La Pintura y La Escultura en San Luis
La Pintura y La Escultura en San Luis
La Pintura y La Escultura en San Luis
EN SAN LUIS
(AÑO 1996)
INDICE:
Comunicarse, debe haber sido desde el comienzo, la gran tarea emprendida por
el hombre para poder entenderse con sus semejantes. Sin duda alguna, los primeros
esbozos de un lenguaje tentativo, fueron gestos, sonidos o grabados, estos últimos
hechos en el mismo suelo cuando la comunicación estaba urgida por la inmediatez, o
en otros elementos como la madera o la roca cuando revestía caracteres de mensaje.
El lenguaje oral cambió con el correr del tiempo hasta conformar idiomas
distintos, unos de otros, pero el lenguaje que habla a través de las formas y los
colores permanece inalterable en su esencia y aún cuando hayan cambiado las
técnicas o los elementos con que se logra, conserva, felizmente intacta, la posibilidad
de comunicar el mensaje que dejaron plasmado a través de los tiempos, civilizaciones
absolutamente desaparecidas.
Seguramente, Carlos Sánchez Vacca, autor de este trabajo, ha querido
resguardar del los peligros del olvido, una parte importante de la historia de nuestro
pueblo, escrita para ser percibida por los sentidos del espíritu que entiende lo que la
simbología del lenguaje común no expresa cabalmente.
Esta es una obra que demandó más de nueve años en un trabajo paciente y
meticuloso, indagando en archivos casi abandonados; en viejas publicaciones ya
agotadas para la demanda de los interesados; en domicilios particulares donde
permanecen testimonios plásticos que fueron pasando en propiedad de una
generación a otra; en parajes agrestes que, precisamente por su inhospitalidad,
lograron conservar para la posteridad el mensaje del hombre remoto; un trabajo, en
fin, que si no es absolutamente completo, reúne un aparte importante del testimonio
del habitante de esta región a través del tiempo.
MARZO S.A., consecuente de la tarea emprendida hace ya algún tiempo, pone a
disposición del gran público “LA PINTURA Y LA ESCULTURA EN SAN LUIS”.
Esta publicación, a la vez que rescata, le asegura su permanencia definitiva en la
memoria colectiva, porque de esta manera el pueblo en su conjunto es el depositario
de tan importante legado.
La lectura del plan de la obra, nos indica que la misma está dividida en
capítulos que corresponden a determinados períodos de la actividad plástica
desarrollada en San Luis.
Incluye esta publicación los cuatro primeros capítulos que se refieren a los
PRECURSORES hasta el año 1920 y a LOS PAISAJISTAS hasta la década del
cincuenta. En publicaciones posteriores se pondrá a consideración del público el
tomo segundo de “LA PINTURA Y LA ESCULTURA EN SAN LUIS” que
comprenderá los capítulos quinto y sexto.
Es un esfuerzo más de nuestra Empresa por rescatar y publicar los aspectos más
salientes de la actividad creadora de los hijos de esta tierra, que aportan en su
medida, a la cultura universal.
INTRODUCCION
1 - EL ARTE INDIGENA
a) ANTROPOMORFAS.
b) ZOOMORFAS.
c) GEOMÉTRICAS.
Otros investigadores.
Saqueo arqueológico
Nos hace saber este autor que el viajero inglés Meter Schmidtmeyer, en
los años 1820 y 1821 realizó el largo trayecto desde Londres hasta Chile a
través de la Argentina y la Cordillera de los Andes. En 1824 publicó un libro
ilustrado con más de 30 dibujos suyos, litografiados por Aglio, al que titula
“Travels into Chile, over the Andes, in the years 1820 and 1921”. Contiene un
conjunto importante de litografías referentes a temas argentinos: escenas
campestres en la provincia de Buenos Aires, “Paisajes en San Luis, Mendoza y
la Cordillera”.
Ilustra el texto de del Carril una descriptiva litografía, debajo de la cual
reza: “A. Aglio, según Meter Schmidtmeyer. Muleteros mendocinos en San
Luis. Litografía. Londres. 1824”. La escena nos muestra en campamento
nocturno, iluminado por la luna, en donde apreciamos las cargas de las mulas
- barriles, posiblemente con vino o aguardiente - colocadas en el piso formando
un amplio círculo. Las nubes se confunden con el humo de un gran asado, que
preparan varios individuos, en el centro de la imagen. Al fondo pasa una
carreta, y se ven varios jinetes al galope. No se divisan sierras en el horizonte.
A este mismo grabado lo hemos visto reproducido en otras obras, por
ejemplo en la de José Luis Busaniche “Estampas del Pasado” (Solar / Hachette
- 1971), donde aparece muy reducido y con mucha menor nitidez.
No se puede hablar de artes plásticas en el San Luis del siglo XIX. Casi
fueron inexistentes. Apenas si podemos mencionar algunos intentos muy
aislados entre sí y de desigual y relativo alcance, surgidos especialmente a
partir de 1880, pero que aún no constituirían un arte de real proyección para la
provincia. Recién sucederá esto en el presente siglo con la presencia de
Nicolás Antonio de San Luis.
Así tenemos en Mendoza, hacia 1860, a la artista posiblemente puntana,
Carmen Calderón, retratista, que estudió en esa ciudad con el maestro Torres,
aunque a juicio del crítico Luis Ribera las discípulas de este maestro no fueron
“verdaderas artistas plásticas”.
En lo que concierne estrictamente al arte producido en San Luis por esos
años, no tenemos mayores noticias, salvo la labor realizada alrededor de 1880
en adelante por don Miguel Cobos y Campos en el Liceo Social, la impartida
por las monjas hacia fines del siglo - especialmente la Hermana Medina -, y
algún maestro de dibujo y pintura. Sus discípulas, las llamadas “pintoras
copistas”, con sus obras decorativas, no alcanzarían - obviamente - a
conformar una verdadera expresión artística.
Así también las dos últimas décadas del pasado siglo, el aporte de
algunos extranjeros radicados aquí, caso de los hermanos Pinto sobre todo el
ingeniero Luis Pinto, con su taller de artes plásticas y sus retratos de carbonilla,
(o sus angelotes decorativos), y alguna escultura premiada en Mendoza del
arquitecto Carlos Deluigi, que trabajó esporádicamente.
Hubo asimismo una puntana, Rosa Romanella, que ejecutó óleos del
natural hasta 1900, fecha en que se alejó de la pintura. Había recibido aquí
lecciones del italiano Vicente Setaro, quien viajó a esta provincia con el
encargo de realizar algunos retratos. No debemos olvidarnos de nombrar a don
Mariano Russo, imaginero, escultor y pintor (padre de Nicolás Antonio de San
Luis). Don Mariano llegó desde Italia en el año 1900 - comprometido para
realizar imágenes con destino a la Iglesia Matriz - y fue seguido por su padre
José Antonio Russo, escultor, quien vino en 1903.
El mayor valor de estos escasos ejemplos aislados, es el haber sido sus
autores verdaderos pioneros de nuestra plástica en un medio frecuentemente
indiferente. Estos, más Rafael Radogna y su academia a partir de 1911,
abonarían el terreno que lentamente comenzaría a rendir sus frutos ya
avanzado nuestro siglo con Nicolás Antonio Russo, Vicente Vacca y en el
interior de la provincia Wladimiro Melgarejo Muñoz y Antonio Miguel Nevot.
Todos éstos en forma temprana emigrarán a otros centros artísticamente más
desarrollados.
La ciencia y la literatura
Fue muy distinto en cambio lo ocurrido en San Luis con la literatura y con
la ciencia, estas dos disciplinas florecieron mucho antes que las artes plásticas.
Los nombres de Juan Crisóstomo Lafinur, Juan Llerena, Juan T. Zavala, Felipe
Velázquez, Nicolás Jofré, Juan W. Gez, Germán Avé Lallemant y Dalmiro S.
Adaro, por citar sólo algunos representantes de la literatura y de las ciencias,
así lo certifican.
“San Luis alcanzó mayoría de edad científica mucho antes de que la
lograra bajo ningún otro aspecto” ha opinado certeramente nuestra
comprovinciana la doctora Ada I. Pastore.
En Mendoza y San Juan
Documentos de Epoca
Múltiples actividades
Luis Pinto
Dibujos
Como artista plástico Luis Pinto fue un eximio dibujante, y sus retratos a
carbonilla y fumino, de buena técnica han quedado como testimonio de un
momento histórico - político de San Luis, conocido como “la época de
Mendoza”.
Hemos visto de él un gran cuadro en colores - dibujo a la acuarela - con
un “angelote” muy decorativo, titulado “Cupido” (única obra de este autor en
colores - aseguran sus descendientes -), que pertenece a la señora Esther
Pinto de Mendoza y se exhibe en el Museo de la ciudad. También en el mismo
Museo podemos admirar dos retratos a carbonilla y fumino, uno del ex
Gobernador Don Toribio D. Mendoza y el otro de Don Victorino Lucero (que fue
el gobernador interino en 1885 por ausencia de Don Eriberto Mendoza),
propiedad ambos de la señora Esther Pinto de Mendoza.
Taller de Dibujo y Pintura
En la última década del siglo pasado Luis Pinto instaló un taller que gozó
de gran predicamento en la sociedad de esos años. Estaba ubicado en la calle
Pringles Nº 508. Hemos podido apreciar algunas pinturas sobrevivientes de
aquél, ejecutadas por alumnas suyas, y que se conservan en poder de la
familia Pérez Pinto: son las típicas obras de las “copistas”, llenas de encanto e
ingenuidad, en su mayoría flores, aunque también algún paisaje.
Según el testimonio de otras de sus hijas, doña Amelita Pinto Lucero de
Pérez Luna, entre las alumnas que concurrían al taller de su padre, conoció
éste a la que posteriormente sería su esposa, la señorita Serviliona Lucero
Mendoza. Era hija de don Víctor Lucero y de doña Amelia Mendoza, hermana
ésta de los prominentes políticos y gobernadores de San Luis, Eriberto,
Gerónimo y Toribio D. Mendoza.
Francisco Pinto: Músico. Nos hace saber el señor Miguel Angel Mendoza
Pinto, que interpretaba a la perfección, al igual que sus hermanos, la
mandolina, el arpa, el piano, el clavecín, el violín, etc., sobresaliendo como
compositor. Habitualmente residió en Buenos Aires, aunque de manera
frecuente viajaba a esta ciudad.
Básicamente músicos
Sus óleos
Dos óleos de buena técnica hemos tenido oportunidad de apreciar. Se
encuentran en el domicilio de una de sus hijas, la señora Celia Baca de Garro.
La primera obra, titulada “Mujer con Sombrilla”, es un óleo para el que posó
especialmente la señora Catalina Romanella de Poblet, hermana de Rosa y
madre a su vez de la conocida pintora de flores Gringa Poblet.
Por la indumentaria de la modelo y el clima logrado, recuerda este trabajo
- correctamente ejecutado - a las elegantes damas que inspiraron a los
impresionistas franceses durante esa misma época. Y nos documenta además
de la moda, la distinción y la delicadeza de la mujer puntana de ese momento.
La segunda obra es una “Naturaleza muerta con duraznos”, muy bien
lograda la tersura de la piel de los frutos. Se nos hace saber de varios óleos,
como “Cabeza de anciano”; otra “Naturaleza muerta”; un “Retrato de dama”
(propiedad de la Dra. Zulema Luco de Latorre); dos “desnudos”, (que se
conservan en Buenos Aires en propiedad de los nietos del doctor Delfín Baca);
un “Paisaje de El Volcán”, como los anteriores tomados del natural, y otras
pinturas, entre ellas algunas copias.
Entre los hechos que se recuerdan de Rosa Romanella citaremos que, “en
algunas ocasiones, en la carpeta del colegio de sus hermanos, la pintora les
dibujaba a la tinta china y con gran habilidad y belleza las láminas de animales
que les pedían los profesores”. Señalan los testimonios que don José
Romanella tenía proyectado enviar a su hija a Europa para que allí estudiara
bellas artes, proyecto que no llegaría a materializarse al conocer Rosa a quien
sería su futuro marido, el doctor Delfín Baca. Con él se casó en el año 1900,
abandonando en ese momento definitivamente la pintura. A avanzada edad, -
contaba 84 años - falleció en San Luis en el año 1961.
Rosa Romanella desarrolló su obra en el corto término de un lustro, -
quizás en una menor cantidad de años - (1890? A 1900). Su trayectoria como
artista, por este motivo, puede considerársela como truncada en su mejor
momento, ya que concluyó con su casamiento a la edad de 23 años. Tal vez,
de haber continuado pintando, otra dimensión hubiese alcanzado su obra y un
lugar más destacado dentro de la plática de San Luis. De todas maneras,
podemos considerar a esta artista como a una de las primeras auténticas
creadoras nacidas en la provincia.
Expresión de época
Autodidactas
De Santa Rosa:
María Teresa Pérez Mercau (de Rosso). Nacida en 1896. En 1915 viaja a
Villa Mercedes y estudia dibujo y pintura con Carlota Romero.
De Quines:
De Villa Mercedes:
Antecedentes
Con el fin de erigir una estatua para rendir homenaje al Coronel Juan
Pascual Pringles, en 1881 el gobernador don Toribio D. Mendoza nombró una
comisión que fue presidida en forma honoraria por el General Juan Esteban
Pedernera.
Por otra parte y en relación con este proyecto, por esos días - 5 de marzo
de 1881 - se leía en el diario “El Oasis”: “Bailes de máscaras: el domingo 13 del
corriente habrá otro baile de disfraz (en el Club Social) en beneficio de la
erección de la estatua del ilustre Coronel de la Independencia Juan P. Pringles.
Plácenos grandemente ver que en San Luis, de toda diversión pública se
aprovecha algo útil para una obra pía o patriótica”.
Pero pasarán muchos años, muchos gobiernos y comisiones para que el
proyecto de don Toribio Mendoza llegue a concretarse.
En 1889, bajo el gobierno de Mauricio Orellano, se organizó la comisión
para proseguir con los trabajos tendientes a llevar a cabo el monumento, y en
noviembre de 1893 (gobernaba Jacinto Videla), se le encargó a Adolfo
Carranza que gestionara el cobro de los diez mil pesos que el Congreso había
votado con este fin; en julio de 1894, durante el gobierno de Lindor Quiroga,
vuelve a reorganizarse la comisión, y al año siguiente se celebra el centenario
del natalicio del prócer, trasladando sus restos al mausoleo todavía inconcluso.
En la plaza Pringles, se coloca la piedra fundamental de la estatua que deberá
erigirse en su memoria.
En 1901, gobernando la provincia Narciso Gorgonio Gutiérrez, los fondos
recolectados para la estatua fueron invertidos en la construcción de un edificio
para la escuela infantil.
En 1904, la inauguración de la estatua de San Martín en Mendoza, logró
que en San Luis se insistiese en erigir la de Pringles - la política de la provincia
transcurría por momentos difíciles -, “como símbolo de unidad de loa
puntanos”. Y al año siguiente, finalmente, se nombra una nueva comisión, esta
vez presidida por el doctor Nicolás Jofré, lográndose que el Congreso de la
Nación vote diez mil pesos para que se contratase la erección de la estatua.
Inauguración
La obra
El prestigio alcanzado por Radogna en San Luis fue muy grande después
que se conoció su monumento. Esto lo impulsaría a quedarse en esta ciudad
donde en 1911 había abierto una academia de dibujo, pintura y escultura que
llamaría Bounarroti, logrando reunir en ella una gran cantidad de alumnos. “La
de Radogna sería la primera academia importante en San Luis; las que hubo
anteriormente fueron talleres o estudios”, afirma categóricamente Mario Cécil
Quiroga Luco, al referirse a ese monumento inicial de nuestra plástica.
Ubicación de la Academia
La enseñanza
Cabe mencionar que hace pocos años, en septiembre de 1982, una hija
del escultor, la señora Delia Radogna de Di Caprio, estuvo en nuestra provincia
con su marido, con el objeto de visitar el monumento que su padre realizara
hacía ya setenta años. En esa oportunidad, además, en la Escuela Normal
Juan Pascual Pringles fue recibida por el entonces director, profesor Hugo A.
Fourcade, quien tras reunir a los alumnos del establecimiento, se refirió a la
personalidad, a la obra y a la permanencia del escultor en San Luis.
Finalmente, la hija del artista se dirigió emocionada a los alumnos, haciéndoles
conocer aspectos aquí ignorados de la vida y la obra de su padre durante su
radicación en Mar del Plata hasta su muerte.
Esta dama nació en Renca en el año 1844 y falleció en San Luis en 1933,
a los 89 años.
Casada con el prestigioso político radical don Víctor C. Lucero, formó con
él una de las familias que alcanzaría mayor relieve político, cultural y social en
la época.
Su marido - hombre culto y de fortuna - en su dilatada carrera política,
ocupó los más relevantes cargos. Entre otros, en 1870 es ministro general del
Coronel D. Juan Agustín Ortiz de Estrada. En 1872 es electo diputado nacional,
mientras que en 1874 se incorpora al Senado de la Nación. En el año 1893 fue
ministro del efímero gobierno Teófilo Saá, inmediatamente después de la
revolución radical que encabezara éste el 29 de julio de ese año ya en nuestro
siglo fue ministro de Adaro en 1909 y de Alric en 1918. Asimismo, formó parte
de la Comisión de Festejos del Centenario, y posteriormente desempeñó
cargos diplomáticos en el exterior.
Galería de arte
La familia residía en una gran casona (demolida en el año 1941), que se
hallaba ubicada en el lugar que hoy ocupa el Banco Hipotecario Nacional, entre
Rivadavia y Junín. En su portal de entrada lucía como adorno dos grandes
columnas de mármol de Carrara.
“Con su marido, Misia Teresa viajó por Europa, visitó museos y adquirió
buenas copias que después exhibía en un largo salón de su casona al que ella
llamaba graciosamente ‘la galería de arte de la provincia’”, dice María Delia
Gatica de Montiveros.
Salón que, por otra parte, en alguna oportunidad también fue escenario de
reuniones políticas clandestinas. Comenta al respecto Juan T. Zavala,
refiriéndose a los sucesos ocurridos posteriormente a la frustrada revolución de
1893: “A las diez de la noche, los que habíamos sido miembros de la junta
revolucionaria y con otros amigos dirigentes nos reunimos sigilosamente en
casa de D. Víctor C. Lucero; se deliberó y se resolvió que yo, Teófilo Saá y
Tissera, como principales responsables, nos ocultáramos para no caer en
manos de Arredondo…”.
Opinión de descendientes
Uno de sus descendientes, el señor Alfredo Noé Esteves, nos relata que
el gran salón de Misia Teresa tenía originariamente cuatro gigantescos
espejos, uno de los cuales - muchos años después - fue donado por sus hijos
al Salón Blanco de la casa de Gobierno de San Luis. El propio Esteves
conserva en su domicilio un artístico mueble de estilo que perteneció a dicho
salón, así como adornos y fotografías en las que pueden observarse en
algunos casos la celebración de conciertos de arpa y de otros instrumentos, así
como animadas reuniones sociales que congregaban a la más culta sociedad
de entonces.
“El matrimonio Lucero-Barroso - continúa narrando Alfredo Esteves -
mantuvo amistad con famosas personalidades de la época, las que en las
ocasiones que pasaban por San Luis, se hospedaban en su residencia: Mitre,
Sarmiento, Teodoro Roosvelt, antes de asumir como presidente de
Norteamérica, Julio A. Roca, Leandro N. Allem, Lucio V. Mansilla, entre otros”.
Las copias
Louis-Joseph Daumas
Caricaturas
Rosario Simón
Por aquellos días Nicolás Antonio fue aconsejado y alentado por la gran
educacionista Rosarito Simón. Al respecto la doctora Gatica de Montiveros nos
dice: “Rosario M. Simón alentó con la fuerza de su extraordinario influjo
personal las vocaciones literarias y artísticas. Nombraremos a Berta Elena
Vidal de Battini y Nicolás Antonio de San Luis”.
También el profesor Toribio M. Lucero comenta este decisivo apoyo de la
educacionista: “…Aquí intervendrá activamente en la vida de Nicolás Antonio la
maestra Rosario Simón, que fue la primera en apreciar los magníficos dotes
artísticos del joven puntano. Y portando con ella algunos dibujos se entrevistó
con cada uno de los miembros del Consejo Provincial de Educación y les instó
para que otorgaran una beca para Nicolás Antonio, que le permitiera estudiar
en Buenos Aires”. Y así lograda la beca, en 1918 partió de San Luis con la
intención de estudiar artes plásticas en la Academia Nacional de Bellas Artes.
Don Juan Vacca - abuelo del artista - junto con Pascual Di Sisto y dos
amigos, los señores Gualano y Di Mella, arribaron desde Italia alrededor del
año 1883 con la intención de establecerse en Mendoza y tratar de instalar allí
una bodega. Con ese fin, en Campobasso y Benevento, pueblos cercanos a
Nápoles de donde eran oriundos, habían vendido todos sus bienes y
propiedades y se embarcaron con sus respectivas familias hacia la Argentina.
Una versión familiar dice que luego de llegar a nuestra provincia, al detenerse
aquí por unos días, “se enamoraron de San Luis”. Otra versión, menos
romántica y más realista, es que entre los socios surgieron diferencias, por lo
que finalmente decidieron invertir aquí, cada uno por su cuenta, el capital
reunido.
Juan Vacca adquirió propiedades sobre la calle Almirante Brown, frente a
la “vieja” estación del ferrocarril, - entonces recién inaugurada y donde hoy se
encuentra el nuevo edificio de la Universidad -, y luego compró otras
propiedades en la enorme “manzana”, pero sobre la entonces calle Colón
extremo norte (hoy Avenida Justo Daract).
Al 1695 de esa calle viviría uno de sus hijos, don Domingo Vacca, en una
casa de ladrillos con aljibe y una gran quinta (la misma casa que muchos años
después, en 1955, refaccionada, sería la primera sede del Museo Histórico, de
Bellas Artes y Ciencias Naturales de San Luis).
Domingo Vacca se había casado en 1896 con María Dilecta Di Sisto, - hija
de Pascual Di Sisto -, y en esa casa nacerían a mayoría de los diez hijos de
este matrimonio.
El mayor de ellos, Vicente Antonio Ramón Vacca, futuro escultor y pintor,
nació el 19 de julio de 1898. Pasó su infancia y adolescencia con sus padres y
hermanos, realizando estudios primarios y secundarios, pero muy temprano se
independiza del hogar paterno. En esa época comienza a sentir inclinación por
la literatura y por el arte, especialmente por la escultura. Trabaja en la Usina
Eléctrica de San Luis y además incursiona en el periodismo y también en la
política. De temperamento vehemente, juicio independiente y convicciones
democráticas, este alto y rubio intelectual de anteojos, milita en la Unión Cívica
Radical.
Una anécdota que pinta de cuerpo entero al fogoso joven de aquella
época, nos relató hace algunos años el doctor Pablo Despouy. Cierto atardecer
puntano se llevaba a cabo, en la avenida Quintana un “mitin” político
organizado por los conservadores, en un sitio cercano a la “nueva” estación de
ferrocarril. Hacia allí se dirigió Vicente con un grupo de amigos radicales, cuyos
nombres lamentablemente hemos olvidado. En medio del acto, Vicente Vacca
interrumpe al orador, haciendo escuchar su inconfundible y estentórea voz,
cuestionando agriamente el contenido del discurso. Se origina un violento
debate, que sube cada vez más de tono y termina en descomunal desorden.
Se intenta agredir al grupo radical, y éstos ante la superioridad numérica de sus
oponentes optan por desbandarse y huir. Los enardecidos agresores persiguen
especialmente a Vacca que era quien había promovido el escándalo. Los
ánimos estaban muy “caldeados” y los conservadores estaban dispuestos a
escarmentar al culpable del desorden. Vacca, aislado de sus amigos en fila
hacia la estación perseguido a poca distancia por un grupo enfurecido,
dispuesto a todo. Quiere la “buena suerte” para el joven radical, que en la
estación esté detenido un tren de pasajeros que pasa de Buenos Aires rumbo a
Mendoza, y que precisamente en ese momento parte. Vacca alcanza a trepar
al último vagón. El grupo se acerca pero el joven se siente a salvo. Y desde la
plataforma del último vagón continúa con sus improperios hacia sus
perseguidores, que están muy cerca. El tren parte… pero el vagón de Vacca no
se mueve. Es que los obreros ferroviarios habían desenganchado ese último
coche que se quedaba en San Luis.
¿Cómo termina la historia? Lo hemos olvidado, pero sí estamos seguros
que Vicente Vacca la debe haber recordado por mucho tiempo.
Amistad con Nicolás Antonio
Su escultura
Primera exposición
Características de su escultura
Las copistas
Pintura, dibujo, música y solfeo eran las materias que en 1905 se
enseñaban en el Liceo Artístico dirigido por la profesora Odilia de Equer,
afirman Núñez y Vacca en su Historia de San Luis. Pero antes de esa fecha -
hacia fines del siglo XIX e inicios del XX - ya se registraba en Villa Mercedes la
actuación de la señorita Ramallo como pintora aficionada o copista. Mientras
que con obras fechadas en 1904 tenemos a Blanca Cormary (después de
Guillet); luego a Rosario Moyano (de Gasso) y otras damas.
Después de 1910 la señorita Carlota Romero enseñaba en su taller a
numerosas alumnas. Esta pionera de la enseñanza artística en esa ciudad, -
que había estudiado en Buenos Aires - también ejecutó dibujos y marinas de su
propia creación además de copias.
Otras niñas, por su parte, estudiaron pintura en el Convento del Sagrado
Corazón, (edificio hoy demolido), que estaba entonces ubicado en Pedernera y
Pringles. Entre estas mencionamos muy especialmente a Emilia Hartlieb (de
Arbucó), de excelente técnica y que pintó además del natural.
A esta tal vez incompleta enumeración de señoritas merceditas que entre
principios de siglo hasta las décadas del 40 o 50 se dedicaron como
aficionadas al dibujo o a la pintura, agregamos los nombres de Isabel Mazueco,
María Teresa Pérez Mercau (de Rosso), Leonilda Cavillón (de Luco), Margarita
Ribas (de Aostri), Isabel Moyano, que era oriunda de Luján y estudió en
Mercedes, María de Moreno, Cristina Gargiulo (de Roncoroni), Corina Ramallo
(de Boduer), Rosa Michaut (de Lucero), Hortensia de la Mota (de Méndez),
Francisca María Corradi (de Ramírez), autora de la enorme tela “Las tres
clases sociales”, pintada y con aplicaciones de repujado y de cabuchones,
Magdalena Zapata, Etelvina Ochoa Ortiz, Orfelina Sánchez (de Bros), Edda
Domínguez, Adela Despósito (de Carnelli), el joven Rodolfo Chiari, Margarita
Aostri (de Porcel), Delfa Lily Lacerna, etc.
Radogna en Mercedes
Comenta el historiador José Mellano que entre los años 1912-1913, viajó
desde San Luis donde en ese momento se hallaba radicado, el escultor italiano
Rafael Radogna, estableciéndose un tiempo en esa ciudad y realizando un
relieve alegórico en el Palacio Municipal. Años después debió lamentarse la
eliminación de dicho relieve del muro del edificio.
Radogna volvería a Villa Mercedes en el año 1918. Ese año en el Palacio
Municipal se inauguró un busto de Pringles ejecutado por el escultor italiano, el
que hoy se halla emplazado en el Barrio de la Estación, en la plaza que lleva el
nombre del prócer puntano. En ese tiempo Radogna creó en Mercedes una
Escuela de Arte Municipal - “una escuela taller de arte”, precisa el historiador
Edmundo Tello Cornejo -, desempeñándose este escultor como Director y
profesor de modelado.
Monumentos
Carlota Romero
Su obra plástica
Antecedentes
Acto inaugural
Beca
Más atrás, en la primera parte de este trabajo, relatamos los inicios del
joven artista, sus primeras exposiciones de caricaturas y dibujos, y el posterior
apoyo y aliento de Rosarito Simón, quien influyó para que se le otorgara una
beca que le permitiera estudiar en Buenos Aires.
En el año 1918 Nicolás Antonio se naturalizó argentino. Durante el
gobierno del doctor Carlos Alric finalmente se le concede la beca que le
permitirá estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes, en donde al poco
tiempo se destaca por su capacidad. Frecuenta estudios y talleres de artistas, y
se vincula a escritores y poetas de ese momento, como Alfredo Bufano (quien
años después le dedicaría el conocido “Romance a Nicolás Antonio”), Evar
Méndez, Conrado Nale Roxlo, Eduardo Séller Sarmiento, Brandán Caraffa,
Ernesto Palacio, y a los más importantes exponentes del vanguardismo, entre
ellos los protagonistas del periódico “Martín Fierro”, que fue vocero del famoso
grupo de “Florida”, antagónico artístico-ideológico del grupo de “Boedo”.
Ilustración de libros
En Francia
En Italia
Año 1929 Segundo Premio Salón Nacional de Escultura, con el bronce “El
Lírico”.
Año 1933 Primer Premio en el Salón Anual de Santa Fe, con el bronce
“Thela”.
Año 1935 Premio “Exposición”, en la Exposición del Cuarto Centenario de
la Fundación de Buenos Aires, con el bronce “Faunesa Melancólica”.
Año 1937 Primer Premio Salón de Pergamino (Provincia de Buenos Aires,
con el bronce “El Lírico”, (la misma obra premiada en 1929).
Año 1937 Primer Premio Salón Anual de Rosario, con el bronce “El
grabador Víctor Delhez”.
En abril de 1931, en “La Nación” de Buenos Aires, este crítico analiza sus
obras, y entre ellas las pinturas “Nacimiento” y “El Cristo de las Llagas”, así
como varias de sus esculturas de ese momento. Reproducimos algunos de sus
conceptos: “La cabeza: ‘Espíritu y materia’. El creador pasa por una hora
decisiva de su vida. El mundo común está a punto de sumirlo en su vórtice, de
incorporarlo al todo omnitudario. Le han herido el corazón y éste amenaza
venderlo. ¿Qué hace entonces? Intenta fundir en una obra su íntima
contradicción. Ved lo que logra. Detenemos en esa sonrisa de ebria
satisfacción. Deteneos y decidme si no es un sollozo lo que vibra debajo del
rictus jocundo. El infierno está aquí. Nada de fusión, de unidad, de puerto. El
alma de esa cabeza está saltando en pedazos. Y sólo la ebriedad la salva de la
muerte. Escultura: ‘La madre del guerrero’. Un ídolo, sí. La hierática figura
parece el símbolo grave de la maternidad ¡Qué serena, qué fuerte, sentada,
así, con las manos juntas sobre las rodillas, la cabeza enhiesta y firme! Sin
embargo acercaos. Acercaos y ved sus ojos cerrados, sus pómulos feroces, su
mentón de hierro, su pétrea frente. Sí: es la madre. Pero, ¿madre de quién? No
hay que olvidarlo: es la madre del guerrero. Y es de aquí de donde sale la
destrucción y la muerte. La madre, vedlo bien, ha cerrado los ojos. Los ha
cerrado para dejar ser a su propia antinomia: el guerrero.
La escultura ‘Sin fe’: Es un gran cuerpo fuerte y joven que cae bajo el
peso de una definitiva desesperanza. Nicolás Antonio de San Luis no lo dice,
no lo sabe quizá. Pero para quien ve bien ese cuerpo aniquilado por una total
derrota, es el de Jesús al ser descolgado de la cruz. Este cuerpo laxo,
periclitante, está traspasado aún por las postreras palabras: ‘Señor, Señor,
¿Por qué me has desamparado?’ En el supremo creyente aparece el supremo
incrédulo. La máxima afirmación naufraga, al fin, en la más extrema negación.
El ser subterráneo del artista vuelve aquí a manifestarse, pleno e indomable,
ante el mundo común, armónico y lógico al que no se entrega sino en la
apariencia. La apariencia que, en este caso, es el sentido ejemplificante: ‘Esto
te ocurrirá si no tienes fe’. Pero ¡cuán otra es la intención entrañable de la
obra!”.
En Rosario
Romualdo Brughetti
Otras esculturas
Cabezas
Bajorrelieves
Monumentos
En la revista “Continente”
Entre los años 1947 y 1954 apareció en Buenos Aires una revista cultural
mensual llamada “Continente”. Lujosamente editada por Amorrortu, - hoy aún
es buscada por los coleccionistas -, en ella se reprodujeron a todo color obras
de los más conspicuos artistas argentinos de la época: Victorica, Fioravanti,
Berni, Pacenza, Del Prete, Castagnino, Spilimbergo, Pettoruti, Forner y muchos
otros nombres, entre los que fue habitual la presencia de los puntanos Nicolás
Antonio de San Luis, Antonio Miguel Nevot y Wladimiro Melgarejo Muñoz.
De este último, la publicación reprodujo en 1947, en colores, el óleo
“Retrato de Niña” y el aguafuerte “El cargador de leña de Catamarca”; en 1948
la tinta directa “Carretero correntino”; los aguafuertes “El Pericón” (viejo circo
criollo); “Faenas criollas”; “En Catamarca”; “La representación”; “Camarín”;
“Estampa de viejo circo” y “Fiesta Federal”, y el óleo “Estudio de payaso”; en
1949 el aguafuerte “Rodeo” y la tinta directa “Apuntes de un mercado de
Corrientes”. En 1951 se reprodujo el óleo “Esquina de Buenos Aires”, del que la
revista hizo este comentario: “El espacio, como problema a resolverse con el
color y la ubicación de las cosas en él, constituye lo fundamental de lo resuelto
en esta tela realizada con un motivo sorprendido por el artista en una esquina
cualquiera y trasladada a la tela con criterio plástico”.
Esta misma publicación, al efectuarse en 1950 el Primer Salón Anual de
Arte “Joaquín V. González”, en la Rioja, situó la obra presentada por Melgarejo
Muñoz entre las más representativa del Salón, analizándola en los siguientes
términos: “En la atmósfera llameante de rojos y negros determinados por el
color y la línea, el grabador ha creado el clima de pesadilla desencadenado
sobre la superficie de la tierra por el azote que simbolizan los jinetes que
cruzan el cielo”.
Invitado de Honor
Homenaje póstumo
Vigencia de su nombre
Últimamente - año 1995 - hemos visto figurar más de una vez el nombre
de Melgarejo Muñoz en una fundamental publicación. Afirma la autorizada
especialista argentina Nelly Perazzo, en su trabajo “El Grabado en la Argentina
1920 - 1948” de la obra “Historia General del Arte en la Argentina” (Academia
Nacional de Bellas Artes), - publicación repetidamente citada en este trabajo -
que “a fines de 1943 se realizó en Galería Müller una exposición de obras de
alumnos de los profesores Alfredo Guido y Adolfo Bellocq llamada ‘Doce años
de grabación de la Escuela Superior de Bellas Artes’ que fue comentada por la
prensa. Se exhibió una colección de 515 obras, entre otros de Lasansky, López
Anaya, Raúl Veroni, Melgarejo Muñoz, Caputo Demarco, Laerte Baldini,
Rodolfo Castagna y Fernández Chelo. El diario ‘La Nación’ (12-11-1943)
comenta: ‘Nunca se había visto un conjunto de pareja calidad, de análoga
importancia…’. Más adelante enumera Perazzo una lista de las más notables
ediciones ilustradas del período señalado, “de 1944 la publicación hecha por la
Sociedad de Bibliófilos Argentinos de ‘El Maestro’ de Esteban Echeverría, con
veintisiete aguafuertes de Wladimiro Melgarejo Muñoz”.
Nacimiento
Estudios
Primeras recompensas
Actuación Docente
Premios Importantes
“La Tacuarita”
Nuevos Premios
Bustos y Monumentos
Antonio Lozano ha expresado que “es cosa suya una escultura sujeta a
canon por una parte y libre por la otra. La autenticidad que aquí encontramos
siempre es una constante que se ensambla con rigor al verdadero
creacionismo. A ese creacionismo que nace de un conocimiento cierto y
directo, ligado a esquemas tradicionales, pero escapando – acaso con júbilo –
a toda fórmula impersonal. Nevot, igual cuando realiza una figura, un grupo
escultórico, un altorrelieve o una estilizada imagen, siempre deja resaltar su
exquisita mano de modelador. Y muestra siempre su afán de monumentalidad.
Encerrado todo – detalle y volumen – es una exacta escuela que sin temor a
equivocarnos, podríamos llamarla ‘escuerla propia’, o más concretamente, la
escuela inconfundible de Nevot. Y necesariamente, cuando se habla de una
escuela determinada, se está hablando de un determinado maestro”.
Escultor de lo racial
El comentarista de arte Anselmo Ballesteros, en un artículo del año 1952,
dijo de nuestro escultor: “Todos los artistas buscan, aunque no se lo propongan
expresamente, un rumbo determinado. Así cada uno de sus esfuerzos tiende a
descubrirlo primero, a ratificarlo más tarde y a mantenerlo por fin cuando,
además de la preocupación por el arte que resulta en sí misma apasionante,
profesa aquel que lo ejerce como su misión por excelencia, fidelidad a la idea
que lo mueve y alienta. De ahí que nos sea grato descubrir a quienes como
Antonio Miguel Nevot integran con justeza absoluta esa línea de acción que es,
respecto de quienes poseen el don de crear belleza, síntesis de su ambición y
su destino. Nevot es muy joven todavía. Apenas tiene cuarenta años, pero, a
pesar de que su obra es muy vasta y trasciende ya esa madurez que otros
alcanzan con más dificultad y que en él procede por un lado de la seguridad de
haber conseguido su objeto como artista y, por otro, de la de hallarse en la
posesión de los medios para expresar ese objeto en su íntimo, humano y
fundamental sentido…”.
Se extendía más adelante el crítico manifestando que “sus figuras de
tierra adentro, que interpreta vigorosamente – éste es el rasgo más
sobresaliente de su estilo – Nevot contribuye a documentar los valores étnicos
de nuestra tierra, con lo cual realiza una seria y concienzuda contribución a su
estudio…”. “Nevot puede ser considerado por eso, - señala en otro pasaje
Ballesteros – el escultor de lo racial. Todo cuanto se le refiera constituye, en
efecto, su tema favorito y él no ignora hasta qué punto le será posible explotar
dificultades mediante esa veta que se le ofrece con las sugestiones de un
precioso metal, en todo el valor de lo palpitante, de lo humano, de lo que habla
a la sensibilidad del artista a través de la forma y su íntima, profunda
manifestación…”.
PAGANO, JOSE LEON, “El Arte de los Argentinos”. Buenos Aires, edición
del autor, 1938, 3 tomos.
BRUGHETTI, ROMUALDO, “La Escultura a Principios de Siglo XX”, Tomo
VII de “Historia General del Arte en al Argentina”, Academia Nacional de Bellas
Artes, 1995.
BRUGHETTI, ROMUALDO, “Nueva Historia de la Pintura y la Escultura en
la Argentina”. Buenos Aires, Editorial Gaglianone, 1991.
SEGAL, ALICIA NOEMI, “La Escultura en Cuyo, Nicolás Antonio de San
Luis”, Cuadernos de Historia del Arte. Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Oficial, 1970.
LUCERO, TORIBIO M., “La década del 30 en San Luis”. Mendoza,
Radiocop, 1989.
IZARRA, MARTIN, “El arte de Nicolás Antonio”. Revista “Argentina”,
Buenos Aires, junio de 1937.
DE ALLENDE, OLIVERIO, “Nicolás Antonio de San Luis, el doble”.
Buenos Aires, diario “La Nación”, abril de 1931.
NERVI, J. RICARDO, “Nicolás Antonio de San Luis”. Nota del diario “La
Opinión”, del 26/8/1961.
Revista “Cuyo (Nº 19), “La Personalidad de Nicolás Antonio de San Luis”,
Mendoza, enero de 1939.
QUIROGA LUCO, MARIO CECIL – Fragmento del discurso pronunciado
en el X aniversario del fallecimiento de Nicolás Antonio de San Luis, “Presencia
Sanluiseña”, Dirección General de Cultura, 1971.
BARREIRO ORTIZ, CARLOS, - “Provincia de San Luis – Diccionario,
Guía, Manual”. Buenos Aires, Centro Puntano, Impresores Calogeras-Munblat,
1981. AGÜERO, ANTONIO ESTEBAN – “Obras Completas”, Tomo II, Editorial
Universitaria de San Luis, 1989.
PASTOR, REYNALDO A., “San Luis, su gloriosa y callada gesta, 1810-
1967”. Buenos Aires, Bartolomé V. Chiesino, 1970.
MOVSICHOFF, BERNARDO, “Semblanzas de Tres Puntanos: Nicolás
Antonio de San Luis, Alejandro Jofré y Onésimo Alaniz”. Revista “San Luis” Nº
37, marzo de 1965.
BARBEITO, JUAN CARLOS – Discurso en “Un Homenaje a Nicolás
Antonio de San Luis”. Revista “Virorco” Nº 2, de julio de 1965.
GESUALDO, VICENTE; BIGLIONE, ALDO Y SANTOS, RODOLFO,
“Diccionario de Artistas Plásticos en la Argentina”. Buenos Aires, Editorial Inca,
1988. 2 tomos.
PERAZZO, NELLY, “El Grabado en la Argentina, 1920 – 1948”. Tomo VII
de “Historia General del Arte el la Argentina”. Academia Nacional de Bellas
Artes, 1995.
BALIARI, EDUARDO, “4ª Bienal Puntana de Artes Plásticas”. Buenos
Aires, revista “Pluma y Pincel” de diciembre de 1976.
BALIARI, EDUARDO, “Salón de la Bienal Puntana”. Buenos Aires, diario
“Clarín”, del 5 de diciembre de 1954.
QUIROGA LUCO, MARIO CECIL, “Nevot el Hombre y su amor por San
Luis”. Serie de notas aparecidas en “La Opinión” de San Luis, los días 28–6, 3-
7 y 4-7–1991.
QUIROGA LUCO, MARIO CECIL, “Otra vez Nevot”. San Luis, nota del
diario “La Opinión” del 18-11-1991.
QUIROGA LUCO, MARIO CECIL, “Nevot Escultor”. San Luis, nota del
diario “La Opinión”, de los días 10 y 11-5-1993.
NERVI, J. RICARDO “Antonio M. Nevot, escultor de lo racial”. Revista
“San Luis” de diciembre de 1951.
LOZANO, ANTONIO, “A. Miguel Nevot”. Buenos Aires, catálogo de obras
del artista, Julia Brané – artes plásticas, el 7-11-1968.
Revistas “Continente”, “Boletín del Centro Puntano”, y “El Hogar” (Buenos
Aires); “Ideas”, “Terruño” y “San Luis”. Diarios “La Nación”, “La Prensa” y
“Clarín” (Buenos Aires); “La Opinión” y “Diario de San Luis”.
CAPITULO III
LENTO DESENVOLVIMIENTO (DE 1920 A 1948)
1- VACIO ARTISTICO
Los premiados
Finaliza la Exposición
El paisaje puntano
Premios y Museos
Mientras tanto, en la tercera década del siglo, San Luis es visitada cada
tanto por artistas que, salvo contadas excepciones, eran convencionales, de
menor envergadura – y en algunos casos incluso hasta simples aficionados o
“dilettantes” – cuya acción, ni muy original ni notablemente, sólo se inscribe en
la pequeña historia del arte argentino. Su técnica en general era buena, técnica
tradicional, y el concepto estético era el inculcado por los maestros
académicos, desdeñoso por completo de las realizaciones de los más geniales
artistas que, desde el último cuarto del siglo pasado, habían conmocionado al
arte europeo, (tales como los Impresionistas y posteriormente los más
modernos Cézanne, Picasso, Matisse, Ensor, Munich, etc.). En cambio lo que
aquí se veía era una curiosa mezcla de realismo, romanticismo y clasicismo,
un arte ecléctico hecho de una hibridación de conquistas del pasado. Julio E.
Payró lo define así: “Una objetividad escolar preside casi siempre la
concepción de la obra, a la cual falta el estro lírico, la poesía, el sentimiento
íntimo, la virtud interpretativa, la personalidad, la fuerza creadora en suma. El
“clisé” académico sirve por igual para la representación pictórica o escultórica
del indio, del negro, del gaucho o de la parisiense”.
Caricaturas
Revista “Ideas”
Expresábamos que esta revista, que había sido fundada en junio de 1932
por los miembros del Ateneo de la Juventud, presidido en un primer momento
por don Miguel Otero Alric, se constituyó a lo largo de esta década y hasta
1938, guiada por Víctor Saá, en la principal divulgadora de todo lo que
aconteció entre nosotros en materia cultural.
Junto con el material habitual, en ocasiones se incluían artículos sobre
artes plásticas, (por ejemplo, tomamos elegido al azar, uno sobre la pintura de
Emilia Bertolé, que había venido a San Luis a exponer, firmado por la
periodista porteña, Adelia Di Carlo, en 1934), caricaturas, (entre ellas una de
Víctor Saá, dibujada por “Orueta”), reproducciones fotográficas de pinturas o
esculturas de distintos expositores que nos visitaron; también de las esculturas
de Nicolás Antonio, crítica de arte, y los anuncios de las relativamente escasas
exposiciones que ocurrieron entonces.
Su portada, desde mayo de 1935 y durante algún tiempo, consistió en un
dibujo alegórico, - las alegorías estaban muy de modas en aquel tiempo -,
producto de la creación de un joven ateneísta, Guillermo J. Velázquez, que
comenzaba a destacarse como promisorio artista. Esta alegoría, nos explica la
revista, tenía el siguiente significado: “El genio elevado por la luz generadora y
radiante del universo, protegiendo a la sabiduría y a la poesía”.
En el número correspondiente a los meses de junio, julio y agosto de
1937, “ideas” publicó una detallada y extensa “crónica”, a cerca de lo
acontecido durante los cuatro días en que se extendió ese extraordinario
acontecimiento cultural que representó para San Luis el “Primer Congreso de
Escritores y Artistas Cuyanos” (al que nos remitiremos, desde la óptica de las
artes plásticas, un poco más adelante). En un total de 79 páginas, la revista se
dio el lujo de narrar todo, absolutamente todo lo sucedido, agregando
abundante material fotográfico.
“Ser Cuyano”
Sección Artística
Narra el historiador Néstor Pedro Menéndez que hacia el año 1933 “…en
San Luis se designaba como primer obispo al entrerriano Pedro D. Tibiletti,
quien llegó para hacerse cargo en momentos que se apagaba la vida de otro
notable sacerdote, Monseñor Segundo Abraham Ponce”.
La muerte de este sacerdote repercutió dolorosamente en esta ciudad.
Con tal motivo y con posterioridad, se decide encargar al escultor Nicolás
Antonio la creación de un busto que sirviera como homenaje al prelado
desaparecido.
El caso es que algún tiempo después, el 20 de mayo de 1935 en el diario
local “La Montaña”, podía leerse una nota titulada “Busto de Ponce”, que
informaba lo siguiente: “El sábado a las 11 se inauguró en la Catedral el busto
erigido en recordación del extinto párroco Monseñor Segundo A. Ponce. Está
sobre un pedestal de granito rosado, ubicado en el atrio de la iglesia y es obra
del artista Nicolás Antonio Russo. A muchas personas, al descubrirse el
bronce, se les oyó decir: ‘No muy parecido. Está demasiado gordo y joven’.
Quizá ellos se imaginaban que el autor de la obra tenía el deber de hacer un
‘calco’ de la última fotografía para que los presentes lo reconozcan. No,
repitamos en nuestra insuficiencia, éste no puede ser el concepto de una obra
de arte que debe perdurar”.
Si bien es cierto que esta nota estaba firmada por “un concurrente”, a
nosotros nos parece percibir – no lo aseguramos, sólo nos parece – la mano y
el característico estilo del Dr. Nicolás Jofré.
Pero también de nuestro máximo escultor, dos obras más se inaugurarán
en San Luis en este período, aunque ello sucederá recién en la siguiente
década. Un busto de Bernardino Rivadavia en el año 1946, en la intersección
de la calle Rivadavia y Avenida España (hoy emplazado en Rivadavia frente al
Paseo del Padre); y un año después – junio de 1947 – un busto en bronce con
la imagen de la educadora puntana Rosario M. Simón, en la Escuela Normal
de Maestras “Paula Domínguez de Bazán”.
Proyecto de Fundación del Museo de Bellas Artes
Editada en Casa Celorrio en esta ciudad, en el año 1938 vio la luz la obra
“Una vida-Rosario M. Simón”, escrita por Mario Cécil Quiroga Luco en
homenaje a la insigne educadora fallecida en 1935.
En su interior apreciamos un retrato de Rosario dibujado en 1936 por la
conocida artista nacional Emilia Bertolé, quien, luego de su gran exposición
llevada a cabo en ésta pocos años antes, mantuvo estrecho contacto con
algunas personalidades de nuestra cultura, entre ellas y muy especialmente
con Mario Quiroga Luco.
En la primera parte del libro se leen palabras del autor historiando la vida
y la obra de la gran docente, - quien además se distinguió como escritora y
poeta -, para proseguir hasta el final con una compilación de parte de la
producción científico-literaria de la homenajeada.
Un suceso cultural, de trascendencia no sólo para San Luis sino para todo
Cuyo, - y no exageraríamos al afirmar que también para el país – significó en
su momento la realización en nuestra ciudad y en Villa Mercedes del “Primer
Congreso de Escritores y Artistas Cuyanos”. Organizado y auspiciado por el
Ateneo de la Juventud “Juan Crisóstomo Lafinur”, se desarrolló los días 14, 15,
16 y 17 del mes de junio de 1937.
Acontecimientos de esta magnitud, no volvieron a repetirse en nuestro
medio. Por las figuras de la intelectualidad y del arte que acudieron
(ensayistas, escritores, poetas, músicos, pintores, escultores, folkloristas, etc.),
por los temas tratados, discutidos y aprobados, relativos al pensamiento, la
cultura, el arte y la educación de la región cuyana; también, por las
expresiones musicales, los recitales y la gran exposición artística que se
efectuó.
Por todo esto, indudablemente, debemos suponer que este Congreso
marca un importante “hito” en la historia de los sucesos culturales ocurridos
hasta la fecha en la provincia.
Significativos nombres
Catálogo de Expositores
San Luis
Mendoza
San Juan
Manuel Marín Ibáñez, con cuatro óleos: “La capilla”, “El arroyo”,
“Callecita” y “Paisaje”.
Miguel Angel Tornambé, con una acuarela: “Escuela rural” y un carbón,
“Estudio de bueyes”.
Caricaturas: de Antonio Bermúdez Franco (Mendoza), Antenor Orueta
(San Luis) y Armando Parodi (San Luis).
Dos maestros
Obsequios finales
Por aquellos años, se contó entre los que frecuentaron el taller donde
Nicolás Antonio impartía sus enseñanzas, cuando el escultor venía a San Luis.
Refiere don Mario Cécil Quiroga Luco, que además fueron alumnos del
maestro en aquel momento, entre otros, Amelia Muñoz y Gringa Poblet. Este
taller funcionaba en una habitación, cedida por la señora Queca Luco, en su
domicilio particular.
Después Velázquez marchó a Mendoza, ciudad donde se radicó,
dedicándose a la docencia.
Tras largos años, en los que no descuidó la pintura y el dibujo, se
inscribió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo,
donde egresó, Profesor Superior de Bellas Artes, en 1960. En esa provincia
participó en numerosos salones colectivos, así como en otros diversos sitios
del país. Entre varios mencionamos, el Salón Anual del Magisterio, en 1961, en
Buenos Aires, donde le fue otorgado el Segundo Premio. En 1962, realizó en
Mendoza una exposición individual de su obras (pinturas y esculturas).
Falleció el 26 de junio de 1966, en Mendoza. Años después de su
desaparición, en 1972 esculturas y pinturas suyas fueron seleccionadas por
Quiroga Luco, entonces Director de Cultura de la Provincia de San Luis, para
participar junto a otros destacados artistas, representando a nuestra provincia
en Buenos Aires. Esta importante exposición, efectuada en las Salas
Nacionales de Exposición, se denominó “Presencia Sanluiseña en la Capital
Federal”. Asimismo don Carlos Barreiro Ortiz, en su “Diccionario de la
Provincia de San Luis”, lo nombra entre los escultores y pintores puntanos más
notables.
Carácter de su obra
Identidad
Volviendo al motivo que aquí nos ocupa, queremos señalar el caso del
nuevo templo de Santo Domingo, construido en estilo árabe-granadino, el que,
como sucediera con los edificios anteriormente citados, sumaría su aporte,
ahora hacia fines de la tercera década del siglo – año 1938 -, enriqueciendo el
aspecto arquitectónico de nuestra capital. Este edificio fue erigido al costado
del viejo templo y sólo cabe lamentarse la, a nuestro juicio, innecesaria
demolición – ocurrida en 1941 – de la fachada y campanario del antiguo
templo, de bellas y austeras líneas coloniales. De no haberse destruido esta
fachada y el campanario, el edificio completo – que hasta hace poco tiempo
albergó el Archivo Histórico Provincial – pudo haber sido posiblemente uno de
los más valiosos y bellos ejemplos sobrevivientes de lo que fue en la provincia
la antigua arquitectura criolla. Extraemos seguidamente un párrafo de la nota
que en aquel momento enviara el Centro Puntano de Buenos Aires al entonces
gobernador de la provincia, firmada por el Ing. Agustín Mercau y el Dr. Carlos
Juan Zavala Rodríguez, en donde se sugería una posible solución al fin de no
derribar la bella torre: “…reducir la longitud de la nave principal del antiguo
templo en algunos metros y reconstituir, como se ha hecho en casos análogos,
su antigua fachada con la mayor fidelidad posible, lo que permitiría dejar libre
la fachada del nuevo templo y mantener el antiguo con su carácter y valor
históricos…”
Pero esto no ocurrió y una vez más, como en tantas ocasiones ha
sucedido en la provincia, triunfó la piqueta.
El viejo templo
El templo anterior al actual (en donde, como hemos dicho, hasta hace
poco tiempo funcionó el Archivo Histórico de la Provincia), fue construido entre
los años 1836-38 por orden del entonces gobernador de la provincia don José
Gregorio Calderón, que era cofrade de Nuestra Sra. del Rosario del Trono, y
cuyos restos están sepultados en el mismo edificio. En el año 1866 el gobierno
encomendó a don Amando Cousinet el proyecto de una torre y campanario
para el templo, obra que fue concluida ese mismo año.
Antes de finalizar el siglo, en el año 1898, siendo Presidente de los
Hermanos Cofrades don Narciso G. Gutiérrez, el gobierno de la provincia
refaccionó esta iglesia, que se hallaba en ese momento en estado ruinoso.
Estilo árabe-granadino
Inauguración
Habían sido de gran sequía aquellos años de 1930, 1933 y 1936 en San
Luis. En cada una de estas oportunidades, a pedido del pueblo puntano, se
había llevado a la Virgen del Rosario en procesión hasta el Puente Blanco,
donde se celebraba una misa. En todos los casos, según cuenta Fray Justo
Fernández Alvarez, se había conseguido la lluvia que tanto se deseaba.
¿Cómo sorprenderse entonces ante el hecho de que ese 8 de octubre, día de
la Bendición del nuevo Templo, justamente en el momento preciso de ser
trasladada la Virgen, del viejo al nuevo Santuario, la ciudad de San Luis se
viera cubierta por la lluvia que tanto se le había perdido, “y se hacía ya de una
urgencia extrema”?
El Obispo Diocesano Mons. Pedro Dionisio Tibiletti, “revestido de capa
Pluvial” – nos narra la crónica – bendijo el Templo ante una enorme
concurrencia de fieles. Posteriormente se procedió a la bendición del Altar
Mayor, del Púlpito y de las Imágenes de los Patriarcas Santo Domingo y San
Francisco. Acto seguido se declaró Santuario al Templo bendecido y
posteriormente desde el púlpito, el Superior del Convento, Fray Justo
Fernández Alvarez, pronunció palabras de agradecimiento a las distintas
Comisiones que colaboraron y al pueblo de San Luis. Finalmente se cantó un
Tedeum en acción de gracias.
Al día siguiente, 9 de octubre, por la mañana, se inauguró oficialmente el
Santuario, asistiendo el Gobernador de al Provincia Dr. Ricardo Rodríguez
Saá, altas autoridades y numeroso público. Mientras que a las 16:30 horas, fue
Coronada la Virgen por el Obispo ante una muchedumbre, en un altar
preparado en las puertas de la Casa de Gobierno. Concurrieron el Gobernador
de la Provincia y demás autoridades civiles, militares y eclesiásticas.
Culminaron los actos con una gran Procesión, desde ese lugar hasta la plaza
Pringles volviendo al Convento, mientras los altoparlantes instalados en el viejo
campanario de la Iglesia, dejaban sentir el “Ave María”, de Vitoria.
16- EN SAN LUIS SE TRIBUTA HOMENAJE A NICOLÁS
ANTONIO (AÑO1938)
Repercusiones en Cuyo
La prensa cuyana también se hizo eco del preciado premio con el que se
honrara a nuestro comprovinciano, tanto como destacó las obras de otros
artistas de Mendoza y San Juan que participaron en ese certamen.
Citamos a la importante revista “Cuyo”, editada en Mendoza, que en una
amplia nota muy bien ilustrada con algunas de las obras expuestas en este
XXVIII Salón, sostuvo que “Cuyo estuvo representado en forma destacadísima
en el Salón Nacional, figurando en el tres artistas de relevantes méritos y de
una labor acendrada y extensa, ventajosamente conocidos ya en los ámbitos
del país. Son ellos los pintores Fidel de Lucía y Roberto Azzoni y el escultor
Nicolás Antonio de San Luis”. De este último comentó: “Nicolás Antonio ha
merecido el galardón del primer premio. Se presentó con un trabajo de largo
aliento titulado ‘Mediodía’, bronce. Tiene este Mediodía la plenitud de gracia
que lleva implícito el propósito del autor. Su frescura juvenil, tiene la serenidad
estática de un mediodía, pese a la grácil fragilidad de su forma. Hay en su
apostura un meditativo germen de reposo y de jocundidad, un realismo estético
que parte del Donatello, cuando lo expresa en su David, con aquella poética
naturalidad. Y es que Nicolás Antonio de San Luis ha trabajado con acendrado
amor sus medios expresivos y modela con fervor la forma en que vuelca sus
graves afanes. Toda su obra refleja esa serena inquietud, como una formidable
paradoja, en que lo espiritual, ansioso de altitud, se funde en la estática que
tiene la fuerza telúrica que le da ese aplomo y ese descansado andar por la
tierra”.
Altorrelieve de la Catedral
Otras obras
Escultor prolífico
Hay un cuadro histórico que todos los puntanos conocemos muy bien.
Cada 25 de Agosto, es común que los medios gráficos locales lo reproduzcan
en sus habituales suplementos dedicados a reseñar y a conmemorar nuestra
fundación. Nos referimos al óleo “La Fundación de San Luis”, por el General
Don Luis Jofré de Loaisa y Meneses, el 25 de Agosto de 1594”, obra fechada
en 1944 y firmada por Ercilio Domínguez (h). Recordemos que en ese mismo
año de 1944, el entonces interventor federal en la provincia, Gral. Horacio
Carranza, ante la ausencia del acta de fundación de la ciudad, nombró una
comisión de notables formada por Guillermo Valerga Aráoz, Nicolás Jofré,
Gilberto Sosa Loyola y Juan Carlos Saá, quienes, tras profundas
investigaciones, dictaminaron que la fundación se debió a Don Luis Jofré, en la
fecha del Patrono de la ciudad, San Luis Rey de Francia.
Esta obra histórica, - un óleo de reducidas dimensiones – desde hace
bastantes años se encuentra en exhibición en nuestro Archivo Histórico
Provincial. Del mismo artista y de esa misma fecha, también existe otra versión
casi similar – difiere sólo en detalles -, esta vez efectuada al lápiz o carbonilla.
Su autor, Ercilio Domínguez, - puntano para algunos, porteño para otros -,
vivió en nuestra ciudad por algunos años desde principios de la década del ’40.
Había nacido en 1893 y, se dice, estudió con los maestros Ernesto de la
Cárcova y Eduardo Sívori, y luego becado, pudo viajar por Europa. Su obra es
variada. En algunos momentos se circunscribe especialmente a retratos:
militares, legisladores de provincias, auditores de guerra, marinos. En otros es
el paisaje, así como también en otros momentos son numerosos los cuadros
religiosos destinados a iglesias y particulares. Al radicarse en la ciudad de San
Luis, afírmase que lo hizo por motivos sentimentales, ya que su esposa
fallecida, señora Josefa Rodríguez Arias de Domínguez era oriunda de esta
provincia, con numerosos parientes hacia los cuales a Domínguez los ligaba
una profunda amistad.
El profesor Héctor Bianchi Domínguez, ha dicho de él: “…Hijo de estas
tierras (agreste como su pintura), gran maestro y camarada fiel de sus
comprovincianos, de la más rancia estirpe sanluiseña y aristocracia espiritual
heredada de sus antepasados, no quiso para él gloria alguna y homenaje, pero
su obra la encontramos en el espíritu que dejó a sus discípulos, verdadero
maestro de almas. No dejó por ello de realizar su mensaje plástico; lo
encontraremos en el Archivo Histórico de la Provincia de San Luis, en
colecciones históricas y regionales de residentes puntanos en Buenos Aires.
Tuvo una gran cultura y experiencia artística; así como recorrió Europa, visitó
continuamente toda la Provincia de San Luis, para descubrir la belleza de sus
rincones y la fuerza expresiva de sus hombres. Para él el puntano, futuro cultor
de las artes, tiene la fuerza de sus quebrachos y algarrobos en suelo inculto
donde nadie tiene el coraje de sembrar belleza y armonía; por eso sólo, se
destaca en la pampa virgen, solitario como un genio”.
“Millcayac” comenta sus pinturas
En el Centro Puntano
En la Escuela de Niñas
En los jardines de la Escuela Normal de Maestras “Paula Domínguez de
Bazán”, el día 17 se descubrió un busto de la educadora, bronce realizado por
Nicolás Antonio, quien había sido discípulo y admirador suyo. Cabe destacar
que años atrás, Rosario Simón se desempeñó en dicha escuela como
Vicedirectora y como docente.
Encabezados por el gobernador de la provincia, Dr. Ricardo Zavala Ortiz,
se contó con la presencia de altas autoridades civiles, militares y eclesiásticas,
profesores y alumnos de distintos establecimientos y representantes de la
Facultad de Ciencias de la Educación.
Hicieron uso de la palabra la Directora de la Escuela, Srta. Celmira
Figueroa y Berta Elena Vidal de Battini, quien hizo entrega del busto en
nombre de la Comisión de Homenaje.
Esta última pronunció sentidas palabras trazando una expresiva
semblanza de la docente desaparecida, de la cual extraemos los siguientes
conceptos: “El bronce y la piedra inmortalizan ya la vida luminosa de Rosario
M. Simón, nuestra Rosarito. San Luis, pueblo de maestros, exalta así a su
maestra por antonomasia, a su maestra símbolo, porque todo nuestro pueblo
realiza este acto de justicia. La Comisión ejecutora, formada por algunos de los
que más de cerca la amábamos y comprendíamos, recibió la contribución del
cariño, la reverencia y el reconocimiento, en el aporte de sus colegas, de sus
amigos, de sus admiradores, de los que fueron sus alumnos, dispersos por
todo el país (…) Nos preocupamos por lograr todo lo que a ella le hubiera sido
grato; esculpió su cabeza Nicolás Antonio de San Luis, el talentoso artista que
tan cerca estuvo siempre de su corazón y de su mano maternal (…) Tenía
alma de artista: escribió versos deliciosos que sus alumnas recitábamos; sus
páginas de prosa revelan a una escritora de fibra recia: se asomó al mundo de
la pintura; la transportaba la música; poseía agudo juicio crítico. Pero, todo lo
superó su consagración al magisterio en el que se quemó como un leño
perfumado. Fue, ante todo, educadora, maestra de surco hondo y de
trascendencia milagrosa; el que fue su alumno la llevó para siempre en su
compañía…”
En la Escuela Lafinur
Reactivación
Un gran cuadro al óleo del general Juan Esteban Pedernera fue ejecutado
por el conocido artista argentino Alberto López. Claro – descendiente del
prócer sanluiseño – en el año 1925. Años después, ignoramos la fecha, pasó
esta obra a la Intendencia de Villa Mercedes. Hasta hace un tiempo se exhibía
en el Museo de Artes Plásticas de la Municipalidad de esa ciudad.
El desaparecido crítico de arte argentino Córdova Iturburu ha atribuido a
su autor la realización de obras con “climas enigmáticos y acentos misteriosos,
de espíritu muy a menudo sombrío”, características que tal vez en forma algo
atenuada pueden percibirse en esta pintura histórica de indudable valor.
Patrimonio escultórico
Concurso de Dibujo
PAYRO, JULIO E., “La Pintura”, Tomo VI de “Historia General del Arte en
la Argentina”, Academia Nacional de Bellas Artes, 1988.
CORDOVA ITURBURU, ’80 Años de Pintura Argentina”, Buenos Aires,
Librería La Ciudad, impreso por Gaglianone, 1981.
ATENEO DE LA JUVENTUD JUAN CRISOSTOMO LAFINUR, “Pintura:
Víctor Carnevale”. Revista “Ideas” Nº 5, San Luis, octubre de 1932.
GATICA DE MONTIVEROS, MARIA DELIA, “Pequeña Historia de las
Letras Puntanas”. San Luis, Imprenta oficial, 1986.
SAA, VICTOR, “Detractores y Panegiristas de San Luis”. San Luis, revista
“Ideas” Nº 31 y 32, de diciembre de 1934 y enero 1935.
DI CARLO, ADELIA, “Valores Argentinos: Emilia Bertolé (Pintora y
Poetisa)”. San Luis, revista “Ideas” de enero de 1934.
JOFRE, NICOLÁS, “Exposición Bertolé (Sus Cuadros. Al pasar)”. San
Luis, diario “La Opinión”, 27 de diciembre de 1933.
PAGANO, JOSE LEON, “El Arte de los Argentinos”. Buenos Aires, edición
del autor, 1938. 3 tomos.
GESUALDO, VICENTE, BIGLIONE, ALDO Y SANTOS RODOLFO,
“Diccionario de Artistas Plásticos en la Argentina”. Buenos Aires, Editorial Inca,
1988. 2 tomos.
SAA, VICTOR, “A propósito de la exposición artística, agrícola, ganadera,
industrial y granjera de la Provincia de San Luis”. San Luis revista “Ideas”, de
marzo de 1935.
QUIROGA DE CHENA, CARMEN, “Voces de San Luis”. Buenos Aires.
Talleres Gráficos SEMCA, 1947.
SAA, VICTOR, “Un monumento de la Cultura Literaria en San Luis”. San
Luis, revista “Ideas” Nº 36, de marzo de 1935.
MENENDEZ, NESTOR PEDRO, “Breve Historia de San Luis” (2ª edición).
San Luis, editado por C. E. P. A., 1994.
DOMINGUEZ, CAMILO, “Perfiles Sanluiseños”. Buenos Aires, impreso
por CALOGERAS MUNBLAT, 1974.
ATENEO DE LA JUVENTUD JUAN CRISOSTOMO LAFINUR, “Crónica
del Primer Congreso de Escritores y Artistas Cuyanos”. San Luis, revista
“Ideas” Nº 61, 62 y 63, de junio-agosto de 1937.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “El Primer Congreso de
Escritores y Artistas Cuyanos funcionó en San Luis”. Buenos Aires. Boletín del
Centro Puntano Nº 5, de julio-agosto de 1937.
MATHUS HOYOS, ALEJANDRO, “Arte Retrospectivo en Cuyo”.
Mendoza, Revista de la Junta de Estudios Históricos, tomo VII, de agosto de
1937.
BARREIRO ORTIZ, CARLOS, “Provincia de San Luis-Diccionario, Guía,
Manual”. Buenos Aires, Centro Puntano. Impresores CALOGERAS-MUNBLAT,
1981.
BIANCHI DOMINGUEZ, HECTOR, “Del Panorama de las Artes Plásticas
Puntanas nos Habla Bianchi Domínguez”. Mendoza, diario “El Tiempo de
Cuyo”, del 4 de setiembre de 1960.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “El Convento de Santo
Domingo”. Buenos Aires, Boletín del Centro Puntano Nº 2 de setiembre –
octubre de 1936.
REVISTA PLUS ULTRA, “San Luis. El Convento de Santo Domingo”.
Buenos Aires, enero de 1923.
REVISTA LA CULTURA CUYANA, “Convento de Santo Domingo”. San
Luis, julio de 1941.
FERNANDEZ ALVAREZ, FRAY JUSTO, “Historia de Nuestra Señora del
Rosario del Trono”. San Luis, año 1940.
REVISTA CUYO, (Nº 16) “XXVIII Salón Anual de Artes Plásticas”.
Mendoza, octubre de 1938.
REVISTA MILLCAYAC, (Nº 28) Notas de Arte en la Catedral de San Luis”.
Mendoza, setiembre de 1944.
ANDUJAR, MARIA ZULEMA, “Guía de la Iglesia Catedral”. Diócesis de
San Luis, marzo de 1983.
DIRECCION DE CULTURA DE SAN LUIS, “Nuestros Plásticos”. San
Luis, Publicaciones Culturales, Nº 2, año 1971.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “J. Domingo Páez Torres”.
Buenos Aires, Boletín del Centro Puntano, de marzo-abril de 1941.
FOURCADE, HUGO A. “La Escultura como Forma de Vida: Jesús
Domingo Páez Torres”. San Luis, “El Diario de San Luis”, 5 de octubre de
1986.
BALIARI, EDUARDO, “Primera Bienal Puntana de Artes Plásticas”.
Buenos Aires, diario “Clarín”, del 6 de setiembre de 1970.
BALIARI, EDUARDO, “Segunda Bienal Puntana. Una Nueva Cita Para las
Artes”. Buenos Aires, diario “Clarín”, del 17 de setiembre de 1972.
DOMINGUEZ POBLET, JULIO, “Ciudad de San Luis”. San Luis, nota del
diario “La Opinión”, del 18 de julio de 1983.
REVISTA MILLCAYAC, (Nº 28) “Visitando la Sala de Artes del Sr. Ercilio
Domínguez (h). Mendoza, setiembre de 1944.
JOFRE, NICOLÁS, “Exposición pictórica de Juan Suhr”. San Luis, diario
“La Opinión”, 18 de abril de 1942.
CANDAHAR, HORACIO, “Evolución Artística de Santa Fe, revista “Farol”,
año 1949.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “Exposición de Pintura
auspiciada por nuestro Centro” (Juan Suhr). Buenos Aires, Boletín del Centro
Puntano, Nº 30, año 1946.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “Una
visita a Antú-Có Fernández”. San Luis, revista “San Luis”, Nº 36, de enero a
diciembre de 1959.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “Rosario M. Simón-
Homenaje”. Buenos Aires, Boletín del Centro Puntano, Nº 33, de setiembre-
octubre de 1947.
1- LOS PAISAJISTAS
En el anterior capítulo decíamos que, con la presencia y el accionar de la
Biblioteca Popular San Luis en 1948 y de la revista cultural del mismo nombre,
más la creación de la Comisión Provincial de Cultura en 1950 –designada
Dirección dos años después-, y los aportes de la Secretaría de Informaciones y
Turismo y las nuevas facultades en San Luis dependientes de la Universidad
Nacional de Cuyo, se insinúa un nuevo momento mucho más rico y activo en la
cultura puntana.
Es en este contexto donde ubicamos a la que hemos denominado
“generación del ’50 y nuestro paisaje”. Estos artistas paisajistas configuraron a
nuestro juicio el primer “movimiento” de auténticos creadores dentro de la
plástica en la provincia.
No formaron un grupo, -eran individualidades- pero los unía una visión
común, derivada, como sostiene Córdova Iturburu al referirse a este mismo tipo
de pintura en el orden nacional, a lo que podíamos llamar, simplificando y a
grandes rasgos, “postimpresionismo”. A pesar de sus diferencias de
personalidad y de técnicas, estos artistas estaban emparentados por ese aire
común de familia que distinguió a ese momento de la plástica heredero del
impresionismo. En términos generales podemos decir que en sus paisajes se
advierten ciertos elementos expresivos, alguna libertad en el dibujo y alguna
liberalidad manchista en el color. Pero el tono general de sus obras se define
por el respeto de las particularidades del tema o motivo de sus cuadros.
Varios nombres
Desde todos los rincones de la provincia surgieron testimonios de
nuestros bellos paisajes. Así se recuerdan los típicos paisajes de Antú-Có
Fernández, y sus temas urbanos con viejos caserones descascarados; muchas
de sus creaciones han quedado como verdaderos documentos de un San Luis
ya perdido. También Asunción Manca de Heredia, -Asunta firma sus cuadros-,
con acuarelas de depurada técnica pintando a su amado San Francisco del
Monte de Oro. Interpretó a este mismo paisaje sanfrancisqueño Vicente Vacca,
“de paleta personal y seguro golpe de espátula”, -dijo “La Razón” de Buenos
Aires-, con sus quebradas, rocas, y palmares tan característicos. El Volcán, el
Potrero de los Funes o La Carolina eran visitados por Antonio San Miguel –
oriundo de La Toma y radicado en Buenos Aires-, y por el ya mencionado Juan
Suhr, y sus trabajos con frecuencia fueron expuestos en esta cuidad o en el
Centro Puntano de la Capital Federal.
También el artista “marinista” Mateo Mollo, quien vino a esta provincia
enamorándose de sus sierras, arroyos y montes. Se inspiró especialmente en
El Chorrillo, El Trapiche, San Roque o el río Quinto, dejando bellos óleos de
depurado oficio. Héctor Bianchi Domínguez, excelente dibujante y pintor, en un
momento de su carrera de igual manera interpretó la llanura sanluiseña y a sus
habitantes, enfocándolos desde el punto de vista social. Sus series: “Pampa
gringa” y “Reacción nativa” así lo atestigua. Otro nombre destacado fue Gaspar
Di Gennaro, quien dibujó o pintó el paisaje lugareño y a sus hombres y mujeres
humildes, la soledad y el sufrimiento. En ocasiones abordó también el
expresionismo, incursionando posteriormente –año 1956- hacia un surrealismo
muy particular.
A pesar de no ser habitualmente paisajista, encuadramos en este
movimiento a la pintora “intimista” Gringa Poblet. En sus flores inconfundibles y
sus naturalezas muertas prevalece lo poético a través de una temática de
naturaleza espiritual.
Otros nombres hubo en esa época: Juan Ricardo Nervi –conocido escritor
pampeano afincado entonces en San Luis-, pintó, e ilustró además las revistas
“San Luis” y “Terruño”; el español-marroquí Mario Vargas, quien vivió aquí por
esos años; José P. Capurro; Pablo Roberto Vega, tanto como algunos
aficionados que raramente exponían: Ignacio Anastasi, Agustín Enciso,
Carmen Ponce o Jesús Páez Sosa, este último con óleos referidos a la historia
provincial. Asimismo artistas de otros sitios del país –algunos importantes-, los
que cada tanto nos visitaban para interpretar nuestros paisajes y exponer sus
obras, tales como el maestro Aurelio Víctor Cincioni, Rafael Bertugno, Pedro
Ricci, Eusebio Vidal Jo, y otros.
En Villa Mercedes por otra parte, se destacaron en aquel momento los
paisajistas de motivos locales Marino Accetta, Norma Píccolo, Orfelina
Saracho, Jesús Rodrigo, Eva Bauer de Briganti, y el escultor Vicente Lucero,
verdadero pionero en esa ciudad con sus tallas en maderas de algarrobo o de
caldén.
Mientras que en la ciudad de Merlo se establece hacia 1950 una pintora
de vasta trayectoria en los círculos porteños: Palmira Scrosoppi de Contursi.
Desde ese momento desarrollará –inspirada en las bellezas naturales
lugareñas- una importante obra plástica en la que expresó el paisaje de esa
hermosa zona de la provincia.
2- ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA
PROVINCIA Y BIBLIOTECA POPULAR SAN LUIS
Pintura y escultura
Lo hemos dicho anteriormente: la Asociación auspició en sus salas a lo
largo de muchos años, exposiciones de artistas sanluiseños –a quienes desde
sus inicios estimuló, descubriendo nuevos valores-, tanto como de plásticos de
otras latitudes del país. También se dictaron cursos y conferencias referidos a
este tema y se organizaron cursos y salones colectivos. “…las inquietudes del
intelecto, las manifestaciones artísticas, la elevación cultural del medio social
tiene en la Asociación de Empleados del Banco de San Luis, el hogar
hospitalario y seguro…”, manifestó en 1963 el diario “Los Andes” de Mendoza.
Rápido repaso
En una lista que no pretende ser exhaustiva, nombraremos algunos de
estos sucesos. Año 1951: “Certamen Plástico Literario”; Conferencias del
profesor Víctor Hugo Fernández sobre el tema “Teoría y práctica del color,
fenómeno óptico, conocimiento de materiales y su empleo en el arte”. Año
1953: Muestra de motivos serranos, por Asunción M. de Heredia; se inaugura
el “Primer Salón Cuyano del Poema Ilustrado” y el “Tercer Salón Regional de
Plásticos Aficionados”. Año 1959: Muestra de Gringa Poblet; exposición de
Martín Santiago; charla del padre Rubén Alá, entre otros temas “Arte Indígena
Primitivo Puntano”. Año 1960: Exposición de Gringa Poblet; xilografía de Mario
Vicente. Año 1961: Exhibe la pintora Itatí Bagué; muestra de Asunción M. de
Heredia; Conferencia de Juan Ricardo Nervi sobre “La obra de Nicolás
Antonio”; exposición de Héctor Bianchi; presenta sus obras el maestro José
Luis Menghi; muestra de Terzo Vinci. Año 1962: Exposición de cerámicas de
Mario Crespo Kennedy; presentación conjunta de siete artistas: Asunción de
Heredia, Antú-Có, Crespo Kennedy, Bianchi, Gringa Poblet, Gaspar Di
Gennaro y Vicente Vacca. Año 1963: Muestra de “informalismo”, de Carlos
Sánchez Vacca y Dalmiro Sirabo; exhibición de obras de Juan Chiozza Parodi;
Primera Exposición de Artistas Plásticos Rotarios; óleos de Antonio Sofía
Buemi; dibujos y óleos del plástico mendocino Onorio Barraquero, quien
además disertó sobre “Monvoisin, precursor del arte pictórico en Cuyo”;
exposición de Marcelo Schewalie.
Año 1964: Conferencia a cargo del conocido crítico y ex director del
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, don Hugo Parpagnoli, sobre el tema
“Exigencias del Arte Moderno”. (Después de finalizada ésta, se suscitó entre el
público asistente y Parpagnoli un interesante debate, cuyo eje giró sobre la
validez –o no- de la obra de los plásticos vanguardistas locales, a quienes el
crítico había destacado momentos antes). Ese mismo año hubo una exposición
de Exequiel Fernández Colantonio. Año 1965: Primer Salón Nacional de Artes
Plásticas en San Luis.
Palabras de Agüero
Entre ellos, –no podía faltar su presencia y su palabra-, estuvo el poeta
Antonio Esteban Agüero, quien, entre otros conceptos, manifestó: “…Días
llegarán en que las generaciones que nos sucedan señalarán a esta casa como
al hito que separa dos ciclos de la historia regional: antes de ella la indiferencia,
el egoísmo, ese círculo de nieblas opacas que durante mucho tiempo ahogó en
sus raíces todas nuestras posibilidades de superación y de progreso y,
después de ella, como en el remonte de una luz, la entrada en el ciclo dinámico
de la actividad creadora, el comienzo de liberación de las fuerzas sofocadas
que yacen en las profundidades de nuestro pueblo…”. El poeta concluyó, poco
más adelante, expresando: “…Como modesta contribución a esta fiesta
memorable, como un homenaje a la Asociación de Empleados del Banco de la
Provincia de San Luis y al amigo y compañero Pascual M. Racca que hoy
asiste, sencillo como siempre, despojado de toda vanidad como siempre, a lo
que entiendo es la hora más feliz de su vida, quiero leer un poema que acabo
de componer y en el que canto esa expresión regional de nuestro modo de
hablar que es “la tonada”: nuestra peculiar manera de pronunciar el idioma
heredado. El canto que voy a leer integra mi largo poema que se titulará,
cuando lo publique: “Un Hombre dice su Pequeño País”.
Así fue como ese día, por primera vez y en homenaje a la Institución y a
su hacedor Racca, Antonio Esteben Agüero leyó al público uno de sus más
bellos y entrañables poemas: “Digo la Tonada”.
3- REVISTAS “SAN LUIS” Y “TERRUÑO”
“San Luis”
La revista “San Luis” fue el órgano de las actividades de la Asociación de
Empleados del Banco de la Provincia. Dirigida por Pascual Racca, su primer
número fue editado en marzo de 1948, continuándose su publicación sin
interrupción por varios años hasta 1959.
Después de un paréntesis de cinco años, en marzo de 1965 apareció un
número extraordinario de ciento ochenta páginas, -el número 37-, una
verdadera síntesis de la obra realizada por la Institución desde su fundación.
Lamentablemente éste fue el número de despedida.
Artes Plásticas
Recorriendo las páginas de esta publicación podemos constatar que las
artes plásticas ocuparon un importante espacio. En ellas desfilaron con cierta
continuidad artículos sobre diferentes exposiciones de arte que en su momento
se llevaron a cabo. Ejemplificamos con algunas de Juan Suhr, Antú-Có
Fernández, Gaspar Di Gennaro, Asunción M. de Heredia, Gringa Poblet,
Vicente Lucero, por citar las más representativas. En variadas ocasiones se
reprodujeron obras de artistas locales, -en algún caso en su portada-, así como
reportajes. Por otra parte, y ya ocupándonos de casos más concretos, se
analizó el monumento a Sarmiento –obra de Nicolás Antonio de notables
méritos- en oportunidad de su inauguración en Villa Mercedes. Juan Ricardo
Nervi, autor de la nota, dedicó también un importante artículo a las esculturas
de Nevot.
Al concretarse el “Primer Salón Cuyano del Poema Ilustrado”
conjuntamente con el “Tercer Salón de Plásticos Aficionados”, la revista dedicó
un extenso espacio a ambos acontecimientos. Junto a las listas de
participantes y premiados, se publicaron notas críticas y abundante material
fotográfico.
En esos años hubo asimismo diferentes notas y comentarios sobre arte en
general: una del Dr. Nicolás Jofré sobre la obra del maestro argentino
Fernando Fader, otra sobre “El Dibujo”, debida a la pintora mercedina Orfelina
Saracho, también un artículo en el que se habló sobre la obra del pintor
mendocino Roberto Azzoni, por citar sólo algunos de los varios aparecidos en
el lapso en el que se editó “San Luis”. En otras ocasiones, por su parte, Urbano
J. Núñez escribió en sus páginas reseñas de las exposiciones que se llevaban
a cabo en esta ciudad o en Villa Mercedes. Lo enumerado anteriormente es
sólo una muestra incompleta del importante lugar que a la pintura y la escultura
le dedicó la revista.
Otros temas
Desde el primer número se logró una seleccionada variación de temas de
interés general: filosofía, historia, literatura, poesía, geografía, ciencia,
geología, arte, etc., y también abundante material gráfico, relativo
particularmente, a lugares de nuestra provincia de mayor atracción para el
turismo. De esta publicación dijo el diario “La Nación” de la Capital Federal, en
marzo de 1953 que “… su interés por el movimiento intelectual va de lo literario
a lo científico, pasando por lo artístico y lo histórico. Complace comprobarlo al
cumplir el quinto aniversario de su fundación”.
Colaboradores
Fue muy extensa la nómina de colaboradores de “San Luis”. Entre los
comentaristas o críticos de arte citamos a Rodolfo Kaiser Lenoir, Antú-Có
Fernández, Juan Ricardo Nervi, Guillermo J. Negroni y Alberto A. Roveda. Con
respecto a otras temáticas, lamentando no poder nombrar a todos,
mencionamos a Guillermo y Joaquín Belgrano Rawson, Héctor Julio Bertín,
Pascual Colavita, Sócrates Cortines, Mariano Quintián Díaz, Antonio Esteban
Agüero, Adolfo Barbeito Figueroa, Plácido Alberto Horas, Berta Elena Vidal de
Battini, Víctor Hugo Agúndez, Humberto Mario Lucero, María Delia Gatica de
Montiveros, Urbano J. Núñez, Miguel Otero Alric, Mario Jofré Gutiérrez, Jesús
Liberato Tobares, Juan J. Nissen, Julio Ferramola, Ada I. Pastore, José
Alejandro Lucero, Ricardo Capitanelli, Raquel Aljadeff, Teófilo Arce Jofré, José
Anello, Bernardo Movsichoff, Gabino Puelles, Felisa Ferrari, Juan Carlos
Barbeito, Rodolfo Acebedo, Mariano Pérez, Dalmiro Pérez Laborda y muchos
más.
Editada en nuestra ciudad en la Imprenta Celorrio, de calle San Martín
633 hasta su penúltima aparición, sólo la última entrega –el número
extraordinario- fue impresa en Mendoza, en los talleres D’Accurzio.
“Terruño”
Publicada por la Secretaría de Informaciones y Turismo de la provincia, -
gobernaba don Víctor W. Endeiza-, la efímera pero muy valiosa “Terruño”, se
sumará a la anteriormente comentada revista “San Luis”. Se alcanzaron a
editar sólo dos números anuales: en setiembre de 1953 y en julio de 1954.
Recuerda hoy uno de sus colaboradores, el poeta José Alejandro Lucero, que,
cuando estaba listo para la imprenta de material de su tercer número, al
acaecer la revolución de 1955, ésta dejó de aparecer.
En sus dos únicas entregas reprodujo en la portada óleos con coloridos
paisajes sanluiseños. Para ello por primera vez en la provincia, se usó el
sistema denominado citocromía, llevado a cabo en la Imprenta Oficial. El resto
de la revista era impreso en los talleres gráficos de Celorrio.
Sus portadas a todo color –debidas a jerarquizados artistas nacionales
como Rafael Bertugno en la primera y Aurelio Víctor Cincioni en la segunda- no
fueron lo único que dedicó la publicación de las artes plásticas. Se vieron
reflejadas en sus páginas, además de sendas biografías de los pintores antes
citados, extensas notas muy bien ilustradas, sobre Nicolás Antonio de San Luis
y Antonio Miguel Nevot, esta última debida a la pluma de Anselmo Ballesteros.
También en sus dos ediciones tuvo espacio una sección, “San Luis en la
Historia y en el Arte”, reproduciéndose en ella antiguos grabados relacionados
con esta tierra. Se comentó, por otra parte, el “Stand” que la provincia
presentara en la Feria de América, en Mendoza, con obras de Nevot y Nicolás
Antonio.
La poesía local, el turismo social, la arqueología y paleontología, la cultura
histórica, la minería, ganadería e investigaciones sobre agricultura, botánica y
fauna autóctona, tuvieron cabida en esta lujosa publicación muy bien
diagramada –algo poco habitual aquí- e ilustrada con fotografías de difusión
turística o de las realizaciones del gobierno provincial.
Fueron responsables de “Terruño”, el entonces Secretario de
Informaciones y Turismo. Sr. Osvaldo Vidal Fernández, quien fue secundado
entre otros, por los escritores o poetas Juan Ricardo Nervi, José Alejandro
Lucero, Jorge A. Jofré Gutiérrez, Enrique Ojeda, etc. Y los plásticos Antú-Có
Fernández, José Pablo Capurro y el mismo Ricardo Nervi.
Se abre la exposición
La inauguración de la importante muestra –la primera creemos realizada
en San Luis con estas características- tuvo lugar el 19 de enero de 1948 en el
Aula Magna del Colegio Nacional “Juan Crisóstomo Lafinur”, corriendo con su
organización una comisión del Centro Puntano de Buenos Aires, compuesta
por su presidente, Dr. Ruperto Quiroga Adaro, el vicepresidente coronel Aníbal
Arce García, el profesor Ruperto N. Lucero, Prof. Juan Adolfo Amieva, Juan E.
Deluigi, Arnaldo Jofré, Dr. Carlos Juan Zavala Rodríguez y Nazario Alvarez.
Asistió el gobernador de la provincia, Dr. Ricardo Zavala Ortiz, el ministro
de Hacienda, Dr. Marcial Rodríguez, altas autoridades provinciales, educadores
e intelectuales, y un nutrido y calificado público.
En la oportunidad el profesor Ruperto Lucero declaró inaugurada la
muestra leyendo un discurso, en el que destacó la intención del Centro de
difundir y poner de manifiesto en San Luis “la realidad de cuánto han publicado
sus hijos digno de consideración y encomio…”.
Haciendo mención al desconocimiento que de nuestra provincia existe en
otros ámbitos, -recordemos que corría el año 1948-, expresó el orador: “…Los
puntanos no podemos seguir tolerando con estoicismo enfermizo, sin que ello
provoque una explicable reacción, las enormidades que casi a diario se oyen a
título informativo, de los que es San Luis.
No hablo en lenguaje paradójico, veamos un caso: no hace mucho, en el
Museo Social Argentino, una escritora de relativo cartel, disertó sobre las
bellezas naturales de la Provincia, abarcando en amplio panorama la vida y
actividad de sus moradores para terminar con lo que para muchos puntanos
que escuchábamos, resultó una interesante ‘trouvaille’: ‘que el principal
alimento de sus habitantes era la algarroba’ de donde resultaba que habíamos
sido criados a patay!...”
Publicaciones premiadas
Se exhibieron en lugar destacado aquellas obras que hasta esa fecha
habían sido premiadas en el orden nacional. Del Dr. Braulio A. Moyano, la
publicación titulada “Anatomía Patológica de las Enfermedades Mentales”,
premiada por la Comisión Nacional de Cultura en el año 1943. Del poeta César
Rosales: “Después del Olvido” (poesía), premio Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires en el año 1945. Del Dr. Franco A. Pastore, “Mapa Geológico de
la Argentina” y conjunto de obras científicas de su especialidad, con el premio
Academia de Ciencias, del año 1932. Del Dr. Carlos Juan Zavala Rodríguez:
“Publicidad Comercial. –Su régimen Legal”. Premio Facultad en el año 1946.
Del Dr. Juan L. Páez, “El Derecho de las Asociaciones”, premio Facultad en el
año 1940. Del coronel Juan Esteban Vacca, “Notas de la pasada Guerra del
Chaco” y “Ayuda Memoria del Oficial de Reconocimiento”, premios Ministerio
de Guerra (medalla de oro) de los años 1936 y 1942 respectivamente.
Comenta Negroni
En julio de 1950 Guillermo J. Negroni expresó –en una nota publicada en
la revista “San Luis”-, que el gobernador de la provincia en su mensaje en la
Legislatura “ha dado a conocer una resolución, ansiosa y largamente esperada
por todos los que sabemos a San Luis un amplio y propicio campo para las
cosas del espíritu. Nos referimos a la creación de la Comisión Provincial de
Cultura, organismo indispensable a un Estado hasta la fecha huérfano de
posibilidades materiales en lo que a cultura se refiere”.
“los cursos de extensión de la Facultad local, -señala Negroni un poco
más adelante- sus publicaciones, conferencias y demás actos culturales y la
preocupación de algunos de sus docentes (preocupación que coincide con sus
deberes), por su mismo carácter y por la general elevación de miras, han
contribuido solamente a ampliar la cultura de un restringido sector de la
población. Aplaudimos esa obra y la aquilatamos en todo su valor, pero
creemos que no es lo suficientemente amplia para satisfacer las necesidades
de nuestra Provincia”.
Después de diferentes consideraciones referidas a hombres y entidades
que han contribuido con desinterés y sacrificio a la difusión cultural, prosigue
Negroni en otro tramo de su artículo: “En ese sentido, y sin pretender
establecer comparaciones, cabe destacar la labor de la Asociación de
Empleados del Banco de la Provincia que, en muy poco tiempo y a través de su
Biblioteca, la revista San Luis y el Conjunto Atalaya, han marcado una etapa y
señalado un rumbo. La Comisión Provincial de Cultura, por el amplísimo campo
de acción que le brinda el estudiado y previsor Decreto que la crea y que
otorga al organismo facultades extraordinarias, está llamado a ser por propia
gravitación, la entidad que coordine estos esfuerzos aislados y que, sin
restringir su libertad, les brinda el apoyo necesario para ampliar cada vez más
el campo de sus posibilidades”.
“Cupo de esta manera al Poder Ejecutivo, -expresa el autor de la nota- la
distinción y el honor de comenzar la obra, que cuenta desde ya con el apoyo de
todos aquellos que ven ampliarse en esta forma, en forma ilimitada, el porvenir
cultural de nuestra Provincia y de nuestro pueblo”.
Desde su creación, la Comisión Provincial de Cultura estructuró diversos e
importantes ciclos culturales y artísticos, motivo por el cual, y con el fin de
hacer más trascendente y ágil el manejo y accionar de la misma, se decide
convertirla en “Dirección” en 1952.
Mensaje de Agüero
Nuestros representantes leyeron en la oportunidad un interesante tanto
como incisivo trabajo enviado por Agüero, que éste había titulado
“Reafirmación del Federalismo en su aspecto cultural”. Por ser éste de sumo
interés, aunque extenso, extraemos sólo algunos tramos sustanciales: “…que
se elaboren los medios y condiciones necesarias para que a los aspectos
citados se agregue el cultural, tanto o más importante que los otros, a los
efectos de reconstruir en el alma de los habitantes de la Argentina Interior y
Provinciana, el sentimiento federalista. Pues, no escapará al criterio del señor
Director y de los colegas presentes que desde el origen mismo de nuestra
Nación, la ciudad de Buenos Aires, sus hombres, sus ideas han ejercido una
hegemonía total y absorbente en el aspecto que estamos comentando, sobre el
resto de las Provincias.
Buenos Aires ha detentado a lo largo de todo el acontecer histórico
argentino el uso exclusivo de los medios de difusión y de irradiaciones
culturales. Ella ha sido y es todavía en gran parte la dueña de la prensa, de las
editoriales, de las salas teatrales, de las ondas radiales y esto fue el motivo por
el cual la mayoría de los argentinos del interior que alentaban alguna vocación
artística o literaria o inquietud intelectual en su más diversa forma, se sintieron
atraídos por la Metrópoli bonaerense y absorbidos por el movimiento centrípeto
del enorme foco cultural que es Buenos Aires…”.
“…Creemos –señala más adelante Agüero- que el mandato de la hora
histórica que estamos viviendo para los hombres con mentalidad democrática,
sobre quienes recae la responsabilidad de conducir los organismos directores
de la cultura argentina, no es otro que el de contribuir a la liberación de las
provincias de la tutela dictatorial de la gran metrópoli. No se trata de iniciar una
corriente caudalosa de elementos artísticos procedentes de Buenos Aires, y
por ello, influenciados por ese complejo de superioridad que señalamos más
arriba, hacia las provincias sino que, por el contrario, deberán ser éstas las que
inicien lo que podríamos llamar como marcha cultural sobre la urbe. Es decir,
para expresarlo en otros términos, que debe procurarse la argentinización de
Buenos Aires cosmopolita para impedir la porteñización de las provincias. Será
ésta la única manera de cumplir con el mandato revolucionario. Confiamos que
así ocurrirá, pues signos diversos y alentadores lo están poniendo en
evidencia…”.
Llegó a San Luis a principios del año 1946, a los veintisiete años de edad.
Venía de estudiar de la Escuela Superior de Artes Plásticas de la
Universidad Nacional de Cuyo, de Mendoza. Anteriormente en Rosario, ciudad
donde nació en 1918, había estudiado el profesorado de dibujo.
Se formó con algunos grandes maestros, como Demetrio Antoniades, y
César Augusto Caggiano en Rosario; y en Mendoza con Víctor Delhez,
Francisco Bernareggi, Sergio Sergi, Gómez Cornet entre otros. Siendo joven,
adopta el seudónimo de Antú-Có, que en araucano significa “agua clara”.
Su entusiasmo por las artes plásticas, más su gran dinamismo, lograron
que a poco tiempo de su radicación en San Luis lo encontramos efectuando
exposiciones de sus cuadros, participando u organizando muestras colectivas
de artistas locales, dictando charlas y conferencias ilustradas con
reproducciones de obras, escribiendo artículos o crítica de arte en periódicos y
revistas, así como –alternando con todas las actividades citadas- dedicándose
muy especialmente a la docencia, donde ejerció como profesor de dibujo en
diferentes establecimientos educacionales del medio.
Como artista plástico se dedicó a la pintura, (óleos, acuarelas, témperas,
dibujos a la tinta, etc.), y sobre todo plasmó el paisaje serrano de la provincia o
el tema urbano o suburbano de nuestra ciudad. Igualmente, aunque en menor
medida, el retrato, la naturaleza muerta y las flores.
La docencia
A mediados de los ’60 Antú-Có aceptó ante el periodismo que
posiblemente estaba pintando mucho menos que sus colegas. Gradualmente
en él esta actitud fue acentuándose con el tiempo, absorbido cada vez más por
la docencia. A ella le dedicó desde esos momentos, -en realidad desde un
principio-, muchas de sus horas, impidiéndole tal vez proseguir desarrollando
sus carrera artística que había sido tan activa en sus dos primeras décadas en
San Luis.
A partir de esos años, como decimos, sus afanes fueron inclinándose casi
exclusivamente a la enseñanza, aunque esporádicamente siguió pintando.
Antú-Có Fernández se ha desempeñado en esta ciudad en todos los
niveles docentes y ocupa actualmente el cargo de Director de la Escuela
Normal Superior “Paula Domínguez de Bazán”. “En realidad, en estos días
pinto poco –ha dicho recientemente-, estoy muy dedicado a la docencia. El
problema es que esta última me roba la emoción y el sentimiento que es
necesario preservar para el arte. Sin embargo, es otra de mis vocaciones. No
podría dejarla”.
Múltiples actividades
Hemos sostenido que Antú-Có, apenas llegado a esta ciudad en 1946, se
desplegó en forma generosa, desarrollando una ímproba labor a favor de la
cultura local.
Entre tantos logros –algunos ya mencionados aquí- debemos señalar que
fue uno de los gestores, en el año 1950, de la entonces denominada Comisión
Provincial de Cultura (transformada en Dirección de 1952). Años más tarde, -
1956-, junto al entonces funcionario de cultura, el poeta Antonio Esteban
Agüero, y de otro importante promotor de nuestra cultura. Pascual Racca, fue
con ellos protagonista de la creación de la Escuela Provincial de Bellas Artes,
en la que se desempeñaría como su primer Director.
A efectuado asimismo investigaciones históricas sobre nuestro arte
plástico, especializándose en el período de las pintoras “copistas”, que Antú-Có
denomina “damas copistas”, dictando a tal efecto en muchas ocasiones
conferencias que ilustra con diapositivas.
Ha sido honrado declarándosele “Ciudadano Ilustre” por el Concejo
Deliberante de San Luis, ciudad en donde hace muchos años formó su familia,
tuvo hijos y nietos. También ha viajado en numerosas ocasiones; en años
recientes lo hizo por Italia –al pueblito de Recanati-, donde reside una de sus
hijas, y allí pintó algunas acuarelas.
Al referirnos específicamente a su actividad como pintor, seremos
reiterativos al afirmar que desde sus inicios fueron innumerables las muestras
individuales y colectivas de las que formó parte, tanto en esta ciudad, Villa
Mercedes, el interior de la provincia, Capital Federal y resto del país.
Representó a San Luis en embajadas artísticas en Buenos Aires y fue jurado
por su provincia en Salones Provinciales y Nacionales. No queremos concluir
sin volver a mencionar sus pinturas, especialmente a los cuadros con temas
urbanos. Digamos que un halo de nostalgia se desprende de ellos. Nos han
quedado algunas de estas obras como el registro, el recuerdo de un San Luis
de los años 40 y 50 que el progreso –para bien o para mal- ha ido borrando
definitivamente.
Biografía de la artista
Nació en Mendoza en el año 1914 y unos años después con sus padres y
hermanos se radica en Villa Mercedes. Allí, en el Colegio de las Monjas
aprende a hacer copias de imágenes religiosas. Cuenta la pintora que
alrededor del año 1935, cuando aún era soltera, la revista porteña “Mundo
Argentino” le otorgó un premio por una copia obtenida de la fotografía de un
artista de cine, la que fue reproducida por la publicación.
En aquel momento obtuvo varias recompensas de esta índole.
En 1936 se casa con don Sixto Heredia, comerciante de San Luis. Luego
de vivir en Mercedes, en 1950 llegan a San Francisco, sitio en el que arraigarán
definitivamente. “La sensibilidad de Asunción –continúa Movsichoff- comienza a
decantar esas impresiones primordiales. Como el poeta Agüero, ella encuentra
‘ese olor de luz, esa raíz del canto al amor de su plácida colina’”.
Impulsada por ese mágico paisaje, comienza a pintarlo. Primero al óleo,
luego a la témpera y a la acuarela, técnica esta última en la que se especializa
y con la que logra sus más acabadas obras.
Asunta es una verdadera autodidacta, se hizo sola. Aislada en ese valle
de ensueño, alguna vez –a principios de los años cincuenta-, recibió consejos
del gran pintor Juan Suhr, cuando éste visitó San Francisco por unos días, con
la intención de captar sus bellezas. En otras ocasiones fue Vicente Vacca, con
quien salía a pintar o a tomar apuntes del natural, y en el cual Asunción
encontró un interlocutor para sus inquietudes de artista. Poco a poco, gracias a
su talento y a su esfuerzo, fue haciéndose dueña de su arte con una
inmejorable técnica que le permite expresarse con entera libertad.
Primeras exposiciones
Unas de las primeras –no la primera- muestras individuales que llevara a
cabo en nuestra ciudad, ocurrió el 16 de mayo de 1953, auspiciada por la
Asociación de Empleados del Banco de la Provincia. A raíz de ello, la revista
“San Luis” publicó, en su número de junio, un comentario crítico firmado por
Guillermo Jorge Negroni: “…Poco favor haríamos a la artista -expresó-
alabando exagerada y arbitrariamente su obra, que evidentemente su ser
encuentra en un estado evolutivo, pero podemos en cambio hacer notar que,
en rasgos generales, la señora de Heredia ha superado ya la etapa inicial y
avanza a grandes pasos hacia la plenitud de su manifestación estética. Dueña
de una sensibilidad que le permite reemplazar conocimientos por intuición, la
pintora señala ciertos aciertos de indudable valor, sobre todo en la composición
y estructuración de la obra que es donde mejor se pone de manifiesto el buen
gusto y la delicadeza que están siempre presentes en todos y cada uno de sus
cuadros. El dibujo es fácil y seguro, aunque demasiado preponderante, lo que
da como resultado una exagerada minuciosidad que reduce la importancia del
conjunto. Sin embargo, la cronología de su obra nos muestra una gradual y
consecuente liberación del detalle superfluo…”.
Concluye Negroni diciendo: “…Conocedora sutil del paisaje puntano, sabe
llevarlo a la tela con plástica fidelidad y certera selección, poniendo en la tarea
la evidencia de un acendrado amor por lo nuestro y la muestra de su femenina
delicadeza. Es de lamentar que una personalidad tan interesante y una
vocación tan auténtica puedan verse frustradas por la completa falta, de
nuestro medio, de escuelas o institutos de artes plásticas donde adquirir los
conocimientos imprescindibles que le permitan manifestarse sin las inhibiciones
que actualmente limitan sus extraordinarias posibilidades…”.
Sus acuarelas
Hasta ese momento en cada una de sus exposiciones, nuestra artista
presentaba a la vez óleos y acuarelas. Más con el tiempo, -alrededor de 1956-
fue dejando de lado el óleo, inclinándose decididamente por la técnica de la
acuarela, la que adoptaría en forma definitiva hasta la actualidad. Con esta
técnica, como manifestamos anteriormente, sin lugar a dudas logrará sus
mayores éxitos.
En marzo de 1967 un periodista de “El Diario de San Luis”, (¿Urbano
Núñez?) debe trasladarse a San Francisco y allí, recorriendo sus alrededores,
por casualidad encuentra a Asunción de Heredia con su caballete pintando un
paisaje lugareño. Este encuentro fue expresado de la siguiente manera:
“…Mientras la mirada vagaba por aquí y por allá, descubriendo en la soledad
de la tarde, los distintos matices de verde del follaje lejano o cercano, cuando
gruesos nubarrones desbordaban las sierras cercanas y el río seguía un
incansable vagabundear por las peñas de su cause, un hecho puso un alto en
la laxitud que embargaba a nuestro espíritu: un caballete cerca de un frondoso
árbol y la mano menuda de una mujer que buscaba trasladar al lienzo los
motivos que la rodeaban por doquier. Tratando de no perturbar su trabajo,
procuramos individualizarla. Fue fácil recordar una exposición en la biblioteca
de la Asociación de Empleados del Banco de la Provincia, donde don Pascual
Racca nos presentaba a la pintora Asunta, esto es, doña María Asunción
Manca de Heredia…”.
Proseguía un poco más adelante el periodista de “El Diario”, -o Núñez-:
“…Y luego tuvo que llegar el momento de la interrupción… Y charlamos con
esta mujer admirable durante un largo rato. Nos dijo que esa necesidad que
muchas veces la asalta de salir a buscar el motivo en los paisajes es una forma
de expresar sus sentimientos. Ese ‘algo’ maravilloso que los artistas llevan en
sí y que llega el momento en que los ahoga. Es así entonces que procura darle
salida y entonces crea... El atardecer se fue haciendo noche en el ambiente
sereno. Ante una sensibilidad que tanto cuesta encontrar en el político, en el
comerciante, en el funcionario, en el hombre de la calle a quien el periodista
debe entrevistar, las horas pasaron raudamente, como la brisa de ese lugar
sereno, que se perdía entre las piedras y quebradas, barrancos, chañares y
palmas… Y Asunta no quiso una nota; ‘no creo que valga la pena’… Y sus
pensamientos deben haber volado a los años de su infancia, cuando ‘copiaba
obras de arte religioso’, o cuando decidió tomar ese nombre porque, en italiano,
Asunción se dice Assunta…, o cuando llegó en el ’50 a San Francisco y
descubrió que allí, en sus lugares idílicos sus años tendrían forma en el óleo o
la acuarela, con su mano frágil y breve, poniendo su corazón en cada
pincelada, interpretando lo que sus ojos incansables iban descubriendo a cada
paso…”.
También docente
Otras de las facetas importantes de Asunta es su labor docente. Durante
muchos años se ha dedicado a la enseñanza artística como profesora de la
Escuela Normal de San Francisco, y hoy día, ya jubilada, enseña gratuitamente
a niños de esa localidad. Niños de escasos recursos económicos que
demuestran tener condiciones para el dibujo o la pintura.
Asunción de Heredia siempre ha sido reacia a los reportajes y a las
fotografías. No obstante, en algunas ocasiones ha expresado al periodismo
“…pinto porque es una necesidad interior. Es una fuerza que, supongo, la llevo
adentro…” “…San Francisco tiene tantas cosas lindas que invitan a pintar,
inclusive al que no sabe…”. También “…nadie es profeta en su tierra…”.
Comentario de Di Gennaro
En el número 39 de “Virorco”, del año 1981, el profesor Gaspar Di
Gennaro trazó una bella semblanza de Asunta que por lo exacta merece
reproducirse: “…Los pueblos provinciales tienen acrecentados privilegios,
exuberantes o apacibles bellezas naturales, y artistas que lo expresan,
artesanos, poetas, pintores –no hará falta nombrarlos-. San Francisco, ya que
su nombre evoca mística y poesía del pobrecito de Asís, tiene una pintora,
Asunta.
Alguien dijo que el paisaje nacía y moría con la luz del día, los de Asunta
tienen la luz de la llama interior de su autora, por eso pueden alumbrar y
perdurar en la noche de los tiempos.
El paisaje que hace su aparición en la obra de un artista tiene una luz y un
clima común en sus múltiples figuraciones, recalco, en la obra de un artista, de
un buen pintor, que suma a lo que toma de la naturaleza, su propia voz.
Constituyendo característica inconfundible la unidad fundamental que
garantiza la autenticidad de la obra y de la actitud asumida por el artista, que
vive en íntima relación existencial con su medio.
La falta de estas condiciones se hace notar en los pintores que aún
poseyendo una buena técnica ven con ojos prestados.
El paisaje es una conquista moderna del arte, en general, no sólo de la
pintura. En ésta surge cuando el pintor abandona los grandes géneros de la
pintura y humildemente o desesperadamente en el caso de Van Gogh a veces
buscan expresar todo el misterio de la creación y de la vida. Por eso en Asunta
vamos a encontrar no sólo un mundo de imágenes, siempre con cerros y
callejuelas, el río, ríos, los árboles múltiples de sus formas y verdores, caminos
y casas, con esa presencia tan extraña que levantan en los pueblos
campesinos. También el viento, las brisas matinales, el color que crece en las
mañanas y abraza al mediodía y más aún, otros imponderables, acaso no
percibimos el silencio, la calma, un tiempo arremansado que aquieta el
tremendo pulso de la vida?.
Acuarelista que hace sus mejores logros cuando el color se disuelve en el
agua y define una forma contrastada y abierta a la vez con notable sentido de
la síntesis, no común en los cultores de esta técnica. Tema y medios coinciden
en el sentido que Asunta expresa con autenticidad”.
8- VACCA PINTOR
En la revista “San Luis” de septiembre de 1953, hallamos la siguiente
noticia relacionada con el artista: “Un conjunto de pinturas y esculturas del
señor Vicente A. R. Vacca mantiene en exposición la Dirección de Cultura en el
local de Rivadavia y Pringles”.
Este momento es de transición, en el que Vacca expone esculturas y
pinturas a la vez.
Pero durará poco. Tiempo después lo veremos volcado exclusivamente a
la pintura. En ella se había iniciado en 1948 realizando paisajes a la manera
tradicional, es decir “al pincel”.
Pero alrededor de 1950 comienza a experimentar con la técnica de la
espátula, adquiriendo prontamente gran dominio de ella. A partir de aquí y
hasta su muerte, ocurrida en Mendoza en 1969, toda su obra –que será
prolífica- es “a la espátula”, circunscripta al paisaje puntano (especialmente
sanfrancisqueño) y a la Cordillera de los Andes. A partir de este momento
también, todos los años efectuará al menos una exposición en “su querida” San
Luis, además de la frecuente participación en salones mendocinos y de otras
provincias.
Su pintura
Sus paisajes gustaban al público puntano. Tal vez porque de ellos
emanaba una vaga sugestión. Eran realizados con un colorido fresco, con
pasta abundante en algunos casos y mediante decididas síntesis y
estilizaciones expresivas, las que eran espontáneas.
Sin poder afirmarse decididamente que Vacca era un “moderno”,
podemos decir que incorporó a sus obras ciertos elementos de renovación,
algunas libertades formales y colorísticas propios de los movimientos
innovadores.
Andariego incansable
Vacca experimentó siempre una suerte de fascinación, una especial
atracción por las serranías de su provincia. Y así lo expresó en sus cuadros. Si
examinamos su extensa obra pictórica, fácilmente podemos comprobar que el
noventa por ciento de su producción se refiere a temas donde ineludiblemente
está presente o la roca, o la barranca, las sierras o las montañas, o a veces
también la alta Cordillera. “Pinta la poesía de la piedra”, expresó La Razón de
Buenos Aires.
Conocía lo que pintaba por que conocía muy bien a San Luis. Desde
adolescente y al cabo de su vida aprovechó toda ocasión para recorrer sus
caminos y llegar hasta los rincones más escondidos.
Algunas exposiciones
Hemos expresado que Vacca expuso mucho en San Luis, por lo que son
innumerables los hogares puntanos que poseen obras suyas. Se calcula que
en toda su carrera vendió más de mil obras. Varios paisajes del pintor se
encuentran en nuestro Museo Histórico, de Ciencias Naturales y Bellas Artes,
así como en diversas colecciones particulares del medio.
Pero no sólo en la ciudad capital exhibió sus telas. También lo hizo en
Villa Mercedes, en San Francisco en distintas ocasiones, y en Merlo, donde
además encontró motivos de inspiración, tal como sucedieron a otros plásticos
provinciales y nacionales.
Antonio Esteban Agüero, en su trabajo “Historia y Leyenda de la Villa de
Merlo”, publicado en el año 1968, se refiere a él entre otros, cuando menciona
a los artistas que acudieron a su solar natal. Dijo el poeta: “…a la nómina de los
artistas pintores, que en distintas épocas visitaron y trabajaron en la Villa de
Merlo que incluyo en páginas anteriores, debo agregar la de Antú-Có
Fernández, autor de hermosas realizaciones; Gringa Poblet, con sus cuadros
de flores; Vicente Vacca, que registró en telas admirables los tonos y los ritmos
de nuestro paisaje lugareño, y Salustiano Lucero, a cuyo lápiz se debe la única
imagen auténtica del aljibe comunal…”.
También se presentó con frecuencia en otras provincias, en la ciudad de
Córdoba, Mar del Plata en tres oportunidades y especialmente en Mendoza,
lugar de su residencia. En 1959 obtuvo el Premio “Julia B. de D’Accurzio”
otorgado al mejor paisaje mendocino en el Salón Nacional de San Rafael
(Mendoza). Su óleo “Nevando” obtuvo el galardón.
Su fallecimiento
Don Vicente Vacca falleció en Mendoza el 11 de octubre de 1969, cuando
estaba preparando una exposición con miras a donar todos los beneficios de la
venta de sus cuadros a los cardiópatas de San Luis. Poco tiempo después, el
27 de noviembre de ese mismo año, en San Luis se le otorgaría post-mortem el
Escudo de Chancay.
Con motivo de su deceso, diversos comentarios sobre su vida y su obra
aparecieron en diferentes medios periodísticos de las provincias cuyanas.
“Mendoza”, “Los Andes” y otros diarios de la ciudad de Mendoza y “El Diario de
San Luis” y “La Opinión” en nuestra ciudad, en sentidos artículos necrológicos
lamentaron su desaparición.
En la oportunidad, el historiador y poeta Urbano J. Núñez publico en “El
Diario de San Luis” estas palabras:
En el Centro Puntano
A nuestro medio vino y pintó muchas veces, presentando luego sus obras
sobre todo en Buenos Aires. Una de estas tantas exposiciones, llevada a cabo
en el Centro Puntano de Buenos Aires en junio de 1955, fue consagrada por el
artista al tema del paisaje de San Francisco del Monte de Oro. Las acuarelas
se exhibieron durante quince días en el Salón de dicho Centro, ubicado
entonces en el segundo piso de la Avenida de Mayo 676. El “Boletín del Centro
Puntano” comentó en la oportunidad que estas obras atrajeron la atención del
numeroso público concurrente al salón, especialmente las acuarelas
denominadas “En Plaza Puertas”, “Viviendas típicas”, “La Laguna Esteco”, “El
Rancho Histórico” y “La Iglesia de la Banda Sud”. Una vez finalizada la
muestra, -“en amable gesto” dijo la revista-, el artista regaló dos de sus cuadros
al Centro.
Extraemos parte de lo expresado por el Sr. Faustino R. Berrondo Guiñazú
en la inauguración de esta exposición de San Miguel: “La técnica impuesta por
San Miguel a sus creaciones es de una sencillez elocuente y agradable, que
pone en evidencia que aquélla se ajusta a un pensamiento concreto de fácil
comprensión y libre incógnita. De ahí que trace el paisaje cuidando los
menores detalles, tal como es, con fidelidad fotográfica, con lo que asegura que
la composición, dibujo y colorido cumplan al final una realización estética llena
de mérito. Sin embargo, no se escapa que a pesar de los colores exactos, con
predominio de los suaves, y algunas veces ardientes, que dan vida a las
composiciones expuestas, brote del conjunto un hálito de siesta meditativa. Me
explico que tal vez sea por la ausencia total de figuras móviles, pues no hay
sombras humanas bajo los árboles, ni en las callejuelas adornadas por la
vegetación silvestre, ni al lado de la tapera abandonada. Parecería que el
recogimiento bíblico de la Villa –que ya no mirase al mundo- hubiera entrado
sutilmente en el alma del pintor para saturarla de un dejo de melancolía
estética, que se prolongaría en la materialización feliz y expresiva de sus
sueños…”.
Alumna de Suhr
Desde su infancia pintó copias de flores, naturalezas muertas, y algunos
retratos tomados de fotografías, (por ejemplo el de Dalmiro Adaro).
Y así pasaron los años, siempre pintando, hasta que en 1942 un gran
artista, Juan Suhr, se radicó en San Luis y puso un taller en la calle Rivadavia
casi Bolívar. Allí dictó clases de dibujo y pintura y Gringa Poblet fue una de sus
alumnas. “Con él aprendí mucho y me animé a pintar por primera vez del
natural”, afirma, agregando que por aquel tiempo, se atrevió a hacer un retrato
del natural, e hizo posar a la hija de un popular mozo de café de la época,
conocido como “El Machuca”, rememora. También en ese período de su vida
hizo algunos paisajes, como “Paisaje de El Trapiche”, el que, -se lamenta la
pintora- años después fue extraviado en Mendoza.
Recuerda igualmente Gringa a Nicolás Antonio Russo, de quien refiere
que cuando éste venía de Rosario, visitaba su casa para ver lo que ella había
pintado y le hacía críticas de sus trabajos. “Me voy muy contento porque veo
que ha adelantado mucho”, alguna vez le dijo el maestro.
En Mendoza
Años después decidió estudiar en Mendoza, en la Escuela Superior de
Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, donde recibió clases –entre
otros- del maestro Azzoni. “Iba los lunes y volvía los viernes, me iba sola,
dejando a mis hijos Cristina y Luis, que eran chicos, y a mi marido”.
No terminó su carrera en la Academia de Mendoza, pero aprendió mucho
durante los años que concurrió. Expuso por primera vez “en la biblioteca de
Racca”, expresa, y recuerda que al poco tiempo, en un salón que había
quedado vacío frente a la Catedral, donde antes había un almacén, colgó sus
cuadros con flores y que a esa exposición concurrió mucha gente.
En 1953, con su óleo “Gladiolos”, obtuvo el Primer Premio en su
especialidad en el “Tercer Salón Regional de Plásticos Aficionados”.
A partir de este momento y hasta hoy, sus obras comienzan a hacerse
infaltables en cuanta exposición colectiva de artistas sanluiseños se realizara,
tanto en nuestra ciudad como en las embajadas de artistas puntanos en
Buenos Aires u otras provincias. Del mismo modo, fue frecuente su
participación en las Bienales de San Luis y llevó a cabo asimismo una gran
cantidad de exposiciones personales, que siempre fueron muy bien recibidas
por el público.
Actuó también en la docencia, desempeñándose como profesora de
dibujo en la Escuela Profesional “Mauricio P. Daract”, integrando igualmente
jurados provinciales y regionales. Sus obras figuran en el Museo de la
provincia, en la Pinacoteca Municipal y en numerosas colecciones privadas.
Su Pintura
Suele suceder con frecuencia en este apasionante mundo de la plástica,
que ciertos artistas, una vez que logran éxito con determinado tipo de obras,
repitan a esta mecánicamente hasta el infinito, adquiriendo una “fórmula” para
lograrlo. Se dice en estos casos, que ese artista “se repite”.
Pero Gringa Poblet no se repite; a pesar de ser las flores su tema casi
excluyente, cada obra suya es un nuevo problema plástico que se plantea.
Problema del que en la mayoría de los casos sale airosa. Sus flores son
siempre “distintas”, como lo fueron –salvando las debidas distancias- las
célebres “botellas” o naturalezas muertas que durante toda su vida pintó el gran
maestro italiano Giorgio Morandi.
La obra plástica de Gringa es de carácter intimista. Luego de muchos
años de perfeccionar su técnica, ya dueña de su oficio, llegó a transformarse
en una delicada, una fina colorista, predominando en sus flores inconfundibles
y sus naturalezas muertas lo poético a través de una temática de esencia
espiritual. Estos son sus temas recurrentes: “Música lejana”; “Conjunto floral”;
“Dalias”; “Flores en la ventana”; “Alegría”; “Ensueño”; “Flores del huerto”;
“Rosas”; “Serenidad”, etc.
En ocasión de llevar a cabo una muestra individual en 1976, -una de las
tantas realizadas en su larga carrera, esta vez en la Galería Condorhuasi-
Gaspar Di Gennaro decía que “…pinta flores, cachorros y flores, todo su
cuadro es una superficie de pétalos levemente arremolinados. Pétalos que son
de segura pincelada, de ajustado toque en relación a la materia pictórica y su
textura. Es así como transforma lo que pudo ser fácil o amanerada
representación, en cuadro. Esta es sin duda, la contribución de Gringa Poblet
en nuestro medio, haber hecho comprender la realidad pictórica a través de un
tema, en el que tal vez el público busque la mera representación o la remanida
poesía. Reconocemos en ella a una de nuestras pintoras representativas de
trabajo sostenido y fecundo”.
Por otra parte la periodista Tita Alonso, en “El Diario de San Luis”, expresó
en 1990: “…Esta artista no es nombre de constante circulación, diría que es
sangrantemente modesta en sus apariciones. Pero sus obras, sus flores,
definen esas personalidades llegadas a un punto expresivo que se menciona
como culminación, aún cuando para el arte no hay meta. El equilibrio que sabe
lograr con sus pinceladas y que juegan independientemente por si sola, se
incorporan en la aparición final a un ritmo deslumbrante”.
Significativo homenaje
Organizado por el Museo Provincial “Dora Ochoa de Masramón” y la
Asociación de Artistas Plásticos de San Luis, el 21 de septiembre de 1993 en
dicho Museo se llevó a cabo un acto de reconocimiento a la trascendente
trayectoria cumplida por dos importantes plásticos de San Luis: Catalina Poblet
de Lucero Bedoya (Gringa), y Víctor Hugo Fernández (Antú-Có), realizándose
al mismo tiempo una exposición de obras de ambos artistas. “A.D.A.P.L.A. y
sus integrantes –decía en una parte el texto del Catálogo-, desea homenajear a
Gringa Poblet y a Antú-Có Fernández, por su entrega y talento, iniciadores y
pilares de la cultura de San Luis, quienes a través de su obra y palabra
contribuyen al conocimiento y desarrollo del arte de la Provincia”.
11- GASPAR DI GENNARO
Hablar de Gaspar Di Gennaro es hablar de una de las figuras
insustituibles en el ámbito de las artes plásticas provinciales durante los últimos
cuarenta años. Becado por la provincia, estudió en Buenos Aires en las
Escuelas de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y Academia Nacional de Bellas
Artes “Prilidiano Pueyrredón”, de donde egresó con el título de Profesor de
Dibujo y Pintura.
Vuelve a San Luis en 1958 para quedarse entre nosotros, y desde
entonces ha desarrollado un ímproba labor como artista y como docente.
Primera exposición
Pero antes de concluir con sus estudios en la Capital, a comienzos del
año 1952, había efectuado en San Luis una exposición de sus esculturas y
pinturas. Poco tiempo después, en su edición de abril de ese año, la revista
“San Luis” publicó un comentario de esta muestra, firmado por el profesor
Víctor Hugo Fernández –Antú-Có-:“Visitamos la exposición de pintura y
escultura de Gaspar Di Gennaro, sabiendo ya que se trataba de un joven
becado de la Comisión Provincial de Cultura y de quien conocíamos acuarelas
y una cabeza en terracota”.
“La medida loable de la entidad mencionada satisfizo, -prosiguió Antú-Có-
pues de esta forma se abría un aliciente para el espíritu de los jóvenes que
sienten la vocación del arte y que no disponen de los medios para
profundizarse en estudios tan necesarios como costosos, y el hecho de que la
exposición del joven que nos ocupa haya sido auspiciada y jerarquizada por
dicho organismo, nos dice que su propósito no ha sido en vano y por el
contrario nos pone ante la evidencia de un futuro provisor, ya que esta elevada
institución será el trampolín de valores que como Di Gennaro se inicien bien y
parecen llamados a sentar prestigios en la esteca o el pincel local”.
Seguidamente y luego de referirse a la juventud del joven becario, a la
grata sorpresa causada por este “artista nato” que merced a su afán de
superación podrá llegar a constituirse en el mañana en “un valor indiscutido
para San Luis y una satisfacción para la Comisión Provincial de Cultura”, Antú-
Có analiza las obras exhibidas, manifestando: “A primera vista Di Gennaro se
nos presenta como escultor más que como pintor, aunque en esta disciplina
logra marcado éxito, en sus incursiones por el paisaje, la figura o la naturaleza
muerta. Lo encontramos más expresivo, más vigoroso modelando el barro:
‘Recordando el pasado’ es un ejemplo de ello. El tema de ‘Lito’, o ‘Maruca’ lo
llevan a un modelado distinto, más suave y pulido diríamos, pero siempre con
esa misma fuerza de escultor.
Esa expresión la encontramos en su pintura cuando trabaja con espátula
como en ‘Arboles muertos’ donde el ritmo, el color, la luz llevados en empaste
vigoroso hacen una unidad que alcanzan a expresar claramente las vivencias
de un artista. En la ‘Represa de Pescadores’ logra con fluidez la impresión de
una de las tantas represas que a manera de pequeños oasis se escalonan en
estas tierras provincianas. Éxitos semejantes obtiene en ‘Agua Serrana’ o
‘Viejos Sauces’…”.
Sigue analizando críticamente Antú-Có otras obras, como “Oración del
Paisano”, “Evocando El Trapiche”, “Amanecer en la calle Pringles”, para
concluir manifestando: “Vaya pues nuestras congratulaciones, de hombres
acostumbrados a luchar estoicamente en el silencio, con la firme ilusión de
alcanzar alguna vez el prometido más allá de nuestros anhelos a un hombre
joven, a un apóstol del arte, según lo hemos visto a Di Gennaro, decidido a
abrirse camino en esta selva del Arte, donde la cuestión es “Ser o no Ser”.
Su obra pictórica
Es destacada la obra artística de Gaspar Di Gennaro, como pintor,
dibujante y escultor, lamentablemente descuidada por largos períodos debido
al poco tiempo que le dejó su infatigable actividad docente. Para caracterizar su
obra pictórica y en la necesidad de vincularlo con corrientes conocidas, sería
necesario mencionar dos “momentos” esenciales de su trayectoria. En el
primero, sus preferencias fueron los temas tradicionales de la pintura, el
paisaje sanluiseño, la naturaleza muerta y la figura, ésta tratada con una
temática que abarcó motivos como la soledad, el sufrimiento, etc. (ver el gran
óleo “Lavandera”); así como en otros casos, dando testimonio de homenaje al
poeta Antonio Esteban Agüero, etc.
En cuanto al paisaje autóctono, lo ha afrontado respetando el motivo, con
un mesurado control de su libertad pictórica, de fisonomía personal. El tipo de
elaboración de sus empastes y sus tonos, evocan las particularidades del
postimpresionismo. Inclinado a las gamas más bien bajas en muchos casos, un
cierto clima melancólico envuelve sus pinturas, y proporciona un sentimiento de
nostalgia a su visión del paisaje.
En el segundo momento, aproximadamente entre los años 1956-1960,
(para luego retornar al primero), su pintura gradualmente se acercó al
expresionismo y posteriormente a la tendencia en que la fantasía y el sueño
inspiraron a sus creaciones un acentuado tono surrealista, corriente
desconocida hasta ese momento en la plástica local. Los ámbitos fantásticos,
con figuras desconcertantes y sorprendentes, constituyeron la esencia de estas
pinturas en las que el espíritu de invención de Di Gennaro se movió con una
total libertad.
Dibujante
Cuando Di Gennaro abordó el dibujo, alcanzó un decantado nivel de
expresión que confirió a sus obras una comunicativa sugestión lírica. Al
respecto mencionamos una serie de bellos dibujos que presentara en una
importante muestra colectiva de “Plástica Puntana” en la Capital Federal en
1973. Estos fueron sus títulos: “Los Borrachos”, de la serie del mismo nombre;
“Danzante enajenado”, de la serie del mismo nombre; “De los Ritos”, número 3;
“El Grito”; “Rostro”; “Cinco días de Historia”; “Ellos”, de la serie “Etruscos”;
“Destino”; “Rostro” número 4 de la serie “Etruscos”; “San Lucas y San Pablo”;
“Rostro número 2”, de la serie “Las Evocaciones del Tiempo”; “Rostro número
3”, de la serie “Las Evocaciones del Tiempo”; “Sola en la Puerta del Rancho”.
Este artista, por otra parte, ha realizado ilustraciones de libros de autores
puntanos, entre los cuales citamos “Los cuentos de Don Benito”, de Maria Delia
Gatica de Montiveros, “Mateo y el último Michilingüe”, de Dardo Neftalí Torres,
etc., o portadas como la de “Mundo Plural y uno”, de María Delia Gatica de
Montiveros, o “Cuentos del Conlara”, de Polo Godoy Rojo, la que fuera muy
elogiada fuera del país, así como poemas ilustrados a la mayoría de los poetas
de la provincia. El plástico explica que este trabajo tan amplio para con los
poetas se debe al hecho de estar integrado a agrupaciones literarias o porque
ellos directamente lo han buscado. “Igualmente creo que parte de mis mejores
logros son poemas ilustrados”, ha expresado.
Sus exposiciones
Son tantas, desde aquella ya lejana década del ’50 hasta el presente, las
muestras individuales o colectivas en las que Gaspar Di Gennaro ha
presentado sus pinturas, dibujos, tintas, esculturas o participado en las
ilustraciones de poemas –así en San Luis, Capital Federal como en otras
provincias-, que se nos hace muy dificultoso poder referirnos a alguna en
particular. Por ello es que nos decidimos, casi al azar por una exposición que el
18 de noviembre de 1967 llevara a cabo en el Club Social de Villa Mercedes.
Allí exhibió doce pinturas de sus dos “períodos”, es decir, las de su
primera época: paisajes o figuras diríamos postimpresionistas, y de la segunda
época, ya dentro del expresionismo y el surrealismo. Estos fueron sus títulos:
“De nuestra tierra”, “La presencia del poeta”, “El agua”, “Figuras”, “Chorrillero”,
“Rincón puntano”, “Lavadero”, “El taller”, “El Jarrón rojo”, “Sigamos”, “El grito” y
“Rostro velado”.
De las obras citadas, los tres últimos títulos corresponderían a su segunda
época, a los que sumaremos “El taller”.
En el catálogo, la profesora Adela Funes Moyano de Manssur, señaló
acertadamente que “sus temas ineludibles son la naturaleza y el hombre.
Con ellos, ajeno a áridas abstracciones, nos ofrece una realidad palpitante
de vida en el movimiento, el color, la luz, pero también de indudable vibración
interior. El paisaje de San Luis, sus realidades, las cosas, los seres de su tierra,
han merecido su predilección desde sus años juveniles. Esta actitud obedece a
un hondo impulso revelante de la raíz social y telúrica a que el arte y el artista
no pueden sustraerse. Y de este modo, por circunstancias de su vivir Di
Gennaro es ante todo artista de su provincia. Desde sus telas: paisajes,
hombres, rostros, nostalgias, nos hablan con singular fuerza evocadora de San
Luis y de cosas eternas. Otros trabajos revisten carácter expresionistas…”.
La enseñanza artística
Como docente, Gaspar Di Gennaro fue el formador de varias
generaciones de alumnos –varios de ellos hoy destacados plásticos- de la
Escuela de Bellas Artes Nicolás Antonio de San Luis, quienes lo han
considerado el máximo maestro.
Fue Director de esta institución en el período 1958-1962, la que fue
consolidándose bajo su gestión. Posteriormente a esa fecha, continuó
desempeñándose en ella como profesor, dictando entre otras materias: Pintura,
Composición, Dibujo, Escultura, Modelado, e Historia y Crítica del Arte. “…Me
dedico casi exclusivamente a la enseñanza de la escultura y la pintura –decía
en 1979-. Sin embargo no tengo escuela, doy los elementos de trabajo que
implican técnicas o formas de estímulo, para que cada uno siga su camino, sea
él mismo”.
El plástico Roberto Arrieta comentaba en 1988 en un reportaje, que “lo
importante es que Di Gennaro orienta sin que los alumnos copien su estilo, tan
personal. Nos daba posibilidad de crear, pero con las características
personales de cada uno”.
Debemos añadir por otra parte que aún se recuerdan en Villa Mercedes
sus cursos de Arte en el Instituto de Cultura Integral, entre los años 1963 y
1966. Señalamos también que en su dilatada carrera, Gaspar Di Gennaro en
incontables oportunidades ha integrado: jurados, a dictado cursos, conferencias
y charlas, visitas guiadas, mesas redondas por T.V., ha inaugurado cientos de
exposiciones, prolongados catálogos, así como comentarios y criticas de arte
en la prensa oral y escrita, ejerciendo asimismo el periodismo en el recordado
diario “Democracia”.
Particularidades de su obra
Excelente dibujante y pintor, Bianchi Domínguez sintió especial
predilección por el dibujo de la figura humana, llevando a cabo obras imbuidas
de un característico acento americanista y en ocasiones con preocupaciones
de carácter social. Su lenguaje pictórico, con tendencia a cierta geometrización,
en oportunidades se acercó a un tipo de expresión que no dudaríamos en
considerar como postcubista.
“Como los cubistas, -dice Córdova Iturburu- nuestros postcubistas no
vacilan en fragmentar las formas naturales ni en estilizarlas a través, a veces,
de cristalizaciones geométricas (…) en todos –prosigue el crítico- lo
característico es el lirismo, un lirismo encausado por la fiscalización de la
inteligencia, a veces contenido, leve o decididamente enfriado por la
deliberación constructiva y el prurito de perfección técnica”.
Pampa Gringa
Bianchi Domínguez interpretó la llanura sanluiseña; igualmente a sus
habitantes, así como también la denominada “pampa gringa”. Un ejemplo de lo
referido en último término lo hallamos en una nota del diario local “La Opinión”,
del 18 de julio de 1960, que con el título “Destacada actuación de un artista
puntano”, expresaba: “Hemos entrevistado en Córdoba al eximio artista
puntano Héctor Bianchi Domínguez, después de su reciente y exitosa
presentación en el brasil, quien se prepara para exponer en Méjico treinta
obras. En ella expondrá un enfoque social titulado “Pampa Gringa”, que es sin
duda un reconocimiento al trabajo y progreso aportado por esos millones de
extranjeros que se incorporaron a nuestro suelo, dándole, sin pretenderlo, una
nueva fisonomía social, económica y política. ‘La Pampa Gringa’ es la primera
parte de su tarea. La segunda, que titula ‘Reacción Nativa’, es el deseo de los
criollos del interior, entre ellos los de San Luis, de argentinizar el rico he
inmenso litoral extranjerizado, fomentado por un liberalismo foráneo. Es decir,
infundir el espíritu nacional a esas progresistas pero amorfas colonias del
litoral. La obra fundamental de ‘Reacción Nativa’, lo constituye el cuadro ‘San
Luis, Tierra de Toros’ y evoca un pasaje de la corrida efectuada últimamente.
Es un grito de rebeldía, un fado de atención, para que el pueblo vuelva a las
fuentes espirituales de la nación y conserva todo el vigor de la tradición
hispano-criolla”.
“Más aún, -continua la nota de La Opinión- es un símbolo innegable de
que el puntano sabe ser leal a su propia estirpe. El cuadro significa en el
diestro, el heroísmo y gallardía de la raza y en la bestia, una expresión telúrica
de bravura; y el conjunto, un desafío a quienes no han sido leales a la tradición.
Tal es el mensaje artístico de Bianchi Domínguez, revolucionario por su hondo
contenido ideológico, cultural y patriótico. Su obra ‘San Luis, Tierra de Toros’,
podrá algún día ser igualada, mas no superar por su vibrante contenido
histórico y por interpretar el ansia de superación de todo un pueblo”.
Premiados
En cada caso mencionamos en primer término al autor del poema y a
continuación el de su ilustrador:
Premio Especial Jurado: “Oda al Río Desaguadero”, César Rosales y
Antú-Có Fernández. (San Luis).
Primer Premio Conjunto: “Aquí me quedaré”, Luis Jorge Bates y Julián
Tornambé (San Juan).
Segundo Premio: “Hachero”, José Alejandro Lucero y José Capurro (San
Luis).
Primer Premio Poesía: “El Chorrillero”, Urbano J. Núñez y Antú-Có
Fernández (San Luis).
Segundo Premio Poesía: “Romance a la Joven Vendimiadora”, Manuel J.
Balmaceda y Gonzáles Herrera (San Juan).
Primer Premio Ilustración: “Parque en Otoño”, Adela M. Rearte y María
Luisa Quiroga Rosas (Guaymallén, Mendoza).
Segundo Premio Ilustración: “Imán del Olvido”, Antonio Vázquez(San
Juan) y Alberto Rampone (Mendoza).
En cuanto al tercer Salón Regional de Plásticos Aficionados, se otorgaron
las siguientes recompensas:
Primer Premio (Oleo), “Gladiolos”, de Gringa Poblet (San Luis).
Segundo Premio (Oleo), declarado desierto.
Premio Accesit (Oleo), “Desnudo”, de Mario Vargas (San Luis).
Primer Premio (Acuarela), “Abandonado”, de Asunción Manca de Heredia
(San Francisco, San Luis).
Primer Premio (Carbón), “Beba”, de Juan Ricardo Nervi (San Luis).
Premio al mérito (Conjunto Obra), a I. Anastasi (San Luis).
Se presentaron en total treinta obras entre óleos, acuarelas, carbones y
tintas chinas, cuyos autores –además de los premiados ya citados- fueron
Pablo Roberto Vega (San Luis), Víctor H. Lucero (Concarán, San Luis),
Salustiano Lucero (Concarán, San Luis), y M. A. Mercau (San Luis).
El Salón Cuyano de Poemas Ilustrados posteriormente fue trasladado a
Villa Mercedes donde se expuso, al igual que en Mendoza, San Juan, La
Pampa y Buenos Aires.
Feria de América
En el verano de 1953-1954, se realizó en el Parque General San Martín
de la ciudad de Mendoza, la “Feria de América”. San Luis tuvo su propio
“stand”, ideado por Antú-Có Fernández, de “Líneas sintéticas, acomodadas a
las modernas concepciones de la técnica publicitaria”, comentó la revista
“Terruño”, causando asimismo “excepcional impresión la inclusión de sendas
esculturas pertenecientes a artistas puntanos” (Nicolás Antonio y Nevot).
En una entrevista reciente que la periodista Florencia Cacace le realizara
a Antú-Có, -a propósito de su amistad con el escultor Nevot-, rememoró este
detalle inédito de la realización del stand de San Luis en la Feria de América:
“…El Gobierno de San Luis me encargó el proyecto y construcción de un
pabellón para mostrar artesanías e industrias en la ‘Feria Internacional de
América’, en Mendoza. Como es casi normal: con escasos recursos. En mi
diseño (mi ilusión) incluí un puente de ingreso sobre una fuente luminosa y al
final, del puente, al pie de altas columnas de acero, imaginé una blanca y
apolínea escultura. ¿De dónde la sacaba? San Luis no la Poseía. Desde el
gobierno me dijeron que no tenían plata para eso. ¿Qué hacer? La escultura es
mi proyecto era un punto en la mira clave para la composición arquitectónica.
Se me ocurrió hablarlo a mi amigo Nevot. Me gustaba su ‘Pastoral’. En principio
era un sueño imposible. Pero mi ángel intercedió y Nevot dijo que sí, que me la
prestaba, que la llevaba de Buenos Aires a Mendoza y que él vendría a
ayudarme a ubicarla. Aproveché para pedirle –continuó narrando Antú-Có- que
nos hiciera un panel alegórico de la Provincia de San Luis (el gobierno pagaría,
poco, pero en fin…pagaría). Y Nevot vino a Mendoza, lo hizo y colocamos
ambas esculturas. El pabellón quedó hermoso, con luces y colores, artesanías,
industrias y minería. Las palabras San Luis brillaban en la cresta en luces de
neón y en la base la ‘Pastoral’ brillaba blanca y pura en el ingreso. Volvimos a
San Luis pobres pero felices. El gobernador Endeiza nos felicitó muy
agradecido. Hoy la ‘Pastoral’ luce al ingreso del Museo, en la calle colón y la
maqueta alegórica cuelga apenas se pasa la primera puerta…”.
Años cincuenta
Trasladémonos a la década del ’50. Desde hacía unos años el gobierno
de la Provincia había comenzado ya la recolección de elementos
museográficos. La revista “Terruño” del año 1954, anticipaba su próxima
creación. En parte de una amplia nota relativa a la organización, características
y concreción del mismo, “Terruño” manifestaba que “es así como ha nacido,
crece y se multiplica una nueva si que extraordinaria obra cuyas proyecciones
se vislumbran ya sobre la marcha con caracteres de excepción. Se trata del
Museo de Historia, Bellas Artes y Ciencias Naturales de la Provincia,
repositorio en cuya dinámica alientan voces y ecos de otras voces y otros ecos
señeros en la materia: Germán Avé Lallemant, Dalmiro S. Adaro, Juan W. Gez
y otros que escapan al recuerdo. Se retoma con el Museo que nos ocupa, un
itinerario luminoso abierto a tajos de luz por quienes entrevieron el futuro
progresivo de la Provincia, contándose para ello con la valiosa colaboración del
magisterio sanluiseño, pueblo y autoridades. Esa colaboración se traduce ya en
las importantes contribuciones –que las autoridades respectivas retribuyen con
un diploma confeccionado expresamente- con que el incipiente Museo cuenta
en el orden general de la colección que se pretende como básica para iniciar la
clasificación respectiva…”.
Su inauguración
Por Decreto Nº 278 del Poder Ejecutivo de la Provincia, de fecha 29 de
junio de 1955, se crea el Museo Histórico de Bellas Artes y Ciencias Naturales
de la Provincia San Luis, inaugurándose el 25 de agosto del mismo año. Era
Gobernador de la provincia don Víctor W. Endeiza. Ministro de Previsión Social
y Educación, Juan Cruz Ponce, Director de Cultura el Dr. Pedro Humberto
Gonzáles, Secretario Técnico de esta dirección, Tomás María Marini, titular del
Archivo Histórico el Prof. Víctor Saá y Secretario Técnico del mismo Urbano J.
Núñez.
El museo tuvo como sede una casa quinta situada en la actual avenida
Justo Daract Nº 1695, que pertenecía a la viuda del general Juan Esteban
Vacca, señora Elvira Carnevale de Vacca. Numerosas piezas de notable valor
histórico, arqueológico, paleontológico, numismático, geológico y artístico
conformaron su patrimonio. Desde el punto de vista artístico, que es el que
aquí nos compete, se recuerdan numerosas obras de plásticos locales: Antú-
Có Fernández, Vicente Vacca, Asunción de Heredia, Gringa Poblet, Nicolás
Antonio, Nevot, Juan Suhr, Mateo Mollo, Gaspar Di Gennaro, Bianchi
Domínguez, etc., así como de algunos artistas de Villa Mercedes o de otros
sitios del país: Bertugno, Víctor Cincioni, Vidal Jo, Pedro Ricci, etc.
En años posteriores el Museo ocupará distintos lugares en nuestra ciudad:
en la calle 9 de Julio, al lado de la Casa de Gobierno; en calle 9 de Julio y Gral.
Paz; también en Ayacucho y Colón (casa de la familia Barbosa); en Ayacucho
941 (casa del Procurador Zabala); en áreas del edificio del Canal 13 de
Televisión en el Puente Blanco, y en la actualidad, -desde 1991- con el nombre
de “Dora Ochoa de Masramón”, en el edificio de calle Colón y Ayacucho.
Creación de la Escuela
Tal vez debido al gran éxito logrado por los cursos anteriormente
enumerados, es que en agosto de 1956, el poeta Antonio Esteban Agüero,
entonces Director de Cultura de la Intervención Federal en San Luis, crea la
Escuela Provincial de Bellas Artes.
“La Dirección de Cultura de la Provincia –decía el Boletín Cultural
Informativo de ese organismo, en diciembre de 1956-, en uso de sus
atribuciones y prosiguiendo con el plan cultural trazado para el año en curso,
ha creado la Escuela Provincial de Bellas Artes, mediante Resolución Nº 29, de
fecha 9 de agosto de 1956. Determinó esta Resolución la carencia de nuestro
medio de un instituto destinado a la enseñanza artística y el fervoroso anhelo
del estudiantado y de la población en general de nuestra provincia, de contar
con una escuela destinada al desarrollo de las vocaciones artísticas. A la vez
un instituto de esta naturaleza evitaría el éxodo de los valores jóvenes y
contribuiría a elevar el nivel cultural de nuestro pueblo, despertando y
fomentando vocaciones individuales. Este instituto se encuentra en una
avanzada etapa de organización y aseguramos de que en caso de que la
Intervención Federal en San Luis disponga la inclusión en el presupuesto de los
cargos y gastos que se solicitan, la provincia de San Luis contará a partir de
1957, con la primera Escuela Provincial de Bellas Artes”.
Ese importante momento de nuestra cultura fue historiado tiempo después
por el profesor Víctor Hugo Fernández. Decía Antú-Có: “…la gestión de varios
años culminó finalmente con la apertura del Taller Libre de Artes Visuales,
dependientes de la Dirección Provincial de Cultura, la que en vista del éxito
creo la Escuela Provincial de Bellas Artes. De su incipiente comienzo y del
sostén de sus pioneros y sostenedores de las esferas oficiales, ha
evolucionado considerablemente hasta la fecha y, aunque con imperiosas
necesidades, funciona con éxito creciente bajo la dependencia del Consejo
Provincial de Educación, teniendo como patrono a un gran valor nacional:
Nicolás Antonio de San Luis. A ésta se agrega la Escuela Provincial de Dibujo
Técnico, que funciona desde hace unos diez años, dependiendo ahora del
Consejo Provincial de Educación, con el agregado de cursos para la formación
de maestros de dibujo para escuelas primarias”.
Primeros tiempos
En su primera época, la Escuela Provincial de Bellas Artes –que
funcionaba en calle Rivadavia 457 y era dirigida por Víctor Hugo Fernández-,
contó con cursos de dibujo (a cargo de su Director); de piano (Olga Müller de
Daract y Teresita Arce Jofré); danzas clásicas (Amelia Ferrari); danzas
folclóricas (Hania Miranda); declamación, lectura y dicción (Rosa Romanella) y
de violín (Octavio Carcau).
Hacia el año 1959, bajo la dirección del profesor Gaspar Di Gennaro, la
Escuela se irá consolidando, a través de nuestras colectivas de dibujo y
pintura, de los grupos de alumnos de cerámica, música, lectura y dicción, de su
cuerpo de danzas clásicas y folclóricas, etc., y fundamentalmente se definirán
sus objetivos institucionales, su organización administrativa y pedagógica,
determinándose por otra parte los títulos a otorgar a los egresados de la
misma.
La Escuela de Bella Artes en el año 1961 pasa a depender del Consejo
Provincial de Educación y algunos años después, en 1967, de la Dirección
Provincial de Enseñanzas Medias, Superior y Privada.
16- LAS PEÑAS “UNDERGROUND” DE SAN LUIS
Como acertadamente refiere el poeta José Alejandro Lucero enana nota
aparecida en “La Opinión” del 8 de marzo de 1990 y que tituló “La Cultura
‘Underground’ de San Luis en los años 50”, ésta es una etapa de nuestra
cultura “más que desconocida, ignorada en San Luis”. Desde alrededor de
1954 y hasta 1957 existieron tres peñas que se sucedieron prácticamente en
forma ininterrumpida, en gran parte integrada por un común núcleo de jóvenes,
con las consiguientes “altas” y “bajas” entre unas y otras, propias en este tipo
de asociaciones. Ellas fueron, entre 1954-1955, la “Peña de poetas y escritores
jóvenes” entre 1955-1956 surgió la “Peña Cultural Lafinur”, y entre 1956-1957,
la “Peña Cultural Allá”.
Exposiciones
Entre sus más importantes muestras individuales citamos una, llevada a
cabo en el año 1955 en la Galería “Giménez” de Mendoza; otra en San Luis en
1957, realizada con el auspicio de la Dirección Provincial de Cultura; en 1960,
también en San Luis, presenta paisajes puntanos y mendocinos en el Salón
Oficial de Exposiciones de la Dirección de Cultura.
En Villa Mercedes en el año 1960, auspiciado por la Comisión Municipal
de Cultura, en la Galería Mercedes, presentó 38 obras entre acuarelas,
témperas y óleos. Algunas de ellas fueron paisajes de los alrededores de
Mercedes, como “Nubarrón”, “Casita Rosa”, “Casitas de la Barranca”, “Mañana
serena” y “Drama en el Horizonte”. El resto lo constituyeron temas mendocinos,
algunos tomados en el Parque Gral. San Martín de esa ciudad, en Panquegua,
Campo de los Andes, El Challao, etc.
Accetta ha participado también en gran número de exposiciones
colectivas –especialmente en las décadas del ’50 y ‘60- junto a otros plásticos
provinciales y de su ciudad. Una de ellas, en 1965, fue el “Primer Salón
Nacional de Artes Plásticas en San Luis”, realizado en el Salón de la Biblioteca
Popular San Luis.
En épocas más recientes –año 1984- presenta trabajos en la muestra
colectiva “Villa Mercedes vista por sus pintores”; en 1987 con el Centro Cultural
-entidad presidida por el poeta Luis Ressia- y con la Sociedad Argentina de
Artistas Plásticos, filial Mercedes; en 1988 en el Centro Cultural Torres, de
Vicuña Mackenna (Córdoba) y otras. Vale mencionar, por otra parte, que en el
año 1994 en Justo Daract se funda la pinacoteca “Pintor Marino Juan Accetta”,
en el Profesorado superior terciario Dr. Luis Roberto Barroso.
Distinciones
Mariano Accetta fue galardonado en noviembre de 1991, junto a otros
artistas, con la estatuilla “Pilares de la Cultura Villamercedina”, en la Casa de la
Cultura de esa ciudad, mientras que en 1995, en San Luis es distinguido por su
trayectoria por el Ministerio de Cultura y Educación de la Provincia, en el
Museo Dora Ochoa de Masramón.
Ha dicho el periodismo de su obra: “Sus paisajes realizados en acuarela y
óleo revelan un dominio pictórico y composicional, destacándose sus acuarelas
en miniatura, que a pincel fino dan la dimensión de su manejo sensible y
expresivo”.
Dilatada trayectoria
Son muy numerosas las exposiciones, -individuales y colectivas- a las que
Norma Píccolo ha concurrido, destacándose en su época “de San Luis” las
siguientes: en noviembre de 1956, en el “Primer Salón de Arte, Pintura y
Escultura de Villa Mercedes” (o Salón del Centenario), obtiene “Mención
Especial en Acuarelas”, por “Ciudad y Mar”. En el año 1958 interviene en varias
exposiciones colectivas dentro de la provincia, auspiciadas por la Dirección
Provincial de Cultura. Más adelante, en un Salón auspiciado por el Instituto
Argentino-Británico de Villa Mercedes en 1965, logra mención por el óleo “Calle
Arbolada”. También se presenta años después en el Salón Sanluiseño Libre de
Verano y en otras exposiciones locales.
Por otra parte y en cuanto a su actuación desde su radicación en Buenos
Aires, se destaca su presencia en cuanta muestra colectiva de plástica puntana
se hiciese en la Capital Federal, y de dos individuales: en el Teatro San Martín
de esa ciudad y en la Casa de San Luis, ambas auspiciadas por el Gobierno de
la Provincia.
Es muy extensa la nómina de exposiciones en las que ha estado
presente. Citamos sólo algunas: “Salón Anual de Marinistas”, en el Centro
Naval, durante varios años; “Salón de los Barrios Porteños”; Fundación “José
Antonio Terry” en numerosas ocasiones obteniendo “Mención Especial”; en el
Patio Bullrich; “Salón Salesiano de Arte Sacro”; Casa de Dupuy; Centro de
Galicia y muchas otras.
En Estados Unidos
Norma Elsa Píccolo viajó a Estados Unidos y expuso sus obras en
“Interamanian Defense Board” de Washington D.C., donde concurrió a talleres
de prestigiosos plásticos estadounidenses. “y en todas sus actuaciones –
señala uno de sus catálogos- recogió distinciones y elogios de la crítica más
valorizada”.
Críticos argentinos de la talla de Enrique Gonzáles Trillo, Darío Gonzáles,
Juan Carlos Martínez y Eduardo Baliari, han realizado valiosos comentarios de
su obra. Este último ha señalado de ella:”…Es evidente la fascinación que
producen los paisajes de esta artista que es Norma Píccolo. Obsérvese que en
sus visiones –generalmente despojada de toda presencia viviente- el clima, la
atmósfera, supone un estado de serenidad, no de inmovilidad, que no obstante
delata una vitalidad serenada, contenida diríamos, pero latente como para
ponerse a andar no bien aporte su inquietud el espectador. Es que su paisaje,
ya con el apoyo dibujístico de una presencia arquitectural, un pasaje de la
barriada portuaria o de un remanso campesino, o la simple composición
agreste, no está expuesta para ilustrar el anhelo turístico del espectador, sino
que lo induce a participar de las consecuencias que desde el punto de vista de
la pintura, del arte, puede extraerse del misterio que es el color…”.
A su vez, Juan Carlos Martínez ha expresado en uno de los catálogos de
Norma Píccolo: “Todos los presupuestos de su pintura son de una absoluta
corrección y un equilibrado razonamiento de donde proviene esa gratificante
sensación de encantadora paz que domina su obra”.
Evolución de su obra
En Villa Mercedes llevó a cabo una importante e inolvidable labor docente
en el Colegio Nacional “Juan Esteban Pedernera” y en la Escuela Normal “Dr.
Juan Llerena”. En cuanto a su actividad artística –igualmente destacada-
podemos decir que su pintura, de sobresaliente calidad técnica, fue
evolucionando de un figurativísmo paisajístico de corte tradicional-
postimpresionista, a algunas obras en donde se advierten “sucesiones de
planos” que recuerdan al cubismo o postcubismo –ver “Dique Potrero de los
Funes”- hasta culminar, en su última etapa, con óleos de una depurada
estilización geometrizante, casi abstracta (ver “El Pájaro Carpintero”, en el
Museo Municipal de Villa Mercedes).
En diciembre de 1953 Orfelina Saracho fue invitada en San Luis por la
Secretaría de Informaciones y Turismo, exponiendo en esa oportunidad 16
temas de la provincia. Entre ellos figuraba el ya mencionado “Dique Potrero de
los Funes”, que fue reproducido en el catálogo de la exposición. En el centro de
esta obra, podemos notar la presencia de la vieja hostería, que se hallaba
ubicada en el lugar en el que hoy se encuentra el moderno Hotel Internacional.
Premios
Participó en innumerables salones personales y colectivos en su ciudad,
en San Luis, Capital Federal, Mendoza, Merlo, Cosquín (Cba.), Bahía Blanca,
San Juan, Justo Daract y otras ciudades, obteniendo numerosas recompensas.
Su premier premio importante lo logra en 1956, en el “Salón del Centenario de
Villa Mercedes”, -Primer Premio de Escultura-, con una talla en madera que
tituló “Abuelita”. Años después, se le otorga el Primer Premio en su
especialidad en la Bienal Puntana de Artes Plásticas de 1987; el segundo en la
“Exposición de Arte y Artesanías de la madera”, realizado en Buenos Aires con
motivo del VII Congreso Forestal Mundial en el año 1972; Premio “Fuerte
Constitucional”, otorgado por la ciudad de Mercedes por su labor en las Artes
Plásticas, en el año 1973; Medalla de Plata, en homenaje que le hiciera el Club
Social de Mercedes, en 1979, por su labor artística; también Medalla de Plata,
concedida por la Dirección Provincial de Cultura, por su labor en las Artes
Plásticas, en el año 1979, y otros galardones.
Sus temas
Fue el artista más popular de su ciudad, por su personalidad y por su
temática; vemos algunos de sus títulos: “Torso de Boxeador”; “Amor y Tango”;
“Gaucho Pialador”; “Rebelde”; “Familia”; “Las Tres Gracias”; “Mate y Pena”;
“Madre”; “El Beso”; “Viejo Vizcacha”; “Domador Puntano”; “Dolor ante la Muerte
del Hijo”; “Resero”; etc.
La Crítica local se refirió a él en los siguientes términos: “En Vicente
Lucero la intencionalidad expresiva tiene un profundo sentido telúrico de
comunicación emocional, sus obras están ungidas de paz, de serenidad y vida
espiritual”.
Homenaje
En noviembre de 1991, en la Casa de la Cultura de Villa Mercedes, se
llevó a cabo un homenaje a los “Pilares de la Cultura Villamercedina”,
organizado por la comisión directiva de los Amigos del Museo de Artes
Plásticas, al cumplir ésta su 25º aniversario.
En la oportunidad, el escultor Lucero, quien había sido el primer
presidente de esa comisión y principal promotor de la creación del Museo, hizo
uso de la palabra “y emocionó a los presentes con sus memorias y obras
realizadas –reseñó El Diario de San Luis-. Las emocionantes y aplaudidas
palabras de Vicente Lucero estuvieron enmarcadas en una exposición de
trabajos de Marino Accetta, Gaspar Di Gennaro, Alberto Neira y el mismo
Vicente Lucero”.
La mesa académica, presidida por la Directora de Cultura de la
Municipalidad, Sra. Rosa Parra de Quiroga, entregó estatuillas a los
mencionados “Pilares de la Cultura”: Vicente Lucero, Marino Accetta, Gaspar Di
Gennaro, Alberto Neira, y a representantes de los fallecidos María Beatriz
Ramírez, Wilfredo Viladrich y Luis Perlotti, en reconocimiento por su labor en
favor de la cultura de Villa Mercedes.
Vicente Lucero falleció en febrero de 1993, mientras pasaba sus
vacaciones en el Potrero de los Funes. En plazas, plazoletas, establecimientos
escolares, museos y otros sitios de Villa Mercedes, Justo Daract y San Luis, se
encuentran sus bustos, esculturas o monumentos.
Poemas ilustrados
El 12 de agosto de 1953 es trasladado a Mercedes e inaugurado en el hall
del Concejo Deliberante, el “Primer Salón Cuyano del Poema Ilustrado”, que
había sido organizado por la Asociación de Empleados del Banco de la
Provincia bajo los auspicios de la Dirección de Cultura de San Luis, mientras
que en setiembre del mismo año el pintor Antú-Có Fernández lleva a esa
ciudad una exposición de sus obras.
Cabe destacar, dentro de las actividades que tuvieron lugar en los años
1954 y 1955, el curso de dibujo y pintura que la profesora y pintora Eva Bauer
de Briganti dictó en el Instituto Cultural Argentino Británico. También lo hizo en
la Sociedad Italiana, en los años 1955 y 1956.
En nuestra provincia
Palmira Scrosoppi se radicó en Merlo, San Luis, en el año 1950
acompañada por su esposo, el Sr. Carlos Contursi, un visionario pionero del
turismo del lugar. En esa década Palmira comienza a participar en la provincia
en algunos certámenes o salones colectivos, así como también llevando a cabo
muestras individuales.
En noviembre del año 1956, se realiza en Villa Mercedes el “Salón del
Centenario”, otorgándosele el Primer Premio en Pintura (categoría “óleos”), por
su obra “Abriendo Avenidas”. Es así que, en un catálogo de los varios que
podríamos elegir de esa época, -en este caso una “Muestra Colectiva de
Plásticos Sanluiseños en Villa Dolores”, organizada por la Dirección de Cultura
de San Luis en abril de 1957-, figura exponiendo con los pintores Gringa
Poblet, Vicente Vacca, Asunción de Heredia, Antú-Có Fernández, Norma Elsa
Píccolo, Jesús Rodrigo, Mario Vargas, Carlos Sánchez Vacca, y los escultores
Vicente Lucero y Hermes Logaldo.
Premiada en Bienales
Se concreta en 1970 la “Primera Bienal Puntana de Artes Plásticas” y
Palmira Scrosoppi concurre con los óleos “Rayos de Luz”, “Momento Fugaz” y
“Sinfonía Otoñal”. “La conocida pintora de los ambientes de Buenos Aires,
Palmira Scrosoppi, residente en Merlo (S.L.), -comentó ‘Los Andes’ de
Mendoza-, muestra en sus obras los paisajes de aquellas altas sierras, en un
rico y colorido empaste, tratados con el vigor de la espátula y una visión muy
personal de la belleza y el gozo de la naturaleza”. Al referirse a esta misma
Bienal, Eduardo Baliari desde “Clarín” de Buenos Aires, manifestó de la artista:
“…nos reencontramos con Palmira Scrosoppi que actuara durante un tiempo
en nuestra capital. Prendada de la luz del paisaje, lo resuelve en pinceladas de
impronta que aplica con admirable seguridad”.
Pero tan sólo dos años más tarde, en 1972, es recompensada con el
Primer Premio en Pintura en la “Segunda Bienal de San Luis”. En esta
oportunidad se hizo presente con los óleos “Capricho” y “Ataque”. De este
último trabajo –que fue el premiado- comentó Baliari en “Clarín”: “Destacamos
los mejores aciertos. El primer premio correspondió al óleo de Palmira
Scrosoppi ‘Ataque’, un curioso enfoque fantasioso de la naturaleza, salvado
plásticamente por su indudable oficio”.
En la “4ª Bienal Puntana de Artes Plásticas”, -año 1976- son invitados
especiales (fuera de concurso) los artistas que ya habían obtenido los primeros
premios en las Bienales anteriores. Allí presentó el óleo “Los Turistas”. Otro
tanto ocurrió en 1982, al llevarse a cabo la “Séptima Bienal”. En esta ocasión el
óleo “Atardecer en El Rincón”, participando también con “Sol y Tormenta en el
Rincón del Este” y “Hermana Luna”, óleos.
Exposiciones
Desde sus comienzos en la década del ’30, la enumeración de
exposiciones individuales y colectivas en las que ha intervenido es muy
extensa. Nombramos entre las primeras: “La Peña” (Buenos Aires), en 1933;
Galería Müller (Buenos Aires), en 1941 y 1948; Comisión Nacional de Bellas
Artes, Exposición de Monocopias, en 1942; Ateneo Popular de la Boca, en
1943 y 1968; Impulsó, en 1944; Casino de Mar del Plata, en 1944; Galería
Giménez (Mendoza), en 1953; Hotel Provincial de Mar del Plata, en 1957;
Ateneo “Esteban Echeverría” (San Fernando), en 1952; etc. En nuestra
provincia, en Villa Mercedes en 1962; Tilisarao en 1964; Santa Rosa del
Conlara en 1968, entre muchas otras.
La nómina de salones y exposiciones colectivas es también muy amplia.
Entre las más relevantes, citamos su concurrencia al Salón Nacional de Bellas
Artes desde 1940; Salón Municipal de la Ciudad de Buenos Aires; Salón del
Magisterio; Salones de: La Plata; Mar del Plata; Santa Fe; Rosario; Córdoba;
Bahía Blanca; Junín; Tandil; Chivilcoy; Corrientes; San Fernando; Salón de
Acuarelistas; Estímulo de Bellas Artes; Sociedad Argentina de Artistas
Plásticos; del Paisaje Argentino; Salón de Turismo; y muchos más. En San Luis
lo hizo en Villa Mercedes, en 1956 en las Bienales de San Luis y en varios
salones organizados por la Dirección de Cultura provincial.
Premios obtenidos
En el Salón Nacional de 1950, premio estímulo; Salón de Bahía Blanca,
primer premio, Salón de Tandil, segundo premio, Salón del Paisaje Argentino,
tercer premio; Salón Femenino, primer premio, medalla de oro y diploma en
Grabado, segundo premio, medalla de plata en Pintura y varios estímulos;
Salón Femenino de Arte Religioso, segundo premio; Salón de la Exposición
Rural, tercer premio; Salón de La Plata, primer premio adquisición; Salón de
Rosario, premio adquisición; Salón de San Fernando, segundo premio; Salón
Juana Manuela Gorriti, primer premio Motivo Urbano; Salón de Magisterio,
premio Comisión Nacional de Cultura, Salón de Turismo, premio estímulo;
Salón Camoatí, premio Rembrandt, Salón Centenario de Villa Mercedes, primer
premio; Salón del Poema Ilustrado en Montevideo, primer premio; Bienal
Puntana de Artes Plásticas, primer premio.
Reconocimiento a su trayectoria
Es indudable que esta importante pintora figurativa, inclinada en la
mayoría de los casos al paisaje –aunque incursionó también en el retrato-, ha
sido dueña de una técnica depurada y con un vocabulario refinado de fresca y
colorida libertad creadora, y que el aporte de su obra ha enriquecido el período
de nuestra plástica que estamos comentando.
Aproximadamente alrededor de los `70 en adelante, comenzó a percibirse
en su paisaje una intención de síntesis estilizadora. En algunas ocasiones, las
formas naturales fueron reducidas a vibrantes alusiones de la realidad visible,
en las que predominó la fantasía y la sensorialidad.
La obra de Palmira Scrosoppi ha sido reconocida por notables críticos
nacionales, entre los cuales, aparte de los citados anteriormente, nombramos a
José León Pagano, Fernando Félix de Amador, José de España, Américo
Latino, René H. Labié, Ricardo Gutiérrez, Julio Díaz Usandivaras y otros.
También ha sido comentada o reproducida en medios nacionales como
“La Nación”, “La Prensa”, “La Razón”, “El Mundo”, “El Diario Español”, “El
Hogar”, “Vea y Lea”, “Anuario Plástico”, etc. Figura en el “Diccionario de
Artistas Plásticos de la Argentina”, de Adrián Merlino; “Quién es Quién en la
Argentina” (novena edición); “Gran Enciclopedia Argentina”, de Diego A.
Santillán (tomo VII); “Enciclopedia del Arte en América”, (tomo III), entre otras.
Concluimos esta semblanza de Palmira Scrosoppi, retomando la nota que
sobre la pintora hiciera la revista de Merlo “Al pie del Comechingones”, en
1981: “…La nostalgia se agranda y hasta se ufana con sus duendes apiñados
en la biblioteca grande. Allí están los documentos y las vivencias de un proceso
artístico; sus premios, sus amigos farandulescos, los clisé de algunas de sus
obras importantes, los críticos y los medios de comunicación que se refirieron a
su obra. Asombra saber que doña Palmira, ha partir de su colación de grado en
la Academia Nacional de Bellas Artes, ha logrado como pintora y grabadora
exposiciones individuales y colectivas en las galerías más importantes del país;
integrar la colección de numerosos museos y pinacotecas particulares;
medallas de oro y plata; y comentarios de personalidades consagradas en el
arte…”.
Su fallecimiento
A los 81 años de edad falleció en Merlo Palmira Scrosoppi, el 10 de enero
de 1988.
Bajo el título “Los Plásticos están de duelo. Falleció Palmira Scrosoppi”, el
Diario de San Luis publicó el 14 de ese mes y año, una amplia nota evocativa
enviada por la Subsecretaría de Estado de Cultura de la Provincia. Extraemos
de ella algunos de sus conceptos: “…Así como el poeta, cada vez que dicen
‘rosa’ o ‘cielo’, nos hace oír o ver, por primera vez, la rosa o el cielo, así Palmira
nos deja esa herencia de la atmósfera, del color y de la luz, que relega los
tonos locales y los tintes neutros para exaltarse en toda su luminosa belleza.
(…) Son las emociones vividas en contacto con la vida y detenidas líricamente
en la tela, es el sentimiento moderno del flujo ininterrumpido del universo que
aparece siempre nuevo bajo el impacto del sol; es la poesía feliz de las cosas
vistas y sentidas en la fugacidad del presente. (…) San Luis y la Nación han
perdido con la desaparición física de Palmira Scrosoppi, uno de los valores
más importantes de la plástica representativa en el perfil humano y sensibilidad
creadora…”
Tiempo después, en la que fue residencia de la pintora, situada en la
Avenida del Sol, Nº 872 de la ciudad de Merlo, se inauguró un museo que
atesora sus obras y que hace también las veces de galería de arte. Este fue
bautizado con su nombre, como homenaje a la memoria de la artista que allí se
afincó definitivamente, traduciendo con sensibilidad actual, fresca y audaz, el
particular paisaje merlino.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
CORDOVA ITURBURU, “80 Años de Pintura Argentina”. Bs. Aires, librería
La Ciudad, Impreso por Gaglianone, 1981.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “De la
Inauguración de la Biblioteca Pública San Luis”. San Luis, revista “San Luis” Nº
8, octubre de 1949.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA,
“Inauguración”, San Luis, revista “San Luis” Nº 37, Marzo de 1965.
KAISER LENOIR, RODOLFO, “Exposición de Arte Puntano”, San Luis,
diario “El Heraldo de San Luis”, 1º de setiembre de 1949.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA,
“Síntesis de la labor realizada desde el 1º de Enero de 1952 al 15 de Marzo de
1953”, San Luis, revista “San Luis” Nº 21, marzo de 1953.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA,
“Conjunto Puntano de Arte Escénico “Atalaya””. San Luis, revista “San Luis” Nº
37, marzo de 1965.
NUÑEZ URBANO J., “San Luis en un panorama cultural”, San Luis, revista
“San Luis” Nº 23, setiembre de 1953.
HORAS, PLACIDO A., “Fragmento del prólogo de la Muestra de la Poesía
Puntana Actual”, San Luis, revista “San Luis” Nº 37, marzo de 1965.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA,
“Inauguración del edificio propio”. San Luis, revista “San Luis” Nº 36, de enero a
diciembre de 1959.
CENTRO PUNTANO DE BUENOS AIRES, “La Exposición del Libro de
Autores Puntanos”. Bs. Aires, Boletín del Centro Puntano Nº 34, de enero-
febrero de 1948.
NEGRONI, GUILLERMO JORGE, “La Creación de la Comisión Provincial
de Cultura”, San Luis, revista “San Luis” Nº 11, julio de 1950.
DIRECCION DE CULTURA DE LA PROVINCIA, “Reunión de Delegados
de Cultura”, San Luis, Boletín Cultural Informativo Nº 1, diciembre de 1956.
FERNANDEZ, VICTOR HUGO, “Comentario de Artes Plásticas”. San Luis,
revista “San Luis” Nº 5, enero de 1949.
KAISER LENOIR, RODOLFO, “Carácter y valor de la obra de la obra
pictórica de Antú-Có Fernández”. San Luis, revista “San Luis” Nº 13, marzo de
1951.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “Una
visita a Antú-Có Fernández”. San Luis, revista “San Luis” Nº 36, enero a
diciembre de 1959.
FERNANDEZ, VICTOR HUGO, “Panorama de la Artes Plásticas en San
Luis”, San Luis, 1961.
ESTEBAN, HERMINIA, “Valores sanluiseños: la Pintora María A. Manca
de Heredia”. San Luis, revista “San Luis”, octubre de 1950.
NEGRONI, GUILLERMO JORGE, “La Exposición de Asunción M. de
Heredia” San Luis, revista “San Luis” Nº 22, junio de 1953.
DI GENNARO, GASPAR, Presentación del Catálogo de la Exposición de
Asunción M. de Heredia en la Galería “Condorhuasi”, San Luis, 1976.
DI GENNARO, GASPAR, “Dos artistas puntanos: ‘Asunta’ y Walter
Lucero”. San Luis, revista Virorco Nº 39, Julio a diciembre de 1982.
LUTENS, TITA, “El Territorio Mágico de Asunta”. San Luis, “La Revista”
de El Diario de San Luis, 4 de febrero de 1990.
KAISER LENOIR, RODOLFO, “Los Pintores Mateo Mollo y Vicente Vacca
–Exponen sus cuadros-”. San Luis, diario La Opinión, 24 de agosto de 1953.
NUÑEZ, URBANO J., “Vacca: Pintor de San Luis”. San Luis, nota de “El
Diario de San Luis”, 16 de octubre de 1969.
AGÜERO, ANTONIO ESTEBAN, “Obras Completas”, tomo II (Historia y
Leyenda de la Villa de Merlo). Editorial Universitaria de San Luis, 1989.
BERRONDO GUIÑAZU, FAUSTINO R., “San Francisco del Monte de Oro,
en la pintura y el recuerdo”. (Exposición del pintor Antonio San Miguel). Bs.
Aires, Boletín del Centro Puntano Nº 42, setiembre de 1955.
BARREIRO ORTIZ, CARLOS, “Provincia de San Luis – Diccionario, Guía,
Manual”. Bs. Aires, Centro Puntano, Impresoras Calogeras-Munblat, 1981.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “Artes
Plásticas – Gringa Poblet”. San Luis, revista “San Luis” Nº 36, enero a
diciembre de 1959.
DI GENNARO, GASPAR, “Gringa Poblet”. Presentación del catálogo del
artista. San Luis, Galería Condorhuasi, 1976.
MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION, Catálogo de la “Exposición-
homenaje a Gringa Poblet y Antú-Có Fernández”, organizada por el Museo
Provincial y A.D.A.P.L.A. San Luis, 21 de setiembre de 1993.
DI GENNARO, GASPAR Y BARON DE SARMIENTO, GRACIELA, En
varios: “San Luis, sus Hombres, su Historia, su Cultura”. Bs. Aires, Editorial
Ceyne S.R.L. 1989. 2 tomos.
FERNANDEZ, VICTOR HUGO, “Actos de la Comisión Pcial. de Cultura –
Muestra Plástica de Gaspar Di Gennaro”. San Luis, revista “San Luis”, abril de
1952.
FUNES MOYANO DE MANZUR, ADELA, Presentación del catálogo de la
exposición de Gaspar Di Gennaro, llevada a cabo en el Club Social de Villa
Mercedes el 18 de noviembre de 1967.
REVISTA ANDEN (Nº 1). “Gaspar Di Gennaro: artífice y maestro”.
Córdoba, setiembre-octubre de 1979.
LUTENS, TITA, “Gaspar Di Gennaro – La vigencia de una artista”. San
Luis, “La Revista” de El Diario de San Luis, 14 de enero de 1990.
BIANCHI DOMINGUEZ, HECTOR, “Del Panorama de las Artes Plásticas
Puntanas nos habla Bianchi Domínguez”. Mendoza, diario “El Tiempo de
Cuyo”, 4 de setiembre de 1960.
GESUALDO, VICENTE, BIGLIONE, ALDO Y SANTOS, RODOLFO,
“Diccionario de Artistas Plásticos en la Argentina”. Bs. Aires, Editorial Inca,
1988, 2 tomos.
BALIARI, EDUARDO, “Primera Bienal Puntana de Artes Plásticas”. Bs.
Aires, diario “Clarín”, 6 de setiembre de 1970.
BALIARI, EDUARDO, “Segunda Bienal Puntana. Una Nueva Cita para las
Artes”. Bs. Aires, diario “Clarín”, 17 de setiembre de 1972.
ROBERTS, JORGE, “Vía Crucis de la Quebrada”. San Luis, revista “San
Luis”, junio de 1951.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA,
“Inauguración del Primer Salón Cuyano del Poema Ilustrado”. San Luis, revista
“San Luis” Nº 23, setiembre de 1953.
KAISER LENOIR, RODOLFO, “La Exposición El Poema Ilustrado”. San
Luis, revista “San Luis” Nº 23, setiembre de 1953.
DIRECCION DE PRENSA DE LA SECRETARIA DE INFORMACIONES Y
TURISMO DE LA PROVINCIA, “El ‘Stand’ de San Luis en la Feria Americana”.
San Luis, revista “Terruño” Nº 2, julio de 1954.
BRUGHETTI, ROMUALDO, “Nueva Historia de la Pintura y la Escultura en
la Argentina”. Bs. Aires, Editorial Gaglianone, 1991.
CACACE, FLORENCIA, “El Escultor Antonio Miguel Nevot” (reseña de un
amigo: Víctor Hugo Fernández). San Luis, revista “Carolina Nueva Era Nº 54,
marzo de 1996.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “Ecos
de los actos motivados por la visita de una Embajada de San Luis a Gral. Pico”.
San Luis, revista “San Luis” Nº 27, setiembre de 1954.
ASOCIACION DE EMPLEADOS DEL BANCO DE LA PROVINCIA, “Un
Busto del Gral. Manuel Belgrano fue inaugurado en nuestra Ciudad”. San Luis,
revista “San Luis” Nº 28, diciembre de 1954.
TOBARES, JESUS LIBERATO, “San Luis de Antaño”. San Luis, Gráfica
Pellegrino, 1983.
ATENEO DE LA JUVENTUD JUAN CRISOSTOMO LAFINUR, “Comisión
Honoraria de Bellas Artes”. San Luis, revista Ideas Nº 55-56-57 de enero-
febrero de 1937.
DIRECCION DE PRENSA DE LA SECRETARIA DE INFORMES Y
TURISMO DE LA PROVINCIA, “El Museo de Historia, Bellas Artes y Ciencias
Naturales de la Provincia”. San Luis, revista “Terruño” Nº 2, julio de 1954.
GATTI, ARMANDO U., “Movimiento Juvenil pro Refirmación de Fe en el
Porvenir Cultural y Económico de la Provincia de San Luis”. San Luis, revista
“San Luis” Nº 7, julio de 1949.
DIRECCION DE CULTURA DE LA PROVINCIA, “Escuela Provincial de
Bellas Artes”. San Luis, Boletín Cultural Informativo Nº 1, diciembre de 1956.
LUCERO, JOSE ALEJANDRO, “La cultura ‘Underground’ de San Luis en
los años ‘50”. San Luis, diario “La Opinión”, 8 de marzo de 1990.
CESCO, AUGUSTO E., “María Orfelina Saracho”. Presentación del
catálogo de la muestra que la artista hiciera en el Salón “Casa España”, prov.
de San Juan, el 15 de julio de 1969.
SARACHO, MARIA ORFELINA, “Recapacitación acerca del Dibujo”. San
Luis, revista “San Luis” Nº 25, marzo de 1954.
NERVI, J. RICARDO, “El Sarmiento de Nicolás Antonio de San Luis”. San
Luis, revista “San Luis” Nº 27, septiembre de 1954.
REVISTA DEL CENTENARIO DE LA CIUDAD DE VILLA MERCEDES,
“Los Festejos del Centenario – Premios otorgados en el Salón de
Artes”. Villa Mercedes (San Luis), 1956.
REVISTA VERTICE, “Las Bellas Artes” (Juan Suhr). Villa Mercedes (San
Luis), 1944.
REVISTA “AL PIE DEL COMECHINGONES”, Nº 2. “Palmira Scrosoppi”.
Merlo (San Luis), enero de 1981.
GESUALDO, VICENTE, “Enciclopedia del Arte en América”. Bs. Aires,
Bibliografía Argentina OMEBA, 1969, 5 tomos.
Revistas “Boletín del Centro Puntano” (Bs. Aires); “Terruño”, “San Luis” y
“Carolina Nueva Era” (San Luis); “Vértice” (Vila Mercedes). Diarios “La Nación”
y “Clarín” (Bs. Aires); “Los Andes” (Mendoza); “La Opinión”, “El Heraldo de San
Luis”, “Prédica”, “Democracia” y “El Diario de San Luis” (San Luis); “La Voz del
Sud” (Villa Mercedes).
***FIN***