Predicación de Los Días Feriales Del 17 Al 24 de Diciembre PDF

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Predicación de los días feriales del 17 al 24 de Diciembre

Ideas Clave:

 Exposición progresiva del misterio, aprovechando los acentos


de las lecturas de las ferias privilegiadas de adviento.
 El ansia y necesidad de la salvación (de la venida del salvador)
 Experiencia del amor de Dios que quiere salvarnos como base.
 Exposición del misterio de la espera mesiánica en la historia de
la salvación.
 Respuesta de Dios ante nuestra necesidad con el envío de su
Hijo (garantía y esperanza de su segunda venida, celebración
del 24)
17 de diciembre (martes)
1era lectura: Gn, 49, 1-2.8-10, No se apartará de Judá el cetro
Salmo: Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Ant: Sabiduría del Altísimo, que lo ordenas todo con firmeza y suavidad, ven
y muéstranos el camino de la prudencia
Evangelio: Mt 1,1-17, Genealogía de Jesucristo, Hijo de David.

Jesucristo, Rey de Justicia y de Paz.


Predicación: El pueblo de Israel en su travesía histórica necesitó
constantemente de guía, dirección, sostén ante los peligros que los acechaba,
el primer y gran defensor del Pueblo siempre fue Dios, a quien los profetas
reclamaban volver constantemente, pero esta ayuda de Dios no es abstracta,
sino que se manifiesta por medio de sus enviados, hombres justos, temerosos
de Dios que guiaban a su pueblo por sendas de justicia y de paz. Aquella
figura histórica que mejor representó el poder protector de Dios sobre su
pueblo fue el Rey David, el rey según el corazón de Dios, un hombre justo
que a pesar de sus muchas debilidades fue visto como el modelo de
gobernante justo. Conforme los siglos fueron pasando el pueblo necesitado,
que tuvo que soportar grandes tribulaciones (invasiones, deportación,
dominación extranjera etc) añoraron un reinado cómo el de David, un
gobierno de paz, justicia, rectitud, que defendiera a los pobres y oprimidos,
esta esperanza fue puesta en un futuro enviado de Dios, el mesías rey que
tomaría el trono de David y restituiría a su pueblo.
Es aquí, en este punto, cuando la espera llega hasta su plenitud, Dios Padre
escucha los ruegos de su pueblo por un gobernante poderoso y justo y es
cuando, del linaje del Rey David, en un pequeño pueblo llamado Nazaret, una
virgen llamada María, desposada con un varón justo llamado José, queda
embarazada por el poder del Espíritu Santo. Jesucristo es el Rey esperado, el
prometido, el que nos trae la paz, que domina de mar a mar y su reino dura
como el sol, él es el cumplimiento de la larga espera y la respuesta de Dios a
las súplicas de su pueblo.
Hermanos, en los momentos de dolor, angustia y sufrimiento, en los instantes
en que necesitemos de guía y dirección porque no sabemos por dónde
caminar, contemplemos a Cristo que es el rey justo que debe gobernar nuestra
vida y reinar en nuestros corazones. En este adviento aclamemos a Jesús
diciéndole Ven Señor, Rey de Justicia y de Paz.

18 de diciembre (miércoles)
1era lectura: Jr 23,5-8, Suscitaré a David un vástago legítimo
Salmo: Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Ant: Pastor de la Casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven a
libarnos con el poder de tu brazo.
Evangelio: Mt 1,18-24, Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de
David.

Jesucristo, Hijo de David


Predicación: Ayer nos pudimos maravillar de como Dios, nuestro Padre,
escuchaba nuestros ruegos y nos daba a su Hijo Jesús como Rey de justicia y
de Paz, pero hay que recordar que Dios obra mediante sus enviados, él obra en
y por nosotros. Este Rey prometido que viene a librar a su pueblo, cada uno de
nosotros, de la esclavitud del pecado, no llega mágicamente. Jeremías en la
primera lectura ante una situación dramática y dolorosa para el pueblo como
lo es el peligro de una invasión inminente, profetiza no una aparición mágica y
estrepitosa de un desconocido, sino a un renuevo, un descendiente del linaje
del Rey David, una de las señales que nos permitiría reconocer al mesías es
justamente su ascendencia, el que ha de Venir será Hijo de David.
En este sentido el Evangelio de Mateo se esfuerza por señalar la persona de
José como descendiente directo del soberano, él es el eslabón integral de la
cadena que conecta a David con Jesucristo, ante la negativa de José de tomar
por mujer a María, él Ángel le recuerda ante todo su ascendencia, José, hijo de
David son las primeras palabras pronunciadas por el enviado de Dios, luego
de lo cual lo tranquiliza anunciándole que el Hijo de María fue concebido
gracias al poder del Espíritu Santo y cuya misión es salvar al pueblo de los
pecados, de seguro este anunció debió de recordarle a este hombre justo la
profecía del vástago legítimo de David del quien él descendía, allí debió de
comprender el Plan de Dios para con él y su familia.
Al Igual que con David y José, también Dios obra sus proyectos en y por
nosotros, pero al igual que estos hombres, debemos manifestarnos dispuestos
para hacer la voluntad de Dios, así también todos nosotros como comunidad y
en nuestras familias no solo podremos acoger a Cristo sino presentarlo al
mundo, y presentarlo como el salvador, como aquel que nos salvará de los
pecados que nos atan y esclavizan. Aclamemos a nuestro salvador, Ven, Hijo
de David

19 de diciembre (jueves)
1era lectura: Js 13, 2-7. 24-25ª, El ángel anuncia el nacimiento de Sansón
Salmo: Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria
Ant: Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos,
ven a librarnos, no tardes más.
Evangelio: Lc 1,5-25, El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista

Jesucristo, ungido de Dios


Predicación: Hoy ambas lecturas nos cuentan dos hechos que, si bien son
muy lejanos históricamente uno del otro, narran sucesos muy similares, en
ambos, una mujer que sufre por su esterilidad concibe por el poder de Dios un
Hijo que será consagrado para una misión ya desde antes de nacer, el primer
niño Sansón, que en su momento guió al pueblo de Israel en contra de
enemigos poderosos que reclamaban el territorio como suyo; el segundo Juan
Bautista, que debía desempeñar el papel de preparador de la venida del
mesías. Tanto el uno cómo el otro desde sus realidades concretas fueron
figuras de aquel que debía venir, es decir, precursores que con su propia vida
mostraban algo de lo que en el futuro sería el mesías de Dios. De los muchos
paralelismos entre ambos personajes quisiera que nos detuviéramos en una
característica, su consagración, y es que ya antes de nacer en el mismo seno de
sus madres estos dos bebes ya habían sido apartados para Dios, ambos habían
recibido una misión y el Espíritu del Señor ya los había consagrado para ello,
esta característica no solo es común entre ellos, sino que los asemeja, si bien
imperfectamente, a Cristo, el Ungido del Padre.
En efecto, Jesús es el ungido, aquel que no solo fue preparado por el Espíritu
de Dios, sino que fue concebido por su poder sin concurso de varón, él es todo
lleno del Espíritu Santo y lo es porque se le ha encomendado una misión, ha
sido consagrado para ser Salvador, aquel que viene a librarnos de la sombra de
la muerte y de la esclavitud del pecado.
Al Igual que Jesús, también nosotros somos los ungidos de Dios, por el
bautismo, el Espíritu santo nos ha consagrado, nos ha apartado para una
misión especial, para ser proclamadores de la buena nueva, para infundir el
mundo con la alegría del mensaje del Evangelio que libera y conforta a
aquellos que están tristes y abatidos. Imploremos a Jesús que venga sobre
nuestra comunidad para que podamos proclamarlo a él a un mundo que lo
necesita, Ven, ungido del Padre.

20 de diciembre (viernes)
1era lectura: Is 7,10-14, Mirad: La virgen está en cinta
Salmo: Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria
Ant: Llave de David, que abres las puertas del reino eterno, ven y libra a los
cautivos que viven en tinieblas.
Evangelio: Lc 1,26-38, Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.

Jesucristo, Emmanuel (Dios-con-nosotro)


Predicación: En muchas ocasiones de nuestra vida nos encontramos perdidos,
sin saber a ciencia cierta que hacer, que decisión tomar, cómo afrontar las
realidades que nos sobrevienen, al igual que nosotros también el antiguo
pueblo de Israel pasó por momentos donde se sentía perdido, momentos tan
difíciles que llegaron a preguntarse si Dios seguía con ellos, muchos se
habrían preguntado “¿será que el Señor nos ha abandonado para siempre?”,
ante tanto desconcierto el profeta Isaías consuela a los suyos (y a nosotros
también), nos promete la cercanía de Dios, nos promete el Emmanuel (Dios-
con-nosotros), pero ante tanta confusión se hace necesaria una “señal”, un
“signo” que nos indique la Llegada de Aquel que traerá la presencia de Dios
en su propia carne, esa señal es nada menos que un parto, pero no cualquier
parto, sino un parto virginal, aquello que nunca se ha visto ni se volverá a ver
jamás, una joven doncella pura, sin mancha, “virgen”, concebirá y dará a luz a
un niño y él será aquel que se nos fue prometido.
Esta doncella pura y hermosa, que es toda ella en su alma y cuerpo la señal
que profetizó Isaías, es nuestra Madre, la Virgen María, su virginidad de
cuerpo y alma simboliza la pureza con la que acogió a su Hijo Jesucristo en el
corazón, incluso antes de recibir el anuncio del ángel, elevemos hermanos el
día de hoy una oración a nuestra querida Madre María para que con su
ejemplo e intercesión podamos, al igual que ella, acoger a su Hijo, nuestro
Señor, en nuestros corazones, de tal manera que cuando nos sintamos abatidos
recordemos la tierna cercanía de Dios en nuestra vida y, junto con ella
supliquémosle a su Hijo Ven Emmanuel, Dio-con-nosotros.

21 de diciembre (sábado)
1era lectura: Ct 2,8-14, Llega mi amado, saltando sobre los montes
Salmo: Aclamad justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.
Ant: Enmanuel, rey y legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.
Evangelio: Lc 1,39-45 ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a
verme?
Jesucristo, Amado nuestro
Predicación: La primera lectura de hoy está tomada de uno de los libros más
bellos del AT, el Cantar de los cantares, un escrito poético que narra el amor
de una joven pareja pronta al matrimonio, el hecho de que el amor esponsal
sea reflejado aquí por medio de la poesía no es coincidencia, cuando el amor
por el otro se desborda, cuando la entrega por el amado es tan grande, el
corazón estalla de gozo de tal manera que recurre a imágenes, canciones,
comparaciones etc. Todo lo que pueda usar el enamorado para expresar
aunque sea en algo el amor indescriptible que siente.
Este gozo desbordante es el que nos ha reunido todos estos días aquí, el que
nos ha impulsado a adornar nuestras casas, a colocar nuestros pesebres, a
unirnos en oración, es la alegría de una comunidad que sabe que su Amado
Jesús, aquel que nos redimió mostrándonos una incomparable expresión de
amor en su sacrificio por nosotros en la Cruz, se acerca, ya viene, y cada vez
está más cerca.
Es como ese ciervo del Cantar, aquel que salta de montaña en montaña en
busca de su amada la Iglesia (nuestra comunidad) y que estando ya tan cerca
nos susurra, ven amada mía. Este ciervo que es nuestro amado, ha saltado del
cielo al vientre de nuestra Madre María la cual presurosa como la novia del
cantar sube a una montaña de Judá para servir y comunicar esa alegría de la
que ahora es portadora a su prima Isabel, tan desbordante es el Gozo, que el
mismo Juan el bautista salta de contento en el vientre de su madre al estar tan
cerca del salvador, por todos esperado.
Estando ya tan cerca de celebrar el misterio de la encarnación de nuestro
amado Jesús, no nos desanimemos, por el contrario estemos expectantes,
atentos y por sobre todo alegres, porque el Señor ya Viene y junto con toda la
Iglesia que espera la venida del Señor exclamemos Ven Señor, Amado
nuestro.

22 de diciembre (domingo)
1era lectura: Is 7, 10-14, He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo
Salmo: Ya llega el Señor, El rey de la Gloria.
2da lectura: Rm 1,1-7, Jesucristo nuestro Señor, Hijo de Dios, nacido del
linaje de David.
Ant: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán el
nombre de Emmanuel. Que quiere decir Dios con nosotros.
Evangelio: Mt 1, 18-24, Jesús nacido de María, desposada con José, Hijo de
David.

Jesucristo, hijo de María


Predicación: Todos estos días al concluir nuestra celebración hemos orado la
preciosa oración conocida como el Ave Mariae stella, pidiendo así la
intercesión de nuestra madre María para que ella como madre y discípula
predilecta de nuestro Señor prepare nuestros corazones para recibir a su Hijo.
El día de hoy, en perfecta continuidad con los domingos precedentes, nos
presenta la figura/modelo de la Virgen santísima aquella que concibió por
obra y gracia del Espíritu Santo. Ella fue la primera discípula de su Hijo,
concibiéndolo en su corazón por la fe antes de concebirlo físicamente en su
seno y es que, hablar de María no solo no nos aparta de Cristo sino que muy
por el contrario, ella se vuelve como ese elevador seguro, ese puente eficaz
que nos comunica directamente con su hijo, el mismo tiempo de adviento que
estamos celebrando el tiempo litúrgico más mariano y eso se debe a que la
mejor manera de seguir a Jesús es en la imitación de María.
El Hijo de Dios hecho hombre, necesitó de la libre y responsable respuesta de
esta mujer. Para redimir al género humano, Jesús debía primero encarnarse,
hacerse uno de nosotros y esto sólo por María, ella al darle por su maternidad
nuestra carne humana participó como ninguna otra criatura en el plan de la
salvación, es por esto mismo que el pueblo cristiano desde muy antiguo le ha
dedicado preciosos títulos como arca de la nueva alianza, en cuanto albergó a
aquel que es más que la ley en su seno; puerta del cielo, ya que por ella quiso
pasar nuestro salvador para redimirnos y por ella debemos pasar para llegar a
él; purísima/inmaculada, como correspondía debía ser aquella que nos traería
a aquel que viene a limpiarnos de toda mancha de pecado, pero, por sobre
todo, el título más grande que podemos tributarle es Madre de Dios; por ser
Madre de Cristo, Dios y salvador nuestro, que por medio de la Iglesia nos la
presenta hoy como modelo seguro para llegar a él.
Pidamos pues hermanos el día de hoy muy especialmente a la Madre de Dios
y nuestra la Virgen María que nos enseñe a ser fieles discípulos de su Hijo y
que sus oraciones nos preparen para poder recibirlo, junto con ella digamos
Ven Señor, Hijo de María.

23 de diciembre (lunes)
1era lectura: Ml 3,1-4. 23-24, Os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el
día del Señor.
Salmo: Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Ant: Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre
que formaste del barro de la tierra.
Evangelio: Lc 1,57-66, El nacimiento de Juan Bautista.
Jesucristo, Palabra del Padre
Predicación: Ya viene el Señor, preparad los caminos, enderezad sus sendas,
esta es, hermanos, la frase que mejor sintetiza la vida y predicación de S. Juan
Bautista, él era el mensajero anunciado desde antiguo, aquel de quien la
misma escritura afirmó que era la Voz que clamaba en el desierto. Pero ¿qué
es ese enderezad las sendas?, El Señor que viene debe encontramos a nosotros
que somos su pueblo preparados, y para eso envía por delante a su profeta,
aquel que era tan grande que las sagradas escrituras lo comparan con Elías, el
más eminente y prototipo de todos los profetas, ¿en qué consiste esta
preparación propiciada por Juan? En el arrepentimiento y la conversión, el ser
conscientes de los propios pecados, de las faltas cometidas en contra de Dios y
los hermanos para que cuando Cristo venga encuentre un pueblo dispuesto
para ser perdonado por él, encuentre un pueblo consiente de su necesidad de
ser restaurado.
Él mismo, Jesucristo, que es palabra del Padre, creó todo, el cielo y la tierra,
creó a los hombres y nos hizo buenos, pero la desobediencia nos ha afeado,
nos ha degradado, es común oír decir que el odio mata y envenena, pues eso
es cierto, la enemistad de nosotros contra Dios, el darle la espalda, el hecho de
no querer hacer su voluntad nos degrada, el motivo de nuestra existencia es
alabar a Dios, y cuando nos rebelamos en contra de él nos terminamos
desfigurando a nosotros mismos, esa es la acción del pecado, más allá de un
mal comportamiento es destruir la imagen de Dios en nosotros, es por eso que
el Padre que nos ama tanto y por ende le duele ver a sus hijos desfigurados por
el pecado nos ha enviado a su propio Hijo, la palabra que nos creó hecha carne
para que de la misma manera que nos creó pueda ahora re-crearnos, él es para
nosotros esa lejía de lavandero que nos quita las manchas del pecado, ese
fuego fundidor que desprende toda impureza, aquel por el cual ahora podemos
ofrendar a Dios nuestra vida como es debido y que convierte nuestros
corazones hacia el Padre del cielo.
Hermanos muchas son nuestras faltas, pero más grande que todas ellas es
nuestro Dios cuyo amor es infinito y cuyas ansias de restaurarnos también son
infinitas. Confiados en nuestro Salvador que ya llega digámosle con confianza
Ven, Palabra del Padre.
24 de diciembre (martes)
(Misa de navidad, preferiblemente formulario de media noche)
1era lectura:
Salmo:
Ant:
Evangelio:

La dignidad del cristiano por la redención en la encarnación


(Adaptación “libre” de la lectura patrística de S. león Magno sobre el

Misterio de la Navidad)

Predicación: El día de hoy estamos alegres, saltamos de gozo porque


celebramos el misterio del nacimiento del Hijo de Dios, Jesucristo el Verbo
del Padre ha escuchado nuestros ruegos, durante estos últimos días hemos
pedido sin cesar su venida aclamándolo como Rey, hijo de David, ungido de
Dios, Emmanuel, Amado, hijo de María y Palabra eterna del Padre. Y hoy se
nos presenta como un niño, un niño que tiene como cuna un pesebre, lugar
donde comen los animales, es el misterio de Dios que es tan Infinitamente
grande que puede hacerse pequeño por nosotros, que es tan infinitamente
poderoso que puede hacerse todo débil para salvarnos, que es tan
inmensamente providente que puede someterse a necesitar todo cuidado de sus
padres; si, contemplemos al niño Dios que hoy (día, noche) ha asumido
nuestra naturaleza menos en el pecado y entendamos las profundas
consecuencias que este misterio tiene en nuestra vida.
Reconoce pues, cristiano, tu dignidad, Dios ahora participa de nuestra
humanidad para que nosotros participemos de su divinidad, el glorioso
intercambio, él se hace débil para hacernos fuertes, se hace pequeño para
hacernos grandes, se hace hombre para que recuperemos en nosotros la
imagen de Dios, por eso hoy toda la tierra se alegra y reverdece, por eso los
ángeles cantan con júbilo junto con nosotros “Gloria a Dios en el Cielo” y es
que, como no alegrarse si hoy nadie puede estar triste, el pecador haya el
perdón, los justos la recompensa por tanto tiempo esperada, incluso aquellos
que no son cristianos deben alegrarse porque el Dios del cielo y de la tierra los
llama a la salvación.
Dime, ¿qué puede este/a día/noche entristecerte? ¿Necesidad, carencias
materiales, enojos humanos? ¡No! Han sido rotas tus cadenas, Jesús por su
entrega te ha sacado del sepulcro y te ha hecho hijo de Dios, ¿quiénes a los
que le conceden este regalo tan grande pueden consentir tristeza en su
corazón? Por eso vivamos no ya para nosotros mismos sino para Dios,
abandonemos todo lo que nos ata, vicios, maldades, desobediencias,
renunciemos de una vez y definitivamente a nuestras acciones como hombres
y mujeres esclavos y abriendo nuestros corazones a la acción transformadora
de Dios obremos como hombres nuevos. Que el que nos vea pueda decir, allá
va un redimido, un hombre alegre, un hombre que ha encontrado la plenitud y
el sentido de su vida.
Que lo que celebramos este(a) día(noche) santo(a) sea asumido de tal forma en
nuestra vida hermanos que Dios sea verdaderamente glorificado en nosotros,
deseo y oro para que esta buena comunidad resplandezca como una luz en las
tinieblas y sea faro de esperanza para cuantos necesitan consuelo en este
mundo tan necesitado de nuestro Señor. Amén.

Notas pedagógicas:
 Las predicaciones aquí contenidas no fueron pensadas para ser impresas
o leídas de forma íntegra, es un material de apoyo para la construcción
de predicaciones más personalizadas a las distintas asambleas.
 El lenguaje usado en ellas es el propio y preferido del autor, debe ser
adaptado en todo caso a los diferentes tipos de público dependiendo de
su diverso nivel de comprensión.
 Las aclamaciones que concluyen las predicaciones fueron pensadas para
ser aclamadas por toda la asamblea, pueden ser también usadas como
exclamación en las oraciones de los fieles.
 Al principio de la predicación de la celebración del domingo 22 se hace
referencia al “rezo continuo del Ave Mariae stella”. Esto se debe a que
esta es una práctica común del autor de este material, es decir, el autor
reza la oración de final de completas después de la celebración junto
con la comunidad (ellos la repiten), si este no es el hábito de quienes
presidan esta alusión puede ser sustraída sin dificultad de la
predicación.
 La predicación del lunes 23 se basa principalmente en la 1era lectura,
tomando del Evangelio nada más la persona del bautista, esto supone
que la asamblea haya escuchado el testimonio de Juan el bautista en el
2do domingo de Adviento, de no ser así puede verse propicio cambiar
las referencias en la predicación.
 La predicación del 24 está referida a las lecturas de la natividad
(preferentemente la misa de media noche) esto en atención a que la
mayoría solo celebrará una vez en la comunidad, en dado caso de que
además del 24 se celebre el 25 en la comunidad la predicación puede ser
aplazada a dicho día y construir una nueva para la misa matutina del 24.
 El autor espera una retroalimentación, es decir, que por lo menos los
hermanos mayores desarrollen sus propios ciclos homiléticos (o parte
de ellos) de tal forma de que toda la comunidad se vea más
grandemente enriquecida.

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