Los Nuevos Sentidos de La Tarea de Enseñar
Los Nuevos Sentidos de La Tarea de Enseñar
Los Nuevos Sentidos de La Tarea de Enseñar
Violeta Núñez
Universidad de Barcelona
La exposición se propone realizar un recorrido que nos permita repensar los alcances y
posibilidades de la función educativa y de sus instituciones. Tal recorrido se articula en dos
grandes apartados, los cuales –a su vez– se subdividen en tres:
1. Puntos de partida.
El vaciamiento de la escuela.
. La escuela en red.
. La exclusión en el interior.
social.
1. Puntos de partida
Vamos a comenzar con una afirmación no exenta de polémica: este comienzo de siglo nos
muestra, con inusitada crudeza, que la única institución pública, hasta hoy entronizada por la
política
social para la educación de las jóvenes generaciones, la escuela, no es suficiente para dar
cauce a
Retomamos aquí a los clásicos para insistir en que la escuela no es coextensiva a la educación.
Esta se despliega en diversos espacios que pueden ser gestionados, promovidos, reinventados
Vamos a llamar a esas prácticas “educación social”. Este nombre es el que, en términos
históricos
disímiles, a fin de darles visibilidad. La educación social, en el campo de las infancias y las
adolescencias, trabaja para que la asistencia a las escuelas de los “recién llegados” (Arendt,
1996) pueda
sostenerse, realizarse y mantenerse en el tiempo con mejores posibilidades.
La escuela ha sido objeto de un conjunto de demandas para que se hiciera cargo de “todas” las
problemáticas de “la” infancia... Aparece entonces una paradoja de difícil abordaje: ¿cómo
compatibilizar el trabajo específico de transmisión de complejos patrimonios culturales con la
aparición
de tareas cada vez más diversas?; ¿cómo puede la escuela, entonces, garantizar programas de
profundidad cultural y científica, que den a todos los niños la igualdad de oportunidades que
Hoy, las infancias y adolescencias de ese 80% de la población mundial que, según la
emblemática definición de la OCDE (2001) (Organización para la cooperación y el desarrollo
medida que los otros vayan progresando”; esas infancias y adolescencias, digo, son objeto de
que los inscriben en el lema pestalozziano de educar al pobre para vivir la pobreza.
Salvo los llamados “polos de excelencia”, las políticas hegemónicas formulan (a través de
instancias tales como el Banco Mundial o la OCDE), la exigencia de la devastación de los
contenidos
Tal como lo señala Nico Hirtt, la inestabilidad e imprevisibilidad de las evoluciones económicas,
finanzas públicas, son los factores que determinan, a partir de la bisagra de los años 80-90, un
giro
Estos señalamientos se vuelven hoy enteramente necesarios ya que las condiciones sociales,
Se trata, por tanto, de que la escuela recentre su función, poniendo coto a un exceso de
Si bien la escuela se ha definido como el lugar social de la infancia, es conveniente señalar que
ello
no significa considerarla en soledad y aislamiento, sino en red. Red quiere decir no el traspaso
de
pueden abordar las nuevas demandas emergentes, en el entendimiento que estas cuestiones
son
multidimensionales y requieren, por tanto, lo que postulamos como modelo de trabajo en red.
que atañen a la lucha por la igualdad de oportunidades. Proponemos pensar nuevos recursos
de
articulación social, como nuevas modalidades en las que sostener la responsabilidad que nos
posible hoy que las regulaciones vengan exclusivamente de las instituciones tradicionales
(familia,
escuela,...). Mucho menos se puede creer en la ilusión neoliberal de que los mecanismos del
mercado regularán espontáneamente los flujos sociales en el sentido de la justicia y la
cohesión sociales,
sociales, a fin de crear y/o sostener posibilidades de acceso a la escuela y a lo social amplio.
Esto es,
Se trata de impulsar servicios diversos según el principio de lucha contra las desigualdades
sociales, a fin de remover las condiciones que obstaculizan el acceso de todos los ciudadanos a
la
las generaciones, como legado para todos. Se pueden diseñar las prestaciones educativas a la
Aún hay algo más: hemos de volver a pensar esa definición, de fines del siglo XIX y comienzos
del
Hasta hoy, el tubo es “el mismo” para todos los niños. Sin embargo, no garantiza que los
procesos de educación, ni siquiera los aprendizajes, sean similares. Bien al contrario, ese único
tubo puede resultar un obstáculo para los procesos de apropiación del saber.
El problema del actual sistema es que sigue priorizando la homogeneización (según... ¡clases
que constituye el sistema, se generen una serie de vías muertas, es decir, inconducentes. Esto
se
necesidades educativas especiales, quienes terminan designados como los nee’s (casi en clave
de
humor negro, dada su homofonía con el famoso lago escocés y el monstruo que
supuestamente lo
habita...).
Allí se produce, reproduce y estanca el resto social: una serie de categorías, mayormente de
carácter suburbial, que luego detectaremos como población en riesgo (Castel, 1984) . Para
estos
de bucle iterativo: la persona queda fijada al lugar que se le asigna), aunque haya estallidos
puntuales de violencia. Ciertos guetos se perfilan en torno a figuras de la marginación y de la
criminalidad como elementos que otorgan identidad y acceso a la actualidad de época.
Ciertamente una institución no puede operar con “exceso” de diversificación, pues corre el
riesgo de volver al modelo asilar. Se trata del tristemente célebre modelo que encerraba
“todo”
Por eso sostenemos que las articulaciones no pueden gestarse y sostenerse en el interior de un
único dispositivo, pues llevan al cierre de vínculos exteriores y a la clausura de los propios
sujetos en
operen como oportunidades nuevas, sobre todo para aquellos sobre los que se cierne la
“certeza”
de su in-oportunidad...
• Enfatizar la enseñanza de saberes fundamentales: lenguas [la lengua materna y la propia del
país en caso de que no coincidan; otra/s lengua/s moderna/s; las clásicas (latín y griego); y las
Tal vez se trate de hacer retornar una suerte de Trivium y de Cuadrivium atravesados por las
TIC
con el populismo psicologista (aún en sus versiones neoliberales más amables), que ha hecho
desbarrancar a los procesos educativos. El llamado “fracaso escolar” es uno de sus productos
estrella.
para las nuevas generaciones: definir la escuela como espacio tal que posibilite albergar a las
infancias y a las adolescencias, para dar a cada sujeto la posibilidad de un encuentro con los
otros,
con el Otro.
Ante lo segregativo de la consideración de “una” infancia, frente a la cual aparecen los niños
Puede que este momento histórico, en el que dominan las lógicas de redes, sea propicio para
dar
El mundo ha cambiado. También el mundo de los niños. La noción misma de sistema que se
emplea: un único orden posible para encauzar a “la” infancia, se transforma en el principal
obstáculo epistemológico para pensar nuevas maneras de sostener la responsabilidad pública
ante las
Habrá que establecer cuáles son los núcleos fundamentales de acción educativa y cómo se
podrían abordar para brindar, a los niños y adolescentes, las oportunidades de culturalización
y de
construcción de la socialidad que cada uno requiera. Para promover y facilitar su articulación
en el
espacio escolar con la elaboración de nuevas narrativas, que les posibiliten posicionarse en los
generan escenarios, dramas y actores, Marc Augé lo denomina trayectorias vitales. Pearce
habla de
gueto), para desplazarse en un mundo segmentarizado, fragmentado, sin ser atrapado en sus
fisuras.
Tal vez el reto de la actualidad pasa por cómo cada sociedad pueda atender a las infancias y las
Podríamos pensar, por ejemplo, cómo dar soporte a los niños y los adolescentes para que
puedan mantener, con éxito, su escolaridad y acceder a lo social amplio y plural. Tal vez, pase
por
otorgarles estatuto de sujeto, sujetos de derecho, con quienes es posible convenir propuestas,
propulsar proyectos, discutir alternativas. La educación social puede aquí iniciar su andadura.
Podríamos pensar, también, en cómo dar soporte a la escuela para que re-centre su función en
la transmisión de los valiosos legados culturales y trabaje en red con otras instituciones, para
que
• proporcionar a los sujetos recursos que posibiliten su acceso a las redes sociales atravesadas
• elaborar diseños referenciales para las redes de prestaciones educativas, que operen como
• ejercer de garante del derecho del ciudadano a la educación, promoviendo los soportes
requeridos para su efectivización.
Así planteada, la responsabilidad estriba en garantizar que los niños y adolescentes accedan a
la
escuela desde ciertos umbrales de justicia. Tomando en cuenta que hoy asistimos al declive de
la
función familiar, y considerando también el lastre que han supuesto y suponen las políticas
neoliberales de arrasamiento de lo social, habrá que atender de otras maneras a las infancias.
Entendemos también que esto es un otro nombre de la justicia, de la lucha contra las
desigualdades, que tiene en las jóvenes generaciones una población cautiva, salvo que hoy
tomemos otras
La responsabilidad pública, cuando abre las posibilidades de trabajo social educativo con las
nuevas generaciones, suele realizar una opción política que la sitúa más allá de las posiciones
niños de las familias que se apartan del ideal del discurso hegemónico. Esas familias se
entienden
como contaminadoras, como “mal ejemplo” y es requisito apartar de ellas a los niños. El
modelo
familiarista, complementario del anterior, entiende que nunca un niño estará mejor que con
su
propia familia biológica, pues el ideal indica que allí reside el amor verdadero, y que nunca es
La apuesta por la educación social supone otra posición: otorgar a niños y adolescentes (tal
como señalamos más arriba), el estatuto de sujetos de derecho. Postulamos que la labor
educativa
variables: plataformas en las que sostener algo sólido en esta modernidad líquida (Bauman,.
En definitiva, se trata de convocar a la educación para que vuelva a inventar un cruce entre la
Podríamos pensar cómo garantizar que aun los niños más vulnerables (y aquellos vulnerados
en
sus derechos), puedan acceder al mundo tecnológico que atraviesa este presente y perfila
futuros
Pero no menos que los viejos retos, pues educar hoy es, también y quizás sobretodo, brindar
las
herramientas de los viejos saberes. Luego cada actor social construirá sus propios recorridos,
empleando diversos materiales del utillaje de época, para utilizar la feliz noción de Erwin
Panofsky.
Ahora bien, los saberes hay que transmitirlos (responsabilidad de las generaciones adultas) y
hay que apropiárselos (responsabilidad de las nuevas generaciones): he aquí la función propia
de la
escuela.
Los jóvenes han estudiar, cumplir con los ritos y la disciplina del trabajo conceptual. Flaco favor
les hacemos cuando suponemos que el saber se construye a partir de una interacción con el
medio... como si el saber brotara mágicamente, lúdicamente, sin el esfuerzo de aprender y
aprehender lo que tantos otros que nos precedieron han ido construyendo, desplegando,
descartando,
interrogando,...
aprenderla hay que incorporar conceptos, pensar e, incluso... ¡memorizar!: desde las letras en
su
orden alfabético, las poesías o la tabla del 9. Hay que transmitir (o ayudar a buscar), aquello
sobre
Aquí señalamos otra diferencia radical con ciertas posiciones ante lo educativo que podríamos
efecto de procesos educativos, del trabajo de aprender; de pensar; de resolver los problemas
que
Para ello hay que poner en juego la confianza: confianza en que harán buen uso de ese legado,
esto es, que acrecentarán la herencia, cambiándola, actualizándola. Sin duda tejerán, con
nuevos y
viejos hilos, sorprendentes cañamazos. Allí podrá aparecer, transformado, algo de los viejos
paisajes, alternando con perspectivas rupturistas, inéditas. Se combinarán de manera peculiar
memorias
Hay que remarcar que la educación no consiste en “contener” ciertos problemas sociales, de
manera tal que los sujetos allí circunscriptos así permanezcan: pobres; inmigrantes;
desempleados;
en la calle; de la calle... Bien al contrario, su apuesta es transmitir. Evocando las palabras del
viejo
literatura es buena para todos, y sin duda más necesaria al más grosero, al más obtuso, al más
36).
La ética de la transmisión nos convoca y nos exige que lo recibido en su momento sea, a su
vez,
transmitido: acto que renueva, cada vez que se realiza, aquello dado. En efecto, cada
transmisión
es un acto original que, a la vez, pasa algo de lo viejo y lanza a algo nuevo, en la medida en que
alguien fuera del círculo de lo humano; sería condenarle, por otra vía, a la violencia. Por eso
es tan grave alegar la dificultad de “enseñar” a determinados alumnos para justificar una
particular del sujeto con un cierto orden que podríamos llamar cultural o simbólico y que nos
remite a lo universal, entendido como la actualidad de cada época que se dibuja en cada
geografía.
El trabajo en red, el pasaje de un lugar a otro, puede posibilitar al sujeto saber algo acerca de
facilitarle la realización del trabajo de construcción de sus anclajes culturales. Trabajo que
necesariamente cada sujeto ha de tomar a su cargo: he aquí el duro trabajo de civilidad del
que nos
Así, pues, se trata de posiciones pedagógicas que cuestionan las dos tentaciones de inocencia,
que Pascal Bruckner denuncia como las dos modalidades del escapismo contemporáneo, a
saber:
la victimización y la infantilización.
Para hacer frente a la primera, cabe ubicar en el plano pedagógico al sujeto responsable, ya
que
la consideración de víctima de la historia, del barrio, de la familia, o del largo etcétera que
podríamos hilvanar, no hace sino ponerlo “fuera de juego”: sujeto que es puesto en condición
de objeto
y del que nada cabe así esperar. No depara ninguna sorpresa, ya que de él sólo se espera que
asuma
En suma, se trata de apostar a que la educación recupere, ante los procesos de banalización y
vaciamiento culturales, la transmisión como polea social y cultural que articule a los jóvenes
con el
mundo.
He aquí un posible punto para iniciar el despliegue de las redes educativas: pensar cómo
brindar a cada niño y adolescente lugares reconocidos, valiosos, en los que se dé cabida a su
palabra y se aloje su subjetividad, lugares en los que pueda instituirse en sujeto social actual
de su
época.
pedagogía social
en lo local y lo global, abriendo nuevos espacios para albergar su subjetividad, para dar cauces
a
sus deseos, para ofrecer oportunidades otras. Nuevas oportunidades para dar lugar, para
restituir,
como “capacidad y derecho de cada individuo a armar una síntesis, análoga y a la vez diferente
de
la que otro individuo está tratando de realizar en otra parte de la ciudad o en otro lugar del
mundo” .
Tal como señaláramos, la educación social trabaja para que la asistencia de niños y
adolescentes a las escuelas pueda sostenerse, realizarse y mantenerse en el tiempo con las
mejores posibilidades. Pero para que ello sea posible, compete a la educación social construir
un vínculo educativo
entre el agente y el sujeto de la educación, esto es, trabajar para que –a partir de la confianza
que
nuevo encuentro del sujeto con el mundo, abriéndose para aquél un lugar nuevo.
La educación social deviene así plataforma desde la que es posible pensar posibilidades otras,
La educación social, si trabaja bien, sostiene al sujeto en sus búsquedas dándole el tiempo, los
tiempos, que requiera. La imposición continuada de un tiempo único, la presión para que se
aprenda según el ideal del educador, acaban agotando las búsquedas, es decir, yugulando los
procesos
cada sujeto.
El trabajo pedagógico pone de manifiesto que el problema no es tan sólo de recursos (ofertas)
«que sin duda deben estar», sino que, específicamente, se refiere al interés del propio sujeto
por las
propuestas culturales: he aquí el primer punto del trabajo educativo, un punto de encrucijada.
Cuando decimos primer punto nos estamos refiriendo a un primer tiempo, cuya duración es
diversa, pues cambia en cada caso, durante el cual el educador social trabaja para que en el
sujeto
emerja algún interrogante. Esta posibilidad puede plantearse si se entiende la dimensión
educativa
como espacios y tiempos donde un sujeto puede realizar actividades exploratorias tales como
circular, manipular, elegir, equivocarse, cambiar de objetos, de actividades, sin que ello
signifique
una valoración negativa de su persona. Dar tiempo a ese tiempo que un sujeto necesita para
poder
elegir, esto es, un despertar del sujeto a un mundo que pueda aparecer y parecer diferente.
Toda institución se constituye como un conjunto de normas. Pero no hay que confundir el
conjunto de normas necesarias con los tiempos para que los intereses culturales emerjan. La
paradoja que se plantea a la educación social, tal vez pueda expresarse en una pregunta:
¿cómo puede
social? Más aún, ¿cómo tender un vínculo de confianza hacia lo social —principio subjetivo
para el
cumplimiento normativo— si lo social no ha respetado, por los motivos que fueren, nada de
particular interés o de valor para el propio sujeto?
Por ello postulamos espacios y tiempos diversos que puedan permitir nuevas aproximaciones
Por el contrario, significa estructurar el trabajo social educativo como contexto normativo
claro,
convivencia y el trabajo. La educación social puede así desplegarse tanto en medio abierto
como
localizarse en instituciones específicas: desde las ludotecas, los centros barriales o de día,
hasta los
Pero sea cual sea su localización, se trata de una práctica que incluye, a la manera de una
Tiempos donde el fantasma del control disciplinario pueda disolverse a favor del trabajo
exploratorio de cada uno. Se trata de un trabajo que, en realidad, es requisito para la
instauración de lo
que la didáctica llama el proyecto educativo. Pues no habrá tal proyecto si el sujeto no admite
la
posibilidad de relacionarse de otra manera con lo social o, dicho en otros términos, de
cerciorarse
de que otras búsquedas y otras alternativas son viables: si algo del orden de lo nuevo, de
encuentros nuevos, será posible.
El pedagogo vienés A. Aichhorn señalaba que, antes de comenzar a exigir al sujeto, el educador
Entramos entonces en una nueva consideración en educación social: ¿Qué ofertas se pueden
Kant y Herbart fueron, tal vez, los primeros en advertir que los contenidos de la
tiempos sociales No hay educación (ni escolar ni social), sin la función instructiva2
patrimonios culturales se ponga en juego, sin que algo de los tesoros de la humanidad se
distribuya y filie simbólicamente a todos y cada uno de los sujetos de la educación.
Algo de lo nuevo se produce cuando cada agente pone en juego el deseo de educar. Algo de lo
Suele ser fácil atribuir a las nuevas generaciones condiciones tales como desinterés o violencia,
sin ver que tales cuestiones pueden ser efecto de las condiciones actuales del propio discurso
están vivificados por el deseo de transmisión del educador, pueden causar el interés del
sujeto, lo
cual tiene un efecto pacificador. De tal manera, tanto las dificultades para fijar el interés como
la
Pero el futuro de la educación aún no está escrito. Ni el de ninguno de los jóvenes con quienes
el educador trabaja.
Es importante recordarlo, para entender que abrirnos a lo porvenir también nos concierne. Por
tanto, algo de nuestra responsabilidad entra en juego. Sin duda hay que remar
contracorriente.
“Las formas y lugares de la resistencia son múltiples: hay que luchar contra las multinacionales
y las organizaciones internacionales que impulsan la evolución mercantil de la
escuela, contra los gobiernos que aseguran las condiciones para desarrollar esa
mercantilización, contra ciertos poderes organizadores, inspecciones, direcciones, muy a
menudo cómplices o celosos ejecutores. Hay que luchar contra enseñantes que dejan hacer,
contra padres que siguen el discurso oficial creyendo asegurar así un futuro para sus
hijos, contra [los propios sujetos], a veces demasiado contentos con menores exigencias.
Hay que luchar contra uno mismo, en fin, pues nadie está a salvo de la desmoralización,
Hemos de saber también que cada día, en el cada día del oficio pedagógico, nos encontramos
ante
las dimensiones complejas, entrecruzadas, discontinuas, que entretejen ese proceso viejo y
nuevo,
Y conviene no olvidar, siguiendo a Bachelard, que “…cada acción, por simple que sea, quiebra