Jardin P - 111-211

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Capítulo Cuatro:

Ser Varón
Quien estudió los dos capítulos anteriores: 'Sin Críticas' y
'El Primer Lugar', y siente que llegaron a su corazón y que su
verdad está clara y entendida, ciertamente seguirá disfn¡tando
de los consejos de este libro y por 10 tanto gozará de todas las
bendiciones que provienen de la paz hogareña. Sin embargo,
si por razón alguna siente que los conceptos de esos capítulos
le son extraños, confusos, poco realistas o imposibles de
aplicar y simplemente no puede acepta os, entonces tiene
que leer muy cuidadosamente este capítulo.

¿Una causa perdida?


Durante los muchos años que he aconsejado a parejas en lo
relacionado con la paz hogareña, Hashem me ha bendecido,
con Su inmensa Misedcordia, pam encont¡at en nuestra Torá
instucciones y consejos que han hecho maÉvillas y han sido
eficaces incluso en casos de parejas que estuvieron al borde
del divorcio, sin espemnza alguna de salvar su matrimonio.

Por otra parte, hubo algunos casos en los que ninguno de


mis consejos sirvió de ayuda...

Dura¡te la escritura de este libro y después de te¡minar


cada capítulo, solia presentar algunas copias de lo esc to a
hombres casados para ver su reacción. La gran mayoría quedó
profundamente influenciada por su lectura y estos hombres
me dljeron que lo que aprendiercn había cambiado sus vidas
dramáticamente.

otros, sin emba¡go, no fueron influenciados en absoluto


po¡ mis palabras, y siguieron con lo suyo como si no hubieran
leído nada. Ellos incluso se quejaron: 'iY las iDstrucciones a
las mujeres? ¿Cómo ¿//as cambiarán? ¿Cuál es la contdbución

-111,
'i12 En el Jardín de la Paz

de la esposa a la paz hogareña? ¿Cuándo enseñarás a las


mujeres como actuar?", Por alguna razón, esos hombres no
habian captado la idea- . -

He aquí un ejemplo: Un hombre vino a verme por los


problemas que tenia con su esposa. Me contó que él se
comportaba muy bien con ella y era un buen marido. Afi¡maba
que su esposa no hacia lo suficiente para lograr la armonía
conyugal y, en su opinión, todos los problemas eran por slr
culpa.

Le dejé desahogarse y, mieütras Ie escuchaba, pensé en


aconsejarle que leyera algunos de los capítulos de este librc
que ya había terminado de escribir Estaba seguro que una vez
que los leyera comprobaría que su camino era €quivocado.
Mientras yo esperaba que terminara de contame su historia,
de repente el hombre señaló esos mismos capítulos que
estaban sobre mi escritorio y me düo: "iTengo un amigo al que
le dio esos capítulos, y también yo los lei. ¡Créame Rabino, yo
cumplo con todo lo escrito, pero no me ayudan por el terrible
caÉcter y el comportamiento de mi esposa!...,'.

Quedé perplejo. Si había leído los capítulos y aún tenía


quejas contra su esposa y creía que la responsabilidad de la
paz hogareña dependia de ella y espemba que ella cambiase,
entonces ya no tenía nada más que decirle. Le bendüe y Io
mandé a seguir su camito mient¡as yo rczaba que Hashem le
concediera un poco de conocimiento.

¿Qué pasó entonces? Resulta que ese mismo marido volvió


a su casa y Ie dto a su esposa, en mi nomb¡e, que ..pobre de
ella y que debia cambiar su compo¡tamiento inmediatamente
porque si no.-.". Enfurecida, la mujer llamó a mi oficina y le
contó a u¡o de mis asistentes lo que su maddo le había dicho
y que el Rabino estaba muy enojado con ella. El secreta.io
le contestó que él estaba dispuesto a jurar sobre la santa
Torá que yo no podía haber hablado de ese modo y que toda
Capítulo Cuatro: Ser Varón 113
,
persona que me conocía sabia que nunca culparía a la esposa.
"Si quieres" le dijo a la mujer, le llamaré al Rabino pala que
se pong¿ en contacto co¡1tigo".

Y asi fue. Hablé con ella dircctamente y le düe: "Conoces


bastante bien a tü marido, ¿cómo pudiste creerle?". Entonces,
la pobre mujer me empezó a contar cómo su marido
constantemente Ia cdticaba y la atormentaba, haciendo todo
lo contrario de las reglas sobre la paz hogareña que yo había
escrito en aquellos capítulos, y que él afirmó haber leído.

Esto me hizo pensar que había una significativa úinoria


de hombres que de alguna manera no conseguía captar el
mensaje del libro, pero ¿por qué? Me senté y traté de entender
cuál era la causa, ¿qué es lo que fallaba? ¿Cómo después de
leer los capítulos podia un marido culpar a su esposa de sus
problemas conyugales?

Hashem entonces me ayudó a comprender que todos


aquellos maridos no entienden el papel de ser un hombrc, un
varón, que significa dar e influenciar Y de hecho, ésta es la
columna vertebral de todo este lib¡o. ¡Todas las lecciones y
las instrucciones que se encuentran aquí se dirigen al hombre
que realmente desea empezar a cumplir su papel como un
verdaderc varón!

"Varón y hembra úl los creó..."


Hay que saber que el hombre y la mujer so¡ dos cnaturas
completamente distintas. Los varones debe¡ obseFar muchos
mandamientos que las muje¡es no están obligadas a cumplir-
También, los papeles del homb¡e y de la mujer en la vida y
más específicamente en el hogar son totalmente diferentes.
De hecho, Ios hombres y las mujeres se contmponen
completamente. El ejemplo más clásico y fundamental es el
hecho que el Creador creó al varón como dador y a la hembra
como rcceptoú.
,ru, rurdr.r U" ,u Ou,
"..,

La mayoría de las lecciones y de las instrucciones para


conseguir Ia paz hogareña se basan en esta diferencia, y
enseñan al hombre cuál es su tarea en la vida en gene¡al
y como esposo en particular. La paz conyugal depende de
que tanto el marido como la esposa cumplan sus verdaderos
rol€s.

Otra diferencia entre hombrcs y mujeres que se expresa en


nuestro libro paÉ las mujeres 'La Sabidu¡ía Femenina', es que
no hay que enseñarle a una mujer a comportarse como tal. Los
hombres, por su pa¡te, sí necesitan saber compo¡tarse como
varones, y especialmente en esta generación en que muchos
hombres han perd¡do sus caracteríslicas masculinas. Fsta es
la causa principal de los problemas domésticos. Cuando el
varón no se comporta como tal es imposible que haya paz en
el hogar.

Cadauno que lee este libro Io nota de inm€diato: tod¿ l¿paz


hogareña depende del esposo -completamente. El Creador
estableció que la caractedstica del varón se manifieste en dar,
beneficiar, animar, alegrar, apoyar, etc. y, por lo tanto, todo
depende de é1. La conducta de la muje¡ es el mero resultado
de lo que rccibe, tal como la luna simplemente refleja la luz
que le llega del sol.

Y esto explica la ¡azón por la cual este lib¡o fue escrito sólo
par¿ hombres. Ya que la función de cada uno de los génercs
es complet¿lmente distinta, es imposible dirigirse a ambos
conjun¡amente.

Aprendiendo las lecciones de este libro el marido puede


saber dónde falla y no cumple con su papel de varón, y luego
corregfu su comportamiento. Un marido serio que quiera
cumplir con su rol, €ncontrará en las páginas de este libro
una guía completa para lograrlo y alcanzar la paz en su hogar
E incluso si verá que no cumple cien por ciento con todo lo
escr¡to. por Io menos sabrá a que debe aspirar y rezar por eso.
Capítulo Cuato: Ser Vdón 115

Él aprenderá a llevar sobrc sus hombros la responsabilidad d€


se¡ un varón y a no tener quejas contra su esposa, y finalmente
logrará la paz y la armonía conyugal.

Esto servirá como señal: El que ve que no puede acept¿r o


estar de acuerdo con alguna enseñanza o consejo de este libro
es muy probable que aún posee un ¿specto de la ¡.alrvaleza
femenina. Po¡ Io tanto debe repasar este capítulo una y otra
vez y rezar por el tema hasta lograr el cambio requerido.

¡Comienza a m¿durar!
De h€cho, éste es el único consejo que doy a aquellos
maridos que no captaron el mensaje del libro: olvidarse de
todos los conceptos que escucharon en mis clases o leyeron
en el libro y sólo enfocar todos sus esfuerzos y plegadas en
una cosa: converti¡se en un varón, Este consejo ayuda y hasta
logra maravillas.

Recuérdalo bien: Ser un hombre significa dar. Un varón


mima, escucha, prcsta atención, concede y es indulg€nte con
los demás; no busca el honor, no quiere beneficiarse de los
demás; apoya, ayuda y siente empatía por su prójimo. Un
varón puede acepta¡ la humillación con amot y enfrenta.
quejas y acusaciones sin ofenderse o estar a la defensiva.

Mientras el hombre carezca del deseo de dar, beneficiar e


influir, todas las instucciones de este libro le serán dificiles
y hasta imposibles de cumplir, ya que van en contra de su
caracte¡ística 'femenina' y sólo seguirá quejándose.

Aquellos maridos con naturaleza femenina que tomaron mi


consejo de trabajar y rezar por ser masculinos. comenzaron
a cambiar. Sus esposas que estaban ya más allá de la
des€sp€mción y seguras qu€ el divorcio era la única solución
declara¡on que se había producido un cambio asombroso en
sus m¿r dos.
116 En d Jardln de la Paz

Repetimos: El hombre da, Ia mujer recibe - ésta es una


ley. El marido debe ¡endi¡ honor a su esposa y atención. Él es
el compasivo, el indulgente y el capacitado pa¡a enfrentarse
con las dificultades de la vida, siempre feliz y sonriente. Un
hombre no dice: "Ella me ofendió" - porque un varón no se
ofende. El que se ofende es porque quiere recibir hoüores y
respeto, que es un rasgo femenino. Un hombre verdadero
puede aceptar la humill¿ción y seguir dando y beneficiando
a quien le humilló.

Un verdadero varón no espera nada de su esposa, ni


material ¡i espiritual. Él no nec€sita su honor ni su atención.
Cuando un marido pregurita: 'zPor qué ela ro mE nonra, no
me entiende, no me elogia, no me anima, no me apoya?,, -en
realidad espera de su mujer todo lo que ella espera de é1. Un
hombre que quiere recibir tiene la característica de una mujer
Los Sabios enseñaron el orden de las cosas: "Los ojos de elias
están elevados hacia ti, y tus ojos debes estar elevados hacia
HaShem" la esposa recibe de su ma¡ido mientras é1 recibe
del Creador

Algunos maridos dicen: "No pido mucho, sólo una sonrisa


o una palabra ag¡adable; no quiero grandes €logios ni grandes
exptesiones de amor, Todo lo que pido es que me demuestre un
poco de ate¡ción, Io que ciertamente me da¡ía la motivación
necesariapam dar. Cuando ella se muestra cáustica y apática,
sin sonreír o mostÉrme alguna atención positiva, pierdo todo
mi deseo de hacer algo por ella". ¿Suena razonable, no? pero
no lo es. No importa lo poco que él quiere ¡ecibir de parte
de su esposa, ese deseo es femenino, ¡y en ese caso no hay
ninguna espeÉnza depaz en elhogar! Y tanto más cuando el
hombre tiene grandes quejas contra su esposa,..

Esos hombres debe¡ían rezar de esta fi\anera: "Señor del


Uní rerso. Ten mísericorclia de mí y ayúclame a ser un hombre
verdadero, un yarón, que no desee honores. Me o¡fendo
Capítulo Cuatro: Ser Varón | 117

porqae quiero el honor. Ayúdame a librarme de este rasgo

No puedes espemr que la mujer cambie. Lo rinico que se


puede hacer en el caso de un esposo 'femenino' que no quiere
trab¿jar sob¡e sí mismo y cambiar, es modificar la Creación
y transfbrmar a su esposa en un varón - lo que es imposible.
Por consiguiente. el hombre debe empezar a ser un varón.
Mientras procurc ser el receptor en luga¡ de un dado¡, él
nunca podrá tener una relación positiva con su esposa.

Todas las instrucciones pam lograr la paz en la casa


son métodos para dar La enseñanza de 'El p¡imer lugar'
por ejemplo, es cla¡amente sob¡e dar. Cuando un marido
antepone los deseos de su esposa y da prioridad a cada uno
de ellos, concediendo todos sus deseos, su tiempo, su dinero
y su honor sólo para hacerla feliz, en rcalidad le hace saber a
su esposa que ella es lo más importante de su vida y él está
dispuesto a darle todo. La mujer, por ot¡o lado, es obstinada
y simplemente no puede rcnunciar a 10 que necesita ya que es
ésa la naturaleza que el Creador implantó en ella.

La enseñanza de "Sin criticas" también es sobrc dar.


Cuando el marido hace comentarios o critica a su esposa, de
hecho le quita su honor que es para ella la fuente de vitalidad
y alegria. Siendo un verdadero hombre, el marido le da todo
los honores y respeto a su esposa y, aunque le sea dificil, sabe
renunciat perdonar y seguir adelante.

Un verdadero ! arón da porque ésa e5 su naturaleza. Él no Io


hace con segundas intenciones. El no espera conseguirhonor
o concesiones de pafe de iu esposa como recompensa. Él
simplemente quiere dar Un hoúbre que considera injusto dar
a su esposa sinrecibiralgo a cambio, todavía está influenciado
por sus caracteísticas femeninas.
118 I En el Jardín de la P¿

El concepto de "La esposa es un espejo" nos brinda una


lección aún más profunda. Un varón sabe que su esposa es
verdademmente su espejo y, por lo tanto, entiende que las
reacciones y el compo¡tamiento de ella p¡ovienen de su
influencia, tal como la luna es iluminada por el sol. EI que
sabe esto, entiende que todo depende de su propio trabajo y
que eso es 1o único que podrá hacerle cambiar a ella. El sabe
que no tiele sentido criticar y tratar de cambiar a su esposa
con sus palabras o gritos sino ver en su 'espejo personal' su
esposa-, que es lo que é1 mismo tiene que cambiar. El esposo
debe decirse: "jYo soy el hombre! Yo voy a rectificarme y ella
cambiar|f'.

Los comentarios negativos demuestran la carencia de


sensibilidad del marido, dañan la seguridad en sí misma de
su esposa, y demlrestan su gran carencia de fe. Cada cfitica
es una tentativa de cambiar cosas por un camino que ¡o está
dirigido por el Creador Un hombre de Enüná sabe que sí
quiere que algo cambie tiene que ¡ezar y trabajar por ello
y luego esperar El cambio ocurrirá justamente cuando
-
Hashem decida que es el momento adecuado.

Como ejemplo de cómo el cambio de la mujer depende


completamente del cambio de su esposo, contaremos la
historia siguiente:

H¿bf¿ un¿ vez un hombre r¡co y av¿rocuy¿ mujer


era particularmente malá, una verdadera "bruja"
según la opinión de su esposo. Ella gritaba y se
quejaba constantemente, maldecía, nunca hacía las
ta¡eas de la casa, jamás prepataba la comida, etc.

El hombre rico acudió al rabino de la comunidad


con un solo pedido: "¡La quiero MUERTA!". El rabino
se conmovió: "¿¡Quiercs que tu mujer se mue¡a?!,
¡Dios no lo permita!, ¿¿por qué??". El hombre empezó
a contarle al Rabino los años de sufrimiento que le
Capltúlo Cúatro: Ser Vdón | 119

habla tocado vivir con su esposa, cómo ella abusaba


de él de todo tipo de formas, cómo lo apenaba, lo
despreciaba y humillaba. "iiEl señor rabino debe
estar de acuerdo conmigo que ella es un verdadero
monstruo, no una mujer!! Por favot rabino, ¿¿acaso
no hay algu¡a fórmula espiritual -algún hechizo o
un tipo de amuleto místico que pueda causa e la
muerte?? El rabino perylejo le preguntó: ¿¿Hacer
morir a tu esposa, hablas seriamente?? ¿Cómo es
que ni siquiera me preguntas sobre el divorcio u
otra solución??". "No rabí", lo contesto el rico, "eso
no es suficiente para mí. . . iella me ha dest¡ozado la
vida de tal modo que yo nunca podÉ vivir tranquilo
hasta que sepa que ella se encuentra bien profundo
en una pesada sePulturá!".

El rabino, que ya conocía bien a este hombre dco


y avaro que no le importaba ni consideraba que e¡a
necesario ser cadtativo -nunca estaba disPuesto a
compa¡tir- a pesar de su gran fortuna, le entendió
perfectamente y le dijo: "Déjame pensarlo, vuelve
a verme en unos dlas", El Rabino empezó a rezarle
al Creador que le ayude a saber cómo t¡atar al
rico ava¡o. Y HaShem le dio una idea. El Rabino
mandó a su fiel discípulo a la casa del homb¡e rico
cuando no estaba en la casa Pata que tratara de
ver qué pasaba con su esposa. Cuando se ace¡có
el disclDulo a la casa escuchó a la esposa del ¡ico
;¡Éste
llorando y gritando con amargura: tacaño
maLvado! ¡Como siempre me deja en casa sin una
sola moneda y se va a sus negociosl Si pol lo menos
me diiera alguna búena palabra para confoitarme
un poco, ¡jpero este malvado es aun avaro con sus
palabras!! ¡É1ya verá! - ¡jüo ya le amargaré la vida
tal como é1me lo hace a mí!!!

El discípulo le contó al mbino todo lo


escuchó. El Rabino afirmo con su cabeza y dijo:
120 | En €l Jddín d€ Ia Pu

"Justamente lo que yo pensaba... Po¡ favor llama


al ñco que venga a verme - ya sé exactamente qué
hacer con é1". EI hombre dco llegó cor¡iendo lleno
de expectativas y le pregunto al rabino: ,,Rabí,
,,Sí
¿has encontrado la solución a mi problema?,,.
claro", le dijo el rabino, "encontré ixactamente lo
que necesitas. Está escrito en el Talmud que quien
se compromete a hacer algo y no lo cumple, como
castrgo - muere su esposa. En tu caso no serla esto
ningún castigo, ¿no? Haz entonces un voto, añuncia
que nunca lo podrás anular no importa lo que pase
y luego no lo cumplas - entonces tu esposa modtá,,.
"¡icuau, genial Rabino:l ifo s¡bi¿ que ustedes los
rabinos tienen una solución para c¿da problema:l
Pero... "¿Qué compromiso puedo tomar?...,,. ,,Ot¡
no te p¡eocupet esto también ya lo pensé. Como
sabes, ya que nos hemos dirigido a ti vadas veces
sin resultado alguno, nuestra comunidad necesita
constrüfu una M¡k?¿ (baño dtual). ya hace años que
no encontramos a nadie para financiat ese proyecto
tan cato, lo que causa que cada vez que se necesita
usarlo hay que camina¡ un largo trecho y llegar a un
ba¡rio lejano. Comprométete a construi¡lo y ya que
por tu tacañería nunca cumplirás con tu promesa, tu
esposa morirá y por fin te libemús de ella',.

El consejo del ¡abino le gustó mucho al rico y


enseguida jutó construt el más lujoso baño ritual
y que por ninguna üzón podría quita¡se de encima
su comptomiso. "Dime, por favor rabinq ¿cuánto
tiempo tomará hasta que se muera? El rabino le
dijo que si dentro del próximo mes no cumplla
con su ju¡amento su mujer ciertamente morirla. El
rico se levantó r¿diante de alegri¿ para irse pero
el rabino lo detuvo. "Quiero pedirte algo,,, dijo el
rabino". "Sl querido rabí, jcualquier cosa!,,. ,,ya que
a tu esposa no le queda mucho tiempo de vida, te
Capítulo Cüatro:Ser Vdón 121

pido que en estas próximas semanas la trates bien


pam que tenga un poco de satisfacción antes de
morir, por 10 tanto hónrala, cómprale todo 10 que
te pid4 dale dinero para gastar, hazle cumplidos y
mímala, de todos modos muy pronto ella morirá y
todo quedará para ti; los cumplidos no te cuestan
nada, ¿y qué impoÍancia tiene si durante ese poco
tiempo ella disftutará de un buen rato, regalos y
luios antes de morir?..". "No hay ningún problema
rabino", dijo el rico, "lo haré con mucho gusto. ¡EI
mero pensamiento que pronto me sacaré a ella de
encima me llena de tanta alegría que no me importa
hacer tal esfuerzo!".

lasaron tres semanas y media. Una mañana


el dco iüumpió a la casa del mbino con lágrimas
en los ojos. "¡iPor favo¡ ¡abl, necesito que anules
mi juramento, po¡ favorl! El Ébino le contestó:
"¡Es imposible ya que cuando lo fo¡mulaste has
declarado que por ningún motivo lo podrás anular!
Pero, no Io entiendo, ¿no querías tanto que muera
tu mujer?". "¡¡No!l", dijo el rico llorando, "honorable
rabí, jno quiero que ella muera!". "Pero, ¿po¡ qué?
¿Qué ha pasado?", pregunto el rabino. "Querido
Iabí, desde que hice el juramento cumpll con hl
pedido. Empecé a honrar a mi esposa, a mimada,
a comprarle todo 10 que me pide - jhasta joyas!,
le habló de buena manera... De pronto, todo ha
cambiado en nuestro hoga¡ dramáticamente.
Ella empezó a ser tan buena conmigo me habla
dulcemente, me respet4 siento que me ama, ¡jhasta
¡eza por mi éxito cada dla en vez de maldecirme!!
Se transformó en un ángel del Cielo. . .. De pronto
entendl que regalo divino he ¡ecibido y no quiero
perderla. i¡Ayúdame!! Honorable rabí, ¡no quiero
122 | En el Jardín de la P¿

que ella muera! ¿¿Acaso no hay algún medio de


anular el junmento o de cambiar el dec¡eto??".
El rabino respondió: "Lamentablemente no. No
hay ningún medio de anular el decreto. . . ¡Lo único
que puedes hacer para que no mue¡a tu muje¡ es
cumplir tu juramento y construir la I,:tjosa Mikue
como te comprometiste!",

No teniendo otra elección el rico aceptó construi¡


el baño dtual y desde entonces logró una dichosa
vida mat monial de amor y paz mientras el
sabio rabino me¡eció a la vez constrrtfu vna Mikoe
para la comunidad y salvar un matrimonio de la
destrucción. . .

Ap¡endemos de esta historia que la sola razón que empujaba


a la mujer a comportarse mal €ra la avaricia y lamalarelación
que su marido tenía con ella. Tan pronto como él comenzó a
actuar como un varón, es decir a hon¡arla, cumplimentarla,
respetarla y hacerle regalos, ella cambió dramáticamente pam
bien.

Querido lector, quiero que entiendas bien: Si cumples con


tu papel corrcctamente que significa ser un varón, ¡entonces
no existe razón alguna para no tener una relación pacifica
y amorosa con tu esposa! ¡Sólo recuerda que debes trabajar
pam ser un verdaderc hombre!

Muchas veces vienen averme en busca de consejo marido y


esposa perc de hecho se encuentran frente a mí dos hembras.
El marido dice: "Ella debe a dar el pdmer paso. Ella debería
coregir su co,mportamiento...". Y ella, comprensiblemente,
dice: "¡No! ¡El es quién tiene qu€ cambiar!". No se puede
logmr Ia paz entre dos hembras ya que el matrimonio debe
ser entre hombre y muje¡, va¡ón y hembra. No hay ninguna
solución en tales sitoaciones sino que el marido aprenda a ser
un varón.
Capítulo Cuaho: Sel Varón i123

Esto explica Io que dice el Talmud G¡atado (,:¿A¡i, 82b):


"Dichoso es aquel cuyos hijos son masculinos; y pobre de
aquel cuyos hljos son he¡¡bns". ¿Cómo pueden ser los hijos
hembús? La respuesta se encuenfa en lo que hemos explicado
y por lo tanto afirma el Talmud que es un mérito tener hÜos
que cumplen con su ¡o1y se comportan como varones.

Y si te preguntas cómo es que tantos hombres, en nuesta


generación, perdieron sus cancterísticas masculinas, la
respuesta rcside en la lujuria. Cuando los hombres desean
el placer sexual y la satisfacción carnal, entonces, en ofas
palabras, ellos quieren tomar y recibir lo que causa que
pierdan su verdadera potencia y característica masculina que
es la capacidad de dar. Esto entonces los lleva a obtener otros
rasgos femeninos como Ia busca de honor, ¿tención y empatía.
Cüando un ma do viola su santidad personal y sólo desea
satisfacción de su esposa - él invierte papeles con ella. Él Ia
pone en la posición del dador, y él pasa a ser el receptor, lo
cual aÍastta consecuencias destructivas. Para una discusión
adicional sob¡e este punto dirígete al sexto capítulo: "Frente
a Frente".

Para concluir, podemos definirtres tipos principales de


maridos:

1)El marido varón: Ya con la pdmeú lectura de este libro


aprenderá todos los consejos n€cesarios para lap¿z conyugal
y será capaz de pone¡Ios en práctica fácilmente. Él gozaú
de las enseñanzas ya ql¡e siendo un varón - que significa ser
dador- todo le será completamente natural.

2) El marido que tiene la característica femetrina pero


quiere ser un varón: A él este libro Ie servirá de perfecta
guia. Si lo aprende y lo repasa una vez al mes y t¡ata de
cumplir lo escrito, merecerá definitivamente transformarse en
un verdadero hombre, en un varón, y logrará una permane¡te
paz hogarcña.
124 | EnelJüdí¡de la P¿

3) El marido que llegó a tener una característica


femelina tan fuerte que ya no puede dar nada y le es
imposible abandonar su deseo de recibir y ser un receptor:
A él este libro no le ayudará salvo que tome conciencia de
su defecto y comience a rezar a diario al Creador Dara oue
le ayude a ser un varón como es debido. y Io esÁncial es
que empiece a trabajar sobre su santidad p€Isonal, que es el
Precepto fundamental que deben cuúplir los varones. Debe
cotnenzat a tezar, a y a trabajar para poder alejarse
^pÍender
de toda forma de lujuria, tanto fuera como dentro de su casa,
como ve¡emos más adelante en el sexto capítulo.

Recordatorio
Cada uno, sin importar su nivel espiritual, debe l€er este
libro al menos una vez al mes, Yo mismo he examinado estas
ideas innumerables veces y he rczado detalladamente por
cada punto esc¡ito en este libro. Incluso hoy, cua¡do los pelos
blancos en mi barba superan en número a los negros y ya
tengo nietos, me esfuerzo a que no pase ni un solo día sin rezar
por el mantenimiento de la paz con mi esposa, que yo pueda
considerartodas sus necesidades, y que nunca la critiqu€. por
lo tanto. por supuesto que cada uno debe esforzarse a repetir
el estudio de este libro y rezar por cada detalle.

Cada marido que asume la tarea de aprcnder los conseios


de este libro diligentemente y examinarlo al menos una
vez al mes, será acompañado por mi bendición que rcine la
verdadera paz en su hogar, y que logre justos descendientes,
felicidad, riqueza material y espiritual y todo lo bueno en este
mundo y en eI venidero, AméD.
Capítulo Cinco:
Honra a Tu Esposa
La Mala Inclinación del varón se rnanifiesta en la lujuria,
qüe significa que cuando él sólo ve algo que le hace recordar
a una mujer, de inmediato flo¡ecen sus sentidos y empieza
a crear imágenes. A diferencia, la Mala Inclinación de la
¡¡ujer es su deseo de ¡ecibir honores. La mujer ansia el honor
más que cualquier otra cosa en el mundo, especialmente de
parte de su marido, y ella es capaz de hacer cualquier cosa
para conseguido. Ésa es la razón por la cual nuestros Sabios
enseñan que la mujer es lige¡a, ya que un poco de honor y unas
palabras amables bastan para inclinarla hacia la dirección
deseada ya que ése es su punto débil.

Prácticamente hablando el honor es su vida. Por


consiguiente, la mujer cuyo marido no la honra no tiene
vitalidad alguna. No importa que ella sea hon¡ada por sus
padres o sus ¿migas o tenga un honoEble puesto de trabajo y
goce de una situación y carrem exitosas o que sea rica, etc. -
si su esposo no le alaba, esta mujer se siente completamente
desdichada.

En cambio, basta q¡e su marido la halague un poco para


que sienta un placer maravilloso, tal como un estudioso de
la Torá que encuentra una nueva interpretación talmúdica,
siente una satisfacción elevada y espiritual.

Cada mujer necesita honor y alención como aire para


respirar. El marido se dice: "Soy bueno, traigo sustento, ayudo
en la casa". y piensa que su e5posa es feliz. Elno entiendeque
con todo Io que haga, si no sabe darle a su mujer atención y
respeto, es como si no hubiese hecho nada - su desdichada
esposa se sentirá desesperada y deprimida.
126 | En el Jardln d€ Ia P¿

Muchos maridos dicen qre no pueden alabar a sus esposas


porque no quie¡en mentir. Ellos dicen que al no estar
convencidos de dichas alabanzas simplemente no las pueden
pronunciar. Por ejemplo, ¿cómo pueden deci¡le a su esposa
que es bella u ordenada si no lo es?

Aquellos maridos que supuestamente tanto .'pe$iguen


la verdad", necesitan estudiar algunos artículos de nuestros
Sabios de bendita memoria, en los que podrán ver que aún
pueden expresar, por m€dio de ellos, muchas alabanzas
auténticas a sus esposas:

La belleza de ella
Es conocido el relato de un sabio que cie¡ta vez se comportó
orgullosamente cuando se encontró con una persona fea y
düo: "Qué feo €s este hombre". Le respondió el homb¡e: .'Ve
y dile al Artesano que me creó: 'Qué fea es esta obra que
Has crcado'...". Escuchó el sabio esa llamada de atención y
se avergonzó muchísimo pues entendió que había pecado;
entendió que, en efecto, su comentario era blasfemia al
Creador. Entonces avanzó lentamente de rodillas pidiendo
el perdón del hombre. Porque de verdad, esta pe$ona tenia
razón - si el Creador la hizo de esa forma - €sa m¡sma €s su
belleza perfecta.

De aquí aprendemos que el hombre tiene fe en que el


Creado¡ c¡eó a su mujer de tal forma, entonces ella es la
más linda del mundo. Porque si Hash€m le dio esa belleza, y
ciertamente el Creador hace 10 más bello del mundo, entonces
ella es la mujer más hermosa que existe. Hashem vio que ésa
es la belleza úás completa para la r€ctificación del alma tanto
de la esposa como de su €sposo.-.

Por consiguiente, el marido puede y debe deci|.le


claramente a su esposa, con sinceridad: "Eres hermosa,,, .,eres
encantadon", "tu belleza me atrae", y si ella responde: ..Lo
Capirúlo Cinco:Horoa a Tu Esposa | 122

dices po¡ decir", el debe decirle: '?erdón, ¡pero sob¡e gustos


no hay nada escdto!", conforme a mi gusto, tú eres la más
guapa del mundo". Y debe decirlo con firmeza, no importa lo
que ella le diga y aunque no crca que lo expresa con intención,
debepermanecer fuerte y continuar diciéndole esas palabras.
Y por supuesto le dirá todo con sinceddad, ya que su aspecto
le füe dado por el Creador Mismo, y en consecuencia, €s la
belleza perfecta.

Enseña el Talmud (dtado r¿¿¿',i, que: "Todo hombre que no


tiene esposa, se encuentra sin alegría". El hombre que cree
en la Torá puede decirle a su espos¿: "Tú eres mi alegría,,
ya que sabe que las palabras del Talmud son verídicas y su
intención es que si la persona goza de paz en su hogar -
tendrá entonces al€ría. Si el hombre vive junto a su esposa
en unidad, convivirá entonces con alegria y felicidad, pero si
cada uno vive por separado segummente no podrá existi¡
alegria alguna.

Además está esüito que el que no tiene esposa "r¿


e cuentra sin bendicíones, sin un uro protector j sin
bíenestar...". En consecnencia el marido puede decirle "Tú
e¡es mi b€ndición", "Tú eres mi muro protecto¡", "Tú generas
mi bienesta(". Y por sobre todo, nos dicen los Sabios que:
"Todo aquel que permanece sin esposa no es cofisiderado
un ser humano". Por lo tanto, le dirá:'i.Sir ti, no so! un
ser humano! ", " ¡Yo ho valgo na.Ia sin ti.f". AI tatarse de
una exp¡esión específica del Talmud, puedes exp¡esarla sin
falsedad alguna ¡pues ésta es la ve¡dad!

Está escrito en la Torá (Éxodo 20:B) que está p¡ohibido usar


las piedras del altar en forma deshonrada. Rashi comenta:,'Y
aunque estas piedms no tienen conocimiento para ofenderse
si las desprecian, la Toiá dice que ya que nos benefician está
prohibido desFeciarlas; con más razón aI referirnos a un
ser humano que se ofende cuando es despreciado". Esto es
128 | En er laldín de la P¿

verdad con más razón rcspecto a la esposa que es digna de


todo hono¡ y es necesario respetarla y alabarla mucho.

En el Prec€pto de "Y te alegrarás en tu festividad"


(Deutercnonio 16:14), se menciona que la mujer no está obligada
a hacer sacrificios de alegría (Korbán Simjá), pues a ella - su
esposo es quie¡ la alegra... Esto significa que la alegría de Ia
mujer es la responsabilidad de su esposo y proviene única y
exclusivamente de é1, y en ve¡dad, es ésta una rcalidad que se
percibe y que es imposible desmentü.

Por lo tanto, el maddo siempre debe buscar cómo dirigirle


palabras de honor y alabanza a su mujer Por ejemplo, cuando
ella ha prcparado algo para come¡, le dirá:"Qué buenas
manos tienes", "qué comidas tan sabrosas sabes preparar",
"qué buen gusto tienes", etc. Y aunque alabe todos los días la
misma cosa, eso también le causa alegria, y con más razón si
encuentra nuevas razones para alabarla.

¿Por qué se queja tanto?


La naturaleza de la mujer es exp¡esar lo que carga sobre su
corazón. Es pues natural que ella cuente lo que siente que le
falta en la vida. Sin embargo, cuando la mujer se queja mucho
y la negatividad es Ia base de la conversación con su marido,
eso significa que no se siente bien por algún motivo.

Muchos maridos consideran que sus esposas se quejan


injustamente. Sienten que se esfüerzan pa¡a ser buenos
maridos, compran, ayudan, sonden, apoyan, etc. Les está
claro que si después de todo lo que hacen se quejan, entonces
ciertamente algo está mal con ellas. Ciertos maridos
hasta les prcguntan a sus esposas: ':Po¡ qué te quejas
constantemente?".

Éste es un gran error Porque no sólo qr¡e ese marido no toma


en cuenta que algo le falta ¿ su esposa y apa¡entemente no le
Capítulo Cinco: Hora a Tu Esposa I 129

prcsta bastante atención, sino que Ie demuestra que él actúa


a la pe.fección y sólo en ella algo no anda bien.,. Si sólo le
hubiese dirigido algunas palabras dulces, hubiera visto de
pronto que ella resplandece de felicidad. Todo ma¡ido debe
saber: "Si tu mujer no está a gusto est problema-,.

El Rabino Berland shlit"a solia deci¡me: ..Es necesario


prodigar a la mujer cumplidos y alabanzas sin límites y rezar
que ella confie en que le amas. Porqu€ mie¡tms €l homb¡e no
se ha rectificado en todo 1o que tiene que ver con su pureza
y santidad personal (7ik1n HaBñt), su amor po¡ ella es de
hecho un amor egoísta ya que se ama a sí mismo, no a ella.
Mientras tanto, hasta que logre rectificarce, el homb¡e debe
rczar y pedirle aI Creado¡ que haga que su muje¡ crea que él
Ie ama",

En efecto. cuando el marido cr¡tica a su mujer -ya sea


la crítica más pequeña- y cuando no le prodiga cariño, ella
cae en la auto-pe$ecución sintiéndose culpable y cree que
su marido no Ia quiere. PaÉ una mujer significa la muerte
misma. Una mujer que cree que su esposo no le ama puede
perder la cabeza. Tan pronto como llega a la conclusión que
no gusta a su marido se entrega a la cóle¡a, a la tristez y ala
desesperación.

El marido debe pues alabar mucho a su esposa y no mostrarle


ni el menor signo de enojo ya que eso la lleva a la conclusión
de que él no la ama. Además tiene qr¡e rezar mucho para que
ella confíe que él la quiere y para que interprete cualquier
palabm o acto de su pa¡te como una muesta de amor.

(Pero
tú sobrepasas a todas" ¡r-,e.lios :r,zr¡
El sagrado libro del Zohar (cónesis 49) describe cómo el
ma do está obligado ¿ honrar a su esposa, concederle en
forma exclusiva el gobierno del hogar, y abundat en palabras
de amo¡ y de honor hacia ella:
130 | En el ]ardín de la Paz

"...La esencia del gobíerno del hogar le pertenece a la


esposa. Cwndo el mariclo desear unirse cotl su esposa debe
primero pedirle su permiso paru hacerlo y regociiarla
con palabras para que la \'oluntad de ambos sea una sin
imposició\l alguna, en caso co lrario - no se acostatá con

Aprcndemos de las palabús del Zohar, que cuando el úarido


quiere tener rclaciones conyugales con su mujer está obligado
a alabarla, alegúrla y pedirle permiso, en caso contra¡io Ie
ostá prohibido acostarse con ella. De aquí apre¡demos que
el hombre debe saber que no puede casa$e si no está seguro
que puede alabar y cumplimentar a su esposa ya que en caso
contra o - no podrá unirse a ella legítimamente.

Está claro en este texto del Zohar que la mujer es el pilar


de la casa, y que todo el hogar está bajo su mando. El Zoha¡
sigue diciendo sobre este aspecto:

"...Aprendemos que aunque un rey Posea una cama de oro


y hermosos edredo es para dormir, si la Reina Ie prepara
una camtl ¿le piedras, él debe abandonar su cama de oro !
acostarse en la cama de píedras que ella le prepató.."

Vemos aún ¡¡ás la vigencia del gobierno de la mujer en


su casa y cómo el marido debe aceptar su voluntad. Incluso
si ella le dice que no puede dormir en su habitación para la
limpieza de Pesaj, él debe aceptar su decisión. Tal como solía
dech Rabí Hirsh Lerb zt"l en nombrc de su Maestro Rabí
Abraham Shternhartz, que cuando el ma¡ido regresa a su casa
debe tener bien claro que sr¡ mujer es el general del hogar y
q¡e é1 es sólo un soldado ¡aso. De la misma manera él debe
obedecer a su esposa y ejecutar sus órdenes sin discusión
alguna. Y justo como en un verdadero ejército el soldado
tiene que dejar su ego €n la entrada de la base, así también el
marido debe dejar el suyo en la pue¡ta de casa Puede que en
la vida civil el simple soldado sea un hombre cultivado y su
Capíirlo Cinco: Hotra a Tu Esposa I 131

comandante apenas sepa leer y escribir, pero a pesar de todo


él debe obedecer sus órdenes con diligencia. Así también el
ma¡ido; él puede ser muy intelectual y un hombre exitoso; él
puede ser responsable de una gran empresa o el líder de una
comunidad, pero una vez que él entra a su casa, debe olvida¡se
de sus cualidades y su categoría aunque sea el presideüte de
la ¡epública, y volver a ser un soldado raso obedeciendo al
general del hogar su esposa- sin protesta alguna.

El sagrado Zohar continúa desqibiendo las alabanzasylos


cumplidos que el marido debe expresar a su mujer(zohar,cénesis
de M¿|ok MiDvash). "Ven y mira lo
49, tr¿ducció. basada eó el conenrario
que está escr¡to aquí Gé"ais 2rr: 'y díjo Adán [a E|a]: ...
¡Hueso de mís huesos y cane de mi carke!'--- Esas son las
dülces palabras qüe Adán le dro a su esposa para tlansmitirle
cariño, atraer Ia voluntad de ella a la de él y despertar coll
ella el amor. Míra cuán dulces son las palabras que Ie dlo,
mira qu¿ me sajes de amor contíenen las palabras que le
dio: Tú eres 'hueso de mis huesos ! carne cle mi carne' por
lo takto, ¿cómo podría ,o alguna wz despreciarte ,a que Ia
luz que brilla en ti proríene de la esencia cle mí esencia?'.
El d¡o esto a ¡n de demostrarle que tienen una obligac¡órj
común que los une y que nada los separa.

Después de haberle dicho esas palabms afectuosas, él


comenzó a elogia¡la úd): "...a ésta se la llanará 'íshá'
(nujer) pues del 'ish' (hombre) fue tonada ésta'. Su íntención
fue decir que esta mujer es excepcional, su igual no puede ser
encontrado. 'Ésta es el honor de mi hogar', todat las otras
mujeres compafadas con ella son como un mono delante
de un ser humano. Sólo ésta (Eva) paede ser llamada 'ishá'
majer- porque con sus yírtudes ella es la esencia de la
perfección, más que cualquiet otra--.

Son estas las palabras de añor y afecto pronuncíadas por


Adán, el priner hombre, a su mujer- Tal como está escrito
132 | En el Jardín de la Paz

en Proverbios (31:2q que entre todas las alabanzas que deben


set erPresadas por el hombre a su esposa para aumentar su
amo\ hay que decirle: "Muchas mujeres alcanzaron logros,
pero tú sobrepasas a lodas". Al decirle a laesposa queposee
cualidades superiores a todas las otras mujeres, el marido
aumenta los senlimientos de amor y afecto entre ellos"-

EI Zohar nos enseña la conducta coffecta del marido hacia


su esposa. Un marido debe considerar que si Adán, cuya
mujer no rivalizaba con ninguna otm mujer por su amor,
sentía que era necesario elogiarla, cumplimentarla y decirle
explícitamente que nadie Ia igualaba, cuánto más debe hoy
en día cada marido esforzarse por halagar a su muje¡ hacerle
sentir que es la mujer más bella, el esptendor de su vida y
Ia esencia de la perfección para é1. Debe incluso utilizar
aquellas mismas exprcsiones q¡e usó Adán, diciéndole que
en relación a ella todas las otras mujeres son como monos
delante un hombre.

Honor
Una de las cláusulas de la f¿1ró4 el contato de mataimonio
judío que cada marido firma antes de casarse, determina
que el hombrc está obligado a honrar a su esposa. Ésta es
una obligación solemne del esposo y no está rclacionada de
ningún modo con el comportamiento de su esposa hacia é1.
La obligación es absoluta y se mantiene en vigor sin cambio
alguno, pase lo que pase. TaI como cuenta el Talmud sobrc
Rabí Jiya cuya mujer lo amargaba y le hacía sufrir mucho y,
a pesar de todo, cada vez que é1 encontmba en el mercado
una mantilla bonita o algún otro regalo se lo compraba. Rabí
Yehuda HaNasí le pr€guntó: '?Pero si te hace sufrir con
liecuencia?". Le contestó Rabí Jiya: "Suficiente hace (ella) al
criar a los hijos y al salvarme del pecado".
Capíiulo Cinco: Hofta a Tu Esposa | 133

Aprendemos de esta historia que el honor de la mujer es


incondicional, y como lo menciona Maimónides en las Leyes
de Matrimonio (cap. 15. Ley t9): "Los Sabios ordena¡on al
hombre que honre a su esposa mas que a su propio cuerpo y
que la ame como ama a su propio cuerpo; y si tiene ¡ecu¡sos
debe beneficiarla conforme a ellos; debe no imponer sobrc
ella un temor excesivo y debe habla¡le calmadamente y no
estar ni triste ni enojado...".

Y aunque Maimónides escribe en la ¡egla siguiente (id., Ley 20)


que "los Sabios ordenaron también que la mujer honre mucho
a su marido", la obligación de la esposa no es equivale¡te a la
del marido y¿ que la Ley Judía no requiere que ella firme un
cont¡ato que le obliga a hacerlo.

De hecho, el honor de la mujer hacia su esposo es sólo la


consecr¡encia y el resultado del honor que é1 le da a ella. Sólo
cuando el ma¡ido cumple con lo que se le ha impuesto hacia
el Creador y hacia su mujer, entonces "automáticamente" su
esposa lo honrará ¿ é1. Con rcspecto a la esposa, Maimónides
habla de la conducta adecuada que debería existir, lo que
Ilega naturalmente cuando el ma¡ido hon¡a a su esposa y ella
le corrcsponde, pero no es su intención que el marido exüa
honores de su esposa o que tenga necesidad de ello_

El homb¡e da y la mujer recibe, el marido tiene que honrar


a su mujer y no lo contrario. Todo marido que p¡ocura ser
honrado debe conocer esta ¡egla y comprender que su deseo
de honor es simplemente una cualidad femenina que debe
quitarse de encima.

¿Quién mand¡ aquí?


El Profeta Elías enseña cómo el marido debe conducirse
eí sD íogar (Tana deR¿ Etiáh, cap. l5): "El hombre debe siempre
ser humilde en el aprendizaje de la Torá, en las buenas
acciones, e¡ su temor a Dios, con sus padrcs, con su rabino,
134 I En el Jddín de la Paz

con su esposa, con sus niños, su familia, sus vecinos, con


los cercanos y con los extranjeros y con los no judíos que
encuenta en el mercado, paÉ ser amado en lo Alto y querido
abajo y aceptado por todas las c aturas, y así llen¡rá sus
días y años con un buen nombre. Porque cuando el homb¡e
es humilde en la Torá y realiza buenas acciones, entonces su
esposa tiene temor de é1, y así también los miembrcs de su
familia, sus vecinos y sus allegados e incluso los no judíos
lo temerán, tal colio está €scrito {Deuterononio 2sl0): 'Y verán
todos los pueblos de la Tierra que el Nombre de Hashem es
invocado sobrc ti, y te temerán"'.

La explicación de esto se encuentn en el libro S¿ai


laMorá'- LaPreseíciaDivina reside en aquel que es humilde
y tiene temor a Dios. Por 10 tanto, la mujer de tal hombre lo
teme y lo respeta. En cambio, aquel que se enorgullece es
desp¡eciado, como nuestros Sabios enseñan (trarado ¡¿v¿ ¡¿rr¿
9s): "Quien se enorgullece - hasta los miembros de su hogar
no lo aceptaD", es decir que no lo pueden tolerar y le llegan
desprecios de su parte,

Sigue el Profeta Elías y dice (id.cap.4): "Enseñaronlos Sabios:


'¡Sé modesto y humilde con toda persona, y con los miembrcs
de tu hogar a¡ln más!'. Y está explicado en "Shai laMorá"
que humild€ significa que acepta y tolera todo desprecio y
se calla.

Ésta es una gran lección paú los hombres que sostienen que
su mujer es Ia q¡e debe honrarles e incluso se quejan diciendo:
'iQuién es el hombre aquí? ¿Quién manda aquí? Mi esposa
está obligada a honrarme, a someterse y a escucharme". Lo
citado anterio¡mente prüeba su gran eÍor: son ellos los que
deben honúr a su mujer y ser humildes con la gente de su
casa. Quien cree lo contffio, no actúa como un hombre sino
como una muler,
Capítulo Cinco: Hotra a Tu Esposa I 135

Comprobamos entonces que todo depende del hombre y


de sus acciones. Si el ma do ve que su mujer no le teme, es
señal que él no es temeroso de Hashem. Si lo fuera, su mujer
le temería a él también porque uno depende del otro ya que
las palabras de nuestros Sabios expresan "leyes naturales".

Esto explica porque la mujer no tiene la obligación formal


de honúrasu marido mientras que sí le es ordenado al hombrc
honrarla. El deber y Ia obligación de honrar a la esposa no
dependen de las acciones de ella. El honor y respeto al marido
es simplemente la consecuencia de las acciones de é1. Si el
marido honra a Hashem, cuida su pureza y santidad personal
y su carácter es masculino - su mujer 1o honra.

Si el hombre merece humillación y aflicción, entonces


es muy probable que Io reciba por medio de su esposa. Esto
es para su p¡opio bien ya que los pecados y la impureza
espiritual contaminan la sangre del homb¡e, tanto física como
espiritualmente. Esa sangre 'contaminada' debe ser purgada.
El mejor modo de hacerlo es por medio de humillaciones
y desprecios. Si un marido no quiere ser humillado por su
€sposa, él tendrá que se¡ herido a fin de deshacerse de la
sangre contaminada físicamente. Por lo tanto, un marido con
Emüná acepta toóo abüso verbal de parte de su esposa con
amor, tal como dijo el Rey David cuando fue blasfemado por
Shimí ben Guerá: "Hashem le dijo que maldiga...".

Cuando un marido tiene Emu á él ertieúde qve no es


su esposa quion 1o desprecia sino el Crcador que lo está
purificando de su sangr€ conlaminada. En consecuencia.
él sabe que tiene que hacer doble examen de consciencia y
arrepentimiento: primero por la tmnsgresión que le causó la
humillación y en segundo lugar por el pesar que Ie causó a
su mujer al tener que humillarle. La mujer no lo hace de su
propio acuerdo; Ella es obligada desde el Cielo a hacerlo por
los pecados de su marido.
136 | En el lddín de Ia Páz

La mayor causa de la sangre contaminada que se debe


purificar proviene de la lujuda. Por consiguiente, cuando
la mujer insulta a su marido él debe hacer Teshuvá por la
transgresión que causó €sa situación, por el dolor que le
produjo a su mujer y por la aflicción al Creador, como está
escrito I r,¿ ,< 0l o,: _En toda aflicc;ón de ellos. Él se aflige'.

Cumpür con las obligaciones


En algunas ocasiones Ia mujer le impide ¿ su marido
hacer las cosas que le gustan. Ésta es una señal que él no
cumple con sus propios deberes hacia ella, privrindola de sus
derechos como recibir su atención, amor, consideración, etc.
Ella simplemente le paga con la misma moneda ignorando su
interés hacia ciertas cosas, incluso el estudio de la Torá. Ella
le hace sufrir, pero en realidad esto demuestra su desamparo
porque él la priva de su atención. Es como si le dijera: "El
sufrimiento que ahora sientes es el mismo que me causas a
mí". Su conducta es de hecho un grito de dolor: "Me ignoras,
me siento frustmda, me duele. Tal como tú sufres ahora, me
estás haciendo sufrir de muchas formas".

Po¡ lo tanto, cuando un hombre percibe que su mujer le


contraría, se opone a é1y le hace suf¡i¡, esto puede explicarse
de dos modos: O que Hashem le pone obstáculos a través
de su mujer para indicarle que tiene que corregir un def€cto
espiritual; o que HaShem le insinúa que él leprivaa su mujer
de algo y por eso ella le impide hacer su voluntad.

La razón más común por la que la esposa detiene a su


marido o 1o humilla es por sus violaciones de la santidad
personal. La esposa se opone al marido que pedudica su
santidad, como está escrito (cénesh 218): 'Le haré una ayuda
fiente a é1", y nuestros Sabios explican: "Si él tiene el mérito
ella le ayudará; si no tiene el mérito - lo enftentará y estará €n
su contra". "Si él Io merece - significa que sus acciones lon
Capít'rlo Cinco: Horüa a Tu Esposa | 137

puras, que no atenta contra el Pacto Sagrado. Si no lo mercce


entonces su esposa se Ie enfrentará, le impedirá hacer Io que
desea y le pondrá obstáculos-

La palabra hebrea para mérilo es z?r¡. qu€ proviene en


la palabra hebrca 'zaj', qüe sigriflca 'claro' o 'puro'. Por lo
lanto. el que liene el mériro se refiere a qu¡én sus acciones
son püras y no perjudica su santidad personal, y entonces su
esposa le ayudará, le animará, le apoyará.

En conclusión: Cuando la mujer le impide a su marido hacer


lo que quierc, si él posee un mínimo de fe debe examinarce
y buscar qué es lo que tiene que corr€gir Debe decirse: "No
es mi esposa quien me lo impide es Hashem y tengo que
entender qué es lo que me está dici€ndo. Quizás he violado mi
santidad personal, tal vez privé a mi mujer de sus necesidades,
o tal vez tengo que rezar más paru conseguir lo que quiero

Lo primordial es que el hombre que mira su vida a través


de los lentes de la Emuná, no sólo se abstiene de ofender
a su esposa, sino todo lo opuesto: la honÉ, la apacigua, la
consuelay lafortalece. Y si unmarido "baja la cabeza'' frente
a Hashem en esa prueba de le y busca qué es Io que El le está
insinuando, entonces su esposa misma se transfo¡mará f en
vez de enfrentarse a él se volverá su ayuda y le dejará hacer
lo que desea. ¿Por qué? Po¡que él volvió al estado de tener
'mérito'.

Y como está esüito en Prcve¡bios 06:7): "Cuando Hashem


se complace con los caminos del hombre, hasta sus enemigos
sereconcilian con él". "Sus enemigoj' se refiere también a su
esposa, ya que los obstáculos más grandes que un hombre a
menudo afronta provienen de ella. Perc todo esto depende de
él - tan pronto como se arrepiente y cumple con la voluntad
del Crcador, todo se tansforma a su favor
138 8n el Jardín de la Paz

Todo hombre casado ve con claridad que tan pronto como


HaShem quiere que su mujer le ayude, ella se transforma e¡
la más maravillosa de las mujeres; le sonríe, 10 comprende,
Io alienta y lo anima. Y entonces el marido se asombra y se
pregunta: '¿Es ésta la misma mujer que sólo ayer envenenaba
mi vida hasta el pu¡to de desear la muerte? ¿Es posible que
esta mujer agradable y dulce sea aquella que ayer me aparecia
un monstruo listo para destruirme?'.

En cambio, cuando Hashem quiere lo contra¡io, ella


se convierte en su peor enemiga, dura como la piedra,
despreciativa y Ianzando amenazas temerosas, Y entonces el
marido se extraña: '?Es ésta la misma mujer que amé, con
la que viví un tierno idilio, donde faltaban sólo los violines
y las flautas para completar el cuadro ideal de nuestra vida
conyugal?".

Todo esto nos demuestra que la paz doméstica es sólo la


expresión de la m¿ravillosa y exacta Supervisión Individual
que depende de la espiritualidad del ma¡ido.

¡Iluminar, no criticar!
Una de las situaciones más delicadas y sensibles en
la vida conyugal se prcsenta cuando el marido se vuelve
más observador de la Torá y su esposa no. La mayoría de
estos hombres caen dircctamente en la trampa de la Mala
Inclinación y aducen que tienen todas las razones para
criticar a sus esposas "en nomb¡e de la Torá": ':¿Qué estás
haciendo?? ¿¿No sabes que está prohibido?? jTransgredes Ia
¡1dl¿?r'zl, ¡No se hace asil, etc., y la pobre mujer está expuesta
a presiones y desprecios dia y noche.

Nadie alguna vez, i¡cluso este marido, se volvió observador


de la Torá porque alguien le golpeó con un palo en la cabeza,
así que sus insultos nunca conseguirán algún efecto. PeÍo
si sus críticas no son suficientes, además le deja claro a su
CapÍtulo Cinco: Hoffa a T'r Esposa I 139

esposa que ella ya no le interesa como antes, después de todo


él tiene un nuevo "interés" en la vida que Ie ocupa todo su
tiempo libre. Comprensiblemente, cuando ella ve todo esto,
sobre todo cuánto él disfruta de sus lecciones de Toú y de
su nueva "vida espiritual", entonces el hermoso camino de la
Torá se transfo¡ma en su peor enemigo ya que pam ella es el
¡esponsable de todos los insultos que sufre, y de su falta de
importancia a los ojos de su esposo.

El resultado es, que si hasta ahora habia alguna posibilidad


de que esa mujer se acercase al camino de la Emuná y de la
Torá, ahora que su marido le desprecia ella se aleja más y
más, a tal grado que rechaza toda relación con la Torá y hasta
el poco respeto que ella podría haber tenido a las tradición
desaparcce. D€sde luego, ella se opone a su marido con todas
sus fuerzas.

En este aspecto, Nuesftos Sabios han dicho qüe ¿ntes del


descenso del alma a este mundo le hacen jurar lo siguiente:
"Sé justo y no malvado". Y explican los Maestros Jasidicos:
'No seas malvado por ser justo". Por consiguiente, lo primero
que el marido "justo" debe saber es que no debe criticar a su
esposa en absoluto y especialme¡te en todo lo relacionado con
la Torá y el cumplimiento de los Preceptos; no debe hacerle
ninguna observación sobte su forma de conducirse y sobre
lo que ella debe o no debe hacer. Lo segundo es que no sólo
no debe desprcciarla, sino qüe debe honrarla aun más que
antes. Debe hacerle regalos, halagarla y regociiarla de todas
las maneras posibles.

Estos dos pasos garantizan que él no larcchaceyno la apene


por su acercamiento al camino espiritual, sino Io contrario -
ella veriá que su arrcpentimiento y observancia religiosa Ie
han mejorado y también su comportamiento hacia ella, que
Ia rcspeta y la comprcnde más que ¡unca, y así le mostrará
la Torá y su estilo de vida bajo su luz auténtica. Luego, si
140 I En et Fdin de la P¿

¡ealmente quiere acercarla al camino de la Torá, debe rezar


por ella. Es posible lograr todo grucias a la plegaria, como
está escrito (p¡ove¡bios 2l:D: "EI corazón de los rey€s está en la
mano de HaShem" eso mismo es aplicable al corazón de la
esposa.

Bl Talmud nos cuenta acerca de Rabí Meir que te¡ía


vecinos malvados que ie causaban mucho pesar. Rabi Meir
rezó entonces paÉ que ellos murieran. Cuando Beruria, su
esposa, lo escuchó, le düo: "LPor qué ruegas para que ellos
mueran? Está escrito (salnos lo4:3t que 'Sea¡ consumidos de
Ia Tierra los pecados' no los pecadorcs. Reza e¡l cambio
para que ellos se affepientan y mejoren su conducta". Y así
fue que Rabí Mair rezó por aquellos malvados y ellos hicie¡on
Tes huvá y aaÍnblarcÍ completamente.

Nuestros Sabios enseñan que de Ia historia anterior


podemos aprcnder que, aunque aparentemente el
arrepentimiento del hombre depende de su propia elección,
la plegaria que se reza por él lo estimula a hacer Teshuvá y
cambiar Si esto se cumple a propósito de verdaderos malvados
y pecadorcs, con más motivo en nuestm generación en la que
los impíos no existen más, sino solamente gente debilitada
por lo largo del exilio fisico y espiritual. Con más razón en
eI caso del hombre que se despertó a ¡egresar al camino de la
Torá y su esposa todavía no lo ha hecho. Ya que él mereció
ser iluminado por la Iuz de Ia Torá. debe ser compasivo con su
mujer que es como su propio cuerpo, y debe por 10 tanto rezar
mucho para que también ella tenga el mérito de saborear esa
dulce vida.

EI amor auténtico hacia su mujer debe manifestarse en


plegaria a Hashem diciéndole: "Dueño del Universo, por Tu
compasün me despertaste a arrepentírme y tomar el buen
camíno. Toda esta ilumínación que síento Te pertenece, y la
p'ueba es que yo mismo anduve en la oscuridad antes que
Capitulo Cinco: Hora a Tu Esposa I 141

me ctbriste los ojos. Por lo tanto, Te agradezco inÍinitamente


y Te ruego que despiertes también a mi esposa, que abras su
corazón, que la ilumines tal como híciste cofimigo".
Y así debe el esposo muhiplicar sus plegarias por su esposa
ya que ésa es la exprcsión de su amor hacia ella-, y no hacerle
ni la menor critica, porque la regla es: ¡Iluminar, no c¡iticar!

Honra y serás honrado


Una mujer verdadeEme¡te honrada por su marido no
podrá oponerse a él permanentemente. Ella se sentirá en
algún momento incómoda poniéndose en su conta, al
suscitarle dificultades o impedirle rcalizar lo que é1 considera
importante mientras él tanto la considera y le honra. Por
consiguiente, sin que él tenga que decirle ni una sola palabra
al respecto. en un momento dado ella se avergonzará por su
oposición hacia él g¡acias a la buena disposición que él tiene
con ella.

Ei esposo debe pues demostmrle que la quiere tal como


es, decirle que todo 10 bueno en su vida proviene del mérito
de ella y que es gracias a ella que él estudia la Torá. Debe
decirle que preferiría quedarse en casa pero que paru el bien
de la familia debe i¡ a esfirdiar y crecer espiritualmente, etc-
Y asi debe usar expresiones similares que tienen por objeto
iluminarla, dándole la sensació¡ que ell¿ es lo primordial en
su vida y que tiene una gran parte en su desarrollo espiritual y
er el estudio de la Torá y el cumplimiento de los Preceptos.
Él debe hablarle con sinceridad y no esperar que con una
pequeña sonrisa ella se someta a é1. . . Es muy p¡obable que él
tenga que seguir dando, ser comp¡ensivo y ser complacie¡te
durante un largo tiempo mientÉs ella continúa con sus
objeciones y desprecios. En consecuencia no utilizará esto
como una prueba, sino que actuará así en forma persistente
y continua, iluminando y rezando. Cuando ella vea que él es
142 I En el tardíd de la P¿

auténtico - ella misma cambiará, como está esqito (¡rew¡bios.


16:?): "Cuando Hashem se complace con los caminos del
hombre, hasta sus enemigos se rcconcilian con él',.
Capítulo Seis:
"Frente a Frente"
El Talm.jd \B@a Ba¡ru s9t) señala una aparente contradicción
entre dos versículos que describen a los Querubines que
estaban en la parte superior del Arca del Pacto' que contenía
los Diez Mandamientos. En Éxodo {25:20) está esc to: "Y los
Querubines estarán con sus alas extendidas hacia arriba...,
y sns tostros frente a frer¡l¿", mientras que en Crónicas II
€¡) el versículo afirma que los Querubines estaban con "sus
rostrcs hacia el Santuario", lo cual implica que sus rostlos no
estaban uno frente al otro.

El mismo Talmud explica que de hecho no existe ninguna


cont¡adicción: El ve¡sículo del Éxodo se ¡efie¡e al momento
en que el Pueblo de Israel cumple con la Voluntad Divina,
mientas que el versículo de Crónicas se refiere aI momento e¡
lavoluntad
que transgrcde. Cuando los Israelitas cumplian con
Divina, los Querubines se dabari la cara como dos pe$onas
que se aman, lo que era una señal de que el Creado¡ Mismo
miraba con amor a Su pueblo. Pero cuando ellos tÉnsgredían
y no cumplían con los Prcceptos -metaforicamente dándole a
Hashem la espalda- entonces los Querubines milagrosamente
se daban Ia espalda eI uno al otro, lo cual simbolizaba que
también el C¡eador le había dado la espalda a su pueblo.
Vemos entonces que los Querubines -los cuales tenían el
aspecto de un niño y una niña servían como indicador del
estado espiritual del Pueblo Elegido.

A partir de esta enseñanza podemos aprender un principio


fundamental respecto a la vida matrimonial. Cuando la pareja
cumole con la Voluntad Divina. entonces Hash€m une al
marido y a la esposa con amor. pero cuando transgreden - El
hace que se den la espalda. La paz en el hogar es un indicador
exacto v fi€l del nivel esDiritual del hombre.

-143-
1.14 | En el Jardín de la Paz

El buen camino
\
Rabí Najman enseña (¿ ikute, ],1ohaúr a:') qtre la paz e el
hogar depende por completo del marido. El Rebe explica
que cu¿ndo el marido se comporta con recato y mantiene su
santidadpersonal, entonces hace b¡illar 224 luces espirituales
en su esposa (224 es el equivalente numé¡ico de la palab¡a
hebtea 'd¿rej' que sigdfica 'camino'), que ella a su vez le
r€fleja a él en forma reciproca. Entonces, Ia müjer es feliz
y apoya a su marido en su camino, es decit en todo lo que
él haga. Éste es otro significado más del versículo de Éxodo
referente a los Querubines: ". , . y sus rostros frent€ a frente',
que el marido ilumina ¿ su mujer y ella le devuelve la luz.

Pero si el ma¡ido cor¡ompe su camino tmnsgrediendo su


santidadpersonal, tal como está escrito (céñesisó:12): "Pues todo
ser de came había corrompido su car¡ino sobre la Tierra',,
entonces él ya no ilumina a su mujer con las 224 luces y
entonces ella se volverá e¡ su contra y se opond¡á al camino
de é1, tal como enseñaron los Sabios: "...y si él no tiene mérito
- ella se vuelve contra é1".
La paz en el hogar es de hecho un certificado que lleva
la firma del Creado¡ Mismo y una demostración que el
ma do está cumpliendo con la Voluntad Divina -o más
especificamente, si €stá manteniendo su santidad personal o
no,

Un cuerpo problemático
El sagrado libro del Zohar nos cuenta que Adán no se
benefició en absoluro del mundo fisico. )a que su miqmo
cuerpo era completamente espiritual. Su cuerpo brillaba aun
más que los ángeles de los mündos más altos. Perc esto fue
solamente hasta el momento en que pecó,,.

"Cuando el cuerpo deAdán llegó al mundo, el sol y la luna


de este mundo lo vieron y sus luc€s se oscurccie¡on ante la
Caplfulo Seis: "Frente a Frenie" i 145

de é1, tal como ocuüe con la luz de una vela frente a la luz
del día... Cuando pecó al comer del Árbol del Conocimiento
ocasionó un gran daño en todos los mundos espirituales
causándoles baja¡ de su nivel espiritual... La luz Divina que
habia brillado sobre él se oscurcció... Ahora él necesitaba un
nuevo cuerpo hecho de piel y carne fisica de este mundo, tal
como está escrito (cénesis 3:21): 'E hizo Hashem, Dios, para
Adán y para su mujer túnicas de piel. ) Io\ vistió. fse era un
cuerpo físico que podíadisf¡utar de los apetitos mundanos del
mundo fisico" (zohar. K¿do shin, ,,a3 can .r .oñenrario Matok MDvash),

El Zohar nos enseña que el deseo sexual surgió como un


castigo -una oscuridad física que les fue forzada a Adán
y a su espos¿ como rcsultado de su pecado. Antes de p€car,
el cuerpo de Adán eú absolutamente puro y brillaba con
un fulgor más resplandeciente que el sol y la luna. Hasta
ese momento, su unió¡ con Eva había tenido lugar en un
.nivel absolutamente espiritual, apartado completamente de
cualquier apetito fisico y lujuria.

Por Io tanto, la alegría de la mujer y la paz en el hogar


dependen completamente de la santidad personal del marido.
Y lo principal en €l cuidado del 'Brit' se encuentÉ en la
relación diaria con su esposa y €n €l momento de su unión
fisica.

La santidad personal del marido, o 'Tihtn HaBrit', ejerce


una poderosa y positiva influencia en la alegría de la muje¡.
El 'Tikúfi HaBrit' üenfa con va¡ios niveles espirituales, pero
el nivel básico es el cumplimiento por pate del marido de la
Ley lndia -la Halajá- en todos los aspectos de las relaciones
conyugales. Rabi Natan de Breslev escribe (r¡t,1Naiatót 3): "La
unión mat¡imo¡ial judía, de acuerdo con nuestra sagrada
Torá, constituye un aspecto de la santidad personal". El
estricto cumplimiento a los estatutos de la Ley Judía en €sta
área, como la inmersión de la mujer en una Mi¿v¿ autorizada
146 | En el Jadin de la Paz

y el compo¡tamiento del marido en el momento de la unión


fisica, posibiljta mantener relaciones conyugales exitosas y
Sral;llcantes r\erS/¡z¿ir4 {.uJ, Ora¡ JaM. |
^p.24f,,
Por lo general, cuando la mujer no desea la cercanía del
marido y hasta Io rechaza, o si existe cualquier otrc p(oblema
en las relaciones conyugales, eso significa que el marido debe
fo¡talece$e en lo relacionado con el 'Tikún HaBrif'y tr?.bajar
sobre el tema.

Atención o pasión
Después del pecado de comer del Árbol del Conocimiento,
el castigo de la mujer fue que su ma¡ido tendrá dominio sobre
ella, tal como está escdto (cénes¡ 3tó): "Y hacia tu esposo será
tu deseo -y éI te dominará'. El significado de este castigo es
que toda la vitalidad y la alegría de la mujer dependen de su
esposo, completamente. Por lo tanto él debe verter sobre ella
úucho amor y atención para que ella pueda log¡ar la felicidad
y alegria en su vida.

La causa principal que impide que el marido le p¡odigue a


su esposa todo el amor y toda la atención que ella necesita es
la pasión y el apetito lúurioso que él tiene. Cuando el maddo
siente el apetito de unirse a su mujer, deja de dar y quiero
rccibir. En ese momento acaba de ser su fuente de vitalidad y
en consecuencia deja de tener el "dominio". De hecho, ahora
ella lo controla ya que posee aquello que él desea. El Rebe de
Kotzk comentó acerca del versiculo citado anteriormente que
"el marido domi¡a a la mujer únicamente cuando ella desea
su cercania y no al revés". Si ella se convierte en un mero
objeto de deseo y apetito, ella 10 domina a él y entonces el
hogar está desti¡ado a desmoronarse.

Tal hogar no puede perdurar debido a la siguiente r€gla


espiritual: cuando el marido siente el apetito de unirse a su
mujet está creando en ella la fueüa exactamenre conÍarla
Capítulo Seis: "Frente a Frdrte" I 147

- la sensación de que ella no puede soportarlo. La mujer


rcacciona con rcpr¡lsión a las muestras de deseo de su ma do
- cuanto mayor es el deseo, mayo¡ es la repulsión, hasta el
punto de que no existe un sufrimiento más grande paú ella
que mantenel felaciones íntimas con é1, En es€ caso ella ni
siquien quiere que él la toque. Le parece que la noche de su
baño ritual es una condena a muerte, y las aguas de \a Mikve
una horca. El marido siente que está por prodigarle amor a
su esposa y ella siente que está entrando en los abismos del
infierno. Para ella, él ahora tiene el ¿specto de un monstruo y
siente una repulsión total hacia é1.

Muchas veces los maridos confunden l¿ lujuria que sienten


porsus esposas con amor Enrealidad, cuando el marido siente
apetitos por su esposa no puede amarla verdaderamente.
El amor es dat mientras que la lujuria significa tomar con
egoísmo. La prueba más gmnde de esto es 10 que ocuÍe una
vez que el deseo físico ha sido satisfecho. De pronto el gran
entusiasmo y amor del marido se esfuman como si nunca
hubieran existido y hasta siente repulsión, y por supuesto
que ya no tiene ni u¡a gota de pacie¡cia para hablar con
ella; además, por lo común, él se va derecho a dormir... Esto
demuesha que el contacto con su esposa es simplemente para
satisfacer sus propior deseos - en otras palabras, el gran
"amoi' que siente hacia su esposa es en ¡ealidad sólo pura
lujuria. La esposa que siente que su ma¡ido la trata como a un
objeto inerte que Do tiene ni alma ni sentimientos, se siente
más muerta que viva.

Amor u odio
La Torá relata la historia de Amnón y Tamar. Amnón sentía
un tremendo deseo enfermizo deunirse a su hermosa hermana
Tamar Tras muchos intentos fallidos para s€ducirla, la tomó
por la fuerza.Inmediatamente después de ese hor ble cdmen,
la Torá declara (sa.u"l II, l3l5): "Luego la aborr€ció Amnón
148 En el Jardín de lá Paz

con tan gran aborlecimiento, que el odio con que la aboffeció


fue aun mayor que el amor con que la había amado. . .".

Nuestros Sabios aprendie¡on de esa historia que el amo¡


que se construye en base de un apetito o inte¡és al final acaba
convirtiéndose €n odio, como han dicho (Grado,ayól 516): .,Todo
amor que depende de alguna cosa, al cesar esa cosa cesa
también el amor; pe¡o todo amor que no depende de algo,
jamás cesará. ¿Cómo es un 'amor' que depende de algo?
Como el amor de Amnón por Tamar. ¿Y cómo e! un amor
que no depende de algo? Como el amor de David y yonatán',.
El Meíri, el gran comentarista, explica que Amnón amaba a
Tamar me¡amente para recibir g¡atificación de sus apetitos.
Una vez que la obtuvo ya no pudo soportarla.

Cuando el marido tiene lo que se llama 'taayá' apettto de


lujuria hacia
sD mujer-, acaba¡á odiándola. Su'hmor" por ella
depende de una causa especifica que, cuando será satisfecha,
su "amoi' dejará de existi¡. Una vez que su mujer no desea
tenerrclaciones íntimas con é1, sea por disti¡tas mzones o por
su ?aarál él la odia y se queja de ella.

Además, un marido lujurioso sin lugar a dudas llega al


adulterio. Incluso si no le es infiel en el sentido liteúl de
la palabra, ciertamente Ie se¡á infiel con los ojos y con el
p€nsamiento. Mirará a otras mujeres y sentirá deseo d€ su
belleza. La Mala Inclinación le mostrará todo el tiempo que
las otras mujeres son mucho más atractivas y excitantes que
su esposa, tal como €scribió el Rey Salomón (provcóios 9t7):
"Las aguas robadas son más dulces".

¡Un hombre que obse¡va a otras muj€rcs nuncapodrá amar


a su propia esposa puntol Ella siemp¡e estará enfadada
con é1, tal como está escrito (p¡oveúios ts:l): "El apetito lleva
a la separación". El Rabino Yos€f Jaim zt"¿ el Ben Ish Jai,
relata una historia relacionada de un hombre que fue a ver
a un rabino. El mbino le pregunto cüántas mujeres tenía. El
Capiiulo Seis: "F¡ente a Frenie" | 149

hombrc, completamente confundido, lerespondió: "Estimado


Rabino, no entiendo la pregunta... Tengo una sola mujer, por
supuesto". Entonces Ie respondió el rabino: "Mentira. Tienes
muchas mujeres y las escondes en recámaras ocultas". "Pero
rabino...", trato de decir el hombre choqueado... "Yo veo",
siguió el rabino cerrando sus ojos, "que a menudo piensas y
fantaseas con otms mujeres y sus imágenes están grabadas en
tu mente y en tu corazón". De repente abrió sus ojos y dijo:
"¡Ésas son las 'recámaras ocultas' en las que escondes a tus
otras mujeres!"... Y el hombre rompió a llorar y admitió que
eÉ verdad.

Cuando un hombre pierisa en otras mujeres, observándolas


y fantaseando con ellas, además de se¡le infiel a su esposa,
también está transgrediendo muchas prohibiciones seve¡as
de la Torá, ya que está prohibido observar a otras mujeres y
pensar en ellas, como está esc¡ito (Núm€¡os 15:39): "... y ustedes
no se extraviarán tras üos apetitos de] vuestros corazones
y vuestrcs ojos, detrás de los cual€s ustedes se pelvie¡ten',
Ese ma¡ido está transgrediendo también dos de los Diez
Mandamientos: "No cometerás adulterio" y "No codiciarás
la mujer de tu prójimo".

Oa¿ - El Precepto de las relaciones intimas


Para la mujer es de suma importancia que el marido
le prodigue un t¡ato cariñoso, cálido y afectuoso antes
de la unión fisica. El Rabino Shlomo wolbe z/"/ escribe:
"La intimidad fisica es un sobo¡no muy podercso, pero la
muje¡ no se deja engañar por é1. A1 contrario, durante el
contacto físico ella puede sentir un gran dolor por la falta de
cercanía sentimental". Porque hay que sabefl la unión física
es la cumbre de la intimidad, pe¡o a cada cumbre se llega
atmvesando distintas etapas. La intimidad física que carece
de cercanía sentimental y emocional es algo que le resulta
muy ofensivo a Ia muj€r A la mujer le interesa principalmente
150 | Etr el lddln d€ la Paz

la considemción y la intimidad espiritual, es lo que ella valom


y necesita. Cuando recibe esa clase de trato de su esposo,
entonces también desea la unión fisica con é1. Pe¡o si él no
le demuestra una genuina consideración y amor, así como
también una cercanía constante de mente y alma, entonces
ella siente repulsión de sólo pensar en mantener relaciones
íntimas. La cercaría física que no surge de una cercania de
mente y alma es algo deg¡adante y doloroso para la mujer

La enseñanza ante¡ior constituye el fundamento de una


relación conyugal exitosa. Además, todo el éxito del hombrc
en el campo financiero, es decif si tendrá poco o mucho
sustento, si le llegará fácilmente o no, con satisfacción o con
dolof depende del auténtico amor y respeto que siente y da
a su esposa. Tal amor es eI resultado de un trabajo pe$onal
del marido pam sucumbir a su ap€tito y deseos lujuriosos,
así como también el aumentar su ¡econocimiento de las
necesidades emocionales de su esposa.

El deseo de la mujer hacia su maÍido, no se refierc a lo


físico, sino a recibir una atención calurosa y amorosa. Si esto
falta - lo esencial falta; cuando el marido no le da a su mujer
una relación y una atención sitrcera, entonces todo falta. Peor
todavía, en un nivel espiritual, el marido podría ser culpable
de violación ya que toda esa "unión" es simplemente para
saciar sus apetitos provechándose de su esposa como si fuera
un apalato,,,

El término bíblico usado para el Precepto de la unión fisica


es Ofiá q\te se traduce litemlmente como "el tiempo de
la esposa". Es n¡ tiempo espec\al dedlcado a la mujer coú
todo lo que esto pueda implicar Por lo tanto, quien de ve¡dad
desea cumplir con este elevado Precepto y alegrar a su esposa
a t¡avés de su cumplimiento, debe dirigirse a ella con una
genuina voluntad de unirse en un nivel emocional, y tener
mucha paciencia y delicadeza- Hay que alabarla, darle mucho
Capítulo S€is: "Frc¡te a Frente" I 151

amor y cariño, escucharla, expresar gratitud por todo lo que


hace por é1, decirle cuá¡ importante es ella en su vida. Estos
son los pasos para escalar la montaña de la intimidad. En Ia
cima se encuentra la unión física que debe estar imbuida de
amor, cariño y el deseo de unirse a ella como un alma, no sólo
un cuerpo.

Resulta que cuando un marido es lujurioso no puede


cumplir con el Precepto de Orá ya que no puede satisfacer a
su esposa pues busca sólo satisfacer su propias "necesidad€s
físicas" pam desca¡garse de la suciedad que ha acumulado
por no cuidarsus ojos y sus pensamientos. De hecho, él viene
para realizar su propio Or?¿i -'el tiempo de él'- no el de ella.
Si se acerca a su esposa sin intención de expres¿r su amor
por ella o querer alegrarla de verdad, él no puede cumplir
con el Precepto, y su esposa ciertamente lo sentirá. Esto
puede generar un ciclo vicioso de acontecimientos, como
hablaremos en la siguiente sección.

El acto de la unión fisica sirve a la esposa como un medio


para experimentar el amor de su marido por ella. Si el amo¡
falta, ella no tiene ninguna necesidad o deseo del acto en sí.
Ella no desea ese tipo de unión y preflere más bien dormir.
Está cansada y todo ese acto motivado por un apetito animal
no le interesa y Ie da lástimapor el tiempo perdido que podria
aprovechar para descansar del lrabajo del día.

Éstaes !a regla: toda mujer normal no tiene aquellos apetitos


lujuriosos que tienen los hombres. Un hombre puede codiciar
cualquier mujer que mire, sea una mujer extraña, vieja o joven,
y no importa si se encueítra fiente a é1 o en una foto, y hasta
un vestido colgado para secar de una mujer puede excitarlo y
hacerlo fantasear Las rnujeres sanas no tienen aquella locuÉ
y su único deseo es hacia su esposo. Si una mujer en un millón
nace con tal apetito y lujuria es por ser un varón reencarnado
en mujer, o una mujer que a la que abusaron y le lavaron el
152 I En el Jardín de la Paz

cerebro hasta introducir y desar¡olla¡ en ella tal lujuria. ¿Has


visto a una mujer mirar fotos de hombres, como los hombres
depravados tienen la costumbre de hacer con fotografias de
muje¡es, y perder la cabeza por esas imágenes que despiertan
sus deseos y visiones?

En ¡esur¡en, la proximidad fisica no significa el tipo de


unión que la esposa anhela. Ella tiene que sentime amada en
su totalidad - alma, mente y cuerpo. Cuanto más el marido
esté lejos de la santidad personal, menos éxito tendrá en
uni¡se con el alma de su esposa, ypor lo tanto, ella se alejará
de él cada vez más. Pero, la esposa del marido que trabaja
en su santidad y log¡a purificame de la lujuria, estará más
enamorada de é1, se sentirá más atraída y 1o anhelaná.

Círculo ücioso
En 'El Libro de los Atributos' (eña.Di.e'o 2:27) Rabí Najman
escribe: "EI que separa a un hombre de su esposa por medio
de embellecerla ante su marido, y luego degrada a su marido
a los ojos de €lla hasta que ellos se separan tendrá graves
problemas de subsistencia".

No vamos a tratar la causa por la cual el que prcvoca


la sepaúción pone en peligro su sustento, sino que nos
concentraremos en su modo de acción "embelleciendo a la
esposa frente a su esposo". Esto no parece lógico. Parecería
que si busca separarlos debería degradar a la mujer a los ojos
de su marido diciéndole qué fea y simple es, que no €s bastante
buena para é1, etc., y luego debería despreciar al marido a los
ojos de ella. Pero, ¿¿cómo el hecho de embellecer a la esposa
lleva a la sepamción de la pareja??

Esto puede ser entendido según la regla espiritual ya


mencionada. Embelleciendo la esposa a su marido, el
p¡ovocador despierta y aumenta el apetito del marido hacia
ella. Sintiendo su lür¡ria, la esposa sentrá repulsión hacia
Capftulo Seis: "Frente a ¡¡enre" I 153

su esposo. Luego, el provocador refuerza esta impresión


criricaDdo y degradando al mar¡do frenle a su mujer y así un
círculo vicioso es creado: el marido quiere tener relaciones
intimas con su esposa rlientrus ella lo rechaza, lo que
ciertamente 1o enfada y se provoca entonces una terible
separación entre ¡¡arido y mujer que puede terminar muy
mal.

Liberarse del infierno


Durante los años en los que me ocupo en ayudar a la gente,
en escuchar sus problemas, sufrimientos y dificultades que
padece, y en la búsqueda de remedios para todas las numerosas
enfermedades espirituales que existen en nuestra generación,
me topo rcgularmente con el fenómeno del derrumbe
espiritual y la destrucción de Ia paz hogareña, provocados por
un esposo que cayó en el infierno de su propia \uria.

Voy a relatar un caso que ocurrió al principio de mi


camino. Mi Maestro, el Rabino Eliezer Berland shlit"a, me
envió para tratar de logÉr la paz hogareña enfe una parqa.
Fui a su casa y hablé con la esposa. EIla me relató que se¡tía
una repugnancia total hacia su marido debido a que él estaba
dominado por un terrible apetito sexual, y ella había ll€ado
a tal grado de repugnancia que ya no estaba dispuesta a
continuar la vida conyugal.

Volví al Rabino y le dije "No hay nada pa¡a hacer, el


marido es tan concupiscente que su mujer no puede vivir más
con é1". EI Rabino me contestó: "Si es así, de verdad no hay
nada que hacer..".

Muchos maridos se di¡igen a mí sufriendo de una situación


emocional difícil, con confusiones, temorcs, ansiedades.
Existen quienes, de hecho, que hasta quiercn suicidarse. De
acuerdo a lo que describen ya cayeron en el infierno de la
154 En el Jddin de la Paz

lúuria... Ellos desean todo el tiempo a sus esposas hasta


volverse locos - hasta que el cerebro se les consume...

Yo les digo que lo primero que tienen que hacer es aleja¡se


de todo lo que puede provocarles esa sensación de lujuria:
Dejarde dormir en lamisma habitació¡ con su esposa, cuidar
su vista incluso en la casa y por supuesto fuera de casa, y
ni hay que mencionar no ver cosas inmodestas por internet,
televisión, etc. Además deben decir los diez Salmos del
'Tikún EaKlalí' (16,32, 41, 42, 59, 77,90, 105, t3t. 150) cada día
e ir a la Mi,kv¿ de los hombres al me¡os una vez por semana.
Más que todo, deben buscar la ayuda del Creador en la lucha
contra su impulso hacia la lujuria, dedicando un iiempo
extenso a la plegaria personal rogándole a HaShem que los
salvarle de aquella suciedad, del infierno de la \uria en que
se encuentran,

Cierlos maridos hasla critican a sus mujeres por negarse


a sus apetitos y esperan que yo les dé la razón y hable con
sus esposas pam demostrarles su gran error y decirles que
no cumplen con su deber. Para su gran asombro, no sólo no
Ios justifico, sino que les informo que si ellos mismos no
abandonan sus deseos lujuriosos - no dejarán de sufrir

La siruación sana y el único buen camino enrie un marido


y sü úujer está descrita a principios del libro del Génesis (3:16):
"Y hacia tu esposo será tu deseo, y él te dominará,, y no al
revés. Por lo tanto, quien quiere gozar de la paz doméstica
debe liberarse de ese apetito dañino.

La aniquilación de la luju¡ia es esencial para Ia paz


hogareña. Nuestros Sabios han llamado el cuidado de la
santidad pe$onal la 'guardia del fundamento,. La santidad
personal es el fundamento de la Emuhá y de cada buen rasgo
de carácter. Todo el tiempo que no cor¡ija, se le apegan al
hombre defectos y malas cualidades como la ira, la tristeza,
la me¡tira, y ohas inclinaciones negativas que son la causa
Capítulo Seis: "F¡enie a F¡ente" | 155

directa de la destrucción del hogar. No obstante, al dominar


ese deseo destructivo y lograr la santidad pe$onal, el hombre
tendrá el mérito de crear un espacio y una tierra fértil en la
cual pueda desarrcllar todos los buenos rasgos de caráctet
cor¡egir sus defectos y adquirir buenas cualidades como
una fe fuerte, humildad, tranquilidad de espiritu, ánimo, paz
inte ot alegría y paciencia y lograr así la paz conyugal-

Santidad
En el segundo libro de Reyes (cap. 4) se cuenta la historia
de la Sunamita, una mujer que cedió una ¿lcoba de su casa
al Profeta Etishá (Eliseo), con el fin de que él pueda dormir
por la noche en cada una de sus visitas. La mujer describe al
profeta a su ma do como un piadoso justo (ver 9): "He aquí yo
sé ahora, que el que pasa por ¡osotros siempre, es un sagrado
Va¡ón de Dios".

El Talmud (tnlados€¡¿ri¡ lob) pregunta: 'zcómo supo ella que


él era un hombre santo?". Dos grandes Sabios, Rav y Shmuel,
aportan cada uno otra explicación. Uno dice que ella nunca vio
una mosca en su mesa, y el otro que ella nunca vio rastrcs de
emisión nocturna sobre la sábana de su cama. Comprendemos
que esta última opinión demuestre su santidad, pero ¿por
qué la ausencia de mosca en lamesa €s un signo de santidad?
¿Por qué donde reina la santidad, las moscas están ausentes?

Po¡ ese mismo motivo no había moscas e¡ el Templo


Sagrado de Jerusalén, aunque todos los días se sacrificaban
allí muchos animales y había profusión de sangre, grasas y
excrcmentos. Al ser eI Templo el lugar más santo, las moscas
estaban ausentes.

El Maharshá explica que la mosca €s un insecto imputo y


que Ia mesa simboliza al santo altar. Por lo tanto, tal como en
el Templo ninguna mosca aparecía por la santidad que reinaba
atlí, así la mesa del Profeta Elishá reflejaba su santidad.
156 I En el Iardín de la Pu

Resulta que ambas opiniones del Talmud son idénticas y


complemeritarias. Rav y Shmuel divergen respecto a lo que
la mujer vio y lo que Ie lleva a la conclusión que Elishá era
un hombrc santo. Uno afirma que ella vio la mesa y el otro su
cama, pero ambos se refieren a la santidad personal de Elishá
respecto a su cuidado del ?/l'.

Rabi Najman Gl
Librc de los Arriburos. teDa Amor,2:a desarolla
"El amor de la mujer por su marido es reconocido
esta idea:
según las moscas y los mosquitos que hay en la casa.
Además, según el amor que hay ent¡e la parcja puede saberse
si la Mala Inclinación ya fue debilitada o no". Es decir que
según aquellos insectos podemos sabe¡ si el marido logró la
santidad penonal y, como rcsultado, si su esposa le ama, ya
que hemos aprendido que la mujer puede amar de ve¡dad sólo
a un marido que cuida su ?ritl pe¡o si éI está dominado por
sus deseos llsicos - ella no puede rolerarlc.

Además, aprendimos que según la intensidad del amor


es posible saber si la Mala Inclinación ya está debilitada,
pues el amor es posible sólo cuando la lujuria del marido
eslá debil¡rada. Sólo en ese caso puede reinar un amot
desinteresado, un amor que descansa en el diálogo un amor
-
entre dos seres humanos y no un mero lazo camal.

Paz al alejado
AhoÉ podemos entender lo que dice el M¡drash @elesh¡l
rR¿ó¿ 54) sob¡e el versículo e¡ove¡bios t6:7): "Cuando Hashem se
co¡¡place con los caminos del hombre, hasta sus enemigos
se reconcilian con é1". "Rabí Yojanan dice: 'En este versiculo
'sus er|emigos' se rcfrere a su mujer'; Rabí Yosef ben Levi
dice que se refiere a la Mala Inclinación. Rabí Jiya dice: .Sus
enemigos se reconcilian con éf
incluye a los seres maléficos,
es decir las moscas y los mosquitos".
Capih.rlo Seis: "F¡ente a Frente" | 157

De hecho, este Mdrash resvme todo lo que aprendimos


hasta aquí: Cuando el C¡eador asist€ al hombrc y le ayuda
a vencer su Mala Inclinación relacionada con la lujuria,
entonces puede gozar de una paz auténtica con su esposa. Po¡
consiguiente, ningún ser maléñco, no moscas ni mosquitos,
habita en su hogar

La única forma de "h¿ce¡ las pacej'con la Mala Inclinación


es por medio de somete a, es decir anular el apetito de la
lujuria en absoluto. Por 10 tanto, que el hombre no cometa el
effor de creer que si obedece a su Mala Inclinación, ella le
dejará e¡ paz. Todo lo contario - sóIo al somete a tot¿lmente
lo dejará tranquilo. Pero si la obedece, el des€o le exigirá
siempre más, como enseñaron los Sabios: "El hombre muere
sin satisfacer la mitad de su deseo".

Y en esto se equivocó incluso el Rey David cuando Hashem


le informó que le iba a probar tentándole con una relación
prohibida. El Rey David decidió entonces tener ¡elaciones
intimas con su esposa dunnte el día, crcyendo que asi se
sentiría satisfecho y le impediría desear a otm mujer. Pero
nuestros Sabios ya advi¡tieron: "Hay u¡r pequeño miembro
en el hombre, si se 10 satisface hay hambre de más, si se lo
priva - hay satisfacción". Y asi fue que fracasó en su prueba.

Nuestros Sabios dicen sobre el versículo @eure¡onomio 6:5): "Y


amarás aHashem, tu Dios, contodo tu corazón", que hay que
amarlo con las dos inclinaciones, la buena y Ia mala, porqr¡e
es necesario imponerse a la Mala Inclinación y focarla para
servir al Creador también con ella. Pero, todo el tiempo que
la Mala Inclinación convenza al hombrc que se puede servir
a Hashem y mantener todos los apetitos y malos deseos, la
paz es imposible. La paz es alcanzable sólo cuando la Mala
Inclinación está sometida a la Voluntad Divina y se la usa
para el servicio al Creado¡.
158 I En el Jardln de la Paz

Un gran castigo
La esclavitud a la lujuria sexual es un castigo terrible y
todo hombre que es poseído pot ella sufre ter(iblemente - él
arde constantemente por placeres imaginarios a los qDe n!¡nca
logrará dar satisfacción. En cambio, aquel que es libendo
de ese apetito siente un auténtico pl¿cet tiene el mérito de
saborcar una plegaria, de deleitarse con cada Precepto y de
gozar de una profunda sensación de paz. Su mujer lo respeta,
sus hijos le honmn y se aseglrra que serán buenos y justos,
como está esc¡tto (Er Libro de los Al¡ibntot | !'Los hijos de aquel que
domina a su Mala Inclinación nunca irlán por mal camino".
Este hombre encuentra fácilmente los medios de subsistencia,
posee buena memoria y vi!e en Ia alegría. Él saca provecho
del placer más grande dado al hombre, anhelar la cercanía del
Creador sin tener ningún otro deseo que lo perturbe.

Comprendemos pues que un contante deseo carnal por la


muje¡ es, de hecho, un gran castigo. Sin embargo, el Talmud
nos enseña la regla espiritual que "No hay tribulaciones sin
transgresiones", así que el castigo de la luju¡ia debe haber sido
precedido por alguna clase de pecado- Y ya que la arrogancia
es Ia causa de casi todos los dec¡etos y Juicios severos, cuando
un hombre se encuenlra esclavizado a la lujuria. es un signo
que debe humillarse y anular su ego.

Nuestros Sabios han enseñado (tniado so¡¡, 4b) que la


afiogancia es la fuente de la lujuria: "Todo aquel que se
enorgullece - aI final terminará por pecar co¡ una mujer, tal
como está escrito (¡roverbios 6:20: 'Una mujer casada, el alma
arrcgantÉ cazará..."'. Si la arrogancia es la causa, entonces
la humildad es la cura. RabíNajrn n eiktr.t Mohaf¿, ¡. t3o) usa
este principio para explicar el incidente de la difamación de
Moisés por Miriam y Aa¡ón: En el lib¡o de Números 021
3) está escrito que Miriam y Aarón habla¡on sobre TzipoÉ,
la excepcionalmente hermosa mujer con la que Moisés, el
hermano de Aarón, se h¿bía casado. Ellos habían descubierto
Cápírulo Seis: "Frente a F¡ente,, I 1S9

qu€ Moisés ya no tenía ningún contacto fisico con ella debido


a su relación p¡ofética muy cercana con Hashem. Ellos
pensaban que él se casó con ella por su belleza y no podían
creer qlre no tuviera un contacto íntimo con ella_ Por lo tanto,
la Torá declaÉ que el Creador mismo atestigua que (id.):
"Y el hombrc Moisés era muy humilde, más que cualquier
hombre sobre la faz de Ia Tier¡a". Rabí Najman explica que
en este versículo la Torá p¡oporciona la rcspuesta a Mi¡iam y
a Aarón: Moisés era capaz de alejarse de todo contacto fisico
con su esposa debido a su extrema humildad.

El Zohar enseña Gevitico t5b) que el t¡abajo principal de


la Mala I¡clinación es conducü el hombre a la lujuria. Su
primordial enfoque es lograr que el hombre viole su santidad
personal ya que es éste el camino hacia todo mal posible.
¿Y qué es lo que le abre la puerta a la Mala Inclinación? El
orgullo. A esta luzpodemos explica¡la declaración Talmúdica
(¿rado
"r,¿¿ 52)
que "Cuanto más grande es el hombre que su
prqimo, asi más grande es su Mala lnclinació¡" - cuanto
alguien es 'más grande', es deci¡ más o¡gulloso que el otro,
así más desarrollada es su Mala Inclinación y le domina más
con el apetito sexual.

No te engañes
EI hombre no debe engañarse a si mismo y pensar que tiene
un nivel espiritual que le permite abstenerse completamente de
relaciones físicas con su esposa como lvloisés, tse es un n¡\ el
reservado sólo para los más gmndes Justos, la élite espiritual
de las generaciones, que fueron ordenados explícitamente
hacerlo. Esos grandes homb¡es lograron la humildad con
perfección, le dieron a sus esposas eI respeto absoluto, las
alegraban completamenle y les d¡eron muchís;mo amor; sus
muJeres ocupaban el pdmer lugar en sus vidas y, por supuesto,
ellosnunca se sintieron superiores aellas, no las desp¡eciaron
ni las ofendieron. Ellos sólo las animaban y las alababan en
160 | En el lddh de la Paz

tal forma que ellas nunca sintieron ninguna falta o necesidad


de tener relaciones fisicas con sus maridos,

Aún, para hombres como nosot¡os, l¿ tarea es alejarnos de


la lujuria lo más posible, ser humildes y vivir con nuestras
esposas conforme a la Ley de la Torá y hacer todo lo posible
para hacerlas felices.

Uno podría preguntar: ¿Cómo es posible que aquellos


grandes Justos reciban la ordenanza de alejarse de tener
¡elaciones intimas con sus esposas después de todo, hemos
aprendido que es una necesidad emocional muy fuerte en
la mujer? Además, es un Precepto explícito de la Torá y un
deber del hombre hacia su esposa, ¿¿acaso ellos tenían alguna
oltraLe'r??

La respu€sta es muy simpls Ya que el nivel de Ia conexión de


la esposa con su marido depende directamente de la conexión
del maddo con el Creador, aquellos Justos que alcanzarcn una
humildad perfecta y lograron apegarse totalmente al Crcador,
consiguie¡on que ta¡¡bién sus esposas estén conectadas con
ellos enteramente. Por lo tanto, el espacio que el Prccepto
de las relaciones íntimas viene a llenar, se completa con
una perfecta forma espi tual por la que la mujer ya no tiene
ninguna necesidad de la conexión física. En otras palabras,
aquellos Justos excepcionales cumplen a la perfección tanto
la ordenanza específlca que recibieron como el P¡ecepto de
la Toñá.

Entendemos entonces que toda mujer cuyo marido no llegó


al nivel de Moisés -como todos nosotrcs-, tiene la necesidad
de tener relaciones íntimas con su esposo según lo estipulado
en el Código de la Ley Jrdía, el 'Shuuón Arui', en la sección
que tmta las leyes de Ia intimidad matrimonial (parte 'oroi Jain',
24MJ.
Capitulo Seis: ,,Frenre a Frenie,, | 161

Muchos hombres, estimulados por la lectura sobre los


elevados niveles espirituales de los gmndes Justos, salen en
busca de una santidad artificial, engañándose tener un nivel
espiritual que no han alcanzado. El resultado es que dejan de
cumplir sus deberes conyugales causando sufrimiento a sus
mujeres y así, no sólo que no consiguen la santidad anhelada
y transgreden un Precepto explícito de la Torá, sino que
destruyen sus hogares con sus propias manos.

El verdade¡o trabajo para lograr la santidad y elevados


niveles espirituales es por medio de la Plega a Personal, la
Hítbodedlit. Por medio de aumentar y prclongar las plegarias
sobre un tema requeddo con mucha paciencia y determinación,
el hombre podrá lograr la anulación total de todos los malos
rasgos de carácter y apetitos mundanos, de uno en uno, Ésla
es la única forma permitida de trabajo y que no es a expensas
de su esposa,

Comenzar a trabajar
Ahora podemos comp¡ender por qué nuestros Sabios
han dicho que un soltero no puede ser llamado un hombre
completo, ya que no puede llegar en tal estado a su perf€cción
espiritual. ¿Por qué? Porque tie¡re poca motivación para
cambiar y rectificar sus apetitos y su lujuria ya que no
relaciona las consecuencias de sus actos a lo qu€ le sucede
en la vida.

Sin embargo, un hombrc casado que cae en la lujuria,


ve cómo en cada ocasión su deseo Ie incita a saciar su
concupiscencia y córno lleva a la destrucció¡ de la paz en
su hogar, transformrándolo en un dolorido campo de batalla.
Él entiende que debe hacer algo. Por lo tanto, llegará a la
conclusión que lo único que puede hacer es clamarle al
Creador rogándole que lo salve de la lujuria, que le ayude a
anular todo apetito que siente hacia ta belleza de las mujeres,
162 I En el jardín de la Paz

la forma de su cuerpo y la concupiscencia. Al conquistar sL¡

lujuria, él merecerá eltitulo de serun'hombre'.

Hay esperanza
Conforme a Io escrito hasta ahoÉ, podría parecer que
tenemos poca o ninguna esperanza p ra lograr la paz
matrimonial. ¿Si la paz en nuestras casas depende del
vencimiento total de nuestra lujuria y malos deseos, qué pasa
hasta alcanzar tal nivel? Éste es un trabajo de muchos años,
¿serán nuestrcs hogares campos de batalla hasta entonces?
¿Serán nuestros hijos las víctimas d€ riñas y conflictos?

Aquí tenemos que saber otra regla espiritual importante


El Creador conduce al hombre conforme a su nivel espiritual
particular, ya que 'Hashem no viene con quejas a Sus
criaturas". EI Crcador insinúa a cada uno, según su nivel,
qué es lo que debe r€ctificar en su vida. Si el hombre presta
atención al mensaje y se pone a trabajar, entonces ya ha tenido
éxito.

Por consiguiente, lo principal es que el hombre reconozca


la rcalidad y que sepa hacia dónde se dirige. Él debe saber
que la prueba de la lujuria es la prueba primaria de su vida
y uno de los principales objetivos del descenso de su alma
a este mundo bajo. Debe saber que para tener éxito en su
misión pe¡sonal está obligado a superar la lujuria y repudiar
por completo ese deseo. Él no debe pensar ni por un solo
momento que puesto que la Torá le permitió a su esposa, tiene
permiso de ser lujurioso. En cambio, debe saber que Ia lujuria
le conduce a una destucción inmediata de su hogar y de toda
su vida.

El marido debe rezar diadamente por la protección de


su mi¡ada. Debe saber que con cada mirada prohibida él
transgrede varias prohibiciones de la Tora. Debe también
rczar para no müar a su mujer en forma lujuriosa. Debe saber
Captulo Seis: "F¡ente a Frente,, | 1ó3

que la Voluntad Divina es rezar por esto cada día. Sin tal
plegaria, s€guramente tropezará. Él debe rezar y pedirle a
Hashem con insistencia que le libere de la lDjuria hasta el
punto de que no tenga más ningún deseo por aquel apetito y
placer ilusorio.

Cuando le €sté clam al hombre cuál es su tarea y la ha¡á 10


mejor posible, entonces Hashem no tendrá que da¡le ásperas
llamadas de atención. Tal persona progresará en la escala
espiritual hasta llegar al pico de la santidad pemonal. Entonces,
tendrá éxito en este mundo y en el Venide¡o, ya que la santidad
personal es la fuente de todas las bendiciones es la puerta
al Cielo, a todas las bendiciones y al éxito verdade¡o en esta
vida. Es por esto que nuestros Sabios apodaron la santidad
penonal como la 'guardia del fundamento', y su violación
como la 'violación del fundamento' paft €nseñarnos que la
santidad pe¡sonal es Iabase de todo.

¡Advertencia importante!
El marido debe s¡ber bien que todo sus esfüerzos para
lograI el tTikún HaBrit ' -rectificar su santid¡d perso¡r¿l-
es exclusivamente entre él y el Creador. Nunca debe habl¡r
con su müjer y ri utra sola palabra sobre la santidad o la
abstineÍcia de los placeres corporales, pues ella lo podrá
interpretar como üna ofensa creyendo que él no la ama y
se niega a unirse a ella. Por lo tanto sus esfuerzos deben
ser canalizados a la plegaria, rogándole a Hashem que le
ayude a desembarazárse de ese apetito dañoso,

Cuando uno se esfuerza a liberarse de la lujuria, la


Mala fnclinación lo persuade a posponer su obligación de
tener relaciones intimas con su esposa y hasta abstenerse
completamente de ellas. A1 negar a una esposa sus derechos
conyugales, el marido no sólo es culpable de violaciones
severas de la Torá, sino que entristece profundamente a su
1e I En el Ia¡dín de la Paz

esposa. La mujer necesita y espera esa unión con su marido


y no por un apetito físico sino, como hemos explicado, por
una profunda necesidad emocional ya que el Creador Mismo
estableció que "hacia tu esposo será tu deseo" (cé¡esis3:16) y a
la vez le ordenó al hombre que i'su derecho conyugal lde la
esposa] no disminuiÍf'! (Éxodo2l:lo).
En efecto, cuanto más el marido alcanza Ia santidad
personal, más su esposa le anhela. La obligación fisica es un
complemento vital al enlace emocional y espiritual entre la
pareja. Por esta razón, un maddo debe tener cuidado en la
realización de sus ¡esponsabilidades conyugales en una fo¡ma
cariñosa y alegre. En caso contario, tendrá que encargarse de
una esposa triste, dep¡imida y frustrada, sin ganas de vivir
que pasa sus días llorando.

Un marido que se esfue¡za para logra¡ Ia santidad sin


una guía apropiada, Io más probable es que sólo logmrá
la destrucción de la paz matdmonial. Eso mismo es la
prueba que sus esfuerzos no vienen de la humildad y de un
verdadero tÉbajo personal, ya que no se volvió más sensible
a las necesidades emocionales de sü esDosa. Sus actos de
'Santidad" son simplemente una expresión d€ su orgullo
_célibe
pensando que él es el sanlo'_ y su esposa no es más
que una mujer lujuriosa. Por Io tanto, su comzón se atasca y
su compoÍamiento se vuelve cruel y desconsiderado.

E incluso siacepta otorgade a su esposa sus derechos


conyugales, la Mala Inclinación lo incita a pensar que ella le
incita a la lujuria por querer relacjones inlimas con é1. Él Ia
acusa de ser el obsláculo en su camino hacia Ia sanlidad. iÉl
la inyecta con el veneno de la culpa hasta que ella se siente
totalmert€ frustmda y comienza a pe¡seguirse a sí misma
por el mero deseo que Hashem Mismo infundió en ella! De
hecho, la mujer no tiene ningún tmbajo espiritual que hacer
sobre la lujuria ya que simplemente no la posee. Y no sólo
Capítulo Seis: "lrente a Frenre" | 165

eso, sino que el Código de la Ley Judía requiere que ella se


arregle para parecer atractiva a los ojos de su marido (véas
E e" E¿É¿r,c p.1o,! e¡ mtcbos orros lusares e. €t ,tr,rrn ,4uJ). Ella ahora
tjene sentimientos de culpa pensando que está equivocada, ya
que cree que es quien obstruye el servicio al Creador de su
marido, Tal esposadesafortunadase encuentra en un remolino
peligroso de frustración y confusión. Su marido, al no querer
cumpli¡ con las obligaciones conyugales hacia su esposa, la
atormenta, y también cua¡do sí está dispuesto a acerca6e a
ella - la atormenta y la culpa. El resultado - el 'télibe santo"
t€rmina pordestruir su casa, su matrimonio,la cordu¡a de su
esposa y su servicio al Creador con sus propias manos.

Otra eshatagema de la Mala Inclinación para atrapar al


marido es aconsejarle a hablar con su esposa y convencerla
cortésmente dejarle renunciar a las relaciones conyugales
en aras de su persecución de la santidad. Como hemos
mencionado, tal solicitud esun insulto extremo para la esposa
y una demostración que él ya no Ie ama y no la desea.

Rabí Najman de Breslev enseña (Li&utey Mohará" |,3\ q¡Ie la


unión impecable entre un ma¡ido recto y una esposa recta en
este bajo mundo material es tan elevada, que hasta la unión
espiritual del Nombre Sagrado de Hashem en los mundos
superiores depende de ella. El Talmud declara (t¡atado s¿r¿ 17)
que la Presencia Divina mora entre un digno úarido y su
digna esposa. Como tal, la unión en este mundo material
en santidad entre marido y esposa es algo tremendamente
elevado.

Un marido debe saber por lo tanto que le está prohibido


detener las obligaciones conyugales hacia su esposa y
cumplirlas según el tiempo y la forma qüe la Halajá
determina. La esposa debe sentir eI amor de su marido por
ella y no sus esfue¡zos por ser santo. El marido que realmente
desea la santidad pemonal en los tles niveles de "pensamiento,
166 | En €l Tardin de la Paz

habla y acción" pod¡á lograrlo sólo a través de dedicar


extensas sesiones de plegaria personal.

El cumplimiento del Precepto de las relaciones conyugales


periódicas debe ser rcalizado, tan como cualquier otro
Precepto, con una gran alegría por tener el gran mérito de
cumplir la voluntad del Rey de ¡eyes, el Creador del Universo.
Un ma do nunca debe esta¡ triste, nervioso, tenso o asustado
al cumplir su obligación hacia su esposa. La santidad y la
pureza sexl¡al no significan estar depdmido y ne ioso sino
anular la ilusión de los apetitos mundanos. Por consiguiente,
él debe actuar en una forma natural, con suavidad, cariño,
consideración, y alegrarse por esta¡ con su esposa. Sus
pensamientos debe¡ían ser elevados y expresar un gran amor
por su esposa. Es importante rezarle a Hashem antes de las
relaciones conyugales, y pedir Su ayuda en la realización de
este Precepto en la manera apropiada sin buscar el apetito
ca¡nal sino el cumplimiento de la Voluntad Divina. En efecto,
cuanto más eI maddo anula su propia lúuria, más puede ser
paciente y alegrar a su esposa en launión fisica.

En resumen, uno sólo puede alcanzar la auténtica santidad


por rnedio de un trabajo personal acompañado por muchas
plegarias y no por medio el descuido de las obligaciones
conyugales hacia su esposa. EI hombrc debe saber que el
trabajo de vencer la lujuria corporal es sólo de é1, y que es
u¡ nivel espi¡itual que cualquieÉ puede alcanzar (véas€ ",i¡r'i€)
¡t¿¡¿t' Las ArabanA de R¿bi Najman, l7). Bl 'Tíhin HaBrit', la
rectificación de la santidad personal, es la fuente de todas las
bendiciones y la puerta a todos los éxitos tanto en este mundo
como en el Mundo Venidero.
Capítulo Siete:
Un Hogar de Plegaria
EI siguiente hecho nos enseñará una gran lección sobrc la
relación entre la paz conyitgal y 1^ Emuná:

Al escuchar mis CDs un joven se acercó al caúino de


1a Emuná, la fe auténtica, y pronto empezó a asistir a mis
chadas. DuÉnte un período muy largo asistió a las clases pero
no progresó mucho en términos de observancia pláctica. Sin
emba¡go, había una cosa con la cual se conecto enseguida, la
fe si¡¡,ple y l^ Hitbodedúf, Ia Plegaria Pe¡sonal, o sea dirigirse
al Creador en nuestrc propio lenguaje.

Aunque no lo pareciera, él pronto se volvió un verdadero


'hombre de plegaria'. Tenía mucha fe en la fuerza de la
conversación pe$onal con el Creador y era capaz de lograr,
co¡ facilidad, varias hota's de Hitbodedút pot día y consiguió
ver cómo sus plegadas e¡an aceptadas, Todo a pesar de que su
avance en el cumplimiento de la Torá era casi nulo.

Una noche, al final de mi charla, se me acercó y me contó


que había conocido a una muchacha que, aunque no compartía
su interés en eI camino de la fe en absoluto, le gustaba mucho
y deseaba casarse con ella,

Habie¡do seguido su progreso espiritual durante un tiempo


no despreciable, le conocía bien y sabia que a pesar de su
lento progreso se movía en la dirección correct¿. Ya había
comenzado a colocarse los Tertftn (fi^ctetias) y estudiaba un
poco de Torá. Yo pensé que se¡ía mejor para él casarse con
una muchacha que estaba interesada en el mismo camino. Le
aconsejé no casarce con ella y le dije: "¿Por qué experimentar
una prueba tan difícil de falta de comunicación y de tensiones
en el seno de la oareia?".

-167 -
168 I En el Jardln de ta Paz

Me contestó que aunque, en efecto, deseaba fortalecerse en


el camino que había comenzado, él no se veía casándose con
unajoven observante. Dijo que estajoven le parecíajustamente
el ¡¡ejor partido y que €speúba que todo se arrcglara.

No discutí con él y se casó con ella.

Ésta es tu rectificación
No pasó mucho tiempo después del matrimonio que el
muchacho vino a verme con una ca¡a triste y comenzó
a desc birme las grandes dificultades que tenía con su
esposa. Ellos simplemente no se ponian de acuerdo. A ella
Ie interesaban sólo los teléfonos celulares, pasar un buen rato
y todo,tipo de cosas superficiales que a él no le interesaban
más. El tenía una pe$pectiva diferente de la vida, otras
aspiraciones. su crecimienro erpiritual. Fl simplemente no
podia enconlrar algún punlo en común para comunicarse con
su esposa. Ahom le parecía frivola y su amor por ella ya no
era el mismo,

"Parece que fenía nzóí, rabino", me düo avergonzado.


'?Qué tengo que hacer ahora? ¿Debo divorciarme de ella?".

Con una gran sonrisa le dije: "En absoluto mi querido.


Antes de tu matrimonio, te acorsejé no casarte con ella, perc
ahora ellaesluesposa. ;Nihablardevolveratrás: iEslaesru
rectificación espirituall Sabes hacer Hitbodedút ¡comienza
a trabajar!...".

Comencé a guiarlo sobre qué debe rezar, cómo debe trabajar


sobre sí mismo coffegir sus rasgos de carácter, aumentar su
fé, y como nunca debe a criticar a su esposa sino honrarla
y amarla. Lo fortalecí constantemente diciéndole: "Ésta
es tu esposa, punto. Si Ia Supervisión Divina quiso que te
casaras con ella significa que elia es la otra parte de tr¡ alma
y tu corrección espiritual. Tienes que utilizar Ia fuerza de la
Capítulo Siete: Un Hogar de Plegdia 169

plegaria para resolver cualquier problema hogareño que se


despierte.

Este muchacho que no era de ninguna manera perezoso


con respecto a l¿ pl€aria personal, , comenzó a trabajar
sobre sí mismo de mane¡a prodigiosa. El ¡€zaba diaiamente
durante horas enteras. L€ Suplicó y Le pidió a Hashem que le
otorgase el m&ito de saber contolaNe, callarse, ¡o critica¡,
alegrar a su esposa y honrarla. Como resultado de su gran
esfr¡erzo, Iogró un estado de paz conyugal con una relativa
tranquilidad.

Subiendo de nivel
Un año y medio de matrimonio pacífico pasó. Una noche,
el muchacho vino a verme con un problema nuevo: "Querido
rabino, gracias a Dios gozo de la paz hogareña. Ese ya no es
un problema para mi. No tengo dificultad para enfrentar las
pruebas que me llegan de mi esposa. Veo sólo al Creador.
Nunca le devuelvo con la misma moDeda. Por el contralio, Ie
hago el bien sin límites. Está claro que si me llegan sufrimientos
de parte de mi esposa los merezco todos... Acepto con amor
sus quejas y sus expresiones de insatisfacción... En cuanto a
la paz en el hogar - todo va muy bierl'.

"Hay un solo problema ahora: Tengo un enorme deseo de


vivir una vida de Torá, vivi¡ en un una comunidad de Torá,
pero mi esposa, ¡simplemente no tiene ninguna relación
con eso en absolutol ¡Nada de nada! Yo no le digo ni una
palabra sobre el tema, pero le p¡egunto a usted, mi Rabí,
':tal vez, después de todo, somos incompatibles y debemos
divorciarnos?

Lo miré con asombro- Habia comprobado cuánto él había


avanzado desde su matrimonio. Él queríaahoravivirunavida
de Torá, lo que estaba antes muy lejos de süs aspiraciones.
Percibí que había alcanzado un alto nivel de Emat?¿. Vivir
170 | En ellá¡dín de la P¿

con una esposa que se quejaba constantemente y aceptar todo


con amor no era nada fácil. Su t¡abajo sob¡e sí r¡ismo y su
crccimientopersonal eranmuy notables. É1 irradiabahumildad
y su fisonomía era luminosa. Era un placer mirarlo.

Cuando se trabaja - todo es para bien


Comprendí entonces qué maravillosa lección de Emuná
el Creador me estaba enseñando. Yo siempre tenía la fe que
todo lo que Hashem hace es para bien, ¡pero en este caso era
tan evidente y cla¡o! Después de todo, este joven casándose
aparentemente se habia colocado en una situación muy
difícil. Hasta podemos decir que parecia haber cometido el
etor de su vida. Sin €mba¡go, al aceptar Ia realidad con fe
y considerar que la situación requeda trabajo, se le reveló la
verdad en toda su potencia: La situación en la cual el Crcador
coloca al hombre siempre está di¡igida hacia el bien pero
hay que trabajar.

Precisamente por medio de su pesar y el enfrentamiento


con una prueba tan dura, este joven se despertó a rogarle al
Creador desde el fondo de su co¡azón, abundar en sus plegarias
y trabajar sobre sí mismo con toda su fueza. El resultado: tuvo
el mérito de lograr un mamvilloso acercamiento a Hashem
que nunca hubie¡a conseguido de otra forma.

Si se hubiera casado con una mujer piadosa -como yo


mismo h¿bia pensado es posible que hubiera consagrado
una hora al día a la plegaria personal, pero sin la pasión y
la profundidad de las oraciones que alcanzó a causa de las
dificultades con su esposa. Seguramente no hubiese tenido el
mérito de alcanzar tal nivel €spi tual que muy pocos llegan
a obtener,

Él había avanzado de una manem envidiable. Mereció


reparar fundamentalmente sus Ésgos de carácter É1, que era
unapersona irascible, teníaahoraunapaciencia atodaprueba.
Capitulo Siete: Un Ho8¿r de Plegaiia I 171

Aceptaba los reproches de su mujer con fe, la beneficiaba sin


esperar reciprccidad, la mimaba y Ia honraba. Si no hubiera
tenido que pasar tal pn¡eba con su esposa nunca habría
llegado a estos logros.

Aqui se revela la grandeza prodigiosa de la Supervisión


Divina. Cada uno debe extrae¡ una lección de esta historia
Seguro que nadie a primeravista deseapasarpruebas difíciles
o tribulaciones, y qu€ es prefedble que el hombrc se esfuerce
para desperta$e a ¡rabajar sobre sí mismo sin pesar. ipero
después del hecho consumado, cuando llegan los grandes
sufri¡¡ientos y las pruebas dificiles es Io mejor que hay!
Lo impulsa a rezar, a trabajar sobre su ¿muná y a mejorar
su carácter, lo que le producirá los mayores beneficios que le
acompañarán durante toda la vida.

Un final feliz
Regresemos a la historia. Finalmente, cuando me preguntó
si debía divorciarse, le respondí: "iDe ninguna manera!
iHashem te dio un regalo y aún te queda trabajo! Trabajasto
ti mismo muy bien pero ahora tienes un nuevo prcyecto.
sobrc
De todos modos practicas diariamente varias horas de
H¡tbodedút, consagra desde ahora en adelante una hora de
plegada por tu mujer - ¡y ella se transformará!No pienses en
ninguna otra cosa. iÉsta es tu misión!".

Está de más mencionar ql¡e desde el momento que empozó a


dedicar una hora diaria de plegaria por su esposa. comenzó
¿ ve¡ en ella cambios en la dirección deseable. Es evidente
que si se dedica una hora diaria de plegaria por alguien que
los re$ tados llegarán- La pareja siguió felizmente el camino
bacia wa vida de Emuná.

Podemos exhaer dos lecciones muy importantes de esta


historia:
172 i En el lardtu de la Paz

a) ¡No hay ningún error en la Supervisión pe¡sonal del


Creador! Antes del matrimonio se puede hacer preguntas y
verificar si la potencial pareja nos convie¡e. pero después del
casamrento ¡asunto concluido! ¡No hay más preguntas! El
Creador Mismo forma las parejas y si el mat monio se efectuó
esa fue la Volunlad Divina. ¿Te casasle? ;Éste es tu lr'irin,
tu rectificación espiritual! El Creador no habda pe¡mitido
este matrimonio si no hubie¡a un propósito espi¡itual. Al
contrario, si se presentan problemas y dificultades es señal
de que existe una rectificación por realizar. Entonces, hay
que ejecutar eI trabajo adecuado y pedirle a Hashem que te
indique lo que tienes que hacer Si aún no puedes comprender
por si solo, debes busca¡ el consejo de un rabino que sepa
guiarte adecuadamente bajp el ángrlo de la Emuná.

Por consiguiente, todos los pensamientos que atraviesan


el espiritu de los miembros de la pareja que experimentan
dificultades son:

"Tal vez fue un er¡o¡, quizás nuestro matdmonio no fue


'hechoporel Cielo'o "¡Si sólo ¡o me hubie¡a casado!¿¿Cómo
no me di cuenta que mi pareja tenía este carácter, y que ella es
totalmente incompatible conmigo??", o "¡Ese casamentercl
¡es todo por su culpa! ¡Me presionó y ahora estoy at¡apado!',
o "Tuve iástima de ella y no me atreví a decirle que no. ¿¿eué
puede hace¡ aho¡a??", etc.

Todos esos pensamientos son tanto improductivos como


falsos. Culparaun ser humano -sea auno mismo, a la esposa,
a los pad¡es, al casamente¡o o al rabino es pura hercjia.

Segurc que antes del matrimonio hay que reflexionar


pausadamente y no meterse en pruebas, como en nuestro
caso donde el sentido común dictaba impedir el matrimonio.
Hay que hacer preguntas y tener la capacidad necesaria
pa¡a verificar que el homb¡e y la mujer son compatibles. El
CaPltulo Sieie: Un Hogd de Plega¡ia I 173

matimonio no es una "agencia de asistencia social" - no nos


casamos po¡ piedad, porque sería "inconveniente" nega$e
o porque la casamentera presionó. Hay que estar segulo de
fundar un hogar donde reinará el amor y la paz y donde los
niños serán educados en el camino de Ia Torá Elhomb¡e ¡o
debe entrar prccipitadamente en una situación genemdora de
problemas, disputas y conflictos.

Todo esto es verdad antes del matrimonio iPero después,


cuando el m¿trimonio es ya un hecho consumado y surge
tal dificultad o tal problema, es la seffal que 'Asi el Creado¡
quiere" - ¡y hay que ponerse a trabajarl

Justamente las dificultades que se presentan rctuerz¿n


el hecho que esa fue la Voluntad Divina. ¿Por qué entonces
Hashem 'tegó" los ojos de Ia persona paú impedirle ver
que tal pareja es incompatible o que no tiene nada en común
con ella? Ésta misma es la p¡ueba que Hashem quiso que se
casamn y que efectúen la corrccción espiritual necesaria. Es
por eso que. a pesar de toda lógica. Hashem procuró que se
'llistraída-'y "confundida"
casasen; es por eso que la muj er fue
1o que causó que consintiem aprcsuradamente a casarse, o
que el marido se doblegó a las presiones de la casamentem,
etc. Todas estas 'tonfusiones" y estos mismos "erorcs" que
ocasionaron la boda indican que fue la obra del Crcador, ya
que si no fuera de tal modo, los miembros de la pareja nunca
se hubiemn casado por elección.

b) La segunda lección que aprcndemos es que justamente


el enfrentame con las diIícultades es lo que conduce ¿l
hombre a las cimas más altas. Sin problemas, tribulaciones y
pruebas, es muy difícil de crecer Por su naturaleza el hombre
desea que todo le vaya bien y fácil y trata de escaparse de
cualquiera dificultad. Por supuesto que no debemos procurar
cómo complicarnos la vida con pruebas y dificult¿des pero
cuando un desafio se prcsenta en nuestro camino, t€neúos
174 | En el la¡dín de la Paz

que saber que desde lo Alto nos están dando una opo¡tunidad
de elevarnos por medio de realizar el tabajo conveniente.
Esto lo vemos en esta historia y con los Justos de todas las
genemciones quienes enfrentaron numerosas pruebas en sus
vidas y fue eso mismo lo que les permitió alcanzar su alto
nrvel-

Po¡ Io tanto, nuestro deber es fortalecer nuestra fe y, cuando


el Creador nos coloca en una cierta situación, ihe aquí su
reparaciónl

Por Io tanto, nuestro deber es foÍalecer nuesha fe y saber


que en toda situación en la que nos encont¡amos, es el Creador
Quien nos colocó allí. Tenemos que recordar que ésta es
nuestra misión personal, que es pa¡a nuestro propio bien y es
lo que nos conduce a nuestm corrección del alma por la cual
llegamos a este mundo. Al aceptar el desafío y tmbajar para
supe¡arlo, definitivamente alcanza¡emos cosas maravillosas
que no podríamos haber conseguido de ninguna ot¡a forma.

Paz por medio de la plegaria


La plega¡ia es una condición indispensable pata la paz
doméstica. iEl hombre no puede gozar de la paz en el hogar
sin rezar! Sin Ia o¡ación el hombre no puede sacar provecho
de ningún consejo o estrategia. Incluso si estudia todos los
libros que haya sobr€ el tema. cumpla los mejores consejos
y trate de comportarse como un ma¡ido modelo que tiene las
mejores virtudes - no logra¡á la paz hogareña sin la plegaria.
¿Por qué?:

El primer motivo: ¡Una verdadera paz doméstica es algo


totalmente sobrenatural! Tal como enseña¡on los Sabios:
"Formar una pareja es tan difícil como la separación del Mar
Rojo". Es decir que encontrar pa¡eja es un milagro similar a
la separación de las aguas del Mar Rojo y su transfofmación
en tiera firme. Los miemb¡os de la pareja son dos polos
Capitulo Siete: Un Hoga¡ de Plegaria | 175

completamente opuestos, y para unificarlos en una unión


auténtica y permanente se requiere un milagro. ¿Y cómo
se puede lograr un milagro, o sea la modificación de la
naturaleza? Por medio de la plegaria, como está escrito (¿in,¡?),
Moharán t,1)a "La plegatia está por encima de la natnraleza. Lo
que 'dicta' la natu¡aleza - Ia plegaria puede cambiar".

Además, para que el amor ent¡e Ia pareja sea completo,


permanente y durable sus miembros deben reza¡ uno por
el oho, como se menciona Gl Libro de los Arriburot que cuando
una persona reza por su prójimo - eso causa que éste sienta
amor por ella. Del mismo modo, cuando el marido reza por su
-
esposa ¡este simple acto de plegaria causa que ella lo ame
más! Por esto tanto el maddo como Ia esposa deben rezar uno
por el orro. lo que llenará el corazón del cónyuge con más y
más amor hacia su pareja.

El segundo motivo: Rabí Najman enseña (r¡tbrd¿¡¿"263 ):


"fs muy común que haya discordia entre las parejasjóvenes
que las lleva a separarse por un cierto tiempo y algunas veces
hasta definitivamente. Ésta es la obra de la Mala Inclinación,
quien utiliza todo tipo de t.ucos e invieÍe muchos esfuerzos
pa¡a atrapa¡ a los jóvenes en su trampa por medio de dest¡uir
su paz matrimonial. . .".

¿Qué se hace pues? Enseñaron los Sabios: "Sin que Dios


Todopoderoso le ayude, el hombre no podú vencerle [a la
Mala Inclinación1". Es imposible dominarla sin la ayuda de
Hashem, y en particula! en todo lo ¡elativo a la paz doméstica
donde es pa¡ticularmente agresiva. Por lo tanto, el hombre
debe suplica¡ mucho y pedirle al Creador que Ie ayude a
dominar a la Mala Inclinación que quiere perjudicar su paz
hogareña.

El tercer motivo: La única manera paru interio¡izar 10 que


aprendemos es po¡ medio de ]a plegada. Está escrito en la Torá
(Deu¡e¡onomio 4:39): "Sabe hoy y llévalo a tu corazón". Es decir
176 I En et Jardln de la Paz

que mientras el conocimiento no está integmdo en el corazón


no afécta al homb¡e. No basta con estudiar o con saber algo
intelectualmente paracumplirlo, sino que se le debe introducir
en el corazón para poder cumplirlo- En efecto, los rasgos del
carácter residen en el corazón. El hombre se conduce según
sus sentimientos, no según el conocimiento intelectual. La
fo¡ma de i¡trodr¡cir el conocimiento en el co¡azón es por
medio de la plegaria. Porque el co¡azón y la plegaria están
¡elacionados, tal como nuestros Sabios enseñan: '?Cómo se
silve al Creador con el corazón? A través de la plegaria".

Por lo tanto, aunque el marido conozca y aprenda todas las


técnicas y tácticas para lograr lapaz en el hogar, no las podrá
lleva¡ a cabo salvo que las introduzca en el corazón por medio
de laplegaria. Y enparticularconsejosparalapazmatrimonial
que son difíciies de cumplir, yaque la Mala Inclinación invierte
muchos esfuerzos en destruirla y en especi¿l por medio de
seducir al hombre a criticar y rcprocharle a su esposa. Pa¡a
poder evitar toda c tica se requiere mucha plegaria. Aunque
el marido escuche miles de conferencias sob¡e el tema no Ie
ayudarán a menos que dedique un tiempo fijo p¿ra dirigirse
a Hashem y rogarle: "Creador del Uníverso, a!údame a no
crítícar más a mi mujer; ayúdame a tonar lafrme derísión
que nunca más la leprochare sino que sólo la elogiaré y
la alabaré cada día...". Del mismo modo, para cumplir 10
escrito en este libro, se debe r€sumfu cada capítulo y extrae¡
la idea expresada en él de un modo claro, paü saber cuál
es el \erdadero camino a seguin Luego. es necesario rezar y
suplicarle al Creador para úerecer cumplir lo estudiado.

EI cuarlo mo{¡\o: Rabí Najman enseñó que el necesario


rezar por todo, hasta por el pequeño botón que falta en la
camisa. El hombre debe rezar por cada cosa, grande o
pequeña, y solamente luego actuar. Si no ruega, puede caer
en la trampa de "Con mi propia fuerza y el poder de mi
mano" (Dcure¡ononio 817) que es una gran herejía, creyendo que
Capítulo Sieter Un Hogd de Plegaria | 177

el resultado depende sólo de é1, de su fuerza, de su sabiduria


o de su talento. Eso mismo es ya un motivo suficiente p¿ra la
caída, como düo el Rey Salomón, el más sabio de los hombres
(proveúios 16:18): "La soberbia p¡ecede a la ruina; la arogancia
a la caid¡". El hombre debe pues multiplicar sus oraciones
sobre cualquie¡ asunto y pedirl€ a Hashem que le ayude a
conducirse como es debido. a hablar lo necesario y que sus
esfi¡e¡zos fisicos sea¡ b€neficiosos.

En realidad, un hombre que no reza vive sin el Creador.


Hacer la menor cosa sin rezar por su éxito es de hecho una
declaración que la ayuda del Creador no es necesaria. ¿Cómo
se puede tener un verdadero éxito sin Hashem? Odel, La hija
del Baal Shem Tov, solía decir que en la plegaria de la salida
del Sraóal (sábado) que se inicia con las palabras "Señor del
Univelso", es necesario repeti¡ varias veces la parte de "..-
ábranos las puertas de Ayuda Divina' ya que es lo que el ser
humano más necesita en la vida.

Laesencia de lapazdoméstica giraalrededor de laplegaria.


Sin la ayuda de Hashem una pareja no puede conseguir
Ia paz verdadera y el amor auténtico- Los miembros de la
parcja simplemente no son lo bastante fuertes para combatir
sus dife¡encias o a la Mala Inclinación que se dedica a la
destrucción de su hogar El marido no será capaz de poner en
práctica lo que aprende sin ¡ezar po¡ ello. Por co¡siguiente,
el hombre debe estudiar bien este libro, escuchar y volver a
escuchar nuestros CDs y rezarpor cada cosa por más pequeña
que sea, y con más motivo por algo tan impo¡tante como la
paz doméstica. Quien actúa de esta forma merecerá gozar de
la paz y de todas las bendiciones que trae con ella.

El poder de unos sesenta minutos


Una pareja vino a consultarme. Creí que que¡ían que les
ayüde a instaurar la paz entre ellos. Pero después de habla¡
178 | En el lardtu de la Paz

unos pocos minutos con la mujet comprendí que venía por


una muy diferente razón: iquería que yo con\enciera a su
esposo que por fin la libere y le dé el divorcio!

Comprcndí que est€ caso em muy difícil. En situaciones


similares habria existido la posibilidad de toca¡ el conzón
de la €sposa y prometerle que el maddo c¿mbiaría al seguir
mi guia, y que hay que dar una oportunidad más para salvar
el hogar ¡Pero en est€ caso la mujer estaba sorda a toda
proposición y no se le podía decir nadal La pareja ya había
consultado €n vano con numerosos rabinos y consejeros
de todo género sin que nada ayudara. La mujer no estaba
dispuesta a considera¡ la más mínima opo¡tunidad de seguir
viviendo con su maddo. La única razón por la cual estaba
dispuesta a ve¡me fue por la ap¡eciación que su esposo sentía
por mí y creia que era una buena opo¡tunidad para que yo le
pe$uada a divo¡ciarse de ella y poner fi¡ a sus sufrimientos
de tantos afros.

Vi que sería una pérdida de tiempo y energía tratar de


dirigi¡me a ell¿, pues no creía que su marido pudiera cambia¡.
Invité entonces al marido a conversar por separado y le dije:
"¡Escucha bien! Tu mujer yano tiene la intención de establecer
la paz y seguir Ia vida matdmonial contigo. Lo único que
desea es el divorcio. Hay sólo Uno que puede ayudarte ahora
- es el Creador del Universo, Hazme caso, comprométete
que a partir de hoy no pasará ni un solo día sin que dediques
una hom enteÉ, no menos de sesenta minutos, a la plegaria
personal. Dürante toda esa hora debes arrepentirte y hacer
Teshuvá; debes rogarle y suplica¡le al Creador que salve tu
hogal que establezca la paz hogarcña, que abra el coÉzón de
tu esposa paú que te perdone por todas tus ofensas, que crca
que tú la amas de verdad y que quiera darte otra oportunidad
de vivir juntos.. .".
Capítuto Siete: Un Hogar de Plegaria 179

El marido se comprometió a cumplfu con todo 10 que le dije


hacer, y de verdad mantuvo su promesa. Cada día hizo una
hora de Hitbodedút cor abnegación total, a pesar de grandes
impedimentos. Hubo ocasiones en qu€, por muchas molestias,
casi pasó el día entero sin su hom de plegaria personal. Aún,
se esforzó a cumplir con su comprcmiso y no se fue a dormir
sn realizar sú Hitbodedút diada aunque fuese muy tarde por
la noche.

Un¿ asombrosa tr¿nsformación


Dos meses pasaron. De pronto recibo unallamadatelefónica
de la mujer que pedía verme. Recé a Hashem pidiéndole que
me consintiera esta vez hablarle a la esposa sobre la paz
doméstica; que llegue a su fin ese ter¡ible sufrimiento, el
derroche de dine¡o en abogados, etc., p€ro la verdad que no
esperaba nada especial.

T¿n pronto como la mujer comenzó a hablar, comprendi


que e¡a testigo de un milagro. "No creo lo que ven mis ojos",
empezó a decir "Mi ma¡ido cambió de un extremo al otro.
Tmbaja sobre sí mismo. Él tenía un carácter horrible, era
tan colérico, nunca podía dominarse y hasta rompía cosas
en la casa... Pero ahora, acepta las pruebas más dificiles con
paciencia y calma. No puedo creer que un hombre pu€da
tmnsformarse tan ¡adicalmente. Cuanto más lo molesto más
él continúa siendo benévolo y amable conmigo, ¡hasta tal
punto que me avergüenzo !",

Ella ya estaba ahora dispuesta a escücha¡ acerca de la paz


en el hogar. Todo había cambiado d€spués de dos meses de
una dedicación seria del marido a Ia plegaria personal

Salí de la ¡eunión, y quien me vio habrá pensado que


había perdido la cabeza. Empecé a hablar conmigo mismo
con excitación sobre el poder de la Hilbodedút del cual yo
había sido testigo y me düe "¡Quépaníso logra, tanto en este
180 | EnelJddíndelaP¿

mundo como en el Venidero, aquel que consagra una hora


diaria a la plegaria personal! ¡No hay nada que no se pueda
lograr con la Hitbodedút!" .

Aunque he sido testigo du¡ante muchos años de nl¡merosos


milagros por medio de la plegaria personal, esta vez lo
estaba atestiguando en una forma tan clam y concreta que es
dificil de describir. Quien no vio la metamorfosis de aquella
mujer jamás lo podrá comprcnder. Desde hacía años ella se
encontraba en una situación sin salida. Rabinos, consejeros
de todo génerc - nada había ayudado hasta que el marido
se comprometió a consagrar cada día una hora de plegaria
personal en aislamiento. Sólo €ntonces todo empezó a
cambiar. iAhora ella se avergo¡zaba frente a é1, lo alababa
por sus buenas cualidades y estaba dispuesta a vivir con él!

Aquel que decide consagrar cada dia. sin excepción. una


hora pañ 1a Hitbodedúf, verá cómo toda su existencia puede
t¡ansformarse para bien, de un ext¡emo ¿ otro.

El porqué
A veces se ve que todas las rccomendacio¡es para lograr la
paz en el hogar y todos los consejos tales como 'P¡imer luga¡',
'No criticar', 'El respeto a la esposa', etc-, son ineficaces por
algún motiro. Parejas con problemas muy graves vienen a
verme, me cuentan sus problemas, y aparentemente no es
comprensible por qué tienen tales dificultades.

Obviamente cuando compruebo que el marido tiene malos


rasgos de carácter o que no honra a su mujer, lo guío según las
circunstancias. Pero en nume¡osos casos se trata de buenas
familias, donde cada miembro de la pareja desea esfo¡zarse
para vivfu a paz con su cónyuge. El marido se esfueúa por
darle a su mujer lo que necesita y conducirse con coÍesía,
y ella po¡ $¡ parte invierte todo lo necesario en la ¡elación;
pero a pesar de todo ellos no se areglanjuntos. No hay paz
Capitulo Sieie Un Hogd de Plegaria | 181

entre ellos y su vida está llena de dolor y $¡frimiento. ¿Por


qué? ¿Cuál es el problema? ¿Qué es 1() que no está bien en
ellos? ¿Tal vez no son una pareja 'hecha €n el Cielo'? ¿Quizás
simplemente no son compatibles?

No, la rcspuesta es que todo está bien, por supuesto que su


unión es el prcducto de la Supervisión Divina y ciertamente
soncompatibles. El porqué consiste en que existen sobre ellos
'diním' o sea'Juicios' severos que pedudican la paz de su
hogar Aclararemos este punto.

La mitigación de los Juicios


El hombre es juzgado cada dia por el Tribunal Celeste
por todos sus pensamientosr palabras y acciones. Cuando
se comprueba que cometió una transgresión, un Juicio es
determinado y tribulaciones son enviadas al hombre pa¡a
despertarle, hacede notar su falta, rectificar lo necesario y
hacet Teshuvá.

Esas aflicciones pueden llega¡ de cualquieracosao persona.


Como el Rey David escribió en los Salmos (ll9:91):'?aÉ
lejecutar] tus Juicios están todos de pie hoy, pues son todos
Tüs siervos". Es deci¡ que cuando hay un Juicio est¡icto sobre
una persona, entonces todas l¿s üiaturas estiín preparadas y
dispuestas a ser emisarias del Creador pam su ejecución.

A menudo, Ios Juicios se encarnan en la gente del hogar


para que los ejecuten, yen particularen la esposa. El rcsultado
son las disputas. los confliclos y orr¿s rribulaciones. Ésra es
la fuente verdadera de muchos de los probl€mas domésticos
que existen; y como el motivo es única y exclusivamente
porque hay un Juicio severo, las situaciones no puede¡ set
entendidas lógicamente. EI marido dice una palabra y activa
una "explosión atómica". En realidad, no era lo que dijo o no
düo, o la entonación de su voz o alguna otm cosa. La explosión
ya estaba lista para s€r ejecutada de todos modos ya que
182 | En el Jardín de la Pu

existían Juicios estrictos sobre esa casa sólo se necesitaba


un disparador..

Ninguna o entación o técnicas ayuda¡án en tales


situaciones, aparte de enseñarle al marido a dedicar un
tiempo fijo cada día para "endulzar los Juicios severcs".
Esto puede ser conseguido por medio de dedicar su sesión
diaria de plegaria personal al examen de conciencia de su
comportamiento durante las últimas veinticuatro horas, y el
arepentimie¡to por cualquier mal que ha hecho. Haciendo
esto, el homb¡e quitará, o sea - endulzará, cualquier Juicio
que pueda haber sido decretado sobre é1.

La ley espiritual prohíbe el principio deljuicio doble, o en


palabms de nuestros Sabios: "Cuando hayjuicio en l¿ Tierra,
no hay Juicio en el Cielo". Por lo tanto, cuando un hombre está
de pie antes el Creado¡, admite sus transgresiones, expresa
remordimiento, y se compromete a hacer todo lo posible pam
no repeti¡las, entonces el Tribunal Celeste no lo puede juzgar
Por 10 tanto, no le enviaián ninguna aflicción o tribulación
ya que su objetivo es sólo despertar al hombre para que se
arepieüta de sus pecados.

Si la persona se despierta por sí misma, hace un diario


examen de conciencia y juzga sus acciones para ver si se
condLljo en forma correcta, no hay nada mejor a los ojos del
Creador y ella se salva de muchos problemas, y sobre todo
en su hoga¡,

Ensefiaron los Sabios 6nrado sor¿ 1?): "Si el hombre y su esposa


tienen el mérito - la Presencia Divina mora entre ellos; pero si
no lo merecen L¡Il fuego los consume". ¿Qué significa "si no
lo merecen"? Que tienen defectos que necesitaü rcctificar y,
por lo tanto, hay sobre ellos Juicios estrictos para despertarlos
a cambiar. Hasta que los Juicios no sean mitigados por medio
de s! Teshavá nada podrá ayudarles y eI "fuego" de las
disputas y las discodias los consumirán. Las palabras de
Capitulo Siete: Un Hogár de Plegdia | 183

nuestros Sabios son leyes de Ia naturaleza, inflexibles como

En realidad, para que la paz se establezca entre los miembrcs


de la pareja es necesario que la Presencia Divina reine enhe
ellos. No existe situación intermedia. O la Presencia Divina
rcina entre ellos, o el fuego los devom. El marido y la mujer no
son como dos individuos que cohabitan juntos y pueden vivir
en armonía conduciéndose correctamente. Los miemb¡os de
una pareja representan dos entidades opuestas espiritual y
físicamente, que no pueden coexistir sin Ia Presencia Divina.

Esta misma enseñanza se alude en las palabras h€breas para


hombre y mujer Hombre en hebreo es 'is/r'y está fo¡mada
por tres letras. Dos de ellas forman la palabra hebrea fuego
'e,r¿'y la tercera es una de las letras de uno de los Nombres de
Hashem. Mujer en heb¡eo es 1,rró'que también está formada
por las dos letras de es¡', fuego en hebreo, y una let¡a más
de uno de los Nombrcs Divino. Cuando los miembros de
la pa¡eja "tienen el mérito" mediante la purificación de
sus acciones y por hacer Teshuvó, las \etras del Nombrc de
HaShem se unifican y la Presencia Divina mora entre ellos.
En cambio, si ellos "no lo mereceri', las letras del Nombrc
Divino les abandonan y lo único que queda es la palabr,-'esh',
fuego, en ambos. Esos dos fuegos espirituales se asocian y
destruyen el hogat

Nuestros Sabios enseñan que hay ciertas transgresiones


que expulsan la Presencia Divina de inmediato. Una de ellas
es la indecencia, como está escrito (Deut*ooonio 2l:rs): "Y tu
campamento ha de ser sagrado; no sea que El vea en ti algo
indecente y se aparte de ti". La presencia de HaShem no
puede morar en una casa donde no hay recato y santidad.

Nuestrcs Sabios también nos revelan que Ia Presencia


Divina reside sólo donde reina la alegría. El libto 'Reshit
184 En el Jardln de la Paz

Jojmá' añadet "La ira es la gran causante de la retirada de la


Presencia Divina entre marido y mujer".

Además, hay cuatro tipos de personas que no pueden


recibir la Presencia Divina: Ios aduladores, los mentirosos,
los chismosos y los burlones. Vemos entonces claramente que
para alcaüzar una auténtica paz hogareña donde la Presencia
Divina pueda residit los miembros de la pareja deben
rectifi car sus caracteres.

La rcgla general es que todo depende de la krayá. Cuando


el hombre se arrepiente, además de endulzar y mitigar los
Juicios severos y no ser puesto a prueba, goza de Ia ayuda
Divina para practicar 10 que aprendió sin equivocarse, y todo
se ar¡egla fiácil y gmtamente. Pero si no hace fushurá, los
Juicios severos le persiguen e incluso aunque no sea probado
duram€nte, al ser privado de la ayuda Divina fracasará incluso
en las cosas simples que pod a superar, todo se le complica y
comienzan los problemas,

Por lo tanto, elúnico consejo esúitigar los Juicios severos


y eso se puede hacer sólo consagrando cada día una hoÉ
diaria pam Ia plegaria personal y el examen de conciencia
pues "Cuando hay juicio en Ia Tier¡a, no hay Juicio en el
Cielo".., Ya que escribimos estos conceptos en forma muy
resumida, es necesario escuchar mucho los CDs sobre el
tema para efectuar adecr dafiente la Hitbodedúf y lograr un
ve¡dadero cambio.

"Le haré una ayuda - frente a é1"


G¡acias a la gran compasión y a la bondad Divina, el
Tribunal Celeste decide en general que las tdbulaciones le
lleguen al hombre por medio de su esposa, como por ejemplo
por las disputas o las humillaciones. Es esto r¡na gran
bendición por dos razones p ncipales:
Capitúlo Siete: Un Hogd de Plegaria | 185

1) Si el rigor de los Juicios Divinos se manifestara fuera del


hogar, el hombre no pod a afrontarlo y soportarlo mientras
que en su casa puede tolerarlo más.

¿Qué haría si, por ejemplo, los Juicios seve¡os se


manifesta¡an en su trabajo por medio de la cólera de su jefe
y éste le despidiera con humillaciones?; ¿o si sus colegas
disputaran y se complotaran contra é1? ¿Qué podría hacer
entonces? ¿Abandonaría eI lugar cada vez que tuviera
conflictos en el lrabajo? Lo mismo respecto a sus vecinos o
en su lugar de estudios ¿hacia adonde hui a cada vez? Ya
que hay sobre él Juicios extremos, ¡1o perseguiría¡ por todas
partes! Y ciertamente si los Juicios estuvieran personificados
en un ser particularmente cruel, la vida se le haría totalmente
insoportable...

Sin embargo, cuando la esposa es elegida a set el agente


de su aflicción, tan doloroso como puede ser esto, es una
verdadera bendición. Ella es mucho más fácil de aplacar q¡e
a un extraño, ya que ella quiere vivir en paz con é1. Y además,
el Creador se conduce con más piedad para con él ya que
se apiada de los demás miembros del hogar, sus hijos, que
dependen de é1. Por lo tanto, tan pronto como él se arrepienta,
HaShem devolverá su casa a un estado de paz y amor, y el
pasado será olvidado.

2) El segundo motivo y muy esencial es que los sufrimientos


en el hogar son el mayor catalizador pa¡a el cambio personal. El
marido tiene la obligación de reaccionar por las t¡ibulaciones
que le rodean en su hogar y está fuertemente impulsado a
corregi$e. ¿Por qué? Porque, en efecto, toda pe$ona normal
no desea divorciarse, fracasar en su vida y destruir la vida
de sus hrjos. Con más motivo cuando eI marido siente amor
o gratitud hacia su mujer, seguro que no ahornrá esfu€Éos
para rectificar lo necesario pala vivir en paz con ella.
186 En el Jardín de la P¿

Si el hombre €s se o y desea mejorar su vida, entonces


justamente cuando los Juicios severos se manifiestan en
su hogar, él sabrá como tomar provecho de eso para crccer
y lograr muchos cambios. Su amor y su altruismo serán
reforzados, aprenderá a respetar a su esposa y a ser sensible;
merecerá corregir su carácte¡, arrcpentirse, y acercalse al
Creado¡ que es la más g¡ande de todas las bendiciones.
AI fin de cuentas. el hombre sabio podrá conseguir un gran
beneficio de aquellos Juicios severos que le llega¡on a través
de su esposa.

Cad¿ hombre debe tener su .hora'


Comenzamos esta s€cción explicando los casos donde los
'dir?tn ', los Juicios severos, arruinaban la paz doméstica de
las parejas. Hemos aprendido que la única manera de mitigar
los Juicios es por medio de consagra¡ una hora diaria de
Eitbodedút donde el homb¡e debe realizar un auto-examen,
que significa juzgar cada uno de sus pensamientos, palabras y
acciones, y comprobar si se condujo convenientemente, Luego,
debe confesar cada trasgresión, ar¡epentirse y comprometerse
a no ¡eincidir Al hace¡lo, ya no será perseguido más por los
Juicios severos y no tendrá que sufrir tribulaciones.

La plegaria pe$onal es necesaria pam todos los maridos,


inclusopara los que lesparece que las otras técnicas funcionan
y lapaz con sus esposas es algo fácil de consegui¡ ya que la
Hitbodedút atrÍne¡lta el crecimiento pe$onal y ayuda en todas
las situaciones.

Cuando un homb¡e sufre de parte de su esposa, es fácil


verla como la fuente de sus aflicciones y culparla, creyendo
que si no fuera por ella, todo marcharía a las mil maravillas. La
verdad es que ella sólo es u¡ agente, elegido compasivamente
por el Creador Mismo para realizaa Su decreto. Si no fuera
Capitulo Siele: Un Hogd de Plegaria | 187

por ella, entonces los suf¡imientos le habrían llegado de una


persona extraña y es mucho peoa

Porque los reproches y los problemas que le producen


tanto sufrimiento son sólo consecuencias. La fuente real de
todos sus prcblemas son los Juicios severcs que procuran
manifestarse de alguna manera. "Endulzando" Ios Juicios cada
día por medio de la 'hora', los sesenta minutos de Hitbodedút
y ksrrvó es lo único puede trasformartoda la situación.

AI l€er esto el hombre puede pensar: "¡Pobre de mí!


¿Debo túnsformarme en un perfecto justo para gozar de la
paz hogareña? ¿Qué me pasará hasta logr¿r mi perfección?
¿Acaso estoy destinado a sufrir...?". Pero no es así. El
C¡eador no viene con quejas a Sus criatums y no les hace
demandas insensatas. AI ver que el hombrc intenta y hace 10
mejor que puede pam cumplir con Su voluntad, admite sus
errores y se esfuerza para mejorar, HaShem no sólo que no
tiene quejas contra él sino que valora sus esfuerzos, recibe un
gran placer de él y le en! ia loda Ia ayuda necesaria para que
pueda conseguir su objetivo la paz en el hogar.
Capltulo Ocho:
Hacia un Hogar Feliz
En el siguiente relato, el gran Rabino YosefJaim de Bagdad
zf"1 el renombrado Ben Ish Jai nos enseña el significado del
verdadero amor, y cuán ¿preciado es a los ojos del Crcador:

Dos hermanos vivían en un pequeño pueblo y


se amaban mucho. Cada uno había heredado ün
cdmpo de qu p¿dre. Uno de los hermanos proiperó
económicámente, pero por desgracia no tenía
descendencia. El otro hermano era pobre, pero habla
sido bendecido con muchos hijos.

Ciefta \tez, el herrnano pobre se despertó en


medio de la noche preocupado por su hermano
a quién tanto amaba. Su co¡azón se llenó de
compasión por é1, que era dco pero no tenla hijos.
Pensó Io diflcil que debía se¡ la vida de su hermano
sin la alegría de los hijoE mientras que él había sido
bendecido con una familia numerosa. Sintió una
glan congoja por su hermano y se puso a pensa¡ en
algo que pudiese brindar un poquito de felicidad a
su sombría vida. Al final, decidió que cada noche le
daría secretamente un poco del gmno de su camPo a
su dco hermano. Quizás tener más riqueza le traerla
algún consuelo'.

Desde esa noche en adelante, el hermano pobre


empezó a levantarse a medianoche y ca¡gaba un
saco de grano de su campo al de su hermano,

Esa misma noche, cuando el hermano pobre


se despe¡tó con tanta compasión por su amado
hermano, éste se despertó también con el mismo
sentimiento. Pensó: "Yo soy tan rico y sin hijos que
alimentar, mientms que mi querido hermano está

,189-
190 | En el lardín de la Paz

tan necesitado, Tiene muchas bocas que alimentat,


é1 necesita dinero mucho más que yo. Le llevaté un
saco de mi grano cada noche sin que lo sepa y así lo
ayudaié un poco...". Y así también él se despertaba
a mitad de la noche para llevar un saco de su grano
al campo de su he¡mano pobre...

Una noche tras otra los hermanos llevaban


sacos de grano uno al campo del oüo, caoa uno
ignorante de lo que el ot¡o había hecho. Pero gmnde
fue el desconcietto cuandg para su gran sorpresa,
notaron que a pesar de que habían llevado un saco
de grano la noche ante¡ior al campo de su hermano,
iencontraban el mismo número de sacos al dla
siguiente!

Una noche, los dos hermanos decidieron quedarse


despiertos la noche ente¡a para descubdr el gran
mistedo. Y así a medianoche, se encontraron en
el campo y finalmente entendieron eI misterio del
grano que nunca disminuía. Entonces, se abrazaron
con lág¡imas de emoción en los ojos.

Cuando el Creador vio a los hermanos exhibiendo


un amor tan extraordinado, decidió que en ese
mismo lugar Su Divina Presencia debía habitar en
este mundo teüenal. Ese lugar se convirtió en eI
Monte del Templo Sagrado en Jetusalén.

Otros dos hermanos...


Mientras tenia lugar el h€cho de los dos queridos hermanos,
una historia muy diferente aconteció en otro lugar:

Habr¿ tamb¡én otros dos herm¿no5, uno rico y


sin descendenci4 y el otro pobre pero bendecido
con muchos hijos. Sin embatgo, entre estos dos
hermanos había un gmn odio.
CapÍtulo Ocho; Hacia un Hoga¡ Feliz J 191

Una noche, el hermano pobre despe¡tó y pensó:


"Mi he¡mano no tiene necesidad de toda esa dqueza,
después de todo no tiene hijos que alimentar y cuida¡
- ¡yo podría aprovechar bien su dinero!". Y entonces,
entró sigilosamente al campo de su hermano, iy le
robó un saco de grano!. . .

Del mismo modo, el hermano dco despertó de


su sueño, envidioso y molesto pot el hecho que su
hermano tenla tantos hüos y él ni siquiera uno. "j¿No
le basta con los hijos que tiene que también quiere
grano?!", pensó. Entonces, ientró cautelosamente en
el campo de su hetmano y también le ¡obó un saco
de glano!

Una fría noche, cuando cada uno de ellos preparó


una emboscada al ladrón de su campo, chocaron uno
con el otro y descubderon sus malas acciones. Con
los corazones desbotdados de odio, se abalanzarcn
el uno sobrc el otro golpeándose y maldiciéndose.

Viendo el Creador la tellible disputa, decidió


quitar Su Presencia Divina de ese iugar. En ese
mismo sitio, en el vacío que se fo¡mó fue e¡igida
una casa de idolatda que difundirla en el mundo un
mensáje de odio, división y conficto.

Tu templo personal
Las historias anteriores enfatizan cuán precioso es eI
at¡ibuto del amor a los ojos de Hashem, a tal punto que pa¡a
Su Templo Sagrado escogió el lugar donde sucedió un acto de
verdadero amor. Este principio se aplica a todo lugar y todo
momento. Aunque es verdad que nuestro Templo Sagrado
en Jerusalén fue destruido, cuando Hashem es testigo de un
verdaderc amor entre üarido y mujer Su Divina Prcsencia
habita entle ellos, transformando su hoga¡ en un Templo
Sagrado en miniatura, un lugar de santidad y bendición.
192 I En el Jddín de la Paz

Por otra parte, si una pareja vive en conflicto y con


odio, el Creador retira Su Prese¡cia Divina del hogar - ilo
que conve irá sus cuatro paredes en un lugar de contienda
y controve$ia perpetua donde cada uno tiene su propio
partido!...

La decisión está en las úanos de c¿da uno. ¿Y de qué


todo depende? ¡Del amorl La pareja debe disf¡utar de un
verdadero amor mr¡tuo basado en el dar y en Ia consideración
sin ningún interés egocént co- como en la histo a de los
dos queridos hermanos. Entonces, su hogar se tÉnsforma
en un templo personal, un apropiado lugar para que úore la
Presencia Divina, lo que les traerá todas las bendiciones y
éxitos posibles.

Un Paraiso en este mundo


Es impo¡tante saber la impo¡tancia que tiene la paz
conyugal. ¡Todas las cosas buenas en este mundo, desde la
abundancia matedal pasando por la abundancia espiritual y
-
hasta Ia rcdención del mundo enterc ¡todo depende de una
solacosa el Shalom Baít, lap^z hogareñal
En el campo matedal - tanto la salud y bienestar fisico de
la esposa, el marido y los hijos, como el bienestar emocional,
todo depende de la paz matrimonial. Aquellos que viven
en un hogar carcnte de paz sufren de inevitables prcblemas
emocionales, así como de dificultades económicas y falta de
éxito en todo;los campos.

En el campo espiritual también todo depende de la


paz doméstica. La luz de la Emuná, e\ apreidizaje de l^
"lor6,la Teshrrá y el acercamiento al Creador, están todos
directamente relacionados con Ia paz conyugal. Y sobrc todo
- la redención del mundo entero depende completamente de
Ia paz mat monial, como explicaremos más adelante.
Capítulo Ochor Hacia ú Hoga¡ Fetiz | 193

La importancia de l¿ guía matrimonial


Por mi experiencia y trabajo de muchos años con
parejas que vienen a aconsejarse conmigo sobre prcblemas
relacionados con la paz hogareña, observé claramente que
aunque cada pareja es un mundo apaÍe por si misma -con
su pasado, sus distintos problemas y condiciones de vida-
hay algo en común en todos los casos: la falta de educación
refercnte a cómo vivir en pareja. Hay muchos que nunca
recibieron educación alguna sobre la paz en eI hogal y muchos
otros que sí Ia rccibieron - pero no correctamente,

Es evidente que las parejas no tienen dificultades de paz


doméstica porque son malas personas que desean lastimarse.
Seguramente desean alegrar una a la otla y vivir con amor y
en armonía. ¿Entonces qué es lo que les falta? Simplemente
no aprendieron a vivirjuntos.

Existen varias razones que impiden al hombre buscar y


recibir una guía matrimonial:

Hay quienes piensan que el matrimonio es algo simple para


el cual no se necesita educación alguna. Ellos dice¡: ,ieué
hay que ap¡ender? ¿Acaso mis padres ¡ecibieron alguna guía
sobre la paz conyugal? ¿Acaso yo no soy lo suficientemente
¡nteligente que necesito que me expliquen cómo vivir con una
mujer? Tal como todos se casan, se arreglan, y aprenden a
vivirjuntos ¡tambiényo aprenderé!...".
Si el marido debiera vivir con otro hombre este argnmento
seria sensato pues un hombre normal no necesita ninguna
orientación para vivir en paz con un amigo. pero ya que se
t¡ata de vivir con una mujer que en toda su esencia difie¡e del
hombre una buena guía es obligatoria.
Hay que saber que existen en efecto diferenctas enormes
entre el hombre y la mujer que son pocos los que comprenden
hasta qué punto son extr€mas. Su Mala Inclinación, su forma
194 | En €1 la¡dln de ra Páz

de pensar y sü sensibilidad son completamente diferentes en


ambos y, por lo tanto, ¡equiere un estudio profundo. Si los
maridos reflexiona¡an profundaúente sobre la diferencia
considerable que existe en la constitución mental y espiritual
entrc hombre y mujer, ve an hasta qué punto el alma de la
muje¡ es diferente y ciertamente buscadan -con todas sus
fuerzas- a alguien que les orientara cómo vlvrr con una
mujer.

Por consiguiente la paz conyugal no es algo que viene


natuÉlmente ni depende de la inteligencia del hombre, sino
sólo del estudio. Nadie espera ser médico sin haber estudiado
muchos años en la facültad de medicina; cada uno entiende
que sin el estudio apropiado tendrá muy poco conocimiento
de medicina y no 10 ahibuirá a su falta de inteligencia. Así
también en la vida matrimoni¿l, la falta de conocimiento
no está rclacionada con la inteligencia sino con la falta del
estudio apropiado.

Además, más allá de la


cuestión de las diferencias
fundamentales entre hombre y mujer, el marco matri¡¡onial
incluye una serie de Prcceptos que deben ser ap¡endidos a
fondo, como todas las otras Leyes de Ia Torá. Por ejemplo, se
sabe que para cumplir el Precepto de colocarse los Teflín se
necesita una guía - cómo colocarlos, cuándo, etc. Iüclüso si
el hombre judío comprara los mejorcs Teflín güe se puedan
conseguir y luego los pone sobre !a frente y no donde empieza
a crecer el pelo como a menudo muchos 10 hacen y se
equivocan- no cumple con el Precepto y todo su €sfüerzo es
en vano,..

De hecho, el Precepto de colocarse los kflln es uno de los


más fáciles de cumpli¡ mucho más fácil que los Preceptos
relacionados con el matrimonio que abarcan numerosas
Leyes y detalles, que mucho dependen de las intenciones
del corazón como: atención, entendimiento, humildad, amor,
Capítulo Ocho: Hacia u Hogar Feliz I 195

dadivosidad, compasión, etc. Está bien claro que para cumplir


todo correctamente, se necesita mucho estudio, o entación,
plegarias y - ayuda Divina...

Las disciplinas de l¿ Torá


Hay g¡andes estudiosos de la Torá y hasta rabinos
importantes que son expe¡tos en diferentes disciplinas de la
Torá que no comp¡enden por qué necesitan ser guiados en su
vida ma¡rimonial. Lanto más por rab¡nos menos imporlanles
que ellos en estudio, análisis y conocimiento de la Torá.

La respuesta a estos eruditos está en las palabras del


gmn Sabio Ben Zoma (r¡tado ,v¿r 4): 'zQuién es sabio? El que
aprende de cada uno". Como se ha dicho Gal-os |9:99): "De
todos los que me enseñaron - obtuve sabiduría". Tal como un
experto internacional en oftalmología que sufre del corazón,
aunque aprendió también medicina general y posee algunos
conocimientos en este campo, se aconseja con expertos
en cardiología sin vergüenza ni con el sentimiento qu€ sl¡
autoestima es afectada de la misma manera un erudito de
la Torá y hasta u¡ rabino especializado en el estudio o en
un determinado campo de la Torá que sufre de problemas
matrimoniales, no debe avergonzarse al consDltar con un
Ébino no tan importante como é1, pero experto en ese tipo
de prcblemas.

Y si trajimos tanto un ejemplo de un hombre sencillo como


de un ¡abino importante que deben estudiar acerca de la paz
hogareña, tanto más todo hombre debe entender que necesita
estudiar sobre la paz en el hogar Casi todos los problemas
conyugales provienen de la falta de conocimieDto, lo que
significa que si el homb¡e hubiese sabido lo necesa o, se
hubiera evitado muchos problemas.

En realidad, el orgullo del hombre es la causa principal


por la cual no está dispuesto a aceptar una orientación,
196 I En d Jardín de la Paz

hacer esfuerzos para lograr la paz doméstica, multiplicar


sus plegarias y su estudio, etc. Le parece que en él está todo
bien y no tiene ningún prcblema, es su mujer la que debe ser
guiada. "¿Acaso un hombre tan extraordinario como yo debe
esforzarse para regoctjar a su mujer?", piensa é1. "¡Ridículo!
¡Ella debería alegmrse en forma automática por el solo hecho
que ha tenido el mérito de casa$e con alguien como yo!"...

La perfección de la Creación
Hay que comprender bien que la finalidad de la Creación
puede lograrse sólo por medio de la paz doméstica. Por lo
tanto no importa que Prcceptos el hombre cumple y cómo
t.ata de servir al Creador ya que en irltima instancia si no hay
paz entle el marido y su esposa, la finalidad de la Creación
del mundo no se logrará, como explicarcmos:

Está escrito a propósito de la C¡eación del hombre (c¿o".¡'


r:27):"Y Dios creó al hombre a Su Imagen; en la Imagen de
Dios É1 le creó: varón y hembra los creó". Este versiculo enseña
que el 'hombre' -se refiere al varón y a la mujer juntos- uno
sin Ia olra no responden a esta definición.

Por lo tanto, ¡vemos que sólo un hombre casado es


considerado un ser humano!, tal como dice el sagrado libro
del Zohar que "cualquier imagen que no reprcsenta tanto al
varón con a la hembra no representa la imagen espiritual
del hombre...". Cuando no existe una genuina unión entre
hombre y mujer, es decir que existe una ca¡encia de amor
entre ellos, la imagen espiritual del hombre está incompleta
('ahavá', amor et el Lenguaje Sagrado, posee el mismo valor
numérico que la palabra 'e7ál', uno, en hebreo).

Esto nos ensefia una ley básica de Ia espiritualidad:


Dondequiera que no s€ encuent¡a amor y unidad ent¡€
el hombre y su esposa, Dios Todopoderoso no mora allí.
Entonces, aunque una pe$ona sea realmente piadosa, si está
Capitúio Ocho: Hacia un Hogü Fetiz I'I9Z

en un lugar donde no hay unidad en la pareja - Hashem


tampoco se encuentra alli,.,

El Midrash dice que el hombre no debe¡ía estaf sin esposa,


y una mujer no debería estar sin marido, y los dos no deberían
estar sin el Creador Ap¡endemos que un hombre sin esposa
no es nada, tanto como una mujer sin ma do no es nada. Y
los dos juntos sin Hashem tampoco son nada... Sin la paz
matrimonial ellos no m erecen la Shejiná,la Presencia Divina
en su hogar, pues sólo con ellapueden ser conside¡ados un ser
humano. La Presencia Divina sólo mora en una casa donde
hay paz y armonia entre los miembros de la pareja.

De las pocas fuentes que hemos presentado aquí, podemos


al menos comenzar a entender por qué la Crcación no puede
alcanzar sr¡ verdade¡a finalidad cuando hay carencia de paz.
matrimonial. Hashem requierc que construyaÍros un hogar en
el cual la Presencia Divina pueda momr en este bajo mundo
mate al, pero si el marido y su esposa viven ent¡e peleas y
disputas, sin una auténtica unidad, el Creador no tiene donde
hacer morar su Presencia. Comotal, el objetivo de la Creación
no se cumple.

"No es bueno que el hombre esté solo', (céD€s¡2.t8)


Un hombre que no está dispuesto a casarse, ciertamente no
cumple la finalidad de la Creación y tampoco puede llega¡ a
su pefección perconal, ya que la Presencia Divina reina sólo
allí donde se encuentra la paz ent¡e hombre y esposa. por
10 tanto el soltero, por más piadoso que sea no puede hacer
morar la Presencia Divina en el mundo. Y ésta es la razón
por la cual los grandes Justos que enviudaron en su vejez,
volvieron a casarse lo más pronto posible, aunque no tenían la
necesidad de hacerlo con rcspecto a su perfección personal.

Cuando Rabi Najman de Breslev perdióasu primem mujer-


declaró que si no fuera por vergüenza se volvería a casar
198 | EnerlddíndelaPz

incluso un mes después de su fallecimiento, pues debido a


que está escrito (cénsis2rs): "No es bueno que el hombre esté
solo", quería reducir de si mismo lo más rápido posible, el
tiempo de consid€rarse "no bueno" a los ojos del Creador

Pero es importante saber: aun después que el hombre se


casa, no cumple con el propósito de la Creación hasta que logra
la paz en su hogar. Aqüellas parejas que viven en medio del
odio y las disputas, no sóIo no cumplen con el propósito de la
Creación, sino que, en va os aspectos, el daño espiritual que
provocan es aún peor que el de un soltero, ya que la Presencia
Divina está esperando posarse entre ellos y sus riñas causan
una separación en los mundos espiriluales.

SóIo cuando el hombre se casa y goza de una auténtica


paz doméstica, que no se exp¡esa en un civilizado "alto de
fuego" sino en el amor verdadero y en una unión absoluta con
su mujet el mundo puede alcaízar su finalidad- El Creador
quiere entonces rcsidir entre ellos y, a través de la paz y
el amor, tal como en Ia historia de aquellos hermaüos que
contamos al principio del capitulo, Ia pareja ahae la P¡esencia
Divina a nuestro mundo físico, 10 que produce una abundancia
de bendiciones por todas partes.

La conclusión que se deriva hasta aquí es que cada uno debe


aprcndsr a trabajar sobre Ia paz doméstica. Hasta aquel que
cree que vive en armonia conyugal, debe saber que todavia no
sabe lo que esto significa. ;La verdadera paz conyugal no es
un "alto eI fuego" ni un "acuerdo de pal'! ila paz doméstica
significa una unión absoluta y amorl

Ahora es aun más comprensible cuán necesario es estar


bien guiado para logra¡ la paz doméstica, pues éste no es
meramente uno de los Preceptos de la Torá sino el Precepto
del cual depende la Creación entera!
Capítulo O.ho: Hacia m Hogd Feliz | 199

Amor a la caridad
El Rey David dijo "EI mundo se edifica con
(sálmos 8e:3):
bondad". EI mundo se construye a través de la bondad y la
caridad. Y ya que aprendimos que todo el mundo depende de
la paz del hogar, deberíamos decir que el hogar se edifica con
bondad... Además, enseñaron nuestros Sabios (tt't¿do,4'ót r:4
que eI mundo se sostiene sobre trcs principios: El estudio de la
Torá, el servicio al Creador y los actos de bondad. Lo mismo
que una silla no puede mantenerse en pie sin un minimo de
tres patas, tampoco el mundo puede mantenerse sin esas tles
bases que Ie sirven de soporte. Cuando faltan los actos de
bondad, a pesar del estudio de Torá y el servicio a Hashem,
el mundo se desploma,

Aunque el hombrc rcalice las más nobles obms de bondad


y caridadfuera de suhosar como ayudar a las viudas y a los
huérfanos, a los ancianos y a ot¡os necesitados-pe¡o no lo hace
con su esposa, isu bondad no tiene ¡ingún valor! Claro, en
casa no hay publicidad, prestigio, o cenas de agradecimiento,
¡pero las buenas acciones en el exterior no tieüen valo¡ si é1
descuida a su esposal

La bondad que puede mantener el mundo y edificarlo es la


qne llega después de haber prodigado toda la bondad posible
a la esposa. ¡La verdadera bondad comienza en el hogar!
Solamente después de que el marido se ha ocupado de su
mujer de que no le falie nada y que esté satisfecha y feliz,
sólo entonces puede düigir sus esfuerzos a ayudar al resto dcl
mundo. Por supuesto la recompensa que recibirá ese hombre
será ilimitada por ayudar a los demás - después que ayudó a
su espos¿ con perfección.

Alfombra roja
Precisamente un hombre que se ocupa en hacer favores a los
demás, tiene duras pruebas en su propio hogar con su esposa
200 | En elJardin del¿P¡z

y sus hijos. ¿Por qué? Porque un hombre asi generalmente


recibe muchos hono¡es y la gente anhela su cercanía, hasta
tener la sensació¡ que el mundo se apoya en é1. El resultado de
esto es que al llega¡ a su hogar después de un día de practicar
Ia filantropía, la caridad y la benevolencia con todo el mundo,
éI espe¡a que su esposa Ie prepare la alfombra roja y se incline
anunciando en voz alta: "¡He aquí el hombre por cuyo mérito
se sostie¡e el mundol"...

No le faltan las pruebas que justifiquen que merece ese


trato. En efecto. Después de todo, todos los demás reconocen
su importancia y le honran. Cuanto más entonces debeda su
mujer honrarle, rcspetade y agradecerle al Creador que la
gmtificó con un marido como é1.

Pero, cuando este "bienhechor" vuelve a su casa, pe¡cibe


que no sólo su mujer no le honra, sino que además ella lo
colma de reprcches y de quejas. En realidad, basta con
examinar !¡n poco Ia situación para suponer que las quejas
de la mujer del 'bienhechor' están bien justificadas. En vez
que la mujer sienta que ocupa el primer lugar en la vida de
su marido, este "ángel de la misericordia" está ocupado todo
el día haciendo favores a los demás, menos a su esposa. Ella
simplemente no logÍa e¡tender: '¿Por qué yo, su esposa, estoy
confinada al último lugar? ¿Cómo es que é1 hace el bien al
mundo ent€ro salvo a su compañera de vida? ¿Por qué brinda
su tiempo a todos, excepto a ella? Quien estudió el capítulo
'El Primer Lugar' comptende por supuesto el terrible error de
€ste hombre. Pero aquel que ignoró su mensaje podría creer
que este marido tiene razón.

Pero Ia historia no para aquí, con las quejas del marido de


que su mujer no Io honra como el resto del mundo, y con las
quejas de la mujer que su esposo la co¡fina al úl1imo lugar De
hecho,las cosas siguen complicándose. El esposo, al escuchar
las quejas de su dolorida mujer, en vez de comprenderla y
Capltúlo Ocho: Hacia u Hogar Feliz | 201

escuch¿r su dolot le responde con acosos de ser egoista, que


no Ie importa de los necesitados, que piensa sólo en sí misma
y que ella personifica a la Mala Inclinación que lo impide
ayudar a los demás... Cuando la mujer comprueba que su
¡¡arido no la entiende úi mínimamente, ella cae a un estado
mental y emocional muy peligroso.

Los pobres de tu casa tienen la prioridad


Hay que reflexionar y comprender ¿por qué este ma¡ido
confina a su mujer al úllimo lugar? ¿Es un mallado: El no
es un malvado, pero olvidó esta regla: Los pobres de tu casa
tienen prioddad, como explican los Sabios (t*rud a Bava Metz¡a'lr:)
sob¡e el versículo (É*odo 22:24): "'Cuando le prestas dinero a Mi
pueblo, al pobre que está contigo...'. Entre la gente pobre o la
gente rica - los pobres tienen prioridad; entre los pobres de tu
-
ciudad y los pobres de otra ciudad los de tu ciudad tienen
p¡ioridad; entre los pobrcs de tu familia y los pobres de tu
ciudad los pobres de tu familia tienen pdoridad".
Los Sabios nos enseñan que el hombre que iiene Ia intención
de hacer caridad, de prestar dinero, o dar otrcs beneficios a
los demás, debe comenzar con los 'pobres' de su hogar y si
le queda algo dará a los pobres de su calle, luego a los de
su ciudad, y así sucesivamente. Resulta que el primer deber
consiste en dar a los all€ados. Cuando el hombre sabe esto y
quiere hacer el bien, comprcnde qúe la primera beneficiaria
de su beneficencia debe ser su mujer. Sólo después de haber
prodigado sus bondades hacia la gente de su casa, pod¡á
continuar con la gente del extedor,

La esencia de laverdad de toda persona,la piedra de toque


de sus virtudes, es su conducta dentrc de su p¡opio hogar
Esta regla es verdadera para todos los temas y en particular
para la beneficencia. Si el homb¡e no es benevolente y
clemente primeramente con su esposa, e incluso más que con
202 I En el Jddín de la Paz

sus hijos (ya que muchos maddos se conducen correctamente


con sus hüos. pero no con su mujer lo que es en sí una muy
mala acción que demu€stra que ellos no l¿ aman a ella sino
solamente a sus niños), resulta que toda su bondad hacia los
demás es sólo pura mentira.

Rabí Jaim Vital, eI más cercano discípulo del Arizal,


escribe: "Hay quienes son generosos con todos, menos con
los miemb¡os de su propia familia. Estas pe$onas piensan
que cuando morinán las PueÍas del pamiso se abrirán en
su honor... ¡Ay de ellosl ¡Ay de sus almas! No saben y no
entienden cuán inútiles y sin sentido son todos sus actos de
bondad...".

Sólo quien primero beneficia a su hogar, empezando con su


esposa, y sólo después a otros, es digno detodas las alabanzas
que han dicho los Sabios caen sobre quien se ocupa de la
beneficencia. Vemos entonces que este mundo puede subsistir
sólo por medio de la paz doméstica, porque la caridad sobre
la cual el mundo descansa no es más que la manifestada en
el hogar.

La gratitud
En el lib¡o del Éxodo, la Torá desctibe las famosas Diez
Plagas con las que Hashem golpeó a Egipto por medio de
Moisés. Cuando hubo que golpear la tierra para ejecutar
la plaga de los piojos, Dios ordenó a Aarón, el hermano de
Moisés, que ¿/ golpee la tierra. Y surge entonces la pregunta:
¿Por qué esta plaga no fue enviada a Bgipto por intermedio
de Moisés? Rashi nos da la rcspuesta: No em apropiado que
Moisés golpeará la tiera, ya que la arena lo protegió cuando
ocultó el cadáver de un egipcio al que mató para salvar a un
judío al que habia atacado. Por esa razón, Hashem quiso que
Aarón hiriera Ia tieüa, no Moisés.
Capihio Ocho: Hacia u Hogar Feliz | 203

De aqui podemos entender el gÉn significado y


la
importancia de la gmtitud. Hay que ser agradecido hasta con
un objeto inanimado apesar que no hace el bien por elección,
y rccordarlo toda la vida. La naturaleza de la tier¡a es que se
la puede excavar y cubri cosas con ella, ies su función! Y
no sólo eso, isino que la tieÍa ayudó a Moisés sólo una vez
sesenta ai.os atrás y aún el Creado¡ nos enseña que hay
que ser agndecido por su ayuda! Aprcndemos entonces qüe
una deuda de gratitud no pierde validez con el pasar de los
años. Por la cálida virtud de un objeto i¡anim¿do, Hashem
rio quiso que Moisés fuera quien hiriera la tier¡a. Por causa
de un poco de arena de Egipto, ¡fue agradecido con toda la
arena del mundo!

Y si estamos obligados a demostrar tal gratitud hasta


por favores involuntarios de objetos inanimados, cuánto
más debemos sentir y expresar gratitud sin límites- por
la voluntaria bondad de nuestrcs semejantes. Tanto más la
gratitud que debe sentir el hombre po¡ su esposa que es la
persona más cercana a él en el mundo. Por lo tanto, debe
hacer todo 10 que está a su alcance para no angustiarla o ser
desagradecido por toda la bondad y favores que ella le hace

Las consecuencias de la ingratitud


Nuestros Sabios enseñan que quien no reconoce los favorcs
de su projimo, llegará finalmente a negar los favores del
Creado¡. En otras palabras, para que una persona alcance un
verdadero sentido de la gratitud por la bondad de Hashem,
primero debe reconocery expresarg¡atitud a Sus "emisa os':
por medio de los cuales recibe Su bondad. Como en el caso
de Moisés y la arena, la gratitud no debe manifesta¡se sólo
con las personas. Debemos sentir y expresar nuestra gratitud
a toda la Cr€ación: hombre, animal, pla¡tas - ie incluso
objetos inanimados! La ingratitud de una pe¡sona hacia los
mensajeros de Hashem rcfleja gran falta de conciencia de las
204 | En el Járdín de la Paz

bondades que le llegan. Tal persona toma también la bondad


del C¡eador como algo obvio.

La ingratitud hacia el "canal" por el cual Hashem está


entregando Su bondad, es virtualmente ingratitud hacia El. Al
no ser agradecido a los "agentes" del Creador, el hor¡bre nunca
reco¡ocerá ni mosttará gratitud por la constante Supervisión
Divina que misericordiosamente lo guía, sustenta y ayuda
cada momento del día, siete días a la semana, jtoda lavida!

Es por eso que una persona nunca debe mostrar desprccio


o desdén por ningún objeto que Ie ayudó o continuamente
le ayuda, por ejemplo, nunca deberia pisotear su ropa. Hay
que se¡ extremadamente cuidadoso pam evitar malt¡atar a
alguien y especialmente a quien alguna vez le ha hecho un
bren, aunque sea pequeño. Rabí Najman advierte {Lib¡o de
Ios at¡ibutot: "Nunca humilles a u¡a persona que alguna vez
t€ ha dado o te ha hecho algún beneficio". El insulto y la
humillación son considemdos terribles transgresiones eü la
Torá. Toda pe$ona debe evitar humillar e lnsultar a otro ser
humano, especi¿lmente si le ha hecho un favor en el pasado.
Tanto más, el esposo nunca debería insultar ni humillar a su
mujer No importa si llevan un año o vei¡te años de casados,
segummente ella le ha hecho no sólo ¡lr? favor, sino miles de
favores. Po¡ lo tanto, él debe manifestar plenamente su gratitud
hacia ella, decírselo muchas veces al dia y agradecerle por
todo el bien que le llega de ella.

Llevar a la práctica
La gratitud toma tiempo, esfuerzo para desarrollarse y
hay que practicarla. Una maneÉ de hacerlo es tomar una
libreta de anotaciones y escribir todos los beneficios que se ha
recibido de la esposa. Si el homb¡e escribie¡a sólo una ínfima
parte de los beneficios que su esposa le ha hecho, el cuaderno
se llena¡ia rápidamente. Para escribir todo 1o que ella ha
Capítulo Ocho: Hacia un Hogd Feliz I 205

hecho por él alguna voz pod a llenar bibliotecas enteras.


Luego, debería repasar todos esosbuenos actos, dirigirce a$¡
mujer y expresar su gratitud: "Gracias por haber hecho tal
y tal cosa por mi. Gracias por esto y gr¿cias por lo otro. Te
agradezco por todo y Le agradezco al Creador del Unive¡so
porhaberte tmído a mi lado y por haberme prodigado tantos
beneficios a tnvés de ti".

Este "cuaderno de gratitud" es una buena práctica paú


recordar y reconocer a cada u¡o que nos ha beneficiado,
¡uestros padres, hijos, amigos, vecinos, colegas itodos!
Escribe una lista con todas las cosas buenas que ellos han
hecho por ti y exprésales tu aprccio. Contempla incluso los
objetos inanimados que te sirven. De esta forma puedes
aprender a ser agradecido y fortalecer tu fe en el Creador
Nunca te olvides de agradecer a Hashem por la brisa fresca,
por una acogedoÉ lluvia o por una inspiradora puesta del sol.
La gmtitud seguro que te guiará a una mayor aprcciación de
la vida y a una actitud positiva.

Pero recuerda bien, antes que cualquier otra persona -


la gratitud del hombre comienza con su esposa. La Mala
Inclinación hace todo lo posible para arruinar la relación del
hombre con su esposa, most¡ándole siempre las deficiencias
de ella. Ten cuidado y no te dejes engañar. ¡Tu esposa
es Ia persona más cercana a 1i y la que más mercce tLI
agradecimiento!

Aunque sea imposible anotar en Ia libreta todas las buenas


acciones, por lo menos se debería anotar las más conocidas y
sobresaliente y cada vez añadir a la lista los nuevos beneficios
recibidos.

Es muy importante qL¡e el marido dé a conocer a su mujer


que no ignora los actos de bondad que ella hace por é1.
Cuando la mujer comprueba su reconocimiento y que Ie
agradece y la alaba, su comportamiento le da fuetzas para
206 | En el tardín de la Paz

vivirypara continuar actuando de ese modo. Ella valora más


a su ma do, ya que un hombre agradecido provoca un gran
deseo de hacer más y más cosas por é1.

Aprender a sonreír
Cuando eI hombre prcsta atencióri a los aspeqos postarvos
de su esposa, puede enfrentar más fácilmente sus errores
o algunos defectos de su caúcter, se dará cuenta que las
bondades de su esposa superan sus faltas y, por lo tanto, será
más paciente y perdonará más fácilmente. Su apreciación
mejorará su ¡elación e intensificará el amo¡ del uno por eI otro.
Al Facticar Ia gratitud y el reconocimiento de las bondades,
el modo de ve¡ la vida cambia.

Cuando la mujer se siente apreciada nacen en ella nuevas


fuerzas para continuar su difícil tarea. No hay cosa peor que
no reconocer ni valorar los esfuerzos de alguien_ U¡a persona
así deja de esforzarse diciéndose a sí misma: .'De todos
modos no r¡e van a reconoce¡ y valora¡,
¿pa¡a qué continuar
entonces?". Cuando el marido es un ingrato y no reconoce
las bondades de su mujer, ella no sólo carece de motivación
algua pala continuar haciendo el bien, sino peor todavía se
encole¡za y puede llegar a odiarle.

¿Ingratitud? - ¡qué horrible!


¡No hay nada más desagradable qu€ un ingrato!Los Sabios
enseñan que no se debe hacer favores a una pe$ona que no
rcconoce las bondades que se le hacen. Más aún, enseñan los
Sabios que ser bondadosos con tales personas
- ¡se considera
idolatría!

¿Por qué nuestos Sabios hablan tan duftmenre en conrra


de la ingratitud? La ftíz de la ingratitual es el orgullo, la
fuente de todo mal. El arrogante piensa que se merece to¿lo y
que todos deben servirle.
Capít{lo Ocho: Hacia un Ho9ar Felú 1207

EI maddo altivo responderá al consejo de expresar su


gratitud hacia su mujer diciendo: 'iQué? ¿Yo tengo que
agradecerle a ella? iEll^ debeda dar las gracias por tener
un esposo como yo! ¡Ella debe agmdecerme ¿ n/ que estoy
dispuesto a vivir con ella!", ' ella me debe todo"... - Ésta es la
personificación de un tirano que piensa que es un dios.

¡Un hombre como éste se hace de sí mismo un ídolo que


demanda que todos se postren ante él! Hacerle un favor a una
persona así es sin duda idolatría, tal grosera ingratitud viene
de un orgullo extlemo, que es una de las peores formas de
herejía.

"Finalmente renegará de los favores del Creador"


Un hombre que no reconoce el bien recibido, tarde o
temprano renegará de las bondades del Creador Es evidente
que la pe¡sona que hace el bien es sólo un intermedia o de
Hashem, y si no se reconoce el bien prodigado por medio de
este intermediado, no se reconocerá tampoco el prodigado por
el Creador. ¿En efecto, si el homb¡e no considera el beneficio
que recibe, cómo podda reconocer su verdader¿ Fuente y
agradecerle? En o(ms palabras. si no re al mensajero ¿cómo
recordará Quien se lo envió?

EI Talmud (mtado so¡¿) dice con respecto al período antes de


la ¡edención final "La cara de la gen€mción se pa¡ecerá a la
cam de un peÍo". La explicación tradicional a esta máxima es
con rcspecto a los sufrimientos del hombre. Un perro muerde
el palo que lo golpea sin mirar a la pe¡sona que maneja el palo.
De manera par€cida, la gente lucha con aquellos que le hacen
daño sin buscar quién realmente les envió esas aflicciones
para despertarle a anepenti$e.

Sin emba¡go, a la luz de Ia enseñanza de nuestros Sabios


que "quien no rcconoce los favores d€ su prqimo -
Ilegará
finalmente a negar los favores del Creadoi', podemos
208 | En el Jddln de la Paz

comprende¡ ese dicho en un segundo sentido. Así como el


perro. al que le exlienden un palo que sostiene en su e{¡remo
un jugoso filete de carne, no ve el palo ni tampoco a quien
lo sostiene pues está absorto en su apetito de comer ese
pedazo de carne, del misúo modo los seres humanos están
tan concentrados en sus apetitos hasta no ver el conducto por
el que reciben las bondades... Ni siquiera ven el palo y por lo
tanto tampoco a Quien lo sostiene y leprodiga abundancia de
bienes por medio del palo, o sea el emisario.

Esto ocurre en particular con la esposa del homb¡e que el


Crcador le ha dado para que le ayude. EI hombre repite el
erro¡ que cometió Adán, el p(ime¡ se¡ humano, qr¡e cuando
le preguntó el Creado¡ (cénesis 3:9 rr): "¿Acaso del árbol quete
ordené que no comieras, comiste?". Le respondió úd. t2): "La
muje¡ que Tú me dist€ por compañera, me dio del árbol, y
comí". Rashi explica que aqui renegó Adán de las bondades
del Creador que le dio una mujer como ayuda y cuando
no cumplió la orden Divina, de inmediato la culpó a ella y
también a Hashem Mismo ya que dijo: "La mujer que 7¿í me
diste...", ¡es decir que, según su opinión, el Creador Mismo
fue el culpable del pecado por darle esa mujer! Y, como escribe
Rabí Yaakov ben Asher (el 'Baal HaTurin) Adán devolvió con
mal el bien recibido.

Como co¡secuencia de tal teribie actitud del marido,


se producen más elementos destructivos, uno tras otro. La
mujer que siente que su ma¡ido no la aprecia y no la valora
-ya que nunca dedica tiempo paru agradecerle y alabarla-,
concibe malos sentimientos hacia él- Si el marido esclrcha los
reproches de su mujer, comprcnde que ella tiene razóíy trata
de cotegirse, hay todavía esperanza. Pero en general, quien
nunca apre¡dió a ser agradecido, no comprende en absoluto
lo que ella quiere de él y por qué se queja. Entonces ella se
desespe¡a todavía rnás, poque no sólo él no la aprecia y no
lo expresa como Ie gusta a, sino que además é1 tampoco
Capltulo Ocho: Hacia m Hogar Feliz | 209

entiende que ella tiene esa necesidad. Además, muchas veces


él hasta la culpa de ser orgullosa por su necesidad de ser
cumplimentada, que ella suf¡e de una insatisfacción crónica
y de una tristeza constante, etc.

Tal mujer pierde entonces toda chispa de vitalidad y la


muerte le parece más dulce que la vida. . . Al hablar duramente
a la esposa es como si el marido le disparara una y otra vez
matándola una vez tras otra. Las duras palabras del marido
tienen el mismo efecto que una cuchillada en el corazón y
cada vez que ella recuerda lo que le dijo, es como si recibiera
-
el ¡¡ismo golpe una y otra vez incluso mil veces al día.
Ella sierte un puñal en el corazón con cada rccuerdo y piensa
'iQué es lo que le hice? ¿Por qué me habla así?...". El mundo
de una esposa tan desafortunada es oscurc y miselable.

Gratitud hacia el Creador


El hombre que no aprenda a ser agradecido con su esposa,
nunca lo será verdaderamente con el Creador. Siempre setá
una pe¡sona negativa y llena de quejas, tristeza, desesp€Éción
y depresión. No podrá ser feliz porque pensará que todos le
deben algo, especialmente su esposa.

¿Saben qué es la tristeza? Rabí Najman de Breslev define


el concepto de Ia tristeza en una fo¡ma muy clara: Cuando
estamos tristes, de hecho estamos enojados con el Creador
por no satisfacer nuest¡os deseos... ¡Qué imprudencia!

Puede que el hombre no sea consciente de su ingratitud,


gastando horas de tiempo y mucho dinerc en analistas,
tratando de encontrar la raíz de su enfermedad, La tristeza es
el rcflejo de una ira interior contra el C¡eador Cuando piensas
que tu esposa te debe algo, en rcalidad crees que Hashem te
debe algo pues ella es sólo Su "agente".
210 | En el Jardín d€ la Paz

Por supuesto que un hombre desagradecido no puede tener


una veadadera relación con el Creador Tal vez sea un buen
actor y simule que tiene una exitosa y cercana conexión con
el Todopoderoso. Sin embargo, si es hon€sto consigo mis¡¡o,
se dará cuenta que está muy lejos de Él y comenzará ahacer
esfuerzos rcales para desarollar el atributo de Ia gratitud...

Sin paz hogareña, el hombre no puede alcanzar su finalidad


por la cual llegó a €ste mundo. La p^z doméstica significa en
efecto que el m¿rido trabaja sobre sí mismo para reconocer
lo bueno de su mujer; q¡e consagra cada día tiempo para
meditar sobre sus bondades, le hace saber que rcconoce lo
que ella hace por é1, le agndece por cada cosa y la alaba.
Luego, él agradece al Creador por Su bondad. Si no actúa así,
es i¡grato hacia $¡ prqimo y hacia el Creador

El orgullo es Ia raíz de la ingratitud. Es también la raíz de


la cólera, ia tensión y la depresión. Una persona affogante
siente que todo y todos deberían compoÍa¡se de acuerdo con
sus deseos. Ese hombre está continuamente desespeÉdo. Tan
prontocomo las cosas novan según su deseo. sepone nervioso.
ya que no le llega lo debido. Si él supiera que no se Ie debe
nada, estada agradecido para 10 que funciona según su deseo
y no se afligiría por los reveses, lograría la humildad que es
la raíz de todas las virtudes y buenos rasgos del hombre. Asi
también todas las demás virtudes pueden conseguirse sólo
por medio de lapaz doméstica.

EI hogar es en efecto el verdadero 'terreno de pruebas'


del carácter del ma¡ido. Fuera de la casa todo es apariencia;
una mentira completa. Es solamente en el hogar donde se ve
verdaderamente quien eres.

Hashem quiere que toda casa sea un santua o particular,


un templo sagrado, en el que resida Su Presencia Divina. Tal
como está escrito (Éxodo 2s:8): "Y harán para Mí un santuario
y r ofaré en ellos" - rro "en el santuario" sino "en ellos". Por
Capítulo Ocho: Hacia m Hogd Feliz | 211

10tarito, en lugar de viajar del fin del mundo hasta el Muro


de los Lamentos, el Muro Occidental del Sagrado Templo
en Jerusalén, se podrá depositar una nota con peticiones aI
Creador directamente en eI propio hogar donde reina la paz,
así de simple.

Hay pu€s que estudiar bien este libro, comenzar a darle


importancia a la paz conyugal, comprender que toda la
rectificación de la Creación depende de esto y comenzar a
tmbajar con seriedad.

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