Servidores Públicos Mexico
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INTRODUCCIÓN
El artículo 108, Título Cuarto, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
establece quiénes son servidores públicos o funcionarios, para efectos de
responsabilidades:
Para los efectos de las responsabilidades a que alude este Título se reputarán como
servidores públicos a los representantes de elección popular, a los miembros del Poder
Judicial Federal y del Poder Judicial del Distrito Federal, los funcionarios y empleados y,
en general, a toda persona que desempeñe un empleo, cargo o comisión de cualquier
naturaleza en el Congreso de la Unión, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal o en
la Administración Pública Federal o en el Distrito Federal, así como a los servidores
públicos de los organismos a los que esta Constitución otorgue autonomía, quienes serán
responsables por los actos u omisiones en que incurran en el desempeño de sus respectivas
funciones.
El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, sólo podrá ser acusado por
traición a la patria y delitos graves del orden común.
Los gobernadores de los Estados, los diputados a las Legislaturas Locales, los magistrados
de los Tribunales Superiores de Justicia Locales y, en su caso, los miembros de los
Consejos de las Judicaturas Locales, serán responsables por violaciones a esta Constitución
y a las leyes federales, así como por el manejo indebido de fondos y recursos federales.
Las Constituciones de los Estados de la República precisarán, en los mismos términos del
primer párrafo de este artículo y para los efectos de sus responsabilidades, el carácter de
servidores públicos de quienes desempeñen empleo, cargo o comisión en los Estados y en
los Municipios.
IMPUNIDAD, INMUNIDAD Y FUERO
Según el autor, César Carlos Garza, se debe considerar como responsables, como cualquier
otro sujeto del Estado de Derecho, a los funcionarios que cometieran delitos, infracciones o
faltas. En este sentido, argumenta que:
…con el fin de que algunos funcionarios puedan desempeñar las labores correspondientes
a su cargo, la constitución prevé que durante el tiempo que dure el mismo, éstos no puedan
ser perseguidos por actos punibles que cometieran, salvo plena declaración de procedencia
de la Cámara correspondiente de las del Congreso de la Unión.
Sostiene que, por impunidad se debe entender, la condición de aquel que no está sujeto a
las sanciones, previstas por la ley, para la comisión de faltas, infracciones o delitos.
Los únicos funcionarios que en México son impunes son los diputados y senadores, y sólo
“por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos”.
Asimismo, afirma que inmunidad “constituye la condición del que no ha de ser perseguido
ni juzgado por la responsabilidad -penal- que derivare de la comisión de faltas,
infracciones o delitos, pero sólo durante el tiempo del encargo”.
Respecto al fuero arguye que “existen diferentes acepciones, pero para efectos de este
estudio sólo importa la que se refiere al derecho a una jurisdicción especial por razón de
clase. “En México, sólo la tiene el Presidente de la República, en cuanto a su
responsabilidad penal y por el tiempo que dure en su encargo.
En esos términos -manifiesta el autor-, en México, “con la excepción del caso previsto en el
artículo 61 de la Constitución, no existe impunidad de los funcionarios públicos sino sólo
su inmunidad durante el tiempo del encargo”, y que en lo que se refiere al fuero, sólo lo
tiene el Presidente de la República, con respecto a su responsabilidad penal, durante el
tiempo de su encargo.
Ante la separación del cargo, por cualquier motivo, del servidor público acaban, de manera
inmediata y automática, todos los privilegios de los que goce (impunidad, inmunidad o
fuero), así lo establece categóricamente el artículo 112 Constitucional al establecer: “No se
requerirá declaración de procedencia de la Cámara de Diputados cuando alguno de los
servidores públicos a que hace referencia el párrafo primero del artículo 111 cometa un
delito durante el tiempo en que se encuentre separado de su encargo
Ahora bien, si el proceso penal, en el caso de este tipo de responsabilidad, se inició durante
el periodo de licencia, entonces conforme al artículo 38 Constitucional, se suspenden los
derechos o prerrogativas del ciudadano, en caso de alguna de las dos modalidades que
estatuyen las fracciones II y V, a saber: “II. Por estar sujeto a un proceso criminal por
delito que merezca pena corporal, a contar desde la fecha del auto de formal prisión; V. Por
estar prófugo de la justicia, desde que se dicte la orden de aprehensión hasta que prescriba
la acción penal” y, por consiguiente el funcionario no podrá regresar a sus funciones, por
estar suspendido en sus derechos de ciudadano, por lo que el proceso puede seguir su
desarrollo, de manera normal, pero en caso de no encuadrar en tales supuestos, entonces
el proceso se deberá detener en espera del desafuero.
TIPOS DE RESPONSABILIDAD
Es regulada por la Carta Magna en sus artículos 109, fracción II, 111, 112, y 114. César
Carlos Garza García, comenta que, por responsabilidad penal se entiende la resultante de
“la comisión de delitos por parte de cualquier servidor público… en los términos de la
legislación penal”135 (artículo 109, fracción II Constitucional). Con respecto al Presidente
de la República, el artículo 108 limita el alcance de la responsabilidad penal exigible,
durante el tiempo de su encargo, a los delitos graves del orden común, los que se
especifican en las legislaciones penales correspondientes. Todos los servidores públicos
son responsables penalmente, sin distinción alguna.
De acuerdo con el octavo párrafo del artículo 111 Constitucional, ningún servidor público
dispone de inmunidad para responder de sus obligaciones civiles. El ordenamiento expresa
lo siguiente: “En demandas del orden civil que se entablen contra cualquier servidor
público no se requerirá declaración de procedencia”
El artículo 109, en su último párrafo, dispone que cualquier ciudadano, bajo su más
estricta responsabilidad y mediante la presentación de elementos de prueba, podrá
formular denuncia ante la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, en contra de
servidores públicos, teniendo en cuenta que quien inicia el procedimiento de
responsabilidad, en las de tipo política y penal, lo es siempre la Cámara de Diputados.
Durante el cargo
El procedimiento para exigir responsabilidad pública, a quienes son sujetos de ésta, de
acuerdo con el artículo 110 Constitucional, es el siguiente:
Para exigir la responsabilidad penal, en los supuestos del artículo 111 Constitucional, el
procedimiento es el siguiente:
Con respecto a la responsabilidad penal, y de acuerdo con el artículo 114 Constitucional, los
plazos de la prescripción se interrumpen en tanto el servidor público desempeña su
encargo. La responsabilidad penal, con posterioridad al encargo, puede exigirse siempre, y
en los términos de la legislación penal común. En conclusión, se debe resaltar que la
responsabilidad penal después del encargo, sigue las reglas usuales del procedimiento
penal.
JUICIO POLÍTICO
El juicio político es un término que se utiliza para designar el procedimiento para fincar
responsabilidad política u oficial a un servidor público. “Implica el ejercicio material de
una función jurisdiccional llevada a cabo por un órgano de funciones políticas, pero
respetando las formalidades esenciales de un procedimiento jurisdiccional”.
La justicia política, “es aquella que se ejerce sobre hombres políticos o en materia política.
Es el juicio ético-administrativo, al cual son sujetos ciertos funcionarios públicos, con
independencia de cualquier juicio penal, por lo que las sanciones también son
evidentemente políticas”.
Existen varias posturas y opiniones de diversos autores sobre el juicio político. Como ya se
comentó, el juicio político es producto del sistema implementado en Estados Unidos que, a
diferencia del europeo, no puede aplicar además de las sanciones políticas, las penales que
puedan corresponder.
El sistema americano fue expuesto por Alexander Hamilton en el federalista número 65.
Para Hamilton, el juicio político es la separación del servidor indigno del cargo público, y
no la sanción penal o patrimonial de un acto indebido. Hamilton destacó la importancia de
separar la responsabilidad, debido a que el daño ocasionado por un funcionario inflige a la
comunidad política, ésta debe ser resarcida mediante la remoción del funcionario después
de un procedimiento seguido ante un órgano político.
Alexis de Tocqueville también explicó la naturaleza política o administrativa del juicio
político, y comentó que le resultaba menos hostil a la división de poderes, que el sistema
europeo.
La doctrina del siglo XIX estaba en desacuerdo con el término juicio. Eduardo Ruiz,
argumenta que no se debe denominar juicio porque no se aplica ninguna sanción o castigo
al infractor, sino que sólo constituye un correctivo natural para remover al funcionario.
La doctrina americana ha considerado que “realmente se trata de un procedimiento
mediante el cual sí se puede aplicar una sanción de esencia política y no penal, pero que
constituye finalmente un castigo para el funcionario ya que se logra moverlo del cargo y en
ocasiones inhabilitarlo”.
Raúl F. Cárdenas señala que, "la naturaleza jurídica del juicio político, gira sobre hechos,
no delictuosos, y concluye con la separación e inhabilitación, en su caso, del alto
funcionario que ha perdido la confianza pública; por lo tanto es ajeno a la actividad
judicial".
En México antes de la reforma de 1982, el juicio político se construía sobre, en ese tiempo,
denominados "delitos oficiales". Ahora se habla de "actos u omisiones que redunden en
perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho" (art. 109,
fracción I, Constitucional). El juicio político no procede contra el Presidente de la
República, esto cuestiona la existencia de la responsabilidad política del Presidente, ya que
al excluirlo del juicio político, se le reconoce sólo la responsabilidad penal.
DECLARACIÓN DE PROCEDENCIA
El procedimiento que se seguía ante la Cámara de Diputados para que ésta autorizara el
mencionado proceso penal ordinario se llamaba ‘desafuero’.
Ese procedimiento es muy parecido al del juicio político de responsabilidad, en su primera
instancia, por lo cual es frecuente que se confundan.
Actualmente, según el Diccionario del Instituto de Investigaciones Jurídicas, la declaración
de procedencia se aplica para dar curso al:
…procedimiento de responsabilidad penal en que posiblemente incurran los servidores
federales, así como contra los gobernadores, diputados y magistrados de las entidades
federativas, cuando incurriesen en delitos federales. La declaración de procedencia se
refiere a la manifestación y examen que hace el Congreso de la Unión de los hechos
presumiblemente delictivos cometidos por alguno de los servidores públicos enumerados,
con el objeto de que las acusaciones temerarias o sin fundamento no procedan contra el
servidor durante el periodo de su encargo y pueda así desempeñarse libremente en el
ejercicio de su función sin presiones por parte de acusaciones falsarias. Por otra parte, la
Constitución establece claramente que la no declaración de procedencia no equivale a una
exculpación del acusado, sino que suspende la tramitación de las etapas procesales
correspondientes, las cuales pueden reanudarse, sin afectar las reglas de caducidad o
prescripción, una vez que el servidor hubiese dejado el cargo público que venía
desempeñando.
El caso que refiere Lanz Duret, -según afirma nuestro autor-, fue el de la persona que
ocupó la presidencia con motivo del asesinato del presidente Abraham Lincoln, que por
muchos motivos no tenía las simpatías de los miembros del Congreso, como lo expresa
Lanz.
De manera semejante cita a Emilio Rabasa, que coincide con Lanz en que el Presidente no
debe estar a merced de una simple mayoría de la Cámara de Diputados porque, en esas
condiciones, el juicio político más que un instrumento de protección del Estado de
Derecho, sería el medio más eficaz para deponer al Presidente de la República por
intereses personales, de grupos o de partidos políticos no siempre coincidentes con los de
la nación. Afirma Rabasa, lo siguiente:
En México, todos los presidentes de Juárez a acá, han tenido la salvaguardia de la elección
ficticia; el Congreso elegido con independencia de los gobiernos central y de los estados,
llegará fácilmente al conflicto, del conflicto a la acusación, y del fallo condenatorio de una
cámara sola y apasionada, surgirá, si el Presidente es fuerte o tiene siquiera algunos
batallones fieles, el golpe de estado, antes que el acatamiento a la sentencia.1
Examina una circunstancia especialmente curiosa: a pesar de que todos los textos
constitucionales que han regido a México han previsto los casos de responsabilidad
presidencial, en el ámbito de las leyes reglamentarias se ha omitido desarrollar esa especie
de responsabilidad.
Desde luego, sería ingenuo pensar que la sola existencia de un marco legal novedoso o
de procedimientos pulcros y técnicamente rigurosos para seleccionar a los mejores
hombres y mujeres en el servicio público garantizará la disminución de la corrupción
en México, pero creemos que sí es un elemento que puede contribuir de forma
importante a recuperar poco a poco la confianza ciudadana en sus instituciones.
Por ello, con independencia de nuestro ámbito de actuación (académico, profesional o
ciudadano), consideramos que debemos dar seguimiento a esta propuesta y demandar
un servicio público de calidad, facilitad por personas probas, altamente preparadas y
formadas en los valores democráticos que una sociedad cambiante como la nuestra
demanda.
BIBLIOGRAFÍA