Gran Chamán y Jefe Zulú
Gran Chamán y Jefe Zulú
Gran Chamán y Jefe Zulú
(30 de
Septiembre de 1999) Se ha dicho frecuentemente que los Ancianos Nativos de cualquier tribu sostienen
las llaves del conocimiento. Esta declaración jamás ha sido más claramente confirmada que en la reciente
entrevista que tuve el gran privilegio de conducir con el Zulú “Sanasi” (Chamán) Credo Mutwa, que
ahora tiene casi 80 años de edad. A través de los esfuerzos y asistencia de David Icke, yo pude establecer
contacto con el Dr. Johan Joubert, quien cortésmente se coordinó con Credo Mutwa y permitió que esta
entrevista pueda llevarse a cabo por teléfono, literalmente al otro lado del mundo, en Sudáfrica. Nosotros
en “The Spectrum” quisiéramos extender nuestros más profundos agradecimientos a David Icke y al Dr.
Joubert por sus desinteresados esfuerzos de sacar al mundo las Verdades de este hombre. Cuando David
Icke me contó que él había pasado un tiempo con Credo Mutwa y que era posible que éste quisiera hablar
con “The Spectrum”, bueno, fue todo lo que se necesitó. A través de las maravillas de las líneas
telefónicas internacionales, el 13 de agosto tuvimos lo que resultó ser ¡una sesión de 4 horas! Y no, no
vamos a cortar partes para resumir, las palabras dichas aparecerán completas y en un contexto total, así es
nuestra política —una cuestión de respeto por el entrevistado y también de periodismo bueno y honrado.
Credo Mutwa es un hombre que David Icke describe como: “El hombre más fascinante y sabio al cual ha
sido un privilegio y honor llamarlo amigo, un genio”. Luego de hablar con Credo Mutwa, no podría estar
más de acuerdo. Quisiera comentar que Credo Mutwa es un hombre sin educación formal, quien fue lo
suficientemente amable y concienzudo como para deletrear todas las palabras zulú o africanas, nombres
propios, etc., para este artículo. Aquellos de ustedes que sean estudiantes africanos encontrarán este nivel
de exactitud más ventajoso para su investigación que el lector promedio, sin embargo tal cuidado tomado
por Credo es además otra faceta de su honestidad y precisión. Si usted siente que ha leído últimamente
algún material que expande su pensamiento y desafía algunos sistemas de creencias, esta entrevista lo
llevará un paso más allá. Como siempre, la realidad supera a la ficción. Asimismo, la verdad —o pedazos
de Verdad— revelada a cualquiera de nosotros es parte de algo más grande, y por lo tanto está en cada
uno de nosotros llegar a nuestras propias conclusiones respecto a la Verdad que otros tienen para
compartir con nosotros. Sentimos que es un honor el tener esta oportunidad de presentar las experiencias
y conocimientos de Credo Mutwa a ustedes. Esta sorprendente información presentada por Credo Mutwa
es seguramente transcendente en sus implicaciones y envergadura. Una vez que lea esta información,
entenderá fácilmente el porqué hubo intentos para silenciarlo. De igual manera, apreciará más
profundamente el valor de Credo al salir hablando de la verdad sin importar las consecuencias para con su
persona. Entonces, sin más vueltas, dejamos comenzar la entrevista. Martin: Primero que nada, déjeme
decir que es un honor y un privilegio el hablar con Ud., y quisiera agradecer y reconocer a David Icke y al
Dr. Joubert, sin cuya ayuda no podríamos estar conversando hoy en día. Nuestros lectores están
conscientes de la existencia de extraterrestres reptiloides metamorfos [*1], y lo que yo quisiera hablar con
Ud. tiene que ver con las razones específicas de su presencia, su liderazgo, su agenda, y sus métodos de
operación en este momento. Entonces, la primera pregunta que me gustaría hacerle es: ¿Puede confirmar
que en verdad existen extraterrestres reptiloides metamorfos en nuestro planeta en este momento? Si la
respuesta es positiva, ¿lo puede confirmar? ¿Podría, por favor, ser bien específico sobre ellos? ¿De dónde
vienen? *1 NOTA DEL TRADUCTOR DE MYSTERY PLANET: En la versión original en inglés dice
“shape-shifting”, literalmente, forma-cambiante. Se refiere a la habilidad que tendrían estos seres
reptiloides de cambiar de forma y mimetizarse para que no podamos percibir su apariencia real. Es por
ello que hemos resumido el concepto en “reptiloides metamorfos”. Credo: Señor, ¿puede su periódico
enviar gente a África? Martin: Disculpe, ¿puede repetir eso? Credo: ¿Puede su periódico tener la gentileza
de mandar a alguien a África en un futuro cercano? Martin: Económicamente no podemos hacerlo por el
momento, pero eso puede cambiar en el futuro. Credo: Porque hay algunas cosas que yo quisiera, por
favor, que su periódico revisara, independientemente de mí. ¿Ha escuchado del país llamado Ruanda en el
África Central? Martin: Sí. Credo: La gente de Ruanda, los Hutu, al igual que los Watusi, declaran, y no
son los únicos de África que dicen esto, que sus ancestros más antiguos eran una raza de seres que ellos
llamaban Imanujela, que significa “los Señores que han venido”. Y algunas tribus en África Occidental,
como los Bambara, también dicen lo mismo. Dicen que ellos vinieron del cielo, hace muchas, muchas
generaciones atrás, una raza de muy avanzadas y temibles criaturas que lucían como hombres, y los
llamaron Zishwezi. La palabra Zishwezi significa “criatura que se zambulle o desliza tanto en el cielo
como en el agua”. Todos, señor, han escuchado de la gente Dogon en África Occidental, quienes dicen
que la gente normal les dio cultura, pero esto no es así, el pueblo Dogon es solo uno entre muchos de los
cientos de pueblos en África que claman que su rey o su tribu fue fundada por la raza de criaturas
supernaturales que vinieron del cielo. ¿Me sigue? Martin: Oh sí, mucho, por favor continúe. Credo:
Señor, yo puedo seguir y seguir, pero déjeme presentarle a mi gente, los Zulúes de Sudáfrica. Martin: Por
favor. Credo: La gente Zulú, que es famosa por ser guerrera, la gente a quién el Rey Shaka Zulú, del
último siglo, perteneció.
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: Reptiloides: Entrevista al Chamán Credo Mutwa
Cuando uno le pregunta a un antropólogo Blanco sudafricano qué significa el nombre Zulú, dirá que
significa “el cielo” (risa), y por eso los Zulúes se llaman “gente del cielo”. Eso señor, no tiene sentido. En
el idioma Zulú, nuestro nombre para el cielo, el cielo azul, es sibakabaka. Nuestro nombre para el espacio
inter-planetario, de todas formas, es izulu y el weduzulu, que significa “espacio inter-planetario”, el cielo
oscuro con estrellas que Ud. observa cada noche, también tiene que ver con viajar, señor. La palabra Zulú
para viajar aleatoriamente, como un gitano o nómada, es izula. Ahora, puede ver que la gente Zulú en
Sudáfrica está al tanto de que se puede viajar por el espacio —no por el cielo como un pájaro— sino a
través del espacio, y los Zulúes proclaman que hace muchos miles de años atrás llegaron, de más allá del
cielo, una raza de gente que era como lagarto, gente que podía cambiar de forma a voluntad. Y de las
personas que casaban a sus hijas con extraterrestres, y producían una raza con poder de Reyes y Jefes de
tribu, hay centenares de cuentos de hadas, señor, en los cuales una hembra lagarto asume la identidad de
una princesa humana y toma su puesto, y se casa con un Príncipe Zulú. Cada niño en Sudáfrica, señor,
sabe el cuento de una princesa que se llamaba Khombecansino. Khombecansino se iba a casar con un
guapo príncipe de nombre Kakaka, nombre que significa “el iluminado”. Ahora, un día mientras
Khombecansino estaba recogiendo leña, se encontró con una criatura conocida como un Imbulu, y esta
Imbulu era un lagarto que tenía el cuerpo y extremidades de un ser humano, pero tenía una cola larga. Y
este lagarto le habló a la Princesa Khombecansino: “Oh, que bella eres, chica, yo quisiera ser como tú.
Desearía lucir como tú. ¿Puedo acercarme?”, dijo la mujer lagarto Imbulu a la princesa. Y la princesa
respondió: “sí, puedes”. Y cuando la lagarta se acercó, la cual era más alta, le escupió en los ojos a la
Princesa y comenzó a transformarse. Es decir, la lagarta cambió repentinamente a forma humana
pareciéndose cada vez más y más a la chica, con la excepción de su larga cola. Entonces, con una
repentina violencia, la mujer lagarto envolvió a la princesa y le quito sus brazaletes, su collar, su falda de
boda, y se los puso. Así, la lagarta se convirtió en la princesa. Ahora había dos mujeres idénticas en los
arbustos, la mujer original y la reptiloide transformada. Y la mujer lagarto le dice a la original: “Ahora tu
eres mi esclava. Ahora tú me acompañarás al matrimonio. ¡Yo seré tú y tú serás mi esclava, vamos!”
Agarró un palo y empezó a golpear a la pobre princesa. Entonces se fue, acompañada por otras chicas,
que eran damas de honor, según la costumbre Zulú, y llegó a la aldea del Príncipe Kakaka. Pero antes de
llegar, ella tenía que hacer algo con su cola, o sea, la mujer transformada tenía que, de alguna forma u
otra, esconder su cola. Entonces, obligó a la Princesa a que le tejiera una malla de fibra, y luego recogió
su cola y la amarró ajustadamente a sí misma. Ahora parecía una mujer Zulú atractiva, de trasero muy
grande, cuando se la veía desde afuera. Después, cuando llegaron y ella se volvió la esposa del Príncipe,
algo raro comenzó a suceder en la aldea. Toda la leche desaparecía porque cada noche la Princesa
transformada, la Princesa falsa, se soltaba la cola, la cual chupaba toda la leche agria a través de un hueco
en la punta de ésta. La suegra dijo: “¿Qué es esto, por qué se está desapareciendo la leche? Y agregó:
“No, ya veo, hay un Imbulu entre nosotros”. La suegra, una mujer muy inteligente, dijo, “hay que hacer
un hueco al frente de la aldea y se tiene que llenar con leche”. Y esto se hizo. Entonces, se les ordenó a
todas las chicas que venían con la falsa Princesa a saltar en el hueco. Una detrás de la otra, saltaron. Y
cuando obligaron a la metamorfa, a punta de lanza, a saltar, su larga cola se soltó de la malla bajo su falda
y empezó a chupar leche a través del hueco, y los guerreros mataron a la metamorfa. Así, la verdadera
Princesa Khombecansino se convirtió en la esposa del Rey Kakaka. Ahora señor, este cuento tiene
muchas versiones. Por toda Sudáfrica, en muchas tribus, encontrará cuentos de este fascinante ser que es
capaz que cambiar de un reptiloide a un ser humano, y de reptil a cualquier otro animal que quiera. Y
estas criaturas, señor, en verdad existen. No importa donde vaya por el Sur, Este, Oeste y Centro de
África, encontrará que la descripción de estas criaturas es siempre la misma. Aun entre tribus que nunca,
a través de su larga historia, han tenido contacto entre sí. Así que, sí HAY tales criaturas. De dónde
vienen, nunca lo sabré, señor. Pero están asociadas con ciertas estrellas en el cielo, y una de estas estrellas
es un grupo grande que es parte de la Vía Láctea, que nuestra gente llama Ingiyab, que significa “La Gran
Serpiente”. Y hay una estrella roja, una estrella rojiza, cerca de la punta de esta orilla de estrellas que
nuestra gente llama IsoneNkanyamba. Ahora, esta estrella llamada IsoneNkanyamba tiene su
correspondiente en inglés. Es la estrella llamada Alpha Centauri, en inglés. Esto, señor, es algo que vale
la pena investigar. ¿Por qué será que en más de 500 tribus, en las partes de África que yo he visitado en
los últimos 40 o 50 años, se describen criaturas similares? Se dice que estas criaturas se alimentan de
nosotros, los seres humanos; que ellos, en un tiempo, retaron al mismísimo Dios a la guerra, porque
querían el control completo del universo. Y Dios peleó una terrible batalla contra ellos y Él los venció, los
hirió, y los obligó a esconderse en ciudades subterráneas. Ellos se esconden en cavidades subterráneas
profundas, porque siempre están sintiendo frío. En estas cavidades, nos cuentan, hay inmensos fuegos que
son mantenidos por esclavos, por humanos, como si fueran zombis esclavos. Y también se dice que estos
Zuswazi, estos Imbulu, o como quieran llamarlos, no son capaces de comer comida sólida. Ellos comen
sangre humana, o se comen ese poder, la energía que se genera cuando seres humanos, en la superficie de
la Tierra, están peleando y matándose en grandes cantidades. He conocido gente que ha huido, hace años,
de la cercana Masaki, en Ruanda, porque fue horrorizada por lo que estaba sucediendo en su país. Dijeron
que la masacre de los Hutus por los Watusi, y de los Watusi por los Hutus, está en la actualidad
alimentando a los monstruos Imanujela. Que a los Imanujela les gusta inhalar la energía que es generada
por la masa de personas siendo aterrorizada o siendo asesinada por otra gente. ¿Todavía está conmigo,
señor? Martin: Sí, estoy completamente con Ud.
Credo: Ahora, permítame destacar una cosa interesante, señor. Si Ud. estudia los idiomas de las naciones
africanas, encontrará dentro de los idiomas de nuestra gente palabras similares a las de Oriente, Medio
Oriente y hasta palabras Nativas Americanas. Y la palabra Imanujela significa “El Señor que vino”. Una
palabra que cualquiera puede descubrir en Ruanda, entre los Hutu y Watusi Ruandeses, es muy similar a
la palabra hebrea Immanuel, que significa “El Señor está con nosotros”. Imanujela, “los que vinieron, los
Señores que están aquí”. Nuestra gente cree que nosotros, la gente de esta Tierra, no somos amos de
nuestras vidas, en realidad, a pesar que fuimos hechos para que pensemos que lo somos. Nuestra gente
dice, o sea, la gente negra de todas las tribus, todos los iniciados, todos los chamanes en todas partes de
África, cuando te toman confianza y comparten sus secretos más profundos contigo, dicen que (con) los
Imanujela, hay Imbulu. Y existe otro nombre por el cual se conoce a estas criaturas. Este nombre es
Chitauri. Ahora, la palabra Chitauri significa “los dictadores, los que nos dictan la ley”. En otras palabras,
“ellos nos dicen, secretamente, lo que tenemos que hacer”. Se dice que estos Chitauri nos hicieron
numerosas cosas cuando llegaron a este planeta. Por favor discúlpeme, pero debo compartir esta historia
con Ud. Es una de las más extrañas historias que encontrará en toda África, en sociedades secretas de
chamanes y otros lugares donde todavía se preservan los restos de nuestro ancestral conocimiento y
sabiduría. Es esto; originalmente, la Tierra estaba cubierta con una manta de niebla o llovizna. La gente,
de hecho, no podía ver el Sol en el cielo, excepto como una luz ligera. Y ellos vieron la Luna en la noche
como una garra de luz en el cielo, porque había una pesada llovizna. Y la lluvia caía constantemente en
un rocío. No había truenos. No había tormentas. El mundo estaba cubierto por grandes bosques, grandes
selvas, y la gente vivía en paz en la Tierra en ese tiempo. La gente era feliz y se dice, en ese tiempo,
nosotros los seres humanos no teníamos el poder del habla. Solo hacíamos sonidos chistosos como monos
y mandriles felices; pero antes no teníamos el habla y ahora la tenemos. Y, en aquellos siglos, la gente se
comunicaba a través de la mente. Un hombre podía llamar a su esposa pensando en ella, pensando en la
forma de su cara, el olor de su cuerpo, y la textura de su cabello. Un cazador salía al matorral y llamaba a
los animales, y los animales escogían a uno de los suyos que estaba viejo y cansado, y este animal se
ofrecía al cazador para que lo matara rápidamente y llevarse la carne a su cueva. No existía violencia
contra los animales. No existía la violencia contra la naturaleza por parte de los seres humanos en aquel
tiempo. El hombre le pedía la comida a la naturaleza. Él se acercaba a un árbol y pensaba en la fruta, y el
árbol permitía que algunas de sus frutas cayeran al piso, y el hombre las recogía. También se dice que
cuando los Chitauri llegaron a la Tierra, llegaron en naves horribles que volaban por el aire, naves en
forma de grandes tazas que hacían un terrible ruido y un terrible fuego en el cielo. Y los Chitauri le
dijeron a los seres humanos, quienes fueron reunidos a la fuerza con látigos y rayos, que ellos eran los
grandes dioses del cielo y que de ahora en adelante recibirían varios grandes regalos de los dioses. Estos
supuestos dioses eran como seres humanos, pero bien altos, con una cola larga, y con terribles ojos
ardientes, algunos tenían dos ojos amarillos y brillantes, otros tenían tres ojos, un ojo rojo redondo estaba
en el centro de la frente. Estas criaturas le quitaron a los seres humanos los poderes que tenían; el poder
de hablar a través de la mente solamente, el poder de mover objetos con la mente solamente, el poder de
ver el futuro y el pasado, y el poder de viajar, espiritualmente, a diferentes mundos. Todos estos grandes
poderes los Chitauri quitaron a los seres humanos, y les dieron un nuevo poder, el poder del habla. Pero
los seres humanos descubrieron, con horror, que el poder del habla los dividía, porque los Chitauri
astutamente crearon diferente idiomas, y ellos causaron una gran disputa entre la gente. Asimismo, los
Chitauri hicieron algo que nunca se había hecho, le dieron a los humanos gente que reinara sobre ellos, y
dijeron: “Estos son sus reyes; estos son sus jefes. Ellos tienen nuestra sangre. Ellos son nuestros hijos, y
tienen que escucharlos porque esta gente hablará por nosotros. Si no lo hacen, los vamos a castigar de una
forma horrible”. Antes de la llegada de los Chitauri, antes de la llegada de las criaturas Imbulu, eran
espiritualmente unidos. Pero cuando llegaron los Chitauri, los seres humanos se dividieron, tanto
espiritualmente como por el lenguaje. Entonces, los Chitauri le dieron extraños sentimientos a los seres
humanos. Los seres humanos comenzaron a sentirse inseguros, y empezaron a construir aldeas con fuertes
cercas de madera. Los seres humanos empezaron a crear países. En otras palabras, comenzaron a crear
tribus y terrenos, que tenían fronteras, que ellos defendían contra cualquier posible enemigo. Los seres
humanos se volvieron ambiciosos y codiciosos, querían adquirir riquezas en forma de ganado y conchas
de mar. Y, otra cosa que los Chitauri obligaron a los seres humanos a hacer, fue a excavar la Tierra. Los
Chitauri ponían a trabajar a las mujeres y las obligaban a descubrir minerales y ciertos metales. Las
mujeres descubrieron el cobre, el oro y la plata. Y, eventualmente, fueron dirigidas por los Chitauri para
alear estos metales y crear unos nuevos que nunca antes habían existido en la naturaleza, metales como el
bronce, latón y otros. Ahora, los Chitauri quitaron la sagrada niebla del cielo y por primera vez desde la
creación, los seres humanos miraron arriba y vieron las estrellas, los Chitauri le dijeron a los humanos
que estaban equivocados en creer que Dios moraba bajo la Tierra. Le dijeron a la gente de la Tierra: “De
ahora en adelante la gente de la Tierra tiene que creer que Dios está en el Cielo y tienen que hacer cosas
en esta Tierra para complacer a este Dios que esta en el Cielo”. Ve, originalmente, los seres humanos
creían que Dios estaba bajo la tierra, que ella era una gran madre que dormía bajo la Tierra porque veían
que todo crecía desde abajo de la tierra, el pasto venía desde abajo de la tierra, los árboles crecían desde
abajo de la tierra, y la gente creía, que cuando uno moría se iba debajo de la tierra. Pero cuando los
Chitauri voltearon los ojos a los seres humanos hacia el cielo, la gente empezó a creer, ahora, que Dios
estaba en el cielo y que los que morían en esta Tierra no iban hacia abajo de la tierra, sino hacia arriba en
el cielo. Y hoy día, señor, por toda África, dondequiera que vaya como investigador, encontrará estas dos
fascinantes ideas que entran en conflicto una con la otra. Muchas tribus africanas creen en lo que es
llamado Midzimu o Badimo. La palabra Midzimu o Badimo significa “ellos que están en el cielo”. Pero,
en tierra Zulú, entre mi gente, encontrará que esta sorprendente variación va de la mano con las demás.
Hay zulúes que creen que los muertos son Abapansi, que significa “los que están abajo, bajo la Tierra”.
Entonces, hay otra idea referente a Abapezulu. La palabra Abapezulu significa “aquellos que están
arriba”, y la palabra Abapansi, que es el nombre más antiguo para los espíritus de los muertos, significa
“ellos que están bajo la Tierra”. Así que, aun hoy en día, señor, por toda África en medio de centenares de
tribus, encontrará esa extraña doble creencia que los muertos van al cielo, y por el otro lado con la
creencia que los muertos van debajo de la tierra. Esta creencia de que los muertos van debajo de la tierra
se dice que viene desde que nuestra gente creía que Dios era una mujer, la gran Madre Cósmica. Y esto es
contrastado por la creencia Abapezulu de que Dios es un hombre que vive en el cielo. Ahora, señor, otra
cosa que los Chitauri le dijeron a nuestra gente, es que nosotros los seres humanos estamos aquí en la
Tierra para cambiarla y hacerla aceptable para “Dios”, quien ha de venir un día a vivir en ella. Y se dice
que aquellos que trabajen para cambiar esta Tierra y hacerla segura para el dios serpiente, el Chitauri,
quien vendrá a habitarla, serán recompensados con grandes poderes y riquezas. Señor, según lo que yo he
observado durante muchos años de estudio, por largos años de iniciación en los misterios del chamanismo
africano, sabiduría y conocimiento, me he puesto a pensar por qué nosotros los seres humanos estamos
actualmente destruyendo la Tierra en que vivimos. Estamos haciendo algo que solo se repite en otras
especies de animales, a saber, el elefante africano, que destruye por completo todos los árboles del lugar
que habita. Nosotros los seres humanos estamos haciendo exactamente eso. Y donde quiera que Ud. vaya
en África, donde una vez existieron grandes civilizaciones ancestrales, encuentra desierto. Por ejemplo,
está el desierto Kalahari en Sudáfrica, y debajo de esa arena del desierto he encontrado ruinas de ciudades
antiguas, lo que significa que los seres humanos convirtieron esa extensión de terreno, que una vez fue
verde y fértil, en un desierto. Y, en los días cuando yo estuve con exploradores y personas en safari en las
regiones del Sahara de África, también encontré evidencias de increíbles hábitats humanos ancestrales en
lugares donde no hay más que piedras y arena. En otras palabras, el Desierto del Sahara una vez fue fértil
y fue convertido en desierto por seres humanos, ¿por qué, debo de preguntarme, una y otra vez, los seres
humanos se dejan llevar por la inseguridad, avaricia, y deseos de poder para convertir la Tierra en un
desierto en el cual, últimamente, ningún ser humano puede vivir? ¿Por qué? Aunque sabemos de los
terribles peligros que esto traerá, ¿por qué estamos cortando grandes áreas de jungla en África? ¿Por qué
nosotros en la Tierra estamos siguiendo las instrucciones con que nos programaron los Chitauri? Aunque
mi mente se rehúsa a aceptar esto, la respuesta es un terrible sí, sí, sí.
Entre la mucha gente sabia que me honra con su amistad, existe un hombre de gran inteligencia que vive
en Israel, el Dr. Sitchin [*2]. *2 NOTA DEL EDITOR: Se refiere al Dr. Zecharia Sitchin, autor de
muchos provocativos libros acerca de la interacción entre seres extraterrestres con humanos en tiempos
muy antiguos. Según los escritos antiguos de la gente de Sumeria, en arcilla, los dioses vinieron del cielo
y obligaron a los seres humanos a trabajar por ellos, a buscar oro por ellos. Esta historia es confirmada
por leyendas africanas acerca de dioses que vinieron del cielo y nos hicieron sus esclavos de tal manera
que nunca nos diéramos cuenta que lo somos. Otra cosa que nuestra gente dice es que los Chitauri se
alimentan de nosotros como buitres. Ellos nos crían, llenan a algunos de nosotros de cólera y grandes
ambiciones, y hacen de esta gente que ellos criaron grandes guerreros que realizan terribles guerras. Pero,
en fin, los Chitauri no permiten a estos grandes líderes, a estos grandes jefes y reyes de guerra, que
mueran en paz. El guerrero es usado para crear la mayor cantidad de guerra posible, para matar a cuanta
gente pueda, y a esos que él llama enemigo; y, al final, el guerrero tiene una muerte horrible, con su
sangre derramada por otros. Y este fenómeno lo he visto en la historia de mi gente, una y otra vez.
Nuestro gran Rey Shaka Zulú peleó más de 200 guerras durante su reinado de 30 y pico de años. Ergo,
fue masacrado y tuvo una muerte muy violenta. Él murió siendo un hombre vencido quien, por la muerte
de su madre, ya no tenía poder para ganar más batallas. Y antes de Shaka Zulú, había otro rey que entrenó
a Shaka para que fuera el gran rey que fue. Ese rey se llamaba Dingiswayo. Dingiswayo luchó grandes
guerras para unir a la gente Zulú en una gran tribu. Él había visto a la gente Blanca del Cabo y pensó que,
uniendo a su gente en una gran nación, podría repeler la amenaza de la gente Blanca. Pero lo que paso fue
que, después de ganar muchas batallas para unir muchas tribus, el Rey Dingiswayo fue repentinamente
afligido por una enfermedad de la vista que casi lo deja ciego. Él escondió este secreto de que no podía
ver más. Pero este aterrador secreto fue descubierto por una mujer, una reina de otra tribu, llamada
Ntombazi. Ntombazi tomó un hacha y decapitó a Dingiswayo, luego de haberlo engañado para que
entrara a su cabaña dándole comida y cerveza. También existe un fenómeno similar con grandes jefes
Blancos: Napoleón en Europa, quien murió miserablemente en una isla solitaria del Océano Atlántico;
Hitler, también en Europa, que murió poniendo una pistola en su boca y matándose, nos dicen; Atila el
huno, que fue asesinado por una mujer; y muchos otros grandes jefes que tuvieron un triste final después
de haberle propinado miseria y muerte a cuanta gente pudieron. El Rey Shaka fue apuñalado hasta la
muerte por su medio hermano, con la misma flecha que él utilizo para matar a grandes cantidades de
personas rápidamente. Y Julio César se encontró con el mismo destino, al igual que nuestro Shaka Zulú,
luego de haber conquistado muchas naciones. Siempre el guerrero héroe tiene un final que parecía no
debía tener. El Rey Arturo, en Inglaterra, fue asesinado por su propio hijo, Mordred, luego de un longevo
y exitoso reino. Puedo continuar. Ahora, todas estas cosas, si uno las junta, demuestran que existe un
poder que nos guía hacia un río oscuro de auto-destrucción. Y entre más pronto lo sepamos, mejor será
para que podamos, quizás, hacerle frente. Martin: ¿Ud. cree que estos seres se encuentran de igual manera
en otras partes del mundo, o están principalmente concentrados en África? Chitauri. Credo: Señor, yo
creo que estas criaturas se encuentran en todas partes de la Tierra, y con respeto, aunque no me gusta
hablar mucho de mí, soy una persona que ha viajado a muchas partes del mundo. He estado en su país, los
Estados Unidos, he estado en Australia, he estado en Japón, entre otros países. Y, sin importar a donde
fuera, me encontré con gente contándome sobre criaturas como éstas. Por ejemplo, en 1977, visité
Australia, y anduve mucho intentando encontrar a la gente Negra de Australia, a los aborígenes. Y cuando
los encontré, ellos me contaron varias cosas que me sorprendieron mucho, mucho. Las mismas cosas que
encontré en Japón, encontré en Taiwán. Dondequiera que todavía existan chamanes y curanderos
tradicionales, encontrará estas fascinantes historias. Ahora, déjeme contarle lo que hallé en Australia. La
gente aborigen de Australia, entre ellos mismos, se llaman Coorie, que significa “nuestra gente”. Los
Coorie de Australia creen en un gran dios creador llamado Byamie. Un chamán Coorie, y varios de ellos,
me dibujaron retratos de este Byamie, y uno de ellos me mostró un dibujo en una piedra representando a
este extraño dios creador que vino de las estrellas. Y cuando ellos colocaron su dibujo frente a mí, lo que
mostraba era al Chitauri que yo conocía desde mi iniciación africana. Tenía la cabeza grande. Tenía ojos
grandes, que fueron acentuados por el pintor. No tenía boca, tenía brazos largos y piernas increíblemente
largas. Señor, esa era la típica representación de Chitauri, el mismo que yo conocía de mi propia gente en
África. Me pregunté “¿por qué?”. Aquí estoy en un país, a miles de millas de mi África, y estoy viendo a
un ser conocido como Biamai o Bimi, que es la criatura que yo, un africano, reconozco. Entre los nativo
americanos, encontré que, por ejemplo, entre ciertas tribus en América, tribus como la de la gente Hopi, y
aquella gente que permanece en esos edificios llamados pueblo, tienen a unas criaturas que llaman
Katchinas, incluso esta gente usa máscaras y se disfraza como dichas criaturas. Y algunos de estos
Katchinas, son muy, muy altos, con una cabeza redonda grande. Exactamente como tenemos en África.
Hallé criaturas similares en América. En África las llamamos criaturas Egwugwu, o por otro nombre
como Chinyawu. Los Katchina de los nativos americanos, y los Chinyawu de nuestra gente, son seres
idénticos. Ahora, ¿a qué se debe esto? ¿Cuándo estuvieron en contacto los africanos y los nativos
americanos? ¿Cuándo? Este es uno de los grandes misterios de todos los tiempos, señor. Es una de las
muchas cosas que he encontrado en este mundo que me han dejado totalmente asombrado. Estas criaturas
EXISTEN, y es mejor que los escépticos entre nosotros enfrenten este hecho de una vez por todas, será
mejor para todos. ¿Por qué no está progresando la humanidad? ¿Por qué estamos corriendo en círculos de
auto-destrucción y destrucción-mutua? La gente es básicamente buena; yo creo eso. La gente no quiere
iniciar guerras. La gente no quiere destruir el mundo donde vive, pero hay criaturas, o existe un poder que
conduce a la humanidad a la auto-aniquilación. Es mejor que esto lo reconozcamos. Ahora, vivo en
África. Aquí está mi gente. Aquí esta mi hogar. Pero estoy viendo que África está siendo destruida por
guerras que no tienen ningún sentido para mí como africano. Mire a la India que, como África, sufrió el
azote del colonialismo por los franceses, los ingleses, y otros poderes europeos. Pero India, por medio de
su independencia, ha logrado las cosas que nosotros, los africanos, no hemos logrado. ¿Por qué? India ha
explotado la bomba atómica y es en la actualidad uno de los países más temidos de este mundo. India ha
lanzado satélites. India, a pesar de todo, tiene los mismos problemas que África, una población creciente,
problemas de religión y entre tribus, aunque la India tiene una parte de población muy pobre, también
tiene una increíblemente rica, ella ha logrado cosas que África no ha logrado. Ahora, yo me pregunto
“¿por qué?”. Porque la India fue establecida por gente de África, aunque los negros de África no crean
esto.
Es un hecho, que hace miles de años, personas de África fundaron la civilización más grande de la India,
también en otros países del Sudeste de Asia. Hay evidencias arqueológicas sobre esto. Pero, ¿por qué
África se esta ahogando en guerras, enfermedades, y en hambre? ¿Por qué? Muchas veces, señor, me
siento en mi cabaña y lloro cuando veo enfermedades como el SIDA destruyéndonos; cuando veo guerras
sin sentido destruyendo esos países en África que habían sido prósperos por miles de años. Digo, Etiopía
es un país que ha sido libre por miles de años. Etiopía fue una vez la escuela de toda África. Nigeria fue
una vez un gran país con una larga tradición de gobernantes independientes, mucho antes que el hombre
Blanco llegara a África. Pero hoy, todos estos países y muchos otros están siendo destruidos.
Actualmente, señor, existen partes de África que han sido completamente despobladas por guerras y por
la enfermedad llamada SIDA, la cual muestra claros signos de haber sido creada por el hombre. Entonces,
me pregunto, ¿quién o qué está destruyendo a África, y por qué? Porque hay tribus en esas aldeas donde
yo viví, que me ayudaron en la búsqueda de la sabiduría, antes de la Segunda Guerra Mundial y después.
Pero hoy estas tribus ya no existen. Desaparecieron, se dispersaron, o fueron totalmente exterminadas en
guerras sin sentido donde la gente Negra no obtuvo ningún beneficio. Estoy en Sudáfrica ahora. Aquí
nací, y aquí moriré. Pero veo mi país deshaciéndose como un mango podrido. Sudáfrica fue una vez un
país poderoso. Tenía un ejército poderoso. Tenía grandes industrias que producían de todo, desde
locomotoras hasta pequeños radios. Pero hoy mi país está saturado de drogas, saturado de crimen. ¿Por
qué? Un país no se destruye de la noche a la mañana, al menos que existan fuerzas determinantes que se
dediquen a destruirlo. Recientemente vi, señor, la destrucción de otro país dentro de Sudáfrica. El país es
Lesoto. Este país, Lesoto, es habitado por las tribus más antiguas y sabias en Sudáfrica. Entre ellas hay
una tribu llamada Bakwama. Los Bakwama son tan antiguos que ellos describen una tierra misteriosa de
grandes montañas puntiagudas, una tierra misteriosa gobernada por un gran dios, que tenía cabeza de
humano y cuerpo del león [uno inmediatamente piensa en la Gran Esfinge de Egipto]. Los Bakwama
llamaban a este país Ntswama-tfatfi, lo que significa “la tierra del Halcón-Sol”. El halcón es un ave rapaz
del cielo, ¿sabía? Ahora, estos Bakwama, en Sudáfrica, tenían conocimiento sobre Egipto, de donde ellos
dicen vinieron sus ancestros. Y ellos llaman a esta misteriosa tierra de los dioses, “la tierra del Halcón-
Sol” o “Águila-Sol”, que es justamente como los egipcios representaban a su país. Lo describían como “la
tierra de Hor”, el dios Horus en Grecia. Ahora, cuando murió la Princesa Diana, en 1997, yo fui de las
primeras personas Negras que sospechó que fue asesinada, y te diré por qué sucedió. Porque, cerca de 8
meses o un año antes de que muriera Diana, murió un rey en Lesoto, el Rey Moshoeshoe II. La muerte
del Rey Moshoeshoe II fue exactamente detalle-por-detalle idéntica a la muerte de la Princesa Diana. Por
favor, tengan en cuenta esto todos los que consideren a mis palabras increíbles: la Princesa Diana murió
en un túnel, pero el rey de Lesoto murió en un barranco. Él había viajado muy lejos para investigar un
problema en su rancho. Se retrasó en su regreso, y cuando fueron a buscarlo, escucharon decir que unos
chicos, quienes se ocupaban del ganado en las montañas de las tierras de Basoto, habían oído unos
disparos de rifle. Cuando los hombres fueron a investigar al lugar donde se escucharon los disparos,
encontraron el auto del rey fuera de la carretera y en el fondo del barranco. Él tenía su cinturón de
seguridad puesto, pero además tenía una horrible herida en la parte de atrás de su cabeza. Y encontraron
también al chofer del rey muerto en el volante. Pero los dos hombres que eran guardaespaldas, que
viajaban en el asiento trasero del coche directamente detrás del rey, escaparon sin rasguño alguno. Uno de
los hombres sacó al rey del coche. El rey pidió disculpas por ensuciarle las manos con su sangre, dado
que era una tradición que un rey agonizante le agradezca a los que le ayuden. Y tiene que pedir disculpas
por molestarlos, porque el que toca la sangre sagrada del rey estará en problemas espiritualmente después
de eso. Cuando sacaron el coche del rey del barranco, hallaron que una de las llantas tenía un hueco,
como de una bala. Y dicha llanta fue misteriosamente removida, después, cuando el coche del rey fue
guardado en un lugar poco seguro, en un patio a la intemperie donde cualquiera tenía acceso. Y cuando
hicieron la autopsia del chofer, encontraron que el hombre estaba tan borracho que no hubiese podido
conducir el vehículo. Y tercero, el hombre que manejó el coche del rey y murió al volante no era el que
usualmente conducía para el rey. Señor, ¿ve este misterio ahora? La muerte del rey de Lesoto coincide
con la muerte de la Princesa Diana, que estaba por suceder. Dejando de lado otros sorprendentes detalles
además de los que ya mencioné, la nación de Lesoto fue un desastre luego de la muerte del rey, cuando
sucedieron disturbios después de una elección general que fue controlada por partidos provisionales. Hoy
Lesoto es un país económicamente moribundo. Lesoto es un país donde se llevó a cabo un extraño
experimento, un experimento que consistió en construir una gran represa, cuyo propósito era llevar
grandes cantidades de agua a Sudáfrica, y no a Lesoto. Últimamente hemos escuchado feos rumores que
vienen de ese país, que alguien fue sobornado para facilitar la construcción de esta gran represa donde el
agua de una pequeña nación es utilizada como suministro para otra altamente industrializada. Hay
muchas cosas raras, señor, que han sucedido en Sudáfrica, y están sucediendo, también en otras partes de
África, que no tienen sentido para mí como africano. Hay guerras que se llevan a cabo en África, después
que un país gana su independencia de los poderes coloniales, y entonces una fuerza de rebeldes toman
armas contra el gobierno, pero en lugar de luchar contra el gobierno hasta el fin, lo que sucede una y otra
vez es que las fuerzas rebeldes se dividen en grupos que terminan peleando no solamente contra el
gobierno sino también entre ellas mismas. Y el resultado es que, en varios países africanos, el país es
destruido, no importa que partido gane, la gente pierde. Hay razón para llamar a las Naciones Unidas,
para crear alguna asamblea de paz. En otras palabras, los africanos están peleando guerras que no traen la
victoria, sino la destrucción de ellos mismos y su gente. Quisiera llamarle la atención, señor, sobre la ola
de furia sin sentido que acaece en Sudán, al igual que en otras partes de África. Me gustaría llamarle la
atención, y a sus lectores también, sobre la más larga y terrible guerra civil que está destruyendo la parte
Sur de Sudán, sobre la guerra que está destruyendo a Angola. Y una parte del mundo, el Este del
Sudáfrica, ha sido tan violada por tantos años de guerra que hay lugares en los cuales ya ni se oye el canto
de un pájaro. Toda forma de vida ha sido aniquilada en ese lugar. Ahora, ¿por qué? He podido confirmar
que estos países que se destruyen por guerras sin sentido, algo fuera del carácter de nosotros los africanos,
son países que si se los hubieran dejado vivir en paz hubieran podido proveer a toda África con comida,
agua, y valiosos minerales. Me han dicho, señor, que bajo la superficie de Angola hay depósitos de
carbón que no tienen igual en el mundo. También me han contado que en partes de Angola existen
depósitos de petróleo que serían los segundos más grandes luego de los que hay en el Medio Oriente.
Sudán es un país que yo he visitado varias veces durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En el
Sudán había tanta comida que sus habitantes la regalaban cuando uno pasaba de viaje por allí. Hoy, el sur
de Sudan está desgarrado por el hambre, es un agujero infernal donde los niños mueren de diarrea en los
matorrales mientras lo buitres esperan en las ramas de los árboles para darse un banquete. África está
siendo deliberada y sistemáticamente destruida por un poder tan implacable que hoy día todavía sigue
haciendo estragos. Pero, este poder se está tornando fuera de control. Martin: Discúlpeme. ¿Ud. dijo que
había carbón en Angola u oro? Credo: Carbón, señor, carbón. Hay diamantes en Angola, señor.
Y me he enterado por gente de confianza que hay más petróleo en Angola que en ciertas partes de Medio
Oriente. ¿Es por esto que África está siendo destruida? ¿Es por esto que nuestras naciones están siendo
masacradas, por carbón bajo la superficie, por diamantes? Si es así, ¿quién es el autor intelectual detrás de
todo? ¿La gente vale menos que los minerales? ¿La gente vale menos que el petróleo? Porque, este
genocidio, peor a cualquier atrocidad que haya cometido Hitler contra los judíos, está sucediendo en
África AHORA, y a la gente de América parece importarle un bledo. ¿Por qué? Somos los mejores
amigos que tienen los Estados Unidos. Somos la mejor gente. Compramos productos norteamericanos.
Nuestros niños quieren lucir como los niños norteamericanos. Nuestros niños usan jeans, y hablan con
acento norteamericano, porque Uds., la gente de Estados Unidos, son nuestro modelo a seguir. ¿Por qué
permiten que nos asesinen? ¿Por qué? ¿Por qué? No solo estamos siendo asesinados por medio de la
guerra, también estamos muriendo por drogas. No había problema de drogas durante el gobierno
apartheid. Ahora, bajo el gobierno democrático, nuestro país es un pozo séptico saturado de drogas. ¿Por
qué? Hoy, señor, hablo como un chamán tradicional, uno de mis propósitos es tratar de ayudar a la gente
con su problema de drogas. Señor, puedo ayudarle a un africano que abusa de la marihuana o el hashish.
Puedo ayudar a un joven africano que sea dependiente del Dakwa. Pero soy un inútil y mis habilidades
son pura basura al intentar ayudar a los jóvenes Negros que son adictos a una nueva droga conocida como
“crack”. Es una droga de aspecto duro. Parece chocolate sólido cuando la ves, y esta cosa es tan adictiva
que no hay chamán que pueda ayudar a la víctima adicta a esta droga. Yo le estoy preguntando a la gente
de EE.UU., le estoy preguntando a mis hermanos Negros y a mis hermanas Negras de allí, ¿por qué están
permitiendo que este país que es su madre sea exterminado? No me importa lo que digan los escépticos.
Discúlpeme, pero me da mucho coraje. No me importa los que digan los escépticos, HAY una fuerza que
está destruyendo a África y no me como el cuento de que son los grandes banqueros del FMI y otros
grandes bancos. No matas el ganso que te da el huevo de oro, ¿por qué los bancarios querrían destruir a
África? Hay otra fuerza detrás de esta gente, una terrible, fuerza alienígena, que hace las cosas a
escondidas. Y es muy común que cuando los seres humanos tienen problemas busquen echarle la culpa a
una fuerza ajena de ellos mismos. Pero yo he estudiado la situación en África desde el fin de la Segunda
Guerra Mundial, y antes, y tengo evidencias que indican que una fuerza alienígena está trabajando en
África. ¿Qué o quién está acabando con las tribus más antiguas de África? Por favor, señor, déjeme
contarte algo que me parte el alma. Por favor, ¿podría? Martin: Por favor, continúe. Credo: Siento mucho
hablar tanto. Por favor, discúlpeme. Pertenezco a una nación Zulú, una nación de guerreros, una nación
de gente sabia. Mi gente, señor, nunca ha sido detalladamente estudiada por antropólogos Blancos, pero
la gente Zulú sabe cosas que, si yo las compartiera con vuestros lectores, estarían fascinados. La gente
Zulú SABÍA, entre muchas cosas, que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no viceversa. Decían,
para los iniciados, que la Tierra es una criatura femenina y el Sol es masculino, y, por lo tanto, la Tierra
es la que se mueve y baila alrededor del Sol —la bella princesa que baila alrededor de su ardiente rey que
es el Sol. Nuestra gente sabía que la Tierra era una esfera. Nuestra gente sabía de los gérmenes y sus
funciones. ¿De dónde vino esta increíble sabiduría? No lo sé. La gente de América y Europa dicen que
fue Albert Einstein quien salió con la idea de que el tiempo y el espacio son una misma cosa. Mi
respuesta a eso es “¡NO!” Mi gente, los Zulúes, sabían que el tiempo y el espacio son una sola cosa. En el
idioma de los Zulúes, un nombre para el espacio es umkati. Y el nombre Zulú para el tiempo es isikati.
Nuestra gente sabía que el espacio y el tiempo eran una misma cosa cientos de años antes del nacimiento
de Einstein. Además, nuestra gente creía, como los Dogon, que hay 24 planetas en nuestra parte del
espacio que son habitados por criaturas de varios estados de inteligencia. Y esta sabiduría nunca fue
escrita en ningún libro, yo y mi tía somos los únicos altos sanusi [chamán] en Sudáfrica que guardamos
este conocimiento. Mi tía todavía vive. Tiene 90 y pico de años, y yo estoy cerca de la muerte, sufriendo
de diabetes —un terrible asesino de africanos hoy día. Y lo que estoy tratando de decirle es que, aunque
mi gente tenía estos tremendos conocimientos, que nunca fueron registrados en un libro, hoy un gran
porcentaje de los Zulúes son víctimas del HIV o SIDA. Y ha sido calculado que en los próximos 50 años,
3/4 de los Zulúes en la provincia de Natal van a morir. Y yo soy el guardián de objetos sagrados que
heredé de mi abuelo. Soy, por parte materna, descendiente directo del último verdadero rey Zulú,
Dingame. Y mi deber tendría que ser proteger a mi gente de cualquier cosa que amenace su existencia.
Mire, por favor, señor. Cualquiera que estudie a la humanidad con cariño, con comprensión, y con
cuidado, reconoce que existe un Dios brillante que está luchando para nacer entre cada uno de nosotros.
Estamos tratando de resistir, aunque muchos de nosotros no lo sabemos todavía. Estamos desarrollando
una actitud de querer proteger nuestro planeta sin importar quiénes o qué somos. Hay grandes jefes en
África que te multan severamente si te ven destruyendo un árbol innecesariamente. Esto era común en el
pasado, desapareció con la llegada del hombre Blanco; pero ahora ha vuelto de nuevo. El hombre se está
convirtiendo, está luchando para volverse más avanzado, más caritativo, y los alienígenas no van a
permitirlo. Ellos van a causar que nos destruyamos, otra vez. Me preocupa lo que pasará. Señor, le puedo
mostrar muchas cosas extrañas que los africanos hicieron para protegerse contra los alienígenas Grises.
Las cosas que nuestra gente hizo no fueron por superstición. Fueron resultado de terribles experiencias
personales. Un día espero compartir con Ud., Sr., la historia de cómo me “secuestraron” [abdujeron],
digamos. Creemos que los Mantindane (“atormentadores”), los Grises, son en realidad sirvientes de los
Chitauri. Y que ellos, al contrario de lo que piensan los Blancos, NO están experimentando con nosotros.
No lo están haciendo. Repito, NO lo están haciendo. Cualquiera que haya vivido el infierno de toparse
con estas criaturas, dirá que no hay nada experimental en lo que hacen. Están fríamente resueltos, a
sangre fría, y no hacen lo que hacen para beneficio propio, lo hacen para unas criaturas más grandes que
ellos. Por favor, ¿podría darme un poco de tiempo para compartir con Ud., brevemente, mi experiencia?
Martin: Oh sí, absolutamente, por favor. Tenemos todo el tiempo que necesite. A menudo abducidos han
reportado ver reptiloides junto con grises, estando los primeros en una posición jerárquica superior.
Credo: Señor, era un día como cualquier otro, un día bello en las montañas al Este de Zimbabue, que
llamamos Inyangani. Mi maestra me había enviado a recoger una hierba especial que íbamos a usar para
curar a cierto iniciado que estaba muy enfermo. Mi maestra, Mrs. Moyo, era Ndebele, de Zimbabue —
una vez conocida como Rhodesia. Estaba buscando la hierba sin pensar en otra cosa, y no tenía ninguna
creencia respecto a estas criaturas. Nunca me los había encontrado antes. Era un gran escéptico, incluso
con ciertas entidades en las que creíamos en aquel tiempo, porque nunca me había encontrado con algo
así. Y, de repente, me di cuenta que la temperatura alrededor mío había descendido, a pesar que era un día
muy caluroso. Advertí que en ese momento estaba muy frío y había lo que parecía ser una niebla azul a
mí alrededor, colocándose entre mi persona y el paisaje del Este. Recuerdo que me preguntaba,
estúpidamente, qué significaba esa cosa, porque recién había empezado a cavar por una de las hierbas que
había hallado. De pronto me encontré en un lugar raro, parecía un túnel revestido de metal. Había
trabajado en minas anteriormente, y donde estaba parecía ser un túnel de una mina cubierto con metal
plateado-grisáceo. Estaba recostado en lo que parecía ser una mesa de trabajo muy grande. Pero no estaba
atado a la mesa. Solo acostado allí y sin pantalones, y sin mis botas que usaba para estar en el matorral.
De repente, en esta extraña habitación que parecía un túnel, vi lo que parecían ser criaturas con grandes
cabezas, de color gris opaco, acercándose a mí. Había luces en este lugar, pero no luces como las que
conocemos, sino cosas incandescentes. Y algo que parecía ser escritura en la superficie del túnel. Las
criaturas se me acercaban pero yo estaba hipnotizado, como si me hubieran lanzado un hechizo a la
cabeza. Veía a las criaturas acercándose, no sabía que eran. Tenía miedo, pero no podía mover ni mis
brazos ni mis piernas. Sólo yacía allí como una cabra en el altar de sacrificios. Eran criaturas de baja
estatura, del tamaño de un pigmeo africano. Tienen cabezas bien grandes, brazos y piernas muy delgados.
Lo noté, señor, porque soy artista, un pintor, y estas criaturas tenían todo mal desde el punto de vista
artístico. Sus extremidades eran muy largas para su cuerpo, y sus cuellos muy delgados. Sus cabezas son
tan grandes como una sandía madura. Tenían ojos raros, que parecían grandes “anteojos”. No tenían
nariz, como nosotros, solo pequeños orificios en el área entre los ojos. Su boca no tenía labios, solo
pequeños cortes hechos como por una navaja. Y mientras yo miraba a estas criaturas fascinado, sentí algo
cerca de mi cabeza. Y cuando miré para arriba, había otra criatura, ligeramente más grande que las otras,
parada cerca de mi cabeza observándome. Miré sus ojos y estaba totalmente hipnotizado. Miré los ojos de
la criatura y me di cuenta que ésta quería que yo siguiera mirándolos. Seguí mirando y vi, tras esa
cubierta o especie de “anteojos” oscuros, los verdaderos ojos de la criatura. Éstos eran redondos, con
pupilas rectas, como de un gato. Y esta cosa no estaba moviendo su cabeza, estaba respirando; pude ver
eso. También podía ver su pequeña nariz moviéndose, abriendo y cerrando; pero, señor, si alguien me
hubiera dicho que yo olía como esa criatura le hubiese metido una trompada en la cara.
Martin: (Risa). Credo: Esa criatura olía horrible. Era un olor extraño, a uno se le cierra la garganta, olor a
químicos, como a huevos podridos, y como a cobre caliente (azufre), un olor muy fuerte. Y la criatura
sabía que yo la miraba y me observaba, y de repente sentí un dolor horrible en mi muslo izquierdo, como
si me hubieran clavado una espada. Grite de dolor, llamando a mi mamá, y la criatura me tapó la boca con
su mano. Si desea saber como se sentía, tome una pata de pollo, de un pollo vivo, y póngala en sus labios.
Así se sentía la mano de la criatura sobre mi boca. Tenía dedos largos y delgados, con muchas más
coyunturas que las que tienen mis dedos humanos. Y el dedo pulgar estaba en el lugar equivocado. Cada
dedo terminaba en una garra negra, casi como la de ciertas aves africanas. Me decía que me callara. Y qué
tan lejos llegaba mi dolor, no sé. Grite, grite y grite una y otra vez. De pronto, sacaron algo de mi carne,
mire hacia abajo y mi muslo estaba cubierto de sangre, y vi a las criaturas, había cuatro además de la que
estaba parada cerca de mi cabeza, tenían overoles apretados de color plateado-gris, sus pieles se
asemejaban a la de ciertos peces que se encuentran en los mares de Sudáfrica. La criatura cerca de mi
cabeza parecía ser femenina. Era diferente a las demás. Era más alta, más grande, aunque no tenía senos
como una mujer, parecía ser femenina. Y las otras aparentemente le temían. No sé como describir esto.
Entonces, mientras estos horribles eventos sucedían, otra de las criaturas se acercó —caminaba de lado,
balanceándose levemente, como si estuviera borracha— y se detuvo junto a la que estaba al lado de mi
cabeza. Y antes de que me diera cuenta de lo que pasaba, esta criatura me metió algo pequeño, plateado,
como un bolígrafo con un cable en la punta, y lo empujó, fríamente, dentro de mi fosa nasal derecha.
Señor, el dolor era fuera de este mundo. La sangre saltó por todos lados. Me ahogué y traté de gritar pero
tenía sangre en la garganta. Era una pesadilla. Entonces, sacó la cosa de mi nariz y yo intente luchar y
sentarme. El dolor era horrible, pero la otra cosa cerca de mi cabeza puso su mano en mi frente y me
mantuvo recostado sin mayor esfuerzo. Me estaba asfixiando y tratando de escupir la sangre, pude girar la
cabeza a la derecha y escupir la sangre, entonces no sé lo que las criaturas me hicieron, solo sé que el
dolor se fue, y en lugar de dolor, raras visiones fluyeron en mi cabeza, visiones de ciudades, reconocí
algunas de mis viajes, pero, ciudades que estaban casi destruidas, con los techos de los edificios volados y
con ventanas como ojos vaciados en una calavera humana. Yo vi estas visiones una y otra vez. Todos los
edificios estaban inundados de lodo. Como si hubiera sucedido una gran inundación y los edificios
hubiesen resultado sumamente afectados por este desastre, era una visión horrible. Y, antes de que me
diera cuenta, una de las criaturas, la que estaba parada al lado de mis pies, puso algo en mi pene, pero no
había dolor, solo una violenta irritación, como si estuviera haciéndole el amor a algo o alguien. Entonces,
cuando la criatura retiró la cosa que había puesto, que era un pequeño tubo negro que había forzado
dentro de mi órgano viril, hice algo que produjo un resultado extraño, y no lo hice intencionalmente.
Pienso que se abrió mi vejiga y oriné en el pecho de la criatura que sacó esa cosa de mi órgano. Y si le
hubiera disparado a la criatura, no hubiese reaccionado como lo hizo. Saltó para atrás y casi se cae, se
recuperó y bamboleó como un insecto borracho y se fue del cuarto. No sé si fue mi orina que lo hizo, no
lo sé. Pero eso es lo que ocurrió. Después de un tiempo, las otras criaturas se fueron, dejándome con el
dolor en mi nariz, la sangre en mi muslo, y la mesa mojada con orina. La que estaba paraba al lado de mi
cabeza no se movió. Solo se quedó allí con su mano derecha tocando su hombro izquierdo de una manera
muy bella y femenina. Se quedó allí observándome. Su cara no tenía expresión. Nunca vi a una de esas
criaturas hablar o hacer algún tipo de ruido. Solo sé que parecían ser mudos. Entonces, de la nada
aparecieron dos criaturas más, una hecha completamente de metal. En mis peores pesadillas, aun veo a
esa criatura. Era alta. Era grande. Y el área donde estábamos le quedaba chica. Caminaba un poco
encorvada, moviéndose hacia adelante, y definitivamente no era un ser vivo. Era una criatura de metal, un
tipo de robot. Y vino y se paró cerca de mis pies, mirándome. No había boca, ni nariz. Solo había dos ojos
brillantes que parecían cambiar de color y moverse de alguna forma, como si fuera una especie de
dispositivo electrónico. Y detrás de esta criatura encorvada y doblada, entró otra criatura que me
sorprendió. Estaba muy, muy, muy, muy hinchada en apariencia. Tenía piel rosada. Tenía un blondo y
muy humano cuerpo. Tenía ojos brillantes azules y sesgados. Tenía cabello que lucía como nailon o
alguna clase de fibra. Tenía pómulos prominentes y una boca casi humana, con labios carnosos y un
pequeño mentón puntiagudo. La criatura, señor, era sin duda femenina, pero como artista o pintor que yo
soy, y también escultor, me fijé que estaba fuera de proporciones. Estaba mal. Primero, sus senos eran
delgados y puntiagudos, y muy altos en el pecho, no donde normalmente están los senos de una mujer. Su
cuerpo era fuerte, casi gordo, pero sus piernas y brazos eran muy cortos en proporción con el resto del
cuerpo. Vino hacia mí, me miró, y antes de que supiera lo que estaba haciendo, de alguna forma copuló
conmigo. Fue una experiencia horrible, señor, hasta peor que lo que me hicieron pasar antes. El trauma de
ese día ha afectado mi vida hasta el día de la fecha, exactamente 40 años después. Y luego de eso, cuando
las criaturas se habían ido, dejando sola a la que estaba parada cerca de mi cabeza, esa criatura me agarró
por el cabello y me sacudió, me agarró por la cabeza y me obligó a pararme y salir de la mesa. Lo hice, y
estaba en tal estado que me caí de rodillas. Y me fije que el piso era raro. Tenía patrones que se movían,
que cambiaban entre púrpura, rojo y verdoso, con un fondo gris. La criatura me jaló por el cabello
obligándome a pararme, y me empujó obligándome a seguirla. Me tomaría mucho tiempo el describirle lo
que vi en ese lugar raro a medida que esa criatura me llevaba rudamente de cuarto en cuarto. Aun ahora
se me hace difícil comprender que fue lo que vi. Entre las cosas que pude observar, había grandes objetos
cilíndricos hechos de algún tipo de vidrio. Y dentro de estos objetos, que llegaban del piso al techo del
lugar por dónde pasábamos, había una especie de líquido rosado-gris. Y flotando dentro de este líquido vi
a pequeñas versiones de estas criaturas, como repugnantes pequeñas ranas. No podía entender lo que me
estaban mostrando. Pero luego, en el último cuarto al que me llevaron, vi a una persona recostada en una
mesa y a otras criaturas extrañas, que, aun ahora, mi mente no puede asimilar. Y me topé con un hombre
Blanco, un verdadero hombre Blanco, que olía a ser humano, y que estaba oliendo a sudor, orina,
excremento y miedo. Este hombre Blanco yacía en una mesa igual a la que yo estuve recostado, y miré
sus ojos y el miró los míos cuando pase por su lado. Lo próximo que recuerdo es encontrarme
nuevamente en el matorral. Noté que me faltaban mis pantalones. Tenía un terrible dolor en mi muslo
izquierdo. Y un dolor en mi pene, que se estaba hinchando, y cuando trate de orinar, el dolor era muy
extremo. Me quite mi camisa y la usé de taparrabos y caminé por el matorral. Lo primero con lo que me
encontré fue un grupo de gente Negra de Rhodesia, el cual me guió hasta la aldea de mi maestra. Y
cuando llegué a las afueras de la aldea, apestaba horrible, tanto que todos los perros vinieron a ladrarme y
atacarme. Fue solo mi maestra, sus estudiantes y los residentes de la aldea, los que me salvaron ese día.
Mi maestra y los residentes no estaban sorprendidos por lo que les conté. Lo aceptaron, señor. Dijeron
que lo que me sucedió le había sucedido antes a muchas personas, y que tuve suerte de regresar vivo
porque muchos habían desaparecido en esa zona sin que se vuelva a saber de ellos —Negros, Blancos, y
más. Señor, estoy resumiendo una larga historia. En el año siguiente, 1960, estaba entregando paquetes en
Johannesburgo. Ud. verá, estaba trabajando en una tienda cuando un hombre Blanco me gritó para que
me detuviera. Pensé que era un policía encubierto que quería ver mis documentos. Cuando intenté
mostrarle mi identificación, me dijo, enfadado, que no quería ver mis apestosos documentos. Señor, él me
pregunto: “¿Dónde diablos te he visto antes? ¿Quién eres?” Yo le dije, “No soy nadie, señor; solo soy un
hombre trabajador”. Él dijo, “No me jodas, hombre, ¿quién diablos eres? ¿En dónde te he visto antes?”
Entonces lo miré. Reconocí su cabello castaño, su ridículo bigote y barba. Me acorde de él, de sus ojos
azules irrigados de sangre y terror, y su piel tan pálida como una cabra. Dije, “Meneer”, que es la
costumbre africana. “Meneer, te vi en Rhodesia, en cierto lugar subterráneo”. Y si le hubiera pegado un
puñetazo a ese hombre Blanco, él no hubiera reaccionado de la forma que lo hizo. Se dio la vuelta y se
fue caminando con una terrible expresión, desapareciendo al otro lado de la calle. Ahora, básicamente,
esto es lo que me sucedió, pero no es una experiencia única. Desde ese momento me he encontrado con
muchas, muchas, muchas personas que han tenido la misma experiencia que yo, y la mayoría eran
tradicionales hombres y mujeres Negros que no saben leer ni escribir. Venían a mí buscando ayuda
debido a mi cualidad de chamán, pero yo también estaba buscando a alguien más sabio que yo para que
me dijera exactamente que fue lo que me pasó.
Porque, señor, cuando uno es atrapado por los Mantindane, se crea un gran trauma, tu vida sufre un gran
cambio, te da mucha vergüenza y deshonra, sientes un odio hacia ti mismo que no puedes entender, y hay
cambios sutiles en tu vida que no tienen sentido. Desarrollas un extraño amor por la humanidad. Quieres
sacudir a todas las personas por los hombros y decirles, “Hey, despierten, no estamos solos. ¡Yo SÉ que
no estamos solos!” Y empiezas a sentir que tu vida ya no es tuya; además sientes el impulso de moverte
de un lugar a otro, de viajar. Te preocupas por el futuro; te preocupas por la gente. Y otra cosa, señor, que
yo quisiera que algún día mandara a alguien para que lo vea por cuenta propia: desarrollas sabiduría que
no te pertenece. Desarrollas comprensión del espacio, comprensión del tiempo y la creación que no tiene
sentido para ti como ser humano —es un estado, luego de tu terrible tortura, después que removieron
substancias de tu cuerpo, algún tipo de intercambio sucede, de pronto sabes cosas que solo sabrían los
Mantindane, y que los seres humanos comunes no. Pero, señor, yo sé que esto de compartir pensamientos
sucede con frecuencia en otras ocasiones. Por ejemplo, una vez, en 1966, en Sudáfrica, fui arrestado y
salvajemente interrogado por la policía. Eran tiempos en los que a todo Negro intelectual, sin importar
quién fuera, lo visitaban estos tipos desagradables, que te torturaban, a veces te ponían aparatos
eléctricos, te hacían preguntas y cosas por el estilo. A veces, cuando estos “seres humanos” te estaban
torturando, sentías lo que ellos pensaban. De alguna manera, cuando estás siendo torturado por seres
humanos, no solo por los Mantindane, existe una transferencia de pensamientos. Por ejemplo, cuando un
asqueroso policía viene a golpearte, tu SABES lo que él piensa antes que entre en el cuarto donde estás
detenido. Sabías que venía, y sabías exactamente lo que estaba pensando y lo que intentaba hacerte. Por
esto es que menciono a todas esas extrañas cosas que fluían por mi mente. Y lo que se me venía a la
mente ese día eran visiones de la mente del Mantindane. Desde aquel entonces —soy un hombre de muy
poca educación— se me hizo difícil no solo hablar sino también escribir en inglés. Me tardo en decir lo
que alguien que habla mejor inglés dice en menos palabras. Pero mis manos son capaces de hacer cosas
que nadie jamás me enseñó. Hago motores, motores de cohetes que funcionan. Hago armas, del tipo que
se me antoje, cualquiera que me conozca se lo confirmará y, señor, David Icke podría mostrarle fotos de
lo que he hecho en mi casa. He hecho grandes robots de fragmentos de hierro, y algunos de estos robots
funcionan. Ni idea de dónde adquirí ese conocimiento. Y, desde ese día horrible, las visiones que tuve de
niño y las ordinarias impresiones que tengo como chamán, han aumentado en intensidad. No sé por qué, y
quiero saber la razón de ello. Pero le puedo decir, señor, que estas criaturas, que la gente erróneamente
llama alienígenas, no lo son para nada. Durante muchos años de indagar sobre este tema, tratando de
comprender, le puedo decir esto: que los Mantindane, y los otros tipos de seres alienígenas que nuestra
gente conoce, son sexualmente compatibles con los seres humanos. Los Mantindane son capaces de
preñar mujeres africanas. Y yo he visto muchos de estos casos en los últimos 30 años más o menos. Por
ejemplo, según nuestra cultura, el aborto es considerado peor que el asesinato. Si una mujer de un área
rural de Sudáfrica se encuentra encinta debido a una persona desconocida, y luego su embarazo
desaparece, eso, señor, relativo a la mujer, la acusa de haber cometido aborto, aun si ella lo niega, claro.
Y debido a las peleas que se originan entre familias, con la familia del esposo, ella reta a la gente que la
acusa para que la lleven a un sangoma; es decir, una persona como yo. El sangoma a veces examina a la
mujer, si el sangoma encuentra que ella estuvo embarazada, y de alguna forma fue removido el feto —
algo que, cuando es hecho por los Mantindane, deja ciertas heridas en la mujer que alguien con
experiencia puede reconocer— entonces, el sangoma sabe que la mujer dice la verdad. También el olor
que se adhiere a la gente que ha pasado por manos de los Mantindane, ese inolvidable olor, se aferra a
toda mujer que ha sido impregnada por éstos, no importa cuanto talco o perfume intenten usar. Por eso es
que tantos casos llegan a mi puerta. Credo Mutwa. Los sangomas me traen a tales personas en grandes
números, porque creen que yo soy el mejor para ayudarles con dichos problemas. Así que, en los últimos
40 años más o menos, he recibido a muchas mujeres que han sido preñadas por los Mantindane y sus
embarazos misteriosamente terminados, dejando a las mujeres sintiéndose violadas, culpables y
rechazadas por su familia. Es mi deber convencer a la familia de la inocencia de la mujer, tratar de sanar
el trauma espiritual, mental y físico de ella, y ayudarles a todos a olvidar lo sucedido. No señor, si estos
alienígenas son de un planeta lejano, ¿por qué son capaces de preñar a las mujeres? ¿Por qué esa criatura,
desnuda, con el pelo púbico rojo, que me trepó en esa mesa, tenía un órgano que, aunque era un poco
diferente al de una mujer normal, se le reconocía como un órgano femenino? [*3] El órgano de la criatura
estaba en el lugar incorrecto. Estaba ligeramente más al frente, cuando el de una mujer común está entre
las piernas. Pero era reconocible y así lo pude observar. Por ello creo que estos alienígenas no vienen de
tan lejos, yo creo que ellos están aquí con nosotros, que ellos necesitan substancias de nosotros, tal como
nosotros los seres humanos usamos ciertas cosas de animales salvajes, como glándulas de monos, para
ciertos propósitos egoístas nuestros. Creo que debemos estudiar este peligroso fenómeno muy, muy
detalladamente y con mentes objetivas. Demasiada gente cae en la tentación de mirar a estos
“alienígenas” como seres supernaturales. Solo son criaturas sólidas. Son como nosotros; y, además, voy a
declarar algo que le va a sorprender: los alienígenas Grises son comestibles. ¿Sorprendido? *3 NOTA
DEL EDITOR DE MYSTERY PLANET: Credo Mutwa se refiere a los seres conocidos dentro del léxico
de las abducciones como Híbridos; es decir, seres producto de la manipulación genética por parte de los
Grises con el fin de crear una especie humana-ET. + INFO: “Entrevista al Dr. David Jacobs”,
“Abducciones ET”. Martin: Por favor, continúe. Credo: Dije, señor, que los alienígenas grises son
comestibles. Martin: Sí, oí eso y estoy ansioso por… Credo: Su carne es proteína, como la carne de los
animales en la Tierra, pero el que ingiere la carne de alienígena Gris se acerca demasiado a la muerte. Así
me pasó a mí. Ud. verá, en Lesoto hay una montaña llamada Laribe; es llamada “La montaña de piedra
que llora”. En varias ocasiones, en los últimos 50 años, naves alienígenas se han estrellado contra esta
montaña. Y el último incidente fue reportado en los periódicos hace poco. Los africanos que creen que
estas criaturas son dioses, cuando encuentran el cadáver de un alienígena Gris, lo agarran, lo ponen en
una bolsa, y lo arrastran al matorral, donde lo desmiembran y ritualmente se lo comen. Pero algunos
mueren como resultado de haber ingerido esa cosa. Un año antes de que tuviera esa experiencia en las
Montañas Inyangani, me dio, un amigo mío en Lesoto, carne de lo que él llamaba un dios del cielo.
Estaba escéptico. Me dio un pequeño bulto gris, más bien una cosa seca, que dijo que era la carne. Y él,
yo y su esposa nos comimos esa cosa ritualmente en la noche. Exactamente al día siguiente, luego de
habernos comido esa cosa, nos salieron ronchas como nunca nos habían salido en la vida. Nuestros
cuerpos estaban llenos de ronchas y urticaria, era como si tuviéramos una pequeña sífilis. Nos picaba, la
comezón era horrible, especialmente debajo de los brazos, entre las piernas, y en las nalgas. Nuestras
lenguas se hincharon. No podíamos respirar. Y por unos días, mi amigo, su esposa y yo estuvimos
completamente inútiles, atendidos en secreto por los iniciados que estudiaban bajo el mando de mi amigo,
que era un chamán. Estuve muy cerca de la muerte. Había sangrado por cada orificio de nuestros cuerpos.
Expulsábamos sangre, mucha sangre, cuando íbamos al baño. Apenas podíamos caminar y respirar.
Después de 4 o 5 días, las ronchas amainaron, entonces empezó a pelarse la piel. Nuestra piel comenzó a
pelarse tal cual como una serpiente despojándose de su piel. Señor, fue una de las más terribles
experiencias que he sufrido. De hecho, más adelante, pensé que mi abducción por parte de los
Mantindane fue el resultado directo de haber ingerido la carne de una de estas criaturas. Yo nunca creí
que lo que me daba mi amigo fuera realmente carne de estas criaturas. Asumí que era una hierba, raíz, o
algo por el estilo. Pero, luego, cuando recuerdo el sabor, tenía un sabor como a cobre, y el mismo tipo de
olor que el de mi encuentro en 1959. Después que me bajaron las ronchas —cuando todavía se estaba
pelando la piel y los iniciados nos ponían aceite de coco de pies a cabeza— nos comenzaron a suceder
cambios raros; señor, es algo que me gustaría que me explique aquella gente con altos conocimientos que
lee esto en su país. Nos volvimos locos, completamente locos. Nos reíamos como los looney tunes. Era
ja-ja-ja-ja-ja-ja, día tras día, por cualquier cosa insignificante reíamos por horas hasta caer exhaustos.
Hasta que se terminó la risa; entonces sucedió algo extraño, algo que mi amigo dijo era la meta de los que
se comen la carne de los Mantindane. Era como si hubiéramos ingerido una substancia, una droga, una
droga como ninguna en la Tierra. De pronto, nuestros sentimientos eran elevados. Cuando tomabas agua,
era como si hubieras tomado vino.
El agua se volvía tan deliciosa como una bebida hecha por el hombre. La comida tenía un sabor increíble.
Cada sentimiento estaba elevado, y es indescriptible —es como si fuera uno con el corazón del universo.
No lo puedo describir de otra forma. Y esta sensación de intensidad duró 2 meses. Cuando escuchaba
música, era como si hubiera música detrás de la música. Cuando pintaba un retrato —que es el lo que
hago para sostenerme— y tenía un color en el pincel, era como si tuviera otros colores dentro de ese
color. Era algo indescriptible, señor. Aun ahora no lo puedo describir. Pero déjeme, señor, seguir con otro
tema. Los Mantindane no son los únicos alienígenas que nosotros los africanos hemos visto y que
conocemos. Hace muchos, muchos, muchos siglos atrás, antes que el primer hombre Blanco llegara a
África, nosotros nos encontramos con una raza de alienígenas que lucían exactamente como el hombre
europeo Blanco que iba a invadir África en el futuro. Estos alienígenas son altos. Algunos tienen buena
contextura física, como atletas, pómulos prominentes y ojos azules ligeramente sesgados. Tienen el
cabello dorado, y se parecen bastante a los europeos de hoy en día, con una excepción: sus dedos son
largos y bellos como los de músicos y artistas. Ahora, estas criaturas llegaron a África desde el cielo. En
naves que parecían boomerangs. Cuando una de estas naves llega a la tierra, crea un torbellino de polvo,
que por cierto hace mucho ruido, como si fuera un tornado. En el idioma de algunas tribus africanas, un
torbellino es zungar-uzungo. Nuestra gente le dio varios nombres a estos alienígenas de piel blanca. Los
llamaron Wazungu, una palabra que quiere decir algo como “dios” pero que literalmente significa “gente
del remolino de polvo”. Y nuestra gente sabía de estos Wazungu desde el principio. Los vieron, y vieron
que algunos —de hecho, muchos—cargaban lo que aparentaba ser una esfera hecha de cristal o vidrio,
una esfera con la que ellos jugaban rebotándola como una pelota en sus manos. Y cuando los guerreros
trataban de capturar un Wazungu, el Wazungu arrojaba la esfera al aire, la agarraba en sus manos, y
desaparecía. Pero algunos Wazungu fueron capturados y retenidos como prisioneros en las aldeas de los
jefes, y en las cuevas de los chamanes. La persona que ha capturado al Muzungu, como es llamado en
singular, tenía que asegurarse de mantener a la esfera de cristal bien escondida del Wazungu. Mientras
mantuviera cautiva a la esfera, el Muzungu no se podría escapar. Tiempo después, cuando los africanos
vieron a los verdaderos europeos, los hombres Blancos de Europa, les transfirieron a ellos el nombre
Wazungu. Antes de conocer a los europeos, nosotros los africanos, habíamos conocido a los Wazungu de
piel blanca, y les transferimos el nombre Wazungu de los alienígenas a los verdaderos europeos. Ahora,
en el idioma Zulú, llamamos a un hombre Blanco: Umlungu. La palabra Umlungu significa exactamente
lo mismo que Wazungu, “un dios o una criatura que crea un remolino bajo la tierra”. En Zaire, ahora
llamada la República Democrática del Congo, la gente Blanca se llama Watende o Walende. Esto, de
nuevo, significa “un dios o criatura Blanca”. La palabra Watende no solo se usa para referirse a los
alienígenas de piel rosada, sino también para el campo de los Chitauri. En Zaire, cuando los chamanes
hablan temerosos de los señores que controlan la Tierra, no se refieren a ellos como Chitauri, sino
eufemísticamente como Watende-wa-muinda, que quiere decir: “la criatura Blanca que carga la luz”,
porque de noche los ojos de la frente de los Chitauri brillan como luces rojas en los matorrales. Hay más
de 24 criaturas alienígenas que nosotros los africanos conocemos, pero le contaré brevemente, ahora, de
solo dos. En Zimbabue, donde tuve mi encuentro en 1959, hay otra criatura. Es una criatura asombrosa, y
la vi una vez, así como otras personas, algunos Negros y Blancos, que estaban conmigo. Esta criatura es
inmensa, tiene forma de gorila, pero es diferente, a menudo camina de pie, y también en sus nudillos. La
criatura de la que hablo, señor, mide más o menos 8 o 9 pies de alto, y su contextura es la de un gorila,
pero su cuerpo es muy fuerte. Sus hombros son muy anchos. Su cuello muy grueso. Está cubierto con un
grueso pelaje como el de ningún otro animal salvaje en África. Es una criatura humanoide con muslos,
piernas y pies, también brazos y manos como los de un ser humano, solo que están tapados con pelos de
color café oscuro. Esta criatura es conocida como Ogo por la gente de Zimbabue. Gran cantidad de
personas a través de generaciones han visto a esta criatura. Algunos se han visto justo aquí, en Sudáfrica,
en zonas de vegetación y lugares montañosos aislados. Y estos Ogu son, detalle por detalle, exactamente
iguales al que es referido por los Nativo Americanos del Noroeste de EE.UU. como Sasquatch o Pie
Grande. Yo digo que es la misma criatura y la tenemos aquí en Sudáfrica. Es exactamente la misma
criatura, solo tiene un color completamente diferente de piel, como el que es visto por la gente de Nepal
en las laderas de las montañas del Himalaya, allí la criatura es llamada Yeti. Ahora, continuando, la otra
criatura, una criatura bien conocida en Sudáfrica y otras partes del continente, que si uno menciona su
nombre, la gente sonríe, es llamada Tokoloshe. Todo africano sabe lo que es un Tokoloshe. Algunos le
dicen Tikoloshe. Parece un oso malhumorado en apariencia, porque su cabeza es como la de un oso, pero
tiene una protuberancia muy aguda en la punta de la misma. La protuberancia va desde la frente hasta la
parte de atrás de la cabeza, y con ésta puede tumbar a un buey pegándole un topetazo. Esta criatura causa
que la gente Negra en algunos lugares levante sus camas con ladrillos como un metro del piso. Y esto lo
ves en todas partes de Sudáfrica. A este Tokoloshe le gusta jugar con niños, y han sido vistos cientos de
veces por ellos, en varias partes de Sudáfrica, incluso en fechas recientes. A veces atemorizan a los niños
rasguñándolos mientras duermen, dejando largos y paralelos rasguños en la espalda o muslos, los cuales
se infectan y pican horriblemente. Hace como 2 años, una criatura como esta aterrorizó a toda una escuela
en Soweto, cerca de Johannesburgo. Y los niños de la escuela lo bautizaron como Pinky-Pinky. Esta
criatura no solo se conoce en Sudáfrica, también es conocida entre la gente polinesia de Hawaii y otras
islas del Pacífico. Ellos levantan sus cabañas, sus chozas, en zancos a la altura exacta que los africanos
levantan sus camas. Si le preguntas a un polinesio “¿por qué construye su cabaña así?”, te dirá “queremos
protegernos del Tiki”. Es interesante que una criatura que luce exactamente como la que se ha visto en
Sudáfrica, se viera en las islas del Pacífico; y el nombre Tiki es muy parecido al nombre africano
Tikiloshe o Tokoloshe. Un día espero compartir más información con sus lectores, pero mi súplica, otra
vez, es ésta: ¡Por favor, investiguen! ¡Por favor, dejen investigar! Dejemos de ser tan escépticos. El
escepticismo excesivo es tan peligroso y maligno como la credulidad. Nadie me puede decir que los
alienígenas no existen. Que alguien me diga, qué significa este hueco en mi lado. Que alguien me
explique, porque después de haber copulado con una extraña criatura, en ese raro lugar, mi órgano viril se
hinchó horriblemente, y por muchos años no pude hacerle el amor a ninguna mujer, apropiadamente. ¿Por
qué? ¿Si eso fue invención de mi imaginación, cómo una invención de la imaginación puede dejar
cicatrices y marcas en el órgano viril, algunas de las cuales hasta la fecha no han sanado? Que alguien me
conteste esa pregunta. Tenemos que investigar, señor, porque existen señales que indican que las criaturas
alienígenas que comparten este planeta con nosotros están desesperadas. ¿Por qué? Porque se está
gestando una gran batalla, y el que piense en estas cosas profundamente puede ver que se acerca. ¿De qué
hablo? Hasta hace 30 o 40 años, poca gente se preocupaba por el medio ambiente. Muy pocos se
preocupaban por la destrucción de los bosques tropicales en África y en otros lugares. Muy pocos se
preocupaban cuando el cazador Blanco, que en ese tiempo era visto como un héroe, masacraba a los
animales de África de a miles. Muy poca gente se preocupó cuando las grandes naciones del mundo como
Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, y Francia, abiertamente probaban armas nucleares en muchas
partes del mundo. Hoy hay gente que escupiría a un cazador si se presenta en un hotel y declara que lo es.
Hoy un cazador no es considerado un héroe, sino un asesino. Hoy hay hombres y mujeres, Blancos y
Negros, que arriesgarían sus vidas para salvar los árboles, los animales, y para detener la locura de probar
armas nucleares ¿Qué le dice esto? Dice que, después de miles de años de ser dominados por alienígenas,
los seres humanos están empezando a resistir. Los humanos se han comenzado a preocupar por el mundo
que habitan. Pero los alienígenas, los Chitauri, los Mantindane —llámelos como quiera— no van a
aceptarlo. Nos van a castigar, como hicieron hace siglos. Los alienígenas una vez destruyeron una nación
que llegó hasta nosotros los africanos con el nombre de Amariri. Se cuenta que los reyes de Amariri, este
fabuloso país que creíamos más allá del ocaso del sol, se rehusaron a ceder a las demandas de los
Chitauri. Se rehusaron a sacrificar sus hijos a los Chitauri. Rehusaron declarar guerras al prójimo para
sustentar a los Chitauri y su imagen de dios. Se dice que los Chitauri bajaron un fuego del cielo. Tomaron
fuego del mismísimo sol y lo usaron para quemar a esta gran civilización. Causaron terremotos y olas
gigantes, y destruyeron a la gran civilización de la gente Roja de verdes y largos cabellos, que se dice
fueron la primeras personas que se crearon en la Tierra. Se dice que los Chitauri permitieron que solo un
puñado de gente sobreviviera a la destrucción de Amariri, y se están preparando para hacer lo mismo en
un futuro muy cercano. Me preocupo por lo que va a suceder en otros países del mundo. Todos estos
terremotos que han causado la destrucción de la vida humana en Medio Oriente y en partes de África e
India, ¿por qué será que mi corazón se siente espantado cuando lee de estos eventos? Estos terremotos
están ocurriendo con una regularidad no natural ahora, en Egipto, en Armenia; uno de estos terremotos
fue tan fuerte que atravesó la Tierra y causó que una piedra sagrada en Namibia, una piedra conocida
como el Dedo de Dios, que ha estado allí por decenas de miles de años, colapsara en una pila de
escombros. Recibí muchas cartas de los sangomas que creían que si esta piedra se caía, entonces el fin del
mundo estaría muy, muy cerca. ¿Por favor, tiene alguna pregunta?
Martin: Leí su poema, sus palabras. Allí Ud. menciona el nombre Jabulon. ¿Puede explicarnos a quién se
refiere? Credo: Jabulon es un dios extraño. Se supone que es el líder de los Chitauri. Es un dios que,
sorprendentemente, encuentro que algunos grupos de Blancos, especialmente, lo veneran. Sabíamos de
Jabulon hace muchos, muchos siglos. Pero me sorprende que exista gente Blanca que lo venere, y entre
ellos hay personas que muchos culpan por las cosas que han sucedido en la Tierra, a saber, los
Francmasones. Creemos que Jabulon es el jefe de los Chitauri. Él es el anciano. Y uno de sus nombres en
nuestro idioma es Umbaba-Samahongo —“el señor rey, el gran padre de los ojos terribles”— porque
creemos que Jabulon tiene un ojo que, al abrirlo, mueres si te mira. Se dice que el Umbaba escapó de una
tierra del Este durante una poderosa lucha con uno de sus hijos y se refugió en el Centro de África, donde
se escondió en una cueva, profundamente bajo tierra. Y una cosa asombrosa, señor, se dice que debajo de
las Montañas de la Luna en Zaire existe una gran ciudad de cobre, con miles de edificios brillantes. Allí
vive el dios Umbaba o Jabulon. Y este dios está esperando el día en que la superficie de la Tierra sea
limpiada de seres humanos para que él y sus hijos, los Chitauri, puedan salir y disfrutar del calor del Sol.
Un día, señor, tuve una visita bastante inesperada mientras estaba viviendo en Soweto, cerca de
Johannesburgo. Me visitaron unos sacerdotes del Tíbet. Uno de ellos seguramente lo ha conocido o sabe
de él. Su nombre es Akyong Rinpochce. Es uno de los líderes tibetanos en Inglaterra que fue exiliado con
el Dalai Lama, y me visitó un día cuando estaba en mi aldea medicinal de Soweto. Y Akyong Rinpochce
me preguntó: “¿Sabe de una ciudad secreta en algún lugar de África, una ciudad hecha de cobre?” Yo le
dije: “Pero, Akyong, estás describiendo la ciudad de Umbaba, la ciudad del dios no visto, el dios que se
esconde bajo la tierra. ¿Cómo sabes de esto?” Y él, que es un serio investigador de fenómenos extraños,
me contó que una vez el Dalai Lama salió del Tíbet con un grupo de seguidores y vino a África buscando
esta ciudad. Y nunca se volvieron a ver. Nunca regresaron al Tíbet. Ahora, señor, tenemos historias en el
Centro y Sur de África de pequeños hombres amarillos que llegaron buscando la ciudad de Umbaba, la
ciudad de donde no regresas vivo. Lo que es fascinante, pero hay historias muy, muy inquietantes que yo
he seguido en Sudáfrica, historias que para mí no tienen sentido. (Descanso por unos minutos) Credo:
Hola. Martin: Sí, Credo. Permítame decirle que agradezco el tiempo que ha tomado para hablar conmigo.
Sé que es difícil. Credo: Agradezco el honor que me da, mucho más de lo que cree. Y sé como la gente
Blanca trata a cualquiera que habla sobre estos temas, como raro. Señor, no debería exponerme a la crítica
del público como lo estoy haciendo, pero, nuestra gente ¡ESTÁ MURIENDO! No solo tenemos
problemas de drogas en Sudáfrica; no solo tenemos problemas de crimen en mi país, que se está
volviendo mucho más bravo que antes; no solo tenemos problemas de SIDA; también tenemos problemas
sobrenaturales, que si los estudias en conjunto muestran que algo que no es de esta Tierra esta sucediendo
aquí. ¿Puedo compartir esto con Ud.? Martin: Sí, por favor. Credo: Según mi cultura es muy descortés
que un hombre hable con otro sin darle la oportunidad de hacer lo mismo. Con el mayor de los respetos
para con su periódico y Ud., quisiera preguntarle: ¿En su país, Estados Unidos, tienen historias extrañas
sobre estructuras construidas bajo tierra? Porque estamos teniendo historias similares en Sudáfrica, y con
extraños resultados, por cierto. Martin: Sí, hay muchas historias sobre eso; las llamamos bases
subterráneas, de hecho, en el periódico donde trabajé antes, dedicamos una edición completa a exponer
las locaciones de estas bases subterráneas. No solo eso… Credo: Es exactamente la misma cosa que aquí
en Sudáfrica, y lo ha sido por varios años. Para mi propia satisfacción pude confirmar una, pero no pude
confirmar las otras. Ud. verá, señor, un hombre como yo, que camina los dos mundos, el mundo místico
africano y el mundo terrenal moderno, debe ser cuidadoso con lo que dice. Pero, hace como 5 años,
estaba viviendo en el pueblito de Mafikeng, un pueblo histórico recordado por el asedio de los Bóers en la
guerra de 1899-1902. Fue en este pueblo que el movimiento Scout, los Boy Scouts, fue fundado por el
Capitán Powell. Estoy seguro que oyó de él. Mientras vivía en Mafikeng, varias personas, ordinarios
hombres y mujeres de tribu, vinieron a mí y se quejaron sobre el hecho de que sus familiares habían
desaparecido misteriosamente. Querían que yo adivinara dónde se habían ido. Y le pregunté a esta gente,
“¿no saben en dónde desaparecieron?” Me contaron una historia increíble. No lejos de Mafikeng hay un
lugar famoso que seguramente Ud. conoce, un lugar que llamamos “Las Vegas de Sudáfrica”. Es el
famoso complejo casino/hotel llamado Sun City. Martin: Sí. Credo: Me dijeron que debajo de Sun City
había operaciones de minería en progreso, profundamente bajo la tierra, y los africanos que trabajaban allí
desaparecieron, nunca regresaron a sus casas, a pesar que sus cheques siguieran llegándoles a sus
familias. Los hombres nunca regresaron a sus casas, como otros mineros lo hacen. Yo investigué este
fenómeno, y como un tonto no quise creerlo. Entonces más historias llegaron a mí, porque cuando un
africano está en problemas, siempre busca un sangoma para encontrar la explicación detrás del problema.
Señor, la historia era —y esta vez me di cuenta que era una shockeante verdad— que había una
construcción cruzando la frontera de Sudáfrica, en la tierra conocida como Botsuana. Los americanos
estaban trabajando con obreros africanos, quienes estaban bajo un juramento de secreto. Allí los
americanos estaban construyendo un aeropuerto secreto para recibir jets de combate modernos. No lo
podía creer. Otra vez me dijeron que muchos habían desaparecido, miembros de tribus, ni siquiera eran
hombres educados, obreros regulares estaban desaparecidos. Cuando sus familiares intentaron investigar
se encontraron con una pared de silencio. Yo quise indagar sobre esto, y lo que me llevó a actuar fue una
extraña historia que dio la vuelta al Sur de África, que un jet sudafricano de combate había derribado un
plato volador. Y que el jet había sido despachado desde esta base secreta. Ahora, señor, decidí investigar
porque mi credibilidad como chamán y como sangoma estaba de por medio. Fui a Botsuana. Fue muy
fácil. Uno todavía puede cruzar el alambrado y entrar a ese país. Las fronteras no están tan patrulladas
como la gente se imagina. Fui con unos amigos y encontré a esa base en Botsuana, no bajo la tierra, sino
en la superficie. Es una base para aeronaves, pero la gente Negra tiene miedo de acercarse porque dicen
que uno desaparece si se acerca demasiado, y el hombre que nos llevó no quería acercarse. Lo estudié de
lejos, y sí existe, y el hombre dijo que si nos acercábamos más, desapareceríamos. Lo que es una rareza,
porque hay muchas bases militares en Sudáfrica, y en Botsuana, pero ésta en particular llena a la gente de
terror. Por qué será, todavía lucho por saberlo, porque hay muchas cosas raras que suceden en mi país y
afectan a la gente. Hay algo más, señor: Esta es una de las muchas cosas que a los Chitauri les gusta hacer
en sus cuevas subterráneas, donde muchos fuegos se mantienen ardiendo; nos han dicho que cuando un
Chitauri se enferma comienza a perder una gran parte de su piel, es una enfermedad que los deja en carne
viva. Cuando estas criaturas se enferman así, una joven, una virgen, es usualmente secuestrada por un
sirviente de los Chitauri y llevada a algún lugar subterráneo. Allí la chica es atada de pies y manos, la
envuelven en una manta dorada, y la obligan a acostarse al lado del Chitauri enfermo, semana tras
semana, le dan comida, pero la mantienen amarrada y sólo la sueltan a veces para que pueda hacer sus
necesidades. Se dice que luego que el Chitauri muestra señales de recuperación, entonces a la chica
humana se le permite escapar. Le dan la oportunidad de escaparse, una oportunidad que en realidad no es
tal. Cuando se escapa, cuando comienza a correr, es perseguida subterráneamente por unas criaturas de
metal voladoras, y es recapturada en su máximos momentos de miedo y totalmente exhausta.
Martin: Un lugar muy especial. Credo: Sí, señor, y cuando hablábamos —ellos hablando con traductor de
por medio— me dijeron que África es el lugar donde algo que decidirá el destino de la humanidad
sucederá pronto. Luego se despidieron cordialmente, pero dejándome una carta que yo no abrí hasta que
pasaron unas horas desde que se fueron. La carta manifestaba que no debía prestar atención a lo que
David Icke dijera, y que una extraña persona llamada Alia Czar me estaba vigilando. No sé quién es Alia
Czar. Y cuando hablé con estos tipos, ellos expresaron estar bajo el mando de un gran Señor llamado
Melchizedek. Después de leer esta carta amenazante, en la que decía que si hablaba, mi esposa, que está
enferma con cáncer, moriría, me puse a pensar, ¿quiénes son estas personas? Entonces, debido a que
estuve en Sudamérica antes, supe que el español que ellos usaron era diferente del español que se habla
en Sudamérica. Ellos usaron el español de España. Aun ahora, esa amenaza se cierne sobre mí. Y cabe
destacar algo muy extraño, mi esposa está en el hospital con cáncer, y en uno de los rayos-x de su útero se
ve un artefacto metálico —algo que tiene a los doctores perplejos. Hablé con mi esposa y le pregunté
quién le había puesto ese objeto en su útero. Mi esposa dijo que nadie la había tocado, y nadie le había
insertado algo a ella. Pero este artefacto, señor, que se ve claramente en los rayos-x, indicado con una
flecha, se observa en la primera placa de rayos-x, desaparece en las dos siguientes y reaparece en la
cuarta. Me he estado preguntando sobre esto. No importa lo que pensemos, hay cosas raras que suceden
en este mundo y necesitan un operativo, investigación y explicación. ¿Qué es este extraño dispositivo,
que los doctores no pueden identificar, dentro del vientre de una mujer de 65 años? Mi esposa está
sufriendo, y la puedo perder en cualquier momento, porque no la puedo sacar del hospital. ¿Quién le puso
este artefacto en su vientre y por qué? Nunca sabré la respuesta, no en este mundo. Martin: Siento mucho
saber que su esposa tiene cáncer. Acabo de perder a mi madre el año pasado debido a un cáncer y sé que
es una lucha muy dolorosa. Credo: Sí, señor, lo es. Martin: Pues, siento mucho que Ud. tenga que pasar
por esto. Credo: Por medio del entrenamiento de guerrero Zulú hijastro, tenemos algo como el Samurai
japonés llamado Kaway, que es guerrero del Sol. Cuando un guerrero del Sol, entrenado como yo, pasa
por una terrible experiencia, debe canalizar el dolor de esa experiencia en coraje para la batalla, y así
sobrevivir al dolor que siente. Y, en este momento, señor, estoy agraviado por lo que está sucediendo en
mi país, por lo que está pasando con mi gente; por lo que le sucede a mi esposa, que es mi media-
hermana. Ve, lo nuestro es lo que se llama un matrimonio sagrado entre un hombre, un sanusi, un
chamán, y su media hermana. Y la esposa que estoy a punto de perder es mi media-hermana. Nuestro
padre es un mismo hombre, aunque nuestras madres son diferentes. Sabe, señor, siento furia porque
África está siendo destruida. Siento furia porque mi gente está siendo destrozada por fuerzas que, cuando
las estudias, encuentras que son totalmente alienígenas. Y, por favor, permítame compartir con Ud. una
última cosa para que sus lectores entiendan por qué siento lo que siento ahora. Como sabrá, hay SIDA
pasando como un fuego silencioso por Sudáfrica. Y el año pasado me enteré, lleno de terror, que uno de
mis seis hijos, mi hija de 21 años, es HIV positiva. Señor, siento una furia fría en mi corazón debido esta
enfermedad alienígena que no sabemos de dónde vino, una enfermedad que cualquiera que piense por sí
mismo deduce fue manufacturada en algún lugar para destruir grandes porciones de la humanidad.
Cuando miro los ojos de mi hija siento un escalofrío. Tengo dos hijas, ya adultas, ella es la última. La otra
es bajita y gordita, una niña cariñosa con un trasero grande y grandes pechos. Pero esta niña, que se está
muriendo de esta enfermedad, es delgada, de piel oscura como mi mamá, es muy bella, no puedo mirarle
a los ojos y aceptar lo que leí en ellos, la resignación, el porqué. Si el SIDA fuera algo natural, lo
aceptaría, porque el hombre tiene que convivir con las enfermedades de este mundo. Pero si un niño, al
cual dedicas años educando y criando, repentinamente es consumido ante tus ojos por una enfermedad
fabricada por gente malvada, me dan ganas de arrancarle los ojos a alguien por ello. Discúlpeme, señor.
Martin: Lo entiendo. Credo: Debemos ocuparnos de esta cosa. ¿Hay alguna última pregunta que quisiera
hacerme? Martin: Sí. Me gustaría volver a la ciudad de cobre por un momento. Parece que este Jabulon
sería el equivalente al que, en Occidente, llamamos Satanás. ¿Se podría decir que es así? Credo: Creo que
sí, sí. Él es el jefe de los Chitauri. Y, como Satanás, vive en una casa bajo tierra donde grandes fuegos
siempre arden para mantenerlo caliente. Porque, nos dicen, que después de la gran guerra que tuvieron
con Dios, se convirtieron a fríos de sangre y no aguantan climas helados, por eso requieren de sangre
humana, y necesitan que el fuego se mantenga donde quiera que estén. Martin: Bueno, se dice, en el
reciente video que David Icke sacó, que los reptiloides metamorfos, para mantener su apariencia humana,
deben beber sangre humana. Y hay algo del gen rubio, aparentemente. Ahora, no sé que… Credo: Sí, el
Sr. David Icke compartió un poco conmigo. Me dijo que la gente de cabello rubio es sacrificada por los
Chitauri, y yo le conté, a cambio, lo que sabía de África. Ud. verá, señor, no todos los africanos tienen
cabello negro. Hay africanos que son considerados muy sagrados, muy santos. Éstos son los nacidos con
cabello rojo natural, los cuales se cree que tienen un gran poder espiritual. Ahora, en África, tales
personas, africanos pelirrojos, eran víctimas de sacrificios, especialmente cuando llegaban a su madurez
—fueran hombres o mujeres. Martin: ¿Cuando Ud. pudo ver los ojos debajo del exterior, de la cubierta,
del alienígena Gris, eran como aquellos de los seres reptiloides? Credo: Sí, señor, exactamente. Le digo
por qué. Aquí en Sudáfrica hay una serpiente que se llama Mamba. Martin: Sí, es muy mortal. Credo: Es
una de las serpientes más venenosas que se pueden encontrar. Tiene los ojos EXACTAMENTE como los
del Chitauri y del Mantindane. Al igual que los de una Pitón. Los ojos de un cocodrilo son de aspecto
bastante extraterrestre, pero no son tan hipnóticos y penetrantes como los de la Mamba o la Pitón. Para
que se lo imagine, sería como el ojo de la Pitón magnificado 10 veces, entonces tendría exactamente
como lucen los ojos de los Chitauri. Martin: Bueno, se dice, y yo creo que es verdad, que hay una especie
de guerra entre la Luz y la Oscuridad. Entre el Bien y el Mal, en este planeta. Credo: Sí, Sí, señor. Sí,
señor. Sí.
Martin: Y que ciertamente hay un Dios en Su Universo, un Dios de Luz y Justicia. Credo: Sí, señor.
Martin: ¿Cómo ve su cultura a la intervención de Dios a través de Sus Huestes, a través de Sus
Representantes? En todo debe haber un balance, y eso incluye al planeta Tierra —así como es arriba,
también es abajo. ¿Acaso nos queda alguna esperanza? Para muchos lectores interesados en estos temas,
suena muy aterrador y casi desesperanzador. Así que quisiera terminar esta entrevista con un mensaje de
esperanza. Credo: Sí. Claro, ¡SÍ HAY esperanza! Mire, en primer lugar, EXISTE un Dios sobre nosotros.
Y este Dios es más real de lo que creemos. Dios no es invención de la imaginación de alguien. Dios no es
algo que se inventaron los viejos de los tiempos prehistóricos. Dios existe, señor. Pero entre nosotros y
Dios hay criaturas que proclaman ser dioses. Y tenemos que liberarnos de estas criaturas para acercarnos
a Dios. He vivido una larga y extraña vida, y le puedo decir que hay un Dios, y Él está interviniendo. Sin
embargo, vemos a la intervención de Dios como algo lento, pero espere: ¿Quién hubiera pensado que
hace menos de 30 años atrás ninguna persona se preocupaba por el medio ambiente? ¿Quién puso esta
repentina piedad en todos nosotros? Hoy, la gente en todo el mundo está luchando por los derechos de la
mujer y de los niños. ¿Quién puso estas ideas en nuestras mentes? No los Chitauri, no alguna entidad
malévola. Es Dios actuando en las sombras, haciéndonos más fuertes para poder resistir a estas horribles
criaturas. Ud. verá, señor, Dios trabaja muy lento ante nuestros ojos, porque Dios vive en un esfera de
tiempo totalmente diferente a la nuestra. Dios está allí. Dios está trabajando. Y es Dios quien, por primera
vez en nuestra existencia, nos hace ver estas cosas, nos hace saber que no estamos solos en este mundo,
que debemos ser responsables por nuestras acciones, y que debemos neutralizar a estos alienígenas que
por años nos han llevado en círculos. Los seres humanos nunca hemos sabido progresar de verdad, porque
ha habido fuerzas que nos detuvieron para que no alcancemos nuestro puesto en el universo, y lo digo por
los Chitauri, los Mantindane, los Midzimu. Tenemos que dejar de considerar a estas criaturas como
superiores a los humanos. Solo son parásitos que nos necesitan más de lo que nosotros los necesitamos a
ellos. Y solo un tonto negará que no seamos la única especie de seres inteligentes que produjo este
planeta. Por toda África hay evidencias que hubo alguna vez seres gigantes en el planeta. En los tiempos
de los dinosaurios. Hay huellas en las piedras, cada una de 6 pies de largo por 3 de ancho, huellas de seres
humanos adultos, de hace miles de años atrás, millones de años. ¿A dónde se fueron estos gigantes?
Quien sabe; quizás los dinosaurios produjeron una raza inteligente, una raza que nos engaña para que
pensemos que vinieron de las estrellas, cuando en verdad son parte de este planeta donde vivimos. Hay
esperanza, y la esperanza es brillante. Un Cristo niño nace en todos nosotros, pero como todas las
muertes, la muerte del Niño de Luz (la muerte de lo Viejo para que venga lo Nuevo) será acompañada por
grandes peligros, algo que va a llevar al enemigo hacia la desesperación. El enemigo cometerá errores y
lo conquistaremos en el nombre sagrado de Dios. Eso es lo que yo creo y es lo que seguiré creyendo hasta
mi último respiro. Martin: Y ese es el lugar perfecto para terminar esto, en ese pensamiento. Ahora,
déjeme decir, solo para Ud., desde 1974, yo he visto muchas naves espaciales de cerca (aunque nunca por
dentro ni por abducción). He tenido la experiencia —en las montañas del sur de Oregon— de cruzarme
con las huellas de Pie Grande… Credo: ¡Ah-hah! Martin: …cuando estaba acampando a la orilla de un
río. He escuchado por las noches a Pie Grande en las montañas. He escuchado sus llantos… Credo: ¡Ya-
ya! ¿Ve? Martin: …de una montaña a otra. Hay cosas que he experimentado. ¡Yo SÉ que estas cosas son
reales! Credo: Sí, señor. Entonces, yo hablo con un compañero guerrero, y digo, “venceremos”, como
cantaban los Marines Americanos en la Segunda Guerra Mundial. Martin: Sí, y durante la guerra de
Vietnam. Credo: Venceremos, venceremos, pero los escépticos deben de dejar de reírse, y los tontos
deben dejar de llamar a estos alienígenas, dioses. Solo hay UN Dios, y Él, Ella, o Eso, es lo que nos creó,
y no un impostor que vino de algún lugar para esconderse detrás de nosotros y tomarse la sangre de
nuestros hijos. Amén, señor. Martin: Sí, absolutamente correcto, Credo. Por favor, sepa que aprecio
profundamente lo que ha hecho y su valor al hablar francamente. Es tiempo para hablar sobre La Verdad.
Y para aquellos que no creen o consideran otras posibilidades, pues, que pena. Credo: Exactamente, y
también confrontar a la gente con la verdad de que no hay razón para temer. Si estamos en una posición
de difundir toda la información a cada persona en este planeta, ¿por qué nos están amenazando para
mantenerlo callado? Es tan ridículo, dejen de hacerlo. Dejen de asesinar, ridiculizar y destruir a la gente
batiendo el miedo. Esa es mi perspectiva, y estoy seguro que la de David también, y obviamente la suya.
Ya no tengo miedo. Es tiempo de hablar y adquirir una conciencia, una conciencia global común y traer
esto al frente. Muchas gracias, realmente se lo agradezco. Martin: Absolutamente correcto. Gracias a Ud.