Drones
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Drones
La palabra “dron”, recientemente incorporada al DRAE, procede del ingles "drone" cuya
traducción literal es "zángano" o "zumbido", probablemente debido al característico sonido que
emiten estos artilugios al volar. También se denominan abreviadamente VANT en español (Vehículo
Aéreo No Tripulado), y RPA (Remotely Piloted Aircraft) o UAV (Unmanned Aerial Vehicle) en
inglés. No resulta extraño ver en las tiendas de aeromodelismo o en las grandes superficies
comerciales, escaparates con robots voladores que cautivan la mirada del público. La gente los
entendemos, erróneamente, como un juguete de alta tecnología o como un arma certera para
eliminar objetivos puntuales muy arriesgados. Su apariencia embaucadora hace que muchos le
echen el guante sin saber que su uso está restringido por la ley. La normativa los cataloga como
aeronaves que precisan de una identificación y de una capacitación reglamentaria para su manejo.
No son aptos para niños ni se pueden volar en espacios abiertos ocupados por personas. Tampoco
se pueden emplear (de momento), con fines comerciales. Sin embargo tienen mucho futuro en otras
aplicaciones relacionadas con el salvamento de personas, la supervisión de instalaciones, la
protección de la naturaleza, y la investigación.
UN POCO DE HISTORIA
La inocente apariencia de estos artilugios de última generación resulta engañosa. Los intuimos
como el regalo ideal que un progenitor aventurero reserva para el ocio de su inquieto vástago. Pero
nada más lejos de la realidad. Tenemos que asimilar que no son meros cachivaches voladores, ni
juguetes de élite, y saber que su incorrecta utilización puede vulnerar la ley.
Los drones aparecieron a principios del siglo XX como dianas para balance de tiro de cañones
antiaéreos. Su uso se mantuvo restringido al terreno militar hasta finales del siglo pasado. Durante
estos últimos años se han empleado en operaciones especiales como alternativa de riesgo mínimo,
en espionaje y como bombas teledirigidas. Militarmente, un dron se diferencia de un misil en que el
primero se impulsa con motores convencionales y su trayectoria se puede controlar, mientras que un
misil usa cohetes para propulsarse, lo que imposibilita su recuperación e impide gestionar el vuelo
al completo.
CÓMO FUNCIONAN
Los drones se comportan como robots voladores cuyos sensores son capaces de tomar decisiones
con poca intervención humana. La precisión de movimientos que realizan en el aire los dota de una
maniobrabilidad extraordinaria y los hace idóneos para operaciones especiales. Esta potencialidad
es la que ha convertido a los drones en una tecnología de vanguardia.
Los drones tipo helicóptero tienen un número par de hélices girando en sentidos opuestos. Se
acoplan por parejas para compensar el momento de giro de los rotores. De este modo se evita que el
dron se balancee sin control como una peonza. Un motor de 50 gramos (para drones de 1 kg),
desarrolla una potencia que oscila de entre 100 y 300 vatios. Esta potencia multiplicada por cuatro
rotores es capaz de levantar en el aire 2 kg de peso durante un cuarto de hora. Esta marca es
superada ampliamente en modelos de gama superior con motores y baterías todavía más potentes.
Actualmente, el control de la aeronave y de la cámara se pueden realizar desde una tableta o desde
un teléfono móvil. La emisión de vídeo inalámbrica desde el dron hacia estos receptores puede tener
un alcance de varios kilómetros y mantener una calidad de imagen de alta definición (HD e incluso
4K). El resultado es un aparato robotizado que se puede manejar en primera persona mediante una
cámara de vídeo, fuera del alcance visual. Los controles automáticos que gestionan la ruta a seguir y
la altura que debe llevar el aparato permiten mantener el vuelo de forma autónoma. Mientras tanto,
el operador puede orientar la cámara a su gusto y seleccionar aquellos planos que ofrecen las
mejores secuencias cenitales.
Los drones se pueden clasificar de diversos modos. Empezaremos analizando su estilo de vuelo.
Según esto tenemos dos tipos:
Drones de alas fijas: Son similares a aviones. Se sustentan en el aire por la diferencia de presión
originada en el ala debido al efecto “capa límite” del aire que la rodea. Al circular aire a mayor
velocidad en la parte superior del ala que en la parte inferior, se forma un vacío sobre el ala que
permite "sujetar" al avión desde arriba. Estos aparatos disponen de uno o varios motores en las alas
o el fuselaje que impulsan al avión horizontalmente, por lo que no pueden pararse en vuelo.
Drones multi-rotor: Llevan un número par de hélices de sustentación. Suelen ser cuadricópteros (4
rotores con hélices), hexacópteros (6 rotores) e, incluso, octacópteros. Dos hélices giran en el
sentido de las agujas del reloj y otras dos en sentido opuesto, creando así la fuerza de empuje
necesaria para impulsar la nave en vertical y evitar el balanceo incontrolado. Se pueden mantener
volando en reposo mediante giróscopos y estabilizadores, lo que resulta idóneo para sacar fotos y
grabar vídeos.
Preprogramados: Son aquellos que siguen un plan de vuelo fijado desde el principio y que no se
puede adaptar a las eventualidades. No necesitan intervención humana para operar. De este tipo
serían los drones "kamikaze" empleados con fines militares.
Autónomos: Siguen un plan de vuelo que se designa inicialmente desde un puesto de control.
Tienen capacidad para adaptar de forma autónoma la trayectoria, guiándose mediante sensores
propios y sistemas integrados. La intervención humana se limita a indicar los objetivos de la misión
sin intervenir en el control de vuelo. Son similares en funcionamiento a un misil guiado.
Monitorizados: En este caso se necesita la figura de un técnico humano que dirija el aparato. Su
función es analizar la información que llega desde el dron para controlarlo. El dron lleva su propio
plan de vuelo y el técnico puede decidir que acción se llevará a cabo a pesar de no poder controlar
los mandos directamente.
Supervisados: Son los más frecuentes en uso civil. Una persona comanda los movimientos del
aparato desde una emisora y dirige el aparato a voluntad. Queda un pequeño margen de control de
vuelo que realiza automáticamente la máquina. Un ejemplo sería el control de límite de altura
máxima y mínima que se puede programar en muchos drones.
Radio controlados: Son aquellos que se guían mediante una consola de radio-control y que no
dispone de ningún sistema autónomo de vuelo.
Por último, legalmente, los drones están catalogados en tres modalidades siguiendo un criterio de
peso.
Tipo I. Los de menos de 2 kg (la mayoría de los drones que hay en el mercado). Solo pueden operar
dentro del alcance de la emisión por radio de la estación de control hasta 100 metros de alcance
visual y a una altura máxima sobre el terreno de 120 m. Para permitirse el vuelo profesional de
estos modelos, la empresa operadora debe emitir a los Servicios de Información Aeronáutica un
aviso (NOTAM o notificación de alerta de vuelo) a los distintos usuarios que estén haciendo uso del
espacio aéreo en el momento en el que se vaya a producir el vuelo. Estos aparatos solo podrán volar
en áreas autorizadas por AESA (Agencia Española de Seguridad Aérea), fuera del espacio aéreo
controlado (aeropuertos, bases…). Así, por ejemplo, una empresa operadora como el Real Aeroclub
de Lugo tendría que solicitar permiso a AESA al programar unas jornadas de vuelo de drones para
sus socios y hacer público el permiso mediante un NOTAM.
Tipo II. Los que tengan entre 2 y 25 kg, tendrán las mismas limitaciones anteriores pero deberán
permanecer dentro del alcance visual del piloto a una distancia inferior de 500 m de éste. El piloto o
el operador tendrán que hacer una declaración de responsabilidad ante AESA sobre su utilización,
además de la correspondiente notificación pública cinco días antes de su vuelo.
Tipo III. Los que están entre 25 y 150 kg, destinados a la lucha contra incendios o búsqueda y
salvamento, sólo podrán operar con las condiciones y limitaciones establecidas en su Certificado de
Aeronavegabilidad, en espacio aéreo no controlado (por debajo de los 120 metros). Son los que
necesitan unos permisos más exigentes. El piloto debe poseer un certificado básico o avanzado
emitido por una organización de formación aprobada tras superar un curso, sumado a una
autorización de la AESA para poder iniciar su actividad. Finalmente, necesita un Registro de
Matrícula de Aeronaves de AESA y disponer del Certificado de Aeronavegabilidad.
Estación de radiocontrol
y menos de 100 metros
≤ 25 kg 120 metros
Placa de identificación indeleble
Para uso lúdico, en zonas habilitadas.
Registro en AESA para uso profesional.Máxima visión
del piloto
+ 25 kg
≤ 150 kg 500 metros120 metrosPlaca de identificación indelebleDeclaración de
responsabilidad y
Notificar avisoSegún
Certificado de Aeronavega-bilidadSegún
Certificado de Aeronavega-bilidadSegún
Certificado de Aeronavega-bilidadPlaca de identificación indeleble
y
matrículaAutorización de AESA
La gran versatilidad de los drones los convierte en instrumentosy aptos para numerosas actividades
Registro
técnicas. En España es posible usarlos en tratamientos de matrícula
de fumigación con fitosanitarios (y similares
que supongan esparcir sustancias en el suelo o la atmósfera); en actividades de vigilancia de costas,
fronteras y extinción de incendios; para realizar levantamientos topográficos; supervisión de
construcciones como tendidos eléctricos, antenas, puentes y otros de difícil acceso; para realizar
rodajes y publicidad aérea; en telecomunicaciones; en investigación de biodiversidad; transporte a
zonas inaccesibles no pobladas, meteorología, etcétera.
LA LEY DE LOS DRONES
Actualmente, la norma que rige el manejo de los drones es el Real Decreto Ley 8/2014 de 4 de julio.
Según la legislación vigente, un dron es una aeronave dirigida por control remoto. Por tanto se
precisa de un permiso de AESA para poder ser pilotada en usos comerciales y profesionales, al igual
que cualquier otra aeronave. Pero AESA no concede actualmente tales autorizaciones a naves
particulares no tripuladas, con lo que se impide su uso para fines comerciales hasta que exista una
normativa internacional más específica.
Si es para uso recreativo, los drones se pueden utilizar en espacios reservados a tal fin sin necesidad
de una habilitación oficial. El aficionado tiene muy limitada la capacidad de volar un dron porque
está reservada a recintos cerrados y centros de aeromodelismo. En cambio, para volar un dron en
parajes deshabitados se le exige al propietario un permiso de AESA y el cumplimiento de varios
requisitos (curso de horas de vuelo, seguros, revisión de aparatos...), que pueden llegar a costar más
dinero que la propia aeronave de control remoto.
En principio el vuelo de drones en espacios naturales abiertos está reservado a empresas autorizadas
que realicen actividades de documentación aérea, georeferencia, supervisión, vigilancia y rescate, y
a las fuerzas del orden. No se permite, bajo ningún concepto, el vuelo de drones en zonas pobladas
ni en zonas de tránsito (carreteras), ni en eventos donde se reúna gente a cielo abierto, por ejemplo,
en un partido de fútbol. Si se trata de un local cerrado (tal como un pabellón polideportivo), el uso
de drones estaría permitido siempre y cuando se cuente con la autorización del responsable del
estadio. Esto es así porque los recintos cerrados no se consideran "espacio aéreo".
Con la ley actual, de tipo transitorio y todavía con muchos flecos que retocar, se pretende poner
orden a la moda de comprarse un dron, moda en camino de descontrolarse ante la imparable venta
de estos aparatos ofertados como un juguete más en tiendas e Internet.
La tecnología y la codicia del mercado avanzan más rápido que la legislación. Las normas actuales
no se han popularizado todavía, en gran medida porque el comerciante no siente la obligación de
informar al consumidor en tanto que su objetivo es vender el producto. Resulta chocante el hecho
de que cualquiera puede comprar un dron (sin restricciones estatales), para después tenerlo de
adorno en casa por incapacidad de cumplir la ley. "En estos momentos las personas que compran
un dron no podrían sacarlo al campo al estar prácticamente prohibido su uso mientras que, por el
contrario, cualquiera puede adquirir uno de esos aparatos en unos grandes almacenes o por
Internet sin que haya control alguno por parte de las autoridades", afirma Jordi Folk, secretario de
Aedron, una asociación creada en España para usuarios de drones.
AESA, Agencia Española de Seguridad Aérea, hace las siguientes puntualizaciones al respecto: "La
reciente normativa de drones se centra principalmente en el uso profesional de los mismos por lo
que el uso particular e indiscriminado está restringido. Esa información la desconocen muchas
personas que están comprando estos aparatos. Cuando se enteran es ya demasiado tarde y la única
salida que les queda es hacerlos volar de forma ilegal".
Esta Agencia señala los principales peligros y recalca que un dron, aunque no tenga piloto, tiene la
categoría de aeronave. Volar sobre espacios poblados no está permitido por dos razones: el riesgo
que supone para la población si se pierde el control del aparato y las posibles ingerencias en la
intimidad de las personas.
Los drones, estén o no equipados con cámara, nunca pueden perderse de vista ni superar los 120 m
de altura. Un pájaro puede provocar su caída si hay un choque y también se puede descontrolar por
una ráfaga de viento. Tampoco se pueden volar drones en condiciones atmosféricas desfavorables ni
de noche. Las baterías se deterioran con el tiempo y no se puede saber con certeza cuándo fallarán,
lo que también puede ocasionar caídas imprevistas. Los mandos de los controles remotos pueden
sufrir interferencias y, si se elevan demasiado, pueden suponer una amenaza para la aviación civil
tripulada (como recientemente se ha producido). Las mismas interferencias pueden hacernos perder
el control de la aeronave y caer descontrolada. Estos aparatos pesan como mínimo un kilo y podrían
causar graves lesiones a una persona por el impacto, o accidentes si caen sobre vehículos en
movimiento. Tampoco podemos obviar un posible uso terrorista. Por este motivo se habla de
incorporarles electrónica de control de frecuencia para inhibir la señal de operación en zonas
específicas de riesgo. Sin duda, el reto de la actual tecnología de drones es mejorar su seguridad.
En abril de 2015, el Ministerio de Fomento ha sacado a la luz un nuevo Real Decreto Ley de drones
que tiene, como novedad más importante, el permiso para su utilización en núcleos urbanos, algo
hasta la fecha totalmente prohibido.
En esta línea, EASA (European Aviation Safety Agency), busca la implantación de un marco
regulatorio a nivel internacional hacia 2020, el cual prevalecerá por encima de las regulaciones
particulares de los diferentes países. El objetivo final de esta Agencia es que en 2028 los drones
estén integrados con la Aviación Civil, compartiendo el espacio aéreo con las aeronaves
comerciales.
Hasta ahora, las principales actividades en Las Rozas se ceñían al adiestramiento en Escuela de
Pilotos, el centro de mantenimiento de aviones y los certámenes promovidos por el Real Aeroclub.
En 2014 surgieron nuevas expectativas sobre el aeródromo al iniciarse el proyecto CIAR (Centro de
Investigación Aerotransportada de Rozas). El jueves 21 de mayo de 2015, el Presidente de la Xunta,
Alberto Núñez Feijoo, anunció la inversión de 45 millones de euros hasta el año 2020 para
establecer en Las Rozas un centro de investigación pionero en aeronaves no tripuladas.
La Xunta de Galicia pretende impulsar la tecnología de los drones para uso civil en instituciones
públicas. Por este motivo ha suscrito un acuerdo de colaboración con el INTA (Instituto Nacional de
Técnica Aeroespacial), institución dependiente del Ministerio de Defensa y titular del aeródromo.
La dotación inicial del proyecto es de 10 millones de euros y se destinarán a mejoras
infraestructurales. El objetivo es rehabilitar el aeródromo y dotarlo de las capacidades necesarias
para experimentar con drones. Parte de la financiación de estas obras se cubre con dinero europeo
del plan MINECO, perteneciente al fondo Feder.
El día 26 de abril de 2016 el Conselleiro de Economía, Francisco Conde, visitó las remodeladas
instalaciones en As Rozas, que constan de una nueva plataforma, una torre de control rehabilitada, y
un hangar de 1.600 m2, elementos de seguridad para la garita de control y vallado de 9 km sobre el
perímetro de la zona, entre otras actuaciones. En las nuevas instalaciones, funcionará un centro de
desarrollo tecnológico I+D con varios laboratorios, una oficina de diseño y certificación de
aeronaves, una incubadora de empresas, un hangar para guardar drones y aviones tripulados para
investigación y un servicio meteorológico propio. El proyecto incluye una torre anexa a la torre de
control actual donde se instalará un radar secundario. Se habilitará una pasarela de acceso al
exterior que conectará toda el área de trabajo y se colocará una marquesina cubierta sobre el
edificio. También se instalarán tres cineteodolitos que son unos sistemas ópticos que permiten ver el
vuelo de los drones hasta diez kilómetros de distancia.
Entre las 18 empresas del sector aeronáutico, el metalúrgico, el naval o las TICs que se beneficiarán
de forma directa de este proyecto, tres son filiales de Indra y tres más, hoy en Madrid, tendrán que
cambiar su ubicación a territorio lucense.
Francisco Conde señaló que en el CIAR "medrará o polo tecnolóxico de avións non tripulados,
impulsado pola Xunta, cun investimento público-privado de 115 millons". De esos 115 millones, la
Xunta aporta 40 y las empresas Indra e Inaer, los 75 restantes para incorporar una fábrica de
helicópteros y de aviones no tripulados, un centro tecnológico y una oficina de diseño y
certificación, una unidad de instrucción de pilotos, un centro de control de tráfico aéreo, un nuevo
hangar y una incubadora de empresas. Conde destacó que los vehículos que se desarrollen en As
Rozas contarán con todos los avales pertinentes y que el CIAR "ofrecerá os servizos necesarios
para as probas, certificacións e homologación" de los mismos. De hecho, el Ciar ya certificó en
2015 cuatro aviones militares aportados por el Inta para adaptarlos a uso civil.
Por su parte, Alberto Núñez Feijóo, Presidente de la Xunta, ha comentado a principios de 2016
sobre el CIAR que “É un proxecto estratéxico; probablemente, o máis importante que se fixo en
Lugo nas últimas décadas. Sen dúbida, é o máis importante feito pola Xunta na provincia. [...] Será
o polo de avións non tripulados máis importante de España. É unha excelente noticia tamén para
as empresas aeronáuticas galegas”. Con este plan estratégico de desarrollo, Indra, Inaer e Inta,
crearán 100 puestos de trabajo directos y hasta 600 indirectos. Contratarán a 18 compañías, 3
universidades y 11 centros de conocimiento con domicilio fiscal en Galicia. La intención es
convertir a Galicia en un foco internacional de desarrollo de UAVs. Con esta iniciativa también se
está promocionando el empleo en un sector vanguardista de amplia proyección.
Económicamente se espera que el CIAR genere, como mínimo, unos ingresos de 600.000 euros
anuales al Inta, procedentes de las pruebas con drones que realizará este organismo dependiente del
Ministerio de Defensa. El INTA está actualmente realizando los test de desarrollo del modelo
Atlante para Cassidian, inmerso en la carrera para las certificaciones europeas, además de sus
propios modelos SIVA y ALO, entre otros.
Indra (de capital británico) e Inaer (española), por su parte, construirán y comercializarán UAVs de
mediano y gran porte para uso civil. El primero de la lista será el helicóptero LUMES, de 150 kg, el
primero en Europa destinado a la prevención de incendios forestales. También se podrá usar contra
el furtivismo, como apoyo en salvamento marítimo, en la gestión de emergencias, en conservación
del patrimonio y para seguir el flujo de personas. Aunque la patente de estos aparatos pertenezca a
las empresas que los fabrican, la Xunta se adjudica el derecho a usarlos gratuitamente aunque no de
forma exclusiva.
Otra gran inicicativa de Indra es la modificación del actual avión tripulado Targus hacia una versión
no tripulada llamada P2006T MRI. El director general de Defensa y seguridad de Indra, José
Manuel Pérez-Pujazón, ha destacado en el ciclo de conferencias Maritime Reconnaissance &
Surveillance de Londres la creación de un sistema de altas prestaciones en vigilancia marítima y
rescate que llegará al mercado internacional con un precio de 6 millones de euros. La certificación,
pruebas y fabricación se realizará desde Galicia. Se trata de un sistema que ofrecerá una autonomía
de vuelo de 12 horas, elevada capacidad de rastreo y un coste de operación y mantenimiento
imbatible (consume 32 L. de gasolina por hora de vuelo). El sistema cubre las 30 primeras millas de
costa y pretende alcanzar un control eficaz sobre zonas con problemas de narcotráfico, inmigración
ilegal, y crisis humanitarias. Este dron consta de cámara de alta resolución en espectro visible e
infrarrojo, radar de barrido electrónico Seaspray 5000E, Sistema Automático de Identificación de
Embarcaciones (AIS), terminal inmarsat de transmisión de datos a tierra y otros equipos. El equipo
ya lo ha probado la Guardia Civil y el Frontex en la operación Indalo que se realiza en verano en la
costa sur española, en la operación italiana Cross Eye y en el programa Perseus de la Union
Europea.
José Manuel Pujazón Arza, director general de defensa de Indra, ha señalado que “Nuestro
compromiso es que si, del avión no tripulado pesado Targus, se consiguen vender 12 unidades, se
montará una planta de ensamblaje en Rozas”.
Las firmas con las que Inaer e Indra contratarán en Galicia son Sivsa, R-Cinfo, Sotwcare, Cablerías
Auto, Coremain, Centum, Pildolab, Soldatec, Delta Vigo, Aeromedia, Ingeniería Insitu, Marine
Instruments, Sixtema, Televes y Aclunaga, además de las madrileñas que variarán de domicilio
Acubens, S4A Solutions for Aviation y Tecnam Aviation. En cuanto a los catorce centros
tecnológicos y universidades autonómicos, estarán presentes Aimen, Lourizán, Cesga, Itmati,
Gradiant, Citic, UDC, CTAG, USC, Cetmar, UVigo, Ciar e ITG.
Es necesario destacar la repercusión laboral y social que supondrá este proyecto aeronáutico para
Lugo. En cuanto a formación hemos sabido que el instituto CIFP “As Mercedes” dispondrá en
breve de un ciclo superior de mantenimiento de aeronaves.
EL REAL AEROCLUB DE LUGO
Es la institución que lleva formando pilotos de ultraligeros desde 1961 en Las Rozas, Castro de Rei.
Desde hace dos años también posee la cualificación de ATO "Approved Training Organisation" para
drones, y es una de las pocas instituciones en España con autorización para impartir los cursos de
capacitación de RPA. La lista de ATO españolas se actualiza periódicamente y la podemos consultar
en la siguiente dirección:
http://www.seguridadaerea.gob.es/lang_castellano/cias_empresas/trabajos/rpas/default.aspx
Los cursos para obtener el título de operador de drones incluyen, en líneas generales, el siguiente
temario:
Reglamentación
Conocimiento genérico de la aeronave
Performance de la aeronave
Meteorología
Navegación e interpretación de mapas
Procedimientos operacionales
Comunicaciones
Fraseología aeronáutica y factores humanos
En los cursos se incluye un apartado de formación práctica que debe ser específica para cada
modelo de aeronave. Esta formación la debe proporcionar la compañía operadora cuando desee
contratar a un piloto, o una ATO (cuando uno mismo es el operador), o bien, el fabricante de la
aeronave o alguien autorizado por él. El Aeroclub de Lugo imparte el curso práctico sobre los
siguientes modelos:
Aunque la formación se pueda realizar online, el examen siempre debe ser presencial. El coste de
uno de estos cursos puede superar los 300 €. En abril de 2015 se realizó en Las Rozas el primer
curso de divulgación e iniciación al pilotaje de drones, enmarcado en el proyecto “Máis por ti”,
organizado por el Concello de Lugo.