Susana Bianchi - Resumen

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Historia social del mundo occidental – Susana Bianchi

El mundo en crisis (1914 - 1945)

En 1914 para la mayor parte de los europeos (contemporáneos de la época) significaba el fin
de una era. ¿Pero porque los contemporáneos vivieron así esa fecha?
Nos encontrábamos en un mundo densamente poblado, cada vez más integrado por el
movimiento de personas, bienes, capitales, servicios y de ideas que se vieron favorecidos por
la transformación de las comunicaciones (ferrocarril, barcos a vapor, automóviles, y
fundamentalmente el teléfono y telégrafo). Esta integración estaba dada por la expansión del
capitalismo que se había transformado en un sistema mundial.
Era un mundo integrado, pero a la vez dividido en sociedades avanzadas y atrasadas, en
regiones ricas y pobres, en países política y militarmente fuertes y débiles. Esta última
diferenciación involucra a los desarrollos tecnológicos. Los países avanzados conquistaban con
facilidad a los atrasados. El mundo avanzado se caracterizaba por una serie de procesos que
comenzaron antes de 1914 y que se intensificaron a lo largo del siglo XX.
En primer lugar, el crecimiento de las ciudades se caracterizó por procesos de urbanización
ligados a la industrialización, a la transformación de las estructuras agrícolas, a la mayor
complejidad de los servicios y de la administración privada y estatal. En segundo lugar, el
desarrollo de modelos de instituciones deseables: un país debía constar de un Estado
territorial homogéneo y soberano e integrado por “ciudadanos” con derechos legales y
políticos. Estas dos cuestiones se vinculan con la interrupción de las masas, fenómeno que
caracterizo todo el siglo XX. Las ciudades por un lado eran cada vez más conglomerados de
individuos donde se visualizaba la presencia de la gente “común”; por otro lado, todo el
mundo occidental avanzaba hacia un sistema político basado en electorado cada vez más
amplio, denominado por el peso de esa gente común. Esta irrupción de masas tuvo como
consecuencia la movilización política de las masas. ¿Quiénes integraban a la gente común? Por
un lado, la clase obrera, pero sobre todo los hombres y las mujeres integrantes de una nueva
clase media (de cuello blanco) que procuraban diferenciarse de la clase obrera a través de la
educación, de forma de vestirse y de vidas diferentes. También aspiraban a ascender
socialmente a los estratos superiores.

La burguesía había sido desplazada de la influencia política por el ascenso de las masas. De allí,
su abandono del liberalismo y su refugio en el conservadurismo1. La sociedad de 1914 era una
sociedad que le costaba reconocerse. Por un lado, los límites entre burguesía y aristocracia
eran cada vez más difusos, pero también eran cada vez más borrosos los límites que separaban
a la burguesía de las otras clases subalternas. La movilidad social y la difusión de ciertos modos
de vida asociados a la burguesía, como el acceso a una educación formal, ciertas formas de
ocio comenzaban a borrar los límites de clases. La identidad burguesa había entrado en crisis.
La idea de ruptura expresa esta crisis de la identidad burguesa. Y la cuestión aparecía
claramente esbozada en el campo de la cultura. En efecto, la alta cultura dejo de ser un coto
de la burguesía.
El signo más importante de esta democratización de la cultura que sintetizaba la tecnología y
el mercado de masas fue la aparición del cine, se mostró como buen negocio y genero una
autentica industria. Además de esta democratización de la cultura, otra área donde se expresa

1
Los liberales buscan cambios que favorezcan la libertad individual para que una sociedad
pueda progresar. Los conservadores prefieren mantener las normas y las tradiciones para
defender los valores colectivos.
la crisis de identidad es en el ámbito de las ideas. La preocupación por lo desconocido o por lo
incomprensible ocupa el primer plano. De allí el éxito que alcanzo Freud.

Fue esta crisis de identidad social lo que llevo a la espera de un colapso expresado en la guerra
o en la revolución, y ambas llegaron finalmente: la guerra en 1914 y la revolución en 1917. De
allí la percepción de estos años como una ruptura, como el fin de una época y el comienzo de
otra.

La guerra y la revolución: 1914 el comienzo de la guerra

El mismo desarrollo capitalista había conducido a la expansión imperialista2 y a la rivalidad


entre potencias. Finalmente, condujo al enfrentamiento bélico. La guerra que se anunciaba se
presentaba como la más destructiva de bienes y de vidas. El mismo desarrollo económico
había generado una serie de rivalidades que presentaban la guerra como la única vía posible
para ajustar las diferencias.

La lógica de la acumulación capitalista era diferente a la lógica de la política. La acumulación


capitalista implica la ausencia de todo limite. Los antiguos límites impuestos por la diplomacia
tendían a desaparecer. La rivalidad de Gran Bretaña y Alemania se intensifico cuando Alemania
no respeto sus viejos límites y comenzó la construcción de una gran armada que fue percibida
como una amenaza por el Imperio británico. Esta pérdida de límites transformo a las viejas
rivalidades entre países en dos bloques rígidos y cada vez más hostiles: por un lado, Gran
Bretaña, Francia y Rusia; por el otro, Alemania y el Imperio Austro-Hungaro.

El 28 de julio de 1914, cuando las tropas imperiales atacaron al territorio serbio, comenzaba la
guerra, conocida por los contemporáneos como Gran Guerra. Se esperaba que la guerra fuera
breve, pero esta se prolongó hasta 1918. Constituyeron la maquinaria más mortífera conocida
hasta el momento. El fin del largo conflicto bélico mostraba a una Europa destruida, con
campos calcinados, ciudades devastadas y una población marcada por la muerte. En 1917, en
Rusia estallaba la revolución: primer desafío abierto del capitalismo.

La revolución rusa de 1917

El análisis de la Revolución Rusa remite a dos cuestiones: la situación de guerra que agudizo los
conflictos sociales y, sobre todo, las condiciones específicamente rusas que llevaron a un
movimiento revolucionario. Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, la Rusia zarista
mostraba un notable atraso: un Estado autocrático se centraba en la figura del zar que ejercía
poder absoluto basado en el principio divino de los reyes. Ese Estado se apoyaba sobre una
sociedad polarizada: una aristocracia que basaba su poder y riqueza en la tierra y un
campesinado que había estado sometido a la servidumbre. La posición privilegiada del sistema
zarista y de la aristocracia en Rusia parecía verse favorecida por la falta de una burguesía
fuerte. Sin embargo, en las últimas décadas del XIX comenzaron a surgir algunos grupos de
intelectuales, que se reconocieron como un factor dinámico en la sociedad. Para algunos se
consideraba que la vía capitalista no proporcionaba un modelo valido, ya que la única fuerza
revolucionaria en Rusia la constituían el campesinado. Para otros, fascinados por los éxitos de
Europa occidental, defendían la industrialización. Consideraban que este sería el camino no
solo de modernizar Rusia, sino de crear un proletariado como clase revolucionaria. Mas allá de
sus diferencias, estos grupos se consideraban el motor de la actividad revolucionaria destinada

2
Actuación política basada en dominar otras tierras y comunidades usando el poder militar o
económico.
a derribar el régimen zarista.
En 1881, el zar Alejandro II caía asesinado por la bomba terrorista. Su sucesor, Alejandro III,
puso fin a todo intento de modernización y concentro sus esfuerzos en restaurar los principios
autocráticos. Para acabar con las influencias occidentales, llevo a cabo un plan de
“esclavificacion”. Se prohibieron las lenguas que no fueran la rusa y religiones que no fueran
ortodoxas. En 1894 la llegada de Nicolas II no mejoro las cosas.
Sin embargo, la sociedad rusa comenzaba a transformarse. Desde 1890, se comenzó a llevar a
cabo la construcción de los ferrocarriles que activo la industria, aparecieron fabricas que
comenzaron a adquirir la forma de ciudades industriales. La incipiente industrialización
comenzaba a formar una burguesía, pequeña y débil, que pronto asumió las ideas del
liberalismo.
La industrialización también llevo a la formación de un proletariado, era también débil
numéricamente, se encontraba concentrado en las pocas ciudades fabriles.
Sin embargo, a pesar de que las organizaciones obreras debieron permanecer clandestinas, ya
en 1890 comenzaron las primeras oleadas de huelgas.
“Domingo sangriento”: una manifestación fue reprimida duramente por tropas zaristas, la
indignación provoco una ola de huelgas en las ciudades.
Mientras el movimiento de huelga se profundizaba, comenzaban a organizarse los soviets
(consejos elegidos por los trabajadores de las fabricas). Ante la situación dada, el zar Nicolas
formo la Duma, la asamblea legislativa. La composición de esta permitía comprobar la ruptura
entre la autocracia y la sociedad. Ante la situación Nicolas disolvió la Duma para convocar otra
de clara composición aristocrática.
La guerra acentuó el descontento y la conflictividad. En febrero de 1917, Nicolas fue depuesto
y designo un Gobierno Provisional. Su objetivo era crear una Rusia liberal con un régimen
constitucional. Pero ello no ocurrió. Sobrevino un vacío de poder, en el que convivía un
impotente Gobierno Provisional, por un lado, y por el otro una multitud de soviets. Diferentes
partidos políticos intentaban conseguir que se adhirieran a su política.
En octubre, el afianzamiento de los bolcheviques en las principales ciudades rusas (Moscú,
Petrogrado) y el debilitamiento del Gobierno Provisional, llevo a la decisión de la toma del
poder. Los bolcheviques ocuparon los principales centros de poder de Petrogrado y se
hicieron del control absoluto de la capital.

La construcción del mundo soviético


El contexto era el fin de la guerra, difíciles relaciones con Alemania, amenazas
contrarrevolucionarias, Guerra Civil.
Al comienzo, los países de Europa occidental observaron a la Revolución Rusa como un suceso
con escasas posibilidades de éxito. En contra de los pronósticos, la Revolución Rusa sobrevivió,
aunque también salió de allí profundamente trasformada. Si bien los bolcheviques tenían el
control de la capital, quedaba el resto del país, en el que las fuerzas combinadas de las
nacionalidades descontentas con la opresión rusa, dieron lugar a un extenso frente armado
que chocaría con el nuevo poder en una guerra civil que se prolongó durante tres años.
Los bolcheviques eran opositores que apoyaban al zar. El poder se desplazó desde los soviets,
al partido Bolchevique, y dentro de él, a un reducido núcleo con Lenin a la cabeza. El nuevo
régimen iba en marcha hacia un estado autoritario. El total desorden de la economía condujo a
adoptar, desde 1918, drásticas medidas que posteriormente se conocieron como el
“comunismo de guerra”. Se nacionalizo la industria. Para muchos, este comunismo en guerra
significaba un avance hacia el socialismo. Sin embargo, tras la guerra civil, esta imagen utópica
choco con la realidad de una economía devastada. De este modo, hacia 1921, la NEP (Nueva
política económica), constituyo una forma de compromiso entre la industria nacionalizada y las
explotaciones campesinas privadas. Se trataba de generar estímulos a la agricultura. Pero el
proceso de recuperación económica que se había iniciado se vio ensombrecido por el
comienzo de la larga y fatal enfermedad de Lenin.
La ausencia de Lenin, había permitido a Stalin convertirse en una figura dirigente dentro del
Partido Comunista, de modo que pudo ascender al poder, desde donde profundizo la vía
autoritaria. El problema que se debía afrontar, era el de la industrialización. Se planteaba el
problema de la desocupación, cuya principal causa era la superpoblación. La solución parecía
residir en la creación de nuevas empresas industriales para las manos de obra desocupadas.
Pero, la industrialización exigía también otros cambios, el de la transferencia de recursos y
producción de alimentos para una creciente población urbana.

La crisis económica: Estados Unidos, expansión en la década de 1920

La crisis del capitalismo se inició con el crack de la bolsa de valores de Nueva York en 1929 y se
prolongó en la profunda depresión económica de la década de 1930. Se desarrolla en Estados
Unidos, país que se afirmó como potencia mundial después de la Gran Guerra. Ya en la
segunda mitad del siglo XIX habían logrado un considerable desarrollo.
La sociedad norteamericana de la década de 1920 fue la primera sociedad de consumo de
masas. El crecimiento se basaba en un mercado cada vez mas amplio de productos de
consumo durable. La formación de dicho mercado había sido posible en primero lugar por el
proceso productivo, donde fueron incorporados avances tecnológicos como la cadena de
producción. Los trabajadores podían producir más, bajar costos y reducir los precios al
consumidor. En segundo lugar, comenzó a surgir una serie de mecanismos destinados a
modificar las actitudes frente al consumo. Se trataba de crear un nuevo mercado.
El caso de Ford ejemplifica este proceso, advirtió la existencia de un potencial mercado: el
rural. Desde 1909 comenzó a fabricar un automóvil, el Ford T. Las piezas de repuesto podían
ser adquiridas en cualquier almacén. Sin embargo, durante la década de 1920 también
comenzaron las dificultades para Ford Company. El consumo del automóvil se había
modificado: las otras grandes compañías, producían automóviles más potentes y más cómodos
e incluso de colores. Esto obligó a reformular la producción. La producción de automóviles
ejercía un efecto multiplicador sobre toda la economía. En primer lugar, esta industria
absorbía un alto porcentaje de la producción de hacer, pero también requería cristal, níquel,
plomo, cueros y textiles. La industria del caucho creció. Constituyo un incentivo para la
construcción de carreteras, dando impulso a la fabricación de cemento. También modifico los
estilos de vida, se creó una nación de nómades.
Todo resultaba un importante impulso para la industria eléctrica. La economía se activaba. La
industria de construcción recibió un fuerte impulso por la construcción de viviendas
particulares, pero también por la construcción de edificios comerciales. La aplicación de
estructuras de acero y la difusión de los ascensores permitieron que las ciudades crecieran en
altura.
El gobierno también estimulo el crecimiento participando de inversiones. De este modo, la
prosperidad era atribuida al gobernante Partido Republicano y mientras la prosperidad duro,
los republicanos fueron imbatibles. Sin embargo, los precios agrícolas caían. La exportación
hacia países europeos se cortó ya hacia 1920 cuando los europeos normalizaron su
producción. Por otra parte, durante la guerra, se introdujeron sucedáneos de materia primas
agrícolas (fibras artificiales). Ante esta situación, los agricultores comenzaron a exigir al
gobierno la paridad. Las contradicciones entre el campo y la ciudad se tradujeron en un
enfrentamiento entre tradicionales y modernos. Durante la década del 1920, comenzó a tener
éxito el fundamentalismo religioso, lograron que la enseñanza darwiniana de la evolución
humana este vedada. Resurgió el Ku Kux Klan, secta que defendía la idea de una América
tradicional, es decir, blanca, anglosajona y protestante. Se comenzó entonces con violentos
ataques a los negros, católicos y judíos. El gobierno no estaba dispuesto a otorgar la paridad de
los sectores rurales.
Si bien los valores tradicionales y modernos enfrentaban a la sociedad estadounidense, todo
estaban de acuerdo de que el perjuicio contra los extranjeros constituía un sincero
patriotismo.
Pero más allá del nacionalismo y la xenofobia, sobre todo en las grandes ciudades, muchos de
los conflictos sociales podían ser ignorados. Se vivía uno de los momentos de auge económico
mas duraderos. Pero muy pronto, la crisis puso fin a la euforia.

El crack del 29 y la depresión de 1930

Desde fines de la guerra, la venta de acciones había constituido una de las principales formas
de obtener capital y, por lo tanto, se había transformado en un factor clave para el crecimiento
económico. La confianza que se tenia en el capitalismo se traslado entonces a la Bolsa de
Valores.
Sin embargo, el 29 de octubre de 1929 la Bolsa de Valores neoyorquina quebró. Desde los
inicios de ese mes habían iniciado las incertidumbres. En medio de una ola de pánico, el lunes
28, se vendieron nueve millones de títulos. Al día siguiente “martes negro”, se vendieron mas
de 16 millones, pero la bolsa no pudo responder, las acciones perdieron su valor y el mercado
de valores quebró.
¿Causas de la crisis? Algunos rubros, como la industria de la construcción, mostraban cierta
saturación del mercado. Lo mismo ocurría en la industria del automóvil. Sin embargo, a
comienzos de 1929, se vendieron menos de la mitad de los automóviles a compradores
“nuevos”. Se trataba de una dificultad de encontrar un mercado adicional que ampliase ese
mercado existente. También había una sobreinversión, las inversiones crecían más
rápidamente que el consumo. Por otro lado, la caída de los precios agrícolas había llegado a los
agricultores a retrasar el pago de los créditos para la compra de maquinarias poniendo en
dificultad a algunos bancos.
Una ola de problemas sociales abatió al territorio. Los salarios cayeron estrepitosamente: en
1932, su nivel era 60% inferior a 1929. La desocupación fue grande. La depresión se fue
prolongando y agravando cada vez más. Había una profunda falta de confianza. Ya no se podía
confiar en los mecanismos automáticos de la economía y debía actuar algún factor externo. Y
ese factor fue el estado.
La consecuencia política mas inmediata de la crisis fue el desprestigio del Partido Republicano.
El presidente electo en 1932, Roosevelt, procedió del partido Demócrata. El estado asumió el
control del sistema financiero, se establecieron seguros contra el desempleo, se otorgaron
subsidios a los agricultores. El New Deal consistió en una activa intervención del Estado en la
regulación de la economía. A partir del New Deal, el intervencionismo se transformo en un
elemento clave de la política económica. Se trataba de lograr el pleno empleo y de sostener la
demanda, esto alejaría el conflicto social pero también estimularía la producción. Nacía el
estado de bienestar.

La crisis de la política: el fascismo.

El fascismo fue un producto del periodo inmediatamente posterior a la Gran Guerra. Fue un
movimiento revolucionario-conservador que aspiraba a movilizar a las masas a través de la
combinación de técnicas modernas, valores tradicionales y una ideología de violencia irracional
centrada en el nacionalismo. Era una ideología que proporcionaba seguridad en la obediencia
al Duce o al Fuhrer, la exaltación de la nacionalidad a extremos inimaginables y el desprecio
por las minorías raciales, brindaron las oportunidades de acción y dieron salida al
resentimiento que generaba la frustración social y económica. En síntesis, el fascismo nació
como una respuesta a la profunda crisis europea del periodo de entreguerras. La crisis del
liberalismo permitió el surgimiento de movimientos autoritarios de derecha en distintas partes
del mundo. La guerra había dejado un saldo de perdidas desfavorables para todos y, en rigor,
ninguno obtuvo mayores beneficios. La excepción la constituían los Estados Unidos, nación
acreedora que quedo confirmada como primera potencia mundial. Quedaba claro que el eje
del mundo había virado.

El caso italiano

Para Italia, las consecuencias de la guerra no habían sido favorables. La crisis económica se
hacia sentir. Había grande desocupación, inflación, ciada de salarios. También los campesinos
cansados del hambre habían iniciado la ocupación de tierras.
Los fasci se fueron convirtiendo en organismos de carácter paramilitar, exaltados nacionalistas,
dedicados al asalto de sindicatos, de periódicos, de grupos y de partidos de izquierda y de todo
aquello que significara el peligro comunista.
A fines de 1921. Se organizaba el Partido Nacional Fascista Italiano. Se había constituido en el
mayor partido de Italia. El Alma Mater del partido era Mussolini. Durante los primeros años,
Mussolini actuó con cautela: Sin embargo, fue construyendo un poder omnímodo: como Duce,
controlaba el partido y el poder político. Los destinos de Italia estaban es sus manos.
En 1924 Matteotti había lanzado una dura acusación contra los métodos fascistas: denunciaba
el clima de intimidación y de violencia. Matteotti fue secuestrado y su cadáver apareció dos
meses después. El parlamento fue disuelto y se reemplazó por el Gran Consejo Fascista. Los
partidos políticos fueron clausurados y se estableció el sistema de partido único, el Partido
Fascista. Se trataba de disciplinar a toda la sociedad, según un modelo militarizado.
En 1929 se creo el Estado del Vaticano, el Estado italiano reconocía como religión oficial al
catolicismo. El papa Pio XI, daba su aprobación al fascismo, incitando a los católicos a
participar del régimen, la Iglesia trasformaba al fascismo en un modelo a seguir.

El caso alemán

Luego de la Gran Guerra, la crisis interna obligo a abdicar al emperador Guillermo II. Ese
mismo día se proclamo la Republica. Se eligió al primer presidente y se promulgo una
Constitución. Pero, ante una enorme deuda externa y el caos reinante, la inflación se hizo
incontrolable. A fines de 1923, en el mes de noviembre, estallaba un golpe de estado
organizado por uno de los grupos de ultra derecha: NAZI, partido obrero nacional socialista
alemán, conducido por Adolf Hitler. El golpe fracaso y Hitler fue condenado a la cárcel.
En años siguientes la situación económica se estabilizo, sin embargo, la crisis estadounidense
tuvo efectos catastróficos en Alemania. En medio de una difícil situación, el prestigio de Hitler
fue en aumento: a fines de 1932, el partido NAZI contaba con el 33% del electorado. A
comienzos de 1933 Hitler fue designado Canciller y al año siguiente asumía también como
presidente.
La bandera fue reemplazada por la esvástica, el sistema federal fue reemplazado por un estado
unitario. Se disolvieron los sindicatos y se estableció el único partido admitido: El partido NAZI.
Comenzaba así una dictadura que superaba las peores previsiones. La violencia y el terror se
transformaron en verdaderas armas políticas.
La prueba mas siniestra de la irracionalidad del nazismo la constituye la persecución desatada
con los judíos. La cultura occidental rechazaba a los judíos. Con la toma del poder quedo libre
el camino para eliminar la influencia cultural, política, social y económica judía y proceder a la
sistemática expulsión de los judíos del Estado nacionalista. Desde la radio y la prensa se puso
en practica una activa campaña difamatoria contra los judíos. La campaña parecía contar con
consenso. No se levantaron protestas cuando ya en abril de 1933 se estableció el boicot a los
comerciantes judíos. Era un antisemitismo fundado política e institucionalmente que formaba
parte de la misma identidad nacional alemana.
Ya desde abril de 1939, Hitler exigió a Polonia la concesión de un camino y un ferrocarril para
atravesar el corredor polaco. Gran Bretaña y Francia firmaron un tratado para garantizar la
defensa de Polonia. Tras una serie de ultimátum que fueron rechazados por el gobierno
polaco, las fuerzas alemanas invadieron Polonia el primero de septiembre de 1939. La guerra
se reiniciaba.

1945: El fin de la guerra

La guerra fue un conflicto exclusivamente europeo: enfrentaba a fascistas y antifascistas. En


una primera etapa, la guerra fue favorable para los alemanes. Pero esta situación favorable
pronto se agotó. En junio de 1940, las fuerzas alemanas invadían la URSS, rompiendo con el
pacto NAZI – soviético de 1939. Los rusos infligieron perdidas considerables a los alemanes.
Además, a fines de 1941, la guerra había dejado de ser un conflicto europeo, se había
extendido al norte de África y, por otro lado, Japón ataco a una base militar estadounidense en
el Pacifico.
La coalición de fuerzas fue la del Eje (Alemania, Italia, Japón), enfrentada a los Aliados (Gran
Bretaña, EE.UU. y La Unión Soviética). En síntesis, en la guerra se enfrentaban nuevamente las
principales potencias industriales. El Eje comenzó a debilitar su capacidad de producción, en el
momento en que se daban los ataques cada vez mas intensos de los Aliados.
La suerte del Eje estaba echada y la ofensiva soviética sobre Berlín determino el fin de la
guerra. El 24 de abril de 1945, Mussolini se aprestaba a huir, pero fue capturado y ejecutado.
Dos días después, Hitler se suicidaba. El 7 de mayo, Alemania firmaba la capitulación. El
conflicto aun continuaba en el Pacifico, pero la solución fue drástica: la bomba atómica sobre
Hiroshima y Nagasaki determino la rendición de Japón. La guerra había terminado con los
regímenes fascistas, pero también había modificado al mundo de la democracia.
Termina entonces la Guerra de los 31 años iniciada en 1914 y acabada con la bomba atómica
en 1945. Los contemporáneos hablaron de Primer y Segunda Guerra Mundial.
La continuidad esta dada sobre todo por el hecho de que la segunda parte de la guerra
concluyo con los problemas que la primera había dejado pendientes. Acabo con los problemas
de la economía capitalista y el progreso de la vida material sostuvo la democracia política
occidental. La guerra cambiaba de escenario y se deslazaba hacia el tercer mundo.

El mundo de la posguerra: la guerra fría.

La guerra fría, que tuvo su inicio poco después de la Segunda Guerra Mundial (1945) y la
extinción de la Unión Soviética (1991) es la designación atribuida al período histórico de
disputas estratégicas y conflictos indirectos entre Estados Unidos y la Unión Soviética, por la
hegemonía política, económica y militar en el mundo. Los diferentes sistemas económicos y
políticos adoptados por los dos países eran antagónicos y competidores. Por un lado, el
capitalismo estadounidense y su sistema político democrático; el otro, el comunista soviético.

Tras la guerra mundial, era indudable que los EE.UU y la Unión soviética se constituirían en las
potencias hegemónicas dentro del concierto internacional. La guerra terminó con el fin del
sistema de equilibrio entre las potencias europeas, en su lugar surgía un nuevo ordenamiento
internacional. Dentro de ese nuevo ordenamiento, los países europeos dependerían de las
relaciones soviéticos-americanas.
Por un lado, Alemania Occidental, dominada por las naciones capitalistas; de otro, la Alemania
Oriental, dominada por la Unión Soviética. La capital de Berlín también se ha dividido y se creo
el muro de Berlín.
Pero la Guerra Fría no se expresaba solo en el control de territorios y poblaciones. La carrera
armamentística se transformó en un elemento central de esta. La capacidad destructiva que
era capaz de desarrollar cada una de las “superpotencias” se transformó en el eje de la Guerra
Fría.
A pesar de no haber combatido directamente, los Estados Unidos y la Unión Soviética
estuvieron involucrados en los conflictos a través de guerras en los países periféricos, como la
guerra de Vietnam (1959-1975), la guerra de Afganistán (1979-1989) y la Guerra de las Coreas
(1950 -1953), en que cada una de las potencias apoyó bélicamente a un grupo armado
diferente para que sus intereses fueran defendidos en esas regiones.
Fue una disputa entre las dos superpotencias de la época: los Estados Unidos (EEUU) y la
Unión Soviética (URSS). Este período de intensa hostilidad comenzó en 1947 y fue hasta 1989,
y no contó con un conflicto armado directo entre las dos potencias.

El Tercer Mundo

Desde fines de la guerra, diversos movimientos revolucionarios e independentista fueron


esbozando el concepto de tercer mundo. Se trataba de regiones caracterizadas por continuar
siendo abastecedoras de materias primas y de productos alimenticios, y mercados para los
productos industriales y las inversiones de capitales de las metrópolis. Cualquier problema,
como la caída de los precios en el mercado mundial, provocaba una crisis general que afectaba
a toda la economía y a todas las capas de la sociedad.

La construcción del estado de bienestar

A partir de 1960, se produjo un aumento sostenido de la producción industrial. La


característica más destacada de este periodo fue el cambio del papel de los gobiernos respecto
a la economía. Los grandes éxitos económicos de la posguerra en los países capitalistas, se
debieron a procesos de industrialización efectuada con el apoyo, la supervisión, la dirección y a
veces, la planificación y la gestión de los gobiernos. A partir de la posguerra, el estado no solo
aceptó la responsabilidad de mantener el pleno empleo y conseguir un crecimiento más rápido
y la estabilidad económica, sino que absorbió una proporción mucho mayor y creciente de
recursos nacionales, que en algunos casos supuso una extensión de la propiedad pública en las
actividades de la economía. El período de la posguerra también se caracterizó por un elevado
nivel de innovación tecnológica especialmente en aquellas industrias basadas en la
investigación científica.
A pesar de la división en bloques y de la GF, la situación política se mostraba lo
suficientemente estable como para estimular un mayor grado de cooperación internacional.
Este clima también dispuso a los EE.UU a participar.
El estado de bienestar había comenzado a esbozarse antes de la guerra apuntando a evitar el
conflicto social mediante una redistribución que buscaba permitir a amplios sectores de la
sociedad el acceso al consumo de bienes y servicios. Era un estado que respondía a
motivaciones políticas y sociales. El estado de bienestar Keynesiano tenía motivaciones
económicas. Puede considerarse estado de bienestar a los sistemas sociales desarrollados por
las democracias capitalistas industriales. Y estas políticas, se caracterizaron por la intervención
estatal en la economía para mantener el pleno empleo o garantizar un nivel de ocupación; la
provisión pública de una serie de servicios sociales. Se trataba de proveer servicios que tenían
como objetivo la seguridad social en un sentido amplio; El estado se hacía responsable del
mantenimiento de un nivel mínimo de vida, entendido como derecho social, es decir no como
caridad pública para una minoría sino como un problema de responsabilidad colectiva.

La evolución del mundo capitalista

Hacia fines de la década de 1970, se suscitó una crisis que pronto afectó al Estado de
Bienestar. Los gobiernos se veían superador por la inflación y el desempleo. Comenzó a
ponerse en duda la convicción de que el estado podía asumir la responsabilidad del bienestar
de sus ciudadanos en una sociedad capitalista.
La crisis de este provocó distintas respuestas políticas. Los modelos pueden reducirse a dos:
por un lado, la línea de la socialdemocracia, que se negó a abandonar los objetivos del
capitalismo. Por otro lado, el modelo neoconservador o neoliberal que desmanteló el Estado
de Bienestar y se apoyó en el sector privado y en las fuerzas del mercado para alcanzar el
crecimiento económico y cubrir la provisión de los servicios sociales.

Neoconservadurismo: Estados Unidos

En 1979 se definió lo que fue la crisis de confianza, en donde la mayoría de los ciudadanos no
creía que los próximos cinco años iban a ser mejores, pero esto no era exclusivamente moral.
En el plano económico, la superioridad financiera, tecnológica y productiva que había
favorecido las relaciones norteamericanas con el resto del bloque occidental estaba en una
clara disminución y le impedirían imponer sus condiciones en forma unilateral.
Las dificultades de empleo agudizaron la discriminación social. Todas las dificultades, la
desocupación, la insatisfacción con el presente y la pérdida de confianza en el futuro, pudieron
ser vinculadas con el aumento de la criminalidad y de la delincuencia, con la violencia dentro
de la familia y con el aumento del alcoholismo. La crisis de la confianza, desde 1977 la
administración de Carter no parecía encontrar los caminos adecuados.
Desde fines de la década de 1970 comenzó a cobrar cohesión una nueva corriente de
pensamiento, el neoliberalismo, producto de la actividad de un grupo de intelectuales,
convencidos de la necesidad de salvaguardar al sistema capitalista de su colapso. Para estos el
rasgo distintivo de la crisis era la pérdida de legitimidad de los gobiernos democráticos y de sus
clases gobernantes. Era una crisis cultural. Según los neoconservadores la ampliación de
funciones del estado derivaba no solo en una crisis fiscal sino también en una crisis de
credibilidad, ya que el estado se mostraba ya incapaz de cumplir con todas las
expectativas. Para estos la salida era la recuperación de los viejos valores centrados en el
esfuerzo individual y en la libre empresa, al mismo tiempo que afianzar la autoridad y la
eficacia de los gobiernos deslindándolos de las excesivas cargas sociales. Estos principios
sirvieron como plataforma para el Partido Republicano.

Los mecanismos para equilibrar el funcionamiento económico serían la reducción de los


impuestos y el control del presupuesto, evitando la socialización de áreas como salud y
educación. Las debilidades radicaron en el modo en que se reacomodó la economía
estadounidense en el mercado mundial. Dentro de ese reacomodamiento internacional, las
principales corporaciones industriales abandonaron los mercados de masas para dirigirse a la
producción de alta tecnología y servicios financieros. La apertura del mercado inundo a los
Estados Unidos de productos de consumo masivo importados. Esto arruino a muchas
industrias que no pudieron competir con las importaciones. En 1983, el intercambio comercial
de EE.UU con los países del pacífico superó ampliamente al intercambio con Europa. Este mega
consumo fue, sin embargo, un problema de la economía norteamericana.
Para Reagan la defensa nacional era un objetivo prioritario. Era un discurso grato para el
Pentágono, pero también para muchos norteamericanos que vivían su propia situación, basada
en la inflación y en la desocupación, como la decadencia de la nación. Este renovado
nacionalismo se combinó con el viejo anticomunismo que nutría a la Guerra Fría. Durante la
primera presidencia de Reagan, se justificó la formación de la mayor fuerza militar que haya
visto el mundo. El crecimiento y sofisticación de los nuevos armamentos generó oposición
entre los grupos pacifistas y ecologistas que temían por la destrucción del mundo y que
llamaron a este sistema “Destrucción Mutua Asegurada” El objetivo era la militarización
espacial. Comunicó por televisión a atónitos espectadores, este proyecto que según él estaba
destinado a cambiar el curso de la humanidad. El reaganismo también se apoyó en una
decidida política cultural que permitió el avance de los sectores más conservadores. La
coalición por la familia y los valores tradicionales estaba formada por grupos
ultraconservadores. La acción de estos sectores permitió generar una cultura populista
conservadora que sustentó las políticas de Reagan. El conservadurismo se expresó en la
educación. Se combatieron las influencias liberales y se procuró que las universidades dejaran
de ser ámbitos de pensamiento libre y se fijaran como objetivo adiestrar profesionales con una
marcada orientación pragmática y sobre todo infundir valores. También contribuyó la
cinematografía a través de películas. A mediados de la década de 1980, la política de la Guerra
Fría parecía mostrar signos de cambio.

Las transformaciones de la Unión Soviética.

La guerra fría que se ejercía sobre Europa del Este se endurecía aún más. Se declaró abolida la
propiedad privada y el estado se hizo cargo de los medios de producción como representante
de la clase obrera. El Centralismo democrático concentraba, además el poder político, el
económico, en manos del estado. Tras la muerte de Stalin comenzó a afirmarse el liderazgo de
Jruschov. Tras el rápido crecimiento económico de la URSS, surgía el fantasma del
estancamiento. Era necesario además tomar medidas que mejoraran el nivel de vida de la
población. Se mantuvo la autoridad del polt-buró sobre las repúblicas soviéticas. Para ello se
crearon entonces asambleas locales y regionales, al mismo tiempo que se promovía el cultivo
de nuevas tierras. Después del nombramiento de Brezhnev, hasta las más tímidas reformas
fueron rechazadas a favor del mantenimiento del Statu quo. El aumento de la autoridad y de
los recursos a disposición de las Fuerzas Armadas reforzaron el papel de la unión soviética en
el campo de la política internacional.

El caso francés: La situación económica en Francia también había entrado en crisis después de
1930. También en Francia comenzaron a actuar grupos de derecha, de orientación fascista. A
partir de 1934, estos grupos provocaron una serie de graves desordenes. Lo ocurrido en ese
año recordó a muchos franceses la toma de Roma por parte de Mussolini. Para prevenir la
situación se organizó una gran coalición de partidos de izquierda, el llamado Frente Popular. El
temor del fascismo había favorecido su triunfo en 1936.

El caos español. La guerra civil española fue una guerra entre distintos grupos políticos por un
lado republicanos, socialistas, anarquistas y comunistas y por el otro, los nacionales, es decir
monárquicos y la derecha juntos con un grupo, la Falange, de clara orientación fascista. Si bien
era una guerra civil, pronto cobro una dimensión internacional. De esta manera, en 1937
Franco completo la conquista de las provincias vascas del norte, y a comienzos de 1948,
lograba aislar al ejército republicano de Cataluña de la comunicación con Madrid que terminó
tras un asedio de 29 meses en 1939.

El otro comunismo: La Revolución China. Desde mediados del S XIX, el imperio chino había
quedado abierto al comercio y a las inversiones de los países imperialistas occidentales. La
mayor parte de las inversiones se daban en bancos y en transporte marítimo. Incluso dentro
de la industria, el interés estaba puesto más en las manufacturas de consumo inmediato que
en la industria pesada. A este sector se encontraba ligada una incipiente burguesía, que a
medida que advertía las desventajas de la competencia imperialista, descubría el nacionalismo.
La presencia de una burguesía y de un proletariado incipientes no ejercía un pero relevante en
la estructura de la sociedad china que seguía siendo profundamente una sociedad campesina.
Una tierra excesivamente parcelada llevó a que la agricultura china fuese prácticamente un
trabajo de jardinería. A esto se agregaban herramientas primitivas, falta de capitales y abonos,
dificultades para sistemas de drenaje y de irrigación y prácticas culturales profundamente
arraigadas. Era bastante usual que las familias campesinas debieran recurrir a préstamos de los
usureros y la imposividad de cumplir con los pagos era una de las causas más frecuentes de la
proletarización. La presión de los países imperialistas sobre China, puso en evidencia la
debilidad de la dinastía de origen manchú. Los conflictos se sucedieron hasta que en 1911
finalmente una revolución acabó con el imperio chino y estableció la república. El primero
periodo de la república se extendió desde 1912 a 1927. Su principal característica fue la
anarquía reinante. Este período se encuentra también la génesis de la Revolución China. El
movimiento también incluyó la renovación intelectual.

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