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TEMA 4
LENGUAJE VERBAL Y LENGUAJES NO VERBALES EN LA
COMUNICACIÓN HUMANA. RELACIONES.

0. Introducción
1. Los lenguajes de la comunicación humana
1.1. Teoría de la comunicación
1.2. Semiología y semiótica
1.2.1. El signo
1.2.1.1. La clasificación de los signos según Peirce
1.2.1.2. El signo icono
1.2.1.3. El signo índice
1.2.1.4. El signo símbolo
1.2.1.5. Otras clasificaciones de los signos
1.2.2. Clasificación de los códigos
2. La comunicación humana como interacción de códigos
2.1. Comunicación no verbal: kinésica, paralingüística y proxémica
2.2. Los lenguajes no verbales icónicos
3. Conclusión

0. INTRODUCCIÓN
La comunicación por medio del lenguaje nos permite a los seres humanos relacionarnos unos
con otros así como regular nuestra propia conducta posibilitando la convivencia. A partir de los
años 60, la Teoría de la comunicación de Shannon influye en otras disciplinas, entre ellas la
lingüística. Por otro lado, los estudios la semiología intentan leer todos los códigos culturales como
sistema de signos. Estos códigos son múltiples y se renovarán en situaciones culturales concretas.
Desde esta perspectiva comunicativa el lenguaje se ve como un entramado de códigos
culturales cuyo significado se construye a partir del uso que los interlocutores hacen en sus actos de
interacción cotidiana.
En este tema se estudian los procesos de comunicación entre interlocutores que comparten
un sistema de códigos determinado a través del cual construyen el conocimiento.
Si la lengua es un sistema de comunicación verbal propio de una comunidad humana y la
comunicación es la utilización de un código para la transmisión de mensajes, en la exposición del
tema abordamos las características del lenguaje verbal así como las del lenguaje no verbal y sus
relaciones en tanto que el hombre es un ser social y utiliza diversos códigos para comunicarse, no
sólo el verbal sino también los gestos, imágenes...
Este tema se relaciona con el 1, 5 y el 6 de la oposición.
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1. LOS LENGUAJES DE LA COMUNICACIÓN HUMANA


El lenguaje ha sido definido desde distintos puntos de vista, en este tema nos interesan dos de
ellos, la definición de lenguaje como medio de comunicación (social) y la de lenguaje como
sistema de signos. La primera, defendida por la lingüística del texto, la teoría de la comunicación, la
sociolingüística... y, la segunda, por los estructuralistas y los generativistas.
Pero el lenguaje no sólo es estudiado por la lingüística ni ésta puede ofrecernos una única
definición del lenguaje o los múltiples lenguajes que elabora y emplea el hombre en la
comunicación. Para R. Jackobson tres son las disciplinas a las que compete el estudio de la
comunicación humana:

a) La Lingüística, que ha de estudiar la comunicación de mensajes verbales.


b) La Semiótica, que estudia la comunicación de mensajes de cualquier tipo, incluidos los
verbales.

c) La Teoría General de la Comunicación, que atiende a cualquier proceso de


comunicación, incluida la de los mensajes que no responden a una ciencia concreta y bien
determinada.
A estos tres modos cabe añadir el de la perspectiva comunicativa de las teorías de los actos
de habla en las que el lenguaje se ve como un entramado de códigos culturales. El significado de
esta malla de códigos resulta de estrategias de interacción cooperativa entre hablantes y se
construye a partir del uso que, en situaciones concretas y con arreglo a finalidades diversas, hacen
los interlocutores en sus actos de interacción cotidiana. Dado que los procesos lingüísticos son
interpretados como emergentes, conformadores, delimitadores y modificadores de la
realidad social, todo texto, en la medida en que materializa y es producto de esos procesos, es
visto como un hecho esencialmente social.
Según Lomas (1993)...se trata de estudiar los fenómenos culturales como procesos de
comunicación entre interlocutores que presuponen y comparten un sistema de códigos determi-
nado a través del cual construyen el conocimiento. La noción de “cultura” aquí manejada es de
naturaleza fundamentalmente antropológica (la cultura como código) y supone entender los
fenómenos culturales (desde el uso de objetos y el intercambio de bienes y servicios hasta los
intercambios verbales, icónicos, objetuales) cuyo referente no es tanto la realidad demostrada en
cada enunciación como su significación cultural.
El americano Ch. Morris (1985) hace otro planteamiento y centra la distinción de los diversos
campos de estudio en el signo. Distingue las disciplinas que, en torno a la función signo, deben
estudiar los lenguajes humanos desde distintas perspectivas: Pragmática es la parte de la Semiótica
que trata del origen, usos y efectos de los signos dentro de la conducta en que se hacen
presentes; la semántica estudia la significación de los signos en todos los modos de significar; la
sintáctica se ocupa de las combinaciones entre signos sin atender a las significaciones
específicas o a sus relaciones dentro de la conducta en que aparecen.
Por otra parte, en el marco comunicativo, desde el concepto amplio de comunicación, ésta
puede ser clasificada, según el medio empleado, el código/s, tal como lo propone Domínguez Rey:
la comunicación puede ser verbal, no verbal y verbo-icónica. La verbal es lingüística, la no verbal
puede ser animal o icónica (imagen) y la verbo-icónica es la que se da en la prensa, la T.V., el
cómic, el cine... De esta última nos ocuparemos en el tema 5 de la oposición.
A continuación, explicamos brevemente la Teoría de la comunicación (para su desarrollo
ampliado nos remitimos al tema 6) y la de la semiología y semiótica (la lingüística es una parte de
ésta, según Saussure (1916)). Y, a partir de ellas, desarrollaremos los siguientes apartados del tema,
ya que éstas son la base de los estudios posteriores sobre la comunicación humana referida al
lenguaje verbal y al lenguaje no verbal.
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1.1. TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN


La Teoría de la información y de la comunicación fue desarrollada por Shanon y Weaber
durante los años cincuenta en el campo de la ingeniería de las comunicaciones y la lingüística y
otras disciplinas han adaptado posteriormente a sus respectivos campos.
La lingüística hace uso de conceptos y términos como canal, emisor, receptor, información,
mensaje, etc., si bien, el significado preciso de cada vocablo está siempre restringido al
contexto en el que se aplica. De esta manera se relaciona la lengua con el acto de comunicación.
Según Shannon, la comunicación es un proceso mecánico y físico de transmisión de
información de un transmisor A, al que ellos llaman fuente transmisora, a otra fuente receptora B, las
cuales no tienen que ser personas, por medio de un canal que es el que hace posible la
transmisión. Es la transmisión de información de un punto a otro distinto en el espacio y/o en el
tiempo. La perspectiva de esta ciencia frente a los lenguajes es estadística, probabilística y
matemática; y trabaja especialmente con los códigos de transmisión, es decir, los códigos
artificiales.
En dichos códigos se valora la probabilidad de aparición de los signos o símbolos que lo
componen y que están destinados a representar y transmitir información. La magnitud de
información contenida en un mensaje se mide en bit (Binary Unit o Binary Digit) y depende de la
probabilidad de selección por el emisor o fuente de dicho mensaje. Cuanto más probable es un
mensaje, menor información contiene.
Un bit supone, como unidad de medida, la probabilidad ½; un mensaje contiene un bit
de información cuando sólo son posibles dos mensajes, ambos igualmente probables. Así,
por ejemplo, contendrá un bit de información un mensaje como la oposición entre "hombre-
mujer" ya que sólo se elige a partir de dos opciones posibles.
El estudio de la información se desarrolla de forma paralela a la amplitud difusora de los
medios de comunicación de masas y sus orígenes están relacionados con la máquina: el teléfono
determinó la necesidad de cuantificación económica del mensaje. Lo que determina un
fenómeno comunicativo nuevo: el hombre puede archivar, transmitir la comunicación a
distancias superiores a las que la voz o la vista lo permiten. Como dice N. Wiener, ahora es
posible hablar a una máquina y una máquina es capaz de hablar a una persona o a otra
máquina.
Cualquier tipo de perturbación en este proceso de comunicación se denomina
técnicamente en esta teoría ruido, ya sea una mancha de grasa en un texto, ruidos, obstáculos,
etc. Los conceptos y principios de redundancia, de eficacia de la información, de entropía o
ruido, pasan a emplearse, a partir de la Teoría de la Información, a la valoración de la capacidad
y alcances de los medios de comunicación e incluso influyen en la semiótica y en la lingüística (ver
tema 6, El proceso de comunicación).
La teoría de la comunicación no menciona la palabra s i g n o ; habla de s í m b o l o , c o m o
unidad que establece el mensaje, y de señal, como la transformación del símbolo para la
comunicación. Este planteamiento no tiene en cuenta el significado que transportan las unidades;
se interesa tan sólo por el mecanismo de la transmisión propiamente dicha.

1.2. SEMIOLOGÍA Y SEMIÓTICA


Por el contrario, la semiología o semiótica centran todo su estudio en el signo, pues es
precisamente su carga significativa lo que constituye el centro de interés. Semiología y Semiótica
son dos términos acuñados, casi al mismo tiempo, por dos lingüistas –europeo uno, americano otro-
para referirse a una ciencia nueva e independiente.
La semiótica o semiología es la ciencia de los signos y alcanzó en el siglo XX un especial
desarrollo; pero la reflexión sobre los signos se confundió durante mucho tiempo con la reflexión
sobre el lenguaje por ser el lenguaje verbal el más importante de los sistemas de signos.
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La propuesta saussureana (1916) de una ciencia, la semiología, que se ocupara de "la vida
de los signos en el seno de la vida social" cuenta con precedentes muy antiguos. En la
Antigüedad tanto de China como de la India, en Grecia como en Roma y en el Medievo se
formularon ideas sobre el lenguaje de alcance semiótico.
En América, como disciplina independiente nace con la obra del filósofo norteamericano
Charles Sanders Peirce (1839-1914). Se le denomina semiótica. Aunque sus textos son variados y
dispersos, y sus trabajos y teorías cambiantes y complejas, su teoría general del signo ha sido de
interés para todos los semiólogos posteriores.
Otra de las fuentes de la Semiótica es la obra del filósofo Ernst Cassirer, filósofo alemán, quien,
en su Filosofía de las formas simbólicas (1923) formula los siguientes principios:

1) La función más que instrumental del lenguaje es la función de lo simbólico, entendido


en el sentido amplio de todo lo que tiene sentido, distingue al hombre (animal symbolicum)
de los animales.

2) El lenguaje verbal no es el único que disfruta de este privilegio ya que lo comparte con una
serie de otros sistemas que constituyen la esfera de lo humano: el mito, la religión, el arte,
la ciencia, la historia. Cada una de estas formas simbólicas informa al mundo, no se limita a
reducirlo.
Ducrot y Todorov (1973) señalan otra fuente de la semiótica moderna: la lógica. Carnap
construye un lenguaje ideal que se ofrecerá como modelo de la semiótica; Ch. Morris formula las
distinciones entre denotatum y designatum. Al mismo tiempo, desde el campo de la lingüística,
figuras como Jackobson, Sapir, Trubetzkoy, Hjelmslev, Benveniste, toman en cuenta la perspectiva
semiológica y procuran definir al lenguaje en relación con los demás sistemas de signos.
Los avances de la Semiótica han proyectado el área de sus estudios hacia el arte, el signo
estético, los signos gestuales y los artificiales. Mukarowsky y el Círculo Lingüístico de Praga, por
ejemplo, declaran que las artes en general deben ser consideradas como objeto de la Semiótica.
Mukarovsky declara precisamente en su obra El arte como hecho semiológico (1934) la
especificidad del signo estético: es autónomo, adquiere importancia en sí mismo y no como
mediador de significación. Sin embargo, a esta función, la Literatura añade otra: la función
comunicativa, como una de las artes con tema (literatura, pintura, escultura).
Morris define el signo artístico a partir de una distinción sobre el icono: existen dos clases
principales de signos: los que son como aquello que denotan (signos icónicos) y los que no lo son
(signos no icónicos). Los signos estéticos corresponden al primer grupo.
En Norteamérica se trabajó especialmente en la descripción de los sistemas simbólicos no
lingüísticos; en la antigua URSS, hacia los años sesenta, la semiótica se desarrolla bajo la influencia
de la cibernética y de la teoría de la información.
Francia orientó los estudios semióticos a las formas sociales, con el impulso de Levi-Strauss y
Barthes, y al discurso literario.
Se puede concluir, en términos generales, que se desarrollan dos puntos de vista, el de los
semiólogos de formación saussureana, que se interesan fundamentalmente por el estudio de los
procedimientos sistemáticos de comunicación, con la prioridad conferida al código, al
sistema, argumentando que sólo pueden analizarse los códigos de unidades estables que
puedan delimitarse por oposición. En esta línea se sitúan J.L. Prieto y Eric Buyssens. Y un
segundo grupo de semiólogos, como Barthes o Eco, cuyo interés fundamental reside en los
procedimientos asistemáticos, en un intento por descubrir sus leyes, de naturaleza más escurridiza:
extienden el concepto de signo a todos los hechos significantes de la sociedad humana (comidas,
costumbres, modas, arte, etc.), para quienes tiene carácter de signo todo fenómeno percibido o
suscitado por el hombre definido como animal semiológico. Según U. Eco, un proceso de
comunicación presupone otro de significación, que subyace a él.
Una vez vistas las ciencias que se ocupan del signo, a continuación, tratamos el concepto de
signo y posteriormente su clasificación para poder explicar las relaciones entre el lenguaje verbal y
el no verbal.
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1. 2.1. EL SIGNO
Como ser social el hombre se comunica de diversos modos, con diversidad de signos y
códigos. En la vida cotidiana utiliza distintas unidades -estímulos, señales, símbolos, números,
gestos, etc.- para transmitir contenidos comunicativos. En estos procesos, el signo se constituye en
vehículo de significado, según Reznikov (1950).
La mayor parte de los semiólogos se apoyan en el estudio del signo para entender los
procesos comunicativos. Esta tradición se remonta a la clasificación de los signos elaborada por
Ch. S. Peirce (1974), el primero que intentó una clasificación global e integradora del signo, aunque
está ya presente en la interpretación saussureana del signo en sentido amplio y en la
necesidad de la ciencia -semiología- que estudie los sistemas de signos más variados
elaborados y utilizados por el hombre, y dentro de los cuales el código de la lengua ocuparía un
lugar preferente.
J.L. Prieto lo expresa así: El empleo de los signos define la comunicación: nos
hallamos ante un acto de comunicación o acto sémico, cada vez que un emisor, produciendo
un signo, trata de producir una indicación al receptor. Pero, como veremos, no todos los signos son
producidos por el hombre.
Aunque nadie duda de la existencia del signo, no hay acuerdo en su definición ni en sus
alcances por lo que algunos semiólogos y lingüistas prefieren estudiar la significación más que el
signo mismo. En ella hay que distinguir entre conceptos como referencia o denotación,
representación: la denotación se produce entre el signo y su referente u objeto real; la
representación es la aparición de una imagen en el usuario de los signos.
Así, para Ducrot y Todorov, denotación y representación son casos de un uso más general del
signo: la simbolización. El signo y el símbolo se distinguen desde esta perspectiva por la prueba
práctica del examen de dos elementos en relación: en el signo, esos elementos son
necesariamente de naturaleza diferente; en el símbolo, homogéneos. La relación que se establece
entre el significante y el significado es necesariamente inmotivada; la que establece entre el
simbolizante y el simbolizado es no necesaria o arbitraria.
Los lingüistas norteamericanos de la escuela de Bloommeld tendieron a reducir al signo a una
señal: la señal provoca una reacción, pero no implica ninguna relación de significación. La
comunicación de los animales se reduce prácticamente a señales, no así la comunicación mediante
el lenguaje humano.
Otra distinción necesaria es la de signo frente a síntoma o signo natural: el síntoma es parte del
referente mismo: por ejemplo, la fiebre respecto de la enfermedad que la causa.
Tal como definen y delimitan al signo Ducrot y Todorov, el signo no es forzosamente
lingüístico: las señales de tráfico, una bandera, una cruz son también signos.

1.2.1.1. LA CLASIFICACIÓN DE SIGNOS DE PEIRCE


Ch. S. Peirce concibe a la semiótica como una lógica del conocimiento en cuanto se ocupa
de problemas que giran en torno a la representación y a la significación. Y su punto de partida es la
realidad triádica del signo, frente a la visión siempre dual de estructuralistas y saussureanos, que
permite su clasificación según:
a) El signo en sí.
b) En relación con el propio objeto.
c) En relación con el interpretante.
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Define el signo como: Un signo o representamen es un Primero que mantiene con un


Segundo, llamado su Objeto, tan verdadera relación triádica que es capaz de determinar un
Tercero, llamado su Interpretante, para que este asuma la misma relación triádica con respecto al
llamado Objeto que la existente entre el Signo y el Objeto.
Para entender la definición hay que recordar que para Peirce toda la experiencia humana se
organiza en tres niveles que llaman Primeridad, Secundidad y Terceridad. A partir de esta
tricotomía, se establecen nuevas categorías y tipos de signos.
Los estudiosos tienden a parafrasearlo sin tener en cuenta sus propios conceptos o
ampliándonos de tal modo que terminamos por no saber qué dijo realmente Peirce en sus
Collected papers.
Lo que sí se sabe es que la Segunda tricotomía peirceiana es la que más aceptación ha
tenido por parte de los teóricos del lenguaje y de la comunicación. Según esta tricotomía, el signo
puede ser:
a) Icono: signo que se refiere al objeto que denota en virtud de una serie de caracteres
propios y que el signo posee. Ej: el dibujo del fuego que indica inflamable.
b) Índice: signo que se refiere al objeto que denota en virtud de que realmente es
afectado por dicho objeto. Ej: el humo respecto del fuego.
c) Símbolo: signo que se refiere al objeto que denota en virtud de una asociación
de ideas generales. Ej: la cruz respecto de iglesia o cristianismo.
En conclusión, la base de la lógica de los signos de Peirce hace referencia a una cualidad
(iconicidad), a un correlato (indicación) y a un interpretante (simbolización) en el que la referencia
es una representación que media entre el signo y la cosa real.
Su clasificación permite hablar de tres tipos de significación en la semiótica de los signos que
representan los principales modos de relacionarse el vehículo del signo con el objeto: iconicidad,
indicación y simbolización.
El símbolo es ejemplo de relación triádica genuina porque es una relación conjunta del
vehículo del signo (medio), la cosa denotada (objeto) y la mente (interpretante): la relación se
establece sólo por medio de asociación mental.
El icono y el índice son signos degenerados porque en sus procesos semióticos específicos, el
fundamento de la relación signo-objeto es independiente del intérprete: en la iconicidad esta
relación puede fundamentarse no exclusivamente en el parecido; en el caso de la indicación, esta
relación no radica ni en una asociación mental triádica ni en una supuesta semejanza, sino que el
signo significa su objeto únicamente en virtud de estar realmente conectado con él.
En los puntos siguientes ampliamos estos tres conceptos.

1.2.1.2. EL SIGNO ICONO


Lo define como un signo que se refiere al objeto al que denota meramente en virtud de
características que le son propias, y que posee igualmente exista o no exista tal objeto; y
añade que cualquier cosa es apta para ser un sustituto de otra cosa a la que es similar.
U. Eco (1968) comenta al respecto que la afirmación de Peirce resulta tautológica
entre signo y realidad. Y ofrece otra visión que toma en cuenta la percepción de quien percibe el
signo: ..los signos icónicos no poseen las propiedades de los objetos representados, sino que
reproducen algunas condiciones de la percepción común, basándose en códigos
perceptivos normales y seleccionando los estímulos que -en exclusión de otros- permiten
construir una estructura perceptiva que -fundada en códigos de experiencia adquirida-
tengan el mismo "significado" que el de la expresión real denotada por el signo icónico...Digamos
que los signos icónicos reproducen algunas condiciones de la percepción del objeto una vez
seleccionadas por medio de convenciones gráficas.
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Para Eco lo cultural se impone en una teoría de la significación y, como puede verse, s e d a
también en la referencia al icono: para él, todo signo responde a una convención cultural y en la
concepción del icono niega, en oposición a Peirce:

a) Que tenga las mismas propiedades que el objeto con el cual se relaciona.
b) Que el signo icónico sea semejante a su objeto.
c) Que entre ambos se de una relación de analogía.
d) Que el icono se encuentra motivado por el objeto.
e) Que estén codificados arbitrariamente.
Sin embargo, las críticas de Eco, de corte idealista, no han depuesto aún la teoría de Peirce
aunque conviene recoger de su planteamiento el valor de lo cultural, presente en mayor o en
menor medida en el signo icono.
Este puede manifestarse -según T. Maldonado- de tres modos diferentes:

a) En imágenes, sí lo que comporta el icono y su objeto son cualidades simples.


b) En diagramas, si representa relaciones de las partes de algo, por medio de relaciones
análogas.
c) En metáforas, sí se refieren al carácter representativo de un signo respecto de algún
objeto.
También afirma el mismo autor que el icono puede tener una configuración sinóptica; que
todo icono necesita de un mínimo de articulación, de diferenciación interna; que existe un tipo de
configuración icónica que intenta crear objetos inanimados por medio de elementos
inanimados, que mediante procedimientos sintácticos, intentan imitar el movimiento, integrando
elementos que se comportan constitutivamente y otros que lo hacen de forma aditiva.

1.2.1.3. EL SIGNO ÍNDICE


La categoría semántica de la indicación o de la indexicalidad es muy debatida. Peirce
define al índice como un signo que se refiere al objeto que denota en virtud de ser realmente
afectado por aquel objeto.
Además, varios rasgos diferencian al índice de otros elementos semióticos:
a) que el indicio carece de todo parecido significativo con su objeto,
b) que se refiere a entes individuales, unidades individuales, conjuntos unitarios de unidades o
continuidades individuales,
c) que dirigen la atención a sus objetos por una impulsión ciega.
En la concepción peirceana, el índice puede entenderse de dos formas, como aspectos
complementarios e inseparables:
1) Como un signo con función ostensiva o causal.
2) Como un signo que aparece explícitamente condicionado por su nexo con un
objeto real.
J. L. Prieto (saussereano) considera al índice como el elemento más importante de la
Semiótica de la comunicación y lo define como: Un hecho proporciona una indicación y constituye,
por consiguiente, un índice cuando de la constatación de su pertenencia a una clase determinada,
puede deducirse la pertenencia de otro hecho a otra clase determinada.
Y distingue además tres tipos de posibilidades indicativas:
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1) Índices espontáneos: elementos que proporcionan indicación sin que hayan sido.
producidos para tal fin; es el caso de los síntomas o de las indicaciones que podemos deducir de la
observación de los fenómenos naturales. Ej. las, nubes anuncian tormenta,
2) Índices falsamente espontáneos: signos producidos ex-profeso para suministrar
indicaciones, tienden a la ocultación y a fingir un carácter espontáneo, natural. Ej. la
pronunciación extranjerizante que se utiliza en algunos textos publicitarios para referirse a un
determinado campo asociativo ligado con una nacionalidad determinada,
3) Índices intencionales: signos producidos para indicar (expresan una idea
relacionada con el objeto que representan. Ej. los pictogramas, el dibujo de unas olas que indican
el mar.

1.2.1.4. EL SIGNO SÍMBOLO


La simbolización es la más abarcadora de las tres categorías semióticas. Se ha estudiado esta
categoría desde diversas perspectivas:
a) Biológicamente, según Bertalanffy, los símbolos son considerados como elementos
representativos cuya utilización diferencia a la especie humana respecto de los restantes
seres vivos y que son transmitidos por tradición , no por instinto, son de creación libre -no
suponen ninguna relación impuesta biológicamente entre el símbolo y la cosa que
representan.
b) Psicológicamente, según Piaget, la función simbólica favorece la adquisición de los
lenguajes: los símbolos no pueden reducirse a este valor instrumental sino que se
extienden a todo fenómeno de la representación.
c) Antropológicamente, el símbolo se define como la unidad básica de toda conducta
humana, es el núcleo del proceso de hominización.
Según Peirce, el símbolo es un representamen cuyo carácter representativo consiste
precisamente en que él es una regla que determina a su interpretante.
A. Schaff otorga al símbolo las siguientes propiedades:
- Es una representación, material y concreta de los objetos abstractos.
- La representación simbólica se basa en un convenlo, que debe ser conocido, si se
quiere hacer de esta categoría algo comunicable.
- Un símbolo no puede referirse a objetos individuales sino que se refiere siempre a una
clase abstracta y general.
- La misión de la simbolización es facilitar a la comprensión humana los conceptos
abstractos. El uso adecuado dé los símbolos posibilita el pensamiento
abstracto, la ideación y la generalización.

1.2.1.5. OTRAS CLASIFICACIONES DE LOS SIGNOS


J. L. PRIETO distingue tres elementos básicos, pero hace hincapié en las formas de
articulación, más que en el signo mismo con lo que pretende superar la teoría de la doble
articulación de Martinet.
Los distintos tipos de códigos cuentan con tres unidades básicas:
- figuras, que se corresponderían con unidades de la segunda articulación y sólo
poseen valor posicional y opositivo; son unidades que no representan porciones de
significado. Ej. en el código de las banderas utilizado en aeropuertos y portaaviones,
cada signo o figura está integrado por dos unidades (la posición de cada brazo).
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- signos, los elementos de primera articulación, tienen posibilidad de connotar o


denotar significado.
- semas, unidades superiores, cuyo valor está en la unión y combinación de signos y
figuras, que puede descomponerse en signos y figuras pero no en otros semas, y que
pueden constituirse en el enunciado en la codificación verbal.
Desde criterios variados y amplios, se ha llegado a otras clasificaciones de los signos:
a) Según el carácter del emisor:
- Naturales o espontáneos (prácticamente los llamados índices de Peirce).
- Artificiales: expresamente creados como signos (la escritura, las señales de tráfico, etc.)
b) Según la intencionalidad del emisor:
- Expresivos: espontáneos, reveladores de determinadas situaciones, entre los que se
incluyen los síntomas.
- Comunicativos: cuando se emiten intencionadamente con instrumento o medio artificial.
c) Según el canal físico y perceptivo del receptor:
- Visuales: imágenes, diagramas, símbolos, sistemas de escritura, señales de tráfico, etc.
- Fónicos o acústicos: lenguaje verbal, pitidos, silbidos, etc.
- Táctiles: caricias, alfabeto Braille, etc.
- Olfativos: olores, perfumes.
- Gustativos: sabores.

1.2.2. CLASIFICACIÓN DE LOS CÓDIGOS


Existen diversas clasificaciones de tipos de códigos. Para la teoría de la información se
restringe a los códigos de transmisión, que son artificiales. Para la semiología el concepto es más
amplio. Eco lo define como regla de emparejamiento de elementos de la expresión con elementos
del contenido. De esta manera, todo mensaje implica un código subyacente.
Atendiendo a la clasificación que hace de los signos, Prieto establece los siguientes tipos de
códigos:
a) Códigos sin articulación: compuestos por semas (enunciados) no susceptibles de
descomponerse, porque sólo existe el sema, que no integra a ningún otro signo, ni a ninguna figura.
Ej. el bastón del ciego sólo significa que el portador es ciego. Son códigos con significante cero, que
poseen una posibilidad de significar, según se manifiesten o no.
b) Códigos que poseen sólo la segunda articulación: Los semas que lo componen se
d escomponen en figuras, que no representan fracción alguna de significado. Ej. la numeración de
líneas de autobuses que poseen dos o más cifras, en conjunto significan un determinado recorrido,
pero separadamente sus unidades no tienen ninguna significación.
c) Códigos que poseen sólo primera, articulación: Los semas que lo integran están
formados por signos. Ej. la numeración de las habitaciones de hotel, en las que la primera cifra
indica el piso y la segunda la habitación concreta.
d) Códigos que poseen dos articulaciones: Los semas que lo integran están compuestos por
signos y figuras. Ej. los códigos de tipo verbal que poseen signos descomponibles en unidades
dotadas de significación (monemas) y de unidades sin significación (fonemas).
e) Códigos de articulación móvil: esta denominación corresponde a U. Eco y bajo ella agrupa
a muy diversos códigos en los que cada uno de los semas que lo componen, pueden a su vez
componerse de signos y figuras que no siempre tienen la misma función; incluso los semas
pueden convertirse en figuras, las figuras en signos, según el punto de vista desde el que se
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enfoque el análisis. Ej. los diversos valores significativos que tienen los naipes, de acuerdo con las
convenciones del juego que se establezcan.
Por otro lado, Eco formula dos hipótesis de trabajo fundamentales para entender la relación
entre los distintos tipos de comunicación y de los lenguajes y códigos empleados a tal fin: La cultura
es comunicación, toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación y todos los
aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación.

2. LA COMUNICACIÓN HUMANA COMO INTERACCIÓN DE CÓDIGOS

Según el lingüista k. L. Pike si la conducta lingüística y la no lingüística se fusionan en


acontecimientos indivisibles y, algunas veces, los elementos verbales y los no verbales pueden
sustituirse mutua y estructuralmente en una misma función entonces se puede afirmar que tanto la
actividad verbal como la no verbal constituyen un conjunto unitario, por lo que hay que crear y
organizar una metodología que las trate de este modo.

2.1. COMUNICACIÓN NO VERBAL


Los psicólogos y psiquiatras han reconocido hace ya mucho tiempo, que la forma de
moverse de una persona proporciona indicaciones sobre su carácter, sus emociones y sus
reacciones hacia la gente que lo rodea. No está tan desarrollada la investigación no verbal como
para poder hacer afirmaciones claras en forma de recetas, respecto al significado emocional
indudable de cada comportamiento no verbal, pero estos si dan señales y son expresión de
intenciones emocionales. El análisis de la comunicación no verbal requiere al menos tener en
cuenta tres criterios básicos:
1. Cada comportamiento no verbal está ineludiblemente asociado al conjunto de la
comunicación de la persona. Incluso un solo gesto es interpretado en su conjunto, no como algo
aislado por los miembros de la interacción. Si es un gesto único asume su significado en cuanto
gesto y en un cuanto que no hay más gestos.
2. La interpretación de los movimientos no verbales se debe hace en cuanto a su congruencia
con la comunicación verbal. Normalmente la intención emocional se deja traslucir por los
movimientos no verbales, e intuitivamente somos capaces de sentir la incongruencia entre estos y
lo que verbalmente se nos dice. La comunicación no verbal necesita ser congruente con la
comunicación verbal y viceversa, para que la comunicación total resulte comprensible y sincera.
3. El último criterio de interpretación del sentido de la comunicación no verbal, es la
necesidad de situar cada comportamiento no verbal en su contexto comunicacional.
Con ello no se pretende enseñar a interpretar la comunicación no verbal, sino a tomar
conciencia de su importancia en la interacción.
En Norteamérica, desde los años sesenta, se vienen desarrollando estudios de base
experimental sobre la llamada comunicación no verbal que han dado lugar al surgimiento de
diversas áreas de investigación, cada una de las cuales da prioridad a uno u otro aspecto de la
misma: kinesica, paralingüística y proxémica. La kinésica se ocupa de la comunicación no verbal
expresada a través de los movimientos del cuerpo. La paralingüística estudia el comportamiento no
verbal expresado en la voz. La proxémica se encarga de estudiar el comportamiento no verbal
relacionado con el espacio personal.
La Kinésica (del gr. ciné=movimiento) fue fundada por R. Birdwhistell en 1964 y sus
objetivos fueron estudiar los valores significativos de las diversas posturas corporales, las expresiones
faciales, los movimientos de manos y los gestos que se producen inconscientemente en la
comunicación entre los seres humanos, en situaciones comunicativas concretas. Se trata de
explicar el valor comunicativo de los mismos que puede alcanzar en determinadas situaciones
comunicativas un 75 % de Io que se comunica, frente al 35 % del lenguaje verbal.
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Las principales fuentes de comportamiento kinésico estudiadas han sido: la postura corporal,
los gestos, la expresión facial, la mirada y la sonrisa.
1) Postura corporal
Las posiciones corporales se definen por la disposición del cuerpo a aceptar a otros en la
interacción. Así se habla de posiciones más abiertas o más cerradas. Una posición abierta implica
que brazos y piernas no separan a un interlocutor de otro, la posición cerrada implicaría utilizar las
piernas, brazos o manos bien en forma de protección bien del propio cuerpo bien en forma sirva de
barrera para que otro se introduzca en una interacción que mantenemos. Como vemos la posición
da señales que indican los dispuestos que estamos a recibir, a interaccionar, con los otros.
La orientación es el ángulo con el que el cuerpo está dirigido a los demás (uno puede
ponerse frente a frente, en ángulo recto, o de espaldas). Cuánto más de frente se sitúa una
persona hacia los demás, mayor será el nivel de implicación. Por otra parte, se ha observado que
cuando las personas esperan competir, generalmente se sientan enfrente; si esperan cooperar, lo
hace una al lado de la otra, mientras que para conversar normalmente lo hacen en ángulo recto.
El movimiento del cuerpo puede transmitir energía y dinamismo durante la interacción, si bien
cuando este movimiento es incongruente con el contenido verbal o el contexto comunicacional,
normalmente tiene el efecto de distraer la atención del interlocutor.
2) Los gestos
El gesto es el movimiento corporal propio de las articulaciones, principalmente de los
movimientos corporales realizados con las manos, brazos y cabeza.
Se han identificado cinco tipos de gestos:
a) Gestos emblemáticos o emblemas: son señales emitidas intencionalmente, traducibles
directamente en palabras. Ejemplo: agitar la mano en señal de despedida o sacar el
pulgar hacia arriba indicando OK.
b) Gestos ilustrativos o ilustradores: se producen durante la comunicación verbal. Sirven
para ilustrar lo que se está diciendo. Son gestos conscientes que varían en gran
medida en función de la cultura.
c) Gestos que expresan estados emotivos o patógrafos: También acompañan a la
palabra, y le confieren un mayor dinamismo. Pero reflejan el estado emotivo de la
persona, mientras que el ilustrador es emocionalmente neutro. A través de este tipo de
gestos se expresan la ansiedad o tensión del momento, muecas de dolor, triunfo y
alegría, etc.
d) Gestos reguladores de la interacción: Son movimientos producidos por quién habla o
por quién escucha, con la finalidad de regular las intervenciones en la interacción.
Son signos para tomar el relevo en la conversación, que tienen también un importante
papel al inicio o finalización de la interacción (ej. darse la mano en el saludo o la
despedida).
e) Gestos de adaptación: Son gestos utilizados para manejar emociones que no
queremos expresar. Gestos de este tipo son pasarse los dedos por el cuello de la
camisa cuando nos sentimos ahogados por la tensión de la situación, o cepillarnos el
pelo cuando nos sentimos nerviosos.
3) Expresión facial
La expresión facial es el medio más rico e importante para expresar emociones y estados de
ánimo, junto con la mirada. Principalmente, se utiliza para tres cosas: para regular la interacción,
expresar emociones y para reforzar al receptor. Pueden ser movimientos faciales perceptibles
(cambio de posición de las cejas, de los músculos faciales, de la boca, etc.) o imperceptibles
(contracción pupilar, ligera sudoración).
La investigación ha determinado la existencia de seis expresiones faciales principales, las
cuáles son indicadores de emociones como: alegría, tristeza, asco, enfado, temor e interés. Son
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prácticamente las únicas emociones que tienen probabilidad de ser reconocidas por la mayoría
de nosotros cuando las vemos expresadas en los demás.
Por otra parte, la expresión facial sirve para comunicar otras muchas cosas no tan
universales, y que dependen del contexto y del estado emocional de la interacción. Así se ha
observado que la expresión facial la utilizamos para comunicar cosas como: Estoy encantado de
verte (rápido movimiento de subida y bajada de las cejas acompañado de una sonrisa), expresar
nuestro actual estado de ánimo, indicar atención hacia otros, nuestro disgusto por ver a alguien
qué estamos de broma (una deja levantada y una mueca en la boca), qué estamos escuchando
(cabeza inclinada de lado), qué alguien ha dicho algo fuera de lugar, un reproche, sirven para
reforzar la comunicación verbal (si una madre regaña a su hijo, con la expresión facial le informa
de la intensidad y veracidad de su enfado).
Queda claro que la función principal de la expresión facial es la expresión de emociones,
pero además también ha sido estudiada como medio de expresión de la personalidad, de las
actitudes hacia los demás, la atracción sexual y el atractivo personal, el deseo de comunicarse o
iniciar una interacción y el grado de expresividad durante la comunicación.
4. La mirada
La mirada se estudia aisladamente, aunque forma parte de la expresión facial por la gran
importancia que tiene en la comunicación no verbal por sí sola. Se le atribuyen un importantísimo
papel en la percepción y expresión del mundo psicológico. La variedad de movimientos posibles
que podemos llevar a cabo con los ojos y su área próxima resulta ínfima si la comparamos con la
de las expresiones faciales. Sin embargo, una elevación de cejas, por ejemplo, es un acto físico
localizado, que nace y muere en un área física localizada. La mirada, aunque ubicada y originada
en los ojos, no muere en ellos, va más allá. Esa capacidad de proyección es la que confiere tanta
importancia a la mirada.
El estudio de la mirada contempla diferentes aspectos, entre los más relevantes se
encuentran: la dilatación de las pupilas, el número de veces que se parpadea por minuto, el
contacto ocular, la forma de mirar. Y cumple varias funciones en la interacción, las más relevantes
son estas:
a) Regula el acto comunicativo: con la mirada podemos indicar que el contenido de
una interacción nos interesa, evitando el silencio.
b) Fuente de información: la mirada se utiliza para obtener información. Las personas
miran mientras escuchan para obtener una información visual que complemente la
información auditiva.
c) Expresión de emociones: podemos leer el rostro de otra persona sin mirarla a los ojos,
pero cuando los ojos se encuentran, no solamente sabemos cómo se siente el otro,
sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo.
d) Comunicadora de la naturaleza de la relación interpersonal: al encontrarse las
miradas se dice el tipo de relación que mantienen, del mismo modo que la intención
de que no se encuentren.
La dilatación de las pupilas es un indicador de interés y atractivo. Nuestras pupilas se dilatan
cuando vemos algo interesante. Además nos gustan más las personas que tienen pupilas dilatadas
que las que tienen pupilas contraídas. De esta forma no sólo se puede establecer la actitud de una
persona hacia algo, ya que cuanto más favorable se la actitud mayor será la dilatación de las
pupilas, sino que es posible evaluar los cambios de actitudes a través del tiempo mediante los
cambios paralelos en las respuestas de las pupilas. La fiabilidad de estas medidas tiene que ver con
el hecho de que no podemos controlar conscientemente la conducta de nuestras pupilas.
El número de veces que se parpadea por minuto está relacionado con la tranquilidad y el
nerviosismo. Cuánto más parpadea una persona, más inquieta se siente.
El contacto ocular consiste en la mirada que una persona dirige a la mirada de otra. Aquí se
estudian dos aspectos: la frecuencia con la que miramos al otro, y el mantenimiento del contacto
ocular. El feedback es muy importante cuando dos personas hablan entre sí. Los que hablan
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necesitan tener la seguridad de que alguien los escucha, y los que escuchan necesitan sentir que
su atención es tenida en cuenta y que el que habla se dirige directamente a ellos. Ambos requisitos
se cumplen con un adecuado uso del contacto ocular. Por otra parte, la disposición de una
persona a brindar oportunidades de contacto ocular suele revelar sus actitudes con respecto a
ella. Las personas que se agradan mutuamente mantienen mucho más contacto ocular, que las
que no se gustan.
La frecuencia con la que miramos al otro es un indicador de interés, agrado o sinceridad. La
evitación de la mirada o el mirar a los otros sólo fugaz y ocasionalmente impide recibir
retroalimentación, reduce la credibilidad del emisor y da lugar a que se atribuyan a éste
características negativas.
La frecuencia de la mirada al otro aumenta cuando: están muy separados entre sí, están
hablando de temas impersonales o sencillos, cuando está interesada por el otro y sus reacciones,
cuando ama o le gusta la otra persona, cuando intenta dominar o influir al otro, si es extrovertido, si
depende de la otra persona y ésta no da señal de respuesta.
La frecuencia con la que miramos al otro disminuye: si están muy juntos, si están discutiendo
un asunto íntimo o difícil, si no está interesada en las reacciones de la otra persona, si no le gusta la
otra persona, si el que mira tiene un status superior, si es un introvertido, si padece ciertas formas de
enfermedad mental.
Por otra parte, se mira más cuando se escucha que cuando se habla, pero además el
contacto ocular indica el final de una intervención, como si la persona que habla le pasara el
relevo a la otra.
El mantenimiento ocular se refiere a cuánto tiempo prolongamos el contacto de nuestra
mirada con la de la otra persona. Las miradas prolongadas sin parpadear se usan cuando se
intenta dominar, amenazar, intimidar o influir sobre otros. También las utilizan las personas que se
agradan mucho, pero en este caso la frecuencia de parpadeo es mayor. Un prolongado contacto
ocular se considera, generalmente como manifestación de superioridad (o al menos la sensación
de que así es), falta de respeto, amenaza o actitud amenazante y ganas de insultar. Un contacto
ocular poco prolongado suele ser interpretado como falta de atención, descortesía, falta de
sinceridad, falta de honradez, inseguridad o timidez. El dejar de mirar a los ojos, bajando la vista
suele ser tomado como signo de sumisión.
El contacto ocular forma parte de la forma de mirar al otro. La forma de mirar es una de las
conductas más importantes para diferenciar a las personas de status alto, dominantes y poderosas,
de aquellas de bajo status, sumisas y no poderosas. El interlocutor de menor poder mira más a la
persona poderosa en general. La persona menos poderosa tiene más necesidad de vigilar la
conducta del que tiene más poder. Esta vigilancia puede proporcionar al que tiene poco poder
información referente a las actitudes de la persona de más poder, que puede utilizar para ajustar la
suya propia. Por otra parte, así puede mostrar que está pendiente del que tiene poder, de que le
interesa lo que dice, y acepta su posición de status en la interacción.
5. La sonrisa
Normalmente la sonrisa se utiliza para expresar simpatía, alegría o felicidad. La sonrisa se
puede utilizar para hacer que las situaciones de tensión sean más llevaderas. Una sonrisa atrae la
sonrisa de los demás y es una forma de relajar la tensión. Por otra parte, la sonrisa tiene un efecto
terapéutico. Se ha observado que cuando se le pedía a personas que se sentían deprimidas o
pesimistas, que imitaran la sonrisa de los demás, declaraban sentirse más felices. La sonrisa está,
además, influida por el poder que tiene lugar en una relación.
La Paralingüística se dedica al estudio de las variaciones no lingüísticas frente a las
variaciones lingüísticas (elección del idioma, la utilización de un lenguaje simple o elaborado, la
elección de los tiempos verbales, etc.). Los primeros estudios se deben a Trager.
El tono: la adecuación emocional del tono de voz utilizado en la conversación. El tono es un
reflejo emocional, de forma que la excesiva emocionalidad ahoga la voz y, el tono se hace más
agudo.
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El volumen: quien inicia una conversación en un estado de tensión mal adaptado a la


situación, habla con un volumen de voz inapropiado. Cuando la voz surge en un volumen elevado,
suele ser síntoma de que el interlocutor quiere imponerse en la conversación, y está relacionado
con la intención de mostrar autoridad y dominio. En cambio, el volumen bajo indica la intención de
quien no quiere hacer el esfuerzo de ser oído, con lo que se asocia a personas introvertidas.
El ritmo: el ritmo se refiere a la fluidez verbal con que se expresa la persona. Se ha estudiado
en los medios psiquiátricos pues uno de los síntomas de la tendencia al repliegue neurótico o
psicótico, de la ruptura con la realidad, es un ritmo de alocución átono, monótono, entrecortado o
lento. En la vida normal el ritmo lento o entrecortado, revela un rechazo al contacto, un
mantenerse a cubierto, un deseo de retirada, y frialdad en la interacción. El ritmo cálido, vivo,
modulado, animado, está vinculado a la persona presta para el contacto y la conversación.
La Proxémica fue fundada por Edward Hall en 1966. Se refiere al amplio conjunto de
comportamientos no verbales relacionados con la utilización y estructuración del espacio
inmediato de la persona. Hay dos principales ámbitos de estudios en la proxémica: a) estudios
acerca del espacio personal, b) estudios sobre la conducta territorial humana.
Estudios acerca del espacio personal: respecto a la proximidad existen diferencias no solo
culturales, sino también situacionales y personales. En general, cada uno de nosotros dispone de
una espacio personal alrededor, implícito, que cuando es roto por alguien en la interacción, nos
produce incomodidad, sensación de amenaza y/o tensión, a no ser que se den circunstancias
especiales que justifiquen la mayor proximidad o nosotros la hayamos demandado. Tendemos a
aceptar una mayor proximidad de los otros, rompiendo nuestro espacio personal, en las
aglomeraciones. Los enamorados y las personas que se gustan, aceptan un mayor grado de
proximidad entre ambos. La proximidad física tiende a ser menor entre mujeres que entre hombres.
Conducta territorial humana: en los estudios sobre el tipo de espacio que necesita la gente
para vivir razonablemente, se ha observado que ciertos diseños de casas favorecen más que otros
las disputas entre vecinos. De este tipo de estudios ha surgido el concepto de ‘espacio defendible’,
que es el espacio que cada uno de nosotros necesita para vivir, y que defendemos contra toda
intrusión, no deseada, por parte de otras personas. Si los pisos son demasiado pequeños, si están
muy juntos o si hacen que la gente se aglomere en determinados puntos, llegará un momento en
que surgirán tensiones que pueden desembocar en hostilidad abierta y en conductas agresivas.

2.2. LOS LENGUAJES NO VERBALES ICÓNICOS


La comunicación por medio de imágenes, de signos Icónicos que se combinan para formar
mensajes, es cada vez más frecuente debido a la extraordinaria difusión de los medios de
comunicación de masas.
Todo mensaje visual posee una expresión y un contenido o un soporte y una información y
para el receptor, constituyen verdaderos textos. Estos pueden adoptar diversas form a s : c ó m i c s o
historietas, viñetas, cine, películas, programas de televisión, mensajes publicitarios... En
muchos de ellos, los códigos son sincréticos, combinándose la imagen -código perceptivo visual-
con otros códigos como el lingüístico.
Los códigos verbo-icónicos de que se sirven los medios de comunicación para masas
difunden mensajes a gran escala. Dichos mensajes generan esquemas de conducta rígidos en los
receptores, es decir, provocan acciones colectivas no planificadas lúcida y críticamente por
los sujetos, difunden valores éticos y pragmáticos.
Según Lomas (1993), Son artefactos culturales que, a partir de las analogías
establecidas entre los rasgos formales de los objetos denotados y técnicas gráficas con un
alto grado de iconicidad, crean la ilusión de lo real, originando un flujo hipnótico en los
destinatarios, que nos invita a confundir a menudo las imágenes de la realidad con la realidad de
las imágenes.
Así por sus rasgos de semejanza con la realidad representada, los textos iconográficos
provocan en el receptor la creencia de que entre representante y representado hay una relación
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biunívoca, que la imagen es un reflejo especular, de tal modo que no se la ve como texto creado
y orientado a la construcción de un sentido determinado, sino que se la identifica como la realidad
misma.
Para Lomas se puede reconocer que las imágenes para el receptor son: presentaciones de
textos iconográficos, están orientadas a guiar el intercambio comunicativo entre un enunciador y un
enunciatario, contienen instrucciones de uso lector que se organizan sobre un plano, en contextos
culturales de recepción concretos, con arreglo a convenciones perceptivas precisas y están
estructurados sobre normas sintácticas claramente delimitadas.
Entre los factores que condicionan la recepción de estos textos, cabe destacar la descripción
en rasgos componenciales (unidades mínimas y/o funcionales) de dos de ellos:

− Componentes de la comunicación visual: punto, línea, contorno, dirección, tono, color,


textura, escala, dimensión, movimiento.
-- Técnicas que articulan las estrategias compositivas sobre el plano: equilibrio, simetría,
regularidad, simplicidad o complejidad, unidas y fragmentación, redundancia o innovación.
En enfoque pragmático se realiza al servicio de una ideología (concepciones tanto del
mundo, como de la ética y estética de la cultura dominante) que el sujeto de la enunciación visual
impone al enunciatario. Se trata de un aparente contrato comunicativo en el que el destinador
impone las condiciones al destinatario, creando en éste la ilusión de libertad en sus elecciones.
El sentido que el receptor atribuye al texto icónico-verbal está condicionado, entre otros, por
los siguientes factores generados por el destinatario: elección del punto de vista, disposición y uso
de los signos icónicos, elección de valores simbólicos asociados a la banda sonora, elección de
efectos retóricos de los enunciados verbales y no verbales y elección de acciones, escenarios,
temas y atributos de los personajes.
De entre las distintas funciones que surgen entre lenguaje verbal y no verbal, la más
importante es la función de anclaje. Ante el posible despliegue de connotaciones que tanto el
lenguaje verbal como el no verbal pueden ofrecer, uno de ellos (verbal o no verbal) actúa como
anclaje, de tal forma que cierra las posibles lecturas limitando el espectro de significados. Si el
lenguaje verbal posibilita distintas interpretaciones las imágenes se encargan de centrar el
significado y viceversa.
En conclusión, tanto los mensajes verbales como los no verbales, en los medios para masas, no
constituyen una obra abierta, un texto con múltiples lecturas, sino que tienen una predeterminada
por el emisor y adaptada inconscientemente por el receptor. Es una lectura unilateral. Es por ello
que actúan con especial incidencia en los grupos juveniles y suponen un fuerte referente
ideológico para ellos.

3. CONCLUSIÓN

La comunicación por medio del lenguaje nos permite relacionarnos unos con otros, de ahí
que los estudios sobre el lenguaje hablado hayan cobrado importancia y se haya dicho que éste
existe como un continuum en el que lo verbal es tan importante como lo no verbal y que Poyatos
denomina un continuum verbal-paralingüístico-kinésico. Por otro lado, la importancia de la imagen
y de los mensajes icono-verbales en la actualidad debido a la difusión de los medios de
comunicación han propiciado que se realicen estudios sobre los lenguajes no verbales icónicos,
sobre su funcionamiento e incidencia en los destinatarios así como el modo en que se relacionan
con el lenguaje verbal. Estos estudios no son definitivos pero abren un campo de posibilidades en la
interpretación de la realidad.
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BIBLIOGRAFÍA

DUCROT Y TODOROV (1974): Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Argentina Ed.
Buenos Aires.
ECO, U. (1968): La estructura ausente. Ed. Lumen. Barcelona.
LOMAS,C. (1993): El enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua. Ed. Paidós. Barcelona.
MORRIS, C. (1985): Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Paidós. Barcelona.
PEIRCE, J.R. (1931): Semiótica y Símbolos, Señales y Ruidos.
(1962): La Ciencia de la Comunicación. Rev Occidente. Madrid.
POYATOS, F. (1994): La comunicación no verbal. Ed. Istmo. Barcelona.
REZNIKOV. (1970): Semiótica y Teoría del Conocimiento-Comunicación. Ed. Alberto Corazón.
Madrid.
SAUSSURE, F. (1974): Curso de Lingüística General. Ed. Losada. Buenos Aires.

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