El Reino Suevo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

EL REINO SUEVO

Los reyes suevos se extienden desde Hermerico hasta Andeca, que en el 585 fue derrotado
por el rey visigodo Leovigildo. En su Historia Sueborum, Isidoro de Sevilla deja constancia de que el
Regnum Sueborum duró exactamente 177 años y fecha erróneamente su inicio en el 408 (ya que
los suevos no penetraron en la península Ibérica hasta el 409).
Para este período, o al menos para gran parte del mismo, las fuentes principales son las obras de
Isidoro de Sevilla y las de dos cronistas testigos de los acontecimientos que relatan: Hidacio, obispo
de Chaves (Portugal) nacido en los alrededores del actual Xinzo de Limia (Ourense), y Paulo Orosio,
natural de Braga.

 PRIMERA ETAPA (HASTA 469)

El área territorial del reino de los suevos, así como su centro de gravedad, fueron variando
con el tiempo. En un principio, el grueso de la población sueva se cree que se asentó entre la
desembocadura del Duero y la ría de Vigo. Tras la marcha de los visigodos de la Península en 418,
los vándalos se enfrentan a los suevos, derrotándolos en la batalla de los montes Nervasos, y sólo
la intervención de los romanos la salva del desastre. Los vándalos abandonan posteriormente la
Península para instalarse en África, dejando a los suevos como único pueblo bárbaro en Hispania.
Requila comenzó una etapa de expansión, logrando tener bajo su control toda la península salvo la
Tarraconense (en poder del Imperio). Trasladó su capital de Braga a la capital lusitana, Mérida, y
derrotó en 446 a Vito, general romano que intentó parar la expansión sueva. En 453 Requiario, su
sucesor, firma la paz con los romanos, entregándoles la Cartaginense, pero en 456 decide pasar a la
ofensiva invadiendo la Cartaginense. Esto provoca la intervención de los visigodos, que derrotan a
los suevos en la batalla del río Órbigo (456, cerca de la actual Astorga). Los visigodos persiguieron a
los fugitivos hasta Braga, que saquearon, y ejecutaron a Requiario, al que habían capturado, dejando
como rey a Agiulfo, que cometió innumerables tropelías, provocando una guerra civil que traería un
periodo de caos en el reino. Esto impidió una ulterior expansión del reino suevo, que a partir de ese
momento quedaría limitado al noroeste de la península ibérica.

Escudo de armas de la ciudad de Coimbra en su configuración del siglo XV.4 Según una
leyenda local atribuida a Bernardo de Brito,56 el dragón heráldico representaría el emblema del rey
suevo Hermerico, mientras que el león sería el del rey Ataces de los alanos. Estos símbolos fueron
considerados por la comisión de la Catedral de Lugo, según atestigua un documento presentado el
15 de febrero de 1669 a la Junta del reino y recopilada en 1927 por el historiador Pablo Pérez
Costanti, en su obra "Notas Viejas Galicianas", editada por la Xunta de Galicia,7 durante el debate
sobre los símbolos del Reino de Galicia:
(...) de aquí tuvo principio y se originó borrar el Dragón verde y León rojo (armas de los Reyes suevos
que al tiempo tenían en este Reyno su corte), y trasladar al dorado campo del escudo de sus armas,
la Hostia, no dentro de vaso Sacramental oculta (...)

En los años siguientes se sucedieron las luchas entre distintos pretendientes al trono, con una activa
participación visigoda. Remismundo consiguió unificar el reino, y durante su reinado los suevos se
convirtieron al arrianismo.
 PERÍODO OSCURO (469-558)
Entre 469 y 558 hay una laguna histórica debido a la escasez de fuentes. Solo consta el
nombre del rey Teodemundo.

 ETAPA FINAL (558-585)


Los suevos empiezan a reaparecer en la historia a mediados del siglo VI. Por esta época, el
rey Charriarico o Karriarico o Carriarico (c. 550-559) introdujo el catolicismo, según el testimonio de
Gregorio de Tours, al invocar a San Martín de Tours, gracias a cuya intercesión un hijo del rey se
habría curado de una grave enfermedad, tras lo cual se trajeron unas reliquias del santo al reino
suevo. La sustitución del arrianismo por el catolicismo pudo llevar aparejadas situaciones de tensión
de las que, sin embargo, no hay noticias. Isidoro cita como primer rey católico a Teodomiro (559-
570).
Asimismo, a finales del siglo v y principios del vi, contingentes de población celta
procedentes de Gran Bretaña y huyendo de las invasiones anglosajonas se instalan en la costa
lucense, aproximadamente entre el río Eo y la ría de Ferrol. Esta población se organizó en torno a
una diócesis propia con sede en Britonia (lugar que los expertos identifican habitualmente con la
actual parroquia de Santa María de Bretoña, ubicada en el municipio lucense de Pastoriza). Su
relación con los asuntos del reino queda atestiguada por la participación de su obispo Mailoc en los
Concilios de Braga de los años 561 y 572.
En tiempo de Charriarico parece haber predicado en el reino suevo otro Martín, San Martín
Dumiense o de Braga (c. 520-580), luego arzobispo de Braga, de quien se dice que realizó la
conversión de muchos suevos arrianos (quizás Gregorio de Tours confunda a ambos santos) y que
influyó notablemente en Teodomiro, al principio de cuyo reinado (hacia el 560), cuando ya se había
consolidado el catolicismo, estableció varios monasterios en el reino, entre ellos el de Dumium cerca
de Braga, del que fue abad hasta que los obispos del reino le aclamaron como obispo
(metropolitano) de Braga el 567.
El 575 Leovigildo, rey de los visigodos, penetró en las montañas de la actual provincia de
Orense, que aparentemente deberían haber estado bajo control del rey de los suevos. A caballo
entre los territorios actualmente leoneses —donde los visigodos aún no habían establecido su poder
antes del 573 (y que debieron independizarse después de 457)— y las tierras de los suevos, habían
surgido señoríos locales de vinculación incierta, probablemente iniciados después del 457, al
debilitarse el reino suevo, y consolidados posteriormente hasta lograr una independencia efectiva
(el reino suevo no había intentado combatir con los visigodos ni siquiera en los momentos de mayor
debilidad de éstos, con Atanagildo, cuando otros rivales aparentemente menos poderosos se
atrevían a desafiarle). Y tampoco consta que en ningún momento intentaran someter las regiones
asturleonesas, que antes les habían pertenecido y luego debieron autogobernarse, ni Cantabria,
donde en cambio penetraban los vascones. En esta zona Leovigildo hizo prisionero a un señor local
(loci senior) llamado Aspidius, junto a su esposa e hijos, y se adueñó de sus dominios. Aspidius
gobernaba al parecer sobre un pueblo conocido por araucones o aregenses, que dieron nombre a
las montañas de la zona.
No se sabe si fue a consecuencia de ello que se inició en 576 una guerra con los suevos o,
como parece más probable, la conquista del dominio de Aspidius fuera ya el primer episodio de la
misma, tras la cual Leovigildo continuaría su progresión. El rey suevo Miro (570-583) solicitó la paz,
probablemente basada en un reconocimiento del poder visigodo en los dominios de Aspidius y
quizás otros territorios, accediendo a ella Leovigildo. Pudo influir en el ánimo del rey el conocer la
noticia de la rebelión de los campesinos de la Oróspeda Occidental (Sierra Morena). La paz quedó
firmada el 577 probablemente con un vasallaje suevo al reino visigodo.
Unos años después el rey suevo Miro marcha con su ejército a territorio visigodo para, según
algunos autores, ayudar al rebelde Hermenegildo contra su padre Leovigildo. Fueron cercados y
Miro hubo de rendirse y jurar fidelidad al rey visigodo. Según otros autores, Miro llegó con sus
tropas, tomó parte en las operaciones al lado de su supremo señor Leovigildo y contribuyó a la toma
de Sevilla. Juan de Biclaro asegura que se permitió a Miro entrar en Sevilla, donde murió poco
después (583), pero Gregorio de Tours afirma que se retiró a sus dominios en Gallaecia donde
falleció este mismo año. Para Isidoro de Sevilla, en su Historia de los suevos, y para Juan de Biclaro,
Miro acudió en ayuda de Leovigildo; puede suponerse que su ejército hubo de participar en las
operaciones de sitio de Sevilla, desde el principio o una vez derrotado. Si Miro tomó parte en el sitio
de Sevilla al lado de Leovigildo, entraría en la ciudad el 583 y moriría poco después, aunque podría
ser cierta la versión de Gregorio de Tours indicando que se retiró a sus dominios (tal vez ya estaba
enfermo) dejando quizás a una parte de su ejército en Sevilla, muriendo nada más llegar, el mismo
año 582. Si, como dice Gregorio de Tours, ayudaba a Hermenegildo, sería derrotado, pudiendo
entrar en Sevilla (por concesión del rey) donde murió el 582 o 583 (antes o después de la toma de
la ciudad por el rey) o pudo retirarse a sus dominios el mismo 582, muriendo el 582, o bien ya el 583
después de la conquista de Sevilla.
Desde el 583 o 584 reinó en el reino suevo Eborico, hijo del rey Miro que había jurado
fidelidad a Leovigildo mediante un tratado antes de morir. Eborico firmó un tratado de paz con
Leovigildo, según Gregorio de Tours, lo cual debió acontecer el 583. Hacia el año 584 el rey suevo
fue destronado por su cuñado Andeca (Odiacca) y encerrado en un monasterio. El nuevo rey casó
con la esposa de Eborico, llamada Sisegutia, sin que se sepa si Andeca se separó o había enviudado
de su matrimonio anterior (con la hermana de Eborico). Pero Leovigildo reaccionó y en 585,
simultáneamente a la guerra con Borgoña (que llevó su hijo Recaredo), invadió el reino suevo, lo
devastó y capturó a Andeca al que hizo tonsurar (entrar a formar parte de la clerecía), lo que le
inhabilitaba para reinar, y lo envió a Pax Julia (Beja). Además, las naves que hacían las travesías
comerciales entre el reino suevo y territorios francos pertenecientes a Gontrán de Borgoña fueron
destruidas. El tesoro real suevo cayó en poder del vencedor, y los territorios del reino suevo pasaron
a ser posesión visigoda, convirtiéndose en una nueva provincia. Como los suevos se habían
convertido al catolicismo durante el reinado de Teodomiro, padre de Miro, Leovigildo restauró el
arrianismo, y se sabe que obispados arrianos se restablecieron en los territorios suevos
(seguramente doce), pues cuatro obispos se convirtieron después al catolicismo en el III Concilio de
Toledo en 589; los obispos arrianos nombrados por el rey visigodo convivieron con los católicos.
Apenas el rey visigodo salió del país, los suevos se rebelaron y aclamaron como rey a un
noble llamado Malarico. Pero la rebelión fue sofocada por fuerzas visigodas sin necesidad de la
intervención de Leovigildo.

También podría gustarte