Modalidades Agravadas

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1.

MODALIDADES AGRAVADAS

Esas se encuentran reguladas en el ART.297 C.P

Artículo 297.- Formas agravadas La pena será privativa de libertad no menor de quince
ni mayor de veinticinco años, de ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa
e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1), 2), 4), 5) y 8) cuando:

1. El agente comete el hecho abusando del ejercicio de la función pública.

2. El agente tiene la profesión de educador o se desempeña como tal en cualquiera de


los niveles de enseñanza.

3. El agente es médico, farmacéutico, químico, odontólogo o ejerce otra profesión


sanitaria.

4. El hecho es cometido en el interior o en inmediaciones de un establecimiento de


enseñanza, centro asistencial, de salud, recinto deportivo, lugar de detención o
reclusión.

5. El agente vende drogas a menores de edad, o los utiliza para la venta o emplea a una
persona inimputable.

6. El hecho es cometido por tres o más personas o en calidad de integrante de una


organización criminal dedicada al tráfico ilícito de drogas o que se dedique a la
comercialización de insumos para su elaboración.

7. La droga a comercializarse o comercializada excede las siguientes cantidades: veinte


kilogramos de pasta básica de cocaína, diez kilogramos de clorhidrato de cocaína, cinco
kilogramos de látex de opio o quinientos gramos de sus derivados, y cien kilogramos de
marihuana o dos kilogramos de sus derivados o quince gramos de éxtasis, conteniendo
Metilendioxianfetamina - MDA, Metilendioximetanfetamina- MDMA, Metanfetamina o
sustancias análogas.

La pena será privativa de libertad no menor de veinticinco ni mayor de treinta y cinco


años cuando el agente actúa como jefe, dirigente o cabecilla de una organización
dedicada al tráfico ilícito de drogas o insumos para su elaboración. Igual pena se
aplicará al agente que se vale del tráfico ilícito de drogas para financiar actividades
terroristas.
1.1 análisis
A. Abuso del ejercicio de la función pública:

Los incisos 1, 2 y 3 del presente artículo, son fiel reflejo del reconocimiento
generalmente aceptado por parte de la doctrina, respecto del desvalor que
implica el aprovechamiento de ciertas características presentadas por el
agente en el momento de perpetrar el delito. La comisión del delito
enmarcada en el ejercicio de una función pública configura agravante,
debido a que ostentar tal cargo habría facilitado al agente el cumplimiento
de sus propósitos, en vulneración de la confianza sobre él depositada por
parte del Estado y la colectividad.

Al respecto, el concepto vigente de funcionario público se encuentra


recogido en el artículo 425 del Código Penal, modificado por la Ley N°
30124, publicada el 13 diciembre 2013, cuyo texto señala:
“Artículo 425.- Funcionario o servidor público Son funcionarios o servidores
públicos:
1. Los que están comprendidos en la carrera administrativa.
2. Los que desempeñan cargos políticos o de confianza, incluso si emanan
de elección popular.
3. Todo aquel que, independientemente del régimen laboral en que se
encuentre, mantiene vínculo laboral o contractual de cualquier naturaleza
con entidades u organismos del Estado, incluidas las empresas del Estado
o sociedades de economía mixta comprendidas en la actividad empresarial
del Estado, y que en virtud de ello ejerce funciones en dichas entidades u
organismos
4. Los administradores y depositarios de caudales embargados o
depositados por autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares.
5. Los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
6. Los designados, elegidos o proclamados, por autoridad competente, para
desempeñar actividades o funciones en nombre o al servicio del Estado o
sus entidades.
7. Los demás indicados por la Constitución Política y la ley.
Si bien es cierto que una vez cesado el ejercicio de funciones en el cargo
público
del que se trate en cada cargo concreto, ya no se configuraría la agravante
bajo
comentario, la jurisprudencia ha agregado un disvalor adicional debido al
conocimiento claro sobre la ilicitud del TID a raíz del cargo que ocupó
previamente
a la comisión de TID. Así, la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema
de Justicia, mediante la sentencia al Exp. 002588-2009 del 29 de Enero de
2010,
establece:
“(…) además, se debe tomar en consideración el hecho que el referido
inculpado perteneció a la Policía Nacional del Perú; razón por la cual es
posible sostener que tenía pleno conocimiento de su accionar ilícito, el cual
causa grave perjuicio al Estado, pues su impacto en la sociedad es muy
grande y destruye muchos proyectos de vida, por ello, este despacho
considera amparable la impugnación formulada por el representante del
Ministerio Público, debiéndose aumentar la pena impuesta (el resaltado es
nuestro)”.
B. Por la calidad del agente
 Profesión de educador o desempeño como uno en cualquiera de los
niveles de enseñanza (numeral 2).
La agravante radica en que, pese a tener el deber nato de educar y
prevenir a sus educandos para la no inmersión en el mundo de las
drogas, y proveerlos de información suficiente y fidedigna para
afrontar esos peligros; decide el agente permitir la venta o las ofrece.
Enfaticemos que el vínculo del educador con sus alumnos no se limita
al ámbito pedagógico, sino que termina basándose en una confianza
que abarca los planos psicológico, social e incluso moral.
Este inciso data del Acuerdo Sudamericano sobre Estupefacientes y
Psicotrópicos de 1973, cuyo artículo 3 del primer protocolo adicional
establecía como agravante la condición del agente como docente o
educador de la niñez o juventud.
Finalmente, el inciso es muy claro al señalar que lo importante es el
rol o efectivo desempeño como educador, por parte del agente, en
cualquiera de los niveles de enseñanza.
Al respecto, el penalista español ÁLVAREZ GARCÍA sostiene que,
aunque no solo los funcionarios sino también los trabajadores
sanitarios y docentes pueden desempeñar funciones alejadas del
contacto directo con personas susceptibles de ser víctimas del
consumo de drogas, y sin embargo llevar a cabo la conducta por
ejercicio del cargo.
Sin negar la existencia de la mencionada relación fáctica de cercanía
con potenciales víctimas, lo relevante es en ambos supuestos el
aprovechamiento de la función desempeñada. Las mismas dos
primeras agravantes recogidas en el artículo 297 del Código peruano
están presentes en el Código Penal español (artículo 369), de
manera que solo es necesaria la condición de funcionario público o
el desempeño como educador para incurrir en ellas.
 Profesión de médico, farmacéutico, químico, odontólogo o ejercicio
de otra profesión sanitaria (numeral 3). En este acápite se hallan
cubiertos todos los profesionales de la salud, cuya actividad está
dirigida al tratamiento y curación de las enfermedades de los
pacientes. El fundamento de la agravante es la violación del
juramento hipocrático emitido por el profesional de la salud, el cual
está basado en ejercer la profesión con honor por el bien de la
humanidad y defender la vida como propósito especial. El agente,
tomando ventaja de su cercanía con el paciente, y traicionando la
confianza sobre él depositada, promueve, favorece o felicita el
consumo ilegal o el TID.
C. Por el lugar de comisión.
El numeral 4 del artículo 297 establece: “El hecho es cometido en el interior
o en inmediaciones de un establecimiento de enseñanza, centro asistencial,
de salud, recinto deportivo, lugar de detención o reclusión”. Este inciso tiene
su antecedente en el artículo 27º inciso d) de la Ley Nº 22095, cuyo texto
configuraba la agravante del TID cuando los actos de comercio se realizaban
en centros educativos, asistenciales o de readaptación social. La agravante
radica en que la actividad se realice en lugares en los cuales justamente los
padres y la sociedad han depositado la confianza para la formación-
resocialización de sus niños, jóvenes y deportistas. Estas víctimas se
encuentran en especial situación de vulnerabilidad, dado que la madurez
incompleta en su personalidad los hace más influenciables de caer en el
consumo de sustancias ilícitas. . Aun así, no estamos ante una agravante
calificante por la mera ubicación física de la comercialización en estos
lugares, sino que debe acreditarse por lo menos la peligrosidad contra el bien
jurídico protegido, la salud pública. No habrá agravante cuando la
comercialización se haga en las instalaciones/inmediaciones de un centro
educativo en periodo de vacaciones de los alumnos, o de un centro deportivo
clausurado. . Respecto a los centros penitenciarios, si bien quienes se
encuentran en calidad de reos en sus instalaciones no presentan una
candidez o personalidad en proceso de formación, sino que suelen ser
personas adultas en proceso de resocialización, poner al alcance de su
mano sustancias ilícitas sería un completo despropósito a esos efectos. Al
menos teóricamente, los establecimientos penitenciarios deberían ser focos
de terapia conductiva, rehabilitación social. Lamentablemente, la realidad
peruana muestra absolutamente lo contrario, al constituirse como focos
incluso de criminalizad organizada y corrupción institucionalizada.
D. Por la calidad de la víctima: intervención de menores de edad o personas
inimputables como adquirentes de drogas, o si son utilizados para la venta
Se configura esta agravante cuando el agente tiene a menores de edad como
consumidores de su comercialización o se vale de ellos –o de cualquier otro
inimputable– para realizarla. Esta situación de inimputabilidad no permite a
la víctima darse cuenta de la peligrosidad de las sustancias comercializadas
o consumidas, según sea el caso, adquiriendo ambos supuestos un elevado
desvalor evidente por la instrumentalización que implican hacia las personas.
La configuración de estas conductas como agravantes tiene sustento en el
incremento desmedido del consumo de drogas y estupefacientes en los
jóvenes de la última década. Tras encontrar que los adultos son solo una
fracción mínima de la demanda de drogas, se ha pasado a encontrar en los
jóvenes a la gran masa consumidora. El fenómeno requiere un análisis
familiar, socioeconómico, psicológico que trasciende el estudio sintetizado
pretendido por este curso, pero conviene reflexionar y concluir que el rol del
Estado tiene pendiente buscar soluciones más allá de la mera
criminalización. La modalidad agravante bajo comentario nos trae al análisis
la autoría mediata, ya que el dominio de la voluntad del hombre de adelante
predomina y doblega a la voluntad del menor de edad/inimputable utilizado
para comercialización. Este último, el instrumento, por no contar con una
madurez volitiva y cognoscitiva suficiente, se perfila como presa fácil para la
comisión de actos punibles vinculados al TID.
Es importante recordar que, pese a las notorias diferencias entre la madurez
presentada por un niño de 10 años y de un adolescente de 17, el legislador
opta por una presunción iuris tantum al establecerlos a ambos como posibles
instrumentos, solo por contar con minoría de edad (artículo 20 inciso 2 del
Código Penal). Como ha señalado ÁLVAREZ GARCÍA , según la
jurisprudencia del Tribunal Supremo Español (STS 1199/2002 del 28 de junio
del 2002), el Código Penal español fundamenta la agravante bajo comentario
en la menor capacidad de los “menores y disminuidos” para
autodeterminarse, quedando expuestas sus defensas frente a los riesgos
para su propia salud que necesariamente implica el consumo de drogas.
Esto queda corroborado, al igual que en el ordenamiento jurídico-penal
peruano, en la protección especial que reciben las víctimas menores de 18
años en los delitos contra la libertad sexual (artículo 170 y ss.).
E. Por la pluralidad de agentes
 tres o más personas.
El Acuerdo Plenario N° 3- 2005/CJ-116, del 30 de septiembre de
2005, de las Salas Penal Permanente y Transitoria de la Corte
Suprema estableció criterio jurisprudencial vinculante en su
Fundamento 7, al señalar que: “(…) a) La sola existencia o
concurrencia, sin más, de una pluralidad de agentes (tres o más) en
la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas no tipifica la
circunstancia agravante del artículo 297.6 del Código Penal, pues tal
consideración violaría el principio de proscripción de la
responsabilidad objetiva (artículo VII del Título Preliminar del Código
Penal).
 La simple ejecución del delito, sin que exista concierto entre por lo
menos tres participantes, no es suficiente para concretar la
circunstancia agravante antes citada. Es imperativo el conocimiento
por parte de cada participante la intervención de por lo menos tres
personas en la comisión del delito. Es decir, la existencia e
intervención de o más agentes en el TID debió ser para el agente, por
lo menos, conocida y contar con ella para su comisión, para que su
conducta delictiva pueda ser subsumida en el citado inciso 6) del
artículo 297 del Código Penal.
 Es entonces el conocimiento, según las pautas ya descritas, un
elemento esencial que debe estar presente y ser ponderado por el
órgano jurisdiccional. Si quien participa en el hecho, como parte de
un plan determinado, no conoce que en el mismo intervienen –o
necesariamente intervendrán- por lo menos tres personas, incluida
él, no será posible ser castigado por dicha agravante. d) La decisión
conjunta o común del hecho en sus rasgos esenciales de por lo
menos tres personas, sin perjuicio de su concreta actuación material,
es esencial para poder vincular funcionalmente los distintos aportes
al delito en orden a la agravante en mención. Al no presentarse tal
decisión, que exige por lo menos la intervención de por lo menos
otras dos personas, no será posible calificar el hecho, para la persona
concernida, en el inciso 6) del artículo 297 del Código Penal” (el
resaltado es nuestro)
Asimismo, ya que –como se ha dicho- la pluralidad de agentes es el
centro gravitante del inciso bajo comentario, la ejecutoria recaída en
el R. N. Nº 174- 2004-Lambayeque81 de fecha 24 de mayo de 2004
señala que: “El delito objeto de enjuiciamiento y sentencia ha sido
cometido por tres o más personas, lo que es independiente del curso
procesal de los hechos, pues no se requiere que todos los
involucrados deban estar procesados o condenados, de suerte que
solo basta que de la prueba actuada se advierta la intervención
delictiva, como en el presente caso de tres o más personas”(el
resaltado es nuestro).
A mayor abundamiento, la ejecutoria suprema recaída en el R. N.
N°4231 – 2009 (Callao) de fecha 29 de abril de 2010, establece: “Que
para los efectos de la determinación de la pena debe tenerse en
cuenta la forma y circunstancia de la comisión del delito, el mismo
que reviste gravedad al haberse perpetrado con la participación de
tres personas en la que a cada uno le correspondió una función
determinada y fue en base a ello que se les aplicó la pena que
proporcionalmente les corresponde, y de igual forma el monto de la
reparación civil que se fijó resulta ser proporcional con la magnitud
del perjuicio causado (el resaltado es nuestro)”.
 Ser miembro de una organización dedicada al TID o a la
comercialización de insumos para la elaboración de esas sustancias.
Un contenido adicional que puede extraerse de la literalidad de
artículo sub análisis es la presencia del vocablo conjuntivo “o”, el cual
indica alternatividad entre la participación concertada de 3 o más
personas y la pertenencia del agente a una organización dedicada al
TID.

Finalmente, si se presentase una tercera persona, debe ser plenamente


identificada como tal y no mera descripción ficticia del imputado, ya que
para evadir su responsabilidad podría indicar que la droga le fue
entregada por una persona a quien sólo conoce con su seudónimo,
características físicas y la vestimenta. Así las cosas, no se puede
sostener la participación de las dos personas adicionales -ni
indiciariamente– y mucho menos su pertenencia a una organización
criminal, si no existe prueba plena de su existencia. En el Derecho
comparado, el Tribunal Supremo español ha seguido la acepción de
“organización” establecida por la Real Academia Española. Organización
significa “establecer o reformar una cosa, sujetado a reglas de número,
orden, armonía y dependencia de las partes que lo componen o han de
componerlo”. Por ello, es necesaria la cooperación coordinada entre los
integrantes de la organización criminal dedicada al TID o a la
comercialización de insumos para elaboración, no bastando la mera
concurrencia de pluralidad de personas.

F. En primer lugar, estamos ante un criterio cuantitativo de tipificación de la


agravante. Por ello, es necesario el procedimiento técnico de pesaje, para
comprobar si efectivamente las drogas incautadas excede el gramaje
regulado en la redacción del presente inciso. En ese sentido, el fundamento
es que una mayor cantidad de sustancias bajo tráfico afecta en mayor
medida al bien protegido, salud pública. Seguidamente, el último párrafo del
artículo 297 se refiere a quienes se valen del tráfico de drogas para la
financiación de actividades terroristas o subversivas. El agente es miembro
o afiliado de una organización terrorista que utiliza el narcotráfico para
autofinanciarse, lo cual se diferencia de los meros actos, efectuados por
terceros extraños a la organización. Este supuesto ya estaba recogido en la
Convención de Viena de 1988. Habida cuenta del frecuente pacto entre
organizaciones criminales dedicadas al Por la cantidad excesiva de droga
objeto de comercialización TID y las organizaciones subversivas que brindan
“servicios” de seguridad a sus operaciones (fabricación, acopio de droga,
laboratorios, aeropuertos). A cambio, dichas organizaciones terroristas
reciben el capital suficiente para financiar sus recursos (armas, municiones,
condiciones logísticas) para ejecutar sus objetivos a lo largo del país.
INFORMACIÓN EXTRA

Descripción legal y Bien Jurídico Tutelado


a. Descripción Legal.
Artículo 296.- Promoción o favorecimiento al TID El que promueve,
favorece o facilita el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o
sustancias psicotrópicas, mediante actos de fabricación o tráfico será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de
quince años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-
multa, e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1), 2) y 4).
El que posea drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas
para su tráfico ilícito será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de seis ni mayor de doce años y con ciento veinte a ciento ochenta
días-multa.
El que provee, produce, acopie o comercialice materias primas o insumos
para ser destinados a la elaboración ilegal de drogas en cualquiera de
sus etapas de maceración, procesamiento o elaboración y/o promueva,
facilite o financie dichos actos, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de cinco ni mayor de diez años y con sesenta a ciento
veinte días-multa.
El que toma parte en una conspiración de dos o más personas para
promover, favorecer o facilitar el tráfico ilícito de drogas, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años
y con sesenta a ciento veinte días-multa.
b. Bien Jurídico Tutelado
Siguiendo a PEÑA CABRERA FREYRE, la legislación nacional sanciona
conductas antijurídicas como producción, elaboración, tráfico,
comercialización y microcomercialización, caracterizadas por ser
peligrosas para la salud, o incluso para la propia vida. Es necesario
proteger estos bienes también ante agresiones producidas por el uso o
consumo de estas sustancias.
La determinación del bien jurídico protegido ha sido polémica,
habiéndose planteado en un primer momento como objeto de protección
los intereses culturales o morales del Estado. Aun así, pese a que los
intereses mencionados son dignos de protección y se encuentran
protegidos por los tipos penales, es la salud pública el bien jurídico que
se configuró como objeto de protección de la normatividad penal sub
análisis.
Según la Organización Mundial de la Salud - OMS, debe entenderse
salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y que
no debe entenderse restrictivamente como la ausencia de enfermedades
o afecciones.
A la misma conclusión se llegó en la Convención Única de 1961 y
Conferencia de Naciones Unidas para la aprobación de una Convención
Única sobre Estupefacientes, de las Naciones Unidas, celebrada en
Nueva York - EE.UU.
No presenta relevancia actualmente la clásica definición de salud
establecida por la Real Academia Española de la Lengua: “Estado en que
el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones”, habida cuenta
de que el término ‘enfermedad’ es definido en negativo respecto del
término salud. Integrando los conceptos mencionados, pueden
encontrarse en el contenido término salud pública dos ópticas: 1) en
positivo, salud es un estado o sensación de bienestar, y 2) en negativo,
sería la ausencia de afectaciones o situaciones perturbadoras del
equilibrio orgánico del colectivo.
Por ello, para algunos autores la salud pública se erige como bien jurídico
independiente de la salud individual, de manera que, con tendencia a la
abstracción, se proyecta sobre “el conjunto de condiciones positivas y
negativas y fomentan la salud.
La salud pública no es una fórmula para proteger a la salud individual de
amenazas proyectadas sobre ella, sino que aunque complemente al bien
individual, termina asumiendo perfiles propios y diferenciables que
protegen el peligro común de sujetos pasivos indeterminados. Es la salud
abstracta o general de la comunidad o salud universal protegida de
peligros que afectan la vida normal de la colectividad.
Es decir la salud pública se erige como un bien jurídico colectivo, cuyo
titular es la sociedad en su conjunto como una amalgama de individuos
indeterminados.
Sin embargo se debe tener en consideración que existen autores para
los cuales, la salud pública no es más que la salud de cada individuo que
forma parte de la sociedad, motivo por el cual no se estaría frente a un
bien jurídico colectivo, sino frente a varios bienes jurídicos individuales
La Corte Suprema de Justicia del Perú, en la Ejecutoria recaída en el
expediente Nº 2113-98-Lima, ha señalado que: “Si bien es cierto que
genéricamente este delito arremete a la salud pública como bien jurídico,
no debe olvidarse que los efectos de esta agresión inciden directamente
en la salud física y mental de la persona humana, con efectos muchas
veces irreversibles, causando inclusive la degeneración genética con
imprevisibles consecuencias futuras para la humanidad y por el mismo
motivo la incidencia de estos delitos también afecta a la estructura social,
política, cultural y económica de los Estados.”
Es importante indicar que los tipos penales que sancionan las figuras de
Tráfico Ilícito de Drogas se configuran como de peligro abstracto, ya que
adelantan la protección del bien jurídico, reaccionando no ante la lesión
o puesta en peligro concreta del mismo, sino sancionando a conductas
que estadísticamente resultan siendo peligrosas.
Esto tiene sustento en el primer párrafo del artículo 296 de nuestro
Código Penal, del cual se infiere que la afectación pública se configura
con una amenaza potencial.
Finalmente, puede también sostenerse que se trata, ante la falta de
afectación real y concreta del bien jurídico, de tipos penales formales o
de mera desobediencia, donde el Estado no quiere que se trafique con
drogas prohibidas, y la mera desobediencia es sancionada,
independientemente si se ha afectado o no un bien jurídico, aun cuando
sea de manera potencial. En este punto es importante señalar que
BRAMONT-ARIAS TORRES y GARCÍA CANTIZANO precisan que si
bien el bien jurídico protegido es la salud pública como bien macrosocial,
hay disposiciones (artículos 296-C y 301) que protegen la libertad
personal, resguardando la salud pública solamente de manera indirecta.
Por ello concluyen estos dogmáticos, deberían ser trasladadas estas
disposiciones normativas al capítulo del Código Penal dedicado a la
protección de la libertad personal.
c. Objeto material del delito
De acuerdo a la descripción del tipo base encontramos dos objetos
respecto de los cuales puede recaer las conductas prohibidas:
• Drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas
• Materias primas o insumos Respecto al primer objeto podemos señalar
que según el Diccionario de la Real Academia Española, el término
“droga" alude en primer lugar a un sentido común o cotidiano,
definiéndolo como aquélla sustancia mineral, vegetal o animal, empleada
en medicina, industria o bellas artes.
En segundo lugar, se define como la sustancia o preparado
medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o
alucinógeno.
Seguidamente encontramos la definición médica, la cual señala como
droga a toda sustancia que modifica funciones al ser introducida en un
organismo vivo.
Definición que por su generalidad no será tomada en cuenta para este
trabajo, ya que a través de ella quedaría incluido dentro del concepto de
droga, cualquier alimento y producto químico. Desde la perspectiva
farmacológica, droga es una sustancia que genera la modificación de las
actitudes del ser humano, por una alteración de la corteza cerebral,
definición que englobaría a las drogas prohibidas sino incluso s las de
consumo permitido, como las bebidas alcohólicas y al tabaco.
Siguiendo a FRISANCHO APARICIO nuestro Código Penal no acoge
ninguna de esas definiciones. La más relevante es la definición
fenomenológica suscrita por la Organización Mundial de la Salud, según
la cual droga es cualquier sustancia natural o sintética que al ingresar al
organismo humano es causante de los siguientes efectos: • Afán
incontenible de continuar consumiendo la sustancia. • Dependencia física
a los efectos de la droga, lo cual torna necesario realmente el consumo
de la droga para evitar el síndrome de abstinencia. • El efecto señalado
por Fernández Carrasquilla, un creciente acostumbramiento de las
funciones vitales a estas sustancias, exigiendo - aunque no sean
necesarias para conservar la vida o la salud- cada vez mayores dosis de
consumo, y mostrando perturbaciones al no hacerlo.
En general podemos mencionar que las drogas tóxicas son sustancias
naturales o sintéticas, cuya comercialización se halla total o parcialmente
prohibida, y que tienden a causar sensaciones como euforia, ruptura de
frenos inhibitorios normales, alucinaciones, depresiones; etc. o a suprimir
el dolor físico que se sufre, pero cuyo consumo genera efectos
perjudiciales para la salud de quienes las consumen.

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