Ama Hasta Que Te Duela PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

JAVIER LEÓN

AMA HASTA QUE TE DUELA


“Ama hasta que te duela.
Si te duele es buena señal”
Teresa de Calcuta

“Os amo como hay que amar:


con exceso, con locura, arrebato
y desesperación”.
Julie de Lespinasse

“No puedes forzar el amor.


No puedes manipularlo,
no puedes dirigirlo.
Todo lo que puedes hacer es abrirte a él”
Osho
ÍNDICE

Introducción............................................................. 15
Nosce te ipsum........................................................ 19
No hay sendero, la verdad es una experiencia........... 23
El viento que roza la hierba...................................... 26
Hija de la luna......................................................... 29
La herejía de poder elegir.......................................... 32
En busca de nuestras huellas.................................... 35
Enamoramiento, querer, amar. Las tres fases del amor 38
¿Puede haber amor en una imagen?.......................... 41
Amor a primera vista................................................ 43
Ama hasta que te duela............................................ 47
Amar desde el alma.................................................. 50
Amar en silencio...................................................... 53
Saber soltar.............................................................. 56
La persona ideal....................................................... 59
Amar al semejante es mirar de frente a dios.............. 61
Más allá del amor..................................................... 63
Almas gemelas.......................................................... 67
El gato está triste y azul............................................ 70
Cuando echamos de menos...................................... 72
La ninfa Dafne y el rechazo a la aventura.......................... 75
La princesa Alexandra.............................................. 78
Septentrión............................................................... 82
La danza de aquello que no se puede nombrar.......... 87
Lo siento.................................................................. 89
La mirada interior.................................................... 92
La felicidad.............................................................. 96
Sobre el querer......................................................... 100
El encantador de serpientes...................................... 103
Amar en lo pequeño................................................. 107
La primera historia de amor..................................... 109
Amar en tiempos revueltos....................................... 112
¿Irías al infierno por amor?....................................... 115
Hablemos de sexos................................................... 118
El lago azul.............................................................. 124
Expiración................................................................ 129
Herido por las flechas de la incertidumbre............... 131
Drishti..................................................................... 133
Peregrinos del corazón............................................. 135
El pasaje de la desolación......................................... 137
Amores posmodernos............................................... 140
De hace tiempo........................................................ 144
Las reglas del juego.................................................. 146
Horizontes lejanos................................................... 149
La fuerza del destino................................................ 151
Esperanza................................................................. 155
La esperanza me sirve............................................... 158
El amor de Atala...................................................... 161
Namaste................................................................... 164
Cuando despertemos, hagámoslo juntos................... 167
Días de gloria........................................................... 169
La cueva del bolero.................................................. 171
Amando................................................................... 174
Amor ideal............................................................... 176
La complejidad de amar al ser humano.................... 179
Las penas del joven Werther..................................... 183
Meses de destino...................................................... 186
A la izquierda del roble............................................ 189
Amar en tiempos de crisis........................................ 192
El desvelo del ser amado........................................... 194
Soñando amores humanos....................................... 196
Colgando en sus manos........................................... 198
Junto a los ríos de Babilonia..................................... 201
Serenidad................................................................. 203
Dolor y duelo........................................................... 206
Aceptación............................................................... 210
Cambiemos de lugar y cambiará la suerte................. 213
Reencuentro onírico................................................ 215
Más allá de la tierra pura.......................................... 217
Epílogo: Amor es Relación....................................... 221
INTRODUCCIÓN

Hay piedras que caen en el agua producien-


do ondas estéticas, perfectas. La piedra se hunde
pero las ondas se expanden hasta el infinito. Estos
escritos, dejando escapar la piedra hasta el fondo,
que no deja de ser en sí misma una auténtica de-
claración de amor, habla de las ondas que el amor
produce en nuestras vidas. De esos terremotos
emocionales que nos agitan y nos transforman,
dando pistas sobre las virtudes que deben acompa-
ñar al acto de amar. Sin pretender espiritualizar al
mismo, pero a sabiendas de que el cuerpo se espiri-
tualiza constantemente con altos ideales y con len-
tas procesiones sobre la siempre increíble realidad.

Es un libro que no trata de teorías sobre el


amor ideal, el amor divino, el amor celestial, ni
del amor como mero sentimentalismo. Tampoco
pretende ser un tratado psicológico sobre el amor,
tan de moda en estos días. Más bien parte de una
inspiración cosmológica, en palabras de Ortega y
Gasset. Un amor humano, del amor que se siente

15
en las carnes, que se sufre, que duele. Un amor que
aspira a comprender al verdadero Amor. Un amor
que pretende poder abrazar lo más sublime de lo
que somos, de lo que debemos ser, sin que eso sea
algo pasajero o escurridizo. Por eso cada página,
cada relato, es una enseñanza de la vida, una savia
que ha nacido del tronco de la experiencia y el do-
lor. De forma sentida, a veces desde la amargura y
otras desde la más intensa felicidad, pero siempre
desde el apetito por la belleza y su infinito proceso
hacia la perfección.

Pretende, además, ser un libro que nos lle-


ne de esperanza y revelación hacia los paisajes que
dibujamos en nuestras mentes. Pero no una espe-
ranza leída, sino recibida, entregada desde la sin-
ceridad y el amor concebido. Que nos acompañe
en los momentos de soledad, que nos de aliento
y nos conduzca hasta la esencia de la vida cuando
su sentido haya sido abandonado o perdido. Par-
te primero de la usanza del gerundio, con relatos
henchidos, acompañados de pequeñas glosas teó-
ricas que nos sirven de guía y luz para entender
esas cosas que nos pasan en el amor y que muchas
veces escapan a nuestra razón.

16
Quizás resulte extraño o atrevido hablar del
amor en un mundo donde la propia palabra ya
parece presuntuosa, trasnochada o pasajera. Un
mundo que carece de cultura del amor, que ha
certificado la muerte de los dioses y ha sacralizado
a la máquina, al dinero y también a eso que ahora
andamos llamando la red. Un tiempo en que se
confunde el sexo y el enamoramiento con el amor,
cuando en verdad estos son instrumentos del mis-
mo. Realmente ha sido difícil en un momento tan
material hablar de algo tan sutil, tan espiritual, por
llamarlo de alguna forma. Pero también es un mo-
mento de crisis, y por lo tanto, una oportunidad
para retomar valores que deberían acompañarnos
y guiarnos siempre como personas y humanidad.

Ese Amor que es una herejía, una utopía por


venir, algo que ya no está de moda. Me refiero al
Amor que pretende entrega, que mira al otro por
encima de nuestros intereses, que se sacrifica, que
muere por salvar al ser amado de cualquier abis-
mo, que duele, porque el amor tiene sus días pero
también sus noches. Y a veces ese dolor, esa muerte
es incomprensible y se torna locura para el que no
lo ha vivido.

17
Amar sin poseer, amar sin hacer de tu vida,
su vida, como nos decía el poeta. Es como un
abrazo posible en un lugar fuera de cualquier lugar
y un tiempo fuera de cualquier tiempo. El amor
puede expresarse, de hecho, siempre lo hace, pero
pronto se contamina por los ruidos mentales, por
los miedos, por la sinrazón, por la inseguridad, por
la angustia, por los celos. Restando espacios a la
transparencia, a la claridad, a la plenitud.

Amar es difícil. No estamos preparados para


ello, no se nos educa para ello. Y por eso descon-
fiamos y tenemos miedo. El amor que atrapa no es
amor. Sólo el amor silencioso, el que se escurre por
entre los dedos, que salpica a cuanto llega y que es
capaz de transformar es verdadero amor. Amar es
seguir nuestro corazón, que es el que nos arrastra
irremediablemente hacia el camino de la felicidad.
El mismo que nos arrastró a los abismos del razo-
nar para entender de forma ordenada todo esto del
amor. Y la conclusión siempre es la misma: no se
puede razonar el amor. Sólo se puede sentir, expe-
rimentar. El amor es una experiencia compartida,
y aquí, en estas letras, hay algo de ella.

18
NOSCE TE IPSUM

No podemos conocer el amor si no nos co-


nocemos a nosotros mismos, nosotros los conoce-
dores, como nos decía Nietzsche. Realmente resul-
ta lo más difícil de todo, y el amor, o el mundo de
pareja como una de sus manifestaciones, puede ser
un campo increíble de conocimiento, no tan sólo
de placer o dolor.

Vagamos por la vida de forma inconsciente,


actuando de manera ciega e instintiva y engañados,
como nos decía Jung, por las ilusiones exteriores.
Sólo en la excelencia de la noche, en la oscuridad
de nuestras vidas, la sombra no existe, por eso, el
conocerse a sí mismo requiere de un proceso de
vaciado, de sepultura, de muerte interior, de dolor,
de mucho dolor.

En todos los ritos iniciáticos se representa


simbólicamente este proceso de muerte y resurrec-
ción. Sólo cuando te aproximas a un vacío interno,

19
a un desprendimiento de lo que eres, de las expe-
riencias vividas, sentidas y pensadas, sólo cuando
eso ocurre a veces con terribles dosis de dolor hu-
mano, es posible aspirar a la consciencia y al cono-
cimiento y fluir con la experiencia del momento
único hacia la sabiduría. Uno no llega a la “ilumi-
nación”, nos dice Jung, imaginando figuras de luz,
sino haciendo consciente la oscuridad en un grado
superior de atención. Y de ahí, una vez penetrada,
la necesidad de luz interior. Esa luz interior es lo
que nos revela la importancia del amor en nuestras
vidas, la necesidad de amar todo cuanto existe.

El mundo de pareja, las relaciones en gene-


ral, son un campo exquisito de experimentación.
Nuestros conflictos internos, nuestros dramas per-
sonales se reproducen una y otra vez hasta que so-
mos capaces de penetrar dentro de nosotros. Ahí
reside el problema, ya que la mayoría de nosotros
vivimos en el plano de la inconsciencia y nos resul-
ta difícil penetrar a un plano más satisfactorio. Lo
externo nos resulta suficiente, a pesar de las gue-
rras que sufrimos ante nuestras propias frustracio-
nes y anhelos.

20
Hay personas que no entendemos en absolu-
to nada sobre nosotros mismos, repitiendo una y
otra vez los mismos patrones erráticos, las mismas
carencias, las mismas insatisfacciones. Hay perso-
nas que vivimos sin conocer nuestro estado actual.
Realmente, ante la carencia de conocimiento in-
terior, nos volvemos expertos en proyectar fuera
nuestras incongruencias, y por norma, ante nues-
tro espejo que es el otro que tenemos en frente. Y
cargamos sobre él toda nuestra violencia y desdi-
cha, todas nuestras frustraciones, deseos y anhelos.
Siempre nos alejamos de la idea de que lo que está
mal en el mundo está mal en nosotros mismos,
culpando siempre al otro o a lo otro de nuestras
carencias. ¿Qué somos? ¿Quienes somos? ¿Qué pa-
pel representamos, cuales son nuestros roles, nues-
tras máscaras? Nosce te ipsum, conócete a ti mismo.

Por eso nos quejamos cuando fracasamos en


el mundo de la pareja, culpando al otro de nues-
tros errores, mancillando su espíritu y su pureza
con nuestra barbarie. Y por eso siempre atraemos a
personas que nos hacen ver, cada vez con más fuer-
za y turbulencia, esos nuestros defectos por pulir.

21
I

Sólo cuando aceptamos al otro empezamos a aceptarnos


a nosotros mismos, empezamos a conocernos a
nosotros mismos. Y entonces el amor se manifiesta en
su magnificencia, y las relaciones se vuelven bellas,
brillantes y armónicas. Vivir es siempre convivir, y el
amor es la red que teje esas relaciones.

22
NO HAY SENDERO, LA VERDAD
ES UNA EXPERIENCIA

Siempre nos preguntamos cual es el mejor


camino a recorrer, cual es el verdadero sendero
para conseguir una vida equilibrada, llena de di-
cha y amor. No una vida aislada, sino compartida.
Como en las creaciones del arte, el mundo se nos
presenta ajeno o adecuado según nuestros deseos
o angustias, pero siempre debemos explorarlo en
ese tejido de relaciones en la que uno es gracias a
los otros. Y eso requiere intención, pero también
selección, descarte, exigencia.

Por eso un día descubres que la verdad es una


experiencia que debe ser vivida, pero sobre todo,
debe ser compartida. Y es por eso que cada día
podemos emprender un nuevo viaje sin ninguna
intención más que la de vivir la experiencia y sen-
tir cuan dichosos nos sentimos cuando elegimos
el camino que nos dicta el corazón. Y el corazón,
que nació de la escisión platónica, requiere del

23
otro para comprender nuestra naturaleza dividida,
dual. Y elegimos al otro según nuestros intereses y
necesidades siempre que basamos esa elección en
esa escisión entre lo cognoscitivo y la ético, sin re-
parar en el núcleo de toda buena decisión: ver al
otro en su mayor plenitud, implicando en ello al
propio destino y la propia intuición.

Las circunstancias no acompañan, pero este


paso es necesario para seguir persiguiendo a toda
costa el verdadero sentido de los sueños, del amor.
Siendo así, cada día será una jornada larga, el prin-
cipio de un nuevo nodo en una vida que quiere ser
vivida, que quiere ser compartida.

Todas las cosas que suceden, que ya están su-


cediendo, no puede ser más que dirigidas desde al-
gún perfecto orden que no comprendemos. Debe-
mos relajar nuestras vidas y aceptar lo que ocurre.
Todo es perfecto, todo está en su mejor momento.
Esa es la mejor postura, la postura perfecta, la vi-
bración perfecta. Aceptar lo que la vida nos da,
sea bueno o malo, porque siempre ocurre para
mejor, para hacernos más humanos, para hacer-

24
nos más generosos y sensibles con el universo. Por
eso, cuando amemos, no juzguemos lo que ocurre,
sino que aceptemos al otro tal y como es, y acepte-
mos las experiencias que nos regala con sus errores
y aciertos, con sus encantos y desencantos. Acepte-
mos sus conocimientos y sus cegueras, porque esa
persona que tenemos tan cerca, esa persona que el
Universo nos ha regalado para avanzar, es la mejor
experiencia posible, es el mejor sendero, es nuestra
mejor enseñanza, nuestra mejor elección. Es, en
definitiva, nuestro mejor maestro.

II

Cada día es un viaje hacia el reencuentro, hacia


el recuerdo de lo que somos y de todo aquello que
podríamos ser con tan sólo desearlo. El amor es
una forma de ser y de ver las cosas. Un compartir
incondicional con el otro.

25
El VIENTO QUE ROZA LA HIERBA

Cuando nos conocemos a nosotros mismos


y emprendemos el camino del corazón, hay que
saber apreciar las cosas buenas de la vida y ayudar
a llevar a cada ser a la plenitud de su desarrollo.
El sentido de suavidad, el sentido de reencontrar-
nos con las cosas bellas, de pasar la mano por un
manto de piel, de respirar pausados el sabor dulce
de un amor. Confiar en los impulsos mientras nos
mecemos en una vida frágil, pero absoluta, llena
de sentimiento y placer. El camino corto entre
dos seres siempre es la atracción apasionada. En
esa brevedad surge lo posible. Pero hay que estar
atentos y siempre abiertos al goce, a la aspiración
de totalidad, al erotismo del contacto.

Los sueños no son fantasías estéticas. Están


ahí para ser vividos, explorados, para tratar de des-
cifrar sus enigmas y mensajes. La sensibilidad pe-
netra y se expande siempre que somos conscientes
de que el Universo respira, como una amapola so-

26
litaria en un campo de hierba, como un viento que
azota la fragilidad de sus pétalos, como las sombras
de sus tallos al rozar la tierra fértil. Debemos abra-
zar lo bello, lo hermoso, lo profundo, haciendo de
nuestras vidas una sensual obra de arte.

Notas del teclado de la atracción universal. El


amor se dispensa de esa manera, acariciando suave
cualquier rostro. Es un erotismo hermoso, porque
el universo, en su danza, nos seduce. Y cuando ve-
mos al otro y lo amamos, todo ese universo se des-
pliega como un abanico, como un jeroglífico que
no llegamos a entender pero que está ahí, frente
a nosotros, para enseñarnos el camino verdadero.

Y todos dicen lo mismo, todos pretenden lo


mismo, sentir como el viento roza la hierba, es-
cuchar el susurro del aire. Penetrar la sensibilidad
del otro para ser uno con él, para ser un abanico
de explosivas emociones. Ya nos conocemos a no-
sotros mismos, ahora hay que maravillarnos ante
el mundo y empezar a conocer al otro, empezar
a conocer al universo que nos rodea. Y qué mejor
regalo que hacerlo junto al ser amado.

27
III

El placer goza de su misterio, es agresión y


transgresión, porque nos permite penetrar en la
intimidad del otro, nos permite seducir con una
mirada y un aliento toda una vida entera.

28
HIJA DE LA LUNA

No hace mucho, la Luna brilló con fuerza


y dio a luz una hermosa Hija. La Hija de la Luna
vino a brillar la cueva del corazón, aquella a la que
sólo es posible acceder si se tiene la clave exacta,
si se encuentra, de entre las diez mil puertas, la
única capaz de abrir. Sucedió rápido, como suelen
suceder todas las cosas que nacen de lo milagroso.
En una luna nueva algo se ocultó, y la Hija des-
apareció.

La falta de luz provoca ausencias, miedo,


a veces, incluso, ante nuestra inmediata cegue-
ra, terror. Crea desconfianza, juicios y prejuicios,
valorizaciones y dudas. Por suerte, la luna se está
llenando, pronto será luna llena y su Hija volverá
a danzar en su plata celeste. Debemos desear que
encuentre en esa danza su propio hilo de luz cós-
mica. Deseamos que entienda las claves por las que
circundan todas las maravillas del universo. Si lo
consigue, seremos felices y dichosos.

29
Mientras eso ocurra, nos inclinamos ante
ella, en señal de respeto y admiración, como un
hijo de la paz, como un ser de paz. Polvo de estre-
llas, nación de ausencias y huella fugaz.

El texto parece confuso, pero así somos.


A veces, como la luna, tenemos nuestras etapas,
nuestros propios ciclos, nuestras subidas y nuestras
bajadas genitivas, subjetivas y objetivas. Y tenemos
que estar atentos a las mismas. El viaje es largo,
y debemos conocer en cada momento donde es-
tamos, en qué lugar de nuestro estado de ánimo
nos encontramos. Especialmente para no afectar al
otro, para no incomodarlo. El amor a veces muere
por no conocer esos estados de ánimo, por no estar
alertas a los mismos, por pensar que son el todo, y
no una circunstancial parte de la experiencia.

30
IV

Estemos alertas, fuertes, amorosos, comprensivos,


para cuando la luna mengue y la noria emocional
pase por los abismos del mismísimo infierno. Somos
arquitectos y novelistas de nuestras propias vidas y
construimos nuestro destino a base de experiencias y
deseos sobre nuestro proyecto vital.

31

También podría gustarte