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TEMA 4
LENGUAJE VERBAL Y LENGUAJES NO VERBALES EN LA
COMUNICACIÓN HUMANA. RELACIONES.
0. Introducción
1. Los lenguajes de la comunicación humana
1.1. Teoría de la comunicación
1.2. Semiología y semiótica
1.2.1. El signo
1.2.1.1. La clasificación de los signos según Peirce
1.2.1.2. El signo icono
1.2.1.3. El signo índice
1.2.1.4. El signo símbolo
1.2.1.5. Otras clasificaciones de los signos
1.2.2. Clasificación de los códigos
2. La comunicación humana como interacción de códigos
2.1. Comunicación no verbal: kinésica, paralingüística y proxémica
2.2. Los lenguajes no verbales icónicos
3. Conclusión
0. INTRODUCCIÓN
La comunicación por medio del lenguaje nos permite a los seres humanos relacionarnos unos
con otros así como regular nuestra propia conducta posibilitando la convivencia. A partir de los
años 60, la Teoría de la comunicación de Shannon influye en otras disciplinas, entre ellas la
lingüística. Por otro lado, los estudios la semiología intentan leer todos los códigos culturales como
sistema de signos. Estos códigos son múltiples y se renovarán en situaciones culturales concretas.
Desde esta perspectiva comunicativa el lenguaje se ve como un entramado de códigos
culturales cuyo significado se construye a partir del uso que los interlocutores hacen en sus actos de
interacción cotidiana.
En este tema se estudian los procesos de comunicación entre interlocutores que comparten
un sistema de códigos determinado a través del cual construyen el conocimiento.
Si la lengua es un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y la
comunicación es la utilización de un código para la transmisión de mensajes, en la exposición del
tema abordamos las características del lenguaje verbal así como las del lenguaje no verbal y sus
relaciones en tanto que el hombre es un ser social y utiliza diversos códigos para comunicarse, no
sólo el verbal sino también los gestos, imágenes...
Este tema se relaciona con el 1, 5 y el 6 de la oposición.
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La propuesta saussureana (1916) de una ciencia, la semiología, que se ocupara de "la vida
de los signos en el seno de la vida social" cuenta con precedentes muy antiguos. En la
Antigüedad tanto de China como de la India, en Grecia como en Roma y en el Medievo se
formularon ideas sobre el lenguaje de alcance semiótico.
En América, como disciplina independiente nace con la obra del filósofo norteamericano
Charles Sanders Peirce (1839-1914). Se le denomina semiótica. Aunque sus textos son variados y
dispersos, y sus trabajos y teorías cambiantes y complejas, su teoría general del signo ha sido de
interés para todos los semiólogos posteriores.
Otra de las fuentes de la Semiótica es la obra del filósofo Ernst Cassirer, filósofo alemán, quien,
en su Filosofía de las formas simbólicas (1923) formula los siguientes principios:
2) El lenguaje verbal no es el único que disfruta de este privilegio ya que lo comparte con una
serie de otros sistemas que constituyen la esfera de lo humano: el mito, la religión, el arte,
la ciencia, la historia. Cada una de estas formas simbólicas informa al mundo, no se limita a
reducirlo.
Ducrot y Todorov (1973) señalan otra fuente de la semiótica moderna: la lógica. Carnap
construye un lenguaje ideal que se ofrecerá como modelo de la semiótica; Ch. Morris formula las
distinciones entre denotatum y designatum. Al mismo tiempo, desde el campo de la lingüística,
figuras como Jackobson, Sapir, Trubetzkoy, Hjelmslev, Benveniste, toman en cuenta la perspectiva
semiológica y procuran definir al lenguaje en relación con los demás sistemas de signos.
Los avances de la Semiótica han proyectado el área de sus estudios hacia el arte, el signo
estético, los signos gestuales y los artificiales. Mukarowsky y el Círculo Lingüístico de Praga, por
ejemplo, declaran que las artes en general deben ser consideradas como objeto de la Semiótica.
Mukarovsky declara precisamente en su obra El arte como hecho semiológico (1934) la
especificidad del signo estético: es autónomo, adquiere importancia en sí mismo y no como
mediador de significación. Sin embargo, a esta función, la Literatura añade otra: la función
comunicativa, como una de las artes con tema (literatura, pintura, escultura).
Morris define el signo artístico a partir de una distinción sobre el icono: existen dos clases
principales de signos: los que son como aquello que denotan (signos icónicos) y los que no lo son
(signos no icónicos). Los signos estéticos corresponden al primer grupo.
En Norteamérica se trabajó especialmente en la descripción de los sistemas simbólicos no
lingüísticos; en la antigua URSS, hacia los años sesenta, la semiótica se desarrolla bajo la influencia
de la cibernética y de la teoría de la información.
Francia orientó los estudios semióticos a las formas sociales, con el impulso de Levi-Strauss y
Barthes, y al discurso literario.
Se puede concluir, en términos generales, que se desarrollan dos puntos de vista, el de los
semiólogos de formación saussureana, que se interesan fundamentalmente por el estudio de los
procedimientos sistemáticos de comunicación, con la prioridad conferida al código, al
sistema, argumentando que sólo pueden analizarse los códigos de unidades estables que
puedan delimitarse por oposición. En esta línea se sitúan J.L. Prieto y Eric Buyssens. Y un
segundo grupo de semiólogos, como Barthes o Eco, cuyo interés fundamental reside en los
procedimientos asistemáticos, en un intento por descubrir sus leyes, de naturaleza más escurridiza:
extienden el concepto de signo a todos los hechos significantes de la sociedad humana (comidas,
costumbres, modas, arte, etc.), para quienes tiene carácter de signo todo fenómeno percibido o
suscitado por el hombre definido como animal semiológico. Según U. Eco, un proceso de
comunicación presupone otro de significación, que subyace a él.
Una vez vistas las ciencias que se ocupan del signo, a continuación, tratamos el concepto de
signo y posteriormente su clasificación para poder explicar las relaciones entre el lenguaje verbal y
el no verbal.
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1. 2.1. EL SIGNO
Como ser social el hombre se comunica de diversos modos, con diversidad de signos y
códigos. En la vida cotidiana utiliza distintas unidades -estímulos, señales, símbolos, números,
gestos, etc.- para transmitir contenidos comunicativos. En estos procesos, el signo se constituye en
vehículo de significado, según Reznikov (1950).
La mayor parte de los semiólogos se apoyan en el estudio del signo para entender los
procesos comunicativos. Esta tradición se remonta a la clasificación de los signos elaborada por
Ch. S. Peirce (1974), el primero que intentó una clasificación global e integradora del signo, aunque
está ya presente en la interpretación saussureana del signo en sentido amplio y en la
necesidad de la ciencia -semiología- que estudie los sistemas de signos más variados
elaborados y utilizados por el hombre, y dentro de los cuales el código de la lengua ocuparía un
lugar preferente.
J.L. Prieto lo expresa así: El empleo de los signos define la comunicación: nos
hallamos ante un acto de comunicación o acto sémico, cada vez que un emisor, produciendo
un signo, trata de producir una indicación al receptor. Pero, como veremos, no todos los signos son
producidos por el hombre.
Aunque nadie duda de la existencia del signo, no hay acuerdo en su definición ni en sus
alcances por lo que algunos semiólogos y lingüistas prefieren estudiar la significación más que el
signo mismo. En ella hay que distinguir entre conceptos como referencia o denotación,
representación: la denotación se produce entre el signo y su referente u objeto real; la
representación es la aparición de una imagen en el usuario de los signos.
Así, para Ducrot y Todorov, denotación y representación son casos de un uso más general del
signo: la simbolización. El signo y el símbolo se distinguen desde esta perspectiva por la prueba
práctica del examen de dos elementos en relación: en el signo, esos elementos son
necesariamente de naturaleza diferente; en el símbolo, homogéneos. La relación que se establece
entre el significante y el significado es necesariamente inmotivada; la que establece entre el
simbolizante y el simbolizado es no necesaria o arbitraria.
Los lingüistas norteamericanos de la escuela de Bloommeld tendieron a reducir al signo a una
señal: la señal provoca una reacción, pero no implica ninguna relación de significación. La
comunicación de los animales se reduce prácticamente a señales, no así la comunicación mediante
el lenguaje humano.
Otra distinción necesaria es la de signo frente a síntoma o signo natural: el síntoma es parte del
referente mismo: por ejemplo, la fiebre respecto de la enfermedad que la causa.
Tal como definen y delimitan al signo Ducrot y Todorov, el signo no es forzosamente
lingüístico: las señales de tráfico, una bandera, una cruz son también signos.
Para Eco lo cultural se impone en una teoría de la significación y, como puede verse, s e d a
también en la referencia al icono: para él, todo signo responde a una convención cultural y en la
concepción del icono niega, en oposición a Peirce:
a) Que tenga las mismas propiedades que el objeto con el cual se relaciona.
b) Que el signo icónico sea semejante a su objeto.
c) Que entre ambos se de una relación de analogía.
d) Que el icono se encuentra motivado por el objeto.
e) Que estén codificados arbitrariamente.
Sin embargo, las críticas de Eco, de corte idealista, no han depuesto aún la teoría de Peirce
aunque conviene recoger de su planteamiento el valor de lo cultural, presente en mayor o en
menor medida en el signo icono.
Este puede manifestarse -según T. Maldonado- de tres modos diferentes:
1) Índices espontáneos: elementos que proporcionan indicación sin que hayan sido.
producidos para tal fin; es el caso de los síntomas o de las indicaciones que podemos deducir de la
observación de los fenómenos naturales. Ej. las, nubes anuncian tormenta,
2) Índices falsamente espontáneos: signos producidos ex-profeso para suministrar
indicaciones, tienden a la ocultación y a fingir un carácter espontáneo, natural. Ej. la
pronunciación extranjerizante que se utiliza en algunos textos publicitarios para referirse a un
determinado campo asociativo ligado con una nacionalidad determinada,
3) Índices intencionales: signos producidos para indicar (expresan una idea
relacionada con el objeto que representan. Ej. los pictogramas, el dibujo de unas olas que indican
el mar.
enfoque el análisis. Ej. los diversos valores significativos que tienen los naipes, de acuerdo con las
convenciones del juego que se establezcan.
Por otro lado, Eco formula dos hipótesis de trabajo fundamentales para entender la relación
entre los distintos tipos de comunicación y de los lenguajes y códigos empleados a tal fin: La cultura
es comunicación, toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación y todos los
aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación.
Las principales fuentes de comportamiento kinésico estudiadas han sido: la postura corporal,
los gestos, la expresión facial, la mirada y la sonrisa.
1) Postura corporal
Las posiciones corporales se definen por la disposición del cuerpo a aceptar a otros en la
interacción. Así se habla de posiciones más abiertas o más cerradas. Una posición abierta implica
que brazos y piernas no separan a un interlocutor de otro, la posición cerrada implicaría utilizar las
piernas, brazos o manos bien en forma de protección bien del propio cuerpo bien en forma sirva de
barrera para que otro se introduzca en una interacción que mantenemos. Como vemos la posición
da señales que indican los dispuestos que estamos a recibir, a interaccionar, con los otros.
La orientación es el ángulo con el que el cuerpo está dirigido a los demás (uno puede
ponerse frente a frente, en ángulo recto, o de espaldas). Cuánto más de frente se sitúa una
persona hacia los demás, mayor será el nivel de implicación. Por otra parte, se ha observado que
cuando las personas esperan competir, generalmente se sientan enfrente; si esperan cooperar, lo
hace una al lado de la otra, mientras que para conversar normalmente lo hacen en ángulo recto.
El movimiento del cuerpo puede transmitir energía y dinamismo durante la interacción, si bien
cuando este movimiento es incongruente con el contenido verbal o el contexto comunicacional,
normalmente tiene el efecto de distraer la atención del interlocutor.
2) Los gestos
El gesto es el movimiento corporal propio de las articulaciones, principalmente de los
movimientos corporales realizados con las manos, brazos y cabeza.
Se han identificado cinco tipos de gestos:
a) Gestos emblemáticos o emblemas: son señales emitidas intencionalmente, traducibles
directamente en palabras. Ejemplo: agitar la mano en señal de despedida o sacar el
pulgar hacia arriba indicando OK.
b) Gestos ilustrativos o ilustradores: se producen durante la comunicación verbal. Sirven
para ilustrar lo que se está diciendo. Son gestos conscientes que varían en gran
medida en función de la cultura.
c) Gestos que expresan estados emotivos o patógrafos: También acompañan a la
palabra, y le confieren un mayor dinamismo. Pero reflejan el estado emotivo de la
persona, mientras que el ilustrador es emocionalmente neutro. A través de este tipo de
gestos se expresan la ansiedad o tensión del momento, muecas de dolor, triunfo y
alegría, etc.
d) Gestos reguladores de la interacción: Son movimientos producidos por quién habla o
por quién escucha, con la finalidad de regular las intervenciones en la interacción.
Son signos para tomar el relevo en la conversación, que tienen también un importante
papel al inicio o finalización de la interacción (ej. darse la mano en el saludo o la
despedida).
e) Gestos de adaptación: Son gestos utilizados para manejar emociones que no
queremos expresar. Gestos de este tipo son pasarse los dedos por el cuello de la
camisa cuando nos sentimos ahogados por la tensión de la situación, o cepillarnos el
pelo cuando nos sentimos nerviosos.
3) Expresión facial
La expresión facial es el medio más rico e importante para expresar emociones y estados de
ánimo, junto con la mirada. Principalmente, se utiliza para tres cosas: para regular la interacción,
expresar emociones y para reforzar al receptor. Pueden ser movimientos faciales perceptibles
(cambio de posición de las cejas, de los músculos faciales, de la boca, etc.) o imperceptibles
(contracción pupilar, ligera sudoración).
La investigación ha determinado la existencia de seis expresiones faciales principales, las
cuáles son indicadores de emociones como: alegría, tristeza, asco, enfado, temor e interés. Son
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prácticamente las únicas emociones que tienen probabilidad de ser reconocidas por la mayoría
de nosotros cuando las vemos expresadas en los demás.
Por otra parte, la expresión facial sirve para comunicar otras muchas cosas no tan
universales, y que dependen del contexto y del estado emocional de la interacción. Así se ha
observado que la expresión facial la utilizamos para comunicar cosas como: Estoy encantado de
verte (rápido movimiento de subida y bajada de las cejas acompañado de una sonrisa), expresar
nuestro actual estado de ánimo, indicar atención hacia otros, nuestro disgusto por ver a alguien
qué estamos de broma (una deja levantada y una mueca en la boca), qué estamos escuchando
(cabeza inclinada de lado), qué alguien ha dicho algo fuera de lugar, un reproche, sirven para
reforzar la comunicación verbal (si una madre regaña a su hijo, con la expresión facial le informa
de la intensidad y veracidad de su enfado).
Queda claro que la función principal de la expresión facial es la expresión de emociones,
pero además también ha sido estudiada como medio de expresión de la personalidad, de las
actitudes hacia los demás, la atracción sexual y el atractivo personal, el deseo de comunicarse o
iniciar una interacción y el grado de expresividad durante la comunicación.
4. La mirada
La mirada se estudia aisladamente, aunque forma parte de la expresión facial por la gran
importancia que tiene en la comunicación no verbal por sí sola. Se le atribuyen un importantísimo
papel en la percepción y expresión del mundo psicológico. La variedad de movimientos posibles
que podemos llevar a cabo con los ojos y su área próxima resulta ínfima si la comparamos con la
de las expresiones faciales. Sin embargo, una elevación de cejas, por ejemplo, es un acto físico
localizado, que nace y muere en un área física localizada. La mirada, aunque ubicada y originada
en los ojos, no muere en ellos, va más allá. Esa capacidad de proyección es la que confiere tanta
importancia a la mirada.
El estudio de la mirada contempla diferentes aspectos, entre los más relevantes se
encuentran: la dilatación de las pupilas, el número de veces que se parpadea por minuto, el
contacto ocular, la forma de mirar. Y cumple varias funciones en la interacción, las más relevantes
son estas:
a) Regula el acto comunicativo: con la mirada podemos indicar que el contenido de
una interacción nos interesa, evitando el silencio.
b) Fuente de información: la mirada se utiliza para obtener información. Las personas
miran mientras escuchan para obtener una información visual que complemente la
información auditiva.
c) Expresión de emociones: podemos leer el rostro de otra persona sin mirarla a los ojos,
pero cuando los ojos se encuentran, no solamente sabemos cómo se siente el otro,
sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo.
d) Comunicadora de la naturaleza de la relación interpersonal: al encontrarse las
miradas se dice el tipo de relación que mantienen, del mismo modo que la intención
de que no se encuentren.
La dilatación de las pupilas es un indicador de interés y atractivo. Nuestras pupilas se dilatan
cuando vemos algo interesante. Además nos gustan más las personas que tienen pupilas dilatadas
que las que tienen pupilas contraídas. De esta forma no sólo se puede establecer la actitud de una
persona hacia algo, ya que cuanto más favorable se la actitud mayor será la dilatación de las
pupilas, sino que es posible evaluar los cambios de actitudes a través del tiempo mediante los
cambios paralelos en las respuestas de las pupilas. La fiabilidad de estas medidas tiene que ver con
el hecho de que no podemos controlar conscientemente la conducta de nuestras pupilas.
El número de veces que se parpadea por minuto está relacionado con la tranquilidad y el
nerviosismo. Cuánto más parpadea una persona, más inquieta se siente.
El contacto ocular consiste en la mirada que una persona dirige a la mirada de otra. Aquí se
estudian dos aspectos: la frecuencia con la que miramos al otro, y el mantenimiento del contacto
ocular. El feedback es muy importante cuando dos personas hablan entre sí. Los que hablan
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necesitan tener la seguridad de que alguien los escucha, y los que escuchan necesitan sentir que
su atención es tenida en cuenta y que el que habla se dirige directamente a ellos. Ambos requisitos
se cumplen con un adecuado uso del contacto ocular. Por otra parte, la disposición de una
persona a brindar oportunidades de contacto ocular suele revelar sus actitudes con respecto a
ella. Las personas que se agradan mutuamente mantienen mucho más contacto ocular, que las
que no se gustan.
La frecuencia con la que miramos al otro es un indicador de interés, agrado o sinceridad. La
evitación de la mirada o el mirar a los otros sólo fugaz y ocasionalmente impide recibir
retroalimentación, reduce la credibilidad del emisor y da lugar a que se atribuyan a éste
características negativas.
La frecuencia de la mirada al otro aumenta cuando: están muy separados entre sí, están
hablando de temas impersonales o sencillos, cuando está interesada por el otro y sus reacciones,
cuando ama o le gusta la otra persona, cuando intenta dominar o influir al otro, si es extrovertido, si
depende de la otra persona y ésta no da señal de respuesta.
La frecuencia con la que miramos al otro disminuye: si están muy juntos, si están discutiendo
un asunto íntimo o difícil, si no está interesada en las reacciones de la otra persona, si no le gusta la
otra persona, si el que mira tiene un status superior, si es un introvertido, si padece ciertas formas de
enfermedad mental.
Por otra parte, se mira más cuando se escucha que cuando se habla, pero además el
contacto ocular indica el final de una intervención, como si la persona que habla le pasara el
relevo a la otra.
El mantenimiento ocular se refiere a cuánto tiempo prolongamos el contacto de nuestra
mirada con la de la otra persona. Las miradas prolongadas sin parpadear se usan cuando se
intenta dominar, amenazar, intimidar o influir sobre otros. También las utilizan las personas que se
agradan mucho, pero en este caso la frecuencia de parpadeo es mayor. Un prolongado contacto
ocular se considera, generalmente como manifestación de superioridad (o al menos la sensación
de que así es), falta de respeto, amenaza o actitud amenazante y ganas de insultar. Un contacto
ocular poco prolongado suele ser interpretado como falta de atención, descortesía, falta de
sinceridad, falta de honradez, inseguridad o timidez. El dejar de mirar a los ojos, bajando la vista
suele ser tomado como signo de sumisión.
El contacto ocular forma parte de la forma de mirar al otro. La forma de mirar es una de las
conductas más importantes para diferenciar a las personas de status alto, dominantes y poderosas,
de aquellas de bajo status, sumisas y no poderosas. El interlocutor de menor poder mira más a la
persona poderosa en general. La persona menos poderosa tiene más necesidad de vigilar la
conducta del que tiene más poder. Esta vigilancia puede proporcionar al que tiene poco poder
información referente a las actitudes de la persona de más poder, que puede utilizar para ajustar la
suya propia. Por otra parte, así puede mostrar que está pendiente del que tiene poder, de que le
interesa lo que dice, y acepta su posición de status en la interacción.
5. La sonrisa
Normalmente la sonrisa se utiliza para expresar simpatía, alegría o felicidad. La sonrisa se
puede utilizar para hacer que las situaciones de tensión sean más llevaderas. Una sonrisa atrae la
sonrisa de los demás y es una forma de relajar la tensión. Por otra parte, la sonrisa tiene un efecto
terapéutico. Se ha observado que cuando se le pedía a personas que se sentían deprimidas o
pesimistas, que imitaran la sonrisa de los demás, declaraban sentirse más felices. La sonrisa está,
además, influida por el poder que tiene lugar en una relación.
La Paralingüística se dedica al estudio de las variaciones no lingüísticas frente a las
variaciones lingüísticas (elección del idioma, la utilización de un lenguaje simple o elaborado, la
elección de los tiempos verbales, etc.). Los primeros estudios se deben a Trager.
El tono: la adecuación emocional del tono de voz utilizado en la conversación. El tono es un
reflejo emocional, de forma que la excesiva emocionalidad ahoga la voz y, el tono se hace más
agudo.
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biunívoca, que la imagen es un reflejo especular, de tal modo que no se la ve como texto creado
y orientado a la construcción de un sentido determinado, sino que se la identifica como la realidad
misma.
Para Lomas se puede reconocer que las imágenes para el receptor son: presentaciones de
textos iconográficos, están orientadas a guiar el intercambio comunicativo entre un enunciador y un
enunciatario, contienen instrucciones de uso lector que se organizan sobre un plano, en contextos
culturales de recepción concretos, con arreglo a convenciones perceptivas precisas y están
estructurados sobre normas sintácticas claramente delimitadas.
Entre los factores que condicionan la recepción de estos textos, cabe destacar la descripción
en rasgos componenciales (unidades mínimas y/o funcionales) de dos de ellos:
3. CONCLUSIÓN
La comunicación por medio del lenguaje nos permite relacionarnos unos con otros, de ahí
que los estudios sobre el lenguaje hablado hayan cobrado importancia y se haya dicho que éste
existe como un continuum en el que lo verbal es tan importante como lo no verbal y que Poyatos
denomina un continuum verbal-paralingüístico-kinésico. Por otro lado, la importancia de la imagen
y de los mensajes icono-verbales en la actualidad debido a la difusión de los medios de
comunicación han propiciado que se realicen estudios sobre los lenguajes no verbales icónicos,
sobre su funcionamiento e incidencia en los destinatarios así como el modo en que se relacionan
con el lenguaje verbal. Estos estudios no son definitivos pero abren un campo de posibilidades en la
interpretación de la realidad.
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BIBLIOGRAFÍA
DUCROT Y TODOROV (1974): Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Argentina Ed.
Buenos Aires.
ECO, U. (1968): La estructura ausente. Ed. Lumen. Barcelona.
LOMAS,C. (1993): El enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua. Ed. Paidós. Barcelona.
MORRIS, C. (1985): Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Paidós. Barcelona.
PEIRCE, J.R. (1931): Semiótica y Símbolos, Señales y Ruidos.
(1962): La Ciencia de la Comunicación. Rev Occidente. Madrid.
POYATOS, F. (1994): La comunicación no verbal. Ed. Istmo. Barcelona.
REZNIKOV. (1970): Semiótica y Teoría del Conocimiento-Comunicación. Ed. Alberto Corazón.
Madrid.
SAUSSURE, F. (1974): Curso de Lingüística General. Ed. Losada. Buenos Aires.