Mineria Violencia y Criminalizacion OCMAL
Mineria Violencia y Criminalizacion OCMAL
Mineria Violencia y Criminalizacion OCMAL
y criminalización
en América Latina
Dinámicas y tendencias
Junta Directiva: María del Rosario Rojas (presidenta), Tatiana Rodríguez Maldonado (secretaria), Dana
Carolina Jaimes, Germán Castañeda y Fernando Ortiz.
Revisor fiscal: Jaime Moreno
Equipo de trabajo: Andrea Echeverri Sierra, Ángela Daniela Rojas Becerra, Anyi Castelblanco Montañez,
Catalina Caro Galvis, Danilo Urrea Camargo, Diego Alejandro Cardona Calle, Fabián Singelnstein, Heinz
Gamba Vargas, Jessica Toloza Chaparro, Jorge Luis Alejandro Giraldo Liévano, Juan Pablo Soler Villamizar,
Luisa Fernanda Pedraza Camargo, Marcela Gómez Martínez, María del Carmen Pulido, Maja Astrid Pinzón
Ramírez, Patricia Saavedra Parra, Sonia Fernanda Medina Manjarrés.
Coordinadora general: Tatiana Roa Avendaño
Dirección electrónica: [email protected]
ISBN 978-958-58470-9-5
Bogotá, Colombia, 2016
Siglas 6
Introducción 7
Aclaraciones conceptuales 9
Hablar de violencia es distinto a hablar de criminalización 9
Los alcances y límites de estas precisiones 10
No sólo judicialización o uso abusivo del derecho 11
1. Violencia y criminalización en contextos de minería en América Latina:
orígenes en constante renovación 13
1.1. Importancia de los orígenes 13
1.2. Estados-nación y modernización de la violencia 14
1.3. Violencia y criminalización contemporáneas:
lectura de larga y mediana duración 15
1.4. El ciclo actual de las luchas anti-mineras 16
1.5. Significado de las luchas anti-mineras 18
2. Tipos de violencia y criminalización 21
2.1. Tipos de violencia y criminalización, sus objetivos y agentes 23
2.2. Descripción y caracterización de los tipos de violencia
y criminalización 23
2.2.1. Tipos de violencia 23
Asesinatos 23
Lesiones personales y golpizas 24
Secuestros, retenciones ilegales y torturas 24
Desplazamientos forzados 25
Robos y violencia contra los bienes de las víctimas 25
Otras violencias directas 25
2.2.2. Tipos de criminalización 26
Detenciones y encarcelamientos arbitrarios 26
Persecución judicial y administrativa 26
Estigmatización mediática 27
Persecución política a organizaciones y movimientos sociales 27
Represión de la protesta 27
Violaciones a los derechos sobre la información 28
Incentivo a la fractura de comunidades, de la población local
y de organizaciones 28
Legislación contra las organizaciones y movimientos 28
Militarización de los territorios 29
Privatización de la seguridad pública 29
2.3. Los agentes y sus roles 29
2.3.1. Estado 29
2.3.2. Las empresas 31
2.3.3. Los medios de comunicación 32
2.4. Diferencias entre los tipos de violencia y criminalización,
según población víctima 33
2.4.1. Poblaciones campesina, indígena y afrodescendiente 33
2.4.2. Mujeres 34
2.4.3. Jóvenes 34
2.4.4. Miembros de entidades acompañantes 35
3. América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería 37
3.1. Clasificación de países, según tipos de violencia y criminalización:
una propuesta 37
3.2. Países con grado alto de violencia y alto grado de criminalización:
Brasil, Honduras, Colombia y Perú 38
3.2.1. Brasil 40
3.2.2. Honduras 43
3.2.3. Colombia 46
3.2.4. Perú 49
3.3. Países con grado medio de violencia media y grado medio
de criminalización: Guatemala y Nicaragua 53
3.3.1. Guatemala 53
3.3.2. Nicaragua 56
3.4. Países con bajo grado de violencia y con alto grado de
criminalización: El Salvador, Ecuador, Chile y Bolivia 58
3.4.1. El Salvador 59
3.4.2. Ecuador 61
3.4.3. Chile 64
3.4.4. Bolivia 66
Conclusiones 71
Referencias bibliográficas 73
Siglas
6
Introducción
El presente informe tiene el objetivo de llamar la atención sobre las formas concretas
que adquiere en Latinoamérica la violencia ejercida contra los sujetos (individuos,
organizaciones o poblaciones) afectados por y/o que se oponen a los proyectos
mineros en Latinoamérica1.
Por último, el informe pretende actualizar y seguir construyendo una línea de trabajo
en torno a la criminalización que sufren los opositores (personas y pueblos) a la
minería en América Latina. OCMAL viene articulando esta tarea desde hace más
de cinco años.
1. Este documento es la versión resumida de un informe más extenso, publicado en la página web de OCMAL, que
contiene con mayor detalle las ideas y argumentos que sustentan este trabajo.
7
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Conviene en este comienzo hacer una primera precisión: la poderosa relación entre
minería, de un lado, y violencia y criminalización, del otro, es en Latinoamérica más
antigua de lo que se dice. La mayoría de los informes regionales sitúan en la pasada década
del 90, a raíz del surgimiento del llamado Consenso de Washington, la profundización
y expansión de proyectos mineros y el aumento paralelo de conflictos, violencia y
criminalización. No obstante, en el continente somos herederos de una larga historia
de violencias múltiples asociadas a esos proyectos, una historia que incide cada día
en lo que hoy sucede y determina la forma de analizarlo. Esto lo ahondaremos en el
primer capítulo de este informe.
Aclaraciones conceptuales
Hablar de violencia es distinto a hablar de criminalización
2. Son también numerosas las expresiones de descontento, rechazo y resistencia de gente de la academia y de
miembros del propio Estado. Estos sectores se manifiestan frente a los proyectos mineros con argumentos que van
desde la evidencia de los graves impactos ambientales, hasta pruebas de las repercusiones económicas negativas
que trae para la economía nacional y local, pasando por evidencias sobre los despojos de aguas y tierras de pueblos
y comunidades llevadas sistemáticamente a la pobreza.
3. En muchos de ellos, se emplean genéricamente y tal vez de manera superficial ambos términos, sin diferenciarlos. Por
ejemplo, para hablar del criminalización, se describen algunas formas en las que parece manifestarse y se inicia una
descripción de hechos que incluyen desde estigmatizaciones y detenciones judiciales, o control abusivo de organizaciones
sociales, hasta asesinatos y desplazamientos violentos. Ese tratamiento no es suficiente para leer la realidad.
8
Introducción
En la violencia, el agente puede ser cualquiera, siempre y cuando use la fuerza para
conseguir el objetivo en favor de la empresa y en contra de los sectores opositores
de los proyectos mineros.
9
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Esa distinción conceptual, que hallamos útil para nuestro análisis, no implica que en
las prácticas concretas podamos/debamos trazar una línea tajante entre la violencia
y la criminalización, pues, como mencionamos, se presentan por lo general unidas.
Eso sí, en distintas proporciones, según cada país latinoamericano. En este texto,
tratamos las particularidades por países, las variaciones, procurando entenderlas,
aunque sin olvidar que, en conjunto y hacia el colectivo, estas violencias logran
un impacto de amenaza generalizada hacia las prácticas de participación social y
democrática y por ello generan una atmósfera de miedo. Además, porque están
signadas por la historia general.
Para entender cómo ocurren estos fenómenos en cada caso, es clave comprender
la relación de las empresas y los proyectos mineros con el Estado. Es útil reconocer
esta agencia y los objetivos diferenciados, aunque complementarios, de la violencia
y de la criminalización para distinguir tipos, dinámicas y prácticas tanto entre países
latinoamericanos, como en ellos mismos.
10
Introducción
Entendemos por judicialización los actos llevados a cabo por el Estado, de oficio o
por solicitud, principalmente de las empresas mineras, para iniciar procesos penales,
disciplinarios, administrativos contra personas por su actividad en oposición de la
minería. En muchas situaciones están acompañados de detenciones prolongadas.
Las empresas mineras, los medios de comunicación afines a los proyectos mineros
y otros actores aliados de la minería, sean o no parte del Estado, también ejercen
otras: informaciones mentirosas, injurias y calumnias, estigmatizaciones orientadas
al desprestigio, intimidación y desmovilización de los y las activistas en contra de la
minería o de las personas y comunidades afectadas por los proyectos mineros.
11
1. Violencia y criminalización
en contextos de minería en América Latina:
orígenes en constante renovación
Este capítulo sitúa en el siglo XV los orígenes de la honda relación entre minería
industrial y violencia en América, cuando los europeos invadieron esta región del
mundo. Plantea que esa relación se ha ido actualizando de acuerdo con cambios
como la creación de los estados nacionales y del derecho penal, así como con las
resistencias de los pueblos.
Ciertos sectores, en especial las empresas y los estados, hacen ver, sentir e imaginar
la actividad minera sin ninguna implicación destructiva ni social, ni cultural, ni
territorialmente y consiguen que la sociedad la vea como necesaria en la perspectiva
de su noción interesada de progreso. Esa noción deja de lado el hecho de que ese
progreso se consigue a costa de la existencia de miles de pueblos arraigados a sus
territorios. Así, naturalizan esa actividad y lo que ella implica. Y esa tergiversación tiene
su aliada más funcional en la negación de los referentes históricos y geográficos, no
importa de dónde provenga.
13
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Negar esos orígenes de más de cinco siglos limita además las posibilidades de
comprensión en varios sentidos: a) con respecto al papel que han desempeñado las
industrias extractivas mineras en la configuración política, económica y sociocultural
de los territorios en nuestro continente: para hacer visibles esas industrias, los territorios
han tenido que sufrir adecuaciones técnicas y socio-espaciales; b) sobre la importancia
y significado de las resistencias históricas de las comunidades y organizaciones sociales,
y c) acerca de la sistematicidad de la violencia y la criminalización, asociadas al despojo
minero y a su evolución en nuestro continente.
En consecuencia, sólo comprendiendo los fuertes anclajes que existen entre extractivismo,
violencia y razón colonial/neocolonial pueden entenderse los contextos de violencia
y criminalización que acompañan la minería de hoy, sus especificidades nacionales
y locales.
Por otro lado, con la aparición del derecho penal, esos estados fueron configurando
instituciones, mecanismos y leyes para regular y legitimar el dominio del Estado y del
capital sobre los bienes comunes. Esto último ha permitido ir blindando el accionar, sea
violento o más sutil, de estos agentes, la mayoría de las veces, combinando ambas formas.
14
Violencia y criminalización en contextos de minería
Los Estados procuran naturalizar esta relación. Dentro de este marco las violencias irán
adoptando formas más sofisticadas de acción, en coordinación con las empresas, lo
que supone una institucionalización de la opresión, ahora desde lógicas y discursos
de soberanía, dominio, control y seguridad estatal, que se ejercen sobre/contra las
poblaciones mayoritarias y sus territorios. Este proceso no sucede al mismo tiempo
en todos los espacios geográficos de los nacientes territorios nacionales y por ello la
violencia y la criminalización se presentan de forma diferente según los centros, márgenes
y fronteras de la nueva territorialidad dominante de los Estados y su presencia efectiva.
Fronteras internas
Eso último, da la pauta para hablar de que los fenómenos de violencia y criminalización
varían según cada Estado o país, igual que de una región o localidad a otra dentro
de cada uno.
En algunos estados existen regiones aún no del todo integradas a los órdenes espaciales
de la explotación capitalista: sobre estos lugares, hoy se abre el espacio para que la
minería se proyecte usando varias formas de violencia expedita contra personas/
grupos afectados por los proyectos mineros o contra opositores, si los hay. Por el
contrario, donde hay mayor presencia de instituciones con cierta solidez, así como de
organizaciones y medios de comunicación, el bloque de actores pro-minería recurre
a tácticas más complejas de persecución, intimidación y desprestigio, de reproche
social y de judicialización a las víctimas y opositores de la minería; esto es, hace mayor
uso de estrategias de criminalización.
15
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Cada Estado ha definido una relación histórica con la violencia como forma de gestión
de sus objetivos nacionales de control territorial en torno a la explotación de recursos
naturales. Cuenta entonces con experiencias acumuladas que combinan violencia y
criminalización y recurre a ellas cuando los proyectos mineros se enfrentan con la
resistencia de comunidades locales y grupos ambientalistas que los rechazan.
Con lo anterior, también queremos decir que el actual ciclo de violencia y criminalización
puede entenderse abarcando la región latinoamericana en conjunto y a la vez
diferenciando cada país en el tiempo y en el espacio. Eso puede hacerse desde una
perspectiva histórico-geográfica que combine la contextualización de larga, mediana
y corta duración.
Esto último nos ayuda a evitar, cuando se presenten, falsas singularidades y/o novedades
superficiales, pues al examinar la realidad de conjunto, lo que aparece en un primer
momento como particular, puede en verdad tener estrechos vínculos con la actividad
minera en todo el continente, si se mira como parte de la configuración territorial-
colonial de los estados-nación latinoamericanos.
16
Violencia y criminalización en contextos de minería
Entre esos recursos están los minerales esenciales para muchas industrias en crecimiento,
así como algunos estratégicos (Bruckmann, 2011).
Además, reconocer que los agentes de las múltiples formas de violencia y criminalización
que veremos en este informe las han aprendido a lo largo de los siglos. Esas formas,
17
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
El papel del Estado es fundamental para la actividad minera a gran escala, pues le
otorga legitimidad institucional ajustando normas laborales, ambientales, territoriales,
de inversión e infraestructura. La dimensión descomunal de la minería hoy, lleva
a verdaderas reingenierías de los estados, orientadas a facilitar esa actividad. Estas
medidas contemplan igualmente, en especial en los gobiernos conocidos como
progresistas, pero no solamente, políticas sociales de manipulación que persiguen
la aceptación social. Aun, muchas veces, el chantaje a las comunidades, del que se
deriva su división.
18
Violencia y criminalización en contextos de minería
Por esta razón, diferentes activistas e investigadores señalan que lo que está en juego
aquí no es simplemente un modelo económico, sino la disputa por la vida o por la
muerte; argumentan que las contradicciones entre la población y los proyectos mineros
son profundas y radicales, valoración contraria al reduccionismo estigmatizador con
el que los medios suelen tratar los procesos de resistencia social a la megaminería.
Estas profundas contradicciones entre los modos de vida local y los proyectos mineros
revelan oposiciones diametralmente opuestas, interpretadas por los y las activistas e
intelectuales críticas como la oposición entre “economías de muerte” y “economías
de vida”, “proyectos de muerte” y “proyectos de vida”. Desde el enfoque territorial,
que subyace en este trabajo, hablamos también de la contradicción fundamental
entre “ordenamientos territoriales para la vida” y “ordenamientos territoriales para
la muerte”, estos últimos, solo funcionales a la reproducción ampliada del capital,
gestionado desde una necropolítica.
Contrario a estos discursos es el sentir de gentes de los territorios afectados por los
proyectos mineros. Ellas padecen en su propio cuerpo los límites materiales de la
minería. Esto es evidente cuando probamos que la expansión minera sólo es posible
si otros cuerpos (de hombres, de mujeres, agua, tierra, aire) van desapareciendo.
19
2. Tipos de violencia y criminalización
21
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Cuadro 1.
Tipos de violencia y criminalización en contextos de minería:
sus objetivos y agentes
Violencia Criminalización
Tipos Asesinatos, lesiones personales y Detenciones y encarcelamientos arbitra-
golpizas, secuestros, retenciones ilegales, rios, Persecución judicial y administrativa,
torturas, desplazamientos forzados, estigmatización mediática, persecución
robos y violencia contra los bienes de política a organizaciones y movimientos
las víctimas, llamadas intimidatorias, sociales, represión de la protesta,
seguimientos, espionaje, amenazas de violaciones a los derechos sobre la
muerte, amenazas sobre los familiares, información, incentivo a la división
otras. social entre comunidades, población
local y organizaciones, legislación contra
las organizaciones y movimientos,
militarización de los territorios, priva-
tización de la seguridad pública.
Agente Sector privado: las empresas extractivas Estado, sector público: las entidades
protagónico coordinan las acciones que emprenden estatales coordinan acciones judiciales,
empresas de seguridad, sicarios, militares punitivas, administrativas, incluso
y policías que no están en ejercicio de extralegales, aunque con un manto de
sus funciones legales. legalidad. Pueden apoyarse en empresas
privadas, medios de comunicación y
otros agentes pro-mineros.
22
Tipos de violencia y criminaclización
Asesinatos
Estos hechos suelen tener distintas modalidades. En primer lugar, sobresalen los asesinatos
selectivos. Se comenten contra líderes destacados en los procesos de resistencia, con
lo que se busca descabezar a los movimientos y organizaciones, además de sembrar
miedo y desconfianza en el resto de población afectada por la economía extractiva.
23
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Esta modalidad es común en países en los que hay mucha delincuencia común en
las regiones mineras, como en Centroamérica, y la situación hace fácil encubrir los
asesinatos de activistas ambientales bajo una cifra más de los crímenes corrientes.
También se da donde no existe una tradición de violencia directa contra la
población y un asesinato selectivo generaría un impacto político y una presión
social particularmente delicada.
Las lesiones personales son muy frecuentes también en medio de actos represivos
de la fuerza pública en contra de las protestas. Los agentes hacen un uso excesivo de
violencia, expresado en golpes, lanzamiento de gases lacrimógenos intencionalmente
dirigidos contra los cuerpos de los manifestantes y de balas de caucho. Tales son algunos
de los métodos utilizados. Muchas veces consiguen causar lesiones de gravedad a
decenas y hasta a cientos de manifestantes.
En Perú, entre 2013 y 2015, hubo 652 civiles lesionados durante actos de protesta.
En muchos casos, quedaron “gravemente discapacitados de por vida” (CEJIL, 2015).
24
Tipos de violencia y criminaclización
Desplazamientos forzados
Es común que las agresiones recaigan también sobre las pertenencias de las víctimas. En
muchas ocasiones, las personas activas en las organizaciones sociales y en la resistencia
a los proyectos mineros sufren asaltos en sus residencias, en las que los asaltantes
persiguen sobre todo computadores, celulares, cámaras y en general aparatos que
puedan contener información del grupo social y de sus actividades.
Otras veces, también numerosas, se causan daños a las casas (las queman), a los autos
(rompen vidrios) o demás propiedades (cultivos destrozados, animales muertos).
Se dan también las llamadas intimidatorias, los seguimientos, el espionaje, las amenazas
de muerte, las amenazas sobre los familiares (muy utilizadas) y en general formas de
agresión que, si bien no son directas sobre el cuerpo de las personas, conducen a las
víctimas al sometimiento por la presión psicológica permanente, que causa graves
afectaciones en la salud y el bienestar individual y familiar.
25
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Los procesos penales representan un inmenso peso para las víctimas y para sus familias
puesto que la persona faltante muchas veces es quien sostiene económicamente el
hogar. También significa desprestigio y una desconfianza generalizada del medio social
hacia la familia y hacia la propia víctima.
Tales diligencias operan bajo un desequilibrio inmenso entre las partes: de un lado, la
empresa multinacional paga fácilmente un abogado; del otro, el campesino o indígena
no conocen de procesos penales, o de abogados, viven lejos de las ciudades en donde
están los juzgados y no cuentan con los medios para pagar un defensor.
26
Tipos de violencia y criminaclización
Estigmatización mediática
En general, se trata de hechos con los que las instituciones del Estado agreden a las
organizaciones y con los que se manifiesta de su parte una desconfianza permanente
frente a ellas. Lo que busca este proceder es limitar, acallar, evitar y controlar las
actividades críticas a la minería.
Represión de la protesta
Se vulnera con esta acción el legítimo derecho a protestar y ella es muy común en
todos los países. Las fuerzas armadas están acostumbradas a una doctrina militar de
combate al enemigo interno en todas las circunstancias, por lo que con frecuencia
intervienen las protestas sociales de manera violenta y provocan cientos de heridos.
Con esto, los represores envían un fuerte mensaje a la opinión pública y a los activistas
27
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Los y las activistas viven con el acoso de seguimientos y del saqueo de información y
de instrumentos de trabajo. Son normales investigaciones secretas, intervención de
canales de comunicación (celulares, y correos electrónicos), robos orientados a extraer
datos y aparatos claves (discos duros, computadores, teléfonos) de las organizaciones,
pero que se muestran como acciones de delincuentes.
Este trabajo, aunque significa más tiempo, es estratégico para las empresas, porque
así logran penetrar y dividir el tejido comunitario que sustenta la organización social,
la única que puede realmente frenar su expansión.
Así como la legislación se adecúa para favorecer la inversión, también se adecúa para
criminalizar. En América Latina, hay evidencia de legislaciones que limitan la gestión de
las organizaciones, permiten la flexibilización de los estados de emergencia y de los fueros
militares, crean nuevos tipos penales y limitan al derecho de organización y expresión.
Hay también cambios legales que buscan restringir, acallar, eliminar las actividades críticas
de las personas y organizaciones que cuestionan los proyectos mineros.
28
Tipos de violencia y criminaclización
Las empresas suelen invertir en esquemas de seguridad que con por lo general se enfrentan
a las poblaciones locales. Estas empresas de seguridad privada están muchas veces bajo
control de exmilitares y con diversos lazos con las fuerzas de seguridad estatales.
Algunos estados han trazado convenios con empresas mineras para que las fuerzas de
seguridad reciban financiamiento de ellas y/o por vía de las regalías. En Colombia, se
han creado batallones minero-energéticos dedicados a cuidar la infraestructura de la
explotación y el saqueo de los minerales. En Perú, se conocen innumerables convenios
entre empresas y policía a diferentes niveles. Esto le da un gran poder a las empresas, que
se sienten con funciones de Estado y ejerciendo “soberanía” en las zonas donde operan.
2.3.1. Estado
El Estado es central en las estrategias de coacción sobre las organizaciones y movimientos
sociales críticos de los proyectos mineros. Sin el Estado, sin sus tareas, sería imposible
el accionar de las empresas en las regiones donde opera.
El Estado y su poder legislativo han aprobado en la mayoría de países leyes con una
voluntad clara de incentivar la inversión de empresas multinacionales mineras. Los
congresos han dado vía libre a legislaciones para que el Estado pueda acompañar de
cerca la gestión minera, para restringir el derecho a la protesta y la organización y para
penalizar actividades de defensa de los derechos de las comunidades.
El Estado también actúa por medio de su poder con los medios de comunicación. Están
los que controla directamente, por donde difunde permanentemente propaganda
pro-minera. Está también aquellos sobre los que ejerce control reglamentario, los
medios locales y regionales, con los que mantiene diferentes grados de tensión y o
coordinación, según las coordenadas políticas y la experiencia en cada país.
Por todas las características del Estado como cooperante de las empresas mineras y cogestor
con ellas en esa industria es que las comunidades y organizaciones sociales no pueden
30
Tipos de violencia y criminaclización
En fin, con su poder ordenador, los estados, desde sus variadas funciones, van
configurando espacialidades mineras y quebrando los tejidos socio-territoriales y
por medio de la ley y la violencia, generan una enorme desarticulación organizativa
de los procesos comunitarios. Promueven divisiones y enfrentamientos entre los
grupos sociales afectados por los proyectos mineros, entre campesinos, indígenas,
habitantes de pueblos o ciudades. Hacen uso de toda su capacidad para gestionar
la conflictividad social que generan los proyectos mineros y se colocan del lado de
las empresas multinacionales. Es decir, cogestiona con las empresas las estrategias de
violencia y criminalización, como veremos cuando pensemos en el rol de las empresas.
Las empresas desempeñan varios papeles con respecto a las decisiones y tareas en los
hechos de violencia y criminalización. Con sus equipos de abogados, ejercen un rol
muy destacado en la persecución judicial que enfrentan las personas y organizaciones
opositoras a la minería.
31
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
No sin razón, algunos investigadores hablan del cuarto poder cuando se refieren a los
medios masivos de comunicación y al papel que desempeñan hoy como factor en la
toma de decisiones. Los medios, considerados como un actor independiente, en todos
los países aparecen como agentes claves en los procesos de criminalización y violencia.
Los medios masivos deslegitiman socialmente a los y las activistas que deciden
oponerse a los impactos de las mineras. Lanzan a la opinión acusaciones de “terrorismo”,
“antidesarrollo”, “delincuencia”, “invasiones” dirigidas a los sujetos y grupos sociales
movilizados en contra de la minería.
Los medios públicos y privados de comunicación censuran en sus espacios todas aquellas
informaciones críticas de las violencias, criminalizaciones e impactos negativos de la
minería, de manera que generan una desinformación generalizada de la población.
Los medios de comunicación masivos privados son esenciales para promover las
“políticas de miedo” (Klein, 2007), que justifican planes de choque y políticas de
represión y seguridad. De igual manera, son pieza fundamental del poder minero para
construir una sociedad amedrentada, dividida, ignorante y dócil en la aceptación de
la inversión minera y de sus impactos.
32
Tipos de violencia y criminaclización
públicos, fuertemente controlados por ellos, también desatan una propaganda minera
desaforada, una estigmatización sistemática de los sectores opositores y una censura
de los conocimientos e informaciones críticas.
33
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
2.4.2. Mujeres
Las mujeres se ven afectadas de manera particular con la actividad minera. Con la
“acelerada masculinización del espacio, dice Myriam Gartor, el extractivismo rearticula
las relaciones de género y refuerza los estereotipos de masculinidad hegemónica”
(2014). Cuestión que señala también Raquel Gutiérrez: “extractivismo y patriarcado
tiene una liga simbiótica. No son lo mismo, pero no pueden ir el uno sin el otro”.
En muchas experiencias, las mujeres son decisivas en las estrategias de resistencia frente a la
minería y eso lo saben quienes reprimen las protestas. Así, violentándolas o criminalizándolas
se atenta en gran medida contra la fortaleza de la resistencia y de la comunidad. Estas
agresiones son aún más graves en contextos de militarización de los territorios, que crean
escenarios en donde miembros de la fuerza pública afectan la integridad de ellas.
A las mujeres también suele agredírselas física y verbalmente con el argumento de que
al participar en las actividades de los movimientos y organizaciones son irresponsables
en las obligaciones con los hijos y la familia. Las acusan de ponerlos en peligro, sobre
todo cuando los llevan a las manifestaciones, algo común en muchos pueblos
indígenas y campesinos. ¿Pero, qué es lo que genera el peligro? Estos señalamientos
no cuestionan el accionar violento de las empresas y los Estados, ni porqué defender
sus derechos se convierte en una actividad peligrosa.
2.4.3. Jóvenes
Los jóvenes constituyen el grupo poblacional sobre el que frecuentemente recaen
las estrategias de captación de las empresas. Con la meta de contar con su apoyo,
directo o indirecto para todo el quehacer empresarial, les ofrecen empleo, becas,
financiamientos de grupos deportivos, espacios de formación, eventos culturales y
más actividades o recursos.
La minería suele tener impactos de manera especial sobre los jóvenes, por la
transformación cultural que conlleva: hay más influencia en esta población de
34
Tipos de violencia y criminaclización
Hay también casos de jóvenes que deciden oponerse a la minería y son especialmente
cuestionados como vagos, perezosos, radicales y contrarios al normal desarrollo de la
sociedad. Y, dado que esta industria fortalece el machismo y el patriarcado, las mujeres
jóvenes suelen sufrir acoso sexual y se ven cada vez más expuestas a agresiones y al
riesgo de ser involucradas en la llamada trata de personas.
35
3. América Latina: violencia y criminalización
en contextos de minería
Durante 2016, OCMAL adelantó dos talleres sobre los temas centrales de este informe.
Uno de los talleres sesionó en El Salvador y el otro, en Bogotá. A ellos asistieron
representantes nacionales de diez países: Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador,
de Centroamérica, y Chile, Bolivia, Perú, Brasil, Ecuador y Colombia, de Suramérica.
• Países con grado alto de violencia y alto grado de criminalización: Brasil, Honduras,
Colombia y Perú.
• Países con grado medio de violencia y grado medio de criminalización: Guatemala
y Nicaragua.
• Países con un grado medio - bajo de violencia y con alto grado de criminalización:
El Salvador, Ecuador, Chile, Bolivia.
En la presentación de cada grupo, incluimos los datos más relevantes y sus características
principales, de manera que se puedan identificar sus dinámicas de violencia y
criminalización y las de cada país que lo compone. No pretendemos ser exhaustivos en
lo anterior, sino, al tiempo que se ilustran las particularidades, ofrecer un instrumento
para leer lo que sucede en la región en conjunto.
37
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Cuadro 1.
Asesinato de personas que defienden la tierra y el medio ambiente 2002-2015
2002 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 Total
Argentina - - - - - - 1 - 2 1 3 - - - 7
Brasil 43 73 39 39 39 29 28 27 34 28 36 33 29 50 527
Chile 1 - - - - - - - - - - - - - 1
Colombia - - - 1 - - - - 1 27 8 15 25 26 103
Costa Rica - - - - - - - - - - - 1 1 - 2
Ecuador - 1 - - - - - - 1 - - - 1 - 3
El Salvador - - - - - - - 3 - 1 - - - - 4
Guatemala - 3 - 1 - - - - 5 - 6 6 5 10 36
Honduras - 2 - - 2 1 3 1 26 36 28 10 12 8 129
México - 2 - 2 2 2 1 7 7 4 10 3 3 4 47
Nicaragua - - - - - - - - - 2 - 1 - 12 15
Panamá - - - - - - - - - 1 - 1 - - 2
Paraguay - - - - - - - - - - 10 - 3 - 13
Perú 1 1 2 1 3 1 5 9 3 11 15 6 9 12 79
Venezuela - 1 - - - - - - - - - 1 - - 2
38
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
En ese mismo documento, subrayó que la violencia y la impunidad con la que actúan
las empresas transnacionales “continuaron poniendo en entredicho la capacidad de
los gobiernos de proteger los derechos humanos” (Amnistía Internacional, 2016).
Por su parte, Global Witness, entidad dedicada a registrar el número de asesinatos por
países en el mundo, contabilizó 753 casos cometidos contra activistas en contextos
de industrias extractivas en el mundo, entre 2010 y 2015. El 77% de ellos ocurrió en
América Latina, con Brasil (210), Honduras (120) y Colombia (102) a la cabeza: los
tres países concentraron el 56% de esos crímenes (véase cuadro 1). El informe destaca
que Honduras, con tan solo seis millones de habitantes, vuelve en 2015 a ser “por
sexta vez consecutiva”, proporcionalmente, el lugar en el mundo con más muertes
de activistas ambientales por cada 100.000 habitantes.
El informe de esa misma entidad, titulado En terreno peligroso (2016), afirma que, con
185 asesinatos de activistas ambientales y defensores de la tierra, 2015 ha tenido “la
cifra anual de víctimas mortales más alta jamás registrada”, y representa un aumento
del 59%, con respecto a 2014. Para 2015, los países con mayores tazas de violencia
mortal contra estas personas fueron Brasil, con 50 muertes, y Filipinas, con 33, cifras
nunca antes registradas en estos países; los siguieron Colombia (con 26 muertes), Perú
(con 12), Nicaragua (12) y la República Democrática del Congo. Es decir, 4 de los 5
países más peligrosos para la vida de los activistas y defensores ambientales y de la
tierra están en América Latina (cuadro 1).
El informe de Global Witness precisa que la minería fue la industria extractiva “más
relacionada (…) con asesinatos de defensores de la tierra y el medio ambiente, con 42
casos en 2015 en el mundo”, seguida de la agroindustria (20 casos), la tala (15) y los
39
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
proyectos hidroeléctricos (15). Los países del mundo más afectados por asesinatos
contra activistas en contextos específicos de minería fueron Colombia, Perú y Filipinas.
Vemos que, en general, los países con cifras más notorias en estas materias en
contextos de industrias extractivas son aquellos en donde también es larga y compleja
la historia de violencia. Varias de ellos han pasado por conflictos armados internos,
como Nicaragua, Guatemala, Honduras y Perú, o lo mantienen, como Colombia. Esta
característica determina un contexto con distintas formas de criminalidad y presencia
de grupos armados, que se entretejen en favor de explotaciones mineras y en contra
de las poblaciones locales.
Esos países también se caracterizan por tener un sistema político frágil y corrupto; con
una aparente institucionalidad democrática, allí se cometen con bastante frecuencia
crímenes que involucran miembros de las fuerzas de seguridad. A sus estados, suelen
controlarlos élites económicas que concentran la riqueza, en contraste con la pobreza
de inmensas mayorías. Los índices al respecto, relacionados con los de inequidad,
son de los más altos en el mundo y el sistema socio-económico dominante consigue
mantener subordinados a él y excluidos, a grandes grupos poblacionales (campesinos,
indígenas, afrodescendientes y de pobres urbanos) y en todo este cuadro, la extracción
intensiva de recursos naturales, como el caso de la minería, desempeña un papel central.
3.2.1. Brasil
En esta antigua colonia portuguesa, la extracción minera no fue desde los comienzos
de la época colonial, como sí en las colonias españolas, eje central de la expansión
territorial del país invasor. La minería aparece allí hasta el siglo XVIII, con el “ciclo do
ouro”: el descubrimiento de importantes minas de oro y diamantes en el sudeste
brasilero hace que la minería se vuelva primordial en la economía de Portugal.
Pero es mucho más reciente la creación del parque minero de Brasil. Corresponde
a los últimos 50años, desde 1970, con el descubrimiento de varios minerales como
la bauxita, el estaño, el niobio, pero sobre todo, de los importantes yacimientos de
hierro, en especial el de Carajás, en Pará.
Brasil no tiene tradición minera, como sucede en Chile o Perú. Sin embargo, en las
últimas décadas, ha desarrollado un sector minero de tales dimensiones que se ha
convertido en un exportador de tamaño mundial. Además, en el país de Latinoamérica
“con el volumen más grande de toneladas de minerales exportadas” y en donde “de
cinco mil municipalidades en el país, poco más de dos mil tienen actividades mineras
consideradas legales” (OCMAL, 2015); esto representa el 40% de los municipios brasileros.
40
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
Con respecto a la problemática que nos interesa, en Brasil existe una larga tradición
de violencia relacionada con su configuración territorial. Además, la larga dictadura,
que cubrió al país entre 1964 y 1985, dejó rasgos de autoritarismo en el régimen.
Según la información obtenida en los talleres que realizó OCMAL para este informe,
la persecución a los activistas que están en contra de los proyectos mineros se hace
primero con estrategias “más blandas”, y de acuerdo con el grado de resistencia que
van presentando las comunidades, las empresas y estados van implementando otras
“más duras” de violencia y criminalización, que permitan abrir paso a los proyectos
mineros, así como a las infraestructuras que buscan potenciar la actividad extractiva.
Son muy frecuentes los espionajes a las organizaciones y a líderes comunitarios. Hay
denuncias de distinto orden contra las grandes empresas mineras y constructoras en
ese sentido y por espiar también reuniones y actividades de los movimientos. Otros
tipos frecuentes de violencia y criminalización son el desplazamiento de comunidades
por proyectos mineros o por infraestructura y las estigmatizaciones que empresas,
Estado y medios de comunicación construyen contra quienes resisten.
Las estrategias de persecución judicial son muy frecuentes en Brasil. Las empresas, con
sus abogados, acostumbran a ser muy activas en el inicio de causas judiciales contra
activistas en oposición a la minería.
La nueva legislación no solo abre las puertas a una mayor minería, sino que además
busca restringir los derechos de las organizaciones y movimientos. Eso es claro en el
Proyecto de Ley 1610/96, el proyecto de Ley 3682/12 y la PEC 215/2000.
Hay muchas acciones que no se dan solo en contra de personas individuales (líderes),
sino también en contra de colectivos, como organizaciones y movimientos sociales
y comunidades.
Los pueblos indígenas han sido víctimas contantes de amenazas, asesinatos y formas
de criminalización. Setenta y tres indígenas fueron asesinados en 2015 (CIMI, 2016).
Las fuerzas militares brasileras tienen una tradición, que viene desde la dictadura, de
un actuar de violencia y represión frente a la población. Según las cifras globales del
Foro Brasileño de Seguridad Pública de 2014, más de 58.000 personas fueron víctimas
de homicidio, y de ellas, 3.000 murieron a manos de fuerzas militares, lo que significa
un incremento del 37% frente al 2013.
La misma fuente registra unas investigaciones contra las empresas Vale y Belo Monte
Consortium por presunta vigilancia ilegal de movimientos sociales y defensores de
derechos humanos. Entre las víctimas estarían la Red Justica Nos Trilhos, que trabaja
en torno a la defensa de derechos de las comunidades afectadas por el más grande
complejo de extracción de hierro, en especial, de los pueblos que fueron divididos por
el paso de largos rieles y gigantescos trenes cargados con ese metal. Se acusa a la Agencia
Brasileña de Inteligenciada haber proporcionado asistencia a las empresas para diseñar
las estrategias de espionaje.
En Brasil, tiende a crecer en intensidad y violencia en los próximos años, “la disputa por
territorios entre los intereses mineros y los derechos y proyectos de las comunidades
locales” (OCMAL, 2014). Conforme el aparato minero del Brasil continúe creciendo,
como lo quieren las élites brasileras y el gobierno, pueden complejizarse la violencia
y criminalización que históricamente han vivido estas comunidades.
42
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
3.2.2. Honduras
Honduras es un país con una compleja historia minera. Durante la época de la
Colonia, tuvo una relativa importancia para la corona española por la explotación
de oro en Gracia y Comayagua; luego, en San Pedro Sula y con la explotación de
plata en Tegucigalpa. Durante el siglo XIX, se destacó la explotación de oro de la
compañía Rosario Mining Company, que se mantendría en actividad hasta mediados
del siglo XX, junto con otras compañías extranjeras que operaban en el país, a las
que las élites nacionales les otorgaban grandes derechos y facilidades. Por ello, se
habla del “carácter concesionario del Estado hondureño” como un rasgo que se
mantienen hasta hoy.
El interés por la minería se fortaleció durante la última década, como en varios países
de América Latina como se explicó en el primer capítulo a causa del crecimiento de
las economías de los BRICS y de otros factores globales que hemos ya expuesto. En
Honduras, durante este periodo, se otorgaron importantes concesiones mineras a
empresas estadounidenses y canadienses.
43
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Todos los informes que nutren este análisis, concuerdan en asegurar que después del
golpe de 2009 se agudizó en general la situación de violencia y criminalización contra
el movimiento social y la oposición. Según Global Witness, “los cuerpos de seguridad
clausuraron los medios de comunicación de la oposición, detuvieron arbitrariamente
a miles de personas y asesinaron a un gran número de manifestantes”.
En ese mismo sentido, la CIDH afirma que Honduras es el país con mayor número de
asesinatos per cápita. Entre 2002-2013, los asesinatos de personas que defienden la
tierra y el medio ambiente en Honduras, según los datos de Global Witness, totalizaron
129 (véase cuadro 1) y se concentraron en los años inmediatamente posteriores
al golpe: 2010, 2011 y 2012. Pero esa tendencia se mantiene hasta hoy. Es decir, las
personas que defienden sus derechos sobre la tierra y el medio ambiente, viven una
persecución sistemática.
En la región Valle de Siria está el proyecto minero Entre Mares. Allí, “17
miembros del Comité ambientalistas (…) fueron procesados por diferentes
delitos en los últimos años”. Además, la empresa minera encargada del
proyecto, parlamentarios y funcionarios del poder ejecutivo han señalado a
las organizaciones sociales de “estimular la sedición y la violencia en perjuicio
de los intereses del Estado” (Reynolds, 2015).
En la mina San Andrés, se dan contantes campañas de represión sobre
quienes se manifiestan contrarios a la presencia de la mina. Se les ha acusado
de “atentar contra la seguridad interna del Estado”.
En abril de 2009, fueron capturados varios líderes de las comunidades durante
un violento ataque con “golpes a pobladores, irrupción en las viviendas y
amenaza a la gente” (OCMAL, 2011).
44
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
Existe una dinámica de violaciones a los derechos humanos por parte de los órganos
de seguridad del Estado así como desde la seguridad privada de las empresas, para
forzar la intervención en los territorios. Estas empresas de seguridad privada dominan
el panorama pues “el número de guardas de seguridad privados es cinco veces mayor
que el de agentes de policía” (Global Witness, 2014). Además, la mayoría de estas
empresas de seguridad es propiedad de antiguos oficiales de la policía o el ejército,
con altos cargos.
Carlos Amador es uno de los fundadores del Comité del Valle de Siria, creado
en 1999 por las comunidades de San Ignacio, El Porvenir y Cedros, para velar
por el cumplimiento de las leyes ambientales del país, en particular, frente
a los proyectos mineros. Don Carlos fue detenido por la policía de manera
arbitraria e injustificada en 2011 y contantemente ha recibido amenazas y
persecución. Luego de una gran movilización y gracias al apoyo internacional
y nacional, se consiguió su liberación, pero continúan el proceso legal, las
amenazas y hostigamientos.
Por su parte, la organización Vía Campesina entregó cifras de 700 campesinas y 3. 500
campesinos criminalizados en tan solo cuatro años, bajo acusaciones de usurpación
de tierras, daños a la propiedad privada, incluso, de sedición. Esta organización
denuncia también el asesinato de “más de 162 campesinos, muchos en el Bajo Aguán”
(Reynoldos, 2015).
También se han reportado muchos casos de desalojos forzados para abrir paso a las
obras e inundación de las hidroeléctricas, así como por conflictos por tierras.
45
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Global Witness (2015) destaca por su parte que los conflictos por la minería son
una de las causas importantes de los ataques que sufren los activistas. Al respecto, el
gobierno espera inversiones por 4. 000 millones de dólares en ese sector y ha anunciado
que va liberar 250. 000 hectáreas, mientras que ya otorgó 31 concesiones nuevas.
Esto supone un panorama de intensificación de los conflictos mineros y, por ende,
de las agresiones a defensores del ambiente y pobladores, en un Estado subordinado
al aparato minero extractivo.
3.2.3. Colombia
La actividad minera en Colombia tuvo una gran importancia en la época de la Colonia,
con la explotación de oro. Pero en los dos últimos siglos ha tenido un carácter marginal,
con excepción de la explotación a gran escala de carbón en el departamento de la
Guajira y de ferroníquel en Córdoba, que existen desde hace tres décadas.
Es decir, la nación colombiana no tiene una tradición minera, como Perú o Chile. De
allí que la conocida como “locomotora minera”, impulsada desde el primer gobierno
de Juan Manuel Santos como factor de empuje del desarrollo, sea solo un dato sin
raíces fuertes en Colombia que se asocia al auge minero mundial reciente.
¿En qué escenario social, político y humano reciente se inscribe esta historia?
46
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
La misma revista denuncia una fuerte relación entre mafias, dragas y armas que afecta
grandes extensiones de tierra algunas regiones del país: Cauca, varias regiones del
Pacífico, oriente antioqueño, sur de Bolívar, con múltiples violencias alrededor de su
explotación e impresionantes impactos sociales y ambientales.
Además, en varias regiones del país se han presentado alianzas entre empresas mineras y
grupos paramilitares, en donde el caso de la multinacional estadounidense Drummond
sea el más conocido. A esta empresa se le han seguido procesos judiciales en Estados
Unidos por el financiamiento de grupos paramilitares, que habrían cometido crímenes
siguiendo los intereses de la empresa (Agencia EFE, 2014).
solución, porque los y las defensoras quedan expuestas por medio de las bases de
datos de la Unidad Nacional de Protección.
HECHOS DE VIOLENCIA
César García, campesino conocido por su activismo en contra de la mina
de oro La Colosa, manejada por Anglo Gold Ashanti, fue asesinado en 2013
estando en su propia vivienda.
Más recientemente, una comisión oficial del Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, IGAC, encargada de hacer mediciones para delimitar los páramos
fue atacada por grupos armados y el conductor resultó muerto.
El grupo paramilitar Los Rastrojos hizo conocer de manera pública una
amenaza generalizada contra los activistas que se oponen a la llegada de las
multinacionales. Las presiones y persecuciones provienen tanto de grupos
armados desconocidos, como de la misma fuerza pública, quien amedrenta
y estigmatiza a la población acusándoles de guerrilleros (BM Colombia
Solidarity Campaign, 2013).
Además, las víctimas no confían en quienes los cuidan con esquemas de seguridad
invasivos. En varios casos, las agresiones o las informaciones clave para cometerlas han
provenido de los propios escoltas. “El modelo de la Unidad Nacional de Protección
del Ministerio del Interior es un fracaso”, manifestaron las y los talleristas.
El informe de Global Witness de 2016 nombra a Colombia como el tercer país más
peligroso para los defensores de tierra, territorio y medio ambiente, donde se registran
26 asesinatos de estas personas durante ese año. El informe destaca que Filipinas y
Colombia son países donde actúan grupos paramilitares con apoyo del ejército oficial
y bajo interés de las empresas extractivas.
Si bien las organizaciones sociales están comprometidas con apoyar los esfuerzos de
paz, en especial una reconstrucción de los tejidos socio-comunitarios territoriales,
desde el Estado es claro que la firma de estos acuerdos es una oportunidad para
atraer inversión extranjera, en especial, para profundizar y ampliar el modelo minero-
energético y agroindustrial de gran escala en los “territorios pacificados”.
Este contexto genera tiempos difíciles para las organizaciones y comunidades, que
verán sus territorios afectados por la voluntad extractivista expresa del gobierno en un
contexto de posacuerdo. Todo apunta también a que el desafío para las comunidades
es/será gigante frente a las intervenciones que se avecinan, en un país en donde
extractivismo, violencia y criminalización han interactuado mutuamente de diversas
maneras en su historia y geografía.
3.2.4. Perú
Dos razones nos han llevado a inscribir a Perú en el grupo de los países en los
que son más crudas la violencia y la criminalización contra activistas en contra
de la minería: en primer lugar, pese a que este país no registra los altos niveles de
asesinatos selectivos que hemos visto en Brasil, Honduras y Colombia, sí ha tenido
que pagar un enorme precio en vidas humanas en las manifestaciones de protesta
que ha violentado la fuerza pública. La segunda razón es que en Perú se presentan
con frecuencia casi todos los tipos de violencia y criminalización que describimos
en el segundo capítulo.
49
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
50
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
Una modalidad que en las fuentes consultadas aparece como frecuente en el Perú es
la de “secuestros”. Se refieren a retenciones ilegales, que pueden prolongarse por varios
días, cuyos autores son miembros de la fuerza pública en asocio con las empresas y su
seguridad privada.
El traslado hacia cortes de justicia lejanas de los casos relacionados con protestas
sociales también parece ser una constante en el país, lo que dificulta la defensa de
los acusados y su acceso a la justicia.
51
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Los agentes del derecho que buscan defender estos activistas o actuar de manera justa
frente a los casos de criminalización también son victimizados: muchos jueces que
“defienden los derechos de los ciudadanos criminalizados por protestar legítimamente,
o emiten resoluciones contra la impunidad de las acciones delictivas cometidas por la
fuerza del orden” (Amnistía Internacional, 2016) sufren hostigamiento administrativo,
son sometidos a investigaciones disciplinarias y al traslado del lugar de cumplimiento
de sus funciones.
Otro intento de criminalización de aquellos que luchan contra los grandes proyectos
extractivos transnacionales fue institucionalizado mediante la ley 28.925/2006. Al tratar
como infracción la dotación de “recursos de la cooperación técnica internacional
hacia actividades que afectan el orden público” (Congreso de la República, 2006),
la legislación abre una brecha para frenar la labor de entidades que defienden los
derechos humanos y el medio ambiente, las cuales no pocas veces se enfrentaran
contra empresas petroleras, mineras y de hidrocarburos.
52
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
3.3.1. Guatemala
En Guatemala se dan casi todas los tipos de violencia y criminalización descritos en el
capítulo 2 y esto hace que el país centroamericano se acerque al grupo anterior. Pero
se diferencia de él en que el número de casos de asesinatos de activistas ambientales
y de la tierra, inferior al Brasil, Colombia y Honduras.
Guatemala vivió un conflicto armado interno que se prolongó por 36 años, hasta
la firma de los acuerdos de paz en 1996. Esta guerra dejó 200. 000 muertos, 45.
000 desaparecidos y cerca de 100. 000 desplazados. En el contexto de la guerra
contrainsurgente, las fuerzas militares cometieron numerosas matanzas, asesinatos y
diversas agresiones contra los pueblos indígenas en territorios que eran disputados
por el capital transnacional. Las tácticas de “tierra arrasada”, que provocaron miles de
muertes indígenas, se dieron en regiones en donde empresas internacionales como
Basic Resources, Shenandoah Oil y Exmibal tenían fuertes interés extractivos.
53
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Las empresas tienen un gran poder en las regiones en donde operan. Allí están
protegidas por las fuerzas militares y cuentan con una gran capacidad para captar a
las poblaciones, a maestros y a entidades públicas.
Existen en el país numerosas causas penales, que se inician con pruebas fabricadas
en contra de los líderes de las acciones de protesta. La historia del conflicto armado
interno es usada aún para generar estigmatizaciones sobre ciertas zonas y poblaciones,
así como para justificar el uso de tácticas de inteligencia, seguimiento y militarización.
Existe un clima general de estigmatización contra los opositores a la minería. Por los
medios de comunicación se ha difundido una descripción de los activistas como
“terroristas y comunistas” que, además de aponerse al desarrollo del país, crean
conflictos para su propio beneficio. Es una de varias estigmatizaciones que se difunden.
Los procesos penales contra líderes sociales también han ido en aumento. Hubo 58
denuncias contra defensores (Amnistía Internacional, 2013). Se destaca “un incremento
específico de las causas penales contra las personas que defienden los derechos
humanos en el contexto de ‘megaproyectos’ (minería, proyectos hidroeléctricos y
de otro tipo)” (Amnistía Internacional, 2014).
54
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
La misma CIDH advierte sobre la gran cantidad de denuncias judiciales sin fundamento
que se presentan en Guatemala con el objetivo de “desmovilizar la protesta social y
debilitar el liderazgo de las organizaciones sociales” (CIDH, 2016).
En 2014, se adoptó en el país una ley que abre la puerta a la prohibición de las
manifestaciones pacíficas, lo que afecta de manera grave las luchas de los pueblos
indígenas contra las empresas mineras. Esta ley se ha utilizado para reprimir
protestas mineras, como la que se dio el 15 de agosto de 2014 contra el proyecto
El Tambor.
En 2014, hubo 664 agresiones contra personas defensoras de los derechos de la tierra,
del territorio, de la consulta y el ambiente; el 82% de las cometidas ese año en el país
(CIDH, 2015).
Por ejemplo, las mujeres de San Miguel Ixtahuacán tienen más de 14 órdenes de
captura. En San Juan Sacatepéquez, 11 mujeres vivieron acoso y violencia sexual
por parte de los que cuidan lo bienes de la cementera; la policía privada y el ejército
han desalojado y acosado sexualmente las hermanas en el valle del Polochic y varias
“compañeras que, estando dentro de la defensa del territorio, han recibido llamadas
con amenazas de que ellas o sus hijas van a ser violadas” (CIDH, 2015).
55
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Ese es el contexto que apunta hacia el escalamiento mencionado, escenario del que
deben ser conscientes los movimientos y organizaciones sociales y ante el que deben
estar preparados.
3.3.2. Nicaragua
Nicaragua hace parte de las llamadas repúblicas bananeras, dominadas por las
agroindustrias del banano y del café, propiedad de empresas estadounidenses. En
un país con una historia política compleja, ese contexto económico, se afianzó un
régimen dictatorial al mando de la familia Somoza, desde 1936, hasta 1979. En todos
esos años, hubo una decisiva intromisión de Estados Unidos en la vida nicaragüense.
Por esos años, en el campo de las resistencias sociales, se constituyeron importantes
movimientos políticos que derrocaron a la dictadura y asumieron el poder en 1979.
Su cabeza fue el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, cuyo mandato se
prolongó hasta 1990. Los siguientes diecisiete años gobernaron la Unión Nacional
Opositora y el Partido Liberal Constitucional y desde entonces, 2007, hasta hoy, volvió
a la presidencia el FSLN, en cabeza de Daniel Ortega, responsable de las actuales
políticas extractivas.
56
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
A finales del siglo XIX, se descubrieron unos yacimientos de oro en la zona norte, más
exactamente en Siuna, que determinaron la vida del país en las siguientes décadas. Los
hallazgos de las minas de oro de La Libertad y Bonanza, marcaron un gran auge de la
minería hacia 1930 - 1950 y su explotación estuvo a cargo de empresas canadienses
y estadounidenses.
Esas laceraciones siguen actuando hoy, sin importar que haya escenarios distintos de
la dictadura: Amnistía Internacional señala que “los defensores y las defensoras de
los derechos humanos, así como los grupos indígenas y afrodescendientes, padecían
amenazas e intimidación en represalia por su labor, particularmente en el contexto
de las protestas públicas” (Amnistía Internacional, 2016). Y Global Witness registró
en 2015, la cifra más alta de asesinatos de defensores de ambientalistas entre 2002 y
ese año: 12 (véase cuadro 1).
El informe de Amnistía agrega: “la demanda de tierra agrícola está ocasionando violencia
entre grandes terratenientes y pueblos indígenas”. Los territorios de las comunidades
se vuelve económicamente interesante para los inversionistas y esa situación viene
elevando el nivel de conflictividad, especialmente en la región de la costa norte del
Caribe. El pueblo indígena miskito, que habita ancestralmente esta región, vive bajo
constantes amenazas de desalojo y asesinato.
57
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
58
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
3.4.1. El Salvador
En El Salvador, los recursos naturales y minerales son escasos: es importador de materia
prima y de combustibles, incluso, de petróleo. Allí se desarrollaron más bien actividades
agrícolas, como el cultivo del cacao y la extracción de resina en los arboles de la región
de la Costa, a los que se les substituyó en los siglos XIX y XX con la producción de
añil y luego de café, hasta volverse estas las principales fuentes económicas del país.
El sector de la extracción minera nunca alcanzó una importancia suficiente para
institucionalizarse y crecer de manera similar a lo sucedido en otros países de Suramérica,
incluso como en Nicaragua. Varios proyectos adelantados en las últimas décadas del
siglo XIX desaparecieron, para resurgir y volver a desaparecer en otras épocas.
A raíz de la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992, entre el gobierno de Alfredo
Cristiani y la organización Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN,
se inició una fase de apertura económica del país que facilitó la inversión extranjera
y la circulación de los capitales. En particular, la actividad minera se incentivó con la
Ley de Minería, promulgada en 1996.
En la primera década del siglo XXI, se observó un aumento real del número de solicitudes
de concesiones mineras, de parte de las empresas extranjeras; entre 2000 y 2013, se
otorgaron 39 licencias para proyectos de minería, principalmente de extracción de
oro y plata, 28 de ellas adjudicadas en 2008.
Actualmente, El Salvador ha entregado 27 licencias de minería, principalmente para
la explotación de oro, caliza y árida, que se reparten en los departamentos de Santa
Ana, Chalatenango, Cuscatlán, Cabañas, San Miguel, Morazán y la Unión. Además,
tiene 17 zonas de exploración con varios grados de avance, aunque ninguna zona de
licencia de extracción metálica esta activa.
Varias normas han restringido la actividad minera: las leyes relacionadas directamente con
la industria extractiva, como la Ley de Minería de 1996 que exige un estudio ambiental
de parte de las empresas, y la Ley del Medio Ambiente, promulgada en 1998, pues
contiene puntos de regulación ambiental de la industria en general (contaminación
del agua, de los suelos, preservación de la biodiversidad, etc.).
En 2009, la empresa canadiense - australiana Pacific Rim / Ocean Gold instauró una
demanda contra el Estado de El Salvador por “pérdida de beneficios”, al no autorizarla a
operar su mina. El gobierno de El Salvador, le había negado a la empresa la autorización
de funcionamiento por fallas con respecto al cumplimiento de normas ambientales
establecidas en el país, en especial, frente a la soberanía hídrica. Al final, la empresa
obtuvo una victoria legal al recibir una decisión favorable en octubre de 2016.
59
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
De otra parte, hay una marcada diferencia entre el actuar judicial del Estado con las
empresas y el que tiene con los miembros de organizaciones sociales y comunidades.
Los procesos judiciales a favor de una empresa son expeditos y ágiles, mientras que
los procesos relacionados con las comunidades son dilatados y burocráticos. Además,
su derecho de acceso a la información se les niega doblemente: se niega información
sobre los proyectos y se desinforma masivamente sobre los impactos y beneficios
de los proyectos mineros.
60
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
3.4.2. Ecuador
La minería ha estado siempre presente en la historia del Ecuador, aunque la incidencia
económica de este sector haya sido menor. La invasión española del siglo XVI marcó
un paso decisivo en la progresión de la extracción minera en el país, hasta el siglo
XVIII. La extracción, principalmente de oro, se hizo a gran escala basada en el trabajo
de pueblos dedicados a esta actividad, como el de Zaruma. En los años posteriores a
la Independencia, los gobiernos de la república siguieron incentivándola y el Código
de Minería de 1886 abrió la puerta a la transferencia de las concesiones mineras, con
enormes ventajas para la empresa privada.
El Proyecto Mirador ya ha dejado víctimas fatales entre los defensores del territorio y
los luchadores indígenas. Tres líderes indígenas del pueblo Shuar, directamente afectado
por el proyecto, fueron asesinados entre 2009 y 2014, mientras se denunciaban en el
ámbito internacional los daños que el proyecto provocaría para el medio ambiente,
además de la violación al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) (CIDH, 2015).
61
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
También se sabe del asesinato de líder Shuar José Tendetza, de la comunidad de Yanua,
encontrado muerto en un afluente del rio Zamora.
Por otra parte, la persecución judicial y los juicios arbitrarios son los tipos de
criminalización más usados por las empresas y por el Estado en contra los opositores
de la actividad extractiva. Además, el gobierno ecuatoriano hace un uso sistemático
de los medios de comunicación tanto para publicitar los proyectos mineros, como
para estigmatizar a los activistas. La estigmatización es una práctica intensa desde los
medios contra personas concretas, lo que representa para ellas una gran afectación
en su integridad y buen nombre.
En 2014, la sociedad civil ecuatoriana dio a conocer el proceso que estaban atravesando
54 personas “por protestar contra la concesión de proyectos mineros y de hidrocarburos”
(CIDH, 2015).
62
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
Se tiene noticia también de que las empresas responsables por los proyectos extractivos
“no solamente presentarían denuncias dentro de procesos penales sin fundamento,
sino que en ocasiones realizarían campañas de desprestigio contra las y los defensores
con el objeto de afectar su credibilidad y concretan alianzas con militares y policías
para lograr las detenciones de las y los defensores” (CIDH, 2016).
6. El Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos informa que, además del Ecuador,
países como Camerún y Camboya también han cerrado, amenazado cerrar y restringido el alcance de ONG que
trabajan por el derecho a la tierra.
63
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Esos instrumentos jurídicos, que extralimitan los marcos legales internacionales, se usan
para fundamentar la persecución de los activistas críticos de los proyectos extractivos.
Así consta en el reciente intento de buscar el cierre de Acción Ecológica, vinculándola
a hechos de violencia en la oposición minera en la provincia de Morona Santiago.
Y ya se han prendido las alarmas por hechos ocurridos en el conflicto permanente
de las comunidades del pueblo Shuar en la provincia de Morona Santiago contra el
gobierno y la empresa china Ecuacorriente.
Las tensiones continuarán, puesto que hasta ahora comienza a expandirse allí la
minería a gran escala y dado que las comunidades están cada vez mejor organizadas
y con mayor voluntad y capacidad de resistir a la arremetida minera.
3.4.3. Chile
La extracción de minerales no llegó a tener en Chile durante la Colonia la importancia
que tuvo en otros países. Las formas artesanales de obtención del cobre, gracias al
trabajo mestizo, comenzaron a desarrollarse a pequeña escala a finales del siglo XVII.
En el marco de las reformas comerciales introducidas primero por la corona española,
y después por la república chilena luego de la Independencia en 1818, acompañaron
un auge de la producción minera en el país, apoyado por la aparición de la electricidad
y la expansión de los usos del cobre.
En Chile, fue relevante desde fines del siglo XIX la explotación de Salitre. Este mineral
llegó a ser central en la economía del país entre 1900 y 1930. En 1929, a la crisis salitrera
y a la llamada “Gran Depresión”, de escala mundial, las vencieron la aparición de nuevas
tecnologías de extracción del cobre y la llamada Segunda Guerra Mundial, pues se
estima que el 18% del cobre usado durante esta contienda procedía de Chile.
A esa coyuntura siguió una era de dinamismo productivo del cobre nacional, en medio
de una extracción y exportación dominada por las empresas estadounidenses. Al final
de la guerra europea, Chile se posicionó como segundo productor mundial de cobre.
64
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
En cuanto a los tipos de criminalización, los más comunes son las de estigmatización,
así como la cooptación de líderes, que son usados muchas veces para legitimar el
actuar de la minera. Son también comunes las judicializaciones, que no cumplen con
los estándares de derechos humanos. Además, es continuo el uso de medidas directas
de represión sobre las marchas y actividades de manifestación pública.
En Chile, como en el resto de países de este grupo, las bajas cifras de violencia contrastan
con formas de criminalización que llegan a ser muy sofisticadas. Sin embargo, hay
mucha violencia en los momentos de represión de las manifestaciones públicas de
las organizaciones y movimientos. En estos casos, se observa el comportamiento
autoritario de la policía. Y sucedió tanto en las protestas contra los complejos mineros,
como en las manifestaciones de rechazo a los proyectos hidroeléctricos que se planean
sobre el sur, bajo las necesidades energéticas del complejo minero del norte que se
encuentra hoy en expansión.
Una de las cuestiones más complejas en materia de violaciones de derechos por parte
de las fuerzas de seguridad en Chile tiene que ver con el hecho de que los agentes
de acusados de incurrir en excesos no son habitualmente juzgados por la justicia
común, sino por tribunales militares, “pese a la preocupación que [suscita] su falta de
imparcialidad e independencia y pese al compromiso de las autoridades de reformar
el sistema de justicia militar” (Amnistía Internacional, 2016).
65
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
3.4.4. Bolivia
Los Incas y otras sociedades precolombinas tenían buen conocimiento de la extracción
y del uso de metales, pero fue el descubrimiento de la mina de Potosí por los españoles
en 1545 el que definió el inicio del ciclo de la industria minera en el país. Y se da a una
escala inédita para aquel entonces. En lo que sí se relacionan ambas consideraciones
es en que el Cerro Rico de Potosí y su riqueza única en reservas de plata se basaron en
la explotación colonial del trabajo forzado de las poblaciones indígenas y marcaron
para mucho tiempo la historia de Bolivia.
66
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
67
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
68
América Latina: violencia y criminalización en contextos de minería
El pueblo guaraní Takovo Mora reclama que se adelante una consulta antes
de que se oficialice el permiso de exploración y explotación de petróleo a
la estatal YPFB en sus territorios. Para presionar a las autoridades, bloqueo
la carretera Santa Cruz-Yacuiba, a lo que el gobierno respondió con “la
intervención violenta de un contingente de al menos 300 efectivos policiales”,
que causó numerosas lesiones a los manifestantes (Núñez y otros, 2016).
69
Conclusiones
Es además un fenómeno que abarca toda la región latinoamericana y que, como tal,
necesita analizarse tanto desde los rasgos permanentes de su historia, como de las
actualizaciones en cada época o coyuntura. Esto no se contradice con el hallazgo
de expresiones particulares en cada país. Lo que esto manifiesta es que, en cada
nación, empresas y Estados hacen análisis y plantean escenarios de acuerdo con las
historias y las condiciones de cada lugar. En este sentido, el fenómeno interactúa
con las historias específicas y las circunstancias políticas, económicas, militares y
culturales que le presente cada país, o cada territorio de ese país donde se ejecuta
el proyecto minero.
Todo lo anterior conduce a pensar que los debates actuales en torno a la minería se
orientan muchas veces con una perspectiva meramente económica o una técnico-
ambientalista que ocultan la multiplicidad de impactos de la actividad extractiva.
Minimizan la devastación social, ambiental y humana que se cuenta en vidas humanas,
cuerpos fracturados, mujeres violadas, padres y madres encarceladas, familias destruidas.
Con este trabajo queremos denunciar, evidenciar y ayudar a entender ese complejo
de impactos, para que tanto las organizaciones y movimientos, como las entidades
de control nacionales e internacionales y la academia puedan tomar las medidas
necesarias y pertinentes para detener esta ola de violencia y criminalización que
recorre el continente de la mano de los proyectos mineros.
si al agua
si a la vida
NO+MINERIA
72
Referencias bibliográficas
Agencia EFE. (2014). “Drumond y Prodeco financiaron a los paramilitares entre 1996
y 2006”. El Espectador. 25 de junio. Consultado en http://www.elespectador.
com/noticias/elmundo/drummond-y-prodeco-financiaron-los-paramilitares-
entre-articulo-500456, el 15 de agosto de 2016.
Barón, D. (2013). Impactos de la minería en los derechos de las mujeres rurales
en Colombia. Ponencia presentada en la reunión sobre Mujeres Rurales, del
Comité CEDAW, 7 de octubre de 2013. Equipo de Tierras y Derecho al territorio
del Centro de Investigación y Educación Popular-CINEP/Programa por la
Paz. Consultado en http://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/CEDAW/
RuralWomen/CINEP.pdf.
Blair, E. (2009). “Aproximación teórica al concepto de violencia: avatares de una definición”.
Política y cultura, otoño. Núm. 32, pp. 9-33. México. Consultado en http://www.
scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422009000200002&lng=e
s&nrm=iso, el 2 de abril de 2017.
Congreso de los Pueblos. (2016). “Asesinado líder del Congreso de los Pueblos en
el Centro del Cesar”. Congreso de los Pueblos. 11 de septiembre. Consultado en
http://www.colectivodeabogados.org/?Asesinado-lider-del-Congreso-de-los-
Pueblos-en-el-Centro-del-Cesar, el 15 de agosto de 2016.
Conselho Indigenista Missionário (CIMI). (2016). Relatório Violência contra os povos
indígenas no Brasil. Dados do 2015. Brasil. Consultado en http://www.cimi.org.
br/pub/relatorio2015/relatoriodados2015.pdf, el 7 de abril de 2017.
Escobar, J. (2017). “Las cifras inciertas del número de líderes asesinados en 2016”.
El Espectador. 4 de enero. Consultado en http://colombia2020.elespectador.
com/pais/las-cifras-inciertas-del-numero-de-lideres-asesinados-en-2016, el 15
de febrero de 2017.
Gartor, M. (2014). “El feminismo reactiva la lucha contra el ‘extractivismo’ en
América Latina”. lamarea.com. 17 de febrero. Consultado en http://www.
lamarea.com/2014/02/17/ecuador-extractivismo-mujeres/, el 21 de noviembre
de 2016.
Klein, N. (2007). La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Editorial
Paidós. Madrid.
Machado, H. (2014). Potosí, el origen. Genealogía de la minería contemporánea.
Buenos Aires: Mar Dulce.
Mónica Bruckmann, (2011). Recursos naturales y la geopolítica de la integración
sudamericana. Brasil: Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, IPEA.
73
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
Informes regionales
74
Referencias bibliográficas
75
Minería, violencia y criminalización en América Latina. Dinámicas y tendencias
76
Referencias bibliográficas
77
Las dinámicas concretas de la violencia ejercida en Latinoamérica por los Estados y
las empresas de minería a gran escala contra los sujetos (individuos, organizaciones
o poblaciones) afectados por y/o que se oponen a los proyectos mineros: eso es lo
que describe y analiza libro. En ese camino, pretende dar cuenta de la complejidad
de esas dinámicas, de su magnitud y sus formas diferenciadas según contextos,
coyunturas y tipo de poblaciones afectadas. Y precisa la aparición en el tiempo de una
expresión de esa violencia, la criminalización, para lo que también aporta evidencias.
En fin, es un estudio hecho para trazar estrategias de defensa de los territorios y la
vida y de resistencia ante esas acciones de los promotores del extractivismo minero.