señor, yo la verdad desde que estoy con usted
con (xxx) que me han pasao que con el primero lo he
pasao muy mal y usted sabe que me ha dao unas
pastillas y he ido muy bien y ahora también
11 D1: mmm
12 P: la verdad no puedo decir eso
13 D1: mmm
14 P: mi hija se fue, porque dice que una vez, porque
usted y mi marido estamos contentísimos, dice, es que
yo estoy contenta con él pero es que me dio un día una
contestación que no me sentó bien (xxx)
15 D1: mmm
16 P: le dijo que le tomara la tensión y usted le contestó,
Gestión interrelacional en consultas médicas 73

le dijo a ver si se piensa que esto es un mercao


17 D1: sí, algo así
18 P: y ella se (xxx) y por eso se fue, pero, la verdad, es
que yo estoy contenta con usted
19 D1: bueno
20 P: la verdad, que sí, porque me ha pasado
21 D1: bueno, ahora lo que vamos a hacer va a ser
explorarle un poco
22 P: sí

En este caso observamos como parte de la consulta se dedica a hablar


del médico y no del estado de salud del paciente.

3. Dichas conversaciones de circunstancias son además más habituales


cuanto mayor es el nivel de confianza entre los interlocutores,
llegando al extremo de que sea el paciente el que se atreva a hablar de
temas más directamente relacionados con el médico, como hemos
visto en el ejemplo anterior (turnos 14-16) y como se ve de nuevo en
el ejemplo que sigue:

(3) Grupo A (P: Paciente de 70 años, mujer, con problemas de


memoria, a la hora de despedirse. Hay dos médicos en la
consulta, el titular (D1) y un médico residente en prácticas
que es al que se refiere la paciente en el siguiente ejemplo).

1 P: ¿que él se va a quedar con nosotros? ¿es el doctor


este?
2 D1: no, él va a estar todo el año conmigo
3 P: ah, es que creía ….
4 D1: está haciendo la especialidad y está acabando este
año la especialidad y va a estar aquí todo este año con
nosotros y
5 P: muy bien; es que pensaba que se iba usted y se
quedaba él
6 D1: no, no, nos vamos
7 P: muy bien
74 Carmen Valero Garcés

4. El porcentaje del uso de elementos de habla de contacto es bastante


elevado y sobre todo más variado si lo comparamos con el tipo B. Su
finalidad se ajusta con frecuencia a lo que entendemos por habla de
contacto: asegurarse de que el interlocutor nos sigue, buscar su
aprobación o simplemente hacer más amigable la entrevista. Son
intervenciones del tipo: “¿eh?”, “digo yo”, “ah”, “vaya”, “¿de
acuerdo?”, “vale”, “a ver”, “ummm”, y que han podido comprobar en
los ejemplos anteriores.

5. Los saludos y despedidas del tipo “buenos días”, “siéntese”, “hasta


luego, “adiós” son también más variados que en el tipo B así como el
uso de otros elementos de habla de contacto que cumplen dichas
funciones como “vale” o preguntas más individualizadoras como:
“Virtudes, ¿qué le trae por aquí?”, o incluso entrar directamente en el
tema, como en el ejemplo que sigue:

(4) Grupo A (D: Doctor, P: Paciente, hombre, de 25 años)

1 D1: ¿qué tal vas de alpiste?


2 P: bien
3 D1: ¿y cuánto te ha durado?
4 P: bueno es que la última caja que me distes no tenía
15, era un mes
5 D1: ¿un mes?
6 P: 30 pastillas

En este caso observamos, sin duda, familiaridad en el trato al utilizar


el médico como saludo una pregunta que requiere respuesta pero
sirviéndose de una expresión coloquial para referirse a la medicación
(“alpiste”).

6. El uso de determinados elementos contribuye a construir esa


orientación positiva o de reforzamiento de las relaciones
interpersonales que da a la entrevista un sentido más distendido. Nos
referimos a estrategias como son:

a. Empleo de diminutivos, sobre todo cuando se trata de


entrevistas en las consultas de pediatría. Por ejemplo: “cajita”,
Gestión interrelacional en consultas médicas 75

“¿alguna cosilla más?”, “un pinchacillo”, “dobla un poquito el


brazo” “estas gordito”, “ovulito”, “culete”.

b. Tratamiento habitual por parte del médico de usted + nombre


propio del paciente, por ejemplo, “Dígame, Carmen”, “A ver,
Claudia”, “Jesús, ¿le duele aquí?”, “Va a pasar aquí, María”,
especialmente con pacientes de mediana edad o persona
mayores. Esta estructura demuestra más confianza unida al
respeto.

c. Tratamiento de “tú” cuando se trata de pacientes jóvenes:


“¿te duele aquí?” “¿Cómo te llamas?”

7. Uso de “nosotros”, por parte del médico sobre todo en las fases de
diagnóstico y tratamiento, que parece tener varias funciones como
reafirmar su pertenencia a una institución o grupo, sentirse respaldado
por un colectivo, reafirmar su superioridad por encima del paciente,
mostrar más camaradería que si utiliza el “yo”. Así, anuncian, por
ejemplo, “le vamos a comentar…”, “y ahora le vamos a ver lo de la
tensión”, “entonces vamos a hacer…” tal y como vemos en (5):

(5) Grupo A (D: Doctor, P: Paciente: mujer de 70 años con


problemas de tensión y ansiedad, ya en la fase de tratamiento)

1 D: [vamos a intentar] a ver si con


una medicación conseguimos que se (xxx) solamente
un poquillo
2 P: (xxx)
3 D: se le quiten los nervios y
4 P: y y el temblor que tengo de del pulso, que a veces
me tengo que sujetar (xxx) con la mano
5 D: eso lo veo normal

8. Utilización de frases coloquiales que son signos de estrategias de


gestión interrelacional positiva o amistosa, por ejemplo, “comer el
coco”, “yo que sé”, “que si patatín, patatán”, como forma de indicar
que le da vueltas y vueltas al tema:
76 Carmen Valero Garcés

(6) Grupo A (D1: Médico titular; P: Mujer española de unos 60


años con problemas de memoria)

1 P: y y, cuando subimos al pueblo cierra la puerta y


empieza a decirle unas cosas a Julián, que luego ya
bajando del pueblo, pues, y qué te ha dicho tu madre
que ya te ha estado comiendo el coco para que vuelvas
con ellos y no sé qué y no sé cuántos y patatín y
patatán y brbrbrbrbr
2 D1: mmm
3 P: y así
4 D1: o sea que todavía sigues teniendo carencias en tu
vida
5 P: sí sí, y si y si hago algo mmm, por qué lo hago y
mi hijo es mi hijo, y a mí es que me desquician
muchísimo

Estas estrategias contribuyen a que la consulta se produzca en un


clima de distensión y de coloquialidad, en el sentido que Fairclough
(1995) indicaba de progresivo coloquialismo de los encuentros
institucionales, produciéndose ese deseo de reforzar o mantener las
relaciones cordiales entre los interlocutores, o en palabras de Spencer-
Oately y Franklin (2009: 117) como una manifestación de una
orientación hacia “rapport enhancement” que se define como “desire
to strengthen or enhance harmonious relations between the
interlocutors” o hacia “rapport maintenance” que se describe como
“desire to maintain or protect harmonious relations between the
interlocutors”.

3. 2. Personal sanitario español - paciente extranjero que habla


español

Algunos resultados del análisis de las entrevistas del tipo B –personal


sanitario español - paciente extranjero que habla español– muestran
lo siguiente cuando se compara con el primer tipo:
Gestión interrelacional en consultas médicas 77

1. El médico trata igualmente de seguir el protocolo de actuación


estándar en las consultas médicas siguiendo las fases de la entrevista;
sin embargo,

2. El médico –y no el paciente– es el que suele producir


intervenciones más largas, incluso en la fase de evaluación, al hacer
preguntas que requieren simplemente una respuesta Sí /No, en lugar
de preguntas abiertas como en el grupo A. En este caso, es el médico
el que suele dar toda la explicación y el paciente se limita a responder
con monosílabos o frases cortas. Las limitaciones del uso de la lengua
–unido sin duda a la falta de competencia en otros aspectos de la
gestión interrelacional como puede ser el desconocimiento del
contexto institucional, sanitario en este caso, la falta de interés por el
interlocutor, la falta de información, distanciamiento social o
influencia de factores emocionales (Spencer-Oatey y Franklin 2009:
101) pueden ser las causas de dichos cambios. Como consecuencia se
llega a producir la sensación de un mayor distanciamiento e incluso
percibir momentos de aparente alejamiento de una orientación positiva
o de un mantenimiento cordial de las relaciones.
El ejemplo siguiente muestra cómo es el médico el que va
dirigiendo la entrevista y construyendo la interacción a fuerza de
preguntas, parafraseando o repitiendo las respuestas de los pacientes
en un esfuerzo por mantener o reforzar las relaciones de cordialidad
médico-paciente:

(7) Grupo B (P: Mujer de 35 años, de origen marroquí que lleva 5


años en España. Tipo de consulta: le duele y tiembla la mano)

1 D: ¿qué pasó ayer?


2 P: pues ayer están discutiendo mi (xxx) mi hermanos
los dos eso sí
3 D: sus hermanos empezaron a discutir
4 P: sí
5 D: ¿y qué pasó?
6 P: pues me empezó mi mano así, me …
7 D: la mano
8 P: sí
9 D: ¿pasó algo entre sus hermanos a parte de la de las
voces o
78 Carmen Valero Garcés

10 P: no
11 D: nada más que se puso muy nerviosa al oírlos que
que gritaban
12 P: sí
13 D: y discutían entre ellos
14 P: sí
15 D: vale, y desde entonces le tiembla la mano
16 P: sí
17 D: ¿ha ido a más o a menos?
18 P: más
19 D: a más
20 P: sí
21 D: ¿está nerviosa?
22 P: sí
23 D: sí ¿pero por algún motivo ya o ya está calmada por
esa discusión?
24 P: no estoy calmada ya
25 D: sí, o sea que en teoría ahora no hay motivo
aparente para que siga nerviosa
26 P: sí
27 D: ¿hay motivo?
28 P: no
29 D: no pasa nada, no hay ninguna, no hay nin…
ninguna circunstancia especial en su vida que haya
ocurrido que le provoque estar nerviosa o preocupada
por algo ¿hay algo que le preocupa?
30 P: o sea mi enfermedad
31 D: lo de las manos
32 P: sí

Quedan patentes algunos de los problemas que son habituales y ya


estudiados en otros trabajos mencionados como son el uso de
repeticiones con paráfrasis para asegurar la comprensión (turnos 23-
25), donde el médico necesita hasta cuatro turnos para tener claro que
no hay otro motivo de preocupación de que la paciente le ha
entendido, o la búsqueda de la confirmación por parte del paciente
(turnos 2-3), o tener que aclarar lo que queda implícito (turnos 30-31).
A ello se une el uso de elementos que le ayuden a transmitir ese clima
Gestión interrelacional en consultas médicas 79

de confianza, como son el empleo de muletillas tales como “no pasa


nada” y “vale”.

3. La estructura estándar se ve modificada por la inclusión de otras


secciones como son la conversación de circunstancias y de gestiones
burocráticas. Sin embargo, es el médico el que suele producirlas en
lugar del paciente como ocurría en el tipo A. Y suelen ser para dar
explicaciones sobre determinadas pruebas, o tratamientos o
actuaciones que debe llevar a cabo el médico o el paciente, o aspectos
relacionados con costumbres del país, o consejos sobre lo que podrían
hacer (solicitar una ambulancia, solicitar la tarjeta sanitaria etc.), o
conseguir información adicional del paciente (de dónde vienen, cuánto
tiempo lleva en España) preguntas que pueden igualmente cumplir
una doble función: contribuir a crear ese clima de confianza en el
manejo de las relaciones interpersonales y conseguir información
necesaria para completar su diagnóstico al poder asociar la respuesta
del paciente a determinados conocimientos (por ejemplo, si son de
Marruecos, pensar en que el niño no habrá sido vacunado de
determinadas enfermedades).
El habla de contacto se sitúa en ese caso en esa doble función de
referencia o transaccional como ya comentábamos en el trabajo de
2008 y en la colección de ensayos recogida por Placencia y García
(2008) en el volumen 11 de Oralia dedicado al análisis del habla de
contacto. Siguen 2 ejemplos:

(8) Grupo B (P: Mujer de origen marroquí y dos niños.


Diagnóstico: tuberculosis; para comprobarlo el médico le
manda hacerse una radiografía)

1 D: ustedes van a calle Ferial


2 P: aha
3 D: con este papel
4 P: aha
5 D: y le van a decir qué día tiene que ir para hacerse la
placa. ¿Sabe lo que es la placa?
6 P: ¿ah?
7 D: una radiografía
8 P: vale
80 Carmen Valero Garcés

(9) Grupo B (P: Mujer de origen rumano de unos 22 años, con


dolores fuertes de vientre. Se le ha detectado un quiste en el
útero)

1 D: escúchame un momento. Tú no, no… si con los


anticonceptivos no tienes suficiente no no se pueden
tener tantos abortos
2 P: lo sé
3 D: y esos ..
4 P: no, que por eso
5 D: y esos doce son abortos voluntarios que has
querido hacerlos tú y eso no se puede hacer o sea no te
quiero decir porque yo no, no crea que se deba o no
abortar sino que porque para ti y para tu propia
salud…
6 P: sí, no está bien
7 D: hay muchos métodos anticonceptivos hay DIUs
hay más cosas ¿sabes?
8 P: ¿y entonces qué hago? ¿pero la otra por qué no lo
ha visto ese quiste?
9 D: porque igual no estaba o no se vió

En este caso se da una conversación de circunstancias. En el turno 1 el


médico adopta un papel casi paternal, hablándole muy directamente
como dándole un consejo; y en el turno 5, insiste aclarando que lo que
dice es por el propio bien de la paciente con el fin de evitar crear
malos entendidos por cuestiones personales. Todo ello va acompañado
de elementos que contribuyen a reforzar o desarrollar relaciones
amigables como son el uso de “tú” (“escúchame”), evitar ser
demasiado directo para no parecer impositivo cuando debe ejercer su
papel de médico (“tú no, no…”) y buscar la forma más impersonal
(“no se pueden….”), buscar el equilibrio y tratar de justificar su
postura, usando muletillas como “o sea”, “no te quiero decir”,
evitando el empleo de “nosotros” como institución y prefiriendo el
“yo” que le hace más cercano en este contexto, o el uso de la
muletilla “¿sabes?” que busca la confirmación de que le entiende la
paciente.
Por su parte, la paciente utiliza para referirse a otra colega médico
con un simple “la otra”, denominación que resulta inapropiada por su
Gestión interrelacional en consultas médicas 81

carácter peyorativo, si bien en este contexto evidencia falta de


dominio del uso pragmático de la lengua.

4. El uso de muletillas como elementos de habla de contacto es mayor


que en las interacciones de tipo A; sin embargo, es menos variado,
siendo la repetición de muletillas como “sí” o “vale”, más acusada
como puede verse en el ejemplo siguiente:

(10) Grupo B (D: Doctor; P: Paciente marroquí al que le han


diagnosticado tuberculosis)

1 D: y le van a decir qué día tiene que ir para hacerse la


placa ¿sabe lo que es la placa?
2 P: ah?
3 D: una radiografía
4 P: vale
5 D: pero tiene que pedir la cita
6 P: vale
7 D: ¿vale?
8 P: vale
9 D: ¿vale? Esto y esto
10 P: vale
11 D: ala, nos vemos con los rayos y la placa
12 P: vale
13 D: adiós
14 P: adiós

5. Disminuye la variedad de saludos y despedidas con respecto al tipo


A, limitándose generalmente al típico “buenos días”, “buenas tardes”,
“hola” o incluso nada, comenzando directamente la consulta. En este
sentido cabe indicar que es bastante común que el médico cuando
entra el paciente esté escribiendo sobre el informe del paciente
anterior o leyendo el historial del paciente que entra, o realizando
alguna otra actividad y el paciente suele sentarse esperando a que el
médico le diga algo; de ahí que se produzcan unos segundos de
silencio que parecen hacer innecesario el saludo. Llega también a
producirse algún malentendido al confundir, por ejemplo, el saludo
con una pregunta para conseguir información tal y como se refleja en
el ejemplo siguiente con el uso de “¿Qué pasa?”:
82 Carmen Valero Garcés

(11) Grupo B (P: Paciente marroquí, mujer, que no habla español


acompañada de su marido (F) que es quien habla y cuyo
discurso se analiza)

1 D: ¿son de Marruecos, no?


2 F: sí, sí.
3 D: bueno, pues ya nos olvidamos de esto … A ver
¿qué pasa?
F: sí, sí
4 F: aquí estamos
5 D: Está muy blanca.
6 P: Sí, ϖϳήΤϟ Ύϴϓ Ϯϟ Ϟϗ (dile que me duele)

“¿Qué pasa?” (turno 3) puede desempeñar dos funciones distintas:


fática o informativa como explicamos a continuación. En el caso de la
primera, la intención es establecer o mantener una relación de amistad
o cordialidad. Y la expresión no se interpreta como una pregunta sino
como un saludo y se puede contestar con la expresión “aquí estamos”
(turno 4). Tanto la pregunta como la respuesta carecen de sentido o
contenido informativos.
En el caso de la función informativa, la intención es preguntar por
lo que está sucediendo, por la razón o el problema por el que el
paciente acude al médico. En este caso el participante que formula la
pregunta no espera una respuesta como “aquí estamos” sino
información o, en otras palabras, contenido proposicional, no
formulaico (Valero Garcés y Taibi 2004).

6. El clima de la consulta distendida muestra similitudes con respecto


al tipo A en varios aspectos como son:

a. Uso de diminutivos por parte del médico ʥsobre todo cuando


se trata de consultas de pediatríaʥ, si bien cabe mencionar que
en el caso de pacientes de origen latinoamericano, éstos hacen
un uso incluso mayor que el del médico: “pinchacito,
“doctorcito”.

b. Similar tratamiento por parte del médico con respecto a “tú”


y “usted” (p. e.: “Iham, dígame que le pasa”, “A ver,
Mohamed, cuénteme”, siendo al parecer la edad un factor
Gestión interrelacional en consultas médicas 83

determinante y dejando el tratamiento de “tú” o “nosotros” al


dirigirse el médico a pacientes jóvenes (“Vas a pasar aquí,
Claudia”) como ocurría en el tipo A. El análisis revela que el
médico solo recurre al uso de la primera persona cuando
parece irritado o cansado de contribuir a mantener la
conversación o cuando quiere mostrase más cercano o
convincente ante el paciente; esto se puede ver, por ejemplo,
cuando, dice: “yo aquí le puedo dar esto, esto es el Valium,
pero Valium tiene usted en su casa”.

Se observan, sin embargo, algunas diferencias que resultan difíciles


de determinar si son debidas a falta de competencia lingüística o
pragmática pero que marcan ciertas diferencias entre el tipo A y B,
como son:

a. Trato demasiado informal en ocasiones por parte del paciente


al dirigirse al médico de “tú” en frases como “¿entiendes?”,
tratamiento que no ocurre en el caso de pacientes españoles
que suelen preferir ”usted”. El ejemplo siguiente ilustra este
uso:

(12) Grupo B (P: paciente búlgaro que tiene dolor en un pie)

2 P: sí, pero no, no me duele aquí ¿entiendes? Aquí a mí


me duele el hueso ¿sabes? Cuando me hago masaje
me deja y después otra vez cuando me levanto como
si tengo ochenta años ¿sabes? Así me duele me pongo
así

b. Uso de palabras o expresiones por parte del paciente que no


son comunes en el hablante español del centro peninsular que
llevan al médico a pedir que se repita, aun siendo un hablante
latinoamericano quien la usa, como se ve en los ejemplos
siguientes, extraídos de la misma entrevista:

(13) Grupo B (P: paciente búlgaro que tiene dolor en un pie)

1 D: ¿dónde te duele?
2 P: aquí
84 Carmen Valero Garcés

3 D: tienes ahí el dolor [dolor] y el dolor se te


4 P: [tremendo]
5 D: ¿qué?
6 P: tremendo aquí digo que es tremendo mucho
7 D: el dolor que es muy fuerte
8 P: tremendo
9 D: ¿y se te queda ahí localizado o se te va hacia algún
sitio?
10 P: no me duele eso y la rodilla aquí después

En este caso el médico parece sorprendido por el uso de palabras


poco habituales en el habla cotidiana española como “tremendo”
(turnos 4, 6 y 8) y pide al paciente que repita lo que ha dicho. Otro
ejemplo similar es el uso de la expresión “Chao doctorcito” por un
paciente ecuatoriano, expresión que no utilizaría un hablante de
español peninsular. Cabe no obstante mencionar que normalmente en
Ecuador el trato al médico suele ser también muy respetuoso, y
ejemplos de este tipo pueden deberse al hecho de que entre los
pacientes latinoamericanos puede haber pacientes que tenga el español
como segunda lengua al ser hablantes de otros idiomas. Dicho punto
no lo hemos comprobado en este caso y exige sin duda más
investigación.

c. Uso de preguntas o peticiones directas al doctor que no son


habituales ni entre los pacientes españoles ni los extranjeros
de origen no latinoamericano, y que puede deberse más a falta
de competencia pragmática que lingüística o ambas dado que
mucho hablantes extranjeros no latinoamericanos han
aprendido el español en España y en ambientes cotidianos y
suelen desconocer un registro más formal. En este sentido
cabe mencionar que haría falta un estudio más exhaustivo de
este tipo de entrevistas y contrastarlo con estudios basados en
la enfermería comunitaria y la antropología comunitaria como
el llevado a cabo por el Instituto Madrileño de Salud,
presentado en las III Jornadas sobre Salud (Valero Garcés
2007). En dicha jornadas se presentó un trabajo colectivo por
personal sanitario en el que se hablaba de cuatro tipos de
pacientes según su procedencia al asociar las culturas con
modos de entender la medicina. Los tipos eran: mágico,
Gestión interrelacional en consultas médicas 85

paliativo, preventivo y de hábitos saludables, situando al


paciente latinoamericano en el tipo tercero y comentando el
personal sanitario allí presente que dicho colectivo solía
acudir a las consultas y exigir pruebas o tratamientos que solo
se hacían de forma muy específica a los pacientes y no como
prevención. El ejemplo que sigue, podría considerase dentro
de esta categoría, y supondría una variación en la estructura
estándar al pedir directamente el paciente que se le atienda por
algo distinto al motivo de la consulta en sí, como vemos a
continuación (turnos 4,6):

(14) Grupo B (D: Doctor, P: Paciente ecuatoriana en una revisión


ginecológica)

1 D: vas a pasar aquí Claudia. Te quitas el pantalón y la


braguita
2 P: vale
3 D: voy a explorarte y a hacerte otra vez la ecografía
¿vale?
4 P: vale y después me hace alguien algo aquí por favor
¿la espalda me hace un control?
5 D: no sé lo que me (xxx)
6 P: porfa porque puedo
7 D: sí sí
8 P: aquí, me duele más o menos aquí, ahí ese ese es el
punto vamos aquí no tengo nada ese
9 D: hay un dolor
10 P: ese
11 D: ¿y no te has [dado]
12 P: [aquí]
13 D: un golpe ahí ni nada?
14 P: no no yo tenía problemas por el riñón en pero hace
dos años

En cambio con pacientes procedentes de otros países y que no


dominan el español (rumanos, polaco, búlgaro) son frecuentes las
respuestas con un monosílabo “sí” o “no”, incluso cuando se espera
algo más, como se ilustra a continuación.
86 Carmen Valero Garcés

(15) Grupo B (D: Doctor, P: Paciente búlgaro con problemas


musculares)

1 D: tiene que venir el lunes a citaciones; aquí pero allí


donde la gente pide hora con este papel y este; bueno,
con los dos, a que le den hora para el neurólogo ¿vale?
Y tiene que ir al médico de cabecera a que le haga le
receta, esto ¿vale?
2 P: vale
3 D: yo aquí le puedo dar esto. Esto es el Valium, pero
Valium tiene usted en su casa
4 P: no
5 D: ¿no?
6 P: tengo
7 D: esta al desayuno y a la cena
8 P: vale
9 D: por la mañana y por la noche
10 P: vale
11 D: y esta por la noche solo
12 P: vale
13 D: ¿vale?
14 P: vale
15 D: solo por la noche una al día de estas
16 P: vale
17 D: y esto para por la mañana y por la noche ¿vale?
18 P: vale
19 D: y tiene que ir con esto a su centro de salud y aquí a
pedir hora para el neurólogo ¿vale?
20 P: vale
21 D: no sé si se habrá enterado ¿sí se ha enterado?
22 P: sí, sí yo entiendo.

Observamos que la situación produce una cierta sensación de


cansancio o falta de confianza a pesar de usarse un tratamiento
coloquial y frases de contacto y de los intentos del médico con las
repeticiones, preguntas de confirmación o uso del “tú” y “yo”, pero no
es una conversación fluida.

Tales ejemplos corroboran la falta de competencia lingüística si


Gestión interrelacional en consultas médicas 87

bien podrían interpretarse también como falta de colaboración o cabría


admitir su influencia en el tipo de orientación que se da a las
relaciones interpersonales en el contexto de la entrevista médica.

4. Conclusiones

El análisis de consultas médicas llevadas a cabo entre dos tipos


diferentes de interlocutores, a saber, A. Personal sanitario-Paciente
español y B. Personal sanitario- Paciente extranjero que se comunican
en español, ha puesto de manifiesto determinadas peculiaridades que
pasamos a describir.
Comenzaremos por destacar la tendencia en los dos contextos a
mantener la estructura estándar de la consulta así como la inserción de
secciones de gestiones burocráticas y conversación de circunstancias,
si bien este aspecto se da con mayor intensidad en el tipo B junto a
otras especificidades que iremos resumiendo. El estudio también
revela determinadas variaciones en el uso del turno de palabra, aunque
de distinto signo dado que, en el tipo A es el paciente el que más actúa
mientras que en el tipo B suele ser el doctor el que realiza
intervenciones más largas en momentos en los que debería hablar el
paciente, el cual se limita a asentir o negar, sobre todo en el caso de
los pacientes cuya lengua materna no es el español, mientras que no
siempre sucede con los pacientes latinoamericanos, punto que deja
abierta la puerta para una investigación futura. Igualmente se observa
en ambos tipos cierta tendencia a la coloquialización de la entrevista
médica mediante el uso de recursos tales como la mezcla de “usted” +
nombre propio, el uso de diminutivos, u otras formas de contacto y
repeticiones. Dichas estrategias ayudan a crear un ambiente más
distendido y cómodo entre médico y paciente, dándole a la entrevista
una orientación positiva en la gestión de las relaciones entre los
hablantes.
La investigación también ha revelado variaciones en el tratamiento.
Así, en el caso del médico, la edad del paciente parece ser el elemento
que lleva al mismo a utilizar el “tú” o “usted”, en cuyo caso tiende a
suavizar el tono añadiendo a “usted” el nombre propio del paciente.
En el caso del paciente, suele prevalecer el uso de “usted” en el tipo
A, mientras que en el tipo B existe cierta ambigüedad entre el uso de
“tú” y “usted”, e incluso se utiliza el “tú” en contextos en los que el
88 Carmen Valero Garcés

hablante nativo español no lo haría. Ello indica falta de competencia


lingüística y/o pragmática, dado que es difícil establecer límites claros
entre una y otra pero puede demostrar la influencia de aquella en la
orientación que se de al trato entre los interlocutores.
Relacionado con el punto anterior otro aspecto que merece la pena
comentar se refiere a la tendencia del médico a “democratizar” más su
intervención en el grupo B, mientras que en el caso del grupo A, tanto
el médico como el paciente nativo, tienden a seguir con el tratamiento
de “usted”, manteniendo esa condición de respeto que se les tenía a
los médicos en la España de no hace tanto tiempo. Cabe también
destacar cierta preferencia del médico por el uso de “nosotros” cuando
debe tomar alguna decisión (ej. diagnóstico, tratamiento), sintiéndose
miembro de la institución y buscando así su respaldo. Ahora bien, ello
contribuye también a hacer menos impositivas sus palabras que si
utilizase el “yo”, lo cual ocurre en momentos muy puntuales y con la
intención de marcar su presencia, sobre todo en el grupo B.
En cuanto a la actuación de los pacientes extranjeros, se observan
ciertas diferencias según su dominio de la lengua, pero sin olvidar el
reconocimiento y uso por su parte de las convenciones sociales dentro
de las cuales cabría integrar el dominio del discurso institucional
independientemente de su origen (rumanos, búlgaros, marroquíes,
ecuatorianos, etc.). Tal hecho influye, por ejemplo, a la hora de
atribuir una u otra función al habla de contacto (función fática o
informativa) o al uso de la conversación de circunstancias considerada
como simple habla de contacto o como parte de la fase de evaluación
del paciente (preguntar por el país de procedencia, por la familia,
saludos que implican más turnos e información personal). Finalmente
cabe comentar ciertas diferencias entre aquellos grupos cuya lengua
materna es el español y aquellos que tienen otra lengua distinta. En el
primer caso se ve el traslado de algunos recursos propios del español
latinoamericano (mayor uso de diminutivos, frases de contacto poco
habituales, tuteos o uso de “usted” de forma distinta o solicitud de
otros servicios) al español peninsular produciendo ciertas
interferencias, algo que no ocurre en otras lenguas, si bien esos
factores no siempre afectan de forma negativa al modo u orientación
en el que se establecen las relaciones entre los interlocutores
En definitiva, el estudio muestra que existen variaciones en el uso
de estrategias a la hora de manejar las relaciones interpersonales si
Gestión interrelacional en consultas médicas 89

bien el fin parece ser el mismo: deseo de gestionar de forma positiva


las relaciones interpersonales en encuentros interculturales.
La investigación aquí presentada es, sin duda, incompleta y
requiere de un estudio más profundo. No obstante se podrían
aventurar algunas hipótesis o investigaciones aún por hacer tales
como la posible influencia de la competencia lingüística en la
orientación que se da a las relaciones, el uso de diferentes estrategias
por parte de diferentes interlocutores dependiendo de su cultura, o el
nivel de coloquialización del modo de hablar del médico en los
distintos tipos de entrevistas. Espero que estas ideas resulten
igualmente interesantes para futuros investigadores.

Notas

1 Según datos provisionales del INE (Instituto Nacional de Estadística) en 2000 la


población extranjera suponía menos del 5 % de la población total y en 2008
supone ya el 12% (ABC, 4 julio 2009: Pág. 57).

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90 Carmen Valero Garcés

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comunicativa en contextos institucionales entre proveedores de servicios, usuarios
e intermediarios lingüísticos’. En: Oralia 7: 207- 228.

Apéndice

Sistema de transcripción empleado:

[…] Pausa o silencio


(xxx) Audición defectuosa
(cursiva) Coloquialismo
[ ] Solapamiento
P Paciente
D Doctor
F Familiar
_______ Énfasis de la autora del artículo
Sección 2:
Estudios de pragmática contrastiva
Capítulo 5
Humor e ironía en las viñetas cómicas
periodísticas en español e italiano: un estudio
pragmático y sociocultural

Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti


“(…) la filosofía y los chistes surgen
del mismo impulso: confundirnos respecto a
cómo son las cosas, poner nuestros mundos del
revés, y dar con verdades ocultas, a menudo
incómodas, sobre la vida. Lo que el filósofo
llama perspicacia, el cómico lo llama
mordacidad.” (Cathcart y Klein 2008, Platón y
un ornitorrinco entran en un bar…)

Resumen: Este trabajo ofrece un análisis pragmático y sociocultural de las viñetas


cómicas que aparecen en la prensa española e italiana. Para ello hemos elegido 100
ejemplos, publicados en periódicos españoles e italianos entre 2008 y 2009, cuya
temática conecta con sucesos relacionados con la política, la economía, etc. Los
objetivos principales son los siguientes: explicar cómo se produce la comprensión del
humor en los chistes gráficos; describir los índices de contextualización lectora que
usa el humorista y su interpretación por el lector; señalar la función del componente
sociocultural en la interpretación del humor; e indicar el papel de la ironía en estos
chistes.

1. Introducción y objetivos1

El propósito de este artículo es hacer un análisis pragmático y


sociocultural de las viñetas cómicas2 que aparecen en la prensa diaria.
Para ello hemos elegido 100 ejemplos, publicados en periódicos
españoles3 e italianos4 entre los años 2008 y 2009, cuya temática
conecta, principalmente, con sucesos de ámbito nacional e
internacional (política, economía, religión, Unión Europea, etc.).
Los objetivos principales de nuestro análisis son los siguientes: (a)
explicar cómo se produce el proceso de comprensión del humor en los
chistes gráficos; (b) describir cuáles son los índices de
contextualización lectora que usa el humorista y cómo son
94 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

interpretados por el lector; (c) señalar qué función tiene el componente


sociocultural en la interpretación del humor; y (d) indicar qué papel
desempeña la ironía en estos chistes.
Para conseguir estos objetivos, además de analizar
pragmáticamente el corpus de viñetas cómicas, hemos pasado una
encuesta a un grupo de 60 informantes españoles e italianos en la que
estudiamos los siguientes aspectos: (1) qué papel tienen los
componentes de la viñeta a la hora de interpretarlas; (2) a qué niveles
de lectura debe acceder el lector para entender su significado; (3) cuál
es la reacción más habitual de los lectores ante el humor; y (4) qué
función tiene la ironía en la comprensión de las viñetas cómicas.
Nuestro trabajo tiene un carácter exploratorio, y se enmarca dentro
de los estudios que el grupo GRIALE de la Universidad de Alicante
lleva a cabo para analizar la ironía y el humor (véase Padilla 2004;
Ruiz et al. 2004; Padilla 2008; Ruiz y Padilla 2009), y cuya meta final
es utilizar estos análisis pragmáticos para la creación de materiales
dedicados a la enseñanza del español como lengua extranjera.

2. ¿Qué son las viñetas cómicas?

Una viñeta cómica, una historieta o una tira humorística, pues todos
estos términos se utilizan como sinónimos, es un chiste gráfico que
aparece en una publicación diaria o semanal, y cuyo propósito es
analizar un suceso o acontecimiento actual de forma humorística. El
chiste gráfico está compuesto de dos elementos:

a. un dibujo o caricatura,
b. un texto escrito con contenido humorístico, irónico, sarcástico,
etc.

Las características del dibujo que encontramos en las viñetas


humorísticas suelen ser muy dispares, y lo mismo sucede con su
función. Hay dibujos y caricaturas muy elaborados y otros, muy
sencillos. De igual forma, hay humoristas gráficos que otorgan al
dibujo el papel principal (hasta el punto de que las palabras casi
desaparecen) y humoristas que, en cambio, lo utilizan para completar
o arropar la información que proporcionan las palabras. Lo más
frecuente, sin embargo, es que unos y otras se complementen
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 95

configurando un texto multimodal. Independientemente del papel que


les haya otorgado el humorista, desde un punto de vista gestáltico5,
tanto el texto como el dibujo tienen la posibilidad de convertirse
alternativamente en fondo y figura. Es decir, el lector puede decidir
destacar el dibujo o el texto como elemento principal en función,
principalmente, de cuál sea su interpretación del chiste y cuáles sean
los supuestos socioculturales que utilice en cada caso (vid. infra).
A diferencia de otros tipos de chistes, las viñetas cómicas se
caracterizan por no tener una introducción propiamente dicha del tipo:
“Saben aquel que…”6, “Esto era un inglés, un francés y un
español…”7, o al menos no de la misma forma que se produce en los
chistes orales. En los chistes gráficos, todo debe aparecer en un primer
golpe de vista y las fronteras entre sus partes no están tan claras. A
pesar de lo anterior, los chistes gráficos disponen también de
elementos con función introductoria. Como veremos posteriormente,
el hecho de que el chiste gráfico esté enmarcado en un recuadro, tenga
un título, aparezca en una sección específica del periódico, o incluso
esté firmado por una determinada persona, equivaldría a que un
humorista dijera algo parecido a: “Oye, te voy a contar un chiste”.
Estas pistas hacen que el lector se predisponga a leer un tipo de texto
humorístico, y, por lo tanto, como veremos más adelante, a un tipo de
comunicación non bona-fide.8
La última característica relevante de los chistes gráficos, es la
importancia que adquiere en ellos el factor sorpresa. Un chiste pierde
gracia cuando lo escuchas o lo lees por segunda vez. En el caso de las
viñetas cómicas, esto se incrementa enormemente por su estrecha
vinculación con sucesos de la realidad más inmediata. La sorpresa no
determina la presencia o no del humor, pero hace que el efecto
humorístico sea mayor.

3. Marco de trabajo

Antes de llevar a cabo nuestro análisis, comenzaremos por definir qué


es el humor y en qué se diferencia, por ejemplo, de otros fenómenos
cercanos como la ironía. Con este propósito haremos un breve repaso
de las propuestas de Raskin (1985) y Attardo (1994, 2001) sobre el
humor; la definición de la ironía del grupo GRIALE de la Universidad
de Alicante (véase Ruiz y Padilla 2009); la teoría de Levinson (2000)
96 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

sobre las implicaturas conversacionales; y la teoría de los esquemas,


aplicada a la lectura y comprensión de los textos, de Rumelhart (1980)
y Carrel (1983).

3.1. La propuesta de Raskin (1985)

Raskin (1985) desarrolló una teoría sobre el humor a la que llamó


Semantic Script Theory of Humor (SSTH), que más tarde revisó y
amplió junto con Attardo en la General Theory of Verbal Humor
(GTVH). En esta teoría, un script, traducido como guión o escenario,
es definido como un bloque organizado de información acerca de
algo. El script es una estructura cognitiva que el hablante interioriza, y
representa el conocimiento que éste tiene de una parte del mundo.
Según el autor, existe una especie de red semántica (semántica
network) que conecta todos nuestros posibles guiones entre sí en
función de relaciones semánticas diversas.
El objetivo principal de Raskin al estudiar el humor fue determinar
las condiciones lingüísticas necesarias y suficientes para que un texto
se considere humorístico, y las identifica de la siguiente manera:

a. que el texto sea compatible, completamente o sólo en parte,


con dos scripts (o guiones)9 diferentes,
b. que los dos scripts sean, en cierto modo, incompatibles
(Raskin 1985:99).

El autor postuló, además, la existencia de dos tipos de


comunicación: la bona-fide, o neutra; y la non bona-fide10, o marcada;
y en esta última se incluiría el humor y otros tipos de comunicación
distinta a la habitual, como las mentiras y el absurdo.

3.2. La propuesta de Attardo (1994, 2001)

Attardo (1994: 2-3), por su parte, hizo una propuesta de definición del
humor que rebate dos ideas previas ampliamente extendidas. La
primera es que el humor es algo etéreo y abstracto. Para Attardo el
humor no puede ser definido como un concepto a priori, sino que hay
que hacerlo partiendo de ejemplos y situaciones concretas. La segunda
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 97

idea es que la risa es el criterio más adecuado para definir una


situación humorística. Para Attardo, el humor y la risa son fenómenos
relacionados, pero esto no significa que la risa sea la condición
principal para reconocer el humor, porque la risa, en muchos casos,
trasciende al humor.
Attardo (2001), por otra parte, propone la existencia de una
competencia humorística11 y la considera como un proceso dinámico,
afirmando que la comprensión del texto humorístico puede ser parcial
sin afectar por ello a la apreciación del mismo. Como complemento de
la competencia humorística, Attardo propone también el humor como
actuación, y con ello se refiere a los aspectos sociales de su empleo
(dominio social, afiliación, cortesía, persuasión) o a las reacciones que
causa en el destinatario (risa, sonrisa, juego, etc.).
Attardo (1994:144) formula, además, una teoría sobre el humor a la
que denomina: Setup-Incongruity-Resolution (SIR). En ella sostiene
que todo texto humorístico posee un elemento de incongruencia y un
elemento de resolución; y hace hincapié en que esta última fase no
tiene por qué ser completa, ni realista ni plausible, sino que tiene que
prestarse al juego (playful). Según Attardo (2001), la incongruencia, a
pesar de lo que pudiera parecer, tampoco es un elemento consustancial
al humor del chiste, es decir, no es un mecanismo generador de humor
en sí mismo, sino un instrumento que se utiliza con el fin de obtener el
efecto humorístico.12
En cuanto a la distinción entre humor e ironía, Attardo (2001)
opina que la ironía es un fenómeno estrictamente pragmático
(vinculado al contexto), mientras que el humor es un fenómeno
pragmático y semántico al mismo tiempo (vinculado al contexto y al
significado codificado). Ambos fenómenos utilizan la incongruencia
como recurso, pero mientras que, en los textos humorísticos, los dos
sentidos, la incongruencia y la resolución, están presentes
conjuntamente; en el caso de la ironía, sólo está presente uno de ellos,
la incongruencia.
98 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

3.3. La propuesta del grupo GRIALE

El grupo GRIALE de la Universidad de Alicante (véase Ruiz y


Padilla, 2009) se ha dedicado sobre todo al estudio de la ironía verbal;
y una de sus preocupaciones más importantes ha sido matizar la idea
de que la ironía es un fenómeno exclusivamente contextual. La ironía,
como afirman varios autores13, es una implicatura conversacional
particularizada (ICP)14, pero, asumida esta definición, es posible
nombrar y analizar una serie de marcas e indicadores que guían al
oyente en su interpretación.
En la propuesta del grupo GRIALE un indicador es un elemento
lingüístico que contiene ironía en sí mismo. Su aparición es síntoma
de ironía. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la expresión “cubrirse de
gloria” en el siguiente ejemplo:

(1) A: ¿Sabes que Ainhoa le ha contado a Daniela que su ex


estaba saliendo con Joanna?
B: Sí, se ha cubierto de gloria.

Cuando un hablante decide utilizar la expresión “cubrirse de


gloria”15, no lo hace de forma neutra o inocente, sino que pretende
indicar un significado irónico. En este sentido, el grupo GRIALE
afirma que esta expresión, y otras similares, han codificado en su
significado el valor de la ironía.
Una marca, por el contrario, es un elemento lingüístico, kinésico o
paralingüístico que no contiene ironía de forma codificada, pero que
ayuda al oyente (o al lector) a interpretar un enunciado (o un texto) en
sentido irónico.16 Es lo que sucede, por ejemplo, con el uso de las risas
en el ejemplo (2). El hablante responde a la pregunta ¿a qué te
dedicas? del siguiente modo:

(2) 146 [H3]: Pues (ĺ) agente de servicios auxiliares[risas].


Cargando y descargando (Corpus COVJA, 1997: 134)

La expresión “agente de servicios auxiliares”, a diferencia de


“cubrirse de gloria”, no contiene ironía en sí misma, pero la adquiere,
en el contexto anterior (ICP), cuando pasa a significar “mozo de
carga”. Las risas que acompañan al enunciado (junto con la aclaración
posterior: cargando y descargando) nos ayudan a identificar la
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 99

ironía.17 Las risas son, pues, una marca kinésica, no contienen ironía
per se, pero ayudan a que el oyente interprete el enunciado en sentido
irónico.18
Debido a que la ironía está muchas veces al servicio del humor,
algunos de estos indicadores y marcas, como veremos más tarde, se
convierten a su vez en índices de contextualización lectora, y pasan a
tener una doble función: (a) indicar la presencia de ambos fenómenos
y (b) guiar el interlocutor hacia la correcta interpretación del
enunciado.

3.4. Levinson y los principios conversacionales (2000)

En la propuesta de Levinson, las máximas conversacionales de Grice


(1975) son interpretadas como heurísticas (es decir, como formas de
razonamiento por defecto que nos ayudan a explicar los intercambios
comunicativos) y se reducen a tres principios del hablante y tres
corolarios del oyente:

a. El principio de Cantidad: no dé una información más débil


que el conocimiento del mundo que posee; seleccione el
elemento más fuerte del paradigma.
- Corolario del oyente: La información que ha ofrecido el
hablante es la más fuerte que éste puede hacer.

b. El principio de Informatividad: proporcione la información


mínima suficiente para obtener sus propósitos comunicativos.
- Corolario del oyente: Amplíe el contenido de lo enunciado por
el hablante hasta encontrar la interpretación específica.

c. El principio de Manera: Indique una situación normal


mediante expresiones no marcadas.
- Corolario del oyente: Una expresión marcada denota una
situación no estereotípica.

Para Levinson, la máxima de cualidad de Grice (diga la verdad y


sea sincero en sus comunicaciones) es algo irreductible. Es decir, es
un requisito previo que los hablantes asumen en todas sus
interacciones comunicativas. Por lo tanto, Levinson no enuncia un
100 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

Principio de Cualidad, sino algo así como una condición previa y


obligatoria en las interacciones comunicativas normales.
Como veremos más tarde, la propuesta de Levinson (2000) nos va
a permitir diferenciar entre ironía y humor. Ambos fenómenos
transgreden el requisito previo de Cualidad, pero cada uno de ellos
utiliza uno de los principios enunciados a la inversa (vid. infra).

3.5. La teoría de los esquemas

Según la teoría de los esquemas (Schank y Abelson 1977), y los


modelos de comprensión lectora que derivaron de ella (Rumelhart
1980; Carrel 1983), los textos no trasmiten información directamente,
sino más bien ofrecen al lector una serie de indicaciones o pautas que
le permiten construir el significado tomando como punto de partida
sus conocimientos previos.
Cuando leemos un texto, realizamos procesos de interpretación
top-down (predicciones globales basadas en los esquemas que
poseemos) y bottom-up (integración de los nuevos datos en el sistema
de esquemas preexistente). Estos procesos, permiten relacionar la
información textual nueva con nuestros conocimientos previos, y
viceversa.
Los esquemas que poseemos son de dos tipos: (a) unos esquemas
formales, es decir conocimientos acerca de la estructura de los textos
(de un poema, de una novela, de un artículo de periódico, etc.); y (b)
unos esquemas de contenido, es decir conocimientos acerca de los
contenidos de un determinado campo (economía, deportes, política,
etc.).
Cuando la comprensión por parte del lector no llega a producirse,
significa que no ha sido activado el esquema pertinente; y el fallo de
comprensión puede deberse a dos razones:

a. el autor no ha proporcionado un número de indicios


suficientes o adecuados para que el lector interpretara
correctamente el texto,
b. el lector no posee el esquema apropiado para la interpretación
del texto.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 101

En el caso de un lector de una viñeta humorística, ambos fallos


suelen estar relacionados con elementos socioculturales, ya que tanto
los esquemas formales como los de contenido están culturalmente
determinados.

4. El componente sociocultural

Para que el oyente/lector reaccione al humor de un chiste, es necesario


que posea los conocimientos socioculturales adecuados presupuestos
en él. Estos conocimientos, que aparecen en todos los chistes, están
basados en supuestos socioculturales, y varían de lengua a lengua y de
cultura a cultura.
Los supuestos socioculturales19 son un modelo de comportamiento
cognitivo más general que los esquemas de comprensión lectora que
mencionamos en el apartado anterior; lo cual no significa que entre
unos y otros no existan vasos comunicantes: la cultura crea los
esquemas de comprensión lectora y los esquemas de comprensión
lectora influyen en el desarrollo de una determinada cultura.
El componente sociocultural20, por otra parte, es el responsable de
que, en muchas ocasiones, los chistes –incluidas las viñetas cómicas-
sean semánticamente inaccesibles, es decir, que no soporten
modificaciones o cambios sustanciales sin que el resultado sea
inevitablemente diferente.21 Una muestra de ello se produce, por
ejemplo, cuando intentamos traducir una viñeta a otro idioma.
Veamos un ejemplo:
102 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

(3)

Si quisiéramos traducir la viñeta (3), una lectura rápida y


superficial de la misma podría llevarnos a pensar que la intención del
humorista es criticar la situación política actual y la labor que están
llevando a cabo los políticos europeos. En este sentido, podría resultar
aparentemente sencillo cambiar la figura del primer ministro italiano
Berlusconi por la de otros mandatarios, como Zapatero, Brown,
Sarkozy, Merkel, etc., para mantener en la traducción parte de esta
crítica. Ahora bien, una lectura diferente, que atienda a las
características particulares del personaje, y a los detalles del dibujo, se
encontrará con el escollo de traducir, por ejemplo, el juego de palabras
economía-ergonomía, o lo que representan los sacos de dinero que
forman el sillón en el que está cómodamente sentado Berlusconi.22 Por
lo tanto, para traducir la viñeta, el traductor tendría que encontrar un
mandatario europeo que reuniera en la misma persona ser un político
y ser un rico empresario, lo cual no es sencillo.
El componente sociocultural se suma, pues, a los datos obtenidos
por los esquemas de contenido y permite que los lectores puedan
acceder a niveles de significación más profundos. Con el contexto
sociocultural el creador del chiste se dirige a personas ‘iniciadas’ que
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 103

no sólo poseen una misma lengua, sino también una serie de


conocimientos y experiencias compartidas.

4.1. Diferentes niveles de comunicación e interpretación del


humor

Teniendo en cuenta lo anterior, y gracias a que cuando leemos un


texto no sólo activamos esquemas de comprensión lectora, sino
supuestos socioculturales más generales, los lectores pueden realizar
distintos niveles de interpretación o lectura. Veamos un ejemplo:

(4)

Para leer la viñeta (4), un lector hipotético tendría que hacer valer
el contenido presuposicional del chiste y activar esquemas de
contenido del siguiente tipo:

a. que Iberia es una compañía aérea,


b. que a menudo extravía las maletas de sus pasajeros.

Estos contenidos proceden de los esquemas mínimos necesarios


para la comprensión lectora, por lo tanto, el lector podría detenerse ahí
y llegar a la conclusión de que el humorista está haciendo una crítica
al personal de la compañía aérea Iberia (gerentes, pilotos, personal de
104 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

aeropuerto, etc.). Ahora bien, ese mismo lector, o un lector diferente


con un bagaje cultural distinto, se podría hacer una interpretación
diferente, añadiendo a la información anterior, información
procedente de supuestos socioculturales complementarios. Por
ejemplo, que la viñeta representa a la ministra de Fomento Magdalena
Álvarez y que el humorista critica los desaguisados que ésta llevó a
cabo en su ministerio. La crítica, por extensión, podría salpicar al
partido gobernante, al presidente Zapatero, etc.
En definitiva, la comprensión básica del chiste procede de la
activación de los esquemas de contenido, pero esta comprensión es
completada con la puesta en funcionamiento de los supuestos
socioculturales. Como cada lector suma al proceso supuestos
socioculturales distintos, se pueden producir lecturas y procesos de
interpretación diferentes.

5. Análisis de los chistes gráficos

Una vez hemos repasado las diferentes propuestas sobre el


funcionamiento general del humor y hemos visto los diferentes
factores que tenemos que tener en cuenta para interpretar una viñeta,
expondremos a continuación los resultados obtenidos del análisis de
nuestro corpus y nuestra visión particular sobre cómo funciona el
humor en las viñetas cómicas.

5.1. La comprensión de una viñeta cómica

Como veremos en los siguientes párrafos, para leer y comprender una


viñeta cómica, los lectores parecen seguir una serie de fases23; utilizan
una serie de esquemas de comprensión lectora; reaccionan a las pistas
que nos proporcionan varios índices de contextualización; y añaden al
proceso de comprensión diferentes supuestos socioculturales.

5.1.1. Los índices externos y los esquemas formales

Fase 1 (lo que Attardo llama Setup): Se activan los esquemas formales
correspondientes a la tipología textual de los chistes gráficos. Ello se
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 105

lleva a cabo gracias a la presencia de lo que nosotros denominaremos


índices externos al chiste, que predisponen al lector a un tipo de
comunicación non-bona fide.24 Es decir, en una primera fase, el lector
reconoce de qué tipo de texto se trata y genera una serie de
expectativas acerca de los asuntos que podrían ser tratados; en este
caso, temas humorísticos.
En las viñetas (5) y (6), por ejemplo, están presentes algunos de
estos índices externos, como la posición de la viñeta en la página de
periódico (que suele ser fija), el nombre del autor25, la firma, el
recuadro que enmarca la viñeta o los colores utilizados.
En el caso del periódico italiano Il manifesto, el chiste gráfico
aparece en una posición predominante (centrado en la página y con un
tamaño considerable) y resaltado con colores llamativos como el
amarillo y el negro:

(5)

En el caso del periódico español El economista, la viñeta aparece


centrada en la parte inferior, resaltada con un recuadro negro y en una
sección especial (Con salsa picante) que se repite diariamente:
106 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

(6)

5.1.2. Los índices internos y los esquemas de contenido

Fase 2 (lo que Attardo llama Incongruity): Se ponen en marcha todos


los procesos relacionados con la comprensión del chiste, tanto
aquellos que permiten leerlo de manera adecuada, como aquellos que
permiten obtener la información necesaria para conseguir
interpretarlo.
En esta fase, el lector presta atención a lo que nosotros
denominamos índices internos del chiste. Estos índices internos están
relacionados directamente con los dos componentes de la viñeta: el
dibujo y el texto.
En la viñeta (7) podemos ver algunos ejemplos:

a. las caricaturas de dos conocidos personajes políticos


españoles (el líder de la oposición Mariano Rajoy y el
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 107

presidente de la Comunitat Valenciana, Francisco Camps26)


que se toman medidas para un traje27,
b. el uso de elementos tipográficos (las mayúsculas, los tres
puntos o la negrita).

(7)

La utilización de la negrita en “otro traje” es, por otra parte, una


forma de ‘grafización’ de la entonación irónica28, esto es, una manera
de convertir una marca de la ironía en un índice interno de
contextualización lectora. La ironía, como hemos comentado, y como
veremos posteriormente en el apartado 6, funciona en ocasiones como
un recurso del humor. Por consiguiente, en las viñetas, sus marcas e
indicadores pueden convertirse en índices de contextualización, bien a
través de recursos tipográficos (negrita, comillas, etc.) o bien a través
de algunos componentes del dibujo (la exageración de los gestos de
las caricaturas, las líneas de movimiento, etc.).
En esta segunda fase se activan también los esquemas de contenido
y se ponen en marcha los procesos bottom-up y top-down. Siguiendo
un proceso bottom-up, los nuevos datos de entrada se relacionan con
los esquemas preexistentes; y siguiendo un proceso top-down, se
hacen inferencias coherentes con los esquemas de contenido
preexistentes.
108 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

En el ejemplo (8), se activan, entre otros, los esquemas


relacionados con “jugar a la lotería” (bottom-up) y se realizan
predicciones a partir de esos mismos esquemas actualizados con la
nueva información proporcionada por el chiste (top-down): por
ejemplo, que los políticos juegan a la lotería para ganar dinero con
algún propósito.

(8)

Además de lo anterior, es en esta fase cuando el lector se da cuenta


de que en su interpretación coexisten dos o más escenarios
incompatibles (scripts), y que, por lo tanto, se ha producido una
incongruencia. En la viñeta (8), aparecen dos mundos: (a) el mundo
más habitual o normal, en el que los políticos hacen cosas esperables
(dar mítines, hacer ruedas de prensa, etc.); y (b) el mundo del chiste en
el que cuatro políticos (Bush, Berlusconi, Sarkozy y Merkel) hacen
cola para comprar un boleto de lotería.
Tanto los esquemas formales como los esquemas de contenido que
hemos señalado forman parte del componente sociocultural, es decir,
de los conocimientos generales que poseemos sobre la lengua y sobre
el mundo, y, en este caso, sobre cómo debemos leer los textos. Ahora
bien, para poder resolver la incongruencia, necesitamos, como
veremos en la siguiente fase, que se activen supuestos socioculturales
más generales que los esquemas de interpretación lectora. Estos
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 109

supuestos socioculturales añaden la información necesaria para


resolver la incongruencia.

5.1.3. Los supuestos socioculturales

Fase 3 (lo que Attardo llama Resolution): Se resuelve la


incongruencia. Para llevar a cabo este proceso, el lector tiene que
utilizar, como hemos dicho, los supuestos socioculturales, añadiendo
nueva información a las pistas proporcionadas por los índices externos
e internos del chiste.
En el ejemplo (9) encontramos nuevamente dos scripts que son
incompatibles y que, en consecuencia, generan una incongruencia: (a)
el habitual o normal (el presidente Zapatero respondiendo a preguntas
de unos ciudadanos en el programa Tengo una pregunta para usted29)
y (b) el del chiste (el presidente Zapatero participando en el concurso
Pasapalabra30). Para que se desencadene la reacción humorística, el
lector, por una parte, tiene que saber que el humorista ha mezclado los
dos programas (-escenarios); y, por otra, que el presidente Zapatero no
quiere usar la palabra ‘paro’ para responder la pregunta del
presentador.

(9)

Para llevar a cabo este proceso, el lector activa esquemas de


interpretación lectora (formales y de contenido) que le permitan
110 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

comprender en líneas generales lo que está sucediendo en la viñeta


(utilizando, además, las pistas proporcionadas por los índices externos
e internos del chiste). Pero para resolver la incongruencia, el lector
tiene que activar además la información que le proporcionan los
supuestos socioculturales, esto es, el conocimiento de la realidad
política y económica española actual.31 En este caso, que el presidente
Zapatero no quiere responder a una pregunta tan sencilla, porque el
‘paro’ es una situación incómoda que quiere olvidar en un contexto de
tres millones de parados.32
Los supuestos socioculturales permiten, pues, resolver la
incongruencia producida, y obtener el efecto humorístico definitivo.
Como comentábamos al principio, no es necesario que la comprensión
del chiste sea total, ni que la resolución de la incongruencia sea
completa, pues el lector puede reconocer y reaccionar ante el humor
sin haber comprendido todos los elementos del mismo. Así, en
función de cuáles sean sus supuestos socioculturales, algunos lectores
se reirán de la caricatura del presidente Zapatero; otros de que no sepa
contestar a la pregunta del presentador; otros de que no quiera hacerlo.
Todas estas interpretaciones son posibles y generan humor, aunque
cada una de ellas corresponde a un nivel diferente de comprensión del
chiste.

5.2. Un apunte sociocultural

Tanto los humoristas españoles como italianos de los chistes gráficos


que hemos analizado están preocupados por temas similares: (a) los
políticos y sus actos y (b) los sucesos internacionales que más
directamente van a afectar a la política interna de cada uno de los
respectivos países (la victoria de Obama en EE.UU., la crisis
económica global, la política europea, etc.). No obstante, a pesar de
compartir preocupaciones similares, la forma más habitual de
despertar la sonrisa en sus lectores es revestir estos mismos hechos
con elementos que conecten directamente las noticias de actualidad
con la vida y costumbres españolas e italianas. Así, por ejemplo, en
los chistes gráficos españoles analizados aparecen muchas menciones
explícitas a la familia real o a las cuestiones autonómicas33; y en los
chistes gráficos italianos están muy presentes la Iglesia o la actuación
de los carabinieri. En definitiva, aunque algunos temas se repitan, la
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 111

broma y el humor tienen casi siempre un ‘sabor’ español o italiano


claramente diferenciado.
Como botón de muestra, es interesante observar cómo un suceso
concreto de política internacional: la noticia de que un periodista
iraquí había lanzado un zapato al ex presidente norteamericano G. W.
Bush en una conferencia de prensa sucedida en diciembre de 2008, es
traducido en clave española e italiana en los ejemplos (10) y (11).
En el ejemplo (10), el humorista italiano conecta el suceso del
zapato de Bush con la realidad política italiana y con el papel que
representa la Iglesia34, capaz de tirar, como el periodista iraquí,
zapatos recriminatorios35 al ministro Gianfranco Fini para denunciar
su silencio ante la aprobación de unas supuestas leyes racistas en
Italia:

(10)

En el ejemplo (11), el humorista español conecta el mismo suceso


con la costumbre española de que los niños dejen los zapatos en el
balcón para que los Reyes Magos les traigan los regalos en Navidad.
Este año Bush no pondrá los zapatos a los Reyes Magos, porque, en
opinión del humorista, habrá sido ‘malo’36 y le habrán tirado muchos
‘zapatos’:
112 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

(11)

6. Humor e ironía

En la viñeta anterior, se utiliza el diminutivo –ito con sentido irónico:


Este año Bush no pondrá el zapatito a los Reyes Magos. De hecho,
para explicar su uso en este contexto no tendría sentido pensar que el
diminutivo señale el tamaño del zapato, sino que funciona como una
especie de pista que deja el humorista para que el lector interprete la
frase como algo marcado.37 La aparición de esta marca irónica38 en un
texto humorístico como la viñeta anterior ejemplifica un caso de ironía
al servicio del humor.39 Como veremos a continuación, existen viñetas
con y sin ironía, igual que existe ironía con y sin humor (sarcasmo), lo
cual nos conduce al problema de diferenciar entre ambos fenómenos.

6.1. La ironía y el humor frente a frente

Como señalamos en el apartado 3.4, la comunicación humana, según


Levinson, se rige por tres principios (Cantidad, Informativa y Manera)
y un requisito de Cualidad, que es obligatorio y previo a todo acto
comunicativo. La ironía y el humor violan, o al menos sortean de
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 113

forma ‘lúdica’40, ese prerrequisito; por consiguiente, nos introducen,


en mundos en los que las cosas habituales suceden de otra manera.
La infracción del requisito previo de Cualidad tiene como
consecuencia, como señala Rodríguez Rosique (2009), una inversión
de los principios que señalamos antes; y, en función de la naturaleza
de cada principio, se generan consecuencias semánticas distintas. Sin
detenernos en explicar en profundidad las consecuencias especiales
que generan las inversiones de cada uno de estos principios41, vamos a
intentar mostrar que las diferencias entre la ironía y el humor surgen
del funcionamiento inverso de alguno de ellos; y que dicha violación,
en el caso de nuestras viñetas, debe ser interpretada de la siguiente
forma:

a. La ironía es igual a la negación contextual de un escenario y a


la inversión del Principio de Cantidad,
b. El humor, por el contrario, es igual a la superposición o
convivencia contextual de dos o más escenarios y a la
inversión del Principio de Informatividad.

Para explicar cómo se producen estas inversiones vamos a


comparar a continuación dos viñetas más de nuestro corpus: la
primera contiene humor e ironía; la segunda sólo contiene humor.
El ejemplo (12), protagonizado por María Dolores de Cospedal,
portavoz del Partido Popular, representa una rueda de prensa dedicada
a un supuesto caso de corrupción del Partido Popular de la Comunidad
Valenciana42, y en ella encontramos, al mismo tiempo, humor e ironía:
114 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

(12)

En esta viñeta se activan dos mundos incompatibles: el mundo de


la viñeta, en el que las cosas no normales son normales; y el mundo
real en el que las cosas no normales son no normales. La ironía de la
viñeta surge de la negación del título: “Es muy normal”, y,
consecuentemente, como la negación de uno de estos dos mundos o
escenarios.
Desde la propuesta de Levinson, en una situación estándar, y
gracias al funcionamiento del Principio de Cantidad, al título de
nuestra viñeta subyacería, como muestra el gráfico (1), una escala
lingüística como la siguiente: utilizar el miembro más fuerte, muy
normal, entrañaría, o incluiría, el miembro más débil, es decir,
normal; y el uso del miembro más débil, normal, implicaría
conversacionalmente43, la negación del miembro más fuerte, muy
normal.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 115

Gráfico 1. Escala 1

Dicho de forma más sencilla, en el caso de que, por ejemplo,


decidiésemos utilizar un enunciado como: Tener un yate en España es
muy normal, este enunciado entrañaría, o contendría
presuposicionalmente, que Tener un yate en España es normal. Ahora
bien, si utilizásemos el enunciado: Tener un yate en España es
normal, implicaríamos conversacionalmente que Tener un yate en
España no es muy normal. En nuestra viñeta el humorista utiliza la
expresión Es muy normal irónicamente, de forma que, por la violación
del requisito previo de Cualidad, y por la inversión, en este caso, del
Principio de Cantidad, el uso del miembro más fuerte ya no implica el
miembro más débil, sino que lo niega. Es decir, en la viñeta (12), el
título Es muy normal equivale a no es normal.
En realidad, si analizamos el conjunto de la viñeta, llegaremos a la
conclusión de que todo el texto del discurso del personaje es un apoyo
a la negación del título. María Dolores de Cospedal toma como punto
de partida el miembro menor de una supuesta escala de regalos (que,
paradójicamente, coincide con el origen de la corrupción que se
critica) y desarrolla una escala ‘de mayor a menor normalidad’. Al
mismo tiempo, intercala evaluaciones (ridículo, patético, por-fa-vor,
es normal, tan grave, no saquemos las cosas de quicio) que remarcan
la supuesta normalidad del regalo enunciado. La escala establecida,
sin embargo, teniendo en cuenta el contexto irónico de la viñeta, debe
leerse a la inversa, pues, a mayor cuantía del regalo, menor
normalidad.
116 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

Gráfico 2. Escala 2

En la viñeta (13), a diferencia de lo que sucede en la viñeta (12),


encontramos un caso de humor sin ironía:

(13)

La viñeta (13) se sitúa a finales del s. XIX y nos presenta a dos


caballos conversando que niegan la crisis que se avecina por la llegada
de los automóviles. A nosotros, lectores del s. XXI, y conocedores de
la crisis del 2008 y, en concreto, de su repercusión en España, la
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 117

situación, obviamente, nos parece divertida; y para explicarlo


podemos dar las siguientes razones:

a. En primer lugar, por la simple sustitución de escenarios y


personajes,
b. En segundo lugar, porque nuestro conocimiento del mundo
nos permite saber que la supuesta crisis de la que hablaban los
caballos sí sucedió,
c. Y, por último, porque, igual que los caballos, el presidente
Zapatero y el gobierno socialista negaban la crisis inminente,
a pesar de que todos los indicios económicos apoyaban su
existencia.

La viñeta (13) permite, pues, lecturas distintas según activemos


diferentes esquemas y escenarios. La crisis económica actual, como es
obvio, activa el escenario del presidente Zapatero, pero el chiste
también nos habría parecido divertido el año 2006, dos años antes de
la crisis, porque hubiese continuado siendo cómica la inocencia de los
confiados caballos.
Aunque en la viñeta (13) la presencia de varios escenarios sigue
siendo el principal motor del chiste, la broma que contiene la viñeta
(13), a diferencia del ejemplo (12), no puede explicarse como la
negación de un escenario concreto, sino como la superposición o
convivencia de varios mundos con la consecuente multiplicación de
referentes:
118 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

Gráfico 3. Superposición de mundos

Como sucedía en el ejemplo (12), la situación humorística de


nuestra viñeta puede explicarse, desde la propuesta de Levinson
(2000), como una violación del prerrequisito de Cualidad. Ahora bien,
en este caso, el principio invertido es el de Informatividad.
En una situación normal, el Principio de Informatividad nos insta a
no multiplicar referentes y a evitar ambigüedades. Es decir, que si, por
ejemplo, decidiésemos enunciar una oración como la siguiente:
Mamen vino con su coche, deberíamos entender que el coche era de
ella y no el de una amiga. En una situación humorística, como la que
se produce en nuestra viñeta, sucedería lo contrario, es decir, se
multiplicarían los referentes, en este caso los escenarios, para que su
solapamiento produjese un resultado divertido: los rumores de crisis
son igual de perniciosos cuando son ciertos, los niegue un caballo o
los niegue el presidente Zapatero.
La situación, por lo tanto, es humorística, pero no irónica. Los dos
mundos, el de los caballos y el nuestro, están presentes al mismo
tiempo; hay convivencia de escenarios, pero no se niega ninguno en
concreto.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 119

7. La interpretación de los chistes gráficos por parte del lector: la


encuesta

Como señalamos al principio, con el fin de obtener datos de primera


mano acerca de cómo los lectores44 interpretan y comprenden los
chistes gráficos, hemos elaborado y pasado una encuesta a un grupo
de hablantes nativos italianos y españoles en la que analizamos los
siguientes puntos:

1) qué papel tienen los componentes de la viñeta a la hora de


interpretarlas,
2) a qué niveles de significación debe acceder el lector para
entender su mensaje,
3) cuál es la reacción más habitual de los lectores ante el humor,
4) qué función tiene la ironía en la comprensión de las viñetas
cómicas.

Para obtener datos sobre la lectura de los textos, es decir, sobre los
niveles de interpretación, el tiempo de resolución de la incongruencia,
etc., hemos utilizado la teoría de los modos de lectura (speed-reading
techniques) (véase Cassany 1995). En esta propuesta se describen
cuatro modos de lectura: (a) skimming, es decir, un tipo de lectura
rápida y global cuyo objetivo es identificar las ideas y las
características principales de un texto; (b) scanning una técnica de
lectura rápida utilizada para la búsqueda de información específica en
un texto; (c) lectura atenta, la que intenta asumir todos los contenidos
referenciados en el texto; y (d) lectura crítica, la que tiene como
objetivo evaluar los textos según criterios objetivos.
Cada uno de estos cuatro tipos de lectura nos va a proporcionar
datos interesantes sobre el proceso de interpretación y comprensión de
las viñetas humorísticas por parte de los lectores.

7.1. Las fases de la encuesta

La primera parte de la encuesta tiene como objetivo específico


verificar si con una lectura rápida (skimming, de 4 segundos) el lector
es capaz de reconocer de qué tipo de texto se trata, y gracias a qué
120 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

elementos. Mostramos a continuación la primera página de la


encuesta:

(14)

La segunda parte de la encuesta se relaciona con la segunda fase de


interpretación (Incongruity de Attardo), y tiene como objetivo ver si a
través de una lectura más atenta (scanning, de 10 segundos) el lector
es capaz, además, de realizar las primeras operaciones cognitivas
necesarias para comprender el argumento del texto señalando qué
elementos le ayudan a hacerlo.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 121

(15)

(16)

En la tercera parte de la encuesta, hemos pedido a los encuestados


que leyesen los chistes durante todo el tiempo que consideraran
necesario para llegar a comprenderlos por completo (lectura atenta), o
para alcanzar niveles de significación más profundos; y hemos
cronometrado el tiempo que cada uno ha necesitado para llevar a cabo
la tarea. En un segundo momento, se les ha pedido que eligieran una
122 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

de las cuatro interpretaciones propuestas para cada chiste (lectura


crítica). Estas interpretaciones (elaboradas por nosotros45) son todas
plausibles, pero corresponden a diferentes niveles de comprensión. El
nivel de comprensión va desde lo más superficial, en el que los
conocimientos socioculturales pueden tener un papel secundario, a lo
más sutil y profundo, en el que los elementos socioculturales son
esenciales.
A continuación, cada encuestado ha tenido que clasificar cada
chiste según la dificultad de comprensión en una escala de 0 a 5
(siendo 0 =lo más difícil y 5=lo más fácil).

(17)
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 123

(18)

La cuarta y última parte de la encuesta tenía como objetivo


verificar si los lectores eran capaces de reconocer la presencia de la
ironía en algunos chistes, y gracias a qué elementos se producía el
reconocimiento. Para ello, enseñamos a cada encuestado dos viñetas,
pidiendo a los informantes si en ellas había o no ironía, y, en caso de
que la respuesta fuese afirmativa, qué elementos ayudaban a
identificarla y comprenderla.
124 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

(19)

(20)

7.2. Los resultados de la encuesta

Después de haber explicado cómo y con qué objetivos fue elaborada


la encuesta, pasamos a ver los resultados obtenidos.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 125

Por lo que a la primera fase se refiere, es interesante señalar que de


forma casi inmediata todos los entrevistados (españoles e italianos)
han sido capaces de reconocer las viñetas como un tipo de texto
humorístico. En ambos casos, el reconocimiento, según las
afirmaciones de los propios entrevistados, ha procedido de dos
fuentes: (a) la presencia de los índices externos al chiste (las
características propias de la página de periódico –columnas, tipo de
papel, tipo de letra, impostación general de la página-, la presencia de
un título, la firma del autor, la unión de la imagen con un texto
gracioso); y (b) la presencia de índices internos: el dibujo de los
personajes caricaturizados.

Gráfico 4. Fase 1

En la segunda parte de la encuesta, el 100% de los informantes


afirma que ha identificado el argumento del chiste gráfico gracias a la
aparición del dibujo (índice interno):

a. personajes políticos nacionales (Zapatero y Berlusconi sobre


todo),
b. personajes políticos internacionales (Obama, Bush).

Teniendo en cuenta que, como dijimos, las viñetas son textos


multimodales, y que tanto el dibujo como el texto pueden tener la
función de fondo o figura46, los datos de la encuesta parecen indicar
que la función primaria del dibujo es ser la figura gestáltica. Es decir,
que el dibujo es aprehendido en primer lugar y sirve como detonante
principal de los esquemas de contenido.
126 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

El modo de lectura de los entrevistados también nos informa sobre


el papel que éstos otorgan a los supuestos socioculturales, y sobre la
necesidad que tienen de acceder a niveles de interpretación más
profundos para obtener toda la sustancia humorística de la viñeta.
Según los datos de la tercera parte de la encuesta, el lector medio
necesita 19 segundos para obtener una interpretación coherente y
satisfactoria del chiste, y, en consecuencia, encontrarlo gracioso o
divertido. Cabe añadir, por otra parte, que sólo una parte de los
encuestados (el 10% de los españoles y el 5% de los italianos) han
sido capaces de recordar la situación concreta que motivó el chiste
aludiendo a que los medios de comunicación habían hablado de ello.
Es decir, que, según la encuesta, para la mayor parte de los
entrevistados el texto funciona más bien como el fondo sobre el que se
asienta el dibujo y no al contrario. Esto significa que la proporción
más alta de encuestados o bien no ha resuelto la incongruencia o bien
se ha conformado con una interpretación superficial.
Independientemente de cuál sea el nivel de comprensión al que
hayan accedido para interpretar la viñeta, casi todos los entrevistados
han reaccionado ante la viñeta con la risa (88% de los italianos y 91%
de los españoles).
La cuarta parte de la encuesta nos indica que los lectores no tienen
demasiado clara las diferencias entre humor e ironía, ya que sólo un
47% fue capaz de resolver las tareas propuestas con éxito. Es decir,
reconocieron la ironía cuando ésta estaba presente, y señalaron
indicadores o marcas como elementos portadores de ironía, o que les
habían ayudado a identificarla: exageración, imitación, gestualidad,
repetición, uso de la negrita y juegos de palabras.

Gráfico 5. Indicadores y marcas de la ironía


Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 127

El resto de los encuestados (53%) o bien no fue capaz de reconocer


la presencia (o ausencia) de la ironía en los chistes, o bien lo hizo
correctamente, pero dio explicaciones absurdas (por ejemplo,
afirmando que un chiste era irónico porque contenía dos caballos)
(vid. supra).
En relación con la facilidad de comprensión de las viñetas, la
mayor parte de los entrevistados ha calificado las viñetas con un 4 en
una escala de 0 a 5, donde 5 corresponde al nivel más alto de facilidad
de comprensión.

Gráfico 6. Facilidad de comprensión del chiste

Cabe destacar, por otra parte, que las viñetas que contienen ironía
han sido clasificadas por los encuestados con puntuaciones muy bajas,
lo que parece indicar una relación de correspondencia entre mayor
dificultad de comprensión y presencia de ironía.
A modo de resumen, podemos decir que la encuesta nos
proporciona los siguientes datos: (a) el dibujo y el marco que le
acompaña son fundamentales para la interpretación de la viñeta, no
sólo para reconocerla como tal, sino para acceder a su argumento; (b)
los lectores suelen conformarse con acceder a los niveles de
significación superficiales a la hora de interpretar la viñeta, es decir,
utilizan –independientemente de la relevancia mediática del suceso-
supuestos socioculturales muy generales, alejados a veces del
verdadero objetivo de la crítica; (c) los lectores no tienen muy clara la
diferencia entre ironía y humor, si bien consideran que son conceptos
relacionados.
128 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

8. Conclusiones

Como señalamos en la introducción, nuestro objetivo principal ha sido


describir, desde un punto de vista pragmático y sociocultural, el proceso
de comprensión de los chistes gráficos y los recursos lingüísticos y
extralingüísticos que en él intervienen. El análisis de las viñetas
españolas e italianas de nuestro corpus y los resultados de la encuesta
nos permiten aportar algunas conclusiones al respecto.
Los chistes gráficos funcionan como otros tipos de chistes, es
decir, el lector los interpreta y comprende pasando por una serie de
fases hasta obtener una resolución final con consecuencias
humorísticas (normalmente, la risa). En las viñetas hay dos mundos
que se contraponen, y, para resolver la incongruencia, el lector
necesita situarlos en un marco humorístico (non bona-fide), y activar
los esquemas de contenido y los supuestos socioculturales
correspondientes. Las tres fases (Setup>Incongruency>Resolution)
propuestas por Attardo (1994, 2001) nos parecen una explicación
plausible.
Para que el proceso de resolución de la incongruencia (fase 3) se
lleve a cabo, el humorista debe dejar pistas que ayuden a la
interpretación final. En el caso de los chistes gráficos, nosotros hemos
hablado de dos tipos de índices: los externos (aquellos que enmarcan
la viñeta: recuadro, situación en la pagina, titulo de la sección, etc.) y
los internos (aquellos que están en el interior de la viñeta: dibujo o
caricatura, uso de las mayúsculas, uso de la negrita, etc.). Para
interpretar el chiste, el lector lleva a cabo procesos cognitivos (top-
down y bottom-up) que ponen en funcionamiento esquemas mentales
(de forma y de contenido) que permiten conectar la realidad del chiste
con supuestos socioculturales y con situaciones de la realidad más
inmediata.
Para que el chiste alcance su objetivo más general: hacer reír,
despertar una sonrisa, etc., no es necesario, por otra parte, que el lector
alcance todos los niveles de interpretación que están presentes en él.
De hecho, en muchos casos, la simple visión de la caricatura o la
presencia de índices externos al chiste, ya despierta en el lector una
leve sonrisa que es previa a niveles de lectura más profundos. Los
chistes, sin embargo, suelen tener varios niveles de interpretación, y,
en función de los supuestos socioculturales manejados por el lector, la
interpretación puede ser más superficial o más profunda.
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 129

Como hemos señalado, hay casos de humor con ironía y sin ironía,
y casos de ironía con y sin humor, no obstante, la ironía, cuando
aparece, pertenece a niveles de significación e interpretación más
profundos. De hecho, como señalan los resultados de la encuesta, no
todos los entrevistados identifican la ironía, o lo hacen de forma
adecuada, y ello, sin embargo, no les impide acceder a niveles de
interpretación más superficiales y reírse. Utilizando la propuesta de
Levinson (2000), hemos llegado a la conclusión de que el humor y la
ironía son categorías pragmáticas distintas; y que, aunque ambas
tienen cosas en común, como la inversión del prerrequisito de
Cualidad, cada una de ellas invierte principios distintos (Cantidad e
Informatividad) y niega (ironía) o superpone (humor) los escenarios
(scripts) que aparecen en el chiste.
Los chistes gráficos, por último, manifiestan cuestiones culturales e
interculturales más generales. Vivimos en un mundo cada vez más
globalizado e interconectado, por lo tanto, las noticias, las ideas, los
sucesos tienen cada vez más un alcance internacional. No obstante,
cada cultura –y así sucede con la cultura española e italiana– mantiene
hasta cierto punto su independencia y sus costumbres de forma más o
menos autónoma. Por esta razón, como hemos ido viendo a lo largo
de estas páginas, existen diferencias entre las viñetas españolas e
italianas analizadas, con respecto a los supuestos socioculturales que
manejan los humoristas y los lectores. Así, aunque los buenos chistes
conecten, como afirman Cathcart y Klein (2008) con verdades ocultas
y universales, todos ellos al mismo tiempo tienen –y tendrán
siempre– una chispa o sabor local.

Notas

1 Este trabajo ha sido posible gracias a los proyectos de investigación FFI2008-


00179: “Aplicaciones a la clase de español como lengua extranjera de la ironía y el
humor”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (véase
http://www.griale.es), y “GITE-Grupo Pronuncia Bien. Referencia: GITE-09015-
UA”, financiado por la Universidad de Alicante (http://blogs.ua.es/xose).
2 Utilizaremos como sinónimos los términos tira cómica, chiste gráfico o viñeta
humorística, refiriéndonos a las historietas (compuestas de una o más viñetas) que
aparecen en los periódicos y que contienen un juego verbal o conceptual capaz de
mover a risa.
130 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

3 Los periódicos españoles utilizados han sido: El País, Cinco días, El público, La
vanguardia (progresistas), y El Mundo, La razón, El economista, Las provincias
(conservadores).
4 Los periódicos italianos utilizados han sido: Il Manifesto, Il Corriere della Sera, Il
Giornale, L’Unità, La Stampa, Libero.
5 Véase González Labra (2009).
6 Eugenio, uno de los humoristas españoles más afamados en los años 80,
comenzaba todos sus chistes con la frase catalana “Saben aquell que diu…”
(saben de uno que cuenta…) y la frase acabo convirtiéndose en un leit-motiv
habitual en las conversaciones cotidianas españolas.
7 Éste es un comienzo muy común en algunos chistes españoles.
8 Véase Raskin (1985).
9 Véase Schank y Abelson (1977).
10 Para Raskin, por otra parte, el humor está dominado por un principio especial al
que llama Principio de Cooperación del Humor (PCH), diferente del Principio de
Cooperación (PC) de Grice (1975). Sus máximas gobiernan el proceso de
comprensión y producción de un texto humorístico: (a) Máxima de Cantidad: da
exactamente la cantidad de información necesaria para el chiste; (b) Máxima de
Calidad: di solamente lo que es compatible con el mundo del chiste; (c) Máxima
de Relación: di solamente lo que es relevante para el chiste; y (d) Máxima de
Manera: cuenta el chiste de manera eficaz.
11 Véase también Bell (2007).
12 Véase también Curcó (1995).
13 Véase Wilson y Sperber (2000).
14 Véase Grice (1975).
15 RAE: loc. verb. irón. coloq. meter la pata.
16 Es decir, fuera del contexto irónico pueden tener un valor distinto.
17 Las risas son clasificadas por el grupo GRIALE como marca kinésica. El grupo
GRIALE habla de tres grandes grupos de índices y marcas: (a) los lingüísticos (uso
de superlativos, palabras de alerta, etc.); (b) los kinésicos (gestos, risas, etc.); y (c)
los fónicos (entonación, silabeo, pausas, etc.) véase Padilla (2004) y (2008).
18 De alguna forma, los indicadores están unidos a lo más propiamente semántico,
mientras que las marcas son más pragmático-contextules.
19 Véase Padilla (2005).
20 Véase Padilla (2005) y (2008).
21 Adrjan y Muñoz-Basols (2003) utilizan la misma terminología para describir lo
que llaman phonological jokes, chistes que siguen una estructura
pregunta/respuesta, y que utilizan material fonológico de la lengua de partida para
representar y parodiar a otra lengua.
22 Es decir, que en mitad de la crisis sigue “estando cómodo” a pesar de decir lo
contrario: “¡estoy incomodo!” sto scomodo! en italiano.
23 Al igual que sucede con cualquier otro chiste (véase Attardo, 1994).
24 Véase Raskin (1985).
25 El nombre del autor sirve como índice externo, porque el autor, después de
conseguir un prestigio como humorista gráfico, no es un desconocido cualquiera y
genera una serie de expectativas.
26 El chiste hace referencia a dos políticos españoles: M. Rajoy y F. Camps,
pertenecientes al Partido Popular, de ideología conservadora. La viñeta hace
Humor e ironía en las viñetas cómicas periodísticas 131

mención del caso Gürtel, según el cual, el presidente de la Comunitat Valenciana,


F. Camps, recibió trajes de una prestigiosa firma de moda como soborno por
algunos favores a empresarios. En el chiste, el hecho mencionado es visto como la
muerte política del F. Camps.
27 El humorista juega con el doble sentido de la expresión tomar medidas: por un
lado, los políticos del mundo habitual toman medidas para solucionar problemas
serios, y por otro lado, en el mundo del chiste, los políticos toman medidas para
hacerse un traje. Por otra parte, tomar medidas es un guiño concreto a Rajoy sobre
aquello que debía hacer dentro de su partido.
28 Véase Padilla (2009).
29 En el concurso Tengo una pregunta para usted, un político de renombre contesta
en directo a las preguntas improvisadas de 100 ciudadanos. De hecho, el
presidente Zapatero acudió a este programa y fue un éxito televisivo.
30 El concurso consiste en una especie de rueda giratoria que contiene letras a las
cuales van asociadas preguntas que el concursante tiene que responder en un
tiempo limitado.
31 Supuestos parecidos explican la viñeta (8). Los políticos juegan a la lotería para
ganar dinero con el que solventar la crisis.
32 Los datos son de principios del año 2009.
33 España está compuesta por 17 autonomías, o regiones autónomas, y cada una de
ellas tiene características culturales y lingüísticas más o menos diferenciadas y
gobiernos propios. Algunos ciudadanos y políticos de estas comunidades
autónomas tienen tendencias independentistas, con lo cual, es frecuente su
aparición en el discurso político y, consecuentemente, en las viñetas cómicas.
34 L’Osservatore Romano es el periódico de la Iglesia.
35 Hay que remarcar que lanzar un zapato significa, en el mundo árabe, mucho más
que una simple agresión, ya que representa la mayor ofensa no verbal que se
puede llevar a cabo.
36 En España, Los Reyes Magos traen regalos a los niños si son buenos y, si son
malos, les traen carbón. A Bush este año los Reyes Magos no le traerán regalos,
porque le habrán tirado “muchos zapatos”, es decir, ha sido “malo”.
37 De hecho, puede vincularse también con la entonación irónica y el silabeo.
38 Véase Ruiz y Padilla (2009).
39 El grupo GRIALE distingue entre ironía positiva (la que contiene humor) e ironía
negativa (la que no contiene humor) (véase Ruiz y Padilla, 2009). La ironía
negativa, también llamada sarcasmo, tiene como objetivo dañar de forma
deliberada la imagen pública del interlocutor. Ejemplo: “Eres muy lista” para decir
que “eres muy tonta”.
40 Véase al respecto los conceptos violación trasparente y violación no trasparente
(Haverkate 1985).
41 Véase Rodríguez Rosique (2009).
42 Véase también ejemplo (7).
43 Sería una Implicatura Conversacional Generalizada.
44 Nuestros lectores se distribuyen en los siguientes niveles socioculturales: Alto
(50%), Medio (45%), Bajo (5%). La mayor parte de ellos se autodefinen como
lectores de algún tipo de periódico (de noticias, deportivo, etc.).
45 Por ejemplo, en la viñeta de Zapatero del ejemplo 18, hemos propuesto las cuatro
siguientes interpretaciones: (a) Zapatero no sabe jugar a Pasapalabra; (b) Zapatero
132 Xose A. Padilla y Elisa Gironzetti

sabe jugar a Pasapalabra; (c) Zapatero no sabe la respuesta a la pregunta; (d)


Zapatero no quiere responder a la pregunta.
46 La consideración del texto o el dibujo, como fondo o como figura, dependerá en
última instancia del lector y de los supuestos socioculturales que posea, o ponga en
marcha, a partir de la información que le proporcione la viñeta. Por ejemplo, si el
lector no reconoce la caricatura, el dibujo puede quedar como fondo gestáltico y
hacer que el texto escrito destaque; si el lector sí reconoce la caricatura, se
convertirá en figura y el texto pasará a ser el fondo. Es lo que sucedía, como
vimos, en la viñeta (4), dedicada a la ministra Magdalena Álvarez, en función o no
del reconocimiento de la caricatura del personaje.

Bibliografía

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Capítulo 6
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas en
inglés y en español y su implicación para la
comunicación intercultural1

Begoña Núñez-Perucha

Resumen: Este artículo analiza las funciones de dos conjuntos de expresiones


idiomáticas consideradas equivalentes lingüísticos en los diccionarios bilingües
español-inglés, así como su implicación para la comunicación intercultural. El análisis
de ambos grupos de expresiones (estar en las nubes, estar en Babia/babia, estar en la
higuera y to have one’s head in the clouds, to be up in the clouds) a partir de los
ejemplos obtenidos de tres corpus (CREA, por un lado, y BNC y COCA, por otro)
muestra diferencias relevantes en el contenido evaluativo y en la realización de las
funciones pragmáticas. Tales diferencias podrían motivar incongruencias lingüísticas
en un contexto de comunicación intercultural.

1. Introducción

Tradicionalmente, los estudios sobre las expresiones idiomáticas se


han centrado en determinar las propiedades sintácticas y semánticas
de dichas expresiones (véase Fernando y Flavell 1981). Desde un
punto de vista sintáctico, estas locuciones suelen caracterizarse por ser
léxica y gramaticalmente fijas en mayor o menor grado en función de
una serie de criterios transformacionales, como la pasivización o la
omisión de la preposición, entre otros (Akimoto 1983: 20). Desde un
punto de vista semántico, las expresiones idiomáticas constituyen un
tipo de unidad fraseológica cuyo significado figurativo es distinto del
significado de cada uno de los elementos que componen la unidad
(Gibbs, Kayak y Cutting 1989; Nunberg 1978), y reflejo de distintos
grados de opacidad semántica (McCarthy 1992: 56).
Las teorías sintácticas y semánticas, no obstante, resultan insuficientes
para una caracterización adecuada de este tipo de expresiones, tal
como apunta Strässler (1982: 47). En este sentido, numerosos autores
han defendido la necesidad de estudiar el significado y la función de
136 Begoña Nuñez-Perucha

estas expresiones en el contexto en que se usan (Dobrovol’skij 2000;


Dobrovol’skij y Piirainen 2005; Katz 2005; McCarthy 1992; Moon
1994; 1998).
Tomando como punto de partida la importancia del contexto en la
interpretación de las expresiones idiomáticas, el presente artículo
pretende contribuir al estudio de la funcionalidad de dichas
expresiones dentro del marco del análisis contrastivo. Si bien existen
estudios que dan cuenta de las funciones de diversos tipos de
expresiones fijas, como verbos compuestos (phrasal verbs),
proverbios, expresiones idiomáticas, fórmulas rutinarias o marcadores
discursivos (Fernando 1996; Moon 1998; Strässler 1982), se ha
prestado poca atención a la posible variación funcional de las
expresiones idiomáticas consideradas correlatos a nivel tanto
intralingüístico como interlingüístico. El estudio de caso que aquí se
presenta se propone identificar las funciones discursivas y pragmáticas
de dos conjuntos de locuciones idiomáticas consideradas como
equivalentes lingüísticos en los diccionarios bilingües Español-Inglés.
Asimismo, esta investigación examina las implicaciones de la
funcionalidad de estas expresiones en materia de comunicación
intercultural, atendiendo especialmente a posibles causas de
incongruencias a nivel semántico y pragmático.
El artículo está dividido en cinco secciones. Tras esta breve
introducción, la siguiente sección presenta el marco teórico en que se
inscribe el trabajo. A continuación, se describe el corpus y la
metodología utilizados. Más adelante, se presenta el análisis
contrastivo funcional de las expresiones seleccionadas, seguido de sus
implicaciones para la comunicación intercultural. Finalmente, se
exponen las conclusiones generales derivadas del estudio.

2. Lenguaje figurativo y contexto: hacia un estudio funcional de


las expresiones idiomáticas

Los estudios de las expresiones idiomáticas en contexto han revelado


la importancia de dos tipos de variables contextuales que inciden en la
comprensión de tales locuciones: variables discursivas (contexto
discursivo) y variables socioculturales (contexto socio-cultural). El
contexto discursivo permite, por un lado, identificar si una
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 137

determinada expresión se usa con sentido literal o figurativo y, por


otro, describir de forma detallada el significado con el que se usa (cf.
Dobrovol’skij y Piirainen 2005; Gibbs 1994; Moon 1998). A tal
respecto, se ha puesto de manifiesto que el significado que las
expresiones idiomáticas adquieren en el discurso va más allá del
significado proporcionado por los diccionarios (Dobrovol’skij y
Piirainen 2005; Núñez-Perucha 2008). El papel primordial del
contexto en la comprensión de una expresión idiomática ha quedado
también reflejado en los estudios de la adquisición de una segunda
lengua (L2). Cuanto menor es la correspondencia léxica entre las
expresiones en L1 y L2, es decir, cuanto mayor es el grado de
opacidad semántica existente, mayor es la necesidad de recurrir al
contexto discursivo para la interpretación de la locución idiomática
(Liontas 2002).
Por otra parte, como apunta Colston (2005: 4), la comprensión del
lenguaje figurativo requiere también un razonamiento socio-cultural y
pragmático. Es decir, el lenguaje figurativo, como cualquier otro tipo
de lenguaje, ha de estudiarse no como un fenómeno aislado, sino
vinculado a la sociedad y a la cultura (Bernárdez 2005; 2008). Monroy
y Hernández (1995) apuntan que las expresiones idiomáticas reflejan
la influencia de los valores culturales en la sociedad. Así se explica la
presencia de numerosas locuciones vinculadas al mundo de los toros
en español (ver los toros desde la barrera, echar un capote) o
expresiones que contienen la palabra ‘té’ en inglés, como one’s cup of
tea y for all the tea in China (1995: 48).
Desde un punto de vista pragmático, puede decirse que las
expresiones idiomáticas, al igual que otras locuciones figurativas,
representan opciones significativas por parte del hablante (Moon 1994;
1998). Por tanto, si una unidad del lenguaje figurativo no es la única
manera de decir lo que se quiere (Dobrovol’skij 2005: 18), la cuestión
es, como ya propuso Strässler (1982: 85), por qué y en qué
circunstancias se utilizan las expresiones idiomáticas en lugar de sus
alternativas literales. Entre los posibles efectos del lenguaje figurativo
que se han mencionado en la literatura destacan los siguientes: en
primer lugar, el hecho de que puede ser más indirecto y menos
amenazante que el lenguaje literal (Cacciari 1998: 141); en segundo
lugar, el lenguaje figurativo representa un medio económico mediante
el cual el hablante confiere mayor expresividad a su mensaje (cf.
138 Begoña Nuñez-Perucha

Charteris-Black 2004: 17). En este sentido, Moon (1994: 127) sugiere


que el componente subjetivo y emocional que las frases hechas,
especialmente las locuciones idiomáticas, introducen en el discurso, es
lo que parece motivar su uso en las relaciones interpersonales. Sin
embargo, tal como establece esta misma autora (Moon 1994, 1998),
no es éste el único uso de las expresiones fijas. Moon (1998: 217-218)
identifica cinco funciones fundamentales de este tipo de expresiones
en inglés: (i) función informativa, uso de la expresión para transmitir
información nueva y contribuir al discurso de manera proposicional
(for sale / en venta); (ii) función organizativa, según la cual la
expresión organiza el texto y la estructura del discurso (for instance /
por ejemplo); (iii), función evaluativa, o empleo de la locución para
emitir una evaluación o expresar la actitud del hablante ([that’s] kid’s
stuff/ estar tirado (fam.), ser un juego de niños)2; (iv) función
situacional, relacionada con el contexto extralingüístico (excuse me /
perdone); (v) función modalizadora, o uso de la expresión para emitir
juicios sobre la veracidad de una proposicion o expresar consejo,
petición, etc. (if in doubt / en caso de duda). La autora relaciona estas
funciones con las propuestas por Halliday (cf. Halliday 2004). Así,
mientras la función informativa y la organizativa se asocian al
componente ideacional del lenguaje, las funciones evaluativa,
situacional y modalizadora aparecen conectadas con la dimensión
interpersonal (Moon 1998: 218).
Además de estas funciones, desde el ámbito de los estudios críticos
del discurso se ha llamado la atención sobre la función ideológica de
las expresiones idiomáticas. Más concretamente, estas locuciones
pueden servir una función persuasiva como parte de una estrategia
retórica de solidaridad (Fairclough 1989) o de atribución de culpa
(Billig y MacMillan 2005).
En definitiva, las expresiones idiomáticas representan opciones
dentro de un sistema lingüístico que permiten al hablante alcanzar un
objetivo como actor social o político. Tales funciones comunicativas
han de interpretarse necesariamente con relación al contexto
(discursivo, social, cultural o ideológico) y forman parte del uso del
lenguaje como interacción social. Por tanto, cabe pensar que en un
contexto comunicativo donde convergen participantes con distintos
referentes socioculturales el conocimiento de la funcionalidad de las
expresiones idiomáticas representa un parámetro relevante.
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 139

3. Corpus y metodología

3.1. Las expresiones idiomáticas objeto de estudio

Partiendo del hecho de que las expresiones idiomáticas representan


una clase heterogénea y de que cada expresión demanda su propio
análisis (Dobrovol’skij y Piirainen 2005; Gibbs 1994), se consideró
conveniente que, a ser posible, los dos grupos de expresiones fueran
también comparables estructural y semánticamente.
La siguiente tabla muestra las expresiones objeto de estudio en este
trabajo:

Español Inglés
Estar en las nubes To have one’s head in the
Estar en la higuera clouds
Estar en Babia To be up in the clouds
Tabla 1. Grupos de expresiones en español e inglés objeto de estudio

Desde un punto de vista estructural, estas expresiones responden a


un mismo patrón formado por el verbo estar + en + sintagma nominal.
No obstante, el elemento nominal de las expresiones evoca imágenes
diferentes. Mientras las expresiones estar en las nubes, to have one’s
head in the clouds y to be up in the clouds representan la asociación
convencionalizada de las nubes con lo onírico y lo irreal, las
expresiones estar en la higuera y estar en Babia incluyen un
componente geográfico y cultural específico.3 A tal respecto, estas dos
expresiones podrían considerarse menos transparentes (cf. Barcelona
2001) que las que contienen el elemento nube en español y en inglés.
A nivel semántico, estas locuciones figuran como equivalentes en
los diccionarios bilingües de español-inglés consultados (Collins 1988;
Oxford 2003).
Respecto a los significados ofrecidos por los diccionarios de
expresiones idiomáticas examinados, El Diccionario de Dichos y
Frases Hechas (DDFH) y el Diccionario del Español Coloquial (DEC)
coinciden en atribuir a las tres expresiones (estar en las nubes, estar
en Babia y estar en la higuera) el significado de estar despistado, o
estar pensando en otra cosa, que en el caso de estar en las nubes
aparece especificada como algo “inalcanzable o irreal” (DDFH, pág.
140 Begoña Nuñez-Perucha

300). Además, esta última expresión posee también el significado de


vivir alejado/a de la realidad (DEC). En el caso del inglés, los
diccionarios Cambridge International Dictionary of Idioms (CIDI) y
Dictionary of English Idioms (DEI), sólo recogen la expresión to have
one’s head in the clouds, la cual aparece definida de la siguiente
forma: no saber lo que ocurre alrededor de uno por prestar demasiada
atención a las ideas o pensamientos propios (CIDI); y vivir en un
mundo de sueños, sin contacto con la realidad (DEI). Éste es
precisamente el significado que se le atribuye a la expresión to be up
in the clouds en el diccionario monolingüe Collins Dictionary of the
English Language.

3.2. Los corpus

Una fuente de información fiable respecto al uso real del lenguaje son
los corpus (Reppen y Simpson 2002). Por este motivo, en el presente
estudio se utilizaron tres corpus para la búsqueda de ejemplos de las
expresiones descritas más arriba. Conviene señalar que la selección de
los usos figurativos frente a sus usos literales se realizó de manera
manual tras una lectura detallada de todos los textos obtenidos.
Los ejemplos del español provienen del CREA (Corpus de
Referencia del Español Actual de la Real Academia Española de la
Lengua (RAE)). Según la información que figura en la página web de
la RAE, el CREA contiene algo más de 160 millones de formas
léxicas pertenecientes a textos orales y escritos de todos los países de
habla hispana (50% de España y 50% de Hispanoamérica) producidos
entre 1975 y 2004. La Tabla 2 recoge el número de ejemplos con las
expresiones idiomáticas estar en las nubes, estar en Babia
(incluyendo la alternativa con el nombre del topónimo en minúsculas),
y estar en la higuera.
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 141

Expresiones idiomáticas en español Número total de


ejemplos (CREA)
Estar en las nubes 34
Estar en Babia/babia 22
Estar en la higuera 5
Tabla 2. Número de ejemplos de las expresiones idiomáticas del
español en el Corpus CREA

Los ejemplos del inglés proceden del British National Corpus


(BNC) y del Corpus of Contemporary American English (COCA),
ambos representativos del inglés tanto oral como escrito.
El BNC contiene 100 millones de formas ortográficas y los textos
constituyen ejemplos de Inglés Británico. Dado el reducido número de
ejemplos obtenidos en el BNC (7 ejemplos con la expresión to have
one’s head in the clouds, y 5 con la expresión be up in the clouds), se
decidió consultar también el COCA con el fin de ampliar el
muestrario y hacerlo lo más comparable posible a la muestra del
español. El COCA contiene 400 millones de palabras procedentes de
textos incorporados desde 1990 hasta el verano de 2009. Los
resultados señalan una frecuencia mayor que en el BNC,
especialmente en el caso de la expresión to have one’s head in the
clouds:

Expresiones idiomáticas Número Número Número


en inglés de de total de
ejemplos ejemplos ejemplos
en BNC en COCA
To have one’s head in the 7 1522
clouds
To be up in the clouds 5 3 8
Tabla 3. Número de ejemplos de las expresiones idiomáticas del
inglés en los corpus BNC y COCA

Una vez seleccionados los textos que contenían usos figurativos de


las expresiones objeto de análisis, se procedió primeramente a un
análisis cualitativo de los posibles significados y funciones de las
expresiones en cada uno de los ejemplos. En una segunda fase, se
tabularon los resultados con el fin de facilitar así el recuento de cada
142 Begoña Nuñez-Perucha

una de las funciones mostradas por las expresiones analizadas y


proceder a la comparación de los datos obtenidos.

4. La funcionalidad de las expresiones idiomáticas en español y en


inglés: un estudio de caso

Strässler (1982: 116) observa que cuando un hablante utiliza una


expresión idiomática transmite más información que la que se
desprende de su contenido semántico. Respecto al tipo de contenido
distinto al semántico que este tipo de expresiones transmiten, Wotjak
(2000: 187) señala que las expresiones idiomáticas que contienen un
verbo, como es el caso de las que aquí se analizan, se caracterizan por
“su fuerza evocadora, su expresividad, su carga connotativa valorativa
y emocional” y, por ello, son capaces de atraer la atención del receptor
y atenuar una valoración de manera eufemística. Precisamente, estas
características forman parte del lenguaje de la evaluación (Thompson
y Hunston 2000: 2). Podría argumentarse, por tanto, que las
expresiones que aquí se analizan poseen un componente evaluativo
inherente en tanto en cuanto expresan un juicio de naturaleza subjetiva.
Como veremos en las secciones siguientes, dicho componente
evaluativo, asociado a la función evaluativa (Moon 1998; McCarthy
1992), no es incompatible, sin embargo, con otras funciones que estas
expresiones desempeñan en el discurso.

4.1. La función evaluativa

Como se ha mencionado más arriba, los dos conjuntos de expresiones


idiomáticas transmiten un juicio subjetivo sobre el estado en que se
encuentra un sujeto (S) o sobre una característica de la personalidad
de éste. Es más, puede decirse que las opiniones sobre personas y
cosas son portadoras de un componente actitudinal que refleja
sentimientos positivos o negativos (cf. Martin y White 2005: 38).
Como muestra la siguiente tabla, todas las expresiones aquí analizadas
se utilizan para emitir una evaluación negativa del sujeto (S) como
distraído o pensando en otra cosa; como desconocedor de la realidad,
como alguien soñador, que vive en un mundo de ilusiones, o como
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 143

alguien que no está en contacto con la gente corriente. Sólo la


expresión inglesa to be up in the clouds se utiliza para indicar una
característica positiva del sujeto, a saber, S está feliz.

Estar Estar Estar To To be


en las en en la have up
nubes Babia higuera one’s in
head the
in the clouds
clouds
S está distraído, x x x
pensando en otra
cosa.

S desconoce/no se x x x x
entera de la
realidad.

S es un soñador, x x
vive en mundo de
sueños e ilusiones.
S no está en x x
contacto con la
gente corriente/ S
pertenece a otro
mundo.
x
S está feliz.

Tabla 4. Contenido evaluativo de las expresiones idiomáticas del


español y del inglés en contexto

A la luz del tipo de predicación que estas expresiones transmiten


en el discurso podría pensarse que si una expresión en L1 posee el
mismo contenido evaluativo que su correspondiente expresión en L2,
sería posible traducir la primera por la segunda en un discurso dado.
Sin embargo, además del grado de equivalencia semántica y del tipo
144 Begoña Nuñez-Perucha

de emoción (positiva o negativa) que las expresiones transmiten, otro


factor a tener en cuenta es la intención comunicativa con que se usan
estas expresiones en el discurso. En este sentido, el análisis revela que
la función evaluativa interacciona con otro tipo de funciones como las
funciones de tipo discursivo y pragmático.

4.2. Las funciones discursivas: funciones informativa y


elaborativa

Entendemos por funciones discursivas aquellas por las que la


expresión contribuye al desarrollo del discurso, bien presentando un
contenido nuevo para el oyente (función informativa), bien
reformulando la información anterior con objeto de clarificar el
mensaje u otorgarle mayor especificidad (función elaborativa). Ambas
funciones aparecen realizadas por las expresiones idiomáticas de los
dos conjuntos y tienden a aparecer en oraciones declarativas donde el
hablante emite, generalmente, un juicio sobre una tercera persona o
sobre sí mismo.
Por lo que respecta a la función informativa realizada por las
expresiones del español, los resultados muestran que ésta es la función
más típica de la locución estar en la higuera (80%), seguida de estar
en las nubes (52,9%) y estar en Babia (31,8%). En inglés, la función
informativa es con diferencia la que tiene una mayor representación
(95,4% en el caso de to have one’s head in the clouds y 87,5% en el
de to be up in the clouds). Tanto en español como en inglés las
expresiones contienen todos los significados evaluativos recogidos en
la Tabla 4, y, como muestran los siguientes ejemplos, su presencia es
necesaria en el texto para dar sentido al mensaje expresado:

(1) Casi no habló, en todo el trayecto. Iba sumido en su propio


torbellino interior, con la vista clavada en las estrellas y luego
en los sembrados, sin verlos realmente. Deduje –yo que lo
conocía bien a esas alturas– que estaba, una vez más, en las
nubes, pero esta vez había una razón clara para ello y esa
razón dormía ahora, igual de inquieta, en el castillo de Le
Mans. (Párrafo nº 169)
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 145

(2) – “No te puedo autorizar esta operación, Manacorda. Excede


mis atribuciones. Voy a consultar al general”–, le había
dirigido un guiño de sobrentendido y le había dicho: “No lo
vas a encontrar, está en misión “oficial””, recalcando el
“oficial” con un tonito que a él le había parecido burlón, como
si le estuviera diciendo que él sería el niño mimado del
general pero que sin embargo había cosas de las que estaba en
babia. En esas ocasiones había sentido un pellizquito en la
barriga, no tanto porque Manacorda lo sobrara sino porque el
general tuviera secretos para él. (Párrafo nº 5)

(3) Desde el Gobierno se presume un constante asedio de la


Prensa, aliada permanente de los políticos de la oposición. Ese
bloque no tiene nada que ver, según este criterio, con lo que
opina un pueblo difuso, ingenuo y en la higuera. (Párrafo nº
4)

(4) He decided that this clergyman was in the clouds and out of
the reach of the common man. He told Ramsey that his
language was paradoxical and difficult. He said that what he
needed was more contact with ordinary people. (BNC2, A 68
1271).

(5) Both of us still half think we'll marry our old loves. We've
been to college in other states but, even so, the idea that we
can actually leave Fitzgerald forever, simply invent a new life,
doesn't have a firm hold. We're rooted down to the tap here,
both of us. He has the powerful pull of his father's, father's
law firm. I have my grandfather constantly telling me I have
my head in the clouds and I'm in for a rude awakening. I have
my mother, too. (COCA, 25, 2992 FIC).

Respecto a la función elaborativa, aunque dicha función la


realizan todas las expresiones analizadas, su distribución no es
homogénea. Por ejemplo, en el caso de las expresiones del español,
esta función sólo aparece cuando la expresión porta un significado
evaluativo determinado. En el caso de estar en las nubes (5 ejemplos,
14,2%) figura con todos los significados evaluativos posibles excepto
146 Begoña Nuñez-Perucha

con el de estar distraído, mientras que con las expresiones de estar en


Babia (4 ejemplos, 18,1%) y estar en la higuera (1 ejemplo; 20%)
sólo aparece cuando la expresión posee el significado de estar
distraído o ignorar la realidad, respectivamente. En inglés la
frecuencia de esta función es mucho menor, dado que sólo se ha
encontrado un ejemplo con cada expresión:

(6) Y ahí está la soprano, sin dar nada, alejada de cuantos


sentimientos la había yo investido –si no a ella, a su papel–,
enfrascada de algún modo en la cuestión o, mejor dicho, en
las nubes. (Párrafo nº 87)

(7) Con toda tu salud, siempre fuiste un chico delicado. Siempre


soñando, siempre en babia. Los chicos inteligentes son así.
(Párrafo nº 13)

(8) DIMAS: Tú es que la has tomado con ella.


JUAN: ¿Que la he tomado con ella? ¡Pero tú de qué vas! ¿O
es que no te importa que nos haya metido la pasma en casa?
JUAN: Ella no sabe de lo que vamos; además, tampoco ha
pasado nada. La abuela está en la higuera. (Párrafo nº 8)

(9) The Scots have always numbered the multi-talented among


their congregation, the ‘lad’s o’pairts’. A man o’pairts is
essentially a practical dreamer, his feet on the earth and his
head in the clouds. (...) In the late 18th century, the
intellectual air of Glasgow and Scotland was alive with
electricity of imagination. (BNC 2, ALL 422 CAP)

(10) For a moment Joanna looked as though she couldn’t believe


what she was hearing. She turned scarlet and said explosively,
“You silly goof!” “Do you think I’m trying to back out?” She
straightened her shoulders. “It’s my character. I’m either up in
the clouds or down in the dumps”. You ought to know that by
now. (BNC2, JYE 1144)
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 147

4.3. Las funciones pragmáticas: funciones fática y eufemística

La función pragmática se refiere al uso de la locución con objeto de


ejercer un efecto sobre el oyente. El análisis muestra que la función
pragmática está sólo presente en las expresiones del español estar en
las nubes y estar en Babia cuando éstas presentan a un sujeto como
distraído o desconocedor de la realidad. Concretamente, los ejemplos
obtenidos del corpus español permiten distinguir dos tipos de
subfunciones: la función fática, que sirve para atraer la atención del
oyente durante la interacción comunicativa, como en los ejemplos (11)
y (12), y la función eufemística, o uso de la expresión idiomática como
mecanismo de disfraz de la irritación o incredulidad del hablante (cf.
Wotjak 2000: 87), es decir, como una estrategia para proteger la
imagen (face saving device) –ejemplos (13) y (14). Nótese que en
estos casos, a diferencia de lo que ocurría en los ejemplos de las
funciones informativa y elaborativa, donde la expresión solía
atribuirse a un sujeto en tercera persona y aparecía como parte de una
oración en modo declarativo, la expresión idiomática con función
pragmática se dirige al interlocutor y, por tanto, se combina con la
forma pronominal de segunda persona. Es más, tiende a aparecer en
interacciones cuyas condiciones contextuales manifiestan una relación
de cercanía o alto grado de informalidad entre los hablantes:

(11) Pasé toda la mañana soñando despierto en la trastienda,


conjurando imágenes de Bea. Dibujaba su piel desnuda bajo
mis manos y creía saborear su aliento a pan dulce (…).
- Daniel, estás en las nubes. ¿Te preocupa algo? ¿Es Fermín?
-preguntó mi padre. (Párrafo nº 96)

(12) -Pepita.
-¿Qué?
- Estás en Babia.
- Me había distraído.
La reunión en Puerta Chiquita acaba de terminar. Pepita ha
escuchado con alegría que Tomasa ya tiene una cama.
(Párrafo nº 23)
148 Begoña Nuñez-Perucha

(13) La niña del cazamariposas se había puesto de pie para


preguntar si aquello, que oía por primera vez, podía significar
una mezcla de palabra y ritmo. Las demás alumnas se
quedaron con la boca abierta y el profesor se enfadó.
- No hace al caso, señorita Montalvo. Está usted siempre en
las nubes –dijo con gesto severo–. Le traería más cuenta
atender.
La niña rubia, que ya estaba empezando a pactar con la
realidad y a enterarse de que las cosas que traen cuenta para
unos no la traen para otros (…). (Párrafo nº 135)

(14) La Mary hizo una montaña de morisquetas cuando se lo conté.


Se fue en busca de la tata Caridad, que se había metido en el
antiguo dormitorio de tía Blanca a descansar un poco, y le dijo
a grito pelado:
- Bruja, liante, ya está bien de pervertir al niño, asquerosa.
Luego se fue a por mí.
- Y tú a ver si te enteras, cuajón, que estás en babia.
(Párrafo nº 8)

De lo expuesto anteriormente se deduce que las expresiones del


español estar en las nubes, estar en Babia/babia y estar en la higuera
y las expresiones en inglés to have one’s head in the clouds y to be up
in the clouds no siempre pueden considerarse equivalentes funcionales,
entendiendo éstos como elementos léxicos de una lengua origen (L1)
y una lengua meta (L2) que pueden usarse en las mismas situaciones
(Dobrovol’skij, 2000: 367). Aunque todas las expresiones coinciden
en cumplir una función evaluadora, independientemente del contexto
en que se usen, es el propio contexto el que determina la función
discursiva y/o pragmática que desempeñan. Como puede verse en el
siguiente gráfico, a modo de resumen, todas las expresiones de ambos
conjuntos cumplen funciones discursivas (informativa y elaborativa),
siendo éstas más numerosas en los casos de estar en la higuera, to
have one’s head in the clouds y to be up in the clouds. Las únicas
expresiones con funciones pragmáticas (fática y eufemística) son estar
en las nubes y estar en Babia. En este último caso, cabe destacar que
aunque el porcentaje total de funciones discursivas y pragmáticas es el
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 149

mismo (50%), la función eufemística (36,3%) supera ligeramente en


frecuencia a la función informativa (31,8%).
El siguiente gráfico resume la distribución por funciones de las
expresiones del español y del inglés:

Gráfico 1. Distribución de funciones de las expresiones idiomáticas


analizadas en inglés y en español

El hecho de que las funciones fática y eufemística estén ausentes


en las expresiones del inglés puede dar lugar a incongruencias
pragmáticas en la comunicación intercultural, como veremos en la
siguiente sección.

5. Implicaciones de la (multi)funcionalidad de las expresiones


idiomáticas para la comunicación intercultural

Tal como señalan Monroy y Hernández (1995: 55), uno de los


mayores problemas a los que nos enfrentamos cuando tratamos con
expresiones idiomáticas desde el punto de vista de la comunicación
intercultural es su traducción. Dado que dicha traducción ha de tener
en cuenta la funcionalidad de las expresiones en el discurso, la
ausencia de equivalencia funcional podría originar, en un contexto de
150 Begoña Nuñez-Perucha

comunicación intercultural, lo que Zamborlin (2007) llama


“disonancias”. Zamborlin (2007: 22) define las disonancias como
circunstancias en las que los hablantes de forma deliberada o no
organizan la acción lingüística de manera tal que es percibida por el
oyente como en conflicto con el flujo armónico de la conversación. Es
decir, se trata de usos del lenguaje que violan las normas de la
denominada etiqueta lingüística (linguistic etiquette) (Kasper, 1997:
374). Esta sección se centra en los posibles casos de disonancias
generadas de forma involuntaria en un contexto de comunicación
intercultural entre hablantes nativos y no nativos de español e inglés.
Entre los factores causantes de disonancias involuntarias en
encuentros interculturales, Zamborlin (2007: 33) menciona los
siguientes: (i) lingüísticos, o casos de transferencia de las estructuras
sintácticas o del léxico de L1 a L2 que generan ambigüedad o
incongruencia semántica; (ii) sociolingüísticos, cuando los hablantes
transfieren construcciones lingüísticas o fórmulas que se perciben
como inapropiadas en términos de las normas sociolingüísticas
esperadas; y, (iii), pragmáticos, cuando los hablantes utilizan
exclusivamente el conocimiento pragmático específico a su cultura y
generan los siguientes tipos de errores: errores relacionados con la
fuerza ilocutiva de la expresión (por ejemplo, uso inapropiado de
fórmulas percibidas como directas o amenazantes); uso de un estilo
incorrecto (uso inapropiado del léxico, sintaxis o fórmulas de
tratamiento, entre otros); y uso incorrecto de aspectos procedimentales
del discurso, como la introducción de un tema inesperado y poco
apropiado al contexto.
En lo concerniente a posibles disonancias motivadas por un uso
inapropiado de las expresiones idiomáticas analizadas en la sección
anterior, podría decirse que tales disonancias son susceptibles de
emerger cuando se utiliza una traducción ofrecida por el diccionario
sin tener en cuenta su valor funcional en el contexto sociocultural
específico de la L1. Considerando la naturaleza polisémica de las
locuciones del inglés y del español y las diferencias funcionales
observadas, podemos establecer dos posibles causas de disonancia: la
incongruencia semántica y la incongruencia pragmática.
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 151

5.1. Incongruencia semántica

La incongruencia semántica podría venir motivada por una selección


errónea de la expresión en L2 para trasmitir un contenido evaluativo
determinado. Como vimos en la sección anterior, no todas las
expresiones idiomáticas del español y del inglés comparten el mismo
contenido evaluativo. Por ejemplo, recordemos que la expresión to be
up in the clouds era la única que se utilizaba para emitir una
evaluación positiva del sujeto (S está feliz). Por tanto, la traducción de
up in the clouds con el significado de “estar feliz” por cualquiera de
sus, teóricamente, expresiones correspondientes en español estar en
las nubes, estar en Babia/babia o estar en la higuera generaría en este
contexto un tipo de disonancia lingüística (el asterisco marca la
expresión incongruente). Una alternativa más apropiada para la
traducción sería la locución estoy en una nube (de felicidad):

(15) “We’re in love with each other. I’m up in the clouds”. “Well,
it hasn’t affected your appetite”, Sophie said tartly, and
Joanna laughed. “It’s the other way round with me. When I’m
happy I eat”. (BNC, JYE 1806)

Estamos enamorados. *Estoy en las nubes/*Estoy en


Babia/*Estoy en la higuera. Bueno, no ha afectado a tu apetito,
dijo Sofía de una forma cortante, y Joanna se rió. “A mí me
pasa al revés. Cuando estoy feliz, como”. (Traducción de la
autora)

Sin embargo, en el siguiente ejemplo, la expresión estar en las


nubes, con un significado de “estar alejado de la realidad” parece
encontrar en la expresión be up in the clouds un equivalente adecuado
tanto en contenido evaluativo como en función:

(16) Ninguno de ellos usaron un lenguaje críptico, ni siquiera


especializado. (...). Lo mismo hicieron los cristianos más
importantes, como san Agustín o santo Tomás; este último
escribió de este modo su tratado más importante de religión,
porque lo acomodó para los que empezaban a estudiar
teología, no intentando como otros un difícil tratado para
152 Begoña Nuñez-Perucha

expertos que suelen estar en las nubes sin conectar con la


realidad cotidiana. (Párrafo nº 69)

None of them used obscure or even specialized language (...).


The same did the most important Christians, like Saint
Agustine or Saint Thomas; the latter wrote his most important
treatise on religion in this way, because he adapted it to be
understood by those who began studying Theology. Unlike
others, he didn’t try (to write) a difficult treatise aimed at
expert people who are usually up in the clouds, disconnected
from everyday reality. (Traducción de la autora)

5.2. Incongruencia pragmática

En el caso que nos ocupa, este tipo de incongruencia vendría motivado


por la traducción de las expresiones del español estar en las nubes y
estar en Babia/babia con función fática o eufemística por alguno de
sus denominados equivalentes en inglés. Considérense las alternativas
marcadas con un asterisco como traducciones de los ejemplos (17) y
(18).

(17) ROSY: ¿Por qué tuviste que esperar hasta el final, hasta ese
mismo día? Con el vestido puesto... Fue demasiado cruel.
MARTA: (Irritada.) ¿Pero qué os pasa? ¿Es que estáis en las
nubes las dos? (A su madre.) ¡Tú meciéndote, acunando tu
nostalgia, y tú... (Ahora habla a su hermana.) ... a vueltas con
la prehistoria! (Párrafo nº 114)

ROSY: Why did you have to wait till the last minute, till that
very day? With the dress on… It was too cruel.
MARTA: (Annoyed). But what’s the matter with you? *Do
you have your head in the clouds? (To her mother) You are
hanging on to and taking refuge in nostalgia, and you… (now
she talks to her sister)…you are always thinking of the past!

(Traducción de la autora)
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 153

(18) Fabio: ¿Vas a ir a tus clases?


Aurora: Estás en Babia, papá. En mi escuela también hay
vacaciones.
Fabio: Es verdad. (Termina su taza, la deja en cualquier sitio y
se busca un pitillo en la bata.) ¿Te encuentras bien?
Aurora: Muy bien
(Párrafo nº 34)

Fabio: Are you going to school?


Aurora: *Do you have your head in the clouds, dad? We are
also on holidays at school.
Fabio: You’re right. (He finishes up his cup, puts it down,
searches his dressing gown for a cigarette.) Are you okay?
Aurora: I’m fine.
(Traducción de la autora)

Como puede verse, la traducción con la expresión to have your


head in the clouds, cuyo contenido evaluativo sí coincide con el de
ambas expresiones del inglés (cf. Tabla 4, sección 4.1.), no representa
un uso real la locución idiomática. Es decir, la expresión del inglés no
captura las funciones pragmáticas que las expresiones del español
estar en las nubes y estar en Babia poseen. En este caso habría que
recurrir a expresiones como “How can you be so blind?”, en el
ejemplo (17) o “Hello, dad” en el ejemplo (18), como mecanismos de
disfraz de irritación o incredulidad.
Hechas estas observaciones, cabe señalar que la funcionalidad de
las expresiones idiomáticas, en general, y de las aquí analizadas, en
particular, representa un parámetro relevante no sólo para el análisis
contrastivo y la traducción, sino también para la enseñanza /
aprendizaje de estas expresiones. De hecho, el dominio de tales
expresiones resulta clave para alcanzar la competencia comunicativa
en L2 (Littlemore y Low 2006) y, en última instancia, podría añadirse,
la competencia intercultural. Por esta razón, tal como propone
McCarthy (1992: 61), en el aula debería hacerse todo lo posible por
reflejar los aspectos pragmático-discursivos del uso de estas
expresiones idiomáticas, los cuales es probable que estén ausentes en
la información dada por los diccionarios. De ahí la importancia de
154 Begoña Nuñez-Perucha

enseñar/aprender las expresiones idiomáticas en un marco que


contemple las variables contextuales y permita dar cuenta de su
potencial polisémico y funcional.

6. Conclusiones

Este estudio ha analizado la funcionalidad de una serie de expresiones


idiomáticas del inglés y del español consideradas como equivalentes
por los diccionarios bilingües. Asimismo ha reflexionado sobre las
implicaciones derivadas de dicho análisis en materia de comunicación
intercultural.
De manera específica, el análisis contrastivo funcional se ha
centrado en un estudio de caso representado por tres expresiones
idiomáticas del español (estar en las nubes, estar en la higuera y estar
en Babia) y dos del inglés (to have one’s head in the clouds y to be up
in the clouds). El análisis del uso de estas expresiones en contexto a
partir de ejemplos obtenidos del Corpus de Referencia del Español
Actual (CREA), del British National Corpus (BNC) y del Corpus of
Contemporary American English (COCA) ha revelado que tanto las
expresiones del español como las del inglés sirven funciones
discursivas de tipo informativo y elaborativo, además de la función
evaluativa, inherente a las mismas. Sin embargo, se han encontrado
diferencias en el contenido evaluativo que tales expresiones
transmiten, en especial, en el caso de la expresión to be up in the
clouds, que se usa con el significado de “estar feliz”, ausente en el
resto de expresiones. Además, se ha puesto de manifiesto que las
expresiones del español estar en las nubes y estar en Babia son las
únicas que sirven funciones pragmáticas (fática y eufemística).
A la luz de estos resultados se ha considerado que la ausencia de
equivalencia semántica en el contenido evaluativo y de equivalencia
funcional podría motivar incongruencias de tipo semántico y
pragmático en un contexto de comunicación intercultural. Se espera
que, a pesar del limitado número de locuciones estudiadas, este trabajo
haya contribuido a llamar la atención sobre la importancia de la
(multi)funcionalidad de las expresiones idiomáticas tanto en el análisis
contrastivo español-inglés como en otras áreas que requieren la
traducción o el aprendizaje de tales expresiones.
La funcionalidad de las expresiones idiomáticas 155

Notas

1 El presente capítulo es una versión ampliada del trabajo presentado en el Simposio


sobre Pragmática y Comunicación Intercultural en Español (IGRS, Universidad de
Londres, 25-26 de junio 2009), el cual aparece listado en la sección bibliográfica
como Núñez-Perucha 2009. La investigación se benefició de la ayuda del
Proyecto de Investigación HUM 2005-08221-C01.
2 McCarthy (1992: 60-61) apunta que la función evaluativa es una función
recurrente de las expresiones idiomáticas en el discurso narrativo.
3 Sobre el posible origen de las expresiones idiomáticas del español estar en Babia
y estar en la higuera, el Diccionario de Dichos y Frases Hechas refiere que la
explicación más popular de la expresión “estar en Babia” guarda relación con las
largas temporadas de ocio que pasaban los reyes leoneses cazando en la zona de
Babia, entre las actuales provincias de Asturias y León. Cuando al rey se le
requería para algún tema de estado, los cortesanos respondían “El rey está en
Babia”. Tal ausencia física se transformó con el tiempo en ausencia espiritual
(DDFH, pág. 293). En lo que respecta a la expresión “estar en la higuera”, ésta
parece provenir del hecho de que los protagonistas de los cuentos eran
sorprendidos, sin darse cuenta del riesgo que corrían, robando higos en lo alto de
las higueras (DDFH, pág. 298-299). Cabe notar, además, que la higuera es
característica de los países mediterráneos (cf. Enciclopedia Británica Online), lo
cual podría explicar también la ausencia de una expresión similar en inglés.

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Capítulo 7
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un
estudio comparativo español-sueco

María Bernal
Resumen: Este trabajo aborda un tipo de comunicación mediada por ordenador
consistente en entrevistas digitales. El corpus se compone de 22 entrevistas, once en
español (El Mundo) y once en sueco (Dagens Nyheter). El análisis de estrategias de
cortesía valorizante –halagos– y de actividades de potencial daño a la imagen ajena –
críticas– arroja unos resultados que apuntan a una mayor frecuencia de cortesía
valorizante en las entrevistas españolas y a una recepción más elaborada del elogio.
En las entrevistas suecas predominan los pedidos de información y opinión, y los
elogios y las críticas tienen una realización y una recepción menos salientes.

1. La comunicación mediada por ordenador

En esta era marcada por las múltiples posibilidades que los medios de
comunicación electrónicos ofrecen, surgen cada vez más instancias en
que las interacciones entre personas se producen mediante este soporte
técnico, en lo que constituiría, como Mariottini y Orletti (2006: 687)
denominan, “nuevas formas de socialización telemática”. En la última
década, desde el volumen de Francisco Yus (2001) titulado
Ciberpragmática. El uso del lenguaje en Internet diferentes
investigadores se han venido interesando por diferentes tipos de
comunicación electrónica para adentrarse en el uso que los internautas
hacen de este soporte y las implicaciones interpersonales en una
comunicación que se acerca a la oralidad. Yus (2001) indica que:

Como ya ocurriera con la conversación virtual, en el correo electrónico los autores


buscan estrategias variadas para suplir, de forma textual, la ausencia de
información no verbal en los interlocutores (unas connotaciones que a menudo el
remitente desea comunicar), generando, de esta forma, un texto oralizado de una
gran originalidad. (Yus 2001: 186; cursivas en el original).

Esta comunicación mediada por ordenador, que en adelante


denominaremos CMC, ha arrojado en español algunos trabajos que
160 María Bernal

nos parece oportuno mencionar. Así, Mariottini (2008) estudia el


manejo de la toma de turno en los chats1 y Mariottini y Orletti (2006)
investigan cómo el espacio virtual fomenta el juego de identidades en
un trabajo comparativo entre chats españoles e italianos, y encuentran
que los diminutivos son usados en los primeros para iniciar la
interacción o para señalizar amistad y cercanía. Otros aspectos de los
chats que han interesado a los investigadores han sido por ejemplo los
relativos a la imagen social y a actividades de (des)cortesía. En ese
sentido, Noblia (2004: 371) estudia en chats2 argentinos estrategias de
cortesía que usan los interactuantes, especialmente la ironía, que sirve
de estrategia conversacional para el manejo de la imagen social –sea
con el objetivo de preservarla o de amenazarla–, para la negociación
de pautas de interacción y resolución de conflictos y para la
señalización de pertenencia a un grupo. Otro trabajo también realizado
con chats argentinos es el de Palazzo (2005), que afronta la cuestión
de la anticortesía (cf. Zimmermann 2003) de los jóvenes en esta
CMC. En este sentido, el insulto o las expresiones convencionalmente
negativas pierden su fuerza negativa y se convierten en rasgos de
afiliación (cf. § 2.2).
Una variante de CMC son las listas de debate en el correo
electrónico que ha analizado Fuentes Rodríguez (2009). En estas listas
de distribución “un conjunto de individuos, unidos por un lazo
empresarial, o de afinidad de cualquier tipo, reciben diariamente estos
mensajes en los que sus miembros (no todos) opinan o transmiten
noticias sobre temas de común interés”; en su caso, se refiere a un foro
de empleados de una universidad. Aquí la investigadora se centra en
actividades de descortesía que pueden llegar incluso a la agresividad
verbal.
Algunos trabajos se orientan más a analizar el uso del lenguaje en
sitios electrónicos, como el de Alcoba Rueda (2004) sobre sitios
institucionales, o a ver el modo en que se plasma la cortesía en el
comercio electrónico (Garcés-Conejos Blitvich y Bou-Franch 2008).
Finalmente, otros trabajos se han encargado de profundizar en
diferentes aspectos de la comunicación académica por ordenador
mediante correo electrónico, así, López Cordero (2009) aborda
imagen y (des)cortesía en mensajes entre profesores y alumnos, con
especial atención a las peticiones.
En el presente trabajo, el foco de atención recae en un tipo de
comunicación virtual desarrollada en el marco de los medios de
comunicación electrónicos. Estas ciberentrevistas son los encuentros
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 161

o entrevistas digitales que la edición electrónica de algunos periódicos


y otros medios ofrece a los internautas (cf § 3) y constituyen, a nuestro
parecer, un adecuado campo de estudio sobre el modo en que los
participantes realizan actividades de imagen en su interacción virtual
con otras personas.
La perspectiva contrastiva que seguimos pretende hacer un aporte a
los estudios interculturales que se han centrado en analizar el
funcionamiento del español y del sueco en diferentes aspectos de las
relaciones interpersonales en diferentes tipos de situaciones, sea la
conversación informal, las negociaciones o las entrevistas
semidirigidas (Bravo 1999; Häggkvist y Fant 2000 entre otros).

2. La imagen social y la cortesía

El concepto de imagen social que se ha empleado ampliamente en los


estudios de diferentes tipos de interacciones se basa en la definición
que el sociólogo Erving Goffman (1967: 5) da sobre el término face
como valores o atributos socialmente aprobados.3 El hecho de
pertenecer a un grupo social crea ciertas expectativas de actuación en
las personas en cuanto a mostrar respeto por sí mismas y mostrar
consideración hacia los otros velando por sus imágenes (cf. Goffman
1967: 10). Este equilibro entre el manejo de las imágenes propia y
ajena ha sido probado por Hernández Flores (2002, 2004) como factor
importante en las interacciones entre españoles. Para Goffman, en la
medida en que la persona es parte integrante de un grupo, se ve
sometida a ciertas expectativas que hay puestas sobre ella, por
ejemplo, mostrar respeto por sí misma (self-respect) y mostrar
consideración hacia los demás salvaguardando sus imágenes.
Pensamos que ello, al igual que para la interacción cara a cara, es
válido para otras interacciones mediadas por ordenador.
Seguimos principalmente la orientación de Bravo (1999, 2003a,
2005, entre otros trabajos) en cuanto a la concepción de la imagen
como constructo clave para una teoría de la cortesía. Su propuesta
sobre imagen de autonomía –la percepción que tiene un individuo de
sí mismo y que los demás tienen de él como alguien con contorno
propio en el grupo–, e imagen de afiliación –“comportamientos en los
cuales se refleja cómo una persona desea verse y ser vista por los
demás en cuanto a aquellas características que la identifican con el
grupo” (Bravo 2003a: 106)– ha sido empleada en diferentes estudios
contrastivos entre hablantes suecos y españoles. Por un lado, para los
162 María Bernal

españoles, la imagen de autonomía consiste en la expresión de


autoafirmación y autoestima (‘mostrarse original y consciente de las
buenas cualidades propias’) y la imagen de afiliación tiene su ideal en
la consideración, afecto y confianza. Esta tendencia hacia la expresión
de muestras de confianza se puede observar en nuestros materiales en
las intervenciones iniciales con saludos informales y muestras de
familiaridad (por ejemplo, los internautas se dirigen a la
vicepresidenta del gobierno como Hola vice, Hola María Teresa,
Buenas, María Teresa, Doña Vice). Por otro lado, para los suecos
prima el consenso en las opiniones, el no entrometerse en los asuntos
ajenos, mostrándose más temerosos a la confrontación directa que los
españoles (Häggkvist y Fant 2000).
Un aspecto de la imagen que resulta relevante en la interacción con
los otros es la imagen de rol (Bravo 2004: 29), dado que un individuo
representa múltiples roles en las interacciones cotidianas, tanto
privadas como profesionales (pongamos por caso, rol de madre
respecto a los hijos, rol de profesora frente a los alumnos, rol de
usuaria de los servicios públicos en situaciones burocráticas). En el
tipo de comunicación que nos ocupa, esto se manifiesta de modo que
el entrevistado responde principalmente en función de su rol
profesional, pero en ocasiones también refleja un rol perteneciente a la
esfera privada, por ejemplo al responder alguna pregunta relacionada
con la familia.

2.1. Actividades de realce de la imagen: cortesía valorizante

El tratamiento de la teoría de la cortesía en español ha recibido en la


última década un gran impulso; un abordaje exhaustivo de diferentes
teorías y propuestas metodológicas sobrepasa el marco de este estudio,
por lo que remitimos a volúmenes como Placencia y Bravo (2002),
Bravo y Briz (2004) y Placencia y García (2007), además de las
valiosas aportaciones del Grupo EDICE.4 Se han definido diferentes
tipos de cortesía, entre ellas, la cortesía valorizante, que es la que
trataremos en este estudio –junto a la descortesía–.
Las actividades de realce de la imagen, que ya fueron destacadas
por Bayraktaro÷lu (1991), que las denominaba face boosting acts, y
por Kerbrat-Orecchioni (1994), face favouring acts (FFA), incluye
actos como halagos, cumplidos, agradecimientos, etc., que refuerzan
la imagen del otro. Esta última autora llama la atención sobre la
cortesía vista como estrategia produccionista de valorización de las
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 163

imágenes de los demás (cf. Kerbrat-Orecchioni 2004: 45), frente a la


visión de la cortesía como abstencionista que tiene la orientación
brownlevinsoniana (Brown y Levinson 1978, 1987). En interacciones
españolas, este tipo de actividades de realce de la imagen ajena ha
sido probado por diferentes autoras en conversaciones coloquiales
(Albelda Marco 2003, 2007; Hernández Flores 2002, 2004; Bernal
2007), pero también en otros tipos de interacciones de carácter menos
informal (Hernández Flores 2005; Bernal 2009). La definición de
cortesía valorizante (cf. Albelda Marco 2003 y Carrasco Santana
1999) que recogimos en Bernal (2007: 127) es “cortesía que tiene por
objetivo valorar positivamente al interlocutor, con actividades como
hacerle quedar bien, halagarle explícitamente con cumplidos a su
persona, alabar a miembros de su familia u otras personas allegadas, o
hacer comentarios positivos sobre objetos de su posesión, etc.”

2.2. Actividades de menoscabo de la imagen: descortesía

En el estudio de la descortesía, como ya señalamos en Bernal (2007:


69), se ha discutido mucho sobre la importancia de la intención para
evaluar un acto como descortés (cf. Mills 2003: 123). Pensamos,
siguiendo la línea de diferentes autores, que más que la
intencionalidad que pueda tener el autor del acto descortés –difícil de
operacionalizar, por otro lado–, es la atribución de descortesía que la
persona ofendida le haga al ofensor la que dará pistas sobre si se ha
producido descortesía o no. Bravo (2003a, 2004) propone usar el
efecto social como herramienta de análisis. Así, coincidimos con Mills
(2003: 158) en considerar que más que catalogar un acto particular
como inherentemente descortés habrá que analizar de qué modo los
interactuantes juzgan tal acto como descortés.
Deseamos comentar un ejemplo concreto producido en una
interacción mediada por ordenador. Fuentes Rodríguez (2009: 337)
llama la atención sobre el hecho de que “el enfrentamiento agresivo,
insultante, considerado como incorrecto, vulgar e inadecuado, ha
saltado a los medios de comunicación y se ha dotado de cierto
prestigio, con lo cual el hablante puede permitirse usarlo sin que lo
consideren grosero”. En sus materiales, esta autora examina cómo un
cruce de actos de habla que incluyen el apelativo “mosca cojonera”
suponen descortesía ya que: a) se usan términos insultantes para el
receptor; b) se produce una excesiva expresión de subjetividad, ni
164 María Bernal

adecuada ni cortés; y c) al ser el receptor público, se incrementa el


efecto de la acusación (cf. Fuentes Rodríguez 2009: 338). El análisis
de la autora nos parece relevante en cuanto que la contestación dada al
mensaje evidencia que ha percibido descortesía en el primer mensaje:
lo entiende de forma insultante y le critica su falta de educación y
grosería. Así, la respuesta que se ofrece muestra una reacción que va
en incremento y que “es más descortés que el mensaje que critica.
Ataca de forma directa al interlocutor. Lo insulta: maleducado,
grosero” (Fuentes Rodríguez 2009: 345). De este modo, el efecto de
descortesía (cf. Bernal 2007: 72) que se produce muestra una clara
escalada de agresividad.

3. Ciberentrevistas: características y materiales

En las ciberentrevistas se hace un llamado a los lectores con varios


días de antelación sobre la visita a la sede del periódico de personas
conocidas o expertas en alguna materia con las que podrán ‘chatear’.
Los lectores tienen así la posibilidad de enviar preguntas y
comentarios solicitando información/opinión a estas personas
conocidas en alguna faceta de la vida pública (o no tan conocidas,
pero que por su profesión o dedicación tienen relación con algún
evento de actualidad). Posteriormente, a una hora señalada, el/la
entrevistado/a contesta las preguntas recibidas, unas con anterioridad
–en lo que sería una interacción asincrónica (cf. Yus 2001: 91) al
modo de los correos electrónicos– y otras según van llegando, on line,
funcionando entonces como interacción de tipo sincrónico similar a
los chats.
En el diario El País este espacio se llamaba anteriormente
Entrevistas Digitales, pero en la actualidad aparece bajo la pestaña
‘Participación’ como un espacio denominado “Los internautas
preguntan” (http://www.elpais.com/edigitales/), y es presentado del
siguiente modo: “Es la sección donde los usuarios se convierten en
entrevistadores y pueden enviar preguntas a los invitados”. En este
diario digital existen unas normas de uso especificadas en la página de
envío de la pregunta.5 En el diario El Mundo, sin embargo, no
encontramos indicaciones expresas sobre las normas de uso que deben
seguir los internautas (http://www.elmundo.es/encuentros_digitales/).
La mención explícita a la figura del moderador puede ejercer de filtro,
constriñendo de algún modo la libertad para expresar contenidos
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 165

negativos y/o insultantes; es por ello por lo que hemos elegido en


nuestro análisis centrarnos en entrevistas provenientes de El Mundo.
En el diario sueco Dagens Nyheter (DN) aparece bajo la dirección
http://www.dn.se/sok/?s=chatt&navigator=taxonomy:Chattar, y
muchas veces los chats, como los llaman, son sobre un tema de
actualidad más que por el hecho de ‘conversar’ con una personalidad
pública. Las normas de uso no aparecen explicitadas.
El contenido de las preguntas/comentarios se puede resumir como
sigue a continuación (puntos a-e). En los ejemplos se muestran las
respuestas en cursiva, y para los ejemplos en sueco, se ofrece una
traducción entre corchetes. Los ejemplos se han transcrito tal y como
aparecen en la página, de ahí que pueda haber faltas de ortografía o de
puntuación que no han sido corregidas.

1. Pedidos de información: Los lectores se interesan por cuestiones


relativas al ámbito en el que es conocido el entrevistado, como el
primer ejemplo sobre la carrera deportiva del conductor Carlos Sainz,
o simplemente tienen curiosidad por saber aspectos cotidianos de su
vida, como qué idiomas habla o qué gustos gastronómicos tiene:

(1) ¿Te han ofrecido muchas veces volver a los rallies?


Sainz: Sí, en varias ocasiones

(2) ¿qué idiomas habla usted?


Mayor Oreja: Hablo, obviamente, español, francés e inglés,
aunque éste último con más dificultad

(3) Tycker du om kebab?


Uggla: Ja, fast det var väldigt länge sedan jag åt någon

[¿Te gusta el kebab?


Uggla: Sí, pero hace mucho tiempo que no lo como]

2. Pedidos de opinión: El internauta le pide al entrevistado que


exprese su parecer sobre diferentes aspectos, sean políticos, de gustos
y preferencias o relacionados con cuestiones de actualidad:

(4) ¿qué te parecieron los últimos Goya? En general y ¿a qué peli


le hubieses dado el Goya?
166 María Bernal

Sanz: A mí la gala me parece una brasa, pero no ésta, todas.


Soy fan de la Machi. Mi película favorita este año ha sido
‘Sólo quiero caminar’. Creo que no se la trató con justicia

(5) ¿Obama o McCain?


Carrillo: Obama. No hay duda

(6) Vad är din åsikt gällande svininfluensa?


Paulsen: Hej Inger, jag har inga åsikter i den frågan, vi
kommer för eller senare dessvärre att få en pandemi,
sannolikt av influensaliknande karaktär…

[¿Qué opinas sobre la gripe porcina?


Paulsen: Hola Inger, no tengo ninguna opinión al respecto,
tarde o temprano tendremos una pandemia, probablemente
tipo gripe]

(7) Vad anser du viktigast i miljödebatten?


Ulvskog: Att minska klimatutsläppen

[¿Qué te parece más importante en el debate sobre el medio


ambiente?
Ulvskog: Reducir los desechos]

3. Pedidos de consejo: Aquí encontramos preguntas algo curiosas,


dado que el internauta plantea algún problema privado y le pide al
entrevistado que le aconseje. Ello lo vemos como un reflejo de la
coloquialidad de las interacciones y de la búsqueda de confianza entre
entrevistador y entrevistado. En ocasiones la pregunta puede tener que
ver con el área al que éste se dedica, como ocurre en (8) cuando se le
pide a un filósofo un consejo filosófico práctico, pero otras veces se
refiere a aspectos estrictamente personales, como en (9):

(8) Hola Fernando, le agradecería un consejo filosófico práctico


que nos ayude a vivir mejor. Gracias.
Savater: Aprender a distinguir entre los males inevitables y
los evitables,…

(9) Me he enamorado de una chica muy arisca, un poco borde,


¿cómo crees que puedo abordarla?
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 167

Pataky: Y tú cómo eres con ella?. Trátala con sentido del


humor y cariño

(10) Vad är ditt bästa råd till någon som ger sig in bland de stora
fiskarna inom journalistiken?
Hellqvist: Mitt bästa råd är väl att göra saker som man tycker
är roliga
[¿Cuál es tu mejor consejo para alguien que va a empezar a
moverse entre los peces gordos del periodismo?
Hellqvist: Mi mejor consejo es hacer cosas que a uno le
parezcan divertidas]

4. Críticas personales: Los comentarios aquí recogidos van orientados


a algún aspecto físico o de la personalidad del entrevistado, así como
también a hechos relacionados con su carrera profesional. Como
veremos en § 4.2, estos comentarios serán entendidos o no como
descorteses dependiendo de la recepción que tenga por parte del
destinatario, pero pueden ser considerados como potencialmente
descorteses. En (11), si bien no hay ninguna palabra que
convencionalmente pueda parecer negativa, la pregunta es realizada a
un actor poco agraciado de cara y muy bien puede ser entendida como
una crítica por tener la nariz demasiado grande; pensamos que
efectivamente así ha sido percibido, ya que la respuesta de Gabino
Diego incluye un elemento de reafirmación. En (12) y (13) son críticas
relacionadas con el desempeño profesional de los entrevistados, la
vicepresidenta del gobierno español, en el primer caso, y un escritor
sueco, en el segundo caso:

(11) ¿Te operarías la nariz?


Diego: No. Mi nariz es mía

(12) Sra. de la Vega, porque tiene la cara de empadronarse en la


Comunidad Valenciana, despues de todo el daño que les ha
hecho:…
Fernández de la Vega: le agradezco sus comentarios aunque
discrepo de ellos (…)
168 María Bernal

(13) Varför i helvete är du känd? Vad är det du åstadkommit. Jag


har ännu inte fått någon klarhet i det.
Schulman: Jag får den här kommentaren flera gånger om
dagen i min blogg. Jag vet inte vad jag ska svara på den

[¿Por qué demonios eres conocido? ¿Qué es lo que has


llevado a cabo?
Schulman: Todavía no lo tengo claro. Recibo ese comentario
varias veces al día en mi blog. No sé qué responder]

5. Críticas al ‘grupo’ de pertenencia del entrevistado: Este aspecto nos


parece relevante sobre todo en los casos en que las personas
entrevistadas desempeñan un cargo político, como en los ejemplos que
siguen. Aquí se vería cuestionada la imagen de grupo, pero también la
imagen de rol (Bravo 2004: 29), dado que el nexo con el grupo está
constituido en función del rol profesional que la persona desempeña
cotidianamente. En un caso español (14), la entrevistada es la
vicepresidenta del gobierno, pero la crítica va dirigida al presidente
Rodríguez Zapatero, en cuanto que no fue lo suficientemente duro en
el debate televisado con el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, del
Partido Popular. En el caso sueco (15), la crítica va dirigida a todo el
partido, Folkpartiet, debido a su postura positiva hacia una ley que
restringe y penaliza las descargas libres de material musical y
cinematográfico de Internet:

(14) No cree que el Sr. Zapatero estuvo demasiado de blando con


el Sr. Rajoy en el debate de ayer…
Fernández de la Vega: Zapatero demostró que en estos cuatro
años ha gobernado con propuestas y sin descalificar dejó en
evidencia al señor Rajoy, que anoche hizo lo que ha hecho
estos cuatro años: confrontar y descalificar

(15) Hur kan ett liberalt parti som FP vilja övervaka individen och
straffa de miljontals ungdomar som tal del av kultur via
Internet?
Paulsen: Jag tycker att vi måste tänka om, ny teknik och nya
tider tvingar faktisk fram nya tankar och då måste politik och
lagstiftning följa med i en ny tid
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 169

[¿cómo puede un partido liberal como Folkpartiet –“partido


del pueblo”– querer vigilar al individuo y castigar a los
millones de jóvenes que acceden a la cultura a través de
internet?
Paulsen: Creo que tenemos que cambiar la manera de pensar,
nuevas técnicas y nuevos tiempos crean nuevas formas de
pensar, y la política y las leyes tienen que evolucionar hacia
una nueva era]

6. Otros: Los internautas realizan consejos y peticiones (16), expresan


críticas a terceros (en este sentido no se trata de críticas dirigidas hacia
un grupo de pertenencia del entrevistado) como ocurre en (17), donde
Ruiz Gallardón se posiciona sin expresar enfrentamiento respecto al
diario El Mundo. Las preguntas también ofrecen narraciones de
experiencias propias, como en (18), donde el internauta explica con
todo lujo de detalles en qué consistía la solicitud que envió (ello
obliga al entrevistado a realizar una actividad más o menos clara de
cortesía en cuanto a mostrar interés por el discurso del internauta: cf.
el concepto de cortesía temática en Bernal 2007: 162):

(16) por favor haga más teatro, creo que el público desconoce sus
cualidades para estar encima del escenario (Rueda)

(17) Alcalde: ¿cómo valora la actitud del diario El Mundo hacia


usted?, la cual considero es NO AMISTOSA
Ruiz Gallardón: El MUNDO ha discrepado mucho de mí y me
ha criticado mucho (…) Y nunca, en la más dura de las
críticas, EL MUNDO me ha insultado ni me ha ofendido
personalmente

(18) una vez me hicieron una entrevista para conseguir una beca y
en mi solicitud yo escribí que apreciaba mucho su obra […]
Matute: Es una historia muy bonita. Sólamente te puedo decir
que me alegra que terminara bien…
170 María Bernal

3.1. Materiales

Se han analizado un total de 22 entrevistas, once en español


procedentes de los Encuentros Digitales de www.elmundo.es, y once
en sueco, nueve son procedentes del diario Dagens Nyheter
(www.dn.se) y dos de ellas de la cadena pública de televisión SVT
(www.svt.se). Cada grupo de entrevistas se compone de unas 400
preguntas. En los materiales españoles, una cantidad de palabras
ligeramente menor de preguntas –siete– arroja una cantidad más
elevada de palabras, 14.636, lo cual apunta a intervenciones más
largas y elaboradas. Las entrevistas han sido seleccionadas al azar
pero tratando de que no hubiera mucha desproporción entre los
ámbitos de dedicación de los entrevistados de un grupo y de otro. Si
uno de los grupos estuviera formado por una gran mayoría de
políticos, suponemos que ello habría arrojado datos diferentes, por
ejemplo, en cuanto a una cantidad mayor de críticas; así, en los
materiales suecos se entrevista a 4 personas dedicadas a la política y a
5 en los materiales españoles. En el Cuadro 1 presentamos algunos
datos de los entrevistados, listados alfabéticamente:
Entrevistas ESP Entrevistas SUE
Esperanza Aguirre, política del Kristina Axén-Olin, política de la
Partido Popular derecha (Moderaterna)
Julio Anguita, político de Izquierda Gunilla Bergensten, escritora
Unida. Fue su presidente
Miguel Bosé, cantante Niklas Ekdal, periodista y escritor
Javier Bustamante, cantante Hanna Hellqvist, periodista y escritora
Mª Teresa Fernández de la Vega, Andreas Johnson, cantante
política del PSOE, vicepresidenta
Francisco Ibáñez, dibujante de cómics Anders Lundin, humorista y presentador
de TV
Ana María Matute, escritora Marit Paulsen, política de centro-derecha
(Folkpartiet)
Mariano Rajoy, político del Partido Alex Schulman, humorista y escritor
Popular, jefe de la oposición
Alberto Ruiz-Gallardón, político del Marita Ulvskog, política
Partido Popular socialdemócrata, europarlamentaria
(Socialdemokraterna, S)
Belén Rueda, actriz Magnus Uggla, cantante
Fernando Savater, filósofo y escritor Margot Wallström, política socialista,
eurodiputada
394 preguntas (36.862 palabras) 401 preguntas (22.226 palabras)
Cuadro 1: Entrevistas digitales en español y en sueco. Datos de los
entrevistados
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 171

4. Análisis de las entrevistas digitales

4.1 Actividades de realce de la imagen: cortesía valorizante

Un modo de realizar una actividad de cortesía valorizante en la ciber-


entrevista es expresar reconocimiento al entrevistado con
agradecimientos y felicitaciones. Encontramos también halagos
orientados a cualidades personales, como la personalidad o el aspecto
físico; elogios (a familiares y allegados, objetos de su pertenencia);
expresiones de cariño (incluso manifestación de amor,
enamoramiento) y expresiones de buenos deseos para el futuro.
A la hora de expresar reconocimiento, observamos que puede
tomar la forma del agradecimiento, como ocurre en (19, 24, 25, 27),
donde se agradece al entrevistado por una obra en concreto –un
premio, un trabajo discográfico– o por la totalidad de su carrera
profesional –la coherencia política de un político o las maravillosas
interpretaciones de una actriz–, aunque en ocasiones no hay una
mención explícita a ello: obsérvese que en (19) el internauta agradece
al dibujante de comics de los conocidos Mortadelo y Filemón por
haberle endulzado una infancia marcada por la enfermedad. En otras
ocasiones, las gracias son abarcadoras hasta tal punto que se le
agradece a una persona su existencia (a Julio Anguita: “Gracias por
existir”; véase también el ejemplo 37). El reconocimiento se puede
expresar también en forma de felicitaciones –se felicita al entrevistado
por algo relacionado con su rol profesional (20, 21, 23, 26), pero
también por hechos de carácter privado, como el nacimiento de un
hijo (22)–. En ocasiones, agradecimientos y felicitaciones aparecen en
la misma intervención (22, 24); consignamos entre paréntesis el
nombre del entrevistado que recibe los comentarios:

(19) (Ibáñez) Gracias por endulzarme la infancia que pasé en


hospitales. GRACIAS

(20) (Anguita) felicitarte por tu coherencia política

(21) (Rueda) enhorabuena por tus maravillosas interpretaciones

(22) (Bustamante) !Hola Busta!, ante todo, mi enhorabuena por tu


proxima paternidad, y por ese pedazo de disco que nos has
regalado
172 María Bernal

(23) (Savater) En primer lugar felicidades por el premio

(24) Sólo quería darle las gracias por ser mi imaginación durante
tantos años. Enhorabuena por la coherencia, la generosidad y
el respeto con el que siempre ha tratado a sus lectores.
Matute: Muchas gracias por todo lo que me dices. Me halaga
mucho. Cuando escribo pienso muchísimo en el lector. Me
dan mucha alegría tus palabras

(25) (Wallström) Till att börja med, tack för ett bra arbete i
Bryssel!
[para empezar, gracias por un buen trabajo en Bruselas!]

(26) (Johnson) vill bara gratta till en enastående karriär


[solo quiero felicitarte por una carrera sobresaliente]

(27) (Hellqvist) Dina kronikör är som goda praliner –tack för dem!
[tus crónicas son como deliciosos bombones –gracias por
ellas!]

En el caso de los halagos, podemos ubicar diferentes maneras de


ensalzar la imagen del entrevistado; por un lado, las halagos a su
carácter o a su personalidad (32, 33), al aspecto físico (28, 29), los
halagos a alguna persona allegada al entrevistado, como en (30),
donde el internauta piropea a su esposa (en forma de consejo o
advertencia); y por otro, se expresan elogios a diferentes pertenencias
del entrevistado, como la ropa que lleva en el escenario (31). Nótese
en el primer ejemplo (28) la actividad que en Bernal (2007: 134) se
denominó ‘ridiculizar a terceros’ como modo de fomentar una cortesía
de grupo con actividades en que se producen comentarios negativos y
ridiculizantes de terceras personas, no presentes, usados para
fortalecer la solidaridad entre los participantes en la interacción; la
internauta establece una especie de clima de confidencia entre ella y el
entrevistado ya que le confía ‘de modo secreto’ que en una
comparación con su propio marido, y en lo que al aspecto físico atañe,
el artista sale mejor parado:
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 173

(28) (Bosé) Qué guapo estás Miguel!! Mi marido tiene tu edad y


(ahora que no nos escucha) te puedo decir que parece
mayor!!!!

(29) (Bosé) Te escucho desde que tengo 8, ahora 25 y te veo igual,


eres. Pura belleza y para largo! Guapo Bosé

(30) (Bustamante) Eres un hombre afortunado en el amor. Yo me


andaría con cuidado, con esa pedassso de mujer que te has
echado…jeje! Ya está entre las mujeres más elegantes de
España!
(31) (Johnson) Dina scenkläder var jättesnygga
[la ropa que llevabas en el concierto era superbonita!]

(32) (Axén-Olin) Ville bara säga att jag tycker att du är suverän
och du har min röst alla gånger!
[sólo quería decir que eres magnífica y siempre te voto!]

(33) (Johnson) Tycker att du är fantastisk på scen och alla dina


låtar är helt underbara!!
[pienso que eres fantástico en escena y todas tus canciones son
maravillosas!!]
En los ejemplos que siguen observamos expresiones de cariño en
que el internauta expresa sentimientos de ternura (35) y de amor (34,
36, 39), e incluso se considera al entrevistado como una parte
integrante de su vida (36); con frecuencia estas expresiones van
acompañadas de otras muestras de cariño (por ejemplo, 34, 37) en las
despedidas, al escribir besos, abrazos, un besín amorín, un besazo, un
beso enorme, un fuerte abrazo, etc. También las expresiones de
buenos deseos para el futuro son frecuentes (35, 38):

(34) (Bosé) Un beso enorme y gracias por ser como eres Te quiero
mucho…

(35) (Matute) Me inspiras una ternura como poca gente. Realmente


estoy emocionado de poder mandarte un saludo y desearte lo
mejor para el futuro
174 María Bernal

(36) (Bustamante) Te quiero muchísimo. Con todo lo que me


ayudas sin saberlo para mi eres como un amigo

(37) (Uggla) Tack för att du finns, allt skulle vara tråkigt utan dej,
du berikar verkligen världen. Kram från mej till dej
[gracias por existir, todo sería muy aburrido sin ti, enriqueces
el mundo. Abrazo de mí para ti]

(38) (Schulman) Lycka till i fortsättningen


[suerte en adelante!]

(39) (Uggla) Min största önskan är att få vara en dag med dig
[mi mayor deseo es poder pasar un día contigo]

Volviendo al concepto de imagen que vimos en § 2, estas


actividades valorizantes van orientadas a fomentar la imagen de
autonomía de los entrevistados, a quienes se resalta como individuos
con cualidades valoradas positivamente, sean referidas a su capacidad
intelectual, a su carrera profesional, o a otros aspectos como el hecho
de tener objetos valorados o relacionarse con personas valoradas (cf.
Bernal 2007: 130).

4.2. Actividades de amenaza a la imagen ¿descortesía?

Nos detendremos en este apartado en una serie de comentarios que


potencialmente dañan la imagen del interlocutor (en este caso, el
entrevistado) y que suponen códigos sociales compartidos por los
participantes en la interacción. En la literatura sobre descortesía, los
investigadores se debaten a veces entre dos polos, el de la
intencionalidad del hablante que persigue un efecto descortés con
determinado comentario o determinada acción, y la recepción como
tal por parte del destinatario. Pensamos que para hablar de descortesía,
habría que ver el efecto causado (cf. § 2.2): si el entrevistado muestra
que se siente ofendido, esa reacción sería una medida bastante
tangible de que se ha producido descortesía. Si no se muestra ofendido
puede ser por dos motivos: que no haya interpretado como descortés
lo expresado por el otro, o que sí lo haya interpretado como descortés,
pero estratégicamente haya elegido no mostrarlo. De ahí que hayamos
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 175

elegido observar esta respuesta (que podría consistir en aceptar la


crítica, ignorarla, rebatirla, etc.) y comentarla en los ejemplos que
ofrecemos a continuación.

1. Críticas orientadas a la imagen personal: Algún rasgo de la


personalidad, del carácter o del físico se ve involucrado. En (40), si
bien tiene relación con un rol profesional como político, consideramos
que el hecho de llevar pistola no casa bien con la imagen de
demócrata y pacifista que tiene el político Julio Anguita, y ello es
criticado por el internauta. En (41) la crítica va orientada a señalar el
mal gusto en la elección de determinados complementos al vestir y la
respuesta que ofrece el entrevistado es rechazar la crítica e incluso
usar una palabra que se puede interpretar como un insulto: idiot.6

(40) una vez leí de ud. un detalle que no me gustó y es que llevaba
pistola. ¿Conserva aún esa mala costumbre?
Anguita: No sé si es mala costumbre, pero tenía que optar
entre un equipo de escoltas o mi defensa personal…Sitúese
usted en esta tesitura, ¿qué haría?

Crítica: va armado (amenaza imagen rol profesional, pero


también imagen de persona pacifista)
Respuesta: Explicación + búsqueda de afiliación (‘póngase en
mi lugar’)

(41) vilka brillor blir det på turnén? Inte dom du har i videon,
hoppas jag?
Uggla: Idiot dom är skitsnygga

[¿qué gafas llevarás en la gira? No las que llevas en el video,


espero /
Uggla: Idiota, son jodidamente bonitas]

Crítica: usa gafas feas (amenaza imagen de persona con buen


gusto)
Respuesta: Rechazo, insulto

2. Críticas orientadas a la imagen de rol profesional: Estas críticas las


ubicamos tanto hacia políticos (42, 46) como hacia otros profesionales
176 María Bernal

(un cantante en 43 y un escritor en 44). En el siguiente ejemplo nos


hacemos eco de las palabras de Fuentes Rodríguez (2006: 74), quien a
raíz de un análisis de (des)cortesía en entrevistas periodísticas,
encuentra ocasiones en que el entrevistador tiene un fin comunicativo
concreto, y a veces “es más fuerte su deseo de «vencer» en el
intercambio que el de alabar la imagen del otro. Puede mostrarse
expresamente duro, por razones determinadas”. En este caso, la crítica
expresada en forma de interrogación que deja entrever una actitud más
bien déspota en el alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, viene
intensificada al adelantarse el internauta a una posible objeción de
éste, afirmando que cuenta con información de primera mano que
corrobora su comentario crítico; consideramos que se ha producido
una percepción de descortesía por parte del alcalde, que califica el
comentario de absurdo, falso e increíble:

(42) ¿Por qué los funcionarios municipales de Madrid tienen


prohibido dirigirle la palabra a no ser que usted se dirija a
ellos? Y no me diga que no es verdad porque mi mujer, es
funcionaria de alto nivel y lo ha experimentado varias veces
en recepciones, inauguraciones y otros actos
Ruiz-Gallardón: Eso es de las cosas más absurdas que he
oido en mi vida. No solamente es falso sino que además es
increible

Crítica: es un jefe ‘inalcanzable’, un déspota (amenaza imagen


de rol profesional, imagen de ‘buen jefe’)
Respuesta: Rechazo absoluto

En (43) el internauta critica el hecho de que el cantante Miguel


Bosé explote comercialmente viejos éxitos en vez de usar su
capacidad creativa –esto en sí constituye un halago, pero
consideramos queda supeditado al comentario crítico adyacente–: “sus
seguidores merecemos algo más”. El comentario final “sin rencores
claro…” es un modo de avanzar una posible interpretación de su
intervención, que la haya expresado por rencor. Ello nos parece clave
en la situación cuando la respuesta del entrevistado precisamente va
en esa línea, esto es, sí interpreta que hay rencor en el comentario del
internauta. A continuación, Bosé da una explicación de por qué le
parece importante celebrar su treinta aniversario en la música y aclara
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 177

–en una actividad de autoimagen como modo de reparar su imagen


como profesional eficiente y productivo– que ofrecerá nuevos trabajos
originales a sus seguidores:

(43) desgraciadamente no entiendo como con su capacidad


creativa, ha tenido que recurrir a la “salida fácil” de las
versiones de lo más comercial y conocido con sus amigos.
Sinceramente sus seguidores merecemos algo más. Sin
rencores claro…
Bosé: Pues no lo parece lo de los rencores, digo. Hay tiempo
para cada cosa. 30 años se celebran por si acaso y después
seguirán llegando cosas nuevas, por supuesto

Crítica: se aprovecha de éxitos antiguos (amenaza imagen de


rol profesional, imagen de artista eficiente y productivo)
Respuesta: Rechazo + explicación

El siguiente ejemplo (44), ocurrido en una ciberentrevista sueca,


nos muestra una estrategia diferente en el modo de enfrentarse a una
crítica. Aquí, el escritor, que ha recibido una crítica muy tajante sobre
su calidad –escasa– como escritor, solventa la crítica con una aparente
aceptación y con humor:

(44) Skulle hellre dö än ge dig en spänn för en bok


Schulman: okej. Du kanske kan läsa den gratis, då? Den finns
säkert att ladda ner som ljudbok snart
[Antes morirme que darte un céntimo por un libro
Schulman: OK. A lo mejor entonces lo puedes leer gratis.
Seguro que pronto se puede descargar como audio-libro]

Crítica: es un mal escritor (amenaza imagen de rol


profesional, imagen de escritor de calidad)
Respuesta: Aceptación aparente + humor

Finalmente, en (45) asistimos a otro modo de recepción del


comentario crítico; esta vez, la entonces alcaldesa de Estocolmo,
ignora por completo la crítica, simplemente no responde a la pregunta;
ello lo vemos acorde con los resultados mostrados por diversos
178 María Bernal

investigadores en cuanto a la tendencia entre hablantes suecos a no


entrar en conflicto directo (cf. § 2):

(45) Det känns mycket tråkigt att du inte använder den rätta
benämningen förskola, utan både skriver och talar om
”dagis/daghem”, det känns kränkande för oss som arbetar
inom förskolan (+ pregunta)
[Me parece desacertado que no uses la denominación correcta
para el preescolar, sino que escribes y hablas de ”la guarde”,
es ofensivo para los que trabajamos en el preescolar]

Crítica: no usa los términos con propiedad (amenaza imagen


de rol profesional)
Respuesta: Axén-Olin no responde a la pregunta: ignora la
crítica

3. Críticas orientadas a la imagen de grupo: En este caso, los ejemplos


localizados han sido relacionados con la pertenencia a un partido
político; así, se cuestiona el partido como un todo (46, 47), aunque
también la crítica puede ir dirigida a una persona en concreto, como se
vio en el ejemplo 14, dirigida al presidente del gobierno. En ambos
ejemplos se produce una concesión parcial a la crítica: en el primero
de ellos se rechaza la idea de que el partido actúe de modo cobarde
(“gallardía nos sobra”), pero coincide en que el partido debe actuar en
consenso con los votantes; en el segundo, la política concuerda en que
quizás no se hable lo suficiente en su partido sobre el medio ambiente,
pero resalta que hay una visión común importante en muchos aspectos
(aunque no los concreta, resalta esa cohesión de partido en su
respuesta):
(46) para cuando un PP fuerte, no dividido, sin intrigas de pasillo
ni enfrentamientos cainitas? cuándo terminará la pesadilla de
un PP pusilánime, acobardado, carente de ideas y liderazgo?
para cuándo la gallardía de presentar el candidato ganador y
de consenso que todos estamos esperando?
Aguirre: Gallardía nos sobra, pero es verdad que tenemos
que responder a las aspiraciones de nuestros votantes

Crítica: su partido político no es una propuesta firme de


oposición
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 179

Respuesta: Rechazo + acuerdo

(47) Varför talar ni Moderater så sällan om miljön?


Axén-Olin: kanske för sällan, men ganska mycket är vi
överens om
[¿Por qué los del partido Moderaterna hablais tan poco del
medio ambiente? Axén-Olin: quizás demasiado poco, pero
estamos de acuerdo con muchas cosas]

Crítica: su partido político no se ocupa lo suficiente del medio


ambiente
Respuesta: Acepta parcialmente

Presentamos a continuación los resultados especificados por


entrevistado, tanto en las ciberentrevistas españolas (Cuadro 2) como
en las ciberentrevistas suecas (Cuadro 3):

Entrevistados ESP Preguntas Total C. Val Críticas


(Total: 394) 221 3

Esperanza Aguirre 40 16 6

Julio Anguita 24 9 3

Miguel Bosé 56 36 2

David Bustamante 70 6 2

M.T. Fernández de la Vega 27 7 9

Francisco Ibáñez 34 13 3

Ana María Matute 31 34 -

Mariano Rajoy 26 6 6

Belén Rueda 24 15 -

Alberto Ruiz-Gallardón 34 7 1

Fernando Savater 28 10 -
Cuadro 2: Resultados ciberentrevistas españolas
180 María Bernal

Entrevistados SUE Preguntas Total C. Val Críticas


(Total: 401) 55 34

Kristina Axén-Olin 34 2 4

Gunilla Bergensten 29 - 2

Niklas Ekdal 28 3 5

Hanna Hellqvist 34 12 2

Andreas Johnson 36 13 -

Anders Lundin 18 1 1

Marit Paulsen 26 - 4

Alex Schulman 45 8 7

Magnus Uggla 91 14 1

Marita Ulvskog 21 - 1

Margot Wallström 39 4 8

Cuadro 3: Resultados ciberentrevistas suecas

Comparando los datos, observamos que el total de preguntas es


bastante similar en las entrevistas suecas (401) y en las españolas
(394); de ellas hemos señalado entre paréntesis la cantidad de
preguntas en que encontramos comentarios según la propuesta de
análisis que hemos seguido en este trabajo. Si prestamos atención al
tipo de profesión, vemos que tanto en los materiales españoles como
en los suecos, quienes reciben más comentarios catalogados como
cortesía valorizante son cantantes (Bustamante y Uggla, con 68 y 14
comentarios respectivamente), y quienes reciben más comentarios
críticos son personas dedicadas a la política (Fernández de la Vega y
Wallström, con 9 y 8 comentarios respectivamente). A su vez, quienes
menos comentarios valorizantes reciben, son tres políticos en las
ciberentrevistas españolas (Rajoy, Ruiz Gallardón y Fernández de la
Vega) mientras que en las ciberentrevistas suecas son dos políticas y
una escritora (Paulsen, Ulvskog y Bergensten) las que no reciben
ningún comentario valorizante. En cuanto a los comentarios críticos,
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 181

en los materiales españoles no reciben ninguna crítica una actriz


(Rueda), una escritora (Matute) y un filósofo y escritor (Savater),
mientras que en los suecos, es un cantante el que no es objeto de
ningún comentario negativo.
A modo de resumen, en el Cuadro 4 extraemos las actividades de
cortesía valorizante, que están presentes en mayor medida en los
materiales españoles, 221 frente a 55 en los suecos; para las críticas,
sin embargo, observamos una frecuencia muy similar (32 y 34
respectivamente):

Preguntas Actividades de Críticas


(preguntas con cortesía
comentarios) valorizante

Entrevistas 394 (196) 221 32


ESP
Entrevistas 401 (89) 55 34
SUE
Cuadro 4: Resumen de las actividades valorizantes/críticas

5. Conclusiones

El objetivo de este trabajo ha sido realizar un análisis comparativo


español-sueco en un tipo de comunicación mediada por ordenador
(CMC) que las páginas electrónicas de algunos medios de
comunicación ponen al alcance de sus lectores para establecer una
comunicación con diferentes personas conocidas o que tienen una
función importante en hechos de actualidad. El foco de atención lo ha
ocupado el manejo de la imagen, esto es, el realce o el menoscabo de
la persona entrevistada en alguna de sus facetas, tanto personal como
profesional (lo que constituye más concretamente la imagen de rol),
viendo estas actividades como ejemplos de cortesía valorizante y de
descortesía respectivamente. Del análisis comparativo realizado
podemos extraer las siguientes observaciones:

a. En los materiales españoles constatamos la presencia de un elevado


número de felicitaciones, halagos y expresiones de cariño y buenos
deseos, esto es, actividades de cortesía valorizante. Este tipo de
cortesía, ampliamente probada en la interacción cara a cara –
182 María Bernal

conversaciones cotidianas, debates – se constituye también, según


nuestros datos, en un rasgo importante de este tipo de comunicación
mediada por ordenador. Para los materiales españoles valdría el hecho
de que “la imagen de afiliación en las sociedades latinas engloba al
interlocutor de modo más afectivo, con un grado de compromiso
mayor, dadas las necesidades mutuas de confianza, reciprocidad,
afecto, solidaridad, etc., que en otras sociedades donde la necesidad
de imagen se refiere a la aceptación o a la aprobación” (Bernal 2007:
45). Contabilizamos 221 actividades de cortesía valorizante en las
ciberentrevistas españolas frente a 55 en las suecas, y ello en un total
de preguntas bastante similar en ambos grupos.

b. En los materiales españoles otros actos de habla como saludos y


despedidas presentan mayor elaboración, se usa mayor diversidad de
apelativos y se expresan más muestras de afecto que en los materiales
suecos. Ello sería un exponente de la imagen de afiliación como
aspecto que se cuida en la relación interpersonal que se establece
incluso en la comunicación telemática.

c. En cuanto a los comentarios críticos, se observa una aparición muy


similar en los materiales españoles y en los suecos. No creemos que
siempre constituyan descortesía, ya que dependerá de la recepción que
haga el destinatario de la crítica. Así, hemos visto ejemplos en que el
entrevistado ataja con rotundidad la crítica –perfectamente entonces
podemos considerar que se ha percibido como un comentario
descortés–, pero también otros en que no parece haber ninguna
reacción en especial. Comparativamente, los entrevistados españoles
expresan en más ocasiones que no comparten la crítica y discrepan
abiertamente (realzando así su imagen de autonomía y reafirmándose
en su punto de vista) mientras que los suecos optan a menudo por una
respuesta en que la crítica se ignora, se bromea sobre ella, o se expresa
acuerdo parcial, lo cual concuerda con resultados de investigaciones
anteriores que señalan la preferencia sueca por una búsqueda de
consenso en las opiniones (Bravo 1999; Häggkvist y Fant 2000).
Ciberentrevistas y actividades de (des)cortesía: un estudio comparativo 183

Notas

1 Para un repaso exhaustivo de las características de los chats, véase Yus (2001).
2 Para Noblia (2004: 373), la chat “es una interacción conversacional espontánea,
sincrónica, escrita, y cuyo canal de transmisión requiere de la utilización de una
computadora […] Constituye uno de los géneros discursivos (Bajtín 1990) más
interactivos de la comunicación mediada por computadoras (CMC) y, en ese
sentido, una de las formas privilegiadas para observar las relaciones
interpersonales de los participantes”.
3 Brown y Levinson ([1978] 1987) hacen una relectura de este concepto,
dividiéndolo en imagen negativa e imagen positiva. Autores como Bargiela-
Chiappini (2003: 1460) abogan por una vuelta al concepto original de Goffman
(1967), en lugar de esta visión individualista y negativa (cf. también Meier 1995:
385).
4 Para una revisión exhaustiva de trabajos dedicados a la cortesía y a la descortesía
en el ámbito hispánico remitimos a las actas de los coloquios del Programa EDICE
(Bravo 2003b; Murillo Medrano 2005; Briz et al. 2008) y otros trabajos dentro de
este marco (Bravo 2005; Bravo, Hernández Flores y Cordisco 2009).
5 Las normas de uso son las siguientes: a) Recuerda que las preguntas enviadas
serán previamente seleccionadas por un moderador; b) No se aceptarán preguntas
ni comentarios que resulten agraviantes o insultantes para el invitado; c) No se
aceptarán preguntas escritas en mayúsculas.
(http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?id=6156) (página consultada
10 de junio de 2009).
6 No quiere esto decir que la palabra idiota sea intrínsecamente descortés, ya que
el contexto puede convertirla en una expresión de solidaridad y camaradería
entre personas con estrechos lazos de amistad y/o de familiaridad (cf.
Zimmermann 2003; Bernal 2007: 136-143).

Bibliografía
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peninsular’. En: Diana Bravo (ed.), La perspectiva no etnocentrista de la
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discurso de cortesía en español. Barcelona: Ariel: 357-370.
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Bargiela-Chiappini, Francesca. 2003. ‘Face and politeness: new (insights) for old
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Capítulo 8
Pedidos de disculpas en chino mandarín
y español colombiano

Gregory Taylor

Resumen: Este estudio compara la aplicación de estrategias para pedir disculpas entre
el chino mandarín y el español de Colombia. Para llevarlo a cabo se usaron ocho
juegos de roles tomados de Olshtain y Cohen (1983) que miden el empleo de
expresiones explícitas de disculpa y estrategias de disculpa indirecta. Se hallaron
varias diferencias. Por ejemplo, los colombianos ofrecen más reparación, explicación
de la ofensa y negación de responsabilidad que los chinos. Por su parte, los chinos
utilizan más promesas de no repetir la ofensa y también más intensificadores que los
colombianos. Sin embargo, estos últimos emplean más expresiones explícitas de
disculpa. Se encontraron también algunas semejanzas con respecto a la expresión
explícita de disculpa y la aceptación de responsabilidad por la ofensa.

1. Introducción y objetivos

Según un informe del Congressional Research Service para el


Congreso de los EE.UU. del 20 de abril de 2005, China ha mostrado
un creciente interés en América Latina a raíz de la gira por la región
del entonces presidente Jiang Zemin en 2001. Desde entonces, varios
funcionarios chinos han visitado América Latina, incluyendo el
presidente Hu Jintao en 2004, y el vicepresidente Zeng Qinghong, en
2005. Las exportaciones de China a la región más que se triplicaron
entre 1999 y 2004 y las importaciones casi se duplicaron en el mismo
período. Durante un discurso en Brasil, en noviembre de 2004, el
presidente Hu afirmó que China invertiría US $100 mil millones en
América Latina en la siguiente década (Dumbaugh y Sullivan 2005).
Más recientemente, en febrero de 2009, el Vicepresidente Xi Jinping
realizó visitas oficiales a México, Jamaica, Colombia, Venezuela y
Brasil. Durante estas visitas, se hizo hincapié en el mutuo
entendimiento de las similitudes y diferencias culturales. Colombia se
estableció como un destino turístico oficial, uniéndose a otras ocho
188 Gregory Taylor

naciones latinoamericanos http://www.doublehandshake.com/tag/xi-


jinping/. Estas nuevas alianzas hacen que la comprensión de la
cortesía en estos países y las formas en que los individuos de las
diferentes culturas realizan actos amenazadores a la propia imagen –
como en caso de las disculpas– sea un área importante de
investigación.
Estudios en psicología sobre comunicación entre grupos han
mostrado diferencias críticas en la visión Oriental y Occidental del
mundo que pueden tener un impacto significativo en las relaciones
entre naciones. Según Gries y Peng (2002), existen importantes
diferencias entre Oriente y Occidente en el “causal reasoning” y
“responsibility assessment” (p. 174). Basados en la colisión de un
avión de vigilancia de EE.UU. y un avión de combate chino el 1 de
abril de 2001, estos autores señalaron que diferencias en los estilos de
razonamiento chinos y estadounidenses provocaron un incidente
internacional cuando cada parte consideró que la otra debía
disculparse. Los Estados Unidos enviaron una carta de ‘pesar’ al
gobierno chino, la cual fue rechazada por no ser una disculpa sincera y
verdadera, porque, según los chinos, los EE.UU. no habían asumido la
responsabilidad por la muerte del piloto. Diferencias de percepción
sobre el incidente entre los estadounidenses y los chinos fueron en
gran parte responsables por este callejón sin salida. De acuerdo a
Gries y Peng (2002), los occidentales tienden a buscar una sola causa
de un accidente ocurrido. En cambio, los orientales tienden a ver el
incidente en su totalidad, poniendo en juego la información de fondo
como la reciente actitud de EE.UU. hacia China, combinada con la
historia del conflicto entre las dos naciones.
Por otra parte, esta caracterización de actitudes ‘occidentales’
podría no ser aplicable en todos los casos. Hofstede (2001) separa las
culturas en “individualistas” y “colectivistas”. Entre aquellas a las
que caracteriza como colectivistas están China y varios países
latinoamericanos, incluyendo Colombia. Por lo tanto, la comparación
de las realizaciones de disculpas entre culturas orientales tales como la
china y culturas latinoamericanas como la colombiana pueden
presentar tantas similitudes como diferencias. Fitch (2007), por
ejemplo, escribe sobre el sentido de conexión con otros que sienten los
colombianos, personificada en una cita de un economista colombiano:
“En este mundo, una persona es un conjunto de vínculos.” (p. 254).
Tanto esta evaluación como la fuerte conciencia de jerarquía y del
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 189

lugar que uno ocupa en la misma que sienten los colombianos parecen
ser similares a las actitudes culturales chinas.
Teniendo en cuenta estas observaciones, en el presente estudio se
compara las estrategias que se emplean para pedir disculpas en China
(Shangái) y Colombia (Bucaramanga) en situaciones de juego de rol
que varían en función de la distancia social, el poder y el sexo de los
participantes, y la severidad de la ofensa. Se intenta medir las
diferencias en el uso de estrategias directas e indirectas, y sacar
conclusiones sobre cómo la cultura se refleja en la elección de las
estrategias y sobre implicaciones para la comunicación intercultural.
La investigación del acto de habla de pedir disculpas necesariamente
requiere una discusión sobre la cortesía y su realización en un
determinado contexto sociocultural. Con esto en mente, las dos
secciones siguientes presentan los conceptos chinos y colombianos de
la cortesía.

2. Sistemas de cortesía en China y Colombia

2.1. La cortesía china

Muchos estudios han examinado la visión china del mundo y las


realizaciones e impresiones de la conducta cortés, a menudo en
contraste con las actitudes y comportamientos occidentales (Chang
2008; Gao 1998; Gu 1990; Haugh 2006; Mao 1994). La cortesía para
los chinos parece tener un significado bastante diferente del que tiene
para los occidentales.
Las nociones chinas de la cortesía se expresan principalmente a
través del concepto de l΃mào ⊇⊧. Antes de la Revolución Cultural,
l΃mào se refería al concepto confuciano de mantenimiento de la
jerarquía social. En la China moderna, este concepto se ha convertido
en una obligación de mantener y fortalecer la armonía de interacción
social (Gu 1990). Según Gu (1990), hay cuatro elementos
imprescindibles de cortesía en China en la actualidad (p. 239). En
primer lugar, “respectfulness”, definida como la preocupación por la
posición social e imagen de otros; en segundo lugar, “modesty”, un
descenso del estatus de uno mismo; en tercer lugar, “attitudinal
warmth” que se refiere a la expresión de amabilidad y hospitalidad, y
por último, “refinement” o la adhesión a las normas de conducta
190 Gregory Taylor

establecidas. En términos generales, l΃mào requiere denigrarse a uno


mismo y elevar a otros.
Otros dos términos relacionados con la cortesía son miànz΃ 㠃Ꮚ y
li΁n 僠 los cuales significan literalmente cara (Mao 1994). De
acuerdo con Mao (1994), ambos abarcan el sentido de “reputable and
respectable images that individuals can claim for themselves from
communities in which they interact, or to which they belong” (p.
457). La sutil diferencia entre los dos es que miànz΃ expresa el
prestigio que uno recibe de la percepción de otros miembros de la
comunidad (reales o imaginarias), y li΁n se refiere a “the respect of the
group for a man with a good moral reputation”, o la confianza que la
comunidad tiene en la integridad moral de uno (Hu 1944; citado en
Mao 1994: 457). Se trata de una sanción social relacionada con la
aplicación de las normas morales como de una sanción interiorizada
(Hu, 1944; citado en Mao 1994: 457).
‘Perder cara’ entonces tiene dos elementos: ‘perder miànz΃’ y
‘perder li΁n’, siendo la pérdida de li΁n mucho más crítica (Mao 1994).
Perder li΁n constituye una condena por la comunidad por un
comportamiento socialmente inmoral. (Hu 1944; citado en Mao 1994:
458). Por otra parte, perder miànz΃ supone una pérdida de la
reputación a través de un hecho desafortunado, como la pérdida de
riqueza (Ho 1975; citado en Mao 1994), presumiblemente por causas
ajenas.
Por último, para ser cortés en China o para mostrar l΃mào, el
hablante debe ser sincero (Chengyi 宂ព) y el oyente debe estar
dispuesto a corresponder la amabilidad (huánl΃ 往♩) (Gu 1990).
Además, el oyente debe mostrar moderación (kČqƯ ᐈẻ). De acuerdo
con Haugh (2006), con el menor énfasis que se le da a la jerarquía en
la China moderna, los conceptos de Chengyi y kČqƯ están ganando
importancia. Por ejemplo, una invitación típica está estrictamente
estructurada e implica varios pasos de reiteradas invitaciones y
peticiones. De esta manera, la persona que invita demuestra que la
invitación es sincera mientras que el invitado muestra moderación al
no aceptar inmediatamente.
Grupo de pertenencia y grupo de no pertenencia. Según Pan
(2000), la cortesía depende en gran medida de la distancia social.
Cuanto más amplia sea la distancia social, menos cortés se espera que
uno sea. Esto contrasta con la cultura occidental, donde uno es a
menudo más abiertamente cortés con desconocidos que con los
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 191

amigos y familiares. En China, uno está obligado a ser cortés con


aquellos dentro de su propio grupo de pertenencia que consta de
amigos de la familia y compañeros de trabajo. Los chinos, de hecho,
rara vez hablan a los del grupo de no pertenencia, es decir,
desconocidos. En efecto, los chinos no están interesados en interactuar
con personas que no conocen (Bond 1994).

2.2. La cortesía en Colombia

El estudio de la cortesía en Colombia, comparativamente, ha recibido


menor atención que en la China, tal vez debido a que la cortesía no
está tan institucionalizada o arraigada en la historia y la psique de la
cultura como lo está en China.
Al igual que los chinos, a los colombianos les concierne la
jerarquía así como la relación entre los miembros de la sociedad, pero
a diferencia de los chinos, los colombianos no necesariamente se
subyugan a la voluntad y la opinión de la comunidad. Más bien, es a
través de conexiones con otros que el individuo recibe y establece la
concepción de sí mismo y su lugar en la jerarquía (Fitch 2007). En
otras palabras, el individuo en Colombia es muy consciente de su
posición social y actúa de acuerdo a ella. AdemԹás, los colombianos no
evitan la interacción con personas que no conocen como lo hacen los
chinos, sino que construyen conexiones con otros colombianos, en
particular de la misma clase social y región. Estos vínculos son
esenciales en la vida porque sin ellos poco se logrará en términos, por
ejemplo, de educación, carrera, o ciertas transacciones con el gobierno
La construcción social de las ‘palancas’, o contactos influyentes, es
una realidad ineludible en la vida para tener éxito en Colombia (Fitch
2007).
En Colombia parece haber una situación de tire y afloje pues por
un lado está el concepto de la confianza que comunica cercanía y
familiaridad, y, por otro, el de la jerarquía que domina el concepto de
sí mismo de los colombianos. En otras palabras, los mismos eventos
de habla pueden ser interpretados como adecuados o inadecuados en
función del estatus social de los participantes y su grado cercanía.
Esto tiene que ver con lo que Fitch (2007: 255) denomina ‘dilemas de
cortesía’ (dilemmas of politeness) con los que se refiere al conflicto
entre la necesidad de establecer y mantener vínculos con personas
192 Gregory Taylor

poderosas para asegurar el éxito de la persona, y por lo tanto poder


mantener su lugar en la sociedad, y, al mismo tiempo, fomentar las
relaciones con individuos de menores ingresos que puedan
proporcionar servicios tales como limpieza, mantenimiento de
vehículos y cuidado personal.
Dentro de este marco cultural, el conflicto puede surgir entre la
necesidad de mantener confianza de los niños cuando los padres están
en conflicto entre su aceptación del papel tradicional del padre
autoritario, una situación que crea distancia, y su necesidad de
mantener vínculos estrechos con sus hijos, es decir, de mantener
confianza y cercanía (Fitch 2007).

3. Marco teórico

Las pocas investigaciones disponibles enfocadas a pedidos de


disculpas ya sea sobre el español o el chino emplean los conceptos de
imagen positiva y negativa de Brown y Levinson (1987) como marco
teórico. Sin embargo, se han planteado dudas respecto a la aplicación
de la teoría a las culturas orientales, como Japón y China. Numerosos
estudiosos han puesto en duda la pertinencia de la teoría de cortesía.
Las críticas se centran en la aplicabilidad del concepto de “cortesía
negativa” que implica respetar el deseo de otros de estar libres de
imposición. Sostienen que, contrariamente al énfasis anglosajón en el
individuo, las sociedades orientales son decididamente colectivistas,
lo que significa que se le resta importancia al individuo a favor del
bienestar de la comunidad. Mao (1994) presenta quizás la crítica más
exhaustiva de la pertinencia de la teoría a la cultura china. Según él,
los conceptos chinos de miànzi y li΁n no están en consonancia con la
imagen positiva y negativa de Brown y Levinson. Menciona dos
importantes diferencias entre ellos. En primer lugar, la caracterización
de la imagen negativa de Brown y Levinson como “the public self-
image that every member wants to claim for himself” (1987: 61) hace
hincapié en los derechos del individuo antes que en el bien de la
comunidad. Por otro lado, la imagen china está íntima y estrechamente
conectada a la comunidad. Se trata de una reputación de prestigio que
los individuos pueden reclamar para sí mismos en sus interacciones
con otros en la cultura (Mao 1996: 460). No es un derecho de todos
los individuos, sino más bien ganado a través de la percepción de
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 193

otros que actúan de conformidad con las normas sociales relativas a la


imagen. La segunda diferencia citada por Mao es una crítica al
concepto de imagen negativa de Brown y Levinson y su aplicación a
la cultura china. Comparando la imagen negativa con miànzi, señala
que mientras que la imagen negativa es, según Brown y Levinson,
“the want of every ‘competent adult member’ that his actions be
unimpeded by others”, miànzi se trata de un deseo de ganar prestigio o
una buena reputación. Si bien la imagen negativa pone de relieve la
hegemonía del individuo, miànzi lleva a cabo la idea de Confucio de
subordinar los deseos del individuo en beneficio del grupo.
A partir de la investigación en cortesía en América Latina, parece
que la cortesía negativa tampoco es una preocupación de principio en
esta región (Cordella 1990; García 1996; García 2010; Márquez-
Reiter 2000; Ruzickova 2007; Wagner 1999). Esto tiene sentido en
que muchos países de América Latina se consideran colectivistas
(Hofstede 2001) y la ausencia de imposición no sería preocupante para
un miembro de estas culturas. Por el contrario, la preocupación está en
mantener buenas relaciones en particular con la familia y amigos, pero
también con los demás de acuerdo con la idea del sentido de
colectividad entre los miembros de la sociedad. Esto debería dar lugar
a estrategias de disculparse que hacen hincapié en estas relaciones
sociales y le restan importancia a la imposición resultante de la ofensa.
Una forma de distinguir entre estas estrategias positivas y negativas de
disculparse es comparar las estrategias orientadas al hablante con las
orientadas al oyente (Cordella 1990). Las estrategias orientadas al
oyente normalmente piden a éste absolver al hablante de la
responsabilidad de la ofensa, ‘perdóneme’, ‘discúlpeme’, o
‘excúseme’ como Cordella (1990) expresa, el hablante pide que el
oyente participe en el acto de disculparse. Por otro lado, las disculpas
orientadas al hablante son aquellas en las cuales el hablante expresa su
pesar por haber ofendido, ‘lo siento’, ‘qué pena’, o ‘lamento’. En
chino, duibuqi sería equivalente a perdón, por lo tanto una estrategia
orientada hacia al oyente. Buhaoyisi expresa la vergüenza de los
hablantes y boaqian es equivalente al inglés ‘I apologize’ ambas
orientadas a los hablantes.
194 Gregory Taylor

4. Estudios sobre pedidos de disculpas en la comunicación


transcultural

Se ha demostrado que la importancia atribuida a una disculpa en


diversos contextos al igual que las estrategias utilizadas en su
realización varían según la cultura. Se han hecho comparaciones entre
el inglés americano y el hebreo (cf. Olshtain y Cohen 1983), el
japonés y el inglés británico (Okumura y Li Wei 2000); el coreano, el
hebreo, el francés canadiense y el inglés australiano (Kim, 2008); el
italiano y el inglés americano (Lipson, 1994); el polaco, el húngaro y
el inglés americano (Suszczyriska 1999); el español uruguayo y el
inglés británico (Márquez Reiter 2000); el chino y el inglés
australiano (Chang 2008); y el árabe jordano y el inglés
norteamericano (Bataineh y Bataineh 2008).
Sin embargo, sólo existen contados estudios sobre pedidos de
disculpas en América Latina y dos en China. Cordella (1990)
comparó el español de Chile y el inglés de Australia en Canberra,
Australia. Ella halló que los australianos eran más propensos a usar
expresiones explícitas de disculpa, pero los chilenos ofrecían más
explicaciones. También encontró que los chilenos utilizan más
disculpas orientadas al oyente (‘por favor’, ‘perdóneme’) y los
australianos más peticiones de disculpas orientadas al hablante (‘lo
siento mucho’). Wagner (1999) comparó disculpas en dos
comunidades, Cuernavaca, México y Granada, España y encontró que
la imagen positiva era la principal preocupación en ambas culturas.
Márquez Reiter (2000) comparó disculpas británicas y uruguayas
y observó que los encuestados británicos utilizaron más disculpas que
los uruguayos, y que las mujeres en ambas culturas se disculparon
más. Usando el concepto de imagen negativa y positiva de Brown y
Levinson (1987) como marco teórico, encontró que los británicos son
más propensos a ocuparse de la imagen negativa del oyente que los
uruguayos. También usando el marco de Brown y Levinson,
Ruzickova (2007), registró y analizó conversaciones reales en diverso
lugares públicos, y encontró que los cubanos tienden más a la imagen
positiva, o el mantenimiento de una buena auto-imagen pública que a
la imagen negativa, o la preocupación por el derecho a evitar la
imposición.
En cuanto a la investigación sobre pedidos de disculpas en chino,
Tsai (2002) comparó las tres fórmulas principales de disculpa directa
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 195

(IFID), duìbuq΃, bàoqiàn y buhaoyisi. Duibuqi y boaqian funcionan


como expresiones de pesar y bùh΁oyìsi expresa vergüenza. Además,
pueden ser clasificados en términos de efecto siendo duìbuq΃ la más
fuerte seguida por bàoqiàn y después bùh΁oyìsi. Por último, duìbuq΃
se utiliza más que las otras dos. En el único estudio contrastivo
encontrado, Chang (2008) halló que los australianos y los chinos
difieren en las estrategias que utilizan para pedir disculpas. Los
hablantes chinos estaban más preocupados por la sinceridad de la
disculpa, mientras que los australianos hacían más énfasis en mantener
la relación en términos amistosos.

5. El presente estudio

5.1. Las estrategias para pedir disculpas

Varias de las taxonomías de disculpas se han planteado en la literatura


en la últimas tres décadas. Fraser (1981) propuso nueve estrategias
para disculparse:

a. Anunciar que uno va a disculparse


b. Afirmar su obligación de disculparse
c. Ofrecerse a pedir disculpas
d. Solicitar al oyente aceptar una disculpa
e. Expresar pesar por la ofensa
f. Pedir perdón por la ofensa
g. Reconocer responsabilidad por la ofensa
h. Prometer no repetir la ofensa
i. Ofrecer reparación (p. 263)

Cohen y Olshtain (1981: 119) adaptaron la taxonomía de Fraser y


crearon la siguiente:

a. Expresión de disculpa:
Expresión de pesar
Oferta de pedir disculpas
Petición de perdón
Presentación de una excusa
b. Reconocimiento de responsabilidad
196 Gregory Taylor

c. Oferta de reparación
d. Promesa de no repetir la ofensa

Estas últimas son las estrategias que se utilizan en el presente


estudio.

5.2. Instrumentación, participantes y procedimientos

Se empleó el instrumento creado por Olshtain y Cohen (1983) en la


recolección de los datos. Consta de ocho juegos de rol en los que se
les dice a los encuestados que una disculpa es necesaria. Las
situaciones que varían con respecto al sexo y distancia social de la
persona ofendida y la gravedad de la ofensa fueron traducidas por
hablantes nativos de Bucaramanga y Shanghái. Para asegurarnos de la
exactitud de las traducciones, fueron traducidas de nuevo al inglés por
diferentes hablantes nativos. Luego fueron evaluadas por el
investigador principal que es hablante nativo de inglés.
Las siguientes son las instrucciones que recibieron los
participantes:

Usted va a leer ocho situaciones breves en las que se requiere pedir


disculpas a otra persona. En todos los casos, la persona ofendida
hablará primero. Yo voy a jugar el papel de esta persona. Trate de
responder como si fuera una situación verdadera. Sus respuestas
serán grabadas en casete. Avíseme cuando termine de leer.

Y las situaciones que se emplearon se listan a continuación.


_______________________________________________________
Usted está en una reunión y dice algo que otro participante
interpreta como un insulto personal hacia él.
Él: Creo que su último comentario fue dirigido a mí y me siento
ofendido.
Ud.:
_______________________________________________________
A usted se le olvida una reunión de suma importancia con su jefe.
Una hora más tarde lo llama para pedirle disculpas. Lo que pasa es
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 197

que esta es la segunda vez que se le ha olvidado una reunión


semejante. Su jefe coge el teléfono y le pregunta:
Jefe: ¿Qué le pasó?
Ud.:
_____________________________________________________

A usted se le olvida una cita con un amigo. Lo llama para pedirle


disculpas. Esta es ya la segunda vez que se le ha olvidado una cita
semejante. Su amigo le pregunta por teléfono:
Amigo: ¿Qué pasó?
Ud.:
_______________________________________________________
Usted llama a casa para saber cómo están las cosas y su hijo le
recuerda que a usted se le ha olvidado llevarlo a hacer compras,
como usted le había prometido. Y esta es la segunda vez que pasa
esto. Su hijo le dice por teléfono:
Hijo: ¡Oh, se le ha olvidado otra vez y me prometió!
Ud.:
_______________________________________________________
Saliendo de un puesto en un parqueadero, andando en revés, usted
se choca con otro carro. No cabe duda que fue su culpa. Le hace un
daño ligero a la puerta. El chofer se baja y se le acerca enojado.
Chofer: ¿No ve por dónde va? ¡Mire lo qué ha hecho!
Ud.:
_______________________________________________________
Se topa accidentalmente con una mujer bien vestida en un almacén
elegante, tumbando sus paquetes al piso. También, le lastima la
pierna. Es claramente su culpa y quiere pedirle mil disculpas.
Ella: ¡Ay, Dios mío!
_______________________________________________________
Se topa accidentalmente con una mujer bien vestida en un almacén
elegante, sacudiéndole un poco. Es su culpa y quiere pedirle
disculpas.
Ella: ¡Uf, cuidado!
Ud.:
_______________________________________________________
Se topa accidentalmente con una anciana en un almacén. No puede
evitarlo porque ella está tapando el paso. Sin embargo, usted piensa
que debe ofrecerle una disculpa.
198 Gregory Taylor

Ella: ¡Ay!
Ud.:
_______________________________________________________

El estudio se llevó cabo en Bucaramanga, Colombia y Shanghái,


China. Bucaramanga es la séptima ciudad más grande en Colombia
con una población metropolitana superior a un millón de habitantes.
Es la capital del departamento de Santander y se encuentra en una
meseta en la cordillera oriental de los Andes a unos 400 kilómetros de
Bogotá. Shanghái, la ciudad más grande de China con una población
de casi 29 millones de habitantes, está situada en la costa este, en la
desembocadura del río Yangtzé. Es un destacado centro comercial en
China, y se ha convertido recientemente en el puerto más concurrido
del mundo.
Los participantes fueron 28 hablantes nativos del español (15
mujeres y 13 hombres) y 31 de mandarín (18 mujeres y 13 hombres).
Las edades oscilaban entre 21 y 56 años. Los juegos de rol fueron
administrados por hablantes nativos de las dos ciudades.
En cuanto al procedimiento empleado, las situaciones de juego de
rol se escribieron en tarjetas de índice y se presentaron al azar a los
participantes. El participante leía la tarjeta, indicaba cuando había
terminado y el entrevistador comenzaba el juego de rol, que se grabó
en una cinta de audio. Más tarde, fue transcrita por los entrevistadores
mismos y, en el caso de los resultados de Shanghái, traducida al
inglés.
Las estrategias para pedir disculpas que se identificaron fueron:

a. Expresión explícita de disculpa, también conocida como


indicador de fuerza ilocucionaria (IFID),
b. Aceptación de responsabilidad por la ofensa,
c. Oferta de reparación, un intento de suplir o compensar la
ofensa,
d. Promesa de no repetir la ofensa,
e. Explicación de la ofensa,
f. Negación de responsabilidad, y
g. Uso de intensificadores equivalentes en español a palabras y
expresiones adverbiales como “muy” “mucho”, “tanto”, etc.
(Olshtain y Cohen 1983).
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 199

5.3. Resultados y discusión

Los resultados se presentan a continuación de acuerdo a las estrategias


examinadas. La siguiente tabla resume los resultados.

Chino Colombiano
Situación Fórmula semántica M F T M F T
Insultar a IFID 69 56 72 54 67 61
alguien en Responsabilidad 0 0 0 0 7 4
una Reparación 0 0 0 0 0 0
reunión Promesa de no repetir 0 0 0 0 0 0
Explicación 0 0 0 0 0 0
Negación 46 72 65 85 73 79
Intensificador 23 17 19 0 6 3
Olvidarse IFID 62 78 71 38 80 61
de una Responsabilidad 8 0 3 0 0 0
reunión Reparación 0 22 13 8 20 14
con el jefe Promesa de no repetir 46 28 35 8 7 7
Explicación 23 11 16 69 47 57
Negación 0 0 0 0 0 0
Intensificador 31 11 19 0 13 7
Olvidarse IFID 62 72 68 69 47 57
de una cita Responsabilidad 0 0 0 0 0 0
con un Reparación 8 11 10 31 40 36
amigo Promesa de no repetir 8 28 19 0 0 0
Explicación 38 39 39 69 67 68
Negación 8 0 3 8 0 3
Intensificador 15 28 23 8 0 3
Olvidarse IFID 54 33 42 54 67 61
de llevar a Responsabilidad 8 22 16 8 7 7
su hijo de Reparación 38 56 48 85 67 75
compras Promesa de no repetir 0 0 0 15 13 14
Explicación 8 11 10 54 47 50
Negación 0 0 0 0 0 0
Intensificador 0 4 3 8 6 7
Chocarse IFID 92 67 77 92 93 93
con otro Responsabilidad 8 0 4 8 0 4
carro Reparación 15 11 13 69 73 71
Promesa de no repetir 0 6 3 0 0 0
Explicación 8 28 19 46 40 43
Negación 15 11 13 8 6 7
Intensificador 15 17 16 0 25 14
Toparse IFID 77 78 77 85 100 93
con una Responsabilidad 0 0 0 0 13 3
mujer, Reparación 54 61 58 77 80 79
200 Gregory Taylor

lastimándo Promesa de no repetir 0 0 0 0 0 0


la, y Explicación 8 0 3 23 20 21
tumbando Negación 8 0 3 23 20 21
sus Intensificador 54 11 29 31 6 17
paquetes
Toparse IFID 100 78 87 92 100 93
con una Responsabilidad 15 0 6 0 6 3
mujer, Reparación 0 6 3 0 6 3
sacudiénd Promesa de no repetir 0 0 0 0 0 0
ola un Explicación 8 0 4 31 20 25
poco Negación 8 0 3 0 0 0
Intensificador 23 11 16 38 13 24
Toparse IFID 77 83 81 92 93 93
con una Responsabilidad 0 11 6 0 6 3
mujer que Reparación 8 0 3 0 0 0
está Promesa de no repetir 0 0 0 0 0 0
tapando el Explicación 0 11 6 8 6 7
paso Negación 15 22 19 31 40 33
Intensificador 23 0 11 8 19 14
Tabla 1. Resultados por situación y estrategias empleadas

5.3.1. Expresión explícita de disculpa (IFID)

En general, los encuestados chinos y colombianos no difieren en su


preferencia por una expresión explícita de disculpa, sin embargo se
encontraron algunas diferencias dependiendo de la situación en el
juego de rol. Los hombres colombianos fueron mucho menos
propensos a ofrecer una disculpa explícita a su jefe que los otros tres
grupos (38%). En contraste, las mujeres colombianas fueron menos
propensas a pedir disculpas de forma explícita por olvidar una cita con
un amigo (47%). Mientras más hombres que mujeres en el corpus
chino se disculparon por olvidarse de llevar a su hijo de compras (54%
vs. 33%), lo contrario sucedió con los colombianos (54% vs. 67%).
Los hombres chinos fueron más propensos a pedir disculpas por el
golpe al carro que la mujeres chinas (92% vs. 67%). En las tres
situaciones que involucraban tropezarse con una señora mayor, los
colombianos tenían más probabilidades de ofrecer una disculpa
explícita (90% vs. 77%) cuando la señora estaba herida, sin
diferencias según el sexo. Sin embargo, en la situación en la que la
dama fue “sacudida un poco”, los hombres de Colombia y de China se
disculparon más que cuando hubo un perjuicio (100% vs. 77% en el
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 201

caso de los hombres chinos y 92% vs. 85% en el de los hombres


colombianos).
La ausencia en los datos correspondientes a los hombres
colombianos de una disculpa explícita para el jefe podría explicarse
por el machismo que parece estar todavía muy vivo en la sociedad
colombiana, o tal vez por una resistencia silenciosa a la autoridad o a
la distinción de clase entre los hombres de estratos más bajos (Fitch
2007).
El hallazgo algo sorprendente de que más disculpas explícitas se
ofrecieron a la mujer que fue sacudida que a la que fue herida podría
explicarse por el elevado uso de una estrategia de reparación en el
segundo caso. Tal vez, algunos encuestados consideraron que una
petición de disculpa era insuficiente, y que había una necesidad más
urgente de “arreglar las cosas”.
Estrategias orientadas al oyente frente a estrategias orientadas al
hablante. Los chinos mostraron un ligera preferencia por la expresión
duibuqi orientada al oyente, 101 contra 71 para buhaoyisi y 15 para
boaquin. Los colombianos utilizaron estrategias orientadas al oyente y
al hablante por igual, 102 y 106 respectivamente. Este resultado es
quizás sorprendente en que estudios anteriores de pedir disculpa en
países de habla española han demostrado una preferencia coherente y
abrumadora por las estrategias orientadas al oyente (Cordella 1990;
Ruzickova 1998; Blum-Kulka 1989). En particular, el análisis de
Cordella (1990) de disculparse en Chile mostró que las estrategias
orientadas al oyente se utilizaron cerca del 65% del tiempo. La
diferencia principal está en el uso frecuente de ‘qué pena’ en
Colombia, que representó el 43,7% de las excusas explícitas. Este
enunciado aparentemente nunca se produjo entre los encuestados de
Cordella. Esta expresión podría interpretarse como una de vergüenza
por parte del hablante, o tal vez una de simpatía por el oyente: “qué
‘dolor’ para usted”. En cualquier caso, parece estar asociado con una
sensación de que en alguna manera se ha molestado u ofendido al
oyente, lo que podría interpretarse como una estrategia de cortesía
negativa (Brown y Levinson 1987). Si este es el caso, podría ser que
los colombianos estén más preocupados por la cortesía negativa que
otras culturas de América Latina. Se requiere más investigación.
202 Gregory Taylor

5.3.2. Aceptación de responsabilidad

El reconocimiento de esta estrategia en el presente estudio requiere


admisión explícita de culpa del entrevistado. Esta estrategia se empleó
poco. La única diferencia estuvo en el caso donde se olvidó de llevar
al hijo de compras, en el cual 5 chinos aceptaron la responsabilidad: 4
mujeres (22% ) y sólo 1 hombre ( 8%). De investigaciones anteriores,
parecería que, con la excepción de Estados Unidos, la aceptación de la
responsabilidad puede ser una estrategia utilizada raramente en todo el
mundo. Olshtain y Cohen (1983) utilizando las mismas situaciones de
juego de rol que usaron en el presente estudio, registraron el uso de
esta estrategia del 33% al 100% de las veces entre los
estadounidenses. Por el contrario, estudios anteriores de israelíes y
estadounidenses (Olshtain y Cohen 1983), chilenos y australianos
(Cordella 1990), británicos y uruguayos (Márquez Reiter 2000), entre
otros, muestran un uso poco frecuente.

5.3.3. Oferta de reparación

Los colombianos ofrecieron reparación en más del doble de la tasa de


los chinos (40% vs. 17%). Esta diferencia fue particularmente
pronunciada en la situación del accidente de tráfico (71% vs. 13%). La
única situación en la que no hubo una marcada diferencia fue con el
jefe. Sólo 2 colombianas y 4 chinas ofrecieron reparación en este caso.
Diferencias notables de sexo se encontraron solamente en el caso de
olvidarse de llevar de compras al hijo. Las mujeres chinas fueron más
propensas a ofrecer reparación que los hombres chinos (56% vs.
38%), mientras que para los colombianos fueron los hombres los más
inclinados a la reparación (85% vs. 67%).
La gran diferencia global entre los colombianos y los chinos en la
oferta de la reparación es interesante. En Colombia, la reparación de
un vehículo es algo relativamente sencillo y barato; de hecho, no es
inusual, al menos en Bucaramanga que un taller envíe a un mecánico a
arreglar un vehículo en la carretera. Por otra parte, el ser propietario
de un automóvil es algo nuevo para los chinos y por lo tanto la
industria de la reparación puede no ser muy práctica. Además, los
conceptos culturales de ‘grupo de pertenencia’ y ‘grupo de no
pertenencia’ prevalentes en China pueden explicar la ausencia de un
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 203

espíritu de cooperación con alguien que se considere que está fuera del
grupo (Pan 2000).
Mientras que los chinos ofrecieron reparación en un porcentaje
mayor en la situación en la que se lesionó a la dama que en las otras
situaciones, el porcentaje cayó muy por debajo del de los colombianos
(77% vs. 93%). Una posible explicación podría ser que la burocracia
del sistema chino hace pensar dos veces a la persona antes de que se
involucre en algún asunto oficial. También hay tal vez un temor de
que la víctima se aproveche de la situación.

5.3.4. Promesa de no repetir la ofensa

Los chinos fueron mucho más propensos al uso de esta estrategia que
los colombianos en la situación en la que se olvidaron de una reunión
con el jefe (35% vs. 7%) y de la cita con un amigo (19% vs. 0%); sin
embargo, cuando se olvidaron de llevar de compras al hijo ocurrió lo
contrario (colombianos 14% vs. 0% entre los chinos). Dentro del
grupo chino, los hombres prometieron más al jefe que al amigo (46%
frente a 8%) mientras que no hubo diferencia en las mujeres (28%
frente a 28%). Esta no fue una estrategia muy usada entre los
encuestados de ningún grupo. En general, sólo hubo 6 ejemplos en los
datos de Colombia en comparación a 18 en los datos chinos.
El motivo por el cual los chinos utilizan más frecuentemente esta
estrategia puede ser que la ofensa de olvidarse de una reunión con el
jefe se considere grave, probablemente debido a la estricta jerarquía
social existente en la sociedad china y el reconocimiento de la
posición social propia y la de los demás. En Colombia, la relación
entre empleado y jefe no es tan rígida. Los empleados, de hecho,
podrían ignorar las peticiones e indicaciones de los jefes sin castigo
(Fitch 2007). Sin embargo, no está claro por qué hay tanta diferencia
entre hombres y mujeres chinos.
204 Gregory Taylor

5.3.5. Explicación de la ofensa

Los colombianos ofrecieron explicaciones tres veces más que los


chinos (88, 38% a 30, 12%). La mayor diferencia se produjo en el
olvido de una cita con un amigo. En este caso, el 68% de los
colombianos, frente al 39% de los chinos, ofrecieron una explicación.
Le siguió el caso del olvido de llevar al hijo de compras, con el 50%
de los colombianos frente al 10% de los chinos. Muy de cerca le
siguió el golpear el carro de alguien, con 43% frente a 19%. Por
último, con respecto a tropezarse con una señora y sacudirla, los
colombianos presentaron una explicación en el 25% de los casos
frente al 4% en el corpus de los chinos.
Los datos de Colombia están de acuerdo con resultados anteriores
en otras sociedades latinoamericanas como la chilena (Cordella 1990)
y la mexicana (Wagner 2000). Por lo tanto, esta podría ser una
estrategia que se utiliza con frecuencia en América Latina. En cambio,
los resultados chinos son similares a los datos japoneses de un estudio
realizado por Okumura y Li Wei (2000) en el que se encontró que las
mujeres japonesas utilizaban la estrategia de ofrecer una explicación
mucho menos que las mujeres británicas. En un estudio llevado a cabo
por Kim (2008) que compara el coreano (Corea del Sur), el inglés
australiano, el francés canadiense y el hebreo, casi nunca se ofrecieron
explicaciones. Sin embargo, Cordella (1990) encontró un uso
frecuente de esta estrategia entre los encuestados angloparlantes en
Australia.

5.3.6. Negación de la responsabilidad

En total hubo 41 ocasiones de negación en los datos de Colombia y 31


en los datos chinos (17% vs. 13%). Aparte de la situación con el
compañero de trabajo ofendido a la que corresponde más de la mitad
de los casos de su uso, esta estrategia se concentró en los incidentes
con la dama: cuando está obstruyendo el paso o cuando queda herida.
Mientras en el corpus de los colombianos hubo aproximadamente
el mismo porcentaje de negación de responsabilidad en las dos
situaciones, los chinos negaron responsabilidad más cuando la señora
estaba obstruyendo el paso. En general, encontramos que los
Pedir disculpas en chino mandarín y español colombiano 205

colombianos son más propensos a negar responsabilidad en estas


situaciones.

5.3.7. Uso de intensificadores

Los hablantes chinos utilizaron intensificadores con más frecuencia


que los colombianos: 42 (17%) frente a 26 (11%).

6. Conclusiones

El presente estudio ofreció una comparación de las estrategias


empleadas para pedir disculpas por parte de hablantes de mandarín en
Shanghái, China y hablantes de español en Bucaramanga, Colombia.
Contrario a la hipótesis formulada, encontramos que los colombianos
y los chinos muestran más diferencias que similitudes en el empleo de
estrategias para pedir disculpas de manera indirecta. Se observaron
diferencias notables en cuanto al uso de oferta de reparación, negación
de la responsabilidad y explicación al igual que compromiso de no
volver a cometer una ofensa semejante. Esta última estrategia es más
frecuente entre los hablantes chinos, mientras que las tres primeras
entre los colombianos. Por otra parte, identificamos un uso igual de
disculpas explícitas y una falta de aceptación de la responsabilidad.
Los resultados del presente estudio parecen en gran medida estar
de acuerdo con los de investigaciones anteriores tanto en América
Latina como en Asia. Sin embargo, se destaca el uso de ‘qué pena’,
presuntamente una estrategia orientada hacia el hablante, que parece
estar en contraste con las estrategias que emplean hablantes de otras
variedades de español que han mostrado una preferencia marcada por
las estrategias orientadas al oyente (Cordella, 1990). La posibilidad de
que los colombianos recurren a estrategias negativas de cortesía fue
una propuesta tentativa que se hizo en este trabajo.
En cuanto al sexo de los participantes, sólo se identificaron dos
diferencias notables. En la situación de olvidarse de llevar al hijo de
compras, las mujeres chinas ofrecen reparación con más frecuencia
que los hombres, mientras que los hombres colombianos ofrecen
reparación más que las mujeres. Igualmente, en la situación cuando la
persona se choca con el carro, tanto las mujeres chinas como las
206 Gregory Taylor

colombianas ofrecían una explicación con más frecuencia que los


hombres. En lo que se refiere a la distancia social, no parece haber
ningún efecto en la expresión de una disculpa basada en la
familiaridad. El poder tampoco parece ejercer influencia.

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Capítulo 9
Funciones del marcador pragmático como en el
lenguaje juvenil español y chileno

Annette Myre Jørgensen

Resumen: Este trabajo examina el uso de como con funciones pragmáticas en la


interacción juvenil de Madrid y Santiago de Chile, desde una perspectiva contrastiva.
En las dos variantes del español, como, en creciente empleo, ha ido adquiriendo las
funciones de marcador pragmático introductor del estilo directo, de atenuante o
intensificador, enfocador, aproximador y organizador de los turnos. Es interesante
constatar que este marcador discursivo es más usado por chicos de clase media en
Santiago de Chile que en Madrid, donde las chicas de las clases altas son las que más
lo usan.

1. Introducción

El abuso de como en la conversación ha sido comentado ya por Lázaro


Carreter (Lázaro Carreter [1980] 2000) quien lo denomina un “tic
gramatical”, cuando vaticina su triunfo en la lengua común, triunfo
que constata más tarde en El Dardo en la Palabra ([1997] 2005:178-
80). Su frecuente uso como matizador ha sido advertido asimismo por
Vigara Tauste (1992).
Efectivamente, llama la atención la alta frecuencia de enunciados
que contienen como en el material del corpus COLA, sin tener las
funciones de adverbio comparativo y modal, ni de conjunción
consecutiva o causativa. Estamos de acuerdo con Moreno Ayora
(1992:7) cuando dice que:

El elemento como ha sido y es uno de los más productivos en el español tanto


antiguo como moderno. Hoy se asiste a una intensificación aún mayor de su
empleo, que en algunos casos llega a hacerse arbitrario y en otros casos rayan en
la incorrección.

Años antes Beinhauer (1985) expuso la idea de que el elemento


210 Annette Myre Jørgensen

como compara dos ideas similares pero no idénticas. Pensamos que


este uso de como, el de comparación de similitud, “donde la función
de como se concreta en indicar una idea aproximativa en relación con
el concepto explícito” (Moreno Ayora 1992:34), está sufriendo una
gramaticalización (Andersen 2000) hacia marcador del discurso en el
lenguaje juvenil no solo de Madrid, sino también de Santiago de
Chile. De ahí que queramos comparar sus usos en estas dos capitales.
Al asumir como la función de marcador del discurso, aunque
conserve el aspecto comparativo, adquiere una función personal, en
tanto en cuanto refleja la actitud del hablante y con respecto al oyente.
No cabe duda de que tiene también una función interpersonal, y esta
es posiblemente una causa de su frecuente uso en el lenguaje oral, y
más, si cabe, en el lenguaje juvenil: “[…] se comportan como
auténticos recursos de interacción que facilitan el fluir discursivo del
hablante” (Vigara Tauste 1992:396). Lo que dice Andersen del
marcador discursivo like, usado por jóvenes ingleses, pensamos que es
aplicable al marcador discursivo como español: “[…] it encodes a
procedure in the sense of ‘a way of guiding, or constraining, the
inferential phase of comprehension” (Andersen 2000:18). Sin
embargo, las funciones pragmáticas del marcador como en el lenguaje
oral español están poco tratadas por los lingüistas en general, y los del
lenguaje juvenil en especial. Partiendo del término general de
marcador discursivo vamos a concretar sus funciones en el habla
juvenil de Madrid y Santiago de Chile de: marcador atenuante,
focalizador o enfatizante, retardatorio, e introductor de discurso
directo.
Este trabajo tiene, pues, dos finalidades: i) concretar las funciones
del marcador discursivo como en la interacción oral juvenil de Madrid
y de Santiago de Chile, ii) ver hasta qué punto se corresponden las
funciones de este marcador del discurso en las dos variantes
estudiadas. Abordaremos cuestiones como: ¿Son sus funciones las de
atenuar, o son modificadores que ayudan al hablante a ‘llegar al
grano’, o son, simplemente, elementos léxicos utilizados para
disimular una vacilación, proporcionando al hablante más tiempo
cuando no sabe qué decir? ¿O son, acaso, tomando en cuenta la
afirmación de Lázaro Carreter ([1997] 2005), reflejo de un mal
hábito?
Para cumplir con la finalidad de este trabajo, hemos tenido que
esquivar escollos. Uno de ellos es el modo particular de hablar de los
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 211

jóvenes, unido a frecuentes cambios de tema que abonan el terreno


para los marcadores del discurso. De acuerdo a Rodríguez (2002:23)
“[...] son los jóvenes los que exhiben un mayor empleo de muletillas y
un estilo verbal menos cualitativo (menos adjetivos y más verbos) y,
por lo tanto, más pobre en vocabulario”. La general inseguridad que
caracteriza la etapa entre la niñez y la madurez, lleva a los jóvenes a
tomar la palabra, en ocasiones, sin saber qué decir. Se entiende, pues,
el uso frecuente de como, ya que la aportación del marcador del
discurso como a un enunciado es la de señalar que entre lo dicho y el
pensamiento de fondo no hay una total correspondencia, sino una
relación de cierto parecido. Permite al hablante decir algo sin
comprometerse a una interpretación literal del enunciado (Andersen
2000).
Otra dificultad para el análisis de las funciones dicursivas del
marcador como es la polifuncionalidad de los marcadores, comentada
por muchos autores como Brinton (1996:2), Pons (2000:201), Fischer
(2006:3), Martín Zorraquino y Montolío Durán (1998:23). Si es un
fenómeno patente en el lenguaje oral de los adultos, lo es, tanto más,
en el lenguaje juvenil, donde los jóvenes, amantes del cambio,
experimentan con la lengua, y tienen un mitigado respeto por la
normativa, como lo han expresado Herrero (2002), Zimmerman
(2002) y Casado Velarde (2002) repetidas veces en el libro El
lenguaje de los jóvenes editado por Rodríguez (2002).
Las intervenciones iniciativas y reactivas realizadas por distintos
hablantes se intercambian con gran rapidez y dinamismo en el lenguaje
juvenil. El continuo ajuste y reformulación es debido, entre otros
motivos, a la planificación sobre la marcha que caracteriza el registro
coloquial (Ochs/Schieffelin 1979; Briz 1995). Se puede ver que el
intercambio también está influenciado por la alternancia de turnos
entre los interlocutores que hace que el hablante utilice determinadas
marcas del tipo como para retener y retardar el cambio de turno.
Finalmente, el marcaje en el lenguaje hablado juvenil es
relativamente reciente como objeto de investigación, y no gozamos de
una amplia biliografía al respecto.
Este trabajo consta de cinco partes. En la introducción se delimita
el tema y los objetivos del estudio y se presentan las hipótesis, los
antecedentes y el marco teórico-metodológico así como las
limitaciones para llevar a cabo el análisis. A continuación se presentan
los usos del marcador como en las dos capitales estudiadas. En la
212 Annette Myre Jørgensen

tercera parte vemos las funciones del marcador y sus posiciones en el


enunciado. La cuarta parte contiene el análisis de la distribución por
género y por clase social. En la quinta se exponen las conclusiones.

2. Antecedentes

El marcador del discurso como tiene una frecuencia de 1,4 por mil
palabras (desde ahora: pmp) en el habla juvenil de Madrid, o sea, 578
casos de 400.000 palabras. El uso a guisa de marcador discursivo de
como en el español de los jóvenes de Madrid es especialmente
frecuente en el habla de las chicas, (76% del uso total de 578 casos),
tal como queda reflejado en el ejemplo (1), en el que las hablantes son
alumnas de un colegio privado y proceden de clase alta:

(1) Luz: no, por la noche.. yo he ido por la noche y y y


Mar: ¿preguntaste a Llano?
Luz: bueno, yo
Mar: es como más fashion
Luz: ¿ahora con quién fuiste? /
Mar: no sé. llama ahora estoy segura (MAORE02) 1

El marcador discursivo como se da también en el habla de chicos


adolescentes de Madrid (ejemplo 2), aunque estos lo usen solo en un
24% del total de 578 casos (Jørgensen y Stenström 2009).

(2) Jaime: yo, teniendo un par de porros, un litro y un


piti soy feliz
Pablo: pues como que lo ha cortado
Jaime: una play me sobra, la tengo partida en mi casa
Luis: qué buena (MALCE4G03)

El marcador del discurso como parece tener un equivalente entre


los jóvenes de Santiago de Chile, donde el uso total de este marcador
es de 2,4 pmp, o sea 245 de 100.000 palabras. A diferencia de Madrid,
el 62,4% de los casos de marcador discursivo como es usado por los
chicos, mientras que las chicas tienen un uso al 37,6% de un total de
245 casos. Los chicos del ejemplo (3) proceden de la clase media:
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 213

(3) Edgar: o cuando íbamos%, no sé como diez cu%


locos así del susurro en el salón como diez así
uuuaaa puras lolas
Bruno: <xxx/>
Pedro: me hablaba una
Pedro: y tenía que escribirle y justo me estaba mandando
hablando la otra y f f f f

Aunque la mayoría de los jóvenes que usan como a modo de


marcador discursivo en Santiago de Chile son chicos, es usado por
chicas también, como se desprende de esta muestra de una
conversación:

(4) Edith: no pero yo creo que también afectó es que cuando


enuna en público mayor masivo y te te golpean así
como brusco y te asustan también hay algo raro
que te dio también fue como indignación y
vergüenza toda la situación pues <xxx/> también le
afectó algo que <xxx/> le pasa
Lucía: de verdad me mi mamá mi mamá me dijo ¿pero
por qué no le dijiste nada?/ (sccm4j04)

3. Estudios del marcador como

Los estudios del uso de marcador del discurso español como en la


lengua oral, han dejado pocas huellas en forma de monografías en la
lingüística, aunque Andrés Bello ya notara su uso “[…] en calidad de
simple afijo o partícula prepositiva, sustituyendo al sentido propio de
una palabra o frase el de mera semejanza con él” (Bello, Cuervo y
Trujillo 1988). Vigara Tauste (1992:394-5) menciona el fenómeno del
“comismo”, citando a Becerra Hiraldo y Vargas Labella, quienes han
hablado del «comismo» o el innecesario uso adverbial comparativo de
«como» en Andalucía (1986). No obstante, contamos con el trabajo de
Acín (1987) y Moreno Ayora de España, y los más recientes de
Marcano (2007) de Venezuela, y Said-Mohand (2008) de la
comunidad joven bilingüe de Florida/México. Este marcador es
214 Annette Myre Jørgensen

mencionado en varios trabajos como los de Briz (2001), Cortés


Rodríguez (1991), Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999), y
Portolés Lázaro (2001), sin que sus funciones demarcativas concretas
en el lenguaje hablado sean especificadas. De ahí nuestra intención de
presentar los resultados del análisis del marcador del discurso como en
las funciones del lenguaje hablado juvenil en las dos mencionadas
variantes del español.

4. Método

Para realizar este trabajo contamos con dos corpus, a saber, el Corpus
Oral de Lenguaje Adolescente de Madrid (COLAm) y el Corpus Oral
de Lenguaje Adolescente de Santiago de Chile (COLAs). Para más
información ver: www.colam.org. COLAm y COLAs recogen el habla
juvenil de Madrid y Santiago de Chile entre los años 2002 y 2004.
Constan de alrededor de 400.000 y 100.000 palabras, respectivamente.
Ambos corpus, que se han recolectado con alumnos de colegios de
enseñanza media, que llevaban grabadoras mientras hablaban con sus
amigos, recogen conversaciones espontáneas, informales (Briz 2000)
entre jóvenes entre 13 y 19 años de edad, sin presencia de adultos.
COLAm y COLAs tienen el mismo número de informantes
masculinos y femeninos.

5. Análisis

5.1. Frecuencia del marcador del discurso como

Para obtener una idea de la frecuencia de uso de como usado como


marcador pragmático, hemos contado sus ocurrencias en los dos
corpus. El recuento muestra que el marcador discursivo como en el
corpus COLAm tiene una frecuencia de 1,4 por mil palabras (pmp)
(578 correspondencias por 400.000 palabras). El marcador del
discurso como de Santiago de Chile tiene una frecuencia mayor que el
de Madrid, es decir, 2,4 pmp, ya que contamos 245 correspondencias
por 100.000 palabras.
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 215

Frecuencia del marcador discursivo como


Total palabras Madrid 400.000 Santiago de Chile
100.000
Total marcadores 578 245
Tot. x 1000 pal/pmp 1,4 2,4
Cuadro 1. Frecuencia de como en COLAm y COLAs

Encontramos que el marcador del discurso como está distribuido


por todo el texto, o sea, por todas las conversaciones en ambos corpus,
aunque no descartamos que pueda haber hablantes con una tendencia
al uso mayor que otros.

5.2. Posición del marcador del discurso como en el lenguaje


juvenil

Lo que dicen Ichihashi y Linn (1991:40) sobre la posición del


marcador discursivo inglés like puede ser aplicado al marcador
discursivo español como: “The position of like in the sentence is never
random although to some hearer it may seem so”. Dado que la
posición del marcador en el enunciado juega un papel, no solo en
relación con la función pragmática, sino con el alcance del mismo
marcador (Archakis/Papazachariou 2009), hemos analizado la
posición inicial y media de estos marcadores en los enunciados
juveniles. No hemos hallado casos de como en posición final en el
corpus.
En la posición de inicio de enunciado como tiene todo el
enunciado, muchas veces todo el turno, bajo su campo de acción, y
puede servir como un enlace entre los enunciados, según Said-
Mohand (2008). Ya hemos dicho que como puede marcar información
nueva en el enunciado (Jørgensen/Stenström 2009). Otras veces
constituye una aclaración del enunciado anterior, y otras tantas es
reflejo de la planificación del hablante y sirve para arrancar la
intervención. Presentamos a continuación unas muestras del marcador
como en los enunciados de los corpus COLAm y COLAs en las
posiciones iniciales y medias:

(5) como que tengo mucho dinero ¿sabes? (MALCE2G01)


(6) como que los nervios se le alteran (MALCE3G01)
216 Annette Myre Jørgensen

(7) como que es muy pesado trabajar <xxx/> (scawm4g27)

En la posición media como atenúa lo que viene a continuación de


como o introduce una cita directa:

(8) y luego le dije hey no sé, ella como que no me quería


(MALCE2J03)
(9) que e uno o o es, es como, o o sea, uno se va ¿no?/
(MALLC2J02)
(10) la cagó, ella es como muy antiritmic (scacb8j05)
(11) huevón, no sé es como es como raro (scfob8g16)

En inglés like y en noruego lissom pueden estar en posición final


Andersen (2000:272-76), Hasund (2003), pero no es el caso del
español como (véase Jørgensen y Stenström (2009)). Hay casos de
como en una posición que pudiera parecer final, pero que es en
realidad media. Sucede a veces que los jóvenes no saben qué decir o
que son interrumpidos por otros, de modo que el enunciado se queda
sin terminar o se entiende por el contexto. Esta posición generalmente
sigue a los verbos copulativos ser o estar, como en los ejemplos (12) a
(15), cuando se suspende el modificador, a veces ilustrado por gestos
y movimientos:

(12) no sé eh es como (MAORE2G01)


(13) tía, es como (MAORE2J01)
(14) te penó hay lugares que tienen como (scawm4g16)
(15) cero globo qué dice allí o / como (scawm4g13)

Las posiciones del marcador como en las conversaciones


mantenidas en los dos corpus se reflejan en el Cuadro 2:

Posiciones del marcador como


como de Madrid como de SC
POSICIÓN pmp % pmp %
Inicial 0,30 22,5 0,09 4,4
Media 1,19 77,42 2,36 95,6
Total 1,40 100% 2,45 100%
Cuadro 2. Posiciones de como en COLAm y COLAs
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 217

La frecuencia total indica que hay más casos de como en Santiago


de Chile (2,4 pmp) que en Madrid (1,4 pmp). A juzgar por las
distribuciones entre las diferentes posiciones en los enunciados en el
Cuadro 2, no hay una distribución similar de las posiciones en el
enunciado entre comom y comos. Los datos presentan el predominio de
la posición media en ambos corpus, con un porcentaje de 71,7% y 95
% (Gráfico 1). La posición inicial es más frecuente en el lenguaje
juvenil de Madrid con 22,5%, mientras que en el de Santiago solo hay
un 4,4% en posición inicial.

Gráfico 1. Posiciones del marcador como

5.3. Las funciones pragmáticas de como

Ha llegado el momento de ver cuál es la aportación del marcador


como para el discurso juvenil de Madrid y de Santiago de Chile y para
la situación comunicativa, y por lo tanto, los motivos que llevan a su
uso. ¿Tienen un uso legítimo o hay que desarraigarlo?
Al ser los marcadores discursivos elementos multifuncionales es
difícil dar una respuesta sencilla a la pregunta sobre su función
218 Annette Myre Jørgensen

(Fischer 2006). Dependiendo del contexto, del tema del que hablan, si
los hablantes se conocen, etc., dan al marcador diferentes posiciones
en el enunciado, que, como decíamos arriba, nunca es arbitrario. Lo
que está claro es que tienen una función crucial en la interacción oral,
sobre todo en relación con aquello que contribuye a la fluidez del
discurso y a la atenuación e intensificación de los elementos del
mismo y, con ello, la relación entre los hablantes, muy importante en
el lenguaje juvenil. Como es un marcador discursivo que, como el
marcador inglés like, indica parecido no idéntico con lo dicho, permite
al hablante decir algo sin comprometerse a una interpretación literal
del enunciado (Andersen 2000). Esta interpretación corrobora lo que
indican las correspondencias halladas en el corpus con como,
introductoras de estilo directo. El marcador como tiene, por lo tanto, la
función de introductor de estilo directo, indicando que lo expresado en
el estilo directo no es literal sino solo una aproximación a lo que se ha
dicho, según Andersen (1998), Bello (1988) y Romaine y Lange
(1991).
Otra función de como es la de enfocar y dar realce a lo que se dice,
o preparar una información nueva, es decir, anunciar la aportación de
una información no conocida (Underhill 1988; Jucker, Smith y Lüdge
2003; Fuentes Rodríguez 2008). A juzgar por los casos encontrados
como se convierte entonces en un marcador de enfoque que anuncia la
información nueva.
En lo que sigue, exponemos las funciones principales del discurso
de como, halladas en los dos corpus. Cotejaremos las funciones de
como entre los jóvenes de Madrid y de Santiago de Chile.

5.3.1. La atenuación/intensificación con el marcador del discurso


como

La atenuación implica mitigar o restarle importancia o fuerza a lo


dicho. La atenuación no es un fenómeno frecuente en el lenguaje
juvenil, dada su tendencia de ver las cosas desde puntos de vista
extremos, pero se da, aunque sea para proteger más la imagen propia
que la ajena (Jørgensen 2009). Se han estudiado dos funciones básicas
de este fenómeno: la social y la lingüística. El propósito social se ha
vinculado con la cortesía verbal y el cuidado de la imagen, tanto la
propia como la ajena. Los atenuantes se emplean para evitar los
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 219

conflictos que podrían generarse en caso de violentar la imagen del


hablante, ya que el fin de la conversación es el consenso. Briz
(2001:19) define la atenuación como:

Quitar relieve, mitigar, suavizar, restar fuerza elocutiva, reparar, esconder la


verdadera intención son valores más concretos unidos al empleo del atenuante, la
forma lingüística de expresión de dicha actividad, sólo en ocasiones instrumento
o manifestación de una función social, la imagen, y en concreto a veces de la
imagen cortés.

Con estas palabras Briz deja claro que los atenuantes no siempre
son reflejo lingüístico de la cortesía y, que estos procedimientos
buscan el acuerdo. Los atenuantes están vinculados con actividades
argumentativas: reducción del beneficio del hablante, de sus
contribuciones y de los posibles desacuerdos. Briz (2001) distingue
dos grupos de atenuantes: semántico-pragmáticos y los estrictamente
pragmáticos. Aquí nos centramos en la manifestación del aspecto
semántico-pragmático de la cortesía como atenuación o mitigación en
el uso de como en el lenguaje juvenil. Este uso de como constituye una
estrategia de distancia lingüística a la vez que estrategia de
acercamiento social (Briz 2008). Incluiremos el marcador como
aproximador y ejemplificador (Jucker y Smith 1998) y como una
marca de vacilación, un retardatario, mientras se busca la palabra
acertada o se mantiene el turno en la lucha por el mismo (Coates
1996).
En los ejemplos (16) y (17) como tiene un efecto atenuante en las
palabras atributivas lerda y raro, que parecen ser demasiado crudas.
Como expresa una semejanza al término, no el término en toda su
crudeza, y por ello resulta mitigante. La hablante del ejemplo (16) es
consciente del efecto de la fuerza que supone el insulto lerda en un
enunciado, y juega con la posibilidad de atenuar más o menos:

(16) medio lerda pero sin el.. eres como lerda, pero sin el como
(MAORE2J2)

En el ejemplo (17) se mitiga la expresión crítica al peinado del


profesor Martínez por alumnos suyos, a la vez que el hablante
mantiene el turno, buscando la palabra, sin aportar información nueva:

(17) es como es como raro, es como el peinado del Martínez


220 Annette Myre Jørgensen

(scfob8g19)

Hemos constatado varias veces la multifuncionalidad de los


marcadores juveniles (Stenström/Jørgensen 2009), no sorprende que el
marcador como con función de atenuante pueda compaginar esta
función con la de ejemplificador, patente en los casos (18) y (19). En
el ejemplo (18) ciento cincuenta, precedido por como, es un ejemplo
de lo que se pudiera pagar.

(18) me voy a gastar el triple = sería como en plan pagaré


imagínate pagar como ciento cincuenta ciento
(MAORE3J03)

Al hablar de modo aproximado de un dato cuyo efecto puede


quedar mitigado en caso de resultar negativo, en la interacción (19)
media hora es un ejemplo del tiempo que un profesor se queda pegado
en una palabra:

(19) no castellano no es difícil oye hay un profe en el preu, loco/


que el profe de castellano que se le va la onda a veces está
como media hora pegado en una palabra loco en serio sí o no
(scawm4g01)

Al introducirse el marcador discursivo como delante de una


expresión numérica, modifica esta o una cantidad, relativizándola y
adquiere la función de aproximador Jucker y Ziv (1998), Said-
Mohand (2008). Estas aproximaciones pueden ser relacionadas con
‘vague language’, explicado por lingüistas ingleses como Jucker,
Smith y Lüdge (2003), Channell (1994), Jørgensen y Stenström
(2009) o españoles, en términos de aproximación enunciativa o
denominación vaga (Fuentes Rodríguez (2008). La denominación
vaga o aproximada obtenida por el uso de como le cede al oyente el
papel de la interpretación, y éste a su vez le da el contenido relevante,
en este caso una intensificación (Jucker, Smith y Lüdge 2003:1752),
ya que estar media hora pegado en una palabra es, a todas luces, una
exageración del tiempo necesario para pronunciar una palabra.
Es el caso también del ejemplo (20), en el que el uso del marcador
discursivo como indica una interpretación aproximada del número de
los temas que entran en el examen de evaluación, y que da pie a una
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 221

interpretación intensificadora. Ana y Juana exageran los números de


los temas, que por la conversación interesa que sean muchos:

(20) Juana: yo en mis exámenes de Biología no abro el libro,


bueno, y en esta evaluación de Lengua te lo juro, te
lo juro que no me estudié nada y entraban cuatro
temaass y luego de repaso todos los anteriores
Ana: ¿qué dices?
Juana: o sea porque esta evaluación era continua y me
entraba todo en plan como veinte temas, o sea, no,
me te lo juro te lo juro es que no me estudié nada ni
una literatura y además llegaba al recreo y todo el
mundo repasando y a mí me daba tanta pereza tía
(MAORE J01)

De modo similar, en (21) tenemos un uso del marcador pragmático


como, que indica una interpretación no literal, más bien aproximada o
vaga, de las dos horas en cuestión:

(21) Edgar: y tú cuál es tu récord/


Pablo: yo un buda soy virgen hasta <xxx/>
Nelson: yaaa <risa/>
Berta: ya oye
Eloy: no sé huevón unas cuarenta y siete
Edgar: ah pero cuarenta y siete tienes que estar como dos
horas allí agarrando la huevada pues
Nelson: <X> sueltas todas las ganas pues huevón </X>
<ruido de fondo/>
Eloy: <shh/> <xxx/> en una subida y bajada me demoro
veinticinco minutos (scawm4g02)

La oportunidad de una interpretación no literal, más bien


aproximada o vaga, de las dos horas por el oyente, en este caso
indicada por como, abre también el paso para una exageración
(Andersen 2000). En este sentido se corrobora el papel interactivo que
como tiene en la conversación juvenil, en palabras de Jucker, Smith y
Lüdge (2003: 1765) al hablar del inglés like: “A vague utterance may
222 Annette Myre Jørgensen

be more efficient in the sense that it yields the same contextual


assumptions for lower processing costs”.
En el caso de como ejemplificador (Said-Mohand 2008), puede
suceder que no se dé la cantidad/número exacto en la interacción,
porque no se conoce o no interesa (Andersen 1998). Veamos los
siguientes ejemplos:

(22) Lola: y entonces me voy a su casa y duermo con él como tres


días (MAESB2J)

(23) Claudia: no po en mi curso hay como cuatro cinco seis


<risa/> compañeros y y y pero igual (sccpm4j0)

5.3.2 Retención del turno con el marcador del discurso como

Cuando el marcador como es usado en relación con el silencio o


pausas rellenadas, reformulaciones o reparaciones, la interpretación de
la atenuación sugiere que el marcador discursivo como retardatorio
funciona como una marca de vacilación o de planificación del
discurso. La dificultad que tienen a veces los adolescentes en ordenar
los pensamientos primero y las palabras después, puede llevar a que
se repita como mientras se piensa lo que se va a decir. Esto implica
que como marcador discursivo como no solo atenúa lo que se dice,
sino que también ayuda en la lucha por la palabra (Coates 1996;
Fuentes Rodríguez 2008). Este uso es patente en los ejemplos (24) y
(25):

(24) Marcos: ni que fueses un zombi <risas/> yo me quería


partirmede la polla y allí sentao diciendo vaya tela
y la gente bailando así, o sea, como el % como el este
de (xxx) el video clip de (xxx) de Maikel y la gente
bailando así o sea como el % como el este de (xxx)
el video clip de (xxx) (MALCC2G01)

(25) Andy: la Iglesia tiene que vivir con la historia, cachay


Gladys: bueno por eso lo de la% hace como cuánto
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 223

<xxx/>como dos meses no un mes


Edgar: xxx/>
Gladys: qué bueno el Papa pidió perdón por todas las
guerras que había (scawm4g01)

5.3.3. La focalización/enfatización con el marcador discursivo


como

El marcador discursivo como precede a un elemento de la información


dada en el enunciado, resaltándolo, un efecto que muchas veces es
seguido por una pausa, como en el ejemplo (26) abajo. Arriba hemos
visto el efecto de llenar las pausas con el marcador como para no
perder el turno, pero una pausa en relación con como no
necesariamente implica una vacilación. Dependiendo de las
circunstancias, sería posible una interpretación totalmente distinta de
un atenuante, es decir una enfatización. Según Fuentes Rodríguez
(2008:253-4) retarda y, por tanto, enfatiza.
Esto nos lleva a contemplar el marcador como con la función de
marcador de información nueva o focalizador, tal como lo hace
Fuentes Rodríguez (2008: 254) cuando habla del 4o fin de la
imprecisión en la conversación por razones razones informativas:
“[…] denominación voluntariamente imprecisa, que provoca una cierta
desrealización o desenfoque y a veces lo contrario: enfatiza”.
Underhill (1988) afirma lo mismo en su análisis del marcador
pragmático inglés like, tal como lo hacen también Miller y Weinert
(1995), Andersen (1998), Jucker y Ziv, (1998), Jucker, Smith y Lüdge
(2003) y Jørgensen y Stenström (2009). Según Jørgensen y Stenström
(2009) y Said-Mohand (2008) el marcador discursivo like like tiene
rasgos comunes con el español como en lo que respecta al lenguaje
juvenil.
Vemos que como, en función de intensificador, es seguido por una
pausa, que resalta el elemento en los ejemplos (26) y (27). Lola quiere
decir lo que dice, al final del ejemplo (26), exagerando la belleza de
Diego. La pausa después de como, da realce a lo que sigue: el más
guapo sabes/:

(26) Lola: Diego chaval yo como que Diego ala sabes porque
224 Annette Myre Jørgensen

es que es como el más guapo sabes te presentaré a la


novia el más guapo el Diego el de allí dicen que es
uno de los ala sabes porque es que es como… el
más guapo sabes/ (MAMTE2J01)

De modo similar, Maira realza % pa% paño de platos como típico,


haciendo una pausa:

(27) Maira: y vamos a regalar cualquier estupidez es como


típico…% pa% paño de platos <xxx/> (scccm4j12)

5.3.4. El discurso directo y el marcador discursivo como

Se ha escrito poco del español como como introductor de discurso


directo, con excepción a los trabajos de Jørgensen y Stenström (2009)
y Said-Mohand (2008). Cuando se cita un discurso directo,
introduciendo este mediante como, quiere decir que la cita no es
literal. El 1.2 % de la totalidad del uso de los marcadores del discurso
como son usados como introductores de discurso directo en el corpus
COLAm. Esto corresponde con los hallazgos de Said-Mohand (2008:
81), quien dice haber encontrado casos de como con uso de
introductor de discurso directo con una frecuencia de 1.6 % entre los
jóvenes bilingües de Florida/México. En el caso de Santiago de Chile
como en función de introductor de discurso directo es de 4,9%.
En (28), por ejemplo, Mar introduce el discurso directo no, no es
que tienes que beber para pasártelo bien con es + como y lo mismo
sucede en el ejemplo (29).

(28) Luz: es que es absurdo


Mar: es que es ridículo es como “no, no es que tienes que
beber para pasártelo bien”, ¿no? es que hoy me ha
salido de los cojones de tomarme tres copas que no
puedo
Luz: me (MAORE2J02)

(29) Caro: pero que pero antes, tía ahora si ni le veo, pero sabes
era como “ooohhhh Toto eres el mejor” pero ¿sabes?
nada
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 225

Sol: no pero que estaba ¡sigue contando! (MALCE2J04)

No se puede negar el efecto dramático en el ejemplo (30) en el que


Edith introduce con el marcador como (elidiendo ser o estar) la
imitación de una chica que le saluda con un Hola, al parecer
exagerado:

(30) Edith: y la otra mina como.. está al lado tuyo ella como
“hooola” (scacb8j01)

Cuando el marcador discursivo como introduce un discurso directo


tiene la posición fija delante de la cita, no tiene la libertad de posición
propia de las otras funciones.

5.4. Variables de género y clase social en el uso de como

Los motivos del uso y de la popularidad del marcador discursivo


español como entre los jóvenes españoles de COLAm y COLAs
constituyen, hoy por hoy, todavía un interrogante, aunque hayamos
aclarado algunos de sus usos y funciones en este trabajo. Según Said-
Mohand, que ha estudiado el uso de como entre jóvenes bilingües de
EEUU, sería contraproducente concluir que se trata de un calco de like
(2008).
En cuanto a la distribución de la variable social de género entre los
jóvenes españoles de Madrid se ve que hay diferencias de género: es
usado en un 76% por chicas y en un 24% por chicos del total de 578
casos. En Santiago de Chile, no obstante, es el caso prácticamente
inverso: es usado en un 37,5% por chicas y en un 62,4% por chicos de
un total de 245 casos.
226 Annette Myre Jørgensen

Gráfico 2. Distribución de como por género

Son los hablantes de las clases altas los que más usan el marcador
discursivo como en COLAm. Vemos que la clase social constituye
una ligera variable tanto en cuanto el uso decrece:

Como distribuido por clase social en Madrid (400.000 palabras)


Clases Altas Medias Bajas Total
Frecuencia de uso 244 207 127 578
% 42,2% 35,8% 21,9% 100%
Cuadro 3. Distribución de comom por clase social
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 227

Clases altas Clases medias Clases bajas

Gráfico 3.Uso de como según variables sociales Madrid

Como se puede ver en la tabla expuesta abajo, en Santiago de Chile


son los jóvenes de la clase media los que más usan el marcador
pragmático como a un 71,3% del total de 248 casos. Hay un uso
reducido entre las clases bajas; solo un 3,2%, mientras un 25,4% de
las clases altas lo usan:

Como distribuido por clases sociales en Santiago de Chile (100.000 p)


Clases Altas Medias Bajas Total
Frecuencia de uso 63 177 8 248
Por cien 25,4% 71,3% 3,22% 100%
Cuadro 4. Distribución de comos por clase social
228 Annette Myre Jørgensen

Gráfico 4. Uso de como según variables sociales Santiago de Chile

6. Conclusiones

Hay que estudiar más el marcador como en diferentes grupos etarios


de España y Chile para ver si el uso de como en los hablantes del
español es resultado de un proceso de gramaticalización.
El marcador discursivo como tiene las mismas funciones de
marcaje en el discurso en ambas variantes del español juvenil, su valor
“no idéntico” al elemento comparado le permite funcionar como
atenuante, elemento de focalización, ejemplificador, elemento de
marcaje de valor aproximado y elementos de introducción de cita en el
lenguaje oral.
La posición media del marcador discursivo como es la más
frecuente, aunque no sean las mismas en ambos corpus. El 72% de los
578 casos del corpus COLAm se halla en esta posición y 95,6% de los
245 del COLAs. El número de como es muy bajo en posición inicial; y
es más bajo en Santiago de Chile (4,4%) que en Madrid (22,5%).
Se diferencian las dos capitales en cuanto al uso del marcador
discursivo como en las variables de clase social y género. Como es
más usados por chicos de clase media en Santiago de Chile que en
Madrid, donde las chicas de las clases altas son las que más lo usan.
Queda pendiente la pregunta de si el uso de como es una
El marcador pragmático ‘como’ en el lenguaje juvenil español y chileno 229

consecuencia de un mal hábito, tal como lo dijo Lázaro Carreter


([1980] 2000). Hasta cierto punto se puede decir que sí, pero no se
puede olvidar que estos marcadores no dejan de ser útiles para los
hablantes, ya que funcionan tanto al nivel discursivo estratégico como
organizadores de turno y elemento para la planificación al nivel de la
interacción, manteniendo el contacto con el/la oyente.

Notas

1 Véase sistema de transcripción en el apéndice.

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Apéndice

Sistema de transcripción:

<xxx/> no se entiende
<risa> <risa/> el/la hablante dice algo riéndose
/ entonación ascendiente en pregunta
\ entonación descendiente en pregunta
% palabra sin terminar
… pausa de 1, 2 o 3 segundo/s
= imitación
e e e/ n n n alargamiento vocálico/consonántico
“cita” citas directas
Capítulo 10
Las apariencias engañan: análisis contrastivo
de adverbios de cotilleo en español e inglés

Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

Resumen: En este artículo se comparan la forma inglesa apparently y las formas


españolas aparentemente y por cierto. A través de un estudio basado en datos
procedentes del British National Corpus (BNC) para el inglés y el Corpus de la Real
Academia (CREA) para el español, en el artículo de concluye que el significado de
apparently como mera marca de evidencialidad o como indicador de un acto de
cotilleo depende de la ubicación del elemento en la cláusula, mientras que esa misma
diferencia semántica se manifiesta en español mediante un cambio en la realización
léxica.

1. Introducción

Aunque no goza de buena reputación, la mayoría de la gente admite


que disfrutan de un buen cotilleo. Tanto es así que el cotilleo
constituye una parte esencial de nuestra conversación cotidiana. Como
señala Dunbar, “two-thirds of [our] conversation is taken up with
matters of social import. Who is doing what with whom. And whether
it’s a good or a bad thing” (1998: 4-5). No obstante, a pesar de su
omnipresencia y de que se considera un género en sí mismo, el estudio
del cotilleo se ha pasado por alto en la mayor parte de los casos.
Socialmente, el cotilleo constituye uno de los medios más poderosos
(incluso terapéutico) de crear una buena relación entre los
interlocutores (Tannen 1990) aparte de ser uno de los géneros (genres)
que desempeñan simultáneamente dos de las funciones del lenguaje:
la función afectiva y la informativa (Holmes 1995). Sin embargo, la
mayoría de los estudios acerca del cotilleo se han centrado en aspectos
sociales y/o relacionados con cuestiones de género (gender) mientras
que se ha desatendido el análisis en profundidad de sus rasgos
lingüísticos más intrínsecos. El estudio de Eggins y Slade (1997)
constituye una de las excepciones, puesto que ofrece una cuidadosa
descripción de las características genéricas (genre), semánticas y
234 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

léxico-gramaticales del cotilleo. Su estudio, sin embargo, no


profundiza en los matices que determinan si, por ejemplo, un
determinado marcador discursivo se utiliza como marcador de cotilleo
o no. Asimismo, existe una clara ausencia de estudios contrastivos del
cotilleo en los que se comparen el inglés y el español.
Este artículo ofrece un análisis basado en corpus de algunos de los
rasgos formales del cotilleo en inglés y en español, más
concretamente, nos centraremos en el adverbio inglés apparently y sus
equivalentes más aproximados en español: por lo visto y
aparentemente. Nuestro objetivo principal es averiguar si estas
unidades lingüísticas pueden considerarse marcadores de cotilleo.
Nuestro segundo objetivo es doble: por una parte, contrastar las
funciones de estas expresiones en ambas lenguas; por otra, descubrir
si sus usos son equivalentes en el lenguaje escrito y oral, tanto en
inglés como en español.
El artículo queda estructurado de la siguiente manera. La sección 2
ofrece una introducción general al tema del cotilleo y los estudios
previos sobre dicho tema con el propósito de identificar el hueco que
nuestro análisis pretende llenar. La sección 3 describe los datos
utilizados en el análisis, sometidos a discusión e interpretación en la
sección 4 antes de alcanzar las conclusiones finales en la sección 5, en
la que se identifican también algunas líneas de cara a futuras
investigaciones.

2. ¿Qué es el cotilleo?

2.1. Orígenes y características generales del cotilleo

El acto de cotillear es tan antiguo como el lenguaje mismo (véase


Dunbar 1998). Sin embargo, el origen del sustantivo y verbo inglés
gossip data de mediados del siglo XVI cuando, de acuerdo con el
Online Etymology Dictionary1, vino a designar “anyone engaging in
familiar or idle talk”. El significado del verbo “to talk idly about the
affairs of others” es algo más reciente puesto que data del 1627. Este
significado, junto al de “trifling talk, groundless rumour” se extendió
desde el año 1811 en adelante.
La etimología y evolución del término mismo son bastante
significativas, puesto que ilustran lo que podríamos denominar la
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 235

principal ‘función social’ del cotilleo. En efecto, la primera aparición


escrita del término se remonta al inglés antiguo, cuando godsibb se
empleaba exclusivamente con el significado de ‘padrino’ o ‘madrina’
(forma compuesta a partir de los términos God+sibb). Es en el periodo
de inglés medio cuando este significado original se extiende al más
general de ‘cualquier conocido familiar’, con especial hincapié en el
sexo femenino; esto es, pasa a designar a las ‘amigas’. Incluso en
estudios relativamente recientes, el cotilleo aún se considera un rasgo
propio del lenguaje femenino (Coates 1989).
Curiosamente, parece existir una evolución paralela del término
también en español. En efecto, godsib puede considerarse un sinónimo
de comadre. De acuerdo con el Diccionario Etimológico de
Corominas (2008), este término extendió posteriormente su
significado al de “amiga íntima”. La extensión del significado acabó
por dar lugar a la acción de comadrear y al nombre comadreo.
Bergmann (1993) ya señaló esta función social del cotilleo. Su
análisis etno-metodológico establece las bases para definir el cotilleo
como un género en sí mismo. Eggins y Slade (1997: 19) también
reconocen que el cotilleo es un subgénero dentro del género más
amplio de la conversación casual, que definen como “talk which is not
motivated by any clear pragmatic purpose”.
En nuestro caso, estamos de acuerdo en que el cotilleo es un
género en sí mismo; esto es, posee ciertos rasgos que lo diferencian de
otros géneros y que permiten tanto a los hablantes como a los oyentes
reconocerlo inmediatamente como tal. Sin embargo, también es
verdad que se produce asimismo un intercambio de información,
incluso aunque ésta no sea la función principal del cotilleo. Por este
motivo, puede decirse que el cotilleo participa tanto de la meta-
función interpersonal como de la ideacional2, a pesar de que la primera
sea más intrínseca a su carácter.

2.2. Las funciones del cotilleo

Así pues, ¿qué es lo que distingue al cotilleo de otros géneros? Tanto


Jones (1990) como Coates (1989) ofrecen definiciones muy generales
en las que el cotilleo se considera característico del habla femenina y
es una de las herramientas empleadas por las mujeres para construir
solidaridad de grupo. Tannen (1990: 97), por otra parte, lo define
236 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

como “a grown-up version of telling secrets”. En nuestra opinión, sin


embargo, estas definiciones son demasiado generales y no permiten
distinguir el acto del cotilleo como tal de otras formas de conversación
casual como “propagar rumores”. Por este motivo, en este artículo
adoptamos parcialmente la definición más específica del cotilleo que
ofrecen Eggins y Slade (1997: 278) como “talk which involves
pejorative judgement of an absent other”. No obstante, argumentamos
que el cotilleo no tiene por qué ser peyorativo aunque sí se distingue
de conversaciones más puramente ‘informativas’ por su carácter
evaluativo. En resumidas cuentas, puede definirse el cotilleo
prototípico como la conversación entre dos o más interlocutores sobre
una tercera persona (o personas) ausente en la que el intercambio de
información se co-construye; es decir, todos los interlocutores
contribuyen con tanta información como tengan, y posteriormente
evalúan el comportamiento de dicha tercera persona. Este rasgo queda
ilustrado por los dos ejemplos siguientes, grabaciones que forman
parte del trabajo de campo que se llevó a cabo durante esta
investigación:

(1) Interlocutor 1: Por cierto, ¿qué tal le va a Rebecca?


Interlocutor 2: Muy bien, está muy contenta, hasta se han
comprado un piso.
Int1: ¿ah sí? ¡Qué bien! Hace estupendamente ¿Y qué va a
hacer con el trabajo?
Int2: creo que le mantienen la excedencia hasta cinco años,
pero yo creo que ya no va a volver. Además tiene cosillas allí.
Int1: mírala qué bien. [...] ¿Y su piso de aquí?
Int2: de momento lo tiene alquilado, pero se le van en verano.
Int1: ah, ¿y tú crees que se volverán alguna vez?
Int2: no sé, yo creo que no. Primero el piso y luego los niños.
Int1: ¿sí? ¿Quieren tener hijos?
Int2: sí, y como tengan, ya es más difícil volverse. En fin,
siempre somos nosotras las que tenemos que dejarlo todo.
Qué narices…

(2) Interlocutor 1: Madre mía, ¿has visto el vestido de aquella?


Int2: joder, menuda pinta de guarra.
Int1: hombre, una cosa es que se lleven las cosas cortas y otra
es eso.
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 237

Int2: en fin, las hay que van para que las miren…
Int1: Desde luego…

Como se puede ver en los ejemplos (1) y (2), el elemento


evaluativo cumple dos funciones principales. Cuando es positivo
contribuye a incluir a los interlocutores y a la(s) persona(s) ausente(s)
en el mismo grupo. En el ejemplo (1), el interlocutor 1 apenas si
conoce a Rebecca, una amiga íntima del interlocutor 2. Sin embargo,
al preguntarle por su amiga y evaluar el comportamiento de ésta
positivamente, el interlocutor 1 muestra su interés por los asuntos
personales del interlocutor 2, lo que también constituye una muestra
de cortesía positiva mientras que, simultáneamente, se construye un
‘hueco’ entre los amigos íntimos del interlocutor 2. De un modo
bastante prototípico, el ejemplo (1) muestra que en aquellos casos en
los que la evaluación es positiva, el cotilleo típicamente incluye una
mayor carga informativa mientras el resto de los interlocutores piden
más detalles (¿Y qué va a hacer con el trabajo?, ¿y su piso de aquí?).3
Se trata de lo que Eggins y Slade (1997) denominan probe (“sondeo”).
En el ejemplo (2), por otra parte, ambos interlocutores se alían
contra un tercero, cuyo comportamiento sancionan. Al situarlo en un
grupo distinto a ellos, se refuerza el grupo ‘nosotros’ por oposición.
Esta co-construcción del cotilleo unida al elemento evaluativo es lo
que convierte al acto del cotilleo en una herramienta de gran poder en
la construcción de la solidaridad de grupo. Como señalan Eggins y
Slade (1997: 283):

Gossip functions to establish and reinforce group membership. Gossip is a way of


asserting social unity. It unifies a group but it can also provide a means of entry
into a group. It provides a means of exploring similarity and shared values; this
exploration of similarity being the mechanism by which people develop social
bonds.

Mientras que todas las investigaciones previas aceptan la función


del cotilleo, la descripción de sus rasgos lingüísticos resulta más
difícil de aprehender. En opinión de Jones (1990: 246), “its
‘characteristic note’ is the rising inflection, sometimes accompanying
a tag question, the implicit reference to common knowledge [and]
common values.” Eggins y Slade (1997), a su vez, se centran en los
rasgos léxico-gramaticales de los tres movimientos obligatorios del
238 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

cotilleo pero, como ya se ha señalado, su clasificación (a excepción


del movimiento de evaluación) sigue siendo bastante superficial.
Para llenar ese vacío, el objetivo a largo plazo de esta investigación
es descubrir cuáles son las realizaciones lingüísticas que permiten a
los interlocutores definir determinadas conversaciones como
‘cotilleo’. Partiremos pues, como ya se señaló en la primera sección,
del estudio en profundidad del adverbio inglés apparently y dos de sus
equivalentes en español: por lo visto y aparentemente como
marcadores lingüísticos de cotilleo.
El objetivo principal de este artículo es dar respuesta a las
siguientes preguntas:

a. ¿Cuándo y cómo funcionan estas expresiones adverbiales como


‘marcadores de cotilleo’?
b. ¿Existe algún patrón con respecto a su uso; es decir, van unidos a
determinados géneros (genres), expresiones idiomáticas o
colocaciones, etc.?
c. ¿Se comportan del mismo modo en inglés y en español?

2.3. La estructura ‘genérica’ del cotilleo

De acuerdo con Eggins y Slade (1997) y Slade (1995), el cotilleo se


puede considerar como un género puesto que se desarrolla de acuerdo
con una serie de fases que permiten a los interlocutores identificarlo
fácilmente como tal y seguir su estructura. En el caso del inglés, estos
rasgos se pueden agrupar en dos categorías de elementos opcionales y
obligatorios, que Eggins y Slade (1997: 285-86) definen como:

a. Elementos obligatorios:
- Foco en la tercera persona.
- Sustentación (substantiation); es decir, los interlocutores
ofrecen pruebas o evidencias que apoyen sus comentarios.
- Evaluación peyorativa.
b. Elementos opcionales:
- Sondeo (probe): los interlocutores suelen pedir más detalles
sobre aquellos de los que están hablando.
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 239

- Recapitulación (wrap-up): con bastante frecuencia, el último


movimiento incluye un resumen del cotilleo previo y una
evaluación final por parte de los interlocutores.

Aunque resulta innegable que el estudio de estas autoras (1997)


posee gran validez, existen también algunos aspectos que resultan
problemáticos y necesitan ser reconsiderados. En primer lugar, no
todo el cotilleo implica necesariamente una evaluación peyorativa.4 En
segundo lugar, la definición que ofrecen de las principales
realizaciones lingüísticas del cotilleo es demasiado amplia y en ella
podría incluirse prácticamente cualquier tipo de expresiones
evaluativas o de sustentación. Por último, otro aspecto importante a
considerar es si el cotilleo tiene la misma estructura genérica en
distintos idiomas, en este caso, español e inglés.
Tanto en inglés como en español parece existir un elemento
obligatorio de lo que a primera vista sería una sustentación
(substantiation) en la que los interlocutores ofrecen pruebas y
evidencias que apoyen sus comentarios. Dichas evidencias quedan
marcadas por elementos léxicos como el adverbio apparently en
inglés y por lo visto en español (véanse las siguientes secciones para
el contraste con aparentemente). Sin embargo, veremos que la fuerza
sustentadora del elemento obligatorio se ve mermada por otras
corrientes pragmáticas específicas del cotilleo.

3. Análisis de los datos

Para este análisis se han empleado principalmente dos corpus: el


Corpus de Referencia del Español Actual de la Real Academia
Española (con 160 millones de palabras) y al que a partir de ahora nos
referiremos como CREA y el British National Corpus (Davies 2004),
con 100 millones de palabras y abreviado como BNC. Respecto al
CREA, es preciso especificar que sólo se han empleado los datos
correspondientes al español peninsular, que representan el 50% del
total del corpus, lo que significa que el corpus empleado consta de 80
millones de palabras. Esta decisión se debe al hecho de que se ha
buscado una uniformidad dialectal paralela a la del BNC, donde todos
los datos proceden del inglés británico. Asimismo, los resultados se
han visto ratificados por nuestras notas de campo de conversaciones
240 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

espontáneas (como en los ejemplos [1] y [2] de la sección previa). La


tabla 1 ilustra el número de millones de palabras por sección en ambos
corpus:

Oral Ficción Periodístico Académico

9.96M 15.91M 10.47M 15.33M


BNC
8.0M 18M 54.0M (con otros registros escritos)
CREA
Tabla 1. Descripción de los corpus utilizados en el estudio

3.1. Apparently

Apparently es un marcador frecuente de cotilleo en el caso del inglés.


Como muestra el BNC, el cotilleo, además de en la prensa rosa,
también se produce principalmente a nivel conversacional (real o
ficticio). Así pues, en inglés oral hay una frecuencia normalizada de
15,3 por millón de palabras, seguido de un 7,8 por millón de palabras
en el discurso de ficción (aunque en este caso reproduce diálogos en la
mayoría de las ocasiones). No resulta sorprendente que esta
proporción disminuya cuando se trata del discurso periodístico serio
(sólo 3 por millón de palabras) y del discurso académico (sólo 2 por
millón de palabras). El gráfico 1 resume estas frecuencias:

2
3
Oral
Ficción
15,6 Periodístico
7,8 Académico

Gráfico 1. Frecuencias de apparently en distintos registros en el BNC


(por millón de palabras)
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 241

En segundo lugar, los datos también muestran que las colocaciones


típicas de apparently son los pronombres de tercera persona he, she y
they. Esto se explica sencillamente por el hecho de que el cotilleo
prototípico siempre se centra en personas ausentes, esto es, lo que
Eggins y Slade (1997) denominan el third person focus, un elemento
obligatorio presente en todo cotilleo. Mucho más significativo, sin
embargo, es el orden sintáctico en el que ocurren estas colocaciones
(adverbio + pronombre personal). En efecto, parece que cuando
apparently precede al pronombre de tercera persona, se convierte en
un claro marcador lingüístico de que está a punto de comenzar un
cotilleo, como queda ilustrado por los ejemplos 5 y 6. En (a) los
interlocutores se limitan a informar acerca de una tercera persona con
apparently como un atenuante (hedge) evidencial. En (b), por otra
parte, los interlocutores incluyen un comentario evaluativo (apoyado
por la forma en cursiva Oh dear en 5b) además de dar información
sobre los asuntos personales de la tercera persona (problemas
financieros en 5b; vida sexual en 6b). De hecho, los asuntos
personales constituyen uno de los temas más característicos del
cotilleo.

(5a) They're gonna, the gates open at two Not much really is it?
Not really is Oh! it? they apparently don't go on stage till
half past seven That's right. And yo, you're gonna be there for
seven or eight hours! (1KCB).

(5b) Oh dear. She's also got a little debt behind Tony hasn't been
paying the bills. oh gawd. she's been contributing that's one
reason one, she's, discovered other things, this morning
somebody turned up apparently they took a loan out He's not
paying it apparently turned up this morning and they want a
hundred pound by tomorrow, and they're coming back
tomorrow for it paying him ten pound a week and thought it
was gone and he had er none so find a hundred pound by
tomorrow and she didn't know where she was going to get it
from, she just stood there and burst into tears and run off
going on Yeah, that is not good (1KB7)

(6a) He said oh the car's been broken into No because it was funny
cos we were talking to the lady. She's got a red setter. And
242 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

she'd just arrived. And she apparently. She said, do you


know she said we'd gone off to the woods and I suddenly
remembered I'd left my purse in the car. Oh no. She said so I
went back and got my purse. (1KC9)

(6b) Well this is what I was wondering because Mm because


Shirley seems to have been looking after, anyway she married
this Robert Mm apparently she used to go out with him
before she married Derek, I think her first husband was
called. And now she's got er Rona and Sophie I can't
remember the boy's name. So she's got six children
altogether? She had three to her first marriage. I can't no, she's
got Ruth and Christopher, Judith's the mother Oh! Oh right.
(1KB8) [...] In fact, to be perfectly honest with you the
relationship is a bit more than she wants Ron is a bit of a pain
I told him over and over again not to push his luck, I said for
goodness sake, Ron, be grateful for what you've got
apparently she doesn't like to make love with the lights on I
said well if that's what she doesn't like that's what she doesn't
like, you're not going to change a woman of sixty eight!
(4KBF)

El patrón apparently ^ pronombre de 3ª persona5 es especialmente


evidente en el caso de los datos del lenguaje oral (tanto real como de
ficción) donde el uso del adverbio en posición inicial –es decir
precediendo al pronombre –es bastante frecuente en comparación con
el orden inverso –es decir pronombre seguido de adverbio. Por el
contrario, en el caso de los textos periodísticos y académicos, la
secuencia que más se da es la del pronombre seguido del adverbio. La
tabla 2 resume las frecuencias de cada secuencia en cada uno de los
cuatro principales registros del corpus BNC:
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 243

Oral Ficción Periódicos Académico


A^P P^A A^P P^A A^P P^A A^P P^A
140 16 104 20 14 18 4 26
156 124 32 30
[15.6] [7.8] [3] [2]
Tabla 2. Colocaciones de apparently con los pronombres de tercera
persona he, she y they. (La A representa al adverbio; la P, al
pronombre)

Las cantidades entre paréntesis en la tabla 2 son frecuencias por


millón de palabras, anteriormente representadas en los valores de las
cuatro porciones del gráfico 1. Lo más destacable de los datos de la
tabla 2 es que los registros Oral y de Ficción contienen frecuencias
mucho más altas de la secuencia apparently ^ pronombre (140 y 104,
respectivamente) que al revés (16 y 20, respectivamente), mientras
que la tendencia se invierte en el registro periodístico (14 frente a 18)
y en el académico (4 frente a 26). Es decir, la secuencia apparently ^
pronombre predomina con claridad en los registros coloquiales, en los
que el cotilleo es más de esperar, y pierde frecuencia según nos
desplazamos hacia registros más formales, sobre todo textos
académicos, en los que es menos de esperar que se produzca un
cotilleo. La posición en la secuencia parece por lo tanto determinar la
pragmática del adverbio, pudiéndose distinguir dos usos principales
que ocupan los extremos de un continuo como se detalla a
continuación:

a. El atenuante puramente evidencial, con el siguiente significado:


“sé indirectamente/dicen = deduzco = parece”, donde la
importancia de la posesión de la información se minimiza por
medio del atenuante.
b. La marca de cotilleo, mediante cuyo uso el hablante implica que
tiene información privilegiada, con el significado de: “Mira de lo
que me he enterado = tengo información privilegiada”, lo que
resulta en una intensificación de la importancia de la posesión de
la información.

En el caso de la secuencia (adverbio ^ pronombre), su uso en inglés


como indicador discursivo de cotilleo se ha extendido entre los
hablantes en detrimento del significado evidencial original, el cual no
244 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

se percibe más que como un matiz que subyace a la función discursiva


principal en esta secuencia.
Por el contrario, cuando sigue al pronombre, el adverbio conserva su
naturaleza más evidencial, lo que explica por qué este orden es mucho
más frecuente en géneros más especulativos, como es el caso de los
artículos académicos, donde los autores tratan de aportar evidencias
que apoyen sus argumentos.
Sin embargo, hay que destacar entre los ejemplos académicos
algunos casos de inversión intencionada del orden (véanse los
ejemplos 7 y 8). Aunque parezca claro que los autores de estos
ejemplos no pretenden ser chismosos –no encajaría en el registro
académico– se percibe sin embargo una evaluación negativa –incluso
una especie de burla o chanza– heredada de la marca discursiva de
cotilleo. No es fácil saber cómo ha de entenderse la crítica en (7), ya
que el punto de vista del autor se mezcla con el de aquellos que
critican a Freud; sin embargo, se puede decir que el uso de apparently
he consigue un punto de ironía muy apropiado como antesala del
comentario final, que es claramente irónico. Este efecto se ve con más
claridad en (8), donde el escritor hace una interpretación bastante
burlona de las observaciones de Locke, para lo que le resulta muy útil
empezar su frase con Apparently they.

(7) Optimistic views, not shared by Freud, that liberation from


sexual prohibitions would eliminate neurosis and make for a
healthier society have proved to be wrong. They add that
Although Freud saw "civilized society perpetually threatened
with disintegration", apparently he did not foresee how far
society would go in the liberation of instinctual drives …
Freud may not have foreseen that it would be a difficult task
for parents to consciously recognize infantile sexuality
without being seduced into the role of a participant. (1HTP).

(8) Locke's remarks are just as puzzling. Children are definitely


not rational but love to be treated as if they were. How is this
possible? Apparently they like having things explained to
them without understanding either the explanation or even
what an explanation is. Perhaps he just means that they like
the sound of my voice? Well, maybe they do, but making any
old noises is clearly not sufficient to enter the rationality
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 245

stakes; I must at least say something. Is it just that I talk to


them that they love? (2ECV)

En conclusión, parece claro que en inglés la secuencia ‘apparently


^ pronombre’ es la que se asocia con el cotilleo, con el adverbio como
marca que anuncia dicho cotilleo. Esto explica la inversión en la
frecuencia de esta secuencia del habla a la ficción y su escasa
presencia en los registros periodísticos y académicos. En última
instancia, el adverbio puede evocar la naturaleza evaluativa del
cotilleo, lo que justificaría el uso de la estructura ‘apparently ^
pronombre’ en textos periodísticos y académicos.

3.2. Por lo visto

Al igual que su equivalente inglés, el sintagma preposicional por lo


visto es más frecuente en registros orales, apareciendo en el CREA con
una frecuencia de 11 por millón de palabras en el registro oral, frente
al 6,8 por millón de palabras en los registros escritos. En el caso de la
ficción escrita (con una frecuencia de 15 por millón de palabras), la
alta frecuencia se explica por el gran número de diálogos, que recrean
situaciones de lenguaje oral.

6,8
Oral
Escrito
11

Gráfico 2. Proporción de uso de por lo visto en los registros orales y


escritos en CREA (por millón de palabras)

En contraste con apparently, sin embargo, no se encuentra ninguna


colocación con pronombres de tercera persona. Esta ausencia se debe
246 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

a que en español se tiende a dejar el pronombre personal sujeto sin


expresar, ya que la desinencia verbal proporciona la información
necesaria en cuanto a persona y número del sujeto no expresado. Tal
es el caso en el ejemplo (9), donde en la frase que comienza con Y por
lo visto, en la que se lleva a cabo el cotilleo, el sujeto tácito del verbo
de tercera persona ha dejado es el tópico discursivo (Marujita Díaz):

(9) Como la Marujita Díaz, que se había echado un novio con


pocos años, que ya le vale a la señora ésta, porque muy bien
moverá los ojos, pero también tendrá que mover los cuartos
para llevarse a los jovencitos como se los lleva. Y por lo
visto, lo ha dejado. Lo ha dejado porque la sociedad es la
culpable, oiga usted. Qué le vamos a hacer. Así es la vida.
Bueno. Y además el chico era torero. (09.1)

Sin embargo, por lo visto también tiene dos significados


funcionales distintos –a saber, el de marca discursiva y el de atenuante
evidencial– cada uno caracterizado por su propio tipo de prosodia en
vez de, a diferencia del inglés, por un orden sintáctico particular. Así
pues, cuando por lo visto aparece incrustado dentro de la oración
principal suele ser evidencial, como se ilustra mediante el ejemplo
(10):

(10) Y, ¿qué más han comercializado? a ver que me acuerde yo. ,


bueno, cintas amarillas que por lo visto en América es un
distintivo de suerte las atas pues qué sé yo, a la a la antena del
coche o a un árbol. (09.19)

Por el contrario, cuando aparece aislado prosódicamente de la


oración principal –es decir entre comas o pausas– por lo visto tiende a
funcionar como marca discursiva de cotilleo, como en el ejemplo (11):

(11) Don Ángel Maldonado, mientras tanto, echa mano a cuanto


muslamen femenino tiene a tiro. A don Ángel, por lo visto,
no se le está dando del todo mal la noche. (02.269)

Como ocurre con apparently, por lo visto puede retener parte de su


significado evidencial incluso cuando se le da un uso distinto del de
marca de cotilleo, en cuyo caso produce el mismo efecto de burla o de
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 247

fina ironía que su equivalente inglés, como es el caso del ejemplo


(12), donde el hablante bromea sobre el significado de hacer el oso
(obsérvese que, prosódicamente, se parece a una marca de cotilleo):

(12) Hacer o no el oso, según el diccionario, es en su primera


acepción, exponerse a la burla o lástima de las gentes
haciendo o diciendo tonterías. En su segunda acepción
significa galantear o cortejar a una mujer, lo que viene a ser
prácticamente lo mismo. Las mujeres, por lo visto, no hacen
la osa, las constelaciones, en cambio, sí. (09.10)

Este efecto burlón de por lo visto equivale al ya visto de apparently


en registros más formales, en general, y académicos, en particular, en
los que no es ni una marca de cotilleo propiamente dicha ni puramente
evidencial. Los ejemplos (13), (14) y (15) pertenecen a registros
formales, y, en todos ellos, se explota la ironía de por lo visto como
una manera de expresar una cierta dosis de crítica. En (13) el escritor
se ríe de la práctica de la pesca, lo que parece usar como excusa para
pasar a un comentario político sarcástico; en (14) se cuestiona con fina
ironía el uso de todos en el título mencionado; por último, en (15) por
lo visto ayuda a crear un tono burlón en la valoración del trabajo de
los auditores:

(13) La pesca está mejor vista que la caza por los urbanitas. Los
peces inspiran menos compasión que los conejos, por lo
visto. Además, Zapatero es pescador de truchas y a los del PP
les iba más la montería, aunque Aznar la odiara. (01.3).

(14) TODOS -esos "todos" a que alude el título- quedan reducidos,


por lo visto, a los niños que se acercan a las primeras
operaciones aritméticas, las que llamábamos "las cuatro
reglas" y poco más; y también, por extensión, a los adultos
que las habían encontrado insufribles en su aprendizaje. (01.4)

(15) Por tanto, es inexplicable y considero una ligereza, que es


necesario desvelar en justicia, y emplazo a cualquier técnico
contable que conmigo y ante notario compruebe la veracidad
de mi escrito, dejando bien claro que en dicho organismo
existe una contabilidad general ajustada al Plan Nacional de
248 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

Contabilidad Pública y un control presupuestario tan bien


montado como el mejor, circunstancias que no se molestaron,
por lo visto, en comprobar los auditores. (01.2)

3.3. Aparentemente

Como ya se señaló en la sección 2.1, apparently puede funcionar tanto


como marca de cotilleo como haciendo las veces de un mero
atenuante evidencial. En español, por el contrario, la función de
atenuante suele realizarse por medio del adverbio evidencial
aparentemente. Recuérdese que la secuencia evidencial Pronombre ^
apparently se encuentra principalmente en registros escritos, sobre
todo los más formales, es decir los académicos. Así pues no sorprende
que la mayor frecuencia de uso de aparentemente se halle también
dentro de los géneros escritos, en claro contraste con por lo visto. El
CREA muestra una frecuencia de uso de aparentemente de 5,6 por
millón de palabras en español oral, frente al 29,7 por millón de
palabras en los registros escritos, como ilustra el gráfico 3.

5.6

Oral
Escrito

2 9.7

Gráfico 3. Proporción de uso de aparentemente en los registros orales


y escritos en CREA (por millón de palabras)

Cuando se usa en registros orales, aparentemente tiende a


conservar el significado evidencial, siendo muy raro –si es que ocurre
alguna vez– que se utilice como marca de cotilleo, tal como se ve en
(16), donde el hablante se limita a proporcionar a sus interlocutores
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 249

información sobre una tercera persona sin que se pueda detectar


ningún intento de cotillear:

(16) Por ejemplo, hay una madre que al nacer el el niño no estaba...
no tenía el sida y después, aparentemente, el niño se lo ha
contagiado a la madre. (09.27)

En la tabla 3 se contrastan los usos de por lo visto y aparentemente


en las distintas secciones en que se divide el CREA, con especificación
entre paréntesis de las frecuencias por millón de palabras. El test de
Chi- cuadrado revela un contraste estadísticamente significativo entre
los usos de por lo visto y aparentemente (Ȥ2 = 460.988; df = 6; p =
0.0000), con una progresión de uso inversa –es decir, los registros más
académicos y formales optan por el adverbio evidencial
aparentemente en vez de por el sintagma preposicional por lo visto, el
cual se restringe casi exclusivamente a los registros orales y de
ficción. Tal vez lo más destacable sean las diferentes frecuencias de
uso de cada expresión –es decir, por lo visto frente a aparentemente–
en ciertos registros escritos tales como Política y Economía (5,7 por
millón de palabras frente a 43,7 por millón de palabras), Humanidades
(4,6 por millón de palabras frente a 34,3 por millón de palabras), Artes
(3,3 por millón de palabras frente a 47,7 por millón de palabras y
Ciencia y Tecnología (1 por millón de palabras frente a 22,4 por
millón de palabras).
Ficción (22,5%)

Humanidades
y economía

Miscelánea
tecnología
(13,5%)

(13,5%)

(10,5%)
Ciencia
Política
(10%)

(10%)

(10%)

(10%)
Artes
Oral

Ocio

Por lo 88 272 62 60 50 27 8 4
visto [11] [15] [5.7] [7.5] [4.6] [3.3] [1] [0.5]
Aparente- 45 360 471 164 370 382 179 25
mente [5.6] [20] [43.6] [20.5] [34.3] [47.7] [22.4] [3]
Tabla 3. Contraste entre por lo visto y aparentemente en diferentes
registros en el CREA
250 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

4. Discusión

Como ha quedado reflejado por el análisis de los datos, se puede decir


que apparently y por lo visto –inherentemente atenuantes de
evidencialidad– se empezaron a usar en algún momento como marcas
de cotilleo en el movimiento de sustentación. Este nuevo uso comenzó
progresivamente a asociarse con dos patrones: un patrón sintáctico
específico [adverbio ^ pronombre de tercera persona] en el caso del
inglés y un patrón prosódico determinado en el caso de español. Con
otros patrones, sigue prevaleciendo el uso evidencial tanto en
apparently como en por lo visto.
Por lo que respecta a su distribución, los datos muestran que
apparently puede aparecer tanto en registros escritos como orales,
aunque su uso como marca de cotilleo se circunscribe básicamente a
estos últimos, asociándose con la secuencia sintáctica [adverbio ^
pronombre], lo que hace de esta secuencia una opción muy marcada
cuando se usa en registros escritos y formales. En estos registros, esta
opción marcada añade un elemento de ironía y/o crítica que no es ni
cotilleo propiamente dicho ni pura evidencialidad.
En el caso del español, sin embargo, cada una de estas funciones –
es decir, la de marca de cotilleo y la de atenuante evidencial– parece
expresarse por una realización léxica distinta. La marca discursiva de
cotilleo se expresa más frecuentemente mediante el sintagma
preposicional por lo visto –sobre todo cuando se halla prosódicamente
aislado– mientras que el significado evidencial lo realiza
principalmente el adverbio aparentemente, lo que a su vez explica la
distribución desigual de cada una de estas realizaciones en los
registros orales y escritos. Así, mientras que por lo visto se restringe
mayoritariamente a los registros orales, aparentemente se asocia con
los escritos.
Esto puede también explicar por qué el uso de por lo visto en
registros escritos, más formales, es una opción marcada que trae
consigo el mismo efecto burlón que su equivalente inglés, a menudo
con un tinte de crítica o ironía.
Se puede decir que existe un continuo interlingüístico (al menos
por lo que respecta al inglés y al español) de evidencialidad, en el que
uno de los extremos representa las expresiones puramente
evidenciales y el otro las marcas discursivas de cotilleo. Estas
diferencias funcionales se manifiestan bien sintácticamente (en inglés)
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 251

bien prosódicamente (en español). Entre ambos extremos del continuo


se encuentran aquellos casos intermedios que participan de ambos
rasgos, como ilustramos en la figura 1:

Evidencial marca de cotilleo

Evaluativo
crítica/burla/ironía

Figura 1. Continuo de evidencialidad en el uso de apparently en inglés


y aparentemente/por lo visto en español

5. Conclusiones y retos pendientes

Este artículo ha presentado un estudio contrastivo del adverbio inglés


apparently y los vocablos españoles aparentemente y por lo visto
como marcas de cotilleo, con el fin de responder a las siguientes tres
preguntas:

a. ¿Cuándo y cómo funcionan estas expresiones adverbiales como


‘marcadores de cotilleo’?
b. ¿Existe algún patrón con respecto a su uso; es decir, van unidos a
determinados géneros (genres), expresiones idiomáticas o
colocaciones, etc.?
c. ¿Se comportan del mismo modo en inglés y en español?

Como se apuntó en la sección anterior, apparently y por lo visto se


convirtieron en marcas de cotilleo como consecuencia de su
significado evidencial inherente. Ello explica el que se usen sobre
todo en el movimiento de sustentación de un cotilleo, donde el
significado evidencial queda oculto. Aparentemente, por el contrario,
no se asocia al cotilleo, por lo que tiende a usarse exclusivamente
como adverbio evidencial.
El análisis llevado a cabo ha mostrado también los claros patrones
existentes –sintáctico en el caso del inglés y prosódico en el del
español– relacionados con el uso de estas expresiones, además del
hecho de que las marcas de cotilleo se dan mucho más frecuentemente
252 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

en los registros orales, o en los diálogos en el caso de la ficción


escrita.
Con respecto al comportamiento en cada lengua, el hallazgo más
sobresaliente, es precisamente el contraste entre el uso de la misma
unidad léxica en inglés, apparently, para ambas funciones pragmáticas
frente al uso de dos realizaciones léxicas en español, una asociada con
el cotilleo, por lo visto, y la otra con la evidencialidad, aparentemente.
Este contraste está íntimamente relacionado con lo que en lingüística
contrastiva se conoce como el principio de perspectiva, según el cual
ciertos significados se manifiestan fenotípicamente –es decir, se
realizan abiertamente– en determinadas lenguas mientras que en otras
lenguas lo hacen criptotípicamente (véase Moreno Cabrera 1995 para
una discusión más detallada de este principio). En el caso que aquí nos
ocupa, podemos decir que la distinción entre evidencialidad y marca
de cotilleo se realiza criptotípicamente en inglés por lo que respecta al
adverbio apparently –también se puede decir que la distinción es
léxicamente opaca– y fenotípicamente en español por lo que respecta
a por lo visto/aparentemente.
Los resultados presentados en este artículo se pueden relacionar
con un número de estudios sobre fenómenos lingüísticos similares.
Por ejemplo, los distintos significados pragmáticos de apparently en
diferentes contextos sintácticos nos hacen recordar el estudio de
Downing (2002) sobre surely, en el que la autora muestra que el
adelantamiento del adverbio suele conllevar un cambio de su
significado epistémico o evidencial habitual a una serie de
significados que abarcan la duda, el deseo, la reivindicación, el
desafío, etc. En estudios previos, ya tratamos la flexibilidad
pragmática de otro adverbio, certainly (Maíz y Arús 2008, y, en
contraste con el español ciertamente, 2009), para el que identificamos
hasta siete usos diferentes, en algunos de los cuales el significado
epistémico normalmente asociado con ese adverbio es casi residual.
Parece por lo tanto haber motivos para adentrarse en la polisemia de
los diferentes tipos de expresiones epistémicas y/o expresiones de
evidencialidad en aras de una mejor comprensión de los matices de
significado a los que se prestan dichas expresiones. Baste observar las
disparidades en el tratamiento del significado epistémico y la
evidencialidad en el campo; en algunas ocasiones se los considera
íntimamente relacionados mientras que, en otras, están claramente
Estudio contrastivo de los adverbios de cotilleo 253

diferenciados (véase, por ejemplo, las diferentes contribuciones al


volumen recopilado y editado por Marín Arrese [2004]).
Para concluir, y por lo que respecta al cotilleo, este artículo ha
proporcionado más evidencia de que el cotilleo, lejos de ser una
ocupación banal de nuestra vida diaria, es un género fascinante y
digno de estudio. Hará falta más investigación para determinar sus
rasgos lingüísticos definitorios y para comprobar si el continuo de
evidencialidad que hemos establecido para las expresiones aquí
analizadas se puede aplicar también a otras expresiones relacionadas
con el cotilleo.

Notas

1 http://www.etymonline.com/index.php?search=gossip&searchmode=none
2 Nos referimos a las tres metafunciones distinguidas por Halliday (1994) en su
Gramática Sistémica Funcional: ideacional, interpersonal y textual.
3 Hay que reconocer, en cualquier caso, que la mayoría de los cotilleos suelen
incluir evaluación negativa.
4 Jones (1990) llega a distinguir hasta cuatro tipos, según su función: habla
doméstica (‘house talk’), escándalo (‘scandal’), “marujeo” (‘bitching’) y charloteo
(‘chatting’).
5 El símbolo ^ indica que los elementos mencionados aparecen en el orden
especificado, a diferencia del símbolo +, que se emplea en el caso de que ambos
elementos aparezcan juntos, independientemente de su orden.

Bibliografía

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254 Carmen Maíz-Arévalo y Jorge Arús-Hita

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Tannen, Deborah. 1990. You Just Don’t Understand: Women and Men in
Conversation. New York: William Morrow.
Capítulo 11
La comunicación fática como estrategia para la gestión
de la imagen en la interacción médico-paciente en
Inglaterra y España

María de la O Hernández López

Resumen: Considerando la importancia que tiene la comunicación fática en la


interacción como modo de mantener o realzar la relación interpersonal con el oyente,
este trabajo pretende ofrecer una clasificación e interpretación de las formas fáticas
encontradas en 80 interacciones entre médico y paciente en España e Inglaterra. Por
un lado, la clasificación de la comunicación fática se realizará en base al concepto de
personalismo (cf. Gudykunst y Kim 1997) para determinar si el tipo de comunicación
fática empleado es impersonal, de corte individual o afectiva. Por otro lado, CF se
interpretará según la necesidad de mantener o reforzar la imagen de los interlocutores
(Scollon y Scollon 1995; Spencer-Oatey 2000 2008), que puede tener una orientación
interpersonal, individual o social (Spencer-Oatey 2000, 2008), o bien hacia uno
mismo o hacia otros (Fant 2007).

1. Introducción

La comunicación fática (CF) ha sido objeto de atención en numerosos


estudios (v. por ejemplo colecciones de Coupland 2000; Placencia y
García 2008); sin embargo, algunos de los trabajos existentes no han
ido más allá de la descripción puramente pragmalingüística,
concentrándose en la estructura y posicionamiento de las formas
fáticas en la interacción. El objetivo de este trabajo es ofrecer una
clasificación y explicación de los tipos de comunicación fática
encontrados en la consulta médica británica y española. Se busca al
mismo tiempo establecer criterios basados en el significado
sociopragmático de la CF que faciliten clasificaciones extrapolables a
otros contextos.
Dada la naturaleza de la CF como herramienta comunicativa para
mantener o afianzar las relaciones interpersonales, se asume que el
interlocutor o bien desea incluirse en el ámbito social en el que se
256 María de la O Hernández López

encuentra, o pretende incluir al receptor en él o las dos cosas
simultáneamente. Esta es una actividad individual que se desarrolla a
través de una convención social de uso de la CF. Por ello, y para los
propósitos de este estudio, se ha encontrado de utilidad el concepto de
personalismo (Gudykunst y Kim 1997; Raelin 1986; Barnett 1994)
que adoptara Placencia (2004, 2005) en el estudio de la CF. Así, se
examinará la CF de las 80 interacciones incluidas en este trabajo
atendiendo al grado de personalismo. Es decir, si la CF se desarrolla a
través de comentarios genéricos o impersonales (como puede ser el
tiempo), si son de corte más personal o individual (como puede ser
algo que le ha ocurrido al paciente esa mañana, o preguntarle al doctor
por su vida) o si lo que se expresan son emociones o sentimientos. Se
entiende, así, que no toda la CF tiene la misma función
sociopragmática ni se da en el mismo grado, pues un comentario
impersonal denotará más distancia, menos grado de involucración y
menor cercanía que, por ejemplo, la expresión de emociones,
entendida esta como un elemento no requerido por el otro interlocutor
sino proporcionado ante una necesidad de contacto social.
Un segundo paso en este trabajo lo constituye la clasificación de
los datos de acuerdo a las necesidades de imagen de los interlocutores.
Hasta la fecha, gran parte de la investigación sobre comunicación
interpersonal ha estado centrada en la justificación de que el
comportamiento comunicativo y social viene determinado por una
serie de factores, entre los que se encuentran las preocupaciones de
imagen (face). Ahora bien, desde Goffman (1967) y más tarde Brown
y Levinson ([1978]1987), qué se entiende por imagen y cómo se
refleja esta noción en la comunicación es algo que ha cambiado con
los años, pasando de ser un fenómeno esencialmente lingüístico en
estudios de cortesía (cf. Brown y Levinson [1978]1987; Lakoff 1979;
Leech 1983) a ser un concepto interaccional en el que confluyen una
variedad de variables y conceptos sociológicos, antropológicos y
psicológicos que dan sentido a la comunicación social (cf. Arundale
2006; Haugh 2007, 2009; Spencer-Oatey 2008). Los últimos avances
encontrados demuestran, de hecho, que si bien la gestión de la imagen
explica en gran medida el desarrollo de la interacción, no se puede
obviar su importancia en combinación y bajo la influencia de la
elección de elementos lingüísticos (como podría ser la comunicación
fática) y el desarrollo de aspectos psicosociales (como por ejemplo la
percepción personal y cultural de las relaciones de poder y de roles).
Teniendo en cuenta esto, el presente trabajo analizará aspectos de
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 257

comunicación fática encontrados en la entrevista médica en dos
contextos socioculturales distintos, ya que, como se viene
demostrando en estudios de cortesía relacionados (cf. Coupland 2000),
la CF suele ser indicativa de un deseo de reforzar o al menos
mantener1 la imagen de los interlocutores.

1.1. El concepto de imagen

El concepto de imagen en el presente trabajo no se basa en la


perspectiva tradicional de Brown y Levinson ([1978]1987)2, sino en
enfoques de corte interaccional como los de Scollon y Scollon (1995),
Spencer-Oatey (2000, 2008), y Arundale (2006). El factor común sería
la formulación de teorías que parten de la noción de face de Goffman
(1967)3 Estamos de acuerdo con Arundale, por ejemplo, cuando dice
que “face is a relational and an interactional, rather than an individual
phenomenon, in that the social self is interactionally achieved in
relationships with others” (p. 193).
Aunque hay diferencias sustanciales entre las perspectivas de estos
autores, el factor común que presentan es que la imagen no es un
concepto individual y lingüístico, sino relacional y negociado. Dicho
de otro modo, la imagen solo se puede gestionar una vez que la
interacción se empieza a desarrollar y la relación entre los
participantes se pone en marcha. Un individuo aislado puede tener
identidad, autoestima o cualquier otro rasgo psicológico. Sin embargo,
puesto que la imagen es psicosocial, se refiere a algo que percibimos
del ego y del alter en el momento que socializamos e interactuamos
con otros. Es por ello que este cambio de la imagen como concepto
individual a imagen como concepto relacional implica que el poder y
la distancia social, por ejemplo, también son conceptos relacionales, y
por tanto son elementos complejos dependientes del contexto, no
abstractos.
Sin perder la visión explicada arriba, también se tendrá en cuenta la
definición de imagen de Spencer-Oatey (2008: 13) que podría
resumirse en la siguiente cita: “face is not what one thinks of oneself,
but what one thinks others should think of one’s worth”. Tal
definición refleja que no solo existe la dimensión del lenguaje oral,
sino cómo se codifica este en función de la percepción de uno mismo
y del otro interlocutor. Así, la autora considera que hay tres factores
que se tienen en cuenta y de los que consta la imagen: una parte
258 María de la O Hernández López

individual, una social y una interaccional. La parte individual se
relaciona con la autoestima que queremos mantener en público, la
imagen social se refiere al deseo de querer mantener aspectos
positivos relacionados con los roles adoptados, y la imagen
interaccional es aquella que se va formando en el transcurso de la
interacción. Así, un rasgo individual sería, por ejemplo, la tendencia
de una persona a extenderse mucho en el saludo, aún cuando no sea un
rasgo típico de la situación en cuestión o bien el auto-halago para
reforzar la imagen dañada. Un rasgo social de la imagen sería el uso
por defecto de ‘usted’ a alguien debido a su rol (un médico, un
profesor, un jefe), y que puede estar culturalmente prescrito de forma
implícita. Finalmente, la gestión de la imagen interaccional sería
aquella que, aun sabiendo por defecto que se usa ‘usted’ en un
contexto, se negocia por medio de un acercamiento, petición del tuteo
o el intento de usar el tuteo directamente. La respuesta (afirmativa o
negativa) del otro interlocutor tuteado y los turnos sucesivos ante el
cambio de trato marcará la negociación de la imagen interaccional
para no romper el objetivo de mantener o realzar (si esa es la
intención) las relaciones interpersonales. No obstante, habrá
ocasiones en las que no se podrá discernir entre un tipo u otro de
imagen, mientras que habrá ocasiones en las que el refuerzo (o
pérdida) de imagen se identificará como uno de estos tres tipos
claramente. Esto dependerá del desarrollo de la interacción,
necesidades individuales y especificaciones sociales, y por tanto no es
algo que puede predecirse a priori.
La gestión de la imagen entre médico y paciente no puede
entenderse sin considerar otros factores intrínsecos de la situación
institucional, como es la percepción del poder entre los interlocutores.
Dado que los roles están bien diferenciados, se entenderá que hay una
relación asimétrica de poder y por tanto, las preocupaciones de
imagen se construirán sobre esta base. En un nivel individual, diremos
que el paciente acude a la consulta médica a solucionar un problema
de salud que, por ser problema y dolencia como norma general, suele
ser una situación emocionalmente delicada y por tanto la imagen
individual puede verse afectada. Pongamos como ejemplo que el
paciente va a quejarse porque un tratamiento no fue efectivo. En ese
caso, la imagen social del médico puede verse afectada, pero si resulta
que no fue efectivo porque el paciente no siguió las pautas, entonces
el que podría ver su imagen dañada sería el paciente. En un nivel
interaccional, se entraría en debate sobre qué ha fallado, se llevarían a
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 259

cabo, posiblemente, explicaciones detalladas para evitar dañar la
imagen de uno y otro (según a quién se atribuya la responsabilidad y
cómo, por ejemplo) y se intentaría solventar la situación no solo por
motivos de efectividad laboral, sino también para el mantenimiento de
las buenas relaciones entre médico y paciente.
En este trabajo se tendrá en cuenta que la pérdida de la imagen de
los participantes no se mide según la amenaza potencial existente,
como sugerían Brown y Levinson ([1978]1987) sino que se basa en la
interacción en sí, y en la dinámica de la misma. En líneas generales,
podemos decir que no hay muestras de amenaza de imagen reflejada
en el corpus examinado, sino que lo que se percibe es una búsqueda
del mantenimiento y refuerzo de la imagen en este contexto. Otra cosa
bien distinta es que un paciente en este contexto pueda sentirse
vulnerable y considere la visita al doctor como un acto amenazante.
Esto último se acerca más a los términos de Brown y Levinson
([1978]1987), pero como numerosos autores han afirmado (cf. Tsuruta
1998; Matsumoto 1989; Gu 1990; Ide 1989; Janney y Arndt 1993;
Wierzbicka 1985; O’Driscoll 1996; Scollon y Scollon 1995, entre
otros), estas son suposiciones etnocentristas no reflejadas en la
comunicación necesariamente y, por tanto, no pueden tomarse como
verdaderas y universales. Es por ello que, al contar con datos
lingüísticos en el análisis de este trabajo, cuando se habla de ausencia
de amenaza en esta situación, a) se quiere decir que no hay episodios
conflictivos o de malentendidos, y b), se deja así de asumir que la
gestión de la imagen tenga como objetivo principal evitar una
amenaza.
En el presente trabajo se partirá de una clasificación de la imagen
que puede estar relacionada con la identidad individual o de calidad
(Spencer-Oatey 2000), con la identidad social, que tiene que ver con
los roles adoptados y situaciones en las que se desarrolla la
interacción, y por último se relaciona con la dinámica interaccional
(Spencer-Oatey 2008: 12), pues en ocasiones se deja ver cómo esa
imagen se negocia o varía según las líneas de trabajo o actividad
interpersonal adoptados por los interlocutores. Por otro lado, también
se tendrá en cuenta si esa gestión de la imagen se orienta hacia uno
mismo o hacia los otros, para conseguir el estado de la situación
deseado. Tales orientaciones se aproximan a la orientación grupal
frente a la individual descrita en Hernández López y Placencia (2004),
y la orientación al otro o a la tarea en House (2000). Fant (2007)
260 María de la O Hernández López

también habló de ‘self-oriented moves’ frente a ‘other-oriented
moves’ en un sentido similar al que se desarrollará en este trabajo.

1.2. La comunicación fática en la consulta médica

Como indica Spencer-Oatey (2008: 9), todo acto comunicativo tiene


una doble función: la transferencia de información y el trabajo
interpersonal o gestión de las relaciones sociales. Normalmente estas
dos funciones u objetivos se presentan de manera conjunta, de forma
que la información factual y la interpersonal se mezclan en los
mismos enunciados, aunque no siempre. Turnbull (2003), por
ejemplo, habla de ‘eficiencia interpersonal’ frente a la ‘eficiencia
transaccional’, como orientaciones que pueden desarrollarse en la
comunicación. Placencia (2005), por su parte, define la dimensión
interpersonal como “displays of attention to the other interactant that
focus on the person rather than on the transaction itself, resulting in
the interaction being more or less (im)personal” (p. 583). Es por ello
que lo transaccional se referirá a aquel objetivo instrumental que haya
motivado el encuentro (al menos en la consulta médica) y que no
tenga como meta la relación social per se.
La CF es un término proveniente de la noción de ‘phatic
communion’ de Malinowski (1923) y desarrollado más tarde como
‘phatic communication’ (Firth 1937; Knapp 1978; Laver 1975). No
obstante, el enfoque de este estudio se asemejará más a los términos
‘out-of-transaction elements’ (Traverso 2001), o bien ‘rapport
building activities’ de (Aston 1988; Placencia 2004), que abarcan el
concepto de información de corte social que facilita el desarrollo
interpersonal y por tanto la consecución de otros objetivos
transaccionales. Estudios tales como el de Coupland, Coupland y
Robinson (1992) y Valero Garcés (2008) ya demostraron la
importancia de la CF en el contexto que nos ocupa. Ahora bien, la
literatura muestra una carencia en cuanto a qué funciones tiene la CF y
cómo categorizarla.
Uno de los primeros trabajos donde se presenta la CF como
actividad negociada y negociadora es en el trabajo de Coupland et al.
(1992). A raíz de esta propuesta, se asume que lo que es puramente
transaccional y lo puramente interaccional no siempre puede
separarse, y de hecho no se separa porque lo interaccional, y en
particular la CF, proporciona información relevante para la
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 261

transacción y sobre todo información sobre el otro participante, a la
vez que la transacción puede estar sujeta a elementos interaccionales
que le dan forma en el contexto. Coupland et al. (1992), además,
defienden que la faticidad no es algo estable, sino que es más bien una
cuestión de negociación constante a medida que la interacción avanza.
Lo que sí puede verse, según afirman, es distintos ‘degrees of
commitment’ de los interlocutores, según el desarrollo de la parte
fática, pero en ningún caso debe preconcebirse esta característica. Por
otro lado, una misma frase puede considerarse fática en algunos
contextos, pero no en otros, como ocurre en la consulta médica, donde
preguntar por el estado de alguien puede verse como eminentemente
transaccional. Coupland et al. (1992) exploran esto en su corpus de
entrevistas médicas a personas de la tercera edad en las que la mayoría
de los pacientes toman el ‘how are you?’ como transaccional.
Además, observan que los participantes pueden también orientarse de
forma diferente en un momento específico, es decir, tomarlo como
transaccional o interaccional dependiendo de la persona.
Con la publicación del libro de Coupland (2000), Small Talk, la
comunicación fática como acto social se reafirma en los estudios de
sociolingüística y se establece como área asociada a estudios
culturales sobre comunicación. De hecho, el término ‘small talk’ es
una forma de CF.
La CF, pues, se ha visto en las dos últimas décadas como un tipo
de intercambio social en la interacción que debe considerarse junto
con la transacción misma. Es decir, no es más importante analizar
cómo se realiza una petición que cómo se ha realizado un saludo con
anterioridad, pues hay una alta probabilidad de que cómo se
desarrollan ambas partes estén íntimamente relacionadas y, que
además, proporcionen una información social que pueda dar
explicación sobre el desarrollo de las relaciones entre los
interlocutores. Como indica Walsh (2007), ‘small talk’ es en realidad
‘big talk’ en contextos médicos, porque es un ‘big issue’, y aporta
mucho significado entre médico y paciente.
Aparte de la compilación de Coupland (2000), hay una serie de
estudios que se han centrado en la interconexión entre objetivos
transaccionales y sociales en contextos profesionales y de atención al
público (Fisher 1991; Coupland et al. 1992; Ragan 2000; Márquez
Reiter y Placencia 2004; Placencia 2004; García 2011, entre otros),
porque la CF en contextos profesionales no solo debe tenerse en
cuenta como factor relacional, sino también como elemento
262 María de la O Hernández López

instrumental que ayuda a que los objetivos más puramente
transaccionales se lleven a cabo con éxito. Con referencia al español,
hay que anotar que autores como De los Heros y Montes (2008), Díaz
Martínez (2008), García Gómez (2008), Mancera Rueda (2008),
Placencia y García (2008) y Valero Garcés (2008) prefieren utilizar el
término ‘habla de contacto’, para evitar así asociaciones con la
función fática de la que hablaba Jakobson (1976) y Jakobson y Halle
(1974) que se centra en la apertura del canal de la comunicación. En
el presente trabajo, sin embargo, se mantendrá el término
‘comunicación fática’ con el sentido de habla de contacto, pues en
nuestra opinión es el término que hasta la fecha ha tenido mayor
difusión en estudios contrastivos.
En cualquier caso, las clasificaciones encontradas hasta la fecha
tienden a dar respuesta a cuestiones estructurales, y solamente en
algunas ocasiones se incorporan explicaciones o interpretaciones de
las actitudes de los interlocutores o del contenido de los enunciados
fáticos (cf. Schneider 2009). Consideramos que es necesario explorar
aún más las reacciones de los participantes, para conocer mejor la
función social de la comunicación fática, pues difícilmente la
estructura de un enunciado aislado, sin tener en cuenta la reacción que
este provoque, podrá dar cuenta de cómo se gestionan aspectos más
complejos y subyacentes en la interacción, como es la imagen
(McCarthy 2000).

2. Datos y metodología

Para llevar a cabo este estudio, se examinaron 40 interacciones en


español peninsular, grabadas con un sistema de audio en Huelva,
Badajoz y Madrid, y 40 interacciones en el Reino Unido, todas
correspondientes a consultas entre médico de familia y paciente, lo
que hizo un total de 80 interacciones analizadas.
En el caso de las grabaciones españolas, los datos se consiguieron
tras obtener permiso oficial de tres centros de salud, uno en Madrid,
otro en Huelva y otro en Badajoz, así como de los doctores que iban a
ser grabados, quienes se hicieron cargo de informar a los pacientes
que finalmente se incluyeron en este estudio. La muestra utilizada
puede considerarse como representativa de la zona centro y sur de
España. Los doctores de cada centro, además de facilitar la grabación,
proporcionaron datos demográficos tales como el sexo y la edad de los
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 263

pacientes, y también aclararon si se trataba de un paciente nuevo o no.
Las interacciones fueron transcritas siguiendo algunas de las
convenciones de Jefferson (1984).
En cuanto a las grabaciones británicas, todas pertenecen al British
National Corpus (www.natcorp.ox.ac.uk), que es un corpus de
interacciones que contiene más de 100 millones de palabras y que fue
elaborado por el consorcio académico de Oxford University Press. Los
rasgos más relevantes del corpus son que se trata de un corpus
monolingüe, sincrónico, agrupado por contextos, y representativo
tanto geográfica como demográficamente.
En ambos casos se descartaron las interacciones con niños y
mayores de 70 años; no se tuvieron en cuenta las dolencias de carácter
psicológico, ni los primeros encuentros, donde el deseo informativo
por parte de médicos y pacientes es mayor. La metodología de este
estudio se basó en el análisis pormenorizado de todos los episodios de
comunicación fática encontrados, para su posterior clasificación y
comparación entre ambas culturas, y para finalmente desvelar cómo se
gestiona la imagen a través de la comunicación fática. El criterio a
seguir fue el grado de personalismo (Gudykunst y Kim 1997; Raelin
1986; Barnett 1994; Placencia 2004, 2005), pues esto permite medir el
nivel de afiliación con la otra persona.

3. Resultados

3.1. La comunicación fática comparada

Se vio que, si bien la comunicación fática (CF) es común a ambos


corpus, la frecuencia de empleo fue mucho mayor en el caso del
corpus español, y sobre todo por parte del paciente. En particular, de
las 40 interacciones analizadas, se encontraron un total de 31
interacciones donde el paciente español inicia CF de algún tipo, y 21
interacciones donde el doctor español la inicia. Sin embargo, no solo
se examinó el número de interacciones en las que aparecían episodios
fáticos, sino también si estos se repetían en la misma interacción. Se
encontró que en la misma interacción se podían repetir hasta 5 veces
las situaciones en las que la conversación se desviaba de la
transacción en sí a elementos de CF. En particular, en las 31
interacciones donde se encontró CF iniciada por el paciente, se
observó la reiteración en el uso hasta encontrar un total de 113
264 María de la O Hernández López

fragmentos separados de CF. La repetición no fue tan clara en las
interacciones del doctor español, donde se cuantificaron 22
fragmentos dentro de las 21 interacciones mencionadas, lo que supone
que solo en una interacción se repitieron dos episodios de CF.
Frente a esto, el paciente británico inició el trabajo interpersonal
por medio de la CF en un total de 22 interacciones, aunque si se tienen
en cuenta las veces que se repite la CF en esas 22 interacciones, se
llegó a un total de 61 episodios. Finalmente, el doctor británico hizo
un uso más reducido de la CF, solo en 16 interacciones, o bien en 18
fragmentos dentro de esas 16 interacciones del total de 40. Las
cantidades, por tanto, muestran un mayor equilibrio entre el médico y
el paciente británico, como se detalla en el gráfico 1, donde el número
de interacciones se cuantificó sobre el total de 40, y el número de
episodios hace referencia a todos los fragmentos de CF encontrados, y
que a veces se repiten en la misma interacción:

150

100

50

Nºinteracciones

Nºepisodios

Gráfico 1. Frecuencia de CF encontrada

De entre todos los episodios de CF encontrados, y atendiendo al


nivel de personalismo de los mismos, los tres tipos más frecuentes
fueron comunicación fática impersonal (fragmentos en los que se
habla de aspectos ajenos a ambos interlocutores, como puede ser el
tiempo atmosférico o bien la cantidad de gente en la consulta),
comunicación fática personal (o la expresión de comentarios
personales, como que ese día no fue a trabajar, lo cansado que se
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 265

siente o bien pensamientos anecdóticos del interlocutor, entre otros) y
comunicación de sentimientos o emociones como información
adicional, como cuando el interlocutor expresa abiertamente que está
preocupado, siente miedo o tranquilidad, por ejemplo. La clasificación
se realizó tras ver el tipo de información contenida en dichos
episodios, y ver en qué medida se reflejaba información personal de
alguna manera. La distribución de cantidades se dio como sigue:

70

60
CFpersonalno
50 solicitada
40 Expresiónde
sentimientos
30 CFimpersonal
20
NINGUNA
10

0
España ReinoUnido

Gráfico 2. Tipos y frecuencia de CF iniciadas por el paciente

El gráfico 2 muestra que los resultados son reveladores en el


sentido de que se ve una diferencia clara entre ambos contextos, y no
solo en cuestión de frecuencia, sino también de tipos preferidos. Así,
se ve que los tipos de CF más frecuentes en español son aquellos que
revelan algo del paciente (CF personal y expresión de emociones),
mientras que la CF impersonal es el tipo más frecuente en cuanto al
número de interacciones en el Reino Unido. Significativo es también
el hecho de que la frecuencia total de CF en la expresión de
sentimientos en los datos españoles es el doble con respecto a los
británicos; igualmente, en el caso de la CF personal, los datos
españoles muestran una incidencia de cinco veces más que en los
datos británicos. No hay gran diferencia comparativa en cuanto a la
CF impersonal, teniendo en cuenta el número de veces que aparece en
total, pero sí es destacable que este tipo de CF es el más frecuente en
los datos británicos, en comparación con otros tipos. No obstante, se
266 María de la O Hernández López

verá que este tipo de CF (hablar sobre el tiempo, vacaciones, estación
del año, la gente en espera, el sistema sanitario, críticas a terceros),
puede ser iniciada tanto por el médico como por el paciente en el caso
británico, mientras que en el caso español es de nuevo el paciente el
que suele tomar la iniciativa.
La interacción [SP1] es un ejemplo de CF personal en el contexto
español, ilustrativa del tipo de CF más frecuente, donde el paciente, de
forma espontánea, desvía la conversación hacia el hecho de que tiene
un perro:

[SP1]

P [87] claro yo tengo artrosis realmente en las manos y =


D [88] sí, pero ya le digo que eso puede ser cualquier
situación de inflamación […] Entonces ahora lo que
habría es que ((1)) es bueno movilizar, caminar un
poquito
P [89] yo sí camino, la verdad es que sí camino porque
además es que tengo un perro que lo saco de paseo
y
D [90] ahora a andar suavemente […]

El ejemplo [BR1] muestra el tipo más frecuente en las


interacciones británicas: la CF impersonal.

[BR1]

D [20] good morning


P [21] morning doctor
D [22] now then.
P [23] [laughter] busy place this morning
D [24] och yes.
[25] oh yes.
[26] keeps us out of mischief.
P [laughter]
D [27] keeps us out of mischief.
P [...]
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 267

D [28] [...] what can i do for you?

Aparte de todo esto, y como indica el gráfico anterior (gráfico 2),


el porcentaje de interacciones sin CF en el contexto británico es el
doble en número con respecto a las interacciones españolas, lo cual
tiene una incidencia clara en las orientaciones y preferencias a la hora
de desarrollar la interacción en los dos contextos socioculturales, pues
el foco de atención parece variar considerablemente, y por tanto, el
modo de gestionar la imagen variará también.
En cuanto al médico, se observó que los tipos de CF encontrados
no eran exactamente los mismos. Se mantenía la alta incidencia de CF
impersonal, pero además se encontraron casos en los que el médico
iniciaba un episodio fático tras la solicitud del paciente de información
de este tipo, y por tanto llamaremos comunicación fática solicitada.
Así, la CF personal se desglosa en aquella que es solicitada y aquella
que no lo es. Hay que apuntar aquí que en los resultados relacionados
al paciente la información personal solicitada por el médico no es
relevante en un estudio de comunicación fática porque esta suele
atender a las necesidades del médico por obtener información sobre
los hábitos diarios, historia personal y familiar del paciente o
evolución del tratamiento, por ejemplo, aspectos que formarían parte
de la transacción, y no de lo que entendemos como fático. En
contrapartida, cualquier información personal que solicite el paciente
se entiende que es de corte fático o con alguna función interpersonal,
pero no requerida para el éxito del tratamiento. Por otro lado, no se
dio el caso de expresión de emociones por parte del doctor, aspecto
lógico también, teniendo en cuenta que se espera que la consulta esté
centrada en el paciente, más que en el médico. En todo caso, hay que
decir que la variedad de tipos de CF es menor tanto en el corpus
británico como en el español, aunque hay que destacar que la mayor
frecuencia corresponde a la CF impersonal (con 10 episodios en el
caso británico y 15 en el caso español). Además, como se ilustra en el
gráfico 3, la gran mayoría de las interacciones españolas no contienen
ningún episodio de CF iniciada por el doctor, y la expresión de
emociones no es algo que esté presente en la participación de los
doctores.
268 María de la O Hernández López

70
60
CFimpersonal
50
40 CFpersonal
solicitada
30 CFpersonalno
20 solicitada
NINGUNA
10
0
España ReinoUnido

Gráfico 3. Tipos y frecuencia de CF iniciada por el doctor

Se encontró que casi el 58% las interacciones españolas no


contienen ningún episodio donde el doctor inicie CF alguna, frente al
caso británico, que es mucho menor (25% de las interacciones), y
donde la CF impersonal es la más frecuente. También podemos ver
que en ambos casos la incidencia de CF personal es muy limitada, con
dos casos en el contexto británico, y uno en el español, pero sí parece
que es más frecuente el hecho de que el paciente pida información
personal al doctor, sobre todo en el caso español, aunque en ningún
caso se convierte en una dinámica. Esto refleja que, dejando a un lado
los matices entre ambos contextos, la incidencia de intervenciones del
doctor en relación a la CF es baja.
El ejemplo [SP2] es ilustrativo del doctor que proporciona
información personal bajo petición del paciente:

[SP2]

P [1] ¿se puede?


D [2] Adelante
P [3] buenos días
P [4] mire usted, que mi hijo ha estado malo para que le
dieras el justificante para la:: para el instituto porque
ha estado vomitando [[y eso
[…]
P [13] otra vez ha tenido que venir usted, ¿no?
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 269

D [14] no, hoy ya estoy aquí, me quedo, me queda un día
/veré cuando lo puedo coger ((pausa 2 segundos)) no,
sí ya::
P [15] ¿es verdad que usted se va de aquí?
D [16] si esto no se arregla, sí, porque es que ya no puedo
ver tantas personas, porque aquí es que ya, aquí es
que pronto tiene que haber un reforzamiento, dos
médicos porque hay mucha gente, mucha presión y
si encima tengo que ir a La Nava tengo que ir es
que así no puedo ver a tanta gente.
P [17] claro / muchas gracias
D [18] vale, hasta luego, adiós

El ejemplo [BR2] refleja un tipo de CF personal por parte del


doctor británico:

[BR2]

D: [43] you've had a smear in nineteen ninety one.


[…]
D: [47] yes it's okay till december so we don't need to
P: [48] oh right.
D: [49] do anything with that, [...] .
[50] it'll have to be back dated after christmas.
[51] no problems.
[52] right, blood pressures what i need to check please.
[53] ... going away next week.
P: [54] you are?
[55] where you going?
D: [56] oh south wales.
P: [57] mm, [...]
D: [58] the trouble is there's a hundred and one things to
do before we go.
P: [59] [laughter] [...] teach you to go on holiday.
D: [63] perfect.
P: [64] thank you.
270 María de la O Hernández López

Como puede verse, hay una ausencia o menor incidencia de CF
iniciada por el doctor español, y sobre todo con respecto a los datos
británicos. En cuanto al paciente, es clara la diferencia, entre la
información personal del español junto con la expresión de
emociones, frente a la CF impersonal como tipo más frecuente en el
caso del paciente británico.

3.2. La gestión de la imagen

Los resultados encontrados conllevan una serie de consecuencias en


cuanto a la gestión interpersonal entre ambos interlocutores, y además
la tipología ofrecida puede llevarnos a pensar que el modo de
gestionar la imagen no es homogéneo, sino que varía según el foco de
atención sea uno mismo, el otro o una situación externa. Siguiendo a
Spencer-Oatey (2000, 2008), la imagen no solo se gestiona entre los
interlocutores como individuos (llamada ‘individual identity’ en
Spencer-Oatey, 2008) que deciden mostrar parte de su identidad, sino
también se reflejan de forma implícita factores sociales relacionados
con el hecho de que el rol constriñe el modo de gestionar la imagen.
Es la imagen social, llamada ‘social identity’ en Spencer-Oatey
(2008). Por otro lado, los resultados también reflejan que la imagen se
puede gestionar orientando la interacción hacia uno mismo o bien
hacia el otro. En todo caso, no estamos hablando de aspectos
lingüísticos (por ejemplo, no nos centramos en la elección léxica en
concreto) sino de la actitud comunicativa y la elección temática en
cuanto a CF. Tampoco podemos separar la imagen individual de la
social, pero los datos relacionados con la CF muestran que hay
tendencias o preferencias para gestionar la imagen.
Llegados a este punto, ¿qué nos dice la inclusión de la CF en
cuanto a la gestión de la imagen? Habrá que ver las preferencias en
cuanto al nivel de personalismo para luego entender qué función
tienen los episodios de CF en el mantenimiento o desarrollo de las
relaciones interpersonales. De hecho, puede reflejarse en los datos
británicos un deseo de no entrar en asuntos personales que no son
centrales en el encuentro comunicativo y un deseo de no desviar la
interacción hacia otras actividades comunicativas, y por ello los casos
de CF suelen ser breves y correspondientes a un turno o dos, a la vez
que predominan los elementos impersonales. En contrapartida, los
datos españoles muestran cierto deseo hacia el personalismo, sobre
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 271

todo por parte del paciente, que se ubica en el centro de la interacción,
no solo para desarrollar CF de corte personal, sino también para guiar
la interacción y desarrollar episodios completos al margen de la
transacción, que refleja más la individualidad de uno mismo. Por
tanto, este deseo de individualidad podría estar directamente
relacionado con el concepto de autonomía defendido por Bravo (2003,
2005) y Hernández Flores (2003, 2004) como concepto positivo en la
sociedad española. En este respecto, la CF impersonal y el bajo índice
del resto de tipologías en el caso británico, frente a la alta incidencia
de personalismo en los datos españoles, reflejan un contraste y deseo
de gestionar la imagen social en el primer caso, frente a la imagen
individual, en el segundo. El paciente español, por tanto, muestra un
deseo de mantener la imagen como individuo primero, y labrar la
imagen social después. Se muestra un deseo de ser comprendido no
solo como paciente (aspecto social) sino como individuo (aspecto
individual).
Si atendemos al caso británico, se vio cómo el doctor realmente es
el que muestra mayor carga interpersonal y guía la interacción, en este
caso por medio de una variedad de estrategias fáticas (CF impersonal),
Esto se encuadrará, por tanto, dentro de lo que se considera imagen
social, pues es el rol como doctor el que hace que su comportamiento
comunicativo se base en estos parámetros. No podríamos considerar
esto como quality face (imagen individual y de calidad) porque
sabemos que esa preocupación por el paciente es en términos
generales porque es un paciente, y fuera de este contexto la
preocupación sería otra.
En cuanto a los datos españoles, se vio cómo es el paciente el que
mayor carga interpersonal y fática refleja, frente al doctor que parece
más centrado en la transacción. La expresión de sentimientos y
opiniones personales son características del paciente y su forma de
gestionar la imagen individual; corresponde con el deseo de mostrarse,
ser valorado no solo como integrante de esa situación sino también
como individuo, y de ahí la personalización. Si la CF solo estuviera
relacionada con información del interlocutor en su rol de paciente,
estaríamos hablando de imagen social, aunque con orientación a uno
mismo. Es por ello que incluir información del tipo ‘tengo un perro’
no tiene relación directa con el hecho de asumir el rol de paciente. Es
información individual. Aún así, también es interaccional y tiene
sentido social porque, como se indicó en la introducción, estos tipos
no se pueden separar fácilmente. En el plano social, el paciente utiliza
272 María de la O Hernández López

esta información para dar argumentos que justifican que sí sale a
pasear, y por tanto está demostrando que cumple con su función de
paciente, pero por circunstancias personales (imagen individual). Es
decir, su refuerzo de imagen social como paciente se lleva a cabo a
través de la información personal que no es requerida necesariamente,
y por tanto refuerza su imagen individual. Esta interpretación
dependería de la percepción del interlocutor de la imagen
interaccional, aspecto al que no tenemos acceso con tan solo el
análisis de datos lingüísticos.
Estas características del paciente muestran que este toma la
iniciativa para gestionar la imagen de manera explícita, frente a la
pasividad del paciente británico en este sentido. Esto no quiere decir
que la imagen de los interlocutores en español no sea de tipo social
(eso no sería posible), pero sí es cierto que el corpus español muestra
casos de imagen de identidad individual con más frecuencia que el
corpus británico.
Relacionado con este punto, se podría decir, entonces, que los roles
adoptados por tanto médico como paciente varían de cultura a cultura,
lo que conlleva una conceptualización diferente de la percepción de
las relaciones de poder y el peso que puede constituir, ya sea la
imagen social o individual. Estos son razonamientos que pueden
explicar la gestión de la imagen social en el doctor británico, que no es
extrapolable a cualquier cultura, pues como se ha indicado, los
doctores del corpus español muestran más bien una preocupación por
el problema en sí. Además, el hecho de que el paciente español tome
la iniciativa y se muestre más locuaz, muestra también que la
percepción de las relaciones de poder son más rígidas en el caso
británico que en el español.
Otra diferencia que puede llevarnos a entender la gestión de la
imagen es la hipótesis de que esta puede estar más orientada hacia uno
mismo o hacia el otro. Primero, mediante la tipología de CF extraída
de los datos, se ha intentado comprender si cada estrategia muestra
más consideración hacia el otro o bien pretende mostrar algo de uno
mismo, independientemente de que sea un rasgo social (asociado a los
roles) o individual. Si consideramos que la CF personal y la expresión
de emociones muestran una orientación hacia uno mismo, y que la CF
impersonal junto con la solicitud de CF al otro muestran una
orientación hacia el otro, y teniendo en cuenta las iniciativas tomadas
por los interlocutores y frecuencias observadas, se encontraron las
siguientes proporciones en cada uno de los contextos:
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 273


Gráfico 4. Orientaciones de la imagen hacia uno mismo y hacia el otro


en los pacientes españoles y británicos

Teniendo en cuenta los 113 episodios de CF en el corpus español y


los 61 del corpus británico, los datos del gráfico 4 reflejan claramente
que los pacientes españoles gestionan la imagen orientándola hacia sí
mismos, mientras que los pacientes británicos utilizan una orientación
en ambos sentidos, con una ligera tendencia hacia el otro. Sin
embargo, parece ser que el paciente español, aún siendo el centro de la
interacción, muestra preocupación por el doctor con mucha más
incidencia que los pacientes en el corpus británico. Dicho de otro
modo, la orientación hacia uno mismo o el otro, así como el hecho de
que impere o bien la imagen individual o bien la social, se ve
determinada, entre muchos otros factores que conforman la realidad
comunicativa, por el grado de personalismo que se espere o se
considere apropiado en esta situación determinada, y sobre todo en el
caso del paciente. En cuanto al doctor, y llevando a cabo la misma
metodología, se encontraron las siguientes orientaciones:
274 María de la O Hernández López

Doctores españoles Doctores británicos

Gráfico 5. Orientaciones de la imagen hacia uno mismo y hacia el otro


en los doctores españoles y británicos

Atendiendo a las frecuencias, ambos doctores muestran una mayor


orientación hacia el paciente, con menor incidencia en el caso español,
que también se orienta a veces a sí mismo o a la tarea. En definitiva,
estos datos muestran que el doctor británico tiene una tendencia algo
más clara hacia el paciente, mientras que el doctor español muestra
una variedad en la gestión de la imagen que tanto se centra en sí
mismo como en el otro, según la situación.
Por tanto, podemos resumir los resultados diciendo que los únicos
que muestran una gestión de la imagen de forma clara hacia sí mismos
son los pacientes españoles. Tanto los doctores de ambas
nacionalidades como los pacientes británicos muestran mayor
incidencia en la gestión de la imagen hacia el otro, aunque es cierto
que esto no se da de forma clara en los pacientes británicos, que
muestran una mezcla de preocupaciones por la imagen tanto de uno
mismo como del otro. Este tipo de imagen es social en tanto en cuanto
esta orientación viene dada por los roles especificados. Es por ello que
una orientación hacia el otro es esperable en el caso de los doctores,
aunque es llamativa su baja incidencia en los doctores españoles, que
muestran una preocupación mayor por la tarea que por la gestión de la
imagen mediante la CF, mientras que los doctores británicos parecen
atender a unas necesidades de imagen hacia el otro constantemente.
Esto refleja que mientras los interlocutores británicos intentan
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 275

mantener o reforzar eminentemente la imagen social, los
interlocutores españoles también se preocupan por la imagen
individual de manera más clara que los británicos. Para gestionar la
imagen individual en un contexto constreñido por los roles
establecidos, la imagen interaccional es más relevante que en el
corpus británico, pues se pasa de lo pre-establecido socialmente por
los roles a las necesidades que van surgiendo en la interacción y en
uno mismo.
Es por ello que tampoco se pueden desligar las cuestiones de
imagen de las relaciones de poder existentes que, de nuevo, se ven en
el caso español como cuestiones interaccionales, frente al caso
británico, donde parece que los datos muestran una percepción de
diferencias de poder institucionalizadas, una preocupación por la
imagen del otro por defecto y un mantenimiento de las diferencias de
estatus donde el doctor gestiona los turnos y realiza un mayor esfuerzo
por el trabajo interpersonal para con el paciente. También hay que
recordar que se ha estudiado la gestión de la imagen según las
estrategias de comunicación fática, y por tanto los resultados del
presente estudio provienen del análisis de fragmentos de la
interacción.

4. Conclusiones

Este estudio ha pretendido analizar la ocurrencia de CF en consultas


médicas en España e Inglaterra con el objeto de explorar cómo se
realiza la gestión de la imagen en dichas consultas en los dos
contextos socioculturales. Para esto se empleó el marco teórico de
Spencer-Oatey (2000, 2008) y Fant (2007). Lo original de este estudio
es que se tuvo en cuenta no solo la frecuencia de ocurrencia de CF,
sino los subtipos de CF que denotan un mayor o menor grado de
personalismo. Desde esta perspectiva, se vio que el paciente español
muestra una gestión de la imagen orientada a sí mismo, de tipo
individual, mientras que el paciente británico se orienta más al
interlocutor, enfatizando su imagen social. No obstante, no estamos
hablando de resultados opuestos en los dos contextos, sino que se trata
de una tendencia. Así, por ejemplo, si bien ambos doctores se orientan
más hacia el paciente, el doctor español muestra un mayor deseo de
orientación hacia la tarea, como muestra la ausencia de comunicación
fática por su parte.
276 María de la O Hernández López

Si bien estos datos muestran diferencias claras que son de interés
para la comunicación transcultural e intercultural, sería necesario
continuar esta línea de estudio con otros aspectos comunicativos en la
interacción, para así entender si la gestión de la imagen es homogénea
con respecto a todos los elementos o no. Aparte de elementos que han
tenido que dejarse fuera de este trabajo por razones de espacio y
documentación (lenguaje no verbal, rasgos proxémicos, silencios,
etc.), se ha visto cómo la forma de interactuar entre médico y paciente
se desarrolla de manera distinta, pues las técnicas de negociación de
significado son implícitamente distintas, el significado fático de la
interacción varía en ambos contextos y, en definitiva, la gestión de la
imagen atiende a distintas necesidades que, amén de ser individuales,
reflejan un uso particular de la gestión interpersonal en la consulta
médica.

Notas

1 Spencer-Oatey (2000, 2008) defiende la idea de que los interlocutores gestionan la


comunicación atendiendo a uno de estos cuatro objetivos: mantener, reforzar,
ignorar o amenazar las relaciones interpersonales.
2 Aunque Brown y Levinson ([1978]1987) basaron el concepto de face en el de
Goffman (1967), hay diferencias sustanciales tales como la asociación de imagen
positiva y negativa con ciertos actos de habla, la descripción de la imagen como
algo universal con cualidades fijas para cualquier cultura y otras carencias
adjudicadas al trabajo de Brown y Levinson ([1978]1987) en la literatura.
Tendencias más actuales toman la imagen como algo que es negociado y
negociable entre los interlocutores. Goffman había postulado esta idea, que, sin
embargo, no se reflejó en los primeros trabajos de cortesía.
3 Según Goffman (1967: 5), “the term face may be defined as the positive social
value a person effectively claims for himself by the line others assume he has
taken during a particular contact. Face is an image of self delineated in terms of
approved social attributes –albeit an image that others may share, as when a person
makes a good showing for this profession or religion by making a good showing of
himself”.
La comunicación fática como estrategia para la gestión de la imagen 277

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Apéndice

Sistema de transcripción:

[[ ]] Muestra que dos interlocutores solapan parte de su


intervención oral.
= Señala el lugar donde el enunciado termina y empieza
otro sin pausa
(( )) Se muestran aspectos paralingüísticos y no verbales
como la risa, o bien los silencios. En este último caso
también se muestra el número de segundos.
/ Señala un silencio breve, menor a un segundo.
:: Muestra alargamiento de un sonido.
MAYÚSCULAS Indica énfasis en la palabra
Sección 3:
Estudios de interlenguaje y enseñanza
de ELE
Capítulo 12
Los límites de la adaptación sociopragmática en el uso
muy avanzado de la L2. Análisis de conversaciones en
español entre empleado sueco y jefe chileno1

Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

Resumen: Un tema debatido en el área de la adquisición de segundas lenguas es si el


usuario de una L2 puede o no alcanzar un nivel nativo. Mientras el desarrollo tardío
de la morfosintaxis o del léxico es un campo ya ampliamente estudiado, la misma
atención no ha sido dirigida a la competencia sociocultural. En este estudio, la
actuación de hablantes de español L2 (con sueco como L1), altamente proficientes e
inmersos en la sociedad chilena desde hace 5 años o más, es comparada con la de
hablantes nativos dentro de una situación asimétrica de poder en la que hay que
producir discurso argumentativo. Las divergencias observadas entre conducta nativa y
no-nativa se centran sobre dos dimensiones culturales: distancia de poder y distancia
social.

1. Introducción

Residir durante un tiempo prolongado en una comunidad cuya lengua


y cultura son muy diferentes de las de su comunidad de origen suele
suponer para el individuo un gran esfuerzo de acomodación, no solo
con respecto al aprendizaje estructural de la lengua extranjera, o al
perfeccionamiento en los planos de la gramática, léxico y pragmática
de esa lengua, sino también en lo que se refiere a la adaptación a los
patrones culturales de los cuales se ve rodeado y a las que ha de
exponerse y enfrentarse a diario. El éxito relativo que tenga el
individuo en ese empeño depende de una serie de factores: a un nivel
general puede ser cuestión de su aptitud y su motivación para aprender
idiomas o, por ejemplo, de su actitud frente a la sociedad y cultura de
la comunidad que lo recibe; a un nivel más específico, del tiempo de
su exposición a la lengua y cultura meta, o de las diversas condiciones
sociales y psicosociales que circundan y determinan su integración en
la nueva comunidad.
284 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

En este estudio contemplamos indagar en un aspecto particular de


lo que podría denominarse “competencia sociocultural del usuario de
la segunda lengua”, en el presente caso, el grado de adaptación a los
patrones vigentes en el mundo laboral, concretamente las relaciones
necesariamente asimétricas que se establecen entre el jefe y sus
empleados. Para este fin hemos considerado cómo un grupo de
individuos de origen sueco monolingüe y monocultural (o sea, sujetos
que tienen el sueco como lengua nativa y que se han criado en un
contexto monocultural sueco), quienes residen y trabajan entre cinco y
catorce años en Chile, y que son de considerar como usuarios muy
avanzados de español L2, se enfrentan a un problema de interacción
que para su resolución exitosa exige un nivel ya elevado de
competencia lingüística, pragmática y sociocultural. El
comportamiento de ese grupo de suecos ha sido comparado con la
conducta de chilenos nativos con características similares respecto de
los parámetros edad, sexo, clase social e integración en el mundo
laboral.
En el estudio de la adquisición y uso de las segundas lenguas,
modelos (psico-) lingüísticos se contraponen por tradición a modelos
sociolingüísticos y socioculturales, con contados intentos de
sintetizarlos. Con palabras de la sociolingüista Elaine Tarone, “too
much of SLA research focuses on psycholinguistic processes in the
abstract and does not consider the social context of L2 learning.”
(Tarone 2000: 182). Para los objetivos del presente estudio hemos
considerado pertinente tomar como punto de partida algunos macro-
modelos de enfoque sociocultural (la incidencia de esos modelos
sobre nuestros datos será discutida en la sección 4).
El modelo de la Aculturación propuesto por John H. Schumann
(Schumann 1978) abarca varios parámetros juzgados capaces de
incidir en el proceso de aculturación, a saber: (1) la distancia social
entre los grupos L1 y L2, la cual depende a su vez de factores tan
diversos como las relaciones de poder entre uno y otro grupo, la
cohesión interna del grupo L2, el tamaño relativo del grupo L2 y el
grado de convergencia cultural ya existente entre ambos grupos; (2) el
nivel de integración física del grupo L2 en el grupo L1; (3) el grado de
contacto que tiene el individuo L2 con la comunidad meta (en
realidad, este parámetro constituye un efecto combinado de los
primeros dos factores); finalmente, (4) la distancia psicológica que
experimenta el individuo hacia la cultura y lengua de la comunidad
meta. La predicción de Schumann es que la aculturación se realizará
Los límites de la adaptación socioprágmatica 285

con mayor éxito cuanto más iguales sean los grupos en poder, cuanto
menos cohesionado y más reducido en número sea el grupo L2, y
cuanta mayor convergencia cultural exista entre uno y otro grupo.2
Un modelo en muchos aspectos parecido al de Schumann lo brinda
la Teoría Intergrupal, basada en la Teoría de la Identidad Social (véase
p. e. Tajfel y Turner 1986), desarrollado por Howard Giles y colegas
(véase p. e. Giles y Byrne 1982) y posteriormente reconvertido en
Teoría de la Acomodación (véase p. e. Giles y Coupland 1991). Según
Giles y Byrne (1982) existe una serie de factores que favorecen o
desfavorecen el aprendizaje de la L2, vgr. (1) el grado de
identificación del individuo con su endogrupo; (2) la presencia de una
comparación /des/favorable con el exogrupo; (3) la vitalidad
etnolingüística del endogrupo; (4) la percepción del endogrupo acerca
de las fronteras que lo separan del exogrupo; finalmente, (5) la
identificación del endogrupo con grupos sociales terceros. La
constelación más favorable para el logro es que el individuo no tenga
una identificación fuerte con su endogrupo ni tienda a compararse
demasiado con el exogrupo, que la vitalidad etnolingüística del
endogrupo no sea demasiado alta ni que en él existan importantes
barreras respecto al exogrupo, y –más importante todavía– que
existan otro/s/ grupo/s/ tercero/s/ con el (los) que el endogrupo tenga
una identificación marcada.

2. Los materiales

Los datos del estudio fueron recogidos mediante la realización de una


tarea comunicativa en la cual los sujetos juegan el rol de un empleado
(en adelante: E) que hace una llamada telefónica a su supuesto jefe (en
adelante: J) a fin de que este le otorgue dos días de permiso. Cada
sujeto, después de recibir la hoja de instrucciones, tenía
aproximadamente cinco minutos a su disposición para prepararse para
la llamada, la cual fue grabada en audio.
Participaron en total 15 E: ocho sujetos no-nativos (grupo de
estudio) y siete nativos (grupo de control). El rol del J –invisible al
sujeto que desempeñaba el rol de E por tratarse de una llamada
telefónica auténtica– lo tomaron dos hablantes nativos especialmente
contratados. Uno de ellos, ‘Esteban’, fue jefe en todas las
conversaciones exolingües (sujetos no-nativos), mientras en las
286 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

endolingües (sujetos nativos) este rol se distribuyó entre ‘Esteban’ (4


conversaciones) y ‘Marta’ (3 conversaciones).3
En la hoja de instrucciones dadas a E, se informa que el casamiento
de la hermana ha sido adelantado del sábado al jueves y que el acto va
a tener lugar en La Serena, a 600 kilómetros de Santiago. Sin embargo
hay una complicación: el viernes al mediodía está agendada una
reunión en la sede de la compañía con un cliente importante (‘el grupo
Colmax’) para la renovación de un contrato. E sabe que sus
conocimientos en asuntos jurídicos hacen que su presencia en esa
reunión sea de importancia vital. El matrimonio se entiende
naturalmente como un evento muy importante para E, en el que va a
participar toda su familia, la cual cuenta con su participación activa
para organizar la fiesta. J, por su parte, está bien consciente, no solo
de la importancia vital de la renovación del contrato, sino también de
las altas capacidades de su colaborador; además, J posee información
detallada sobre los horarios de los vuelos entre Santiago y La Serena.
En base a las instrucciones dadas se desarrolla en los diálogos una
negociación, cuya resolución efectiva queda abierta.4
La duración de las llamadas oscilaba entre 2,7 y 7,6 minutos por
diálogo, abarcando entre 466 y 1.126 palabras emitidas por el sujeto
que desempeñaba el papel de E. El número de las intervenciones
producidas por E variaba, por otro lado, entre 37 y 129 por diálogo.
El promedio de la producción de palabras era de 894,1 en el grupo
de los no-nativos y de 687,4 en el de los nativos, una diferencia del
30,1%. Las cifras correspondientes en la producción de intervenciones
son de 82,4 para los no-nativos y de 56,9 para los nativos, una
diferencia del 44,8 %. En otras palabras: los no-nativos hablan más,
no solo contando palabras sino también, y sobre todo, contando el
número de las intervenciones. Un t-test simple revela que esa
diferencia es estadísticamente significativa en lo que se refiere a la
producción de intervenciones (P=0,00288) y se sitúa muy cerca del
nivel umbral en la producción de palabras (P=0,05697).5 Esa
diferencia entre producción nativa y no-nativa en tareas comparables o
idénticas no sorprende, habiendo sido comprobada en varios estudios
anteriores (véase p. e. Hassall 2003).

3. Preguntas de investigación e hipótesis

La considerable diferencia constatada entre diálogos exolíngüe e


endolingüe, nos lleva a plantear la incógnita de a qué se deberá esa
Los límites de la adaptación socioprágmatica 287

notable prolongación en los diálogos entre un J nativo y un E no


nativo. Una plausible contestación a esta interrogante –y por ende
nuestra hipótesis de trabajo– es que ese efecto se debe a (1) la
presencia de alguna disonancia comunicativa o afectiva, o
combinación de ambos tipos, la cual se produce en la comunicación
exolingüe aunque no, o solo en menor medida, en la comunicación
endolingüe, ya que (2) tal disonancia genera la necesidad de realizar
reparaciones conversacionales, (3) cuya realización toma tiempo.
De poderse rastrear efectos de ese tipo a través de un simple
análisis conversacional de corte clásico (véase p. e. Schegloff 2007),
consideramos viable complementar ese tipo de estudio mediante un
análisis del discurso fundamentado en modelos de comunicación
intercultural (véase abajo, sección 4) con vistas a encontrar
explicaciones en profundidad de los fenómenos descritos.
Asimismo nos interesa dilucidar ciertos aspectos del
comportamiento del usuario de la L2 que se asocien a conocimientos
ya establecidos sobre la adquisición de patrones pragmáticos de la
L2.6

4. Alineamiento pragmático e interculturalidad: aspectos socio-


psicológicos

Los modelos citados –Teoría de la Aculturación, Teoría de la


Identidad Social, Teoría Intergrupal y Teoría de la Acomodación–
tienen dos rasgos particulares en común: por un lado, hacen
predicciones sobre el fenómeno que suele llamarse “comunicación
intercultural” y, por el otro, se fundamentan sobre el concepto de
identidad, tanto en su vertiente colectiva o social como en la
individual. Partiendo de la idea de que la aculturación vista como
proceso social está mediada por una serie de factores que posibilitan o
dificultan la adquisición e internalización de prácticas nativas (entre
ellas un uso ‘apropiado’ de la L2 dentro de contextos socioculturales
específicos), es necesario ver que todos esos factores afectan de un
modo u otro a la identidad de las personas implicadas en el proceso.
Para efectos del presente estudio, enfocando el fenómeno de
alineamiento pragmático, consideraremos tres planos de relevancia
para nuestros sujetos no-nativos suecos que interactúan con sujetos
nativos chilenos en la tarea ‘Jefe’. El primer plano concierne a la
identidad colectiva de estos sujetos: el hecho de pertenecer a un grupo
288 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

social minoritario, poco cohesionado y con fuertes puntos de


identificación con socioculturas terceras, tales las europeas o las
anglosajonas (factores que, según Giles y Byrne 1982, facilitan el
proceso de aculturación); grupo caracterizado además por un alto
grado de integración física en la comunidad meta (factor facilitador
según Schumann 1978), al mismo tiempo de percibir no poca
distancia social frente a esta, siendo propenso a compararse con la
sociedad chilena de manera no siempre favorable a esta y
manteniendo, por encima, una alta vitalidad etnolingüistica (factores
que dificultan la aculturación). Estos factores los consideramos
subyacentes a los otros dos planos bajo consideración.
El segundo plano, directamente actualizado en la tarea ‘Jefe’,
implica la puesta en aplicación de una importante habilidad
sociopragmática: la de adecuar su conducta a la situación al situarse
en una posición apropiada dentro de la dimensión
proximidad/distancia. Se trata de la capacidad (la cual va mucho más
allá de una mera competencia pragmalingüística) de saber elegir ‘en
línea’ un conjunto de estrategias verbales y no verbales preferidas por
la sociocultura meta dentro de un contexto específico.
El tercer plano, también directamente actualizado en la tarea,
involucra la habilidad de reconocimiento jerárquico del Otro. Implica
saber situarse en una posición adecuada a la situación comunicativa
con respecto a la dimensión jerárquico/igualitario, a veces
denominada ‘distancia de poder’ (Hofstede 1991: 23-48).

4.1. Proximidad y distancia

Esta dimensión es una constante en tipologizaciones hechas en una


serie de ciencias sociales, incluida la disciplina sociolingüística de los
Estudios de la Cortesía (p. e. Brown y Levinson 1987) y la socio-
psico-antropológica de la Comunicación Intercultural (p. e. Scollon y
Scollon 1995). Dentro de la amplia bibliografía dedicada a esta última
área, varios parámetros han sido propuestos que remiten a esta
dimensión básica.
Uno de los parámetros que propone el sociólogo holandés Fons
Trompenaars en su clasificación intercultural es el de
“específico/difuso” (specific/diffuse; Trompenaars 1993: 73-91),
binomio basado en la teoría de personalidad propuesta por el
psicólogo Kurt Lewin (1936) y que podría interpretarse como
Los límites de la adaptación socioprágmatica 289

“orientación hacia una red social integrada vs. segmentada”. Muy


resumidamente, esta variable (la cual, al igual que las otras propuestas
por el autor, ha de verse como una escala continua) va de una
tendencia ‘difusa’ en el individuo a hacer confluir los diversos
ámbitos sociales en los que participa con miras a crear una ‘zona de
confianza’ lo más integrada posible (Fant 1992: 148-150), a la
tendencia opuesta, ‘específica’, que consiste en aceptar la existencia
de compartimientos más estancos en la organización de sus redes
sociales. Esta última orientación, según Trompenaars, hace que el
individuo en mayor medida dependa de –y confíe en– el buen
funcionamiento de las normas vigentes para cada ámbito social,
normas que para el individuo ‘específico’ tienen mayor peso que sus
contactos personales para sentirse socialmente protegido. Aunque
Trompenaars (1993) no ha incluido la sociocultura chilena entre las
tomadas en consideración (aunque sí a la sueca, que coloca en el
extremo ‘especifico’), este autor sitúa a otras socioculturas nacionales
latinas (la española y la mexicana; Trompenaars 1993:80; 88) en una
posición claramente ‘difusa’ y no hay motivo para creer que la
realidad chilena divergiría mucho al respecto. Una manifestación de la
orientación ‘difusa’ es el tipo de clientelismo que ha sido referido y
documentado en varios trabajos sobre la cultura e identidad chilena
(véase Larraín 2001: 215-216). En resumen, hay buenos motivos para
suponer que los chilenos en su conjunto estarían más orientados que
los suecos hacia la integración de sus redes sociales.
El parámetro ‘específico/difuso’ es afín al de ‘individualista/
colectivista’, también tratado por Trompenaars (1993: 47-62) además
de haber sido el objeto de estudio de un amplio abanico de trabajos en
ciencias sociales (en el área de la interculturalidad, cítense p. e.
Gudykunst, Yoon y Nishida 1987, o Triandis, Bontempo, Villarcal,
Asai y Lucca 1988). El sociólogo Geert Hofstede, en su obra pionera
sobre las “consecuencias de la cultura” (la cual también incluye a
Chile en su lista de naciones estudiadas) dedica un capítulo entero a
esta dimensión (Hofstede 1991: 49-78). La sociocultura sueca se sitúa
en este estudio en un nivel bastante alto de individualismo y la chilena
en una posición claramente más colectivista (Hofstede 1991: 53).
Otro parámetro emparentado al de ‘específico/difuso’ es el que
contrapone una orientación ‘instrumental’ a otra ‘relacional’ (task-
/relations-oriented; véase p. e. Fiedler 1967); este binomio, que
también forma escala continua, ha sido frecuentemente usado en
estudios sobre relaciones laborales, en particular de estilos de
290 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

liderazgo. Es de suponer que un individuo que tenga a la vez una


orientación ‘específica’, ‘individualista’ e ‘instrumental’ preferiría
estrategias comunicativas de distancia y que alguien de tendencias
opuestas –‘difusa’, ‘colectivista’ y ‘relacional’– tendría preferencias
para las estrategias de proximidad.
En consecuencia a este razonamiento podríamos concluir que un
sueco que buscara alinearse a la norma chilena en una situación tal
como la representada por la tarea ‘Jefe’ se esforzaría por presentar su
petición de permiso de manera a involucrar también al jefe (como si se
tratara de una preocupación e interés compartidos), invocando un
vínculo social con el jefe y atenuando el aspecto de ‘interés personal’
que tiene la petición.
Cabe mencionar un cuarto parámetro, que ha sido frecuentemente
citado en las tipologías de la interculturalidad y que refleja, quizá de
modo aún más directo que los tres ya mencionados, la dimensión
proximidad/distancia. Se trata de la oposición ‘alta/baja emotividad’
(“afectivo/neutral” en la terminología de Trompenaars 1993: 63-72).
Las socioculturas latinas, supuestamente incluida la chilena, se
caracterizan, según este autor, por un más alto nivel de ‘emotividad’
que las del norte de Europa, incluida la sueca. Este concepto cabe
interpretarlo en términos de preferencias respecto al grado de fuerza
emotiva de la expresión verbal y no-verbal (e, indirectamente, también
de la fuerza emotiva interna experimentada, cf. Scherer 1986: 22).
Con respecto al caso que nos concierne, la actuación dentro de la tarea
‘Jefe’, un sueco que quisiera alinearse a la norma de la comunidad
chilena no vacilaría en recurrir a una argumentación ad hominem ni en
presentar su causa en términos emocionales.

4.2. Jerarquía

El quinto axioma propuesto por el teórico de la comunicación Paul


Watzlawick dice que todos los intercambios comunicacionales son
simétricos o complementarios (Watzlawick, Beavin-Bavelas y
Jackson 1967: 64), entendiéndose por ‘complementario’ que los
participantes de un intercambio no tienen una posición de poder igual.
La tarea ‘Jefe’ se caracteriza desde luego por la asimetría entre una y
otra parte. Sin embargo, una cosa es la relación de poder efectiva que
Los límites de la adaptación socioprágmatica 291

se establece entre dos partes y otra cosa bien distinta es de qué manera
y en qué grado tal asimetría se refleja en estrategias de comunicación
verbal y no-verbal. Mientras el parámetro ‘distancia de poder’
propuesto por Hofstede (1991: 23-48) se relaciona ante todo con el
grado de aceptación de grandes desniveles jerárquicos dentro de una
organización, la variable ‘jerarquía’ en los sistemas de cortesía
propuestos por Scollon y Scollon (1995) se refiere al fenómeno
comunicativo (véase abajo, secc. 4.3). Indudablemente el primer
factor incide en el otro, o sea: en organizaciones planas también
predominan modelos igualitarios de interacción, capaces de crear, a
veces, una tensión entre la distancia de poder real y las formas
preferidas de comunicación.
La sociocultura sueca se caracteriza, según diversas fuentes, por su
bajo nivel jerárquico (índice 31/100 en Hofstede 1991:26), el cual
posee un profundo arraigo histórico (véase Hofstede 1991: 23; Daun
1992: 107; Daun 1996). Esa orientación contrasta con el alto nivel
jerárquico que es típico de varias naciones latinas, entre ellas Chile
(índice 63/100 en Hofstede 1991: 26), cuya sociocultura, según el
sociólogo Jorge Larraín, está fuertemente marcada por una tradición
de autoritarismo (Larraín 2001: 226-232), contrarrestada, según ese
mismo autor, por tendencias opuestas solo desde la restauración de la
democracia en 1990. Es, por lo tanto, lógico dar por supuesto que
predominan pautas de alto respeto a las jerarquías dentro del mundo
laboral chileno y que para un sueco, más acostumbrado a las
organizaciones planas y formas de comunicación igualitarias (por no
decir ‘antijerárquicas’), integrarse a una realidad laboral chilena
supone un esfuerzo de adaptación. En consecuencia a eso, un
alineamiento pragmático por parte del E sueco en la tarea ‘Jefe’
consistiría en manifestar respeto a la jerarquía, p. e. al no anticipar o
contradecir al J en el proceso de tomar decisiones.

4.3. Sistemas de cortesía

En el estudio de la interculturalidad, los diversos parámetros usados


en la descripción general de las preferencias existentes en distintas
socioculturas también pueden ser considerados desde la perspectiva de
la cortesía interpersonal. Los sociolingüistas Ron Scollon y Suzanne
Wong Scollon combinan la dimensión de proximidad/distancia con la
de jerarquía para postular la existencia universal de tres ‘sistemas’
básicos de cortesía: el igualitario de proximidad, el igualitario de
292 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

distancia y el jerárquico (Scollon y Scollon 1995: 44-47). El primer


sistema se caracteriza por el predominio de estrategias de solidaridad
y cercanía, el segundo por las estrategias de respeto territorial y
distanciamiento y el tercero por la aplicación de estrategias de
solidaridad desde arriba hacia abajo y de respeto territorial desde
abajo hacia arriba.
En el mundo laboral sueco, debido a una baja distancia de poder y
marcada preferencia por manifestar distancia social, prevalecería
claramente el sistema igualitario de distancia, mientras que en el
mundo laboral chileno sería de esperar una mezcla entre el sistema
igualitario de proximidad y el jerárquico. Por lo tanto, el
comportamiento de los E nativos de la tarea ‘Jefe’ se caracterizaría
por una alternancia entre manifestaciones de respeto a la autoridad del
J y movimientos de solidaridad personal con él. En los dos próximos
apartados veremos si esos efectos se producen con mayor regularidad
en los diálogos endolingües que en los exolingües.

5. Efectos secuenciales en el diálogo

A fin de poder apreciar plenamente la dinámica conversacional a


través del examen de efectos secuenciales en la sucesión de
intervenciones, hemos considerado necesario llevar a cabo un análisis
que se extienda sobre eventos enteros. Para cumplir con este objetivo
hemos elegido dos conversaciones, una endolingüe y otra exolingüe,
ambas representativas de su grupo.

5.1. Diálogo endolingüe: “Nozo”

Ya en el momento de transición entre saludos y apertura, se puede


notar que E intenta personalizar la relación con J. Su intento, por lo
visto, es logrado, ya que la confidencia que le hace E de ‘no estar tan
bien’ va reciprocada por una solicitud de explicar la razón, casi como
si el intercambio ocurriera entre amigos:

(6) Nozo: ¿Cómo estás?7


(7) Jefe: Bien ¿y tú?
(8) Nozo: Bien gracias, o sea no tan bien en realidad…
Los límites de la adaptación socioprágmatica 293

(9) Jefe: Cuéntame, ¿qué te pasó?

En su próximo movimiento, E prepara el terreno para su petición


mediante una pregunta que actualiza el área de conocimientos
compartidos entre los dos, incitándole así a J a confirmar el
conocimiento en cuestión:

(10) Nozo: ¿Te acuerdas que te había comentado que tenía un


matrimonio el fin de semana?
(11) Jefe: Sí, me habías dicho el día sábado…

Tras efectuar con muchos detalles su movimiento preparatorio (este


se extiende sobre nueve intervenciones), lo cual puede verse como una
estrategia indirecta mediante la cual demuestra respeto a la posición
jerárquica de J, E formula su petición. La reacción de J es preparar de
manera muy suavizada un rechazo, alabando primero a E, luego
mencionándole la reunión del viernes y terminando mediante una
amonestación encubierta, responsabilizando a E. Debe notarse que J
ya se refiere a la situación como un problema compartido entre los
dos:

(18) Nozo: […] necesito pedirte que me des estos dos días para el
para el matrimonio.
(19) Jefe: Yo, tú sabes que yo no tengo ningún problema porque
tú… eres un empleado ejemplar. El problema que tenemos es
que el día viernes hay reunión con el grupo Colmax para la
renovación del contrato. El día viernes a las doce, como tú
bien debes saber.

Sin embargo, J continúa amonestando a E y responsabilizándolo


por un asunto que categoriza como de importancia vital para la
empresa. De esta manera, el campo compartido llega a incluir no solo
a los dos interlocutores y el ámbito de E (‘familia’) ya involucrado en
el contexto, sino también el ámbito que representa J (‘empresa’),
frente al cual E tiene una responsabilidad. La reacción de E es oponer
resistencia a esa fuerte presión afectiva (“complicado, porque…”),
seguida de una referencia reiterada al matrimonio de la hermana:
294 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

(21) Jefe: esta reunión la hemos venido preparando con mucho


tiempo de anticipación… porque la empresa se está jugando
mucho dinero.
(22) Nozo: Complicado, porque bueno, el matrimonio es el jueves.
El tema es que si es que alcan- alcanzo a llegar el viernes…
antes del mediodía.

A estas alturas J se permite formular su rechazo explícito. Empieza


recurriendo a una expresión elíptica aunque claramente entendible (“tú
has pensado en algo”), luego procede de manera directa aunque
suavizada (“me es difícil…”). E, que se ve ya sin mayores opciones,
hace nuevamente referencia a su compromiso familiar aunque
agregando esta vez el reconocimiento de sus obligaciones frente a la
compañía:

(23) Jefe: Tú has pensado en algo. Yo, realmente, bajo esas


condiciones me es difícil darte permiso […]
(24) Nozo: […] pero cómo lo hago, cómo le- cómo le digo a mi
hermana que no, o sea no puedo ¿no? faltar al matrimonio de
mi hermana…Y también entiendo que el- el- la reunión con
los clientes ee… tampoco se puede llamar y decir, “oye
cambiemos la reunión para… para la tarde”.

Después de aflojarse así la posición de E, siguen unos intercambios


en los que J expone y desarrolla su propuesta de que E tome el avión
el viernes por la mañana. Cuando E deja ya de oponer resistencia, se
produce el siguiente intercambio: J, al reiterar su propuesta, empieza
pidiendo indirectamente disculpa por hacerlo para luego insistir, con
lo cual E, después de formular una reserva, la acepta:

(31) Jefe: Sí, por mí, yo realmente no tengo… otra otra…


propuesta que ofrecerte en relación en eso, o sea… yo he
Viajado a La Serena constantemente. Hay dos vuelos.
Tendrías que tomarte el de las diez de la mañana.
(32) Nozo: Sí, no, es… ahí estoy bastante bastante justo, pero…
bueno, quedemos en eso.

El acuerdo continúa sellándose: J, que ha salido vencedor de la


negociación, presenta una nueva disculpa indirecta y E reitera su
aceptación. Sigue muy rápidamente la preparación de la despedida
Los límites de la adaptación socioprágmatica 295

(“qué estés muy bien” no reciprocado sino seguido de un


agradecimiento mínimo), luego el ritualizado intercambio de “chao”:

(33) Jefe: Claro. Yo lo lamento, Nozo, pero realmente no se puede.


(34) Nozo: Sí, no, está bien. […]
(37) Jefe: El jueves entonces. Que estés muy bien, Nozo.
(38) Nozo: Listo, Esteban, gracias.
(39) Jefe: Chao.
(40) Nozo: Chao.

5.2. Diálogo exolingüe: “Kiki”

La E no-nativa comienza el dialogo aludiendo a la situación problema


y minimizándola al mismo tiempo. Hace partícipe a J respecto del
conocimiento de esta, entregando detalles de la situación sin buscar su
confirmación:

(4+6) Kiki: Sabes, estoy llamando porque estoy un poquito


complicada. Lo que pasa es que usted sabe que mi hermana se
va a casar, ee… y…y creo que el casamiento va a ser en La
Serena.
(7) Jefe: Sí, creo que me habías contado […].
(12) Kiki: Lo que pasa, que… ahora cambiaron la fecha de… El
casamiento iba a ser un fin de semana y lamentablemente no-
no pudo el… sacerdote ese día, entonces lo van a hacer el día
jueves

E continúa planteando la situación problema y manifestando


conciencia de la importancia de la reunión, a lo cual, bajo nuestra
interpretación, J responde haciendo uso de su nivel jerárquico, al pedir
detalles al respecto:

(20-22) Kiki: Entonces, lo que pasa es que yo- yo estoy consciente


que tenemos esa impo- ee importante reunión con Colmax, y
lamentablemente coincide con esta fecha. Pero usted
comprenderá que…
(23) Jefe: Pero a ver, recuérdame una cosa,…recuérdame una
cosa, ¿a qué hora tenemos reunión con Colmax el viernes?
296 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

Después de una secuencia lateral que versa sobre la hora de la


reunión del viernes, E establece un tercer intento, esta vez más directo,
para plantear a J su intención de no asistir a la reunión. Obtiene como
respuesta una visión negativa respecto de la situación, insinuando ya
un cierto grado de responsabilidad:

(34) Kiki: Mira, lo que pasa es como este queda en La Serena, el


casamiento va a ser el día jueves yo me comprometí a ayudar
también en la- en organizarlo. No voy a poder estar el- el
viernes tampoco, […] va a ser súper complicado para asistir a
esta reunión.
(35-39) Jefe: Estamos mal ahí. Estamos mal ahí, Kiki, porque sabes
que es una reunión súper importante.

Continúa J entregando detalles respecto de la importancia de la


reunión y aludiendo a la preponderancia de E. Remarca la labor de E
en la organización, validando su calidad de experta y finalmente
depositando en E la estrategia para la solución del problema:

(43-51)Jefe: Nos estamos acá jugando mucho… ee… muchas


transacCIOnes… ee… muchos contratos, muchas
oportunidades…y tú eres una persona fundamental en esa
reunión. Recuerda que tenemos que revisar toda la parte
jurídica contigo. Tú eres la exPERta en la empresa. ¿Cómo
vamos a solucionar eso, Kiki?

Mediante argumentos que involucran ya una carga claramente


afectiva, J manifiesta claramente no estar de acuerdo con la petición
de E, mientras esta propone la utilización del recurso tecnológico con
la finalidad de dar solución al problema participando de forma virtual
en la reunión:

(52) Kiki: Oye, no sé, ¿y si es posible….?


(53) Jefe: Complicado, todo lo veo complicado.
(54) Kiki: Claro, pero como tenemos toda esa tecnología hoy en
día, ¿no será posible que… que asistiera mm… por- por
Skype por un tema así? Eso, eso podría ser una solución…
que hagamos una- una… una videoconferencia ahí. Yo…
feliz, yo lo puedo hacer, no tengo ningún problema en eso
Los límites de la adaptación socioprágmatica 297

pero la verdad que físicamente estar en Santiago me complica


a esa hora.

J realiza ahora un llamado al cumplimiento de la función presencial


de E, argumentando un costo económico adicional a la propuesta de
E, mientras E sigue realizando intentos por validar su propuesta:

(59+61)Jefe: […] los ejecutivos tienen que estar ahí, tienes que estar
tú…ee… Hacer una videoconferencia es un gasto, que yo no
me puedo dar el lujo de hacer ese gasto, Kiki.
(62+64)Kiki: No pero con Skype no tiene ningún costo extra… eso es
gratis prácticamente. Si yo me llevo mi laptop y el… el
cámara telefónica y… se hace el llamado por- por Skype, y…
ahí me van a ver en persona, y yo estoy… en contacto con
usted, no, no tiene un gasto elevado.

Nuevamente J manifiesta su deseo de contar con la presencia real


de E, argumentando tener conocimiento del tiempo de traslado y
disponibilidad horaria en el medio de transporte. E deja entrever que
la solución es la videoconferencia antes propuesta, llamando a J a
comprender su situación:

(65-71) Jefe: Ahora, yo he ido a la Serena, yo he ido varias veces a


vacacionar y son cincuenta minutos en avión ¿mm?
(72) Kiki: Correcto. ¿Qué pasa si- sí…
(73+75)Jefe: Y los horarios, ¿tiene los horarios? Es- hay un horario
que sale a las diez de la mañana de La Serena, tú puedes llegar
perfectamente acá. Al otro día, el día viernes…
(74+76)Kiki: Ee…sí, pero si tengo un casamiento el día anterior,
ee…usted comprenderá que […]

Es evidente que en esta etapa del diálogo la negociación ya no


avanza. J ahora cambia radicalmente de estrategia al reconsiderar la
propuesta de E, otorgando desde su grado de jerarquía laboral la
autorización, para luego establecer condiciones que evidencian que su
aceptación solo es parcial:

(79-83) Jefe: Ya, o sea ¿tú dirías que con Skype podríamos solucionar
el problema? […] Okay… ¿sabes qué vamos a hacer, Kiki?
298 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

(84) Kiki: Dígame.


(85+87) Jefe: Te voy a dar el permiso. Te voy a dar el permiso, ee…
PERO…bajo las siguientes condiciones.

En el incremento que sigue, J describe una serie de acciones que E


deberá efectuar para realizar la videoconferencia, permitiendo a E no
asistir a la reunión y adjudicando toda la responsabilidad de esta
decisión a E. Después de advertirle que cualquier error que cometa
será causa de su despido, realiza un último intento por contar con la
presencia de E:

(93-118) Jefe: Tú en la semana tienes que preocuparte de instruir a


una persona para que tenga todo ese día instalado, para que tú
puedas conversar con los ejecutivos, no haya ninguna
cosa…ee… ninguna cosa FALLE en la- en el computador,
todas esas cosas las tienes que tener solucionado, y…
instruyes a alguien de la oficina, que puede ser Jorge, que
puede ser Jaime, para que estén al tanto de todo eso. […] Una
falla, UNA FALLA en esa reunión, tú estás despedida
inmediatamente, sin- sin ningún- ninguna queja y sin nin-
ninguna palabra, o sea, tú misma agarras tus cosas y te vas si
es que pasa algo ahí, porque nos harías perder mucha plata,
¿mm? Por eso, piénsalo muy bien en tomar la decisión.

La fase final del diálogo incorpora la reconfirmación de un acuerdo


entre J y E en el cual E asume efectuar las acciones necesarias para
dar la solución propuesta por E en primera instancia al problema.
Sigue un intercambio de despedidas no demasiado cordial:

(123) Jefe: ¿De acuerdo, Kiki?


(124) Kiki: Entonces hablamos, y yo le voy a darle la- los detalles,
todo, yo voy a hablar con Jorge entonces, ¿mm?
(125) Jefe: Okay.
(126) Jefe: Que estés muy bien, Kiki.
(127) Kiki: Igualmente, hasta luego, adiós.
(128) Jefe: Hasta luego.
Los límites de la adaptación socioprágmatica 299

5.3. Comparación

Al contrastarse los diálogos ‘Nozo’ y ‘Kiki’ se evidencian diferencias


significativas en varios respectos. El caso de ‘Nozo’ se caracteriza por
un clima de confianza que se establece desde el inicio de la apertura
mediante el establecimiento de un área compartida no solo respecto a
la situación en sí (plano cognitivo) sino también a la valoración de
esta (plano afectivo). En el caso de ‘Kiki’, tal área compartida no
logra establecerse en la apertura a raíz de que la E no-nativa nunca
solicita la confirmación del J; tampoco es reparada esa deficiencia de
confianza en ningún momento posterior. En el diálogo endolingüe, por
el contrario, se va reforzando el vínculo interpersonal durante todas
las fases de la conversación.
Respecto a la petición misma, esa es efectuada por el E nativo de
una manera frontal después de una fase relativamente prolongada de
preparación del terreno. La reacción afectiva del J es positiva: alaba a
E y no rechaza en seguida su petición; de hecho, dedica tanta energía a
preparar el terreno para el acto de rechazo que luego va a seguir, como
E lo preparó para su acto de petición. Así, el procedimiento de J
refleja bien el de E. En el caso de ‘Kiki’, por el contrario, la E no-
nativa, después de dar una serie de detalles respecto de su situación y
abrir anticipadamente el tema de la reunión del viernes, declara sin
más no poder participar en esa reunión. A ese procedimiento J
reacciona de manera negativa, responsabilizando y culpabilizando a E.
La estrategia a la que recurre Nozo para presentar su situación y
para expresar su petición refleja un respeto a la posición jerárquica de
J. En cambio, la forma en que Kiki hace su petición es entendida por J
como ausencia de respeto a la jerarquía empresarial e incluso como un
acto de desafío a su autoridad, lo cual explica su necesidad de
restablecer el equilibrio jerárquico. El mismo juego se repite dos veces
más en el diálogo: (1) Cuando la E no-nativa, de manera frontal y sin
rodeos, presenta su contrapropuesta (‘utilizar Skype’), J no se demora
en dar su rechazo a través de una serie de argumentos; (2) al insistir E
en las ventajas que tiene su oferta, J le da un corte presentando
argumentos a favor de su propia solución (‘tomar el avión el viernes
por la mañana’), a lo cual E contesta reiterando los motivos de su
petición. Finalmente, para mantener la iniciativa y salvaguardar su
autoridad, J cambia de estrategia, concediéndole a E lo que ella pide a
la vez de plantearle una serie de condiciones. Resultado: el clima
afectivo, ya deficiente desde el principio, se va deteriorando aún más
300 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

y el incremento prolongado que sigue va caracterizado por su tono


altamente conflictivo.
La comparación entre los dos diálogos permite distinguir dos
dominios respecto de los cuales el alineamiento pragmático del no-
nativo falla: una deficiente contribución al establecimiento de un
clima de confianza, por una parte, y un insuficiente grado de
observación de las normas vigentes respecto a la jerarquía
empresarial.

6. La tarea “Jefe”: observaciones por fase

Para permitir un rastreo más sistemático de las divergencias de


conducta entre E nativos y no-nativos hemos registrado y comparado
lo que ocurre en los 15 diálogos, fase por fase. Hemos distinguido seis
fases: saludo, apertura, negociación, acuerdo, incremento y despedida.
Todas estas fases salvo el incremento están presentes en todos los
diálogos.

6.1. Saludos y despedidas

Tanto la fase inicial como la final de una conversación telefónica


corresponden a patrones altamente formulaicos y predecibles. Ciertas
tendencias se pueden notar en el comportamiento de los E no-nativos
que los distinguen de los nativos. Una divergencia reside en la manera
en que se realiza la identificación inicial de los interlocutores.
Después de intercambiarse los aló, cinco de los siete E nativos buscan
confirmar la identidad del interlocutor, lo cual se entiende
probablemente como una manera más cortés, de iniciar una
conversación telefónica que la alternativa, cuando el llamador dice su
nombre directamente, tal como lo hace la mitad de los E no-nativos.
Todos los cinco nativos que preguntan por la identidad del contestador
lo hacen mediante el vocativo ¿Jefe? (haciendo referencia a una
relación jerárquica entre las partes); es notable que ningún E no-nativo
recurre a esta forma.
A través de sus elecciones lingüísticas, los E no-nativos tienden a
situarse en un nivel de formalidad más alto que los nativos. Eso se
nota en particular en la elección y uso de las formas de tratamiento.
Cuatro E no-nativos y ningún nativo tratan inicialmente a J como don
Esteban (señal de distancia social, en contraste con la forma Jefe que
Los límites de la adaptación socioprágmatica 301

señala distancia de poder). Independientemente de la elección de tú o


de usted como forma de tratamiento, los E no-nativos hacen un uso
muy escaso de indicios explícitos de segunda persona, bien sean
pronombres o vocativos. Es digno de notarse que aunque J trata
consistentemente de tú a los E no-nativos, ese tuteo casi nunca los
lleva a reciprocar. Todos estos indicios son interpretables por J como
marcas sutiles de distanciamiento.
En los diálogos endolingües, debe notarse que la elección de tú o
de usted parece depender del sexo del J (los E nativos siempre usan
usted al dirigirse a la jefa, 3 casos, mientras al jefe de sexo masculino
siempre lo tratan de tú, 4 casos). Sin embargo, la más importante
divergencia con respecto a los E no-nativos es la facilidad con la cual
los nativos recurren a indicios explícitos de segunda persona
(pronombres, vocativos) y que indica un alto grado de proximidad
conversacional.
Un contraste interesante se nota en los intercambios de ¿cómo
estás? en los saludos, así como de que estés bien (o frase equivalente)
en las despedidas. En cinco de los siete diálogos endolingües y en
cinco de los ocho diálogos exolingües, es J el primero en decir ¿cómo
está? Esta frase es reciprocada por todos los no-nativos pero solo por
tres nativos. Respecto de la fórmula que estés bien (o sinónimo)
enunciada por J en todos los diálogos menos uno en cada grupo, cinco
no-nativos y solo dos nativos reciprocan (mediante igualmente, o
expresión equivalente). El hecho que los E no-nativos manifiesten un
mayor grado de conformidad a patrones ritualizados de cortesía puede,
según nuestra apreciación, ser interpretado por J como una señal de
distancia entre otras muchas, incidiendo en el clima afectivo del
diálogo.

6.2. Apertura

Destaca, en primer lugar, una divergencia entre nativos y no-nativos


en la manera global de presentar la petición de los dos días de
permiso. Todos los nativos, pero solo la mitad de los no-nativos,
explican el problema por pasos antes de evidenciar la petición. La otra
mitad de los E no-nativos van directo al grano, presentando problema
y petición de un solo tiro. Esa es una estrategia que J interpretará
como una conducta confrontativa y posiblemente como un desafío a
su autoridad.
302 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

Se presenta variación, por lo demás, con respecto a dos fenómenos:


(1) la estrategia elegida por E para envasar su petición, y (2) la medida
en que hace referencia a motivos afectivos para justificar su petición.

6.2.1. Actos de petición

La aplicación de un patrón clasificatorio para los actos de petición


basada en el modelo de Blum-Kulka, House y Kasper (1989) nos ha
permitido apreciar de manera detallada de qué manera difieren el
grupo nativo y el no-nativo. En los datos hemos distinguido cinco
tipos de acto principal de petición (head acts) elegidos por los sujetos.
Uno de ellos lo hemos calificado de directo o “frontal”, uno de semi-
directo (la petición por expresión de deseo) y tres de indirecta, a saber
la “petición por giro preparatorio”, la “petición por insinuación” y la
“petición lateral”.8
De las cinco estrategias solo dos son de considerar como no
marcadas: la directa frontal y aquella por giro preparatorio. De hecho,
estas dos son las únicas elegidas por los nativos (4 casos de giro
preparatorio y 3 frontales). En el ejemplo siguiente podemos ver como
la petición directa frontal va presentada como una necesidad:

(18) Nozo: Para este jueves. Y… la verdad que… obviamente


cuando el matrimonio es el jueves en la noche… y significa
que tendría que irme el jueves y el viernes, por lo tanto…
necesito pedirte que me des estos dos días para el para el
matrimonio.

La estrategia indirecta “petición por giro preparatorio” puede ser


ilustrada con la intervención siguiente, en la que lo preparatorio
consiste en poner la idea de posibilidad en el primer plano:

(24) Pato: Ee… pero yo quería apelar a este sentimiento familiar


por usted y ver si hay una posibilidad de que jueves y viernes
podría yo desaparecer un ratito, un par de días de la empresa,
para… para disfrutar esta… famosa… encuentro familiar, que
hace bastante tiempo que tampoco nos juntamos, digamos.

Entre los E no-nativos, todas las cinco estrategias enumeradas


están representadas, la más común siendo la directa frontal (4 casos).
Los límites de la adaptación socioprágmatica 303

La estrategia semi-directa de la “expresión de deseo” es empleada por


un sujeto (Stig, línea 20), no sin haber efectuado un movimiento
preparatorio en una intervención precedente (línea 12):

(12) Stig: Ee… necesito pedirte un favor grande. […]


(20) Stig: [...] y como es en La Serena, me gustaría tomar los días
jueves y viernes…ee… de vacaciones, si es que es posible.

También las tres estrategias indirectas están representadas en el


grupo no-nativo. Una E no-nativa (Tina) se comporta de manera
similar a los E nativos al recurrir a una petición por “giro
preparatorio” que enfoca (al igual que lo hacen los nativos) la
posibilidad. Otra E no-nativa, (Kiki) recurre a una insinuación:

(34) Kiki: Sí… el día viernes. Mira, lo que pasa es como este
queda en La Serena, el casamiento va a ser el día jueves y yo
me comprometí a ayudar también en la- en organizarlo. No
voy a poder estar el- el viernes tampoco… tenemos el
problema de los vuelos y el- ee, bueno, va a ser súper
complicado para asistir a esta reunión.

Finalmente, el sujeto no-nativo Clas produce una petición lateral


sin hacer mención explícita de permiso alguno:

(44) Clas: […] entonces te- te llamo para ver si hay una
posibilidad de… de postergar la reunión con- con esa gente
de Colmax para se haga el lunes. Depende también de su- su
disponibilidad… ¿Qué te parece?

Es interesante observar que no es tanto el grado de /in/dirección lo


que distingue los E nativos de los no-nativos, sino el abanico de
variación –grande en el grupo de los no-nativos, reducido el de los
nativos– así como el bajo grado de convencionalidad de las estrategias
elegidas por los no-nativos. Mientras los nativos solo usan dos
estrategias, ambas plenamente convencionales, los no-nativos recurren
a cinco, de las cuales tres resultan ser poco convencionales. Se puede
suponer que ese grado relativamente bajo de convencionalidad podría
producir el efecto de rebajar el nivel de fluidez en el intercambio.9
304 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

6.2.2. Referencia a motivos afectivos

Entre los posibles motivos afectivos alegables para justificar la


petición de permiso, destacan los compromisos de familia. Todos los
E nativos menos uno hacen ese tipo de referencia, pero solo la mitad
de los E no-nativos. El enunciado producido por el nativo Pato (Pato
24) y referido arriba (sección 6.2.1.) puede ser considerado como una
estrategia típica (“yo quería apelar a esta sentimiento familiar por
usted”).
Los no-nativos, por su parte, también pueden hacer referencia a la
familia aunque de forma algo distinta:

(58) Nany: […] es que no le pedía- no pedía este- este… favor,


pero para mí es ee…sumamente importante y… y… yo he- he
explicado a mi familia […]

La diferencia entre los dos sujetos reside, a nuestra apreciación, en


que el nativo presenta su situación de manera directa, como un
problema que afecta también a J, y la no-nativa no establece esa
asociación. De hecho, la tendencia a involucrar emocionalmente al
superior es muy fuerte entre los E nativos: entre ellos ocurren cuatro
intentos contundentes y dos atenuados, mientras un solo sujeto nativo
se abstiene totalmente de hacer el intento. Entre los no-nativos, solo
dos buscan involucrar a J de manera contundente y dos hacen un
intento atenuado, mientras cuatro, o sea la mitad, no hacen ningún
intento de este tipo.

6.3. Negociación y acuerdo

De manera general, es interesante ver el espacio que ocupa cada una


de estas fases. Resulta que en los diálogos endolingües la negociación
abarca 25,7 intervenciones como promedio, frente a 35,0 en los
exolingües, mientras la proporción inversa se nota en la fase del
acuerdo, la cual se extiende sobre 5,1 intervenciones como promedio
en los diálogos endolingües, frente a 3,0 en los exolingües. La primera
diferencia puede ser interpretada como indicio de complicación o
disonancia en el intercambio, mientras la segunda divergencia puede
radicar en la baja orientación interpersonal que se supone caracteriza a
los suecoparlantes: el haber llegado a un acuerdo sería ya, desde la
Los límites de la adaptación socioprágmatica 305

perspectiva del E sueco, un hecho cumplido que concierne a la tarea


misma y no a la relación con J, por lo cual no hay que darle más
vueltas.
Respecto al resultado concreto en que desemboca la negociación,
no hay diferencias entre los grupos: tres sujetos nativos y tres no-
nativos terminan aceptando ir a la reunión (‘J triunfa’), mientras J
acepta sin condiciones la contrapropuesta de dos nativos y dos no
nativos (‘E triunfa’). En los restantes casos (dos nativos y tres no-
nativos), J acepta la contrapropuesta de E imponiéndole condiciones
(‘ninguno triunfa’).

6.3.1. Reacción del Jefe a la petición.

El hecho de haber surgido ya en la apertura algún tipo de disonancia


entre las partes en el plano afectivo-relacional es capaz de
manifestarse a través de la reacción que en J provoca la petición de E
a la hora de abrirse la negociación. Resulta que en los diálogos
endolingües, ese rechazo no sale muy contundente en ningún caso (en
tres casos, J da un rechazo atenuado y en cuatro casos rechaza la
petición de manera muy indirecta o elíptica). En los diálogos
exolingües, en cambio, cinco actos de rechazo salen directos y
contundentes, tres salen atenuados y no se presenta ningún caso de
rechazo elípitico. En la secuencia que sigue, J le da un rechazo
contundente al sujeto no-nativo Clas:

(39+41)Jefe: Pero tú tienes que estar ahí... tú tienes que estar ahí
porque mm…tienes que explicar todos los detalles del nuevo
contrato, todos los términos y los detalles del nuevo contrato.

En contraste, la secuencia siguiente, en la cual J se dirige a Hans,


otro sujeto no-nativo, ilustra el tipo atenuado. Debe notarse que aquí, a
diferencia de la secuencia precedente, J se involucra en la situación
usando una primera persona plural (el problema que tenemos):

(21+23)Jefe: A ver, estoy viendo acá… hmm… el problema que


tenemos, Hans, es que el día viernes… a las doce… está
agendado una reunión con el grupo Colmax para la
renovación del contrato……como tú bien debes saber…
em… es la renovación del contrato por cinco años y tú tienes
306 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

que explicar todos los detalles y terminos ee… legales del


contrato, a estos ejecutivos del grupo Colmax.

6.3.2. ¿Quíen toma la iniciativa de solucionar el problema?

Este es otro aspecto relevante de la fase de negociación: ¿espera E a


que J la tome, o la toma E espontáneamente? El análisis muestra
nuevamente tendencias contrarias entre los dos grupos. En el grupo
nativo cuatro sujetos involucran a J antes de formular una solución. En
el grupo no-nativo solo dos sujetos solicitan el apoyo de J y los
restantes seis toman la iniciativa directamente. En los últimos seis
casos, la reacción de J es un rechazo frontal sin mitigar en tres casos y
un rechazo algo atenuado en los restantes tres casos.
La medida en que E sigue un paradigma jerárquico de acuerdo a la
norma nativa puede incidir en la percepción que tenga J de un E.
Concretamente, si E toma una iniciativa frontal sin preparación ni
atenuación, o sin disponerse a dejar la decisión en manos de J, este es
capaz de entenderlo como un desafío a su autoridad. En un ejemplo ya
comentado en la sección 5, la no-nativa Kiki presenta su propuesta de
solución sin preparación de terreno y de una manera a la vez directa y
detallada, enfrentándole a J con un ‘paquete’ ya listo y completo. Al
mismo tiempo intenta poner de relieve su buena voluntad hasta el
punto de casi culpabilizar a J (“yo feliz, yo lo puedo hacer, no tengo
ningún problema”) para luego reiterar su voluntad de no participar en
la reunión. La reacción negativa de J no se deja esperar: rechaza
rotundamente la propuesta.

(55+61)Jefe: Bastante complicado, porque […] ee… hacer un


videoconferencia es un gasto, que yo no me puedo dar el lujo
de hacer ese gasto, Kiki.

La estrategia elegida por el sujeto nativo Lito para envasar su


propuesta en el ejemplo de abajo se adecua, por el contrario, a una
norma nativa de respeto a la jerarquía empresarial. El sujeto prepara el
terreno mediante un acto de cortesía negativa de no-imposición (mira
una posibilidad obviamente), para luego expresar su propuesta de
manera poco afirmativa, ofreciendo alternativas y agregando, por
encima, un acto de cortesía positiva (“así yo podré estar contigo”).
Solo después de esos movimientos el sujeto se permite soltar un
Los límites de la adaptación socioprágmatica 307

argumento de fuerte carga afectiva (“me creas un tremendo problema


con mi familia”). La reacción de J es aceptar la contrapropuesta bajo
reservas, amonestando a E de manera suavizada:

(35) Lito: Gracias. Mira una posibilidad obviamente es


adelantarnos pa… jueves temprano, o tratar de postergarle pa
el lunes siguiente, así yo podré estar contigo… e… o si no,
ee… o sea me creas un tremendo problema con mi familia

(37+39)Jefe: Claro. No, sí, yo te entiendo perfecto. El problema, el


problema como te digo es… con esta gente. Lo que tú podrías
hace, Lito, es tratar con mucho cuidado con mucha prudencia
de ee… solicitar un cambio en la reunión.

6.3.3. Actos de responsabilizar y culpabilizar

Otro aspecto interesante que surge en la fase de negociación es la


manera que elige J para presentar sus exigencias, en particular, en qué
medida J responsabiliza a su E o incluso lo culpabiliza. De hecho, J
responsabiliza a todos los E en alguna medida. En los diálogos
endolingües, sin embargo, el acto de responsabilizar es casi siempre
realizado de una manera atenuada y/o en combinación con actos de
alabanza. En la secuencia siguiente, J se dirige a la E nativa Moni con
las siguientes palabras:

(37) Jefa: Ee… ya… pero… ee… la verdad de las cosas que me
pone en un dilema, Moni, PORque… resulta que el tema,
resulta tan importante su presencia. Es TAN importante para
ESA reunión… porque es simplemente, usted es mm… con-
maneja la…la cosa legal, que yo no manejo, es decir, yo
conozco el tema general pero no… no la parte específica.

Mientras en un solo caso J responsabiliza a un E nativo sin


mitigación y culpabilizándolo de manera frontal, la situación de los
diálogos exolingües es la inversa: el E no-nativo es responsabilizado
de manera directa en todos los ocho casos y en cinco casos hasta ser
culpabilizado. Como ejemplo de la última constelación sirva la
secuencia siguiente, en la que J se dirige a la no-nativa Nany:
308 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

(39)Jefe: No, sí, perfecto, pero tú eres mi experta en asuntos


jurídicos, Nany. Tú eres mi experta en asuntos jurídicos. ¿Qué
voy a hacer yo en el momento en que estos ejecutivos bien
ejecutivos…? Implica la renovación, una renovación de un
contrato que no es una renovación automática.

En conclusión, hemos visto que en la fase de negociación surgen


factores capaces de favorecer, o desfavorecer, el establecimiento de un
clima de confianza. Una variable importante es el grado de respeto a
la autoridad demostrado por E y percibido por J, dado que en la
comunidad chilena la expectativa es de un respeto manifiesto. Otra
variable es la medida en que E involucra a J en el plano afectivo: en la
comunidad chilena no solo se acepta, sino que se espera, un alto nivel
de compromiso afectivo. Hemos podido constatar que los E no-nativos
no logran esos objetivos en la misma medida que los nativos.

6.4. Los incrementos

Se producen incrementos en todas las conversaciones exolingües pero


solo en tres endolingües. Un análisis cuantitativo revela, además, que
los tres incrementos endolingües que ocurren abarcan solo 5,7
intervenciones como promedio, a ser comparado con 15,1
intervenciones en los diálogos exolingües. Estos hechos cabe
interpretarlos como el indicio más fuerte de la presencia de
disonancias conversacionales en el diálogo entre el J y un E no-nativo.
Consideramos importante ver quién inicia el incremento y en qué
consiste.10 En las tres conversaciones endolingües que contienen un
incremento, J le recuerda una condición a E en un caso, a lo cual sigue
un intercambio de frases de cortesía; en el segundo caso, E le asegura
a J su buena voluntad para luego agradecerle; en el tercer caso, J le
dirige una advertencia a E.
En las conversaciones exolingües, la situación es bien distinta: en
cinco casos, J lo inicia /re/planteándole condiciones a E, además de
amonestarlo o darle advertencias, tal como ocurre en la secuencia
siguiente:

(55-61) Jefe: […] es fundamental que tú estés en la reunión, si no, no


me sirve. …si no, no me sirve y voy a tener que- que tendría
que tener que contratar otra persona en tu puesto, ¿mm?. La
Los límites de la adaptación socioprágmatica 309

opción sería que tú llegues una hora- a la una, pero a la una


en PUNTO llegas a la reunión. Yo en la primera parte con los
jecutivos del grupo Colmax vamos a revisar toda la otra parte
comercial, ah… la parte que me toca a mí, pero la parte
jurídica, que tú eres el encargado […].

En tres diálogos exolingües, E toma la iniciativa para darle


explicaciones a J y/o pedirle disculpas, tal como lo podemos apreciar
en el ejemplo siguiente:

(52) Stig: Perfecto, estamos de acuerdo así entonces… Disculpa


la llamada, no- no era mi intención, es… que-
(53) Jefe: No te preocu- no te preocupes.
(54) Stig: Que hubo un choque no más pero… okay, lo
resolveremos de la mejor manera de todas maneras.

Respecto del clima relacional, debe notarse que en todos los


diálogos exolingües (excepto en el caso de Stig arriba citado), hay un
tono conflictivo que oscila entre moderado y acentuado. En contraste
a eso, en ninguno de los tres diálogos endolingües en que se produjo
un incremento, el tono puede ser caracterizado como conflictivo.

7. Discusión y conclusiones

Este estudio, lejos de querer estudiar diferencias individuales en el


alineamiento a prácticas preponderantes en la comunidad meta, se
propone rastrear tendencias generales en el comportamiento no-nativo
para poder apreciar en qué medida y en qué aspectos este difiere del
nativo. Aunque nuestra perspectiva sea básicamente una de
‘construccionismo social’, remitiendo la acción individual a las
relaciones sociales (cf. Gergen 1994), también tenemos en cuenta que
la acción de los individuos, lejos de depender enteramente de las
situaciones interactivas emergentes, las trasciende por incluir todo un
historial de relaciones sociales ya apropiadas e internalizadas. De ahí
que los sujetos no-nativos, siendo individuos desplazados de una
sociocultura a otra, experimenten conflictos entre diferentes conjuntos
de normas, valores y cosmovisiones y que su grado de acomodación
dependa crucialmente de su reconocimiento de estos, su voluntad de
310 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

apropiárselos y/o de aplicarlos y, en último lugar, de su identificación


con la comunidad meta.
Al aplicarse una perspectiva dialogista co-construccional (cf.
Rommetveit 1985; Jacoby y Ochs 1995 o Linell 2009), desde la cual
la creación de sentidos ensayada por un interactuante va negociada por
el (los) otro/s/, los movimientos realizados por J y por E en la tarea
‘Jefe’ se presentan como altamente interdependientes. Esto trae por
consecuencia que una acción realizada por un participante que diverja
de la expectativa de su interlocutor sea capaz de generar en este una
respuesta distinta de si hubiera cumplido con aquélla. En particular
hemos enfocado, a través de una serie de ejemplos, cómo reacciona J
al enfrentarse con estrategias que no se adecuan a la pauta nativa.
Las conclusiones ņen variable grado tentativasņ que queremos
destacar pertenecen a varios planos. En primer lugar debe remarcarse
que las diferencias encontradas entre comportamiento nativo y no-
nativo son muy relativas. En varios aspectos los E no-nativos
manifiestan un elevado grado de alineamiento con el patrón nativo e,
inversamente, hay casos de que un E nativo no lo manifieste.
No obstante, creemos poder destacar al menos tres importantes
aspectos de no-alineamiento en los sujetos no-nativos frente a la
norma o expectativa nativa chilena. El primero de estos es el alto
grado de distanciamiento que muestran los E no-nativos hacia J, en
comparación con los nativos, y que se manifiesta a través del uso muy
limitado de marcas de segunda persona, un elevado grado de
convencionalidad en los actos ritualizados y una baja frecuencia de
estrategias integrativas.
El segundo aspecto podría describirse como una inseguridad
respecto a la elección de estrategias para llevar a cabo determinados
actos, en particular los de petición y /contra/propuesta. Los no-nativos
manifiestan una clara tendencia a elegir estrategias que en un contexto
nativo chileno se destacan como marcadas o despreferidas.
El tercer aspecto es la tendencia a no cumplir con las expectativas
de la comunidad nativa en lo que se refiere al respeto a la autoridad
del jefe. Esa tendencia se nota en las peticiones y /contra/propuestas
así como en la forma de argumentar.
El efecto de conjunto de la relativa falta de acomodación en estas
áreas es que el establecimiento de un clima relacional afectivo se haga
problemático. Dada la necesidad de reparación generada por esta
deficiencia, se complica el diálogo, con lo cual también se prolonga,
resultado que confirma, de hecho, nuestra hipótesis inicial. Podemos
Los límites de la adaptación socioprágmatica 311

ver, por lo tanto, que el grado de alineamiento pragmático en los


sujetos no-nativos, aunque varía entre los individuos, en su conjunto
dista mucho de ser completo. Esto es digno de notarse, considerando
el alto grado de familiaridad que tienen los sujetos con la sociocultura
chilena y su elevado nivel lingüístico.
Una pregunta que surge a raíz de estos resultados es hasta qué
punto es posible una aculturación completa en un individuo que ha
entrado en la comunidad meta a una edad adulta. Respecto de la
existencia de un conjunto de valores, normas y cosmovisiones
internalizado durante la socialización primaria, frente a la posibilidad
de adquirir un conjunto alternativo, ¿podrían existir restricciones de
maduración y un ‘período crítico’ análogos a los que se han
comprobado en la adquisición de segundas lenguas (véase p. e.
Hyltenstam y Abrahamsson 2003)? Aunque existan buenos motivos
para suponerlo, el planteamiento todavía no se ha hecho en forma
seria, ni mucho menos han visto la luz métodos apropiados para
investigarlo.

Notas

1 Este estudio ha podido ser realizado gracias al patrocinio de la Fundación STINT


(Fundación Sueca para la Internacionalización de la Educación Superior y
Estudios Científicos) a través del programa EIVES (Estudios de Interacción
Verbal en Estocolmo y Santiago), Institutional Grant 2005-2 048.
2 Entre los factores individuales-psicológicos (en el modelo de Schumann estos van
supeditados a los factores sociales), influyen el grado de trauma o choque cultural
que ha sufrido el individuo, el grado e índole de su motivación y, finalmente, la
permeabilidad de su yo, o sea, la medida en que el individuo percibe su identidad
como flexible.
3 Se puede discutir hasta qué punto la alternancia entre un J de sexo femenino y otro
de sexo masculino ha podido incidir en la actuación de los E nativos. En el análisis
solo hemos podido detectar un efecto que se debe claramente al sexo, a saber, la
forma de tratamiento. Así, los E nativos preferían tratar a la mujer de usted y al
hombre de tú; véase sección 6.1.
4 En siete casos, E acepta tomar un avión de regreso el viernes por la mañana, a
pesar del probable cansancio que va a sentir de la fiesta de la víspera; en los demás
casos, J acepta una solución propuesta por E, p. e. que haya un reemplazante en la
reunión, o que E participe por videoconferencia o por teléfono.
5 Al incluir todos los 11 sujetos de cada grupo que formaban parte del corpus más
amplio del que fue extraída la presente muestra de 8 no-nativos y 7 nativos, la
diferencia en producción de palabras también resulta ser estadísticamente
significativa (P=0,00375).
312 Lars Fant, Fanny Forsberg y Carlos Olave Roco

6 En particular haremos referencia al estudio de Blum-Kulka, House y Kasper


(1989) sobre la realización de los actos de petición en hablantes nativos y no
nativos; véase sección 6.2.1.
7 La transcripción de los ejemplos sigue, en la medida de lo posible, la norma
ortográfica. Debe notarse, sin embargo, que las mayúsculas denotan incremento de
volumen en la sílaba o las sílabas correspondientes.
8 Esta última estrategia no forma parte del conjunto originalmente propuesto por
Blum-Kulka et al (1989) sino que ha sido sugerida por los presentes autores. Se
trata de una estrategia indirecta por la cual se hace la petición a través de otra
petición que por inferencia lógica implica a la verdadera.
9 A primera vista parecerá contradictorio el hecho de que la presencia de una
estrategia “convencional” pueda crear distancia en un caso (reciprocamiento de
¿cómo estás? en el saludo) y generar fluidez y proximidad en otro caso. La
explicación que hay que darle a esa aparente paradoja es que en la primera
instancia se trata de expresiones prefabricadas de cortesía convencional destinadas
para uso en un contexto ritualizado. El cumplimiento total de esos rituales
lingüísticos puede ser percibido como marca de mayor formalidad y distancia
social, a diferencia de una implementación reducida o elíptica, que se interpretaría
como indicio de solidaridad y cercanía. En el caso de las peticiones, por el
contrario, solo la estrategia en sí posee un carácter “convencional”. En cambio, la
expresión verbal concreta de este tipo de acto pragmático no se limita a ningún
modelo fijo.
10 Hemos considerado que si más de un solo intercambio (dos intervenciones) se
interponen entre la intervención en que se sella el acuerdo y aquella que inicia la
despedida, hay incremento.

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Capítulo 13
Enseñar la competencia intercultural a través de la
literatura: el individualismo como regulador del diálogo
en el mundo hispanohablante en las crónicas de Alfredo
Bryce Echenique

Erwin Snauwaert
Resumen: La competencia intercultural, que en el aula de ELE tradicionalmente se
desarrolla partiendo de información proveniente de diferentes medios de
comunicación, también puede fundarse en obras literarias. Siguiendo la lógica de
Hofstede (1991), el novelista y cronista peruano Bryce Echenique observa en algunas
de sus crónicas que, a finales del siglo XX, España parece ser más individualista y
más masculina que Latinoamérica. Se considera en este capítulo el interés del trabajo
de Bryce Echenique para ayudar a los estudiantes a tomar conciencia de algunos
aspectos de variación pragmática regional en el mundo hispanohablante.

1. Introducción

El aprendizaje de la competencia intercultural pasa necesariamente


por una etapa de conocimiento en la que se reúne información sobre
los países cuyas culturas se estudian. En el aula de español como
lengua extranjera, esta información procede de fuentes enciclopédicas,
textos de prensa tradicionales y en línea, incluyendo blogs y wikis,
fragmentos de películas o tebeos pero también se perfila de manera
ejemplar en ciertas obras literarias.
Esto puede verse, por ejemplo, en varias de las crónicas del
novelista peruano Bryce Echenique de cuyo trabajo nos ocupamos
aquí. Este escritor ahonda en la problemática intercultural misma,
abordando las oposiciones individualismo / colectivismo y
masculinidad / feminidad, elaboradas en la conocida teoría del
sociólogo holandés Geert Hofstede. Observa que España parece ser
menos colectivista y más masculina que América Latina. En el nivel
pragmático, este fenómeno se ilustra, por ejemplo, en el hecho de que
los hablantes del español peninsular parecen volverse cada vez más
directos y agresivos mediante el uso de palabrotas e interjecciones en
comparación con el habla latinoamericana y sobre todo peruana. En
316 Erwin Snauwaert

esta última, de acuerdo al autor, en cambio se opta por diminutivos y


eufemismos y se procura evitar la pérdida de imagen (loss of face).
Así, estas crónicas ofrecen unas claves para el diálogo
intercultural entre los países de América Latina, España y Europa.
Desde el punto de vista didáctico, pueden ayudar a los estudiantes a
comprender mejor las sensibilidades culturales en los distintos
contextos.
En la clase de español como lengua extranjera (ELE) la
competencia intercultural parece disfrutar de un interés cada vez
mayor y suele abordarse por distintas vías. En estas páginas
trataremos de vincularla al estudio de la literatura. Nos dedicaremos
pues de preferencia a la problemática de la enseñanza y, si bien nos
referiremos a resultados de estudios pragmáticos en su debido
momento, nos centraremos sobre todo el contexto intercultural global.
Aunque el análisis pormenorizado de diferentes actos de habla desde el punto
de vista lingüístico-pragmático es muy interesante, consideramos que no
encaja muy bien en las primeras fases de la enseñanza de una lengua
extranjera. Muchas veces resulta ser demasiado sutil para integrarse en las
prácticas de los aprendices que por lo general son bastante rudimentarias
(Márquez Reiter 2000: 181-182). Desde una perspectiva pedagógica nos
parece pues más importante insistir en los criterios interculturales más
amplios. En una segunda fase y según el nivel del proceso de
aprendizaje, estos pueden servir de marco dentro del cual pueden
situarse ciertas realizaciones pragmáticas. En este trabajo, nuestra
atención se dirige entonces más a las actitudes que sustentan el
proceso de comunicación en general que a los giros típicos de la
negociación.
Concretamente, intentaremos ilustrar cómo ciertos textos literarios
explicitan los criterios que gobiernan las relaciones interculturales y
mostrar su relevancia para el aprendizaje de ELE, en nuestro caso,
dentro de un programa de ciencias empresariales. Con este objetivo en
mente, esbozaremos primero el modelo intercultural en el que nos
basamos para enfocar a continuación unos fragmentos literarios cuyo
análisis nos permitirá formular unos criterios que les ayudarán a los
estudiantes a funcionar de manera más acertada en unas situaciones en
las que probablemente se verán involucrados al entablar contactos
comerciales con hispanohablantes.
Interculturalidad y literatura 317

2. Una etapa de conocimiento

El aprendizaje de la competencia intercultural tradicionalmente se


articula en tres etapas: la motivación, el conocimiento y las actitudes
(Shadid, 1998: 87-89). La motivación arraiga en la conciencia de que
la sociedad se vuelve cada vez más globalizada y de que, si se quiere
funcionar adecuadamente en ella, hace falta ajustarse a esta evidencia.
En el caso de estudiantes de empresariales, se puede formular la
problemática de manera todavía más tajante: si se aspira al éxito en los
negocios internacionales se necesita comprender mejor el
funcionamiento de la comunicación intercultural. Con este fin, es
necesario pasar por la fase de conocimiento en la que se adquiere
información pertinente sobre cierta cultura, lo que permite finalmente
desarrollar las destrezas adecuadas. Estas se resumen en el concepto
de ‘empatía’ que cubre el entendimiento y la aceptación de las reglas
que gobiernan la cultura a la que uno se dirige (Rodrigo Alsina 1999:
240).
Dado que una actitud de empatía depende precisamente del
conocimiento, este proceso se presenta como crucial. Implicando unos
contenidos culturales muy concretos, hace que la adquisición de la
competencia intercultural se desenvuelva de forma paralela al estudio
de la lengua misma. Así, el proceso de conocimiento equivale al
aprendizaje de “[l]a gramática de una cultura” de “[l]as estructuras
ocultas que influyen y guían el pensamiento y el comportamiento de
los miembros de una cultura determinada” (Oliveras Vilaseca 2005:
26).
Como lo señala Álvarez Baz (2002: 120), las fuentes que permiten
asentar este conocimiento pueden ser muy diversas: desde los
apartados específicos en ciertos manuales –la tradicional
‘Landeskunde’–, pasando por películas, canciones y tebeos, hasta
llegar a los textos literarios. Todas estas fuentes pueden aportar datos
sobre la geografía, la historia, la cultura y las costumbres, que nos
permiten entender mejor la realidad española y latinoamericana. En el
caso de la literatura, el tema que nos interesa ahora, Heinemann (1997:
191) describe la situación social en algunas comunidades españolas,
comparando La ciudad de los prodigios de Eduado Mendoza y El
amante bilingüe de Juan Marsé. Estas novelas ilustran
respectivamente la actitud de condescendencia de los madrileños
frente a los catalanes en situaciones administrativas así como el
318 Erwin Snauwaert

desprecio con el que estos últimos tratan a los inmigrantes andaluces,


los ‘charnegos’.
Sin embargo, esta información parece ser más bien enciclopédica y,
en este sentido, podríamos calificarla de bastante ‘estática’. Sucede, al
contrario, que muchas de las fuentes citadas también se refieren al
proceso de comunicación mismo y a los criterios interculturales que
los fundamentan, lo que les confiere, por consiguiente, un valor más
‘dinámico’. Recurriendo a un ejemplo de los tebeos, se puede afirmar
que el álbum La Oreja Rota de Tintín familiariza a los estudiantes con
el caudillismo y las revoluciones continuas que caracterizan la historia
latinoamericana (Snauwaert y Vanoverberghe 2006: 184) pero, al
poner en escena a un general que no soporta que le contradigan, les
informa al mismo tiempo sobre los procesos de comunicación en los
que se suele acatar mucho la jerarquía. Como lo veremos a
continuación, esta actitud tiene que ver exactamente con el criterio de
la distancia en el poder formulado en el modelo de Hofstede (1991:
28).
Esta información suplementaria acerca del propio proceso
intercultural también puede rastrearse en textos literarios. Además,
estos tienen la ventaja de ser más elaborados y explícitos. La
información contenida en el citado caso del tebeo está más escondida
y apela en alto grado al poder interpretativo del lector, que debe saber
localizar la alusión. Por su mayor carga argumentativa y por el arsenal
de palabras que tiene a su disposición, un texto literario es capaz de
profundizar más en semejantes referencias y de plantear aún mejor la
problemática intercultural.
Como se ha dicho ya, los criterios interculturales a los que hemos
aludido en los ejemplos anteriores son formulados de manera más
convincente por Hofstede. En Culture and organizations: Software of
the mind, este investigador consigue establecer, mediante una encuesta
realizada en las sucursales de la multinacional IBM repartidas por todo el
mundo, cuatro valores que ofrecen las bases para el estudio de la
comunicación intercultural: “la distancia frente al poder”, los binomios
“individualismo-colectivismo” y “feminidad-masculinidad” y “el
rechazo de la incertidumbre” (1991: 28, 51, 82, 113). El primer criterio
se emplea para analizar cómo están distribuidas las relaciones de fuerzas
(¿hasta qué punto importa la jerarquía?) en las sociedades implicadas. La
pareja “individualismo-colectivismo” examina las relaciones entre el
interés privado y el interés del grupo (¿las relaciones interpersonales son
Interculturalidad y literatura 319

importantes o no?). La oposición “masculinidad-feminidad” trata de ver


en qué medida los roles (duros) de los hombres y (cari˴ñosos) de las
mujeres son intercambiables o no (¿se valora el compromiso o la batalla?)
El cuarto parámetro sondea hasta qué punto se procura evadir la
incertidumbre (¿en qué medida se necesitan reglas claras?).
Así, Hofstede llega a una clasificación de 53 países. La reproducimos
más abajo para los 13 países latinoamericanos y España, mencionando
como punto de referencia a los primeros y últimos países para cada
criterio, y también a Bélgica con el fin de tomar en cuenta la
nacionalidad de nuestros estudiantes. Queda claro que estos valores no
pueden interpretarse como absolutos y que este ranking solo refleja
tendencias globales que no tienen por qué aplicarse forzosamente a
cada individuo por separado. Ateniéndonos a esta reserva, podemos
resaltar las diferencias entre España, Latinoamérica y Bélgica y
determinar cuáles son los aspectos a los que los estudiantes belgas
tendrán que dispensar una atención particular en sus viajes profesionales
a estas regiones del mundo.
Distancia Individualismo/ Masculinidad/ Rechazo
frente al poder Colectivismo Feminidad incertidumbre
1 Malasia 1 EE.UU. 1 Japón 1 Grecia
2/3Guatemala 8 Bélgica 3 Venezuela 3 Guatemala
2/3 Panamá 20 España 6 México 4 Uruguay
5/6 México 22/23Argentina 11/12Colombia 5/6 Bélgica
5/6 Venezuela 26/27 Brasil 13/14 Ecuador 5/6 El Salvador
8/9 Ecuador 29 Uruguay 20/21Argentina 8 Perú
14 Brasil 32 México 22 Bélgica 10/15 Argentina
17 Colombia 38 Chile 27 Brasil 10/15 Chile
18/19 El 42 El Salvador 34 Panamá 10/15CostaRica
Salvador 45 Perú 37/38 España 10/15 España
20 Bélgica 46 Costa Rica 37/38 Perú 10/15 Panamá
21/23 Perú 49 Colombia 40 El Salvador 18 México
24/25 Chile 50 Venezuela 42 Uruguay 20 Colombia
26 Uruguay 51 Panamá 43 Guatemala 21/22 Brasil
31 España 52 Ecuador 46 Chile 21/22Venezuela
35 Argentina 53 Guatemala 48/49CostaRica 28 Ecuador
42/44 Costa 53 Suecia 53 Singapore
Rica
53 Austria

Tabla 1: Ranking de Hofstede para América Latina, España y Bélgica


(1991: 26, 53, 84, 113
320 Erwin Snauwaert

Del cuadro se desprende que para el primero y el cuarto criterio, la


distribución entre los representantes latinoamericanos, España y
Bélgica es bastante homogénea: casi todos los países ocupan la
primera mitad de la clasificación. Las solas excepciones las
constituyen con respecto a la distancia frente al poder, España (donde,
por ejemplo, el tuteo puede indicar una distancia más reducida),
Argentina y Costa Rica (su rol tradicional de país pacifista no cuadra
con una fuerte jerarquía) y, en lo que se refiere al rechazo de la
incertidumbre, Ecuador, que solo se desvía muy levemente. Por lo
demás, los países incluidos en la comparación coinciden en tenerle
bastante respeto a la jerarquía y a evitar las situaciones inseguras. Sin
embargo, la situación es menos coherente para el segundo y el tercer
criterio: Bélgica parece ser de lejos más individualista que España,
que, a su vez, es menos colectivista que la totalidad de los países
latinoamericanos incluidos en la encuesta. Las cosas resultan todavía
más complicadas para la tercera clave, donde algunos representantes
de América Latina se revelan más femeninos y otros más masculinos
que España y hasta que Bélgica. Trataremos de elucidar precisamente
estas dos situaciones más críticas, valiéndonos de unos textos
literarios del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique.

3. Las crónicas de Bryce Echenique

Alfredo Bryce Echenique (Lima 1939), que es bastante conocido por


su obra novelística (Un mundo para Julius, La vida exagerada de
Martín Romaña, Las obras infames de Pancho Marambio…) y
cuentística (La felicidad ja ja, Magdalena peruana, Guía triste de
París…), precisamente profundiza esta problemática en sus crónicas.
Cabe señalar que Bryce trata el tema con conocimiento de causa, ya
que por su exilio voluntario –para llegar a ser escritor cambió en el
año 1964 Lima por París– vivió en diferentes partes de Europa, sobre
todo en Francia, Italia y Grecia. El hecho de que él mismo a su llegada
a París era visto como curiosidad exótica, según aparece en Permiso
para sentir (2005), explica su interés específico en la materia
intercultural.

(1) Yo era un trofeo. Un trofeo salido de una postal eurocéntrica y


excéntrica, o sea muy fácil de digerir, allá en París. Y, además,
Interculturalidad y literatura 321

yo no dejaba de tener un aire entre buen salvaje y perrito


faldero, (…) yo debía ser como la comedia musical (…) Un
americano en París pero mi melodía de fondo era, eso sí, El
cóndor pasa. Resumiendo, pues (…) durante cinco años (…)
yo fui profesor de Machu Picchu en la universidad. (p.353)

Esto explica probablemente por qué el corpus de crónicas, que


consiste de cinco volúmenes –Crónicas personales (CP1) (1988),
Permiso para vivir (PPV) (1993), A trancas y barrancas (TB) (1996),
Crónicas perdidas (CP2) (2002) y Permiso para sentir (PPS) (2005)–
está plagado de referencias a las relaciones interculturales. Como
consta en la tabla siguiente, donde las dos primeras rúbricas comparan
el número de las crónicas dedicadas a la competencia intercultural (CI
en la Tabla) con el total, casi la mitad de los textos –excepción hecha
de Crónicas perdidas, que se dedica casi exclusivamente a cuestiones
puramente literarias y también recoge unas cartas de índole más
personal– saca a colación dicha temática.

CP1 PPV TB CP2 PPS


N total crónicas 26 71 71 122 55

N crónicas con 11 41 27 12 29
referencia a CI
N crónicas con 6 29 15 9 22
referencia a CI
América Latina y/o
España
Tabla 2: Frecuencias absolutas de crónicas dedicadas a la
problemática intercultural

En la tercera rúbrica aparece que, de todas las referencias, la


mayoría va destinada a América Latina y/o España. Visto que estas
proporciones dejan establecidas claramente las preocupaciones del
autor por las relaciones entre la Madre Patria y el Nuevo Mundo y que
precisamente esto nos interesa desde una perspectiva didáctica de ELE,
nos fijaremos exclusivamente en estos últimos fragmentos.
322 Erwin Snauwaert

3.1. Individualismo/colectivismo

En la última entrega de Crónicas personales, su primera colección de


contribuciones periodísticas, Bryce insiste en el ambiente acogedor de
Madrid, que se opone a la mezquindad parisiense. Después de haber
vivido cierto tiempo en la capital francesa, el autor se dio cuenta de
cómo esta acababa desmintiendo las esperanzas que había nutrido
como escritor incipiente. En vez de dar con ‘la fiesta movible’, según
el lema conocido de Hemingway, se encuentra con una ciudad que
solo aprovecha los estereotipos sobre América Latina, citados ya en
un fragmento anterior, y que refleja una actitud caracterizada por “un
desapego total de todo lo que pueda implicar una inversión de
energías afectivas” (1988: 172).
Contrasta completamente con esto la desenvoltura de los españoles,
como lo ilustra el comportamiento de los taxistas en la crónica
encabezada por un título elocuente de por sí ¿Por qué siempre regreso
a España?

(2) (…) en París los taxistas se comunicaban con uno mediante un


letrerito que decía “absténgase de fumar” (…) en España lo
invitaban a uno a un ‘Celta’ y se disculpaban por la calidad
pero los chavales son muchos y la mayorcita que da mucho
que hacer, en cambio el chico, no es por vanagloriarme pero
en cambio el chico. (p.248)

Al silencio y a la hostilidad de los franceses se opone según Bryce


la soltura y la hospitalidad de los españoles, evidenciadas por la
discusión sobre aspectos informales (ej. hablar de los hijos, ofrecer un
cigarrillo típico, de la marca española “Celta”) y por los diminutivos,
como aparece en ‘mayorcita’. Esto hace que considere a España,
aprovechándose otra vez de una divisa de Hemingway, como ‘el
último buen país’, un ‘territorio de la pasión’ igual que lo era Italia
para Stendhal. Además, esta capacidad redentora se nutre del
parentesco que tiene con América Latina: al llamar a España “un Perú
corregido” (1988: 247), parece convertirla en un tipo de segunda
patria.
Sin embargo, poco después de descubrir esta afinidad y de confesar
su devoción a España, Bryce empieza a darse cuenta de unas
diferencias que se van instalando de manera cada vez más manifiesta
Interculturalidad y literatura 323

entre españoles y latinoamericanos. De esta forma, pone de relieve en


La ternura de los españoles, un texto recogido en A trancas y
barrancas, el “blasfemar continuo” de los españoles, lo que parece ser
cosa de “[h]ombres (…) rudos y sobre todo machísimos” (1996: 290):

(3) El anterior (…) está basado únicamente en el tono de voz y el


vocabulario que he ido escuchando (…) desde mucho antes de
instalarme en España. ¿A qué se refería, si no, Vallejo, en
aquel verso suyo (…) que dice “Español de puro bestia”. A la
timidez peruana de Vallejo, al poquísimo hablar de los
peruanos, a aquel jamás terminar las frases (o lo que se está
haciendo) de los peruanos, a aquel “Déjalo así nomás,
hermanito; así ya está bien, pues, cholito, le resulta realmente
sorprendente que un hombre pueda alzar tanto la voz, ser
absolutamente categórico en lo que dice, y, por ultimo
terminar la frase con un buen “cojones”, casi que con un buen
par de cojones permanentemente, que ya son demasiados
cojones para el temperamento huidizo y fatalista, al menos
abandonado, del peruano entre otros latinoamericanos. (p.290)

Según se puede deducir de la última frase, este temperamento termina


separando a españoles y latinoamericanos. Bryce recalca esta
oposición creciente en publicaciones más recientes como Encuentro
de culturas en Permiso para sentir (2005: 154), insistiendo en las
diferencias entre el vocabulario que ambos utilizan. Además, esta
divergencia afecta también a algunos aspectos lingüísticos como los
diminutivos, según ha quedado claro ya en A Trancas y barrancas, en
el artículo titulado irónicamente La ternura de los españoles.

(4) Agréguese a esto la ausencia casi total de empleo del


diminutivo, sobre todo entre los castellanos, y el uso y abuso
del mismo entre los latinoamericanos. Un mexicano la pide a
uno que espere tantito y, a lo mejor, no vuelve más en la vida.
Y un peruano, a lo mejor, no soporta a su esposa, pero se pasa
la vida diciéndole amorcito, corazoncito, cholita, gringuita,
vidita, o esta noche voy a llegar un poco tardecito. Un poco
tardecito puede resultar tres días después, pero eso no importa.
(…) Yo creo que el hombre es (…) el tono, el tonito. Si no,
¿por qué no nos atrevemos, a veces, en el Perú, ni siquiera a
324 Erwin Snauwaert

darle una idea de la distancia a quien pregunta por una calle,


una plaza, una ciudad (…)? Explicamos cómo se llega, pero
cuando nos preguntan si queda lejos o cerca respondemos con
el famoso ‘aquisito nomás’ que puede ser un día entero de
camino. (1996: 290)

La predilección por los diminutivos en América Latina (amorcito,


vidita, tonito...), corroborada también por estudios pragmáticos (cf.
Placencia 2007: 62), puede ser emparejada con un deseo de atenuar la
expresión, cuya finalidad es preservar las buenas relaciones entre los
hablantes. Esta preocupación se nota en la práctica de minimizar las
distancias: al darle una respuesta que le agrade al interlocutor, los
latinoamericanos, y sobre todo los peruanos, piensan evitar que a que
se moleste o les eche la culpa y que, por eso, ellos mismos pierdan la
autoestima. Esta preocupación por la pérdida de la imagen (‘loss of
positive face’, García y Placencia 2007: 4, citando a Brown y
Levinson 1987), que podría complicar la conversación o hasta
comprometer el contacto personal es un rasgo típico del colectivismo
(Hofstede 1991: 61).
Por las mismas vías, Bryce califica al Perú en cuanto al léxico
como “[r]eino del eufemismo”, donde “[a] un animal no se le mata: se
le beneficia. Y los harapientos basureros que no pueden limpiar la
inmunda Lima no se llaman basureros: se llaman Baja Policía” (1996:
101) y, citando a su compatriota, el ensayista Manuel González Prada,
lo califica de país dominado por el “[p]acto infame de hablar a media
voz” (2005: 406). Esta paráfrasis sirve para eludir ciertas
sensibilidades políticas o tapar algunos tabúes, pero sobre todo
constituye una estrategia atenuante que le quita al hablante la
responsabilidad con respecto a lo que se experimenta como negativo
(Puga Larraín 1999: 126) y remite a un trasfondo cultural colectivista
que trata de conjurar en lo posible el conflicto.
El hecho de que, en comparación con América Latina, a los
españoles pareciera importarles menos el trato personal en algunos
contextos, fenómeno destacado también por Placencia en su análisis
de las interacciones en tiendas de barrio en Quito y Madrid (2005:
584), queda todavía más evidenciado en otras crónicas de A trancas y
barrancas. Al hacer el balance de sus cinco años madrileños en
Historia peruana de la capital del mundo, a Bryce le consta que en
Madrid, que describió en sus primeros textos como la capital en la que
Interculturalidad y literatura 325

“[t]odo el mundo (…) era bueno, muy pobre, muy generoso, (…) muy
señor” (1996: 58), cualidades que encajan todas dentro del espíritu
colectivista, ahora se apuesta por una descortesía muy manifiesta.
Abundan en las calles los “¡[C]oño, tío!, ¡Me cago, hostia, macho!,
¡Jodé! ¡Te voadá una leche ‘joputa!” que le hacen sentir al autor que
“[p]sicológicamente me linchan en cada esquina que intento cruzar
(…) pidiendo permisito, por favor, hermanito” (1996: 60). En este
sentido, el habla española, madrileña, no sólo abjura el uso del
diminutivo y la expresión encubierta de los latinoamericanos, sino que
hasta se carga de cierta agresividad. Este fenómeno también se
verifica en un estudio de Albelda Marco, que al analizar un corpus
español y chileno –otro país andino– constató que el tono de las
conversaciones era amenazador en un caso y atenuante en el otro
(2008: 109). A esta altura, la evolución descrita probablemente
engancha con otro criterio intercultural: la masculinidad.

3.2. Masculinidad/feminidad

En cuanto a este aspecto, la comparación se centra sobre todo en las


relaciones entre España y Perú. Como hemos visto en la Tabla 1, la
situación para los países latinoamericanos es bastante heterogénea:
mientras Venezuela, México, Colombia, Ecuador y Argentina se
perciben como masculinos, la mayoría de los países del istmo
centroamericano y andinos, como Chile y Perú, se experimentan como
‘femeninos’ en comparación con España. Esta situación también se
confirma en el estudio de García (2004), que se centra en las
reacciones de peruanos y venezolanos ante unas reprimendas. Si en
sus diversas estrategias de cortesía, los primeros tratan de ser
agradables (2004: 129), los segundos se hacen más verbosos y
agresivos (2004: 136). Esta actitud tiene sus raíces en un elevado
grado de masculinidad, como pone en evidencia el tercer puesto de
Venezuela en el ranking de Hofstede.
En su comparación con el Perú, Bryce les achaca a los españoles,
y más específicamente a los madrileños, una brutalidad y una
ostentación, que recuerdan a Humphrey Bogart. Este actor
estadounidense tenía una reputación machista muy pronunciada y
simboliza por lo mismo esta tendencia hacia la masculinidad.
326 Erwin Snauwaert

(5) Para mí, todo madrileño hombre o mujer, es Humphrey


Bogart y yo soy la Ingrid Bergman o la Lauren Bacall de todo
madrileño(a), por aquello de que Bogart le hablaba
golpeadamente a las mujeres y golpeaba a los hombres sin
hablarles. (p.60)

Queda claro que la masculinidad debe interpretarse en el sentido


amplio, como rasgo cultural, puesto que Bryce tanto la aplica a los
madrileños como a las madrileñas. En esta acepción, encaja en un
deseo de autoafirmación que, según Fant (1989: 253) parece ser típico
en los españoles (v. también Bravo 1999). Intensificándose, esta
inclinación aleja a España cada vez más de países como el Perú. Este
choque de sensibilidades culturales alcanza una cima en un episodio
en el que Bryce (1996) confiesa haber atropellado levemente a un
ciego en el centro de Madrid.

(6) (…) atropellé urgentemente (…) a un ancianito elegante y


cieguito el pobre. (…) Enterito el barrio se puso en pie de
guerra y nunca me he sentido más negro en mi vida. (…) Pero
la verdad es que nadie lograba oír a nadie, con gran
abundancia de ‘joputa, leche, tío, jodé, sudaca, coño (…)
(p.68-69)

Salta a la vista el contraste entre el discurso del narrador plagado


de diminutivos (ancianito, cieguito, enterito), cuyo valor ya hemos
comentado, y los insultos que cuadran con un deseo de enfrentamiento
directo más típico de la mentalidad peninsular, que también ha sido
observado en ciertos estudios pragmáticos (Iglesias Recuero, 2007:
31). El que en la turbamulta que sigue al accidente se le insulte a
Bryce mediante la palabra ‘sudaca’ hace que la oposición entre
españoles y latinoamericanos hasta adquiera proporciones racistas y,
de todas formas, hace constar el abismo que media entre estos dos
mundos.
Este alejamiento espiritual cada vez más pronunciado arraigaría,
según atestigua el escritor en Permiso para vivir, en la realidad
política y económica de una España que desde su adhesión a la Unión
Europea en 1986, apuesta mucho más por Europa en detrimento del
Nuevo Mundo (1993: 457-468). Este deslizamiento se simbolizaría en
las torres KIO, construidas en los años ochenta y noventa, cuya
Interculturalidad y literatura 327

grandeza exterior simbolizaría un “milagro español” caracterizado por


una “desmesura” (1996: 72). Precisamente esta ambición ilimitada
cuadra con la masculinidad y tiene como consecuencia que, igual que
ocurrió con París y en oposición con el otro lema de Hemingway,
España tampoco resulta ser el “último buen país” para el autor.

4. Conclusión: implicaciones didácticas

Los pasajes de Bryce analizados en este trabajo ilustran diferencias


entre España y América Latina con respecto al binomio
individualismo / colectivismo. Si bien existe variación pragmática en
el estilo comunicativo entre los diferentes países latinoamericanos y
hasta dentro de esos mismos países (Placencia 2008: 327), como se
desprende de los estudios ya citados, la distribución para este criterio
en la clasificación de Hofstede ya era bastante unívoca. Además, si
tomamos en cuenta la cronología de sus publicaciones, Bryce presenta
esta diferencia como una característica que ha ido intensificándose en
los años noventa y en los primeros años de la década del 2000. De este
modo, esboza una tendencia en las relaciones entre las culturas en cuestión
que, para ser plenamente corroborada, eso sí, necesitaría el apoyo de
testimonios sobre otros países latinoamericanos y de fecha todavía
más reciente. Tomando en cuenta esta reserva, las crónicas de Bryce
pueden ser empleadas para invitar a los estudiantes de ELE a la
reflexión. Esto puede ayudar a los estudiantes de ELE belgas, por
ejemplo, cuya tasa de individualismo supera todavía a la española, a
adoptar estrategias diferentes para acercarse a ambas culturas –la
española y la peruana.
Sin embargo, la situación no está enteramente clara en España, que
parece dividirse en dos orientaciones: el trato norteño más reservado
que se asemeja bastante a la interacción en países más septentrionales
como Francia y Bélgica, y el sureño que le atribuye un valor más
considerable al contacto personal (Villemoes 2003: 122). Y todavía es
más compleja en el caso de Latinoamérica. En vista de esto, en primer
lugar, los estudiantes de español deberán ser conscientes de que el
espíritu colectivista, y más precisamente el contacto personal, es una
característica que comparten tanto España como América Latina
aunque esta característica se perfila todavía con más fuerza en el
último caso. Esto se ilustra claramente a un nivel lingüístico-
pragmático en el empleo de expresiones atenuadas, como el uso de los
328 Erwin Snauwaert

diminutivos y de los eufemismos en el caso del Perú. Al acercarse al


mundo latinoamericano y al mundo español sureño, dichos estudiantes
tendrán que esforzarse en sus futuras carreras empresariales por
entablar contactos personales sólidos para llegar a una relación de
confianza. En consecuencia, tendrán que desarrollar las estrategias
adecuadas, y, por ejemplo, llamar a sus clientes latinoamericanos con
frecuencia, arreglar encuentros en viajes de negocios, familiarizarse
con ellos al hablar de temas cotidianos y evitar a cualquier precio la
pérdida de la imagen en las negociaciones (Erten-Buch 2003: 105).
Segundo, la heterogeneidad cultural que parece haberse instalado
entre España y Latinoamérica con respecto al binomio
individualismo / colectivismo se transfiere a la propia América Latina
al abordar la oposición masculinidad / feminidad. Bryce da cuenta de
este fenómeno insistiendo en el carácter más femenino que parece ser
típico de los países andinos. Así el trato comercial con un país como el
Perú deberá ser más sutil que en Bélgica, en España y posiblemente
que en otros países latinoamericanos como México y la Argentina. Por
consiguiente, los futuros hombres y mujeres de negocios belgas
tendrán que poner en la práctica otras destrezas: abstenerse de ejercer
presión o precipitar las cosas, irrumpiendo en las discusiones o
forzando soluciones, y encubrir o matizar sus expresiones. Además, el
hecho de que esa feminidad no se aplique a todos los países de
América Latina por igual es algo de lo que los belgas, los españoles y
hasta los mismos latinoamericanos tienen que tomar conciencia; es
decir, necesitan abrir sus horizontes y reconocer la diversidad del
continente. Así disminuirá el riesgo de que lo consideren como una
realidad unidimensional. Esta conciencia hará que la exuberancia del
Caribe, por ejemplo, no se confunda tan rápidamente con la actitud
más reservada de los andinos. Siempre que uno se abstenga de
generalizaciones apresuradas, las evoluciones registradas en las
crónicas de Bryce funcionan de indicador de cómo se regula
actualmente parte del diálogo intercultural entre España y los
diferentes países de América Latina. Por esas vías, y bajo las
condiciones mencionadas, los estudiantes extranjeros pueden
encontrar en estas crԺónicas unos instrumentos para llegar a una
empatía que les ayudará a comunicarse de manera más adecuada con
las culturas a las que nos hemos referido.
Interculturalidad y literatura 329

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